Los auténticos decadentes. Para que no me malinterpreten, el estilo de Sebastián De Caro se aleja demasiado de mi realidad como persona. Nací en otra época y ni siquiera crecí en Buenos Aires. Es importante sentirte identificado con la ‘sociedad’ de este film, para poder comprenderlo y disfrutarlo. Si efectivamente pertenecés al nicho, vas a ser parte de una verdadera comedia romántica con personajes muy disímiles y bien marcados. No cabe duda de la elaboración de cada uno de los caracteres que abarcan a la película, aunque a mi gusto hay algunos baches de guión. La trama es un tanto lenta y es elevada a su máximo esplendor en presencia de Gastón Pauls, Alan Sabbagh y Eduardo Blanco. Desde mi punto de vista, fueron los únicos personajes que realmente valieron la pena. El lenguaje es muy tosco y definido, apto únicamente para los que pertenecen al club. Claro que también se trata de un par de nerds obligados a madurar a los tropezones. Hay muchos guiños cinéfilos y un trabajo musical que está correcto y muy divertido. 20.000 Besos comienza con la ruptura amorosa de su potencial protagonista. Por suerte tiene a su fiel amigo Golstein (Gastón Pauls), un ser que no parece conectar con este mundo en su filosofía, pero que sabe mucho más de los trescientos porros que se fuma por día. Juan (Walter Cornás) comienza un viaje que lo llevará de vuelta a los viejos tiempos, en que pasaba horas junto a sus pares, montando su patineta y organizando reuniones cerveceras. Pese al contexto, parece estar deprimido y no encontrar su lugar en el universo. Hasta que aparece Luciana (Carla Quevedo), su jovencísima colega laboral cuya ‘inocencia’ hará explotar algo en su yo más profundo. Y mientras su jefe se descose por encontrar junto a sus empleados una nueva forma de encarar el aburrido trabajo de oficina, el pibe trata de descifrar qué son esas locuras que se pasean por su mente. Si bien Luciana es un ser bastante especial que comparte todas sus aventuras con sus amigas ‘Las Hadas de Banfield’ (¿!?), Juan cae preso de sus encantos e intenta acercarse a ella de la forma más ortodoxa posible. Si era o no necesario hacer tanto esfuerzo físico y mental por una nena de mamá, lo sabrán cuando vean el film. Lo mejorcito, a mi criterio, es ‘El Jefe’, personaje a cargo del genial Eduardo Blanco y ‘El Cinéfilo’ perpetrado por Sabbagh. Sinceramente, de las participaciones femeninas no me gustó ni una; lástima, porque se podría haber hecho un aprovechamiento más interesante. Si lográs identificarte con alguno de los participantes, vas a festejar una pila de chistes, de lo contrario vas a arrugar la nariz y el ceño al mismo tiempo. El director y guionista argento aprueba varias materias y, aunque le hayan quedado espacios temporales por rellenar, es difícil juzgar una película que sólo conecta con cierto target. Por eso les recomiendo que lean otros puntos de vista, o que simplemente la miren y saquen sus propias conclusiones. No hay demasiado para decir, ya que la filmación es básica y no asume riesgos; todo queda en manos de los diálogos en pantalla y del diálogo que establezcas contigo mismo. ¡Besos!
