El año pasado se estrenó “Baby Driver”, un musical de acción que el director inglés Edgar Wright había concebido por primera vez hace ya 23 años. Antes de llegar a los cines y volverse uno de sus mayores éxitos ya había tenido una suerte de prueba piloto cuando en 2003 dirigió el videoclip de la canción “Blue Song”, de la banda Mint Royale. Pero recién 15 años después nos encontramos con la desenfrenada evolución de aquel primer bosquejo. Tal vez sea brusco referirse a un cortometraje nominado al Oscar como un “primer bosquejo”, pero sin dudas esa es la función que terminó cumpliendo para esta película el corto “Just Before Losing Everything”, realizado por el director Xavier Legrand en 2013. “Custodia Compartida” sirve como una suerte de secuela/versión alternativa para la que no es necesario haber visto su primer trabajo. Una madre encuentra la separación de su violento esposo truncada cuando éste termina ganando la custodia compartida de su hijo menor. Su hija mayor está fuera de su alcance tras haber cumplido la mayoría de edad, pero ambas tendrán que esperar en doloroso silencio cuando sábado tras sábado el monstruo que lucharon por desterrar de sus vidas viene amparado por la ley a irrumpir la relativa paz que lograron ganarse. Encuentros que irán escalando en intensidad por sus intentos de volver a acercarse a su antigua familia. Desde la primer secuencia es evidente por qué Legrand se llevó el León de Plata a Mejor Director en el Festival Internacional de Venecia. Sin que le tiemble el pulso, el realizador demuestra su fuerte personalidad y visión desde el primer momento. Secuencias largas que no temen mostrarse hostiles hacia el espectador para transmitir sus sensaciones. El film difícilmente se queda tranquilo por mucho tiempo, saltando entre momentos y sin ningún miedo a variar la duración de los mismos para hacer días sentirse como segundos y a algunos minutos transformarlos en interminables horas. El drama es inescapable, Legrand transforma un drama social en un terror humano. Grandes actuaciones florecen en una película donde el guion y la dirección parecen uno solo. Una cinta repleta de potentes escenas que ahogan por completo las contadas ocasiones en que Legrand dota algunas secuencias por demás con un aparatoso drama cinematográfico, las grandes bondades de este film hacen imposible poder enfocarse en cualquier detalle negativo. Es una experiencia por momentos desgarradora que logra trasladar a la audiencia a los lugares y la mente de sus protagonistas dando resultados que ocuparán sus cabezas por un largo rato.
Rampage – Devastación: The Rock contra monstruos gigantes. The Rock se pone al hombro una cinta de acción y comedia en que lo verás enfrentarse a tres animales gigantes intentando evitar la destrucción de toda la ciudad. Aunque no lo parezca, The Rock es la estrella de cine más exitosa del planeta. Sus películas continúan teniendo increíbles números en taquilla, cuanto menos superando cualquier expectativa que habría de no encontrarse el ex-luchador de la WWE en la ecuación. Su carisma y capacidad física para imponerse todo el tiempo en pantalla siempre terminan potenciando cualquier comedia o film de acción del que es parte y por supuesto Rampage no es la excepción. Adaptación de la franquicia de videojuegos homónima, que seguramente no suene muy familiar en un principio pero cuya imagen de tres monstruos destruyendo una ciudad traiga a la cabeza memorias del arcade, la casa de alguna amistad o como mínimo del hecho de que es uno de los posters más populares para poner en tu negocio relacionado a los videojuegos. ¿Su trama entonces? Objetos extraños caen en la tierra convirtiendo tres animales en bestias gigantescas con sed de destrucción. Por suerte, el gorila que fue uno de los afectados tiene a un noble The Rock como su cuidador, quién terminara moviendo tierra y mares para encargarse de ayudar a su enorme amigo antes de que los otros monstruos (o los militares) lo eliminen. Con un premisa tan pero tan estúpida, una película de acción solo puede apuntar a no tomarse tan en serio a si misma y tratar de mantenerse lo más entretenida posible. La mayor fortaleza, de una Rampage bastante decente, es que tiene varios momentos en los que evidencia que le importa poco otra cosa que no sea entretener. Es una película cómoda con la que se rían con, sino también de ella. Sacando a The Rock, hay que mencionar dos interpretaciones excepcionales en Jeffrey Dean Morgan y Malin Akerman. Ambos actores entendieron a la perfección de que iba la película y dieron todo para reflejar lo caricaturesco de sus personajes, algo que usualmente suele caerle mal a los interpretes por miedo a transmitirle a la gente que están “actuando mal”. Al contrario hay que mencionar que Naomi Harris es lamentablemente un ejemplo más de sidekick femenino sin ningún tipo de personalidad o razón de existir. Y que la participación del gran Joe Mangianello es cuanto menos decepcionante. El film tiene un muy buen comienzo, con una escena de tensión espacial seguida de una introducción amena de personajes con conocimiento animal y ganas de tirar chistes a cada rato. Aunque el humor en sus diálogos no sea de lo más fuerte, toda escena con The Rock termina ganando mucho gracias a su carisma innato. Parece que la acción va a arrancar de inmediato, cuando ya en esa primera noche caen a la tierra los objetos que terminaran agigantando a las pobres criaturas, pero no será hasta los últimos 20 minutos que terminaremos viendo la destrucción de la ciudad a mano de los monstruos (y The Rock) como la película