Apertura de la sección Un Certain Regard, Manoel de Olivera, un respetado director de tan sólo 101 años, vincula la metafísica con un relato romántico. Un hombre solicita la asistencia de un fotógrafo para un trabajo particular, ante su ausencia la labor deriva en Isaac, un jóven fotógrafo, tímido y considerado “extraño”. El trabajo: tomar fotos de una bella mujer que al estar a poco tiempo de casarse, fallece. La cámara de fotos como elemento fantástico capta algo más que una simple imagen, Angélica cobra vida en ellas y esto derrumba física y psicológicamente a Isaac, quien se enamora de ella. Determinados sucesos extraños lo persiguen, el entorno nota esos cambios en las actitudes del jóven fotógrafo de religión judía, envuelto en el encargo de la sesión a cargo de la católica madre de la difunta. Oliveira nos brinda nuevamente una grata experiencia cinematográfica luego del hermoso segmento de Chacun Son Cinéma y Belle Toujours, de cuidada fotografía y un trabajo digno de Ricardo Trepa en el rol de Isaac.
Bertrand Tavernier es uno los más legendarios realizadores de la retaguardia francesa. Entre sus últimos trabajos se destacan Todo Comienza Hoy (1999), ganadora en el Festival de Berlín de premio FIPRESCI, y En la Tormenta Eléctrica, un thriller bastante subvalorado, pero interesante que sucedía en Florida y protagonizado por Tommy Lee Jones y John Goodman. Esta vez, Tavernier se mete en el mundo de Madame de La Fayette, una de las más importantes novelistas románticas del Siglo XVI, que recientemente fue llevada al cine por Christophe Honoré (La Belle Personne, 2008), Andrzej Zulawsky (La Fidelidad, 2000) y el gran Manoel de Oliveira (La Carta, 1999). Se trata de un relato de época con un gran trabajo en materia de vestuario, maquillaje y ambientación. Una gran producción francesa perteneciente a Studio Canal, cuyo mayor atractivo es la reconstrucción histórica. La princesa es una jóven y hermosa mujer, de esas tantas que han sido obligadas a contraer matrimonio con conveniencia social, política y hereditaria. Ella es demasiado hermosa, conoce el amor gracias a un pariente, eje sobre el cual el film ronda en sus extensos minutos. Él no es el único y alli yacen los odios, venganzas, duelos. Los celos de su esposo irradian la rabia y decisiones de alejamientos y muertes encomendadas. Tavernier logra, con el aporte de su habitual guionista, el octogenario Jean Cosmos, un muy aceptable film, destinado a grandes audiencias. El elenco es encabezado por la bella y prometedora Melanie Thierry, el veterano Lambert Wilson (Corazones) y el galán Gaspard Ulliel (que recientemente se puso la máscara de Hannibal Lecter).
Nadie sabía de qué iría este film, apenas algunas escenas se habían colado por la red; un drama de época, la extraña aparición de un dinosaurio, ¿nuevamente la presencia de la naturaleza como en otros films de Malick?. El gran interrogante pudo ser revelado. Si, como es costumbre, la naturaleza está presente en film, no tan vital como en La Delgada Linea Roja o Días de Gloria (film cuya partitura de Ennio Morricone casualmente es el leitmotiv de Cannes previamente proyectado antes de cada film). La cámara de Malick se hace presente, con idas y venidas vertiginosas, una steadycam que va y viene constantemente, fluyendo entre personajes, situaciones, como muchas veces se destaca, consigue convetirse en un personaje más de importancia narrativa frente a la obra. Brad Pitt, Sean Penn, si, actores de esa talla. ¿Qué mas?. The Tree of Life es de esas experiencias cinematográficas que no terminan de cerrar con una solo visión, uno de esos films a los que se necesita estar muy atento, inmerso, como ocurriese con Imperio de Lynch, una mínima desconección te deja fuera del fillm como para nunca poder volver a el, al menos en esta visión. La majestuosidad de escenas de Malick es característica, el film nos hace preguntarnos en varias ocasiones acerca de diversos temas, lograr un entendimiento y volver a repreguntarnos sobre el por que de la conducta humana. Pero esta vez, Malick va un poco más allá de las situaciones domésticas, un ámbito marcado y determinado, una estructura lineal, o un simple traslado cinematográfico de una novela cualquiera sea, el camino es dirigido hacia lugares no tan transitados en cine, al menos desde esta perspectiva sensorial, de análisis y concientización. Meternos con posibles situaciones paranormales, hablar del mas allá e inclusive la metafísica no es tara sencilla. Gran parte del encanto del film radica en que al igual que en 2001: Odisea en el Espacio de Kubrick, ambas comparten diseños del mismo realizador.
