¡Acelérele chofer! ¡Acelérele chofer! Que nos viene persig… ¿Un caracol? Es difícil calificar a una película animada cuando es linda sólo para los niños. Me refiero a que desde el día cero, estamos acostumbrados a ver films de este género que se combinan con escenas y diálogos que sólo entendemos los adultos. A los peques les alcanza con ver muñequitos coloridos que se mueven ‘payasescamente’, y por eso quienes los acompañamos (bue, está bien, no siempre; sólo lo digo para quedar bien), necesitamos algo más. El caso de Turbo (2013), la nueva apuesta de Dreamworks apunta más al público infantil, lo cual en esta época vacacional nos viene como anillo al dedo. Pero si la comparamos con otras producciones mucho más elaboradas y divertidas… Pasará un tanto inadvertida. Theo es un simple caracol de jardín harto de la rutina y dispuesto a llevar a cabo su sueño: correr como los automóviles. Sin embargo, le hace falta un pequeño detalle llamado velocidad, objeto de burla de sus compañeros de planta (literalmente; ahí es donde trabajan). Y mientras la mayoría come tomates en el almuerzo y vive una vida lo menos arriesgada posible, Theo se manda una macana en la cual quedará babosamente pegado su hermano mayor. Juntos abandonarán ese dulce jardín de barrio e irán a parar a un puesto de tacos en las afueras de la ciudad, al costado de la ruta. Es que el caracol que antes se paseaba a 15 centímetros cada 15 minutos, se ha convertido accidentalmente y por azar del destino en un vehículo tan veloz como los de Rápido y Furioso. Imaginen la revolución que arma este molusco de ciudad; tal es así que conseguirá ser inscripto en el famoso certamen de las 500 millas de Indianápolis y correr contra su ídolo de Fórmula 1. Semejante delirio es tan sólo digno de una película animada, y eso tiene que ver con la moraleja (nunca antes vista) de la historia: Ningún sueño es imposible. La estética de la animación en Turbo no es lo mejor, ídem el desarrollo de los personajes. Por supuesto queno faltan los estereotipos, ni fallan las deliberadas publicidades de marcas internacionales. El mayor logro en cuanto a gags se hace repitiendo una y otra vez un mismo chiste o momento incómodo que el espectador disfruta mucho,pero sólo la primera o segunda vez. Entonces, ya escuchaste mis advertencias: es una película más bien familiera. Si sos de los que disfrutan únicamente del humor inteligente que tienen otros films anteriores como Shrek o Madagascar, forget it. Lo que me gusta de este tipo de aventuras es el repaso que se hace sobre algunas cuestiones. En Turbo, el ejemplo sería ‘las amenazas’; todo aquello que lleva escrito el nombre del peligro para estos bichitos que llevan su casita a cuestas. La sal, las cortadoras de césped, los cuervos… Y la peor de todas: El niño en el triciclo. Sin embargo, los clichés están a la orden del día. Como siempre, verla en idioma original supone un aditivo importante, debido a la gran presencia de voces conocidas. En este caso tenemos la participación de Ryan Reynolds, Paul Giamatti, Michael Peña, Samuel L. Jackson, Snoop Dog, Maya Rudolph, Ben Schwartz, Richard Jenkins y Michelle Rodriguez, entre otros. Con esta película, llegué a la conclusión de que los sueños alcanzan más revoluciones por minuto que Theo transformado en turbo, cargado con nitro y acelerando al ritmo de la Ferrari de Schumi. ¡Dale! Corré a tu taller amigo y entérate de cuántos caracoles de fuerza tiene tu auto.
