Este reboot del mítico primate, tiene una misión clara. Crear un universo amplio que se pueda no solo transformar en una saga, sino, que se pueda cruzar con otras franquicias, entre ellas, Godzilla. Con eso en mente, nos unimos a un grupo de soldados y exploradores, que en la década del 70 viajan a una isla del pacifico, para encontrarse con una fauna detenida en el tiempo, donde reina el gran “Kong”. Si bien la película responde correctamente al género, teniendo secuencias espectaculares, el gran problema que tiene es exactamente ese. En su afán de que la gente “disfrute” el 3D, se transforma en un vehiculo que solo trata de dar eso, tornándose por momentos una orgia de imágenes creadas por computadora, sin prestarle atención a si encaja con el resto de la película, el tono, etc. Es mas, por momentos parece ser una película dirigida por dos personas distintas, por un lado un fanático de Apocalipsis Now y películas clásicas de guerra, y por el otro, un diseñador de video juegos fanáticos de los efectos especiales. Con todo esto en consideración, la película no aburre, pero como siempre, la posibilidad de lo que podría haber sido, amarga lo que es.
El Abogado del Mal es un drama de abogados que transcurre en un juicio. Ramsey (Keanu Reeves), asume la defensa de Mike (Gabriel Masso) a pedido de su madre (Renee Zellweger) al ser acusado de matar a su Padre (Jim Bellushi). Hasta ahí todo bien. Una premisa básica que se desarrolla como suele pasar en estos casos. A medida que el caso avanza, mediante flashbacks y diálogos entre los personajes, nos vamos adentrando en la historia aparentemente simple del crimen, para darnos una idea de que ocurrió en el momento de ese asesinato. Lo que falla en esta película se puede resumir con una sola palabra: TODO. Y cuando digo todo me refiero a TODO. He aquí cuatro de esas cosas: 1.- La voz en off del personaje principal, que nos explica una historia tan simple que es completamente innecesario y además, le agrega un tono monocorde a dicho relato que en vez de parecer trágico como han intentado nos duerme y se parece mas a una canción de cuna. 2.- Un guión cuasi idiota, con el giro final mas previsible de la historia al punto que lo que podría haber salvado a esta película seria un final completamente distinto al que hicieron, que en cada paso confirma lo que nos veíamos venir: deberíamos haber entrado al cine de al lado. 3.- La dirección estática, a dos cámaras y sin imaginación alguna que logra destacarse por lo pésima y no por lo contrario. 4.- Y la frutilla del postre, las pésimas actuaciones de cada uno de los interpretes, con Keanu Reeves haciendo la gran Neo en Matrix y teniendo la misma cara para cualquier situación, pasando por Renee que de tanto que se opero la cara se la vemos cambiar a través de la película al punto de no reconocerla por momentos, y terminando en los personajes secundarios, como el Juez y el fiscal que parecen contadores tratando de interpretar Shakespeare. En Junio del 2014 Daniel Craig, que debía interpretar al personaje principal, se bajo del proyecto sin motivo alguno, para ser reemplazado por Reeves y de esta manera continuar la producción. En ese momento nadie sabía que había pasado. Ahora que vi la película, estoy seguro. Leyó el guión.
Manchester junto al mar es una película dura y triste. No hay manera de esquivar eso. Con solo mirar la sinopsis, el póster y el trailer nos queda claro. Lo que sorprende al verla no es eso, sino la intensidad que parece traspasar la pantalla para pegarnos en el pecho, sin medias tintas ni grandilocuencias, casi de una manera sutil, y al mismo tiempo profunda. La historia se centra en Casey Affleck, un hombre de Boston que es obligado a volver a su ciudad para hacerse cargo de su sobrino tras la muerte de su hermano. A medida que la película avanza, mediante flashbacks, se va revelando la historia de Lee (Affleck) y los motivos que lo llevaron a irse de Manchester. Con esa premisa simple, que podría ser desde una comedia hasta una historia costumbrista, el drama de la vida de este hombre, ya sea pasado o presente, se desarrolla frente a nuestros ojos. Sin maquillar nada, dura, real e intensa, la historia nos pega pero al mismo tiempo evita que podamos dejar de verla. Nos atrapa. Nos captura. Nos conmueve. Pero no nos aliena. Nos afecta, pero no nos destroza. Y ese es el merito de esta cinta. Si bien es larga (le sobra media hora por lo menos) y sufre de los vicios de las películas independientes que pecan de snobs y pretenciosas, es una clara radiografía de una persona con el alma dañada. De como esas heridas de la infancia nos acompañan toda la vida, y del peligro de heredarles a nuestros hijos dichas desgracias.
