A esta altura la única purga necesaria que merece ser ejecutada es la de esta franquicia en la cartelera que no da para más. La primera película de James DeMonaco no estaba mal y trabajaba con un concepto bizarro el subgénero de la invasión de hogares. Había cierto comentario social que no se podía tomar demasiado en serio y el film era más que nada entretenido por la presencia de Ethan Hawke. Luego vinieron las dos continuaciones que ofrecieron más de lo mismo y ahora le tocó el turno a la ya clásica e innecesaria historia de origen. DeMonaco quedó afuera de esta entrega y en este caso la dirección quedó en manos del debutante Gerard McMurray, quien produjo la ópera prima de Ryan Coogler (Creed, Pantera Negra), Fruitvale Station (gran película que recomiendo si nunca la vieron). McMurray tomó el concepto de la purga que estableció DeMonaco para desarrollar un típico Blaxplotation de los años ´70 ambientado en un futuro distópico. Como solía ser recurrente en aquellos filmes, el protagonista de esta entrega es un traficante de drogas con conciencia social, quien por una noche deja su negocio para salvar su barrio de la amenaza del hombre blanco. Una especie de Superfly moderno que se enfrenta al poder político que busca eliminar la clase sociales más bajas y muy especialmente a la comunidad negra. El origen de la purga lidia con muy poca sutileza con los conflictos raciales y el acecho del gobierno norteamericano a los inmigrantes que hoy es un tema de actualidad en Estados Unidos. El problema es que todo esto se desarrolla en una película tonta que se centra en las escenas de violencia extrema que ya vimos en las entregas anteriores. La película despierta cierto interés en los primeros 10 minutos donde se establece el contexto de lo que será el experimento de la primera purga y después derrapa con la estupidez. En el medio aparece Skeletor un pseudo Jason Voorhees que representa el único elemento del cine de terror en esta producción que es más bien un thriller de acción. El tema es que Skeletor, quien era un antagonista decente, luego desaparece durante la mayor parte del film para tener un deslucido regreso en el acto final. El film de McMurray tiene la ventaja de contar con un reparto decente, que incluye una participación de Marisa Tomei, completamente desaprovechada por el guión. Las secuencias de tiroteos durante el clímax están muy bien realizadas pero no hay mucho más para destacar. El film no consigue establecer situaciones sólidas de suspenso y todo se desarrolla de un modo muy burdo y predecible hasta el paupérrimo final que ni siquiera se esfuerza por conectar este capítulo con el resto de la saga. Por ese motivo el film resulta insignificante ya que no le aporta ningún contenido relevante a la película original ni las continuaciones que vinieron después. Lo único positivo es que dura apenas 97 minutos y por lo menos termina rápido. En lo personal no la recomiendo para el cine ya que es una propuesta bastante pobre que se puede dejar para la televisión.
Si no sos muy fan de Ant-man (conozco gente que lo es) esta es una película intrascendente que se puede obviar en el cine sin problemas y no te perdés nada, ya que representa la producción más floja de Marvel en el 2018. En esta continuación el director Peyton Reed, responsable de la primera entrega, ofrece otra sitcom familiar que hará las delicias de los espectadores que les gusta mirar películas de superhéroes únicamente para reírse de los chistes. La primera producción, estrenada en el 2015, había sido muy amena y surgió en un momento donde el estudio no había derrapado todavía con la constante tontería en los guiones. Probablemente por el suceso de Guardianes de la Galaxia, en la nueva entrega aumentaron el contenido humorístico y esto genera un desequilibrio en las aventuras de este personaje. Si ya tenés un protagonista afable y gracioso como es Scott Lang no se entiende la necesidad de rodearlo con un reparto de cómicos de stand up, donde casi todo el mundo tiene su remate chistoso. Sobre todo cuando la mayor parte del humor resulta forzado como si la película tuviera la obligación de hacer reír al público. El peor exponente de esto lo encontramos en el irritante rol de Michael Peña que ahora pasó a comportarse como un tarado. Todas sus escenas son infumables por la estupidez que aporta y llega un momento donde termina