Campanella es capitán. Al menos en lo que a mí respecta, cada vez que un nuevo proyecto del director Juan José Campanella resuena en mis oídos, lo espero con ansias. Y ese respeto se lo ha ganado a fuerza de buena voluntad, mucho trabajo, y sobre todo de muy buenos resultados finales. No en vano es uno de los directores más importantes que tenemos en Argentina; sus historias han sabido trascender, y así Juan José ha superado límites proyecto tras proyecto. Pero esta vez la apuesta es mucho más arriesgada: Un film animado en 3D, con un costo millonario. Nada parece detener a este señor, cuyo motor de realización son sus sueños personales. Metegol (2013), es una historia que se basa en primera instancia en un cuento de Roberto Fontanarrosa, pero la película va bastante más allá del mismo. Amadeo (David Masajnik) es un jovencito con una especial habilidad para jugar al metegol. Un buen día, su bar preferido es testigo de un desafío con el bravucón del pueblo. Nuestro protagonista gana y deja furioso al otro nene. Varios años después, éste se ha convertido en una vanidosa estrella del fútbol mundial y ha planeado vengarse de Amadeo y su gente, comprando el pueblo y destruyendo aquél lugar que lo vió caer derrotado. Pero como eso no es suficiente, ‘el Grosso’ (Diego Ramos) también lo desafía a un partido de fútbol de verdad. Amadeo se ha metido en un tremendo lío, y su desesperación despierta a los muñecos del metegol. ¿Cómo? Sí, esos tipitos de plomo que están encastrados en una canchita artificial, cobrarán vida y ayudarán al joven a enfrentar todos sus problemas. Claro que no faltará la dosis de aventura que todo film animado debe tener. Juntos atravesarán un montón de aventuras y desventuras, mientras la pobre de Laura (Lucía Maciel) sufre por su amorcito de barrio. Realmente lo interesante de la película, yace en la personalidad marcada que tiene cada uno de los futbolistas tiesos. El Capi (Pablo Rago), el Beto (Fabián Gianola), el Loco (Horacio Fontova) y Liso (Miguel Ángel Rodríguez), son el plato fuerte de Metegol. Cada cual representa a cierto estereotipo de jugador de fútbol, con un lunfardo muy propio, que sólo los argentinos podemos entender. Un dato como ese hace que desde el vamos, el film deba generarnos orgullo. El 'tire y afloje' entre ellos es una muy divertida constante, que se basa primitivamente en las diferencias que les impone el color de su camiseta. Sin embargo, el objetivo del film no es contar una historia futbolera sino resaltar los valores que se aprenden trabajando en equipo. La animación en sí no tiene nada que envidiarle a otras películas del mercado internacional… Quizás el pequeño detalle que me hizo ruido fue el contraste entre estos personajes tan nuestros, y algunos secundarios un poco más ‘neutrales’ que creo no se condicen tanto con la estética del film. Fuera de eso, el logro es enorme. Hay momentos que te arrancan risas a montones y que te hacen sentir, de algún modo, identificado. Lo importante acá, es valorar lo mucho que se trabajó tras bambalinas para obtener este resultado, sobretodo en Argentina, donde estamos muy alejados del estilo ‘fábrica’ que tienen en Pixar o Dreamworks, por ejemplo. Por otro lado, la labor que los actores han hecho con el aporte de sus voces, es realmente notable. No me queda más que felicitar al equipo que estuvo involucrado con esta enorme apuesta nacional y ojalá que se le abran las puertas a nuevos talentos con hambre de gloria. Insisto, la película gusta y se valora por el aporte local que posee, y con eso no se jode. Señoras y señores, es un placer para mí decirles que Juan José Campanella: La tiene atada. @CinemaFlor
Para aliviar cualquier mal; una pizca de pimienta y otra de sal. El Chef (Comme un chef, 2012), film francés protagonizado por Jean Reno, cumple con su cometido, y punto final: entretener al espectador, o mejor dicho, al degustador. Pero mientras lo hace, también nos deja alguna que otra linda enseñanza de vida. Condimentos que son fundamentales en el camino que recorre toda persona, como la humildad, la perseverancia, el humor y la amistad, son exaltados sin escrúpulo en un guión tan sencillo como amigable. Los protagonistas logran transmitir su aura de ‘tipo común y corriente’ dentro de una historia que gira nada más y nada menos que en torno a la comida. Jacky es un joven aspirante a chef que aprende recetas leyendo libros y memorizando cada ingrediente con cuidadoso respeto, desde que era tan pequeño como el ratoncito Remy. Está a punto de ser padre junto a su joven pareja, lo cual no le permite regalarse el lujo de cocinar por gusto propio. Todo trabajo gastronómico que consigue, termina rápido, culpa de su exquisito