La Jugada Maestra nos muestra los momentos previos y el ya mítico juego de ajedrez entre los respectivos campeones de sus países; Bobby Fisher por Estados Unidos, y Boris Spassky por la Unión Soviética; en pleno apogeo de la Guerra Fría.Biopic sobre un partido de ajedrez, que en algunos países de Latinoamérica es estrenado un par de años después de su lanzamiento en Estados Unidos. No, no salgan corriendo lectores, primero lean la review y después si salgan corriendo despavoridos.Si son de los que no saben ni cómo mover una ficha de ajedrez, y piensan que dos hombres sentados moviendo piezas sin hablar por horas es algo aburrido; imaginen esto llevado a una película donde el clímax es eso, la serie de juegos de ajedrez entre ambos campeones nacionales.No estamos ante una película totalmente aburrida; pero luego de verla queda claro que con lo que se quería contar, daba mucho más para hacer un buen documental que indagara en la vida de Bobby Fisher y sus allegados, y no queriéndonos contar que detrás de esa genial mente para el juego de estrategia, había una persona paranoica y con grandes problemas de relación con otras personas.Que quede claro algo, hay films que tocan temas que quizás a uno no le interesen demasiado y que terminan siendo peliculones; como es el caso de Rush y el automovilismo que a mucho nos aburre. Otros casos son como el que vemos en La Jugada Maestra (Pawn Sacrifice en su idioma original), donde por más que se quiera hacer entretenido el asunto, no hay forma de que enganchen al público promedio.A esto hay que sumarle que a nivel actoral no vamos a ver grandes trabajos. Tanto Liev Schreibery Peter Sargsgaard dan papeles correctos como suelen tenernos acostumbrados, pero es que Tobey Maguire exaspera con su eterna cara de sufrido; es peor cuando en La Jugada Maestra intenta parecer pensativo y solo entreabre la boca como único recurso.La Jugada Maestra es una película que comete el grave error que ningún film debe cometer, y es el de dejar indiferente al espectador. Se puede terminar haciendo una buena o mala película, pero si en el producto final no se genera nada para quien la vio, estamos hablando de una propuesta fallida cuanto menos.Quizás a los amantes del ajedrez les sume un plus volver a ver una historia que es clave en el mundo de dicho deporte, pero para el público en general, desde este humilde lugar le decimos que contemplen otras opciones a la hora de entrar a la sala de cine.
“Ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón” reza la dicho que también intentará definir quién le roba a quién en esta nueva co-producción argentino-española. Ladrones de medio pelo Un grupo comando irrumpe en un poderoso banco español. En un principio parece ser un simple robo, pero poco a poco las cosas se irán complicando, tanto para los criminales como para las fuerzas de la ley. Es que no es dinero lo que buscan los asaltantes, si no algo que podría poner en peligro a la mismísima corona española. Cien Años de Perdón pintaba bien, muy bien. El trailer nos mostraba una de asaltos a bancos al estilo El Plan Perfecto, con los ladrones jugando a placer con la policía, estando varios pasos por delante y siendo verdaderos profesionales. Pero a los pocos minutos notamos algo a nivel guion que se podría tomar como una alarma. No es un spoiler ni nada parecido, pero rápidamente vemos a Rodrigo De La Serna puteando con modismos argentinos -aunque su personaje se llama El Uruguayo- y a un policía anotando en su libreta como primera pista la palabra “argentinos”. Es una escena que nos hace reír y nos saca totalmente del policial serio que se nos prometió. Es sólo un avance que nos hace el guion para mostrarnos que su responsable, Jorge Guerricaechevarría (usualmente un genio en la materia), nunca se decidió entre el policial o la comedia de atracos. Este es un lastre que sufre el film en sus 98 minutos de duración. Saltando entre géneros y logrando que el espectador no se tome en serio la película, a pesar de la solemnidad que transmite de a tramos. Si eligen verla como una comedia, tanta seriedad los va a aburrir y probablemente le echen un vistazo al reloj en más de una oportunidad. Sumemos que pese a tener un buen elenco, los actores están bastante desaprovechas en personajes desdibujados. Y peor aún, con alguno de ellos (De La Serna, por ejemplo) hablando en “argentino” pero intercalando palabras que no se usan demasiado aquí pero si en España. O al insoportable ladrón que compone Joaquín Furriel, haciéndonos acordar en más de una oportunidad al Faisán compuesto por Nicolás Vázquez en Kryptonita, y ya sabemos todos como terminó eso. Quizás lo más destacable de Cien Años de Perdón sea lo referente a los apartados técnicos. La dirección de Daniel Calparsoro y la fotografía con tonalidades frías que decidió usar, dotan al relato de un dramatismo visual que a nivel historia claramente no tiene. Conclusión Cien Años de Perdón tenía bastante materia prima para ser una de esas buenas co-producciones entre Argentina y España. Pero debido al pésimo guion que nunca se decide a que género a atacar, tenemos como resultado un film aburrido, y en muchos casos, sin sentido.