promete. Lo que parecía iba a introducirnos inmediatamente en la acción solo termina reiniciando las cosas, inexplicablemente dejamos atrás todo personaje introducido para comenzar a conocer un nuevo elenco que verdaderamente protagonizaran la próxima hora de película. Inexplicable, una torpeza por parte del guion que termina efectivamente dejando un mal sabor de boca ya que en su gran mayoría los nuevos personajes son mucho más aburridos que con los que parecía iba a arrancar el film. Aunque después de verla puedan rescatarse momentos haciendo memoria que provoquen unas cuantas risas, también hay que decir que durante un extremadamente largo segundo acto, el film se siente mucho menos emocionante que lo que parecía, y definitivamente menos divertido que lo que terminara siendo. Hay aproximadamente una hora de película que tiene pocas bondades para destacarle, y es tanto el principio como el final lo que termina recuperando de alguna manera el todo. Es cierto que hay películas buenas y películas malas, pero al mismo tiempo el cine contiene un rango enorme de distintas clasificaciones para todos tipo de films. Muchas personas van a clases de degustación de vinos para aprender a diferenciar las minucias de sus sabores, aromas y cuerpos, pero este tipo de cuidado no es el mismo que cuando uno discute en su grupo de amistades si prefiere la Coca o Pepsi. “Malísimo”, “ni se puede comparar”, la facilidad y comodidad atropella al discurso cuando sentimos que algo es demasiado mundano como para recibir un análisis sentido. Pero la realidad es que las malas películas tienen un arco iris de variedades. Films como The Room o Plan 9 from Outer Space son consideradas dos de las peores películas de la historia mientras son vistas y disfrutadas por miles de personas año tras año. En los 80 y 90 disfrutamos de una cantidad ridícula de films de acción, sin embargo terminamos recordando un puñado de ellas, y la gran mayoría no por sus virtudes cinematográficas ni artísticas. Qué es una buena película sino una que se puede disfrutar, y más importante: una buena película sabe las cosas que ofrecerle al espectador para aumentar su disfrute. No será Kubrick realizando los pasillos del hotel Overlook de forma arquitectónicamente imposible para sumar una extraña sensación en el subconsciente. Pero una tonta película de acción que sabe cuando entregar muertes ridículas tiene un mérito similar que no debe ser desacreditado por tratarse de un género tan poco refinado. Lejos de una obra maestra, o de algo verdaderamente especial, resulta un ejemplo perfecto de que cuando los films se hacen con las intenciones correctas puede incluso rescatarse muchas cosas de un producto tan innecesario y estúpido como este. Rampage entrega muchas risas, aunque no por sus insistentes chistes en el dialogo, y The Rock termina poniéndose al hombro toda una aventura de monstruos gigantes que hacia el final termina entregando toda la destrucción y acción que debe tener. No defrauda las expectativas a pesar de no tener nada muy especial para ofrecer, transformaron una adaptación de videojuegos, que literalmente a nadie podría interesarle, en una película que con justicia terminará atrayendo a más de uno con dudas haciendo a la fila para comprar entradas.
Los Buscadores: Aventura en guaraní. Un joven canillita descubre que su abuelo solía cazar tesoros cuando este le deja un misterioso mapa que lo llevará a poner su vida en riesgo para encontrar la peligrosa plata yvyguy. A principios de la década, un film paraguayo llamo la atención de la escena internacional. 7 Cajas obtuvo proyecciones tanto en el prestigioso Festival Internacional de San Sebastian como también por ejemplo en el de Moscú. El exitoso debut del dúo de directores formado por Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori terminaría nominado a los Premios Goya como Mejor Película Extranjera. En esta ocasión los directores vuelven a ofrecer una historia de ambiciosa juventud que pondrá en peligros muy reales a adolescentes humildes con la capacidad de soñar a lo grande. Un joven canillita divide su tiempo fuera del colegio repartiendo diarios sobre su bicicleta, ayudando a su madre en el trabajo o pasando tiempo con sus abuelos. Mientras sus amistades están comprando motos, el agua que va inundando su barrio parece que pronto llegara hasta su hogar. Pero todos sus problemas parecen haber encontrado su solución cuando su abuela le regala un antiguo libro que revelara el pasado de su abuelo: no solo solía cazar tesoros enterrados (llamados “plata yvyguy”), sino que en el hay un mapa que esconde la locación de una cantidad inimaginable de riquezas. El joven aventurero comienza entones un peligroso camino para solucionar todos los problemas de su familia, camino que llevaran a encontrar muchos aliados pero también unos cuantos enemigos. Con un tono inmaduro y juvenil, Los Buscadores muestra muy rápido que se trata de un film para soñadores con mucho corazón. Cada personaje, bueno o malo, esta buscando lo mejor para si mismo o para su familia, y afortunadamente para la audiencia la mayoría intentara alcanzar este objetivo mediante una suerte de búsqueda del tesoro. El guion logra mostrarnos un abanico de simpáticos personajes dispuestos a adentrarse en una variedad de escenarios en su búsqueda por la plata yvyguy. La secuencia inicial logra dejar sentado el lado oscuro de las ambiciones de aquellos que cazan este tipo de tesoros, y dejará al público expectante por un peligro que terminará por amenazar las vidas de nuestros protagonistas. Sin dudas el guion es la mayor virtud