placer por la perfección. No está mal lo que piensa el pobre Jacky, pero su necesidad de supervivencia le obliga a realizar cualquier otra laborpara mantener a su pequeña y naciente familia. Por otro lado Alexandre Lagarde (Jean Reno), es un exitoso chef y dueño de un restaurante ‘3 estrellas’ en plena París. Le ha llegado el tiempo de jubilarse y abrir paso a nuevos talentos culinarios, pero no sin antes darse el gusto de vencer el hambre de gloria de los despreciables críticos de la gastronomía. Así es, atender y conformar a cientos de comensales a la vez, dirigir una cocina y conducir un programa gourmet semanal, no serían desafíos sin antes haber pasado por el ojo crítico de estos jueces. Por ello, los ánimos de Lagarde no estarán para bienes como para encima recibir a un nuevo discípulo en su cocina. Sin embargo, las vidas de los dos personajes principales se cruzarán por pura obra del destino, lo que desencadenará sabrosos acontecimientos para la trama. ¿Serán capaces ambos de sortear los inconvenientes de su vida cotidiana, conservando la armonía de cada plato que se les presenta? Lo que me simpatizó mucho de esta pequeña película fueron sus ánimos de grandeza envasados en frasco chico. Quiero decir, que el éxito se puede encontrar en los detalles más ínfimos y no necesariamente en un imperio de ideas aparentemente redituables. El hecho de que una nueva tendencia asome en el común de la gente, no significa que deba reemplazar a lo tradicional, lo cual por trayectoria siempre termina ganando. Esta sencilla reflexión se aplica en la película, a todos los aspectos de una vida llevada a cabo con total normalidad, como lo es la vida de los propios protagonistas. Una vez más el cine europeo demuestra que no necesitamos a Hollywood y sus comedias románticas cada fin de semana y sin pausa. Podemos darle la oportunidad a films de otras características, como es el caso de este ejemplo francés. Es factible asistir al cine y tener como plan ingresar a la sala de El Chef y no salir decepcionado. Al contrario, una historia simpática que puede alegrarnos el día con las divertidas ocurrencias de Jacky y la falsa amargura de Alexandre. Antes de ver cualquier film americano con poca pimienta, existe la opción de tener esta receta para ser feliz muy al alcance de tus manos… Con los ojos vendados y todo, animate a probar la Ratatouille para adultos. @CinemaFlor
Amasando se ablanda a cualquier Gru. Evidentemente los responsables detrás de los films animados tienen las garras más que afiladas en este último tiempo. No sólo por lo voraz de la competencia entre realizadores de un estudio y de otro, sino por la calidad con la que van progresando película tras película. Cuando uno creía que las ideas podían llegar a agotarse, surgen nuevas y mejores técnicas y estrategias de realización, lo cual logra que hasta las segundas partes puedan ser tan o más buenas que las primeras. Y de eso quería hablar. La facilidad con la que los animadores se agarran de aquello que a los espectadores nos gusta, hace que las ocurrencias sean cada vez más asombrosas. El ejemplo óptimo lo obtuve con Mi Villano Favorito 2 (Despicable Me 2, 2013). Gran desarrollo de los personajes, con el ojo extremadamente puesto sobre esos pequeños chizitos amarillos llamados Minions. Son miles, pero sin embargo cada uno tiene su aspecto, personalidad, ¡Y hasta nombre propio! Carcajadas garantizadas en esta secuela de la historia en la que los parámetros normales se dieron vuelta y quedaron cabeza para abajo. El protagonista no es el héroe, sino el villano. Ese villano se llama Gru (voz de Steve Carell), y su maléfico plan es robarse la luna. Sin embargo, en medio de ese ambicioso proyecto que desarrolla junto a su ejército de bananitas y a su incondicional ayudante (el Dr. Nefario), tres niñitas huérfanas invaden su vida. La segunda parte retoma un tiempo después de que el corazón de Gru fuera ablandado por esas nenas tan locas y preguntonas, como tiernas, que ahora han crecido un poco y tienen personalidades un tanto más definidas. El ex temible villano, se refugia en su chalet como buen padre de familia, jubilado de sus antiguas obligaciones… Pero extrañando ser aunque sea un poquito malo. Le llegará entonces la oportunidad, cuando conozca a Lucy, una aspirante a villana tan plagada de artimañas como él solía serlo. Pero este encuentro no es para nada casual, ya que el jefe de una corporación ‘anti villanos’ los reclutó para atrapar al responsable de crear un peligroso suero que al ser inyectado en cualquier criatura, la convierte en un violento espécimen. Gru no resistirá la tentación y regresará a las andadas, pero esta vez, como el ‘goodfella’. Como les