La temática del éxito mediático se ve reflejada en el documental argentino de la directora Andrea Yannino Soi Cumbio, recientemente exhibido en el pasado BAFICI. El film abarca la instancia en que Cumbio, una niña flogger se vió envuelta en un fenómeno que bien pudo llevar adelante teniendo en cuenta su temprana edad, una instancia que generó millones de visitas via internet, entrevistas para gráfica, tv, publicidades de prestigiosas marcas de calzado deportivo y hasta traspasar continentes. La popular sobre-exposición es aquí enfocada sobre la cotideaneidad, la mirada de sus padres, el alrededor conformado por amigos, su entonces novia y seguidores. Cumbio se convirtió en un fenómeno, y lo que aquí se evidencia es que desde el humilde lugar en que se vió situada, muchos aprovecharon la mediática situación para valerse de shows que convocaban a toda una generación que se veía reflejada en ella, que consumía los mismos productos como es la vestimenta, corte de cabello, gustos musicales y tecnología digital, virtual y telefónica. Soi Cumbio, nos muesta bien de cerca el panorama de la demonización de los medios, la fascinación de personas humildes por entrar en lo que para la televisión es la fama, y el reconocimiento inmediato, una movida cultural flash. Cumbio es Agustina Viveo, apodada asi por su gusto sobre el género musical, su página de internet alcanzó picos de millones de seguidores, quienes atentos a los movimientos de la adolescente acuden a toda convocatoria realizada con el simple objetivo de romper la barrera digital y conocerse personalmente, toarse fotografías, firmar autógrafos y convertirse así en un ídolo o referente juvenil. En cierta manera representante de una juventud no escuchada por los mayores, especialmente los padres, su devenir en comunicadora de una parte de la sociedad lo vió involucrada en recorridos por el interior de nuestro país, convocando a charlas y debates como así a tortuosas operaciones de lugares bailables para convocar público gracias a su presencia y como denuncia ésta en el documental, volver a su casa con tan solo cien pesos. Cumbio, por momentos, sólo apreciables en este delicado documental muestra su faceta interna, la de ser hija. Alli la cámara observadora de Andrea Yanino no urga, sólo documenta rostros, gestos, conversaciones que terminan por mostrar las flaquezas de Cumbio, como toda persona frente a un fenómeno que la sobrepasa. La fama es hermosa si se la sabe manejar, pero esta, escapa de sus manos. Un gesto de cariño hacia su madre, sólo llega ante un escrito en su sitio de internet, no con un abrazo ni un beso. Cumbio siente, cuida a su novia, la cela y distingue claramente al responder a periodistas sobre su intimidad, sexualidad y definición. En cierta manera, y teniendo su edad, le tapa la boca a mas de uno. Soi Cumbio es un documento valorable a la hora de querer entender qué es un blog, un fotolog, una web site, cómo son administradas, qué generan del otro lado, quienes las consumen, y el poder de esta no ya tan novedad que revolucionó la era digital tras el advenimiento de internet. Las nuevas formas de colectividades a través de distintos caminos y maneras de establecer el vínculo.
