El peso del talento es una comedia de acción en la que Nicolas Cage se interpreta a sí mismo viviendo una historia similar a la de sus películas. Y se encuentra acompañado de Pedro Pascal, Tiffany Haddish, Paco León, Sharon Horgan y Neil Patrick Harris, entre otros. Todos ellos dirigidos por Tom Gormican, un director a tener en cuenta en el futuro. Como aclaré en el párrafo anterior, Nicolas Cage se interpreta a sí mismo, en una versión ficticia, a pesar de que se mencione buena parte de su filmografía, que asiste a la fiesta de cumpleaños de Javi Gutiérrez (Pascal), un millonario español. Y termina trabajando de forma encubierta para la CIA, que lo investiga pensando que es un peligroso narcotraficante. En primer lugar, es necesario destacar que esta película funciona porque tanto el director como los actores se toman en serio el juego. Lo que se ve reflejado en la efectividad de los gags y justifica las «malas ideas» como son las sobreactuaciones, las frases célebres en primer plano y los diálogos de Nicolas Cage con su otro yo imaginario. Además de una referencia constante a la farándula hollywoodense, que tiene sentido para mostrar la decadencia de su protagonista, razón por la que no necesariamente deja afuera al espectador menos informado. Un párrafo aparte merece Javi Gutierrez, interpretado por Pedro Pascal, cuyo millonario ingenuo fanático de la estrella hace que resulte verosímil la historia a pesar de su planteo absurdo. Haciendo avanzar la trama involuntariamente con sus acciones impulsivas propias de un comportamiento infantil, como marcan las reglas de la comedia. En conclusión, El peso del talento es una película que saca provecho de todas sus malas decisiones de puesta en escena porque cuenta con Nicolas Cage, cuya carrera es tan extensa y variada, de protagonista. Evitando la autoparodia, propia de un capítulo de Los Simpson, para contar una historia de redención personal, que incluye las dosis necesarias de acción exagerada como la de los noventa y humor, para mantener entretenido al espectador en todo momento.
Asesino sin memoria es un remake del policial negro De zaak Alzheimer, protagonizado por Liam Neeson, que interpreta al personaje del título. Está dirigida por Martin Campbell, y completan el elenco Guy Pearce, Ray Stevenson, Taj Atwal y Monica Bellucci entre otros. En esta ocasión Liam Neeson es Alex Lewis, un asesino a sueldo que se convierte en objetivo luego de negarse a completar un trabajo. Y mientras investiga quiénes son y por qué motivo lo quieren asesinar, razón por la que descubre una peligrosa organización vinculada al tráfico ilegal de personas, debe luchar contra el alzhéimer, enfermedad que pone en riesgo cada uno de sus movimientos. En primer lugar, es necesario aclarar que Martin Campbell vuelve a la violencia realista de Al filo de la oscuridad, y se aleja de la espectacularidad de sus películas de James Bond. Mostrando una vez más su eficacia en el cine de género, al hacer un buen uso de los lugares comunes del mismo, como puede apreciarse en la elección de Guy Pearce como un antipático agente infiltrado y de Monica Belucci como femme fatale, por ejemplo. Un párrafo aparte merece Liam Neeson, quien logra generar empatía con el espectador, a pesar de ser un criminal, por su código de conducta y la lucha contra la enfermedad que padece, que genera situaciones de suspenso porque sus olvidos lo pueden hacer perder el control. Y cuya humanidad se convierte en lo opuesto a la frialdad glamorosa de la femme fatale interpretada por Monica Belucci en un papel hecho a su medida, que resulta ser la verdadera villana de la historia. En conclusión, Asesino sin memoria es un policial negro que se suma a la larga lista de películas de acción protagonizadas por Liam Neeson en su madurez. Y que deja claro una vez más la eficacia de Martin Campbell para dirigir películas de género, con el máximo provecho posible de sus reglas narrativas.
