Hacía muchos años que la cartelera no presentaba novedades de Mimi Leder, una directora que inició su carrera dentro del género de acción a fines de los años ´90. Sus películas más populares fueron El pacificador (1997) con George Clooney, Impacto Profundo (1998) donde incursionó en el cine catástrofe y Cadenas de favores (2001), aquel dramón con Haley Joel Osment que hizo llorar a muchos espectadores. Su última producción para el cine, que no pasó por la cartelera argentina, había sido The Code (2009), una película de acción olvidable con Morgan Freeman, y desde entonces no hubo más novedades de ella porque enfocó su carrera en la televisión. La nueva obra de la directora narra la biografía de la famosa abogada norteamericana Ruth Bader Ginsburg, quien se convirtió en un ícono feminista en ese país por todo su trabajo relacionado con la lucha por la igualdad legal entre hombres y mujeres. Su cruzada contra el sexismo y los casos que ganó relacionados con estos temas eventualmente la llevaron a convertirse en una jueza de la Superma Corte de Justicia de los Estados Unidos. Aunque Ginsburg es una figura popular tardaron 30 años en hacer llevar su historia al cine porque hasta no hace mucho tiempo no era muy redituable desde lo comercial hacer películas sobre las causas feministas y las desigualdades de género. Hoy con este tema tan presente en la sociedad y los medios de comunicación era inevitable que la biografía de la célebre abogada cobrara vida en el cine y la directora Leder cumple en brindar una biografía decente. Felicity Jones ofrece una buena labor en el rol principal y cada tanto tiene algún momento destacado con Armie Hammer. La directora supo aprovechar de manera acertada la buena química que tienen los artistas, pero eso no pudo impedir que su trabajo se sienta como una película de televisión que ofrece la clásica biografía de manual hollywoodense. La temática que se aborda es interesante, sin embargo el relato de Leder como propuesta dramática no deja de ser otra típica producción genérica sobre litigios judiciales que abundan en los canales de cable. Por la relevancia que tiene la jueza Ginsburg en la cultura norteamericana tal vez se podría haber hecho algo un poco más ambicioso. La voz de la igualdad tiene la buena intención de transmitir una historia inspiradora con buenos valores, el problema es que lo hace a través de una propuesta de ficción que nadie recordará la semana que viene cuando la cartelera renueve sus estrenos.
Capitana Marvel no es ni por asomo la mejor película del Universo Marvel ni rompe el molde de la trillada historia de origen del superhéroe, pero brinda una gran presentación de este personaje con un espectáculo muy ameno que se disfruta en el cine. Como mencioné en el video que hicimos con Chandler la semana pasada, el problema con Carol Danvers es que se trata de una heroína que en los cómics tomó el legado de un personaje establecido como era el alienígena Mar-Vell. Algo que no existía en la franquicia del cine. Por ese motivo esta película introduce una versión alternativa de Danvers que combina numerosos elementos de la historieta y consigue que funcionen muy bien. Pese a los cambios realizados, el rol de Brie Larson captura a la perfección todos los rasgos de la personalidad de Carol, inclusive aquellos que generaron que mucha gente no se enganche con ella en la historieta. Su impulsividad, esa confianza extrema en sí misma, que por momentos roza la arrogancia, la coraza emocional que construyó sobre ella para no mostrar sus verdaderos sentimientos, sumado a su temperamento explosivo cobran vida en una magnífica interpretación de la protagonista. El personaje está muy bien escrito a tal punto que quienes no la soportaban en la historieta no se reconciliarán con ella en el cine y aquellos que no terminen de engancharse con esta heroína en la película creo que tampoco lo harían con su revista. Una de mis grandes dudas con esta producción era Brie Larson porque se la notaba anestesiada en los avances, que por cierto, no le hicieron justicia a su trabajo. En el film se la percibe comprometida con el rol y consigue darle vida a la Capitana Marvel de los cómics. Paso a resaltar algunos de los aspectos positivos de este film. En principio los realizadores tuvieron el buen juicio de no contaminar la historia de Danvers con una forzada subtrama romántica que hubiera resultado fatal para este personaje. Gran parte de la película se desarrolla como una buddy movie entre Carol y Nick Fury que explota muy bien la excelente química que tiene la protagonista con Samuel