por cansar. De todos modos, el mayor problema de esta continuación no pasa en realidad por el exceso de humor, que de última se relaciona con el tono que había presentado la historia original, sino por el conjunto de elementos decepcionantes que rodean a este film y paso a resaltar. El director Reed y sus cinco guionistas dominan la comedia de enredos pero demuestran una gran incompetencia a la hora de trabajar la ciencia ficción y la fantasía. La exploración del mundo cuántico, que era un enorme gancho para jugar con Ant-man, es de una pobreza abrumadora. Ni siquiera le dieron una identidad visual como hicieron con los elementos esotéricos en el film de Doctor Strange. En la escasa imaginación de Peyton Reed el mundo cuántico es una pantalla verde que se rellena con efectos digitales y no hay más que eso. Por otra parte, los villanos son horrendos y parecen personajes clase B que podrían haberse incluido en un capítulo semanal de Agentes de SHIELD. Todos tienen un mínimo desarrollo y no aportan nada. Claramente califican entre lo peor que brindó Marvel en este aspecto y desperdicia a buenos actores como Walton Goggins. En materia de acción la película presenta otra decepción, ya que no hay más sorpresas que las imágenes que pudiste ver en el trailer. A lo largo de la historia, no hay una sola escena con estos superhéroes que no tuviera previamente su antecedente en la saga Querida encogí a los niños de Disney y todas las persecuciones y peleas son penosamente genéricas. Sería un error compararla en este campo con la última de los Vengadores porque fue una propuesta épica, pero Pantera Negra tenía secuencias más emocionantes. Por ese motivo también la continuación de Ant-man, más allá de los chistes, no tiene nada interesante para ofrecer sino sos seguidor del personaje. Lo mejor del film pasa por la buena química que se gestó en ese trío que conforman Paul Rudd, Michael Douglas y Evangeline Lilly quienes logran hacer llevadero el film. Otra cuestión positiva es que esta vez le dieron más presencia a la Avispa, histórica integrante en los cómics de los Vengadores, quien tiene sus momentos destacados. Lilly está muy bien en esta continuación y en más de una escena este producción parece titularse La Avispa y Ant-man. Con respecto a las dos escenas post-créditos, la primera establece una conexión con Infinity Wars y la otra es una tontería que no vale la pena su espera en la butaca. En resumen, la continuación de Ant-man cumple con su cuota de entretenimiento ligero pero no deja de ser una propuesta cuya existencia se borrará rápidamente de la memoria.
Gringo es un intento fallido por tratar de emular los primeros trabajos de Guy Ricthie y Quentin Tarantino que combinaban a la perfección el género policial con el humor negro. Esta película representa el segundo trabajo como director de Nash Edgerton, hermano del actor Joel Edgerton, quien en los últimos años fue el cineasta elegido por Bob Dylan para que realizara sus recientes videos. Aunque contó con un reparto de figuras talentosas que generaban interés por esta propuesta, el film resultó un fiasco tedioso cuyos 110 minutos se hacen interminables. El gran problema de Gringo es que los guionistas arruinaron una premisa sencilla con numerosas líneas argumentales que convirtieron a la trama en un caos absoluto. Esta película probablemente debe tener un récord de subtramas entre los estrenos del 2018 que no hacen otra cosa que distraer al espectador del foco central del conflicto. Muchas de estas historias no aportan nada y las constantes inclusión de personajes genera que la película se vuelva confusa. Sumado a los momentos humorísticos que no funcionan y las escenas de acción ordinarias cuesta bastante encontrar un motivo sólido para recomendar este film. David Oyelowo (Selma), el protagonista, es la figura destacada del reparto mientras que el resto de los artistas más conocidos no aportan demasiado. Al igual que Sicario 2 esta producción se basa en la fantasía hollywoodense que México es el país más peligroso del mundo, donde la mayoría de sus habitantes son asesinos a sueldo o se relacionan con el narcotráfico. Parece que últimamente la culpa de todos los males son los latinos. En resumen, Gringo es esa clase de películas que abundan en la cartelera de Netflix y a la media hora cambiaste por otra cosa cuando el tedio se volvió insostenible.
