MATANDO ALIENS CON LANZAS, FLECHAS Y PISTOLAS Película que mezcla dos géneros opuestos y que rara vez han sido llevados en una misma película (cabe resaltar que hay numerosos títulos de clase B que tocan estas temáticas en conjunto) y que conforma una cinta muy bien realizada técnicamente, pero llevada adelante de manera repetida y hasta poco interesante, brindándole al espectador un relato que carece de sorpresas y que sigue una linea argumental muy sencilla y previsible. Jake se despierta en el medio del desierto, está herido, no recuerda nada de lo sucedido y tiene un extraño aparato aferrado a una de sus muñecas. Él regresa al pueblo, donde nadie, salvo una muchacha, lo reconoce. El tiempo pasa y no logra hacer memoria de quién es ni de cómo pasó lo que pasó. Esa misma noche la vida de todos los vaqueros va a cambiar y él va a comenzar a encontrar las respuestas que tanto estaba buscando: una serie de naves extraterrestres atacan el pueblo y se llevan de rehenes a varias personas. Es hora de que el hombre deje de lado sus diferencias y se junte para destruir a una raza superior en tecnología. La cuestión más atractiva de esta propuesta es ver cómo se mezcla el western y la ciencia ficción, y, lejos de satisfacer las expectativas, pero también de ser una película desaprovechada, ambos géneros tienen sus momentos de lucimiento y están bien enganchados. Se hace una introducción muy buena de los personajes y de sus diferentes actitudes, que son bastante estereotipadas (el comisario despreocupado; el hijo problemático; la banda de ladrones; el forastero que es el gran héroe; y la muchacha hermosa, el objetivo de los hombres), y se crea un conflicto principal que también está bien presentado y mantiene el suspenso de manera muy correcta. Es así como poco a poco, y mientras el espectador comienza a saber más de los extraterrestres, la película comienza a caer en calidad argumental y entrar en terrenos que ya han sido explorados muchas veces por el género y que no aportan sorpresas al resultado final. El último acto y las escenas del pasado (esos flashbacks que el protagonista va teniendo sobre lo que va recordando), están desaprovechados y conforman un espectáculo visual impresionante, pero carente de esa adrenalina necesaria como para hacérsela llegar al espectador. A su vez, todo es bastante previsible y las soluciones a los problemas son las típicas de este tipo de películas. Actoralmente la cinta presenta buenas interpretaciones, en especial por parte del papel protagónico y de dos roles secundarios que le aportan realismo y profundidad a la narración. Pese a que el guión no se toma el tiempo en explorar las reacciones de las personas ante tal extraña demostración de superioridad por parte de los extraterrestres (ellos, en cambio, no parecen sorprendidos), el trabajo realizado por Daniel Craig y Harrison Ford es más que destacable, el primero por darle los toques de seriedad y de incomprensión a su personaje; y el segundo por ser el claro ejemplo del hombre rudo y temerario característico de los westerns. A su vez, Olivia Wilde está muy correcta, principalmente en las escenas finales. Los efectos especiales son asombrosos (esa escena en la que las naves atacan en pleno desierto está muy bien lograda y presenta el toque Favreau de "Iron Man"); la banda sonora acompaña muy bien lo aquí presentado; la fotografía es hermosa y juega con los diferentes encuadres y planos para mostrar la situación desde diferentes puntos de vista; mientras que el guión, el principal inconveniente de la propuesta, no logra explorar con fluidez las reacciones de los personajes y crea un relato previsible y muy sencillo. "Cowboys & Aliens" es una película entretenida, muy buena por el lado visual, con interesantes interpretaciones y una puesta en escena que es un gran atractivo, pero que carece del factor sorpresa y de unir de manera original los dos géneros opuestos aquí desarrollados. Una propuesta de fórmulas, para pasar el rato. UNA ESCENA A DESTACAR: ataque en desierto.
Basada en las populares creaciones de Bill Finger y Martin Nodell para DC Comics, esta es una película en la que, si bien se respeta a los personajes y en líneas muy generales a partes de la historia, abundan los efectos especiales sin emoción o profundidad, con un guión hablado muy superficial y débil, y con un argumento que no encuentra su rumbo ni introduce de manera atractiva e interesante al superhéroe protagonista.
