Plato fuerte para los fans de Marvel A manera de prólogo, la nueva película de "Los Vengadores" arranca con una batalla de dimensiones épicas entre el equipo de superhéroes y un ejército que resguarda una fortaleza, donde el último de los archivillanos de Hydra esconde sus más peligrosos y secretos armamentos. La escena es larga, compleja, violenta y llena de sorpresas, incluyendo la aparición de los mellizos Maximoff, uno superveloz, la otra, una especie de hechicera con poderes paranormales de todo tipo, incluyendo el de embrujar la mente de sus enemigos, que es exactamente lo que hace con su odiado Tony Stark, que tiene una visión oscurísima donde todos sus colegas mueren por su culpa. En la fortaleza también hay un cetro de origen extraterreno dotado de una energía que hace que Stark, urgido por su horrible visión, decida crear un ser todopoderoso con inteligencia artificial capaz de superar en poder a todos los Vengadores, que de este modo, se verían liberados de sus constantes sacrificios. El asunto es que al mejor estilo Dr Frankenstein, Stark con la ayuda del Dr Banner, vale decir Hulk- da vida Ultron, una abominación tortuosa y desquiciada que primero quiere exterminar a los Vengadores para luego exterminar a la raza humana. Por suerte los mellizos Maximoff que en principio secundan a Ultron por su odio a Stark, ya que una bomba fabricada en sus industrias maóo a sus padres, entre otros motivos que vuelven entendible su sed de venganza, perciben las verdaderas intenciones del engendro superpoderoso y cambian de bando justo a tiempo para salvar el mundo, convertidos en Quicksilver y Scarlet Witch. Sólo que a esa altura, el daño que provocó la bruja escarlata en la mente de algunos de los superhéroes más famosos de Marvel casi parece irrevercible. Especialmente debido a que la Viuda Negra tuvo las peores visiones del ritual de graduación como asesina implacable, Thor no puede dejar de revivir una y otra vez orgiásticas viñetas del infierno, el Capitán América vislumbra un final de la Segunda Guerra Mundal que nunca conoció y, peor aún, Hulk terminó enfrentando sus fantasmas demoliendo literalmente una gran ciudad. El centro de esta larga película (dos horas y veinte) es de lo mejor de las adaptaciones de Marvel al cine: las pesadillas provocadas por Scarlet Witch en cada superhéroe prácticamente llevan todo al asunto al cine de terror y, por otro lado, el duelo entre Iron Man y un Hulk más fuera de control que nunca no tiene desperdicio (en la larga y frenética secuencia, Tony Stark utiliza por primera vez en el cine su famoso traje Hulkbuster diseñado para estas contingencias). Hay otros momentos memorables que involucran a Ultron y sus diálogos desquiciados con la voz de James Spader, la tortuosa personalidad de los mellizos (se luce más Elizabeth Olsen que Aaron Taylor-Johnson) y por supuesto muchas escenas de superacción fantástica totalmente demente, como la rabiosa persecución en una autopista coreana o el gran final con una ficticia ciudad de Europa oriental elevada por las nubes. Sólo que a veces la intención del director Joss Whedon de meter todo el universo Marvel en una sola película, al mismo tiempo épica y más oscura que todas las anteriores termina en un delirio salvajemente abrumador, que salta de un climax a otro sin paz ni pausa, acotando los detalles pintorescos de cada personaje, limitando asi el talento de Robert Downey Jr o Mark Ruffalo casi más de lo debido (tal vez su gran escena sea cuando deciden reparar su error de Ultron con otro experimento parecido creando al misterioso The Vision). Esta "Era de Ultron" es un plato fuerte para nerds fanáticos de Marvel, y sin duda una sobredosis de violencia espectacular e historietística en magnífico 3D utilizado con sutileza y precisión. La película esta excelentemente filmada y llena de talento actoral y técnico como para justificar todos sus excesos. Casi se podria creer que el divertido cameo de Stan Lee se refiere a este último punto.
