Los Logan son una familia de Virginia Occidental, conocidos por todos los lugareños como un clan que tiene pésima suerte. Es por esto que Jimmy Logan decide cambiar la mala fama que los persigue, y luego de ser despedido y ante la escases de dinero para poder seguir visitando a su pequeña hija, decide asaltar el autódromo local el mismo día que hay una gran competencia y por ende, una gran recaudación. Ayudado por su hermano y hermana y una familia de lo más extraña, Jimmy intentará cambiar la suerte de los Logan. Steven Soderbergh vuelve al género de las estafas con La estafa de los Logan (Logan Lucky en su nombre original), luego de haber dirigido hace diez años, el cierre de la trilogía de la saga Ocean´s… y al parecer nadie le avisó a la guionista Rebecca Blunt sobre este dato; porque estamos a punto de ver algo ya visto. Así es, La estafa de Logan podría llamarse La Gran estafa Sureña, y no pasaría nada, porque estamos ante exactamente la misma historia. Esto es bueno y malo a la vez, y pasaremos a explicar porque decimos esto. Por un lado tenemos de nuevo personajes carismáticos, algunos gags bastante logrados y una estafa de esas tan imposibles, que nadie con un poco de sentido común se plantearía cuestionar. Pero al mismo tiempo todo esto ya lo vemos antes y mejor hecho en la trilogía protagonizada por George Clooney; dando como resultado que nada de lo que veremos en pantalla nos sorprenda o nos importe demasiado. Los actores hacen lo que pueden con sus personajes clichés, y son los que logran sacar adelante esta película. Todo el elenco está bien, y es carismático en sus roles; pero no podemos dejar de mencionar y destacar las breves pero divertidas apariciones de Seth MacFarlane. Otro punto a favor es la química que hay entre todo elenco, en especial entre quienes llevan a cabo la estafa; siendo Daniel Craig el más extraño de ver en un rol totalmente alejado a lo que suele hacer. Pese al buen trabajo que hacen los actores la historia cliché no es lo único negativo de la película; ya que en su tramo final se desinfla bastante y se siente demasiado estirada con explicaciones sobre el robo que no eran necesarios y que alagaran el metraje sin necesidad. La estafa de los Logan es una película aceptable y poco más. Y no lo decimos por un mal trabajo del elenco, o de su director, pese a repetirse en temática. Pero con un guion tan poco original, cuesta no buscarle mil y un fallas; o peor aún, intentar disfrutarla en el cine sin compararla con sus antecesoras.
Las clases acaban de terminar en la primaria de Derry, pero algunos chicos están lejos de disfrutar sus vacaciones. Un mal ancestral acecha el pueblo y nadie parece notarlo salvo un grupo de siete niños, que de a poco irán viendo sus peores miedos volverse reales. Mientras entre ellos empieza a crecer una gran amistad, juntos deberán hacerse fuertes y derrotar a la entidad conocida únicamente como Eso. Y finalmente la espera llegó a su fin. Uno de los films más esperados del año tiene su estreno comercial, trayendo tras de sí un hype enorme mientras la mayoría se preguntaba si veríamos algo que se limitara a copiar a la mini serie de los 90 o en realidad el director Andy Muschietti hizo su trabajo y nos dio una adaptación que respeta la obra original literaria pero con sello propio. Y podemos decir que el realizador argentino hace un gran trabajo en esta versión cinematográfica de una de las novelas más conocidas de Stephen King. No solo porque logra alejar al Pennywise de Bill Skarsgard del ya mítico payaso compuesto por Tim Curry; sino que lo dota de personalidad propia. A esto hay que sumarle el perfecto trabajo que hace con el elenco infantil, y como logra retratar a Derry como un personaje más. Por todos es sabido que es bastante complicado trabajar con chicos; y en esta ocasión tenemos a siete. Pero cada nene tiene personalidad propia, y se vuelven identificables casi de inmediato; transmitiendo una camaradería, inocencia y carisma que nos hacen recordar a aquellas cintas ochentosas donde los chicos se comían las películas. En este apartado es un