Una de las peores películas de terror que se estrenaron en el último tiempo. Esta producción es un reflejo contundente de la crisis creativa que vive por estos días un género que no para de brindar decepciones en los cines. No puede ser que sea tan difícil encontrar un proyecto decente dentro de este estilo que no tome por estúpidos a los espectadores. La horca es una película malísima que genera rechazo por la extrema incompetencia de los directores Chris Lofing y Travis Cluff. Dos sujetos que no tenían experiencia en este género y deberían alejarse de las historias de terror de por vida. El argumento ofrece otro clon torpe de El proyecto Blair Witch con la particularidad que el conflicto en este caso se desarrolla dentro de un teatro. Una vez más nos encontramos con el recurso de la cinta de video perdida que se trabajó centenares de veces en la última década y siempre ofrece el mismo relato. Más allá de ser extremadamente predecible, el film ni siquiera presenta un momento digno de tensión o suspenso que consiga envolver al espectador en la trama. Los directores recurren a efectos de sonidos burdos y repetitivos para generar escenas de susto que resultan completamente inútiles. Tampoco le hizo un gran favor a esta producción que la historia sea narrada durante la mayor parte del film desde la perspectiva de un idiota que con el paso del tiempo se vuelve cada vez más irritante. Un personaje que representa al típico adolescente canchero que uno desea ver eliminado en los primeros cinco minutos de la película. Frente a este panorama, el fantasma que acecha a los protagonistas termina convertido en un justiciero noble que mitiga la tortura cinematográfica que ofrece este estreno. Los cuatros actores desconocidos en los que se enfoca el relato problablemente integran uno de los peores repartos que se reunieron en el género de terror de estos últimos años. Todas las interpretaciones son terribles y tampoco se puede rescatar nada en este aspecto del film. La horca es una vergüenza como exponente del género de terror y la verdad que no vale la pena invertir una entrada al cine cuando tenés opciones más decentes en la cartelera.
Lugares oscuros es una historia de misterio basada en la novela homónima de Gillian Flynn, la autora de Perdida, quien se puso de moda por estos días. Una película que hasta la fecha tuvo muy poca difusión y fue maltratada en algunas reseñas debido a que muchos críticos se limitaron a compararla con el último trabajo de David Fincher. Algo que no tiene mucho sentido, ya que son dos propuestas completamente diferentes. En el caso de esta producción no encontramos ante un thriller más convencional que no tiene la complejidad piscológica de Perdida y el director francés Guilles Pasquet-Brener tampoco cuenta con la reputación de Fincher en Hollywood. Su trabajo más conocido fue el olvidable film de terror Atrapados vivos (Walled In )que terminó directo en dvd sin pasar por las salas de cine. No obstante, que esta producción no tenga las cualidades artísticas de Perdida no significa necesariamente que sea una mala película. El nuevo trabajo del realizador francés se enfocó dentro del clásico "Whodunit" literario. Un subgénero de la novela policial donde el conflicto es desarrollado como un rompecabezas destinado a revelar la identidad de un asesino. Con una temática más oscura, el argumento de Gillian Flynn se nutre claramente de los clásicos trabajos de Agatha Christie y G.K.Chesterton para elaborar un misterio que tiene como telón de fondo la paranoia con los cultos satánicos que hubo en los Estados Unidos durante los años ´80. Charlize Theron interpreta Libby Day una mujer que durante su infancia fue testigo de la masacre que cometió su hermano contra el resto de los integrantes de su familia. Unos años después es contactada por una organización de detectives amateurs que le aseguran que su hermano es inocente y los homicidios habrían sido perpetrados por otro criminal. Mientras la protagonista se conecta nuevamente con los hechos traumáticos de su pasado y empieza a investigar esta teoría, la narración de Pasquet Brener se enfoca también en numerosas secuencias de flashbacks que narran los últimos días de la familia Day antes de la masacre. El director hizo un buen trabajo con la construcción del suspenso y logra brindar una película muy entretenida por la retorcida trama que presenta el conflicto. Si bien a lo largo del film Chloë Moretz y Christina Hendrix (Mad Men) tienen sus momentos destacados en las secuencias de flashbacks, Charlize Theron es quien se carga toda la película a sus hombros y brinda una muy buena interpretación en el rol protagónico. Más allá de algunas situaciones ilógicas que presenta el clímax de la historia, Lugares oscuros ofrece un thriller bastante digno, sostenido además por un sólido elenco, que se disfruta bastante si sos seguidor del género.
