Actividad Paranormal sigue haciendo escuela... Donde habita el diablo (Apartment 143 o Emergo, 2o11) se suma a la incontable cantidad de películas rodadas con cámara en mano, tendencia ultra económica e hiper redituable que comenzó con El proyecto Blair Witch y se popularizó con Actividad Paranormal. El gran problema que Donde habita el diablo tiene es, claro, ser parte de una tendencia monótona, en donde todo se parece, en donde se utilizan siempre los mismos recursos y, en definitiva, que ya no asusta ni sorprende. La película comienza mostrándonos a un equipo de especialistas en casos sobrenaturales formado por Ellen (Fiona Glascott), Paul (Rick González) y el líder del grupo, el Dr. Helzer (Michael O'Keffe), que va hacia una nueva misión: un viudo que vive con sus dos hijos en un departamento ruinoso en un edificio prácticamente abandonados en donde pasan cosas extrañas: se escuchan ruidos, se mueven cosas, se apagan y prenden las luces, etc. La familia está conformada por Alan (Kai Lennox), el padre; y los chicos Benny (Damian Roman), un chiquito que dice ver a su madre; y Caitlin (Gia Mantegna), una adolescente problemática que culpa a su padre por la muerte de su esposa. Ahí nos dan a conocer que esta familia vivía en otro lugar, pero debieron mudarse a causa de los eventos paranormales que los acosaban después de la muerte de la mujer. Creyeron que cambiando de casa podrían tener la paz necesaria para volver a empezar, pero a las pocas semanas todo volvió a comenzar en el nuevo hogar, lo cual obligó a Alan a contratar a estos cazafantasmas modernos. A partír de allí, todo lo que sigue es una investigación pseudo-científica, acompañada por una rigurosa y aburridísima explicación sobre para qué sirve cada uno de los elementos tecnológicos que utilizan para escanear la casa en busca de fantasmas.Y, claro, cada tanto alguna sacudida, alguna aparición o algún susto que en una de esas te hace saltar de la butaca. Donde habita el diablo tiene tres problemas clave: La traducción del título. En ningún momento se habla de posesiones demoníacas, y ni siquiera se habla del diablo en sí. Es más, si prestamos atención, prácticamente no se habla de fantasmas. En segundo lugar, lo ya mencionado: la repetición de la fórmula. No hay diferencias casi con la saga de Actividad Paranormal, lo cual la hace parecer un spin off de esa franquicia.Eso le quita frescura y originalidad. Además, para ser honestos, esta película es aburrida hasta para los canones de Actividad Paranormal. Y, por último, el twist hacia el final. Claro que no vamos a dar spoilers, pero hay un momento en que la película cambia, y no para bien. En definitiva, Donde habita el diablo es una película que solo funcionará para los amantes más acérrimos del género, y hasta ahí. No es uno de los estrenos más recomendables de la semana y difícilmente alguien la recuerde en un par de meses. Aunque, y sin lugar a dudas, realizará un excelente trabajo en las taquillas, sobre todo en las Argentinas, en donde este tipo de películas garantiza el éxito, al menos un par de semanas. @JuanCampos85
Mel Gibson vuelve a la acción en una película ambientada en un corrupto y turbulento México. Por un segundo vamos a ser buenos y vamos a omitir todos y cada uno de los clichés racistas en los que Vacaciones explosivas cae. Para Mel Gibson, co-autor de la película junto al director Adrian Grunberg (famoso por ser director de segunda unidad en Amores perros, entre otras), México es algo así como el infierno en la tierra, y prácticamente todos los personajes de la película que cargan con esa nacionalidad son sucios, corruptos, delincuentes y quién sabe cuantas cosas más. Pero vamos a dejar una brecha abierta a la tolerancia (algo que la película no hace) ya que de alguna forma estamos (mal) acostumbrados a los lugares comunes en los que las películas de acción norteamericanas caen cuando se habla del sur de su país. Es difícil, ya se, y un mexicano podría no sentirse feliz. Pero sin sacarse este velo, sería imposible dar una crítica objetiva de Atrapen al gringo. El gringo (no sabemos su nombre) acaba de dar un golpe en los Estados Unidos y, perseguido por la policía (liderada por Bill -Dean Norris, que hace un papel similar como Hank en Breaking Bad-) decide huír cruzando (literalmente) el muro que separa México de los Estados Unidos. Allí la policía local decide tomarlo como prisionero para quedarse con su botín, y es encerrado en El Pueblito, un establecimiento carcelario inmenso, que parece una pequeña ciudadela marginal. Allí El gringo deberá aprender a vivir en ese entorno, utilizando su inteligencia como bribón y la ayuda de un pequeño de 9 años, que vive allí con su madre, luego de que su padre (un traficante de drogas) fuera asesinado por uno de los tipos más poderosos de El Pueblito. El problema mayor es que hay algo grande que los poderosos cocinan dentro de las paredes de esa institución, y el chico tiene algo que los líderes desean con todo su corazón. Entonces, el equipo formado por el estadounidense y el pequeño se convertirá en lo más valioso que ambos tienen para sobrevivir en ese infierno en la tierra. Vacaciones explosivas (Get the Gringo, 2012) es una película netamente divertida, que nos hace acordar un poco a esa temporada de Prision Break en donde Scofield es confinado a la prisión de Sona, en Panamá, pero con más humor, del típico que caracteriza a Mel Gibson en sus películas de acción. Aquí el actor vuelve a hacer lo que mejor le sale: un tipo duro, cínico, sarcástico y siempre con un as bajo la manga. Sobreanalizar Atrapen al gringo es quitarle todo lo que tiene de bueno, ya que como aquellas películas ochentosas en donde el héroe cargaba armas con municiones ilimitadas, esta cinta no nos deja hacer más que sentarnos, reirnos y disfrutar como animales con cada plan y enfrentamiento de nuestro antihéroe.
Un viaje hasta los confines del universo para conocer el origen de la humanidad. En los últimos días, el buzz de Prometeo online fue gigante. Los espectadores que ya la vieron y los críticos no hicieron más que pelearse por la película. Para algunos, es una nueva obra maestra de Ridley Scott, para otros, deja muchísimo que desear y queda a mitad de camino en decenas de cosas. En lo personal, voy a pararme en el medio. Pero vamos desde el comienzo. Luego de la excelente escena que da comienzo a la película (que no voy a adelantar, el chiste está en la sorpresa), nos ubicamos en el año 2089, donde nos presentan a un grupo de arqueólogos encabezados por Elizabeth Shaw y Charlie Holloway (Noomi Rapace y Logan Marshall-Green, respectivamente) que descubren una nueva imágen en una cueva que continúa un patron visto decenas de veces: un hombre señalando a un grupo específico de estrellas. Con esto, de alguna forma, confirman que alguna vez hicimos contacto, y de hecho redoblan la apuesta, postulando que la humanidad le debe su existencia a estos seres, a los que informalmente llaman Ingenieros. Años más tarde, en 2093, vemos cómo Holloway y Shaw forman parte de la tripulación de Prometeo, una nave espacial financiada por el empresario Peter Weyland (Guy Pearce avejentado) que viajará hasta la constelación señalada por las pinturas para conocer a nuestros creadores. En la nave también están David (Michael Fassbender), un robot que vivió con Weyland y se convirtió en su mano derecha, Meredith Vickers (Charlize Theron), representante de Weyland en la tripulación y Janek (Idris Elba) el tripulante del Prometeo. Luego de años en viaje, llegarán a un planeta con atmosfera similar a la