bravo total a Muschietti y su dirección de actores. Y esto es de vital importancia, ya que la historia original de It no solo es sobre un payaso acechando a niños; sino que vemos como estos empiezan a dar los primeros pasos a la adolescencia, dejando de ser chicos. El primer amor, las separaciones y peleas entre sí cobran vital importancia en esta ocasión; y se agradece que se mantuviera la esencia de la novela. Es una pena que en esta adaptación, algunos personajes sufrieran algunos cambios en sus historias que terminan por desdibujarlos. No vamos a decir a quienes nos referimos, pero van a notar con claridad como dos personajes secundarios, poco aportan a la trama en general. Otro punto negativo de It, es que si bien la película empieza con todo y se mantiene con un nivel de intensidad constante en la primera mitad, luego de esta parte y llegando al final se desinfla un poco; llegando a un clímax carente de impacto y que nos haga tener un mejor recuerdo de la película. De todas formas It es una buena película, que está bastante por sobre la media del género de terror. Con algunos cambios para mejor con respecto a la novela, y otros que no tienen mucho sentido, las dudas que había sobre este proyecto deberían irse disipando, ya que estamos ante la mejor adaptación cinematográfica de un libro de King en mucho tiempo.
Un veterano cazador de predadores de Wyoming encuentra un día el cadáver de una chica, y todo aparenta ser un asesinato. Al haberse encontrado el cuerpo en una reserva indígena, es enviada al lugar una inexperta agente del FBI. Ellos dos junto con el sheriff local deberán emprender la búsqueda del responsable del asesinato, mientras de a poco develan el peligroso y latente secreto que se esconde en el lugar. Hoy nos toca hablar de Viento Salvaje (Wind River en su nombre original), segundo film dirigido por Taylor Sheridan (guionista de Sicario y Hell or High Water). Así que ya con esos pergaminos, éramos varios los que nos esperábamos encontrar con algo de calidad. Pero creo que ni los más optimistas esperaban enfrentarse a semejante film. Viento Salvaje no es una película para todo público. Pero no porque sea muy complicada en su trama, o por exceso de gore; sino porque es una cinta muy cruda, realista, y que al igual que las obras ya citadas escritas por este director (quien acá también hace las veces de guionista), nos deja una sensación de patada en el estómago, que a muchos los va a incomodar. Pero además de la trama bien construida y pausada que construye Taylor Sheridan, también logra crear una atmósfera opresiva desde lo visual. Todo el tiempo veremos paisajes nevados, donde la nieve nos congela hasta los huesos; a la vez que sentimos esa soledad tanto emocional como física que padecen los personajes principales. Todo un logro y que nos hace querer ver más de este artista. Tanto la dirección como el guion también se apoya en actuaciones de alto nivel. Jeremy Renner vuelve a dar muestras de que es un actor soberbio y que merece más reconocimiento del que tiene; componiendo un personaje que habla lo justo y necesario, pero que en sus silencios y miradas transmite más que en sus palabras. Y la pobre y la criticada Elizabeth Olsen ya puede jactarse de tener una gran actuación en su carrera, alejada de las superproducciones y dándose el lugar componer un rol, muestra que es mucho más que una cara bonita. Cuesta encontrarle algo negativo a Viento Salvaje. Quizás lo menos bueno, por asi decirlo, es que la fuerza antagonista no se hace presente casi hasta el final; pero siendo un film de investigación, tiene sentido de que esto pase así, y nosotros como espectadores, descubramos al culpable junto con los protagonistas. Viento Salvaje seguramente termine en la lista de las mejores películas de este 2018 de varios analistas de cine; y con justa razón debe entrar. Cruda, realista, violenta y con un ritmo que no hace más que atrapar al espectador, no solo estamos ante un film prácticamente redondo, sino que somos testigos de lo que parece ser la más que prometedora carrera de Taylor Sheridan como director.
