Hay que pasar el invierno Con simpáticas ardillitas como protagonistas, esta nueva propuesta de animación para los más chicos va a lo seguro: personajes graciosos, colores fuertes, música, travesuras y una moraleja final. La historia se centra en un grupo de animales que vive en un parque y debe llenar un árbol con provisiones antes de que llegue el invierno. Como los alimentos no alcanzan para atravesar esa fría temporada, los más valientes del grupo deben salir a buscar comida fuera del parque. La esperanza de los simpáticos animalitos parece ser una nueva tienda de nueces ubicada frente al parque, para eso deben unir fuerzas con Surly, una ardilla que fue expulsada del grupo y que ha entrado a la tienda antes que ellos. Pero como toda historia para niños debe tener una enseñanza, Surly tiene ahora no solo la posibilidad de alimentarse, sino también de redimirse frente al grupo que lo ha echado por ser egoista, y defender a sus amigos de los dueños de la tienda, que son en realidad unos malvados y torpes ladrones de bancos. Dinámica, con una animación correcta y con mucho humor aportado en gran parte por dos de los personajes que salen un poco de lo común y clásico de la historia: una perra guardiana que se hace amiga de los usurpadores, y una pequeña rata muda, que es el personaje más expresivo del filme. Correcta, redonda, y con todos los condimentos necesarios, esta película se asegura el entretenimiento de los pequeños y unas cuantas butacas llenas.
Perdidos en la escuela La historia transcurre en el año 1987, en un colegio católico. Una estricta profesora de catequesis aparece muerta en la biblioteca, y las autoridades eclesiásticas contratan a un detective privado llamado Morgan (Gonzalo Urtizberea), ya que no creen que la muerte haya sido natural. Al principio la actividad del investigador es un poco complicada, ya que las autoridades del colegio se muestran un tanto reticentes a colaborar, pero una maestra de plástica le muestra al detective los dibujos de una de sus alumnas, Ariadna (Lara González Cardoso), convencida de que en ellos la niña anticipó la muerte de la maestra; ya que en otras ocasiones también había dibujado algunos hechos oscuros que luego sucedieron. Al principio, Morgan no toma en serio las palabras de la docente, quien esta convencida de que algo raro pasa con esa nena, pero ocurren otros hechos de índole sobrenatural que llevan al detective a seguir investigando, para así descartar las teorías esotéricas por otras más racionales. El planteo inicial de la historia, acompañado por una muy detallada y realista reconstrucción de la época, hacen interesantes los primeros minutos del relato que luego, como si no fuera suficiente ir y venir entre el policial y lo sobrenatural, agrega al guión giros y elementos de todo tipo, que no hacen mas que despistar y aburrir al espectador. La investigación policial nos hace sospechar de cualquier cosa: encubrimientos eclesiásticos, robos comunes y corrientes, celos, fuerzas sobrenaturales. Como si todo eso fuera poco, y a último momento, aparecen como telón de fondo las leyes de obediencia debida y punto final, sumadas a personajes que han estado en un centro clandestino de detención. Todo esto a para darle un giro a la historia que termina por no ser absolutamente nada más que un pastiche entre policial negro, sobrenatural y drama de profundo contenido histórico. Gonzalo Urtizberea y Mario Vedoya realizan muy buenas actuaciones, dentro de lo que el guión les permite. Finalmente son dos extraños y bizarros personajes los más interesantes de la historia: un monaguillo y un kiosquero gay, que en sus extrañas apariciones convierten por minutos a la película en una comedia absurda, para agregar otro género més, como si hiciera falta.