A priori la premisa de Un Camino a Casa, claramente nos deja ver que la película va a ser una historia movilizadora. No hay dudas. La historia de un chico de Calcuta que se pierde, es adoptado por Australianos y comienza la busqueda desesperada de su familia biológica decadas despúes es claramente emocionante. Lo que yo esperaba, y nunca paso, es que por una vez, una película de este estilo, no recurriera al golpe bajo y previsible. Que no me quisieran hacer llorar, sino que me permitieran emocionarme con la historia naturalmente. Y ese deseo fallo. Estrepitosamente. La manipulación emocional a la que recurre la película es agobiante. La música, las locaciones, la manera de pegar bajo el cinturón, es prácticamente burda. Es como si hubieran usado una receta diseñada para hacernos llorar, y si bien emociona por momentos, esa emoción es artificial, porque se le ven los hilos. Se nota. Se nota mucho. A eso se agrega que prácticamente por momentos parece una publicidad de Google (basta nomás ver que el póster tiene el buscador de la marca en el medio del póster) y ni quieren ocultarlo. Y como si fuera poco, no entiendo la nominacion al Oscar de Nicole Kidman, con un papel no solo basico, escrito solamente para disparar la busqueda del chico, sino que ademas, no tiene matices ni fuerza. En definitiva, la historia es interesante, las actuaciones son correctas, la música es melodramática, y la dirección de Garth Davis, siendo su primer largometraje, es sumamente televisiva, básicamente entregando un largometraje efectivo, pero al mismo tiempo vacío y diseñado para la época de premios.
La secuela de John Wick (2014) empieza inmediatamente después del final de la primera parte. Nuestro personaje, termina ciertas cosas que han quedado pendientes, para volver a su casa, y ser visitado por Santino D’Antonio, que enterado de lo que paso, le reclama una deuda de sangre que no se puede negar a cumplir. Básicamente esa es la historia, sin entrar en muchos detalles (como el trailer, si no lo vieron, NO LO VEAN PORQUE SPOILEA DEMASIADO!), con la que Derek Kolstad (guionista de la primera) continua las peripecias y aventuras de nuestro “héroe”. Hacer una segunda parte de una historia tan simple como la primera, era complicado. Para ser sincero, cuando me entere que la iban a hacer, dije “para que?, la van a arruinar”. Y ahora, habiéndola visto, puedo decir, sin ninguna duda, que me equivoque. Y mucho. Lo fantástico de esta secuela es que no solo mantiene el nivel de la primera, sino que lo aumenta, por una cuestión que parecía secundaria antes, pero que explotan de una manera genial. El submundo criminal del que forman parte, que convive con nuestra realidad, pero que ignoramos. La manera en la que explotan esta híper realidad, en la que el Continental tiene sedes en todos lados, hay “sommeliers” de armas, sastres de elite para sicarios, su propia moneda y reglas, hace que no solo consigamos la dosis de acción que nos deben, sino que además, nos intriga este universo en el que nos van sumergiendo de a poco, siendo fascinante, extrañísimo, pero al mismo tiempo lógico dentro de la verosimilitud que fundo la primera parte. Sin entrar en detalles, las 2 horas son entretenimiento puro. Con mayores dosis de humor que la primera, personajes secundarios extraordinariamente interpretados por todos (Lawrence Fishburne, Ian McShane, Common, Lance Reddick, Franco Nero y Peter Serafinowicz), una escala mayor a nivel mundial, y Keanu Reeves en su mejor momento, esta película no solo cumple, sino que de mi parte, espero ansioso la próxima, o próximas, que ojala lleguen pronto, y mantengan este nivel.