Michael Bryce es un guardaespaldas de elite, que se dedica a cuidar a gente que corre peligro de ser asesinada. Luego de que un trabajo terminara de la peor forma, el estatus y la fama de Bryce decayó bastante; pero su ex pareja le pide ayuda para que proteja a un asesino que puede condenar a la prisión a un ex presidente totalitarista de Bielorrusia. Bryce y el sicario Kincaid deberán dejar de lado sus diferencias ideológicas y colaborar para salir vivos y llegar al juicio a tiempo. Mucho se habló de Duro de Cuidar (The Hitman´s Bodyguard en su nombre original) ya que desde que comenzó su campaña publicitaria, la gran mayoría se sorprendió al ver una cinta de acción que intentaba parodiar a El Guardaespaldas, pero con Samuel L. Jackson siendo una maquina de decir insultos y Ryan Reynolds en el rol que mas cómodo le sienta. Bueno, por desgracia al que vaya esperando ver una gran buddy movie y pasársela en grande con muchos tiros y acción, y una cinta que no se tome en serio a sí misma; lamentamos decirles que este no es el caso, ya que el guionista Tom O´Connor nunca encontró el tono que le quería dar a su relato, oscilando entre una película seria y una cinta de acción sin prejuicios. Un claro ejemplo de esto es Gary Oldman, quien compone a uno de sus clásicos villanos serios y manipuladores; pero que parece sacado de otra película en comparación a los protagonistas. Peor aún es cuando con ellos interactúa un máximo de cinco minutos.. El resto del elenco, como se preveía, cumple sin más, tanto Jackson como Reynolds hacen los roles a los que nos tienen acostumbrados, y es gracias a la química que nace entre ellos que Duro de Cuidar se logra sostener como una buddy movie. En cuanto a la acción, se nos prometía mucha y muy buena; pero la duración de Duro de Cuidar se extiende más de la cuenta, haciendo que tanta adrenalina se diluya y que cuando terminemos de ver la película, solo recordemos una sola secuencia (eso sí, es muy buena y vale la pena volver a verla). Recopilando, Duro de Cuidar parecía ser un entretenimiento de esos que por ser tan honestos, terminaba haciéndose un hueco en el corazón y la memoria del espectador, pero la falta de coherencia con el tono que se le aplica a la historia, termina por lograr que estemos ante un film irregular, que se desdibuja, y que no sabe que quiere contar; y que solo se sostiene por la dupla protagónica. Lo peor de todo es que si vieron los trailers y el poster, la decepción va a ser aún mayor porque esas referencias que esperábamos, brillan por su ausencia.
Estamos en las semanas previas a la caída del Muro de Berlín, en plena Guerra Fría. A la espía Lorraine Broughton le encargan localizar a otro agente quien portaba una lista con todos los oficiales activos y sus determinadas misiones. Pero todo sale mal y ahora Lorraine deberá buscar ella misma la lista, asociándose con el imprevisible David Percival. Juntos deberán extraer gente que posee importante información, mientras intentan encontrar la famosa lista y descubrir a un doble agente. Casi al mismo tiempo que su estreno comercial en su país natal, nos llega Atómica (Atomic Blonde en su nombre original), una película que nos prometía acción old school como John Wick, y un apartado visual que a nadie dejaría indiferente. Y podemos estar más que agradecidos en esta ocasión, porque se nos cumplió lo que se nos había prometido. Ya desde el trailer se presentía una dirección dinámica pero concisa, donde todas la coreografías de peleas o persecución estaban filmadas como debería ser de forma obligatoria, es decir, con planos abiertos para que podamos ver en detalle que está sucediendo, y sin abusar de los cortes de plano para marear al espectador y hacerlo pensar que estamos viendo algo muy dinámico. De hecho, estén atentos para el mejor plano secuencia del año. Y quien saca mayor provecho a la sobria dirección de David Leitch es Charlize Theron. La sudafricana vuelve a lucirse en un film de acción y demuestra que su talento se presta para cualquier género, logrando que los fans pidamos que le sigan dando roles bad ass. Pero no solo se