Jackson. La dinámica que se gesta en la relación de sus personajes remite bastante al vínculo que tuvo el actor con Genna Davis en esa subestimada película de acción de Renny Harlin que fue El largo beso del adiós (1996). La camaradería entre Fury y Danvers representa el corazón de la película y la interacción entre ellos brinda algunos de los mejores momentos de este relato. La amistad de la heroína con su compañera del ejército María Rambeau también resulta un acierto para explorar la humanidad de la protagonista, pese al espacio limitado que le dieron a esa relación. Si bien el conflicto se desarrolla en los años ´90 y el espectador ya cuenta con la información sobre lo que ocurrirá en el futuro, el film añade algunos giros imprevistos que permiten sortear este obstáculo. La introducción de las razas alienígenas Kree y Skrull resulta interesante y tanto Ben Mendelson como Jude Law logran tener sus momentos destacados en estos roles. El tono general de la película remite bastante a lo que fueron las primeras producciones de Marvel que surgieron a partir del 2008 con Iron Man. Un tema que sobresale principalmente en el tratamiento del humor que para mi gusto estuvo bien equilibrado en la trama. Las situaciones más graciosas giran en torno a la tecnología que había disponible en los años ´90, pero a diferencia de Guardianes de la Galaxia 2 o Thor: Ragnarok los miembros del reparto no se desempeñan como comediantes de stand-up. El gato Goose es simpático y aporta algún momento humorístico, aunque las reseñas en Estados Unidos le dieron más relevancia de la que tiene. Salvo por un par de escenas puntuales donde faltó una pulida a los efectos especiales, en general la calidad de la película en este aspecto es muy buena y sobresale el rejuvenecimiento de Samuel Jackson que es brillante. Dentro de este género el espectáculo que propone Capitana Marvel se disfruta muchísimo en el cine, si bien la película cuenta con algunas debilidades que son imposibles de ignorar. En principio esta producción carece de esa impronta de cine de autor que tuvo Pantera Negra. La dirección de Ryan Fleck y Anna Boden no tiene personalidad y es bastante insulsa. Si en los créditos finales se mencionaba que la realización corrió por cuenta de Jon Favreau o Juan Campanella daba lo mismo porque el film no tiene una identidad propia. Por momentos el relato de estos directores se siente algo acelerado y la historia de vida de Carol Danvers, que es muy atractiva, no se termina de explorar a fondo, debido que el film abarca demasiados temas a la vez. Me quedó la impresión que se quedaron cortos con las secuencia de acción que permitan ver a la Capitana Marvel en su esplendor. En general las escenas que ofrecen si bien no están mal son bastantes genéricas. A esta película le faltó un momento épico que lograra quedar en el recuerdo de la gente, como la secuencia de Wonder Woman en las trincheras. Por esa razón creo que lo mejor de Carol Danvers lo vamos a ver en el futuro. Muy especialmente si el estudio delega el film en algún otro director o directora que presente un mayor dominio de la fantasía y la acción. En cuanto al contenido feminista de Capitana Marvel sobre el que tanto se debatió en los últimos meses llama la atención que no se jugaran un poco más con esta cuestión. Sobre todo al tratarse de la primera producción del estudio centrada en una heroína. Temáticas como la inequidad de género o el predominio de la cultura machista se trabajaron con mayor solidez en Wonder Woman que en esta película donde sorprende la moderación que presenta en estas cuestiones. La historia de Carol abraza por momentos la causa del empoderamiento femenino pero nunca se convierte en el eje central del film, que se enfoca en el más puro escapismo de fantasía. Algo que tampoco está mal ya que abundan en este momento las producciones de Hollywood que te taladran la cabeza con los mensajes de corrección política. Por esa razón toda la campaña de odio hacia esta producción y Brie Larson, por la supuesta agenda de ideología de género que se iba a imponer, resultó una estupidez orquestada por un grupo de tilingos, con exceso de tiempo libre, que buscan sumar suscriptores en sus canales de You Tube. El bautismo de fuego de la Capitana Marvel lo veremos en la próxima entrega de los Vengadores, ya en manos de los hermanos Russo, donde se confirmará el rol que jugará el personaje en el futuro de esta franquicia. Su primera película es apenas una introducción correcta de una heroína que tiene un enorme potencial y llegó para quedarse en este universo de ficción.