Un barco se parte a la mitad en plena tormenta y tiene las horas contadas antes de naufragar. Mientras, un pequeño grupo de la Guardia Costera hará lo imposible para rescatarlos. La tormenta perfecta Bernie Webber es miembro de la Guardia Costera de poblado de Nueva Inglaterra; está por casarse y es querido por la mayoría de los habitantes del pueblo. Su tranquila vida parece terminarse cuando debe ir en una pequeña embarcación y con una reducida tripulación a socorrer un barco petrolero que se partió a la mitad. Ahora, Webber deberá demostrar lo que vale mientras los miembros del varado buque deberán hacer lo posible para resistir hasta que los rescaten. La misma lluvia Si leyeron la sinopsis, y antes de que esto les parezca una falta total de ideas, vale aclarar que el film está basado en hechos reales, y que el director Craig Gillespie (responsable de la remake de Fright Night) se encarga tanto al principio como al final de la cinta, de aclarárnoslo. Y aunque esté basada en uno de los casos más famosos de salvataje marítimo en la historia de Estados Unidos, el mayor problema que tiene Horas Contadas es que a cada instante sentimos que lo que estamos viendo en pantalla ya lo habíamos presenciado en muchas otras pelis de barcos hundiéndose. Y esta sensación de constante deja-vu le juega muy en contra a lo bueno que si tiene para ofrecer el film. Horas Contadas no es mala, pero el hecho de que la temática fuera usada hasta el hartazgo, y que los personajes sean todos un cliché viviente definitivamente no ayuda. Tendremos al héroe que se probará a sí mismo, al que sólo se queja y no aporta ideas, al renegado de buen corazón y al jefe medio idiota y odiable. Peor aún es el único personaje femenino de relevancia, el de la novia/esposa del protagonista, uno de los más insufribles que vamos a ver en el año. Sin duda lo que más se destaca de Horas Contadas es el apartado técnico. Todas las escenas en alta mar (que es el grueso del film) son de una factura impecable y vamos a sentir el mismo frio que debieron sentir los protagonistas. Lo mismo va para las escenas donde el enorme petrolero sufre el accidente y tienen que maniobrar con medio barco. Esto es lo que más justifica el valor de la entrada del cine, porque el resto suena a repetido. Conclusión Horas Contadas es una aceptable película, de esas que uno suele afirmar que “es para verla en el cine por los efectos, porque lamentablemente no aporta nada al cine catástrofe de naufragios. Ni el elenco, ni la veracidad de la historia puede destacarla por sobre films como Poseidón o La Tormenta Perfecta, y más allá de sus logros técnicos, es el conjunto lo termina pasándole factura a Horas Contadas.