Filosóficamente hablando. Si abrimos la enciclopedia encontraremos el nombre de esta mujer nacida en 1906 en Hanover, acompañado de un montón de títulos importantes que la convirtieron en una de las pensadoras más influyentes del Siglo XX. Estudió filosofía y teología y fue durante su juventud, alumna y pareja de Martin Heidegger. Escapó de Alemania durante la II Guerra y se refugió en Estados Unidos, en donde permaneció varios años indocumentada. Tanto Barbara Sukowa, la actriz protagonista, como Margarethe von Trotta, directora del film, son dos referentes del cine alemán absolutamente respetados. La película aborda el período en que comenzaron los juicios a los criminales de guerra en Nuremberg, específicamente el caso de Adolf Eichmann. Hannah Arendt viajó a Jerusalén para recolectar la información necesaria y escribir un relato acerca de este juicio. La postura que adquirió la autora fue polémica y generó una respuesta mayormente negativa por parte del público, y sus mismos colegas. El artículo se publicó por partes en ‘The New Yorker’, y en el mientras tanto, Hannah sufrió en carne propia la presencia de varios fantasmas vinculados a su pasado, además de los constantes ataques hacia los ideales políticos planteados en esas páginas. La película conserva un ritmo que rara vez aburre, gracias a las buenas actuaciones de todos sus representantes y a los elocuentes diálogos que se desarrollan. Tengamos en cuenta que los temas son muy profundos y no existe lugar para la especulación. Se disfruta mucho de la relación que mantenía Hannah con su marido, en el departamento que compartían en Nueva York. También se aprecian los discursos que daba en la universidad, a los cuales asistían fervientes seguidores de sus ideales. Contaba con muchos amigos fieles, que sí se mantuvieron a su lado, aun cuando ella debió retirarse a las afueras de la ciudad para descansar de las críticas hacia su trabajo. Otro personaje muy interesante en la historia, es el de su secretaria, una muchacha muy joven que convivió en su entorno laboral colaborando en la organización de Hannah y sus escritos. De todas maneras, fue una persona muy inteligente que no necesitó respaldo alguno a la hora de sentarse a escribir. Sus investigaciones eran estrictamente mentadas, y no existió la palabra improvisación en su diccionario. La comunidad alemana que se presenta en el film desviste una capacidad intelectual impecable, digna de un entorno particular y característico del momento. Lo cierto es que los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial constituyeron un legado imprescindible a la hora de hablar de historia y de hacer análisis de contextos sociales y políticos (lamentablemente). Las reflexiones que generó el eco bélico fueron líderes por supremacía en nuestra era, y por tanto es imposible ser ajeno al proceso de razonamiento vinculado a la postura que tantas personas asumieron durante el enfrentamiento, y después de este. Se solicita la presencia de la señora paciencia y el señor análisis, para un mejor disfrute de la película.
La perfección no tiene límites. Bariloche, 1959. Un forastero con marcado acento alemán se le presenta a una familia argentina que está a punto de emprender un viaje con destino a una hostería del sur. En caravana, se dirigen todos juntos hacia ese lugar y al llegar, el hombre expresa que desea ser el primer huéspeden la apertura inaugural, y paga un adelantado de varios meses. No sólo el clima afuera es frío y escalofriante, sino que desde adentro del hotel también podemos sentir que algo anda mal. La mirada de todos denota una cierta desconfianza, sin embargo, Eva (Natalia Oreiro) enseguida demuestra un tonode simpatía hacia el misterioso extranjero. Y claro, ella está embarazada de gemelos, mientras que su hija menor padece de un desorden hormonal que la hace crecer mucho más lento que al resto de los niños. La madre protagonista comete el error de darle vía libre a quien se presentara en la primera cena como un médico estudioso de la genética en el