La mamushka de Nolan. Antes de hablar de este film quisiera agradecer a todos los chicos de la revista La cosa cine quienes organizaron la Avant premiere y que además cumplen 15 años. Muy buena organización, muy buena onda y hasta nos hicieron con los pochoclos y gaseosa!!!. Feliz cumple gente y que sigan muchos años más. Ahora si hablemos de la peli y tranquilos que no hay nada de spoilers. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son." Pensar en cómo Cameron o Burton- por nombrar ejemplos recientes- han manejado la presentación de sus últimos estrenos, con tanto márketing de por medio y a modo tan diferente de lo críptico que fue Nolan con El origen, uno se da cuenta la enorme diferencia entre un director que cree en sí mismo y otro que no. Hayamos disfrutado de Avatar o no, de Alicia o no, es un detalle que a fin de cuentas pasará al olvido para más de uno; con El origen ciertamente no lo creo. Para el que sepa lo que este director es capaz de brindar, Inception podría no haber tenido ningún tipo de publicidad y seguiría siendo un film excepcional donde no todo es buenos efectos y entretenida acción sino que el argumento- así como pasara con Memento- invita a más de un visionado. Y no lo digo porque sea algo complicado de entender, sino porque realmente maneja con impactante genialidad un montón de conceptos psicológicos y hasta filosóficos que la apuntalan sólidamente. Dentro de la gran cebolla que es la historia de Nolan, uno entiende perfectamente qué está pasando y aun cuando algún que otro elemento pudiese ser un tanto predecible nada juega en contra ni desmerece el conjunto. Esto es lo que hace grande a una película que apostaría a que engrosará la lista de favoritas de millones de cinéfilos, entre los que me cuento desde ya. Nolan nos cuenta una historia original, llena de adrenalina e intriga, pero de una arquitectura tan pensada que esa intriga no se debe a la resolución final de un planteamiento. El espectador ya sabe dónde está, qué pasa, quién es quién, cuándo la cosa va en serio o cuándo no y sin embargo en ningún momento se aburre, aun cuando quisieramos ver quisquillosamente las fallas o huecos el clima impuesto es tan seductor que uno se olvida por completo de todo. Nolan nos sumerge en un mundo de sueños pero a la vez nos despabila todo el tiempo, atrae magistralmente nuestra atención logrando que se nos corte el aliento y hasta saltemos de la butaca sin necesidad de truquillos facilones. Es un film cien por ciento pensado en cada detalle, atractivo al cubo desde lo visual y por sobretodo- insisto- elaborado con un profundo conocimiento de conceptos que hará la delicia incluso de los profesionales más exigentes. Cuesta hablar tan bien de un film; no quisiera engordar expectativas innecesarias que luego malogren el visionado, que metan la aguja en la mano del espectador que luego se pinche el globo solo. Creanme, si yo que fui con las expectativas más altas que el mismo obelisco (cosa que me ha jugado en contra más de una miríada de veces) salí inclasificablemente satisfecha, anonadada, impactada y con la cabeza totalmente revolucionada, dudo que alguien salga desilusionado de la sala. Y aun cuando la experiencia de verla en el IMAX pudiese parecer que agrega estrellitas al film no dudaría de llevarlo conmigo cargado en el mp4 porque no perdería intensidad ni atractivo. El origen es un film que destaca, insuperables escenas de acción, alto contenido de adrenalina, un guión sólido, un reparto magnífico, una musicalización impecable y una mezcla entre "La gran estafa", "matrix" y "La isla siniestra" que así y todo no entorpece la historia ni arruina con previsibilidades. Uno compara porque escasean las palabras para describirla, porque se queda rumiando escenas, diálogos y detalles. En fin, que no deja indiferente a nadie. Un final para el debate- como siempre digo- pizzero cervecero que agranda la vivencia del visionado. Una película que bien vale pagar lo que vale, una y varias veces más. El film se paga solo, enamora desde el vamos. Difícil inclusive empezar a pautar quién destaca : Di Caprio, excelente como siempre; Cotillard, magnífica; Page y Gordon- Levitt creciendo y creciendo; Watanabe y Hardy, intachables.Para redondear ya y no seguir abrumandolos con esta lluvia de flores, decir que Hans Zimmer ha creado una música con tanta identidad como el film mismo, esa que uno escucha y reconoce de inmediato, que cuenta tanto como el guión mismo. Y Wally Pfister, director de arte, enmarca la trama con una realización de lujo. Ya lo dice Cobb, el protagonista interpretado por Di Caprio, "Una idea puede cambiar al mundo y reescribir las reglas" y Nolan con su Origen ciertamente lo hizo.
