El nuevo trabajo del director español Juan Antonio Bayona (El orfanato, Lo imposible) es una prueba que no todo está perdido en el cine hollywoodense, aunque a veces las buenas producciones no sean populares y pasen desapercibidas en los cines. Un monstruo viene a verme es una de las mejores películas de fantasía que se hicieron en este género en los últimos años. Se trata de una propuesta cuyo espíritu remite bastante a grandes obras de pasado como En compañía de los lobos (Neil Jordan) o El laberinto del fauno (Gillermo del Toro), donde se utilizaron elementos fantásticos para trabajar temáticas adultas desde un enfoque diferente. La película es una adaptación de la novela de Patrick Ness orientada a lectores adolescentes que se centra en un joven que intenta lidiar con la enfermedad terminal de su madre. A través de la relación que entabla con un monstruo muy especial el protagonista consigue el sostén necesario para enfrentar sus miedos internos y el drama familiar que lo rodea. Una historia que en realidad fue concebida por la escritora irlandesa Siobhan Dowd mientras peleaba con otra un cáncer de mama. La autora escribió un boceto con la premisa de la trama y los personajes pero nunca llegó a completar la novela debido a su muerte en el 2007 a los 47 años. Patrick Ness luego se encargó de desarrollar la historia con las notas que había dejado la autora. El director hizo un trabajo increíble en esta producción con una historia fuerte y oscura que pese a todo celebra el género de fantasía, que hace tiempo no brindaba una propuesta de este nivel. La trama no es precisamente un canto a la vida pero brinda un relato muy emotivo que te atrapa desde las primera escenas por la creatividad con la que aborda temas complicados. La idea de elegir a Liam Neeson como la voz del monstruo fue brillante y después de ver el film es imposible imaginar a otro actor en ese rol. Lewis MacDoughall , quien tuvo un rol secundario en Pan, acá se luce en el personaje principal y tiene muy buenos momentos junto a Felicity Jones, quien compone a la madre enferma del protagonista. En Un monstruo viene a verme el director Bayona rescata el viejo cine de fantasía de los años ´80 que lograba emocionar al público con personajes fuertes y un argumento apasionante, más que un collage de efectos digitales. Algo que no invalida las virtudes técnicas de esta película que son increíbles. Sobresale especialmente el diseño de producción, los efectos especiales y unas bellísimas secuencias de animación que ilustran los cuentos que le narra el monstruo al protagonista. No es una propuesta recomendable para niños menores de 10 años por las temáticas que trata y el tono oscuro del conflicto, pero para el resto de los espectadores es una tremenda obra de fantasía que tiene corazón y le hace justicia al género. Dentro de los estrenos de esta semana es la mejor película que llega a la cartelera y recomiendo que no la dejen pasar.
Si Clint Eastwood pudo sobrevivir como director ese bodrio infumable que hizo en The Eager Sanction (1976), la carrera de Ben Affleck como realizador no decaerá en absoluto por el hecho que su última película no entusiasme al público como sus trabajos previos. Affleck es un realizador estupendo y en esta película vuelve a demostrarlo con una correcta adaptación de la novela homónima de Dennis Lehane. El mismo autor de Gone, baby gone, que fue el material en el que se basó la ópera prima del director. Vivir de noche no es para nada una mala película y en Estados Unidos los críticos me parece que la castigaron de manera exagerada. La única debilidad de este film es que la historia no llega a ser tan atrapante como los conflictos de The Town y Argo. En esta oportunidad el director abordó las historias de gángsters a través de una propuesta que presenta un excelente retrato