Amante y testigo “Pablo Escobar: La Traición” (Loving Pablo, 2017) es una película biográfica dirigida y escrita por Fernando León de Aranoa. Coproducida entre España y Bulgaria, la cinta está basada en el libro “Amando a Pablo, odiando a Escobar” de la periodista colombiana Virginia Vallejo, que en el filme es interpretada por Penélope Cruz. Completan el reparto Javier Bardem (que también es el productor), Peter Sarsgaard (An Education, Lovelace), Julieth Restrepo, Óscar Jaenada (Luis Miguel La Serie), Fredy Yate, entre otros. Fue presentada por fuera de la competencia en el Festival de Cine de Venecia y luego pasó por el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF). Desde la perspectiva de la famosa conductora de televisión Virginia Vallejo (Penélope Cruz), primera periodista en entrevistar a Pablo Emilio Escobar Gaviria (Javier Bardem) en enero de 1983, conoceremos cómo el narcotraficante se manejaba ante sus aliados y decidía el destino fatal de sus enemigos. Al ser su amante, Virginia no tuvo en cuenta que esa relación luego podría costarle hasta su propia vida. Sobre la figura de Pablo Escobar ya tenemos una gran diversidad de documentales, series, siendo la más reconocida “Narcos”, y películas. Teniendo en cuenta esto, para los que ya conocen la historia de su carrera en el crimen organizado el filme no conseguirá aportar nada nuevo. No obstante, la cinta servirá para el que no está interiorizado en el tema, ya que de una manera muy entretenida combinada con escenas demasiado truculentas se podrá conocer cómo se manejaba Escobar en el día a día. El mayor problema de “Pablo Escobar: La Traición” radica en el idioma. Ver a habitantes de Colombia hablando en inglés con un toque paisa e insultos en español le saca verosimilitud al relato; esto es aún más notorio al tener a personajes de la DEA (Administración para el Control de Drogas) norteamericana que se comunican con su lengua predilecta, lo cuál sí luce natural. Además, la interpretación de Penélope Cruz la mayor parte del tiempo luce sobreactuada: tanto por sus movimientos como por sus expresiones, resulta difícil tomársela en serio cuando está en una situación límite o se siente feliz. Virginia no es un personaje con el que sea fácil empatizar debido a que de inmediato captamos que la mujer sabía de dónde conseguía el dinero Escobar sin embargo no le importaba y prefería quedarse a su lado. Por lo tanto, la conexión del espectador con la periodista será nula en casi toda la trama. Javier Bardem es el que logra lucirse como Escobar, un hombre que solo con verlo de lejos ya sabemos que es mejor tomar otro camino. Ya sea por su aspecto físico (cabello negro ondulado y una gran panza) como por su personalidad, el actor una vez más da cuenta de su gran versatilidad para encarnar todo tipo de roles. Verlo entrar en la política, planear el ingreso de cocaína a Estados Unidos o contratar a jóvenes sicarios demuestra cómo en su forma de ver las cosas no existían los límites. “Pablo Escobar: La Traición” termina convirtiéndose en una cinta pasable que se disfruta bastante, con excepción de su último tramo que está innecesariamente alargado. El atractivo está en el jefe del Cartel de Medellín, que vive siendo cruel o diciendo mentiras para salvarse, pero que a la vez se preocupa por su familia y, de vez en cuando, piensa en hacer el bien construyendo casas para los marginados de las villas.
