Con un presupuesto mucho menor pero apelando a técnicas expresivas y de animación digital en 3D de films de Pixar o Dreamworks, La máquina que hace estrellas se propone resultados artísticos similares, sin lograr su ambicioso cometido. Si bien puede alcanzar a conformar a niños que se sientan atraídos por el afán de su personaje principal, Pilo, y su trama, que aúna la ciencia-ficción a simbologías y leyendas ancestrales, combinando diseños mecánicos retro con una aventura espacial, estos aciertos en principio atrayentes no se ven sustentados por un guión bien trabajado. Los personajes, por ejemplo, como el Robot 19 y esa suerte de fantasmita llamado Pandabás, pese a intentarlo, no logran divertir; y ese es un problema esencial del film, su escaso aporte humorístico. Por otra parte, el malvado Asura, con su cara de niño y esas antenas y cables que parten de su cerebro se asemeja más a un personaje de cine de terror para adultos que otra cosa. Promediando la narración, la trama se estanca un poco y deja de interesar, pese a la escasa duración del film. El historietista e ilustrador Esteban Echeverría, de todos modos, logra un buen empleo de la tecnología 3D, dentro de los parámetros de esta tecnología en nuestro medio. Aún con reparos, La máquina que hace estrellas logra empatía con el público infantil, lo cual es su punto más destacable.
Abordando el poco conocido mundo del fútbol amateur, La Despedida sorprende ofreciendo un buen momento fílmico, y aunando ingredientes del cine independiente con una temática muy arraigada a la cultural popular. El director Juan Manuel D'Emilio, proveniente del cine publicitario, arriba a una ópera prima en la que logra plasmar su capacidad narrativa y visual, con una trama que con la excusa futbolística se concentra en las vicisitudes de la amistad varonil, con alguna bienvenida sorpresa en algún personaje. Sin ir mucho más allá de eso, en su falta de pretensiones se encuentra uno de los aciertos de su película. Un empleado público catalogado como goleador amateur histórico de un club porteño de una divisional muy alejada de la primera A, atraviesa por la encrucijada de tener que abandonar esa práctica ante una dolencia cardíaca. Con una lejana inspiración en Pelota de trapo de Leopoldo Torres Ríos con Armando Bo, en este caso también el futbolista ocultará sus riesgos personales en pos de ser fiel a sus colores y su pasión. Las alternativas en las que se involucran sus dos amigos cercanos y su mujer alcanzan toques de humor –con un par de escenas desopilantes- y de emotividad, aunque está claro que el espectador masculino puede ser más receptivo, con algunos guiños bien ubicados. Con un convincente y sensible protagónico de Carlos Issa, muy bien acompañado por Natalia Lobo, el ex futbolista Fernando Pandolfi y Héctor Díaz, La despedida redondea una propuesta nacional sencilla pero sólida, pese a su bajo presupuesto.
Con interesantes diálogos y apuntes conceptuales, El circuito de Román es una sólida producción de origen chileno dirigida por el debutante Sebastián Brahm, que logra que un entramado que podía llegar a ser farragoso y poco atractivo adquiera un interés sostenido. El slogan del film lo define como una “película de ciencia y ficción”, ya que su temática aborda conflictos y vicisitudes que viven hombres de ciencia y parece ser una historia real pero en realidad plantea una pura ficción. Desarrollada en ámbitos académicos chilenos, el científico y docente Roberto Román regresa a Chile para enseñar en la universidad de la que se fue diez años antes como alumno calificado, gracias a sus teorías sobre la migración de la memoria. El reencuentro con un antiguo mentor, con un compañero y con una ex novia a la que aún ama pondrán a prueba, junto a los peculiares y absorbentes tests a los que se ve sometido, a sus circuitos mentales y emocionales. El film ofrece diversas parábolas pero en pocos momentos deja de ser cerebral y solemne. Aunque en el segmento final se produzca un sugerente y audaz quiebre, en el que las vivencias del protagonista se fusionan y converjan en escenas que remitan a la estética de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Dentro de las ascéticas y convincentes interpretaciones, se destaca Cristián Carvajal.
La ocupación de tierras Palestinas por parte de Israel y las represalias suicidas por parte de grupos radicalizados son dos temas harto conflictivos y desoladores de estos tiempos. Problemáticas que, focalizadas en la convivencia impuesta entre pueblos antagónicos, es abordada por el parisino Sylvain Estibal, que se inclina en su primer film por un paso de comedia con toques burlescos. El guión del propio Estibal combina realidades y fantasías a través de ese pescador palestino sin mucha fortuna en lo suyo, que de pronto, entre basura y objetos desechados, encuentra atrapado en su red nada menos que a un chancho, un hallazgo tan sorprendente como incómodo, ya que el cerdo es un animal impuro y casi prohibido para ambas culturas enfrentadas. Una idea interesante que luego va derivando en situaciones a veces propicias para el humor y otras forzadamente graciosas, como por ejemplo que se use al animal como una bomba viviente y que fuercen al atribulado pescador a suicidarse por no haber llevado a cabo su atentado. El desenlace ofrece cierto lirismo acerca de una presunta convivencia entre ambos pueblos, apelando asimismo a un momento final con una particular danza que llega a conmover. El protagonista Sasson Gabai despliega un intenso trabajo, que incluye patetismo y aceptables recursos humorísticos.