Las consecuencias de la cancelación. Dolce fine giornata es una película polaca protagonizada por Krystyna Janda, con la que ganó el premio por su actuación en el Festival de Sundance. Está dirigida por Jacek Borcuch, de larga trayectoria televisiva, y completan el elenco Antonio Catania, Lorenzo de Moor, Vincent Riotta y Kasia Smutniak, entre otros. La historia se centra en Maria Linde (Janda), una prestigiosa escritora ganadora del Premio Nobel, que vive junto a su marido Antonio (Catania), su hija Anna (Smutniak) y sus dos nietos en La Toscana. Pero su vida cambia luego de que pronuncie un polémico discurso a favor de la inmigración días después de que ocurra un atentado terrorista en Roma. En primer lugar vale la pena destacar el buen uso del fuera de campo, ya que al igual que en Sol ardiente de Nikita Mikhalkov, se nos muestra como la idílica vida rural de esta familia se ve afectada por lo que ocurre afuera. Motivo por el cual se deja la pantalla en negro en el momento en que se escucha el acto terrorista, cuya explicación se oye en los medios, y Antonio le muestra a Maria el pilón de cartas, a favor y en contra, que recibió en respuesta a su discurso. Un párrafo aparte merece la fotografía, a cargo de Michal Dymek, que con iluminación excesiva y sus tonos cálidos refuerza la idea de refugio ideal en el que viven sus personajes. Así como también la fluidez narrativa que le ofrece tanto el uso de la cámara en mano como sus complejos planos secuencia de larga duración. En conclusión, Dolce fine giornata es una película que muestra claramente cómo funciona la cultura de la cancelación imperante en la actualidad, y las consecuencias tanto en los principales afectados como en su entorno íntimo. Dándole al espectador la posibilidad de sacar sus propias conclusiones al respecto, ya que es él quien completa todo aquello que queda fuera de campo.
Matrimonio y nada más. Las cosas que no te conté es una película inglesa escrita y dirigida por William Nicholson que narra el duelo que atraviesa Grace, interpretada por Annette Bening, después de separarse de Edward (Bill Nighy), luego de un matrimonio de veintinueve años. La historia está contada desde el punto de vista de su hijo Jamie, Josh O’Connor, su joven hijo que actúa como intermediario entre ambos. En primer lugar, es necesario aclarar que se trata de un relato intimista, protagonizado por estos tres personajes, y donde el resto tiene intervenciones tan pequeñas que pueden ser considerados bolos. Ya que su director se propone mostrar lo que ocurre desde la intimidad de esta familia, en la que la impasividad de Edward resiste el comportamiento pasional de Grace, que recuerda a la Carolyn de Belleza Americana (otro recordado rol de la Bening). Quien se resiste a aceptar una soledad que no tiene explicación en sus creencias religiosas, razón por la que no puede elaborar su duelo, y que explica tanto comportamiento impulsivo como su decisión de seguir intentando recuperarlo. En segundo lugar, es necesario destacar también la elección de este pueblo costero donde transcurre la historia, en la que los acantilados cumplen la función de metáfora de las actitudes de cada miembro de la pareja, con la fuerza del mar que golpea contra la roca. Así como también se recurren a flashbacks en la que sus personajes recuerdan con nostalgia momentos de felicidad del pasado con breves imágenes surrealistas, recurso utilizado también en Gladiador, película en la que William Nicholson participo como guionista. En conclusión, Las cosas que no te conté es un drama intimista con una puesta en escena austera, que trata sobre las consecuencias del divorcio. Y en la que se luce Annette Bening como este personaje pasional que atraviesa una crisis existencial en su madurez.