dedica a repartir piñas y patadas; sino que cuando la trama lo pide, derrocha sensualidad por todos los poros, haciendo de esta espía letal; alguien muy creíble y que seguramente termine en los tops de los mejores personajes vistos en cine este año. Pero ya que hablamos de trama, este apartado debe ser la pata floja del film. Y no porque no tenga sentido, sino que estamos en una de esas ocasiones donde el guion debe ser correcto y ya, para que el director pueda explotar los otros apartados (algo visto este mismo año con Baby: el aprendiz del crimen). Y por desgracia esto no pasa en Atómica, ya que el guión adaptado por Kurt Johnstad se enreda sin necesidad queriendo sorprender con giros; alargando el desarrollo de la trama y haciendo que por momentos Atómica se sienta un poco densa llegando al tercer acto. De todas formas la buena distribución de las escenas de acción, acompañadas con una banda sonora que también irá derechito a lo mejor del año (año que tuvimos grandes musicalizaciones como fueron Guardianes de la galaxia Vol. 2 o la ya citada Baby: El aprendiz del crimen). Atómica es una película de acción, pero lejos esta de pertenecer al grupo de “ver y olvidar”. Grandes actuaciones, una enorme dirección y buenas coreografías de peleas y persecuciones de autos, dan como resultado una de las películas más entretenidas y solidas de la segunda mitad del año. Y recomendamos encarecidamente que la vean en cine.
Samuel tiene todo lo que un hombre joven, soltero y despreocupado de la vida quisiera tener: carisma, un buen trabajo en una playa francesa, es atractivo y le va bien con las mujeres. Un día, luego de una alocada fiesta, aparece una mujer que conoció un año atrás con una bebe, su bebe. Luego de intentar rastrear a la madre de su hijo por Inglaterra, se resigna y decide aceptar ayuda. Así es como pasan ocho años y conocemos un Samuel distinto, donde cada día es una nueva aventura para él y la ya crecida Gloria. Pero todo cambia cuando la mamá biológica de la chica aparece reclamando tener un lugar en su vida. Nos llega desde Francia Dos son familia (Demain tout commence en su nombre original), un film que en apariencia y por su sinopsis parece un dramón de esos que la mayoría del público casual le escapa, pero ya al ver sus créditos iniciales veremos que no todo es moco y lágrima en este film. O al menos en gran parte de él. Una buena parte de responsabilidad para que Dos son familia funcione sin caer en el cliché, es de su protagonista Omar Sy, quien tiene tanto carisma para su papel, que se vuelve querible al instante, cuando en manos de otro actor podría haber resultado insoportable. Lo mismo decimos para sus momentos dramáticos, ya que al habernos enganchado desde el principio con su Samuel, sufrimos junto con él. Pero quien de verdad se lleva los aplausos en esta cinta, es la pequeña Gloria Colston. Esta muchachita de rulos no solo logra caer simpática y no ser un lastre para la trama (algo que por desgracia suele suceder con los roles infantiles), sino que además termina siendo la contraparte perfecta para el verborrágico papel interpretado por Omar Sy, ya que lo vuelve mucho mas creíble y no tan payasesco. Esto también se da gracias a la trama, que de a poco nos va dando pistas de lo que veremos en el tercer acto, donde la comedia y la diversión de padre e hija baja bastante de decibeles, y entramos en el lado dramático; haciendo que no sintamos que de golpe estamos viendo otra película, o que el guionista nos hizo algún mal truco para cambiar el rumbo. Es una lástima que quizás el personaje antagonista de la película, sea bastante cliché (de hecho supongo que la mayoría de ustedes ya se habrán dado cuenta de quién es). Quizás ese sea el punto más flojo de Dos son familia. Dos son familias es entonces, una entretenida película, en la que más de un padre se sentirá identificado; mostrando como un hijo nos puede hacer cambiar la percepción total que tenemos sobre la vida. De todas formas, y vale aclarar, que pese a las risas iniciales, lleven pañuelitos descartables, porque cuando vienen las lágrimas, vienen en serio.