En los últimos tiempos las comedias románticas de Pol-ka protagonizadas por Adrián Suar –una unidad indisoluble, claro está- se han convertido en una suerte de subgénero, asimismo exitoso, dentro del cine nacional. Con un lejano arranque con toques grotescos con Cohen vs. Rossi, se sucedieron más tarde películas que plantearon diversos tópicos con cierta originalidad dentro de esta frecuencia, como Apariencias, Un novio para mi mujer (de Juan Taratuto, sin dudas la que más se destaca de esta serie) e Igualita a mí. Dos más Dos se introduce en el intercambio de pareja, una modalidad sexual ejercida en ciertos círculos sociales, que tuvo en el cine un lejano puntapié inicial con Bob, Carol, Ted and Alice de Paul Mazursky. La trama se aboca a un par de parejas muy cercanas en la que una de ellas lleva a cabo esta práctica y propone compartirla, lo que trae aparejado descubrimientos, fantasías dormidas, sentimientos de euforia y también conflictos de toda índole. La primera parte alcanza momentos realmente desopilantes, con diálogos y situaciones bien plasmadas, en los que aflora también una remarcable audacia. El segmento final cambia su tono notoriamente pero guarda algunas sorpresas, como por ejemplo que un personaje que aparenta ser liberal y desprejuiciado se vuelva un inquisidor. El desenlace podría haber rumbeado por insólitos caminos, pero se inclinó por una resolución más conservadora o tranquilizadora. A pesar de este quiebre, ambas partes del film de Diego Kaplan escrito por Juan Vera y Daniel Cuparo están bien llevadas, con aceitados recursos técnicos y expresivos. Pero en las interpretaciones del cuarteto protagónico se encuentra lo mejor, destacándose un Suar cada vez más asentado en el humor y aportando otros matices, a los que se suma un Alfredo Casero imperdible.
Remake del memorable film de anticipación con el mismo nombre, El Vengador del Futuro relata una historia semejante a la de aquella película que protagonizara Arnold Schwarzenegger. En su momento la caprichosa “traducción” del original Total recall era en realidad una triquiñuela para aprovechar el éxito de Terminator con el mismo actor, pretendiendo confundir al público acerca de otro –inexistente- “vengador del futuro”. Para esta nueva versión se podría haber modificado el título, pero, sea como fuere, se trata de una costosa producción que apenas alcanza a justificar su manufactura, a pesar de entretener con aceptables recursos visuales. Muy poco innova como para diferenciarse de la original, y en los escasos momentos que lo hace, no acierta. En especial en la ambientación, que deja de ser Marte para focalizarse en una Tierra devastada, subdividida en regiones antagónicas y amenazada por un acelerado plan de reemplazo de humanos por autómatas. Ya no hay aquí luchas por el control del oxígeno ni espeluznantes -y a la vez deliciosas e imaginativas- criaturas mutantes que poblaban ese peculiar planeta rojo. Y si bien presenta una dinámica y agitada última parte, no empalidece las fuertes escenas de acción y violencia del film original, una impronta distintiva y audaz del realizador holandés Paul Verhoeven, un especialista en el género (Robocop, Invasión). En este caso el film de Len Wiseman (responsable como director y productor de la poco atrayente saga de Inframundo) hace hincapié en algunas cuestiones políticas y sociales sin demasiada convicción. Con un correcto Colin Farrell, la nueva El Vengador del Futuro no está mal hecha y puede interesar tanto a aquellos que vieron el film con Schwarzenegger como a los que no, un argumento que a duras penas hace entendible la remake.
Precedida por un suceso histórico en Francia que se trasladó a Europa y otras latitudes, Amigos intocables es una de esas piezas de cine que equilibran sabiamente el humor y la desdicha, encontrando el tono justo para describir los eternos e inevitables altibajos y claroscuros de la vida. En el afiche se la relaciona con Conduciendo a Miss Daisy y El discurso del rey, y aún se pueden encontrar más comedias dramáticas en esta frecuencia, pero en verdad este film de los directores Olivier Nakache y Eric Toledano no precisa de publicidades comparativas porque posee su propia y fenomenal potencia expresiva y emocional. Más allá de reparos sobre semejanzas o afinidades, lo más importante es entregarse a disfrutar distendidamente de una pequeña gran obra cinematográfica. Arribando a su cuarta película en conjunto, la primera que llega a estrenarse en nuestro país, esta dupla buscó inspiración en el vínculo real establecido por un opulento aristócrata cuadripléjico y un joven inmigrante necesitado de papeles, contratado para cuidarlo. El mismo parapente que confinó a ese estado al poderoso millonario, depara una de los momentos más disfrutables de la película, junto a otras escenas estimulantes y memorables. El film se realimenta permanentemente en las formidables tareas interpretativas de François Cluzet y Omar Sy, que además hacen gala de una química peculiar para llevar adelante un auténtico y verosímil enlace artístico, dentro de un elenco impecable. Entrañable, agridulce, conmovedora, pero sobre todo divertida, Amigos Intocables aborda asuntos serios y graves con un espíritu fresco y jubiloso. Una amistad intocable como adelanta su título –que encierra una metáfora relacionada con el padecimiento del hombre postrado-, más allá de toda limitación humana.