ganado, porque cree que puede tratarse de una gran ayuda. Lástima que para cuando sepan que se trata de uno de los profesionales que trabajó para Hitler durante la guerra, ya será demasiado tarde. Espectacular labor la de Lucía Puenzo y todo su equipo, incluidos los actores. Muy buenas panorámicas en exteriores y un acompañamiento musical acorde con el suspenso que merece el film. Me llevé una gran sorpresa con el actor español Àlex Brendemühl, quien con su descendencia alemana desarrolla un exquisito trabajo en la piel del temible Josef Mengele. La otra actuación sorprendente es la de la pequeña Florencia Bado, la niña en cuestión, ya que es la primera vez que ‘se sube al escenario’ y encima lo hace en las grandes ligas. No se puede negar que el idioma alemán acentúa todavía más el drama, y en el caso de Wakolda casi la mitad de las escenas están habladas en esa lengua. Natalia Oreiro construye un personaje que asistió a un colegio de Bariloche con claras simpatías nazis, por lo cual es bilingüe. Mismo el caso de Elena Roger, quien hace de una fotógrafa que trabaja como espía del Mossad. Ambas tuvieron que aprender a hablar alemán por fonética como para poder decir sus líneas de manera impecable. Y lo lograron. Diego Peretti es el padre que desentona en la historia, ya que es un ‘mestizo’ de pura cepa que desconfía permanentemente de las ideas del nuevo huésped. Del otro lado de la pantalla estamos todos con él, pero no podemos más que quedarnos sentados esperando lo peor. Si te interesa el tema, te recomiendo que conozcas un poco de la vida de estos tipos, que durante la II Guerra Mundial trabajaron como médicos en los campos de concentración, y experimentaron con los judíos en la búsqueda de la sangre pura. Lo que hizo nuestra directora fue plasmarel modo en que aquellos alemanes se comportaron en su escape… Mengele no fue un simple fugitivo que se escondióal otro lado del mundo y fin de la historia. También intentó sembrar su horror en más gente inocente fuera de Europa. En algunos casos lo logró, y sin embargo quedó impune. El error estuvo en la complicidad civil y gubernamental que le dio cabida a seres que alababan a un mítico y perfecto superhombre que nunca existió ni va a existir. Es justamente la mezcla lo que nos hace diferentes y únicos. @CinemaFlor
¡Joder Tío! ¡Pero qué mala está la película! El hotel cubano para parejas melosas por supremacía abrió sus puertas a los espectadores y fue toda una fi… Fue un fiasco. Con actores españoles, argentinos, cubanos y más latinos, el director intentó plasmar un cóctel de historias divertidas sobre dos seres que se quieren y lo manifiestan en la playa, en el mar… Las olas y el viento… Perdón me fui de tema. Pero lo único que obtuvo fue un confuso y dubitativo producto lleno de diálogos tartamudos, escenas largas e imposibles de remar, y UNA sola mueca de sonrisa lograda por Nicolás Cabré, uno de los protagonistas del film. El Sólo Para Dos es un exclusivo hotel a orillas del mar que alberga clientes de todas partes, con el único objetivo de ofrecer una estadía que recree las ventajas de estar en la ‘luna de miel’. Pese a esto, el lugar está lleno de chantas, empezando por el gerente del hotel quien en la película ya amanece peleado con su mujer y desayuna con las valijas de ella llenas, y listas para volverse a Buenos Aires. solo-para-dos-2-locoxelcine Valentina y Gonzalo llevan casi 10 años juntos, pero ya no se toleran. Hay algo en esa arena que no se puede remover. Como buen marido, él decide hacer como si nada y fuerza a su mujer a que se quede, porque cree que los nuevos huéspedes traerán buenos augurios y ayudarán a encontrarle la solución a algo que ya desde hace rato debería haberse terminado. Sin embargo sucede todo lo contrario… Llegarán: Jairo, cantante español, y su noviecita de 20. Miguel (Nicolás Cabré), recién abandonado en el aeropuerto por su esposa, con la que contrajo matrimonio hace tres días. Y un par de personajes más, y aún menos interesantes que contribuirán a la lista de embrollos en la