Norm y los Invencibles intenta hacerse un lugar en la peleada grilla del cine de animación, con un mensaje ecológico para los más pequeños ¿Lo logrará? Yo vivía en el ártico muy contento… Norm es el hijo del líder del Ártico. Pese a ser un oso polar, es mejor bailando que cazando, pero tiene un don que sólo su abuelo poseía: hablar el idioma de los humanos. Cuando estos intentan empezar a poblar su congelado hogar, Norm deberá usar su don y carisma para intentar evitar que la gente eche a perder su hábitat. Solo para los más chicos Algo que salta a la vista tanto en el trailer como con la sinopsis de Norm y los Invencibles, es que estamos ante esas pelis de animación que apuntan directamente a los más pequeños de la casa, y únicamente a ellos. Si son padres, olvídense que también se van a reír como pasaba con Shrek (cuando era gracioso) o en la reciente ganadora del Oscar, Intensa-Mente. Esto se hace patente casi a cada momento cuando el humor empleado en el film es a base de caídas, reacciones exageradas o las constantes escenas de baile y canciones que pueblan la trama de Norm y los Invencibles ¿Esto es algo malo? No, para nada, de hecho la película se toma la molestia de dejarles un lindo mensaje a los nenes (que no destruyan el ambiente natural de los animales), algo que films similares y para un mismo público, no siempre intentan hacer. Pero así como tiene un gran acierto en el mensaje, hay varias cosas fallidas en Norm y los Invencibles. Una de ellas es la insistencia de establecer sus propios minions, pero esta vez con unos lémures que a cada rato van a hacer poses de artes marciales o sobreviven a casi cualquier cosa; y la sobreexplotación de estos le resta bastante a la película. Cuesta también ponerse en exigente ante esta clase de films, porque uno como adulto (lo tengo que admitir) se aburre y el film se termina haciendo un poco tedioso. Pero también hay que saber entender que no es a uno a quien estaba apuntada la película, y sí a chicos de máximo diez años; por lo que no nos podemos poner demasiado puntillosos y buscarle doble o triple lectura al guion. Conclusión Norm y los Invencibles es una simpática peli animada y listo. A los más chiquitos (reitero que tienen que ser menores de diez años) les va a sacar unas cuantas risas y se van a encariñar con el oso Norm y sus Minions, digo, lémures. Pero el resto del público sólo tiene que disfrutar de los pochoclos y la gaseosa, mientras espera que el film se termine rápido.
Estamos en plena Segunda Guerra Mundial. En un campo de concentración, varios judíos húngaros deben trabajar casi como esclavos para los alemanes, con tal de que no los maten. Así lleva sus días Saúl, recogiendo los cuerpos de los muertos en las cámaras de gas. Pero un día se da un pequeño milagro en tan horrible lugar; un niño sobrevive a la cámara, pero es matado rápidamente por los médicos. Ahora Saúl hará lo imposible para darle un entierro digno al chico, poniendo su propia vida en peligro.Es bastante difícil hacer una película dramática sobre la Segunda Guerra Mundial, desde el lado de los judíos, sin caer en el lugar común o los golpes bajos para emocionar al espectador. Así que si entre los lectores al leer la sinopsis pensaron que El Hijo de Saúl viene por ese lado, voy avisando que por suerte no; no recurre a tan baja herramienta.Si, hay imágenes extremadamente fuertes y no aptas para gente sensible, pero uno de los grandes aciertos que tiene El Hijo de Saúl es el estilo de dirección que decidió usar el realizador László Nemes (también es uno de los guionistas). Así es como a lo largo del film vamos a ver varios planos secuencias mientras Saúl recorre este infierno terrenal, y de fondo como los nazis exterminaban gente de las maneras más brutales que se puedan imaginar.Pero los planos secuencias no están solo para disimular la dureza de las imágenes. También sirven como forma para entender ese laberinto de horror en el que tiene que vivir