de la película, permitiéndole además a su elenco darle vida a unos coloridos personajes que cumplirán a la perfección sus roles en la historia. En este caso es la realización la cual termina por momentos debilitando el material. Una ambiciosa producción que ostenta una variedad de locaciones, y por momentos termina perdiendo el ritmo de aventura. Afortunadamente el film tiene mucho sentido del humor, ocasionalmente apuntando al público más adulto pero siempre tentando esas risas inmaduras que la mayoría de la gente trata de aguantar para sus adentros. Un grupo de personajes tan auténticos se asegura que aún cuando la historia va perdiendo el ritmo, siempre estemos metidos y atentos a sus victorias o penurias. En el principio la fortaleza narrativa del guion (especialmente con sus personajes) y la dirección hacen que el espectador se pierda sin problemas en una historia que va desarrollándose lentamente, y hacia el final es la capacidad imaginativa de sus directores que se aseguran de que el público pasara sus últimos momentos en la sala entre risas o al borde de su asiento. Pero también nos encontramos con un medio bastante pantanoso, donde la magia del montaje no pude hacer suficiente para levantar la energía de una producción que evidentemente resulto un reto muy grande para el talento detrás de cámara. Todas las bondades del film se encuentran al inicio o al final, dejando en el medio un tiempo muerto en el que la historia se desarrolla sin mucho ritmo, como conformándose por unir los puntos más importantes de la cinta. Aunque tenga sus fallas y por momentos pueda llegar a perder el interés de la audiencia, Los Buscadores muestra una vez más la inventiva imaginación que le valieron a Maneglia y Schémbori su reconocimiento internacional. Si 7 Cajas fue un debut soñado e inspirador, Los Buscadores demuestra que están dispuestos a aumentar la apuesta para afrontar producciones que levantan la vara del cine latinoamericano con el entretenimiento como principal foco. Este paso en falso es también un fiel reflejo de la juventud hambrienta de aventuras, y al mismo tiempo nos deja expectantes para ver cual es el próximo paso de un dúo de directores que promete siempre.
Estrenada seguramente en un momento comercialmente equivocado, lo más lejos posible de la próxima ceremonia de los Oscars, tenemos lo nuevo del director de Lion. Si con su debut consiguió seis nominaciones (incluyendo la de Mejor Película), seguramente Garth Davis tiene entre ceja y ceja las estatuillas doradas como para continuar su carrera con este film de tiempos bíblicos en los que todo aspecto parece apuntar a los galardones de final de temporada. Una especie de biopic eligiendo a una de las personalidades históricas más mistificadas y a la vez ignoradas de toda la religion cristiana: María Magdalena. Personaje defenestrado por parte de la Iglesia, es un relato que busca redimir su nombre así como levantar su ícono en una época en la que la figura femenina se encuentra más que nunca luchando por derechos como la igualdad. Protagonizada por algunos nominados al Oscar como Rooney Mara, en el rol titular, y Joaquin Phoenix interpretando al mismísimo Jesús. Dos actuaciones de gran calibre que se encargarán de alivianar cualquier problema que surge en el guion, así como mantener la atención del público, ofreciendo composiciones en donde todo detalle puede ser apreciado, complementando así una realización casi minimalista. Con diálogos susurrados en medio de un silencio interrumpido, más ocurrentemente por vientos del desierto que por música, es un tipo de cine para aquellos fanáticos acostumbrados a su dinámica. Secuencias con largos silencios, conversaciones más teatrales que realistas e incluso una fotografía que apunta a lo natural. En cuanto a lo técnico, hay que decir que ese objetivo visual se logra de gran manera gracias a un gran trabajo por parte de vestuario y producción en general, entregando ambientes que los familiarizados con la historia cristiana encontrarán inmediatamente conectados a los relatos biblícos. Podrán ser detalles, pero cuando el desierto, las casas e incluso las grandes rocas elegidas para dar sermones a su alrededor terminan por verse exactamente como deberían, ayudan de gran manera a transmitir cualquier tipo de guion a la gran pantalla con mucha más fácilidad. Quizás uno de los mayores problemas del film sea lo transparente que es en cuanto a sus ideales. Durante la gran mayoría del tiempo estaremos escuchando diálogos que, aunque no refieran directamente al feminismo, terminen siendo como si todos y cada uno de los personajes gritaran alternativamente su posición, estando a favor o en contra del mismo. Un film con subtexto es apreciado cuando ve la luz del día en contadas ocasiones, pero cuando es claramnte el objetivo de todas y cada una de sus escenas termina por perder valor la forma en que elige llevarse a cabo. Todo lo que rodea al guion parece poner su parte como para llevar a buen puerto la historia, pero termina siendo por las falencias del mismo que este noble film no alcanza a satisfacer de la manera que podría hacerlo. Si seguramente sus productores esperaban llegar a imitar aunque sea minimamente el éxito comercial de “La Pasión de Cristo”, la audiencia acabará deseando no estar viendo lo que parece ser un inevitable producto hollywoodense demasiado esteril y suavizado, que se encargó de aguar todo el valor que podría tener el guion original. Se trata de un concepto que contaba con todas las herramientas para ser más de lo que al fin y al cabo es, y eso es una verdadera lástima.