La cuarta película dirigida por Ben Affleck, lo reúne nuevamente con el novelista de su opera prima, (Desapareció una Noche), Dennis Lehanne, y todos esperábamos que la formula diera los mismos resultados. Vivir de Noche trata de un oriundo de Boston, que al volver de luchar en Francia en la Primera Guerra Mundial, comienza una vida criminal en esa ciudad, en medio de una lucha entre las mafias italianas e irlandesas, pero sin querer meterse ni trabajar para ninguna de ellas. Básicamente así empieza este tipo de homenaje al film noir americano, que desgraciadamente falla. Es innegable que Ben Affleck es un muy buen director. Las escenas de acción de la película están muy logradas, y la reproducción de época también. El casting es más que bueno, con actores de la talla de Elle Fanning, Brendan Gleeson, Sienna Miller, Zoe Saldana, Chriss Copper, Robert Glenister, etc. Y entonces la pregunta es, porque falla? Desgraciadamente por dos motivos: el guión, no solo básico sino previsible y hasta por momentos infantil, y la actuación del director mismo. En un esfuerzo para mostrar un hombre roto, lo que logra Affleck es tener cara de nada, y parecer no solo apático sino también desconectado e impávido, cuando el personaje en realidad trata de mostrar sentimientos, y no mostrarlos. Ese pequeño detalle, que parece tonto, automáticamente nos aliena y nos aleja de el, al punto que no genera empatia, y no nos interesa seguir viendo que le pasa, o siquiera sufrir por ello. Es una lastima, si bien no leí la novela en la que se basa la película, viniendo del autor de Río Místico, Desapareció una Noche, The Drop y La Isla Siniestra, calculo que debe ser muy buena, pero al pasarla por el colador de Ben, el alma del libro quedo en el mismo y no llego a la pantalla.
Invasión Zombie (originalmente llamada Train A Busan) nos cuenta la historia de un padre y su hija que una noche deciden ir desde Seúl, Corea del Sur, hasta Busan a visitar a un familiar en un tren de alta velocidad. Dicho viaje comienza al mismo tiempo en el que un brote viral convierte a la gente en zombies, dejándolos encapsulados en el tren, no solo atrapados con gente infectada, sino también teniendo que ver por televisión como en todo el país pasa lo mismo. Basicamente, Duro de Matar en un tren pero con Zombies. Con esta idea, y todos los condimentos del cine Coreano, puedo decir que la es una gran película de genero, pero al mismo tiempo una Thriller en el que si cambiamos a los zombies por un desastre natural, también funcionaria. El ritmo al principio de la cinta es más calmado, pero a medida que avanzan los primeros minutos, si bien no vemos nada, se siente una tensión en el aire propia de la premonición de una tragedia. De a poco los personajes entran al tren, cada uno ocupado en sus cosas, y en segundo plano, el director nos va dando pequeñas pistas sobre lo que va a ocurrir. Esto genera una tensión palpable en la sala, como si fuéramos una olla a presión, que nos acompaña a través de la película entera, nunca dejándonos y de esa manera logrando tenernos en vilo las dos horas que dura. En la tradición del cine asiático, las escenas de violencia son crudas, sin sentimentalismos ni maquillajes sonsos. Son zombies, comen gente y son fieras enceguecidas por esa hambre incontrolable. Los efectos son impresionantes, tanto los obviamente digitales (y sigo obviamente porque no creo que le hagan eso a una persona) como los físicos, con dobles y extras moviendo el cuerpo de maneras impresionantes e inhumanas. La dirección es más que buena, logrando momentos de tensión con dinámicas humanas en un balance cuasi ideal, salpicado por pequeños momentos de humor que sirven para que la válvula de la olla a presión libere y no nos estalle la cabeza. Sinceramente, pensé que las películas de zombies ya me habían dado todo lo que podía ver, que de alguna manera la moda de este genero había saturado el mercado al punto que no podría nunca mas (o por lo menos no en el pronto lapso) disfrutar algo de este genero, pero me tome un tren rápido a Busan, y disfrute cada minuto del viaje.
