"Esos minutos finales" Luego de su trágico deceso en Noviembre del año pasado, llega a nuestro país la última película filmada, terminada y protagonizada por Paul Walker. Nuevamente podríamos hablar de factores externos al film como lo son el oportunismo que impulsa su estreno, la nostalgia con la que éste nos arremete y la tristeza como saldo final que nos provoca su visionado. Sin embargo, “Horas desesperadas” sorpresivamente es un poco más que todo eso. Eric Heisserer debuta de forma correcta tras las cámaras luego de haber firmado tres guiones de películas de terror con un alto presupuesto que resultaron ser bastantes mediocres (“Pesadilla en la calle Elm”, “Destino Final 5” y “La Cosa”), y lo hace de la mano de un film de suspenso que cumple su prometido de atrapar al espectador de principio a fin gracias a una historia pequeña y muy bien narrada. Ahí radica el principal merito de “Hours”, cuyo dramatismo y suspenso logra transmitirse sin demasiados inconvenientes también gracias a la más que interesante tarea de Walker, quien es el protagonista casi absoluto de un film no apto para nerviosos ni exigentes que llevan el cronometro colgado al cuello. Nolan Hayes (Walker) lleva a su esposa Abigail (Genesis Rodriguez) a un hospital en Nueva Orleans debido a una complicación en su embarazo. Cuando el devastador huracán Katrina empieza a dar sus primeros pasos ahí afuera, Hayes recibe la peor noticia de su vida (según sus propias palabras): Su esposa ha muerto en el parto y ahora él es padre soltero de una pequeña bebe prematura que necesita estar con un respirador mecánico por varias horas para seguir con vida. Sin embargo, las terribles consecuencias climáticas le pondrán un tiempo limite a Nolan, ya que mientras afronta una lucha personal contra la resignación de haber perdido a su ser más querido, la desolación que le ocasiona la falta de ayuda y el desesperante panorama que debe superar su hija, deberá hacer lo imposible para sobrevivir. Con un desarrollo que se propone a si mismo ir aumentando el grado de suspenso, drama y acción a medida que avanza el relato, “Horas desesperadas” aterriza casi sin demasiados inconvenientes en la pista y logra consolidarse como un thriller hecho y derecho que lejos de ofrecer golpes bajos, adquiere un ritmo de “cachetazo-estimulo-respuesta” debido a que su personaje no puede abandonar su lucha por la supervivencia por más de 3 minutos. De más está decir que, los pocos aspectos negativos que existen en este film, se deben a esa exigencia propia de mantenerse despierta, tensa y atenta (al igual que su protagonista) durante los casi 100 minutos que dura el metraje. Los pasos de comedia (¿Hacían falta?) y ciertas bajadas de línea moral hacen que “Horas desesperadas” pierda durante ciertos momentos ese sabor amargo que transmite tan bien desde ese devastador arranque. Queda para analizar y debatir después de ver esta película si Heisserer en su relato solo nos invitó a ver una ficción, o si en algún punto el contexto de su historia (gente armada que busca ayuda e impone la ley de la selva frente al caos, un sistema de salud precario aún sin complicaciones externas y la violencia como herramienta indispensable para la supervivencia) tiene otros objetivos. Todo esto acompañado de la tristeza y la impotencia que nos provoca tener que ver por última vez en la pantalla grande a un actor que, en su última carta, se juega por un rol imposible de despegar de su trágico y doloroso destino, hacen de “Horas desesperadas” una propuesta interesante para tener en cuenta.
"Crisis energética" El cine como industria atraviesa una crisis muy amplia y duradera que seguramente se resolverá cuando se tomen las medidas necesarias y los responsables no se precipiten a buscar el dinero fácil. El respeto hacia el público a través de mejores contenidos con el paso del tiempo se ha ido perdiendo y el problema se potenció desde la re-aparición del 3-D que solo ofrece un espectáculo visual llamativo, pero que a nivel argumental hace aguas por todos lados. Lamentablemente eso es lo que ocurre con “Linterna verde” de Martin Campbell; Visualmente es impactante como ninguna, pero carece de un guion lo suficientemente sólido como para justificar semejante despilfarro. Una verdadera lástima, sobre todo para aquellos que conocen al personaje y entienden que se están desaprovechando los puntos más altos que ofrece. Recursos no le faltaron a Warner; De arranque nomas contó con un director de renombre como Campbell, que acumula éxitos taquilleros y de crítica tales como “Casino Royale” y “Edge of Darkness”, que en esta ocasión poco pudo hacer para solucionar las falencias del guion. Por otro lado hay un gran elenco, compuesto por Ryan Reynolds como Hal Jordan, Blake Lively como la chica de turno, Peter Sarsgaard, Mark Strong y Tim Robbins, entre otros. Sin embargo están desaprovechados y puestos en situaciones ridículas, casi sin sentido, con diálogos infantiles como hacía mucho no veía. Si ponemos como ejemplo a Reynolds, su personaje pronuncia durante gran parte del film “Cool”, “Yeaaaah”, “Supercool” y todo un repertorio de idioteces que no vale la pena mencionar. ¿Está claro donde falla el film? Sí. Y si hace falta repetirlo u aclararlo lo hacemos a continuación: el patético guion escrito en un principio por Greg Berlanti y Michael Green, que posteriormente seria “re visionado” por Marc Guggenheim y Michael Goldenberg. Es difícil entender como 4 guionistas que trabajan para los estudios más grandes de Hollywood no pudieran sacar algo bueno de un personaje muy rico en historia y que a su vez es representativo hasta por los codos para un público muy amplio. Inexplicable. Como así también el grotesco error de los productores al llevar este guión a la pantalla grande con un presupuesto superior a los 225 