LA OSCURIDAD SE APODERO DEL MUNDO El apocalipsis toma aquí una forma distinta y atractiva, que sirve como principal eje argumental de la cinta, pero que falla en dejar demasiadas puertas abiertas a la libre interpretación del espectador, en desarrollar actuaciones que nunca se lucen y, principalmente, en brindarle al público los suficientes sustos y escenas de suspenso como para hacer de ésta una experiencia que se diferencie de las muchas otras que cuentan con una misma temática. La historia se centra en contar como un grupo de personas sobrevivieron al día final de la humanidad. La oscuridad se apoderó de cada rincón del planeta y son unos pocos los que han podido conseguir salvarse gracias a alguna luz artificial que los acompañaba en dicho momento. Ellos van a tener que tratar de encontrar la manera de ganarle a las sombras y volver a vivir como en el pasado. Esta película comienza de manera muy interesante, yendo al conflicto sin perder el tiempo en cuestiones paralelas, e introduciendo los diferentes puntos de vista del hecho de cada uno de los personajes que pudieron sobrevivir. Es aquí donde se crea un suspenso y un misterio que está muy bien logrado visual y dramáticamente y que, gracias a las pocas explicaciones que se dan, al principio se crea tensión e intensidad. Los momentos en el cine y esa maravillosa escena en la que participa un avión cayéndose en el horizonte, son, sin duda alguna, los mejores momentos de la película. Pero, luego de esta muy correcta introducción, la cinta transita por muchos lugares comunes, ocasionado que el interés y los muy bien logrados climas del comienzo se vean destruidos y sin sentido ya pasando la media hora de duración. Los personajes entran en un bar, el único lugar en el que tienen luz. Allí aparecen las típicas y previsibles escenas en las que ellos deben ingeniarse una manera inteligente para escapar, mientras que se les van acabando las baterías de las linternas y el generador va perdiendo fuerza. Son muchos los minutos en los que no pasa nada más que miradas, pensamientos y escenas de suspenso que finalizan, algunas en sustos y otras en la retirada estrepitosa de las sombras. A su vez, y allí el mayor problema de esta película, el guión no explora las causas del hecho ni se preocupa por explicar algunos pozos argumentales que aparecen y nunca tienen respuesta ni sentido. Son muchas las preguntas que quedan abiertas a la libre interpretación del espectador, lo que produce que, llegando al final, la caracterización de los personajes sea ínfima y que poco importen cuando van muriendo uno a uno. La muerte de un personaje, casi en la conclusión, carece de fuerza y de ingenio. Por otro lado, el remate, el momento en el que se suponía que algo interesante estaba por pasar, queda en la nada misma, no se explica nada de lo sucedido antes y es protagonizado por dos personas que le restan verosimilitud y mucha intensidad. Una lástima, porque la idea es buena, pero está mal llevada adelante. El villano aquí es la oscuridad, que toma formas humanas y que se desplaza con rapidez. Este recurso, pese a que se abusa demasiado el CGI, está muy correcto y aporta, en algunos momentos, un suspenso bien logrado y un estilo visual que juega con el movimiento de las sombras y las luces. Las actuaciones son regulares. John Leguizamo no logra destacarse, principalmente porque su personaje está casi todo el tiempo tirado en una mesa de billar, dolorido y con poco diálogo. Hayden Christensen, el protagonista, se destaca al comienzo, cuando expresa el desconcierto por lo sucedido. Thandie Newton, está muy sobreactuada, en especial en cada situación en la que se la ve buscando a su hijo. "Vanishing on 7th Street" es una película que juega, una vez más, con la etapa post-apocalíptica de la humanidad y falla en ser original y en transmitir emociones. Una cinta regularmente actuada, con recursos visuales aprovechados al comienzo, con una historia que nunca cobra sentido y con un final decepcionante. UNA ESCENA A DESTACAR: avión cayendo.
LA AMISTAD EN SITUACIONES EXTREMAS Película dirigida por J. J. Abrams, creador de la serie "Lost" y director de "Star Trek" del 2009, que logra llevar adelante un estilo visual y narrativo que rinde homenaje al cine de los 80 y que, en especial, logra convertirse en un relato auténtico, muy bien actuado, con un despliegue visual impresionante y con una acentuación en las emociones que le aporta realismo y sentimiento a esta fantástica propuesta. Un grupo de amigos está tratando de finalizar la filmación de un cortometraje de zombies. Para ello necesitan la participación de una mujer para darle un poco más de sentido al relato. Es por eso que llaman a Alice, una muchacha que rápidamente va a comenzar a relacionarse con Joe, hijo de un policía que ha perdido a su madre meses atrás. Durante la grabación, en una parada de trenes, el ferrocarril descarrila, produciendo así que una extraños acontecimientos comiencen a suceder en el pueblo. El vagón escondía algo más que partes de avión, y la curiosidad de los muchachos va a ocasionar que ellos comiencen a investigar qué es lo que en verdad sucedió. La película tiene un comienzo y un planteo del conflicto perfecto, se introducen las personalidades de los roles con exactitud y con un dinamismo impecable, cada personaje tiene su momento de lucidez y, apenas pasados los primeros diez minutos, el espectador conoce cuáles son las debilidades de cada uno y sus comportamientos más visibles. El guión se preocupa por demostrar las emociones de los pequeños protagonistas y, a la vez, de rodearlos de una humanidad que está muy bien lograda. Las disputas entre familias y el sentido que aquí se da sobre la amistad es muy fuerte y está maravillosamente