Poco más de un año después de Chef, llega otra película centrada en el regreso a los orígenes y el reencuentro consigo mismo de un otrora reputado cocinero. En Una buena receta, inexplicable traducción local del mucho más venenoso Burnt original, ese rol recae sobre las espaldas de Adam Jones (Bradley Cooper), quien decidió autoexiliarse en Nueva Orleans y pagar las culpas de su descontrol interno pelando un millón de ostras. Cumplida la condena, Jones volverá a Europa para recuperar el prestigio consiguiendo su tercera estrella Michelin. El problema es que allí las cosas no quedaron del todo bien con sus ex socios y colegas. La oportunidad llega cuando su ex amigo Tony (el alemán Daniel Brühl) se vea obligado a aceptarlo en las filas de su restaurante. Dirigida por John Wells, de amplia experiencia en televisión y con la adaptación de Agosto como antecedente más próximo, Una buena receta propondrá los paralelismos habituales de este tipo de films entre la vida y la gastronomía. Lo hace de forma evidente, haciendo de la cocina un escenario de disputa entre los personajes, hasta llegar a la esperable redención final. Es el postre de un film difícil de digerir.
Las películas de familias unidas por imposición de las fiestas conforman un género en sí mismo, y Navidad con los Cooper es otro eslabón de la larga cadena de films que podrían encuadrarse allí dentro. Y se encuadra con una convicción firme, cayendo en todos los lugares comunes habidos y por haber. El largometraje de la realizadora Jessie Nelson (la misma de Mi nombre es Sam) es un relato coral que campea en derredor de la familia comandada por el matrimonio interpretado por John Goodman y Diane Keaton. Casados hace más de media vida, las cosas no andan del todo bien para ellos y planean divorciarse después de las fiestas. También están sus hijos (Olivia Wilde y Ed Helms: ella, soltera contra su voluntad y él, recientemente divorciado y desocupado), la hermana del personaje de Keaton (Maria Tomei) y el padre de ambas (Alan Arkin), secretamente enamorado de una joven camarera (Amanda Seyfried). Navidad con los Cooper muestra los sucesos de todos ellos en la previa a la cena de Nochebuena. Cena que incluirá, claro está, una cantidad notable de pases de facturas, reproches y varias verdades reveladas después de años de silencio. Sin demasiado más que ofrecer, el resultado apenas se sostiene por la enorme potencia actoral de su elenco, pero cae por el propio peso de la forma burda con la cual enaltece los valores de la unión y la familia.
Pioneros, rebeldes y mártires Este trabajo recupera la historia y el presente de este grupo con características decididamente particulares. Surgidos en el siglo XII, los valdenses encarnaron el ala más progresista del cristianismo, lo que le valió la persecución y prohibición durante la Inquisición. Y también, claro, varias masacres. Obligados a difuminarse por el resto del mundo, desembarcaron en Uruguay a mediados del siglo antepasado, llegando a la Argentina a comienzos del siglo XX. El film de Marcel Gonnet Wainmayer se propone contar la historia de esta comunidad cristiana no sólo mediante testimonios, sino sobre todo mediante dos obras de teatro -una realizada en Uruguay y la Argentina por un grupo italiano; la otra, en los Estados Unidos por miembros de ese país- y el film mudo Fideli per secoli (1924), que fue prohibido por el fascismo. El film va entre el pasado histórico y su representación presente, sumándole además el testimonio de diversos intelectuales valdenses en su mayoría italianos. Gonnet tiene sentido del ritmo y sale airoso del riesgo de comprimir ocho siglos de historia en ochenta minutos. O al menos en parte, ya que la decisión de centrarse exclusivamente en elementos concebidos dentro de la comunidad le impide al documental tomar perspectiva de su objeto de estudio. El resultado es, entonces, una validación de las verdades valdenses con forma de película.