decía, la segunda parte mejoró la franquicia y reforzó las ya sentadas bases para un spin off de minions en 2014. Y ya era hora de que esas criaturitas de idioma indescifrable se subieran al trono de las risas y el cariño del público, tanto infantil como adulto. Otro aspecto que siempre da un poco de miedo, es el agregado de nuevos personajes, que podrían empañar un poco la trama que solía tener el film. Sin embargo, el aditivo a Mi Villano Favorito aprueba el examen de audiencia. Lo único que se vivió en la sala de cine fue un clima de absoluto disfrute, gracias a las interminables locuras y ocurrencias de los enanitos amarillos. El guión es cien veces mejor que el de 2010, e infinitamente superior en escenas hilarantes, en su mayoría gracias al trabajo dedicado a la explotación de ciertos personajes. La música es otro de los condimentos que se destacan, con una perlita final que no tiene desperdicio. No quiero exagerar, pero creo que es el mejor momento de la película, y eso que cada uno de esos 98 minutos de cinta son igualmente disfrutables. @CinemaFlor
No hay Mike que por bien no venga. Bienvenidos a la Universidad de los sustos. Aquí aprenderán las técnicas necesarias para convertirse en los héroes del mañana. Cuanto más tenebroso sea tu aspecto, mejores chances tienes de quebrar la marca del asustador mediante gritos desgarradores de niños tóxicos. Desde que era apenas una pequeña y tierna bolita verde, Mike Wazowski (voz de Billy Crystal) soñó con este momento cada día de su vida, y la visita a la planta de ‘Monsters Incorporated’ selló su destino para siempre. El cuchurrumín sabía para lo que estaba hecho, aunque el camino por recorrer no fuera nada fácil. La nueva película de Pixar que funciona como precuela del éxito de 2001, es una gema del cine de animación. Digo esto porque reconozco que no tenía la fe suficiente de que Monsters University estuviera a la altura de su antecesora, pero me equivoqué. Comenzamos en el primer día de clases de Mike en la universidad, conocemos el campus de ‘MU’ (who, by the way, rules), hacemos un recorrido por las distintas clases que se dictan y las comodidades del edificio (incluido el menú basura de la cocina), nos presentan al compañero de cuarto y lo más importante: le echamos un vistazo a las famosas Fraternidades. Suena el despertador a las 6 am y llega el tan ansiado primer día de clases. El tragalibros de Mike Wazowski conoce a James P. Sullivan (voz de John Goodman), de los Sullivan más exitosos en la historia de la universidad y el resto… Bueno pues, ya saben. La historia de este flamante y monstruoso film, se centra en una competencia a la que nuestro héroe color esperanza decide anotarse para demostrarle a la directora de su facultad (la Señora Dean Hardscrabble, voz de Helen Mirren), que Wazowski nació para ser asustador. Para ello necesitará unirse a alguna de las fraternidades. Como buen sabelotodo de institución educativa; es el hazmerreír del lugar, por ende sus opciones se limitarán al producto sobrante. Los cuatro fenómenos tendrán como yapa a Sulley, que sorprendentemente se verá obligado a formar parte de este tan glorioso como somnífero team ¡WooHoo! Comienzan las ‘Sustolimpiadas’ y el equipo ganador de esta feroz competencia, recibirá como premio un pase especial para el año lectivo y más importante aún, el respeto de sus pares y el renombre colgado en un cuadro en los pasillos de la universidad. El agregado de nuevos personajes vale la pena, gracias a que cada uno tiene sus características especiales muy bien marcadas. El perfecto retrato de la vida de campus universitario en la sociedad norteamericana, es una delicia animada, y los nuevos gags divierten desde el principio. La respuesta a cómo es que el Mike nerd y el Sulley rebelde llegaron juntos a ‘Monsters Incorporated’, se mantiene en vilo durante toda la trama, y eso la hace aún más interesante. Los desafíos que plantea la competencia son totalmente originales, y crean todo un mundo que sienta las bases de las técnicas más aclamadas y utilizadas para asustar niños. Aquí entenderemos, por ejemplo, por qué los adultos no deben ver a los monstruos, aunque el ya famoso pejelagarto Randall (voz de Steve Buscemi) lo vivió en carne propia. Lo que más me entusiasmó, es que el tono de la película se orienta al público que creció con estos monstruos; en aquél entonces yo contaba con 13 años, y hoy tengo 25. Si podés, mirala en idioma original, ya que Billy Crystal y John Goodman están imperdibles. Hay nuevo corto de apertura y escena pos créditos, atentos todos al dato. Y si bien las enseñanzas son muchas, hay una que es muy importante: Hagas lo que hagas, no entres a ese clóset. Rooooaaaaarrr.
