La demonización de la sexualidad Para comenzar cabe aclarar que esta secuela de El Último Exorcismo (The Last Exorcism, 2010) tiene muy poco que ver con su predecesora. Más allá del paso del falso documental a la narrativa MRI los temas que abordaba la primera en cuanto a la exposición mediática de la fe y de la visión no ortodoxa acerca del exorcismo dan paso a una peculiar metáfora acerca del despertar sexual. La historia de El Último Exorcismo Parte II se centra un tiempo después (indeterminado) de los hechos del primer film, Nell aparentemente escapa de la secta que la tenía cautiva y es enviada a un albergue para adolescentes problemáticos o con problemas (usted elija) en la ciudad. La llegada de Nell a la ciudad será el descubrimiento de sentimientos que creía superados. Ella se encuentra con los espectáculos que la ciudad tiene para brindar y al mismo tiempo va ingresando en un mundo de estímulos sensoriales que no comprende y que van a ser metaforizados con ese "demonio" que lleva adentro. Su primera estimulación va a ser auditiva, por medio de un auricular la música le va a hablar al oído, en ese contacto tendrá también su primer contacto con Gwen, su compañera con quién más tarde tendrá una escena que jugará con la idea del lesbianismo y en donde los labios de Nell van a ser pintados por primera vez. Luego de este acercamiento se va a despertar en Nell un deseo casi incontrolable por la estimulación táctil en una secuencia en donde va a tocar toda textura que se le cruce por el camino. Va a conocer a un joven que parece interesado en ella, va a recibir una nueva estimulación auditiva, esta vez mucho más concreta (escucha a una pareja en la habitación contigua teniendo relaciones), va a contemplarse repetidamente al espejo y va a acariciarse por las noches. Personajes van a tentarla para "liberarse" (palabras textuales) y se van a hacer menciones constantes a una necesidad de completitud del personaje. En todos estos casos la película busca explicar que estas acciones son parte de la influencia de Abalom, el demonio. Todo resulta un mensaje tan obvio que no hay lugar a múltiples interpretaciones, El Último Exorcismo Parte II lo pone todo así, de una manera muy evidente, sin ningún matiz a la hora de elaborar el guión. Alcanza con reemplazar las referencias a dicho demonio con la palabra "sexualidad" de principio a fin y listo, tenemos un film con una moral de acero. Los buenos quieren que se contenga, los malos quieren que se libere. Este lamentablemente no es el mayor de los defectos de esta secuela. La misma tiene uno de los montajes cinematográficos peores logrados que vi en mucho tiempo y les aseguro que no exagero. Por momentos parece que la selección de la cadencia y progresión de los planos fue elaborada de manera aleatoria por medio de algún tipo de automatización. Los errores son tan groseros que sinceramente no me permitieron evaluar otros aspectos técnicos como la fotografía, el sonido y siquiera la decisión del director respecto a los planos. El mencionado escrito por su parte, además de lo ya planteado, alcanza por momentos niveles de incoherencia increíbles. Pareciera hecho a las apuradas rellenando los espacios existentes entre un golpe de efecto y otro. Se percibe cierta búsqueda de dar una vuelta distinta al relato pero fue llevada para lugares incorrectos. En resumen El Último Exorcismo Parte II sólo sirve para valorar aún más la primera entrega que con sus aciertos y errores terminaba siendo en su totalidad un film con coherencia interna desde el comienzo hasta el final, este por su parte no cumple siquiera con ese requisito.