Estupenda animación de la mano de Universal. Después de unas cuantas peleas cansinas entre productos Pixar-Diney- Dreamwork y el fanatismo emotivamente insuperable al que todos hemos sucumbido con la última entrega de Toy Story, cuesta mirar con buenos ojos una animación más de la mano de una distribuidora no tan dedicada a este mundillo cinematográfico. No obstante he de decir que antes de ver una 4ta entrega del ogro verde al que pocos laurearon decidimos ir por esta historia de un villano despreciable y unos pequeños personajes amarillos llamados minions con los que críticos y espectadores de otras latitudes parecían unánimes en adorar.Sabia decisión. Mi villano favorito es una historia a la que primero se agradece estar dirigida al público pequeño, no intenta ganar al adulto por medio de guiños complicados ni humor ácido que en algún punto deja de lado a los peques. Gusta de igual manera a grandes y chicos porque tiene una línea narrativa sencilla, divertida, llena de personajes graciosos y querendones. No es un film presuntuoso, va a lo simple y es efectivo en el cómo lo cuenta: Gru (Steve Carell) es un otrora niño que no ha sido del todo valorado y sus sueños de ser astronauta han quedado un tanto truncos. Ha crecido como un hombre amargo, malvado y dedicado a la ciencia del mal junto al Dr. Nefario (Rusell Brand). Juntos planean algo casi imposible que los deje en el top de los villanos: robar la luna. Para esto primero deberán enfrentar a un nada subestimable competidor, Vector ( Jason Segel), al que tratarán de engañar utilizando a 3 adorables huerfanitas que venden golosinas de puerta en puerta. Acá empieza lo divertido, pues para poder utilizar a estas huerfanitas sin problemas Gru deberá adoptarlas y entonces su vida comenzará a ponerse patas para arriba cuando compruebe que su corazón no es tan frío como pensaba. Quien diga que el film es previsible no está muy atento, desde el vamos sabemos lo que va a pasar y cómo terminará la historia, vamos que es un film para el público pequeño y los finales felices pesan. Lo bueno y original es comprobar con cuánta sencillez se puede igualmente divertir al público, entretener sabiamente y seducir con un cuidado armado de personajes: imposible no quedar embobados con las huerfanitas menores y no querer tener en casa un batallón de minions. Los pequeños la pasarán de maravillas y se reirán a más no poder, los más grandes también. Es un film que no deja de lado la parte emotiva aunque sin necesidad de golpes bajos ni cursis sino con verdadero corazón, escenas que derriten porque son tiernas y humanas antetodo. Para los que la vean en 3D, cuidado con la escena de la montaña rusa que está muy bien lograda y no se vayan rápido (porque nosotros sí lo hicimos aunque no es habitual) que dicen que al final de los créditos hay más escenas jugosas. Destacable también la banda de sonido que conjugan temas como Sweet home Alabama, Boogie fever o You should be dancing. Segunda entrega ya en pre producción y una promesa de miniseries con los minions como protagonistas, verdadero hit de esta obra.
