Con otra oportunidad, el cine intenta adaptar un videojuego a la pantalla grande, y el resultado de Assassin’s Creed queda a medio camino. La popular saga de videojuegos de Ubisoft, Assassin’s Creed; hace el salto a la gran pantalla; y es un salto de fe, ya que se suele decir que hay una maldición alrededor de los videojuegos que van al cine. Y esta no es la excepción. La historia sigue a Callum Lynch (Michael Fassbender), que esta condenado a ser ejecutado por un crimen, pero que en el último minuto es salvado por la organización Abstergo; liderada por la doctora Sophia Rikkin (Marion Cotillard) y su padre (Jeremy Irons). Este grupo ha creado una tecnologia llamada el Animus, capaz de rastrear el ADN de tus antepasados. Con ella Lynch viaja a la inquisición española en la piel de Aguilar de Nehra, un asesino miembro de la hermandad secreta de los Asesinos. Lo que busca realmente Abstergo es la localización de la manzana del Eden, la cual les dará un gran poder. El film toma muchos de los conceptos del videojuego y las ideas generales de la saga, pero el resultado por momentos es contradictorio. Por un lado se toma muy en serio los diálogos, pero la reconstrucción de la época tiene vacíos argumentales o momentos forzados (como verlo a Fassbender intentar hablar español). El film se queda en la superficie, como es habitual en estas adaptaciones; y tanto héroes como villanos no empatizan con el público. Y por momentos, no se entiende cuales son las ambiciones u objetivos de cada uno. Por el otro, desde lo visual no tiene nada para reprocharle a su original; los personajes se mueven con la dinámica del videojuego, por techos de edificios, saltos de ventanas y algunas situaciones que desafían la gravedad.
Clint Eastwood presenta una nueva película, Sully: hazaña en el Hudson, más impersonal que el resto de su obra pero con algunos rasgos de su impronta. El 15 de enero de 2009 el mundo entero fue testigo del llamado “Milagro en el Hudson”, un accidente que podía haber acabado en tragedia de no ser por el piloto norteamericano Chesley Burnett “Sully” Sullenberger (Tom Hanks). Este hombre logró realizar una peligrosa maniobra con éxito: aterrizar de emergencia un Airbus A320 en las heladas aguas del río Hudson, después de que una bandada de gansos chocara contra los motores. Tom Hanks se caracteriza para convertirse en el Capitán Sully. Un hombre que a pesar de ser un experto piloto se cuestiona la decisión tomada, siendo la confianza en uno mismo; uno de los tantos tópicos de la filmografia de Clint Eastwood. En este caso el protagonista se siente abatido por el éxito, y mientras que en El vuelo de Robert Zemeckis , el espectador tenía un Denzel Washington de construido por las drogas y el alcohol; y con un ritmo más vertiginoso en las secuencias. Aquí el protagonista es llevado por una sobriedad inigualable, salvo algunos episodios de alucinaciones; el trabajo del actor y del guión de Todd Komarnicki; es de no alejarse de la novela original escrita por el piloto y su experiencia. Es Eastwood el que apuesta en su dirección, en la intimidad de poner la cámara muy cerca de Hanks, sin dejarlo respirar. A su vez, suma a la historia, la forma en que esta contada; presentado el incidente desde varias perspectivas y puntos de vista.
espués de su paso por varios festivales, llega el film La Noche, la cruda película dirigida y protagonizada por Edgardo Castro. Martín (43 años) atraviesa la noche porteña como un sonámbulo, con un alma hecha polvo que a duras penas le sigue el ritmo en su eterno y sórdido –aunque tristemente rutinario- derrotero entre travestis, dealers, taxiboys, putas, trasnochados, afters, pooles, bares y telos que son los decorados de su historia. La noche arranca como una película de excesos, sexo y drogas van de la mano; siguiendo la vida de este hombre solitario mientras se aventura de manera casual o planeada en sus diversas rutinas. La cámara toma de manera cercana e intimista al mismo Castro, en un tren de situaciones que parecen no tener fin; con planos que buscan incomodar al espectador, no solo por lo gráfico de los mismos, sino como empata hacia su protagonista, que nunca sabemos cuando disfruta o no cada momento.