El joven Jake Chambers tiene pesadillas recurrentes, donde ve como una enorme torre es destruida por unos seres no humanos. Estos hechos junto con su tendencia a dibujar cosas extrañas que él mismo piensa que están relacionadas con constantes terremotos alrededor del mundo; hacen que sus padres decidan a aceptar la ayuda de un hospital psiquiátrico. Pero nadie esperaría que en realidad sus sueños fueran realidad, ya que El Hombre de Negro y El Pistolero existen, y entre ellos decidirán el futuro del universo. Y finalmente nos llega La Torre Oscura, adaptación de quizás la saga magna de Stephen King, donde a su modo, homenajea a El Señor de los Anillos, pero usando su propio multiverso, donde varias novelas compartían personajes y donde como lectores para entender en su totalidad esta historia, debemos leer más de veinte libros. Mucho se nos anticipó a varios países de Latinoamérica, donde el film llega más tarde, que los miedos iniciales que todos los fanáticos de King se empezaban a confirmar. Las críticas que llegaban no eran demasiado alentadoras, y esto sumado a un mal planteo para encarar la adaptación, nos hacía suponer lo peor. Por desgracia nuestras sospechas no estaban ni cerca de ser lo que realmente terminamos viendo. Una de las mayores críticas que recibió La Torre Oscura ya desde el inicio de la producción, fue el cast de Idris Elba en el papel de Roland, en especial por el cambio racial que suponía dicha elección. Irónicamente Idris Elba termina siendo de lo mejor de la película, llevando de forma calcada la personalidad y presencia física que vemos en el Roland literario, lo mismo podemos decir de Matthew McConaughey como Walter, el villano de la historia. Y ahí hasta ahí podríamos citar las cosas positivas de La Torre Oscura, ya que el resto de las partes destacables, no pasan de referencias a antiguas adaptaciones u obras literarias de Stephen King, o algún diseño de producción que se asemeja a lo que leemos en toda la saga de La Torre Oscura. Porque este film no solo peca de mal adaptar una obra, sino que como película también es bastante floja, pareciendo más el típico pochoclo anual de alguna empresa que termina pasando sin pena ni gloria, y que no logra convocar tanto al conocedor del material original, como al espectador casual. Al menos desde esta web también les queremos decir que no se dejen engañar por las declaraciones de los responsables, que decían que esta es una versión alterna de la historia contado en los libros; agarrando la teoría del multiverso de King para justificar que hicieron una pésima adaptación y una película mediocre. Las cosas son como son y hay que ser sinceros. La Torre Oscura va a defraudar tanto a fans como a gente que nunca toco un libro en su vida; ya que estamos ante una historia sin alma, varias veces sin sentido; y que desperdicia dos buenos actores que hacen lo posible para salvar una cinta que seguramente veremos en las listas de lo peor de este 2017. Es una lástima que Stephen King siga dando el visto bueno para estas adaptaciones.
