Geo-Tormenta es esa clase de película donde los ejecutivos del estudio responsable, en este caso Warner Bros, tienen clarísimo que es un fiasco y no pueden hacer nada por evitarlo. El estreno de este film fue postergado dos veces el año pasado y ahora la compañía encontró este hueco en el calendario para sacársela de encima. La película representa la fallida ópera prima de Dean Devlin, el histórico socio del director Rolan Emmerich (Día de la Independencia), quien en este caso ofrece una extraña y disparatada fusión de géneros que no termina de convencer. Geo-Tormenta empieza como un típico exponente del cine catástrofe estilo Emmerich para luego mutar en un thriller de conspiraciones y terrorismo, que tranquilamente podría haber escrito Tom Clancy con el personaje de Jack Ryan, en la última etapa decadente de su carrera. Jim Sturgess, en el rol del falso Ryan, junto a Gerard Butler hacen un esfuerzo descomunal para remar con dignidad un guión estúpido que genera carcajadas en más de una ocasión por los diálogos ridículos y las situaciones absurdas que se presentan. Estos son los filmes que prueban que Butler es un actorazo al que le rebotan todas las balas. La película es mala, su personaje se ve envuelto en situaciones ridículas, y pese a todo encarna su rol con muchísima dignidad y no se le puede objetar nada. Algo que también ocurre con los trabajos de Andy García y Ed Harris, quienes muestran un profesionalismo absoluto a la hora de interpretar situaciones dramáticas que generan risa. Desde los aspectos técnicos el trabajo de Devlin es bastante correcto pero ofrece secuencias de acción sin inspiración que copian situaciones que ya vimos en los filmes conocidos de Emmerich. Inclusive incluye al ya clásico perrito en peligro. Al igual que en la segunda entrega de Día de la Independencia la historia plantea un reparto multicultural del personajes, donde los norteamericanos esta vez no son los únicos héroes en el conflicto. En ese aspecto tal vez encontramos la única característica positiva, dentro de esta producción olvidable que no merece el gasto de una entrada al cine
El castillo de cristal es una película rara. La historia es una adaptación del libro de memorias homónimo de la periodista de chimentos Jeannette Walls que se convirtió en best seller en Estados Unidos. El argumento describe las experiencias en su infancia y adolescencia al crecer con un padre alcohólico y una madre artista más preocupada por sus obras que en alimentar a sus hijos. El film se desarrolla en los años ´80 donde Brie Larson interpreta a la periodista en su etapa adulta y a través de flashbacks se narran las distintas experiencias que vivió la familia durante la década de 1960. La película del director Destin Daniel Cretton genera bastante ruido por el modo en que abordó las temáticas más fuertes de esta historia que lidia con abusos y violencia de género. Durante el desarrollo de la trama hay un esfuerzo descomunal del director en intentar retratar a un padre alcohólico y golpeador como un hippy incomprendido de la sociedad, algo que genera muchísimo rechazo en este film. El castillo de cristal parece por momentos el discurso de una mujer golpeada que intenta buscar argumentos para justificar las agresiones que sufre. El personaje de Woody Harrelson, quien brinda una buena actuación, hace cosas terribles en esta historia. Golpea a su mujer, sus hijos pasan hambre porque no trabaja y se la pasa perdido en la bebida y peso a todo el director se empeña en retratarlo como un soñador idealista de los años ´60. El año pasado se estrenó una gran película con Viggo Mortensen como fue Capitán Fantástico, que compartía una temática muy similar. El rol de Mortensen era algo extremista en sus filosofías hippy pero al menos era un hombre que amaba a sus hijos. La película se encargaba de retratar la falencia que tenía su conducta y no justificaba sus errores. El castillo de cristal pretende que nos emocionemos con la historia de un abusador que no genera la menor empatía y la superficialidad con la que se abordan las cuestiones más oscuras de la historia dan como resultado un film que no termina de funcionar. No ayuda tampoco a que la artificialidad de los momentos dramáticos convierta a esta producción en tedioso bodrio deprimente con el que cuesta tener alguna empatía. Ni siquiera la presencia de Brie Larson, quien brinda una de las interpretaciones más aburridas de su carrera, consigue levantar este drama olvidable que no merece mayor atención.