Infidelidad y aburrimiento Mercedes y Ofelia (Claudia Cantero, Mara Santucho) llevan siete años de convivencia. Con el tiempo se fue perdiendo la magia, y una de ellas a salido a buscar otras experiencias, despertando los celos de la otra, como así también la curiosidad. Después de varias idas y venidas la pareja se da permiso para salir con otras personas, algo que con el tiempo se va poniendo cada vez más retorcido y un tanto perverso, y que lleva a la pareja a situaciones complicadas de las que les será difícil volver. El planteo no es malo, y muchas parejas se lo hacen cuando después de un tiempo todo se vuelve demasiado monótono, pero en la película la situación está llevada de modo poco creible y las actuaciones no ayudan a que el planteo sea interesante. Con buenas intenciones y malos resultados, esta comedia no hace reír demasiado, y si nos queremos poner serios tampoco hace una reflexión interesante sobre la pareja, la homosexualidad y la convivencia.
Sensación de inseguridad La historia comienza con una toma aérea de una zona del conurbano, de esas donde los descampados y las villas no parecen estar muy lejos de los custodiados barrios privados. Cuando la cámara se acerca vemos vecinos asediados por una ola de calor, y por humo que viene de una zona cercana. A partir de ahí la cámara sigue de cerca a los protagonistas, sin un hilo conductor, solo una cámara que espía cómo de a poco se va construyendo un clima de hastío, de miedo, que va por dentro de los protagonistas y que sabemos que en algún momento estallará. El director no pretende denunciar ni criticar, solo exponer situaciones, construir climas, sensaciones, no del todo explícitas. Este primer filme de Benjamín Naishtat, está narrado en tono experimental, y con actores no profesionales, lo que resulta en un producto no del todo acabado y que definitivamente no atraerá enormes cantidades de espectadores al cine, pero servirá como una buena oportunidad de ver algo diferente, si es eso lo que se busca por sobre otro género.
Ese soleado objeto del deseo Franck (Pierre Deladonchamps) pasa sus tardes de verano a orillas del lago en un playa nudista gay, donde en los bosques de alrededor los concurrentes suelen tener sexo casual. Pronto se siente atraído por Michel (Christophe Paou), un hombre musculoso que es bastante requerido por los habitués del lugar, y no descansa hasta llamar su atención. Una noche, espiando a su objeto de deseo, lo ve cometer un crimen. Al otro día un cuerpo es rescatado del lago, y la policía comienza a investigar; Franck no habla, ni se aleja de Michel, pero pronto las cosas comienzan a complicarse. Las escenas de sexo son tan explicitas que es difícil pasarlas por alto, no parecen aportar demasiado a la trama, y podrían estar allí por el simple hecho de provocar o simplemente porque así son las cosas, y como son se filman. Como muchos habitués de la playa, que se deleitan espiando a los demás, por momentos así nos sentimos, más espías que espectadores. La película trata de ir más allá de la temática gay, y explora la tragedia y el suspenso, planteando que puede ser más fuerte: ¿el deseo o el peligro? Con sensibilidad y detallismo recorre los sentimientos de ambos protagonistas y sus pulsiones, su búsqueda de placer, sus deseos, y los riesgos de una relación que involucra un crimen. El resultado es una película poco común, con una estética que dice más que mil palabras, y que pasa del amor al thriller psicológico, sin necesidad de demasiados aditamentos cinematográficos para mostrar deseo, pasión, oscuridad y crimen. Una historia de suspenso bien construida, muy despojada visualmente tan simple como directa, donde las escenas de sexo tan frontales, no solo no agregan nada, sino que por momentos quitan la atención de lo importante, pero refuerzan la esencia de un protagonista que se debate entre el deseo y la autopreservación.
