La mística del universo Harry Potter sigue intacta en el nuevo film de David Yates. Indudablemente J.K. Rowling y David Yates hacen una muy buena dupla y Animales fantásticos y dónde encontrarlos lo termina de reafirmar. Después de tantas sagas, cuando parecía que todo estaba dicho, surge este spin-off de Harry Potter con un personaje fascinante: Newt Scamander. Newt es un joven magizoólogo abocado a preservar las especies mágicas del universo. Viaja por todos lados buscando nuevos ejemplares y dándoles refugio en su fantástica maleta. Dentro de esta hay una especie de reserva ecológica en donde cada animal tiene su hábitat adecuado para la supervivencia. Cabe que aclarar que la historia de Newt sucede 70 años antes de que nazca Harry Potter, en los años veinte. El film realiza una reconstrucción de época muy lograda: la escenografía, el vestuario, la música… la magia se tiñe de melancolía y una belleza inusitada. Todo comienza cuando el tímido Scamander (una brillante actuación de Eddie Redmayne) ingresa a la ciudad de New York en busca de un espécimen muy raro. Debido a un insólito episodio, sin embargo, algunos de sus animalitos escaparán y él terminará siendo el blanco de MACUSA (Congreso de Magia de los Estados Unidos). Animales fantásticos cierra por todos lados. Esta nueva aventura genera intriga y los personajes son tan adorables como oscuros. También es una gran comedia, Jacob Kowalski (Dan Fogler) es un genial compañero para Newt, al igual que las hermanas Porpentina y Queenie Goldstein, quienes hacen una excelente dupla. Todos juntos forman un cuarteto que da pie a situaciones dinámicas y divertidas y otorgan un gran ritmo a la cinta. Pero no todo es luminoso y de colores fluorescentes, también hay un flanco muy oscuro. El personaje de Credence (Ezra Miller) es cautivante, a pesar de su negrura tiene una humanidad y es de una sensibilidad pocas veces vista en la pantalla. Es en esta indefinición entre bondad y maldad en donde gana con creces la película. Al fin y al cabo los personajes de Rowling son seres sufrientes que lo único que necesitan es afecto, una demostración de amor. Por los excelentes efectos especiales, por contar una gran historia, por crear conciencia ecológica, por poder concebir un nuevo universo sin repetirse… por todo esto y mucho más hay Animales fantásticos y dónde encontrarlos para rato.
Sexo, drogas y rock and roll en esta animación para adultos aguda e inteligente. En La fiesta de las salchichas nos encontramos ante un mundo colorido y feliz —exclusivamente para adultos— en el que los alimentos de un supermercado cobran vida. A los pocos minutos que comienza el film nos damos cuenta de que éste se ríe de la luminosidad y la línea moral que bajan las animaciones que rondan hoy en día y que de manera contestataria abarcará todos los temas políticamente incorrectos que puedan existir. El líder de la historia es una salchicha desesperada por que un “Dios Humano” lo elija y lo lleve a la “Tierra prometida”, que se encuentra cruzando la puerta del supermercado. Allí podrá tener sexo con su adorado panecillo (una sexy cubierta de pan para hot dogs) y disfrutar por siempre. El día que una persona lo escoge, debido a una serie de incidentes, y a una mostaza con miel al borde de la locura, descubrirá que ese más allá de la tienda no es tan ideal como le han contado e imaginado, y es así que, junto a un pan árabe, un bagel y su amada emprenderán un viaje para descubrir la verdad: morirán al ser deglutidos. En esta divertida comedia donde los alimentos bailan, se drogan y tienen sexo, los chistes subidos de tono y el humor negro estructuran el relato. Pero La fiesta de las salchichas no solo se queda en la irreverencia. Vedada bajo este estilo de humor, la cinta alude al uso de las drogas, a conflictos étnicos, además de realizar una gran crítica a la religión católica. La fiesta de las salchichas no solo entretiene con bromas agudas y osadas, la película, como una cebolla, posee varias capas: desde su excelente confección a nivel técnico, funcionando como una parodia sobre su propio género, vinculándose con tópicos adultos como los de la orientación sexual, conflictos sociopolíticos y religiosos, como también exponiendo la artificialidad del dispositivo cinematográfico a través de un recurso metadiscursivo que aparece hacia el final de la película. Sexo, droga y rock and roll, en una historia elaborada e inteligente, incorrecta y también molesta, que entretiene de principio a fin.