La guerra entre los simios y los humanos está llegando a su punto más violento, cuando un brutal Coronel empieza a alzarse comandando uno de los últimos grupos militares que quedan en pie. Luego de perder a seres queridos, Cesar al fin conoce lo que se siente el odio y la oscuridad, y decide ir el mismo a terminar con quien mató a sus cercanos. La guerra ya estaba declarada, pero ahora hay un gran giro que cambiará las cosas para Cesar, los militares, y el destino del planeta. Nos llega el final de esta trilogía que remekeo/rebooteo a una saga de las más icónicas de la historia de la ciencia ficción. Para todos fue una sorpresa cuando en el 2011 nos encontramos un film que más allá de atraer con su nombre, hacia las cosas bien y nos contaba una historia sólida, con buenas actuaciones, y unos efectos a la altura de la época. Pasaron seis años y podemos decir que El planeta de los simios: La guerra cierra de forma perfecta una de las trilogías mejor ejecutadas de este nuevo milenio, y que no tiene mucho que envidiarle a las originales. Si bien estamos en el 2017 y ya a esta altura no deberían existir superproducciones que posean mal CGI, el utilizado en El planeta de los simios: La guerra es de lo mejor que se vio en los últimos años, dando un paso hacia adelante en este apartado, y seguramente estemos ante una segura nominación al Oscar. Y debajo de todo ese CGI, tenemos al inmenso Andy Serkis dando otra actuación que muestra que el actor británico merece mucho más reconocimiento del que tiene. Pero como pasó en el resto de la saga, los personajes humanos están a la altura. En este caso es Woody Harrelson, en un personaje escrito de forma muy inteligente y que sorprenderá el parecido que tiene con cierto militar famoso del cine. Porque si algo tiene El planeta de los simios: La guerra, es que tiene un planteo por demás inteligente, donde se busca enlazar esta entrega con los acontecimientos por todos conocidos en los films de antaño, pero esto se logra de forma natural. Nada es forzado, ni explicado a las apuradas en líneas de diálogos como vimos con otra saga moderna perteneciente a un universo por todos conocidos (sí, estoy hablando de Star Wars) El guion escrito por Mark Bomback y Matt Reeves (quien vuelve a repetir en la silla de director) tiene muy pocas falencias, e incluso pese a que la película se extiende casi a las dos horas y media. Además tenemos que recordarles que Reeves estará detrás de la próxima película de Batman, así que las esperanzas de ver una buena cinta del murciélago, van subiendo. El planeta de los simios: La guerra es un gran cierre para una gran trilogía que supo hacerse un nombre propio pese a que pertenece a un universo ya existe. En una época donde las remakes y los reboots son moneda corriente, da gusto ver cuando se cae en esos términos, pero teniendo que hablar de una buena película.
Baby tiene un talento excepcional, y es que maneja como si tuviera el diablo dentro. Es por eso que es utilizado por un criminal local, Doc, como chofer de sus robos, y no solo por sus habilidades tras el volante, sino que Baby tiene una deuda monetaria con él. Pero todo se complica cuando Baby salda su deuda, empieza a conocer su chica, y al grupo de asaltantes se une un peligroso e impredecible miembro. Parece casi mentira que estemos hablando del primer film del director ingles Edgar Wrigth, que es estrenado en Argentina, ya que su famosa “Trilogía del Cornetto” no pasó por los cines locales, ni tampoco su adaptación del comic de Scott Pilgrim vs the World, y todos sabemos de su salida por diferencias creativas cuando estaba dirigiendo Ant-Man. Dicho esto, y para los que seguimos la filmografía de Wright, estamos ante una cinta 100% suya, ya que si en algo destaca este realizador, es en el particular estilo de montaje que realiza; alternando dinamismo tradicional con cortes buscos que acompañan el dialogo. En esta ocasión Wright se anima a más y vamos a ver que casi toda la película está regida por la música. Así es, el personaje de Baby (Ansel Elgort) padece un trauma por el cual escucha un zumbido, es por eso que durante todo el film lo vemos escuchando música con su ipad. Esta música no solo le da personalidad propia a la película, sino que es usada de forma brillante por Edgar Wrigth, quien hace coincidir los múltiples tiroteos que veremos, con los compases de lo que sea que este escuchando Baby en ese momento. Pero la película no solo se limita a un excelente montaje, sino que los actores todos tienen su momento para lucirse, ya sea desde el desaprovechado Jon Bernthal (que es acreditado como secundario y apenas aparece), hasta los intérpretes de mas trayectoria como Kevin Spacey o John Hamm. Y con esto incluimos al joven Ansel Elgort, de quien muchos desconfiaban por sus anteriores trabajos, pero que en esta ocasión esta a la altura del resto del elenco. Pero no todo es magnífico en Baby: El aprendiz de crimen. Si hilamos fino a nivel guion, estamos ante una película de robos más. Para aquellos que busquen una buena trama, con giros o mucha tensión, se van a sentir defraudados, aunque desde los primeros minutos está claro que la intensión del director era otra y no solo un buen film policial. Y aclaramos esto porque estamos seguros que quizás muchos salgan del cine defraudados; en especial el publico casual, que no le preste atención o no le interese ver un montaje original, y solo quieran ver tiros y robos. Baby: El aprendiz de crimen es una entretenida película que propone una edición salvaje, frenética y muy original, pero que a nivel trama se queda corta. Quizás no sea la mejor carta de presentación de Edgar Wrigth con el público argentino que no vio sus otros trabajos, pero aquellos que vienen siguiendo su carrera, se sentirán más que satisfechos.