llevado adelante por el director. Ni bien el problema aparece, y si bien la cinta comienza a entrar en terrenos plenamente fantásticos, nunca se deja de lado el sentimiento y la profundidad a la hora de contar qué es lo que está sucediendo en escena. Se toma el tiempo necesario para desarrollar la parte terrorífica de la historia, o sea la criatura asesinando gente y destruyendo casas, todo con un dramatismo excelente, pero también se permite el desarrollo del vínculo que une a los personajes, presentando algunas escenas en las que se muestran posibles rupturas o celos por parte de algunos miembros del grupo. Hay tomas de acción muy bien logradas, visualmente impactantes y con efectos de sonido muy buenos; momentos románticos, esa escena en la que Joe le muestra el tren que armó es muy dulce; situaciones dramáticas, principalmente basadas en los problemas entre familias; comedia, en lo que respecta a la personalidad de uno de los amigos; terror, situaciones con un uso de la sangre muy medido; y un final que remite a grandes clásicos del género y que traerá recuerdos. Todo bajo una dirección que juega con las personalidades de los actores, con los diferentes planos y encuadres, y que presenta, pese a que está bien claro el toque mágico que Spielberg le dio, los toques propios de J. J. Abrams. Las actuaciones son muy buenas. El trabajo de dirección de actores es maravilloso, en especial porque cada intérprete logró aprovechar su personaje y brindarle algún gesto, movimiento o reacción específica para que el espectador lo identifique automáticamente cuando aparece en escena. Joel Courtney (Joe) está muy bien, principalmente cuando comparte escena con Elle Fanning (Alice), sin duda alguna, las dos sorpresas de la película. Ambos muestran una química muy linda, que fue llevada adelante con mucha dulzura y sin caer en el típico lugar común que la historia que intenta separar a sus personajes invita a ser. Kyle Chandler (el padre), logra transmitir esa agonía al comienzo, pero esa fuerza y decisión necesaria en los minutos finales. Los demás integrantes del grupo también están muy correctos y nunca se salen de las necesidades del libreto. Con efectos especiales que nunca cobran demasiado protagonismo; con un guión que siempre es el centro de atención; con hermosas actuaciones; y con una dirección decidida y auténtica, "Super 8" es una de esas películas que se extrañan, que uno no quiere que terminen, simplemente porque mientras se está viendo se logra contemplar la magia y el significado del verdadero cine. Un tributo al arte pasado, una vuelta a los viejos tiempos para ver y repetir. Imperdible. UN DATO: quedarse durante los títulos finales, ya que hay otra justificación de porqué hay que ver "Super 8". UNA ESCENA A DESTACAR: descarrilamiento del tren y esa escena en la que Joe le muestra su creación a Alice.
FORMULA GASTADA Película para chicos que, si bien tiene sus momentos bien logrados de comedia y desarrolla un encanto alrededor de los personajes azules que fascinará a los más chicos, se convierte en una cinta reciclada, carente de buenas ideas y con un estilo visual que nuevamente vuelve a decepcionar. La aldea de los pitufos está tranquila, preparándose para un festival. Pero ante el inminente descubrimiento de su lugar secreto, Gárgamel va a hacer todo lo posible por tratar de capturarlos y sacarles su esencia mágica, con la que podrá hacer y deshacer lo que quiera a su gusto. Al intentar escapar, los pitufos van a llegar por casualidad a Nueva York, por lo que van a tener que descubrir la manera de volver a sus hongos. La película tiene un planteo inicial que está muy bueno, que refleja, aunque no de manera exacta, los dibujos de Peyo (autor), creando una colorida aldea y acentuando la narración en las personalidades de los pitufos. Una correcta y muy linda introducción que traerá recuerdos (música) a quienes hayan disfrutado de los personajes en la infancia. Pero, y aunque parezca imposible, la cita da un giro de 360 grados, produciendo que toda la imaginación y el colorido mostrado se convierta en un sinfín de estereotipos y lugares comunes que ya han sido vistos en muchas otras películas del género. Desde el momento en el que los individuos azules van a mundo real, más específicamente a Nueva York, y comienzan a interactuar con los humanos, se pierde toda la magia y todo el encanto propio de dichas criaturas. Se invoca un estilo visual que se ha visto en cintas como "Alvin y las Ardillas", o la reciente "El Oso Yogi", donde el contacto con el hombre y las diferentes reacciones que las personas van teniendo al verlos son repetidas y poco divertidas. Se pierde el tiempo en mostrar, como en todas las demás cintas que usaron este mismo planteo, la sorpresa y la desesperación de las personas al ver a los seres imaginarios con vida y se crea un relato que carece de profundidad, de sentimientos y, principalmente, que crea una inocencia y una simpleza muy poco creíble. El guión no se preocupa por desarrollar un conflicto atrapante, ni por personificar al villano de manera interesante. Se van planteando las cosas mientras se van desarrollando, sin los merecidos segundos de explicación o de entretenimiento, y se pierden minutos en escenas con música (Guitar Hero) que no aportan nada al desarrollo de la historia. No hay ideas ni imaginación en lo que va sucediendo, todo es bastante previsible y sin demasiadas sorpresas. Pese a estos problemas, cabe destacar que siempre la película mantiene las identidades de los personajes; hay una tranquilidad en ellos que está bien lograda; se hace referencia al creador (Peyo) en cierto momento; y las técnicas de animación y de fotografía siempre están a la altura de la gran producción que intenta ser. No