Ver más allá de un casamiento... ¿Por qué tenemos la costumbre de ver un film y asimilarlo a otro? ¿A movimientos vanguardistas? ¿Vincular al trabajo de otros directores? ¿Son tan evidentes las semejanzas con otros? ¿Remake, homenaje e influencias? Leo críticas del último film de Ariel Winograd, a quien respeto mucho como realizador y cuyo cine me gusta mucho, su manera de encarar la comedia sobre todo enfocada en las diversas religiones y desde ese lugar de satirizar las creencias, pero concluyo la lectura y me retrotraigo, convirtiéndome en un bicho bolita repreguntándome sobre mi visión del film. Wino vino a jugar con el libre albedrío como ha hecho con Cara de Queso, un film coral con un cast enorme, una de sus características principales y tratar la comedia a través de distintos personajes en grandes cantidades, ¡qué mejor! Actores de la talla de Federico Luppi, Mercedes Morán, Carlos Kaspar, María Vaner, Juan Manuel Tenutta, Daniel Hendler, y la nueva generación hoy ya reconocida, conformada por Martín Piroyansky, Nahuel Perez Biscayart y Julieta Zylberberg complementaron el cast. Con una ponzoñosa mirada sobre las familias que habitan un country mayoritariamente conformado por una comunidad de creencia judía, allí saltaban a la luz la mítica popular sobre las idishe mamma, los casamientos religiosos por conveniencia, la corrupción y ocultamiento de un hecho atroz. Cara de Queso, 5 años atrás, marcó un llamado de atención sobre el cine de Winograd, lo introdujo como director en el circuito cinematográfico para, desde allí, avanzar o estancarse como sucede con muchos ópera primistas. Mi Primera Boda concreta que alguien haya acudido a ese llamado, Axel Kuschevatsky, como ya lo hiciera desde la cuota de Telefé, canal para el que brinda su tiempo como Jefe de Desarrollo y Producción de Cine, con films como Fase 7 (eximio film de género), Sin Retorno y el proyecto póstumo al ser acreedor del Oscar al Mejor Film Extranjero con El Secreto de Sus Ojos. También ha flaqueado con otros proyectos como Las Viudas de los Jueves, éxito de taquilla pero film fallido si los hay. Algo indica que Axel acierta sobre qué proyecto apoyar, dónde invertir y en quién colocar el peso de la dirección, conoce cuál es la falta que existe en la cartelera porteña y desecha volcarse a un cine que no sea el de género; aborrece los films realizados para festivales, le gusta lo masivo. Ahora, esto siempre conlleva un riesgo. Pero…a qué voy con todo esto sino a querer demostrar qué ocurre cuando a la salida de una función encuentro voces que comparan estos films con El Secreto… con trabajos de Orson Welles como El Tercer Hombre, con el mejor cine clásico de Wilder, films de Grant, Tracy y Hepburn (Katherine), ¿existen estas influencias o sólo algunos las ven? Patricio Vega, guionista que se distinguió en Música en Espera, casualmente otro proyecto que en cierta forma consagró para cierta logia de cinematográfica el trabajo de Natalia Oreiro, marcando un punto de quiebre, acaparó quizá este nuevo proyecto con elementos de la screwball comedy norteamericana; el caer en el cliché de la pérdida de la alianza en plena celebración de un casamiento es uno de los mejores ejemplos y de allí llegar a disparatadas situaciones para suplir esa pérdida o encontrar el anillo perdido. Sí, esta instancia es secundaria y permite ligar la subtrama “principal” del film sobre la importancia de contraer matrimonio, cuáles serían los pilares de tal decisión y cómo abolir todas las dudas habituales ante tamaño acontecimiento. Dos personas muy distintas, ella (Natalia Oreiro), puntillosa, estudiosa, ordenada, planificadora y él (Daniel Hendler), un desfachatado, ingeniero, son secundados por una troupe de secundarios numerosa al igual que sucediera en Cara de Queso: Imanol Arias (según la producción no fue el caso de elección en cast para poder comercializar el film en otro continente); Martin Piroyansky, con la labor más destacada del film; Muriel Santa Ana como la mejor amiga de la novia; Marcos Munstock y Daniel Rabinovich (Les Luthiers) que paralelamente lindan con la trama principal brindando conversaciones muy graciosas sobre las diferencias entre la religión católica y judía (un rabino y un cura, no menos para realizar una ceremonia