Proyecto Florida: Al borde del lugar más feliz del mundo Ya con algo más de renombre, el director Sean Baker nos ofrece las agridulces aventuras de unos niños divirtiéndose durante el verano en los complejos de viviendas que rodean los parques de Disney en Florida. El último trabajo del director independiente Sean Baker le había agregado a su usual buen recibimiento por parte de los críticos, un impacto mundial por las formas. Tangerine fue realizada en su totalidad con la cámara de un iPhone 5S, pero además de esa curiosidad se trató de un sentido retrato repleto de recursos cinematograficos. Ahora, con el Proyecto Florida, Baker devuelve esa atención internacional realizando un trabajo que termino ganando incluso nominaciónes en los Oscars, los BAFTA y Globos de Oro. Aventuras infantiles y colores pastel que se aseguran de que Baker ya haya dado el gran paso para colocarse entre el selecto grupo de directores que combinan una fanbase con la atención de la industria aunque permaneciendo con su espíritu independiente y tono particular, a lo Wes Anderson podríamos decir. Un ejemplo que viene bien para explicar que aunque este protagonizada por niños, no se trata para nada de una producción con el público infantil en mente. La mayoría de sus personajes sirven como muy malos, pero al fin y al cabo simpáticos, ejemplos. Mientras que su madre busca la forma de mantenerlas económicamente a flote, la pequeña Moonee de seis años intentará sobrevivir el verano jugando con sus vecinos en el complejo de viviendas “El Castillo Mágico” en la verdadera Florida, la que rodea los parques de Disney. De hecho, el “Proyecto Florida” fue uno de los nombres dados a lo que eventualmente se convertiría en Disney World. Muchas de las mini-aventuras de los niños son esfuerzos imaginativos por parte de los pequeños por replicar atracciones de los parques del ratoncito. La película no insiste demasiado en que se tenga en cuenta, pero todo cobra un especial significado cuando recordamos que todo esto suceda al borde del “lugar más feliz del mundo”. Todas las referencias están ahí si se buscan, pero no insisten en que un público despistado las reconozca. Es un tipo de película que puede sonarle conocida a cualquiera que este familiarizado con el cine independiente, pero se trata de un film con una estética particular. Inmediatamente resaltan los colores pastel, con el cielo celeste y el rosa de las paredes del motel. Cuando se habla de cine independiente con niños, visualmente es siempre con imágenes sucias, crudas de evidente pobreza, pero en este caso Baker entrega un film que visualmente transmite esa alegría y positivismo que su protagonista Moonee insiste en traer a cada segundo que pasa en pantalla. Un cambio tan pequeño como este cambia completamente el tono de la película, incluso más que recursos usualmente utilizados como la música. Es un film humilde, colorido y alegre de la forma más positiva posible en sus duras circunstancias. Aunque como parte de esta estética tenemos un detalle que quizás pueda pasar desapercibido para muchos: en la mayoría de las películas, los niños no son personajes. Por alguna razón (varias en realidad) no se le suelen atribuir a infantes la complejidad, por más simple que sea, de un personaje cinematográfico normal. Al tratar a sus protagonistas independientemente de la edad, Proyecto Florida no solo termina obteniendo el extraño detalle de personajes de menos de 10 años de edad, sino que en el proceso logra generar un guion increíblemente natural y realista. Aunque con sus contrastes dramáticos, y sin tratarse de una comedia ridícula, de improvisación o del estilo de sitcom, Proyecto Florida es una comedia. Es uno de los tipos de comedia más ignorados: una sin chistes. No hay set up ni punchline alguno, no hay tampoco dialogo ingenioso o hilarante. Es un humor realista que consigue sus risas gracias situaciones naturales y de interacciones entre personajes que no tienen intención de hacer reír, mas bien no tienen muchas mas intenciones que vivir su vida. Los niños son increíblemente simpáticos, incluso se van a ganar a aquellos que no sean muy amigo de los chicos, mientras que los adultos consiguen la simpatía por su noble intento por llevar adelante su vida diaria. Sea administrar el complejo de departamentos donde los chicos residen o simplemente ganarse la vida. Seguramente sea imposible ver la película sin sonreír, viendo como los niños se entrometen en la vida de los adultos que los rodean. El director nos lleva de viñeta en viñeta, y como ya dijimos desde el principio y por un largo rato más que una trama estaremos disfrutando de secuencias casi independientes del día a día de sus personajes. Es gracias al ritmo que Baker le da a la cinta que podemos disfrutar a su plenitud de un guion hipnótico y naturista que plantea un sinfín de aventuras infantiles en donde no hay actores ni personajes a la vista. Sin dudas ayuda que la única cara reconocible sea Willem Dafoe, realizando una interpretación tan brillante como minimalista, perdiéndose en el relato con la misma facilidad que el resto del elenco. Proyecto Florida es una experiencia agradable y entretenida que difícilmente encuentre rechazo en una audiencia que disfrutara de casi dos horas de la vida de una humilde familia de dos, viviendo al borde del lugar más feliz del mundo. Una pequeña película que hace mucho para entregar un film que parece sencillo y que seguramente esa sea su mayor virtud.