Justo final para una de las mejores trilogías animadas. Después de casi 10 años de aquella magnífica segunda parte, después de tanta espera y expectativa, Lee Unkrich y John Lasseter vuelven a brindarnos una tercera parte que bien vale la pena el tiempo esperado. Y que se diga que una tercera parte es muy buena, a la altura de las otras dos realmente ya la pinta entera. Toy Story 3 no será la mejor de las tres; no es la mejor para mi gusto porque se centra mucho más en la aventura, en el gag, en el infaltable guiño de Pixar hacia los más grandes y porque lo verdaderamente emotivo es el final. Pero se entiende- como me decía mi buena amiga Dialoguista- que así sea porque no es fácil estar hablando de juguetes cuyo dueño ahora tiene 17 años y está por mudarse a la Universidad. No es fácil tener que contar en definitiva una historia de fines, de posibles despedidas. La estructura narrativa en definitiva nunca varía: hay un malentendido por el que todos terminan de alguna manera lejos de casa y las aventuras pasan por tener que volver a ella. Pero lo original de esta magnífica dupla de creadores es la creatividad con que nos muestran esos mundos en que terminan perdidos los protagonistas, los nuevos personajes con los que se cruzan y definitivamente lo que se termina dando en conjunto gracias a esas vicisitudes. Esta vuelta la confusión los lleva a una guardería dividida en dos salas: el paraíso "mariposa" donde los niños más grandes saben cómo cuidar los juguetes y el infierno de la sala de los más pequeños donde ya podemos imaginarnos la tortura por la que pasarán nuestro grupo de amigos. Escapar y volver a casa antes que Andy parta a la Uni es el objetivo primordial. Pero lo que para Woody parecía muy claro desde al principio, a los demás les toma un tiempo y como siempre nuestro vaquero tendrá la doble misión de convencer a sus amigos y de escapar de la guardería. El film es increíblemente divertido, lleno de nuevos personajes impagables: Kent y los guiños a su dudosa masculinidad, el bebote tuerto tan tierno como espeluznante o el oso cariñoso encargado de la guardería. El mejor de todos es indudablemente el mono; sus escenas son puntuales pero, ¡qué manera de reirme con él! Todos los detalles en el film son muy cuidados, desde los más graciosos a los más emotivos tienen una atmósfera pulcra, increíblemente pensada. Así Toy Story 3 cierra la historia de estos juguetes y la de Andy- quien a pesar de tener apariciones secundarias es el personaje por antonomasia, el evocado constantemente y el que genera la acción- para contarnos un proceso tan natural como es el de la vida, el crecimiento y los cambios necesarios y naturales por los que todos los niños pasan. Desmenuzando la historia en conjunto hay muchas cosas por aprehender y una de todas es por sobretodo el homenaje. El homenaje a una relación humano-objeto que está cada vez más ausente en un mundo de usar y tirar. Hoy los objetos no permanecen el tiempo necesario, ni siquiera los juguetes, como para generar esa conexión que en estas tres entregas se nos plantea. No todo los niños son iguales, es cierto, pero no deja de ser curioso cómo mucho de los juguetes tienen un aire a años '80-'90 y quizá por eso el comienzo de Toy Story 3 sea junto al de Up uno de los más geniales dentro de la animación. Plantear con apenas 5 o 6 minutos toda la capacidad de creatividad que nace del uso de este tipo de juguetes dan de lleno el mensaje general de todo el conjunto Toy Story. El adulto no podrá quedarse sin recordar sus "chiches" preferidos con los que jugaba, no podrá dejar de emocionarse si tiene hijos pensando en cuánto cambian con el tiempo, previendo lo que vendrá o identificándose con cada una de las escenas. Esta trilogía es la trilogía de la niñez, es la radiografía del alma que todos tuvimos alguna vez, la historia del desprenderse y dejar ir, del crecer y contemplar hacia atrás los recuerdos más dulces y emotivos. Toy Story es un viaje de tres paradas que alegra, entristece y vuelve a alegrar dejando el mejor sabor de boca. Un homenaje a los recuerdos, al hogar y a todas las facetas posibles del amor, la lealtad y la amistad.