Campusano (El perro molina, Placer y Martirio) presenta su nueva película El Sacrificio de Nehuen Puyelli. La historia sigue a Nehuen, un sanador de origen Mapuche, que se ve afectado por una denuncia de la madre de un joven al que ayudo. Pronto se vera en la cárcel, acompañado de Ramon, un joven que después de muchos años esta cerca de terminar su condena. Como es usual, Campusano sigue sin buscar actores formados para sus películas, y ya marca un estilo en su forma. Por momentos, quizás en los diálogos mas extensos, este recurso choca mas en el espectador; pero a medida que avanza la historia, las actuaciones quedan de lado; y dan paso a una lograda y ritmica dirección; y un pulido guion. Desde el primer comienzo, el film esboza algunos detalles de la vida pasada de Nehuen, pero todo se mantiene en las sombras. Los conflictos comienzan a sucederse y cada acción, o la no toma de la misma por parte del protagonista, define su cultura. El reflejo de las cárceles del interior es autentico. Dos pabellones controlados por los mismos presos, pero con códigos y leyes establecidas. Abandonados a la merced de su suerte. El pueblo es manipulado por el poder de las decisiones de unos pocos, y e aquí la bomba que comienza a formarse antes de detonarse en el ultimo minuto.
Viggo Mortensen se convierte en el capitán fantástico, uno de los grandes estrenos de esta semana. Ben (Viggo Mortensen) es padre de seis hijos. Durante diez años han vivido en los remotos bosques situados al noroeste del Pacífico, alejados de la civilización. Ben ha criado a sus hijos en un ambiente de alta exigencia intelectual, rechazando todo contacto con el capitalismo. De hecho, la familia no celebra la Navidad, celebran el día de Noam Chomsky. Pero tras un dramático suceso, la familia se ve obligada a salir de su refugio. Al abandonar su paraíso y volver a la civilización, esta peculiar familia deberá adaptarse a la sociedad moderna, cosa que no va a resultar nada sencillo. No hay lugar a dudas de que Viggo Mortensen es de lo más eclépticos en sus personajes, desde un gangster de la mafia rusa, un héroe en la tierra media, un padre en el apocalipsis y un hombre que esconde un pasado violento, esta última quizás una de sus mejores interpretaciones . Pero Capitán Fantastico no se queda muy lejos Claro que la historia juega un factor importante a medida que avanza, y el tono es un exquisito drama que brinda comicidad por lo inusual de la situación. Pero es Viggo Mortensen quien profundiza el rol de padre protector, preocupado por el futuro de sus hijos. Pero sin olvidar sus principios anarquistas o socialistas, anti-capitalistas . En ningún momento la película se aleja de su mensaje final, de las convicciones de su director; o de su protagonista. La iglesia, la cristiandad, la ley, el consumo y el poder, son todos los enemigos de los personajes; hay un pequeño desvio, pero es tan corto, que pasa desapercibido en la trama.
Hoy Marvel introduce un nuevo super héroe con Stephen Strange,el Doctor Strange interpretado por Benedict Cumberbatch. Después de que su carrera se destruyera, un brillante pero arrogante cirujano comienza un nuevo camino, cuando un hechicero lo toma como aprendiz y lo entrena para defender al mundo del mal. Doctor Strange viene a poner otro clima al universo creado por Disney/Marvel, añadiendo la faceta mística de los comics, aunque lejos de lo construido en Captain America: Civil War; de alguna manera se acerca mas a Guardianes de la Galaxia o AntMan, con el desdoble de universos y posibilidades. Tiene un elenco exquisito, Benedict Cumberbatch se amolda al personaje pero este también se acomoda a caracteristicas ya vistas como en Sherlock. El resto del elenco brilla, Tilda Swinton y Chiwetel Ejiofor, levantan mucho la vara de Marvel. Quedan un poco desaprovechados Rachel McAdams y Mads Mikkelsen. Visualmente la película es fascinante, con algunas escenas similares a Inception, pero sin perder la comicidad de un film de superheroes. La construcción del universo espejo es algo para ver en pantalla grande, más de una vez. Y la música que acompaña de Michael Giacchino, hace una sincronía justa con las imágenes.
