Patriotismo a las piñas Estamos ante otra más de esas películas al estilo "Duro de Matar" donde un hombre solo puede contra una banda entera de terroristas armados hasta los dientes. Recientemente vimos "Ataque a la Casa Blanca" de Antoine Fuqua, con una trama muy similar, aunque la que nos ocupa tiene un toque más de intriga, lo que vuelve más interesante al guión. La historia se centra en el personaje de John Cale (Channing Tatum), quien luego de haber estado en la guerra de Afganistán consigue un trabajo como custodio de un político. Está separado de su esposa, y tiene una hija (Joey King) preadolescente a la que ha visto muy poco, y a quien busca acercársele nuevamente, pero le resulta complicado. Como la niña es una fanática del presidente, la lleva con él a la Casa Blanca, donde tiene una entrevista para trabajar en el servicio secreto, puesto al que aspira con ansias. Lo demás, es lo esperable: la Casa Blanca es atacada, y Cale se convierte en la única persona que puede proteger al presidente (Jamie Foxx), y además salvar a su propia hija. Como en toda película de Rolland Emmerich, abundan las escenas de acción despampanantes, con explosiones, armas, y peleas coreográficas. Los personajes principales, Tatum y Foxx, quienes comparten la mayoría de las escenas, tienen buena química y logran buenos diálogos de humor en el medio de situaciones tensas y supuestamente trágicas. Ambos están correctos en sus roles, aunque quienes mejor llevan sus personajes, dentro de lo acartonado de los diálogos, son Maggie Gyllenhaal y Richard Jenkins. Es una película entretenida, con mucha acción y algo de humor, pero sostenida por un guión nacionalista, que por momentos resulta un poco ridículo, y obviamente con un final que ya conocemos.
Volvieron los 80´s!!! Estamos ante el remake de "Red Dawn" de 1984, filme que contaba cómo un grupo de jóvenes se levantaba en armas para defender a su pueblo de una invasión soviética. Esta nueva versión es aún más ridícula que la original, ya que veinte años después ciertos planteos resultan inverosímiles, hasta para una película de acción pochoclera. En esta ocasión, los malvados comunistas llegan de Corea del Norte, y a su tiempo reciben una "pequeña" ayudita de Rusia, como para no perder la costumbre. Todo comienza un viernes a la noche, durante un partido de football con porristas incluidas, para presentarnos, desde el comienzo, una hermosa imagen sobre cómo se vive en la tierra de la libertad. Pero la alegría dura poco, ya que a la mañana siguiente la pequeña ciudad es invadida por aire y tierra, por un enorme ejercito norcoreano. Los hermanos Jed y Matt Eckert (Chris Hemsworth y Josh Peck) logran huir hacia el campo, rescatando algunos amigos en el camino, y refugiándose en una cabaña. Luego de escapes, peleas, y discusiones, Jed -el hermano mayor y marine del ejercito-, se pone al mando de los jóvenes, y con discursos tan épicos como absurdos sobre el valor de la libertad, las responsabilidades y las decisiones difíciles, los convence de ofrecer resistencia al enemigo, y recuperar la ciudad. Así, mediante peroratas y entrenamientos, consigue en poco tiempo transformar a unos adolescentes insulsos en hábiles guerrilleros, que se hacen llamar "The wolverines". La película obviamente tiene muchísima acción, y muy buenos efectos especiales, pero el tono dramático en que es narrada la torna risible. Tantas escenas dramáticas mal actuadas, con llantos y demasiadas palabras inverosímiles sobre la lucha y la libertad, no solo no logran conmover, si no que hacen reir. "Amenaza Roja" está bien filmada, tiene buenas escenas de acción, pero el guión no hace más que caer en la ridiculez.
