Por favor que no se mal entienda, me gustó (y me emocionó) Un mundo extraño. Y hago esta aclaración porque buena parte de la reseña que leerán a continuación sonará como que no. Como cinéfilo adulto y analista de la industria no pude evitar verle todos los “hilos” al film y eso me sacó de la historia y de la experiencia a cada rato. Me quedó bien en claro que la construcción de la aventura que cuenta el film salió de un comité atento a sondeos, encuestas, noticias y redes sociales, en lugar de inspiración de un guionista o un equipo de guionistas. Tendría que ser una película histórica ya que el protagonista es un adolescente abiertamente homosexual, pero eso está rodeado de tantas otras cosas que se convierte en un elemento más. Un simpe reconto: protagonista gay, hijo de un matrimonio interracial, veganos, no hegemónicos al igual que el resto de los personajes donde todos y cada uno perteneces a una etnia distinta o alguna minoría y el conflicto central -el plot device- tiene que ver con el cuidado del planeta, la conciencia social y la responsabilidad ciudadana. Es DEMASIADO, Lo bueno es que el público target, los chicos y chicas que vean este film, no se darán cuenta de nada de eso. Y ahí es donde celebro. Porque la película es linda, sus valores son excelentes, su mensaje es esperanzador y bienintencionado. Pero está todo muy forzado. En cuanto a la historia que tiene que ver con los vínculos, funciona muy bien y repito: me emocioné hasta las lágrimas. Pero ya la hemos visto varias veces. Es un relato sobre padres e hijos, sobre no repetir los errores de uno, sobre seguir los sueños y forjar un destino propio. Hay partes graciosas, hay algunas sorpresas simpáticas, pero nunca pude dejar de ver los cuadros y diagramas detrás de todo esto. Ojo, así como hago este postulado, también toca decir que durante casi un siglo Disney tejió historias de una misma manera, con personajes iguales, de una sola raza, con una misma aspiración. Y eso era lo normal y estaba mal, porque el mundo no era así. Ni en Estados Unidos ni en ningún lugar. El mundo es mucho más cercano a lo que plantea este estreno, pero no encastrado de esa manera. La película deja de ser película y se convierte en una declaración. Y acá es donde me contradigo, porque el cine es arte y las declaraciones son importantes. Es la expresión del mundo y del cambio de paradigma. Pero ahí es donde entra mi bronca en cuestionar a Disney el por qué no se animó a más: algo tan simple como un beso. Décadas y décadas de besos heterosexuales (muchos sin sentido) y aquí no se animaron a que su protagonista besara… Supongo que paso a paso, o eso quiero pensar. Desde lo técnico, la animación es espectacular, pero a la altura de lo que estamos acostumbrados. Es decir, no nos sorprende. En fin, Un mundo extraño cumple en el que tendría que ser su cometido principal: entretener a los más chicos y eso lo hace por su historia tierna, su excelente animación, la simpatía de sus personajes y sus gags. Así que en definitiva es una buena película, solo que para mí análisis es un panfleto, aunque tal vez necesario.
Que grata sorpresa fue encontrarse con este estreno. Hoy en día los films que se animan a salirse un poco del molde son una rareza dentro del mainstream y El Menú sumerge al espectador en una buena dosis de adrenalina. Una comedia negra tan delirante como atrapante, que se encarga de materializar diferentes "bajezas" humanas a través de sus disimiles personajes: los comensales. Desde la obsecuencia de un gran Nicholas Hoult hasta la resiliencia de Anya Taylor-Joy. Ambos magníficos en sus papeles al igual que el resto de los secundarios, siendo John Leguizamo otro gran exponente, donde el ego y la miseria relucen. Pero aquí el que reluce por sobre todas las cosas y está a la altura de los elaborados platos que prepara es Ralph Finnes, protagonista absoluto y motor de este film. Su actuación es magnética y nos encontramos antes de los grandes roles de su carrera más allá de lo que suceda con la cinta ni bien vaya corriendo el tiempo. Son esos personajes que amás pese a lo putrefacto. Te maravilla desde el primer segundo de su aparición hasta el último de sus diálogos. El director Mark Mylod, alguien de filmografía abultada sobre todo en TV en los últimos años dirigiendo Games of Thrones o Succession, fue muy preciso en su narrativa para marcar cada una de las cosas mencionadas más arriba y muchas más. En El menú se critica de manera muy elocuente (y grandilocuente) a un cierto sector de la sociedad y a la cultura foodie que va más por la apariencia que por el verdadero placer de comer. En definitiva, el espectador encontrará un disfrute total en su irreverencia y códigos que maneja para contarnos una historia simple, pero con varios matices.