Nadie quiere ser Spiderman. Sábado lluvioso, cartelera no muy variada...vamos con la más recomendada. Ahí nos plantamos con un film realmente divertido, que no será la película del año ni la mejor en su especie pero que a la larga cumple con el espectador que- atención a lo importante- no conoce nada del comic en que se basa su línea argumental. Al no poder hacer comparaciones tormentosas, como en su momento decíamos de Watchmen, esta mezcla entre comedia adolescente y acción, es una maza. En la primera hora tenemos por delante conocer a Dave (Aaron Johnson) el típico flacucho de lentes nada popular que se dedica a salir con sus dos compinches, masturbarse y mearse en los pantalones ante cualquier situación de riesgo. Pero las cosas van cambiando cuando tras una charla con amigos se pregunta cómo es posible que millones de personas quieran ser Paris Hilton pero nadie quiera ser el Hombre Araña. El mundo carece de super héroes y hay que hacer algo. Vía internet el buen muchacho compra un traje y ahí va por las calles de la ciudad tratando de repartir palos y patadas hasta que lo dejan en el hospital. De a poco la historia va tomando un cariz más oscuro y violento entrando en escena traficantes de droga y Damon Macready (Nicolas Cage), un psicópata vengativo quien junto a su pequeña hija de 11 años serán después de todo los verdaderos justicieros de la cinta bajo el seudónimo de Big Daddy y Hit Girl (Chloe Moretz). Esta debe ser la primera cinta después de Contracara que disfruto con Mr. Cage en ella. Con una mezcla entre Kill Bill, Matrix y Escuela de Héroes a la peli no le faltan peleas, explosiones, sablazos y sangre, aunque mucha menos que en el original según parece y tampoco faltan los gags y guiños a distintos superhéroes como por ejemplo el Batman de Adam West. Si hay algo que se le puede criticar al film de Vaughn es justamente su título cuya referencia clara es al personaje de Johnson; pero este queda completamente sumido a la sombra de la magnífica Moritz que se come la pantalla. La niñita es una mini Beatrix Kiddo a la que veremos en unas escenas finales de antología, manejando cuchillos y armas y hasta resistiendo trompadas como el mismísimo Rambo todo lo cual causó bastante rechazo por una parte de la crítica y el público. De hecho el film fue rechazado por todos los grandes estudios por violenta e irreverente, pero ni corto ni perezoso Vaughn juntó plata, hasta parece que organizó una cena benéfica, y la produjo en forma independiente hasta que la vendió a más del doble de lo que pedía en primeras instancias. Si bien es cierto que por momentos el film parece un tanto quedado y con algunos que otros minutos de más, está muy bien hecho. Las escenas medio matrixadas que a muchos ya le dan por el buche le agregan adrenalina y provocan las consabidas risotadas del espectador, sobretodo de aquellos que aplauden el desparpajo exagerado de, por ejemplo, ver a una mini heroína devorarse una patota entera de mafiosos. Visualmente también tiene muchos aciertos como los "flashbacks" en forma de historieta de Big Daddy y la genial selección musical. A esta altura uno ya entiende que está ante una película que podría haberse convertido en un verdadero Blockbuster si hubiese estado mejor "vendida". Kick- Ass es un título para disfrutar de su ironía escondida, su exageración provocativa y sus personajes insólitos. Aun cuando el original pudiese ser mejor- y los fantáticos siempre lo preferirán antes que el producto en pantalla- esta historia de gente común devenida a super héroe pero sin super poderes es una buena opción para los amantes del género. Y aun cuando su género no quede del todo establecido, vamos, hay más acción que comedia.