Un huésped indeseado Un nuevo film basado en una novela de Stephenie Meyer llega a la gran pantalla. Si son fans de la Saga Crepúsculo esta película probablemente no va a ser de su agrado, lo interesante es que si odian la mencionada franquicia, la reacción será la misma. Aquello que los separó, el tiempo lo unirá. La Huésped vuelve a girar (así como Crepúsculo) en torno a un tópico clásico del cine fantástico, esta vez el emblema de turno es el de "los usurpadores de cuerpos". Extraterrestres que se apropian del cuerpo de los humanos para crear "secretamente" una sociedad propia en reemplazo de la nuestra. Las variantes de este tópico dentro del cine son diversas siendo Invasion of the Body Snatchers de Don Siegel, su remake homónima de 1978 dirigida por Philip Kaufman y They Live de John Carpenter los más elevados exponentes en cuanto a las sub-lecturas que proporcionan. La diferencia entre esos films y este dirigido por Andrew Niccol (Gattaca, El Precio del Mañana) radica en que pareciera llegar a destiempo al relato. En primer lugar la invasión ya es casi total, no sabemos muy bien cómo comienza el accionar extraterrestre pero el texto en off nos indica que ya casi no queda humanos libres. La posibilidad de defensa por lo tanto parecería nula. El relato entonces no va a basarse en la lucha por mantener y/o recuperar el territorio sino por el contrario en una peculiar historia de amor que una vez más va a involucrar a adolescentes cachondos que juegan por un rato a ser grandes, Meyer en estado puro. Nuestra protagonista es Melanie (Saoirse Ronan) que pese a que su cuerpo fue invadido opone desde el interior cierta resistencia que se traduce en una voz off que mostrará su lucha interior entre su parte humana y su doble extraterrestre que recibe el nombre de Wanda. Wanda es según los extraterrestres un "alma" débil ya que no puede controlar del todo la mente de su receptora (vale aclarar que también es bastante "humana" en sus formas y eso es sólo para ser funcional el relato). En esta instancia se hace visible el rumbo que Meyer desea darle al personaje. Una vez más la escritora toma el tema de la adolescencia y sus conflictos, una naturaleza que bordea la bipolaridad e impulsos que en más de una ocasión se contraponen. Este conflicto interno va a exteriorizarse cuando Melanie se reencuentre con su novio y Wanda se enamore de su amigo. Un cruce amoroso tan simpático como intrincado que fue desaprovechado por el director categóricamente por una narración audiovisual fría, distante, absolutamente deserotizada y lejana a cualquier tipo de intensidad dramática. En La Huésped no pasa nada. El metraje transcurre y todo se hace tan monótono como el desierto en donde transcurre gran parte del film. La "maldad" de los invasores sólo se intuye por sus ropas excesivamente sobrias y uniformes y cierta forma de hablar mecanizada, elementos que pretenden juguetear con el fascismo. Sin embargo estos seres tienen "debilidades", no mienten, confían unos en otros, transformaron la tierra en un mundo sin hambre, erradicaron las enfermedades, abolieron el dinero, etc. El precio de todo eso es la libertad que han quitado a los hombres por supuesto, un curioso dilema. Los humanos por su parte se mantienen escondidos haciendo cultivo interior... de trigo. Lo único que moviliza al relato entonces son algunas situaciones cotidianas tan pequeñas que ni vale la pena nombrar y el conflicto interior Melanie/Wanda frente a la dupla de galanes. Lo que las cámaras dirigidas por Niccol no pueden o no saben expresar es entonces dicho en diálogos, en realidad, más que diálogos son un cúmulo de frases literarias hiladas entre dos personajes que terminan de arrancarle al relato cualquier esperanza de verosimilitud en las actuaciones. De La Huésped pueden rescatarse tal vez algunas ideas o intensiones pero como totalidad su narrativa ausente de intensiones claras da como resultado un film aburrido y demasiado desapasionado.
Thriller psíquico Cada vez son más y más variados los exponentes de este subgénero del Thriller en donde el suspenso e incluso en ocasiones las acciones transcurren en ese laberinto espinoso denominado psiquis. Este subgénero se aleja del denominado Thriller Psicológico convirtiendo la característica lucha intelectual que se encuentra en este último en un contenido más físico pero que transcurre en una dimensión no física y por ende en una dimensión cuyo escenario debe crearse técnicamente (fotografía, dirección de arte, montaje) casi como a un film fantástico. Danny Boyle recurrió a los escenarios mentales anteriormente siendo el uso en Transpotting, La Playa y 127 Horas los exponentes más delirantes y destacados en este aspecto. Sin embargo su particular sello estético y el uso del terreno psíquico nunca antes habían estado al servicio del Thriller hasta ahora con la realización de En Trance. El robo de una millonaria obra de arte, un delincuente de alta gama (Vincent Cassel), el único hombre que sabe la ubicación del preciado botín y que ha perdido la memoria (James McAvoy) y una hipnotista que será la encargada de liberar ese y por ende otros recuerdos (Rosario Dawson) son el escenario dramático en el que va a fluir la obra. Boyle impone su particular visión estética de múltiples registros y montaje veloz de manera mucho más medida que en su anterior obra fílmica 127 Horas pero aun así sigue en su búsqueda de variantes que pongan en evidencia (crisis) el dispositivo. El film está estructurado de manera tal que aprovecha las hipótesis que el espectador va creando y las usa conscientemente para llevarlo hasta callejones sin salida. Hay mucho oculto y por revelar en En Trance y los detalles dejados arbitrariamente por el director en escena así como los cabos sueltos e incluso las partes que parecen no encajar se convierten a través de una narración muy bien construida en elementos que estimulan al espectador en su búsqueda por quitar el velo y descubrir las implicaciones que esconde el film. Otro elemento interesante es la visión del sexo que propone aquí Danny Boyle (y que es coherente con su filmografía) en donde a pesar de mostrarse como un acto de una importancia trascendental para sus protagonistas tanto en unión física como en cimiento contenedor del aparato psíquico, el director no deja caerlo en la paquetería (léase 127 Horas) alejándolo lo más posible de la solemnidad de la estetización mediante la "no-revelación". Hacia el final la película revela la complejidad de sus personajes y de la trama, una complejidad mayor de la aparente y es ahí donde a fuerza de una saturación de giros argumentales el cineasta se desgasta. El film pareciera tener más finales de los necesarios por así decirlo. En Trance no es lo mejor de Danny Boyle, sin embargo es un entretenimiento válido con muchas aristas interesantes y sobre todo, es fiel a la obra de su realizador.
