Vas esperando el sometimiento a las usuales ráfagas de artillería de Bom-Michael-Bay, en esta quinta entrega de la saga basada en los juguetes articulados, y lo encontrás. Durante 150 minutos. Que se hacen largos. El gran "pero" viene a cuento de que, en su absurdo derroche de millones de dólares al servicio de la misma fórmula-explosiones, CGI, chica sexy, héroe ahora musculoso-, uno se sorprende, casi obligado por la nobleza a reconocer que no lo está pasando taaan mal. Al menos durante la primera parte, antes de la rutina de la batalla final estire la cosa como un chicle. Esta vez Cade Yaeger -Mark Wahlberg-, el protector de los transformers, que se han convertido en descastados, ilegales y vintage, deberá encontrar un cetro guardado en el pasado remoto, que se vincula a la historia secreta de la llegada de los transformers a la Tierra. El objeto es crucial para que el mundo no termine, en medio de una guerra entre autobots y los malvados decepticons, mientras Optimus Prime está desaparecido. Y por eso un historiador experto y gentlemen inglés reúne a Yaeger con la experta profesora que parece una modelo de Victorias Secret. Lo cierto es que el historiador en cuestión es Anthony Hopkins, que se lo pasa -ejem- bomba con su personaje, entrega una serie de líneas muy cómicas y hace que este sinsentido estridente y ruidoso tenga un sorprendente encanto.
Después de las más funcionales Socios por Accidente, Peter alfonso y José María Listorti vuelven a protagonizar una comedia a su medida pensada como entretenimiento familiar de vacaciones. El problema, en esta historia de rivalidad entre dos cantantes, un ex dúo que se rompe cuando el éxito llega para sólo uno de ellos, es justamente su dificultad para entretener. Echando mano de todos los clichés del mundo de la industria musical, las edulcoradas historias de amistad, éxito y fracaso, Cantantes se apoya en la comicidad de sus intérpretes, repitiendo una serie de gags. Torpe, falta de ideas, pero seguramente capaz de divertir a los seguidores de sus protagonistas
La tercera, y acaso mejor de la saga de Disney Pixar encuentra a rayo Mcqueen con un competidor más joven, más tecnológico, más rápido. Sí, este es un film sobre el paso del tiempo, crepuscular y poético como un western clásico, que reivindica la vieja escuela y los viejos maestros, en una serie animada de autos con boca y ojos. No alcanzan los dedos de la mano para contar las magníficas secuencias y detalles que regala, entre escenarios de playas, bosques y desiertos de una belleza abrumadora. Crisis y lección de vida sin discurseo y a pura acción. ¡Y volvemos a escuchar la voz de Paul Newman!
Nuevo ejemplo de un cine israelí que parece atento, e implacable, a la descripción de una sociedad llena de tensiones, esta vez en torno de una familia ortodoxa que debe entablar relación con la novia árabe de su hijo. El joven está en coma después de un atentado. Y el hospital es el mundo que los contiene.
La última travesía de un toro campeón, con la voz de Arnaldo André, hacia el matadero, sirve para acompañar el viaje que propone este documental, con mucho sentido del humor, hacia algunos lugares increíbles -el pueblo liebig, con su monumento al roast beef, berisso, cuna del peronismo surgido de los firogríficos- y protagonistas que hacen a la cultura carnívora argentina. historia, política y rastros de una sociedad que continúa, en el presente, con la pasión intacta.
Este documental chileno sigue a quien brilló en un circo de transformistas gay cuatro décadas atrás. Hoy mayor y con problemas de salud, el protagonista se cuestiona la continuidad de su show, entre la incertidumbre de sus artistas. Es que la historia del circo nómade es grande, tanto como la riqueza de los personajes que le dan vida todavía. La realizadora y periodista Lorena Giachino consigue con este material un documental de observación interesante y más que correcto.
Un grupo de no actores actuando frente a la cámara del director Baltazar Tokman para poner en imágenes la vida cotidiana de distintas generaciones de una familia dedicada al negocio funerario en Los Toldos. Allí vuelve la protagonista, Sofía, para pasar una temporada, como pieza de un mosaico que alterna lo íntimo, familiar, con el trasunte de cadáveres y entierros. Sin grandes atractivos, algo larga y con una música desconcertante, Casa Coraggio se las ingenia, sin embargo, para interesar.
En blanco y negro, con juegos visuales y sonoros experimentales, este film argentino sigue a un actor conflictuado que conoce a una traductora de alemán y tiene pesadillas con una bestia llamada Krampus. El resultado es una excentricidad que exige esfuerzo de atención, aunque con un buen trabajo técnico y varias buenas ideas de la directora de Todos tenemos un plan.
La tercera encarnación del hombre araña tiene el rostro adolescente de Tom Holland, el chico de Lo imposible. Y arranca en continuidad con su participación en la última aventura de Los Vengadores. Excitado con la idea de ser un superhéroe hecho y derecho, dispuesto a salvar al mundo que, en principio, es su barrio, Queens. La elección de continuar la historia, enmarcada en el universo Avengers, es bienvenida y ahorra minutos de explicaciones sobre origen, pasado y pérdida del personaje. Por el contrario, lo más gracioso de este Spiderman es su indolente condición de millenial, de adolescente fibroso pero chiquito y con tendencia a la dispersión, a pesar de la valentía, la entrega y el empuje que se empeña en demostrarse para ayudar al prójimo. Acompañado por su tía May (qué sabor a poco deja siempre la presencia de la divina Marisa Tomei) y tutoreado por Iron Man, con guiños a John Hughes y un villano a cargo de Michael Keaton, De regreso a casa divierte y entretiene, aunque dos horas veinte es una duración desmesurada e innecesaria para contar este cuento. Con vuelta de tuerca incluída. Y, claro, bonus final.
Víctor y Vera Garbor llevan 20 años casados y tienen cuatro hijos de los que se ocupa ella, una Carla Peterson ojerosa y desaliñada pero reina del multitasking. Por eso, cuando ella decide irse de viaje (de pronto, el esquema le parece de lo más injusto), las cosas se complican para un padre (Diego Peretti), un tipo tan absorbido por el trabajo que apenas conoce a sus hijos. Mamá se fue de viaje es el relato de esa semana interminable en la que Garbor (los suyos lo llaman por el apellido) más que hacer lo que puede descubre lo que tiene, entre pequeños desastres domésticos y emocionales. La nueva comedia familiar -para la familia, sobre una familia- de Ariel Winograd es simpática, blanca, previsible y bastante arbitraria. Una comedia a la norteamericana, sin la acidez de Modern Family y con algunas resoluciones torpes pero con la ternura que aportan los chicos y buenos momentos gentileza del oficio, y el talento, de su elenco.