C´mon C´mon, siempre adelante es una película protagonizada por el ganador del Oscar Joaquín Phoenix, en la que interpreta a Johnny, un reportero radial que queda al cuidado de su sobrino Jesse, interpretado por Woody Norman, a quien apenas conoce. Está escrita y dirigida por Mike Mills, y completan el elenco Gaby Hoffman, Scoot McNairy y Molly Webster, entre otros. Es imposible no mencionar esta película sin recordar su similitud con Alicia en las ciudades de Wim Wenders, por tomar las mismas decisiones tanto estéticas (está filmada en blanco y negro) como argumentales. Ya que ambas abordan la relación entre un adulto y un niño alejado de sus padres que entablan un vínculo cuando se ven obligados a estar juntos mientras recorren diferentes ciudades. En primer lugar es necesario destacar la espontaneidad y el carisma de Woody Norman, este niño al que le toca atravesar esta crisis familiar reaccionando en una forma acorde a su edad. Siendo acompañado por Joaquín Phoenix, que debe adaptar su trabajo y estilo de vida nómade, transmitiendo una ternura opuesta al Guasón que le hizo ganar el Oscar. Pero también es necesario aclarar que la ausencia de subtramas hace que resulte larga, y por momentos aburrida. Más aún, cuando aparecen entrevistas a los diferentes niño que interrumpen la trama y pueden generar desinterés en el espectador, a pesar de cumplir la función de describir el trabajo de Johnny. En conclusión, C´mon C´mon, siempre adelante es una película que homenajea a los orígenes del cine independiente americano, con una puesta en escena digna de John Cassavettes, para contar otro relato intimista al que se le permite la desprolijidad en su montaje para centrarse en los personajes. Mostrando a fondo la faceta tierna de Joaquin Phoenix y sacando el máximo provecho a la espontaneidad de Woody Norman.
Violando el segundo mandamiento. Los ojos de Tammy Faye es una película por la que Jessica Chastain recibió su tercera nominación al Oscar, al interpretar al personaje del título, la presentadora de un programa de televisión evangélico, junto a su marido Jim Bakker, interpretado por Andrew Garfield. Está dirigida por Michael Showalter y completan el elenco Cherry Jones, Louis Cancelmi y Vincent D’onofrio, entre otros. Basado en el documental homónimo, dirigido por Fenton Bailey y Randy Barbato, cuenta la historia de ascenso mediático y el escándalo de corrupción que derrumbó la carrera de este matrimonio de presentadores televisivos que trabajaban estafando a sus televidentes, que aportaban donaciones, y provocando la desconfianza de la gente en las autoridades religiosas. En primer lugar, es necesario destacar que su director elige contar esta biopic a la manera de Martin Scorsese, ya que al igual que en El lobo de Wall Street, por ejemplo, nos relata el ascenso, caída, castigo y redención de este matrimonio, que viola conscientemente el segundo mandamiento para satisfacer sus ambiciones personales. Y lo logra con un gran trabajo de Jessica Chastain, con un personaje complejo, ya que calma su mala conciencia detrás de un fabricado aspecto ingenuo, dejándose manipular voluntariamente por su esposo carismático y mitómano para sacar provecho. También es necesario destacar la estética kitsch imperante, cuya fidelidad a la realidad puede apreciarse en el material de archivo que se muestra en los créditos iniciales y se intercala en diferentes momentos. Se muestra el notable parecido físico logrado con un admirable trabajo de maquillaje y peinado, también nominado al Oscar, que mimetizan a la protagonista con la persona a la que interpreta. Es de notar la extravagancia del vestuario que exagera la moda de las décadas del 70 y 80 y los lujos desmesurados de la mansión donde viven y contrastan con la austeridad de la casa de su infancia, vista en las primeras imágenes. En conclusión, Los ojos de Tammy Faye es una película sobre uno de los matrimonios más populares de la televisión estadounidense. Pero que a diferencia de su contemporánea Being the Ricardos, sobre los exitosos Lucille Ball y Desi Arnaz, no los homenajea con nostalgia, sino que denuncia su comportamiento deshonesto, invitando a los espectadores a reflexionar sobre la gravedad de manipular las creencias religiosas de las personas para estafarlos económicamente.
