A simple vista y por las imágenes que se nos muestran en los trailers, Colossal parece ser una película de Kaijus, aquellos monstruos de origen japonés que suelen atacar ciudades, y la cual busca exponer la destrucción y el caos en primer plano. Lo innovador es que parecía presentar algunos toques de comedia. Sin embargo, la película es mucho más que eso. El film cuenta la historia de Gloria (Anne Hathaway), una mujer con problemas de alcoholismo que decide dejar Nueva York y regresar a su ciudad natal tras haber perdido su trabajo y a su novio. Pero cuando en las noticias informan que un monstruo gigantesco está destruyendo la ciudad de Seúl, Gloria se va dando cuenta poco a poco de que, a través de su mente, está conectada de forma extraña con estos acontecimientos. Para evitar que la destrucción pase a mayores tendrá que averiguar el papel de su intrascendente existencia en un evento de proporciones monumentales que podría cambiar el destino del mundo. Lo interesante de este relato es que esquiva completamente las convenciones del género para brindarnos una reflexión sobre las miserias humanas. Las cintas de monstruos gigantes que devastan ciudades suelen hacer énfasis en la destrucción y el caos producto del ataque de las bestias. No obstante, en esta ocasión el desastre de proporciones épicas es un reflejo de los problemas personales, internos e intrínsecos a una persona con personalidad autodestructiva. El personaje de Anne Hatawhay (gran labor de la actriz) da a conocer sus vicios e inconvenientes, los cuales son exteriorizados o proyectados en la figura de este Kaiju que flagela inintencionadamente a la ciudad coreana de Seúl. Nuestra protagonista verá en aquella colosal figura la posibilidad de sucumbir ante sus traumas emocionales o conseguir una redención. El director nos otorga un relato atrapante desde el primer minuto y no nos dará respiro hasta el final. Nos obliga a reflexionar sobre diversas cuestiones (la melancolía, el maltrato al otro y a uno mismo, la realización profesional y personal, etc.) y ahí es donde radica la riqueza y el mayor triunfo del film. En los apartados técnicos podemos decir que cumple con creces su cometido. El diseño del Kaiju es totalmente efectivo, ya que refleja y manifiesta las pulsiones del personaje de Gloria. Ese monstruo sirve, al mismo tiempo, de catarsis, de exteriorización de los miedos y de los demonios internos. Es un bicho que solo genera temor gracias a su gran tamaño, pero que en definitiva es tan entrañable como nuestra anti-heroína. En suma, Colossal es una obra que nos otorga mucho más de lo que se ve en sus avances. Una alegoría nos recuerda a “Quieres ser John Malkovich”, y a muchos otras historias de Charlie Kaufman. Un relato inteligente, bien actuado (tanto por su protagonista como por Jason Sudeikis, quien nos otorga un papel totalmente alejado de su pasado en Saturday Night Live) y perfectamente ejecutado. Su fuerte radica en el guion y, una vez más, un director como Vigalondo, que está dando sus primeros pasos en Hollywood, nos demuestra que todavía se pueden hacer películas interesantes dentro de la industria.
