Brad (Will Farrell) es lo que se entiende por un hombre correcto, siempre haciendo las cosas bien, sin buscar conflictos, y ansía que los hijos de su esposa lo acepten y lo traten como su verdadero padre. Y parece que eso se va a terminar dando, hasta que aparece Dusty (Mark Wahlberg), el verdadero padre de los niños; un macho alfa que no dudará en recurrir a cualquier recurso y golpe bajo con tal de ganarse el efecto de su familia nuevamente. Will Farrell y Mark Wahlberg demostraron hace ya seis años, que tenían buena química a la hora de hacer buddys movies, en la poco reconocida The Others Guys, donde interpretaban a dos policías de personalidades distintas. Bueno, en Guerra de Papás pareciera que casi repitieran papeles pero en otra trama. Will Farrel vuelve a interpretar a un sonso, un buenudo que no responde ante las provocaciones o cachetazos de la vida, mientras que Mark Wahlberg se repite como tipo duro, de llevarse todo por delante y resolver las cosas “a lo macho”. Pero esta vez no hay crimen, si no que ambos compiten por el amor de los mismos chicos. A esta clase de comedias no hay que pedirle humor inteligente, ni con metáforas y dobles lecturas, porque históricamente Will Farrell jamás lo hizo. Tampoco estamos ante la típica película que los gags son a base de eructos y demás flatulencias, o mostrar partes íntimas de las personas; no, el mayor mérito que tiene este film son las líneas de diálogo que muchas veces caen en el ridículo pero dentro del juego propuesto, haciendo que uno se ría de la tontería que acaba de escuchar (y en esto el personaje interpretado por Thomas Heden Church es al que mejor se le aplica lo que digo). En realidad todo el elenco cumple muy bien sus roles, y esos diálogos absurdos no los dicen de forma forzada; quizás quien menos aprovechada esté es Linda Cardellini, que sólo hace de la mujer parte de la pelea de egos entre ambos hombres. Una lástima para alguien formada en la comedia que no la supieran aprovechar en más gags. De todas formas y aunque sea una comedia de corte “tonta”, estaría bueno que muchos padres se animen a verla y quizás, por medio de una película, entiendan que sus egos personales siempre tienen que estar por detrás del bienestar de sus hijos y dejar que ellos sean felices a su modo. En conclusión, Guerra de Papás es quizás la primera buena comedia en mucho tiempo, y eso dice bastante. En una época donde nos reímos de películas malas de distintos géneros, y los films cómicos sólo nos venían provocando bostezos, se celebra que pese a su simpleza y su carencia de doble mensaje y simbologías, tengamos una peli como Guerra de Papás, que nos hace reír de sus propios gags y no de lo malo que eran los guionistas a la hora de plantear la trama.
En un pueblo remoto de Turquía, cinco adolescentes crecen en un entorno familiar obsesionado con los valores de la tradición, en especial proteger la virginidad de la mujer. Bajo la dirección de la más joven Lale, las niñas desobedecen a su familia; esta lucha por liberarse se convertirá en un encantador intento de rebeldía, en una magnífica y conmovedora historia que involucra el pasado y el presente en la Turquía moderna. Si les digo un film turco (aunque es una co-producción entre Turquía, Francia y Alemania), sobre un grupo de hermanas oprimidas por los extremos valores tradicionales de dicho país, más de uno se replanteará seriamente el ver esta película, por algún prejuicio. No lector, hágame caso y siga leyendo. Casi imitando el comportamiento de las chicas protagonistas de la película, la directora Deniz Gamze Ergüven trata de alejarse del aspecto conservador que se mal prejuzga del cine proveniente de estos países, y lo hace mucho más cercano a un público general, mostrando sin caer (demasiado) en los golpes bajos, lo que tienen que padecer las mujeres que nacen en familias tan aferradas a viejas culturas. Así es como se nos presenta esta especie de Las Vírgenes Suicidas turca, con un grupo de chicas casi sometidas por el mandato familiar, y que intentarán revelarse a su modo, y hasta donde puedan sin sufrir castigos demasiados extremos. Todo bajo el punto de vista de la menor de ellas, Lale. El trabajo de las chicas a la hora de cargarse el film a sus espaldas es lo suficientemente bueno como para hacer llevadera y entretenida una peli que tenía todas las fichas para aburrir a un público no