El Insulto: La violencia diaria generada por un país dividido. Se ganó una nominación al Oscar por Mejor Film Extranjero por mostrar como el odio pasado, si bien cultivado, puede infectar tiempos modernos. Algo tan pequeño como un insulto provocará un juicio que va a paralizar una nación ya dividida. Muchos se han enterado de la existencia de este film gracias a su nominación a los Oscars como Mejor Película Extranjera. A pesar de merecer todas las críticas que recibe un sistema que solo termina reconociendo la labor de un puñado de títulos en las industrias fuera de los Estados Unidos. Mientras se mantengan las cosas al menos servirá para que unos cuantos terminen descubriendo uno o dos films de culturas ajenas. Que se pueda hacer mejor no significa que no sea valioso. Además de esta valiosa nominación, la película del Líbano logro sus galardones: uno de sus protagonistas, Kamel El Basha, fue destacado como Mejor Actor en el Festival de Venecia, un premio que logra representar la gran labor de un elenco en mayor medida desconocido para el público mundial. Las buenas actuaciones siempre sirven para mejorar cualquier film, y la nominación en los Oscars definitivamente es una muestra de que El Insulto logro mostrar el valor de una historia con un disparador tan mundano como un par de palabras dichas en el calor del momento. Un mecánico vive el día a día intentando proveer a los empleados de su taller con trabajo al igual que planificando la vida que comenzara una vez su esposa de a luz. Durante una jornada complicada, trabajadores que están operando por toda la zona reparando las calles terminan por sacarlo de quicio. Su exabrupto al borde de lo violento genera en el capataz de la construcción una fuerte respuesta: termina insultándolo mientras se retira junto a sus colegas. El mecánico en cuestión terminara yendo a reclamar a los superiores de la construcción que el empleado se disculpe. La situación continuará escalando hasta culminar en un juicio que paralizara la nación, sirviendo como reflejo de una sociedad dividida en la violencia y discriminación. La audiencia irá conociendo más sobre los dos protagonistas y seguramente termine por turnar su simpatía entre dos hombres muy similares. Un mecánico libanés y un obrero palestino, se encontraran enfrentados por cicatrices del pasado que nunca pudieron borrarse. En ocasiones melodramático, se trata de un drama muy personal que muestra las dos caras de un enfrentamiento en todo sentido de la palabra. Dos hombres similares entre los cuales hay un latente odio, sensación que la audiencia percibirá inmediatamente y que el film se encargara de desarrollar con el paso de los minutos. Aun teniendo un conocimiento superficial (o incluso nulo) del conflicto Israel-Libano-Palestino, la cinta hace un muy buen trabajo colocando una particular trama dentro de este polémico contexto y logrando que el mismo se sienta parte de la historia, no como un recurso aprovechado sino como una temática trabajada con toda labor y el respeto necesarios para entregar una ficción que hace justicia al conflicto al mismo tiempo que logra entretener. Es un termino, el melodrama, que podrá usarse casi siempre para denotar un valor negativo, pero no tiene porque serlo, y esta es una película que sabe como manejarlo: el melodrama esta ahí, y aunque termine por jugarle el contra para algunos en la audiencia seguramente termine por favorecer más que perjudicar. Por supuesto, termina incluso teniendo algún tipo de moraleja o cierre lleno de lecciones aprendidas, es ese tipo de historia y esta muy bien que lo sea. Sin momentos de especial sentimentalidad, se trata de un relato imbuido completamente de emociones a flor de piel. Un drama sin rastro alguno de romance, pero repleto de una pasión digna del mejor de los mismos. Aunque pueda ser superficialmente sobre un enfrentamiento entre dos hombres, es un film acerca de como un contexto histórico (nacional o internacional) terminan por afectar a su población en el día a día, y como el roce de facciones enfrentadas terminara condenando a una sociedad y sus futuras generaciones. El guion va revelando el pasado de ambos protagonistas mientras desarrolla un enfrentamiento judicial que aunque prominente nunca termina por devorarse al film. Como ya dijimos antes, el elenco realiza una muy buena labor, trabajando con los personajes y el tono preciso que el film busca. Mientras que el apartado técnico termina siendo poco más que decente, una producción apropiada que hace lo necesario para llevar esta historia a la pantalla. Aunque el cine suela enamorar por otro tipo de cintas, nunca faltan los films como este que proponen poco más que una historia para contar. Una buena historia es más que suficiente para darle valor a dos horas de tu vida. El Insulto es una fábula cinematográfica, en la forma de un crudo pero emotivo relato que combina el realismo con un gran nivel actoral gracias a un guion que logra atrapar no con intrigas sino generando en el espectador el tan simple y difícil interés por saber hacia donde irán estos personajes.