Foo Fighters contra los fantasmas. Terror en el estudio 666 es una comedia de terror protagonizada por los integrantes de la exitosa banda Foo Fighters, en la que se interpretan a ellos mismos yendo a grabar su décimo disco en una mansión embrujada. Es así como su líder Dave Grohl ocupa el rol protagónico, acompañado de Nate Mendel, Pat Smear, Taylor Hawkins, Rami Jaffee y Chris Shifflett, todos ellos dirigidos por BJ McDonnell. La historia, escrita por el propio Grohl, está inspirada en El resplandor. Dave Grohl, líder de la banda, va enloqueciendo poseído por un espíritu maligno mientras busca inspiración para grabar su disco, superando la crisis que le genera el bloqueo creativo. Lo que lo lleva a asesinar de forma bizarra a sus propios compañeros, en escenas donde se lleva al extremo el humor negro y la violencia gore. Pero el principal problema son las malas actuaciones de los músicos, que hacen que más allá que se trata de una parodia y se utilice una estética bizarra propia del cine de bajo presupuesto en los efectos visuales, el espectador no termine de empatizar con los personajes. Lo que trae como resultado el mal funcionamiento de algunos gags, a pesar de sus buenas intenciones y una duración que se vuelve excesiva por su gran cantidad de tiempos muertos. Aunque también resulta necesario rescatar la originalidad de una escena en la que se usa una motosierra para cometer un asesinato. Así como también el cameo del maestro John Carpenter, uno de los principales referentes del género, a quien además se lo homenajea con referencias a En la boca del miedo (1994) y con el parecido físico de su ayudante al Snake Plissken de Kurt Russell. En conclusión, Terror en el estudio 666 es una película que no funciona, a pesar de partir de una buena idea como es fusionar el terror con la comedia y que sea protagonizada por una banda prestigiosa como es Foo Fighters haciendo de ellos mismos. Porque queda claro que les resultó divertido hacerlo, pero se olvidan de hacer partícipe al otro integrante fundamental que es nada más y nada menos que el público.
King: regreso a casa es una película francesa destinada en primer lugar al público infantil, sobre Inés, una niña interpretada por Lou Lambrecht, que encuentra un cachorro de león en su casa. Está escrita y dirigida por David Moreau, y completan el elenco Gérard Darmon, Léo Lorléac’h, Thibault de Montalembert y Clémentine Baert, entre otros. La historia resume en su secuencia de créditos iniciales animados el trayecto que hace este cachorro desde África hasta Francia. Para pasar luego a su encuentro con Inés, que en el segundo acto comienza su viaje para devolverlo a su hábitat natural, mientras es perseguida por las autoridades de la aduana que buscan capturarlo. En primer lugar es necesario destacar la influencia de Steven Spielberg, no solo por la similitud de su historia con la de E.T., sino porque la aparición de King es la excusa argumental para abordar la crisis familiar de sus protagonistas. Razón por la que se perdonan también las situaciones inverosímiles que hacen avanzar la historia, que privilegia el entretenimiento que provoca su aventura por sobre la verosimilitud del relato que no pertenece al género fantástico. Pero lo que hace funcionar esta película, además de la ternura que genera este cachorro de león, es el carisma de su protagonista, una joven víctima del bullying escolar con la que el público infantil puede identificarse rápidamente porque toma decisiones impulsivas acordes a su edad que la terminan convirtiendo en heroína. Así como también pueden divertirse con su abuelo Max (Darmon), que cumple la doble función de comic relief y cómplice involuntario. En conclusión, King: regreso a casa recupera de manera efectiva el espíritu de las clásicas películas de aventuras live action que producía Disney en la década del 70, protagonizadas por un joven Kurt Russell. Y donde los niños pueden sentirse identificados con la protagonista, para disfrutar además de un sano entretenimiento.