Sicario 2 es una secuela olvidable del gran thriller que hizo Dennis Villeneuve en el 2015, cuya única finalidad es tratar de convencer al público norteamericano que la construcción del muro en la frontera de México es necesaria, para evitar que los latinos se conviertan en futuros criminales o potenciales terroristas. En realidad ni siquiera es una continuación, ya que no tiene ninguna conexión con la entrega previa, salvo por el hecho que reaparecen los personajes de Benicio del Toro y Josh Brolin. Por ese motivo este film se puede ver tranquilamente sin necesidad de conocer la producción original. A la hora de reseñar esta película creo que es necesario dividir los aspectos técnicos del tratamiento que se hace del tema del narcotráfico. La trama carece de la complejidad que tuvo el trabajo de Villeneuve, ya que fue encarada como una propuesta más pochoclera con el objetivo de crear una nueva franquicia a través del Sicario Universe. La dirección en este caso corrió por cuenta de Stefano Sollima, hijo del legendario cineasta italiano Sergio Sollima, quien brindó clásicos memorables del spaguetti western (The Big Showdown con Lee Van Cleef) y el policial europeo. Sollima fue responsable de impulsar la carrera de Charles Bronson como estrella del cine de acción en Cittá Violenta (1970) y en este estreno queda claro que su hijo heredó el talento para filmar buenas secuencias de tiroteos y persecuciones. En ese punto a Sicario 2 no se le puede objetar nada y tiene algunos momentos intensos muy buenos donde se percibe cierta influencia del cine de Sam Peckinpah en el tratamiento de la violencia. La labor de Sollima junior es más que correcta en la parte técnica y su película funciona como thriller de acción, gracias a que también supo aprovechar a las figuras del reparto. La gran debilidad de este film pasa por el decepcionante guión de Taylor Sheridan, quien venía sorprendiendo con la calidad de sus historias. Mi teoría personal es que este proyecto lo encontró sobrepasado de trabajo y se lo sacó de encima a las apuradas. Sheridan se destacó con el guión de Hell or High Water, luego brindó otra gran película como director en Wind River y en los últimos meses estuvo ocupado con la serie Yellowstone, con Kevin Costner que se estrenará pronto. En Sicario 2 se nota que no le puso la misma dedicación y presenta un guión chapucero con exceso de testosterona y un tratamiento irresponsable del problema del narcotráfico. México es retratado como un país anárquico donde todos son corruptos y cualquiera puede organizar una masacre en zonas residenciales del DF a plena luz el día sin problemas. En este festival trillado de la exageración la frontera mexicana está completamente dominada por los narcos, quienes contribuyen a que el terrorismo se infiltre en los Estados Unidos. Inclusive pone la mira en los inmigrantes latinos legales que podrían convertirse en potenciales criminales de acuerdo a una de las subtramas principales del film. En un momento tan caldeado con este tema en los Estados Unidos este enfoque del conflicto, donde todos los inmigrantes latinos son retratados como una amenaza, no es muy acertado que digamos. La trama tampoco se mete de lleno con el funcionamiento de los cárteles y la película se ve debilitada con un tercer acto ridículo que tiene más agujeros argumentales que un colador. El tráiler de Sicario 2 daba a entender que los personajes de Benicio del Toro y Brolin se reunían para desbaratar definitivamente un cártel y eso nunca ocurre, ya que la trama va por otro lado. Es decir que la película que se vende en los avances no es la que después encontrás en el cine. Por otra parte, varias situaciones que se justifican con coincidencias y situaciones inverosímiles alejan a este film del realismo que había tenido la primera entrega. Reitero esta cuestión, Sicario 2 no es una mala película y se deja ver pero queda muy opacada por la obra original que fue completamente superior.
En estos días donde el 90 por ciento de las propuestas humorísticas de Hollywood están dirigidas a un público juvenil, Cuando ellas quieren ofrecen la versión senior de Sex and the City destinada exclusivamente a un target de cinéfilos que ya superaron los 60 años. Esto no significa que el público más joven no pueda disfrutarla, pero la gente que pertenece a ese segmento se va a conectar mejor con las tribulaciones y enredos que viven los personajes principales. La película cuenta con un reparto tremendo, cuyas interpretaciones eleva por completo un guión trillado y predecible que parece haber sido concebido para una sitcom de la televisión norteamericana. El principal gancho de esta propuesta pasa por la buena química que gestó entre Diana Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen quienes consigue hacer llevadera una propuesta que no toma ningún riesgo a la hora de explorar los temas que aborda la historia. Se notan que se divirtieron mucho haciendo este film y eso se transmite en la pantalla. A lo largo del film hay aportes divertidos de Don Johnson, Andy García y Richard Dreyfuss que tiene momentos simpáticos pero no hay mucho más para destacar. Se trata de una comedia sencilla que probablemente resultará más entretenida para las mujeres que se identifiquen con las problemáticas que enfrentan las protagonistas.