Condorito es uno de los grandes íconos de la historieta humorística que dentro de este arte tiene la misma jerarquía internacional que Mafalda, Snoopy, Garfield y Calvin Hoobs. Un clásico indiscutido cuyos orígenes estuvieron relacionados casualmente con el cine. En 1942 Disney realizó la película Saludos Amigos que presentaba cuatro cortometrajes ambientados en Sudamérica. Pedro, el avioncito se centraba en un pequeño planeador chileno que debía cruzar los Andes para recoger un correo en Mendoza. El humorista gráfico René Ríos Boettiger, más conocido como Pepo, quedó indignado con ese corto porque sentía que Chile era representado a través de un protagonista muy débil y lo inspiró a crear un personaje que retratara mejor a la cultura de su país. Así nació Condorito en 1949 y poco tiempo después se convirtió en un verdadero fenómeno de la historieta latinoamericana. Con una rica y extravagante galería de personajes que rodeaban al protagonista, la historieta superó las barreras culturales y se convirtió en una obra de culto. El largometraje animado que adapta a este clásico en el cine es una producción que sin duda marcará un antes y un después en la industria cinematográfica de Perú. Un país que hace años la viene remando dentro de este género con obras de presupuesto limitados y finalmente desarrollaron la primer gran producción de proyección internacional. Un caso muy similar a lo que ocurrió en nuestro país con Metegol. Condorito si bien fue realizada en Perú, contó con el trabajo de artistas colombianos y el argentino Ignacio Ochoa (El arca, Metegol), quien fue el supervisor de la animación. Desde los aspectos técnicos el film es impecable y está a la altura de lo que solemos ver en muchas producciones norteamericanas. El diseño de los personajes respeta las ilustraciones del cómic de Pepo y los realizadores lograron darle vida la ciudad ficticia de Pelotillehue. Las adaptación presenta un enorme fan service a los fans de la historieta que encontrarán numerosos guiños a la obra de Pepo. Aparecen casi todos los personajes más populares de la revista y Condorito mantiene el estilo de humor que lo caracteriza. El tema con esta propuesta es que al tratarse de una historieta de chistes que no tenía continuidad, los realizadores tuvieron que crear un argumento que estableciera al protagonista en un conflicto más elaborado. En este punto encontramos tal vez una de las debilidades del film. Condorito es genial cuando se enfoca en las características clásicas del cómic. Tiene un primer acto muy sólido en el que se presentan a los personajes y podemos verlos interactuar entre ellos. Luego la trama se enfoca en una aventura de ciencia ficción y ahí empiezan los problemas con este estreno. La película pierde su atractivo cuando Condorito deja de ser Condorito. Todas las escenas donde el protagonista interactúa con el resto de los personajes del cómic son geniales y el film por momentos logra tener su propia identidad. Sin embargo Condorito pasa demasiado tiempo fuera de Pelotillehue en una aventura espacial que involucra extraterrestres trillados y la historia pierde su atractivo. Al menos para el público más adulto. Entiendo que le dieran ese enfoque porque la propuesta está destinada a los chicos pero la trama de ciencia ficción no funciona y parece pertenecer a una película diferente. Si Condorito desarrollaba una historia de enredos con los personajes clásicos del cómic creo que el film hubiera sido superior porque esos momentos en esta producción están muy bien logrados. El tema de los extraterrestres no termina de convencer. De todos modos esto no opaca la gran labor que se hizo desde los aspectos técnicos que representa un enorme esfuerzo de la producción latina. La dirección general corrió por cuenta de Alex Orrell (ex artista de Pixar que fue parte de Los Incréibles) y Eduardo Schuldt (El delfín, Piratas en el Callao), quien hace años trabaja en el cine de animación de Perú. Más allá del enfoque que le dieron al conflicto, en términos generales la película presenta un tratamiento cuidado de los personajes del cómic y es muy entretenida. Como propuesta familiar es una opción que vale la pena tener en cuenta.