Dos hermanos es una historia sencilla, una historia de dos hermanos totalmente diferentes que puede reconocerse en muchas otras historias. Susana (Graciela Borges) es una odiosa solterona cuyo pasatiempo es señar departamentos y casas que no hacen más que acarrearle incontables deudas. Su personalidad es totalmente quejosa, absorbente y negativa. Marcos (Antonio Gasalla) es otro solterón cuya vida baila alrededor de su madre. Es orfebre, reservado, correcto, un hijo ejemplar. Su personalidad es hiper tolerante y sumisa. Pero un día mamá Neneca fallece y estos dos seres solitarios, que como cualquier par de hermanos se odian y se aman por igual, deberán aprender que como dice el dicho "la familia no se elige, se soporta" y en ese soportarse es donde la historia, de amor después de todo, mejor funciona acompañada por un par de actores que sorprenden. Gasalla logra por fin dejar un poco de lado sus personajes tragicómicos para brindar un adulto perdido después de la muerte de su madre, pero dispuesto a seguir adelante. Con algún que otro guiño a sus tonos tan conocidos de antaño, su Marcos es un verdadero sexagenario que impulsado por su hermana a vivir en el Uruguay descubre de pronto en la vida retirada y tranquila la oportunidad de cambiar su vida, dedicarse al teatro, encontrar la estabilidad emocional. Graciela Borges se come literalmente la pantalla dándole alma a esta mujer llena de ínfulas y aires de alta alcurnia capaz de robar la correspondencia del departamento vecino para sonsacar invitaciones a eventos y alterada por los ruidos molestos que provienen de ese mismo departamento abandonado. Los hermanos en un evento robando comida! Burman no pierde esa meticulosa habilidad de lograr escenas y ambientes que quedan en la memoria. Esa Susana diciendo "Este velorio es un fracaso", pinta sin necesidad de grandes pretenciones dramáticas a todo el personaje. Al mismo tiempo que Marcos habla entrecortado y sin mirar a su hermana mientras las lágrimas le resbalan por la cara.Esta es una de las primeras películas que el joven director adapta de una novela, Villa Laura de Diego Dubcovsky, con colaboración en el guión de Marcelo Birmajer. Una historia en la que podrían verse unos cuantos puntos en común con esa libre adaptación de Edipo Rey que Marcos ensaya en el grupo teatral del pueblo y la que no carece de momentos graciosos, pocos pero efectivos, emotivos aunque no melodramáticos, contundentes pero lejos de los golpes bajos. Por lejos una de las mejores escenas es aquella en que desesperada por los ruidos del departamento lindante, Susana invita a Marcos a escuchar con vasos de por medio lo que pasa detrás de esas paredes para terminar jugando un juego más bien cruel donde cada uno termina echándose en cara los favoritismos y recuerdos felices e infelices de la infancia. No, de eso no escucho nada! Resumiendo, Dos hermanos podrá no considerarse una de las mejores y más logradas películas de Burman, como he leído por ahí aunque a mí personalmente es la que más me ha gustado hasta ahora de las que vi. Recomendable para aquellos que quieran tener un panzazo de talento actoral y para los que gusten de historias sencillas con grandes escenas.
Igor, el impacto visual del año. “Prefiero ser un bueno desconocido que un malvado famoso”. Hay Films que impactan desde lo argumental con sus escenas, sus diálogos y sus mensajes; otros nos impactan desde lo visual por su colorido y sus impecables detalles. Otras películas impactan por todo esto y si consideramos que entramos a la sala sin expectativa alguna, sin tener idea de qué va lo que veremos el efecto puede aún ser mejor. Así, Igor, dirigida porAnthony Leondis, es un film de animación que lo tiene todo. Si bien argumentalmente tiene un par de insignificancias criticables, lo cierto es que raramente salga uno de la función como si nada. Igor, como tantos otros en Malaria, es un ayudante de uno de los tantos científicos malvados que está abocado a la tarea de inventar la genialidad más grande de la maldad para ganar el Feria de ciencia maligna anual. Pero como es obvio él no quiere ser un mero “Igor” sino un científico malvado, cosa que logra creando un ser al mejor estilo Frankenstein, un ser que por las torpezas del personaje tonto de turno está lejos de la satánica actitud asesina que el proyecto original buscaba. Tenemos los elementos ya siempre vistos: los malos, los buenos, los torpes, los inteligentes, los avaros, los generosos, pero todo presentado de una manera dignamente original y correctamente efectiva. Los gags quizá no son hiper hilarantes, quizá no haya escenas que arranquen lagrimitas (como sí en Up, por ejemplo) pero nada de eso deja huecos en el alma del espectador cuyos ojos realmente vivirán un festín de colores, detalles pulcramente presentados, una música pegadiza y escenas para el recuerdo. La factura visual de este film es increíble, plásticamente maravillosa y perfectamente desarrollada. Imposible no sentirse atraído todo el tiempo hacia la pantalla que irradia colores de todas las tonalidades. Semejante a una mezcla de ilustración de cuentos y la animación más eximia del género, esta película se las trae en claras competencias con Coraline y Up. ¡Vaya tarea para el jurado decidir ahora! ¿Con qué me quedé?: con el efecto visual impecable y los enternecedores ojos de ese monstruo querendón.