Aunque Jurassic World 2 consigue brindar en general un espectáculo decente, especialmente si se disfruta en su versión IMAX, donde se potencian los aspectos visuales, el director español Juan Antonio Bayona (El orfanato) ofrece una de las entregas más débiles de esta franquicia En principio, lo más decepcionante es que la historia no avanzó demasiado desde la última entrega y no hicieron otra cosa que estirar el conflicto hasta la próxima continuación donde se explotaría el choque de los dinosaurios contra la civilización. Algo que ya había hecho Steven Spielberg en la secuela de 1997, El mundo perdido, con la diferencia que esta vez se desarrollaría en una escala mayor. En otras palabras, esta producción funciona como un teaser de dos horas para futuras películas. La primera entrega de Jurassic World realizada por Colin Trevorrow se centró bastante en el factor nostálgico por la obra original de Spielberg y el tributo al cine de aventuras de Hollywood. Por el contrario, el trabajo de Bayona se encaminó dentro del subgénero de monstruos gigantes, estilo King Kong, con algunas referencias al cine de terror, hasta que la trama se estanca en las situaciones bizarras. La película del cineasta español tiene un primer acto sólido, donde se plantean algunos debates morales y científicos interesantes y en la segunda mitad el tono de la narración cambia por completo. Una cuestión que despierta la siguiente incógnita. ¿Jurassic World 2 es realmente una película de Juan Antonio Bayona? En lo personal creo que no. El film deja la sensación que el cineasta español probablemente tenía una idea de lo que deseaba hacer con esta continuación y después el estudio le ató la manos para presentar un producto más ordinario que apueste a lo seguro. El cambio de tono en la segunda mitad es muy brusco y parecería que otro realizador se hizo cargo de esta producción. No ayudó tampoco el hecho que los guionistas vuelven a insistir en la idea de usar a los dinosaurios como armas de destrucción masiva y ahora subastan a los bichos para las mafias del crimen organizado, en una trama delirante que remite más a la saga Sharknado que a Jurassic Park. Otro aspecto donde no queda muy bien parado este film es en la ausencia de ese espíritu de aventura épica que siempre tuvo la saga. Gran parte de la acción con los dinosaurios es olvidable y se desarrolla dentro de una mansión, que no resulta el escenario más atractivo. La mayoría de las secuencias tienen lugar durante la noche, ya que de esa manera se esconde mejor el CGI, y carecen de la emoción que tuvieron las entregas previas. Tal vez porque Jurassic Park acarrea con un desgaste que cada vez cobra más peso. Las mejores escenas de acción, como la erupción del volcán en la isla Nublar, tienen lugar durante el día en la primera mitad del film, donde la labor de Bayona encuentra sus mejores momentos. El resto es bastante olvidable porque se enfoca en preparar el terreno para la próxima continuación. Hasta la buena dupla que conforman Chris Pratt con Bryce Dallas Howard acá quedó completamente deslucida y sus personajes ni siquiera tienen un mínimo desarrollo. Sumale los dinosaurios veganos que prácticamente no matan a nadie, nuevos personajes secundarios intrascendentes, más los villanos de dibujos animados infantiles y lo que queda es un refrito de secuencias de acción que vimos en mejores películas en el pasado. La buena noticia es que por la manera en que termina la trama, la próxima entrega podría ser más interesante. Una lástima que los productores no hicieran directamente esa película en esta continuación.
En un género donde está todo inventado no es fácil a esta altura hacer una película sobre bosques embrujados. Sobre todo por los antecedentes que tuvieron un enorme impacto en la cultura popular. Desde El proyecto Blair Witch a Evil Dead o inclusive Deliverance, con Burt Reynolds, que era un thriller pero consiguió que los bosques dieran miedo. El director David Bruckner, responsable del film de zombis The Signal, se mete de lleno con esta temática y durante la mayor parte de la trama consigue evitar los clichés clásicos que suelen tener estos relatos. De entrada los protagonistas no son los típicos adolescentes irritantes, sino un grupo de hombres que rondan los 40 años y viajan a Suecia para rendirle homenaje a un amigo que murió asesinado durante un robo. Un hecho que atormenta la conciencia de uno de los protagonistas que presenció el hecho y no hizo nada por evitarlo. Bruckner establece el conflicto con un buen manejo del suspenso y la película se vuelve más interesante cuando se encamina por el género del terror psicológico y entran en juego elementos fantásticos de la mitología eslava. El director utiliza de un modo excepcional las locaciones naturales que logran convertir al escenario principal en un lugar aterrador. Si bien la trama tarda un poco en desarrollar el horror que habita en el bosque donde se pierden los protagonistas, el suspenso de la historia genera que sea llevadera. El ritual además cuenta con un buen reparto de actores que brindan interpretaciones decentes. Algo que a veces puede ser la gran desgracia de filmes que trabajan conceptos interesantes y eso no sucede en este caso. Lamentablemente en el tercer acto, donde se revela el misterio del bosque, es el momento en que llega la debacle de esta producción. El argumento se vuelve más tonto y el desenlace creo que no está a la altura del drama y misterio que se había construido hasta ese momento. Por supuesto esto puede cambiar en la apreciación de cada espectador. En mi caso el modo en que Bruckner resuelve la historia no me terminó de convencer para nada, pero en términos generales es una propuesta de terror que se puede tener en cuenta.