de La Tierra, en donde encontrarán una construcción en la cual podrían esconderse los secretos que están buscando. Pero apenas llegan, se dan cuenta que algo malo sucedió allí, y si se quedan mucho tiempo, eso mismo podría sucederles a ellos. Prometeo (Prometheus, 2012) es la primera aproximación de Ridley Scott al universo de Alien desde 1979, cuando estrenó la película que daría el puntapié inicial a una franquicia de varias entregas y hasta crossovers, como Alien Vs. Depredador. Durante todo el tiempo, se menciona a Prometeo como una precuela de Alien, y esto es tan cierto como falso. Es decir: Hay muchos elementos que son parte del universo Alien, pero es difícil mencionarlos sin spoilers. Desde el vamos, el hecho de que la compañía que sacó al Prometeo al espacio sea Weyland, y que nuestros Ingenieros sean de la misma raza que el misterioso Space Jockey visto en la primera entrega de la saga Alien ya nos deja en claro que estamos en el mismo universo, unos 30 años atrás. Ahora, la gran diferencia de Prometeo, en donde planta una bandera, es que puede funcionar como una saga en si. Esta es la historia de los Ingenieros, no de los Xenomorphs, pese a que los guiños sobran. Si se hace, como se está diciendo, una saga de Prometeo, el camino que tomarán será distinto, y hasta paralelo al de Alien. Aquí la curiosidad va por otra parte, por un debate teosófico que enfrenta a los hombres de ciencia con los hombres de fe, y no solo eso, sino que también cuestiona la mismísima fe de los creyentes, aunque -como verán en la película- eso depende de muchos otros factores. La película tiene tres grandes problemas, que incluso pueden subdividirse en más, pero vamos a generalizar. Por un lado, los climas de la película cambian rotundamente. Parecen dos obras distintas pegadas, ya que al comienzo es todo suspenso y ciencia ficción, y luego nos captura una sensación "Alien" de la que es difícil salir, más cercana al terror y hasta al gore. Por otro lado, las preguntas sin respuesta y las cosas que suceden porque sí pueden irritar al espectador. Esto no es de extrañarse, viendo que el guión viene de la mano de Damon Lindelof, uno de los escritores de Lost, que siempre dijo que solucionar las incógnitas no era lo que más le interesaba en los argumentos. Y está bien, podemos negociar con eso porque sabemos que si hay una saga, habrá respuestas. Algunas al menos. Pero con las cosas que suceden porque sucedes en difícil convivir, y ahí está el verdadero punto flojo de Prometeo. Otro inconveniente es el elenco, que más allá de Noomi Rapace, Idris Elba, Charlize Theron y el magnífico Michael Fassbender que hace suya la película, no aportan nada y, de hecho, no nos interesan en absoluto. Ni siquiera Weyland, que encarna uno de los mayores misterios de la película, se convierte en alguien con quien podamos congeniar. Otra cosa a tener en cuenta es el 3D. Verdaderamente vale la pena pagar un poco más para ver Prometeo con los anteojitos. Ridley Scott se convirtió en un nuevo gurú de esta tecnología, ya que pocos (casi nadie) realizaron un trabajo tan fino y bello a la vista como lo que se hizo en esta cinta. Si van a ver la película, lo mejor que pueden hacer es no pensar en Alien, eso los tirará abajo, ya que en general son historias muy distintas. Prometeo es una gran película de ciencia ficción con un puñado de fallas, que pueden mejorar o empeorar a lo largo de la saga. Claro, pensar en dejar cosas mal para arreglarlas "después" suena a flojo, pero hoy en día el mercado funciona así y, de nuevo, hay que negociar ciertas cosas si queremos disfrutar el cine. Y Prometeo, sin dudas, es un gran ejemplo de cine para disfrutar y, sobre todo, para debatir, ya que los fanáticos de armar teorías amarán las posibilidades que les deja la película.