No es ningún secreto decir que en esta secuela, Marvel cargaba con un gran problema desde el punto de vista narrativo (y también comunicacional): la muerte del actor que encarnaba al mismísimo protagonista de esta franquicia. Por supuesto que estamos hablando de Chadwick Boseman. Casi al instante de su fallecimiento, la compañía había informado que no lo recastearía y a partir de ahí hubo toda clase de especulaciones. Gran parte de eso, dio resultado a un film que en su gran mayoría es una especie de funeral u homenaje. La cinta está muy sobrecargada en ese sentido y puede llegar a saturar. Para quien escribe, eso tiene una consecuencia positiva ya que este estreno se aparta bastante de aquello que hemos denominado como "la fórmula Marvel" donde varias de secuencias de acción y/o diálogos son cortados con chistes (en su mayoría tontos). Las dos horas cuarenta de duración sirven para sustentar la película más política de Marvel tanto en alegorías como en decisiones de la historia. Ryan Coogler vuelve a sentarse en la silla de director con una vara muy alta ya que su primera entrega había causado algo que logró trascender las pantallas y convertir en un fenómeno cultural (en Estados Unidos) a la sociedad Wakandiana y sus grandes exponentes. Ahora bien, volviendo a esta segunda parte, nos encontramos con Namor, que es un buen villano y la vuelta que le encontraron aquí se acopla muy bien al Universo, pero en detrimento de lo que es el personaje en los comics. Ni hablar de la vergonzante explicación de su nombre... La labor de Tenoch Huerta está muy bien y lo mismo sucede con el elenco ya establecido y que ahora da un paso al frente. Letitia Wright tenía un lugar muy difícil y supo sortearlo con altura. La pregunta que surge ahora es si puede llevar adelante una futura secuela sin que ésta sea un homenaje… El tiempo dirá. A nivel visual y puesta no hay nada que objetar, Coogler es un gran realizador y supo encontrar un balance entre estilo propio y lo que le exigen del Estudio. En definitiva, Black Panther: Wakanda Forever brinda un buen entretenimiento por parte de Marvel con el aliciente de que esta vez tiene corazón, algo que la empresa pocas veces logra.
“La jerarquía del Universo DC está por cambiar”, este fue el mantra de La Roca para promocionar su primer film de superhéroes, aquel que está tratando de hacer desde hace 15 años. Y podría detenerme en esa frase y desmenuzarla con la película ya vista como algunos están haciendo, pero creo que no vale la pena. La jerarquía de DC ha cambiado porque sus autoridades han sido removidas y por actores cuyo destino estaba en el limbo, ahora están de vuelta. Me pasaron varias cosas con Black Adam, tanto como fan y como espectador. Dentro de lo primero, amé ver las miles de referencias (seguro me perdí algunas), su conexión con el DCEU y la -obvia- pero cero comentada previamente conexión con Shazam (2019). Ahora bien, como espectador y una vez que se me pasó el frenesí, me di cuenta de que vi una película muy repetitiva. Tiene al menos cinco escenas casi iguales en donde el protagonista masacra a soldados. Y también es bastante obvia, salvo por un suceso en el clímax que no comentaremos. Sacando esas cuestiones muy perdonables para un film del género de superhéroes y el cual no está planteado desde la solemnidad de Zack Snyder ni la fórmula de Marvel, nos encontramos con una película que es más que entretenida y que cumple muy bien presentado a un gran personaje. Muchas veces hemos escuchado la frase “le sobran 20 minutos”, creo que aquí es todo lo contrario. Le quedaron cortas dos horas de duración para contar la historia de origen, sobre todo en el primer acto. En cuanto a la puesta, Jaume Collet-Serra hace un buen trabajo. Ya nos ha demostrado con creces que sabe manejar la acción y aquí pudo lucirse en un género nuevo. Los VFX son buenos, pero es verdad de que no hay nada que nos sorprenda. (Hoy en día es muy difícil que eso suceda). Y en cuanto al elenco. Dwayne “The Rock” Johnson nació para este personaje y se nota su pasión. Veremos mucho más de él en el futuro. Tanto Aldis Hodge como Pierce Brosnan brillan como Hawkman y Dr Fate, respectivamente. Te dejan con ganas. Los que están medio desperdiciados son Noah Centineo (Atom Smasher) y Quintessea Swindell (Cyclone), pero no por los actores sino por un guión que los tiene de adorno. Amén de todo esto, la cinta es muy disfrutable. La vas a pasar bien. No vas a salir diciendo que es la mejor película de superhéroes de la vida, pero ni por casualidad es mala. ¿Es la mejor de DC? Obvio que no y resalto esto corriéndome del lado de fan de Zack Snyder, que dicho sea de paso no entiendo a los que dicen que el film tiene algo de su impronta porque no es así. A lo mejor que lo dicen por las muertes… Y ahí está bueno hacer un subrayado porque llama la atención la calificación baja (PG-13 en USA y Apta para mayores de 13 años aquí) teniendo en cuenta lo violentas que son algunas escenas. Y podría hablar largo y tendido de la escena post créditos e incluso a esta altura ya no sería considerado spoiler, pero no lo haré porque la formalidad me lo impide y ya habrá tiempo en otros lugares En fin, Black Adam es puro entretenimiento para el espectador casual y entretenimiento calificado para el fan de DC.