Hernán Aguilar nos ofrece una ópera prima de género, original y vibrante que sorprenderá por su ritmo, narrativa y originalidad con la que se desarrolla. Empecemos por lo que nos propone el film, “Madraza” cuenta la historia de Matilde (Loren Acuña), una ama de casa de clase baja que enviuda cuando unos delincuentes asesinan a su marido delante de ella. La mujer, lejos de deprimirse y verse conmovida por la situación, por accidente le quita la vida a uno de los culpables. Ante este hecho, su vida dará un giro de 180º y asumirá el rol de asesina a sueldo (tomando el lugar del asaltante) para poder “ganarse” la vida y poder subsistir en ese ámbito tan precario y carente de recursos. Este film se puede catalogar como una sorpresa dentro de la cartelera nacional, ya que corresponde a uno de esas alternativas de género que nos viene ofreciendo el cine argentino hace un tiempo. Realizadores como Aguilar nos declaran que hay alternativas al cine hollywoodense o a las producciones nacionales festivaleras o puramente comerciales. Nos encontramos ante una comedia negra, mezcla con policial, que nos brinda a una antiheroína clásica con la que uno logra empatizar por todas las penurias por las que atraviesa. Tal como se puede ver en algunos relatos de superhéroes, la mujer sufrirá una transformación tanto interna como externa, lo cual logra dotar al personaje de una tridimensionalidad necesaria para enriquecer al relato. El film maneja algunos códigos o recursos característicos al cine del estilo de Tarantino o Robert Rodríguez, o incluso a aquellos film de Exploitation de bajo presupuesto, donde la cuestión pasa por los temas moralmente inaceptables y socialmente escandalosos. El personaje de Matilde, gran labor de Loren Acuña que nos otorga un trabajo impecable, no busca una venganza clásica, sino que sufre un proceso donde redime sus frustraciones, no solo porque se aleja de la situación de adulterio que involucraba a su difunto marido, sino que además busca canalizar las frustraciones sociales por la que atraviesa. “Para que voy a hacer la denuncia, si no lo van a agarrar. Además, mi nombre va a quedar registrado en la declaración y me van a venir a buscar”. Esta frase se la dice al detective personificado por Gustavo Garzón, con quien tendrá una breve historia de amor que también vendrá a modo de saldar cuentas pendientes en el marco afectivo. La película presenta un relato entretenido, pero por otra parte también hay una crítica social y cultural latente que se ve presente, más que nada, en las subtramas con los personajes de la ahijada Vanina (Sofía Gala Castiglione) y su nueva amiga de la clase alta, Teresita (Chunchuna Villafañe). Se tratan temas como la desigualdad, la corrupción, las máscaras sociales que usan las personas para aparentar frente a los demás. En el plano técnico la cinta cumple, mostrando un gran desempeño en el manejo de la cámara y en la edición que termina componiendo un recurso característico del film (quizás a veces se abusa del recurso del corte directo para elidir tiempo, pero es un aspecto estético propio del relato). También hay que destacar la destreza empleada a la hora de realizar las escenas de acción y el buen uso de la cámara lenta para determinadas secuencias. En síntesis, “Madraza” nos propone un gran relato de género, muy entretenido, con buenas actuaciones y una sobresaliente dirección de Hernán Aguilar. Más allá de algún cuestionamiento que se le podría hacer al film con respecto a ciertas ideas sobre las transgresiones, la película cumple y nos presenta un crudo relato de denuncia sobre corrupción y la falta de recursos de la clase baja. Puntaje: 4/5
Ridley Scott vuelve a la carga con otra secuela de “Alien” que demuestra ser innecesaria luego de aquel polémico pero valioso capítulo que fue “Prometheus” (2012). La saga de “Alien” comenzó allá por el año 1979 con un film que se convertiría en un clásico de la ciencia ficción moderna, mediante una premisa simple y eficaz que en aquella época se destacó por mezclar la ciencia ficción y el terror de manera inteligente y creativa. Un producto de entretenimiento que manejaba un ritmo y un estilo más propio del cine de autor. Luego tuvimos varias secuelas que fueron irregulares hasta llegar a los pésimos crossovers con “Predator”. La saga parecía haber encontrado su fin, pero años más tarde, Ridley Scott decidió volver al universo del extraterrestre con “Prometheus”. La película de 2012 fue polémica porque para el fandom no se mostraba al monstruo original y poco tenía que ver con “Alien” esta suerte de precuela u origen. Sin embargo, “Prometheus” fue un capítulo interesante donde Scott se empieza a preguntar sobre el origen de las cosas y resulta tener una aproximación más filosófica