acostumbrado a estas historias; en especial el trabajo de Gunes Sensoy (quien interpreta a Lale), dotando el relato de una mirada bastante inocente para algunas cosas bastante fuertes que pasan. Y quizás eso sea algo que le juegue en contra al film, que es demasiado “buenaondista” y si bien a los personajes les suceden cosas un poco bastante heavys, el tono general de la película es de no querer caer en el dramatismo extremo, ni de entregar como producto final una cinta plagada de golpes bajos y escenas que incomoden al espectador. Aquellos que quieran un retrato fiel, real y crudo de lo que padecen las mujeres en dicha cultura, quizás salgan un poco molestos al ver que la directora se toma el tiempo suficiente para meter algunas secuencias que son incluso bastante graciosas. De todas formas la historia de Mustang tiene la suficiente fluidez como para que uno no deje de seguir el crecimiento de las chicas y se ponga a analizar estas cosas en el medio de la película, y es todo un acierto por parte de las guionistas (Deniz Gamze Ergüven y Alice Winocour) Mustang podría decirse que es una película apta para todo público, contrariamente a lo que se mal entiende de films provenientes de países que no sean los convencionales. Aquellos que no miran muchas de este estilo, si se animan, van a ver algo disfrutable y que jamás los aburrirá. Para aquellos más cómodos o con experiencia en estas historias, quizás la peli les termine dejando un gusto a poco al notar que la opresión a la mujer se toca sin demasiada brutalidad. Queda en el espectador si entra en el juego que propone la directora o no.
La Cabaña del Diablo nos muestra a un grupo de personas que quedan aisladas y deben no solo soportar una tormenta, también una presencia sobrenatural. No hay que ser curiosos Tras intentar recomponer la relación con su hija, un viudo, su nueva novia y los compañeros de trabajo de la joven Jill, sufren un accidente en los caminos rurales colombianos en plena tormenta. Tras refugiarse en un enorme caserón aislado, se darán cuenta que las inclemencias del tiempo es el menor de sus problemas; ya que dentro de la mansión se encuentra encerrado el mal mismo. Tu historia me suena La Cabaña del Diablo puede ser de esas películas que no importa el nombre, la trama en sí parece que ya la vimos en cientos de films similares, y peor aún, con nombres bastante parecidos a su titulo en castellano (mal trabajo de quienes lo tradujeron). Y lamentablemente ese “puede ser” inicial se transforma en una rotunda afirmación después de que terminamos de verla. Así es como vamos a ver actores desconocidos aislados en alguna casa en el medio de la nada, en una locación x (acá dicen que es Colombia, pero podría ser cualquier otro país del mundo y el resultado sería el mismo) y un elemento sobrenatural al que los protagonistas se deben enfrentar casi sin cuestionarse nada, en lugar de salir corriendo y no volver nunca más. Pero lo que me llama más la atención, es que decidieran situar la trama en Colombia, como si eso aportara algo a la historia en sí; y más dudas tenemos cuando vemos a los personajes hablan en un castellano que se acerca más al dialecto mexicano que al colombiano; y tampoco se usa la cultura o costumbres del lugar como para darle un contexto, o despegar un poco la historia de varias cintas parecidas que ya vimos. Pero el principal culpable de que esta sea una peli del montón, es el propio director Víctor García; quien tenía la oportunidad de realizar un film personal, de insinuar bastante y jugar con los espacios (casi todo el film pasa en el interior del enorme caserón); pero no, su dirección es bastante discreta y no solo no sabe usar la claustrofobia del lugar, no duda a la hora de mostrar innecesariamente; logrando que estemos la típica dirección que parece hecha por un estudiante de primer año de cine. Conclusión Poco queda para destacar del film. Quizás en sus tramos finales se le agrega una regla a la lucha contra el mal que si se hubiera sabido de entrada, o si estuviera mejor explotada, hubiera ayudado bastante más a un producto final muy plano y chato. La Cabaña del Diablo va a estar en esas maratones de películas de dudosa calidad en los canales de cable que ya todos nos imaginamos, siendo recordada mas como “esa peli, la que pasa en Colombia y hablan en mexicano” que por algún merito cinematográfico. Una lástima.