Kingsman: El servicio secreto integró mi lista de películas favoritas del 2014. Una sátira creativa y graciosa del viejo cine de James Bond, que además fue una buena adaptación del cómic de Dave Gibbons, co- creador de Watchmen. Por consiguiente, le tenía mucha fe a la continuación, ya que contaba otra vez con la dirección de Matthew Vaughn y reunía prácticamente el mismo elenco. La nueva entrega si bien ofrece un pasatiempo ameno lamentablemente no está al mismo nivel de la original. A no confundirse, es divertida y la pasás bien en el cine pero resulta una continuación olvidable que no genera la misma experiencia que la entrega previa. Creo que Kingsman 2 tuvo el mismo problema que la secuela de Guardianes de la Galaxia, donde los realizadores recopilaron de las críticas todo lo que a la gente le había gustado y lo multiplicaron por diez creyendo que con eso hacían una mejor película. En el caso de esta producción el director Vaughn, quien además fue guionista, la pifió con una serie de elecciones desafortunadas en el guión y lo que es más triste en el tratamiento de la acción. Empiezo por el argumento. Vaughn elimina en los primeros diez minutos, de un modo cruel y chapucero, a varios personajes secundarios que en la película previa contribuyeron a construir el mundo de Kingsman. El propósito de esta elección se relacionó con el hecho de concentrarse en los nuevos personajes y ahí encontramos uno de los grandes problemas del film. Todos los nuevos actores que se incorporaron al elenco fueron criminalmente desperdiciados. Channing Tatum, a diferencia de lo que mostraban las campañas promocionales, tiene una participación muy limitada y lo mismo ocurre con Jeff Bridges y Hally Berry, quienes no aportan nada. La única nueva figura que logra destacarse un poco más es Pedro Pascal (de la serie Narcos) hasta que el director arruina de un modo inexplicable su personaje en los últimos 10 minutos. El regreso de Colin Firth también resultó desangelado y salvo por el acto final, donde el film se vuelve un poco más interesante, Vaughn no consigue desarrollar la relación entre el protagonista y su mentor. Tampoco ayudó la inclusión de una villana débil y olvidable como la que interpreta Julianne Moore, quien resulta muy desperdiciada para tratarse de una artista de su nivel. A diferencia de Samuel Jackson en el primer film, la actriz tiene muy pocas escenas y nunca resulta una amenaza grave para los protagonistas. No termino de entender qué pasó con Matthew Vaughn. En este proyecto construyó una película exageradamente larga cuya duración no tiene razón de ser para el conflicto tonto que presenta. Kingsman cuando no se concentra en la acción se vuelve aburrida con las escenas de humor juvenil que son algo estúpidas. Entiendo que la gente que celebró la remake de Cazafantasmas pueda engancharse con este tratamiento humorístico, pero la primera película tenía más clase. Otro campo donde Kingsman 2 decepciona bastante es en el tratamiento de la acción. En esta oportunidad el director abusó de un modo obsceno de la animación computada y el resultado no es bueno porque la mayoría de las escenas se ven muy artificiales. Salvo por la persecución inicial que está bien elaborada y mantiene el espíritu del film anterior, el resto de los tiroteos y peleas parecen gráficas de un video juego que tuvo un presupuesto moderado. Pese a todo, en la película hay algunas cosas que funcionaron y se destaca entre los aspectos positivos. La agencia de los Statesman, la versión norteamericana de Kingsman, es divertida y conceptualmente tiene un potencial para ser desarrollado. Eso estuvo bueno y fue una adición interesante. También se trabajó con efecto la sátira de la guerra al narcotráfico y el tema de la despenalización de la drogas. Sin embargo, no hay mucho más para resaltar. Reitero, si bien Kingsman 2 tiene algunos momentos entretenidos, la película no le hace justicia a estos personajes y en comparación con la primera entrega resulta una propuesta inferior.