El odio exacerbado “El Infiltrado del KKKlan” (BlacKkKlansman, 2018) es una comedia dramática dirigida por Spike Lee, que la co-escribió junto a Charlie Wachtel, David Rabinowitz y Kevin Willmott. Producida por Lee y Jordan Peele (Get Out), la película está basada en el libro autobiográfico “Black Klansman” de Ron Stallworth, el cual fue publicado en 2014. Protagonizada por John David Washington, el reparto se completa con Adam Driver (What If, Star Wars: Episodio VII – El despertar de la Fuerza), Laura Harrier (Spider-Man: de regreso a casa), Corey Hawkins, Jasper Pääkkönen, Topher Grace, Ashlie Atkinson, Ryan Eggold, Robert John Burke (Bart Bass en Gossip Girl), entre otros. La cinta tuvo su debut en el Festival de Cannes, donde compitió por la Palma de Oro y ganó el Gran Premio del Jurado, siendo ovacionada de pie luego de su presentación. En la década de 1970, muchísimos años después de la Guerra de Secesión, Ron Stallworth (John David Washington) es el primer oficial negro al que aceptan para trabajar en el Departamento de Policía de Colorado Springs, Colorado. Aunque es un novato allí, Ron le insiste a su jefe para desenvolverse siendo un agente encubierto. Su primera misión consiste en infiltrarse en un evento donde Kwame Ture (Corey Hawkins) dará un discurso a favor de la igualdad de derechos civiles de la población afroamericana. Antes de ingresar, Ron conoce a Patrice (Laura Harrier), líder activista que forma parte del Partido Pantera Negra y luego se convertirá en su novia. Gracias a un aviso en el periódico que invita a unirse al Ku Klux Klan, por teléfono Ron se hará pasar por un hombre blanco no judío al que le interesa unirse a la organización. Con la ayuda de su compañero Flip Zimmerman (Adam Driver), que será el encargado de presentarse a las reuniones presenciales, Stallworth irá conociendo desde adentro cómo se manejan los racistas comandados por David Duke (Topher Grace). El regreso de Spike Lee no pudo haber sido mejor. Filoso, claro e ingenioso, el director sabe cómo agregar la pizca de comedia justa para tan pesada temática. A la vez, la parte dramática pegará duro en el espectador no tanto por la violencia física sino por la manera súper realista en la que están retratados los integrantes del Ku Klux Klan. Ser testigos de su extremismo y convicciones, para ellos irrefutables, sobre la supremacía de la piel blanca por sobre la negra, la discriminación a los inmigrantes y homosexuales así como el odio a los judíos no hace más que sorprendernos y provocarnos un asco que permanecerá con nosotros mucho tiempo después de que terminen los créditos. John David Washington, hijo de Denzel Washington, tiene lo que se necesita para un rol protagónico complejo en el que la mayoría del tiempo debe hacer creer a los demás que la gente negra (su propia piel) le produce repulsión. Por otro lado, Adam Driver funciona a la perfección como su socio en un plan tan descabellado como único, donde el mínimo desliz puede traer consecuencias irreparables. Pero por sobre todo, la cinta quedará para el recuerdo por su tremendo desenlace, un llamado de atención inmenso a lo que sucede hoy en día en Estados Unidos. Como una cachetada a la realidad, Spike Lee construyó una película ultra necesaria, crítica de un país donde el rechazo al distinto pareciera que no tiene final.
Hora de elegir bandos “Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald” (Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald, 2018) es una película de aventuras y fantasía que funciona como secuela de “Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos” (Fantastic Beasts and Where to Find Them, 2016). David Yates vuelve a estar a cargo de la dirección, siendo ésta su sexta cinta dentro del universo de Harry Potter. A su vez, la escritora J. K. Rowling continúa siendo la guionista luego de su debut en este rubro con la primera entrega estrenada en 2016. Protagonizada por Eddie Redmayne (Mi Semana con Marilyn, La Teoría del Todo), también retornan a sus respectivos roles Katherine Waterston, Alison Sudol, Dan Fogler, Ezra Miller, Zoë Kravitz (Divergente) y Johnny Depp. Además tendremos nuevas adquisiciones tales como Jude Law, Claudia Kim, Callum Turner, Victoria Yeates, entre otros. Ambientada en 1927, la historia comienza cuando el reconocido mago tenebroso Gellert Grindelwald (Johnny Depp) está en prisión gracias a que, en la primera parte, el magizoólogo Newt Scamander (Eddie Redmayne) logró desenmascararlo. No obstante al ser trasladado a otro establecimiento mediante un carro alado por Thestrals, el hechicero consigue escapar sin mucha dificultad. Tres meses después, Newt es contactado por Albus Dumbledore (Jude Law) para detener los planes de Grindelwald ya que él, por una razón hasta el momento desconocida, no puede encargarse del asunto. Sin poder salir del país y con la insistencia de su hermano Theseus (Callum Turner) para unirse al Ministerio de Magia Británico, Newt primero deberá reencontrarse con Tina (Katherine Waterston), que ahora está en otra relación y se convirtió en Auror. Luego de una primera entrega caracterizada por su sencillez y simpatía, donde no era ultra necesario haber visto los anteriores filmes de Potter para entender el argumento, “Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald” llega a las pantallas para cambiar esa tonalidad que se venía manejando. Mucho más compleja, oscura y adulta, la película resulta fascinante desde el aspecto visual, donde la magia está más viva que nunca. Con unos escenarios imponentes de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, los efectos utilizados son 100% creíbles lo que genera que nos sea súper