paradisíaca isla del amor infiel. Lamentablemente, lo que podría haber sido una comedia alocada aprovechando los deslices de los diferentes inquilinos, terminó siendo una pesada trama para dejar olvidada bajo una sombrilla. El humor es muy obvio; no sorprende nunca y los actores no ofrecen ningún atractivo. Más bien hay momentos que se parecen a algún video de improvisación durante el rodaje, o quizás el director se confundió de escena y puso alguna de los ensayos. No vale la pena enfrentar las inclemencias climáticas que depara el pronóstico tropical, cuando ni siquiera las imágenes invitan a vacacionar allí. Al menos a mí no me lo vendieron. El caso de Cabré es bastante particular, ya que suena un poco desconectado del set, como si realmente lo hubieran engañado y hubiera llegado a ese hotel solito, y entendiendo muy poco qué era lo que había que hacer ahí. Se trata de una historia llena de mujeriegos empedernidos, mujeres vengativas, solteros aburridos y adultos que llegaron tarde a la fiesta. Si lo que buscabas era una típica comedia nuestra, como para pasar el rato; te equivocaste de puerta. Eso era en la habitación de junto. @CinemaFlor
Vuelo rasante. From the producer swho brought you… Mentira, no vamos a entrar en esa pavada. Ni lerdos ni perezosos, los amigos en común que hay dentro de Disney y de Pixar, intercambiaron ideas creativas. Me refiero a que los ejecutivos de Mickey Mouse, tomaron prestada la historia de Cars (2006) de Pixar, y la aplicaron directamente a aeroplanos. Hay que ser realistas, mucho empeño que digamos no le pusieron. La premisa es la misma, pero contada a la inversa. Esta vez el protagonista es un don nadie que quiere alcanzar su sueño, pero para ello deberá sortear complicados obstáculos y contar con la ayuda de amigos más bajados a tierra que él. Dusty es un avión fumigador cuya mayor aspiración es abandonar su aburrido trabajo en los campos de sembrado, y alcanzar su más preciado objetivo: volar alrededor del mundo en una prestigiosa carrera aérea. Y para qué mentir, no es ningún spoiler decir que lo va a conseguir, y le va a terminar saliendo todo de diez, y blah, blah, blah. Ahora, en el asunto de los obstáculos, eso sí puedo negociar que se la complicaron bastante. La pobre avioneta rural se tiene que bancar todas las cargadas de sus ‘enemigos’ competidores, por ser un apestoso obrero de campo, una vez que la varita del Hada Madrina interceda por su suerte y lo meta como sexto clasificado en la carrera. Allí se va a enamorar y lo van a traicionar, va a sufrir accidentes y heridas, va a ser humillado, chocado, y lo peor, van a sacar provecho de él por ser un tipo humilde. Sin embargo, nada será suficiente para cortarle las alas, ni siquiera su incoherente miedo a las alturas, y Dusty hará un montón de cosas geniales y le enseñará a los niños valiosas lecciones. Está bien, los adultos que los acompañamos ya las escuchamos un millón de veces, pero para los peques que están en pleno crecimiento y desarrollo cognitivo, nunca está de más recordarles que en la vida, ante todo hay que preservar y valorar la sencillez. Dejando eso de lado, el resto de los componentes del film son un calco de su musa inspiradora. En lugar de estar Mate, la pequeña grúa amiga de El Rayo McQueen, acá está Skipper, un camioncito naftero. En lugar de ser una Porsche último modelo, la chica que le quita el sueño a Dusty es el avión más moderno proveniente de un país muy lejano a los Estados Unidos de América. En lugar de haber un viejo oxidado y gruñón como Clint Eastwood en versión auto, acá hay un veterano de guerra a quien una herida lo dejó fuera de combate. Y aunque al principio será reacio a los ruegos de un protagonista hambriento de aprender técnicas de vuelo que le ayuden a clasificar, rápidamente se ablandará y pasará a ser el personaje más querido por todos. ¡Bingo! Con eso tenemos los componentes necesarios para confirmar que Aviones (Planes, 2013) es un robo a mano armada para nuestros bolsillos. Lo lamento Disney, pero esta vez no me conquistaste.