Técnica demasiado ambiciosa para tan escasa sustancia Las referencias a "Blade Runner" de Ridley Scott son obvias, y si bien hay mucho esfuezo e ideas visuales, el resultado es demasiado ambicioso para tan poca sustancia. De todos modos "La parte ausente" no deja se tener cierto interés, no sólo en la imagen, que es lo que más se puede recomendar del film. La acción transcurre en un futuro tan pintoresco como el del famoso film de Scott (aquí tal vez haya una pizca menos de presupuesto, eso sí) y por supuesto combina la ciencia ficción con el policial negro. Hay un investigador (Alberto Ajaka) que recibe un trabajito demasiado riesgoso encargado por una beldad obviamente peligrosa (Celeste Cid, que tiene algunas buenas escenas pero podría estar mejor aprovechada), y en el medio aparecen muchos personajes oscuros y totalmente extraños, empezando por una buena muestra de mutaciones genéticas. A nivel guión, lo mejor es la utilización del ambiente de un hipódromo futurista, que da lugar a buenas imágenes y también al sórdido zoológico humano propio de estos círculos relacionados con el juego y los negocios non sanctos. Pero lamentablemente el director se dispersa entre los aspectos visuales y no logra hilvanar de manera interesante una trama que juega a partir de clichés del género sin poder alimentar esos lugares comunes con ideas propias o el suspenso del caso. A favor de "La parte ausente" hay que decir que técnicamente está muy bien, sobre todo teniendo en cuenta lo ambiciosa que es y lo relativamente discreto de su producción.
Poco terror, y muchos clichés. Esta película de terror de bajo presupuesto comienza con un aviso acerca de que desde 1967 hasta ahora se han difundido más de 3000 avistamientos del Bigfoot, o Piegrande. También explica que los expertos en Piegrande aseguran que el legendario ser sólo es violento si se lo provoca. A partir de esta información, el espectador aficionado al cine de terror ya sabe perfectamente lo que está por ver, sobre todo debido a que inmediatamente en la secuencia de títulos se ve a unos jóvenes parranderos adentrándose con su camioneta en un bosque nada transitado, mientras filman todo con la típica cámara ultramovediza de costumbre. Obviamente, es una película de jóvenes que son atacados uno a uno por este famoso eslabón perdido que se defiende o se quiere vengar de un accidente provocado por los chicos que se convierten en sus víctimas. Uno de los directores de "El proyecto de la Bruja de Blair" realmente está bastante lejos de repetir el truco que hace tantos años logró recaudar millones sin mostrar casi nada. Aquí al menos se termina mostrando algo, un Bigfoot peludo y convincente, eso en medio de actuaciones flojas y eternas persecuciones por los bosques texanos filmados con una vertiginosa y nada profesional cámara subjetiva que en un momento directamente aturde. Por lo demás, están todos los lugares comunes de este género de jóvenes atacados por un psicópata o monstruo en algún lugar en el que no recibirán ayuda, hay un par de momentos fuertes y poco que ofrecer en realidad a la leyenda del famoso Piegrande.
Biopic de un Tim Burton diferente. Tim Burton intenta una pelicula distinta a las fantasías a las que tiene acostumbrados a sus fans y arroja una mirada personal hacia el mundo del arte y al machismo extremo de la sociedad norteamericana de la década de 1950. Lo hace a través de la extraña historia de Margaret Ulrich, convertida en Margaret Keane al casarse con Walter Keane. Es un caso real sobre personajes reales, relacionado con cómo una pintora talentosa y totalmente original dejó que su marido, un artista frustrado pero con un gran talento para las ventas y la promoción, termine firmando sus obras y ganando millones manteniendo la estafa durante años. Burton ya había realizado un film biográfico, la excelente "Ed Wood", que lo mantenía dentro del mundo del cine y la imaginería fantástica que caracteriza su obra, pero "Big Eyes" (título que se refiere a los enormes ojos de los cuadros de la artista) lo hace entrar en un terreno realista que le permite mostrarse como narrador de una trama compleja que, además, requiere una precisa ambientación no sólo de época sino también de un ambiente en especial. En este último sentido, "Big Eyes" se luce por describir con gracia, humor e ironía los entuertos en los que tenía que meterse alguien que quisiera triunfar como artista plástico en una era tan cuadrada como los 50. En este sentido, el retrato que hace Burton de Walter Keane (interpretado por un Christoph Waltz por momentos un poco pasado de rosca) es casi más atractivo en sus locuras marketineras que incluyen regalarle cuadros a Joan Crawford o al embajador soviético, que el conflicto que lleva a su esposa (una excelente Amy Adams) a dejarle firmar sus cuadros sometiéndose a una estafa de años que además incluye una vida de reclusión para mantener el secreto. Limitada en ése y otros aspectos, cuando se la analiza después de verla, lo cierto es que durante la proyección Burton consigue atrapar al espectador con este relato que logra no caer en golpes bajos, a pesar de que incluye todo tipo de detalles terriblemente dramáticos. "Big eyes" es un drama biográfico que logra tomar con humor aún las escenas más serias, gracias a estupendos diálogos y un gran elenco que incluye talentos como los de Jon Polito, Danny Huston y un temible crítico de arte interpretado por Terence Stamp, cuyo gran trabajo bastaría por si solo para recomendar esta película.