La idea de ver un neo-noir dirigido por Steven Knight, el creador de la serie Peaky Blinders generaba cierta expectativa. Para quienes desconocen esa producción o nunca la vieron se trata de uno de los mejores exponentes que tuvo el género gánster en el último tiempo, con Cillian Murphy y Sam Neil. Obsesión toma elementos clásicos del policial negro y en sus primeros 20 minutos los desarrolla en una película que trae al recuerdo la clase de thrillers que se hacían en Hollywood en los años ´90. El director Knight logró reunir un buen reparto donde en un principio se disfruta a Matthew McConaughey y Anne Hathaway en sus personajes. El tema con esta película es que lo que comenzaba como una intriga de misterio atractiva luego se degenera en una bizarrada incoherente que puede despertar más de una carcajada. No se puede detallar esta cuestión sin entrar en el terreno de los spoilers y eso complica bastante el análisis del film, ya que sus aspectos más problemáticos se relacionan con esta cuestión. Obsesión es una historia que venía bien hasta el momento en que el director desea emular a M.Night Shyamalan con el giro sorpresivo de su relato. De hecho, de alguna manera lo consigue, el problema es que copia al Shyamalan de los años oscuros previos a su resurrección con La Visita. Lejos de generar alguna sorpresa impactante la revelación del misterio desconcierta al espectador por su estupidez y a partir de ese cambio de rumbo que tiene la trama el film se hunde por completo. Llama la atención que ningún miembro del reparto o productor le objetara a Knight que el argumento no tenía sentido antes que el film entrara en producción. En defensa del director se puede destacar que su película al menos logra ser entretenida pero el destino final al que llega la historia no termina de funcionar.
Malísima. No hay otro calificativo que describa con más compasión este bodrio de la producción alemana que clona los peores vicios del cine de terror Hollywoodense. En principio esta historia ya la vimos el año pasado en la película coreana Gonjiam: Hospital maldito que presentaba exactamente la misma premisa. La diferencia es que al menos esa propuesta tenía un buen trabajo de ambientación que lograba convencer al espectador que el instituto psiquiátrico, donde se desarrollaba la trama, estaba embrujado. Por el contrario, en el film alemán todo se ve tan barato y chapucero que se complica bastante comprar el relato que plantea el director Michael David Pate. La idea de un grupo de idiotas que entran con una cámara a explorar una locación habitada por espíritus malignos se trabajó hasta el hartazgo y el trabajo de Pate no hace más que copiar lo que vimos en otras producciones mediocres del mismo estilo. Los personajes no generan ninguna empatía y no resultó un ayuda para el film que el reparto de actores sea terrible. Las supuestas escenas de terror son muy malas y se pueden encontrar cortos amateurs del género en You Tube que tienen momentos más logrados. En El manicomio no se percibe el mínimo esfuerzo por evadir los clichés del subegénero del found footage y resultado final es mediocre. Quienes deseen desperdiciar su plata en una entrada de cine son libres de hacerlo pero en mi caso se me hace imposible recomendar esta película.