‘Familia’ rodante. Últimamente están saliendo comedias que se mueven en cierto círculo de actores y que funcionan bien para ser un abuso de ‘lenguaje adulto’ y clichés súper conocidos. Este nuevo film dirigido por Rawson Marshall Thurber, entra en ese grupo. David Clark (Jason Sudeikis) es un ‘dealer’ de hierba cuya vida no cambió desde la universidad. Nada de esposa, ni hijos… Sin embargo, deberá inventarse una familia cuando su excéntrico jefe (encarnado por un lunático Ed Helms, con todos los dientes), le encargue el trabajo de su vida por un valor de medio millón de dólares. David no tarda en decir ‘yes’, y en un momento de luminosidad mental, tiene esta loca idea de convencer a una mujer y dos jovencillos para que se conviertan en su familia por unos días y así poder pasar desapercibido en la entrada a México en busca de marihuana de la buena. Qué justo que su vecina es Jennifer Aniston, y una stripper de poca monta. También de casualidad la encargada del edificio donde vive, abandona a su hijo adolescente, con quien defienden a una joven vagabunda de unos simplones callejeros. De esa manera, David arma una hermosa y típica familia bien yankee, bajo el seudónimo de ‘Los Miller’. A bordo de una tremenda casa rodante que no pasa ni un poquito desapercibida, los cuatro se embarcan en un viaje que atravesará la frontera, y todo parámetro existente. Aunque maneja lugares comunes, ¿Quién *&$%! son los Miller? (We’re The Millers, 2013) te va a hacer reír; al menos si eso es lo que buscabas. La trama entretiene con muy buenos momentos de ambos protagonistas, e ideas hilarantes como salidas directamente de un dibujo animado. Hay alguna que otra situación cursi, como en todo film de este género, pero no sin ser recompensada con algún divertido remate. Mis expectativas con respecto al film eran más que básicas, pero reconozco que me sorprendió en cuanto a guión y desempeño de la mayoría de los actores. Sudeikis está sumamente gracioso, y Jennifer Aniston está mejorando en cuanto a sus estancadas labores en típicas comedias románticas; ahora se arriesga un poco más y saca a relucir, quizás, algo de la vieja y querida Rachel Green de la serie Friends. De hecho, no te pierdas el final porque hay una sorpresa en alusión a eso, y si sos un fan declarado de los seis amigos neoyorquinos, te va a dar felicidad. ¡Haceme caso! En resumen, a la película podríamos considerarla una divertida road movie que entretiene correctamente y que, aunque no parezca, vale la pena ir a ver. Reconozco que a fin de cuentas, el final de la historia ya está anunciado. Sin embargo, hay giros de tuerca que no lográs anticipar. Es una locura pensar que lo que hacen estos cuatro con el cargamento de marihuana pueda realmente suceder, pero si lo vemos con cariño hasta podríamos creernos que la policía fronteriza dejaría avanzar a todos los integrantes de una familia ‘bien’ sólo porque no tienen aspecto de sospechosos. ¡Yo me lo creo! ¿Quién diablos son los Miller? Cualquiera que quiera serlo…
El hombre hecho máquina. En 1974 la gente de Atari recibía el primer ataque de un tal Steve Jobs. El tipo acababa de tener ideas increíbles, bajo los efectos de cierta sustancia consumida durante su período de vida hippie. Nunca dejó de serlo, pero lo cierto es que con o sin alucinógenos, Steve fue un visionario indiscutido. Le llevó mucho tiempo a este genio incomprendido convencer a sus pares de que sus ideas realmente revolucionarían al mundo. Tomó clases de caligrafía en la universidad, aunque ni siquiera estaba ahí como estudiante. Fue discípulo de un guía espiritual y viajó por la India buscando la paz interior. Sin embargo, nunca la encontró. Su exigente mente superior lo empujaba permanentemente a romper las barreras de lo establecido, y no le permitía trabajar con otra gente. Él necesitaba independencia… Hasta que finalmente decidió unirse a su amigo Steve Wozniak y fundó la famosa Apple Inc. A partir de allí su inspiración comenzó a volar mucho más alto, ya que su colega (capo de la ingeniería) tenía algunas ideas locas para cualquiera, pero más que viables para Jobs. El empresario de la manzanita no reparaba en gastos… Ni en consecuencias. Pero sabía muy bien por qué lo hacía; él había visto el futuro. Inspirado en un televisor, comenzó a mentar su primer gran invento, bajo el sello de ‘Palo Alto Copyright’. En la convención de Stanford, su primera hija no fue bien recibida, y lo ‘único’ positivo que escupió ese viaje fue el famoso nombre de la marca y el interés que mostró un revendedor en negociar. Steve Jobs no tardó en transformar ese negocio en una compra efectiva, y de a poco comenzó a ganarse la confianza de nuevas personas. Sumó más trabajadores al equipo