Enredos maritales… Y de guión. No siempre que se junta a un gran elenco en una misma película, el resultado es 100% positivo. Robert De Niro, Diane Keaton, Susan Sarandon, Robin Williams, Ben Barnes, Amanda Seyfred, Katherine Heighl, entre otros. El sólo hecho de leer todos esos nombres en una cartelera de cine, y al tratarse de una comedia, seguramente hará pensar a la mayoría que se va a divertirá en grande. Pero lamentablemente, se trata solamente de film pobremente entretenido cuyo mayor atractivo yace, justamente, en el desempeño individual de sus grandes nombres. Lo malo es que están todos en un mismo nivel, y ninguno se destaca por sobre el resto. La historia se centra en el conflicto que le genera a una familia el hecho de que uno de sus hijos está a punto de casarse. Y ustedes se preguntarán: dónde está el problema; fuera de los típicos pormenores que puede tener la organización de una boda. Y es que, por empezar, el joven Alejandro (Ben Barnes) que está a punto de contraer matrimonio con la bella y americanísima Missy (Amanda Seyfred), es el hijo adoptivo de esta familia. Su madre y su hermana, asistirán a la boda directamente desde Colombia. La mamá biológica y latina es una fanática religiosa, que difícilmente vaya a aceptar que los padres adoptivos (Robert De Niro y Diane Keaton) de su único hijo varón estén separados desde hace ya 10 años, y que el jefe de familia conviva ahora con una mujer más joven que él (Susan Sarandon). Es por eso que se iniciará una gran red de mentiras para intentar cubrir ese malestar y que la celebración tenga la mayor armonía posible. Por supuesto que lo último que sucede es eso y en su lugar, cientos de enredos se nos presentarán en bandeja de plata durante hora y media de película. Si bien es interesante la cantidad de rollos que salen a la luz en toda la trama, como por ejemplo que el hijo menor y hermano no biológico de Alejandro sea un exitoso médico ginecólogo virgen, que encuentra oportunidad para debutar con la hermana biológica, colombiana y con acento increíblemente sexy (piensen en Sofía Vergara) de Alejandro, que viene a la boda. O sea, ¡su media hermana! El guión es bastante flojo, hay puntos en que se generan algunas confusiones, y yo creo que el error está en haber cargado de tanta información al espectador en tan poco tiempo. Piensen que la película inicia en el punto en que Ellie (Diane Keaton) regresa a su antiguo hogar después de diez años de separación y se choca ya de entrada con su ex y la nueva pareja en una situación bastante comprometedora. De ahí en más, se suceden incansablemente los detalles más sobresalientes y problemáticos en la vida de cada uno de los integrantes de ambas familias en cuestión. Uf… Las actuaciones están correctas, pero nada más. Me gustaría haber visto más minutos en pantalla a Robin Williams, quien le podría haber sacado mucho más jugo a su rol de sacerdote. La actriz colombiana que interpreta a la madre de Alejandro, sólo habla español, y eso genera algunos momentos risueños con los actores norteamericanos. Sin embargo, ella es muy mala actriz y deja mucho que desear de un personaje que se podría haber elaborado mucho mejor. Para colmo, cuando ya éramos muchos,aparecen los padres de la novia; dos muñecos sobreactuados interpretados por Christine Ebersole y David Rasche (Muffin y Barry). Resumiendo… Reunir a una familia que ya estaba desgastada desde hace mucho tiempo, para intentar celebrar una boda pacífica; no es buena idea. Resumiendo mejor: Pensá bien, antes de encargar los canapé. @CinemaFlor
Alcohólicos y Anónimos. Cuando uno se siente identificado con una historia, lo más probable es que la viva de manera muy diferente que quien no la sintió así. No importa si esa historia sale de una canción, de una novela o de una película, lo importante es lo que te significa. Justamente ese detalle es el fuerte de este film, que si bien no se destaca en su originalidad, tiene ciertos condimentos que lo convierten en un plan digno para un domingo a la tarde. Lo que sí te aclaro de antemano, es que se trata de un compendio de tristes realidades que tranquilamente te puede tocar vivir. Katie (Julianne Hough) es una fugitiva escapando de un terrible pasado. En ese escape, llega a un lugar más que tranquilo de Carolina del Norte, en donde descubrirá un hogar de ensueño. Su nuevo lugar en el mundo incluye, no sólo casa a estrenar en el medio del pacífico bosque, sino también a un hombre viudo, sus adorables hijos y a una amiga muy especial. Juntos reconstruirán la vida de Katie, y a pesar de que ella tiene ya sus días ocupados trabajando como camarera en un restaurante del muelle, los fantasmas de su pasado la perseguirán hasta el último rincón colmado de gaviotas. Sin escrúpulos, el miedo invade a la joven