y atractiva que varias de las secuelas del film original. En una entrevista a Yahoo Movies, Ridley Scott dijo: “Descubrí que los fans están realmente frustrados con ‘Prometheus’ […] Los fans no tienen la última palabra sobre nuestro trabajo, pero a menudo son un buen reflejo de nuestras propias dudas sobre algo. Te sirven para confirmar que estabas equivocado o que estabas en lo cierto. Creo que no eres un profesional sensible si no tienes en cuenta esa reacción de los fans de alguna manera”. “Alien: Covenant” termina siendo una secuela innecesaria y poco original, porque fracasa en seguir la línea del film anterior y también naufraga a la hora de volver a los orígenes del personaje. El director intentó resarcirse con los fans pero se traicionó a él mismo y al rumbo que venía tomando la saga. La cinta nos relata cómo la nave Covenant fija su rumbo hacia un remoto planeta al otro lado de la galaxia, la tripulación de la nave descubre lo que creen que es un paraíso inexplorado, y cambian el curso hacia otro planeta que resultará ser un mundo oscuro y hostil. El argumento resulta ser similar al del film del ’79 pero carece de la frescura y originalidad de aquella obra. El problema de esta película es que no presenta nada que no hayamos visto en otros films de la saga y se siente demasiado convencional. La escena inicial, si bien es más literal que sugestiva y plantea algunas cuestiones que han sido mejor elaboradas en otros films (como en “Jurassic Park” por ejemplo, donde nos damos cuenta que se trata del de un punto de vista creacionista y del hombre “jugando” a ser Dios) se ve como algo extraído de otra narración. Como si el realizador hubiera querido seguir por la línea de “Prometheus”, pero luego se arrepintió en los 115 minutos restantes. Dicho esto, voy a destacar las particularidades o aspectos positivos del film. Los apartados técnicos del relato comprenden varios puntos altos del mismo. La fotografía está diseñada de forma tal que nos transmite el lúgubre panorama que rodea a la tripulación y a las perturbadas mentes de los personajes. La banda sonora se acerca más a lo logrado por el film original y el CGI sin ser increíble, cumple bastante. En relación al elenco, nuevamente vuelve a destacarse Michael Fassbender que nos brinda un papel doble donde pone de manifiesto todos los matices actorales que tiene que presentar un actor experimentado al componer a dos personajes opuestos pero con ciertos puntos en común. El resto del elenco no brilla demasiado, a excepción de Danny McBride (“This Is The End”), y algunos breves pasajes que aporta Katherine Waterston (“Fantastic Beasts And Where To Find Them”), ya que sus personajes no llegan a desarrollarse del todo. Otro factor a mencionar tiene que ver con el guion de John Logan y Dante Harper, que hace agua en varios momentos, ya que es bastante convencional y poco imaginativo. Además, los puntos de giro que se sugieren al final del film son muy predecibles y no sorprenden en absoluto al espectador. En otras palabras, “Alien: Covenant” representa un híbrido entre “Prometheus” y la primera entrega de “Alien”, que no llega ser satisfactorio porque no termina siendo ni una cosa ni la otra. Una secuela que es “más de lo mismo”, cosa que puede ser positivo para los fans que odiaron a la entrega anterior, pero que es un aspecto negativo ya que no se presentan ni se exploran nuevos terrenos. No obstante, uno puede desconectar el cerebro y disfrutar de “Covenant” en distintos aspectos, por ejemplo en los espectaculares enfrentamientos finales contra el xenomorfo, las intervenciones de David y Walter de Fassbender, y algunos vestigios de lo ofrecido en “Prometheus” (el proceso evolutivo, el creacionismo, el origen de las civilizaciones, etc.) Puntaje: 3/5
“Get Out” llega finalmente a nuestras salas y se encamina a convertirse en una obra de culto. Jordan Peele (guionista de “Keanu”) es un artista que viene del ámbito de la comedia (dato vital para entender el approach y el tono del film) y en esta ocasión debuta como director para brindarnos un interesante retrato de la sociedad norteamericana y el racismo. Hace años que el país del norte vive conflictos relacionados con la discriminación, creando una tensión racial que se ve pero no se intenta solucionar. Peele nos ofrece su visión práctica del panorama que viven los ciudadanos afroamericanos. Un joven afroamericano visita a la familia de su novia blanca. Para Chris (Daniel Kaluuya) ha llegado el momento de conocer a los futuros suegros, por lo que ella lo invita a pasar un fin de semana en el campo con sus padres, Missy (Catherine Keener) y Dean (Bradley Whitford). Al principio, Chris piensa que el comportamiento “demasiado” complaciente de los padres se debe a su