Para ser de zombies, faltan más zombies y sobra melodrama Muchos diálogos y muy poca acción no es la fórmula ideal para una película de zombies, y lamentablemente éste es el caso de "El desierto". Que en realidad, es una película de "zombie" en singular, ya que más allá de alguno baleado y visto de espaldas en la secuencia de títulos, prácticamente no muestra más que un solo muerto viviente que los protagonistas toman prisionero hacia la mitad del film. La premisa es más o menos la típica del género, salvo que con el foco puesto en los tres sobrevivientes de algún tipo de plaga o hecatombre que viven encerrados sanos y salvos en una casa muy bien protegida de los peligros externos. Estos tres personajes dos hombres y una mujer, todos muy jóvenes- tienen una existencia monótona, incómoda y tensa dadas las dramáticas relaciones amorosas planteadas por la presencia de la chica, que entre otros males, propone reglas obtusas para la convivencia que ni ella misma está dispuesta a cumplir. Lo menos feliz del film es el recurso de que los personajes graben una especie de diario en video por separado, en una suerte de confesionario al estilo "Gran Hermano", recurso que en un momento se vuelve repetitivo y vira todo el asunto hacia el más pretencioso melodrama. Prácticamente no hay terror propiamente dicho en esta mediana película argentina dirigida por el alemán Christoph Behl, aunque a su favor se puede decir que, por momentos, su ambicioso relato de zombies no está mal filmado y que logra climas de gran opresión. Las interpretaciones van de lo correcto hacia lo sobreactuado, y ahí sí hay un problema grave.
Sandler anima un delirio desparejo, pero entretenido Hay un prólogo de época que permite decir que esta comedia menor pero simpática surge de una fábula judía. Al menos la música típica acompaña, aunque a medida que la acción se pone más movida, las melodías judías se van transformando en un potente jazz del tipo funky. En todo caso, la historia es que Adam Sandler, que tiene un negocio de reparación de zapatos desde hace cuatro generaciones, tiene un pedido un poco demasiado urgente para cambiar unas suelas, se le rompe la máquina de arreglar zapatos, y debe ir al sótano donde hay una viejísima máquina que el espectador ya sabe tiene poderes mágicos y permite que el zapatero pueda ubicarse en los zapatos de otra persona, pero de manera literal. Una vez descubiertos estos poderes mágicos, el protagonista, frustrado con su vida de humilde zapatero que vive con su madre viuda, empieza a hacer todo tipo de travesuras, incluyendo unas de corte directamente ilegal, algunas en escala más bien menor, otras no tanto. Los cambios de identidad de Sandler son a veces bastante divertidos, pero demoran el arranque de la historia que toma un cariz disparatadamente policial hacia la mitad del film. En este momento, "En tus zapatos" tiene la cualidad de volverse totalmente imprevisible y muy graciosa, lo que además está apoyado por un excelente elenco donde se destaca Steve Buscemi que es un eterno acompañante de Sandler en sus comedias-, junto a nada menos que Dustin Hoffman y Ellen Barkin, además de un Cliff "Method Man" Smith que se roba varias escenas. "En tus zapatos" es un delirio desparejo pero divertido, con uno de los desenlaces más extraños e imprevisibles del cine cómico reciente.