Rogue One, la primera película del universo Star Wars que no forma parte de los episodios cumple. Y cumple con creces. A priori el peso que había sobre esta película era enorme. Si bien es la segunda cinta que no ha estado bajo la supervisión de George Lucas (con todo lo que eso conlleva), en lo personal, creo que tenia la vara mas alta porque no contaba con ninguno de los personajes que todos conocemos y amamos. Ya en otras precuelas y secuelas se han presentado personajes nuevos que nos han cautivado (Lando Calrissian, Boba Fett, Rey) y que nos han causado rechazo (Jar Jar Binks, Jar Jar Binks, Jar Jar Binks), pero todas las historias estaban ancladas en la familia Skywalker, ya sea Anakin, Luke, Leia o Rey (si las teorías son ciertas) y los personajes que los rodean. Esta nueva entrega no tiene ninguno de esos personajes en los papeles principales, y de ahí la dificultad de la tarea. Dicho todo esto, citando a Darth Vader, “The Force is Strong with this one” (La Fuerza es intensa en esta). Si, la traducción no es exacta pero no quería repetir fuerza y fuerte, así que me tome una licencia literaria. Perdón. Sin entrar en muchos detalles, para evitar spoilers, la película es redonda. El elenco es excelente. Girando en torno al personaje de Jyn Erso (Felicity Jones) la película funciona como si no tuviera un protagonista principal, y fuera más una historia coral. Acompañada por Diego Luna, Forrest Whitaker, Donnie Yen, Riz Ahmed, Mads Mikkelsen, Jimmy Smits, Genevieve O’Reilly y la voz de Alan Tudyk nos comprometemos con la historia de cada uno de ellos. Gareth Edwards (Godzilla 2014, Monsters) ha logrado que empaticemos con cada uno de los personajes, por más que muchas veces toman decisiones contradictorias, los entendemos a todos, y de alguna manera, nos ponemos en el lugar de cada uno de ellos en algún momento. A este logro en la dirección, se suma el estilo visual del realizador. Si bien Godzilla no fue una gran película, en ella se solidifico su sello. El manejo combinado de cámara en mano, frenética, desprolija y aparentemente torpe, con los efectos digitales en segundo plano, nos da la sensación de estar viendo una cinta recuperada de alguien que pasaba por ahí y filmo todo para que lo disfrutáramos en un cine. Las batallas, sobre todo la final, están al nivel de las películas bélicas de los últimos años, sin dejar de ser una parte familiar de la saga intergaláctica que conocemos. La historia que construyeron Gary Whitta y John Knoll (este ultimo trabajo en episodio IV en el departamento de efectos visuales y estuvo involucrado en 5 de las 6 primeras películas de la saga) para luego ser guionada por Tony Gilroy (Saga Bourne) y Chris Weitz demuestra un cariño y respeto para con el material original, que solo la combinación de fanáticos reales y profesionales experimentados puede lograr, dando como resultado un coktail casi perfecto. Si tengo que criticar algo, hubo dos cosas que me hicieron ruido. Menores como son, debo decir que los personajes digitalizados ya sea para rejuvenecer o directamente por haber muerto, no logran convencer. Tal vez sea el conocimiento propio que la persona en pantalla ha muerto, pero parecen lo que son. Animaciones digitales. El otro pequeño desacierto es la banda sonora. Claramente la falta de John Williams, reemplazado por Michael Giacchino, daña la música que a esta altura es un personaje más, que nos acompaña desde la primera vez que se escucho en 1977. Con todo esto dicho, creo que la película va a gustar mucho a los fanáticos (hay que verla mas o menos 10 veces para ver todos los easter eggs que tiene) y a los que no saben nada ni han visto las otras (algunos quedan increíblemente). Si este es el nivel de películas que vienen, bienvenidas todas. Una por año, o una por mes.