sencillo volver a sumergirnos en el mundo no muggle. Por otro lado, tanto el diseño de vestuario como el maquillaje y peinado están cuidados al máximo detalle teniendo en cuenta la época en la que se desarrolla la trama. Las referencias para los más fanáticos están más que presentes en esta nueva producción, apelando a la nostalgia ya sea desde la música al entrar al Colegio de Hogwarts, los trucos de magia, personajes ya conocidos pero ahora con unos cuantos años menos y un villano que sería como el Voldemort de los años veinte. Johnny Depp se destaca con su interpretación de Grindelwald, personaje bien construido que tiene una mentalidad y objetivos súper claros. A la vez, este hechicero oscuro recuerda bastante a Adolf Hitler, ya que es increíble el poder de convencimiento que tiene al ser el centro de atención y dar un discurso. Eddie Redmayne sigue dándole a Newt Scamander la timidez que lo caracteriza, aspecto que se puede notar no solo en su manera de hablar sino también en sus movimientos corporales y miradas. Es casi imposible no empatizar con Newt, en especial por la relación que tiene con sus criaturas y la capacidad innata de ver siempre lo bueno en las demás personas, nunca buscando fama ni poder. A pesar de tener muchas escenas bien ejecutadas, que logran entretener y mantener el interés, la película dista de ser perfecta. Esto sucede en especial por la manera en la que está contada la historia, la cual no posee una edición que se caracterice por ser fluida. Es decir que, al haber tantos personajes con sus respectivas subtramas, los conflictos pierden peso y se entremezclan, dejando confuso al espectador. Además, la información relevante se otorga casi sobre el desenlace de una manera sumamente rápida y abrupta, lo que no la hace fácil de procesar para los que no están internalizados con las novelas de Potter. Aunque “Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald” falle en su estructura narrativa y no tenga un título demasiado acertado, el espíritu extraordinario de la franquicia sigue estando presente, dejándonos expectantes por lo que vendrá. La aparición de nuevas criaturas tales como el Kelpie (caballo acuático con crines de junco) y el Zouwu (animal gigante originario de China), sumado al conocido y entrañable Escarbato, ya consiguen que su visionado en cine sea completamente placentero.
La justiciera “Matar o Morir” (Peppermint, 2018) es una película de drama y acción dirigida por Pierre Morel. Con un guión a cargo de Chad St. John, el reparto incluye a Jennifer Garner, John Gallagher Jr. (Avenida Cloverfield 10), John Ortiz (El Lado Luminoso de la Vida), Juan Pablo Raba, Cailey Fleming, Jeff Hephner, Annie Ilonzeh, Pell James, Jeff Harlan, entre otros. Riley North (Jennifer Garner) y su marido Chris (Jeff Hephner) están dispuestos a que el cumpleaños de su pequeña Carly (Cailey Fleming) no sea el fracaso que quiere la malvada Peg (Pell James), madre de una compañera de escuela de la niña que decidió dar otra fiesta en su casa para que los invitados a la celebración de Carly no aparezcan por allí. Por eso, a la noche los tres concurren a la feria navideña llena de juegos y locales de helado. Chris trabaja como mecánico y ese mismo día un amigo trata de convencerlo para que se una al plan de robarle a un líder narcotraficante llamado Diego García (Juan Pablo Raba). Aunque Chris declina la idea, igualmente la información de la propuesta llega a oídos de García, el cual ordena que lo maten de inmediato. Esa noche en la feria no solo Chris es asesinado, sino también su hija cumpleañera. Cinco años después de puro entrenamiento, a Riley North le llega la hora de vengarse con todas las personas involucradas que le arrebataron a su familia. Del director de Búsqueda Implacable (Taken, 2008) llega a las pantallas una historia que ya vimos muchísimas veces pero con la diferencia de que ahora la protagonista es una mujer. El resultado podría haber sido bueno si la trama hubiese respetado la mínima verosimilitud que hay que tener en este tipo de producciones. No obstante la cinta tiene demasiados elementos con los que de ninguna manera el espectador puede llegar a tomársela en serio, haciendo que la experiencia se vuelva tediosa, ridícula y graciosa en los momentos que se supone deben ser tensos. Jennifer Garner hace lo que puede con un personaje completamente mal construido, que pasa de ser una madre amorosa a una mujer habilidosa en el manejo de armas que funciona como “ángel guardián” de las zonas marginadas. Aunque ese cambio haya ocurrido luego de cinco años, al no mostrarnos el proceso resulta muy complicado creernos que Riley North fue capaz de robar muchísimo dinero del Banco donde trabajaba, ir a Hong Kong para practicar boxeo y luego prepararse más en el continente europeo, todo esto sin dejar rastro para la policía, que recién ahora está interesada en ella. Sumándole que Riley sufrió un grave disparo en la cabeza cuando su esposo e hija perdieron la vida, su destreza actual no deja de ser dudosa. Al ya darnos cuenta fácilmente cómo será parte del desenlace, las escenas de acción o explosiones nunca nos hacen sentir temor por lo que pueda pasarle a la protagonista: ya sabemos que, aunque esté en el peor escenario posible, ella puede contra todos. Por otro lado resulta increíble la capacidad que tiene el guionista para tomar por idiota al espectador, en especial cuando Riley desde un celular ajeno puede conectarse con los medios para ser transmitida al instante por la televisión. “Matar o Morir” definitivamente no es una película diseñada para cine; solo podrá resultar en un futuro cuando, haciendo zapping, no haya nada mejor que ver.