Saúl y sus compatriotas si no quieren morir; un día a día que es una tortura en sí misma.Pero El Hijo de Saúl no solo se fundamenta en una muy buena dirección, si no también en el enorme trabajo que realiza Géza Rohrig al componer a nuestro protagonista, Saúl. En él no solo vemos lo que tienen que padecer esta nueva versión de esclavos, sino la obligación y el deber que se autoimpone Saúl al ver una mínima cuota de esperanza de salir de dicho infierno.El Hijo de Saúl así se aleja bastante de las temáticas que suelen tocar esta clase de films ambientados en la Segunda Guerra Mundial, y nos propone una nueva perspectiva, donde alguien intenta hacer una última buena acción a sabiendas que en cualquier momento puede morir ya que su vida no depende de él.Es entendible que muchos no la miren en el cine, o directamente no la vean nunca, debido a la sobrecarga de películas similares que se vienen viendo últimamente, en especial en las semanas previas a los premios Oscar; pero El Hijo de Saúl tiene los suficientes méritos para tener personalidad propia y despegarse de ese grupo; proponiendo algo nuevo a la mayoría de los espectadores.Para aquellos que le escapen a los tanques comerciales o ya se vieron la mayoría de los films nominados a la categoría de Mejor Película en los Oscar, El Hijo de Saúl es una buena opción para ver algo distinto en un género que pareciera estar sobrecargándose.
Bus 657 nos cuenta el atraco a un casino por parte de sus empleados, y la violenta venganza del inescrupuloso dueño de las maquinitas y ruletas. Mejor ahorrar Vaughn (Jeffrey Dean Morgan) tiene a su pequeña hija internada y necesita una operación, pero lamentablemente no tiene el efectivo para pagar la intervención quirúrgica. Luego de que su implacable jefe, Pope (Robert De Niro), le niegue un préstamo, un compañero de trabajo se acerca con una idea: robar el casino donde trabajan. Pero nada sale como esperan, y se vuelven el centro de una persecución televisada, mientras la policía y los hombres de Pope intentan detenerlos. Robo ya visto Bus 657 a primera de cuentas podría pensarse como una heist movie, ya que hay un plan y un robo. Pero no se dejen engañar; en realidad lo que predomina es la persecución tanto física como emocional que sufren los personajes. De hecho, el cambio de nombre de Heist, en su versión original, al de Bus 657 con el que la conocemos en Argentina, me parece bastante acertado. Seguramente lo más interesante que ofrece la película es la relación de tirantes que se establece en el micro al que hace referencia, entre Vaughn y Cox (Dave Bautista); el primero de ellos intenta no infringir más la ley (o al menos no agravar la situación en la que se metieron solitos), y el segundo de ellos parece tener una sed de sangre no resuelta y pretende zafarse del asunto a los tiros, matando a cualquiera que se le ponga en frente. Como suelen pasar con las últimas películas donde aparece Robert De Niro, lo veremos haciendo de una especie de secundario de lujo, con los ya nombrados Morgan y Bautista como verdaderos protagonistas del film (en el medio anda Gina Carano haciendo de una policía que se pone del lugar del ladrón); y para sorpresa de todos, entre ambos hay la suficiente buena química como para hacer llevadera la peli. Quizás el mayor merito que tiene Bus 657, es que el director Scott Mann supo entender las limitaciones del material que tenia, y no se quiso pasar de inteligente, ofreciendo una peli entretenida a medias, porque cuenta algo ya mil veces visto. Conclusión Bus 657 cumple con la función primaria del cine de entretenimientos. No hay que exigirle mucho más. Tampoco resiste un análisis muy intenso porque ahí es donde surgen preguntas como: ¿pero por que el protagonista no hizo tal cosa?. No, lo mejor es verla intentando no aburrirse y listo. Para otro día quedará la pregunta de porqué no se hizo más hincapié en el robo al que hace referencia el título original de la película.