El estreno nacional de la semana se ve representado por El Jugador, opera prima de Dan Gueller, protagonizada por Pablo Rago y Alejandro Awada. Alejandro Reynoso hace tiempo que logra controlar su adicción al juego. Trabaja para un empresario de la carne que lo envía con una suma considerable de dinero a Mar del Plata para que le entregue a su nieto, Sergio, que debe concretar la compra de unas carnicerías. Junto a Sergio se encuentra su hermana Paulina, que encargada de administrar la empresa familiar, reniega de su trabajo y sueña con hacer un viaje alrededor del mundo. Gracias a la fascinación que ejerce sobre Alejandro, Paulina logra convencerlo de que apueste por ella en el casino para ganar el dinero que necesita. Pero mientras Alejandro juega a la ruleta, Sergio juega al narco utilizando el dinero que le envió su abuelo para comprar cocaína, con el fin de revenderla y hacer una diferencia que lo independice del negocio familiar. El argumento podría tratarse de una película de trampas y mafias; pero mientras que la idea general podría ser ordinaria; el producto final queda bastante lejos. En primer lugar, el ritmo y clima de la película difiere por momentos con lo que se esta tratando de contar. Si lo planteamos como una tragicomedia abstracta, podríamos decir que el hilo es el correcto. Pero seguramente esa no era la intención. El merco de la historia sucede gran parte en el Hotel Provincial de Mar del Plata, y en el Casino; pero lo que parece más una publicidad de las instalaciones; hace que pierda el realismo de la locación; incluso con extras fuera de lugar y sin ningún tipo de estética o coherencia. Con respecto a lo actoral, el personaje de Alejandro Awada parece no arrancar en ningún momento; esconde un pasado de jugador (exitoso o no, no lo sabemos) pero hasta ahí llega, después se deja pisotear y manejar por el resto del elenco. Los agujeros en el argumento, te dejan pensando en ¿por qué el personaje de Pablo Rago necesitaba vender droga?. Cuando podría haber hecho cualquier otro negocio más simple.
Desde Dinamarca, llega Corazón silencioso, un drama con exquisitas actuaciones y un clima único; dirigida por Bille August (Los Miserables, La Casa de los espíritus). Tres generaciones de una familia se reúnen un fin de semana. Las hermanas, Sanne y Heidi, han aceptado que su madre, enferma terminal, desee poner fin a su vida antes de que su estado empeore. Pero según transcurre el fin de semana, la decisión de la madre resulta cada vez más difícil de aceptar y viejos conflictos salen a la superficie. Bille August no es ajeno al drama y a la construcción de personajes al rededor de él. En Corazón silencioso los personajes deambulan eu una pequeña locación, una casa y sus alrededores. El ambiente los encierra, y las distracciones son pocas tanto para ellos como para el espectador. La atención recae en sus protagonistas, cada uno definido por lo mucho que dicen o por lo poco que hablan; por las miradas que se entrecruzan; o por un pasado que va saliendo a flote para entender más su sufrimiento. Paprika Steen (Heidi) y Danica Curcic (Sanne) realizan el papel de dos hermanas, separadas por su forma de ser, pero no tan diferentes como ellas creen. El cambio que conllevan a lo largo del film, transforma sus decisiones y son expresadas con un carácter único hacia la pantalla. Pilou Asbæk (A Hijacking, Juego de Tronos) el más ajeno a la familia, y el menos pensado; es aquel que formula la comprensión más consciente y reflesiva hacia Esther.