y tuvo la suerte de ser abordado por Mike Markkula en su propio garaje (sede de la empresa, en aquél momento). Mike se convirtió en el primer inversionista que depositó fe en Jobs y su humilde equipo, pero los problemas no tardarían en llegar. Lamentablemente, la personalidad de Jobs lo convirtió a él mismo en su propio enemigo. Fue expulsado de todas partes y desentendido de sus más grandes creaciones, casi como si no hubiera tenido nada que ver en su nacimiento. El tiempo pasó y Jobs se volvió cada vez más intratable, lo cual lo forzó a aislarse del mundo tecnológico. Sin embargo, ese nuevo mundo no funcionaba sin él y fueron los mismos que lo expulsaron, quienes vinieron a buscarlo nuevamente. Steve nunca cambió, tan sólo aprendió a no tomar tantas decisiones erradas como cuando contrató al jefe de marketing de Pepsi. Finalmente, en el año 2001, y luego de atravesar infinitos dolores de cabeza oscilando entre Apple y Macintosh, Jobs le presentaba al mundo el famoso iPod. En ese punto es donde comienza la película y vemos a un Ashton Kutcher lookeado en sus cuarenta y tantos. Personalmente, rescato esa como la mejor escena de la película, ya que se muestra al hombre que gozaba de caminar descalzo, como un ser pacífico y emprendedor, que no revela la locura bajo la que vivió durante tantos años. Me gustó el biopic de este gurú de la tecnología, pero no descarto las dudas que siempre se presentan en torno a la absoluta veracidad de este tipo de relatos. Como decía el propio Steve: “Lo que importa no es qué, sino para qué.” @CinemaFlor
Una necesaria dosis de sermones. No vamos a negar que los seres humanos nos movemos por los prejuicios. Anticipamos el resultado de todas las cosas sin siquiera haberlas vivido. Lo hacemos en el deporte, en la universidad, en el amor, en la familia… Y lo peor: se lo hacemos a las personas. Basta que alguien atraviese la puerta, para que su aspecto nos escriba una carta de presentación completa. GRAVE ERROR EL QUE COMETEMOS. Justamente de eso trata este film, y de lo difícil que se hace lidiar con ese ‘qué dirán’ social, cuando uno nace con alguna condición física que lo hace, justamente, nada más que físicamente diferente a la media. Ivana (Julieta Díaz) es una abogada de estudio, muy bien preparada y dueña de una belleza más que fresca. Su vida da un vuelco inesperado, desde el primer minuto que la vemos en pantalla, cuando un desconocido le hace una llamada al teléfono de su departamento, y directamente desde el celular que ella acaba de perder. Él dice llamarse León, y la tienta a una cita a ciegas en un café al día siguiente. Ivana no puede creer haber aceptado. Ella, una chica que se casó y se separó, pero hace ya varios años que sigue siendo colega de su ex marido, y no puede despegarse de una relación enfermiza. Sin embargo, le entusiasma mucho aventurarse a algo nuevo. Tal y como lo pautaron, ambos se presentan a la hora indicada, en el lugar acordado. Ivana no puede creer lo que sus ojos están viendo; León es casi tan pequeño como la mesa del café en la que eligió sentarse. A partir de este episodio, comenzará el desarrollo de un film más que bien guionado y dirigido por Marcos Carnevale. Imaginen el sinfín de momentos hilarantes y situaciones incómodas que se dan de la mano de estos personajes. Guillermo Francella en la piel del que todos llaman ‘enano’, Jorgelina Aruzzi es una genialidad como secretaria del estudio jurídico, Julieta Díaz se presenta fresca como una lechuga, y las participaciones especiales de Claudia Fontán y Mauricio Dayub están impecables. Para completar, el debut de Nicolás Francella en cine; una grata sorpresa. Me encantó haber recibido este baldazo de agua fría, que cuida los golpes bajos pero que se da lugar al drama. Yo misma, sin aún haber visto la película, cometí el error de tildarla de ‘una pavada’, para luego tener que deshacer lo dicho comprobando por mí misma lo molestos que podemos ser de tan prejuiciosos… Destaco la película por el claro mensaje que nos regala, y porque entretiene con ritmo. La historia de amor que viven los protagonistas, nos hace olvidar el motivo por el cuál Ivana no quiere abrir su corazón a León. Sin embargo, ella misma lo sufre en pantalla y lo vivencia como un obstáculo que pareciera imposible de corromper. Gracias al cielo, todavía hay personas que escuchan lo que les aconseja ese órgano latente, y el film se convierte en una lección de vida que aunque la tenemos ahí enfrente, casi siempre solemos ignorar. Felicito a la gente que estuvo a cargo de este logro, y ojalá se den más seguido, ya que valen mucho más que varias comedias baratas y norteñas. Moraleja: “Para el amor no hay edad… Ni color, ni tamaño, ni lugar, ni nada.”