Escocia está sumida en una guerra civil, el Rey Duncan cuenta con pocos aliados, y uno de ellos es Macbeth (Michael Fassbender) y Thane de Glamis, quien a cargo de un ejército logra una victoria fundamental para Duncan. Gracias a su proeza es también nombrado Thane de Cawdor y tiene el gran honor de recibir en sus tierras al Rey. Pero sobre la mente de Macbeth pesa una gran duda, y es si seguir los pasos de una profecía dicha por tres espíritus o cumplir con su deber. Pero la sed de poder de Macbeth y su esposa (Marion Cotillard) es demasiado grande. Estamos ante una nueva adaptación de una de las obras más famosas de William Shakespeare, y la verdad que el trabajo realizado por el director Justin Kurzel (encargado de llevar al cine la adaptación del videojuego Assassin´s Creed, también protagonizado por Fassbender) está a la altura de las circunstancias. Su trabajo es notable a la hora de darle toda la épica que un relato así merece tener, con unos planos y el uso inteligente de una potente banda sonora para resaltar los momentos dramáticos, el pesar interno que sufren los personajes, pero también a la hora de verlos exteriorizar sus pensamientos en monólogos. Aunque quizás esto sea el punto más flojo de la película. Y es que nadie está a la altura de criticar los escritos de Shakespeare, pero el casi abuso del recurso de que todos los personajes por momento reciten literalmente líneas de la obra, seguramente va a afectar en el público, especialmente en aquellos que no están familiarizados ni con el escritor inglés, o con el teatro en sí (se quiera o no, esta herramienta le da un toque teatral a cualquier film). Pero ahí es cuando los actores sacan la cara y le dan una personalidad enorme a cada rol. Tanto Fassbender como Cotillard están a la altura de tan míticos personajes, y cumplen a la perfección sus roles. En especial cuando Fassbender empieza a caer en ese círculo de paranoia desconfiando de todo y todos. Una lástima que el tercer actor que se destaca, Sean Harris (el villano de la última Misión Imposible) como Macduff, salga tardíamente en la película, porque hubiera sido el contrapunto ideal para el Macbeth de Fassbender. Cuando arranqué el análisis, destaqué a la pasada la banda sonora de Jed Kurzel (a quien ya escuchamos en The Babadook). No es por exagerar, pero sería bastante injusto si tanta potencia musical no queda entre las nominadas en los próximos premios Oscar. Macbeth es una película complicada de analizar, porque ya vimos varias (grandes) adaptaciones como la realizada por Akira Kurosawa, Trono de Sangre. Pero por suerte para los amantes de la novela, esta apuesta está a las alturas tanto del libro como de su predecesora, y seguramente saldrán complacidos del cine. A los nuevos espectadores, desde acá les pedimos que les den una oportunidad, que seguro no van a terminar defraudados.