Del terror y la melancolía "La muerte es misericordiosa, ya que de ella no hay retorno; pero para aquel que regresa de las cámaras más profundas de la noche, extraviado y consciente, no vuelve a haber paz." Howard Phillips Lovecraft Ausencia está en realidad más emparentada con su título original, Absentia. Más allá que se refiera al término "In Absentia" con el que se define a la salvedad burocrática de dar por muerta a una persona que lleva desaparecida algunos años, este emparentamiento se da por el clima tanto literario como nostálgico que presenta el film y que en ese carácter lo acerca a la lengua latina. El film en cuestión a diferencia de muchos otros de similar procedencia no oculta en ningún momento su carácter de película independiente. El presupuesto es bajo y el director Mike Flanagan siendo consciente de esto no deja que se convierta en limitación. Algo tan obvio como tener consciencia de las limitaciones presupuestarias no lo resulta tanto en la mayoría de los films de terror en similar situación y (parecería a propósito) ahí es donde empiezan a aparecer malos efectos digitales que no sólo incluyen fantasmas, monstruos, demonios o lo que plantee el argumento de turno sino además explosiones y disparos hechos en Adobe After Effects y cualquier espectacularidad que puedan imaginarse. Flanagan (por suerte) va por otro lado. Por debajo de una premisa típica se transita la idea de la no aceptación de la realidad. Dos mujeres que a su manera no pueden dejar atrás su pasado, una lo hace de manera consciente atormentada por la culpa y la otra prefiere mentirse a sí misma. El hombre (un detective) cuyo esquema positivista no le permite aceptar la realidad. Ausencia es una película pretenciosa, es verdad, sin embargo la pretensión no siempre es mala, de hecho, si este film no lo fuera seguiría los errores antes señalados en busca de un entretenimiento tan válido como fugaz. El terror no funciona aquí de forma convencional, el fuera de campo es enorme, quizás tan grande como el universo de H.P Lovecraft, incluso planteada la forma material de la entidad encargada de las desapariciones el film deja abierta la puerta para toda una cosmogonía de seres intraterrestres que desvelaron a la humanidad desde su origen. Aun así es importante recalcar que este terror es más bien una excusa para retratar un drama, es por eso que la cinta durante su metraje transita varios géneros con una organicidad que hace reflexionar sobre si existe o no una línea que los separe. Gran parte de este aspecto tienen que ver con la dirección y edición de Flanagan que podría catalogarse como correcta aunque a veces es demasiado formal (se evita meterse en problemas en estos aspectos) y en la fotografía que mantiene una melancolía abrasadora. Las actuaciones son otro punto positivo del film (algo extraño en su clase ya que lo primero en donde se sienten los recortes presupuestarios suele ser en las actuaciones), no tanto así los diálogos que con su estética de no-ir-a-ningún-lado a veces resienten una trama que posiciona el terror en las tópicas aristas del olvido, la muerte y la vuelta del pasado no siempre con la efectividad que pretende. En conclusión Ausencia es un film que funciona mejor dentro del suspenso, el terror psicológico y el drama. El espectador que busque sentir miedo, sobresaltarse o buscar un divertimento con amigos o pareja probablemente salga desilusionado. El que apunte a este film buscando ese plus que a veces otorga el cine independiente se va a encontrar con un film de tintes literarios que propone una nueva manera de concebir el terror.