Visages Villages: Conociendo caras viejas. La octagenaria Agnès Varda forma un entretenido dúo con el joven artista urbano JR para recorrer Francia, conociendo rostros e historias en un documental para vacacionar las mentes curiosas. Agnès Varda es una artista, cineasta y fotógrafa que desde los años ’50 viene dejando su huella en todo ambiente artístico que se le ocurre explorar. Señalada como uno de los nombres más importantes de la Nueva Ola del cine francés (su viejo amigo Jean-Luc Godard irrumpe de forma muy propia este mismo trabajo) no sólo por su voz en cuanto al feminismo y cuestiones sociales en general, sino también por su aporte a las técnicas modernas del cine. Junto con JR, un joven artista urbano de reconocimiento internacional, deciden documentar un viaje en el que buscaran descubrir rostros e historias escondidos en la bella Francia, al mismo tiempo que plasman las obras de arte propias de JR en todo lugar apto. Un documental que se permite aspirar a atraer mucho más público que sus pares no solo por su nominación al Oscar sino también por proponer una narrativa que puede disfrutar cualquier tipo de público, independientemente de si acostumbra ver este género o no. Sin entrevistas propiamente dichas, es un documental bastante menos estructurado de lo que uno puede asociar al termino si no acostumbra mirar muchos. La calidad de la técnica utilizada se pierde naturalmente dentro de una narrativa creada de forma impecable y para nada artificial. Muchos documentales terminan por descubrirse ante su creador al momento de la edición, pero para hacerlo requieren de abundante material capturado de la manera justa. Mucho mérito tiene el departamento de fotografía encargado de que este proyecto tenga cantidad y calidad por igual. El encargado de transformar ese material es el editor Maxime Pozzio-Garcia (Mobile Homes), que junto a Varda logra construir una red de historias, rostros, imágenes, pensamientos y anécdotas con la capacidad de atrapar a cualquier mente curiosa. Conocer nuevos lugares, nueva gente e historias, permitirse un descanso de lo usual para disfrutar bajo una luz diferentel lo que puede ser mundano para otros. Palabras que no solo pueden describir una escapada ideal para muchos sino también este proyecto de Varda y JR. El film gira en torno a la relación de ambos de manera indirecta; es la inquieta creatividad que ellos comparten el punto de partida de un viaje que, aunque indudablemente con la firma y pulso de una cineasta con toda la experiencia que se puede tener, sería imposible de realizar sin la impronta y los objetivos tan tangibles de JR. Sus objetivos suenan muy simples: sacar fotos, imprimir gigantografías y pegarlas en paredes. Es con esa simpleza que uno deja el cine habiendo disfrutado de historias como la del reino de Pony, el pasajero de tractores o la moza más famosa de Francia, vivencias que uno disfrutaría relatar a sus íntimos al regresar a casa luego de unas enriquecedoras vacaciones. Uno disfruta del descanso en la playa por estar acostumbrado al ajetreo de los estudios o la vida laboral, y es justamente así que este documental resulta ideal para todos aquellos amantes de pasar un buen rato viendo películas o series de ficción. Una vida llena de actuaciones, anti-heroes y villanos solo hará que la inusual propuesta de este documental pueda disfrutarse aún más. Se trata de un viaje maravilloso que sin dudas terminará atrapando a todo aquel que se siente a disfrutarlo. Lo único que esta en duda es la razón para hacerlo, sea el estatus de Varda como una revolucionaria cineasta europea o la curiosidad de ver la risueña dinámica que tiene junto a JR. No importa la razón: entren, siéntense y preparen una sonrisa.