Kimi No Na Wa, conocida en inglés como Your Name, no sólo es la mejor película romántica del año sino el estreno más destacado en el género de animación. Una obra brillante y compleja que consolida al director Makoto Shinkai entre los talentos prometedores de este arte en Japón. Un digno heredero de Hayao Miyazaki, Isao Takahata y en especial Yoshifumi Kondo (Susurros del corazón), quien hasta ahora demostró una gran sensibilidad para abordar el drama y el romance con propuestas inteligentes. Hoy es uno de los grandes cineastas de autor que existen en la animación japonesa y su nueva obra mantiene la calidad artística que previamente ofreció en 5 Centimeter Per Second y la serie The Garden of Words (2013). No es casualidad que la prensa del continente asiático los haya calificado como “el nuevo Miyazaki” porque se puede establecer una clara conexión entre sus trabajos y las películas del fundador del estudio Ghibli. Sobre todo por la sensibilidad que suelen tener sus obras. Your Name tiene como protagonista a Mitsuha, una chica adolescente que vive en una zona rural de la región de Hida. Abrumada por el tedio que le ocasiona vivir en ese lugar y las tradiciones que mantiene su familia, un día expresa en voz alta el deseo de ser un chico que viva en Tokio en su próxima vida. El universo responde su deseo antes de lo esperado y un día la protagonista se despierta en el cuerpo masculino de un joven de la ciudad, mientras que Taki, el chico al que pertenece ese cuerpo, amanece con la apariencia femenina de Mitsuha. Este curioso disparador, que en un principio parece una comedia tonta de enredos para adolescentes, con el paso del tiempo se convierte en un complejo dramón romántico que se vuelve apasionante. El director aborda los roles de los géneros en la sociedad, las vidas pasadas y la dinámica de las energías masculinas y femeninas en una historia de fantasía que tiene un profundo contenido metafísico. Muy especialmente hacia la segunda mitad de la historia, Your Name adquiere una complejidad inesperada donde rompe con todos los elementos trillados del género Coming- of- age. Desde los aspectos técnicos la película no sólo es hermosa sino que además tiene el standard de calidad de lo que solían ser las producciones del estudio Ghibli. La curiosa historia de amor entre Mitsuha y Taki termina por ser apasionante y si la escena final no te genera ninguna emoción controlá tu pulso porque a lo mejor estás muerto y no te diste cuenta. Una de las mejores películas de este 2017 que ningún amante de la animación debería desconocer.
Mi pequeño pony es una especie en extinción y debería ser una visita obligada al cine para los niños menores de 9 años. En estos tiempos donde las películas de este género ofrecen el mismo estilo de comedia desarrolladas a través de la animación computada, aparece este film que evoca con cierto espíritu nostálgico la clase de producciones que eran comunes de encontrar en el cine en los años ´80 y ´90. En la actualidad los chicos más pequeños prácticamente no tienen contacto en la pantalla grande con la artesanía de la animación tradicional y este es uno de los principales motivos por el que recomiendo este film. Mi pequeño pony fue un ícono indiscutido de los dibujos animados y juguetes de los años ´80 que sobresalió entre las principales propuestas destinadas al público femenino. Al igual que He-Man, G.I.Joe y Transformers su popularidad generó que en 1986 también llegara a los cines con un largometraje. El relanzamiento de la franquicia que presentó Hasbro en el 2010 se convirtió en un curioso e inesperado fenómeno popular que también capturó la atención del público joven adulto. En la actualidad, después de las propuestas de Marvel y DC, Mi pequeño pony es uno de los cómics más vendidos de los Estados Unidos. La verdad que la nueva franquicia es digna de un estudio sociológico y no es casualidad que se hayan hecho documentales al respecto. En lo referido a esta película los realizadores apuntaron a entretener específicamente al público infantil y a diferencia de los que suele ocurrir con los estrenos de este género Mi pequeño pony no tiene guiños o chistes destinados a los adultos. Esto puede generar que algunos padres la sufran en el cine porque el tono de la historia se orienta a niños pequeños, pero eso no significa que sea un film menor. El director Jason Thiessen, quien viene trabajando con estos personajes desde hace rato en propuestas para dvd, en este caso brinda un colorido film que se enfoca en la animación tradicional para brindar un inocente cuento de fantasía. Los personajes son simpáticos y los números musicales no saturan y estuvieron muy bien insertados dentro de la trama. Mi pequeño pony no será recordada entre los grandes estrenos del género pero al menos tiene más corazón y neuronas que la idiotez de Emoji. Los espectadores más chicos en este caso no se quedarán dormidos en la sala con el tedio de la historia y los ponis brindan un entretenimiento decente.