Adonis creció a los golpes hasta que la esposa de su padre biológico decide adoptarlo. Ahora con una vida establecida de comodidad, siente algo en su interior que lo hace renunciar a su trabajo y cumplir su deseo; volverse boxeador y demostrar que puede hacerse un nombre sin usar la leyenda de su padre: Apollo Creed. Y para eso contara con la ayuda de un viejo conocido de su difunto papá. Seamos sinceros, la gran mayoría pensamos lo mismo cuando nos enteramos que Sylvester Stallone volvía a calzase la ropa de Rocky Balboa; y es que ya no sabían como seguir exprimiendo con una saga y un personaje mítico, pero que ya no daba más de sí. Y qué lindo es cuando el cine nos cierra la boca de esta forma y uno tiene que tragarse sus prejuicios. Esta película funciona tanto como secuela de la saga Rocky, como un claro inicio para una nueva franquicia, y como film independiente; pero siempre recordándonos al espectador que estamos sumidos en el mundo del Semental Italiano, y quizás ese sea su mayor acierto. Así es como veremos miles de referencias a lugares o personajes conocidos, pero también la propia historia de Adonis tiene su sentido y forma. Si Rocky siempre nos habló de la auto superación y cómo ponerle garra y “pantalones” a la vida, Creed nos relata la búsqueda de identidad de su protagonista, y cómo debe hacer las paces con su pasado para poder aceptarse a sí mismo y construir un futuro. Como suele ocurrir con las películas de Rocky, es mucho más importante la trama que las propias peleas, y pese a que el film por ahí se siente un poco innecesariamente largo, la construcción de la historia se va haciendo de a poco, con los guionistas Ryan Coogler (también director) y Aaron Covington tratando de darle un marco real a lo que va sucediendo, y presentando a los personajes secundarios y sus sub tramas sin apuros. Creed: Corazón de Campeón Pero si es un film de boxeo, también hay que hacer énfasis en las peleas, y en este apartado nadie se va a decepcionar. A los combates no les falta espectacularidad (si, ya sabemos que en la vida real al primer gancho de derecha cualquiera termina ko), pero en especial, se muestra bastante maestría técnica a la hora de filmar, en especial la primera pelea profesional que tiene Adonis, a estar atento si en el resto del año superan ese plano secuencia. Otro de los grandes atractivos y que seguramente atraerá a la gran cantidad de espectadores que recibirá este film en las salas, es las múltiples nominaciones y premios que viene cosechando Sylvester Stallone, y si, desde este humilde lugar les decimos que al menos las nominaciones son totalmente merecidas. Pero no sólo Stallone está bien en su papel ya de mentor y consejero, el joven Michael B. Jordan se redime totalmente de Los Cuatro Fantásticos y logra un papel sólido, con el cual enganchar al espectador, y sobre todo, haciéndonos acordar a Apollo Creed cuando empieza a hablar de más y ser engreído. Creed: Corazón de Campeón Creed: Corazón de Campeón es una gran película, que si bien apela a la nostalgia del espectador, también tiene muchas virtudes para enganchar al público nuevo, y tiene la suficiente inteligencia como para ir plantando semillas para futuras y obvias secuelas. Los que son fans eternos de Rocky, van a salir contentos al ver una de las mejores entregas de la saga (lleven pañuelos, consejo gratis), los que nunca vieron ninguna de estas pelis, van a entender porqué tanto mito alrededor del personaje y seguramente querrán ver las demás. Así sí se revive un clásico.