Las comedias de los ’80 encontraron su upgrade modelo siglo XXI. Calificación – 4/5 Jenko (Channing Tatum) y Schmidt (Jonah Hill) solían ser compañeros de la secundaria. Mientras el primero era el típico galán que salía con todas, pero mantenía sus calificaciones en lo más bajo, el otro era el cerebrito de la clase con el que todos se metían. Años después, ambos se convierten en aspirantes a policías y deberán unirse para superar las pruebas de la escuela. Uno, experto en ejercicios físicos, ayudó al poco ágil a superar las pruebas corporales, mientras que el otro puso su grano de arena para que ambos logren pasar las evaluaciones escritas. Su sociedad no solo los hará ingresar al cuerpo, sino que los convertirá en grandes amigos. El problema es que, luego de una misión que sale excesivamente mal, los transferirán al 21 de Jump Street, un departamento que utiliza a jovenes agentes para infiltrarse en escuelas y seguir así el camino del delito juvenil. Su misión será volver a la secundaria para desbaratar a un grupo de narcotráfico que puso en la calle una nueva droga que acabó con la vida de un adolescente. El gran problema que tendrán es que sus identidades se mezclarán, y el burro deberá hacerse pasar por un genio en química, mientras que el otro-y sin querer- se convertirá en el personaje popular que logrará hacer conexiones con los rebeldes involucrados en la venta de estupefacientes. La primer gran victoria de la película es marcar la diferencia entre la secundaria de antes y la actual, donde los parámetros de popularidad cambiaron. Hoy, ser un freak de internet, homosexual o lector de historietas no convierte a alguien en un paria, sino todo lo contrario, mientras que el típico Ladies Man queda excluído por obsoleto. Comando especial mezcla esto con grandes dosis de comedia y con un gran argumento policial que va a la par, sin dejar ningún cabo suelto y ningún tema abandonado, y aprovechando cada lugar común del género para explotar y, a su vez, parodiar. Eso la convierte en una gran película que, a fin de cuentas, es pura diversión. En cuanto a las actuaciones, Channing Tatum sorprende por su frescura en la ejecución de gags, tanto físicos como en diálogos, mientras que Jonah Hill mantiene su recto camino al éxito interpretando, hay que admitirlo, una y otra vez el mismo personaje. No es que eso esté mal ¿Cuántos actores lo hicieron? Mención aparte merecen Ice Cube, que interpreta al Capitán Dickson de Jump Street y el profesor Walter, personificado por Rob Riggle, dos actores de reparto que le suman mucho a las escenas cómicas. Comando especial (21 Jump Street, 2012) es una película basada en una serie de la década del ’80, en donde Johnny Depp hizo sus primeras armas en la actuación. Por eso es que los directores Chris Miller y Phil Lord quisieron dejar bien en claro que, si bien se tomará el marco de escuela, no sería tal y como se hizo antes. Los tiempos cambian, y la comedia también lo hace. O se adapta o se muere. Si quieren pasar un excelente rato en el cine, con risas y acción aseguradas, Comando especial es la gran opción para ver. No se la pierdan.
Joss Whedon demuestra que puede manejar una megaproducción y no morir en el intento. Llegó el día: entre mañana y el viernes llegará a las pantallas latinoamericanas Los Vengadores, la última superproducción de Marvel dirigida por Joss Whedon. Aquí, los héroes de las anteriores películas se unen para formar un grupo de justicieros bajo las órdenes de S.H.I.E.L.D., una organización secreta de seguridad internacional. Para entender al cien por ciento la película, es necesario haber visto absolutamente todas las obras de Marvel hasta el momento, sobre todo Thor y Capitán América, ya que sus líneas argumentales van palmo a palmo con la de Los Vengadores. Paso a explicar: La película comienza con la gente de S.H.I.E.L.D. y el doctor Selvig (Stellan Skarsgård, visto en Thor) analizando los extraños comportamientos del Tesseract, el elemento con el que Hydra quería hacer un arma hiperpoderosa en Capitán América. Este cubo pertenece originalmente a la gente de Asgard, y es utilizado para transportarse de un mundo a otro, por eso - además de ser una potencial arma y fuente de energía ilimitada -también es un portal, y como todo portal, tiene dos lados. Del otro lado de ese marco está Loki (Tom Hiddleston), expulsado de Asgard y buscando revancha contra los terrícolas, que hicieron que su hermano Thor (Chris Hemsworth) "bajara a su nivel", olvidando su rango de deidad. Él hará un pacto con una raza alienígena belicosa llamada Chitauris, en