Navidad, época donde todos deberíamos ser felices, pero nunca pasa. Un chico, harto de que su familia y el resto de la gente se viva peleando en esta fecha, desata sin querer el poder de Krampus: el terror de la Navidad. Navidad, navidad, blanca navidad Max ama la navidad. Pese a que sabe que Papa Noel no es real (si gente, era hora que lo sepan), adora el espíritu navideño de compartir y ser felices; pero tanto sus compañeros de colegio, y sobre todo, su familia, se empeña en demostrar que esta fiesta en realidad es todo lo contrario. Luego de otra cena navideña que termina con una pelea, Max desea internamente que todos desaparezcan. Pero hay deseos que nunca deben pedirse. Cuidado con lo que deseas Si piensan que Krampus: El Terror de la Navidad es otra peli que se agarra de esta fecha para hacer un film de horror de dudosa calidad, solo tienen que mirar los primeros minutos para saber que estamos ante una comedia con pincelazos de terror, y que cuando este ultimo hace su aparición, tampoco es muy serio que digamos. Definitivamente los mejores momentos de Krampus vienen con las líneas de diálogos de sus personajes, no solo haciendo referencia a personas o eventos reales, si no porque más de una vez dicen lo que todos pensamos cuando nos toca juntarnos a cenar, y a hacer que nos llevamos bien con gente que en el resto del año no soportamos. Y en este apartado se destaca el reparto adulto, en especial Cochata Farrell (nuestra querida Berta en Two and a Half Men) como la amargada y mal llevada Tía Dorothy, y a David Koechner repitiendo el personaje que mejor le sale, un pueblerino mal hablado y bastante básico que ve como debiluchos y cobardes a casi todos los demás. Pero aunque el mayor potencial de su guión está en los diálogos, también deja en evidencia la indecisión de los guionistas Todd Casey, Michael Dougherty (también director del film) y Zach Shields en apostar por completo a una comedia negra con tintes de cine clase b con presupuesto, o por el contrario, una de terror clásica. Dougherty también falla en los compases finales de la película a la hora de mostrar demasiado a las criaturas que acechan a esta familia, no solo porque le quita misterio al relato, si no porque algunos de estos bichos no están del todo logrados. Conclusión Krampus: El Terror de la Navidad es una entretenida película, con varios aciertos a la hora de construir gags y diálogos cargados de sentido del humor y malicia; pero que falla a la hora de moverse entre dos géneros y no jugársela por darle predominio a uno. En un año donde los buenos films que bordean lo bizarro escasearon, Krampus se podría posicionar como lo mejorcito sin hacer demasiado esfuerzo.
n el Conurbano Bonaerense, en un hospital público, un médico nochero hace su última guardia. La noche empieza mal cuando le traen un joven ladrón que debe dejar morir por pedido de la policía. Y todo se vuelve aún peor cuando la banda del Nafta Súper lo toma de rehén a él y a su enfermera Nilda. Ahora, el Doctor Gonzales deberá mantener a Nafta Súper vivo hasta que amanezca, mientras la policía intenta entrar al hospital para liquidar a toda la banda. Pero nada es lo que parece, y se estará por dar una noche inolvidable para todos. Kryptonita es la adaptación de la novela homónima escrita por Leonardo Oyola, donde se parodia y homenajea en partes iguales, a unos personajes que todos conocemos: La Liga de la Justicia. De hecho, el libro podría funcionar como uno de esos cómics de DC llamados “Elseworlds”, donde los superhéroes tienen una versión alterna al universo regular donde se mueven. Por ejemplo, “Hijo Rojo” nos relata la historia de Superman pero con la variante que su nave cayó en el bando socialista en plena guerra. Bueno, Kryptonita podría entrar dentro de esas versiones alternas, pero con los personajes moviéndose a niveles callejeros, en las villas del Gran Buenos Aires, siendo tumberos pero de buen corazón, y acosados por una policía que los ven como una amenaza para sus propios chanchullos. Ya se imaginaran que el tono de la película es bastante bizarro y nunca se toma en serio a sí misma, y ahí está su genialidad. El director Nicanor Loreti y su compañero de guión Camilo De Cabo supieron captar la novela de Oyola a la perfección, y respetaron el tono poco serio, de parodia y homenaje que desprende a cada página. Y también supieron entender de qué prescindir a la hora de realizar la adaptación, dando como resultado una película que va a dejar contentos a quienes