histórico de la etapa final de Ley seca en los Estados Unidos que tuvo un gran impacto en el mundo del crimen organizado. Affleck interpreta al clásico delincuente que vio demasiada violencia en su vida y desea establecer una vida más normal. Sin embargo, los personajes nefastos con los que que se codea le impiden encontrar una salida en ese mundo donde nadie llega a superar los 40 años de vida. Para los seguidores del policial negro este es un conflicto familiar que fue trabajado numerosas veces en el cine y la literatura y la historia de Lehane no ofrece nada nuevo en esta temática. Vivir de noche tiene un gran comienzo con la presentación del personaje principal durante la primera media hora del film. La película comienza con mucha fuerza en el primer acto donde Affleck introduce al espectador en el mundo de violencia en el que se desenvuelve el protagonista. Lamentablemente la narración luego se estanca en un drama que tarda una eternidad en construir el clímax con el que se pretende cerrar la historia. El problema no pasa tanto por el argumento, que tiene algunas subtramas interesantes, sino el tono que le dio el directo a la narración que por momentos resulta densa. La película se hace larga y el atractivo inicial que tenía el conflictode a poco se va desvaneciendo. En Vivir de noche el trabajo de Ben Affleck se luce especialmente en las secuencias de acción donde muestra su talento como realizador. La persecuciones automovilísticas y el tiroteo final que filmó en esta producción son momentos fabulosos que contribuyen a darle un poco más de emoción a la historia. Dentro del reparto Sienna Miller, Ellen Fanning y Chris Cooper, especialmente, también tienen muy buenos momentos a lo largo del conflicto. Reitero, no todo es tan negativo en Vivir de noche. Lo que ocurre con esta producción es que Affleck dejó la vara demasiado alta con Argo y su nueva película simplemente no genera el mismo entusiasmo. Será interesante ver que hace con la próxima película de Batman donde abordará un género muy diferente al que trabajó hasta el momento como director.
En ambos casos las películas fueron realizadas por cineastas que conocen el género. La labor de Anderson en esta nueva producción es penosa. No hay una sola escena de acción de esta película donde se pueda entender lo que ocurre frente a la pantalla con claridad. No sé si el director intentó copiar a Paul Greengrass o buscó darle un estilo documentalista a la narración pero arruinó por completo todas las secuencias de peleas y tiroteos. La cámara de Anderson tiembla constantemente y acelera los movimientos de los actores al punto que no se puede entender lo que ocurre en esas situaciones. A esto se suma el hecho que el director ensucia todas las secuencias de acción con cortes de edición frenéticos que impiden disfrutar las peleas de la protagonista. En el terreno de los efectos especiales el panorama no es más satisfactorio y la película está plagada de efectos digitales de medio pelo que le otorgan una estética artificial a los escenarios. Los mismo ocurre con los zombies y monstruos que lejos de generar algún susto se ven completamente berretas. La historia para variar es mala y estira hasta el hartazgo la confrontación final entre Alice y la corporación Umbrella. No hay suspenso ni ideas interesantes en el cierre de la historia y todo se desarrolla de un modo predecible. Lo único positivo es la presencia de Milla Jovovich que se desenvuelve bien en la acción física, aunque su marido arruinó sus escenas, y la hija de la protagonista que interpreta con convicción a la Reina Roja. Para variar, el director Anderson deja la puerta abierta para un posible relanzamiento de la saga que esperemos nunca se llegue a concretar. Resident Evil hace rato que no da para más y con esta entrega horrenda ya fue más que suficiente.