En la continuación de Los Increíbles el director Brad Bird vuelve a presentar la más grande adaptación no oficial que se hizo de los Cuatro Fantásticos de Marvel en el cine. Aunque los personajes tienen nombres diferentes y se desenvuelven en otro ambiente estos filmes capturaron a la perfección la esencia más pura de esa historieta, cuyo atractivo no pasaba por las escenas de acción o los elementos de ciencia ficción, sino por las dinámicas familiares. Algo que jamás llegaron a entender en los estudios Fox. En esta segunda entrega en particular el director no tiene reparos en homenajear a los 4F con referencias directas a la creación de Stan Lee. Sobresale en ese sentido la espectacular secuencia de acción inicial, que evoca la primera aventura del grupo de 1961 contra el Hombre Topo (que acá aparece con otro nombre) y luego hay una sátira brillante a las poderosas habilidades de Franklin Richards (el hijo de Sue y Reed) representado en el bebé Jack-Jack que se roba claramente esta película. A diferencia de las continuaciones marketineras que tuvieron Monsters Inc y las recientes entregas de Cars, Los Increíbles 2 presenta una producción más cuidada y elaborada que se complementa perfectamente con la obra original. A Brad Bird le tomó 14 años encontrar la historia adecuada para la secuela, que tenía el desafío de cargar con el desgaste que tiene actualmente el género de superhéroes. Un tema que no llegó a ser un problema cuando se estrenó la primera entrega en el 2004. El director en este caso evitó desarrollar una aventura convencional del género para centrarse en las interrelaciones personales de la familia Parr. Una inquietud que generaba el tráiler de esta película es que Helen (Elastigirl) cobraba un gran protagonismo en la nueva historia y todo parecía indicar que Los Increíbles también habían sido víctimas de la ya trillada agenda feminista de Disney y el redundante mensaje del Girl Power. Afortunadamente Bird pudo evitar esta cuestión y abordó el conflicto de un modo muy equilibrado. La película se centra bastante en los cambios de paradigma en los roles de género y es impecable el modo en que el director trabaja el tema a través de los diálogos que no caen la prédica de corrección política. Elastigirl cobra mayor notoriedad al ser la elegida para cambiar la imagen de los superhéroes que están prohibidos, mientras que Mr. Increíble se tiene que hacer cargo de las tareas hogareñas y la crianza de los niños. Algo que resulta una odisea debido a su mentalidad machista. Brad Bird con este conflicto toma el riesgo de separar a la familia durante la mayor parte del film pero eso contribuye a que podamos ver un mayor desarrollo en los personajes. Inclusive en los chicos, Dash y Violet, que presentan una mayor madurez en esta entrega. Si a esto le sumamos el extraordinario trabajo que presenta esta película en las fascinantes secuencias de acción y el diseño de ese mundo retro futurista donde se desenvuelven los protagonistas es complicado encontrar algún motivo sólido para que Los Increíbles 2 resulte una decepción. No puedo dejar de mencionar la excelente banda sonora de Michael Giacchino que intensifica esa impronta retro que le dio Bird a su obra y sigue resonando en la mente a la salida del cine. Hace mucho tiempo que no me pasaba esto con una película de Pixar, cuya afición a las historias deprimentes me habían agotado. Amé Los Increíbles 2 por el humor y la inteligencia con la que le rinde homenaje a los cómics de superhéroes. Una de mis favoritas de este año que recomiendo.