disfrutaron el libro. Pero la película no sólo es buena por su guión o su estilo. A nivel actoral podemos ver trabajos profesionales (que la peli sea en broma no choca con esto) de alto vuelo. En especial de Lautaro Delgado, quien tenía el papel más difícil de todos (interpretar a cierta heroína que tiene un lazo, pero siendo un travesti); lejos de los lugares comunes o los chistes obvios, Delgado construye un personaje emotivo y querible casi de inmediato. También hay que destacar a Diego Cremonesi (muy rápido y de rojo), quien lleva el relato adelante y es como la voz relatora que nos va introduciendo en esta historia de dioses y hombres tumberos. En realidad, casi todos los actores tienen su momento para lucirse. Es una lástima la inclusión de Sebastián De Caro en la película. No porque su personaje no aparezca en la novela, sino porque realmente es la única mancha negra en un film totalmente redondo; dando una interpretación pobrísima, como si alguien le estuviera sosteniendo el guión fuera de cuadro y él leyéndolo. Si bien aparece poco, y no le resta demasiado al conjunto, su rol podría haber caído en manos de un actor de verdad. Si entre los lectores hay fans de Carpenter, esta película es totalmente recomendable para ustedes, ya que estamos ante una versión argentina de Asalto Al Precinto 13, pero con bastante humor añadido a la historia y la re lectura de La Liga de la Justicia. Pero no sólo aparece el sello del “Maestro del Terror” en el relato, con escuchar unos acordes de la banda sonora su imagen se nos viene casi de inmediato. Kryptonita claramente no es una película para todo el público, y de hecho es bastante de nicho. Aquellos que no son fans de los superhéroes, o que no son de mirar films con un tono tan desprejuiciado y autoconcientes de sí mismos; no sólo no la disfrutarán, sino que no entenderán qué se le ve de positivo. En cambio, si se es lo contrario (lector de cómics o amante del cine serie b con presupuesto) estará ante una de las mejores películas que dio el cine argentino en lo que se refiere a films de esta clase, muy disfrutable, con momentos tiernos, de acción y comedia todo bien balanceados. Film de culto instantáneo.
El crimen de la hija de un famoso rugbier es tan solo la punta del ovillo de una gran campaña de corrupción en Operación Zulú. Verdaderos detectives Brian y Ali son dos detectives de homicidios en la zona más violenta de Sudáfrica. Luego de encontrar muerta a la hija de un famoso jugador de rugby, empezarán a investigar lo que aparentemente es un caso de drogas; pero tras la muerte de un compañero y amigo de ellos, se irán metiendo en una red de corrupción, tráfico de drogas experimentales y multinacionales que planean segregar la tierra africana. Crimen ya visto Operación ZulúOperación Zulu nos propone de nuevo la trama de dos policías honestos (aunque con vidas personales bastantes problemáticas y destruidas) que se enfrentan a un caso que los supera, pero irán contra viento y marea para tratar de develar la verdad. Los Ángeles al Desnudo, Mississippi en Llamas, Seven, más cerca en el tiempo desde España La Isla Mínima, y hasta en la tv la reciente True Detective nos plantean escenarios similares donde genuinos detectives a duras penas pueden contra el sistema; y por desgracia para Operación Zulu, todo esto ya fue mucho mejor planteado que en la película que nos ocupa hoy. No tiene nada de malo que películas se parezcan entre sí, pero la gracia es que cada una de las citadas en el párrafo anterior tenía una particularidad que las destacaba y las hacia tener personalidad propia, mientras que Operación Zulu solo nos muestra un escenario poco explotado en Hollywood a la hora de filmar, y nada más. A esto se le suma que a nivel actoral tampoco vamos a tener mucho que destacar. Orlando Bloom sigue en su línea de apatía, y carencia total de carisma, pese a que tenga un personaje bastante jugoso con matices a explotar, el británico simplemente es un actor mediocre. Forest Whitaker tampoco hace demasiado para opacar a su compañero, aunque tiene un par escenas dramáticas donde si puede mostrar algo de su talento. Quizás lo más destacable de Operación Zulu es el grado de violencia que maneja, y que el director Jerome Salle supo plasmar a nivel grafico en el film. Salle no titubea a la hora de mostrar desmembramientos o impactos de balas en cualquier lugar, y seguramente los momentos y escenas de pelea sean de lo más rescatable del film. Conclusión Operación Zulu es una floja película, que no muestra nada innovador en el sub genero de “pareja de detectives”. Pero la gran pregunta que nos plantea, es ¿Por qué estrenan una película del 2013? Eso nunca lo sabremos…