Vértigo e imaginación renuevan la fórmula En la séptima entrada en la serie de "Rápidos y furiosos", el director James Wan redobló la apuesta, pateó el tablero y decidió apelar al más divertido cualquier cosa. Frente a esta película que empieza casi como una telenovela, los dibujitos animados de "Meteoro" se quedan cortos: aquí los autos saltan de un edificio a otro, caen por los más profundos precipicios e, incluso, directamente vuelan, ya que son soltados en paracaídas desde un avión. La trama saca al team dirigido por Vin Diesel de las carreras de autos callejeras a una historia de mutuas venganzas. Al final de la película anterior aparecía un misterioso Jason Statham con muy mala onda. Es un mercenario invencible, hermano de un villano de otra de las películas de la saga, que llega para matar a todos, especialmente a Toretto, y por lo tanto las explosiones y tiroteos y persecuciones automovilísticas empiezan a ponerse cada vez más letales. Pero además aparece un gran hallazgo de este film, el personaje de Mr Nobody (Don Nadie) interpretado por un Kurt Russell que podría haber salido de una pelicula de John Carpenter. Se trata de un agente secreto que les propone que roben un fantástico dispositivo llamado "el ojo de Dios" que permite rastrear a cualquier persona en cualquier sitio del planeta, lo que serviría para dar con un auténtico fantasma como el personaje de Statham, que aparece y desaparece como una sombra para atentar contra la vida de los miembros del equipo de los rápidos y furiosos, que ahora tienen cómo encontrarlo. Lamentablemnte en el guión también hay mucho de telenovela, empezando por la amnesia de Michelle Rodríguez que resucitó en el film anterior sin memoria de su casamiento con Toretto, lo que provoca un exceso de melodrama que, por suerte, se resuelve durante una de las espectaculares persecuciones. Pero esas intromisiones ñoñas hacen que la película demore una media hora en arrancar de verdad, e interrumpen la acción cada tanto a lo largo de las dos horas que con esos detalles se vuelven un poco más largas de lo necesario. Pero este defecto no alcanza a hacer mella en un film que, cuando explota, lo hace en serio con un uso alucinante de locaciones de todo el mundo (particularmente los rascacielos de una ciudad árabe y las calles de Tokyo) y que tiene una técnica de montaje impresionante, además de toda la imaginación del director James Wan para filmar las más dementes escenas de superacción. Una mención aparte merece la despedida a Paul Walker en un clip final, que el público aplaude con emoción.
Aunque sin mucha sustancia, interesa por su originalidad. Como si se tratara de una de Cronenberg, Xavier Doland empieza su última película con el texto de una ley imaginaria de su propia invención sobre la participación del Estado en la educación de adolescentes con problemas. Esto en realidad no aporta mucho al desarrollo de "Momy", una comedia dramática "de auteur" que tiene como principal característica ser la primera película rodada en formato cuadrado 1:1 (esperemos que sea también la última) que convierte la pantalla de cine en algo parecido a la pantalla de un celular y que corta ostentosamente algunas de las imágenes, algo que se nota especialmente cuando alguien maneja un auto, por ejemplo. La película narra la difícil relación entre una madre madura que se esfuerza por ser joven y su conflictivo hijo adolescente, un chico que puede pasar de lo encantador a la furia más violenta. El director Xavier Doland, niño mimado del festival de Cannes (es el cineasta más joven en presentarse en este certamen), por momentos abusa de los diálogos y otras veces juega de manera más interesante con las imágenes y el uso sorpresivo de canciones pop de bandas como Oasis. De todos modos, si bien genera tensión con la relación madre-hijo, apenas juega con situaciones incestuosas que nunca llegan a concretarse, especialmene porque en el momento adecuado de la trama, aparece una vecina que se instala en esa relación convirtiéndola en una especie de extraño ménage à trois bastante inocente. Las imágenes y el errático estilo del director aportan originalidad aunque no mucha sustancia, pero a favor de "Mommy" se puede decir que las actuaciones son muy buenas y que el tema nunca deja de generar interés.