Una de "esas" películas Brad Anderson había construido a lo largo de su filmografía como director cierto estilo. Con un manejo de las cámaras y de los tiempos bastante cercano al Cine Indie y una demostrada capacidad para generar ambientes psicológicamente oscuros, cintas como El Maquinista (The Machinist), Session 9 y La Oscuridad (Vanishing on 7th Street) definitivamente tenían carácter. Todo ese carácter parece pedir a gritos salir a la superficie del fílmico en 911: Llamada Mortal pero lamentablemente eso nunca sucede. Para hacer una justa recorrida por la hasta ahora corta trayectoria del cineasta habría que sumar a lo antes mencionado sus defectos. El gusto de Anderson por las secuencias estereotípicas la mayoría de las veces atenta con su propio trabajo por conseguir los climas de extrañeza y oscuridad que tiene su cine. Por otro lado sabe mantener al espectador pegado al argumento durante el metraje y esa capacidad se vuelve problema al llegar a los desenlaces, la última parte de sus obras suele tener dificultades para satisfacer las expectativas que sus relatos vienen generando. 911: Llamada Mortal protagonizada por Halle Berry tiene en balance más de sus errores que de sus aciertos. El film genera mucha tensión, eso es indiscutible. A pesar de estar parado sobre una estructura en la cuál el espectador sabe claramente lo que va a ir sucediendo la tensión está y eso se debe a la unión del trabajo acertado tanto en la dirección, en el montaje y en el plano actoral de parte de las figuras (algo que choca con las penosos trabajos de los actores menos pagos del film). Para que un film funcione, sin embargo, la tensión sola no alcanza y ahí es donde este empieza a caer en picada. El segundo tramo de la película en donde Jordan (Berry) aconseja y guía a una chica (Abigail Breslin) mientras que ella se encuentra secuestrada en el baúl de un auto conducido por el asesino (Michael Eklund) es el mejor tramo de la cinta. Mientras que el tridente formado por Asesino - Víctima - Heroína se mantiene con la capacidad de sus acciones limitadas físicamente (el asesino maneja por una autopista, la victima está encerrada en el baúl y Jordan sigue todo telefónicamente) la película genera no sólo la tensión ya mencionada sino además empatía, e inmediatamente después de eso, también termina consiguiendo una proyección del espectador hacia los buenos (porque es de "esas" películas) ya que comparte la misma imposibilidad. Ahora bien, en ese momento y en paralelo va desarrollándose la investigación de un oficial de policía (Morris Chestnut) y si bien esos respiros de tanto ritmo vertiginoso ayudan al guión a tomar aire, la realidad es que lo que sucede de ese lado del relato no interesa en lo más mínimo y peor aún, comienzan a verse los hilos de un guión demasiado forzado. Para culminar la peor decisión del relato es detener la marcha y salir del camino. Ahí ya vemos delante de nuestros ojos el presagio de todo lo que va a pasar porque entendemos cómo espectadores que ese asesino ahora va a estar argumentalmente obligado a tener un motor psicológico para sus actos, porque si bien nunca se desarrolla su personalidad sabemos que pueden explicarla en 47 segundos porque está es una de "esas" películas. Además, estamos seguros que la heroína va a tener que seguir ayudando a la victima y que la única forma de hacerlo va a ser pasar a la acción física porque no hay que olvidarse que es una de "esas" películas. En fin. En el final tendremos a un asesino posicionado a un paso de Buffalo Joe de El Silencio de los Inocentes (The Silence of the Lambs) sólo que como durante todo el film fue un tipo demasiado temperamental no le creemos el tinte psicopático que se pretende. Una heroína que es presa de las absurdas casualidades del guión y una victima cuyo instinto de supervivencia quedó en el baúl en el cual venía (lo bueno de estos aspectos es que generan risa y si bien no es buscada siempre es bienvenida) completarán la partida. La resolución es la de una de "esas" películas que últimamente juegan con la idea de la justicia por mano propia, o más concretamente, que plantean que la pena capital no es mala sino que lo malo es la burocracia que esta en el medio. El final, como todo el film, está tan carente de carácter que intenta copiar a una excelente película de Wes Craven pero de una manera tan tibia que se gana el puesto del peor final que he visto entre la temporada pasada y esta. Situaciones sobre explicadas por el dialogo, abuso de las coincidencias y un tramo final que atenta contra la película misma son las cuestiones que hacen de este thriller tensionante por momentos y bien actuado una de "esas" películas.