Una gran característica de muchos de los films de David O Russell es un elenco coral, con alternaciones e intervenciones muy precisas y rápidas. Su gran ejemplo de eso fue la nominada American Hustle (2013). Aquí intenta hacer algo similar, con una tónica un poco más humorística, basándose en un caso real pero que bajo ningún punto de vista se siente verídico porque sus personajes no lo son. Lo cual no es algo malo, el elenco es inmenso y la gran mayoría brinda actuaciones muy buenas. Pero todo el tiempo percibimos como espectadores que están en un código que no se asemeja con una realidad. A mí eso me sacaba siempre de la historia, porque por más que tiene un gran ritmo nunca pude conectar con el artificio ofrecido. Amén de eso, el elenco es brillante. Ya de por sí el trío protagónico compuesto por Christian Bale, Margot Robbie y John David Washington tiene una gran química. Y luego el gran desfile de secundarios que va desde el mismísimo Robert De Niro hasta Taylor Swift. Pero la pregunta que me hago es si el film funcionaría o no sin estas estrellas y creo que se vería bastante afectada. La historia presenta algunos giros y contra giros interesantes y la puesta está muy bien. Pero siento que me voy a olvidar de todo en breve. En definitiva, Ámsterdam en un buen film para pasar el rato y ver a tus actores y actrices favoritas, pero no mucho más que eso.
La frase “película necesaria” en una crítica de cine es medio cliché, pero bueno, también puede ser una realidad. Argentina 1985 no solo es un film necesario e imprescindible, sino que también entra en el top ten de los mejores largometrajes realizados en el territorio en las últimas décadas. Es contundente, emociónate, adrenalínico e incluso épico.Y tiene una perfecta lógica que así sea ya que estamos hablando de uno de los mayores y más importantes juicios en la historia de la humanidad, ni hablar de la historia argentina. Santiago Mitre ejecuta a la perfección una tarea muy difícil ya que condensar en apenas más de dos horas tantos testimonios y personajes históricos no era salgo sencillo. El guión de Mariano Llinás (también co-escrito por Mitre) es matemático en ese sentido y funciona como un reloj. Y no por ello es frío, sino todo lo contrario. Te emociona hasta las lágrimas en más de una ocasión, te indigna y también te hace reír. Y esa es una de las grandes sorpresas de la cinta ya que nadie se esperaba humor por el tipo de historia que relata. Pero la dupla Mitre/Llinás cuadraron diálogos muy bien puestos en momentos claves para descomprimir un poco y también enriquecer aún más a los personajes. Y aquí es donde tenemos que hablar de Ricardo Darín, de la que tal vez es la mejor actuación de toda su carrea y sin dudas la más importante. Julio Strassera era un hombre con modos (y humor) muy particular y el gran actor argentino lo elevó, lo convirtió en mito. El impresionante alegato final, aquel que dependiendo la edad que tenga quien lee esta reseña lo habrá visto en vivo en archivo. Es una de las escenas más emocionantes de la historia del cine argentino. Y Darín está a la altura. Acompaña de manera excelente quien se ha convertido en el actor líder de su generación: Peter Lanzani. Su interpretación de Luis Moreno Ocampo es soberbia y descomprime muchas situaciones. Lo mismo sucede con el reparto de jóvenes fiscales, gran casting de actores y actrices jóvenes para tenerlos muy en cuenta a futuro. En cuanto a la producción, debe ser la mejor recreación de época hecha en el cine argentino, pero más que nada por los detalles y no por su grandilocuencia. Mitre deja la vara altísima en su propia filmografía y este film recién arranca un recorrido (Oscarizable) del cual estaremos hablando mucho tiempo.