Titanes del Pacífico 2: Apocalipsis volvé, no te cancelamos más. Acción, pochoclos, Boyega y robots gigantes. La secuela de Pacific Rim protagonizada por John Boyega es una horrenda película que cuesta mucho ver. Su insistencia con un terrible humor aparentemente interminable, la destrucción de todo diseño que pueda resultar mínimamente interesante, un guion que se encarga de que toda acción se encuentre tan vacía como sus personajes (nuevos huecos y los viejos que se ocupan de vaciar) y hasta una serie de inexplicables intentos por imitar a Michael Bay se ocupan de que el director Steven S. DeKnight pueda entregar no solo una de las secuelas más decepcionantes en mucho tiempo, sino un film que logra traspasar el terreno de la mediocridad para colocarse en el panteón de lo desastroso. No hace falta ninguna comparación con la original para entender lo mala que es Pacific Rim: Uprising. Hijo rebelde no quiere salvar al mundo como hizo su padre… hasta que el mundo necesita que lo salven. Boyega interpreta casi literalmente al único personaje de la cinta, el otro es una jovencita similar al ingrediente que Michael Bay continua agregando a sus películas, pero cualquier tipo de desarrollo de personaje queda truncado, gracias a que al menos la mitad de los diálogos parecen haber quedado en manos de la improvisación del actor. Una técnica de los libros de la comedia moderna estadounidense en los que la falta de interés alcanza su máximo nivel para culminar en un resultado que varía entre lo lamentable y desastroso. Increíblemente, los momentos de humor claramente guionados resultan aún peores. Si uno se quedaba inerte esperando que la improvisación acabe, los “chistes” ideados por el grupo de guionistas producirán un incontenible impulso por taparse la cara de vergüenza, posiblemente en un intento subconsciente de interrumpir la ingesta visual del film. Una consumición ya de por si riesgosa para la salud, con secuencias que muestran una combinación difícil de replicar o poner en palabras, con ideas/conceptos paupérrimos realizados de la peor manera posible. Chistes con Oreos y cereales demostrando que hasta el arma más noble del cine como es el montaje puede corromperse, o un plano secuencia para comenzar el último acto que realmente debería enseñarse en universidades de cine después de repartirle al alumnado su bolsita descartable en caso de que sus cuerpos no lo resistan. ¿Al menos hay acción, no? ¡Por supuesto! En las casi dos horas de película debe haber aproximadamente unos 10 minutos de mediocres escenas de la más aburrida acción que el dinero puede estafar, menos si solo contamos la danza computarizada de acción protagonizada por robots gigantes. Resulta sorprendente la poca acción del film, aunque no es más que lógico cuando uno mira el nulo impacto que las mediocres secuencias logran tener en la experiencia. Hace falta mucho más que no tener ningún interés en desarrollar un producto de calidad como para que una película termine siendo tan pero tan mala. Requiere una especial falta de criterio y, por supuesto, un mal gusto descomunal. El guionista, director debutante y hombre horrible de DeKnight claramente es una mezcla perfecta de todo eso; caso indudable (al igual que digno de investigación científica) gracias al “humor”, vergonzoso tono y nauseabundo ritmo que lleva la cinta. Hay directores genéricos que resultan victimas de un enceguecido estudio sediento de ganancias, pero también esta el extraño caso del director que se encarga de empeorar en todo lo posible un producto que ya de por sí esta prácticamente condenado al generarse en el hostil sistema de estudios hollywoodense. Personajes esqueléticos atrapados en una trama producto de una sola reunión (sin terminar) de guionistas. Con la muy ocasional y decepcionante escena de acción como única salvación de un producto que seguramente regalará postales para el recuerdo de como no hacer las cosas. Particularmente hay momentos tan malos que producirán varias carcajadas incrédulas durante algunos años cuando se vean los gifs en redes sociales al igual que varios clips que provocan risas y llantos por igual. Pero por el momento, lo más aconsejable es ignorar que este film alguna vez ocurrió y vivir nuestro día a día con la sonrisa que solo una forzada ignorancia puede brindar. Al menos hasta cerrar los ojos en la noche para conciliar el sueño y encontrarnos recordando momentos imborrables, cicatrices eternas mientras imploramos que el llanto de la noche permita terminar con todo, aunque sea solo por hoy… por favor. La música esta buena.