En el 2015 Liam Neeson anunció que se retiraba del cine de acción luego de Búsqueda implacable 3 porque sentía que había cumplido un ciclo con el género. Desde aquella declaración el actor volvió a protagonizar otras tres películas de esta temática hasta la fecha. Una noche para sobrevivir, El pasajero (ambas dirigidas por Jaume Collet-Serra) y este año sumó a su filmografía Venganza. Su nueva producción resultó interesante ya que Neeson interpreta un personaje muy diferente a lo que fueron los clones del ex agente de la CIA, Bryan Mills (Taken). Un film muy particular que combina la típica historia del vengador anónimo con el cine gánster y la comedia de humor negro. La historia es una remake de la película noruega In Order of Disappearance (2014), protagonizada por Stellan Skarsgard, que la crítica europea comparó con los clásicos de Charles Bronson y las historias de Quentin Tarantino. A Neeson le gustó tanto el film que compró los derechos y convenció al director Hans Petter Molland para que realizara la remake americana de su propia obra (ver Dato Loco). El hecho que la producción noruega no consiguiera una amplia distribución en Estados Unidos benefició claramente a la remake, ya que prácticamente es un calco de la original. Las únicas modificaciones relevantes pasan por el cambio de escenario y el perfil del villano principal que en la nueva versión es más exagerado. El atractivo de esta propuesta reside en la presencia de Neeson y el hecho que el director no se toma demasiado en serio el concepto de los vengadores urbanos. Las situaciones absurdas junto con el humor negro y la violencia que se vuelve cada vez más grotesca con el desarrollo de la trama construyen un film muy entretenido para quienes busquen una propuesta de este género. Algo que le valoro a esta producción es que no siente como otra copia más de Búsqueda implacable que era un problema que arrastraban los trabajos previos de Neeson. El argumento funciona por momentos como una sátira de los típicos thriller hollywoodenses de venganza, con personajes y diálogos que de manera deliberada traen al recuerdo el cine de los hermanos Coen. Dentro del reparto se destacan también Tom Bateman (Asesinato en el Oriente Express) en el rol de villano y William Forsythe, quien comparte algunos momentos divertidos con el protagonista, mientras que Laura Dern y Emmy Rossum quedaron relegadas en roles secundarios donde no tiene mucho para hacer. Según Liam Neeson esta película representa su despedida oficial del género de acción. El tiempo dirá si cumple su palabra o en dos años lo encontramos en otra propuesta similar. El Dato Loco: Si bien no son frecuentes, los casos de directores que en el pasado filmaron dos veces la misma película cuentan con antecedentes famosos. Entre algunos de los ejemplos más recordados sobresalen C.B.DeMille y las dos versiones de Los diez mandamientos (1923 y1956) ; Alfred Hitchcock en El hombre que sabía demasiado (1934/1956); John Ford con Judge Priest (1934) y The Sun Shines Bright (1953) y Michael Mann con L.A. Takedown (1989), que luego tuvo su remake en Fuego contra fuego (1995).
Green Book es la obra más seria y madura que brindó la filmografía de Peter Farrelly. Un director asociado con la comedia escatológica y los personajes absurdos que presentó en Tonto y Retonto, Loco por Mary, Los tres chiflados y la horrenda Proyecto 43. Su nueva producción está basada en hechos reales y se centra en la historia de amistad entre el pianista y compositor de jazz Don Shirley y su chofer italoamericano Frank Vallelonga, interpretados por Mahershala Ali ( Moonlight) y Viggo Mortensen respectivamente. El caso de Vallelonga es interesante porque luego se convirtió en un actor que hoy es recordado por su labor en la serie Los Sopranos, como el mafioso Carmine Lupertazzi. Este hombre tuvo además la experiencia de trabajar en tres filmes memorables del género gánster como El padrino, Goodfellas y Donnie Brasco. Pertenece a esa clase de actores que tal vez uno no recuerda el nombre pero reconoce su cara enseguida por su labor en estos clásicos de Hollywood. Por toda la aclamación de los críticos y los premios que viene cosechando en los últimos meses, el film de Farrelly generó una enorme expectativa que lamentablemente se desinfla enseguida en el cine. Todos los elogios exagerados hacia Green Book provienen más de la corrección política norteamericana por recomendar una historia a favor de la tolerancia racial que por su contenido artístico real. La interacción entre los dos protagonistas es muy atractiva y logran que la historia sea amena, sin embargo, no deja de ser un film predecible plagado de estereotipos que se vieron centenares de veces en Hollywood. Farrelly no es precisamente sutil ni profundo a la hora de abordar los conflictos raciales en la década de 1960 y todo lo que te imaginás que puede suceder con los personajes después ocurre en la pantalla porque el argumento es extremadamente predecible. Mortensen, en el rol más sobreactuado de su carrera, aporta alguna dosis de humor y su labor se potencia con la buena química que tiene con Ali, cuya interpretación es más moderada. Hay características de su personaje que no cierran demasiado, como el hecho que un músico negro prestigioso desconociera la existencia de Aretha Franklin y Little Richard, quienes ya eran leyendas en los años ´60, pero son detalles que tampoco arruinan su labor. El tema con Green Book es que más allá de la simplificación que presenta sobre el racismo no ofrece ninguna perspectiva interesante que no se haya visto en otras películas, como The Help, Crash y la referencia más obvia, Conduciendo a Miss Daisy. Se trata de esa clase de producciones que queda bien resaltar en los medios durante una temporada de premios de Hollywood pero después se olvidan con facilidad. La trama al menos consigue ser entretenida aunque es recomendable moderar considerablemente las expectativas si eligen verla en el cine.