millones de dólares. De ahí que se habla de esta peli como uno de los grandes fracasos de este año. Una verdadera lástima, ya que no solo desaprovecharon una gran oportunidad para relanzar un personaje de gran potencial al mundo del cine (de hecho, es la primera adaptación que se hace) sino que también se ensucia el panorama para las posibles futuras secuelas, que de tener el visto bueno, tendrán que mejorar radicalmente su calidad para llamar nuevamente la atención del público. ¿Es todo malo lo que tiene para ofrecernos “Linterna Verde”? No, está claro que no. Como dijimos al principio, visualmente estamos frente a un espectáculo digno de ser visto en la pantalla grande y sobre todo en 3-D, ya que le otorga mayor importancia y realismo a los distintos escenarios y en las distintas secuencias de acción. Toda la primera parte del film que transcurre en Oa (el universo de los green corps) es magnífica y la secuencia final que comprende la lucha entre Hal y Parallax te deja sin aliento, porque le sobra espectacularidad. El problema letal, claro, radica en todo lo otro que compone al film; diálogos sin sentido, idas y vueltas “amorosas” innecesarias, situaciones cómicas ridiculísimas y todo un sinfín de relleno que quitan espacio y tiempo al desarrollo adecuado de una historia que tenía mucho para ofrecer en la pantalla grande pero que fue desaprovechado en gran medida por la falta de un buen guión. Una lástima. Difícil de recomendar.
"Cuenta regresiva" Marvel no la tenía fácil a la hora de adaptar la historia de Steve Rogers. Esa es la única realidad y razón por la cual se demoró tanto este ansiado proyecto. Le fue difícil conseguir directores, actores e incluso guiones sólidos que justificaran el traslado a la pantalla grande de uno de los personajes más emblemáticos de la firma. Finalmente Disney compró a la archi-reconocida línea de personajes y con ello también los derechos cinematográficos de los mismos, sacando así de la galera un proyecto esperanzador y riesgoso en igual medida; la futura adaptación cinematográfica de “Los vengadores”, que consiste en unir a los superhéroes más reconocidos en una sola aventura. Estamos hablando de una película en la que Iron Man, Hulk, La Viuda Negra, Thor, Ojo de Halcón y el Capitán América compartirán escenario y enemigos. Un Blockbuster en toda medida que se estrenará a mediados de 2012, bajo la dirección de Joss Whedon. Y así como en el 2008 tuvieron sus respectivas adaptaciones “Iron Man: El hombre de hierro” y “El Increíble Hulk” de la mano de Jon Favreau y Louis Leterrier, respectivamente, este año fue el turno de “Thor” de Kenneth Branagh y de “Capitán América: El primer vengador” de Joe Johnston, siendo esta ultima la mejor de todo el combo. ¿Por qué? Las razones sobran. En primer lugar el tratamiento que se le dio al personaje fue más que adecuado. Lejos de caer en el nacionalismo “made in U.S.A” al que nos tienen acostumbrados otras películas con personajes incluso más inapropiados para eso, en esta ocasión tenemos una historia que persigue un solo objetivo; el de brindar un entretenimiento familiar apto para ser consumido en cualquier parte del mundo. No estamos frente a una propaganda nacionalista y armamentista de los Estados Unidos. Eso es muy bueno, sobre todo si hablamos de un personaje cuyo disfraz lleva los colores de esa bandera y si su único objetivo es participar de la segunda guerra mundial. Sin perder su esencia (los elementos antemencionados están presentes) el resultado es más ameno que leer un comic de este personaje. En segundo lugar el elenco. Chris Evans en el rol de Steve Rogers/Capitán América cumple todas las expectativas puestas en él. En la primera parte del film vemos (gracias a unos excelentes efectos especiales) a su personaje con un cuerpo paupérrimo y una actitud heroica exacerbada y durante la segunda parte, cuando estamos frente al personaje en todo su esplendor, seguimos disfrutando una gran actuación. Lo mismo nos pasa con Hugo Weaving en el rol de Johann Schmidt /Red Skull. Luego tenemos a un elenco de lo más variado; Hayley Atwell como Peggy Carter, Stanley Tucci como el Dr. Erskine, Toby Jones como Dr. Anim Zola y Tommy Lee Jones como el Coronel Phillips. Si bien todos estos personajes se encuentran en un plano secundario y sus apariciones se cuentan con los dedos, hay que destacar la buena elección del reparto que sirve para sumar puntos y “caras conocidas” a una peli de esta clase. En tercer lugar tenemos que destacar todo el apartado técnico del film. No podemos dejar pasar las locaciones, los efectos especiales (que gracias a Dios no abundan), el maquillaje y el sonido (muy importante en una peli bélica). Todo este conjunto nos traslada hacia la segunda guerra mundial en un santiamén sin caer, repetimos, en lo que es más fácil; el abuso de efectos especiales. “Capitán América: el primer vengador” es una sobre todo una alta apuesta de la Marvel para el futuro ambicioso que le depara la adaptación de “Los vengadores”. Por momentos puede pecar y caer en lugares que solo los lectores habituales de los cómics de este personaje entenderán, pero en general ofrece un entretenimiento solido, consistente, familiar, capaz de sorprender con grandes escenas de acción filmadas a la vieja escuela, emocionar con personajes e historias bien desarrolladas y dejarnos varias sonrisas con situaciones divertidas que no caen en el ridículo. No es indispensable ver las adaptaciones de todos los personajes anteriormente mencionados, pero sin dudas para aquellos que son más exigentes resultara necesario repasar aquellos films para darse una idea de por donde vendrá la mano el año que viene cuando de una vez por todas Nick Fury (interpretado por Samuel L. Jackson) diga en la pantalla grande: “Vengadores, reunirse!!!”. Empieza la cuenta regresiva.