A la hora de reseñar La La Land es necesario separar el hype exagerado de los medios de comunicación de la obra de Damien Chazelle. El nuevo trabajo del director de Whiplash tiene méritos artísticos enormes y es una buena película dentro de la propuesta que ofrece, sin embargo, también está muy lejos de ser la obra maestra indiscutible y suprema que mucha gente califica. Resulta ridículo creer que una producción que tiene protagonistas que no pueden cantar (con excepción de John Legend) y bailan como los participantes de un reality show de danza sea una obra que esté a la misma altura que West Side Story, Cabaret, Camelot o producciones modernas recientes como Moulin Rouge y Chicago. En un punto entiendo los elogios exagerados que generó este film pero me cuesta muchísimo apoyarlos. Creo que las reacciones desmedidas tienen que ver con el sentimiento de nostalgia que despierta la película por la añoranza de un cine que no existe más y se contrapone a la producción Hollywoodense de estos días. La obra de Chazelle evoca esos filmes que en los años ´50 y ´60 invitaban al espectador a soñar y tenían una magia especial que se perdió en el cine norteamericano de la actualidad. Gran parte de la producción de los estudios hoy se concentra en desarrollar remakes y adaptaciones de cómics. La comedia vive una situación agónica con la escatología y el humor de drogones y salvo por alguna inspiración de Richard Linklater hace añares que no llega una gran película romántica a los cines. En ese contexto aparece La La Land y es entendible que encandile a mucha gente cuando Hollywood no atraviesa su mejor momento creativo. La propuesta de David Chazelle es interesante por la manera en que narra una historia de amor moderna y al mismo tiempo homenajea el viejo cine norteamericano. Algo que excede al género musical, ya que también hay referencias concretas a Rebelde sin causa, el clásico de Nicholas Ray con James Dean. Uno de los elementos atractivos del argumento es que celebra los romances idílicos del cine hollywoodense a través de una historia de amor que le escapa al melodrama o el sentimentalismo forzado. En ese sentido La La Land deber ser una de las propuestas románticas más realistas y honestas que se vieron en los últimos años. Otro acierto importante del guión es el mensaje que predica sobre la vocación artística y los enorme sacrificios que acarrea la elección de ese camino, que es el eje central de esta película. La puesta en escena que construye Chazelle para narrar la historia de amor entre un pianista de jazz y una aspirante a actriz es impecable en los campos más técnicos. Algo que sobresale y se disfruta especialmente en la estética de las escenas musicales. Dentro del reparto Ryan Gosling tiene sus buenos momentos como el pastor Giménez del jazz y Emma Stone domina sin problemas el rol de chica adorable que hasta ahora le tocó componer en todas sus películas. La diferencia es que en esta oportunidad tuvo un poco más de espacio para lucirse. Pese a las limitaciones de ambos en el canto, algo que fue buscado intencionalmente por el director, los dos protagonistas hacen un trabajo decente en los números musicales. Sin embargo, esas secuencias tampoco son la obra maestra que se pontifica en los medios. Se trata de momentos nostálgicos que se disfrutan en el contexto de la historia y nada más. La canciones son simpáticas pero olvidables y veremos con el paso del tiempo si logran quedar en el recuerdo. La La Land está muy lejos de ser una de las más grandes producciones del género musical, pero ofrece una original re-imaginación de la era dorada del cine Hollywoodense que es ideal para disfrutar en una sala de cine.
Assassin´s Creed tal vez no sea la peor película que se hizo basada en un video juego pero es por lejos una de las más aburridas. Esta vez la responsabilidad del fiasco no es exclusivamente de los estudios Fox. El film es un proyecto personal del actor Michael Fassbender, quien colaboró también con el financiamiento, y tuvo un control importante dentro de los aspectos artísticos. Fassbender aprobó el guión, eligió al director y reunió un reparto de actores de primer nivel, que se incorporaron a esta producción porque él estaba involucrado. Sin embargo, pese a que fue realizada con un equipo de gente talentosa, esta película no termina de convencer y es otra decepción más en materia de video juegos en el cine. En el caso puntual de Assassin´s Creed la gran debilidad del film se relaciona con el enfoque que le dieron a la historia. La gracia de esta propuesta pasa por ver a un grupo de