Una remake a la altura Debo reconocer que no soy un fanático de las remakes, y mucho menos de las remakes en el género del terror. La idea de hablar de La Masacre de Texas y que me nombren la producción de Michael Bay hace que mi vena yugular se hinche y mi piel se ponga de un tono rojizo vibrante. Es por eso que al escuchar hablar de la por entonces posibilidad de esta, me asuste un poco. Llegue al film original, The Evil Dead (1981), guiado por la tapa de un VHS en un videoclub que ya no existe pero que recuerdo con cariño. Las imágenes que contenía ese cassette eran como la cama de la amante más experimentada, tenían rasgaduras que no podían ocultar que había sido visitada por decenas antes que yo. Cuando el film comenzó entendí que lo que estaba viendo era completamente distinto a todo. El contenido de esa cinta marcó mi vida profundamente, a pesar de haber ingresado en el género del terror desde mi infancia nunca antes había visto semejante creatividad en una puesta en escena. Llegue a ver Posesión Infernal con toda esta carga encima y además, hay que decirlo, con la carga de haber visto La Cabaña del Terror a principios de este año y teniendo en cuenta que después de semejante vuelco al género cualquier film sobre jóvenes en cabañas tiene las cosas complicadas. Ahora bien, debo decir que Posesión Infernal es la mejor remake de un clásico del género que haya visto y las razones son varias. La presencia de Sam Raimi, Robert Tapert y Bruce Campbell en la producción particularmente no me aseguraba nada, ya había visto al mismo Romero fallando en este aspecto. Luego, la idea de convocar a Fede Alvarez después del suceso de su cortometraje Panic Attack! me sonaba más a marketing que a cualquier otra cosa. Sin embargo el film vence donde todos los otros (remakes) perecieron. Lo que en la mayoría de los directores se convierte en copia edulcorada para obtener un producto exageradamente teen es en Alvarez la esencia procesada, digerida y reformulada del producto original. Los cinco protagonistas David, Eric, Mia, Olivia y Natalie (cuyas iniciales juntas forman curiosamente la palabra DEMON) no son los anteriores. Ninguno de ellos pretende ser Ash, aunque el vestuario y las relaciones de parentesco podrían poner a David en ese lugar, queda claro en cuanto a personalidad que no lo es y que incluso ni siquiera es el protagonista. El crecimiento, madurez, o superación a base del sacrificio está presente al igual que en la obra original pero actualizado a una sociedad en la cual las disfuncionalidades familiares, la drogadicción y porque no, la demencia, están más presentes como conflicto colectivo. En ese marco Posesión Infernal funciona también como comparación sociológica entre épocas. Lo que antes era "vayamos a una cabaña a drogarnos" ahora es "vayamos a una cabaña a desintoxicarnos". Claro está, de todas maneras, que el film no pretende dar en este sentido juicios morales pero no puede negarse que los films y sobre todo los de género retratan los contextos en los que fueron realizados mejor que en cualquier otra representación y es por eso que vale la pena mencionarlo. En cada plano se percibe una fuerza particular, eso que Raimi declaraba sobre elegir a un cineasta joven y primerizo finalmente no fue palabrería, el film avanza a base de gore y humor y en cada puesta de la cámara se nota la energía de un director al que le dieron una chance después de haberla buscado por años por todos los medios posibles. El delineamiento de la atmosfera deja paso rápidamente a una sucesión de escenas tan terroríficas como impresionantes, de esas que hacen que el espectador cruce las piernas para un lado y para el otro repetidamente imposibilitado para encontrar comodidad en la butaca. El film por momentos parece una torture porn pero eso que en ese subgénero es solamente desagrado gratuito acá se combina con el terror más clásico dando como resultado que tengamos tan poco oxigeno como los protagonistas en la última hora de la cinta. Resultan abrumadoramente realistas los efectos especiales y esto puede considerarse una postura frente a los fundamentalistas de la tecnología ya que ninguno de los mismos está realizado con CGI. Todos son artesanales, a la vieja usanza. La cámara y algunas transiciones recuerdan al Raimi de la primera etapa aunque Alvarez se muestra mucho más profesional que aquél y la fotografía en general, con grano grueso incluido y todo, mantiene la aspereza de la original. Dentro del guión los guiños hacia la cinta de 1982 están en diálogos y detalles como si se tratara de las oscuras palabras del Necronomicon, sólo para iniciados. La historia a priori no aporta nada nuevo respecto a la original, sin embargo, es bastante más reveladora respecto a la psicología de los personajes y guarda un final en el que la idea de sacrificio y redención alcanzan un nivel superior. Hay que aclarar en este punto que la narrativa del film y el desarrollo del guión no son los puntos más fuertes del film que parece en todo momento evitar complicarse para ser funcional a la puesta. Si Posesión Infernal fuera una canción sería definitivamente punk, es cruda, explícita, muy explícita, brutal y fresca, haciendo honor no sólo al hito del cual parte sino también a todo un estilo de cine de terror pasional que lamentablemente dejó de existir hace tiempo.