Cercana obsesión es una de las peores películas que vas a encontrar este año en una sala de cine. Se trata un pseudo thriller que parece haber sido filmado en 1992 para explotar el éxito de Bajos instintos y que terminó perdido en una bóveda durante años hasta que encontraron la cinta hace unos meses. Hubo un momento en los años ´90 donde este tipo de historias con psicópatas que manifestaban una obsesión enfermiza hacia alguna persona invadieron los cines. Podemos recordar Obsesión fatal (Kurt Russell), Mujer soltera busca (Bridget Fonda), La mano que mece la cuna (Rebecca De Mornay) y La niñera (Alicia Silverstone), entre tantas otras producciones que surgieron en el mismo período. El director Rob Cohen intentó evocar este tipo de propuestas en su nuevo trabajo, donde se confirma una vez más la decadencia que atraviesa actualmente su carrera. Un realizador que en el pasado hizo filmes decentes como Dragón: La historia de Bruce Lee, Corazón de dragón, Daylight (Sylvester Stallone) y la primera entrega de Rápido y furioso. Luego de aquel film del 2001 sus trabajos posteriores no funcionaron bien en los cines y hoy se dedica a desarrollar estos proyectos clase B que llegan a la cartelera por un milagro del mundo de la distribución. Cercana obsesión es una película mala completamente previsible que no le aporta ningún enfoque interesante a esta temática y se convierte en una comedia gracias a la actuación de Ryan Guzman. El actor, que tiene como 30 años e interpreta con poca credibilidad a un estudiante secundario, pasa en apenas dos minutos de ser un galán simpático a un psicópata desquiciado sin ningún tipo de explicación. Guzman logra que muchas situacioness que deberían generar tensión resulten cómicas debido a su interpretación. Más allá que el guión es malo el casting del protagonista no le hizo ningún favor a este film. La escena en que el estudiante intenta conquistar a su profesora de literatura con citas de Homero es maravillosa y a partir de ese momento te das cuenta que estás viendo una película mala que divierte. Jennifer López, quien en el pasado brindó filmes horrendos como Enough y Gigli esta vez presentó una interpretación bastante correcta y la cámara de Cohen se encarga de resaltar sus atractivos físicos en cada escena en la que aparece. El problema de la película es que la trama es extremadamente mediocre y las acciones del psicópata generan risa cuando debería suceder lo contrario. En el caso de este estreno no vale la pena invertir una entrada al cine con semejante fiasco que podés encontrar cualquier otro día en el canal The Film Zone.