Con el sello de Sundance Una ópera prima bastante sólida y eficaz, pero que no puede quitarse la mochila cargada de lugares comunes de ese cine indie pensado para el festival creado por Robert Redford. Las películas del Festival de Sundance conforman un subgénero aparte dentro del panorama del cine independiente norteamericano al punto que ya tienen sus propias reglas y parámetros narrativos y estéticos. Sentimientos que curan es un muestreo fiel de todos esos lugares comunes. ?? Producida por J.J Abrams a través de su compañía Bad Robot, la ópera prima de Maya Forbes es un relato centrado en una familia disfuncional. O, mejor dicho, en un padre por fuera de los cánones habituales y la relación con sus hijas una vez que la madre (Zoe Saldana) hace las valijas para irse a estudiar a otra ciudad. ?? El problema es que Cameron (un Mark Ruffalo llamativamente desatado) tiene evidentes trastornos de bipolaridad que lo llevan a, entre otras cosas, fumar decenas de cigarrillos diarios y actuar regido únicamente por sus caprichos, convirtiéndose más en un compañero de colegio que en una figura de autoridad para sus hijas.?? Sentimientos que curan muestra la progresiva vinculación entre todos ellos a través de un camino poco rugoso y carente de vuelo. Suerte de historia mínima sobre la superación y el engranaje de los mecanismos familiares, no hay nada demasiado molesto en el film de Forbes, pero sí una medianía generalizada que hace de ésta una película tan eficaz como a la larga olvidable.
La reconocida realizadora de Tinta roja (1998), H.I.J.O.S, el alma en dos (2002), Gorri (2010) y Calles de la memoria (2012) vuelve en Walsh entre todos al gran tema de su filmografía: la memoria. Lo hace, en este caso, siguiendo al grupo Arte–Memoria Colectivo, que busca mantener vivo el recuerdo de los desaparecidos creando distintos collages, cuadros y distintas expresiones artísticas. Calles de la memoria tomaba la colocación de baldosas conmemorativas por distintos puntos de la Ciudad como puntapié para discusiones no sólo sobre los desaparecidos, sino también sobre el arte, la creación colectiva y la construcción histórica. Aquí, Guarini mantiene su característica metodología no intrusiva para acompañar al grupo a los eventos del Día de la Memoria de los últimos años y retratar su accionar, además de algunas discusiones artísticas y creativas previas. Así, da la sensación de que Walsh entre otros es una suerte de derivación de su trabajo anterior, donde tematizó cuestiones similares como mayor profundidad.
Los chicos sólo quieren divertirse Una ópera prima que oscila entre diferentes rumbos sin definirse finalmente por ninguno. Es llamativo que un film titulado Música, amigos y fiesta tenga una carga de desencanto tan grande y notoria, pero lo cierto es que la ópera prima de Max Joseph está bastante lejos de ser la comedia que el tráiler invitaba a suponer. El protagonista es Cole (Zac Efron), un joven sin demasiadas cosas que hacer más allá de soñar con convertirse en DJ. Su meta se vuelve cercana cuando conoce a un reputado colega (Wes Bentley), quien a su vez tiene una novia/asistente (Emily Ratajkowski) con la que Cole empezará a llevarse demasiado bien. Lo más interesante del film es su mirada pesimista sobre la viabilidad de un futuro próspero. Tanto Cole como sus tres amigos saben que el mundo es un lugar inhóspito, mucho más salvaje que el sueño americano indica. Lástima que esto sea apenas un esbozo, y que Joseph elija construir una película que se limita a campear entre un coming of age, una comedia romántica para adolescentes y una historia de superación sin nunca decidirse por ninguna de las tres.
Crónica de una obsesión La ópera prima de Castellani es una más que valiosa incursión en el universo del thriller psicológico.??? Pájaros negros intenta adentrarse en el terreno del thriller psicológico, algo que no muchas películas nacionales de los últimos años han hecho. Lo hace reutilizando viejas fórmulas que supieron aplicar desde Alfred Hitchcock hasta Brian De Palma, narrando así una historia de obsesiones y misterios.? El film tiene como protagonista a Víctor, un exitoso arquitecto casado y con una hija. Ellas son su motivo máximo de felicidad, a la vez que la principal causa de su angustia. La madre no parece estar muy preocupada por la nena y, por si fuera poco, todo indica que tiene un romance con un tal Juan Cruz. ? A partir de ahí, Pájaros negros muestra el derrotero emocional de Víctor, quien pasa de la duda a la certeza, y de allí a la bronca. Fercks Castellani concibió su ópera prima con seguridad, ritmo y conocimiento de los elementos del género, mostrándose además como un sólido constructor de climas, sobre todo gracias al manejo de un fuera de campo atemorizante. ? Algunos excesos musicales y visuales –los pájaros del título, por ejemplo- y una vuelta de tuerca más efectista que funcional impiden que esta historia de malestares generalizados termine de convertirse en una película aún mejor. ?