"El dios de los cómics" Y pensar que todo esto comenzó con un viejo rengo que golpeaba un bastón mágico… No se si la Marvel tenía decidido llegar a este punto, pero lo hizo, y ahora no hay vuelta atras. “Thor” es una de las pelis más logradas del estudio y dentro de lo que se conoce como “el camino a Los Vengadores” es, quizas, la pieza clave. Hubo tantas idas y vueltas en la producción del film del dios del trueno que hasta se rumoreó en un principio que Brad Pitt sería quien interpretaría al hijo de Odin en una versión en la que D.J Caruso sería el director. Pero por esas cosas que tiene el cine, que también abarca el detrás de cámaras (la producción de los films) el estudio decidió que Kenneth Branagh sea el encargado de trasladar a la pantalla grande a este maravilloso personaje y junto al semi-desconocido actor llamado Chris Hemsworth en el rol principal. Acostumbrado a realizar otra clase de films menos comerciales y más personales como “Enrique V“, “Hamlet“, “Mucho ruido y pocas nueces” y “La Flauta mágica” y a ponerse delante de cámaras en producciones tan variadas como “Harry Potter y la cámara secreta” y “Operación Valkiria“, Branagh sorprende con su trabajo en “Thor” ya que mezcla su fanatismo por Shakespeare con una historia salida de los cómics y el resultado es una locura que merece ser vista y disfrutada como tal. La historia del dios del trueno, también hay que decirlo, se presta mucho para eso por los elementos que la componen; Hijo orgulloso, padre vanidoso, hermano conflictivo, disputas de poder en un reino ideal, etc. De todas formas, tampoco era sencillo darle el tratamiento que le dio el realizador Irlandés. En cuanto al trabajo de Hemsworth fue una decisión muy acertada. Su presencia en el proyecto es casi igual de importante que la de Branagh detrás de cámaras, aunque con esto no quiero decir que lo del actor es para alquilar balcones ni nada por el estilo. Cumple y sorprende, básicamente por que nadie lo tenía en los papeles. Una buena carta de presentación para el australiano. El apartado técnico del film es notable y merece un párrafo aparte, ya que lo que hicieron con la recreación de Asgard no tiene equivalente: Un despilfarro visual hermoso que recuerda a los mejores escenarios de sagas fantásticas como “Star Wars” o “El Señor de los Anillos“, sin exagerar en ningún sentido. Recordemos que Asgard, en la mitología escandinava es una morada donde reciden los dioses y está dividida por reinos. En los cómics de Thor se profundizó bastante sobre casi todos ellos, pero en la película, por razones obvias solo se los menciona y se ofrece un pequeño vistazos de ellos en el maravilloso prólogo. El único reino que visitan nuestros protagonistas, recurriendo a Heimdall (interpretado por un correcto Idris Elba) protector del Bifrost es Jotunheim, donde habitan los gigantes con los que Thor inicia una guerra. También, lo que hicieron aqui es solo digno de aplausos, ya que la batalla con los gigantes es una gran secuencia de acción, digna del buen cine pochoclero. Otro gran acierto fue la selección de actores para el film. La extensa lista va desde Anthony Hopkins en el rol de Odin (más acertado no se pudo haber estado jamás), Tom Hiddleston como Loki (el hermano de Thor), Ray Stevenson como Volstagg, el anteriormente mencionado Idris Elba en el papel de Heimdall, hasta Natalie Portman como Jane Foster y Stellan Skarsgard dándole vida al doctor Erik Selvig. Estos dos últimos resultan agradables a la vista, sobre todo teniendo en cuenta que estamos en una film de superhéroes, pero acá es donde quiero hacer una pequeña devolución y crítica negativa: ¿Era necesario ridiculizar tanto la presencia de Thor en la tierra? Puede que la palabra ridiculizar sea muy dura, pero en cierta forma es la que mejor describe lo que sucede en la película cuando desterrado rey de Asgard está en nuestro planeta. Desde chistes infantiles (Thor buscando un caballo), personajes ridículos (Kat Dennings como Darcy Lewis es infumable), situaciones absurdas (la parranda del doctor Erik Selvig con Thor era completamente innecesaria) y un sinfin de elementos más hacen que la historia pierda mucho peso mientras transcurre en la tierra. El gran trabajo que realizaron para darle espectacularidad y realismo a lo que sucede en Asgard se ve opacado en gran medida por la flojera con la que trataron la permanencia del dios del trueno en la tierra. Por si fuera poco, la presencia casi excesiva del Agente Coulson en la historia (interpretado por Clark Gregg) a mi me resulto aburrida. Se nota mucho que con este film quieren unir las