el cual les promete el Tesseract a cambio del dominio del planeta tierra. Así, Loki llega al planeta a través del portal creado por el Tesseract y comienza su plan maestro: domina la mente de Clint "Hawkeye" Burton (Jeremy Renner) y de Selvig para tener fuerza y cerebro mientras prepara un portal más grande para que todo el ejército Chitauri venga a exterminarnos. Esto hará que S.H.I.E.L.D. vuelva a considerar la iniciativa Vengadores, un plan para reunir a los hombres y mujeres más poderosos del planeta en un escuadrón de defensa invencible. Pero a ellos no se los ve muy emocionados. Solo el Capitán América (Chris Evans) y Black Widow (Scarlett Johansson) permanecen en S.H.I.E.L.D. El primero porque no tiene lugar en donde caer, y la segunda porque es una agente fija. Tony Stark (Robert Downey Jr.) es Tony Stark, y no tiene el más mínimo interés de formar parte del grupito, Thor se encuentra en Asgard, por lo que es imposible comunicarse con él y el Dr. Bruce Banner (Mark Ruffalo), más conocido como Hulk, está en el corazón de la India, ayudando a personas humildes e intentando mantenerse lejos de todo lo que le provoque un pico de stress. Pero todo el escenario cambiará cuando Loki tome por sorpresa a un grupo de civiles en un coqueto evento en Alemania. Allí, Iron Man y el Capitán América lograrán detenerlo y llevarlo hacia S.H.I.E.L.D., pero también en el medio aparecerá Thor, que querrá regresarlo a su hogar. Pero sin el Tesseract eso es imposible, lo cual da pie a una serie de peleas internas, guerras de egos y demás cosas que Loki sabrá explotar a su manera. Contar más de Los Vengadores sería arruinar la película. El planteo es ese y todo lo que sigue es, como puede decirse, una película de superhéroes pura, dura y efectiva. A diferencia de las otras producciones de Marvel, el humor se hace más presente y con mucha más efectividad, y las escenas de acción son de lo mejorcito que pudo verse dentro de los canones Marvel. Además, y a diferencia de casi todas las demás películas de superhéroes, la oscuridad no tiene lugar. Si, claro que hay algo de drama y algo de "oh-no-soy-un-idiota", pero no verán almas sufridas ni atormentadas en esta cinta: solo tipos con superpoderes que saben como patear traseros de extraterrestres y dioses. Las fallas de la película son escasas (un pequeño hueco argumental por acá, un diálogo científico excesivo por allá, un 3D inexistente que me obliga a recomendarles que vayan a verla en 2D para ahorrar dinero) y no afectan a lo que es la producción en si, que termina convirtiéndose en todo lo que los trailers habían prometido, y mucho más. Lo más destacable, por el contrario, es la inteligencia con la que supieron manejar a los personajes, dejando su momento de gloria a cada uno y haciendo que el protagónico y eje de la película no sea ninguno de ellos, sino S.H.I.E.L.D. Claro que, en cuanto a carisma, Tony Stark se roba la película, y el Bruce Banner de Ruffalo sorprende y agrada mucho más que todos los Hulk vistos hasta el momento, pero eso no quiere decir que sean los únicos importantes. En definitiva, Los Vengadores es lo que es: una película de aventuras, de acción, con un visual excelente y un guión bien escrito que hace justicia a todo el universo Marvel conocido y que nos dan ganas de comernos baldes y baldes de pochoclo/palomitas de maíz. Ah, y como todas las películas de esta productora, tiene una escena post créditos, pero que solo los más fanáticos de los comics llegarán a entender del todo.
Cuando las amenazas externas son sólo una excusa para explorar al ser humano. Qué buena es El líder (The Grey, 2012), y perdonen que comience así, pero de verdad (y si bien recién estamos en abril) esta puede ser una de las películas más impactantes del año y, sin dudas, una de las peor vendidas. O mejor, dependiendo de lo que hayan querido hacer. Y es que esta nueva obra de Joe Carnahan (Responsable de la brillante Narc) no es sencillamente un grupo de hombres que pelean contra lobos en medio de los helados paisajes de América del Norte. No, está lejos de eso. El líder es una película sobre humanos, sobre debilidades y fortalezas y, sobre todo, sobre la muerte. Pero vamos desde el principio. Ottway (Liam Neeson) es un sufrido francotirador que trabaja para una compañía petrolera del norte de los Estados Unidos. Su labor diaria es pararse en un costado y matar a cada lobo que intente atacar a los obreros, en su mayoría rechazados de la sociedad, ex presidiarios y gente sin ningún tipo de motivación en la vida más que tomar, pelear y seguir tomando. El no