día a día y noche a noche, mientras nosotros tratamos de descubrir por qué debió escapar de su antigua casa en Boston y llegar hasta este En el camino de la película, sabemos que hay un tal Tierny; oficial que la persigue cual sabueso por cada ciudad. Aparentemente, Katie es culpable de homicidio, pero cuesta dilucidar por qué. Un Lugar Para Refugiarse (Safe Haven, 2013) es un drama romántico con actuaciones aceptables y momentos emotivos. Basada en una de las tantas novelas del exitoso escritor estadounidense Nicholas Sparks, seguramente tenga mucho más color leer la historia directamente desde sus páginas originales. Lo que más destaco de la película, es que mantiene (aunque con algunas fallas) una suerte de suspenso y necesidad de alivio desde el comienzo, causados por el despliegue actoral del malo (David Lyons). Con el fin de que nadie me malinterprete, cuando al principio hablé de sentirse identificado, no hablaba de que soy una fugitiva de la ley, sino de que el film tiene un tinte espiritual que le sienta muy bien. Personalmente me gusta que las historias tengan un trasfondo de ese tipo, como sucede en Un lugar para refugiarse. No se compara con la historia de Diario de una Pasión (The Notebook, 2004), ya que ni siquiera alcanza ese nivel en las actuaciones o el despliegue escenográfico, pero lo cierto es que todo aquél romanticón que disfrute de los amoríos de este novelista, de seguro va a encontrar algo para disfrutar del film. Me pasó que en la sala de cine escuché a algunos quejarse del final, pero mi opinión es que su redundancia no hace más que acentuarlo, por si acaso alguien no nota el detalle importante en cuestión y se queda sin una linda pieza suvenir, cortesía del autor. En fin, nada grave; no me molestó. ¿Pasa lo que esperamos? Sí. Tampoco es un relato tan complejo. ¿Cumple con su cometido? Yo creo que también. Animate vos ahora a verla y descubrí por tus propios medios por qué dije todo lo anterior. Y por las dudas, escondete bien, a ver si todavía ligás al ‘Boston PD’. Por último: reflexiono que definitivamente, Sparks tiene algo con los paseos en canoa por lagunas desoladas.
nada-es-lo-que-parece-1-locoxelcine In your face, David Copperfield. Si bien la temática relacionada a la magia es abordada en muchas películas, siempre tiene un trasfondo de fantasía muy marcado. Hablo de casos como el de Harry Potter y hermanas. Hoy en día, la magia ya no es considerada como uno de los shows más atractivos del mundo (en especial de este lado del ‘Ecuador’), cuando sí lo era en los años ’90 bajo supervisión del famoso David Copperfield y su sexy ayudante, super modelo del momento y también novia, Claudia Schiffer. Es más, existen programas que se encargan pura y exclusivamente a develar y arruinar los secretos de los trucos más increíbles, empobreciendo a ilusionistas como el excéntrico Chris Angel. Lo que sé, sin lugar a dudas, es que si yo asistiera a un espectáculo de las características de los que ofrecen estos cuatro jinetes en Nada Es Lo Que Parece (Now You See Me, 2013), de seguro me quedaría con la boca abierta y absolutamente desorientada. Pero no exactamente por lo que sucede frente a mis ojos, sino por lo que pasa después. Resulta que este team de magos aficionados es reclutado uno por uno y citado a reunirse en un mismo lugar a la misma hora. No sabemos quién los juntó, pero sí para qué. Pronto el equipo se transforma en el mejor y más grande espectáculo de ilusionismo que haya recorrido los Estados Unidos y el mundo. Pero lo increíble yace en el verdadero propósito de sus trucos: robar. Tan sencillo lo hacen ver, que uno llega a su casa y desea intentar aunque sea liberar un conejo de la galera. Sin embargo estos cuatro, ahora profesionales, tienen más de un as bajo la manga; tiene todo un mazo de naipes. Está bien, no estamos hablando de nada realista, ya que esto nunca ocurrió en la vida, pero lo hacen ver tan real, que estoy segura de que el FBI, la Interpol o Scotland Yard no tendría nada que hacer contra ellos. Daniel Atlas (Jesse Eissenberg), Merritt McKinney (Woody Harrelson), Henley Reeves (Isla Fisher) y Jack Wilder (Dave Franco) son los protagonistas y comparten espectaculares habilidades en este orden: Especialidad en naipes, lectura mental, escapismo e ilusionismo. De más está decir que juntos son dinamita en este misterioso plan que consta de tres instancias, en tres locaciones diferentes y burlando la seguridad y el orgullo de distintas instituciones millonarias. Así, los magos más famosos le dan al pueblo lo que el pueblo quiere: plata. Completan el elenco Mark Ruffalo, Mélanie Laurent, Morgan Freeman y Michael Caine. ¿Ahora la ves? Pero… La verdadera pregunta es: ¿Para quién trabajan los 4 jinetes? Podrá finalmente el FBI descifrar todos los