Corazones de hierro es la película más ambiciosa de David Ayer, un director que en los últimos años brindó buenas historias como Harsh Times (Christian Bale), Street Kings (Keanu Reeves) y el excelente drama policial En la mira. El año pasado estrenó Sabotage, una entretenida adaptación del clásico de Agatha Christie, "Los diez negritos", que estuvo protagonizada por Arnold Schwarzenegger y no pasó por los cines locales. Su nuevo proyecto es el primer trabajo importante que hace para un estudio de Hollywood y presenta uno de los filmes bélicos más brutales que se hicieron en los últimos años. La trama se ambienta en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial y se centra en la tripulación de un tanque Sherman a la que le asignan una misión complicada tras las líneas enemigas. Ayer trabajó el conflicto con personajes estereotipados clásicos del género bélico, como el líder paternal (Brad Pitt), el soldado religioso (Shia LaBeouf), el sureño bruto e ignorante (Shane de Walkind Dead), el latino buena onda que siempre descomprime los momentos de tensión con algún chiste (Michael Peña) y el tradicional novato que nunca disparó un arma (Logan Lerman). La particularidad de este film es que salvo por el rol de Lerman, que en la trama cumple una función similar a la de Charlie Sheen en Pelotón, el resto de los soldados son todos tipos desagradables. Ayer presenta a los protagonistas como hombres que están muertos en vida. Tienen pulso y respiran pero la guerra los mató hace tiempo. Sólo sobreviven para matar nazis. Corazones de hierro tiene cierta influencia del cine bélico nortemericano de los años ´40 y ´50, algo que está claramente representado en Wardaddy, el personaje de Brad Pitt, que es un heredero de los soldados que acostumbraba interpretar John Wayne. Sin embargo, a diferencia de lo que solían ser aquellas películas, el director evitó caer en las odas patrioteras y la glorificación de la violencia con el objetivo de desarrollar un drama intenso que se concentra en describir el horror de lo que representa una guerra. En los aspectos técnicos encontramos las mayores virtudes de este trabajo de David Ayer. Las secuencias de acción son muy intensas y logran sumergir al espectador en el caos de los combates que se desatan a lo largo de la trama. Creo que desde Patton (1970) y Sahara (1995), con James Belushi, los tanques no se destacaban tanto en una película bélica como ocurre en Corazones de hierro. La escena en que los protagonistas tienen un duelo con una unidad de tanques alemana es una pequeña obra maestra en materia de acción. En ningún otro film bélico vas a encontrar una batalla de ese nivel con estos vehículos. La tensión y la adrenalina que presenta la narración de Ayer durante ese momento es algo extraordinario. Aunque la conclusión de esta historia no me terminó de cerrar del todo, por una serie de situaciones que se dan en la última batalla, en general me pareció una muy buena película que se destaca entre los mejores trabajos de este realizador. Será interesante ver que hace próximamente con la adaptación del cómic El escuadrón Suicida, de la editorial DC, que no podía estar en mejores manos.
Sin control es una de las mejores producciones de acción que surgieron en el último tiempo. Una historia fuertemente influenciada por el Heroic bloodshed chino, que fue un subgénero que gestaron a mediados de los años ´80 directores como John Woo, Ringo Lam (City on fire) y Johnny Mak (Long Arm of the Law). Salvo que pertenezcas a esa logia de seres iluminados de la prensa que se sientan a ver estos filmes para compararlos con El sabor de las cerezas (Abbas Kiarostami), para el resto de los mortales es una producción que se disfruta a pleno dentro de la propuesta que ofrece. Filmes de este tipo hoy son una especie en extinción en Hollywood y cuando se concretan vienen del cine independiente, como ocurrió en este caso. Keanu Reeves regresó con toda la gloria al género de acción con este personaje llamado John Wick, que fusiona a los anti héroes comiqueros de Garth Ennis y Warren Ellis con los clásicos asesinos a sueldo de las novelas policiales de Richard Stark. El espíritu de Parker, el personaje más famoso de Stark, está muy presente en el rol de Reeves. Sin control le ofrece al espectador un cuento clásico. Un killer disfruta de su retiro hasta que determinadas circunstancias lo obligan a quitarle el polvo a sus viejas herramientas de trabajo. La