La resurrección de Freezer representa la segunda entrega del relanzamiento de la saga Dragon Ball destinado a capturar la atención de una nueva generación de espectadores. Un evento que comenzó con la película La batalla de los dioses y que en el 2015 se consolidó con este estreno y la serie de televisión Dragon Ball Super. Queda claro al ver esta producción que los realizadores tomaron nota de las quejas que generó el film anterior por la falta de acción y el exceso de humor en el argumento. Luego de ese cóctel para amigos y fiesta del reencuentro que fue La batalla de los dioses, el guionista y creador de estos personajes, Akira Toriyama, desarrolló un argumento que se enfoca principalmente en la acción. La trama es muy sencilla. Freezer, uno de los villanos más famosos de esta saga, es resucitado y viaja a la Tierra para desafiar en un combate a Goku y Vegeta y de paso destruir el planeta. El conflicto se presenta en los primeros 15 minutos y el 90 por ciento restante de la historia pasa por la acción. Las quejas de muchos espectadores en el film anterior pasó por las reiteradas situaciones cómicas y las breves secuencias de peleas, un tema que esta ópera prima de Tadayoshi Yamamuro consiguió equilibrar con mejores resultados. Aunque el argumento tiene algunos diálogos graciosos con el humor absurdo que siempre estuvo presente en la serie animada, el eje de la propuesta esta vez pasó por el peligro que representa el regreso de Freezer. Un personaje que desde mi punto de vista terminó un poco deslucido en este relato. En ningún momento de la trama queda la sensación que Freezer podría vencer a Goku o Vegeta y nunca llega a representar una amenaza importante. Creo que le faltó un poco de trabajo a ese aspecto del guión, al igual que la resolución del conflicto que es bastante trillada. Más allá de estos detalles que los fanáticos después se encargarán de debatir en los numerosos sitios web que existen sobre el tema, me parece que el film cumple con creces el objetivo de atraer a la franquicia a una nueva generación de niños. Es difícil que los chicos de entre seis y diez años que descubrieron Dragon Ball a través de sus padres no se enganchen con esta propuesta. Los filmes de esta saga siempre fueron complicados porque nunca llegaron a tener el desarrollo dramático y los momentos épicos que se encuentran en la serie de televisión, debido a que los realizadores trabajan con un tiempo más limitado para elaborar un conflicto. Sin embargo, pese a las objeciones que se le pueden hacer al guión, La resurrección de Freezer consigue brindar un entretenimiento mucho más decente que la última porquería que se hizo con los Caballeros del Zodiaco en la pantalla grande. Acá por lo menos podés reconocer a los personajes y la trama tiene la esencia de lo que fue siempre Dragon Ball. En términos generales el film es buen debut como director de Tadayoshi Yamamuro, quien venía trabajando en esta franquicia desde la primera serie de 1986. No deja de ser notable que pasaron más de 20 años desde que se conoció esta serie animada en Argentina y las constantes chicanas entre Goku y Vegeta siguen siendo graciosas y te sacan una sonrisa. En el doblaje latino los personajes fueron interpretados por Mario Castañeda y René García, las voces clásicas del programa detelevisión, y ese es otro condimento especial que tiene este estreno. El regreso de Freezer no es la mejor ni la peor película de Dragon Ball pero ofrece un momento ameno en el cine con estos íconos de la animación japonesa.
Aunque esta película se presenta con el título de La noche del demonio 3 la historia en realidad es una precuela del film original dirigido por James Wan en el 2011. Un proyecto que representa el debut como director de Leigh Whannell, el clásico colaborador de Wan, quien fue productor y guionista de la saga de El juego del miedo. Aunque no sea una producción que le aporte alguna novedad interesante al género, este estreno es una de las pocas propuestas decentes que llegaron a la cartelera dentro del cine de terror. Si bien no es una gran película que después vas a incorporar en tu colección de dvds, al menos nunca cae en los niveles de mediocridad que pudimos ver en estrenos recientes como Jessabelle, que encima eran aburrida. La noche del demonio 3 tiene algunos buenos momentos y consigue ofrecer un digno entretenimiento. Un detalle que me gustó de este film es que las escenas de susto no son gratuitas, sino que tienen una finalidad concreta en la narración de la historia. Hay un par de momentos que están muy bien logrados y Whannell logra generar algunas situaciones de terror muy efectivas. Destaco especialmente una sombra que se le aparece a la protagonista al comienzo de la historia y la saluda con los brazos. Un situación sutil que da miedo y me trajo al recuerdo el video casero de Brasil que aparecía en la película Señales, de M.Night Shyamalan. Probablemente una de las escenas más aterradoras que brindó el cine en los últimos años. El trabajo del reparto es muy bueno y sobresale especialmente Lin Shaye en el rol de la psíquica, Elise Reiner, personaje que interpretó previamente en las entregas anteriores de esta serie. Otro punto a favor de esta película. La gran desventaja de La noche del demonio 3 es que se vende como una historia de origen y el argumento no hace absolutamente nada por expandir la historia de la trilogía. Al final termina siendo un refrito clase B del primer film con personajes diferentes. Reitero, pese a estas debilidades que presenta el argumento, al menos es una película que dentro de todo se deja ver. Algo que hace mucho no ocurría con un estreno de terror.