Un universo donde no necesitábamos volver o al que volvimos demasiado tarde, eso es lo que pensé al enterarme de esta película y que mantengo después de haberla visto. La huérfana se estrenó en 2009 y en ese momento la premisa resultó un poco interesante más allá de que si el film cumplió como tal. Pero su real funcionamiento fue por la labor y caracterización de Isabelle Fuhrman como Esther. Lo cual en esta oportunidad es lo único que mantiene apenas a la película. William Brent Bell viene dirigiendo terror desde 2006 y sus obras más conocidas son las de la saga El niño (2016 y 2020, respectivamente). Y ha demostrado ser un realizador efectista, pero sin mucho vuelo. Cumple y nada más. Y eso es tal cual lo que sucede aquí, la cinta cumple, pero sobre una premisa que no valía continuar. La historia es previsible e intenta ser rebuscada, cosa que no logra. Realmente no puedo decir nada más sobre este estreno.
Durante la primera mitad de Bárbaro un pensamiento cruzó por mi mente (más de una vez): "Esta es la mejor película de terror en años". Y me encantaría decir que esa afirmación perduró toda la duración del film, pero no fue así. Aclaro que no había visto los trailers y que por lo tanto no sabía que personajes iban a aparecer, pero en la película hay un quiebre muy claro en tonalidad que se va mezclando con lo planeado al principio cuando aparece cierto actor. Eso le resta, pero ofrece cierto toque de lo que pudimos empezar a ver desde hace unos 10 años con obras tales como It Follows (2014) o Tusk (2014), de hecho, me hizo acordar bastante a la cinta de Kevin Smith, también protagonizada por Justin Long. Bill Skarsgård acompaña, pero está muy lejos de lo que esperamos de él (por culpa de It, 2017 y 2019). En tanto, Georgina Campbell está muy bien liderando el cast. Por su parte, Zach Cregger, actor devenido en director hace un laburo muy decente en su ópera prima. Crea buenos climas, no abusa del jump-scare y compone algunos planos interesantes. Calculo que será un film muy divisor de opiniones, justamente por el vaivén de tonalidad en ciertas escenas y secuencias. En definitiva, Bárbaro es una opción más que interesante para los amantes del género pese a sus irregularidades.
Ya lo he mencionado varias veces en este espacio en los últimos años: las comedias románticas están en extinción. Por ello parece que este film se escapó de la década del 90 y llegó derecho a 2022 enganchado de la sonrisa eterna de Julia Roberts. Junto a Goerge Clooney componen una pareja de estrellas de Hollywood de pedigree y otorgan lo que el público puede esperar de una propuesta así: un rejunte de clichés muy reconfortantes. Y sí, se trata de una "confort movie". No analicemos mucho a los personajes y sus decisiones, no desmenucemos el guión, porque si lo hacemos, el análisis va a dar muy negativo. Aquí la premisa y el público target son muy claros. Quienes paguen su entrada (o luego la vean en una plataforma) buscarán la química de Roberts y Clooney, buscarán amor, buscarán besos, buscarán desencuentros, buscarán triángulos y un largo etcétera.Y lo encontrarán. Al director Ol Parker, quien viene de dirigir Mamma Mia! Vamos otra vez (2018), le sienta bien este género y supo sacarles provecho a sus protagonistas. En cuanto a la puesta, no mucho para analizar. Tampoco sería correcto exigir demasiado para una propuesta así. En síntesis, Pasaje al paraíso es un pequeño retorno al género que supo ser el mimado de Hollywood hace unos 20 años y que aquí podemos reencontrarlo.
Si bien no leí el libro y no ví la obra de teatro, estoy bastante familiarizado con la obra de Hernán Casciari y por ello tenía cierta expectativa por este film. Como síntesis puedo decir que me hizo reír mucho (a veces con carcajadas) y la pasé muy bien. Seguramente va a ser bastante criticada por ser "costumbrista" y mostrar una "familia argentina cliché y exagerada" tipo Esperando la Carroza (1985) o la adaptación nacional de Casados con hijos. De ésta última, Florencia Peña vuelve a estar en el centro. Y la verdad es que está muy bien en el rol, si bien cuesta un poco ocultar sus rasgos de femme fatale. Pero lo que a priori llama la atención cuando ves alguna imagen del film es la caracterización de Diego Peretti. Si, está exagerada, pero funciona dentro del código que se propone. Y ahí está la cuestión: la película plantea un universo muy particular. Un fin de milenio en Mercedes, Provincia de Buenos Aires, que bien puede ser realista, pero al mismo tiempo inverosímil. Y ahí ocurre la magia de la ficción. Marcos Carnevale presenta su mejor trabajo desde Viudas (2011) dándole al espectador una comedia más que digna y disfrutable, con una puesta correcta y efectiva. En definitiva, Más respeto que soy tu madre cumple con todos sus objetivos y es una propuesta ideal para pasarla bien (y reírse) en el cine.