Un maltratado jorobado es el payaso de un circo, y el chivo expiatorio para todos los integrantes de este. Pero tras salvar a una compañera de un accidente, el joven Victor Frankenstein lo adopta como asistente. Ahora, ya curado de sus males físicos y bautizado como Igor, el muchacho ayudará a su nuevo amigo y maestro en perseguir su descabellado sueño, darle vida a cuerpos muertos armados con diferentes partes. Victor Frankenstein supuestamente nos iba a contar una vuelta de tuerca a la clásica historia del doctor loco y su creación (en el imaginario popular, el libro de hecho es bastante distinto), pero en realidad la película se encuentra a medio camino entre una precuela, una nueva versión, y contar lo que ya vimos decenas de veces en el cine. Así es como conocemos “la historia nunca contada” de Igor, quien entre maltratos físicos y psicológicos en el circo, se dedicaba a estudiar medicina e ir cultivando su mente, mientras desde las sombras ama en secreto a la bella trapecista Lorelei. Y a través de sus ojos vamos conociendo y viendo la retorcida vida y visión del joven Victor Frankenstein y como ambos van a compartir dicha meta. Y hasta ahí llega la vuelta de tuerca que proponen los guionistas Max Landis (que en su haber tiene la divertida Poder Sin Limites), porque el resto ya es historia conocida por todos, así que dudo que alguien tome como spoiler el saber que Victor Frankenstein se enfrentara a su familia y la sociedad de medicina debido a sus radicales ideas, y que todo se le irá escapando de las manos hasta el archí recontra conocido clímax donde veremos a la criatura. Si hasta ese momento, como espectador, aun conservan un mínimo de interés por la película, es pura y exclusivamente por el buen trabajo que hace todo el elenco, en especial el trió compuesto por James McAvoy, Daniel Redclife y Andrew Scott (Moriarty en la serie Sherlock); de hecho, Scott tiene en mi opinión el mejor personaje de la película, representando una antítesis de lo que es Victor Frankenstein. Con tan escasa materia prima el director Paul McGuigan (entre lo más destacable de su carrera veremos un par de episodios de Sherlock) se las ingenia de todas formas para darle un poco de personalidad al relato. De hecho, cuando tanto Igor y Victor Frankenstein imaginen como funcionan el esqueleto y órganos de los seres vivos, más de uno se acordará de los razonamientos de nuestro querido Sherlock Holmes en su versión inglesa. El resultado final de Victor Frankenstein es una película bastante plana, que lejos esta de darnos lo que nos habían prometido, una nueva versión del relato y conocer al hombre detrás de la bestia. Con apenas un par de elementos agregados a la historia que la mayoría conoce como principal (vuelvo a insistir que dicha imagen dista bastante de la novela de Mary Shelly), volvemos a ver otra vez mas de lo mismo, haciendo que una película que apenas dura 109 minutos se nos haga larga y densa.
Cameron y Maggie parecen una pareja feliz. Pese a que él venga de cuna de oro, ambos quieren llevar las riendas de sus propias vidas, y al poco tiempo de casarse, son bendecidos con dos hermosas hijas. Pero Cameron empieza a sufrir ataques maníacos depresivos y debe ser internado. Ante la ausencia de él, ella debe conseguir un trabajo y la única forma posible de lograrlo es estudiando por un año alejada de sus hijas; así es como Cameron debe hacerse cargo de las niñas mientras aún lidia con su enfermedad y subsisten aceptando a regañadientes la ayuda de la familia de Cameron. Sentimientos Que Curan puede sonar a uno de esos dramones que se hacen buscando ganar premios, y que apelan sin razón alguna al golpe bajo sólo para conmover al público más sensible y visceral que se emociona con cosas obvias. Bueno lectores, de eso (por suerte) van a encontrar poco y nada en este film. Si bien es un drama, la trama no va a girar en torno a los problemas económicos de los Stuart, o si Cameron perderá el derecho a ver a sus hijas debido a su enfermedad. Debo reconocer que cuando inició la película, tenía miedo que todo se encaminara a otro film sensiblero estilo En Búsqueda de la Felicidad, pero nada más errado de la realidad. En esta ocasión, vamos a ver una historia de superación y conocimiento, tanto propio y para con los demás. Como Cameron se irá dando cuenta