Luego de los eventos de Capitán América: Civil War, Peter Parker pensó que su vida sería un sinfín de aventuras con sus nuevos colegas superhéroes. Pero nada de eso pasó, y tuvo que volver a su vida como un estudiante de instituto mas, que no es muy popular, la chica a la que él ama lo ignora, y para colmo, no sabe cómo usar sus poderes. Mientras vigila su vecindario y ayuda a la gente en problemas cotidianos, empieza a tomar presencia en el lugar un fabricante de armas que usa tecnología chitauri para sus fabricaciones. Y por fin llego el día. Al fin podemos ver Spiderman: de regreso a casa y el tan esperado retorno de Spiderman a Marvel como productora de cine, donde podrá (o eso parecía, o eso parece, ya ni nosotros sabemos el estado actual de la situación) compartir pantalla con los Vengadores y demás personajes del MCU. Pero además de eso, el film era esperado para ver si por fin se hacía un Spiderman más apegado a los comics. La película es muy entretenida, y eso se nota ya los pocos minutos luego de los créditos iniciales, con un Peter Parker que si es tímido y nerd, pero también extremadamente parlanchín, y comportándose como lo que es, un adolescente con poderes. Tom Holland se perfila para ser el mejor Peter Parker/Spiderman hasta la fecha, haciéndonos olvidar casi de inmediato de Tobey Maguire y Andrew Garfield. Y por si esto fuera poco, el resto de los secundarios acompañan más que bien. Mucho se habló del abuso de cierto personaje en los trailers, pero créanme que es eso mismo lo que veremos en el producto final, dándole lugar a que sea Spiderman quien cargue con todo el peso de la trama. En realidad, él y Michael Keaton. Keaton vuelve a interpretar un personaje que parece que fue escrito para sus dotes como actor, y lo hace a la perfección, intimidando cuando debe hacerlo; o siendo sarcástico cuando la historia lo pide, pese a que sea el villano de la película. De todas formas no estamos ante un film perfecto, ni siquiera brillante. Por desgracia los guionistas vuelven a tomarse libertades con respecto a algunos personajes o poderes de Spiderman. Si bien esto no molesta con el desarrollo de la trama, pareciera ser que nunca vamos a poder disfrutar del trepamuros al 100% tal y cual lo es en los comics. A esto hay que sumarle que en más de una ocasión se abusa del fanservice, y muchos de los chistes o referencias a la mitología del amigable vecino, no serán entendidas, o directamente desperdiciadas y mal utilizadas. También debemos mencionar que las dos horas y veinte que dura el film, se sienten, y entrando al tercer acto la trama se nota demasiado estirada, cuando quizás para este personaje en su primera incursión en el MCU, hubiera sido mejor una historia mucho mas chica, como la vista en Ant Man. Spiderman: de regreso a casa entretiene y cumple su función de redimir a un personaje tan mal usado y mal tratado como Spiderman, pero dista bastante de ser un film perfecto. Algunas libertades innecesarias de guion y un metraje excesivo terminan jugándole en contra a la ante última cinta del MCU que veremos este año. Y ahora, a esperar por el Dios del Trueno.