hay puntos bajos por el lado técnico, visual o auditivo, pese a que el 3D no aporta demasiado al entretenimiento. Lamentablemente el guión y la decisión de llevar a los personajes a la realidad son los grandes problemas de esta propuesta. Las actuaciones son correctas. Neil Patrick Harris y Jayma Mays están bien en sus personajes, ellos son los humanos que hospedan a los pitufos y logran crear dos identidades que se complementan y están bien logradas actoralmente, en especial con lo que respecta al trabajo de mímica con las criaturas azules. Hank Azaria, es el villano y, aunque está totalmente desperdiciado el planteo que la historia hace de su personaje, él lo interpreta de manera correcta, aunque algo sobreactuada por momentos. "Los Pitufos" es una película que encantará a los más chicos, simplemente por el colorido de los primeros minutos y por la atención que siempre se le da a los pequeños personajes, pero que desilucionará a aquellos que crecieron viendo los dibujos animados y esperaban una fiel o entretenida propuesta familiar. Una cinta que no aprovecha los dotes técnicos que presenta y que desarrolla una estética narrativa que aporta poco al género. UNA ESCENA A DESTACAR: introducción en la aldea.
LAS CONSECUENCIAS DE LA INFIDELIDAD Intrincada propuesta que le brinda al espectador muy buenas escenas de comedia, con actores que se lucen en cada una de las secuencias y un espíritu romántico que acompaña de manera muy delicada la historia de desencuentros que aquí se expone. Cal es un hombre que vive su vida con tranquilidad, no tiene demasiadas exigencias y mantiene una rutina que ha repetido por muchos años. Un día, durante una cena, su mujer le pide el divorcio y él, sin poder reaccionar ni contestarle a su esposa con el amor que se merecía, acepta su propuesta. Es momento de volver a la soltería y de volver a exponerse al género femenino luego de muchos años de estar acompañado. Es así como conoce a Jacob, un muchacho que vive feliz, con las mujeres que quiere y que le va a ayudar a volver a recobrar la masculinidad que perdió con los años. La cinta tiene un planteo argumental que sigue un ritmo rápido y muy interesante, presentando un esquema narrativo que, si bien no es explorado al máximo, está muy bien logrado y forma un paralelismo con el título de la película. Siempre hay un poco de locura en lo que se va introduciendo, acompañada por una estupidez que en ciertos momentos, pocos, es el centro de atención (peleas y giros narrativos) y se finaliza con una demostración de amor honesta y auténtica que es agradable de ver. Todo esto forma la historia de la cinta, sin cruzar los límites de lo absurdo y siempre poniendo un freno muy bueno en los momentos que pudieron haberse convertido en innecesarios. Es una historia romántica con vueltas de tuerca, desencuentros y muchas malas decisiones por parte de cada uno de los personajes, en especial el protagónico. El humor es inteligente y logra explorar diferentes matices argumentales que enriquecen el relato y siempre le brindan alguna sorpresa al espectador. Hay referencias a otras películas (la más visible es la de "Dirty Dancing"); hay juegos de palabras muy bien pensados; miradas que dicen más que mil palabras, muy bien impuestas en el relato; momentos de romance que son rematados con delicadeza con algún chiste o mala intención por parte de algún personaje; y mucha soltura al presentar los diferentes temas que la historia va desarrollando (traición, injusticia, dolor, desamor y lujuria, son algunos de ellos). Cada personaje tiene su momento de destaque, esto se debe gracias a un muy bien escrito guión y a una dirección de actores que le proporciona un lucimiento excelente a los intérpretes. Steve Carell está muy bien, en especial, y pese a que su rol no es del todo novedoso en su carrera, porque logra transmitirle al espectador ese sentimiento de abandono que se ve cortado repentinamente por la ráfaga de aire que uno de los personajes le da. Él es un gran comediante y aquí, como en pasadas producciones, lo vuelve a demostrar. Julianne Moore, la esposa, se luce en los momentos dramáticos y en algunos de humor que protagoniza, aunque son pocos. Ryan Gosling (Jacob) le aporta a su personaje ese toque de realismo al cambiar de parecer en cierto momento, el necesario para que el mismo se vea creíble. Muy buena actuación. Emma Stone (Hannah) vuelve a deslumbrar con su dulzura, por la manera en la que se apodera de la atención cada vez que aparece en escena, y por protagonizar algunas de las mejores secuencias de la película (silla). Jonah Bobo y Analeigh Tipton (el hijo y la niñera, respectivamente) tienen también su historia de amor, no correspondida, bien llevada adelante, principalmente por ella. No se puede omitir el trabajo de Marisa Tomei, sin duda alguna la mejor actuación de la película y la responsable de uno de los momentos más divertidos y locos de la propuesta. Esa mezcla entre desesperación, histeria y amor que logró llevar adelante en su personaje es realmente increíble. La fotografía acompaña muy bien la historia, jugando en muchas oportunidades con los diferentes encuadres y planos para mostrar una misma acción; la música es correcta, nunca es protagonista directa de la escena y acompaña muy bien cada secuencia; mientras que la dirección, muy acertada, se luce con los actores y con la manera en la que van apareciendo los diferentes remates y sorpresas de la película. "Loco y Estúpido Amor" es una película divertida, con muy buenas actuaciones y una dirección que permitió el lucimiento de sus intérpretes. Retorcida, intensa y con un ritmo ágil e interesante. Una gran ironía sobre el amor bien llevada adelante. Recomendable. UNA ESCENA A DESTACAR: reunión de padres.