Héroe por accidente ??El director de Proyecto X y el guionista de Poder sin límites unieron fuerza para lo que en principio surge como una típica comedia negra juvenil sobre perdedores, pero que luego va derivando hacia el thriller de acción a-la-Jason Bourne. El resultado de este largometraje encabezado por Jesse Eisenberg y Kristen Stewart es más que agradable.??? Dirigida por el londinense Nima Nourizadeh (Proyecto X) y con guión de Max Landis (Poder sin límites), Operación Ultra se vende como una suerte de comedia stoner protagonizada por un fumón con una vida sin sentido y que, de buenas a primeras, es perseguido por los servicios secretos norteamericanos sin que él sepa bien por qué. Hay algo de eso detrás del film, pero también bastante más. El protagonista es Mike (Jesse Eisenberg), un joven sin demasiada proyección a futuro y cuyo único interés en la vida parecen ser su novia Phoebe (Kristen Stewart) y las docenas de gramos de marihuana que consume diariamente. Una agente del FBI con un mensaje a priori inentendible pero en el cual se cifra gran parte de su pasado marcará un quiebre narrativo por el cual Mike se convierte en objeto de persecución de todas las agencias de seguridad norteamericanas, al tiempo que repartirá piñas y patadas con un pragmatismo digno de Jason Bourne. No conviene adelantar demasiado de las razones de lo anterior, sobre todo porque allí anida gran parte del atractivo de un film que campea entre la autoconciencia y la violencia estilizada digna de una novela gráfica, entre el humor negro y la acción más clásica del personaje emblemático de Mat Damon, dando como resultado una experiencia por demás agradable.??
Soy gitano El director de Moacir y El árbol de la muralla vuelve a retratar personajes marginados en un film algo más disperso que los anteriores, pero igual de apasionante. Estrenada en una de las secciones paralelas de la última edición del Bafici, Vergüenza y respeto muestra los usos y costumbres de los Campos, al tiempo que indaga en los pormenores de la legendaria comunidad. Su modo de vida puede parecer extraño para los cánones sociales mayoritarios (las chicas no pueden salir solas a la calle y suelen casarse vírgenes y durante la pubertad con otro gitano; todos suelen dejar el colegio en 3° o 4° grado, entre otras cosas), pero Lipgot tiene el mérito de jamás juzgarlos. Tal como ocurría con sus films anteriores, el director se muestra atento y paciente para dejar que sus personajes se desenvuelvan y hablen con libertad, sin tapujos. Esto da como resultado un trabajo algo más disperso y menos concéntrico que los anteriores, pero con la misma nobleza y vocación de iluminar zonas poco tematizadas en el cine argentino.
Drácula y Sandler, un solo corazón La secuela del film de 2012 crece en cantidad y calidad de chistes, convirtiéndose en una de las mejores producciones de animación del año. Malo o bueno, frágil o fuerte, pero nunca abuelo. Tres años después de la exitosa Hotel Transylvania, Drácula y su séquito de amigos/monstruos vuelven al ruedo en una secuela centrada en el nacimiento del nietito del emblemático Conde. Dirigido nuevamente por Genndy Tartakovsky (El laboratorio de Dexter, Las chicas superpoderosas) y con Adam Sandler incorporándose como coguionista, Hotel Transylvania 2 comienza un par de años después del desenlace de la anterior. Ahora Drácula regentea el hotel del título con criterios mucho más amplios que incluyen la aceptación de huéspedes humanos, mientras su hija Mavis continúa enamorada de aquel mochilero adolescente con el que ahora se va a casar. La ceremonia es una buena ocasión para una nueva reunión de todos los personajes de la primera entrega, quienes, un tiempo después, cuando nazca el nieto de Drácula, lo ayudarán en la cruzada para saber si el niño es un chupasangre o no. A partir de esa anécdota, el film despliega un arsenal humorístico enorme, cortesía seguramente de la inclusión de Sandler entre los coguionistas. El actor, productor y cabeza del elenco vocal deja su marca en una película graciosísima, de esas que apuestan a desplegar chistes en todas y cada una de sus escenas. Que funcionen de bien para arriba se debe, además del timing y la originalidad, a la presencia de un grupo de personajes queribles, entrañables y portadores de una bondad infinita. Todo eso termina haciendo de Hotel Transylvania 2 una de las mejores películas de animación del año.