bipartita); Gabriela Acher y Soledad Silveyra como las suegras; Clemente Calceta Gino Renni y Sebastián De Caro, como los tres personajes desaprovechados a lo largo del film. Existe un desnivel actoral entre Hendler y Oreiro. La estructura está planteada en cierto momento como para contar la historia à lo Cuando Harry Conoció a Sally (¡comedia romántica si las hay!). La primera hora del film es graciosa: nos encariñamos con los personajes instantáneamente y con la acertada incorporación de la animación de Liniers en los títulos iniciales; en pocos minutos tenemos un resumen de los comportamientos que preveremos de los dos personajes principales. Natalia nunca lució más hermosa en cine, ha crecido exponencialmente pero en el film se la nota un tanto rígida, como no terminando de desligarse del pasado televisivo del que tanto ansía despegarse. En Miss Tacuarembó lo había logrado, no obstante, como actriz, creo está viviendo su mejor momento. En cambio Hendler sigue haciendo de Hendler, y esto no está para nada mal, es un actor que impuso ya su sello, funciona y aquí lo logra nuevamente. Sí vale destacar que sería genial verlo vinculado a otro tipo de proyectos; ya en la dirección ha demostrado una faceta nueva e importante gracias a Norberto Apenas Tarde. Un pequeño detalle que me hizo ruido en la primera visión es la utilización ingenieril sobre un circuito de agua de la mansión sobre la cual se realiza el casamiento. Si bien el personaje de Hendler es ingeniero e intenta demostrar conocimiento sobre su profesión, hay una falla de conocimientos en el guión. En una sala de mantenimiento jamás encontraríamos un plano general hidráulico de una instalación, menos aún en un caserón rural, menos aún conseguiríamos que un anillo de bodas de vueltas por los diversos tramos de cañería sin encontrarse con filtros que obstaculicen que otros materiales terminen siendo arrastrados hacia una canilla. Ante la costumbre de realizar comparaciones, muchas he escuchado sobre la genial La Fiesta Inolvidable de Blake Edwards, con Peter Sellers. Aquí estamos lejos de esa opción, poco disparate y descontrol ocurre, ¿por qué De Caro no destroza esa torta, se agarran todos a piñas y rompen todo lo que estaría a su alcance? Eso sí hubiese sido una linda fiesta. Quizá por ser la Primera, esperemos la Segunda…
El útimo film de Alex de la Iglesia, presentado por Claudio Minghetti con una introducción valiosa, resultó ser un film cargado de controversia, de aquellos que de realizar una rápida apreciación a minutos de verla sería desacertado, de hecho muchos colegas a la salida de la sala continuaban procesando el calibre de material que el film presenta. La historia va de un grupo circense vinculado a acontecimientos políticos acaecidos en España, referenciales a la época dictatorial de Franco, de enfrentamientos armados, terrorismo de Estado y una faceta histórica que por más que hayan pasado contadas décadas producen controversia y heridas no cerradas, el tono del film es grotesxo. A partir de la metáfora, de la Iglesia entrevera que en el mundo casi todos somos payasos o bien podríamos serlo, en todo contexto social, político y humano podríamos ser representados por una de éstas figuras aquí presentadas con tristeza o alegría, con vínculo de mordaces situaciones, violencia por doquier, seres sombríos, activistas, pesimistas, en fin, una amalgama de personajes referenciales. Cargada de violencia, sin llegar al extremos que representó en su carrera el film Perdita Durango, de la Iglesia se atreve a ir más allá sobre el apartado de convicciones standares. Santiago Segura realiza una participación como el Payaso Tonto, a quien su hijo ve tenér que enlistarse para combatir, ser apresado y morir, acto disparador de la psicología del personaje principal, el de un payaso que no atrae, no hace reir y no encaja entre sus pares. El submundo circense es presentado como una sociedad en su conjunto. Por su lado, la caracterización de Antonio de la Torre es apabullante, personaje a quien le encomiendan un importante peso de violencia verbal, física y sexual. Entre los personajes secundarios se destacan Sancho Gracia quien había participado con el director en 800 Balas y Carolina Bang como el eje de atracción entre dos personajes opuestos.