Surrealismo siniestro Si mezclamos el espíritu gótico de las producciones que resultaron de la unión entre Roger Corman y Vincent Price con la iluminación y colores predominantes en el cine de la Hammer Productions, le agregamos un uso de las aberraciones del lente y movimientos de cámara cercanos a The Evil Dead obtenemos La Memoria del Muerto, film nacional que se estrenó este Jueves. Vencer la muerte. Tópico que desveló a la humanidad desde que existen sus registros y tema recurrente en el arte de todos los tiempos. Este deseo de superar aquello que es inherente a la vida misma contiene en sí un patetismo trágico. El film de Javier Diment tiene como atmósfera ese patetismo, pero también tiene otras cosas. Al comienzo del film y con recursos muy bien logrados se nos revela el carácter onírico que tendrá el film y la dificultad misma de lograr la meta propuesta ya que uno de los personajes morirá tres veces. Luego, en los créditos iniciales y mediante algunos diálogos conocemos a los personajes y sobre todo ingresamos mediante el tono actoral a un clima casi Lyncheano que nos permitirá sumergirnos en el film y sus particularidades. La empresa imposible de evitar lo inevitable será llevada a cabo por una mujer que perdió a su esposo abruptamente y desea recuperarlo. Las cinco personas que más lo querían en vida serán víctimas de un ritual pactado por el difunto con anterioridad. El sacrificio de cinco idiotas sentimentales será el módico precio por volver a la vida a su esposo. En este film la muerte se vuelve tan tangible como en los films de terror gótico realizados por Vincent Price o por Narciso Ibañez Menta. Es una fuerza, es acecho en los personajes y opresión en el espectador. Otro protagonista es el pasado. Un pasado que se despierta por quien sabe qué tipo de magia y que vuelve corporizado para torturar la psiquis de sus víctimas y eliminarlas finalmente. Los miedos de cada personaje nos contarán más sobre ellos mismos que cualquier diálogo y eso hace fortalecer la historia y ganar en ritmo al mismo tiempo. Cabe mencionar como dato que en cuanto a estos fantasmas del pasado en el caso de cada personaje es lo femenino en diversas variables lo que afecta, lastima y causa temor. La Maternidad o La Madre, La Novia, La Hermana, La Abuela, La Hija, arquetipos que simbolizan niveles traumatizantes en el film. Diment sabe perfectamente cómo inquietar al espectador, eso queda claro, pero además sabe luego de sacarlo de su lugar de seguridad cómo volver a mimarlo mediante el humor para que vuelva a pegarse al relato, cómo usar el gore para obtener diferentes efectos, cómo usar el sexo, cómo combinar estilos dentro del género sin morir en el intento y sobre todo cómo cerrar un relato ya que cuenta con un final brillante. La Memoria del Muerto es un film perturbador, tiene imágenes que no pueden olvidarse fácilmente y eso tiene que ver con que se nos sumerge en un surrealismo desde los aspectos técnicos que deja la mente del espectador indefensa y por ende permeable. Una experiencia más que recomendable.