Una casa, muchos recuerdos De despojos y costillas es una película dramática nacional dirigida y escrita por Ernesto Aguilar, quien también se encargó de la música y el montaje. Protagonizada por Florencia Repetto, Yanina Romanin y Florencia Carreras, la película está producida por MarGen Cine, una compañía de cine independiente. Luego de dos años sin verse, las tres hermanas Laura (Romanin), Daniela (Repetto) y Alejandra (Carreras) se reúnen en la casa de su madre fallecida para llegar a un acuerdo sobre la sucesión y decidir qué objetos personales se llevarán de allí. Al pasar sus primeros años de vida en ese lugar rodeado de árboles, las anécdotas no tardarán en aparecer así como la reflexión de los variados cambios que ocurren a medida que pasa el tiempo. Estamos ante un film centrado puramente en sus personajes, el crecimiento y las relaciones. Para que esto funcione se necesitaba contar con actrices frescas que en ningún momento hagan dudar de su parentesco. Por suerte, desde el comienzo nos creemos que Laura, Daniela y Alejandra son hermanas, no solo por la interpretación de cada una sino también por un guión que nunca deja de ser natural, cotidiano y realista. La manera en la que interactúan las protagonistas, teniendo en cuenta que hace mucho que no se ven, está plagada de silencios y pensamientos implícitos; a la vez, las peleas por distintas formas de ver ciertas situaciones se hacen presentes en más de una ocasión, siendo notable que, a pesar de ser hermanas, en la actualidad estas mujeres no saben nada una de la otra. Por un lado tenemos a Daniela, la más chica de las tres, la cual pasó gran parte de su vida en Canadá, estuvo en una relación con un francés y le interesa la actuación. A Dani no le interesa hablar sobre la venta de la casa, no quiere quedarse con la llave y se la nota apurada, con ganas de que este asunto termine cuanto antes. Laura, la del medio, se casó con un escritor y ahora le falta poco para dar a luz a Felipe, su primer hijo. Por último está Alejandra, que en cierto modo funciona como la líder, sin embargo sobre su vida no se sabe ni el más mínimo detalle. La silenciosa casa funciona como un personaje más en la historia, uno que hará rememorar la crianza que les dio su madre. La película hace hincapié en cómo determinados comentarios, hechos por alguien que queremos mucho en nuestra infancia, pueden afectarnos hasta la adultez y quizás llevarnos a pensar algo que no es verdadero. Cada una de las hermanas experimenta por sí sola un lapsus que se aleja de la realidad para pasar más al ámbito mental. Estos momentos llegan a comprenderse en Daniela y Laura, ya que hacen referencia a sus propios miedos y necesidad de ser aceptadas, no obstante con Alejandra todo se torna más oscuro y perturbador, no dejando muy en claro qué mensaje se quiere dar. Es así como De despojos y costillas, a pesar de ser un film sencillo, se anima a tocar temas profundos que no dejan indiferente al espectador. La dinámica entre las actrices favorece a crear un relato donde será inevitable dejarse llevar por la vida de estas mujeres tan diferentes entre sí pero que, al fin y al cabo, comparten un vínculo inquebrantable.