Don Candelario Gerónimo representa uno de los tantos íconos de la comunidad indígena de Quilmes, vivió toda su vida en la Quebrada de Chañares ubicada en la provincia de Tucumán, desde allí su relato enternecedor, colmado de referencias a su infancia como citar la precariedad de tener que abandonar la educación primaria a causa de falta de vestimenta y necesidad de trabajar con tan sólo siete años de edad, detalles que marcan el comienzo de un documental certero, muy honesto y cuidado, donde se hace sentir a flor de piel la gran deuda que nuestro país y los reiterados gobiernos han contraído para con estas comunidades. En el lapso de rememoración, Candelario, desde la terraza de su hogar invita a recrear las problemáticas han sufrido como comunidad y contemporáneamente padecen, el miedo a la eventual pérdida de identidad como una de las mayores preocupaciones, todos los jóvenes migran, pocos vuelven y aquellos que lo hacen acarrean con una visión distinta a la heredada generacionalmente. El sentido de pérdida es enorme sumado a factores físicos y climatológicos como es la falta de agua en el lugar que no permite realizar una actividad de subsistencia vital como es el trabajo con rebaños de cabras y llamas, riego y cultivo. Dentro del despliegue del documento obtenido por el director Nicolás Di Giusto, tras un trabajo que llevó al menos siete años en ser recolectado y confeccionado, instalado junto a su hermano Emiliano Di Giusto en la comarca de Don Candelario, lugar a partir del cual entablaron la odisea de captar las vivencias diarias desde la particular preparación de un teñido textil con una madera de algarrobo hasta la fabricación del adobe como material para la construcción, dar lugar a la conmemoración de la Pachamama, el tributo hacia la tierra madre donde se implanta la ofrenda de bebida, alimento, coca y hasta humo de cigarrillo para la existencia de nubes, en agradecimiento a todo lo que la tierra nos provée; incluído el cortejo de “la señalada” donde se juntan a cabras macho y hembra, adosándoles colorido con telas y una pequeña marca o corte en sus orejas, la celebración se ejerce como comparación a un casamiento, provisto de cómicas palabras y menciones relacionadas a cuestiones matrimoniales, entre festejos y ejecución de instrumentos, una velada traspasada entre generaciones. El documental también se detiene en varios sucesos de gran importancia para demostrar el compromiso y organización que comenzó a establecer esta comunidad como es el corte de rutas, la construcción de una cañería conectora para poder distribuir agua a lugares desabastecidos y permitir el riego y cultivo, hasta la toma del denominado Fuerte Viejo, un lugar declarado como patrimonio de estas comunidades, arraigado por gobiernos que lo privatizaron por el lapso de 10 años y retirando parte de su historia con objetos a ser exhibidos en museos, un saqueo legal. Organizados, en tierras comunitarias de su propiedad, en las que vivieron por generaciones, se plantea el punto de quiebre, la retroalimentación con la ciudad para poder ser reconocidos legamente (no permitir una privatización por 10 años mas) y la existencia de nuevas generaciones que tras la descripción a voz de una de las integrantes, enarbola simplificando una de las mayores cuestiones vinculadas a este relato, el traspaso de abuelos, padres e hijos, generacional, de las tradiciones y no permitir la pérdida.
La caída del imperio norteamericano. A apenas días de registro de las contínuas caídas de la bolsa de Wall Street llega a cartelera un film que simplifica gran parte de la situación económica en la que se encuentra sumergida Norteamérica actualmente, desde el singular, crítico y vehemente enfoque sobre quienes más lo sufren, las clases sociales denominadas “media” y descendientes, a causa de la actual recesión. Como segundo tópico, otra problemática: la educacional. El film reitera de manera minuciosa adentrarse en la premisa de que ha cambiado el “american way of life”, indica que para ser un simple repositor de góndolas de supermercado, hoy en día, es imprescindible como requisito básico tener un título universitario, sin tomar en cuenta el desempeño laboral y la