Traición a la Pitufina. Si vamos a hablar de pitufos, vamos a hacerlo bien. Ellos tienen un lenguaje propio que consiste en agregar la palabra ‘pitufo’ en casi todo lo que mencionan. Así, puedo decir: Partamos de la base de que esta nueva pitufoaventura, es pura y exclusivamente para chicos. ¡Tus pitufines agradecidos! Luego de que nos es develado el inesperado origen de Pitufina y su llegada a la aldea para unirse a un grupo muy grande de duendes azules de género masculino, comienza la película. Gargamel está más agrandado que nunca y se tiene toda la fe del universo de que podrá de una vez por todas, apoderarse de una sustancia mágica que Papá Pitufo posee, y de la cual sólo él y Pitufina tienen conocimiento de la receta secreta con que se elabora. El villano interpretado por Hank Azaria está dando shows en las ciudades más importantes, como el hechicero más fantabuloso que el público ha visto jamás. Desde París, planea apoderarse de la famosa pócima, y para ello creó a dos criaturitas muy parecidas a los pitufos pero de color gris. El azul sólo lo obtendrá con esa ansiada magia, y así podrá pitufizar al mundo entero y crear un ejército que se hinque a sus pies. ¡Muajajaja! Perdón. Uno de los pitufoimpostores será enviado a la aldea de hongos colorados en cuestión, con el fin de conquistar a Pitufina y traerla a las garras de Gargamel, y ya que estamos, de su gato Azrael que siempre se los quiere tragar crudos. La bella pitufa de cabello rubio (forzada voz de la cantante Katy Perry) desaparece justo en el día de su cumpleaños, y siembra preocupación en su familia, que por desgracia había preparado una fiesta sorpresa para la pobre Pitufina. Papá Pitufo no tardará en reclutar a algunos de sus hijos y emprender su segundo gran viaje a una ciudad carente de magia, para rescatar a su nenamimada. Pero para ello, necesitará de la ayuda de Patrick y Grace (Neil Patrick Harris y Jayma Mays, respectivamente), sus viejos amigos humanos, que ahora tienen a su hijo ‘Blue’ (sí, así se llama) bastante crecidito. Juntos revolucionarán la ciudad del amoury nos darán lecciones de amor familiar, compañerismo, trabajo en equipo e igualdad de condiciones para todos. Todo un ‘guácala’ para Gargamel. No es que no esté bien que haya pitufos diferentes que tengan el derecho a ser adoptados por los de color azul, pero la verdad es que son muy feos, con mis disculpas hacia el equipo de producción; sinceramente no me resultaron para nada atractivas ni divertidas las nuevas caras pitufescas. Hay un sinnúmero de clichés, pero convengamos que la personalidad de cada pitufo es un cliché en sí mismo. Y con esa premisa, vamos a llegar hasta ‘Los Pitufos 7’, porque son cientos de gnomos esperando por su propia aventura ¡Ouch! Aunque por momentos entretenida, la película no deja de ser absolutamente predecible. Por eso aclaro que a los adultos les va a aburrir. No puedo negar que la animación está muy bien lograda, sobre todo teniendo en cuenta que se mezcla realidad con fantasía. Por ende los actores han tenido que trabajar con criaturas ausentes, o al menos muñecos inmóviles. Vamos, que no debe ser nada fácil moverse y hablar con… La nada azul. La conclusión ya la deben haber adivinado, sin necesidad alguna de acudir a la magia negra de Gargamel… No vayas a verla a menos que lleves a un hijo, sobrino, primo, nieto o hermanito. De lo contrario te vas a sentir algo sonso. Lo mejor que tuvo la primera fue escuchar a Pitufina decir: “I kissed a smurf and I liked it”. Lo mejor que tiene la segunda es que el felinoAzrael habla, como hablaría tu gato si hablara: con maullidos más sofisticados… ¿? @CinemaFlor