Bajo el mismo cielo tiene grandes chances de quedar en el recuerdo como la película maldita de Cameron Crowe. Un proyecto que estuvo plagado de problemas durante su producción y cuyo resultado final hace agua por todos lados. Salvo que tengas la facilidad para llorar con cualquier cosa y te de lo mismo ver Say Anything o Jerry Maguire que una publicidad navideña de Coca-Cola, la tarea de recomendar este estreno es complicada. Años atrás lo banqué a muerte al cineasta con Vanilla Sky (las cosas que uno hace por sus directores favoritos) y Elizabethtown pero en esta ocasión no puedo sostener una defensa sólida de esta propuesta. Sobre todo cuando el film representa la antítesis de todo lo que fue en el pasado el cine de Crowe. Su nuevo trabajo brinda una historia de amor artificial con actores que no tienen química entre sí y diálogos que parecen salidos de un guión desechado de la serie Dawson´s Creek. Esa honestidad sentimental que siempre tuvieron sus historias y nos permitían conectarnos con la humanidad de sus personajes acá brilló por su ausencia durante gran parte de la película. Daría la sensación que en este proyecto el director intentó evocar el estilo de comedia romántica que Billy Wilder, su gran mentor, presentó en Berlín Occidente (1948), protagonizada por Marlene Dietrich. Aquella historia brindaba un triángulo amoroso que tenía como telón de fondo una intriga de espionaje militar en los tiempos de la posguerra. Un film muy entretenido que además lidiaba con cuestiones políticas relacionadas con la reconstrucción de Alemania. No es una simple casualidad que el trabajo de Crowe comience con el viejo logo de los estudios Fox de los años ´50, que pretende establecer una conexión con los clásicos románticos de la era dorada de Hollywood. El problema es que a diferencia de Berlín Occidente, el guión de Bajo el mismo cielo es un caos absoluto donde nunca queda claro ante tantas subtramas cuál era la historia que quería contar el director. Crowe combina en un mismo film un triángulo amoroso con intrigas políticas que no tienen razón de ser. Un problema adicional de esta producción es que apuesta todo el romance a la pareja que forman Bradley Cooper y Emma Stone que es imposible de comprar por la falta de química entre los actores. Cooper y Stone podrían ser un buen equipo para interpretar hermanos pero no amantes. Las escenas entre ellos son forzadas e inclusive en la trama la relación que se gesta entre los personajes es completamente inverosímil. Algo distinto ocurre con las escenas entre Cooper y Rachel McAdams que tienen una energía diferente porque hubo una conexión entre los actores. Cada escena en la que aparece la protagonista de Diario de una pasión levanta esta historia por completo. Bajo el mismo cielo tiene la desventaja de ser una película plagada de incoherencias donde suceden un montón de cosas que no tienen sentido. Por ejemplo, Emma Stone en una escena es una piloto de combate de la fuerza aérea y dos minutos después se convierte en la hija de Joan Báez que canta canciones espirituales con los nativos de Hawái. Bill Murray, en otra interpretación que brindó en piloto automático, se presenta como el mentor de Bradley Cooper (por motivos que nunca se explican como tantas otras cosas) y hacia el final se convierte en el heredero del Dr. No, cuando la película entra en el terreno de James Bond y las conspiraciones militares. Al comienzo del film Cameron Crowe explora cuestiones sociales relacionadas con la soberanía de Hawái que reclaman los habitantes de ese lugar y otras temáticas espirituales vinculadas con la cultura de la isla. Sin embargo los nativos y la espiritualidad luego quedan en un tacho de basura y la narración del director se enfoca en otros temas. La escena final de Bajo el mismo cielo es el único momento de esta historia donde surge el verdadero Cameron Crowe que uno disfrutó en el pasado. Durante el resto del film es difícil encontrar la identidad del director en este relato que no parece concebido por él. Si bien el cine hollywoodense ofrece continuamente películas peores que esta, la decepción que deja este estreno es mayor porque tiene la firma de un gran cineasta y escritor que puede dar mucho más.