nerviosismo por la relación interracial de su hija, pero a medida que pasan las horas, una serie de descubrimientos cada vez más inquietantes lo llevan a descubrir una verdad inimaginable. ¿Qué nos entrega “Get Out”? Un retrato vibrante y atrapante donde la incomodidad y el hostigamiento que aqueja al protagonista se transmiten al espectador. Un film que pretende ser una cinta de terror/thriller no mediante efectos o jumpscares (sobresaltos) como es habitual, sino mediante un terror o miedo real bien fundado en cuestiones sociales reales y latentes en Estados Unidos. El director demuestra ser un gran narrador al mezclar el miedo con el sarcasmo y el humor ácido (provocando alguna carcajada en el espectador con un posterior sentimiento de culpa aparejado). La fotografía de Toby Oliver acrecenta ese clima gélido y esa atmósfera asfixiante y angustiante. Por el lado de la banda sonora, también se realiza un buen trabajo a la hora de crear contrapuntos para ampliar la efectividad de las situaciones (tal como se muestra en la escena inicial). El elenco es excelente y sirve para elevar el enorme trabajo que se hizo en el guion. Daniel Kaluuya se carga al hombro el film para transmitir esos sentimientos de incomodidad e impotencia que vive su personaje a lo largo de toda la película. Párrafo aparte merece Catherine Keener (“¿Quieres ser John Malkovich?”), que nos otorga un papel difícil (inusual en relación a lo que nos tiene acostumbrados), convirtiéndose en una formidable fuerza opositora. “Get Out” representa un relato inteligente de visión obligatoria debido a la crítica social que funda con solidez y soltura. Una obra necesaria que nos hace reflexionar sobre una realidad que debe ser reconocida. Un thriller agudo y retorcido que sirve para manifestarse frente a la discriminación, la xenofobia, y el comienzo de la administración de Donald Trump. Puntaje: 4,5/5
El Candidato: La política de crear un personaje. Esta semana se estrena el segundo largometraje como director de Daniel Hendler que nos cuenta un poco en forma de sátira política, la candidatura de un político que se separa de su partido. Daniel Hendler es un actor/director que si bien actuó y colaboró en la realización de proyectos de distinta índole y género, siempre se sintió más cómodo cuando se dedicó a proyectos de comedia. En esta oportunidad nos trae su segundo largometraje detrás de cámaras que cuenta con la producción de Daniel Burman (Con quien colaboró en el guion de El Nido Vacío) y Hernán Guerschuny (El Critico). El film representa una sátira a la conformación de las campañas políticas, el grupo de producción que se encarga de lanzar una carrera y la postulación de un político de manera independiente separándose de su partido. Para esta difícil tarea, el director contó con varios actores que no son ajenos al mundo de la comedia, ellos son: Diego de Paula (Que también trabajó en la opera prima de Hendler, Norberto Apenas Tarde), Ana Katz (Hijos Nuestros, Whisky), Alan Sabbagh (La Última Fiesta, El Rey del Once), Matías Singer (Norberto Apenas Tarde) y Verónica Llinás (Soy Tu Aventura, La Patota). La película cuenta la historia de Martín Marchand que decide lanzarse a la contienda política. Por su desempeño en las redes sociales, una estructura política tradicional le invita a integrar su lista. Martín convoca a técnicos y asesores para crear su imagen de campaña. Durante un fin de semana, estas personas deberán convivir en la casa de campo del candidato, con el objetivo de construir la imagen del político y toda su campaña. Pero un infiltrado que intenta recabar información sobre la inminente alianza electoral instalará un clima de desconfianza. El film tiene cuenta con una realización técnica correcta y efectiva, así como también la historia resulta interesante y se dan algunos momentos de humor bastante efectivos gracias a la gran experiencia de sus protagonistas. Sin embargo, en algunos tramos el guion comienza a tambalear al incluir algunas situaciones un tanto forzadas y poco trascendentes, al igual que algunos personajes que no llegan a desarrollarse del todo. No obstante la cinta tiene algunos momentos ingeniosos y nos da una representación aguda y perspicaz sobre la construcción de la imagen de una persona que decide presentarse como candidato político. Otra cuestión interesante es el hecho de que se ve a la figura del candidato como una persona con falta de personalidad y un vacío ideológico importante, que incluso se plantea cínicamente a que corriente política debería pertenecer su candidatura. Resumiendo, El candidato resulta ser un relato interesante que le aporta una cuota de humor al mundo de la política y que a su vez ahonda en la oscura farsa que a veces presentan sus partícipes.