Spencer es la nueva película del director chileno Pablo Larrain, quien luego de su biopic sobre Jackie Kennedy se centra en Lady Di. Interpretada en esta ocasión por Kristen Stewart, quien recibió una nominacion al premio Oscar por su trabajo. Y la acompaña un elenco formado por Thimoty Spall, Jack Farthing, Richard Sammel y la actriz nominada al Oscar Sally Hawkins, entre otros. La historia transcurre durante el festejo de Navidad de la familia real inglesa, en una Sanddrigham State dirigida por el mayor Alistar Gregory (Spall), hábil manipulador obsesionado por hacer cumplir la tradición. Y es allí donde concurre Lady Di (Stewart), cuya crisis matrimonial deriva en problemas psicológicos, que ponen en jaque al estricto orden establecido. El principal problema de Spencer es que aborda la crisis matrimonial de su protagonista desde el thriller psicológico, recurriendo a escenas surrealistas bizarras, y dejando tan fuera de campo las causas que la generan que el espectador que no conoce los hechos reales puede no llegar a enterarse. Porque lo que funciona magistralmente en Repulsión, de Roman Polanski, por ejemplo, acá falla porque la historia no se desarrolla en un ambiente opresivo, sino que en los grandes salones de Sandringham State, en la que si bien es cierto que es tratada con frialdad por parte de la familia, se le exige únicamente cumplir con las normas tradicionales. Lo que tampoco se ve reflejado en la iluminación excesiva de las escenas a cargo de Claire Mathon, que le otorga una estética propia del cine publicitario. Pero el único logro interesante de su puesta en escena se encuentra en la música, a cargo de Jonny Grenwood, quien utiliza música clásica en los momentos donde se describen las costumbres de la monarquía inglesa, y un ritmo de jazz en las escenas donde Lady Di lleva a cabo acciones disruptivas. Una idea interesante para dar a entender el proceso interior de este personaje impedido de expresarse, razón por la que resulta acertada la elección de Kristen Stewart para este papel. En conclusión, Spencer es una película que no funciona, porque no logra fusionar el drama de época con el thriller psicológico, dando como resultado una película aburrida. Porque deja afuera al espectador, con la poca información que le brinda al hacer un mal uso del fuera de campo, a pesar de mostrarle una serie de imágenes bellamente filmadas.
Diferentes lugares, un mismo sentimiento. El territorio del amor es una película romántica francesa escrita y dirigida por Romain Progitore. Y está protagonizada por Déborah François como Maria y Paul Hamy como Olivier, una pareja de franceses políglotas que vive en Taiwán, que entra en crisis cuando el segundo se enferma de leucemia. Completan el elenco Daniel Martin, Aviis Zhong y Vincent Perez, entre otros. La historia está estructurada en tres actos claramente diferenciados por sus respectivos puntos de giro. Es así como tenemos un primer acto que recuerda a Piso compartido, ya que se habla, en tono de comedia, del romance entre dos franceses en el exterior, en este caso Taiwán. Para pasar al drama en un segundo acto en el que la leucemia de Olivier llega a un estado tal de gravedad como para terminar en coma. Y por último un tercero, en el que vemos cómo afectan las secuelas de dicha enfermedad en su relación. Lo primero que vale la pena destacar es el trabajo actoral de Déborah François sobre quien cae todo el peso dramático de la película, cumpliendo eficazmente los roles de novia, enfermera y acompañante terapéutica. Que saca provecho a su vez de la química que tiene con Paul Hami, para otorgar verosimilitud a este romance entre estos dos buscavidas políglotas en el que se destacan las escenas de ternura genuina, que ayudan a generar empatía con el espectador. Aunque lo que juega en contra son las cortas escenas surrealistas propias de la obra de un Jean-Pierre Jeunet o Michel Gondry, como la de la nieve en la ducha, que carecen de sentido y quedan colgadas en la trama ya que explican cosas que resultan más efectivas si son mostradas, generando a su vez un efectivo suspenso. En conclusión, El territorio del amor es un drama romántico que se sostiene gracias a la química existente en su pareja protagónica. Pero comete el error de poner en escena algunas escenas surrealistas, que desentonan con lo que pudo haber sido uno de los mejores exponentes cinematográficos de esta tendencia actual que comenzó con el estreno de Bajo la misma estrella.