códigos que requiere el desenmascarar a este astuto equipo de atracos, o quedará mal parado y deberá tragarse el orgullo. Eso es algo que vas a tener que averiguar vos mismo, mi pequeño aprendiz. Y mientras el arruinador de carreras Thaddeus Bradley (Morgan Freeman) sigue intentando resolver cualquier tipo de truco para luego venderlo en video, yo te cuento que las actuaciones son prácticamente impecables, al igual que la musicalización y los efectos visuales, que ya directamente en este film pasan a ser una ironía; cómo no vamos a tener un buen engaño visual en un film que se trata de ilusionismo. Siempre es lindo ir a ver al cine una película que te atrapa de principio a fin, con una temática de suspenso original. Porque si bien hemos visto magia y robos, nunca se habían juntado, lo cual lo hace mucho más excitante. Practicá un par de trucos y andá a chequear si de verdad funcionan pero, lo que sí te recomiendo, es que vayas con los bolsillos vacíos, no vaya a ser cosa que te vuelvas sin nada. Ahora… No me ves. @CinemaFlor
Alien se revuelca en su tumba… O en el vientre de alguien, bah. Antes que nada quiero decir que le agradezco al cielo que este film no haya sido protagonizado por Kristen Stewart. Aclarado este detalle, procedo a obsequiarles mi impresión sobre La Huesped (The Host, 2012). ‘Basada en la novela de Stephenie Meyer (autora de la saga Crepúsculo)’ reza la gacetilla de prensa, como si eso fuera una garantía de calidad. Lamentablemente mis escasas expectativas con respecto a esta película disminuyeron a pique a partir del minuto cinco, aproximadamente. Comienza con una escena bastante intrigante, pero ni bien descubrimos de qué la va, la trama se derrumba cual implosión inesperada. Una pena que la presencia de las talentosas Saoirse Ronan y Diane Krueger no haya podido invertir esta situación. Melanie (Ronan) es uno de los pocos seres humanos que sobreviven al futuro terrestre; ese futuro en que una raza alienígena infinitamente superior a nosotros tiene colonizado no sólo nuestro planeta, sino también casi todo el sistema solar. Tarde o temprano, los ‘E.T.’ de ojos luminosos, descubrirán a la terrícola y se la llevarán consigo para destinarla a su experimento de control y corrección del desordenado universo. Así es como la joven pasa a ser una de ellos; ¿y qué implica esto? Bueno, además de abandonar a los pocos seres queridos que le quedaban (su hermanito y su noviecito de tres días), Melanie será sometida a un ‘trasplante’ de alma en el que se le colocará una especie de ‘arañita filamentosa y movediza’ en su médula ósea. Una vez poseída por este bichito de luz, su ‘yo’ alien se apoderará de ella. Pero (siempre hay uno), el conflicto surgirá cuando comience la lucha interna entre la joven humana y su nueva ‘app’, llamada Wanderer. Ambas se escaparán y se darán un sinfín de conversaciones con una muy molesta voz en off, entre la terrícola que no quiere abandonar el cuerpo y el alien que lleva dentro. Mientras tanto, en la oficina de los alien perfeccionistas, se arma un revuelo bárbaro y salen en manada tras ella. Con un guión muy flojo, actuaciones mediocres, momentos más que predecibles y horribles clichés, este nuevo film que pretende quizás ser una sensación entre el público adolescente no tiene nada nuevo para ofrecer, fuera de escenas incoherentes para todos los gustos. De pronto vemos, por ejemplo, en una toma continua a un auto súper futurista (un Lotus deportivo cromado para ser más exactos) acelerando a más de 200 km por hora en una carretera desértica y vacía, dejando una estela de velocidad, como demostrando lo invencible que es. Tiempo después, en otra escena, el mismo auto no puede alcanzar a una camioneta común y corriente y cuando lo hace, la choca y se hace pedazos… Tan sólo un pequeño detalle a modo de ejemplificación de los tantos otros desaciertos que se dan en el film. Se supone que la historia de amor que se desarrolla, debería conmover al espectador, pero lamentablemente no llega a tocar ni la más mínima fibra del corazón. Un desperdicio de talento el del director Andrew Niccol, que tiene en su haber obras como Gattaca (1997) y fue el guionista de la exitosa El Show de Truman (The Truman Show, 1998). Tampoco me gustó la visión siempre marcada que se hace entre razas que se suponen son superiores, y las inferiores; tan retrógradas unas y tan perfectas las otras. Aunque reconozco que le tiran al ser humano un par de palitos que no están para nada errados. Por otro lado, muchos de los personajes son nombrados con apodos como: ‘Doc’, ‘Buscador’, ‘Nómade’, ‘Curandero’… ¿Qué son, de la lucha libre? Conclusión, no me agradó la nueva novela de la Meyer llevada a la pantalla grande así que, por favor Estefanía, no cedas más tus derechos de autor. Se agradece.