asesinos combatiendo contra los Caballeros Templarios en distintos contextos históricos. El éxito del juego justamente tuvo que ver con la excelente fusión que presentó entre el género de aventuras y la ficción histórica. Por razones inexplicables, el guión de la película dejó esta cuestión en un segundo plano, que se limita a cuatro secuencias de acción, para narrar una aburrida historia de ciencia ficción en el presente, donde se construye el infumable origen del protagonista. Justin Kurzel, quien dirigió a Fassbender en la reciente adaptación de Macbeth, hizo un buen trabajo con los aspectos visuales del film y la reconstrucción del período de la Inquisición española. No es un detalle menor que tuviera el decoro de incluir actores españoles para las escenas de ese período, donde los personajes, incluido el protagonista, hablan en castellano. Las secuencias de acción de Kurzel son algo irregulares y se nota su inexperiencia en el género. Algunas momentos como una persecución por los techos de Andalucía, donde reside todo el fan service del film, quedaron muy bien resueltas. Sin embargo, en las escenas de peleas se dificulta ver con claridad los movimientos de los personajes debido a que la cámara se mueve demasiado rápido. Si el director intentó darle un estilo Jason Bourne a Asssasin´s Creed no funcionó. Pese a todo, al margen de esos detalles técnicos, las pocas peleas de los asesinos representan los únicos momentos de esta película donde la historia se vuelve un poco más interesante y al menos te rescatan del tedio por unos instantes. Michael Fassbender es el único miembro del reparto que encaró su trabajo con entusiasmo, ya que el resto de los actores (muy especialmente Marion Cotillard y Jeremy Irons) actúan en piloto automático como si le hubieran hecho un favor al protagonista. Los personajes no generan ningún tipo de empatía y la narración de Kurzel va tan rápido que apenas llegan a tener un desarrollo. Muchos diálogos intrascendentes y situaciones dramáticas que no tienen emoción terminan por aniquilar una propuesta que ofrecía un concepto interesante. Otro problema grave de la película es que al igual que Batman vs. Superman, Assassin´s Creed parece un extenso prólogo de filmes que vendrían en el futuro. La narración de Kurzel se enfoca demasiado en cimentar el terreno para la continuación en lugar de contar una buena historia en la primera entrega. Salvo que haya un cambio radical en el enfoque del argumento la saga que pretende construir esta producción no va a llegar muy lejos. No es necesario conocer todos los juegos de la franquicia y los cómics ue se editaron con estos personajes para darse cuenta que esta es una producción fallida. Como propuesta de aventuras le falta acción, no tiene momentos relevantes de suspenso y los personajes son olvidables. No obstante, creo que Assassin´s Creed tiene la ventaja de ser una propuesta con un enorme potencial por delante y con un director que domine el género y un argumento más interesante todavía podría brindar una buena película. Lamentablemente esta primera entrega no lo fue.
En los últimos años hubo varios proyectos que intentaron reunir a Ricardo Darín con Leonardo Sbaraglia en el cine, pero por distintos motivos esas producciones terminaron filmadas con otros actores. El nuevo trabajo de Martín Hodara, quien fue co-director con Darín de La señal, consiguió este objetivo a través de un retorcido thriller oscuro que nunca termina de explotar el potencial de sus protagonistas. Un caso extraño porque la película es impecable desde los aspectos visuales e inclusive todos los actores tienen sus momentos destacados, pero cuando la historia termina te deja la sensación que los personajes se podría haber aprovechado un poco más. Ese duelo actoral entre Darín y Sbaraglia que se vende en los avances nunca termina de llegar al clímax emocionante que prometía las presencia de semejantes artistas. El director Hodara construye un buen misterio que se nutre claramente del policial negro y la narración logra mantener la tensión necesaria hasta el acto final donde el atractivo de la trama se desinfla con la resolución de los hechos. Nieve Negra tiene sus mayores virtudes en los aspectos técnicos, donde se destaca la fotografía de Arnau Valls Colomer y el modo en que el director Hondara convirtió los bellos paisajes de Andorra en un protagonista más de la historia a través de su narración. Dentro del género que aborda, sin llegar a ser una película memorable, este estreno resulta un cuento decente de suspenso que al menos consigue ser entretenido.