Ocean´s 8 es un refrito olvidable y devaluado de La gran estafa de Steven Soderbergh, producto de la pereza de un director y un grupo de productores a quienes no se les cayó una idea para hacer algo diferente con este concepto. No termina de quedar en claro el sentido de copiar una película popular con un reparto femenino sino se hace un mínimo esfuerzo por contar la historia desde una mirada diferente. Al final las actrices terminan emulando los roles masculinos de la obra original en una producción inferior, ya que lo único que hicieron fue cambiarle el sexo a los personajes originales de Ocean´s Eleven. El resto es una copia pobre del film del 2001. Alternaron el casino de Las Vegas por un evento del mundo de la moda en Nueva York pero sigue siendo lo mismo, por más que establezcan una conexión con las entregas previas. Si bien este estreno no se hace odiar coma la remake idiota de los Cazafantasmas resulta decepcionante porque el reparto que reunieron se podía haber aprovechado mejor. El director Gary Ross, quien en el pasado brindó buenas películas como Pleasantville y Sea Biscuit en este caso sorprende con su incapacidad para generar mínimas situaciones de suspenso que se podían esperar en una propuesta de este estilo. La historia comienza de un modo prometedor con la presentación del personaje de Sandra Bullock (lo único rescatable de este film) y enseguida se desinfla cuando se convierte en un calco de la remake del 2001. El guión de Ross tiene dos graves problemas que tiran abajo esta propuesta. La falta de un antagonista sólido y situaciones que generen suspenso. Las estafadoras lideradas por Sandra Bullock son mujeres perfectas que hacen todo bien y no encuentran un mínimo obstáculo en la operación que planean, que por cierto, tiene más agujeros que un colador. En consecuencia, la trama se desarrolla de un modo predecible ya que les sale todo bien y nunca enfrentan algún contratiempo grave o peligro. Inclusive el supuesto giro sorpresivo de la historia se da tal cual se podría prever en los avances. Otra desventaja donde queda mal parado el equipo de Debbie Ocean (Bullock) es que carecen del carisma y la camaradería de los estafadores originales y en esto no tiene nada que ver el sexo del reparto sino la manera en que están escritos los personajes. Es un grupo aburrido que no trasmite nada. Rihanna está muy bien en su rol y la reina indiscutida de la sobreactuación, Anne Hathaway, le pone onda pero no alcanza. Hacia el final la presencia de James Corden levanta un poquito la historia con un buen personaje que se perfilaba como antagonista de Sanda Bullock pero aparece tarde y tiene un rol muy limitado. Esta producción se deja ver y es entretenida, como lo podría ser también un documental del oso panda en Animal Planet, pero eso no significa que sea una buena película. Si la intención es que las mujeres tengan mejores papeles en Hollywood dentro de la era post Harvey Weinstein, deberían crear historias originales que cuenten con una impronta femenina real, en lugar de producir estos refritos absurdos que quedan en el olvido media hora después que saliste del cine.
Huracán: Categoría 5 es una propuesta lisérgica que sólo podrá ser disfrutada por los amantes de las películas malas que divierten. Me refiero concretamente a los seguidores de la saga Sharknado o el cine cutre clase Z que encuentra placer en esos filmes que para el resto de la gente son una abominación. La dirección de este film corrió por cuenta de Rob Cohen, quien alguna vez brindó películas buenas como Dragonheart (Dennis Quaid), Dragón: La leyenda de Bruce Lee y la primera entrega de Rápido y furioso, que hoy parece una obra de acción minimalista, comparado con lo que fueron las últimas entregas. En su nuevo trabajo el cineasta brinda un film de acción desopilante que te hace reír por la ridiculez del argumento. En este caso un grupo de delincuentes deciden robar 600 millones de dólares en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos mientras se desata un huracán de categoría 5. Un fenómeno climático que arrasa con todo pero nunca despeina a los protagonistas. Más allá de las numerosas escenas de acción y los burdos efectos visuales de CGI, el gran atractivo de este film pasa por la incoherencia de la trama que brinda algunos momentos hermosos. Entre ellos mi gran favorito tiene lugar en los primeros minutos cuando el huracán crea una nube con forma de calavera frente a los protagonistas. Para que se entienda, Rob Cohen tuvo el delirio de combinar Twister, Punto límite y Rápido y furioso en una ensalada donde el sin sentido es la principal vedette de la película. Maggie Grace y Toby Kebbell, quien es un buen actor que necesita cambiar de representante, hace lo que pueden dentro de una producción que no fue diseñada para que lucieran sus capacidades expresivas. Debo reconocer que en lo personal me entretuvo más que Ocean´s 8 pero no la recomendaría para el cine, es más bien una opción para el cable si sos aficionado a este tipo de delirios.