historias del resto de los vengadores, algo que en lo personal me molestó bastante. El garrón entonces es doble: mientras Thor está en la tierra por haber sido desterrado no solo queda visto como un personaje tonto, sino que también el resto de los personajes parecen más tontos que él. Lo más positivo en esta parte del film es el pequeño y gran cameo de Jeremy Renner como Ojo de Halcón en la que es sin dudas la escena más épica y emotiva de toda la peli; el rescate de Mjollnir, el martillo todo poderoso de Thor. Como dije al principio, “Thor” es la peli más lograda de Marvel hasta la fecha. Lo que lograron adaptando este personaje es digno de aplausos y nos deja con una confianza tremenda sabiendo que el objetivo es lograr ni más ni menos la reunión más importante de superhéroes de la historia del cine. “Thor” es la base de todo ese sueño, no hay dudas. Por eso hay que disfrutarla como lo que es: una clara muestra de que para MARVEL nada es imposible.
"Marcha firme" Hollywood sigue sufriendo la falta de ideas, eso ya todos lo tenemos bien claro, sobre todo debido a la infinita ola de remakes y adaptaciones literarias y de cómics que tenemos en la actualidad. Pero también hay que admitirlo: hay historias que son muy interesantes y que en su momento no fueron aprovechadas al máximo. En 1968 se estrenaba en casi todo el mundo “El planeta de los simios” protagonizada por el actor del momento, Charles Heston, en el rol del líder de la expedición que termina varada en el peculiar planeta que le da título al film. Baldazo de agua fría, que básicamente colocaba en la categoría de clásico a esta peli; al final el planeta habitado por unos simios muy superiores al hombre, era ni más ni menos, que el planeta tierra. ¿Cómo se llego a esa situación? ¿Cómo el hombre fue desplazado por los simios en el dominio de la tierra? Esas eran las preguntas que todos los espectadores se hacían una y otra vez al ver el film, llegando al punto de exigir respuestas a los responsables y a los productores. Esto llevó, claro, al éxito rotundo de la saga: Posteriormente vinieron 4 películas más y serie de televisión incluida, además del merchandising y las parodias y homenajes en distintos ámbitos. James Franco el planeta de los simios revolucionEn el año 2001, Twenty Century Fox decidió que de la mano de Tim Burton saliera el relanzamiento de la historia a la pantalla grande, pero el resultado no fue el esperado. Aquella peli no termino de convencer al público, debido a su superadora puesta en escena (con relación a la original) como así también por el exceso de madurez y diálogos en la historia. Lejos de ser un pésimo film, el trabajo de Burton sigue siendo considerado impecable. Pero el público demanda otra cosa. Básicamente un punto de origen, un comienzo. Una base de donde parte esta historia. Una justificación. Una causa y no un efecto. Y finalmente llegó. Tarde pero llegó. De la mano de Rupert Wyatt, de la empresa de efectos especiales Weta Digital (responsable de films como “El Señor de los Anillos”, “King Kong” y “Avatar”) y del poco valorado actor Andy Serkis, podemos decir que tenemos una solida base para contar esta historia de la mejor manera y por un largo tiempo. La historia gira en torno al científico Will Rodman (interpretado por James Franco, nominado al Oscar por su labor en “127 Horas”) y su búsqueda de una cura para el mal de Alzheimer que padece, entre tantos otros, su padre. Su investigación lo lleva a experimentar con una nueva droga, capaz de reparar las células madre de un cerebro dañado en primates para luego poder dar el paso a la experimentación en humanos. Un accidente impensado termina con la postergación del proyecto y con una impensada responsabilidad para Will; deberá cuidar a Cesar (Andy Serkis), un simio huérfano, que adquirió genéticamente increíbles habilidades. Con el paso del tiempo, el simio se convierte en mucho más que una simple mascota en su nuevo hogar, llegando al punto tal de ser considerado como un hijo menor para Will y su padre Charles (John Lithgow). Durante esta primera parte del film sin dudas todos los aplausos se lo lleva el pequeño Cesar, que emociona, divierte y sorprende a través de sus distintas habilidades y pequeñas travesuras dignas de un niño en etapa de crecimiento. Lo que se logró en el apartado técnico es sin dudas impecable; lejos de caer en el error de humanizar a Cesar, estamos siempre frente a un simio que de a poco muestra condiciones idénticas e incluso superiores a la de los seres humanos, pero no deja de ser un animal. La segunda parte está claramente marcada a partir