dirección corrió por cuenta de Chad Stahelski y David Leitch, dos experimentados dobles de riesgo de Hollywood que debutaron como realizadores en este proyecto. La dupla previamente había trabajado con Reeves en la trilogía Matrix. Las secuencias de acción que ofrecen en este film son impecables y las coreografías de los tiroteos estuvieron muy influenciadas por el cine de acción chino. Esta es una de las pocas películas norteamericanas que vi donde utilizaron a la perfección la técnica Gun fu para narrar los enfrentamientos armados. La particularidad del Gun fu es que desarrolla escenas de tiroteos como si fueran coreografías de baile. Si bien ese tipo de momentos son bastante ficticios, ya que en la vida real no se puede disparar las armas de fuego como lo hacen estos personajes, desde los aspectos visuales es un recurso muy atractivo. John Woo es considerado el padre del Gun fu, quien lo implementó por primera vez en esa joya suprema que fue A Better Tomorrow (1986), con Chow-Yun Fat. Como suele ocurrir con el cine oriental de acción, sobre todo en el Heroic bloodshed, lo que me encantó de Sin control es que los directores no se tomaron completamente en serio la película y jugaron también con algunas situaciones humorísticas. Por ejemplo, el concepto del hotel de asesinos a sueldo que presenta esta historia es maravilloso. Una idea original que está muy bien trabajada en la trama. Es gracioso porque cuando estaba viendo la película la venía disfrutando muchísimo, pero hacia el final sentí que le faltaba una buena secuencia de acción con autos. Resultó que los directores se reservaron el momento para el clímax de la historia. Lo que hace John Wick con un vehículo en los momentos finales es sublime. No es un dato menor que Wick, como todo buen héroe de la vieja escuela, es dueño de un Mustang modelo ´69, el más grande auto del cine de acción que en el pasado sobresalió en joyas como Bullit y 60 segundos (1974). El director H.B.Halicki sonríe desde el cielo. La verdad que hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto una película norteamericana de este tipo y la recomiendo porque está muy bien hecha. Con un presupuesto moderado y buenos actores, que incluye a un genial Willem Dafoe en un rol secundario, en este caso los realizadores brindaron un producto digno que no defrauda a ningún fan del género. A modo de Dato Loco cabe resaltar que esta película es un proyecto de la actriz Eva Longoria (protagonista de la serie Amas de casa desesperadas), quien fue la productora ejecutiva de este estreno.
La famosa tabla de la Ouija no tiene suerte en el cine. En el 2007 ya se había hecho una película malísima con un tema similar y esta nueva producción no ofrece una situación distinta. El film fue producido por la compañía de Michael Bay, Platinum Dunes, y está basado en el juego de mesa de Hasbro, que incursionó en el cine de terror con este proyecto. Ouija podría resultar una buena propuesta para chicos de 11 años que recién empiezan a ver este tipo de historias en la pantalla grande. El resto de los espectadores encontrará una película horrenda y mediocre que en 89 minutos reúne todos los clichés posibles relacionados con historias de fantasmistas resentidos. Cualquiera que se te venga a la mente lo encontrás en una escena de Ouija. El chirrido de puertas, personas que son arrastradas por el piso por un ente maligno y efectos de sonidos trillados son algunos de los elementos que utiliza para "asustar" al público, Stiles White, un especialista en efectos especiales que debutó como director con este trabajo. Algo irritante de esta película es que no presenta ningún elemento original que permita otorgarle cierta identidad propia a la historia. El trabajo de White es mediocre y se limita a brindar un refrito burdo de otros filmes malos que se estrenaron en los últimos años. Cabe destacar que este corte que llega a los cines es una versión mejorada de la película original que era peor. Cuando los ejecutivos del estudio Universal vieron el trabajo terminado del director White le ordenaron a los productores que modificaran el guión y filmaran la mitad de la historia otra vez porque era un desastre. No sirvió demasiado. Ouija es lenta, aburrida, y no ofrece ningún momento de terror decente. Un bodrio completamente olvidable por el que no vale la pena pagar una entrada al cine. Esperemos que los estrenos de este género mejoren con el transcurso del año.