Respeto y pasión por la obra original. Esos fueron los cimientos sobre los que el director Dennis Villeneuve (Sicario) construyó la esperada continuación de Blade Runner. El resultado final es magnífico y brinda el mejor cyberpunk que se hizo en Hollywood desde la primera entrega de Matrix, en 1999. Si bien Villeneuve generaba cierta confianza luego de su labor en Arrival, que fue otro gran exponente del género de ciencia ficción, su nuevo trabajo superó todas las expectativas y ofrece una digna sucesora de la película original. No es sencillo analizar en profundidad esta producción sin entrar en el terreno de los spoilers, ya que al establecer comparaciones con el trabajo de Ridley Scott (especialmente en el tratamiento de la historia) se revelarían detalles importantes que deberían reservarse para el público que todavía no la vio. El propio Villeneuve le viene rogando a la prensa de todo el mundo, a través de comunicados, que no se comente demasiado la trama para evitar algunas sorpresas que incluye el conflicto y es algo en lo que estoy de acuerdo. La verdad es que mientras menos información tengas sobre el argumento del film más vas a disfrutar la experiencia que ofrece esta propuesta. Ya habrá tiempo en el futuro para debatir la evolución de los replicantes y el rumbo que tomaron en esta entrega. Lo más importante de Blade Runner 2049 es que en ningún momento se siente como una continuación forzada sino que se complementa de un modo muy orgánico con la producción de 1982. El director Villeneuve tampoco estancó su película en la nostalgia y la continuación tiene su propia personalidad, al mismo tiempo que presenta una visión diferente de ese universo futurista que descubrimos en el trabajo de Ridley Scott. Un detalle que me gustó mucho de este film es que el argumento retoma el tono de Neo Noir que le había dado Scott a su obra. Sin mencionar spoilers, puedo destacar que el conflicto por momentos me trajo al recuerdo esos cuentos geniales del policial negro que solía escribir Ross Macdonald con el detective Lew Archer, que Paul Newman alguna vez interpretó en el cine. Como los casos de Archer, Blade Runner 2049 comienza con un hecho policial rutinario que luego se va convirtiendo en una gran pelota de nieve que termina por desbordar a los protagonistas. El misterio logra ser atrapante si bien el film es mucho menos complejo que la entrega original. No creo que esta película tenga que ser vista varias veces para ser comprendida en su profundidad, debido a que el director fue muy directo en esta cuestión. De hecho, en ocasiones su relato se vuelve redundante cuando repite conceptos que quedaron clarificados de entrada, como si hubiera tenido miedo que la gente no entendiera la trama. Esto se percibe especialmente en la historia personal del personaje de Ryan Gosling. Aunque Blade Runner 2049 tal vez no tiene la misma complejidad argumental que el film de Scott eso no la convierte en una película menor. Dennis Villeuneve hace un gran trabajo a la hora de insertar al espectador en el universo futurista de la trama que esta vez tiene un perfil más oscuro. La puesta en escena de esta producción te deja sin aliento desde el comienzo y dentro de los aspectos técnicos una vez más Roger Deakins se lleva todos los laureles. Un director de fotografía que fue nominado 13 veces a los premios Oscar y perdió en todas las ocasiones, algo que es difícil de entender. Si Deakins te sorprendió con la iluminación de la escenas nocturnas de Sicario esperá a ver lo que hizo con las ambientaciones de Blade Runner. Este trabajo debería otorgarle el Oscar pero es imposible entender los criterios de selección de los miembros de la Academia. Dentro del reparto Ryan Gosling se carga por completo la película al hombro y es la figura predominante de la historia donde brinda un gran trabajo. Una particularidad de Blade Runner 2049 es que le otorgó una mayor relevancia a los femeninos, donde sobresalen Robin Right, la cubana Ana de Armas y Sylvia Hoeks en el rol de villana. Jared Leto cumple con una interpretación correcta pero tiene un papel secundario que no le dio demasiadas chances para destacarse. En el caso de Harrison Ford si bien tarda en aparecer en el conflicto (a diferencia de lo que daban a entender los trailers), queda claro que el actor le tiene más cariño al ex Blade Runner, Rick Deckard, que a Han Solo. En esta película se lo puede ver más inspirado que en el Episodio 7 de Star Wars, disfrutando otra vez del papel, y entabla una muy buena dupla con Gosling. Si tuviera que objetarle algo desde los aspectos técnicos a esta continuación es su duración. Al menos en mi experiencia con el film los 163 minutos se me hicieron por momentos un poco pesados. Especialmente hacia la mitad, cuando la investigación del protagonista se alarga demasiado y la duración se hace notar. Una recomendación importante para disfrutar en profundidad Blade Runner 2049 es repasar unos días antes la película de Ridley Scott, ya que la nueva trama está estrechamente conectada con la producción de 1982. Creo que si tenés bien fresca la primera parte, el film de Villeneuve se aprecia más todavía. Blade Runner es esa clase de fenómenos artísticos que surgen una vez cada 30 años y en su momento creó literalmente una bisagra en el género de ciencia ficción. Pretender que la continuación pudiera superar semejante antecedente sería cargar de expectativas a una producción que no se concibió con ese objetivo. Reitero, Blade Runner 2049 expande y desarrolla este universo de ficción con una propuesta que representa una digna sucesora de un clásico importante del cine. El próximo proyecto del director será una nueva adaptación de Duna, otro ícono de la ciencia ficción, que previamente fue adaptado por David Lynch. Luego de ver el nuevo trabajo de Villeneuve, la saga de Frank Herbert no podría estar en mejores manos.