En esta segunda entrega de la 'Ouija', que supera con creces a la original, los espíritus toman una casa que esconde entre sus paredes el verdadero germen mal. La historia, ambientada en los años 60’, sigue a una madre de familia, Alice Zander, que acaba de enviudar y a sus dos hijas: la pequeña Doris y la adolescente Lina. A Alice se le hará muy difícil sobrellevar la situación económica del hogar, por lo que se dedicará a realizar sesiones espiritistas falsas. Las tres integrantes de la familia llevarán a cabo una muy creíble puesta en escena para simular una sesión en la que los fallecidos podrán bajar a hablar con sus seres queridos. Un día Lina sugerirá a su madre incorporar el novedoso juego de la Ouija para contar con otro recurso más de su elaborado engaño. El tablero llegará a la casa y las mujeres, jugando, le darán entidad a un grupo de demonios que se encontraban ocultos en lugares prohibidos de su hogar. A partir de este suceso la pequeña Doris comenzará a tener comportamientos extraños y erráticos, dado que un ser demoníaco la poseerá. La niña será el medio para canalizar toda esa oscuridad silenciada durante años. En Ouija, Mike Flanagan (Oculus, Somnia, antes de despertar), trabaja a la perfección los climas y personajes. El suspenso se construye acompañando el perfil muy bien delineado de las protagonistas. La primera parte del film aborda el costado emocional de esta familia de mujeres, describe su difícil situación y los demonios internos que deben afrontar cada una de ellas. Y en la segunda parte todo estalla en una locura sobrenatural en la que se encuentran involucrados un cura, el padre fallecido y espíritus polacos (víctimas del nazismo) que solo se quieren vengar robando las voces que les arrebataron. Como vemos el tablero de la Ouija es solo una excusa para desplegar una larga lista de recursos y temas. El primer tramo, el cotidiano y sentimental, es impecable y aunque en el segundo el director abarrota de recursos clichés la historia, en su organicidad la película funciona. Es una narración digna que no solo se preocupa en rescatar el espíritu sesentoso del género, sino también en dotar de un contenido elaborado a la historia.
Viral es una película más del subgénero de zombis que toma como referencia a 'The Walking Dead'. Una familia acaba de mudarse a una población soñada cerca del Gran Cañón, los reflejos rojizos de la tierra se mezclan con atardeceres límpidos, todo parece funcionar a la perfección. Y se presentan los miembros de la familia: dos hermanas muy disímiles entre ellas, la mayor es lanzada y extrovertida mientras que la menor es sensible y tímida; una madre ausente —porque se encuentra de viaje— y un padre protector. En este precioso lugar donde los problemas más graves son cuestiones familiares o de amores no correspondidos, comienzan a aparecer extraños casos de virus con síntomas muy particulares: una tos fuerte, sangre en la boca y grandes cambios de conducta. Lo que parece ser una influenza se transforma en una completa usurpación de cuerpo con parásitos incluidos. Por supuesto que el comportamiento que tendrán los infectados una vez convertidos será al estilo zombi, pero no esos zombis mecánicos y autistas como los de La noche de los muertos vivos, la obra maestra de George Romero, sino los evolucionados, los que tienen una fuerza extraordinaria y cierta dosis de crueldad, como los de la popular serie The Walking Dead. El film con pocos elementos y un clima enrarecido nos invita a ir descubriendo lo que sucede. Desde el punto de vista de la hermana menor iremos develando que este virus tiene un parásito y que las personas que lo poseen se vuelven híper violentas, pero lo que nunca sabremos son las causas del mismo, este aparece de improvisto, sin razón alguna. Sin bien nos encontramos con una historia repetida, más en estos tiempos que el subgénero está de moda, la película es correcta. Con una puesta en escena austera, sin ningún despliegue de espectacularidad, la narración se sostiene a base de climas y un fuera de campo que genera suspenso y tensión. Viral es un film hecho con pocos recursos que si bien hace agua a nivel guion, dado que quedan muchos cabos sueltos, cumple con su cometido. Es una ficción sencilla sin grandes pretensiones y bien resuelta, que apunta al público fanático de la nueva generación de muertos vivientes.