SE NECESITA ALGO EXTRAORDINARIO PARA VOLVER A LA REALIDAD Comedia dirigida por Mark Waters ("500 Days of summer) que logra aprovechar la figura protagónica de Jim Carrey para crear un personaje infantil y divertido, y que, gracias a un guión que se centra en cuestiones puramente familiares, logra entretener y emocionar en sus adecuados momentos. Popper es un hombre que trabaja todo el día y que no tiene demasiado tiempo para su vida personal. Su padre, desde que él recuerda, ha estado de viaje en viaje y le ha traído los mejores recuerdos de cada uno de los lugares que visitó. Un día, luego de la muerte de su papá, él va a recibir una extraña herencia: seis pingüinos. Sin saber qué hacer, pronto va a intentar llamar al zoológico para que se los lleven, pero sus hijos se lo van a impedir, ya que han quedado enamorados con las aves. Reacondicionar su departamento y hacer lo posible por que los del zoo no se lleven los animales, van a ser las nuevas tareas de Popper. La cinta está basada en el cuento homónimo escrito por Richard y Florence Atwater, por lo tanto, manteniendo el mismo espíritu infantil e inocente de las páginas del libro, aquí se decidió llevar adelante la historia centralizándose en el público familiar, por lo que reinan las características típicas de este tipo de propuestas. Por un lado, el guión juega con la identidad de los pingüinos, como si fuesen los siete enanitos de "Blancanieves", y se les pone nombres adecuados a su personalidad. Es así como, desde el principio, se deja a entender que los animales son una versión un poco caricaturizada que en la realidad, cosa que le favoreció en mayor medida al disfrute de la propuesta, ya que sino todo el humor tendría que haber venido por el lado del hombre protagonista, impidiendo que las aves tengan algún sketch humorístico que mostrar. Muy bien resueltas las escenas en las que ellos se divierten y tratan de convertirse en una extraña familia. Se deja en claro que es una película infantil, pero una bien lograda, ya que a su debido momento logra emocionar y entretener a la vez, y, por sobretodas las cosas, no llega a ser de esas propuestas al estilo "Alvin y las Ardillas" (donde también se mezcla la animación con el live action), que no logran ninguno de los dos propósitos. Por otro lado, el papel protagónico de Jim Carrey está muy bien logrado. El espectador que le guste cómo el intérprete lleva adelante sus personajes, aquí va a volver a salir satisfecho, ya que mantiene el mismo nivel actoral que en varias de sus últimas películas y le aporta a Popper muchas de las morisquetas y expresiones faciales que lo caracterizan. Quienes lo acompañan también están correctos, ya sean Carla Gugino (esposa), Madeline Carroll (hija) y Maxwell Perry Cotton (hijo). El humor es inocente y, aunque se hace una acentuación algo innecesaria sobre los gases y golpes de dos de los animales, siempre entretiene y mantiene un nivel de diversión que perdura hasta el final. Hay varios momentos emocionantes, centrados en el nacimiento de pequeños pingüinos, también bien logrados dentro de la historia, que se da el lugar para emocionar y hacer reflexionar al espectador. Los efectos especiales son buenos, en especial en la realización de los movimientos y la animación de las aves. El problema de la película es muy sencillo, pero a la vez es grave, ya que no permite que la imaginación, ni la originalidad, logren emerger de cada fotograma de la cinta. Todo lo que sucede, aunque esté bien, parece muy calculado y repetido, no hay un segundo de inspiración en lo que rodea al personaje de Carrey y lo que, al final termina siendo el típico final feliz, se ve artificial y superficial por la manera en la que fue mostrado. "Los Pingüinos de Papá" es una película que se toma algunas libertades con respecto al libro (termina siendo un producto con varios lugares comunes), pero que, a grandes rasgos, comparten el mismo sentido y la misma moraleja final. Correctamente actuada, entretenida y muy sencilla, una buena propuesta para ver en familia, para divertirse y emocionarse. su objetivo es hacer pasar al espectador un buen rato en la sala y, pese a los problemas, que no se pueden dejar de lado, lo logra. UNA ESCENA A DESTACAR: salida a jugar.