Entrega final de este extraño ejercicio que implica reseñar una larga película en tres partes. Ahora que concluyó la historia se la puede analizar de manera integral. En lo personal este tratamiento que tuvo El Hobbit en el cine no me terminó de convencer. Tranquilamente se podría haber contado el relato original de J.R.R.Tolkien en dos películas sin estirar y distorsionar tanto la trama como se hizo en esta producción. Peter Jackson en lugar de adaptar esta excelente novela infantil en realidad tomó la historia para desarrollar una antesala forzada de El Señor de los Anillos. La gran debilidad que tiene esta producción es que falló por completo a la hora de enriquecer la visión de la trilogía original. No es indispensable mirar El Hobbit para disfrutar y entender las otras películas. Jackson nunca exploró en este trabajo aspectos desconocidos de la historia de la Tierra Media ni desarrolló alguna faceta interesante de los personajes clásicos. Si bien aparecen varias caras conocidas, como Saruman, Galadriel, Elrond y Legolas, todos tienen breves participaciones que se limitaron a brindar guiños a los hechos que luego se narran en la trilogía del anillo. En consecuencia, la sensación que deja esta película es que la hicieron extremadamente larga con el único proposito de esquilmar comercialmente la franquicia. El Hobbit carece de la pasión y el corazón que le puso Jackson a su primera incursión en la Tierra Media. No es para nada una mala película y entretiene, pero no cuenta con la magia de la trilogía original. En esta última entrega mueren personajes importantes y las escenas no tienen ningún impacto emocional porque el director sólo concentró su atención en la acción y los efectos visuales. Jackson distorsionó a tal extremo esta historia que el título del film inclusive carece de sentido. La película se llama El Hobbit, pero el protagonista al final tiene un rol intrascendente en el conflicto central. Más allá de emprender una excursión de trekking por la Tierra Media y charlar con algunos personajes, Bilbo no hace nada relevante en la parte final de la trama. La Batalla de los Cinco Ejércitos comienza muy bien con una de las mejores secuencias de acción que se pueden ver en esta entrega. El ataque del dragón Smaug a la Ciudad del Lago la verdad que es brillante. La criatura tiene un enorme realismo y logra ser aterradorra. El suspenso y la tensión que brindan los primeros 10 minutos del film se destacan claramente entre los mejores momentos de El Hobbit. Lamentablemente no ocurre lo mismo con el resto de las escenas de acción. La obsesión extrema del enano Thorin con el oro es muy similar a la de Peter Jackson con las herramientas digitales. Las tomas panorámicas de las batallas, con esos personajes en miniatura que se ven todos iguales y se mueven como si fueran muñequitos Lego, resultan un puñal a los ojos. Hace 30 años atrás los estudios que hacían películas de este tipo usaban extras en serio, hoy hasta los caballos son creados por efectos digitales y los fanáticos del director salen maravillados al ver un film que parece un video juego. Los mismo ocurre con las piruetas de Legolas en una escena donde emula a Mario Bros. Más allá que el elfo actúe de esa manera, los efectos especiales se ven muy artificiales como si no estuvieran terminados. No sé que le pasó al director con este trabajo pero en La Batalla de los Cinco Ejércitos todo es desmesurado. Desde los efectos de animación computada hasta los tiempos que se le dedican a los combates entre los personajes. Por ejemplo, el duelo entre Thorin y el jefe de los orcos es interminable. Podés salir cinco minutos de la sala y tomarte un latte o fumarte un cigarrillo que cuando volvés a la butaca los bastardos siguen peleando! Llega un momento que pedís a gritos que vuelva Smaug y se los coma a los dos así la película avanza de una vez. Entiendo que estas cosas para los fanáticos pueda ser la gloria, pero en el caso de los espectadores que no le sacamos punta a las orejas para ver estos filmes, la experiencia es diferente. El Hobbit comenzó muy bien cuando Peter Jackson recreó la historia original en Un viaje inesperado y después fue derrapando con numerosos excesos en su intención de estirar la trama. Resulta inexplicable que Legolas en el clímax de la historia se destaque más que Bilbo Bolsón y los enanos que iniciaron la expedición a la montaña de Smaug. Un tema que no terminé de entender. Lo mismo ocurre con el absurdo romance entre la elfa Tauriel y el enano Kili que no tiene razón de ser. Reitero, la película tiene sus momentos entretenidos y brindó interpretaciones brillantes como las de Martin Freeman (Bilbo) y Richard Armitage (Thorin). Sin embargo, en términos generales este trabajo de Peter Jackson no le hizo justicia a ese gran cuento que brindó Tolkien.