En Miss Peregrine, Burton recupera parte de su magia con viajes en el tiempo y personajes cautivantes. La novela de Ransom Griggs, en la cual se basa Miss Peregrine y los niños peculiares, encaja perfecta con el imaginario de Tim Burton. Un hogar encapsulado en un bucle de tiempo en el que viven una bella guardiana (Eva Green) con la capacidad de transformarse en ave y manipular el tiempo, y sus niños peculiares. Jóvenes con capacidades especiales que pueden atrapar el aire, encender fuego con las manos o poseer una fuerza sobrenatural. Justamente la misión de la señorita Peregrine será proteger al grupo de niños freaks de los peculiares malos, aquellos que comen ojos de su misma especie para tener un aspecto más humano. La historia comienza cuando un joven de vida ordinaria descubre que las extrañas aventuras que le contaba su abuelo son ciertas. En su afán de rastrear la verdad viajará a una isla en Gales y allí será guiado a descubrir este lugar excepcional, al que él puede entrar ya que también es peculiar. Su poder es ver monstruos que para los demás son invisibles. La niña con boca en la nuca y los temibles gemelos. (Foto: Fox). A partir de este encuentro, el nuevo peculiar se unirá al grupo para defenderlo de los ataques de los extraños monstruos. Inmersos en batallas fantásticas y atemporales también habrá lugar para el amor y forjar la amistad. En su nueva película, Burton retorna, en parte, a sus orígenes, sobre todo desde la composición estética que es impecable. El delineado de los personajes y las batallas son bellísimas, hay una entre esqueletos y monstruos a la salida del tren fantasma que es notable. En lo que no logra completitud, como sí lo hacía con El joven manos de tijera o El Jinete sin Cabeza, es desde el punto de vista narrativo. Aquí no solo la estética es barroca, también lo es la narración. Hay demasiados personajes y varios interesantes quedan desaprovechados (como los niños gemelos, o los malos). También surge un problema de timing, no hay clímax o nudo. No hay una gradación hacia el momento de mayor tensión, la narración es dispareja y enrarecida, como a tropezones. Más allá de estas imperfecciones, la película tiene momentos memorables. Burton posee una visión única para tratar temas góticos con personajes inusuales, donde es muy atinada y lograda la dosis de humor. Miss Peregrine y los niños peculiares, si bien no es una obra maestra, es un viaje insólito y divertido que vale la pena realizar.
Estamos ante un claro exponente del cine catástrofe hollywoodense, con la salvedad de que la historia está basada en hechos reales: una dantesca explosión en una plataforma petrolera situada en el Golfo de México. La película comienza con una pareja que yace en la cama. Cuando despiertan y dialogan nos enteramos que están a punto de separarse, pero por una cuestión laboral. Más tarde se trasladan a la cocina y allí se suma su pequeña hija, quien a través de sus tareas escolares revelará la profesión del papá: es el encargado de mantenimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon. Está cálida escena familiar es un excelente recurso, no solo para ubicarnos en contexto y advertirnos de que trata el trabajo que se realiza en la plataforma, sino también para empatizar de lleno con el protagonista (Mark Wahlberg), quien más tarde se pondrá el sayo de héroe. Ya es rutina que el abnegado padre se ausente durante varios días, solo que esta vez la situación será diferente, algo impensado sucederá. Apenas este pise la plataforma notará que las cosas no están como siempre, fundamentalmente porque otros obreros se retiraron sin haber realizado una prueba muy importante que mide el nivel de presión en el foso. Todo se resume a que la empresa excavadora está perdiendo millones de dólares, debido a que ya se agotó el petróleo, y quiere sellar el pozo a cualquier precio pasando por alto varias reglas de seguridad. Y es así que suceden las tragedias, la codicia más la negligencia son el combo perfecto, incluso en exploraciones con tecnología de última generación a disposición. La película recrea y se centra en la catástrofe sucedida, utilizando efectos especiales sorprendentes y una narración claustrofóbica y angustiante que nos mantiene todo el tiempo en vilo. Si bien la misma no aporta una visión novedosa al género, logra transmitir con solvencia tanto las dimensiones del desastre como la sencilla cotidianidad de los personajes. En síntesis, Peter Berg nos brinda un tour de force invadido de acción, con el típico componente emotivo que caracteriza a este estilo de films.