El nombre unisex puede ser muy peligroso. Evidentemente Jason Bateman y Melissa McCarthy están de moda, y de racha en esto de hacer comedias. Ambos son actores talentosos, que podrían desempeñarse cómodos en papeles más comprometidos, pero siguen eligiendo este género. Una nueva comedia yankee los juntó, y de esa unión surgió un film por momentos entretenido aunque con algunas exageraciones. Sandy Patterson es un tipo de familia, cuyo mayor objetivo al presente es tener un trabajo estable y cuidar de su esposa y sus dos pequeñas. De repente su tranquilidad se verá invadida por alguien que se está adueñando de su nombre para utilizar las tarjetas de crédito y vivir la vida loca con los escasos ahorros que le quedaban. Aunque en banca rota, Sandy promete encontrar al responsable y traerlo a Denver para que confiese lo que hizo frente a su jefe, antes de ser despedido y perderlo todo. Su destino final será Miami, donde se encontrará con su despreciable ‘otro yo’. Y es que su ´némesis’, es una mujer que disfruta de los excesos y tiene un carácter bastante especial, además de ser un poco violenta. No será tarea fácil para Sandy convencerla de que debe viajar con él, y una vez que lo logre, ese viaje se tornará una absoluta pesadilla para Sandy y toda una aventura para… Sandy también. El film no se aleja demasiado de las típicas comedias que vemos recientemente. Quizás el ‘gran’ condimento sean algunas persecuciones en la ruta, y otras escenas de acción varias. El humor está correcto pero tampoco para reír sin parar. Creo que lo interesante es que la trama está dividida en dos etapas marcadas; desde el encuentro entre los dos personajes, hasta el momento en que llegan a conocerse en profundidad y Sandy descubre quién es ella en realidad y por qué se comporta como lo hace. La segunda etapa es la más interesante, gracias a que esas revelaciones hacen que la pareja cómica una fuerzas en un objetivo común. Incluso, en un momento uno empieza a sentir algo de pena por ella, lo cual nos hace ver la buena persona que todos llevamos dentro. Corazones sensibles a un lado, mi conclusión es que Jason Bateman es un blandito cariñoso. De más está decir que en el largo trayecto, pasan cosas muy bizarras y llenas de insultos despotricados por la falsa Sandy. Está bueno que haya una representante femenina del humor en cine, ya que la mayoría son hombres. En general, a las mujeres las vemos haciendo muy buenos trabajos en series televisivas. No todas combinan trabajos respetables en ambas pantallas, aunque es más que sabido lo difícil que es no quedar pegado a algún personaje y tener en éxito tanto en películas como en series. Opino que el gran logro de la protagonista fue hacer que la odiemos por un buen rato; o sea que cumple con su objetivo. Ladrona de Identidades (Identity Thief, 2013) es una comedia que va a pasar desapercibida con respecto a la otrora dirigida por Seth Gordon: Quiero matar a mi jefe (Horrible Bosses, 2011), cuyo guión es mucho más interesante. Sin embargo, me parece que va a funcionar justo en esta época en que Estados Unidos entra en el receso de verano, y algunos de nosotros en el de invierno. Ya sabés, mantené tus papeles al día, actualizá tus documentos de identidad y controlá el saldo de tu tarjeta de crédito a diario, no vaya a ser cosa que del otro lado del mundo, tengas un doble que se esté aprovechando de tu valioso nombre ¡Cáspita!