Los problemas fiscales de Nicolas Cage deben ser muy serios, ya que de otro modo no se entiende que un artista de su categoría termine involucrado en una bazofia de este tipo. Hay mucha gente que lo detesta, pero creo que es un buen actor que tiene algunos trabajos geniales en su filmografía. Adaptación (Spike Jonze), Educando a Arizona (Joel Coen), Corazón Salvaje (David Lynch), Moonstruck (Norman Jewinson), La roca (Michael Bay), Contracara ( John Woo) y El señor de la guerra (Andrew Niccol) son algunos ejemplos. Cage brindó en todos esos filmes interpretaciones fantásticas y es un tipo realmente talentoso. Por eso no se entiende que una persona con tantos años de trayectoria lea el guión de El Apocalipsis y no se de cuenta que es una película extremadamente mala. Este trabajo es claro que lo hizo por una necesidad económica y si bien no hay nada malo en eso, es un artista que debería recibir mejores ofertas. El Apocalipsis fue una película concebida especialmente para la comunidad evangélica de los Estados Unidos. La historia se basa en una saga de novelas creada por el pastor Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins. El primer libro ya se había adaptado en el 2000 en un film malísimo para la televisión, que en su momento fue masacrado por los propios medios de prensa evangélicos. Pese a las malas críticas, los productores hicieron dos continuaciones en el 2002 y en el 2005 que se estrenaron en algunas iglesias de los Estados Unidos. Ahora los hijos del rigor presentaron la remake para el cine y aunque que fue un fiasco comercial, que volvió a recibir malos comentarios de la prensa y el público, los realizadores ya anunciaron una nueva secuela. El Apocalipsis brinda una propuesta de cine catástrofe cuyo función principal es la de propagar un mensaje de fundamentalismo religioso. Lejos de ser un film espiritual lo que hace es difundir miedo a través de las creencias que se intentan comunicar. Con estas producciones el mensaje siempre es el mismo. Si no te convertís al evangelismo tu vida está condenada y cuando se desate el fin del mundo te vas a quedar sin tu ticket al Paraiso. Los drogadictos e infieles arderán en el planeta Tierra y sólo los buenos creyentes serán salvados por Cristo. Así de estúpida es la trama que plantea esta película donde está muy presente el miedo y el sensacionalismo a la hora de comunicar la bajada de línea religiosa. Por este motivo El Apocalipsis también fue muy criticada por algunos sectores del evangelismo norteamericano, debido a que terminaron por distorsionar con tanto fundamentalismo varios principios de esa religión. Al margen de esta cuestión, que no es un detalle menor, la película es desastrosa como propuesta de cine catástrofe. El director Vic Armstrong, quien en el pasado realizó secuencias de acción históricas para la saga de James Bond, además de dirigir esa joyita del género que fue Joshua Tree, con Dolph Lundgren, acá brindó un trabajo mediocre en materia de suspenso. Me dio lástima verlo a Nicolas Cage en este film porque es un artista talentoso que podría ser aprovechado en propuestas más decentes. El Apocalipsis no es otra cosa que la versión Sharknado de los filmes religiosos fundamentalistas y junto con Muerte en Buenos Aires fue una de las peores películas que vi en el 2014.