Lo mismo, pero en Paris En el comienzo de la película, los pequeños seres azules están reunidos en la aldea leyendo un colorido libro que resume la vida de Pitufina. Creada por Gargamel, infiltrada en la aldea, y luego convertida en Pitufina gracias a la magia de Papá Pitufo, pasó de ser morocha fea y mala, a ser rubia, buena y bonita. Se acerca su cumpleaños, y la única habitante femenina de la villa tiene pesadillas relacionadas a su malvado origen, por más que sus compañeros siempre le demuestren cariño y la acepten como a un pitufo más. El malvado Gargamel (Hank Azaria), lejos de haber encontrado un merecido castigo, se convirtió en estrella de la magia, y luego de dar shows en Nueva York y Las Vegas ha llegado nada menos que a París. En vez de dedicarse a disfrutar de la fama y el dinero, el maléfico personaje de túnica negra pone en marcha un malvado plan que incluye a dos nuevos semi-pitufos de su creación, el secuestro de Pitufina, y una máquina para robar la esencia de todos los Pitufos, y así conquistar el mundo. Con la pequeña Pitufina en manos de Gargamel, Papá Pitufo y tres pequeños más deben volver al mundo humano para rescatarla, y para esto cuentan con la ayuda de la encantadora pareja de la película anterior, Patrick y Grace ( Neil Patrick Harris y Jayma Mays) su pequeño hijo, Blue, y Victor (Brendan Gleeson) el padrastro de Patrick. El tema del origen es algo que da vueltas durante toda la película; Pitufina teme ser malvada, por haber sido una creación de Gargamel, y Patrick no puede terminar de aceptar a un padrastro que lo quiere como a un hijo. Todo se resume en una frase del sabio Papá Pitufo quien les dice que "lo que importa no es de donde uno viene, sino quien uno elige ser". Una frase muy linda, pero que se contrapone a un mensaje estético bastante poco feliz, para darle a los niños: tanto Pitufina en el principio, como las nuevas dos criaturas hechas por Gargamel, son feos, porque fueron creados por alguien malvado. Cuando la bondad y la magia los alcanzan, se convierten en personajes lindos, o al menos más aceptables estéticamente. En la película abundan las escenas melosas, los paisajes parisinos, el humor físico, las corridas, las persecuciones y los efectos especiales, sobre una historia bastante pobre. A diferencia de otras remakes de dibujos o series ochentosas, Los Pitufos carece de un buen trabajo de guión, ya que básicamente no le encontraron una vuelta interesante para adaptarla a estos tiempos. En la mayoría de las remakes se recurre a la parodia, a los diálogos irónicos, y con esto logran no solo entretener a los chicos, sino también a los padres. Los Pitufos es una historia bastante parecida a la de cualquier capítulo, pero con una mejor calidad, y por supuesto, mucho más dinero encima. Los actores no tienen mucho para hacer con los personajes que les han tocado, pero Hank Azaria es el único que parece esforzarse lo suficiente para aportarle algo más a un personaje que al igual que en la serie animada, es malo, feo y siempre tiene mala suerte.
No vale molinete Amadeo es un chico tímido, inseguro, soñador, que vive en un pueblo pequeño y trabaja en un bar. No parece destacarse en nada, excepto en que la rompe jugando al metegol, nadie puede superarlo, y es por eso que la relación más estrecha que tiene en su vida es la que mantiene con esos pequeños jugadores de metal, a través de los cuales puede sentirse un campeón. Ya de grande las cosas no han cambiado demasiado; trabaja en el mismo bar, sigue sin poder decirle a su amiga Laura que está enamorado de ella, y sigue jugando al metegol. Hasta que un día, el pueblo donde vive es amenazado por un virtuoso y egocéntrico crack del fútbol que pretende adueñarse de todo; entonces sus queridos jugadores de metegol toman vida para darle coraje y ayudarlo a recuperar el pueblo. Amadeo y los pequeños jugadores se embarcan en una aventura en la que literalmente hacen de todo; los protagonistas corren, vuelan, montan ratas gigantescas, pasan por decenas de escenarios y paisajes, como basurales, parques de diversiones, fábricas, donde se luce un 3D maravilloso, que está a la altura de producciones como las de Pixar o Dreamworks. Si bien el tema central de la historia -el metegol, el fútbol-, y el léxico futbolero de los personajes parecen dejar afuera de la propuesta a las nenas, la esencia de la película son temas universales que están en casi todas las buenas historias para chicos: los sueños, la valentía, la amistad, y el no dejar de lado los ideales a pesar de que una causa parezca perdida. Por eso es imposible no recordar "Luna de Avellaneda" en algunos de los diálogos motivacionales que Amadeo mantiene con el Capi, el capitán del equipo de metegol, interpretado por Pablo Rago. La estética es impecable, aunque no demasiado innovadora, pero los personajes merecen un capitulo aparte. Es destacable la creación de los personajes, ya que los muñecos de metegol, al ser de molde, son básicamente todos iguales, sin embargo se las ingeniaron para hacer personajes, que con la misma cara y cuerpo, pudieran destacar y diferenciar su personalidad con detalles, gestos, posturas, y maneras de mover la boca, acompañados de un gran trabajo de los actores Miguel Ángel Rodríguez, Horacio Fontova, Pablo Rago, Diego Ramos, y especialmente Fabián Gianola, que compone a Beto, un jugador fanfarrón, que es notable. La musicalización es excelente, y es el broche de oro que acompaña las aventuras de Amadeo y los jugadores. Basada en el cuento de Fontanarrosa "Memorias de un Wing Derecho", "Metegol" es una gran película de animación, con el toque de Campanella, humor accesible, costumbrista; una historia redonda, con todos los chiches necesarios para atraer al público infantil.