antigüedad. Es aquí donde Tom Hanks, con su segundo film en el sillón de director -el primero fue Eso que tú Haces! (That Thing You Do), que data de 1996 cuando seguía a quien fuera su mentor en dirección Jonathan Demme, tras la filmación de Philadephia- decide juntarse con tres mujeres que han pasado por su vida: por un lado con la actriz Julia Roberts, con quien ya compartió cartel en la subvalorada y oscarizable Juego de Poder (Charlie Wilson’s War), hacía tiempo que querían trabajar juntos y los proyectos de ambos no coincidían, por lo visto quisieron reencontrarse; en materia de escritura junto a la actriz y guionista Nia Vardalos de Mi Gran Casamiento Griego, a quien Hanks tiene un profundo afecto, ya le ha producido dos films y más íntimamente, compartiendo escenas junto a su actual esposa y actriz Rita Wilson, con quien se conocieron en la filmación de Voluntarios, reincidieron en el fiasco La Hoguera de las Vanidades, y también en la simpática Sintonía de Amor. Hanks interpreta a Larry, aquel empleado bonachón que queda fuera del sistema, por su edad y falta de título universitario, la cosmopolita cadena comercial donde trabaja decide dejarlo ir y junto con esa ida, acarrea también su sueño de progreso, acto que sirve para la toma de conciencia sobre el sistema excluyente en el que vive la sociedad en conjunto, este se moviliza volviendo retomar sus estudios y es donde conoce a Mercedes (Julia Roberts), una profesora muy particular, vaga y aburrida de lo que tengan para ofrecerle sus alumnos, en una inusual clase de oratoria. Larry representa un hombre promedio norteamericano que debe cambiar su modo de vida, replantearse cómo seguirá adelante, con menos pertenencias materiales, a tomar conciencia y sin darse cuenta disfrutar de algo que hacía tiempo, inclusive en estos peores momentos financieros le es tan claramente enfrentado. La vida sigue adelante. Con un tono noventoso, música de fondo de Electric Light Orchestra, Larry Crowne es presentado como un film sencillo, sin representar desafío cinematográfico alguno. Sirve como planteo fehaciente de una problemática bien actual. El trabajo de Julia Roberts está muy cuidado, aunque cueste creerlo apenas visualizaremos su patentada sonrisa, Hanks tampoco hará muecas ni sobreactuaciones, a mi parecer, el futuro Sandrini norteamericano. Gran parte del atractivo de la propuesta recae en los simpáticos trabajos de secundarios como es el de George Takei como un profesor de Economía muy particular, Cedric The Entertainer y Tarahi P.Henson como los vecinos que revenden cualquier objeto imaginable. Larry Crowne no es un film que vaya a quedar en la memoria colectiva cinéfila ni mucho menos, pero, al menos es una de las propuestas más interesantes de la cartelera actual, debido a la sinceridad, enfoque y singularidad de esta obra capraesca.
El profe. Continuando con temáticas sobre géneros sexuales, Marco Berger puntillosamente dirige su segundo largo, luego de los favorables resultados alcanzados con el film Plan B. El foco sobre las diferencias sexuales y la atracción hacia personas del mismo sexo está puesto en la búsqueda e iniciación. Su anterior proyecto se encontraba vinculado más al descubrimiento casual que como un juego terminó definiendo a dos personas. Ausente narra sobre cómo un joven estudiante, durante las tardes en la pileta del colegio, vigilado y protegido por sus profesores, encuentra una salida atípica y quebranta reglas para lograr con un cometido. Implícitamente inicia un juego, maniquéa y ejecuta un plan que da comienzo al indicar una molestia física, específicamente en un ojo, para captar la atención de uno de los profesores de la institución. Este, se hace cargo de la situación, llevando al joven a una revisación, al regresar, por fortuitas razones, el profesor debe hacerse cargo una situación planteada y brindarle hospedaje al estudiante en su departamente, incumpliendo una regla escolar y dando lugar a un sugestivo vuelco punzante, colmado de tensión y suspenso. La simbiosis generada en el segundo personaje, el profesor, es magistral, producto de lo sugestivo, dando lugar a un duelo entre dos, el ausente en lista nunca más presente en la mente del otro.