LOS MUERTOS VIVOS NO SON PROTAGONISTAS DE ESTA REGULAR PROPUESTA El director George A. Romero, creador de grandes títulos de género, tales como "La Noche de los Muertos Vivos" o "El Amanecer de los Muertos", entre muchos otros, vuelve a contar una historia basada en los zombies y en las diferentes maneras y puntos de vista de los ataques de dichos seres. Lamentablemente aquí no logra transmitir una narración que posea un atractivo interesante, un villano que sea aprovechado al máximo, ni estéticamente una propuesta bien lograda como en muchas de sus pasadas producciones. Los zombies se están apoderando del mundo y un grupo de personas está tratando de encontrar la manera de sobrevivir. Para ello se dirigen a una isla, donde creen que todo está mucho más tranquilo. Cuando llegan se dan cuenta que allí el panorama no es muy diferente que en las ciudades y que en ese lugar está por estallar una batalla personal entre dos terratenientes. Ellos deben cuidarse de los muertos vivos, pero también de los individuos que están en contra de su llegada. Esta cinta tiene una conexión directa con el film anterior de Romero, "El Diario de los Muertos", no solo por desarrollar la misma premisa, sino porque en cierto momento, al comienzo del relato, se cita explicitamente a los hechos sucedidos en dicho film. Es así, como se crea un interesante paralelismo en el que se cuentan los puntos de vista de ciertos personajes que tuvieron una muy corta aparición en la película del 2007 y que aquí son protagonistas. Luego de la típica introducción que el director realiza en cada una de sus propuestas, contando cómo se deben matar a los zombies y dando un pantallazo verbal sobre la situación mundial, la película se niega a mostrar situaciones paralelas a las presentadas y va directamente a contar lo que les va sucediendo a los protagonistas. Es aquí donde aparece el principal problema del film y que va relacionado puramente con el guión. La historia carece de interés, no tiene un desarrollo bien logrado de las personalidades de los roles, ocasionando que las muertes o que las diferentes decisiones que van tomando no se sientan y no produzcan efecto alguno en el espectador. El relato no tiene sorpresas y, a diferencia de casi la totalidad de las películas del director, se centra demasiado en los diálogos que en los zombies desesperados por desgarrar carne humana (está claro que en todas las cintas de Romero hay un factor humano muy fuerte, pero aquí el mismo no tiene valor, está explicado de sobremanera e impide el lucimiento de los personajes secundarios). De esta manera, la película se convierte en una aburrida y desalmada propuesta que se ve alargada por conversaciones que están de más y por momentos de acción demasiado cortos. Por otro lado, desde el primer minuto, con el primer plano de Alan Van Sprang en pantalla, la cinta comienza a expresar y a demostrar una sobreactuación que acompaña un guión flojo y una carencia de ideas que, para los seguidores del director y para los amantes del género, funcionará como una gran decepción, mientras que para los que no están familiarizados con este tipo de películas significará una sobreactuada propuesta que impide el desarrollo de realismo y entretenimiento. El humor está presente y son los mejores momentos de la película, en especial los últimos 15 minutos, donde se ve la verdadera habilidad de Romero para filmar atrocidades y muertos caminantes amenazadores. Los efectos especiales están por momentos bien logrados (final), pero por otros algo abusados (cabezas clavadas). La sangre aparece en grandes cantidades, pero misteriosamente no tiene la importancia ni la repugnancia que caracterizó a películas pasadas del director. A su vez, la fotografía, muy acertada, logra crear algunos momentos bien logrados de suspenso y una toma final hermosa visualmente. "La Reencarnación de los Muertos" es una película que no parece haber sido dirigida por George Romero, ya que no tiene su toque personal y desarrolla una historia que no produce interés ni moviliza al espectador. Sin duda alguna se buscó darle una vuelta de tuerca a la típica historia de zombies para no volver a contar otra vez lo mismo, pero el resultado no es para nada alentador. Buenas escenas gore, sobreactuación, y un guión extrañamente aburrido. Se extraña la chispa del director a la hora de mostrar la supervivencia del hombre ante los muertos vivos con inteligencia, creando buenos climas de suspenso y una moraleja final que deje pensando al público. UNA ESCENA A DESTACAR: final.