Excelente versión del clásico de Dickens. Recuerdo que allá por los años '80 vi por primera vez un film 3D, Tiburón, un intento que por aquellos años quedó meramente en una atracción lúdica. Anteojitos rojos y verdes de cartón, muy incómodos porque a cada rato se caían, descartables y que a la larga provocaban dolor de cabeza. Ahora el 3D es indudable que llegó para quedarse y es que la experiencia, más allá de cualquier efecto, es totalmente diferente. Ver Los fantasmas de Scrooge, desde que leyera ese fantástico relato de Dickens, era para mí un deber y verlo hoy por hoy en 3D, una necesidad. Además de esa diversión extra de vernos a todos como pavotes extendiendo la mano para tocar la nieve o gritar y hacernos a un lado cuando nos apunta a la cara el negro dedo esquelético de la muerte, está esa posibilidad de sentirse directamente dentro del escenario. Uno camina a espaldas de Scrooge, se queda mirándolo tras una pesada reja, tiembla ante el fantasma que nos mira directamente a los ojos. Sí señores, el 3D más allá de toda aparotisadad comercial es una experiencia que ha venido a superar cualquier experiencia previa que hayamos tenido con el cine. Sacando ahora toda esta cuestión visual, Los fantasmas de Scrooge es una magnífica y certera adaptación del clásico literario. Por eso he de decir que si van a llevar a sus críos al cine como hice yo se lo piensen un par de veces: la más pequeña se aburrió bastante y el más pequeño casi sucumbe a un filicidio por parte de mi marido que desde ya, (y acá comprobé cuánto debe amarme este hombre) no dejó que fuera yo quien tuviera que salir del cine para que el resto no nos linchara. "Vos te debés a tus lectores"- me dijo en clave de sorna y se perdió el 80% del film. Zemeckis apuesta a contarnos la historia de este avaro personaje, un obseso por la riqueza y la miseria que además es desagradablemente antipático, de la misma manera que Dickens. Una pesada carga reflexiva sobre el pasado, el presente, el futuro y los valores de la generosidad, compasión nos son mostradas con oscuridad, severidad y con apenitas algún que otro toque de comicidad. Jim Carrey, a quien temía un poco por sus acostumbrados gestos hiperbólicos, nos ofrece 8 personajes, gracias a la maravilla del Performance Capture, de una profundidad y seriedad única. Aunque he sido testigo de sus habilidades dramáticas, esta vuelta me sorprendió. Será por eso de que uno siempre asume lo matemático: Disney + Carrey + Navidad = peli infantil, comedia o similar... no, no, no. "A Christmas Carol", como es su nombre original, es ante todo una adaptación muy bien hecha de un clásico literario; por lo que su calificación para mayores de 13 años es bastante comprensible. Además hay ciertas escenas que fácilmente asustan a los más pequeños, la aparición del primer fantasma por ejemplo, o esos niños bajo la capa del fantasma de la Navidad presente que representan la ignorancia y la necesidad, estremecen. Emotiva por momentos, es difícil resistirse a a un par de lagrimones y la calidad de las actuaciones, Gary Oldman, Colin Firth, Bob Hoskins, no pasan inadvertidos. Ya decía en su momento Carrey: " Hay mucha polifonía, cuestiones físicas que tenía que hacer. Ni hablar del acento correcto, el acento inglés o irlandés. Quise ser bueno y que la gente dijera: "Sí, qué real!". Fuimos muy fieles al libro. Es hermoso. Un Film increíble". Tan es así que hasta puede verse un cuadro del autor colgado de una de las paredes. Indudablemente uno le cree a Zemeckis cuando dice que este es su relato preferido relacionado con los viajes en el tiempo. Lo único quizá criticable para mi gusto personal es ese pequeño monólogo final a cámara; pero es una nimiedad al lado de tan elaborado producto. Recomendable, inolvidable. Si no la vieron, ahora que viene la Navidad, es una elección sabia.
