Si bien la película de Paul Thomas Anderson, resulta larga, tediosa y difícil de seguir, nadie puede negar los enormes hallazgos actorales que posee. Los dos protagonistas realizan un verdadero “tour de forcé” al servicio de uno de los argumentos más retorcidos y crípticos del cine independiente americano. Anderson necesita dos horas y media para exponer su crítica a los cultos o sectas pseudomodernas, en donde adivinamos una más que explicita mención a la Cineciologia. Y lo hace de manera hermética, sin dar muchas explicaciones sobre el porqué de las cosas ni el pasado de cada uno de los intérpretes. Es una pieza recomendable solo para cinéfilos en búsqueda de un cine de autor de elite o festivalero.
Sin ser una maravilla, la cinta cumple con su cometido entretener. El guion, nada original vuelve a ahondar en la corrupción del poder, un tema remanido que parece seguir dando tela para cortar. La trama laberíntica, sin mucha contundencia dramática, resulta liviana y por momento poco verosímil. Mark Wahlberg cumple en su papel de Billy y logra un buen contrapunto con Russell Crowe en la piel de un alcalde maquiavélico y manipulador. Difícil que un filme tan elemental pase a la historia. Tiene un claro destino de DVD o tardes de cable.
La cinta es un espectáculo visual inigualable, una exhibición de tecnología y buen gusto, asombrosa capaz de entretener y fascinar al mismo tiempo. Esta versión fílmica de espectáculo circense de antología, es una experiencia cinematográfica para disfrutar con todos los sentidos, con una vistosa puesta en escena y la perfección estética, corporal y artística que se espera de la compañía. Al igual que en los musicales, los espectadores deberán ingresar en el código de un genero no tradicional, ya que la historia y el hilo narrativo son mínimos y casi una excusa para el despliegue físico y visual. Sin embargo pese a lo osado de la propuesta no defrauda en ninguno de sus miles de fotogramas. Todos los rubros artísticos y técnicos de la película marcan a la perfección el ritmo de un largometraje que definitivamente es más que una película, es una obra de arte.
Esta película del español PACO CABEZAS bebe de la estética de Tarantino, Rodriguez y Ritchie, apelando al montaje veloz, la estética recargada y cierta estilización de la violencia y la ley de la calle. La sordidez de la fotografía y la puesta en escena, así como un elenco tremendo de actores argentinos y españoles conviviendo en armonía, hacen de esta, una interesante opción dentro del thriller castizo. Hay acción, sangre, sudor y diversión. No es pretenciosa y entretiene, no es poca cosa.
Esta fabula sobre el amor incondicional de los padres por sus hijos navega en aguas del realismo mágico. No es para nada una cinta familiar, su historia y su mensaje resultan demasiado densos y complejos para los más chicos. La estética de telefilme, y el guion bien estructurado le dan dinamismo. Sin temor al ridículo, el elenco se sumerge en cuerpo y alma, y es JENNIFER GARNER sin dudas la que carga con el peso de la historia a cuestas. Su presencia dramática, le da credibilidad a una película que necesita, por lo extravagante de su argumento, de la complicidad del público. Para amantes de los melodramas y las historias con moraleja.
Estamos ante una de las mas grandes películas del director Michael Haneke, que cambia radicalmente de registro, dejando atrás las cintas más oscuras y violentas para regalarnos un filme de amor tan real y emocionante, como bello desde la concepción artística. Imposible no emocionarse con los trabajos de JEAN-LOUIS TRINTIGNANT y EMMANUELLE RIVA en composiciones testamentarias, una verdadera máster class, sensible, creíble, inolvidable. Y como si fuera poco, técnicamente la cinta es contundente: fotografía, música, puesta… la perfección hecha película. Para aplaudir de pie.
Si la original era bastante floja, esta segunda entrega resulta un verdadero fastidio. El argumento parece un calco de la primera parte, solo que aquí no existe el tono oscuro y original que ayudaba a soportar de mejor modo a aquella película. Por el contrario acá todo resulta reiterativo, lugares comunes del cine de horror 2.0 que apela a los efectos digitales, a la sangre hecha por CGI y a las escenas de acción montadas frenéticamente, a base de una música trepidante. Y los personajes, tan poco carismáticos no ayudan a redondear esta floja e innecesaria secuela.
Una propuesta osada, original que fusiona el espíritu de las cintas clase B con los climas de las historias experimentales o de autor. Bizarra, con secuencias sangrientas, eróticas, violentas, no resulta un filme fácil de mirar, sus climas herméticos, oníricos, necesitan de un espectador atento y de mente abierta. Pese a lo entreverado del asunto, la historia es sencilla y elemental. Aquí no hay grandes giros argumentales, por el contrario, la fuerza del relato se da en los nexos que unen a cuatro personalidades tan distintas, conviviendo en una sola mujer. Distinto a los anteriores trabajos fílmicos del director, resulta una interesante propuesta para aquellos que buscan nuevas emociones fílmicas.
Toda la mística de una saga icono del cine de acción, regresa combinando los momentos de nostalgia retro, con la puesta mas moderna que se puede esperar del genero. El carisma de Willis esta intacto, su presencia en la pantalla llena el cuadro y verlo sudar, sangrar, disparar… es como un viaje en el tiempo a las épocas del cine de súper acción de fines de los ochenta. Pochoclera hasta la medula, se disfruta y entretiene.
Maravillosamente rodada, con un elenco de primer nivel cantando cada secuencia con soltura y pasión, es esta una cinta para ver y disfrutar, si o si en la oscuridad de una sala y en pantalla panorámica. La reconstrucción de época, el vestuario, la luz, la puesta. Una película vibrante, bella que obviamente está destinada a los amantes e iniciados en el género musical. Porque aquí casi no hay dialogo, todo se dice cantando. Y es verdad que la extensa duración atenta contra el ritmo del metraje, pero el saldo es sin dudas positivo, porque el talento de todos los artistas, los que están delante y los que trabajan detrás de cámaras, se lee en cada fotograma del filme.