En Intensamente el director de Up, Pete Docter y su colaborador Ronaldo Del Carmen, retomaron un concepto que los hermanos Farrelly presentaron hace 14 años en Ósmosis Jones. La película más interesante de sus carreras, protagonizada por Bill Murray, que hoy quedó en el olvido. Si bien no fue un gran éxito comercial, en su momento desarrolló una idea original que llamó la atención y luego tuvo una serie animada de televisión. La historia combinaba cine live action y dibujos animados en una típica buddy movie de acción. El protagonista era un glóbulo blanco que vivía en el cuerpo de un hombre que se alimentaba mal. Ósmosis Jones trabajaba como policía en el sistema digestivo del personaje de Bill Murray y tenía que combatir un virus que había ingresado en el cuerpo La vida descuidada que llevaba el hombre repercutía en su organismo y en el mundo de las células. Intensamente aborda una idea similar con las emociones de una niña que se ven afectadas por los cambios que atraviesa en su ambiente familiar. Una película muy entretenida que tiene la particularidad de reivindicar a la tristeza como una emoción vital para obtener un equilibrio mental en la vida. Este interesante concepto que trabajaron los directores resultó uno de los grandes aciertos de esta propuesta dirigida a un público más maduro. Si bien las emociones son representadas con personajes que tienen diseños de caricatura, creo que el público infantil va tener más dificultades para seguir la historia. Son ese tipo de películas donde los adultos suelen reír en el cine más que los chicos. El film presenta una historia que se encaminó claramente en el subgénero del Coming of age, donde la protagonista debe lidiar con las confusiones que le genera la entrada a la pre-adolescencia. Los directores desarrollaron con mucha originalidad el mundo en el que se desenvuelven las emociones y la manera en que sus acciones afectan la mente de las personas. En este punto encontramos una de las cualidades más atractivas de la película. No es sencillo realizar una propuesta que lidia con temáticas complicadas como la depresión, la melancolía y el ingreso a la pubertad y al mismo tiempo conseguir que la trama sea divertida y te haga emocionar. Intensamente representa un gran avance para Pixar luego de sus últimas películas y secuelas que no aportaron nada a la filmogafía del estudio. La única objeción para hacerle a esta producción es que el conflicto de aventuras que propone el argumento es un robo burdo de Toy Story 1. Así como en la historia de los juguetes Buzz y Woody, dos personajes que no se llevaban bien, tenían que unir fuerzas para reencontrase con Andy, en Intensamente Alegría y Tristeza viven una experiencia muy similar. En este caso los personajes mencionados deben llegar a tiempo al centro de mando del cerebro de Riley para equilibrar las emociones de la niña y evitar que tome una decisión equivocada. Salvo por ese mínimo detalle donde los realizadores no estuvieron muy inspirados, Intensamente es una muy buena película de animación que se ganó su lugar entre las grandes producciones de esta compañía.