La galería de personajes de Disney suma una nueva princesa con Moana, en una entretenida propuesta de fantasía basada en la mitología de la Polinesia. Una temática, que salvo por la producción de Kevin Costner, Rapa Nui (1994), no cuenta con grandes antecedentes en el cine hollywoodense. Para cualquier fan de este estudio de animación Moana es especial, ya que presenta el nuevo trabajo de una de las duplas de directores más importantes de las últimas décadas en el género de animación. Ron Clements y John Musker son dos artistas que nunca fallaron con sus proyectos y crearon filmes memorables como Policías y ratones, La sirenita, Aladino, Hércules, esa joya subestimada que fue El planeta del tesoro y más recientemente La princesa y el sapo. Esta nueva película representa el debut de los realizadores en la animación computada, donde fueron asistidos por Don Hall y Chris Williams , los directores de Big Hero 6. La estética puede ser distinta, pero Moana conserva el corazón y espíritu de los que fueron siempre las creaciones de Clements y Musker. A través de una propuesta de aventuras, que tiene más acción que Assassin´s Creed, el film desarrolla un gran cuento de fantasía sobre la identidad. El viaje que emprende Moana para salvar a su pueblo no solo representa un viaje de autodescubrimiento personal sino que explora también la historia de sus ancestros. Con divertidas escenas musicales que tienen la calidad artística de lo que suelen ofrecer estos directores, la película explora la mitología de la Polinesia a través de un conflicto muy atractivo. Dentro de los aspectos técnicos Moana sorprende especialmente con el trabajo que hicieron con la fluidez del agua del océano que juega un papel fundamental en la trama. Las escenas de acción son impecables e incluyen un divertido guiño a la última entrega de Mad Max. Un detalle que podemos encontrar en la pelea que tienen Moana y el dios Maui con unos cocos piratas. Si habría que objetarle algo a este film es que el concepto de la historia se desarrolla dentro de una fórmula demasiado familiar para Disney. Moana tiene una personalidad similar a Mérida de Valiente y el disparador del conflicto es muy parecido al de La sirenita (profecía del Elegido incluida), quien también se atrevía a desafiar las tradiciones familiares para descubrir el mundo que la rodeaba. La película incluye el obligado mensaje de empoderamiento femenino que demanda la corrección política de estos días, pero todo se desarrolla dentro de una zona de comodidad para Disney. Moana probablemente seguirá los pasos de Tiana, la protagonista subestimada de La princesa y el sapo, que supo tener su grupo de seguidores en el público infantil pero nunca se convirtió en una pasión de multitudes. Lo mismo ocurre con las canciones del film que suenan espectacular dentro del contexto de la historia, pero ninguna queda en el recuerdo días después de haber visto la película. De todos modos, más allá de esta falta de riesgo a la hora de abordar el personaje, Moana es una gran película de animación que merece ser disfrutada en el cine.
Junto con El Lorax, Sing es la película más lograda de la productora Illumination, que sueler ser más reconocida por sus producciones de góndolas de supermercados como Mi villano favorito y Los Minions. Filmes que se concentraron más en vender aguas saborizadas y yogures en lugar de presentar historias creativas interesantes. En este nuevo proyecto desarrollaron una entretenida comedia musical que sorprende por el excelente desarrollo argumental que tuvieron cada uno de los personajes. Una particularidad de la historia es que cada personaje tiene un arco argumental importante que está muy bien desarrollado a lo largo de la historia. No hay villanos trillados, ya que cada animal se enfrenta a la represiones que por distintos motivos se impusieron en sus vidas. Tenemos el caso de Rosita, una cerdita que dejó sus sueños artísticos para dedicarse a las tareas de ama de casa; el gorila Johnny, quien esconde la vocación de su vida para complacer a su padre que lidera una banda de ladrones; Ash, la puercoespín rockera que no se siente valorada por su pareja; La elefanta Meena que tiene un talento increíble como vocalista pero lo reprime por el miedo de exponerse al público y el Koala Buster Moon, quien hace lo imposible por mantenerse vigente en el negocio del espectáculo con su teatro. Los conflictos que enfrentan todos estos personajes no son tontos y hay que valorar la intención de los productores en construir un relato que es divertido y presenta ideas interesantes con valore positivos. Otra particularidad notable de Sing es la tremenda banda de sonido integrada por 85 canciones populares de diversos artistas, como Stevie Wonder, Leonard Cohen y Taylor Swift, que están muy bien insertadas en la trama. Desde los aspectos técnicos el film presentan la calidad de animación que estamos acostumbrados a ver en los proyectos de Illumination y no hay grandes novedades en ese campo. El principal atractivo de esta producción pasa por las secuencias musicales, los enredos humorísticos que son entretenidos y el hecho de brindar una historia con corazón que no subestima al público infantil. Este proyecto representa el debut en el género de animación de Garth Jenning, quien previamente fue responsable de dos filmes que no pasaron por los cines argentinos como Guía del viajero intergaláctico (2005) y Son of Rambow (2007). Jennings, que también escribió el guión de esta comedia, claramente se propuso hacer algo diferente a los que habían sido hasta la fecha las producciones de esta compañía y el resultado es estupendo. En la versión doblada al castellano se incluyeron a dos artistas artistas argentinos como Leonardo Sbaraglia y Eugenia Suárez, quienes hicieron un muy buen trabajo con las interpretaciones de sus personajes. A diferencia de La vida secreta de tus mascotas, en la dirección del doblaje decidieron que el acento argentino sea modificado por un tono más neutro. Una elección acertada ya que de esa manera los artistas locales no desentonan con el resto de los personajes. Me gustó mucho Sing y es una muy buena propuesta que recomiendo para disfrutar en familia.