del momento en el que nuestro “no tan pequeño” primate es encerrado junto a otros de su especie debido a un accidente. Una vez allí, no tardara mucho tiempo en sobresalir del resto para convertirse en un líder defensor del grupo, frente a los ataques del “cuidador” Dodge (Tom Felton, más conocido como Draco Malfoy de Harry Potter) y su padre Landon (Brian Cox). Y aquí es donde la peli sorprende y se lleva a todos por delante, incluido aquellos que no apostaban mucho por este remake. La base de la historia que abarca la saga de “El planeta de los simios” se establece aquí; Por un lado tenemos a Cesar relacionándose con el orangután Maurice, que no tiene un pelo de tonto, y con su violento “vicepresidente” de la revolución, el simio “scarface” Rockett. Pero por otro lado, y es aquí donde también radica un gran acierto de esta película, tenemos la historia de Will que decide seguir adelante con sus experimentos, duplicando la apuesta (¿accidentalmente?) y probando el virus en seres humanos. Los resultados no serán los previstos y el incipiente panorama desolador será el terreno perfecto para que la otra especie decida tomar el poder. Eso sí, no esperen una resolución definitiva en los 100 minutos que dura la peli, porque no la hay. Las cartas quedan desparramadas para la próxima jugada, que seguramente con el éxito que está teniendo el trabajo de Wyatt no se hará esperar. Estamos sin dudas frente a una de las sorpresas pochocleras del año. Muy pocos esperaban que una película de simios con ansias de revolución pudiera llegar a hacer tanto ruido, levantando billetitos por todo el mundo y obteniendo muy buenas críticas. “El planeta de los simios: Revolución” tiene un guión muy bien orquestado, capaz de combinar drama, dosis de humor y algo de acción, sin dejar de ser una muy buena historia de ciencia ficción. La actuación de Andy Serkis como Cesar (maquillado “digitalmente” a través de la técnica de captura de movimientos) es soberbia y se roba todos los aplausos. La música de Patrick Doyle (un maestro todo terreno) acompaña de principio a fin y sobretodo la muy buena dirección del casi desconocido Rupert Wyatt que no cae en terrenos comunes, golpes bajos ni abusa de los efectos especiales. Cuenta la historia de manera perfecta y se hace acreedor, no quedan dudas, de la responsabilidad de seguir dándole vida a esta historia que recién, recién, acaba de comenzar.
"Nostalgia fantástica" Los viejos tiempos siempre nos traen recuerdos. De allí vienen las anécdotas que se relatan en las reuniones con amigos, parientes u compañeros. A esto sumémosle también dos etapas de nuestras vidas como la infancia y por qué no también la adolescencia. ¿Cuál es el resultado? Historias dignas de ser recordadas y comentadas una y otra, y otra vez. ¿Por qué? Por que cada uno de los protagonistas tiene una versión distinta, con detalles que hacen a la historia mucho más atrapante y entretenida. ¿Alguien puede decir que esto no ocurre? La última película del productor y guionista de televisión más exitoso de los últimos años, J.J. Abrams, es en pocas palabras imperdible y seguramente con el paso de los años quedara justificada su presencia en la vitrina de los grandes films de aventuras protagonizadas por niños. Muchos críticos de prestigio adjudican esto al hecho de que Steven Spielberg se encuentra como productor de la peli, lo cual a mi parecer no favorece y si perjudica en menor medida al film. Si bien Abrams se canso de repetir que sus influencias para realizar este trabajo fueron “E.T” y “Encuentros cercanos del tercer tipo” (dos de los mayores éxitos que logró Spielberg en su carrera) no hay que perder la brújula; el guionista, director y sobre todo artífice de esta obra es él. Y si el producto final es una de las mejores propuestas que pasó por la cartelera de los cines en lo que va del año se debe básicamente a que su director se animó a contar la historia que él hubiera querido ver durante su infancia. La premisa del film nos ubica en un pequeño pueblito de Ohio, en el año 1979, donde un grupo de amigos aprovecha sus vacaciones de verano para llevar a cabo la filmación de una película de zombies con una cámara súper 8. Tenemos a Charles (Riley Griffiths) como el director y mejor amigo de Joe Lamb (Joel Courtney), quien cumple las funciones de maquillador. Ambos están enamorados de la protagonista del film, Alice (Elle Fanning). También tenemos al encargado de los efectos especiales, un niño pirómano llamado Cary (Ryan Lee), un cobarde que hace de galan en la peli de zombis llamado Martin (Gabriel Basso) y Preston (Zach Mills) que