Después de su éxito literario, llega al cine la adaptación de La Chica del tren, protagonizada por Emily Blunt. Rachel Watson (Emily Blunt) es una mujer recién divorciada, y con ciertos problemas con la bebida. Cada día, ella toma el tren para ir trabajar a Nueva York, y cada día el tren pasa por su antigua casa. En esa casa ahora vive su marido con su nueva esposa y su hijo. Para no ahogarse en sus propias penas, Rachel decide concentrarse en mirar a una pareja, Megan (Haley Bennett) y Scott Hipwell (Luke Evans), que viven unas casas más abajo de la que era la suya. Comienza entonces a crear en su cabeza una maravillosa vida de ensueño sobre esta familia aparentemente perfecta. Es sabido que el paso de la literatura al cine es un tema cuestionable y debatible, algunas veces funciona y en otras no. Los best sellers, suelen tener mucho auge de ventas, pensemos en El Codigo Da Vinci o Cincuenta Sombras de Grey; pero muchas veces sus adaptaciones quedan vacías o las mismas herramientas que se usaban en el texto no funcionan en su traspaso. La chica del tren fue uno de esos furores literarios y hoy llega al cine con una intriga muy fuerte, pero nuevamente los recursos le juegan en contra. Desde un primer momento la historia, al igual que la novela, comienzan a desentrañarse con segmentos mezclados en el tiempo y en la perspectiva de sus protagonistas. El problema es que el hilo argumental se pierde y en vez de generar la intriga de la interrogante que desarrolla el film, parece dar más pistas de las que debería; dando suficientes recursos al espectador para encontrar el desenlace tan esperado. Ciertas vueltas de tuerca, son interesantes, pero en ningún momento quedan marcadas como grandes choques argumentales, como si pasa en Perdida de David Fincher. Y hablando de este film, si mantiene un tópico esencial y lo construye en todas sus aristas posibles, que es el abuso. Tanto del hombre a la mujer o viceversa, ya sea físico o emocional. Con respecto a sus actuaciones, Emily Blunt lleva un protagónico diferente al común, es difícil considerar si el público sentirá empatía por su desgracia; pero es verdad que todos los personajes son cuestionables, y todos tienen un papel doble de víctima y victimario; incluso el terapeuta, perdiendo su rol como profesional.
Desde la República Checa, llega el film Zaneta de Petr Vaclav, un drama social sobre las dificultades de una familia, enfocado a su vez en la marginación. Zaneta y David son una joven pareja de la etnia romaní y padres de una pequeña niña. Sus esfuerzos por vivir una vida digna chocan con la trampa que impone el sistema social discriminatorio en el que viven, marcado por la exclusión, las limitaciones y el racismo. La relación entre ellos se vuelve cada vez más tensa. David intenta defender a su familia a costa incluso de cometer un delito, mientras Zaneta intenta valerse de su voluntad, capacidades y valores para encontrar una salida y alcanzar la tan ansiada estabilidad para ella y su familia. Zaneta expresa un malestar en la República Checa que comienza como un conflicto social entre los gitanos y los skin heads; y continua con su historia más íntima y personal como la de la protagonista. Con los recursos limitados que tienen Zaneta y su novio se ven acotados a llevar la vida que pueden; con los servicios sociales que no dan a vasto para todos aquellos que viven en las mismas condiciones, la solución es la salida facil, la delincuencia o la prostitución; aunque ninguno de ellos quiere caer allí. Otra postura que tiene el film es la de los padres, encarnada en la figura del padre de Zaneta, quien al perder a su esposa, cae en una depresión y también lleva una carga de culpa por la situación que llevan sus hijas; algo que trata de no demostrar pero que a su vez usa como ejemplo para orientar el camino de ellas.