Los agentes Joe Merriweather (Jeffrey Dean Morgan) y Katherine Cowles (Abbie Cornish) están ante lo que parece el caso de un asesino en serie. Desconcertados y sin pistas, Joe decide recurrir a su viejo amigo, John Clancy (Antony Hopkins), un psíquico que antiguamente colaboraba con la policía pero decidió retirarse. Ahora los tres deberán encontrar a alguien que parece estar por sobre los poderes del propio John. Película extraña si las hay la que nos toca comentar hoy, y no precisamente porque su trama sea demasiado complicada o por grandes giros de guión, sino por el desfile de actores que hay en el film; con personajes desapareciendo para no volver y otros entrando con la historia ya avanzada. Lo primero que salta a la vista a la hora de ver En la Mente del Asesino es que hubo algunos problemas de producción, y sólo por eso es comprensible como, el que suponemos que es el protagonista, se va a mitad del film, y el villano aparece recién ahí, como si no hubiera suficiente presupuesto para tener a los actores todo el metraje, y resolvieron las cosas sobre la marcha. Pero hablando únicamente de la película en sí, estamos ante el clásico policial del gato y el ratón, con el criminal siempre un paso más adelante que los investigadores; solamente que esta vez no es porque es más inteligente que sus perseguidores; sino porque tiene el mismo don que el asistente de estos. A no confundir, no estamos ante una especie de Next (aquella película antes de que Nicolas Cage empiece su caída libre), sino una más de un asesino y policías con la variante de la presencia de gente con poderes sensoriales en el argumento. En la Mente del Asesino Es una lástima que los guionistas Sean Bailey y Ted Griffin no decidieran jugar más con el factor sobrenatural de dos de los personajes, usándolo sólo en contadas ocasiones como excusa para hacer avanzar a la trama; dando como resultado una película que en el conjunto general, no destaca por sobre la media de “otra de asesinatos”. Para quienes busquen grandes actuaciones, lamentablemente no las vamos a tener. Si bien todos cumplen bien sus roles, en especial Colin Farrell haciendo de psicópata, ninguno destaca sobre la media, y por eso mismo se siente necesaria más presencia suya en la historia. Incluso hasta el propio Anthony Hopkins está en la nebulosa de mediocridad que tiene todo el film, cuando podrían haber explotado bastante más su rol de experimentado en estos asuntos. En la Mente del Asesino dista bastante de ser una mala película, pero ante su casi nula innovación en el género que se mueve, se termina quedando en un producto de consumir y olvidar al poco tiempo; pese a tener un elenco con talento y caras conocidas y alguna que otra buena idea. Lo dicho, para ver y a la semana ya no recordar el nombre de los personajes.
Bradley Cooper le pone la cara a un talentoso chef en Una Buena Receta, otro intento de subirse a lo cool que es ser cocinero ahora. Redención en la cocina Adam Jones era un chef estrella, un rockstar; pero debido a sus adicciones a casi todo, tiro por tierra su carrera como Maestro Chef. Ahora tras unos años de rehabilitación y mantenerse sobrio, decide volver al ruedo contando con la confianza de su antiguo padrino profesional, y reuniendo un equipo nuevo, pero a veces la meta a la felicidad no es solo triunfar. Muchos ingredientes no hacen una buena comida Una Buena Receta es una película de redención en el mundo de la cocina; podría haber salido algo bueno teniendo en cuenta la apertura culinaria que se está dando en los últimos años, y que siempre estas historias dan buenos resultados, mas aun cuando se tiene a un protagonista carismático y un elenco con buenos actores. Pero no, seguramente un pancho en la estación nos va a dejar mejor gusto en la boca que esto. Por un lado no se entiende bien que es lo que se quiere contar en Una Buena Receta, Adam (Bradley Cooper) parece que sólo dejó las drogas porque en el resto, su personalidad, sigue siendo la de un engreído y totalitarista en la cocina (aunque hay que serlo). El resto de los personajes tampoco tienen demasiada construcción, Sienna Miller en un look que no le queda demasiado bien está desperdiciada como “la minita” de la película, con el cliché de ser madre soltera y necesitar el trabajo. Y así podría ir recitando uno por uno los roles y repetirme en cada uno de ellos diciendo lo mismo. Peor aún es, cuando con personajes tan planos, los actores los interpretan en piloto automático sin intentar darles un mínimo de personalidad. Nunca se ve un espíritu de auto superación en el film, ni se aprovecha el mundo en el que se mueven los personajes, como sí pasaba en Chef, esa entretenida peli dirigida, escrita y protagonizada por Jon Favreu, donde no solo los personajes tenían una meta, sino que la exhibición de comida que se hacía casi rozaba lo pornográfico (¿Quien no se quedo con ganas de probar alguno de esos platos?). Entonces la gran pregunta que se nos plantea es: ¿Qué quería contar realmente Steven Knight en su guion?. Nunca lo sabremos, pero por su trama tan floja se desperdicio un film que tenía un enorme potencial para ser una entretenida comedia. Conclusión Una Buena Receta es un claro ejemplo que teniendo buenos actores y un submundo de moda y siempre interesante de ver; no se hace una buena película si no se sabe administrar bien los recursos. Casi una metáfora con la cocina misma, donde a veces lo más simple es lo más rico y que les gusta a todos.