En Pedazos: El vacío de perderlo todo. El drama alemán ganador del Globo de Oro a Mejor Película Extranjera trae una historia de pérdidas y fortalezas, liderada por una inmensa Diane Kruger. En temporada de premios es inevitable perder de vista algunos estrenos de menor tamaño, lamentablemente puede pasarle incluso a una película galardonada con el Globo de Oro a Mejor Película Extranjera. Ignorada completamente por una academia que le negó siquiera una nominación a los Oscars, tenemos el estreno de un drama alemán destacado por el protagonismo de una Diane Kruger sufriendo un dolor personal terrible. Una joven madre ve su vida destrozada cuando una explosión reclama la vida de su esposo e hijo. Durante la cinta seguiremos el camino de su duelo, pasando por una interminable lucha contra la tristeza y adicciones que terminaran culminando inevitablemente en una lucha por justicia. En las últimas dos décadas, en Alemania han ocurrido de forma constante distintos atentados por parte de grupos identificados con el nazismo y apuntados a gente de origen extranjero. El director Fatih Akin, alemán de ascendencia turca, siempre tuvo como eje en su filmografía la vida de la población turca-alemana. En esta ocasión la propuesta es traer una historia dramática con el calibre cinematográfico a la altura de una inmensa Kruger, que logra hacer sentir la tensión racial que al día de hoy aqueja a Europa. Con un guion que supo estar a la altura, de todas maneras la mayor falencia del film es no lograr pasar del aceptable. Hay muy poco para reprocharle, pero al mismo tiempo uno podría decir que en todos sus aspectos la película se queda corta en entregar un drama memorable al mismo tiempo que hacer justicia a una tan dramática realidad europea. La narrativa se divide en tres capítulos marcados por títulos, y es una división completamente natural para la historia. En una época dónde la gente se acostumbra a consumir su ficción en forma episódica gracias a la irrupción de la comodidad máxima en forma de streaming acompañado por un nivel de calidad excelente en las producciones que antes no podían competir con el gigante de HBO, nos encontramos con una película que parece fácilmente adaptable a la TV si esa fuese la intención en la sala de edición. Pero afortunadamente esta interrumpida historia nunca pierde el ritmo, aún cuando su división es clara y definitiva. La dinámica homogénea del film es un gran logro teniendo en cuenta la cantidad de recursos elegidos especialmente para hacer sentir al mismo como una recopilación de momentos: la cámara en mano y celular con las memorias de la familia, la cuidada elección de las ocasiones para utilizar música, y por supuesto los títulos ya mencionados que dividen sus capítulos. La dirección de Akin destaca especialmente por permitir a Kruger brillar en un papel que le requirió a la actriz entregarlo todo, y aún así tener tiempo para entregar destellos de imaginación por parte del trabajo de cámara. El guion lleva a Kruger por toda etapa imaginable cuando una persona sufre una tragedia tal, y la actriz satisface con creces toda demanda que el papel le pedía. Aunque algunas luces estaban apuntadas a Josh Homme (frontman de la banda alternativa Queens of the Stone Age), el cruel silencio es lo que domina un film que elige unas cantadas ocasiones para implementar su banda sonora. Como resultado, los momentos elegidos para acompañar con música se vuelven inmediatamente intensos. Sobria y muy sentida, En Pedazos ofrece una experiencia que aunque no dejar mayores destellos, muestra todo lo que se propone entregando una pequeña historia que logra reflejar un drama humano en medio de una realidad cada vez menos identificada solo con la ficción.
Realmente tuvo que haberle gustado mucho el proyecto al gran Álex de la Iglesia como para disponerse a realizar una remake de “Perfetti sconosciuti” (2016) a tan poco tiempo de su estreno original. Pero conociendo lo mucho que disfruta las películas sobre personajes discutiendo en un espacio cerrado, tampoco extraña mucho. Un grupo de viejos amigos se dispone a reunirse para otra de las tantas cenas que ya han tenido a lo largo de los años. Como para escapar un poco de la rutina que rodea sus vidas ahora tan familiares y matrimoniales, deciden divertirse un rato con un juego: todo mensaje y llamada que reciban sus teléfonos durante la cena será compartido con el resto inmediatamente. La velada terminará siendo mucho más intensa de lo esperado y quizás algo tenga que ver el extraño eclipse que teñirá esta noche de rojo sangre. La introducción del film nos muestra que lejos de tratarse de una prueba para el bueno de Álex, es un ejercicio que le va como anillo al dedo a su estilo de dirección. De la Iglesia es un maestro de los espacios reducidos: mientras muchos directores se ahogan en piletas olímpicas, él gana medallas nadando en un vaso de agua. El dinamismo se une a las sutilezas visuales gracias a un trabajo de montaje y fotografía que permiten que cada detalle ofrecido por su talentoso elenco esté tan al frente como las enormes copas de vino. Aunque el nombre de Belén Rueda se lleve (con justicia) la mayoría de las luces, el resto del cast eleva completamente un guion que ya de por sí resulta más interesante con cada minuto que pasa. Las grandes actuaciones del español Eduardo Fernández y el argentino Ernesto Alterio son quizás las únicas que podrían destacarse entre el resto. Todos los personajes son coloridos y levantan extrañas sospechas por igual, y por supuesto todos ellos tienen algo que esconder. Aunque tenga labores impecables en todo aspecto técnico (como por ejemplo la muy buena banda sonora que nos estaba faltando destacar) y se encuentre dotado del talento justo para el proyecto tanto detrás como delante de cámara, hay detalles que terminan por “molestar” en la experiencia. No es ningún secreto que el cine del director español es por excelencia un cine de género, y de todas maneras ésta es una película en la que el tono sobrenatural que constantemente se sugiere nunca termina de encajar satisfactoriamente. Aún sin tener idea de que se trata de una remake, se siente inmediatamente como una adhesión tardía a la historia. Por más de que haya sido agregada de forma correcta por uno de los mayores especialistas en el tema, cada vez que los personajes o la música sugiere los efectos nefastos de este extraño eclipse termina sintiéndose como una distracción de los hechos que realmente competen a la narrativa. A pesar de molestias que intentan cerrarse de forma no del todo satisfactoria hacia el final, la realidad es que “Perfectos Desconocidos” resulta una opción ideal para una salida entre amigos. Una propuesta que además de entretener con abundantes risas y tensión atrapante, sabrá cautivar a cualquiera que se vea reflejado en sus varios personajes.