A diferencia de lo que se anuncia en el título, esta película no tiene absolutamente nada que ver con la clásica saga de Amityville. Se trata de un gancho tramposo que se implementó en los países de habla hispana para atraer a los seguidores del género. Si bien The Unspoken, su título original en inglés, toma una fuerte influencia de la popular franquicia de las casas embrujadas, la historia no forma parte del canon de la serie. Estas avivadas son comunes en el mundo del cine y muy especialmente en el género de terror que tiene varios antecedentes. Uno de los ejemplos más recordados es el caso de Zombi 2 (1979), de Lucio Fulci, que se vendió como una continuación clandestina de Dawn of the Dead (estrenada en Europa como Zombi), de George Romero, pese a que la historia no tenía ninguna relación con el film original. La verdadera nueva entrega de la saga Amityville está protagonizada por Jennifer Jason Leigh y se titula Amityville: El despertar. Una película cuyo estreno viene postergado desde el 2015 y por estos días se puede encontrar con facilidad en internet. The Unspoken es el nuevo trabajo del director Sheldon Wilson, quien cuenta en su filmografía con varios títulos clase B del género como Scarecrow y The Hollow. En este caso incursionó en el terreno de las casas embrujadas con una película trillada que no plantea ningún recurso interesante a la hora de trabajar esta temática. Wilson abre muy bien la historia con un sólido prólogo que establece el conflicto con mucho suspenso y representa el mejor momento de este film. Lamentablemente con el desarrollo de la trama su narración luego pierde fuerza debido a las redundantes escenas de susto en la que se abusa de la música y los efectos de sonido para genera tensión. En la mayoría de los casos se trata de falsas alarmas de peligro que provienen de la imaginación de algún personaje. Por momentos la película genera desconcierto con algunas situaciones sangrientas que están más en sintonía con el subgénero slasher que los misterios paranormales y solo tienen la finalidad de generar un burdo impacto visual. Tampoco se percibe un trabajo creativo en la puesta en escena y los efectos especiales que parecen salidos de una película para la televisión de los años ´90. En la última escena los productores incluyeron una forzada referencia a la ciudad de Amityville pero eso no indica que esta historia funcione como un origen de esa saga. En resumen, The Unspoken es otra película de terror mala pensada para el dvd con la que no vale la pena perder el tiempo ni el dinero en el cine.
En La estafa de los Logan el director Steven Soderbergh vuelve a trabajar un género que previamente exploró en todas las entregas de la saga Ocean´s Eleven con George Clooney. La diferencia es que en esta oportunidad el proyecto lo desarrolló por la vía independiente y los protagonistas se desenvuelven en un contexto social diferente. Los hermanos Logan no visten los trajes costosos de Danny Ocean y representan a la clase trabajadora del sur de los Estados Unidos. Aunque la trama se desarrolla dentro del subgénero conocido en inglés como Heist Movie, donde el conflicto gira en torno a un gran robo, la puesta en escena es mucho más austera que las historias de los estafadores de Las Vegas. No hay secuencias ambiciosas de acción y Soderbergh adaptó el argumento al presupuesto limitado que manejó (apenas 29 millones de dólares), donde aprovechó muy bien el reparto seleccionado. Channing Tatum, quien en el pasado demostró un buen desempeño en roles humorísticos, en esta oportunidad integra un sólido equipo con Adam Driver (Star Wars) y Daniel Craig, quien se roba cada escena en la que aparece con un personaje muy divertido. En un punto este film de Soderbergh se podría ver como el lado B de lo que fue La gran estafa, donde la misma clase de conflicto se trabaja en un ambiente diferente. Uno de los atractivos de esta historia es el modo en que el director retrata la cultura del sur de los Estados Unidos y las familias que viven en las zonas rurales que no suelen recibir un tratamiento cariñoso en el cine Hollywoodense. Por lo general los denominados granjeros “rednecks” suelen ser caracterizados en el género de terror como psicópatas y prima una mirada despectiva hacia ellos. Soderbergh trabaja la cultura sureña con más cariño y por momentos evoca el espíritu de los recordados Dukes de Hazzard de la televisión. Una cuestión que queda planteada en las motivaciones del robo que planean los protagonistas. La estafa de los Logan tal vez no quede en el recuerdo entre los filmes más célebres del cineasta pero cumple con brindar un pasatiempo ameno que se disfruta dentro de este género.