Bohemio y testarudo Como una cinta de Moebius que empieza donde termina, o termina donde empieza, transcurre esta película. Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un músico de folk, buen guitarrista y con una hermosa voz, que canta para poca gente en bares de Greenwich Village a principios de los 60´s. Sin mucha suerte y con muy mal carácter, Llewyn duerme en sofás de amigos, camina por el frío de Nueva York, y deambula sin ningún objetivo demasiado claro. Si bien la vida no era fácil para los jóvenes bohemios de esa época, que luego revolucionaron la cultura norteamericana, Llewyn parece tener las cosas mas difíciles aún, no solo por su entorno, sino también por su personalidad, por los obstáculos que él mismo se pone, relacionándose mal con los demás, y con un cinismo que parece no dejarlo vivir en paz. La película recorre algunos días en su vida, en los que el camino parece comenzar a cerrarse, para abrirse uno nuevo. Durante ese recorrido se dan cita varios personajes del imaginario de los hermanos Coen, de esos tan bizarros como geniales, con diálogos únicos. "Inside Llewyn Davis" es un filme que se destaca por las hermosas canciones que interpretan sus protagonistas, que nos sumergen en un clima gris, melancólico, pero donde sus directores saben pegar el volantazo, justo antes de hundirnos en la depresión, para llevarnos a la risa, esa que puede ser incluso hasta patética. Con una hermosa fotografía y muy buenas actuaciones donde sobresale John Goodman, como un insoportable y crítico músico de jazz y Carey Mulligan como una histérica y gritona joven que vuelve loco al protagonista. Los Coen han creado otra gran película, no de las mejores que han hecho, pero sin dudas una que vale la pena ser vista.
Santos pecados Luego de estar diez años en Europa, Santiago (Gonzalo Heredia) regresa a su barrio convertido en sacerdote. Ahora es un hombre muy diferente al joven que era cuando se fue. Algo en su pasado lo hizo alejarse, algo que influyó en su decisión de convertirse en cura, pero ha vuelto para cumplir su deseo de ayudar a la gente carenciada de la zona. Todo parece bastante encaminado en su vida, hasta que un personaje extraño llega a su confesionario para decirle que ha cometido un crimen. A partir de entonces el sacerdote se encuentra entre la espada y la pared, no puede revelar un secreto de confesión, pero si no hiciera nada estaría pecando de omisión. Es cuando comienza a investigar y a tratar de detener a este asesino. Los crímenes tienen algo en común, y Santiago debe descifrar ese laberinto, antes de que sea demasiado tarde. Con un guión correcto y el argumento de un thriller clásico, la historia pierde tensión y credibilidad a medida que avanza. Si bien la trama es interesante, y en el comienzo logra un clima de suspenso bastante intenso, la falla está en la construcción de los personajes; ninguno de ellos es creíble, no terminamos de entender ni de creer sus conflictos, ni los motivos de sus actos. Sumado a eso, los diálogos acartonados logran que perdamos interés en la historia, y por más que el final tenga un giro interesante, para entonces la película ya se ha hecho demasiado larga. Tanto Eleonora Wexler como Carlos Belloso están muy bien en sus roles, pero el protagónico le queda demasiado grande a Gonzalo Heredia. Su interpretación de un hombre torturado por el pasado le resta aún mas credibilidad a la historia.
Una mujer confundida María Teresa Maradei (Ariadna Gil) es una mujer que vive sola y está recuperándose de una etapa de alcoholismo y depresión, la que le ha costado la tenencia de sus dos hijas, quienes por orden de un juez viven ahora con su ex marido. Si bien es una mujer que parece fuerte, independiente, con un buen trabajo, es por dentro una mujer frágil, que se siente perseguida por la culpa de algunos errores que cometió, y obviamente quiere recuperar a sus hijas. Como si su sufrimiento fuera poco, comienza a recibir extrañas llamadas a su celular, de alguien que se hace llamar Ricardo, quien la amenaza de muerte. El mensaje es que en cinco días va a matarla, pero antes de eso, hay cosas por las que está decidido a hacerla pagar. De ahí en más esos cinco días se convierten en una tortura, y a través de las conversaciones con Ricardo vamos conociendo más sobre María, y las situaciones que le tocó vivir. La historia genera un muy buen clima de suspenso desde el comienzo, nos va dando pistas, nos confunde, sabemos que Ricardo ha sido contratado por alguien, pero no sabemos por quien. Ariadana Gil hace una gran interpretación de esta mujer perdida que pasa de la tristeza a la desesperación, acosada por este extraño personaje. Esta historia de suspenso, con un costado dramático, tiene un buen comienzo, plantea una incógnita, y nos da partes del rompecabezas. Pero luego aparecen demasiados elementos y personajes secundarios, que no aportan demasiado, crean confusión y desorden, restándole tensión y sorpresa al final. Es un relato sobre una mujer desesperada, autodestructiva, que acosada por el pasado no sabe si será capaz de recuperar su vida.