alterna varios papeles casi sin decir ningún dialogo. Durante la filmación de una de las escenas, el grupo de amigos presencia un terrible accidente de tren y en ese instante se convierten en los únicos testigos del inicio de un hecho extraordinario que marcará sus vidas y la del resto de los habitantes del pueblo para siempre. No sería justo entrar en más detalles acerca de la trama, ya que uno de los puntos más fuertes de la película es apuesta doble a nivel argumental; Por un lado tenemos la historia de los chicos, marcada por temas como la amistada, el primer amor y el inicio de la rebeldía adolescente. Mientras que por otra parte tenemos la trama que gira alrededor del extraño accidente y los inexplicables hechos que surgen a partir del mismo en el pueblo. Desde el momento que ambos destinos empiezan a entrelazarse, la película se convierte en un verdadero viaje de entretenimiento que difícilmente deje indiferente al espectador. Son 112 minutos en donde el humor, el drama y la ciencia ficción componen una aventura que traerá a la cabeza películas como “Los Goonies”, “Cuidado! Hércules vigila”, “The Monster Squad”, “I.T” y las anteriormente mencionadas “E.T” y “Encuentros Cercanos del tercer tipo”, pero que bajo ningún aspecto se trata de un homenaje hacia el género, sino más bien una que merece estar dentro de ese grupo de films predilectos. “Super 8” se mantiene solida por las increíbles actuaciones de sus jóvenes protagonistas, por la maravillosa música del compositor moderno más clásico que tiene el cine hoy (el ganador del Oscar, Michael Giacchino) y, sobre todo, gracias a la soberbia dirección de J.J Abrams. En definitiva, la más firme candidata a convertirse en la mejor peli del año y sin dudas el mejor trabajo y regalo que el creador de “Lost” le dio al cine en su corta carrera como director.
"Despeinarse un rato" Si Argentina fuera un país con todas las cosas en su lugar no tendrían que existir personas que conozcan a Néstor Montalbano por su más reciente producción cinematográfica titulada “Por un puñado de pelos”. No se trata de uno más que tuvo la suerte de llegar a las pantallas locales con una historia loca y de género, sino que al contrario, se trata de un tipo que se merece trabajar siempre en ese lugar por todo lo que hizo hasta la fecha. Montalbano es del palo que revitalizó la comedia local en la televisión y en el cine junto con otros artistas como Diego Capusotto, Fabio Alberti, Pedro Saborido y Alfredo Casero gracias a producciones como “Todo por dos pesos”, “Cha Cha Cha”, “Soy tu aventura” y “Pájaros volando”. Si nunca consumiste ninguno de esos productos previamente, o simplemente no te gustan, “Por un puñado de pelos” por más buena y lograda que esté te parecerá algo completamente trillado, ridículo y absurdo. Por eso mi recomendación es que, si sos de esas personas, te hagas un ratito libre y veas por internet de que van estas producciones y como es el humor que ofrecen antes de ir al cine a poner cara de amargo a la hora de los chistes que tiene la película. En cambio, si sos de los que disfruta de esta clase de humor (cuyo mayor exponente hasta la fecha sigue siendo “Peter Capusotto y sus videos”), “Por un puñado de pelos” te resultara una divertida propuesta para pasar un entretenido momento frente a la pantalla grande. Lo poco que necesita Montalbano (un pelado que no quiere padecer más su falta de cabello) y lo trillado de la solución que ofrece (el agua de un pueblito de peludos que idolatra a una figura llamada Santo Chapi) es el sello característico de un realizador del cine que, pese al paso de los años, realmente puede hacerte reír con tan solo dos pesos. Si Nicolás Vazquez lidera un elenco en el que también dicen presentes Rubén Rada, el pibe Valderrama, el negro Ferreyra, Juan Carlos Velázquez (el mini de “Duro de domar”) y el cerdo patricio (un cerdo posta, no un actor), pero la película se la roba el doble de un reconocido músico internacional una vez que aparece en la pantalla, te podes dar una idea de lo es capaz de hacer Montalbano con tal de sacarte una sonrisa genuina apelando tan solo a simples y humildes destellos de originalidad. “Por un puñado de pelos” pese a contar con algunas falencias que quedan en evidencia frente al ojo más crítico, es un film que entretiene lo suficiente como para recomendar su visionado. No será lo mejor de Montalbano, pero si queres romper la monotonía del cine argentino en los últimos años de ofrecer comedias dramáticas con grandes actores, aquí tenes una excelente opción que es todo lo contrario, y no por eso, se disfruta menos.