es muy distinto a ellos. Si, tiene mejor educación, pero tampoco tiene demasiados motivos para vivir. Solo un recuerdo y una carta que quiere entregar son las cosas que, más o menos, lo atan a la vida luego de un intento fallido de suicido. Esta ansia de morir, irónicamente, se esfuma cuando el avión en el que él y un puñado de sus compañeros viajan a la civilización se estrella debido a una fuerte tormenta de nieve. El resultado es catastrófico: solo quedan unos pocos sobrevivientes, sin comida, helados y sin saber adonde ir. Y, para colmo, rodeados de feroces lobos. En ese contexto, Ottway tomará el liderazgo y, a su vez, comenzará a revalorar la vida a la que tanto desprecio le tenía, pero claro, sin dejar de respetar a la muerte, más cerca que nunca de su camino. A través del blanco paisaje, los pocos sobrevivientes comenzarán a buscar una forma de sobrevivir, porque de eso se trata la película, a la vez que la humanidad comienza a salir a flote, y el miedo y el orgullo empiezan a ser los verdaderos protagonistas de la historia. Solo Ottway, desde la humildad de un hombre aterrado, tiene la vista clara. Quien lo quiera seguir, que lo siga. La vida no está asegurada, pero la muerte tampoco. El líder es sangrienta, pero a la vez poética. Es violenta, pero hermosa, y Liam Neeson da una de las mejores actuaciones de su carrera desde un lugar apático, pero al mismo tiempo lleno de corazón, miedo y coraje, todo junto. La película tiene tantos tintes, tantas visiones, que es difícil decir cuál es la principal. Solo una cosa queda clara al final de la película: La carrera entre la vida y la muerte pocas veces estuvo mejor plasmada en la pantalla grande. Definitivamente El líder es una joya moderna que, con suerte, se sabrá apreciar a tiempo.
¡Que viva la eterna adolescencia! Desde su primera entrega en 1999, American Pie se convirtió en una de las franquicias cómicas más importantes de los últimos años. Luego de la tercera parte, de 2003, la mayoría de los integrantes del elenco original se alejó, dando pie a una saga de películas directo a DVD que muy pocos recuerdan. Ahora, casi diez años después de la última parte "oficial", los miembros originales del elenco vuelven a unirse una vez más para American Pie: La reunión que, dependiendo de los números, podría o no ser la última entrega oficial de la serie. La película nos muestra a los miembros de la pandilla ya surcando los 30 años, algunos con hijos, otros casados, con trabajos aburridos o no tanto, pero todos, de una u otra forma, lidiando y viviendo con el mundo "adulto" diariamente. Por un lado tenemos a la pareja de Jim (Jason Biggs) y Michelle (Alyson Hannigan), casados, con un hijo y con una vida sexual prácticamente nula. Por otro lado está Oz (Chris Klein), uno de los presentadores de deportes más famosos del país. También está Finch (Eddie Kaye Thomas), que parece ser un empresario importantísimo que da la vuelta al mundo millones de veces por año. Y claro, está Stifler (Seann William Scott), un grandulón que se niega a madurar y al que casi logran dejar afuera del reencuentro. Todos ellos volverán a su pueblo natal para realizar una reunión de ex estudiantes, pero antes tendrán que atravesar algunos problemas, como la nena que solía cuidar Jim, Kara (Ali Cobrin), con 18 años recien cumplidos y las hormonas en pleno estallido, o con un grupo de revoltosos que se enfrentará a los egresados del '99. American Pie: La reunión mantiene el espíritu de las primeras tres películas y de alguna forma, combina lo que es la inocencia y desfachatez de la primera con el asuntito de crecer y hacerse responsable de la tercera. La mixtura logra dar como resultado una comedia que funciona y que de ninguna manera desentona con lo que es la saga. Claro, American Pie tiene un truquito, como todas las películas "generacionales": para disfrutarlas más, se tiene que crecer con ellas. Con esto quiero decir que tal vez un adolescente no disfrute tanto esta entrega como con la primera, pero alguien que haya vivido una adolescencia similar, y que sea un inmaduro que se encuentre en sus cercanos-medios 30, al ver La reunión, pueda sentirse más identificado. No hay dudas de que American Pie es una de las películas más importantes del siglo XXI. Su primera entrega relanzó un género que parecía muerto: el de la comedia estudiantil "picante", y con ella, muchas otras salieron detrás (Viaje censurado, Superbad, etc.), por eso que hoy se estrene una cuarta entrega de esta saga se convierte en casi un evento. Y, como todo evento importante, no deberían perdérselo.