EL DECEPCIONANTE REGRESO DE UN MAESTRO Luego de 9 años sin realizar películas (su último estreno fue en el 2001 y se tituló "Fantasmas de Marte"), pero dirigiendo algunos capítulos de "Masters of Horror", John Carpenter vuelve al cine con una historia que aporta muy poco al género, que está repleta de lugares comunes y sobreactuación, pero que tiene, en ciertos momentos, el toque personal del director que entretendrá a los seguidores del género, pero que desilusionará a los fanáticos del maestro. La policía encuentra a Kristen, una muchacha perturbada, incendiando una casa. Ella va a ir directamente a rehabilitación a un Instituto psiquiátrico, donde, al igual que sus compañeras, va a comenzar a ser perseguida por un fantasma del pasado. Ella va a intentar escapar del establecimiento y buscar la verdad que se esconde en el lugar. Claramente aquí la historia se puede dividir en dos partes bien diferenciadas. La primera media hora es muy buena, introduce muy bien a los personajes y al conflicto y se mantiene un suspenso muy claro y escalofriante con respecto al misterio sobre lo que está sucediendo en ese lugar y con la figura villana que va apareciendo lentamente. Es aquí donde Carpenter utiliza los recursos más simples y satisfactorios para crear terror, como por ejemplo: la banda sonora (excelente en la creación de climas); los reflejos en los vidrios; manos y sombras que aparecen sin previo aviso; y correctos movimientos de cámara que crean atmósferas inquietantes muy bien logradas. Es por eso que, siendo la primera parte del relato la más sencilla en ideas y en planteos visuales, "The Ward" logra destacarse e introducir a la perfección el problema argumental. Ahora bien, en el segundo tramo de la película es donde comienzan a aparecen los inconvenientes y las situaciones que, una vez finalizada la proyección, poca coherencia tienen con el resto del relato: Partiendo por el principal error de la cinta, el guión, que comienza presentando con mucho interés las personalidades de las mujeres, y que termina siendo un ejemplo más de las ganas de convertir todo lo que sucede en el típico argumento hollywoodense, invocando giros narrativos que están de más y que ya se han visto numerosas veces en otras cintas del género. La historia es poco original, se ubica sin importancia en la década de los 60 (cosa que está remarcada varias veces durante el transcurso de la narración), está regularmente escrita (las conclusiones de los personajes) y se dejan demasiadas cosas sin explicación que, cuando el espectador comienza a revisar lo sucedido con anterioridad, no se entienden ni se intentaron justificar. El final es repetido y dejará pensando al público que ha seguido la carrera del director, ya que no va con su estilo ni con su manera de hacer cine. Se extraña aquí la simplicidad de "Halloween" o la intriga y el deslumbre de "The Thing". En cambio, predominan los excesivos giros y un complicado y lleno de clichés guión. Por otro lado, la personalidad del fantasma que invade el Hospital tiene un desarrollo que no logra profundizarse y que, una vez expuesto el final, no se entiende. No hay una continuidad en lo que va haciendo, no se explica cómo hace para atrapar a las mujeres y en muchas ocasiones solo aparece para asustar al espectador, sin darle mayor importancia a lo que está sucediendo en escena. Cada una de estas cuestiones son totalmente irrelevantes para la historia, en especial una vez que se sabe quién es verdaderamente esa entidad, pero de igual manera van perjudicando el disfrute de dichos momentos, ya que no se desarrolló claramente su personalidad ni su manera de matar. Las actuaciones tampoco ayudan a que la historia se sienta creíble. Amber Heard es sin duda alguna quien mejor está en el elenco, su personaje es el más importante de la película y está interpretado de manera muy correcta. Las compañeras de Kristen (Mamie Gummer, Danielle Panabaker, Laura-Leigh y Lyndsy Fonseca) están muy sobreactuadas, en especial en las escenas en las que están en peligro. Los doctores tienen una personalidad villana que desentona con la intención de la película y nunca logran destacarse, son los casos de Jared Harris, D.R. Anderson y Susanna Burney. "The Ward" es un desilusionante regreso de una de las personalidades más significativas del terror. Una película con un guión regular, actuaciones que no logran destacarse y un villano que no posee continuidad. Con giros narrativos que carecen de ideas y una explicación final que ya se ha visto muchas veces, de igual manera, en otras tantas películas. Esperemos que éste no sea el broche de cierre de la carrera de John Carpenter, director de obras que quedarán en la historia del género, y que pueda volver a la simplicidad y a la imaginación que caracterizó a sus mejores películas. UNA ESCENA A DESTACAR: los primeros 30 minutos.