América estará a salvo por un largo tiempo. A tan sólo semanas de ver otra de Marvel, Thor de Kenneth Branagh –film con el que me llevé una gran desilusión-, mis expectativas hacia la última antecesora al gran espectáculo que se anuncia para el mes de mayo del 2012 (Los Vengadores), eran bajas. El film es Capitán América: El Primer Vengador y narra acerca de los comienzos de un superhéroe extraído de un comic al igual que los otros integrantes del grupo que ya han pasado por su traslado cinematográfico (Iron Man, El Increíble Hulk, Thor, Hawkeye, Viuda Negra). El Capitán ya había tenido una pobre versión en fílmico que data de 1990, fue estrenada en Argentina sin penas ni gloria, aunque meritoria por los escasos efectos especiales y ausencia de CGI como en esta nueva. Films como Spider-Man, abrieron la brecha para que toda esta parafernalia acción de revitalizar el traspaso cinematográfico de super héroes de acción inclusive permita que se conviertan en éxitos de taquillas, mientras que unas enfocaron su visión estrictamente en la historia original y guión, siempre libradas a dejar un final abierto para las ansiadas secuelas, la fórmula se repitió con altibajos, problemas de caché implícitos que dejaron fuera de proyecto a más de un actor; donde una tras otra fueron abriendo camino para la llegada de esta última experiencia ambientada en la 2da Guerra Mundial en la que trazos de film serial de aventuras como Indiana Jones conviven con Rocketeer o Hellboy…tampoco es casual que un director como Joe Johnston se haya subido a este proyecto, quien fuera justamente el realizador de “aventuras de miniaturas en un patio” como fuera Querida, Encogí a los Niños, “aventuras de Indiana Jr.” para la tv, “aventuras a partir de un juego de mesa” con Jumanji, “aventuras prehistóricas” con Jurassic Park 3 y Rocketeer, su primer gran film de super héroes, demasiado subvalorado para su época y hoy quizás considerado levemente de culto. Con Capitán América, Johnston incursiona en su primer experiencia de utilización del 3D, y lo hace con creces, un efecto que permite la clara visualización de distintas capas generado a partir de un escudo que nos es lanzado hacia la platea y para el cual más de uno generará un movimiento como para esquivarlo. En El Primer Vengador, Chris Evans (Celular: La Llamada Final, Los 4 Fantásticos) interpreta a Steve Rogers, un joven que físicamente no es aceptado por el ejército estadounidense para enlistarse en sus filas, por más mérito, vueltas y trampas que éste genere. Es allí cuando capta la atención del Dr. Abraham Erskine (Stanley Tucci) quien ve en él, algo que sobrepasa la condición física y está fuertemente relacionado a su humanidad, condición necesaria para poder darle el pase de entrada engañoso a su tan apreciado anhelo; Steve se convierte en un integrante del ejército aunque no pase casi ninguno de los desafíos que le son provistos, su destino yace en constituir el “conejillo de indias” para un experimento que en el pasado no brindó los resultados esperados, convertir a un hombre en “super-hombre”, con esto queriendo significar una mayor masa muscular, magnificar funcionamiento de tejidos y órganos; el cambio no sólo se ve marcado en su actitud sino que tambien en la de sus pares y quienes lo utilizan para la campaña de compra de bonos de guerra, el hombre pasa a un segundo plano casi convirtiéndose en un animador como James Cagney en Yankee Doodle Dandy. Su némesis o alter ego es Red Skull (Hugo Weaving), un coronel nazi con aires de grandeza, a quien el mismo experimento magnificó pero por sobre todas sus características previas, prevaleciendo su maldad. Un plan hitleriano de conquistar al mundo se pone en marcha. En el plano actoral, el film cuenta con un secundario de Tommy Lee Jones, tan significatico como el de Toby Jones y el de la correcta Hayley Atwell vista en Regreso a la Mansión Brideshead; apenas una aparición de Samuel L.Jackson en el rol de Nick Fury, el esperable cameo al que nos tiene acostumbrados Stan Lee y los pongo en aviso de quedarse hasta el final de los títulos finales para apreciar un ínfimo avance de lo que será Los Vengadores. El Primer Vengador es de esos films a los que uno asiste desconfiado, creyendo que se va a encontrar con uno más de los interminables enfrentamientos entre el bien y el mal, pero, en este caso, gracias a un excelente trabajo realizado en erguir personajes a partir de un relato y efectos visuales vitales a la historia, logran que el Capitán América no sólo se consolide como uno de los más sólidos personajes a ser incluidos en Los Vengadores, sino como uno de los mas atrayentes. Secuelas garantizadas por doquier, ¡qué suerte para los norteamericanos!.