Fuqua nos trae un western aggiornado a nuestra época, repleto de balas, explosiones y acción. Nos encontramos ante un remake de un remake. La historia original es del director japonés Akira Kurosawa, Los siete samuráis, ya un clásico del cine universal. Luego reversiona esta ficción, en la década del 60, John Sturges quien cambia el título de samuráis por magníficos, debido a que aquí la idiosincrasia del film es netamente estadounidense. Por supuesto que la adaptación que nos atañe, la de Fuqua, se ciñe mucho más a esta última. Los 7 Magníficos es un western aggiornado, mantiene la estructura clásica pero hay algunos cambios sustanciales en referencia al de Sturges , como que el protagonista sea afroamericano (Denzel Washington) y que entre los demás magníficos haya un pistolero de origen mexicano, otro oriental y un indígena. Otro cambio a destacar es que una mujer cobra protagonismo, ya que es la que única que posee suficientes agallas para ir en busca del grupo y no tiene pruritos en cargar un arma siendo capaz de matar, como un cowboy más. Justamente el argumento gira en torno a un pueblo desbastado, dominado por un tirano (Peter Sarsgaard) a quien lo único que le interesa es explotar a la gente porque en estas tierras hay oro. Asesinadas a sangres frías e intimidadas, a las personas del pueblo —agricultores, mujeres y niños— no les queda otra opción que pedir ayuda para defender su territorio. Es así que recaudan todo su dinero y logran convocar a siete hombres de temer, siete profesionales del disparo que harán justicia por mano propia. El remake de Fuqua posee una fotografía impecable —los extensos planos generales, característicos del género, son pictóricos—, muy buenas actuaciones y una banda sonora que acompaña la trama a la perfección. En cuanto a las escenas de acción están muy bien logradas, no dan respiro, tiros, tiros y más tiros que salen de lugares inesperados. Es muy fácil compenetrarse con la historia. Si hay algo que juega en contra de Los 7 Magníficos, es que no logra profundizar ningún personaje, los sentimos distantes. La coralidad en la narración o ciertas balaceras interminables —sobre toda la final, por momentos surrealista— agota al espectador y suma a este desdibujamiento del perfil de los vaqueros. Más allá de este aspecto los amantes de la pólvora y la acción disfrutarán de un western entretenido y correcto.
Warner Animation nos trae un relato emotivo, disparatado y de lo más original Partiendo de la base que el capitalismo es el sistema económico y social que impera desde hace años ¿Por qué las cigüeñas no se van a sumar al mismo? La película se sitúa en una época en la que el famoso mito de los bebés y las aves zancudas ya no son negocio. Apostadas en una visión netamente comercial ahora las cigüeñas despachan paquetes de todo tipo —libros, celulares, cafeteras, etc.— menos niños. Junior es un ave ambiciosa que anhela con creces un ascenso laboral, para que esto suceda le piden que despida a Tulip, la última humana que no pudo ser entregada a tiempo y que se crío en Monte Cigüeña. Ella es algo torpe y genera pérdidas. Junior no se atreve a echarla, entonces la confina al área de pedidos de bebés, la cual se encuentra en desuso. Por otra parte está Nate, un niño con muchas ganas de tener un hermanito. Sus padres adictos al trabajo no le hacen caso hasta que él encuentra en un viejo folleto la dirección de Monte Cigüeña para realizar el pedido. La misiva que envía Nate será la que desate el conflicto ya que accidentalmente Tulip creará a su hermanita en la prohibida máquina de bebés. Junior y Tulip emprenderán la aventura de entregar a esta niñita sin que los demás se enteren. La nueva apuesta de Warner trae una historia novedosa, con personajes adorables y varios pasos de humor absurdo. Recurso más que justificable dentro de la lógica de la animación, donde todo puede suceder. Si Cigüeñas presenta algún problema es que por momentos el relato se vuelve errático, lo cual hace que su ritmo decaiga. Son como situaciones aisladas que no logran una conexión completa con la trama central. Pero estos tiempos diluidos se compensan con personajes amables y honestos, con gags disparatados, pero sobre todo con una alta dosis de amor y emoción.