La experiencia de ver Madre! en el cine es como sentarte en un bar al lado de un borracho triste (los peores) que descarga sus penas durante dos horas ininterrumpidas, el día que te dieron un ascenso en el trabajo. Ya sea porque lo afectó la crisis de la mediana edad o simplemente se enojó con la vida, El director Darren Aronofsky utilizó este proyecto para descargar toda su furia contra la humanidad en lo que representa una de las obras más delirantes que llegaron a la cartelera este año. La calificación de esta reseña es prácticamente simbólica porque se trata de esa clase de producciones que está por encima de los puntajes. Creo que al margen de la opinión que cada espectador pueda tener sobre la película, los seguidores de este cineasta deben verla en una sala de cine y dejarse llevar por la experiencia lisérgica que ofrece el relato. Madre! tiene la virtud de ser una película que no te deja indiferente y ya sea que la ames o la odies se trata de una obra artística que al menos despierta reacciones y debates, algo que no ocurre con la gran mayoría de los estrenos que llegan semanalmente a la cartelera. Hay que darle el crédito al director por animarse a tomar riesgos en un tiempo donde la industria de Hollywood sólo apuesta a las mismas fórmulas argumentales que se explotan una otra vez. La impresión personal que cada espectador puede tener después frente al film es un tema diferente, pero es positivo que cada tanto surjan esta clase de historias que desconciertan al público y generan polémica. En Madre! Aronofsky utiliza la conflictiva relación entre un escritor famoso que enfrenta un bloqueo creativo (Javier Bardem) y su joven musa (Jennifer Lawrence) para trabajar diversas alegorías. Entre los temas principales tiene una presencia destacada una metáfora de la historia de la Biblia, desde la creación del Paraíso hasta la Pasión de Jesús. El rol de Lawrence vendría a representar el espíritu de la Madre Tierra, Bardem encarna el rol de Dios y la casa que habitan se convierte en una recreación del planeta que es vejado por la naturaleza violenta del hombre. Esa es una interpretación posible pero otro espectador podría tener una lectura diferente y también sería válida por la manera en que está construido el film. De todos modos, no es necesario contar con un master en psicología para seguir la trama, debido a que Aronofsky aborda las metáforas bíblicas y la simbología que contiene su relato con la sutileza de un violinista que toca el instrumento con una motosierra. En lo personal la película me pareció más interesante en los momentos en que se trabaja la relación tóxica del artista con su musa, más que las secuencias surrealistas que evocan el cine de Ken Russell (The Devils) y Roman Polanski. En esas escenas todo es tan grotesco y delirante que uno tiene la sensación de encontrarse frente a un happening hippy de los años ´60. De hecho, durante los 15 minutos finales tuve la ilusión que Marta Minujín apareciera gritando ""¡arte! "¡arte!" mientras destruía los muebles de la casa de Jennifer Lawrence pero lamentablemente no se dio. Desde los aspectos técnicos Mother! tiene la calidad visual que estamos acostumbrados a ver en el cine de Aronofsky y la labor de todo el reparto es impecable. Celebro el regreso de Michelle Pfeiffer que se extrañaba muchísimo en el cine. El director utiliza numerosos primeros planos (la mayoría se concentran en el rostro de la protagonista) que refuerzan con solidez la sensación de claustrofobia que transmite el escenario principal. La historia es narrada con mucha tensión y a diferencia de Personal Shopper, de Olivier Assayas, una película mucho más pretenciosa que esta, la experiencia que propone el director nunca se vuelve aburrida. Tal vez en la intención de abordar tantas alegorías juntas, que se refieren también a la ecología e inclusive el culto a la fama en Hollywood, la película se vuelve demasiado abrumadora y cae en algunos excesos de mal gusto en el retrato de la violencia. No obstante, el mayor inconveniente con este film es que más allá del lamento de borracho triste que expresa el director, donde se nos recuerda una y otra vez lo retorcido que puede ser el hombre, la historia no tiene razón de ser y todo se limita al collage de alegorías políticas y religiosas que no tienen sentido. De los últimos trabajos que hizo Darren Aronofsky este es el que menos me gustó pero si sos amante del cine tenés que conocerla y permitirte tener tu propia experiencia.