Dibujo que gustará a los más chiquitos. Un extraterrestre que cometió un lío bastante grande en su planeta y decide huir lo más lejos posible aparece en la Tierra y se hace amigo de una chica solitaria que lo ayuda a fugarse de los otros aliens que lo persiguen. Esta es la idea básica de la última película animada de DreamWorks,. Realizada por el equipo que hizo película tan populares como "Antz" y "Cómo entrenar a tu dragón". No hay muchas novedades en este nuevo film, que no brilla precisamente por su originalidad, pero que sí ofrece situaciones razonablemente divertidas -por ejemplo los efectos de la música y el baile en el marcianito- y muchas escenas estéticamente atractivas, especialmente en todo lo que tiene que ver con el colorido de los paisajes y del alien protagónico, que más allá de eso, no tienen un diseño especialmene elaborado, por decirlo de alguna manera. Uno de los puntos fuertes de "Home" eran las voces de los personajes, a cargo de Jim Parsons (el Sheldon Cooper de "The Big Bang Theory"), Rihanna, Steve Martin y Jennifer Lopez, pero como pasa con las versiones dobladas al castellano, este talento vocal se pierde totalmente, y es que en realidad poner el énfaiss en algo ajeno a lo visual siempre fue un modo facilista de aproximarse a un film de animación. En todo caso, no será una explosión de originalidad sobre todo para quienes recuerden otros films con marcianos como "Lilo & Stitch"), pero el público se renueva, sobre todo el infantil, y "Home" tiene gags, colorido y música como para entretener a la audiencia a la que está dirigido.
Penn, nuevo astro de superacción. Pierre Morel es el director que tuvo el mérito de transformar a Liam Neeson, el actor serio de "La lista de Schindler", en el Charles Bronson del siglo XXI con "Búsqueda implacable". Quizá el mérito sea dudoso, pero redituó tanto en la taquilla que ya va por su tercera parte. Y ahora también generó algo que podría considerarse un subproducto, una película de acción con Sean Penn en su primer protagónico en años, con una fórmula bastante similar a la de aquel film con Neeson. La principal diferencia es que "Gunman" se toma un poco más en serio con una trama que intenta meterse en los vericuetos violentos de los negocios en el Tercer Mundo y los crímenes políticos, ya que Penn es el francotirador de un equipo de mercenarios que, al matar a una persona clave en un país africano, provoca el caos y la desolación en una zona ya de por sí castigada de todas las formas posibles. Luego de este trabajito, el protagonista debe ocultarse para protegerse a sí mismo y a su equipo, lo que entre otras cosas hace que desaparezca del mundo sin que nadie sepa nada más de él, incluyendo su novia. Pero ocultarse no sirve de nada en ese negocio, ya que de todos modos, el mercenario sigue siendo un hombre buscado por misteriosos enemigos que continúan atentando contra su vida y la de cualquiera que esté a su alrededor.Y la culpa también carcome al tortuoso personaje de Penn que confiesa: "hice cosas malas"- y ese sentimiento se materializa en parte en la forma de una rara enfermedad cerebral perfecta para generar más suspenso en medio de las más complicadas escenas de acción que el film ofrece con la mayor generosidad. "Gunman" es bastante esquemática y previsible en lo argumental, y totalmente escasa en humor, pero indudablemente funciona como vehículo para un Sean Penn aplomado que le da la mayor seriedad posible a su irredimible personaje, que sin embargo, intenta salvar lo que pueda de lo que rodea a sus horrendos actos. El que está un poco desaprovechado es Bardem, pero eso sucede también con todos los actores de un elenco sólido, puesto totalmente al servicio de Penn y de las elaboradas escenas violentas filmadas con imaginación y precisión, jugando un poco con el estilo vertiginoso de la saga de Bourne. Si bien el asunto en principio parece un poco más frío, tal vez con "Gunman" Penn logre establecerse como nuevo astro de superacción, pero eso es algo que sólo la taquilla decidirá.