Los primeros trailers de Jurassic World no despertaban un gran entusiasmo por el regreso de los dinosaurios en el cine y al final resultó una película mucho más decente y entretenida de lo que esperaba. La cuarta entrega de la saga no sólo es completamente superior a Jurassic Park 3, sino que además cumple con el objetivo de brindar un gran espectáculo dentro del género de aventuras. Si bien no está a la altura de los dos trabajos dirigidos por Steven Spielberg (una meta complicada de superar) esta producción representa un digno debut en Hollywood del cineasta Colin Trevorrow. Un artista joven que viene del cine independiente y llamó la atención en varios festivales con su ópera prima Safety No Guaranteed (2012), una divertida comedia sobre viajes en el tiempo. A Spielberg le gustó tanto ese film que decidió confiarle la nueva entrega de la saga de los dinosaurios, un proyecto que se venía gestando sin grandes avances desde el 2004. El director Trevorrow supo estar a la altura del enorme desafío que tenía por delante. No es una tarea para cualquier realizador ponerse a la cabeza de una superproducción de este calibre, con toda la presión adicional que implica además meterse con un clásico como Jurassic Park. La película de Trevorrow no es perfecta. La introducción del conflicto central, a diferencia de los trabajos de Spielberg, tarda un eternidad y por momentos su narración se enfoca demasiado en subtramas y personajes que tienen más peso en la historia de lo necesario. Sin embargo, cuando se desata el caos y los dinosaurios toman un mayor protagonismo el director logra conducir el film a un buen destino. El argumento de Jurassic World presenta el sueño del magnate John Hammond hecho realidad. El parque temático funciona con éxito hasta que los administradores del lugar vuelven a descubrir que es una pésima idea jugar con la manipulación genética. La película tiene numerosas referencias al film de 1993 y al viejo cine de aventuras hollywoodense. Un detalle que sobresale claramente en el tratamiento que tuvieron los personajes de Chris Pratt y Bryce Dallas Howard. A lo largo del film la pareja protagónica ofrece varios momentos que parecen salidos de un serial de los años ´40. Para Chris Pratt este trabajo resultó un casting público de la próxima entrega de Indiana Jones. En Jurassic World demostró que en la actualidad es el hombre indicado para seguir los pasos de Harrison Ford en un relazamiento de esa saga. Owen Grady, su personaje en este film, básicamente es un pariente de Indiana suelto en Jurassic Park y el actor termina siendo una de las figuras destacadas de esta propuesta. En materia de acción la película de Trevorrow explota en la media hora final, donde los dinosaurios ofrecen algunas secuencias impactantes que fueron concebidas para ser disfrutadas en la pantalla grande. No es sencillo generar emoción y suspenso en una producción de este tipo donde el factor sorpresa se perdió hace dos décadas atrás. Jurassic World en ese sentido creo que lidió de manera exitosa con esta barrera que acarrea la narración de una cuarta entrega. La película es una gran propuesta de aventuras y cuando empiezan a correr los créditos finales te deja la satisfacción de no haber desperdiciado la entrada al cine.
La búsqueda del Santo Grial cinéfilo, es decir una película de terror por la que valga pena pagar una entrada de cine, sigue sin novedades esta semana. Jessabelle es la típica producción clase B que el canal Space suele emitir los viernes a la noche y por esos milagros de la vida llega a los cines en Argentina. En realidad esta propuesta creo que está más cerca del thriller con elementos sobrenaturales que un film de terror clásico. No hay mucho para asustarse en esta historia, salvo por la mediocridad de sus realizadores. Otra vez nos encontramos con un cuento de espíritus malditos construida con escenas que vimos reiteradas veces en las últimas películas del género que llegaron a los cines. Los mismos momentos de sobresalto de siempre con una protagonista que no despierta el mínimo interés y un director que parece haber filmado esta historia en piloto automático. En este caso no ayudó tampoco a que la propuesta argumental sea demasiado parecida a La llave maestra, una película que sin ser una gran obra del género al menos tenía dos buenas actrices como Kate Hudson y Gena Rowlands. Kevin Greutert, quien dirigió las últimas dos entregas de El juego del miedo, acá presenta un trabajo desganado con una narración aburrida que no despierta ningún atractivo por el conflicto que presenta. Jessabelle dura 90 minutos y parece una película mucho más larga debido a esta cuestión. No hay ninguna novedad en este estreno. Otro aporte a la larga lista de decepciones que viene brindando en el último tiempo el agonizante género de terror.