Apuestas perversas me hizo acordar por momentos a las viejas películas de Jack Hill (Switchblade Sisters, Foxy Brown). Al principio de la historia uno se ríe con el conflicto absurdo y las situaciones delirantes en las que se involucran los protagonistas. Sin embargo, a medida que se desarrolla el argumento y el espectador se conecta emocionalmente con lo hechos que sufren los personajes, la película se vuelve mucho más seria. Esta producción independiente del director E.L.Katz (guionista de Autopsia) comienza como una comedia de humor negro para luego convertirse en un intenso thriller, donde las situaciones graciosas quedan en un segundo plano. Dos amigos desempleados se encuentran en un bar y una noche conocen a un extraño hombre que les ofrece plata a cambio de cumplir una serie de apuestas. Un juego inocente que con el paso del tiempo se transforma en una odisea de extrema violencia en la que los personajes principales se terminan degradando como seres humanos. Con un presupuesto limitado, una casa como única ambientación y cuatro actores, el director logró desarrollar un thriller absorbente gracias a los distintos giros inesperados que se dan en la trama y las intensas interpretaciones de los protagonistas. El reparto presenta caras conocidas del cine de terror como Pat Healy y Sara Paxton, quienes trabajaron juntos en la producción de Ti West, The Innkeepers, Ethan Embry (Hotel sin salida) y David Koechner (The Office). A lo largo del año vimos varios filmes de fantasmas o posesiones satánicas, sin embargo, este cuento inmoral sobre la obsesión por el dinero terminó siendo el más aterrador de todos. Una producción que no tuvo mucha difusión y es esa clase de sorpresas que cada tanto surgen del cine independiente y vale la pena tener en cuenta
Dennis Lehane es uno de los grandes autores del género policial que surgieron en las últimas décadas. Desde hace un tiempo sus obras se empezaron a adaptar en el cine con más frecuencia y brindaron buenas películas como Río místico (Clint Eastwood), Desapareció una noche (Ben Affleck) y La isla siniestra (Martin Scorsese). La entrega es un film basado en el cuento "Animal Rescue" que se publicó originalmente en la antología "Boston Noir", editada en el 2009. Lehane expandió un poco más el argumento para la adaptación cinematográfica y también se encargó de producir el proyecto. La dirección la delegó en el cineasta belga, Michaël R. Roskam, quien en el 2012 fue nominado al Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera por el film Bullhead. La entrega la verdad que no es la mejor historia de Lehane, quien creó relatos más complejos en los episodios que escribió para la serie The Wire. El argumento de esta producción es extremadamente sencillo y convencional, pero está tan bien narrado por el director que el film consigue ser atrapante. Michaël Roskam se toma su tiempo para presentar a los personajes y el conflicto central con una narración muy pausada, donde la tensión se construye de a poco para estallar con fuerza en el tercer acto. Algo muy similar a lo que solían ser los trabajos de Sidney Lumet (Serpico) en este género. Si bien la película es lenta nunca llega a ser aburrida y en esto jugó un papel clave el trabajo de Tom Hardy, quien es la gran figura de esta propuesta. En este film brindó una muy buena interpretación con el personaje del sumiso y tímido Bob Saginowski, que a medida que avanza la historia se vuelve más enigmático. James Gandolfini, en su última labor para el cine, tiene algunos buenos momentos, pero su personaje de ex mafioso perdedor no le dio grandes posibilidades de lucirse como el gran trabajo que brindó en la comedia romántica, Una segunda oportunidad, estrenada el año pasado. Algo similar ocurre con Noomi Rapace, quien presenta una interpretación correcta dentro de una historia donde tiene un rol muy secundario. Aunque La entrega no se destaque entre los trabajos más interesantes de Dennis Lejane, en el cine brindó un policial decente que logra ser llevadero por la labor de los protagonistas. Un buen cuento de gánsters, crímenes y perdedores que no defraudará a los amantes del género.
Cuando la productora Barbara Broccoli, en el año 2005, le dio las gracias a Pierce Brosnan por los servicios prestados y finalizó su etapa como James Bond, el actor irlandés no se lo tomó bien. En varias entrevistas manifestó su disgusto por esta decisión de los realizadores, ya que él tenía previsto hacer más películas en el rol de Bond. Un tiempo después se anunció que Daniel Craig sería el nuevo 007 y Brosnan decidió desarrollar su propia saga de espías. Así fue que en el 2006 compró los derechos de la novela "The November Man", de Bill Granger, quien brindó varias historias con el personaje del agente secreto Peter Devereaux. A Brosnan se le complicó más de lo previsto el financiamiento de este film y recién en el 2012 el proyecto cobró vida otra vez. En esta ocasión le encargó la dirección a Roger Donaldson, con quien había trabajado en El pico de Dante (19979), y convocó para el principal rol femenino a Olga Kurylenko, ex chica Bond de Quantum of Solace. El libro The November Man es un bodrio épico que sólo los valientes y masoquistas pueden terminarlo y llegar a la última página. Brosnan tomó el concepto de la novela y lo adaptó en un thriller de espionaje hollywoodense. A diferencia del libro, el film presenta numerosas secuencias de tiroteos y persecuciones, mientras que el agente Devereaux es retratado como un clon maduro de Jason Bourne. El problema que tiene esta producción es que la trama no es interesante y los protagonistas parecen actuar en piloto automático, como si no les importara sus personajes. Más allá de las escenas de acción, que están muy bien logradas, El aprendiz no ofrece ningún otro elemento atractivo. Brosnan es el antihéroe que se lleva bien con las armas de fuego, Olga Kurylenko, la chica en apuros que necesita protección, y en el medio hay un montón de gente que intenta matarlos. Eso es todo. Si bien la película no tiene la fuerza necesaria como para construir una saga con el agente Deveraux, el director Donaldson dentro de todo se las arregló para brindar una propuesta de suspenso que consigue ser llevadera sin muchas pretensiones.