Hace varios años venimos experimentando la debacle y el agotamiento del cine de superhéroes. Quizás tenga que ver con la saturación que provoca la enorme oferta de este tipo de films, o el hecho de que estas cintas son realizadas de forma genérica y sin ninguna característica distintiva (obviamente hay excepciones como por ejemplo la trilogía de Batman de Christopher Nolan y Spider-man de Raimi que sentó las bases para la actualidad de los justicieros, entre otras.) En ese escenario desalentador surgió Guardianes de la galaxia (2014), una película desarrollada por James Gunn, que se centra en un grupo de héroes galácticos no muy conocidos para el común de la gente. Justamente ese factor del desconocimiento, más la cuestión de unos personajes atípicos que forman un grupo de protectores del espacio, hicieron de la primera entrega de este grupo un producto novedoso, fresco y atractivo para muchos. Incluso resultó del agrado de varias personas ajenas al ámbito de las adaptaciones comiqueras. En esta oportunidad continúan las aventuras del grupo por los confines del cosmos. Los Guardianes deberán luchar para mantener unida a su nueva familia mientras intentan resolver el misterio de los verdaderos orígenes de Peter Quill (Chris Pratt). Viejos rivales se convertirán en nuevos aliados, y queridos personajes de los cómics clásicos acudirán en ayuda de nuestros héroes a medida que el universo cinematográfico de Marvel continúa expandiéndose. ¿Qué nos brinda esta secuela? Más de todo lo que vimos en la entrega anterior. Más humor, más profundidad en las relaciones de los personajes, unos efectos especiales increíbles y una paleta de colores más estridente, psicodélica y lisérgica que en la primera parte. Lo más flojo de la película vendría a ser la trama. No hay un conflicto concreto sino algunos problemas que presentan los personajes y que tienen que ver más con los vínculos familiares o afectivos de los protagonistas. Las dificultades pasan a ser más internos, de identidad propia de los individuos, y si bien son funcionales, la historia que cuenta el film parece no tener un destino claro. Además, el humor si bien es eficaz, a veces parece ser contraproducente ya que, no se utiliza solo como Comic Relief sino que a veces predomina por sobre el drama o la acción. Para remarcar algunos aspectos positivos de la obra podemos expresar que James Gunn, si bien no consigue realizar una gran película, sí logra poder ofrecernos un relato digno con una dirección y sello propios que se coloca por sobre la media de estas ficciones de superhéroes. Por otro lado, el villano, en esta oportunidad, ofrece una oposición digna a nuestro grupo de héroes y nos recuerda más a villanos o antagonistas fuertes que parecían estar ausentes en las últimas películas del universo Marvel. El elenco está muy bien elegido, y se nota la química entre los protagonistas. Los secundarios también demuestran ser importantes y trascendentes dentro de la narración. Desde el punto de vista de la animación, es impecable todo lo que respecta al CGI de Baby Groot y a Rocket Racoon, que cada vez tienen más detalles en sus acabados técnicos. La física del pelaje del personaje personificado por Bradley Cooper y las texturas que presenta el personaje de Vin Diesel, demuestran lo avanzadas que están las técnicas de creación digital. Asimismo, los planetas y mundos que presenta la película también logran ser extremadamente detallados. Guardianes de la galaxia Vol 2 es un film que a pesar de tener problemas narrativos, sale adelante gracias al elenco y una buena dirección de James Gunn. Visualmente sorprende pese a estar cargada de colores súper saturados. La banda sonora también representa uno de los puntos altos de la película. Es una cinta que quizás no supera a su antecesora, pero que logra destacarse de los últimos y genéricos relatos de la factoría Marvel.