Si uno se deja llevar por las críticas que recibió Chappie en Estados Unidos parecería que el director Neill Blomkamp se convirtió en el nuevo M.Night Shyamalan. La pegó con su ópera prima Distrito 13 en el 2009 y desde entonces todo lo que hace es un desastre. Creo que el ensañamiento que sufrió Chappie fue completamente exagerado y no resiste demasiado análisis. Tal vez no sea una película brillante ni represente el mejor trabajo de Blomkamp, pero calificarla de mala y ponerla a la altura de una Scary Movie 4 es una estupidez. Después de ver la película me quedó la sensación que fue una historia que tenía un enorme potencial y el director no terminó de encontrarle la vuelta al modo en que deseaba narrar la historia del robot. Como ocurrió en Distrito 9, Neill Blomkamp ambientó el relato en un mundo futurista que fue construido con un alto grado de realismo. Salvo por la aparición de los robots inteligentes, la ciudad de Johannesburgo presenta los mismos problemas sociales de la actualidad. La policía de Sudáfrica logró reducir los índices de criminalidad gracias a unos robots modernos que son más efectivos que los agentes humanos. El inventor de estas máquinas, interpretado por Dev Patel (Slumdog Millionaire), un día consigue desarrollar un programa de inteligencia artificial que deriva en la creación del primer robot con conciencia y emociones humanas. Las cosas se complican cuando el nuevo prototipo es secuestrado por una banda de delincuentes que planean utilizar el robot para cometer un robo. Chappie es una película muy interesante cuando Blomkamp trabaja la trama por un camino similar a lo que fue Cortocircuito, el clásico de John Badham, de 1986. La escena en que Chappie mira un dibujo de He-Man y trata de emular los movimientos del personajes es hermosa y para ese momento la película me había comprado por completo. El rol de Hugh Jackman, quien interpreta a un ingeniero que tiene una visión diferente sobre el uso que deberían tener los robots en la sociedad, abría la puerta a un conflicto muy interesante. Este aspecto de la historia tenía un enorme potencial y lamentablemente nunca llegó a ser desarrollado por el director, quien encima desperdició por completo a Jackman en el film. Chappie comienza a decaer cuando Blomkamp decide centrar su narración en los dos gángsters interpretados por los miembros de la banda de rap sudafricana, Die Antwoord. La corrupción del espíritu inocente del robot se extiende demasiado y el protagonista pasa de ser un personaje adorable a un nabo que luego se dedica a emular a Robocop. La exploración de la humanidad del robot fue abandonada por una subtrama de guerras de gángsters que destruyó por completo todo los elementos atractivos que tenía la historia. Lo peor es que el director hace un gran esfuerzo por intentar que los delincuentes despierten simpatía en el espectador, cuando generan todo los contrario porque son personajes irritantes. El conflicto atractivo de Chappie se daba entre el choque de ideologías de los personajes de Jackman y Pattel y la película se encaminó por otro lado. Daría la sensación que Blomkamp no tenía claro lo deseaba hacer con Chappie, algo que se hace evidente en los últimos 10 minutos donde el film se vuelve más tonto. Todos los tiroteos y la violencia extrema del final terminan siendo un recurso fácil para darle un cierre a un relato que nunca tuvo un enfoque bien definido. Ahora bien, al margen de todas las objeciones que se le puedan hacer al guión, en general, la película es mucho más entretenida de lo que fue Elysium, con Matt Damon. En los campos técnicos es una producción que está al nivel de lo que el público se acostumbró a ver en un film de Blomkamp. Los efectos especiales son de primer nivel y las secuencias de acción están impecablemente filmadas. Sharlto Copley, el clásico colaborador del director, hizo un trabajo fabuloso con la voz de Chappie que llega a tener su buenos momentos en la película. La historia en mi caso no me terminó de convencer y no puedo olvidarme que los trailers promocionales se encargaron de vender una película diferente a la que luego encontrás en el cine. Creo que estoy también contribuyó con cierta decepción que deja Chappie, ya que se podía esperar mucho más de esta propuesta. Igual no soy partidario de destruirla y si te gustaron los trabajos del director creo que merece su visión en el cine.