Reina de Katwe evoca el viejo cine live action de Disney realizado en los años ´80 y ´90 que supo brindar historias de calidad que apuntaban a un público más maduro. Casos como Tex (1982) con Matt Dillon o Wild Hearsts Can´t be Broken (1991) que fueron excelentes dramas que hoy quedaron por completo en el olvido y rara vez se emiten por televisión. El nuevo proyecto de la directora india Mira Nair, reconocida por Salaam Bombay! (1989) y La boda del Monzón (2001) recrea desde la ficción la historia de Phiona Mutesi, una chica que vivía en una villa miseria de Uganda y a través de su talento para el ajedrez logró mejorar su calidad de vida y acceder a una educación superior. A diferencia de otras producciones de Disney similares, que por lo general se centraban en logros deportivos de atletas estadounidenses, en este caso el relato se desarrolla íntegramente en África y narra una historia de vida que no es tan popular. La directora Nair hizo un gran trabajo a la hora de mostrar la realidad social de Uganda y el contexto en el que la protagonista se crió. La pobreza que se viven en los barrios marginales de ese país no se maquilló en la puesta en escena de este film y juega un papel importante dentro del conflicto. Un buen acierto de Disney en mantener el realismo de la historia en lugar de convertir la vida de la ajedrecista en una trillada película hollywoodense. Mira Nair nunca exagera ni manipula el drama del conflicto y los momentos emotivos resultan espontáneos. Un aspecto del film que se vio favorecido por la dirección del reparto, integrado en su mayoría por artistas africanos que no tenían antecedentes en el cine. La figura más conocida es la ganadora del Oscar Lupita Nyong´o (12 de esclavitud), quien tiene muy buenos momentos en esta historia como la madre de la protagonista. Reina de Katwe tal vez no sea una película que despierte pasión de multitudes pero vale la pena tenerla en cuenta, ya que es una propuesta diferente de Disney que le escapó a los clichés de la biografìa deportivas para brindar un sólido drama inspirador.
Ellos te están esperando es una buena película danesa que creo no defraudará a ningún fan de las historias de zombies. En este caso nos encontramos con una producción independiente en la que el director Bo Mikkelsen intentó evadir la mayor cantidad de clichés posibles que solemos ver en esta clase de filmes. El enfoque del conflicto se concentra más en el drama emocional que viven una familia durante una epidemia de zombies, en lugar del espectáculo gore y la escenas de violencia. La película en ese sentido está más sintonía con Maggie, un gran film con Arnold Schwarzenegger que no pasó por los cines, que la acción y el horror de Exterminio (Dannny Boyle). Los muertos vivos en este caso tienen un rol secundario, ya que la atención del director se concentra en los lazos personales de una familia y el modo en que reaccionan ante la tragedia que viven. Para los espectadores que busquen grandes secuencias de acción intensas este film podría resultar algo aburrido, ya que la historia va por otro lado, y la narración del director tarda un tiempo en establecer el conflicto. Sin embargo esa característica es también uno de los principales ganchos de esta producción que propone una mirada diferente dentro de una temática conocida. Si las historias de zombies te atraen esta es una producción decente que se puede tener en cuenta.