Culpable hasta que se demuestre lo contrario. El 9 de abril de 1985 se da por terminada la guerra civil de los Estados Unidos, con lo cual se proclamó que el sur del país no podía ser independiente y, además, se abolió la esclavitud. El presidente, en esos tiempos, fue Abraham Lincoln, uno de los próceres más importantes de la actualidad estadounidense que, días después (el 15 de abril) fue asesinado por John Wilkes Booth, un actor sureño causante del primer magnicidio en la historia del país. Lo que El conspirador (The Conspirator, 2010) toma son los meses que siguen a este hecho, con la captura de los conjurados en contra del presidente y su posterior juicio. Allí estará el joven abogado Frederick Aiken (James McAvoy) un héroe de guerra que, como todo el pueblo, quiere ver colgados a los responsables por el asesinato del hombre que defendió con su vida. Pero su jefe, Reverdy Johnson (Tom Wilkinson), un hombre que vive por y para la ley, cree que el juicio no podrá ser justo jamás, ya que todos son culpables para la corte militar sin que medie reflexión por una presunta inocensia. Es por eso que le asigna el caso de Mary Surratt (Robin Wright), la dueña de una posada en donde se alojaron los asesinos y madre de uno de los que planeó el complot, que se encuentra fugado. Ella tiene los mismos cargos que los demás (complot en el crimen de Lincoln) pero, ¿qué pasaría si, en verdad, todo lo que ocurrió fue a sus espaldas y no sabe absolutamente nada del caso? Con la justicia militar en contra, el joven Aiken deberá enfrentarse a su moral y a su juramento como abogado, a la vez que entiende (y en parte siente) el odio de los estadounidenses para con esta mujer. La película fue dirigida por Robert Redford, que con paso lento pero firme, lleva adelante un drama legal digno de John Grisham, pero de la vida real. Se pueden palpar los sentimientos, los reveses y los conflictos entre los personajes, magistralmente interpretados por los actores, siendo McAvoy uno de los más valiosos. Pero, desgraciadamente, tiene dos problemas: 1. Es lenta, muy. Y la pérdida de ritmo en este tipo de películas hace que el aburrimiento llegue rápido. 2. La película está diagramada de tal forma que debería sorprender al que no conoce la historia, pero si se la conoce, no hay mucho que pueda aportar. Tal vez Redford debería haber optado por un estilo más cercano al documental, narrando la historia con el diario del día después en la mano y, así, dar un producto más legítimo. De todas formas, la película está bien, sobre todo por los actores y por la tensión que el director supo darle a escenas claves a lo largo de su obra. Si les gustan las películas de abogados, El conspirador es una muy buena opción para disfrutar, eso si, sin pochoclos en la mano.
Los comienzos del psicoanálisis, el amor, las perversiones y una amistad rota son los tópicos que David Cronenberg explota en su nueva obra. A finales del siglo XIX, la medicina estaba por dar un giro inesperado. Ya no era el cuerpo lo que se buscaba curar, sino la mente, y no con remedios o bálsamos, sino con la palabra. Desde Suiza, Carl Jung (Michael Fassbender), un joven de 29 años, casado y a la espera de un hijo, busca implementar este concepto de la cura a través de la palabra, y la paciente experimental que encuentra es Sabrina Spielrein (Keira Knightley), una mujer con serios problemas mentales, extremadamente nerviosa, masoquista y con deseos sexuales irrefrenables. Ella viene de una familia bien y su cultura sorprende a Jung, que pronto la sumará a su equipo como ayudante, a la vez que la analiza. Por el otro lado, en Viena, lo tenemos a Sigmund Freud (Viggo Mortensen), el creador del concepto de la cura a través de la palabra ("psicoanálisis", así lo bautizó) que es solicitado por Jung para hablar sobre el caso Spielrein. Para Freud, todo problema sale de uno, y casi siempre tiene su ancla en el costado de la sexualidad, pero Jung se niega a creer esto. El problema es que, con el tiempo, y sobre todo luego de la aparición de Otto Gross (Vincent Cassel) en su vida. Gross, era un psicoanalista muy perturbado, drogadicto y aprovechador, que lo único que parecía buscar en sus pacientes