Los amantes del terror found footage disfrutarán de esta nueva versión en la que la bruja de Blair cobra mayor protagonismo. Después de The Blair Witch Project (1999) —cinta que marcó una nueva tendencia dentro del género de terror, ya sea desde lo formal (cámara en mano subjetiva) o lo promocional (se vendió como una historia real y era un fake)— y dos intentos fallidos que le siguieron, llega otra historia de La Bruja de Blair dirigida por el director de Cacería macabra, Adam Wingard. Aquí un grupo de amigos decide ir a acampar al temido bosque debido a que uno de ellos perdió allí a su hermana y está obsesionado por saber qué sucedió, mientras que una de las chicas aprovecha la ocasión para grabar su documental. Una pareja local que encontró el video en el que se puede ver la figura de la joven desaparecida se le unirá a los jóvenes en la temible aventura. La Bruja de Blair respira el espíritu de la original, los climas se construyen de modo similar, con la diferencia de que este grupo no se interna desprevenido en el bosque, sino que va con todos los equipamientos tecnológicos que existen hoy en día como cámaras digitales, intercomunicadores, GPS, hasta un dron. Sin embargo, todos esos elementos no servirán de mucho, ya que cuando se invade el terreno de la bruja el tiempo y el espacio adquieren otra lógica, otra dimensión, como dar vueltas en círculos. Aunque aquí Wingard le da mayor protagonismo a la bruja —no cabe duda de que hay una fuerza extraña haciendo de las suyas— sigue manteniendo la regla del "no mostrar". Todo el tiempo sugiere, pero nunca le pone un rostro a la entidad maligna. A pesar de lo descrito, esta nueva versión de La Bruja de Blair no aporta nada novedoso a la historia, es como un tributo a la primera. Ya pasaron 27 años y el recurso del found footage se utilizó hasta el hartazgo en films de terror, por lo que en esta ocasión a la nueva entrega de la franquicia le cuesta doble esfuerzo hechizar y sugestionar al espectador.
El director de 'Blue Valentine' nos trae un melodrama conservador, en el cual el virtuosismo estético desentona con el ritmo narrativo. El melodrama ha sido uno de los géneros medulares de la historia del cine, sobre todo por los aportes que hizo en su época dorada, los años 40 y 50. Sentimientos excesivos, catarsis, intrigas, malos entendidos amorosos, relatos intrincados, son algunos de los motivos que conforman la naturaleza de estos. La Luz entre los Océanos es un claro ejemplo de puesta en escena de todos los móviles mencionados. La historia, ambientada a fines de los años 20, se centra en una joven pareja de recién casados: Tom (Michael Fassbender), un veterano de guerra que cuida el faro en una remota isla de Australia, e Isabel (Alicia Vikander), una bella mujer enamorada con el máximo deseo de formar una familia. Lo que parece ser un lecho de rosas en esta idílica isla del océano índico, paulatinamente se convertirá en sufrimiento y obsesión, dado que Isabel pierde sus embarazos. Tras la segunda vez de no poder culminar su periodo de gestación, la joven cae en una gran depresión, hasta que un día sucede un hecho impensado: el mar le ofrenda una bebé sana y fuerte. En medio de las olas aparece una barca que se encalla en la arena. En el interior yace un hombre muerto y una pequeña de pocos meses. Isabel ve que su oportunidad frustrada de ser madre puede convertirse en realidad, por lo que hará lo imposible para retener a la niña, y a pesar de que Tom en un principio se resiste, terminará aceptando el pacto y la criarán como suya. En medio de revelaciones casuales y sentimientos culposos, tres o cuatro años después de este suceso, la verdad saldrá a la luz y la pareja entrará en una profunda crisis, además que deberá enfrentar graves problemas legales. Si bien los aspectos técnicos y estéticos del film son virtuosos, así como las actuaciones correctas y una puesta en escena cuidadísima, La Luz entre los Océanos no asume ningún tipo de riesgo. Por ser tan correcta, aburre, y esto se refleja en su capa narrativa. Hacia la mitad del film el ritmo se dilata y la voz ronca de Fassbender, así como los sollozos de Vikander, comienzan a fastidiar. Todo se torna tan impostado que es imposible no distanciarse de la historia y los protagonistas. Alejado de aquellos melodramas que bien sabe reformular Todd Haynes (Carol, Lejos del paraíso), en los cuales subraya con maestría el estado emocional de los personajes, La Luz entre los Océanos rescata solo el aspecto superficial del género, aproximándose más al espíritu de una soap opera, lo diametralmente opuesto a lo que el director concibió en la demoledora Blue Valentine.