"Puntos suspensivos" En la comunicación siempre existe una intención. A la hora de escribir un texto, el emisor piensa en el receptor al que se dirigen dichas palabras y los efectos que quiere provocar en el mismo. En el caso de la crítica se debe argumentar, dar razones y explayar los fundamentos que el emisor cree que son validos para tratar de convencer al lector de que una película merece ser vista o simplemente pasada por alto. No obstante, como emisor uno siempre debe tener en cuenta que esa persona a la que se dirige está condicionada por miles de otros aspectos que no podemos manejar ni alterar, los cuales sin dudas ponen en riesgo u hacen completamente invalida nuestra tarea. Aquí obviamente quiero parar la pelota y decir que esta crítica no está dirigida a las fanáticas de Justin Bieber, ya que este extenso grupo de personas difícilmente ponga estas palabras por encima de su fanatismo. Y si hablamos de Argentina, sin lugar a dudas con los hechos ocurridos el año pasado, ese fanatismo se transformó en una devoción inquebrantable que demostró estar hecha a prueba de balas y todo aquello con lo que se le tire. Mi opinión sobre este documental apunta hacia otro lado y se acerca más a una reflexión fría sobre los puntos más interesantes que me dejó el visionado de un documental de apenas 92 minutos sobre un artista terriblemente exitoso y polémico de tan solo 19 años. La frase más contundente, impactante, certera y escalofriante que ofrece “Believe” es la que refleja en números el presente de Justin Bieber: Con tan solo 19 años es el responsable de un grupo de trabajo de más de 15.000 empleados, que a lo largo y ancho de todo el mundo, durante un periodo de 15 meses, realiza 154 shows. Repito: Estamos frente a un adolescente que es la fuente de trabajo de 15.000 personas, realizando un promedio de 10 shows por mes en una gira que recorre todos los continentes del mundo. Una locura que ni las más grandes bandas de rock de la historia de la música pueden igualar. Como si fuera poco a eso hay que sumarle que, durante el tiempo que duran estas giras, Bieber filma un documental sobre su vida y los vaivenes de la misma (los cuales se reducen simplemente al trabajo y las consecuencias de su éxito), como ya lo hiciera con “Never say never” en el “My World Tour”. Por eso, otro de los momentos que ofrece este documental y que difícilmente pueda borrar de mi cabeza es la salida de Justin Bieber de un estadio luego de un show. Si ese fanatismo desbordado se convierte en ataques violentos que ponen en riesgo la vida y el trabajo de muchas personas cada vez que termina uno de los 154 shows que brinda el músico, estamos sin dudas frente a un caldo de cultivo que tiene una fecha de vencimiento muy cercana. Lejos de justificar y avalar cualquiera de las barbaridades de las que se lo acusan, uno al ver este documental se pone por unos segundos en la piel de una persona que vive esa situación la mayor parte de su tiempo y lo único que puede sentir es lástima y miedo, dos emociones para nada agradables. No soy utópico: Como documental, “Believe” es otra muestra más de lo efectivo que puede ser mostrar aquel punto de vista más adecuado de una extensa e interesante realidad. Por eso esta película no deja de ser un producto regular que apela a la emoción de sus receptores e intenta lograr su objetivo disparando con toda clase de recursos, inclusive un innecesario golpe bajo a mitad de su transcurso. La unidireccionalidad de este film es su mayor desventaja, pero también es una gran virtud ya que nos invita, a todos aquellos que vemos esto fuera del fanatismo, a reflexionar sobre el desfigurado presente de un chico de 19 años que difícilmente pueda construir un futuro adecuado siguiendo este sinuoso camino.
"Revancha innecesaria" Cuando el cine no logra maquillar completamente su cara de oportunista generalmente nos encontramos con productos bastantes irregulares como lo es “Ajuste de cuentas”. Y es una lástima, ya que la esencia del oportunismo cinematográfico esta determinada claramente por los gustos y los deseos del público que quiere ver sus sueños hechos realidad en la pantalla grande, lo cual es a su vez, una de las grandes virtudes que tiene el cine. El problema es que el oportunismo en el cine, al igual que en el humor, tiene que ser inmediato o aparecer en el momento idóneo para lograr su cometido. Si ese tiempo clave se estira demasiado, se pierden la gracia, la esencia y la necesidad del público ya no es tan evidente ni fuerte. Si este encuentro cinematográfico entre Sylvester Stallone y Robert De Niro (interpretando a boxeadores que les rinden homenaje a los personajes más importantes de sus carreras actorales) se hubiera dado un par de años atrás, seguramente el resultado seria otro. Sin embargo la realidad es que “Ajuste de cuentas” se hizo en estos tiempos que corren, donde la nostalgia se utiliza mayoritariamente como herramienta de la comedia y géneros más livianos. Ahí radica el principal error de esta propuesta, la cual baila con dos géneros que requieren de mucho pulso y talento para poder ser mezclados de forma correcta, y eso es algo que el realizador Peter Segal (“50 primeras citas”, “Locos de ira”) no pudo lograr en esta oportunidad. “Ajuste de cuentas” funciona como una comedia y ofrece sus mejores momentos dentro de ese marco, pero coquetea bastante con el drama, sobre todo cuando se apoya en la nostalgia, el aparente pasado glorioso y el triste presente de nuestros protagonistas, dejando entrever una arista que podría haber funcionado mejor pero que decidió no explotarse. Lo llamativo es que si la sacas de su contexto, la premisa de esta película ofrece algo así como un futuro distópico en donde Rocky Balboa y Jake La Motta se cruzan las caras por última vez, luego de dos enfrentamientos bastantes polémicos (los cuales los podemos relacionar con la verdadera historia detrás de Stallone y De Niro) y un problema de mujeres (La Motta se queda con Adrian, u algo así de doloroso para Rocky), lo cual es interesante. Incluso el personaje de Alan Arkin en esta película parece una versión más realista y adecuada de lo que hubiera sido el futuro del gran Paulie (Burt Young), muy distinto de aquel que le dio Stallone en “Rocky Balboa”. Repito: El problema es el enfoque que le dieron Segal y los guionistas Tim Kelleher y Rodney Rothman a esta historia, quienes optaron por una comedia que se burla y se aprovecha mucho del pasado exitoso de estos personajes y ofrece pocos aspectos originales. Ahora entendemos completamente por qué Stallone decidió a partir de esta producción no volver a hacer más de boxeador en una película, ya que entendió que del ridículo no se vuelve y no es necesario manchar enorme imagen final que nos dejo en “Rocky Balboa”. Personalmente le tenía muchísima fe a esta película, pero al fin y al cabo son pocas las cosas que puedo destacar de la misma: El arranque (con esas logradas escenas de archivo), las cuotas de humor que impregna Alan Arkin (mucho más logradas que las del exagerado e infumable Kevin Hart) y el final (la esperadísima pelea entre Razor y Kid). El resto (incluso las actuaciones de Kim Bassinger y Jon Bernthal) está muy desaprovechado y no termina de convencer en un producto que, si bien entretiene, no es lo que prometió ser, ni mucho menos lo que todos esperábamos ver.