Imaginemos, como lo hizo Cormac Mc Carthy en su novela homónima, un mundo destruído donde no se tiene ya qué comer ni qué beber, donde por ende unos se comen a otros, no existe ley alguna y para colmo se tiene a cuestas a un hijo púber cuya ingenuidad y pureza nos preocupa sobremanera en un mundo semejante. A tal punto vemos negro el futuro, que la única arma con la que contamos la acarreamos no sólo como defensa sino en un mientras tanto juntamos fuerzas para darle un tiro al niño y otro a nosotros. Así se planta The Road, un film extremadamente crudo donde se nos cuenta netamente un drama. La relación de un padre con su hijo en un mundo demasiado hostil. Su desesperación por hacer crecer al niño de golpe para los tiempos en que él no esté contrastan- como genialmente expresara en su artículo mi amigo Damian (léanla no tiene desperdicio)- con aquel padre de La vida es bella. Aquí un estupendo Viggo Mortenssen no hace más que querer hacer de su niño un hombre que pueda defenderse, que no confíe en nadie porque los malos son muchos y los buenos como ellos, demasiado pocos. Su tarea no es nada fácil porque su hijo, Kodi Smit-McPhee, pese a todas las barbaridades con las que se cruzan en esta carretera no puede contra su congénita bondad, no puede voltear su rostro ante un viejo decrépito y hambriento- un Duvall inmensamente irreconocible- ni dejar desnudo al hombre asustado que su padre ha perseguido para rescatar todo lo poco que tenían y les había robado. Con sus tonalidades grises, sus paisajes desiertos y fríos y con un maquillaje excelente que esconde a más de una figura que si no fuera por los créditos ni sabríamos que están en el film (como Guy Pearce! por ejemplo), La carretera es una película que va más allá de lo que aparenta. A no quedarse en las formas!, Hillcoat- o más bien Mc Carthy?- nos conduce por la pesadilla más terrible de cualquier padre: cómo sobrellevar la impotencia de saber que no se puede proteger de este mundo a nuestros hijos?; y eso es sólo la punta del inmenso iceberg pues la contraposición entre las actitudes del padre y las del hijo, la falta total de identidades en todos y cada uno de los personajes- salvo por el viejo al que se presenta como Ely- todas esas generalidades engloban una gran metáfora sobre, por qué no?, el mundo en que vivimos hoy. Como espectadora no pude dejar de sentirme angustiada y horrorizada al ponerme en la piel de los protagonistas. Y lo que muchos le machacaron con respecto a la lentitud del relato, en este caso donde el tema pasa por la relación de dos personas en aras de la supervivencia, me pareció más que acertada pues además no faltan los momentos de tensión aunque no de acción en sí. Todo lo cual, una vez compenetrado el espectador en el horror de la historia y en la piel del padre, sus razonamientos y sus porqués, no puede menos que saber a desdicha el final, quizá un poco dulce para lo que la historia plantea; si de optimismo hablamos podría haberse planteado más encubiertamente quizá. Un film recomendable, que invita a leer el libro.
¿Qué es lo real? Synecdoche, New York, para la que aún no hay un título estimativo en español (y lo estoy esperando con ansias porque acá en Argentina al menos traducen los títulos de una forma realmente graciosa y gratuita), es una ópera prima de Charlie Kaufman, guionista de Quieres ser John Malcovich o Eterno resplandor de una mente sin retorno entre otras. Por eso para establecer una reseña de este film entonces entenderán que antes debo respirar hondo, entrecruzar mis dedos y hacer sonar mis nudillos y con un café de por medio que me mantenga bien despierta, escribir. La película fue presentada en Cannes donde fue excelentemente recibida por la crítica, en Argentina se cree que podría ser estrenada alrededor de Junio y seguramente contará también con un buen público ya que Eterno resplandor..., por ejemplo, aquí tuvo un éxito considerable. Sin embargo debo anticiparles que no sé dónde terminará esta crítica, por eso como verán no le he puesto evaluación de estrella alguna, puesto que aún no puedo dilucidar si me ha gustado o no. Pero eso: ¿no es fantástico de por sí?, eso significa que la película me ha dejado pensando. Es que Kauffman será como director, y lo predigo, como aquellos al estilo de los Cohen o Tarantino, es decir, esos a los que amas u odias. En