Paternidad y Minions En esta secuela de "Mi Villano Favorito", lo vemos a Gru ya asumido en su rol paterno, con sus tres hermosas hijitas Margo, Edith y Agnes. Habiendo renunciado a su profesión de malvado trata de encontrar un nuevo lugar en el mundo como dueño de un local de muffins en el mall de la zona. Fabricante de jaleas y padre full time, se encarga con cariño y dedicación de sus princesitas y hasta organiza cumpleaños, siempre con la ayuda de los minions. En medio de esta nueva vida, Gru es tentado para trabajar en una secreta y complejísima organización contra el crimen, cuya misión es encontrar una peligrosa fórmula que ha sido robada de un laboratorio. Así aparece Lucy, una agente que le asignan como compañera de trabajo, y que como protagonista femenina de la historia, se convierte en una posible figura materna para las nenas, y en el amor de Gru; lo que aporta ternura y humor a la película, ya que el antiguo villano no tiene demasiada experiencia en estas cuestiones. El 3D es impecable, y la misma estética redondeada y accesible de la primera parte está ahora aún más consolidada, con personajes tiernos de ojos grandes, y malvados gordos y narigones. Visualmente adorable, con mucho humor físico, y una historia simple, la película va a lo seguro, apunta al público más pequeño, y se apoya en la gracia de los Minions para lograr una seguidilla de gags, de los que también pueden reírse los padres. Sin dudas, son los pequeños personajes amarillos quienes se roban la película, con esos sonidos extraños, realizando toda clase de actividades, desde las tareas del hogar hasta una coreografía de Village People, y siempre asistiendo a Gru. Los Minions hacen la diferencia, aportando no solo humor, sino también un toque surrealista, que logra que la película sea algo más que una historia infantil y melosa.