Un film diferente que terminó siendo igual al resto El argentino Andrés Muschietti realizó en España en el 2008 un cortometraje llamado Mamá, el producto rodado en un plano secuencia (falseado digitalmente) condensaba en sus 3 minutos de duración un clima inquietante y ciertas incertidumbres que lo volvían bastante perturbador, al verlo Guillermo del Toro no dudó en convocar a Muschietti para convertirlo en un largometraje. Mamá conserva los climas del cortometraje original y desarrolla una historia diferente dentro del género, sin embargo, lo que pudo haberse convertido en uno de los mejores films dentro del género en estos últimos tiempos cae en lugares comunes que lo acercan a la media. Mamá tiene un comienzo abrumador, una radio nos contextualiza en un momento que es comparado con los actos violentos ocurridos cuando estalló la crisis en 1929, se habla de actos violentos, asesinatos y suicidios. En ese contexto un hombre se lleva rápidamente a sus dos hijas de su casa, él acaba de matar a dos de sus socios y a su propia esposa. El escape se ve frustrado cuando su auto derrapa en el pavimento nevado y entra en un bosque en donde es detenido por un árbol. Allí encuentran una casilla, una vez adentro el hombre se va a ver desbordado por su propia consciencia y tratara de cometer un acto tan excesivo como desesperado. "Algo" va a detenerlo. Esta introducción, seguida por los créditos iniciales van a dejar en claro que este no es un film más, algo que va a hacerse más sólido cuando notemos que la primera parte va a basarse en la evolución psicológica de esas niñas que tuvieron que criarse "solas" en ese bosque durante 5 años (una de ellas no tuvo oportunidad de aprender a hablar) y que deberán "civilizarse" para poder comenzar una nueva vida junto a su tío (Nikolaj Coster-Waldau) y su novia Annabel (Jessica Chastain). En este comienzan a establecerse interesantes relaciones sobre las figuras maternas del film. La evolución de las niñas de la que hablaba con anterioridad va a ser acompañada de una evolución en Annabel y su relación con ellas. Hasta ahí la película es excelente y el tema en clave de "cuento de hadas" está tratado tan acertadamente que lo sobrenatural por momentos va a parecer una subtrama, el problema es justamente que después lo sobrenatural que hasta el momento estaba mostrado fuera de campo emerge, y lo hace de manera torpe. Todo lo que era interesante hasta el momento se ve opacado con las clásicas escenas que buscan sobresaltar mediante el sonido, circunstancias demasiado vistas e incluso actitudes incoherentes de parte de sus personajes. El film lamentablemente comienza a perder fuerza y todo este tramo se hace extraño ya que parece haberse entrado en otro código. Por suerte el tramo final vuelve a retomar las relaciones paterno-filiales del comienzo, el mismo clima y el mismo dramatismo levantando el film una vez más y dando un final brillante que lleva el sello de del Toro marcado a fuego. Las aptitudes de Andrés Muschietti, que en los créditos figura como Andy, para la dirección son innegables y esta resulta ser una ópera prima bastante prometedora, sin embargo, por buscar esquematizarse e ir a lo seguro siendo efectista termina siendo un film más, de todas maneras pensando en cómo están las carteleras actuales en cuanto al género sigue sobresaliendo por su puesta en escena y el entretenimiento que ofrece. Si tengo que promediar debo decir que en general Mamá es un buen film, sin embargo, no deja de parecerme una enorme oportunidad desaprovechada.
La vida son cuatro días Después de haberse estrenado en España hace casi tres años llega a nuestras carteleras Carne de Neón, un film rodado mitad en su país originario y mitad en el nuestro y cuyo elenco está también dividido entre españoles y argentinos. Carne de Neón es un film de género hecho y derecho, tal vez es por eso que para muchos espectadores (críticos incluidos) esto va a ser una sentencia que lo ubique en el casillero de los films "que no te dejan nada después de verlos" sin embargo como en el buen cine de genero las reflexiones y la critica social están presentes en este nuevo trabajo de Paco Cabezas cuya narración avanza de manera arrasadora (algo que me recordó a Diablo) a fuerza de chistes ácidos y acción desenfrenada. Lo primero que salta a la vista en el film es la clara referencia de Guy Ritchie tanto en la estética del film como en la presentación meticulosa de cada uno de los actuantes, incluidos los menos importantes, que reflejan no tanto un conjunto de personalidades sino que representan las pinceladas de un paisaje que servirá de marco contenedor de las acciones. Esta referencia tal vez es la más calcada y menos procesada dentro del film, otras sin embargo como las no menos obvias alusiones al cine de Quentin Tarantino y Robert Rodriguez no coquetean con el "robo" si no que se encuentras incorporadas y re inventadas por Cabezas en los diferentes tipos de planos utilizados para las secuencias violentas y las cadencias utilizadas