una narración totalmente desquiciada, caótica y paranóica se nos cuenta la historia de Caden, un director de teatro cuya vida va en picada y como buen artista vive la vida mezclando la realidad con la ficción sin un camino determinado porque su vida es una continua búsqueda de significados. El propio espectador tiene la angustia de tener que buscar como él significados, caminos de entendimiento sobre lo que está pasando, en el camino (como en la vida de Caden) dan ganas de liberarse, de no seguir... hasta que de pronto llega la revelación. Si están dispuestos a pasar por la tensión, la tediosidad de no entender dónde se está parado, quién es quién, qué es real y qué es ficción, la película los impactará. Al espectador prolijo, que gusta de una narración más bien cronológica y lineal, abstenerse totalmente porque pasarán las peores 2 horas de sus vidas. Muy similar a como se nos contó Quieres ser John Malcovich o Eterno resplandor... con idas y venidas, imágenes repetitivas y diálogos banales mezclados con las acotaciones más profundas, este film marea, perturba y engrandece al mismo tiempo. Ya desde el título que es un juego entre el recurso literario (contar el todo por las partes o viceversa) y Schenectady, situada en New York donde transcurre la historia, se nos explica quizá la esencia de la obra donde la ciudad y el escenario son uno, se mezclan, se definen uno con el otro y nos desubica. La película vale la pena verla como reflexión misma de qué es real y qué no, pero les confieso, disfrutar plenamente de ella lo hice en los últimos 40 minutos entre tanto hubo veces que mi dedo se posó en el ffw!.
Desde que viera los avances de "Como entrenar a tu dragón" sabía que Dreamworks se las traía de nuevo. Considerando que el equipo es aquel de Shrek y Kung Fu Panda, ya podemos entrever que esta es otra animación que no defrauda.Sin llegar a tener la originalidad e hilaridad de Shrek, por ejemplo, lo cierto es que este mundo de vikingos contra dragones basados en los relatos de la inglesa Cressida Cowell divierte y entretiene con escenas de acción bastante adrenalínicas. Es cierto que desde lo argumental no tropezaremos con nada nuevo, Hippo es un jovencito que trabaja con el herrero del pueblo, hijo del jefe de tribu, una comunidad de luchadores especialistas en cazar dragones que asolan robándose la comida, matando e incendiando todo a su paso. Pero Hippo es el debilucho y torpe de esa sociedad a quien ven con ojos torcidos como una verdadera plaga de torpezas andante, lo cual previsiblemente acarrea la vergüenza de su padre. Hasta que cierto día tendrá la fortuna (?) de herir a un dragón de la especie más peligrosa y menos conocida "fulgor nocturno". De rasgos tomados del propio Stitch- lo cual es muy evidente- según reconocieran los propios Chris Sanders y Dean DeBlois, sus creadores, este dragón prontamente se convertirá en la mascota de Hippo que lo llevará a darse cuenta que todo lo que su comunidad sabe sobre los dragones está algo errada. Si se la ve en su original, la voz de Gerard Butler (El rey Leonidas de 300) personifica al padre, Stoick, un vikingo con todas las de la ley, severo y a la vez valiente. Otros que prestaron sus golas para el papel son: Jay Baruchel (Fanboys) como Hippo, America Ferrera (Uggly Betty) y Kristen Wiig (Adventureland). Pero más allá de las diversiones y gags y acción que tiene la cinta, los grandes aciertos vienen de la mano de los estupendos escenarios rústicos e inhóspitos, así como la música- correcta, escueta pero genial- de John Powell. En cuanto a esta cuestión del 3D insisto en que de verse en 2D se disfruta lo mismo. La calidad de imagen es indudablemente mayor, la profundidad de campo es evidente y hasta los detalles más pulcros, pero si de efectos reales hablamos, los más pequeños se quedarán con ganas de varios trucos más de los que ofrece la cinta, aunque estos estén más presentes que en otros títulos como por ejemplo Avatar. Y ya que hablamos de edades, la cinta es más recomendable para los que superen al menos los 8 o 9 años ya que la película es un derroche de acción y vértigo que a los más pequeños aburrió un poco (la niña sentada a mi lado de unos 4 o 5 años no paraba de preguntarle a su pobre padre cuándo terminaría la cinta). Divertida, amena, entretenida; sin grandes alardeos pero con mucha garra.