Con todas las objeciones que se le pueden hacer a Battle Angel, la producción de James Cameron se destaca como la adaptación más respetuosa y cariñosa que se hizo en Hollywood sobre una historieta japonesa hasta la fecha. Estos proyectos que reimaginan para una cultura diferente los clásicos asiáticos de la ciencia ficción o fantasía son muy complicados, ya que en general la esencia de los contenidos originales tiende a desaparecer. Lo vimos en el pasado con la espantosa Dragon Ball: Evolución o más recientemente en Ghost in the Shell, que no era una mala película pero tampoco terminaba de convencer. En Battle Angel se nota que hubo esfuerzo por lo menos de hacerle justicia a la popular cyborg creada por Yukito Kishiro en los años ´90. Habrá que ver si la película logra capturar la atención del público general que no tenía conocimiento de este personaje. Ese será el principal desafío de esta producción, ya que entre los seguidores del manga y el animé su recepción creo que será más positiva. El film presenta una particular fusión entre el cine de James Cameron y el estilo narrativo de Robert Rodríguez, cuya labor estuvo limitada exclusivamente a la dirección. Esta es la primera vez en su carrera que no participa de la gestación de un proyecto y sólo se dedicó a cumplir una tarea específica. Pese a todo Battle Angel sobresale como la obra más sofisticada de su filmografía y su mejor película desde la primera entrega de Sin City. Paso a resaltar los aspectos positivos de este estreno que justifican su recomendación. La producción de Cameron en principio consigue capturar a la perfección el corazón del manga y su personaje principal. El trabajo que hicieron con Alita es extraordinario. No sólo porque adaptaron la esencia de la personalidad de la heroína, sino que la combinación de los efectos especiales con la interpretación de Rosa Salazar es perfecta. A la actriz se la nota comprometida con el personaje y consigue plasmar esa empatía tan especial que generaba la cyborg en el manga. Los ojos de animé no molestan en absoluto y después del primer impacto inicial se aceptan perfectamente. Rosa Salazar es la gran figura del film y logra que el espectador se enganche con los conflictos que atraviesa la androide, algo que no ocurría con Scarlett Johansson en Ghost In The Shell. Desde los aspectos más técnicos, Robert Rodríguez brinda una cátedra sobre como filmar secuencias de acción emocionantes en una película concebida para ser disfrutada en una pantalla de cine. Queda la sensación que la mayor atención de Cameron como productor residió en recrear con fidelidad ciertos aspectos visuales del manga en la película. Todas las secuencias del juego del Motorball y los duelos entre los cyborgs brindan un espectáculo magnífico. Para tratarse de una producción hollywoodense la verdad que la película es muy respetuosa con la historia del personaje principal y para quienes conocimos a Alita hace 30 años en su fuente original esto es muy valorable. Por supuesto, el film no está exento de objeciones y presenta una serie de debilidades. Alguna de ellas eran predecibles ya que de otro modo Battle Angel jamás hubiera existido. Para conseguir los 200 millones de dólares de presupuesto Cameron tuvo que sacrificar algunos elementos por demanda del estudio Fox. El cyberpunk japonés sucio y violento que caracteriza el mundo original de Alita acá fue muy atenuado porque la calificación del film es "apta para mayores de 13 años". De todos modos creo que el productor se la podía haber jugado un poquito más con el retrato de Iron City que se ve demasiado limpia para mi gusto. Hay una cuestión rara con la ambientación que no me terminó de cerrar. La trama se desarrolla en el año 2563 pero los habitantes de la ciudad se visten como en el 2018. No sé si buscaron ahorrar presupuesto en ese aspecto pero genera ruido que la indumentaria de la humanidad no cambiara en 500 años. El argumento de Battle Angel se sabotea a sí mismo por la propia ambición de Cameron, quien además fue el guionista. En lugar de concentrarse en un aspecto específico de Alita, el guión combina elementos de los primeros cuatro tomos del cómic y esto genera que varios temas no logren ser bien explorados. La narración de Rodríguez se desarrolla demasiado rápido y no permite que la gente que desconoce estos personajes pueda seguirlos con un poco más de profundidad. Por ejemplo, la subtrama romántica quedó muy acelerada y el actor que interpreta a Hugo, el interés sentimental de Alita, es de madera terciada. No puedo entender cómo se les escapó esto a Cameron y Rodriguez. Keean Johnson no sólo no tiene carisma sino que está muy por debajo del nivel de Rosa Salazar y eso se nota mucho en sus interacciones. Por otra parte, el elenco tiene actores estupendos pero con excepción de Salazar, nadie consigue sobresalir por esta cuestión narrativa de contar tantas cosas a la vez. En lo personal me quedo con un balance positivo de esta producción. Sus debilidades son cuestiones que se podrían resolver en una potencial continuación pero en términos generales Cameron creo que le hizo justicia a Alita. Para los aficionados del género vale pena disfrutarla en una pantalla de cine. Ojalá los realizadores pueda seguir adelante con la historia de esta heroína que desde hace más de 30 años representa a uno de los grandes íconos populares del cyberpunk japonés.