Todos contra Lucas Lucas (Mads Mikkelsen) es profesor de jardín de infantes en un pequeño pueblo de Dinamarca; un lugar helado, tranquilo, donde todo parece prolijo y en su lugar. Acaba de divorciarse y esta reorganizando su vida, hasta que es víctima de una mentira que crece como una bola de nieve. Aparece una nena que tergiversa las cosas, mezclándolas con sus problemas familiares y con sus fantasías, más una directora de colegio con pocas luces, y padres con paranoia colectiva y necesidad de catarsis, lo que termina convirtiéndose en una bomba que explota en la cara del protagonista. Desde el principio llama la atención la actitud pasiva de Lucas, tal vez es la tranquilidad de quien se sabe inocente, y confía en el buen juicio de los demás, o tal vez tiene esa actitud porque jamás supo tener otra. Siempre parece estar dejándole lugar a quien viene a invadirlo, no importa con qué intenciones venga, desde una ayudante del jardín decidida a conquistarlo y meterse en su casa, hasta una ex esposa que maneja la custodia de su hijo como quiere; o compañeros de trabajo que parecen tomar decisiones por él, sin tenerlo en cuenta. Mientras el malentendido crece, Lucas no solo debe enfrentar problemas legales, sino también la reacción de un pueblo con gente correctísima que, ante la duda, prefiere ponerse del lado de la mayoría, donde siempre es mejor que la culpa la tenga otro. Las cosas llegan demasiado lejos, Lucas se convierte en un animal acorralado, que por primera vez en su vida se ve obligado a reaccionar, a defenderse, aunque no tenga idea de cómo hacerlo. La historia le escapa a los golpes bajos y la violencia explícita, porque el foco está puesto en la violencia pasiva y cotidiana, en la forma en que funcionamos como grupo en el momento en que elegimos una víctima. En paralelo vemos un pueblo donde la mayoría de los hombres salen a cazar, y luego se emborrachan entre amigos, mientras las mujeres se quedan en casa, y los chicos se convierten en hombres cuando les regalan su primer rifle, y traen un venado como trofeo. El director Thomas Vinterberg, creador del dogma 95, conserva su forma de filmar cercana al documental, donde no son necesarios muchos elementos externos para construir la historia, que está sostenida por un guión sólido que permite hacer múltiples análisis sobre la doble moral y el funcionamiento de este pequeño pueblo, y de la sociedad en general. Mads Mikkelsen, compone brillantemente a un hombre callado, honesto, un buen tipo que de un día para el otro se convierte en victima de sus propios amigos y vecinos, y debe evitar convertirse en el trofeo de cacería de su pueblo.
Control mental contra extraterrestres Mil años en el futuro la Tierra no soportó tanta explotación y se convirtió en un lugar inhabitable, los humanos no tuvieron mas opción que emigrar a otro planeta, y así llegaron a Nova Prime. La colonización del nuevo planeta no fue fácil, había unas horrorosas criaturas masacradoras de humanos, ciegas, pero capaces de oler el miedo, de ese modo encontraban a sus victimas. Hasta que un día llego el General Cypher Raige (Will Smith) y fue el primero que logró matarlas. ¿Su método? Controlar el miedo, la adrenalina y hasta las feromonas, para que no pudieran olerlo, ni encontrarlo, y así eliminarlas. Al método creado por él, se lo denominó fantasmear, y gracias a eso, los ejércitos humanos lograron dominar a las malignas criaturas y habitar el nuevo planeta. El general en cuestión es un hombre que ha hecho del control mental y la disciplina un estilo de vida, incluso hasta su casa y su familia parecen estar militarizadas. Su hijo, Kitai (Jaden Smith), con el que tiene una espantosa relación, también sigue la carrera militar, pero parece no estar nunca a la altura de su exigente padre. Un día padre e hijo salen en una nave espacial, a una misión de exploración hacia otro planeta. La nave sufre un desperfecto, y cae en el planeta Tierra, que ahora es un lugar salvaje, y absolutamente hostil para los humanos. El padre queda herido dentro de la nave, y el hijo debe ir en busca de una antena que ha caído a kilómetros de distancia. Con toda clase de complejos adminículos, pantallas en 3D, y miles de chirimbolos, el padre monitorea la difícil tarea de su hijo en terreno salvaje. El pequeño militar, no solo debe superar una misión digna de un Rambo futurista, sino que también debe demostrarle a su exigente padre que él puede estar a la altura de las circunstancias. Así el pequeño atraviesa toda clase de aventuras con animales salvajes, cataratas, temperaturas bajo cero, y poco oxígeno, mientras intenta superar junto a su padre los traumas familiares a través de intercomunicadores de ultima generación. Mas allá de un despliegue visual impresionante, y un más que destacable diseño de objetos y ambientación para crear el ambiente futurista, la película tiene un mensaje que pretende ser profundísimo, pero es casi imposible de decodificar. El tema central podría ser la ecología, un pobre planeta al que usamos hasta descartarlo y conseguir uno nuevo, o también podría ser la conflictiva relación padre-hijo, con un padre absolutamente cerebral y disciplinado que finalmente puede demostrar sentimientos hacia su pequeño. Después de una lenta hora y media de dramas, corridas por ambientes selváticos, y discursos de Will Smith en primer plano, solo una cosa queda en claro: que la única razón por la que Jaden Smith es actor es por su apellido. Pocas personas han mostrado menos carisma y talento en una pantalla que este niño, al que su padre se empeña en hacerlo actuar a su lado, una y otra vez.