Personal Shopper: Demonios Internos. Olivier Assayas nos trae un relato intimista que pasa por una extraña pero interesante y reflexiva mezcla de géneros. Personal Shopper es una película que busca crear sensaciones, más que transmitir un mensaje cerrado y aleccionador. Es un film que está más interesado en crear atmosferas que en desarrollar un film cerrado. En la siguiente reseña les puedo detallar parte de la trama pero para aquellos cinéfilos y espectadores acostumbrados al cine de Olivier Assayas se darán cuenta que no suma ni se revela nada adicional a la experiencia cinematográfica que puede darnos el film. Maureen (Kirsten Stewart), es una joven estadounidense que se encuentra viviendo en Paris. Su trabajo, como bien lo indica el titulo, es hacerse cargo del guardarropas de una celebridad francesa. Aunque no le gusta su trabajo, es lo único que encontró para su pagar su estancia mientras espera una manifestación del espíritu de Lewis, su hermano gemelo fallecido recientemente. Al mismo tiempo, Maureen comienza entonces a recibir extraños mensajes en su teléfono celular y algunas apariciones en la casa en la que reside. Personal Shopper es una película bastante extraña y peculiar. Si bien Assayas siempre fue un vinculado al cine más inteligente y reflexivo, alejado de todo convencionalismo, en esta oportunidad nos encontramos ante su film más extravagante. La película realiza una mezcla de géneros, pasando por el thriller psicológico, con tintes dramáticos, hasta el suspenso sobrenatural. La atmosfera fría y enrarecida nos hace preguntarnos, por momentos, si el entorno es un reflejo de la psicología de Maureen o si en verdad esos acontecimientos están teniendo lugar. En varios momentos nos planteamos si las apariciones o demonios que está combatiendo son demonios literales o internos. La ambigüedad siempre está a la orden del día durante el transcurso del film. Una escena nos hace pensar una cosa y la siguiente otra diferente. Esto, a algunos espectadores les parecerá atrapante y a otros fastidioso. Lo que hay que dejar bien en claro es que no nos encontramos ante una historia lineal y convencional de narrativa clásica, sino que el director nos invita a atravesar por la misma confusión que su protagonista. Maureen atraviesa por momentos sobrenaturales y mensajes extraños cuyo emisor desconocemos (Quizás nos encontramos ante una metáfora relacionada a las nuevas tecnologías y el espacio que ocupan en nuestras vidas cotidianas). Kristen Stewart realiza un gran trabajo, merito de Assayas, en una película complicada que invita a la reflexión y que seguramente tenga al público dividido. Sin ir más lejos, la cinta fue abucheada en su screening en Cannes, pero le significó el premio al Mejor Director en dicho festival. En otras palabras, “Personal Shopper” es un film inteligente, por momentos confuso, pero que promueve a los espectadores a pensar y sacar sus propias conclusiones e interpretaciones.
Peter Berg (“Deepwater Horizon”, “Hancock”) nos brinda este film sobre el atentado terrorista de la maratón de Boston de 2013, que dejó un saldo de tres personas muertas y otras 260 que resultaron heridas. La película cuenta dichos acontecimientos y también pone el foco sobre la posterior investigación para detener a los autores intelectuales y materiales del suceso. “Día del Atentado” (“Patriots Day”) se suma a una larga lista de relatos con tintes patriótico-nacionalistas, que buscan conmover al espectador contando con lujos de detalles la perspectiva norteamericana de los atentados terroristas. Lo cierto es que muchos de estos retratos resultan poco verosímiles o de escaso interés para el público internacional, sin embargo, en esta ocasión el patriotismo no llega a ser tan grotesco como en otras películas y la cinta se ve beneficiada por componer un drama intenso y un policial atractivo que llevan al espectador a una experiencia cinematográfica satisfactoria. Peter Berg contó con un elenco de lujo en esta ocasión, compuesto por Mark Wahlberg (con quien se ve muy cómodo trabajando y repite la fórmula de “Deepwater Horizon”), J K Simmons, Evan Rachel Wood, John Goodman, Michelle Monaghan y Kevin Bacon. El director en esta oportunidad demostró un gran talento para desarrollar una historia coral, que sigue a varios personajes, pero cuyo hilo narrativo es llevado adelante por Wahlberg. Si bien como es habitual en estas ocasiones, donde en algunos momentos el guion parece que se tambalea por la gran cantidad de personajes a desarrollar, el buen manejo del suspenso, el gran trabajo de edición que posee la película y un vertiginoso uso de la cámara, nos meten de lleno en el atentado. El problema de este film y de varios de su estilo, es que al adaptar hechos reales y exponer puntos de vista, se puede ver comprometido el objetivo de la obra (ya sea como obra artística o como entretenimiento). No obstante, el resultado logra ser satisfactorio al poder combinar el drama con el policial y los eventos reales con la ficción o construcción cinematográfica (el personaje de Wahlberg es un personaje de ficción). El acto terrorista se ve retratado como lo que es: crudo, duro y difícil de tolerar, por lo que resulta ser bastante acertado. Por otro lado, algunos diálogos y sentimientos expresados por los personajes suelen ser momentos nacionalistas exacerbados y le quitan un poco de credibilidad al film. “Día del Atentado” es una propuesta cinematográfica que parecía innecesaria, pero resulta ser disfrutable, ya que da muestras de que se puede hacer cine político o con tintes nacionalistas sin exagerar o terminar cayendo involuntariamente en el ridículo o las risas. Puntaje: 3/5