Escape Room es una película con la que el estudio Sony pretende establecer una nueva franquicia dentro del cine de terror. A diferencia de lo que vendieron los trailers, donde parecía que se trataba de un burdo robo de la saga SAW, el film se encaró más por el terreno del thriller psicológico que el slasher sangriento. La verdad que la historia no está mal y podía haber resultado una propuesta superior si los productores no estuvieran obsesionados por construir una franquicia. El problema con este film es que sus realizadores dan por sentado que los espectadores van amar este relato y pedirán desesperados su continuación. Por supuesto después sucede lo contrario. En lugar de preocuparse por presentar la historia con una película decente lo que hicieron es construir un gran teaser para futuras entregas y el final es tan malo y trillado que no transmite ningún entusiasmo. Hasta el acto final donde se revela el misterio principal del conflicto el film consigue ser entretenido y cuenta con algunos méritos. Para tratarse de un proyecto realizado con apenas nueve millones de dólares, todo el diseño de producción que tienen las habitaciones macabras es excelente y el director Adam Robitel hizo un buen trabajo al crear situaciones claustrofóbicas en esos escenarios. Escape Room además cuenta con un buen reparto de actores donde sobresalen especialmente Taylor Russell ( de la serie Perdidos en el espacio), Logan Miller (I love Simon) y Debora Ann Woll, quien aparece en un rol muy diferente a lo que hizo en la serie Daredevil como Karen Page. Lamentablemente el atractivo de la película se desinfla en la parte final, cuando el director comienza a cerrar la historia. De todos modos no es una producción malísima que se haga odiar. Dentro del género se estrenan cosas peores todos los meses y los seguidores de este tipo de cine lo saben. En Estados Unidos le fue muy bien comercialmente por lo que no sería raro que se estrene la continuación en un futuro cercano.
Yorgos Lanthimos es un director griego que en los últimos años logró llamar la atención dentro del cine independiente con películas como La langosta (2015) y El sacrificio del ciervo sagrado, estrenada el año pasado. Sus trabajos suelen narrar historias muy raras donde prima el humor negro, el absurdo y en especial los personajes bizarros y retorcidos que en las obras de este artista resultan interesantes de seguir. La favorita es la producción más comercial del realizador y como la mayoría de los estrenos serios de esta temporada parece concebida para competir en la temporada de premios del cine norteamericano. No obstante, el film mantiene la identidad de Lanthimos como narrador, quien se hizo un festín a la hora de retratar la decadencia y corrupción moral de la monarquía inglesa. La historia por momentos parece Relaciones peligrosas (Stephen Frears) con esteroides, donde las miserias de la realeza son retratadas con una crudeza visceral que no tiene demasiados antecedentes en las propuestas de época. El fantasma de Barry Lyndon, de Stanley Kubrick, también se manifiesta cada tanto en las personalidades de los roles que interpretan especialmente Rachel Weisz y Emma Stone. Si bien muchas situaciones en torno a la vida de la reina Ana Estuardo (encarnada por una gran Olivia Colman) se exageraron bastante, la película de Lanthimos hace un gran trabajo a la hora de retratar todo el sistema de corrupción que permite que estos personajes representen a la corona inglesa. Una característica muy interesante de este film es el modo en que el director narra la historia e inserta al espectador en los bastidores de la corte. Uno llega a sentir que se encuentra dentro del palacio junto a los miembros de la monarquía y sus súbditos. Desde la habitación de la reina a esos ambientes más lúgubres y depresivos donde viven los sirvientes, la espectacular puesta en escena de La favorita convierte a esta producción en una experiencia bastante inmersiva. En la mirada de Lanthimos no