Cristianos, tiros y tequila "Cristiada" narra la historia de los cristeros mexicanos, quienes mantuvieron un conflicto armado entre 1926 y 1929 con el gobierno de Plutarco Elías Calles, cuando este intento implementar leyes que restringían la autonomía de la iglesia y la libertad de culto. Algunos católicos comenzaron manifestándose en contra de las leyes en forma pacífica, pero al ser reprimidos y perseguidos comienzan a organizarse hasta llegar a las armas. Estos grupos estaban bastante aislados entre sí, por lo que deciden buscar a un líder que los organice. Para esto deciden contactar a un militar con experiencia, y eligen a Enrique Gorostieta (Andy Garcia), un ex general de la revolución mexicana, ateo, que pasa sus días postrevolución como un empresario, casado y con dos hijas. Si bien Gorostieta no coincide con la causa, logran convencerlo monetariamente, y se pone al frente de este ejército de cruzados mexicanos. En el ejército hay varios personajes, el padre Vega (Santiago Cabrera), Victoriano "El Catorce" Ramirez (Oscar Isaac), que durante la película se dedican a explicar su fe y su pasión por cristo rey, y que de alguna manera exponen esta controversia de andar a los tiros por el amor de dios. Pero quien capta la atención del escéptico general, es José (Mauricio Kuri) un niño que se unió a los cristeros luego de ver como matan al cura de su pueblo, y cuya fe en dios conmueve al agnóstico y pragmático general, quien pasa de ser una mercenario, a un ferviente defensor de la causa. Mientras la película intenta convencernos de que esta lucha es solo una cuestión de fe -a través de batallas épicas al calor del desierto mexicano, balazos varios, melodrama, y algún que otro golpe bajo-, otro personaje más entra en escena, el embajador de Estados Unidos, Dwight Morrow (Bruce Greenwood) a quienes casualmente por esos años, se les vencía la concesión para explotar el petróleo mexicano. Ante la conflictiva situación, el embajador intenta conciliar con Calles (Ruben Blades) pero finalmente y fiel a su origen, termina sacando beneficio de tanto revuelo. Esta súper producción mexicana cuenta la historia desde un solo lado, el de los cristeros, a quienes muestra como cruzados que representan la fe y la bondad de este mundo, y del otro a un estado despiadado que no respeta a los creyentes. Por esto, la narración termina siendo simplista y no profundiza en la situación social y política de México, como para realmente entender todas las causas que desencadenaron el conflicto, mas allá de las causas religiosas. Narrativamente es difícil de seguir, hay muchos personajes, algunos irrelevantes, y situaciones aisladas que no están bien conectadas, por lo que cuesta concentrarse en la historia. Visualmente la producción es impecable, tanto la fotografía como la recreación de época son excelentes, pero hay otros muchos detalles que hacen ruido. Por empezar es molesto ver una producción mexicana hablada en inglés, ya que el elenco cuenta con varias figuras latinas que trabajan en EE.UU., muchos de ellos ni siquiera hablan bien español, por lo que durante la película hablan en un ingles “mexicanizado” que resulta bastante molesto o incluso pronuncian alguna que otra frase en un español casi inentendible. La música es realmente melodramática, y le da a algunas escenas un tinte de cursilería. Las actuaciones más destacadas son las de Bruce Greenwood, Oscar Isaac y Andy Garcia, quien logra darle un matiz más interesante a su personaje con esa transformación de general pragmático, a hombre de fe que termina comprometido con la causa. Es una producción visualmente muy fuerte, muy detallista, pero cuenta de un modo bastante parcial y simple un conflicto que aparenta ser mucho más interesante y complejo de lo que podemos ver en esta película.