Experimentación nazista “Operación Overlord” (Overlord, 2018) es una película bélica de acción y suspenso dirigida por Julius Avery. Escrita por Billy Ray y Mark L. Smith, la producción estuvo a cargo de J. J. Abrams (Super 8, Star Wars: Episodio VII – El despertar de la Fuerza). Protagonizada por Jovan Adepo, el reparto se completa con Mathilde Ollivier, Wyatt Russell (Black Mirror), John Magaro, Iain De Caestecker, Dominic Applewhite, Gianny Taufer, Pilou Asbæk (Euron Greyjoy en Juego de Tronos), Jacob Anderson, entre otros. En la víspera de la batalla de Normandía, un grupo de soldados estadounidenses es enviado en avión a destruir una torre radial alemana ubicada en una iglesia. No obstante, la caída en tierras enemigas es de lo más complicada ya que el avión resulta bombardeado. Luego de que Boyce (Jovan Adepo) pueda reencontrarse con el teniente Ford (Wyatt Russell) y los soldados Chase (Iain De Caestecker) y Tibbet (John Magaro), el grupo le pedirá refugio a Chloe (Mathilde Ollivier), una francesa que vive en la aldea junto a su tía enferma y su hermanito Paul (Gianny Taufer). Debido a una situación inesperada con un animal salvaje, Boyce terminará infiltrándose en el laboratorio que existe debajo de la iglesia, el cual hasta ese momento era desconocido para él. Lo que descubre allí sobre el accionar de los nazis será muchísimo peor de lo que se imaginaba. Con una enérgica secuencia inicial que nos muestra la caótica llegada a tierra firme de Boyce por medio de un paracaídas, “Overlord” no defrauda al combinar un escenario de guerra con un aspecto más irreal como lo es la creación de zombies nazis a través de un suero rojo. Este cóctel podría haber salido muy mal, sin embargo el director lo supo aprovechar para brindarnos una película llena de gore, tensión y violencia en su máximo esplendor. Teniendo algunas escenas previsibles y algún que otro personaje habilidoso en el uso de armas para beneficio del relato, la cinta se transforma en un entretenimiento pleno durante sus casi dos horas de duración. Aquí no se necesitan detalladas explicaciones en cuanto a las personalidades de los soldados para saber de qué bando estar: ya al ver el carácter de los alemanes y sus experimentaciones nos basta y sobra. En cuanto a los zombies, no son muchos los que se muestran pero estos pocos alcanzan para sembrar el terror en el espectador. Feroces, horrendos y con una fuerza inigualable, los seres se vuelven casi indestructibles, dando la sensación en ciertos momentos de que, más que una película, estamos siendo testigos de un videojuego muy bien realizado. El sonido es otro de los componentes que ayuda a que nos sintamos inmersos en la trama. Con tiroteos y explosiones por doquier, en varias partes la película se vuelve no apta para impresionables. Además, la ambientación oscura capta a la perfección el miedo que se vivía en esa época; en especial en los pueblos donde cada noche, por cuestión del azar, los nazis se metían en el hogar que querían y cualquier hecho terrible podía ocurrir. “Operación Overlord” atrapa al espectador y no lo suelta hasta el inicio de los créditos. Pochoclera a full, la película brinda un giro pintoresco a las historias sobre el nazismo que, a esta altura, se súper agradece.
El inigualable Freddie “Bohemian Rhapsody” (2018) es una película biográfica que comenzó siendo dirigida por Bryan Singer (Jack, el Cazagigantes) para luego pasar a las manos de Dexter Fletcher ya que el primero fue despedido por Fox debido a sus numerosas ausencias al rodaje. Escrita por Anthony McCarten, el que daría vida a Freddie Mercury en un principio sería Sacha Baron Cohen (Hugo, Alicia a través del Espejo); no obstante fue desvinculado de la producción en 2013 por no llegar a los consensos creativos necesarios. Finalmente, el rol fue tomado por Rami Malek (Una Noche en el Museo, Mr. Robot). Completan el reparto Lucy Boynton (Sing Street), Allen Leech (Tom en Downton Abbey), Joseph Mazzello, Ben Hardy, Gwilym Lee, Mike Myers, Aidan Gillen (Juego de Tronos), Aaron McCusker, Tom Hollander, entre otros. Londres, 1970. El maletero Farrokh Bulsara, nacido en Zanzíbar y posteriormente conocido como Freddie Mercury (Rami Malek), se la pasa escribiendo canciones como hobbie. Una noche en un bar conoce a la banda de rock “Smile”, compuesta por Brian May (Gwilym Lee), Roger Taylor (Ben Hardy) y John Deacon (Joseph Mazzello). Mientras presencia el show, Freddie fija su mirada en Mary Austin (Lucy Boynton), joven que trabaja vendiendo ropa y luego se convertirá en su novia. Cuando el concierto llega a su final, afuera del bar Mercury se entera que Smile se quedó sin vocalista, por lo que no duda en proponer ser él la nueva voz principal del grupo. Desde ese momento seremos testigos de la consolidación de “Queen”, una de las mejores bandas de la historia. Como se puede notar, desde hace años este filme viene teniendo diversas polémicas y trabas en su realización. Incluso con el lanzamiento del primer tráiler las quejas no tardaron en aparecer, ya que a muchos no les pareció correcto que la cinta pareciera darle más relevancia a las relaciones de Freddie con