se salva nadie y todos los personajes son miserables y presentan actitudes mezquinas, a través de un guión que desarrolla muy bien los vínculos de las tres protagonistas y el contexto de sus orígenes. Olivia Colman, Emma Stone y Rachel Weisz están muy bien aprovechadas en el reparto y gracias a sus interpretaciones es posible engancharse con la historias de estas tres mujeres que no despiertan demasiada simpatía. Quienes disfrutaron las películas previas del director probablemente van a apreciar mejor este estreno ya que tiene su estilo personal. En más de una ocasión La favorita consigue despertar carcajadas con situaciones absurdas o perturbadoras que en realidad no deberían generar esa reacción, pero el cineasta griego lo hace posible. La única debilidad notable de este film es el final (el talón de Aquiles de las obras de Lanthimos) al que le faltó un poco más de fuerza. Después de permanecer dos horas con la deprimente corte de la Reina Ana creo que la historia podría haber tenido una conclusión menos abrupta. Al margen de ese pequeño detalle, La favorita es una buena película que al menos consiguió evadir los clichés asociados con los dramas de época.
La gran aventura Lego 2 es una prueba contundente del enorme esfuerzo, dedicación y creatividad que los escritores Phil Lord y Christopher Miller le aportaron a... Spiderma-Man: Un nuevo universo. Después de un proyecto tan demandante e innovador como ese era muy complicado que los guionistas pudieran concebir además una gran continuación para esta propuesta. Al ver esta película queda la sensación que el guión lo desarrollaron durante un almuerzo y se lo sacaron de encima enseguida para concentrarse en la producción de Sony. Esto explica que el 90 por ciento de Lego 2 esté sostenido por secuencias de acción y escenas musicales de más de tres minutos sin una trama interesante como tuvo la producción del 2014. Toda la irreverencia y originalidad que tenía el primer film acá desapareció por completo para desarrollar una secuela más infantil que parece hecha para el dvd. Mucho contenido tonto y pocas ideas creativas. Aclaro que vi la versión doblada en castellano, donde las canciones suenan horribles con la traducción y tal vez se pierde la gracia de las letras originales. De todos modos está muy lejos de ser una producción relevante. Lego 2 es la clase de filmes que pueden entretener por un rato a los niños más pequeños, mientras los adultos que acompañan en el cine miran cada diez minutos la hora en el celular. Los chistes en general son muy pobres y redundantes. Los únicos momentos graciosos para adultos pasan por un par de referencias a la bati-dependencia del estudio Warner y el fracaso del Universo DC en la pantalla o más bien la visión de Zack Snyder. En esos pocos segundos Lego se acopla al espíritu de la original y esas humoradas funcionan como un blanqueo de la compañía sobre el fiasco de la Liga de la Justicia. El único momento de esta película donde se puede percibir el humor irreverente de Lord y Miller. Desde los aspectos técnicos es un film correcto que no aporta ninguna secuencia que quede en el recuerdo a la salida del cine. Todos esos mundos fantásticos que se recreaban en la entrega previa acá se limitaron a dos escenarios y en materia de realización esta continuación es mucho menos ambiciosa. En esta oportunidad la dirección corrió por cuenta de Mike Mitchell, responsable de la mediocre Shrek Forever After, cuya narración sigue una misma fórmula durante 107 minutos que se hacen interminables. Secuencia de acción seguida de momento musical, así hasta el acto final que parece un epilogo de El Señor de los Anillos. Cerca de tres veces el film amaga con terminar pero la historia sigue y la tortura se extiende. Vuelvo a reiterar, para los más chicos es una película que zafa para entretenerlos un rato y seguramente la van a pasar bien. Ahora como propuesta artística del género de animación Lego 2 está muy lejos del nivel que tuvo la original.