Cuanto más conozco a la gente, más quiero a mi alien Estamos ante una historia de aventuras clásica, sin nada demasiado innovador en su guión; es de esas historias que simplemente apuntan a entretener a los chicos, sin guiños hacia los padres, y con una estética prolija, sólida y atractiva. Los hermanos Supernova viven en el planeta Baab, y forman un gran equipo; Scorch es un heroico viajero espacial, carismático, e ídolo de multitudes, conocido por todas sus hazañas y rescates espaciales. Mientras que su hermano Gary, un brillante y tímido ingeniero, incapaz de correr riesgos, es el cerebro que monitorea todas sus misiones, y se ocupa de que todo salga bien, a pesar de que su hermano a veces sea torpe, y no escuche sus consejos. Luego de una discusión, los hermanos se separan y juran no volver a trabajar juntos. Pero Scorch desaparece luego de ser enviado a una misión al planeta oscuro, se pierde todo contacto con él, y es entonces cuando su hermano Gary decide ir a rescatarlo. El planeta oscuro es nada menos que la Tierra, y a pesar de que Scorch ha vivido toda clase de aventuras, nada se compara a lo que tendrán que enfrentar los protagonistas en este planeta. Los hermanos son capturados dentro de la NASA, en un sector donde se encuentran todos los extraterrestres que han sido atrapados, una especie de cárcel alienígena, que es por lejos lo mejor de la película, donde se encuentran los personajes más interesantes y graciosos de la historia. A partir de la llegada de los hermanos Supernova, todos los alienígenas encarcelados deciden enfrentarse al malvado jefe de la NASA que los tiene dominados, y que además roba sus ideas, y deben enfrentarse a una conspiración interplanetaria. Mas allá de ser muy dinámica, tener bastante humor, y ser básicamente una historia de aventuras; la película apunta a la clásica historia con moraleja y final feliz, donde la amistad y la familia son más importantes que el éxito y la fama.
Ahora es más fácil ser progre Ginger (Elle Faning) y Rosa (Alice Englert), están juntas desde siempre, literalmente, nacieron una al lado de la otra, ya que sus mamás dieron a luz en el mismo hospital en camas contiguas. De ahí en más fueron amigas inseparables. Durante su adolescencia, en Londres a principios de los 60, estas amigas que pasan todo el día juntas y parecen disfrutar de las mismas cosas -hasta se visten igual-, comienzan a cambiar, y esto probablemente tenga que ver con su entorno. Ginger viene de una familia con la cabeza más abierta, una madre (Christina Hendriks) que dejó de lado su carrera como pintora para cuidarla, y un padre (Alessandro Nivola) músico, escritor, que ha estado preso por ser objetor de conciencia, y que básicamente hace lo que quiere; además de unos padrinos gays (Timothy Spall y Oliver Platt), que hospedan a una escritora estadounidense (Annette Benning) que se convierte en una especie de mentora para Ginger. Rosa, en cambio, viene de un hogar roto, con un padre abandónico y una madre limpia casas que tuvo un par de niños más a quienes Rosa debe cuidar. Obviamente, ahora que son mayores, la visión que tienen del mundo es diferente, a Ginger le interesa la poesía, y quiere ser una militante pacifista, mientras el único objetivo de Rosa es encontrar un hombre que la quiera y no la abandone. Ginger esta preocupada por el afuera, por la amenaza de una bomba nuclear, y al ser atea, casi por obligación, cree que el futuro de la humanidad depende de la acción del hombre; pero Rosa prefiere dejar las cosas en manos de dios, y preocuparse por no tener una vida igual a la de su madre. Irremediablemente, en algún momento las cosas explotan, y tal vez de un modo tan melodramático que desentona con el modo en que se venía construyendo el relato. Elle Fanning ofrece una actuación extraordinaria, con una sensibilidad increíble para mostrar sin excesos todas las emociones que la desbordan, al igual que Alessandro Nivola, cuyo personaje camina sobre una línea muy delgada entre la libertad de pensamiento y el egoísmo, y aunque parece alguien incapaz de sentir remordimiento, es en el fondo una persona que encierra muchísima tristeza y frustración. La estética es excelente, los ambientes bohemios están mostrados de forma delicada, realista, para nada estereotipada. Es una historia narrada con muchísima sensibilidad, con personajes complejos, de una generación que vivió una guerra, que se comprometió con sus ideales, que rompió moldes, y que quiso una vida diferente que, en ese momento, parecía incompatible con la familia y la paternidad.