de que es capaz de hacer cosas que los demás dudan, y por otro lado entablar por fin una verdadera relación de padre-hijo con sus pequeñas. Todo esto se vuelve creíble principalmente por el enorme papel que hace Mark Ruffalo. No solo por cargarse prácticamente toda la película a sus espaldas; si no por lo verosímil que se nos hace su personaje, con varios matices que veremos de forma natural: jocoso, volátil, amistoso y cariñoso. Pero como dije, Ruffalo no está solo y las chicas que interpretan a sus hijas Amelia (Imogene Wolodarsky) y Faith (Ashley Aufderheide) logran componer a las hijas de forma bastante aceptable. Se sabe que en el cine trabajar con chicos es peligroso, porque pueden dar como resultados personajes insoportables que lejos de encariñar al espectador, lo repelen. Por suerte en esta ocasión no se da y las pequeñas se complementan a la perfección con Ruffalo. Es una lástima que Zoe Saldana salga poco y nada en el film, aunque para la historia su presencia no se requiere demasiado. Si la película funciona, es por la acertada elección de Maya Forbes (directora y guionista) a la hora de escribir el guión. Como mencioné más arriba, evita caer en lugares comunes y logra construir una historia amena y llevadera que nos sacara más de una sonrisa; aunque como punto en contra podemos decir que para Cameron y sus hijas parece todo salir demasiado bien siempre, no mostrando un gran conflicto sinceramente. Sentimientos Que Curan es una película chiquita, que apunta a hacerle pasar un buen momento al espectador y conmover un poco pero sin buscar la obviedad; y en este apartado funciona y para quienes quieran escapar de los grandes tanques de Hollywood, acá tienen una opción más que válida.
Un matrimonio de la tercera edad decide hacerse una escapada y pasar un fin de semana en París, mientras enfrentan problemas personales y de pareja. Los problemas no se quedaron en casa Meg y Nick tienen lo que todas las parejas de su edad quieren tener: buenos trabajos, hijos y un buen pasar económico. Mientras deciden pasar un fin de semana en París como aniversario de su luna de miel, empiezan a salir a la luz sus problemas. Y no solo laborales, también de su en apariencia idílico matrimonio, que está llegando a su fin, además de deudas económicas y problemas con sus hijos. Historia ya vista Un viaje a Paris, mucha gente que parece tener un máster en filosofía, psicología, “opinología” y experiencia de vida. Si, seguramente ya se aburrieron o pensaron que ya vieron esta trama cientos de veces y razón no les falta, porque pese a no ser una mala película, el mayor problema de Un fin de Semana en París es lo poco arriesgada y original que es. Tampoco ayuda que el guion empiece a mostrar de forma tan obvia los problemas conyugales que tienen Meg y Nick; no porque no sean creíbles, si no por el grado de violencia verbal que tienen entre ellos, haciéndonos ¿pensar como se soportaron tantos años si se agreden tan fácilmente?. Pero todo se torna creíble y verosímil gracias a las enormes actuaciones de Lindsay Duncan y Jim Broadbent como Meg y Nick respectivamente. Tanto la agresión verbal y en cierto punto física que vemos entre ellos, en manos de actores mediocres podría haber quedado hasta ridículo, pero al verlos nos creemos de inmediato que llevan décadas de un matrimonio desgastado pese a que constantemente, ante terceros, se juran amor. Es una pena que el personaje interpretado por Jeff Goldblum tarde tanto en aparecer en la historia. No por lo que representa como personaje en sí, si no porque con el vienen varias situaciones que por lejos son lo mejor de la película y nos permite ver a Nick y Meg interactuar con otras personas y mostrarse tal cual son fuera de la mirada del otro. También hay lugar para los homenajes. Si estamos en París, no podían faltar las referencias al cine clásico francés, y el director Roger Michell no pierde la oportunidad de hacer más de un guiño (a veces bastante obvio, otros geniales) a la Nouvelle vague; que seguramente el espectador al que apunta esta película va a notar y apreciar. Conclusión Un fin de Semana en París es una película que apunta a un público muy específico, y que suelen amar esta clase de propuestas. Para el espectador común, seguramente no se aburrirá pero sentirá que está ante una cinta poco arriesgada y que recorre todos los clichés de las películas en París. Como todo film de nicho, tendrá sus amantes y detractores, pero claramente no es mala y eso no se podrá discutir.