"Adam y guerra" Hablar bien de esta película y recomendar su visionado puede ser parecido a desarmar una bomba en menos de un minuto sin las herramientas necesarias. Pero de todas formas, vamos a intentar ganar esta batalla. Stuart Beattie (guionista de “Piratas del Caribe”, “G.I. Joe”, “Colateral”, “30 días de oscuridad” y “Australia”) junto a Kevin Grevioux, (actor y guionista de “Inframundo” y escritor del cómic en el que se basa este film) decidieron unir fuerzas para sacar adelante una producción que tiene como protagonista a uno de los monstruos más emblemáticos de la historia del cine, solo que esta vez utilizándolo casi como un mero accesorio para posicionarlo en un escenario en el que nunca lo habíamos visto anteriormente: Una guerra entre gárgolas y demonios. Por eso, de forma muy acertada, la película se saca rápidamente de encima a los fervientes defensores de la obra de Mary Shelley, rebautizando al monstruo creado por el Dr. Frankenstein con el nombre de Adam ni bien arranca el relato. Si buscas muchas referencias a la obra de Shelley en “Yo, Frankenstein” estas más perdido que Tarzan en un concurso de modales. Al igual que como pasara con la saga “Inframundo”, la idea de plantear una guerra entre dos bandos de criaturas milenarias y fantásticas deja en evidencia el público al que apuntan estas producciones y el único objetivo que persiguen: Entretener a los jóvenes y más chicos. El único problema que le encuentro a estas películas vuelve a ser el mismo: Sus protagonistas, los cuales terminan molestando más que ayudando a la hora del desarrollo de la trama. Si en “Underworld” la hermosa Kate Beckinsale vestida en un ajustado traje de cuero solo servía para distraernos de lo que verdaderamente queríamos ver (hombres lobos luchando contra vampiros), en “Yo, Frankenstein” el fornido y traumatizado monstruo interpretado por Aaron Eckhart es un mero accesorio que estorba y no nos deja disfrutar del verdadero show que brindan los grandes protagonistas del film: Las gárgolas. Personajes históricamente alejados de la pantalla grande (vaya a saber uno por qué), las gárgolas tienen su revancha en esta película, ya que por lejos son el plato fuerte de la misma y se terminan convirtiendo en la verdadera y única razón por la cual no podes dejar pasar la oportunidad de ver “Yo, Frankenstein” en el cine. La primera batalla grande entre los demonios (liderados por el siempre correcto Bill Nighy) que tiene lugar en una catedral y sus alrededores es simplemente impresionante y te deja con la mandíbula en piso gracias a la espectacularidad visual y el logradísimo y acertado trabajo que hicieron con el 3-D en esta secuencia. Si estas entre los 7 y los 13 años, en esos 15 bestiales minutos la película te vuela la cabeza por completo y te atrapa hasta el final. En cambio, si sos más grande, “Yo, Frankenstein” te pega una piña en el pecho y te obliga a sacar tu niño interior para que disfrutes sin demasiadas pretensiones de un producto completamente pochoclero. Queda en evidencia que lo que los realizadores a la hora de construir esta película decidieron explotar al máximo su presupuesto y los recursos técnicos para ofrecer un film fantástico épico, visualmente apabullante pero argumentalmente muy ajustado y chico. La presencia de Eckhart, Nighy, Miranda Otto y Jay Courtney puede aparentar otra cosa, pero “Yo, Frankenstein” es una tremenda película de acción en la que todo lo bueno se reduce a las grandes escenas de lucha entre gárgolas y demonios que abundan en el film. Tratar de pegarle por otro lado a este film y pedirle más de lo que se dispone a entregar es absurdo, ya que estamos ni más ni menos que frente al primer gran blockbuster cinematográfico de este año que vale la pena disfrutar en una sala de cine.