André Øvredal, el director noruego que sorprendió con “Trollhunter” (2010), vuelve a la carga con “The Autopsy Of Jane Doe”, un film de terror modesto que atrapa debido a la extrema habilidad narrativa del director y a las buenas actuaciones de Emile Hirsch (“The Girl Next Door”, “Speed Racer”) y Brian Cox (“Braveheart”, “Zodiac”). Es interesante analizar el caso de esta pequeña producción que demuestra que con poco puede conseguir más que muchas superproducciones de género. André Øvredal manifiesta su capacidad como narrador y para crear atmósferas opresivas y truculentas sin la necesidad de llegar a un grado de tortura/gore que busque desagradar al público en lugar de sorprenderlo de manera inteligente. La película nos presenta la historia del dueño de una funeraria (Brian Cox) de una pequeña localidad y su hijo (Emile Hirsch), que trabaja con él. Ambos reciben un día el cadáver de la víctima de un misterioso crimen: una bella joven que no tiene ninguna causa aparente de muerte. Ambos intentarán desvelar los intrigantes motivos del fallecimiento de la joven. La cinta sucede casi completamente en la morgue y se sostiene por la intriga que logra generar su atractiva premisa desde el comienzo, las actuaciones de los protagonistas y una fotografía que logra generar un ambiente gélido, que logra capturar la insensibilidad de la morgue y el trabajo de sus encargados. La película consigue salir adelante con un uso limitado de los efectos especiales, los matices en las interpretaciones y un ritmo medido, y componer una gran propuesta de género, que en ciertos momentos puede llegar a tambalearse en convencionalismos, pero que logra esquivarlos en la medida justa. Quizás los dos segmentos bien delimitados de la narración parecen chocantes al ponerse en contraposición, pero en alguna medida esa convergencia de tonos tiene sentido y resulta plausible en los confines trazados por la historia. “The Autopsy Of Jane Doe” es un gran film de género que atrapará a los fans del terror e incluso a los no tan adeptos a él gracias a su ingenio y a su economización efectiva de recursos. Puntaje: 4/5
Esta semana llegó finalmente la co-producción española-argentina, dirigida por Gerardo Olivares y producida por Lucía Puenzo, que también participó en la escritura del guion. Gerardo Olivares, quien viene más del ámbito documental, decidió lanzarse a esta historia de ficción que adapta el libro “Agustín Corazón Abierto” de Roberto Bubas. Dicho libro está basado las experiencias del autor como guardafaunas en la región de Península de Valdés, y dichos acontecimientos son los que va a tomar, con algo de libertad, el film del cineasta español. La película fue filmada, en parte, en la misma península y está protagonizada por Joaquín Furriel y Maribel Verdú. La cinta narra la historia de Lola (Verdú), que viaja con su hijo autista, Tristán, hasta el fin del mundo para encontrarse con Beto (Furriel), un guardafauna que tiene una relación muy especial con las orcas salvajes en la Patagonia Argentina. El motivo del viaje es la extraña empatía y respuesta de estímulos que tuvo Tristán ante las orcas. Lola busca a toda costa mejorar la calidad de vida de su hijo, y la respuesta parece residir en la relación de él con la naturaleza, haciendo que sus vidas cambien para siempre. Nos encontramos ante un bello y cálido film que tiene un buen elenco para salir adelante, al igual que una sensible dirección de Olivares que demuestra verdadera maestría para retratar la naturaleza, los animales y los sentimientos de soledad, lejanía y las cualidades inherentes al paisaje salvaje de la Patagonia argentina. Quizás por momentos la trama transita por lugares comunes y se lo nota más cómodo al director, presentando y describiendo la belleza salvaje de las playas, los acantilados y los animales en acción, que dirigiendo a los seres humanos. Sin embargo, Olivares se mete de lleno en la introspección del chico autista para mostrarnos su visión de las cosas. En resumen, “El Faro de las Orcas” es un film técnica y visualmente logrado, que apela a la sensibilidad del espectador a través de un melodrama con cierto mensaje ecológico. La actuación de Rapalini Olivella, que con esta película hace su debut cinematográfico, eleva la cinta que, a pesar de sus lugares comunes y clichés, logra entretener y conmover al espectador. Puntaje: 3,5/5