TRAVESURA REALIZADA Luego de ocho películas, diez años cinematográficos y siete libros, "Hary Potter" llega a su fin. Una saga que ha acompañado el crecimiento, no solo de los actores, sino de los espectadores y de los lectores que a fines de la década de los noventa descubrieron un nuevo universo mágico creado por J.K. Rowling, y que ahora finaliza su paso por la pantalla grande. Esta conclusión está, sin lugar a dudas, a la altura de la serie y es un digno final en donde la amistad, la acción, la muerte y la magia son protagonistas. Harry, Ron y Hermione acaban de escapar de la Mansión Malfoy y, luego de enterrar el cuerpo sin vida de Dobby, deciden entrar a Gringotts, más especificamente a la bóveda de la familia Lestrange, para encontrar un nuevo Horrocrux que esconde otro fragmento del alma de Voldemort. La batalla final está muy cerca y tiene lugar donde todo comenzó, en Hogwarts. La cinta da comienzo de la misma manera en la que "Parte 1" finalizó, con la imagen de Voldemort apoderándose de la Varita de Sauco y rápidamente mostrando un paneo por Hogwarts, exponiendo el accionar de Snape como nuevo director. Todo acompañado por una música muy tranquila, creando un aura de poder y maldad muy atrapante. Luego, se va sin perder el tiempo a los protagonistas y al final de su aventura. La película tiene un ritmo muy veloz, situaciones complicadas y hasta necesariamente explicativas pasan muy rápido y se hacen, especialmente al principio, imposibles de poder disfrutar (Gringotts). Dicha velocidad, que no para durante todo el transcurso de la narración, al comienzo parece ser un problema, pero mientras los minutos van pasando y viendo el rumbo que la historia va tomando, se ve justificada, ya que se puso más atención en otras situaciones más interesantes que merecían su justificación. Hay muchas cosas olvidadas, problemas paralelos que nunca aparecen y situaciones que quedan en la nada, si se tiene en cuenta el desarrollo del libro, pero en lineas generales esta es una acorde y fiel adaptación que posee la intensidad y el mismo mensaje escrito por J.K Rowling. El poder de la amistad y el avasallamiento de la muerte de los seres queridos están muy bien expuestos en esta película y sin duda alguna ese es un mérito que vale la pena reconocerle al guionista Steve Kloves, ya que, pese a los muchos cambios con respecto al material original, logró crear un relato redondo cinematrográficamente y con las idas y vueltas necesarias para atrapar al espectador que no leyó las novelas. Ahora bien, hay ciertos momentos que no fueron bien resueltos y que no poseen la intensidad que se merecían, principalmente en los desenlaces de algunos personajes secundarios, ya que la emoción está casi ausente y el golpe dramático dura apenas unos pocos segundos. Una de las virtudes que tiene esta última parte es la calidad actoral de sus intérpretes. Aquí todos están bien, pero hay cuatro personas que verdaderamente hicieron un trabajo que sobresale del resto. Primero que nada, uno de los mejores personajes de toda la historia que aquí se luce desde la segunda toma hasta su final, es Alan Rickman, encarnando a Severus Snape. La fuerza que le otorgó a su rol en esta oportunidad fue alucinante, no solo en su esperado y muy bien resuelto final, sino en ese encuentro que tiene su personaje con Potter en Hogwarts. Excelente e inolvidable interpretación. Por otro lado, Maggie Smith, en el rol de Minerva McGonagall, quien comparte un momento espectacular con Alan y quien le aporta un poco de humor y de emoción a su personaje (hechizos de protección). También, Ralph Finnes, como el poderoso Lord Voldemort, quien logra mimetizar la agresividad y la maldad que lo caracteriza y llevarlas a sus movimientos físicos y a sus expresiones faciales. Muy buen trabajo. Y por último, dentro del trío protagonista, quien más se destaca y le brinda brillo a su interpretación es Emma Watson, sin duda alguna quien logró aprovechar con mayor entusiasmo las características de su personaje y darle realismo a Hermione. Los demás están correctos, en especial Daniel Radcliffe, Tom Felton (sin mucho protagonismo) y Rupert Grint. Una película con excelentes actuaciones secundarias. Técnicamente este final también es excelente. Partiendo por los increíbles efectos especiales, que en muy pocas escenas cobran protagonismo y siempre acompañan muy bien el drama y la travesía de los protagonistas (ese travelling por Hogwarts mientras está siendo estacado por los mortífagos, gigantes y arañas es excelente); siguiendo por una edición muy bien resuelta y finalizando con la banda de sonido que le aporta emoción a los momentos indicados, movimiento a las escenas de acción y gracia a las situaciones de comedia. Un espectáculo audiovisual de calidad. El 3D está, no enriquece ni empeora la película, solo es una opción más a la hora de elegir qué formato ver, pero no le aporta demasiado a la intensidad del relato. "Harry Potter & las Reliquias de la Muerte, Parte 2" es un muy buen final para la saga, con sorpresas para aquellos que no leyeron los libros y con la aparición de varios personajes pasados que traerá recuerdos a los entendidos. Con muchas diferencias con respecto a la novela y un ritmo muy veloz, que por momentos parece ir demasiado apurado impidiendo desarrollar con lucidez ciertas situaciones. Excelente técnicamente, con soberbias actuaciones por parte de Alan Rickman, Maggie Smith y Ralph Finnes, y con una emoción que hará erizar la piel y lagrimear los ojos. Con una toma final que, al igual que en el libro, te deja con ganas de comenzar todo devuelta. Imperdible. UNA ESCENA A DESTACAR: enfrentamiento de Snape, Harry y McGonagall. El pensadero.