Una isla con vida propia Flint Lockwood vuelve con sus inventos y aventuras en esta segunda parte de "Lluvia de Hamburguesas". Luego de que la isla donde vivía quedara invadida por alimentos que caían del cielo, llega Chester V, un famosísimo científico y filántropo quien se ofrece a limpiar y recuperar la isla, y a reubicar a sus habitantes en una ciudad cercana, hasta terminar la tarea. Chester V es, además, el dueño de Live Corp., una mega empresa estilo Apple, donde crean innumerables inventos, y donde Flint siempre soñó con trabajar. Pero el famoso científico tiene otros planes detrás de su imagen de ecologista, y sus intenciones no son solo las de limpiar la isla. Para sus planes secretos necesita a Flint, a quien le ofrece un trabajo en su empresa, y lo convence de volver a la isla para una difícil misión. Los compañeros de Flint no lo dejarán solo en su aventura, y así todos los personajes de la primera parte regresan con él. Pero la tarea no será simple, ya que ahora la isla tiene su propio ecosistema, donde la comida ha mutado en originales criaturas, resultado de la combinación entre animales y alimentos. Son estas nuevas criaturas las que le brindan a la historia no solo una gran riqueza visual, sino también muchísimo humor, comenzando por los juegos de palabras que forman los nombres de las criaturas, como por ejemplo Tacodrilo, que es el resultado de la combinación entre un cocodrilo y un taco mexicano. Así los protagonistas viven aventuras entre arañas con telas de queso cheddar, lagos llenos de miel, e infinidad de criaturas coloridas y con personalidad propia. No es la típica película infantil donde el humor se divide entre el que es para niños, y los famosos - y ya demasiado usados - guiños a los padres. El humor está muy bien utilizado en todos los diálogos, y en las características de los protagonistas, ya que todos tienen personalidades muy bien trabajadas desde el guión. "Lluvia de Hamburguesas 2" logra no solo ser una gran película de animación, excelente desde lo técnico y el diseño, sino que además tiene un buen guión que logra combinar humor y originalidad. Utilizando temas actuales, como las similitudes que Live Corp. tiene con empresas como Google; combinándolos con recursos típicos de las películas infantiles, como el protagonista que aprende de sus errores, en una historia donde los buenos le ganan a los malos.
Para no perder la costumbre Como si volvieran los 80, Stallone y Schwarzenegger están juntos en una de acción. El tiempo pasa, pero estos tipos no pierden las costumbres. Sylvester Stallone es Ray Breslin, un experto cuyo trabajo es infiltrarse en prisiones de alta seguridad, y encontrar las fallas que le permitan a los presos escaparse. Así como una especie de MacGyver con músculos, se las rebusca con adminículos hechos de papel, o de cartón, para evadir complejos sistemas de seguridad. Un día una misteriosa mujer llega a sus oficinas a proponerle a él y a su equipo una misión complicada, escapar de una cárcel secreta y ultra segura donde están de forma clandestina los prisioneros más peligrosos del mundo. Pero esta propuesta esconde una trampa, y Breslin debe usar su experiencia para huir de un lugar con celdas transparentes, vigilado día y noche por cámaras y guardias despiadados. Para esto contará con la ayuda de un amigable convicto llamado Emil Rottmayer (Arnold Schwarzenegger), juntos formarán una dupla que hará de todo por escapar. Los ahora sexagenarios héroes de acción tienen escenas menos arriesgadas fisicamente, con más humor, apoyadas por buenos efectos especiales y un gran despliegue técnico, donde no faltan las apologías a la justicia por mano propia, y por momentos parece una película que haría feliz a cualquier republicano portador de armas. Con una vuelta interesante para el final, y una química que funciona muy bien, estos héroes de acción aprendieron a reírse de si mismos y de los cliches ochentosos.