Zanahoria es un muy buen thriller político uruguayo inspirado en una crónica periodística que publicó el semanario Voces en el año 2005. La trama se centra en un informante militar que se acerca a dos periodistas para pasarles información clave sobre crímenes cometidos en la última dictadura militar que se vivió en ese país. El film del director Enrique Buchichio trabaja temáticas muy interesantes. Por un lado expone la falta de avances que hubo en las últimas décadas en Uruguay en torno al destino de los desaparecidos y el papel fundamental que juega la prensa a la hora de mantener viva esa memoria histórica. Queda la sensación al ver esta película que para el pueblo uruguayo este tema sigue siendo un taboo, envuelto en una especie de código de silencio, que ningún sector político se atreve a indagar a fondo. Por lo general me suele ocurrir con este tipo de producciones, muy especialmente con las argentinas, donde no me creo nada lo que veo en la pantalla. La idea que suelen tener los directores sobre el periodismo y la realidad son dos cosas completamente distintas. Una de las virtudes que tiene Zanahoria es la manera en que el director Buchichio le dio vida al funcionamiento de una redacción. Hay escenas fabulosas como la reunión de sumario o las discusiones que tienen los protagonistas con el editor que son completamente realistas y están muy bien logradas. Los actores hablan y se expresan como periodistas reales y no como personajes de ficción de unitarios televisivos. El trabajo de César Troncoso, el misterioso informante, es fabuloso y comparte muy buenas escenas junto a Martín Ridríguez y Abel Tripaldi, quienes interpretan a los periodistas que estuvieron a cargo de la investigación. Zanahoria toma elementos del género policial para construir un atractivo thriller que le escapó a los clichés que suelen tener las historias relacionadas con las dictaduras militares que se vivieron en Latinoamérica durante la década del ´70. Una grata sopresa del cine uruguayo que no llega con frecuencia a la cartelera local.
Juan de los muertos es una muy buena comedia de terror que representó el primer film cubanos de zombis. Esta producción del director argentino Alejandro Brugués ofrece una típica historia de epidemia de muertos vivos ambientada en la ciudad de La Habana con un concepto interesante. En este caso los protagonistas en lugar de escapar hacia algún refugio deciden crear un negocio absurdo para sacarle un rédito económico a la epidemia de zombis. Si una persona tiene un familiar o vecino que se convirtió en un muerto vivo, Juan y su equipo se encargan de matarlo por una suma de dinero. También ofrecen descuentos a jubilados y menores de 11 años. La película brinda una excelente parodia de este género al mismo tiempo que plantea todo un comentario social sobre la realidad actual de Cuba. El argumento de Brugués no toma un postura definida y con bastante humor carga contra los castristas y los anticastristas. Por un lado aparece el gobierno intentando convencer a la gente que los zombis son disidentes infiltrados por los Estados Unidos y también están los cubanos que miran a los muertos vivos deambulando por las calles y no encuentran diferencias con la vida cotidiana en La Habana. Todos los guiños hacia la situación social y política de Cuba estuvieron muy bien trabajados. La película a veces cae en ciertos excesos innecesarios como algunos chistes sexuales que no llegan a ser graciosos y están forzados en la trama. El humor resulta más efectivo cuando Brugués se centra en las situaciones disparatadas que viven los protagonistas a lo largo del conflicto. En materia de realización, este film sobresale principalmente en la fotografía y los efectos especiales que fueron más que decentes para una producción que no contó con el presupuesto de una temporada de Walking Dead. Por esas cuestiones inexplicables del mundo de la distribución, Juan de los muertos llega a los cines locales con un retraso de cuatro años. Algo que no termino de entender, sobre todo cuando hay un público para este tipo de propuestas. Más allá de este tema, que no tiene nada que ver con el contenido de la película, si te gustan las comedias de terror definitivamente recomiendo darle una oportunidad a los zombis cubanos.