Cassie es una adolescente normal y promedio. Tiene a su familia que la quiere, su mejor amiga con la que viven mandándose whats app, le gusta un chico secretamente. Pero todo cambia repentinamente cuando hay una invasión extraterrestre, que con diferentes olas de ataque, fueron diezmando a la humanidad hasta casi extinguirla. Ahora Cassie está sola y deberá recuperar a la única persona en el planeta que aún quiere, su pequeño hermano Sammy, mientras “los otros” preparan la quinta ola. Bueno, nueva adaptación de una saga de libros juveniles y van… y esta vez, con la presencia de la actriz adolescente más de moda y querida por todos. Chloe Moretz. Y siendo malos, podríamos decir que ahí se termina lo bueno que tiene para ofrecer la película de La 5º Ola. Vale aclarar, que al menos en mi caso, soy consciente de lo que estaba por ver, y sé que a este sub genero de “pelis teen” no ha que juzgarlas como films de otros géneros o estilos; pero es que hasta dentro del mundo donde se mueve, y en lo que propone, el film es bastante malo, muy por debajo de la media de películas similares. Por un lado la tenemos a Chloe Moretz, que hace lo posible para cargarse el film a sus espaldas, pero no, no lo logra; y cuesta verla como heroína de acción siendo que ella se volvió famosa por interpretar a la amada Hit Girl; pero acá la construcción de su Cassie es pésima, y al poco tiempo nos deja de importar si logra o no su objetivo. Peor aún, en simultáneo se abre una sub trama que por su construcción resulta mucho más interesante que lo vivido por Cassie, pero queda demasiado en segundo plano, porque la protagonista absoluta es Chloe Moretz y por obviedad hay que darle mayor tiempo en pantalla. Lo malo es que todo lo referente a ella, es aburrido. En especial la trama de amor que sí o sí tiene que estar en estos films, y es algo entendible, pero desde este humilde lugar les pedimos a los guionistas que si el material original es pobre, traten de mejorarlo y no empeorarlo. Solo falta ver “el momento” donde Cassie se enamora para intentar contenerse la risa. La 5º Ola Por suerte en la película tiene bastantes momentos de acción, y si bien muchos de ellos nos recordarán a otras películas (2012 es la más evidente), están bien filmados y puestos en la trama como para cortar un poco con el sopor que genera La 5º Ola; además que es de las pocas ocasiones donde el director J Blakeson puede mostrar algunas cualidades a la hora de filmar, sin la necesidad de hacer primerísimos planos de la boca de Chloe Moretz. Poco queda para destacar de la La 5º Ola, porque las buenas ideas que plantea (y no son precisamente pocas), se desperdician a los pocos minutos, en post de contar algo que seguramente a la gran mayoría de los espectadores no les interese, y es ver de nuevo a “la chica normal enamorándose” mientras todo va de mal en peor. La 5º Ola es floja por donde se la mire, y ni siquiera el carisma de su protagonista ayuda a levantarla. Una pena, porque al menos a priori, parecía que íbamos a ver algo distinto a lo visto en las sagas protagonizadas por Katniss y Tris.