para narrar el breve apogeo del Club Hiroshima, con sus cuerpos desnudos en constante movimiento. Es que la dirección de Paco Cabezas resalta y se hace fuerte en esas secuencias que son de lo mejor del film por lo obsesiva organización de la puesta en escena (Paco Cabezas sabe que para filmar bien los desnudos no alcanza sólo con tener una mujer desnuda). La decisión de rodar en lugares argentinos y españoles, halla sido o no una decisión deliberada, le da al film un aura que lo acerca a la fábula (suburbana) creando ambientes y situaciones que parecen pertenecer a un mundo que corre en paralelo respecto al que conocemos, cuya arquitectura dispar refuerza la idea de un orden que cuenta con sus propias normas y estas al igual que sus personajes-collage se rigen por el mandato de lo que se puede y no lo que se quiere. Las diferencias ideomáticas hacen que los gestos comuniquen más que las palabras y es por eso que las acciones toman ventaja en elocuencia frente a los diálogos, los personajes luchan en este mundo creado por ellos mismos frente a un destino que tiende a organizar las cosas naturalmente, que tiende a poner las cosas en su lugar, pero que se guía por un orden natural que es ajeno a los habitantes de estas calles y por ende se convierte en su enemigo. Así, frente a la corriente, avanzan personajes y relato, con una consciencia respecto a su entorno que rápidamente se contagia al espectador y se convierte en código interno. La esclavitud sexual, lo marginal, las adicciones, el alzheimer y sobre el final con la historia de venganza de El Chino (Grandinetti), oponente físico en la historia, cuya base es la necesidad de la restitución de los cuerpos, una temática ya abordada por Paco Cabezas en "Aparecidos", film que mezclaba una historia de fantasmas con la dictadura militar ocurrida en nuestro país son algunos de tantos otros temas en los que la película se sumerge evitando inteligentemente los juicios de valor y poniendo el énfasis en el cine como modo de narrar acciones. En conclusión Carne de Neón es una película que usa al entretenimiento como herramienta para expresar ideas (algo que parece simple pero no lo es) y un ritmo vertiginoso que verifica la frase de despedida de La Canija: "La vida son cuatro días".
Maquetas La Extraña Vida de Timothy Green es la recuperación de un cine al que Disney estaba acostumbrado y que fue perdiendo terreno debido al avance de la animación, este "cuento de hadas" moderno dirigido y guionado por Peter Hedges transforma la narración clásica (esa que Disney supo explotar con bastante inteligencia en otras épocas) en un mero ejercicio de guión (o ejercicio de película). El principal motor temático del film es el "ser padres" y a partir de esa línea deriva en una línea secundaria profundamente moralista de la temática "ser diferente está bueno", esta estructuración y esquematización no tiene que ver con un análisis caprichoso de quién les escribe si no que el film en sí está así de esquematizado. El punto de inicio del film es una entrevista que Cindy (Jennifer Garner) y Jim Green (Joel Edgerton) tienen con una mujer que será encargada de decidir si ambos están capacitados o no para adoptar un hijo, en el marco de esta entrevista ellos relatarán el extraño y poco creíble episodio de Timothy, esta situación es utilizada por el film para justificar uno de los guiones más maquetizados del último tiempo ya que en este marco se irá directamente a los puntos de giro y a los hechos frente a los cuales se ven las dotes previamente "diseñadas" del niño en cuestión. Sin intención de adelantar nada de la trama diré que "el suceso de las hojas" funciona también en el film como una metáfora relacionada a la manera en que afecta a un niño el vivir toda una vida (a raíz de las circunstancias que presencia) en poco tiempo, una idea discutible que parecería ir de la mano de la ideología de Cindy y su neurosis naif y no de la línea del relato pero es Disney y las ideas sobreprotectoras son su especialidad. La "casualidad" en el desarrollo de los diversos sucesos es otro de los puntos que sumados a un collage de estereotipos que juegan a ser personajes terminan logrando que el espectador no llegue nunca a adentrarse en el relato y por consiguiente no llega a emocionar (que pareciera ser el objetivo último del film). A pesar de sus falencias La Extraña Vida de Timothy Green se deja ver y eso tiene que ver con que la "corrección" con que cuenta el film desde la dirección hace milagrosamente avanzar el relato y el clima logrado a través de ese otoño eterno en el que se desarrolla el film ayuda a crear cierta magia y nostalgia que refresca a todo lo demás. En conclusión el film es víctima de la perfección inhumana de sus personajes, incluso en sus errores (no veía una venta de estilo de vida tan obscena desde "Stuart Little") y de un clasicismo exacerbado en cuanto al guión que la convierten en un film que parecería naif hasta para salir en el bloque televisivo Historias del Corazón de Telefe.