Vivir en el anonimato. Es difícil calificar películas que en realidad son para considerar ‘del montón’. Sin embargo, Palabras Robadas (The Words, 2012) me gustó por su combinación de historias en un paralelismo actoral muy bien logrado. Ladrón que le roba a otro ladrón tiene cien años de perdón dice un dicho… Lástima que el protagonista no se aseguró la parte de que a quien robara también fuera un ladrón. Rory Jansen (Bradley Cooper) es un joven y entusiasta escritor que no está pudiendo vivir de lo que le gusta. Accidentalmente encuentra un día toda una historia de época escrita por un don nadie, dentro de un viejo maletín. Rory ve en esas hojas la solución a todos sus problemas, una vez que lee la historia y asume lo espectacularmente bien escrita que está y lo atemporal que es. Rápidamente, el joven transforma esos viejos papeles en un libro; su libro, que enseguida explota y se vuelve toda una sensación al igual que Rory, quien ahora carga con ese horrible peso en la conciencia. Pero para su tranquilidad (o no), el verdadero autor de tal romance escrito a máquina aparecerá en su vida y le cambiará la cabeza a más de uno. Pese a que no soy fan del estilo de actuación de Dennis Quaid ni de Zoe Saldana, creo que completan bien el casting de la película. Por otro lado, está la intimidante Olivia Wilde, quien aparece poco tiempo para complicar aún más las cosas. Creo que fue bien enlazado el momento de la vida de cada uno de los protagonistas; Bradley Cooper en su juventud con una identidad y más tarde bajo otro nombre y en otra circunstancia, pero siempre ligado a un destino sellado por esas palabras que se suceden en los libros. Luego tenemos también a Ben Barnes que interpreta al verdadero autor de la novela robada durante sus años más felices, y a Jeremy Irons en el mismo personaje devenido en anciano triste y solitario cuando su vida ya es todo un fracaso. Y para embarrar aún más la vida de cada uno, el destino los unirá en una montaña rusa que, como corresponde, siempre terminará en la zona más baja. El modo en que cada uno de estos personajes se va haciendo carne y vinculando su historia mutuamente y casi sin intención, viaja hacia atrás en el tiempo, lo cual hace aún más interesante el devenir de los hechos. Hay que prestar atención a los detalles, ya que ahí está la clave de la historia. Aunque debo admitir que cada elemento de la trama ha sido colocado allí para que podamos localizarlo fácilmente. Ese es quizás el punto débil de la película, lo que no quiere decir que no siga siendo interesante. El film nos hace atravesar a todos el momento de incomodidad que se vive cuando uno aloja en su interior una vida que no le pertenece. Nos hace hacer fuerza para que todo pronto se solucione y así no tener que luchar más contra nuestro yo interno que sabe qué está bien y qué está mal. Es imposible para cualquier ser racional ‘vivir la vida de otro’ sin tarde o temprano sentir necesidad de dejar todo atrás y poder olvidar como si nada hubiese sucedido; el pasado siempre nos persigue, al igual que la mentira y los errores. Algo muy similar podemos ver en el film Gattaca, de 1997. Disfruté del desenlace de la historia y eso fue lo que causó en mí la diferencia que me hace colocar al film un poquito alejado de las películas del montón, como dije al principio. La recomiendo para distender la mente un buen rato. No, esperen, sería todo lo contrario.