mujeres por sobre las que tuvo con personas de su mismo sexo. A pesar de todos estos problemas, “Bohemian Rhapsody” indiscutiblemente se alza como una de las mejores películas del año, una que funciona tanto si sos o no fanático de Queen. Por empezar, la cinta tiene el poder de atrapar al espectador y no soltarlo durante las dos horas y cuarto de duración. La vida de Freddie se convierte en un viaje tan fascinante como atractivo en donde Rami Malek otorga una interpretación excelente que hace que sea difícil dejar de observarlo. De rasgos exóticos, forma de vestirse estrafalaria y con una rebeldía plena, su fuerte carácter y pasión por la música dan cuenta de que no había mejor actor para encarnar a Mercury que él. Con la sabia decisión tomada de que Malek no sea el que cante, dado que nadie podría ni siquiera igualar el talento de la voz de Freddie, los momentos musicales contagian una energía única en la que resulta inevitable mover los pies al ritmo de “We Are The Champions”, “Don’t Stop Me Now” o “Under Pressure”. A la vez, la presentación en piano de “Love Of My Life”, con un público multitudinario y miles de luces en alto, constituye una de las escenas más mágicas del filme. En cuanto a las críticas que recibió el primer vistazo de la película, queda corroborado que nunca se puede juzgar a un largometraje por su tráiler. Es verdad que a la relación de Freddie con Mary se le da muchísima importancia, lo que no está mal teniendo en cuenta que Mary fue el gran amor de su vida; pero además el guión plasma de una forma inteligente, que nunca necesita ser explícita, cómo Mercury comienza a interesarse por el género masculino. Con solo un par de miradas nos es suficiente para darnos cuenta de lo que sucede. La experimentación de sonidos en el estudio, el no querer encasillarse en un único género, la lucha por sacar una canción de seis minutos como single, la soledad y las malas juntas son algunas de las partes que están súper bien retratadas. Los directores construyeron a un Freddie Mercury que, ante todo, es humano y comete errores, lo cual nos hace sentirnos mucho más cerca del gran artista. “Bohemian Rhapsody” nos deja embobados ante lo que estamos viendo, así como también emociona y logra que no paremos de sonreír. Como frutilla del postre, el concierto Live Aid del 13 de julio de 1985 en el Estadio Wembley de Londres está a la altura del máximo esplendor que vivió Freddie, un cantante que, por más que ya no esté, nunca dejará de ser icónico.
Descubriendo un nuevo mundo “El Cascanueces y los Cuatro Reinos” (The Nutcracker and the Four Realms, 2018) es una película de fantasía dirigida por Lasse Hallström (Un Lugar Donde Refugiarse, La Razón de Estar Contigo) y Joe Johnston (Jumanji, Capitán América: El Primer Vengador). Escrita por Ashleigh Powell, la historia es una reinvención del cuento tradicional “El Cascanueces y el Rey de los Ratones” de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. Protagonizada por Mackenzie Foy, joven reconocida por interpretar a Renesmee Cullen en Amanecer Parte 1 y 2, el reparto se completa con Keira Knightley, Jayden Fowora-Knight, Helen Mirren, Morgan Freeman, Matthew Macfadyen (Darcy en “Orgullo y Prejuicio), Richard E. Grant, Eugenio Derbez, Misty Copeland, Ellie Bamber y Tom Sweet. 1879, Londres. En pleno invierno, la pequeña Clara (Mackenzie Foy) no se siente con ánimos de celebrar la Navidad ya que recientemente su madre Marie falleció. Cuando el señor Stahlbaum (Matthew Macfadyen) reúne a sus hijos Louise (Ellie Bamber), Fritz (Tom Sweet) y Clara alrededor del árbol navideño para entregarles los obsequios que les dejó Marie, Clara recibe un huevo valioso que solo puede abrirse con una llave especial que no está en la caja. Frustrada, la joven se dirige junto a su familia al baile anual organizado por su padrino Drosselmeyer (Morgan Freeman), un hombre aficionado a la mecánica. Durante la búsqueda de regalos, Clara sigue un hilo dorado con su nombre. Éste la conducirá a un nuevo mundo dividido en la Tierra de los Copos de Nieve, la Tierra de las Flores, la Tierra de los Dulces y un cuarto reino donde se encuentra la tirana Madre Ginger (Helen Mirren). Con el leal soldado Phillip (Jayden Fowora- Knight), Clara, que allí es considerada una princesa, irá conociendo lo que hizo su madre en ese lugar y deberá ponerse manos a la obra para restaurar el orden. Disney se caracteriza por brindarnos historias súper creativas, con grandes mensajes y personajes inolvidables. Sin embargo, este año nos falló rotundamente con el estreno de “Un Viaje en el Tiempo” (A Wrinkle in Time) y ahora vuelve a hacerlo con este filme. Aunque desde lo visual la cinta cumpla con creces gracias al bello diseño de vestuario y los imponentes paisajes creados por computadora, que incluyen un elegante palacio central, la trama hace agua por donde se la mire. Su introducción no es para nada desacertada, ya que logra despertar el interés gracias a Clara, una protagonista curiosa a la que no le importan las apariencias como sí tienen relevancia para su padre, por lo que las diferentes maneras de sobrellevar la pérdida de Marie son diferentes