Dotada de apropiadas medidas de drama y comedia, una gran recreación de época y fundamentalmente un atrapante trasfondo político, Atraco depara un estupendo momento fílmico. La película del sólido cineasta catalán Eduard Cortés logra además, como pocas veces, que se justifique y potencie la colaboración entre las cinematografías hispana y argentina, en esta coproducción que aborda un episodio real ocurrido a mediados de los años 50. En él se ven involucradas mujeres ligadas a la elite política como Doña Carmen, esposa del generalísimo Franco y nada menos que Eva Perón. Lo cual tampoco deja a fuera a sus carismáticos esposos y líderes (la figura de Perón llega a vislumbrarse en una ventana), cada uno con su impronta operativa. Filmada íntegramente en España, Atraco se ocupa en esencia de un hecho violento que se emparenta con el título, sólo una breve porción de una apasionante trama que se va desmadejando lenta pero seguramente. El destino de unas joyas pertenecientes a Evita son la clave y el desencadenante de una intriga cruzada por fuertes ambiciones políticas, en las que se combinan, en un sino trágico, la militancia (peronista) y el autoritarismo (franquista). El ajustado guión se integra bien al alto nivel de producción, enriquecido a su vez por un brillante elenco de ambas nacionalidades. El excelente desempeño del cada vez más maduro Guillermo Francella se ve acompañado por un sorprendente Nicolás Cabré, medido y emotivo tras un arranque a puro humor. Junto al notable Daniel Fanego; los aportes de Jordi Martínez, Oscar Jaenada y la bellísima Amaia Salamanca redondean un óptimo nivel actoral. Por último Federico Jusid vuelve a demostrar con sus partituras su valía como autor de bandas de sonido.
Las impensadas combinaciones y derivaciones de los vínculos entre hombres y mujeres dominados por una arrebatada pulsión erótica, son la temática esencial del film de origen croata Todo queda en familia. Personajes que conforman un par de matrimonios de dos hermanos varones, en los que se incluyen amantes diversos e hijos de dudoso origen. El arranque del film es muy gráfico, con el padre artista de Nikola y Braco internado en un hospital, que deja ver antes de morir bocetos plagados de situaciones sexuales inspirados por la enfermera de turno. Algunos toques risueños como este forman parte de la trama, que también transita por la nostalgia y el melodrama en un cóctel relativamente equilibrado, con un par de escenas logradas. Las relaciones paralelas de los personajes los empujan a una suerte de doble vida en la que ciertos modismos y reacciones no dejan de resultar algo extraños, quizás por ser costumbrismos propios de la región. De todos modos que ambos hermanos continúen con sus tareas y sus amores a la mañana siguiente de la muerte de su padre, llama la atención. Las actuaciones, convincentes y entrañables, son un aspecto muy destacado del film, al igual que un personaje extra: el fascinante paisaje urbano de la ciudad de Zagreb.
Haciendo un profundo relevamiento del ámbito que rodea al puente San Roque González de Santa Cruz, que une la capital de Formosa, Posadas, con la ciudad de Encarnación, de Paraguay, el cineasta Eduardo Schellemberg logra un film documental con poco difundidas aristas, en el que su afán investigativo se impone. Partiendo de un proyecto original del gobierno de facto de Videla, en el discurso inaugural del ex presidente Menem, éste aseguraba que esa gran obra significaba un lazo de unidad entre Argentina, Paraguay y Brasil. Pero al poco tiempo se transformó en un puesto de frontera que aúna el narcotráfico, la corrupción y el maltrato gubernamental y policial. En esa situación El Silencio del Puente se aboca a describir tres historias relacionadas con dicha zona de paso, la de la viuda de un gendarme que murió en un confuso episodio bajo el puente, la de un ex fiscal paraguayo que enfrentaba allí al contrabando y que fue destituido, y por último la de un abogado defensor de Posadas ligado al anticapitalismo y los Derechos Humanos. Schellemberg, director de otro largo documental, Segundos afuera, propone un cine testimonial y de denuncia. El contenido de su película no interesa en todo momento y puede que esté un poco extendida, pero vale la pena acercarse a su esforzado trabajo audiovisual, que le llevó varios años de manufactura.