Morgan tiene una premisa muy básica. Lee Weathers (Kate Mara) es una consultora de “Manejo de Riesgo” de una mega corporación. Su trabajo es simple: calcular el riesgo vs. el costo beneficio de algo y hacer una recomendación. Después de un incidente en una instalación de dicha corporación, la envían a evaluar un producto y su progreso con un gran inconveniente: dicho producto es un ser humano creado en un laboratorio. Esa es la premisa de este Thriller que quiere ser una disquisición sobre que es el alma y al mismo tiempo crear una historia claustrofobia de suspenso. Y digo quiere porque falla. En el afán de crear intimidad para acumular tensión, la película se hace monótona y la supuesta claustrofobia se transforma en aburrimiento. En algún punto el director Luke Scott, quiso fusionar el tono de peliculas como Alien y La Cosa que juntan a un diverso grupo de personajes en un ambiente cerrado para luchar con una amenaza muy superior a ellos, con historias como Ex Machina, que de manera mas intimista logra que nos preguntemos donde comienza la vida y que nos hace humanos. Y en ese intento de fusión, falla en ambas, creando en cambio un hibrido que nos deja insatisfechos por todos lados y a la vez no nos compromete éticamente. La factura tecnica de la cinta es casi toda correcta. La dirección, que debería haberse destacado para que esto funcione es standard. El guión no tiene grandes sorpresas, así como la fotografía, diseño de producción, etc. Todo es correcto, a excepción de la música, que es tal vez un cliché más grande que todo lo anterior. Con un muy buen reparto, que empieza por Kate Mara, para pasar por Tobey Jones (Infamous, Frost/Nixon), Boyd Holbrook (Narcos), Michelle Yeoh (El Tigre y el Dragón), Brian Cox (Saga Bourne) Jennifer Jason Leigh (Los 8 mas Odiados) y Paul Giamatti (Entre Copas), nos quedamos con la sensación de que el potencial de esta película es enorme, pero de alguna manera se tomaron todas las decisiones para que fallara.
Snowden, cuenta la historia del personaje que le da nombre a la película, Edward Snowden, un empleado de la NSA (National Security Agency, o Agencia de Seguridad Nacional) que en el año 2013 decidió exponer a sus empleadores, y con ellos a la CIA y a todo el gobierno estadounidense, por escuchar ilegalmente a, literalmente, TODO EL MUNDO. Si hace unos años, cuando salio el documental “Citizen Four”, me preguntaban quien debía dirigir la película sobre la vida de Edward Snowden, sin lugar a dudas hubiera respondido Oliver Stone. El director de películas como JFK, Nixon, W., Salvador, etc., esta obsesionado con los abusos que el gobierno de su país ha realizado en nombre de la seguridad y el supuesto bienestar común, escondiendo motivos espurios y completamente mezquinos, y esta película trata básicamente de eso. Los que ya conozcan la historia de este hombre, no van a encontrar la película muy interesante. Casi todo lo que aquí se muestra, esta reflejado en el documental antes mencionado, y en diversas notas en los últimos años. Stone se toma el trabajo de llenar los huecos en la historia, pero los puntos relevantes ya han sido relatados en muchísimas ocasiones. Mas allá de esto, Joseph Gordon Levitt, a mi entender, comete un error garrafal. Al tratar de emular a Snowdon, básicamente le quito toda emoción al personaje, al punto de parecer apático. Si bien es fiel en cuanto a su voz y las actitudes que están registradas, esas ocasiones eran en entrevistas, posteriores a básicamente ser la persona más buscada del mundo mientras denunciaba a la potencia más grande a nivel mundial. Es inconcebible que la actitud de este hombre en las tribulaciones que lo llevaron a tomar esa decisión fuera así de fría, calculadora, y completamente carente de rastro humano. Y eso evita la empatia que necesitamos para seguir esta historia con más interés. Mas allá de eso, la película relata una historia importante, que parece muy lejana pero ocurrió hace 3 años nomás. Ilumina una realidad que no debemos olvidar por lo peligroso que seria: nada es secreto, y todos tenemos algo para ocultar, y darle ese poder a un gobierno, es tal vez, el principio del fin. Con un elenco extraordinario, que incluye a Melisa Leo, Tom Wilkinson, Rhys Ifans, Nicholas Cage, Joely Richardson, Shailene Woodley, Timothy Olypant,. Zachary Quinto, Ben Chaplin, etc., Oliver Stone logra contar una historia importante, que como todo lo hecho por maquinas y unos y ceros, no tiene humanidad.