para cada uno y los hacen pelearse seguido. Es una lástima que el comienzo tenga un desarrollo tan rápido dado que cuando se pasa al mundo fantástico, los errores comienzan a acumularse. Por empezar, al ingresar a esta nueva tierra la chica no demuestra ningún tipo de perplejidad o asombro, lo que consigue que, como espectador, ya no nos sintamos tan conectados con ella. Que persiga a un animal cueste lo que cueste recuerda muchísimo a “Alicia en el País de las Maravillas” (Alice in Wonderland) así como que el tiempo del mundo real transcurra más lento solo nos hace pensar en “Las Crónicas de Narnia” (incluso Clara llega a la Tierra de los Copos de Nieve primero). No obstante, lo que más molesta no es la poca originalidad sino que el argumento no tenga razón de ser. Tenemos escenas con una gran cantidad de ratones, payasos y soldados de plomo que cobran vida pero al no contar con buenas explicaciones sobre la estadía de Marie o lo que pasó en el cuarto reino, todo lo “mágico” que pretenden transmitir los directores se pierde casi de inmediato. Por el título, uno llega a creer que las diferentes tierras tendrán relevancia. Error. Con un montaje a las apuradas, es fácil llegar a la conclusión que la película podría ser lo mismo sin el líder de la nieve ni el de las flores, ya que no aportan absolutamente nada al relato. No pasa lo mismo con Sugar Plum (Keira Knightley), la reina de la Tierra de los Dulces. A ella sí se le da bastante tiempo en pantalla, pero esto tampoco funciona ya que el personaje es completamente inaguantable tanto por su tono de voz como por su superficialidad. Keira Knightley otorga el peor papel de su carrera, además de ser parte de un giro en la trama que brilla por su incoherencia. Es así como “El Cascanueces y los Cuatro Reinos” se convierte en un filme soso sin intenciones claras, que ni siquiera convencerá a los más chicos. Su existencia puede compararse a la de un regalo que parece que será maravilloso por su bonito envoltorio, sin embargo una vez abierto la decepción es mayor por tratarse de un carbón.
El tiempo pasa “Todavía” (2018) es una comedia dramática argentina dirigida y escrita por Tomás Sánchez, siendo ésta su segunda película luego de “Otro Corazón” (2012). Filmada en Purmamarca y Mar del Plata, el reparto incluye a Betiana Blum, Martín Slipak, Romina Gaetani, Pablo Rago, Hugo Arana, Víctor Laplace, Beatriz Spelzini, Paula Reca, Silvana Bosco, entre otros. Está inspirada en hechos reales. Gracias a un transplante de corazón, Aralia (Betiana Blum) puede seguir con su vida descansando y cuidándose más. Sin embargo, la mujer no quiere quedarse sin hacer nada: su deseo es organizar una ceremonia de cenizas con música para darle el último adiós a su marido Rafael (Víctor Laplace) en el Cerro de los Siete Colores. El problema consiste en que sus tres hijos no tienen una buena relación. Cada vez que Diego (Pablo Rago) ve a Lucho (Martín Slipak) es para reclamarle que no hizo las cosas como se debe con su madre, aparte de que Emi (Romina Gaetani) se alejó hace años de la familia y consiguió triunfar sola en España. Reunidos en Jujuy, con la mujer con la que estuvo Rafael cuando se separó por un tiempo de Aralia, con Sol (Paula Reca), la actual novia de Lucho, y demás personas relacionadas, la conmemoración servirá para unir y reforzar estos vínculos que estaban a la deriva. Yendo a lo que verdaderamente importa, “Todavía” es de esas cintas que están diseñadas para ser transmitidas un domingo a la tarde en la televisión, donde no hay nada mejor que hacer. Con una melodía que se repite durante casi todo el metraje (inclusive en el comienzo y los créditos), la trama pretende dar lecciones sobre las segundas oportunidades, el amor y los buenos tratos entre integrantes de la misma familia, sin embargo en ningún momento consigue emocionar por tener personajes estereotipados y casi sin desarrollo. El contenido resulta muy pobre para ser convertido en una película, por lo que veremos algún que otro cliché y chistes que no terminan de provocar la risa deseada. Con la subtrama de Lucho y su chica (un amor a primera vista sumamente inverosímil), el film despierta un poco el interés ya que la joven no solo tiene un malestar estomacal sino que está embarazada de otro hombre. Aunque los paisajes de Jujuy son imponentes y lindos de ver, así como el vasto mar de Mar del Plata, el guión no está bien estructurado, en especial por la molesta voz en off de la protagonista y el sinfín de momentos que no aportan nada relevante a la historia. Puede que este tipo de película ultra sencilla hubiese funcionado unos cuantos años atrás, pero ahora ya no basta con que el conflicto central sea mentirle a una mujer mayor sobre las cenizas de su difunto esposo, que accidentalmente cayeron en una pileta y fueron reemplazadas por carbón. El marido, interpretado por Víctor Laplace, solo es visto por Aralia en un traje blanco, mientras los demás ven a la señora bailar, hablar o caminar sola. Aunque el film tiene este toque fantástico y su previsibilidad es suprema, puede llegar a ser ameno para los que se dirijan a verlo sin ningún tipo de objeción.