era que se acuesten con él. Así, la relación entre Jung y Sabrina se hace cada vez más cercana, hasta llegar a convertirse en amantes, en donde el doctor puede realizar todas las perversiones que tiene reprimidas en su interior, ya que son cosas que con su mujer- una elegante madame de la burguesía- no podría hacer jamás. Un método peligroso se podría dividir en dos películas casi distintas. Por un lado tenemos la historia de amor enfermizo que Jung y Spielrein protagonizan, que es el alma mater de ésta obra. Por el otro, tenemos los diálogos y discrepacias de Jung y Freud, en donde cada uno intenta dejar en claro su punto de vista sobre la mente humana y sobre el probable origen de sus problemas. Las diferencias entre ellos se hacen cada vez más grandes, y a lo largo de la cinta vemos cómo lo que comenzó como una relación fraternal se convierte en una guerra de celos, envidias y orgullos. David Cronenberg realiza una dirección excelente, como nos tiene acostumbrados, pero lamentablemente la película en si no tiene una narración destacable, lo cual se convierte en su único punto en contra. En algo menos de dos horas de películas se intentan resumir casi veinte años de historia, y muchas veces los cortes son abruptos. Está bien que no hayan mostrado, por ejemplo, como Jung debió servir en la Primera Guerra Mundial como médico, pero al ser omitido tan violentamente, en la película esos años parecen apenas dos semanas, y se pierde la profundidad y las distancias que el tiempo marca entre los personajes. De todas formas, el peso real de Un método peligroso cae en los actores, y el trío Fassbender-Mortensen-Knightley se pone la película en los hombros con facilidad. El cameo (no puede catalogarse como más) de Cassel también se destaca, haciendo de ésta una obra que realmente vale por los actores, y no tanto por lo demás. Y es que Cronenberg también quiso marcar esto, al hacer que la mayoría de las escenas sea en interiores, todas muy conversadas, en donde la palabra (no es casual) y no la imágen es la protagonista.
Persecusiones al por mayor en el nuevo thriller de acción protagonizado por Denzel Washington y Ryan Reynolds. Tobin Frost (Denzel Washington) es un ex agente de la CIA que, desde la clandestinidad, vende información ultrasecreta a quién quiera pagarla. Su negocio no va mal, pero siempre se se está en el hampa, algo sale mal, y es lo que le pasa, ya que en Ciudad del Cabo debe correr hasta el consulado de los Estados Unidos para entregarse y salvar su vida. Desde allí será transportado a un lugar seguro, escoltado por el inexperto agente Matt Weston (Ryan Reynolds). Allí se desatará lo que será el esquema de la película, es decir: persecusiones (lo más destacado de la cinta), acción sin respiro, traiciones y todas esas cosas que cualquier película como ésta, netamente de acción, debería tener. La película funciona muy bien en su género, pero la sensación de estar viendo algo ya visto es muy marcada. Desde 16 calles, con Bruce Willis y Mos Def, pasando por la vertiginosa edición estilo Bourne (no es casual que el editor y el director de fotografía sean los mismos que en esa saga) convierten a Protegiendo al enemigo (Safe House, 2012) en un producto repetido, pero que no por eso deja de ser convincente y de entretener, lo cual -si vamos al caso-es su finalidad. El elenco de la película está muy bien seleccionado. Sam Shepard, Rubén Blades y los protagonistas dan a Protegiendo al enemigo lo que necesita y que, en muchos casos, es el punto débil de las películas de acción: buenas actuaciones. Nadie puede discutir a esta altura a Denzel Washington, pero los demás (sobre todo el siempre cuestionado Reynolds) están muy bien en sus papeles y no desentonan a lo largo del film. En definitiva, Protegiendo al enemigo es una película más, pero que no por eso debe ser ignorada. El cine de acción vive un déficit bastante importante en Hollywood, un género tomado con éxito por Francia y oriente. Ver que todavía es posible que en “la meca” se puedan hacer trabajos de este estilo es siempre algo positivo, y es algo por lo que este debut anglosajon del director chileno-sueco Daniel Espinosa no debe ser pasado por alto.