El regreso de Michael Myers “Halloween” (2018) es una película de slasher y suspenso que funciona como secuela de la cinta del mismo nombre estrenada en 1978. Basada en los personajes creados por John Carpenter y Debra Hill, la dirección pasó a manos de David Gordon Green, el cual también se encargó del guión junto a Danny McBride y Jeff Fradley. Aparte de ser una de las productoras ejecutivas, Jamie Lee Curtis vuelve a encarnar a Laurie Strode. Completan el reparto Judy Greer (Si Tuviera 30, Jurassic World), Nick Castle, Andi Matichak, Haluk Bilginer, Virginia Gardner (Runaways), Will Patton, Dylan Arnold, Rhian Rees, Jefferson Hall, entre otros. Haddonfield, Illinois. Cuarenta años después de los eventos ocurridos en la primera entrega, el asesino psicópata Michael Myers (Nick Castle) está por ser transferido a una institución mental más deplorable. Dana (Rhian Rees) y Aaron (Jefferson Hall), periodistas de investigación, están en posesión de su máscara y van a visitarlo con el objetivo de profundizar más sobre las muertes de esa fatídica Noche de Brujas. Sin embargo, desde que Michael se encuentra allí no emitió ni una palabra a pesar de estar consciente, por lo que ahora no va a ser la excepción. Los investigadores probarán suerte yendo a la casa de Laurie Strode (Jamie Lee Curtis), mujer que sobrevivió al Hombre del Saco siendo una adolescente. La señora nunca pudo recuperarse de la tragedia, por lo que durante muchos años se estuvo preparando para matar por sí misma a Myers. Cuando un padre y su pequeño hijo descubran en la autopista que el vehículo que transportaba a los pacientes dementes se salió del carril y está vacío, el doctor Sartain (Haluk Bilginer), psiquiatra de Michael, no tardará en darse cuenta que este Halloween puede ser aún más peligroso. Luego de múltiples secuelas fallidas, por fin estamos ante una que le hace justicia a la película original. “Halloween” (2018) respeta la estética del título y los créditos iniciales, además de que John Carpenter vuelve a hacer uso de la icónica musiquita que pondrá los pelos de punta a más de uno. Pero por sobre todo el gran acierto pasa por la historia, donde tenemos a personajes que ya conocemos y otros nuevos que serán aceptados de inmediato por el espectador, en especial Karen (Judy Greer) y Allyson (Andi Matichak), hija y nieta de Laurie respectivamente. Jamie Lee Curtis se luce al interpretar a una Laurie Strode que ya no conserva casi ningún aspecto de la personalidad que mantenía en su juventud. Inestable, ruda y de armas tomar, el trauma que le dejó Michael generó que se aislara de la población y que la crianza de su hija Karen sea a base de instrucciones sobre cómo protegerse frente a un enemigo. El director desarrolla muy bien cómo es la relación madre e hija en la actualidad, como también logra retratar el vínculo entre la abuela y la nieta. En cuanto al terror, se puede decir que la cinta no decepciona al darnos secuencias llenas de una tensión totalmente genuina, donde uno tiene miedo de lo que pasará pero a la vez le es inevitable despegar los ojos de la pantalla. Forcejeos, cuchillazos y varios aplastes de cráneos hacen que el filme sea mucho más violento y sangriento que el de 1978. Aunque durante la segunda mitad del film cierta actitud que toma el psiquiatra hace perder el grado de verosimilitud que se venía manejando, “Halloween” se convierte en una secuela de visión obligatoria para todo aquel que le gustó la original. Michael Myers tiene una presencia mayor, los silencios transmiten nerviosismo y, con esta producción, el slasher está más vivo que nunca.