El agrado visual ocupa un lugar tan predominante en la sociedad que es capaz de minar la autoestima, sumando un problema de salud mental al que ya se puede tener de salud física. La seguridad en uno mismo se vuelve una cuestión fundamental de estabilización, y como tal, la ganancia o pérdida de su equilibrio puede ser un material narrativo muy rico. A esto apunta Sexy por Accidente. En el ojo (propio) de quien mira Renee trabaja en el soporte técnico de una firma de cosméticos. En dicho ambiente, estando en contacto constante con mujeres de figuras esculturales, no puede evitar sentirse acomplejada por su aspecto. Todo esto cambia cuando un día, durante una sesión de spinning, se cae de la bicicleta y se da un golpe en la cabeza. Al despertar, ella se mira al espejo y cree que la imagen que este le devuelve es la de una mujer con una figura completamente distinta, aunque en realidad haya cambiado físicamente en lo absoluto. Esta nueva confianza en sí misma la llevará inevitablemente a crecer laboralmente y conocer nuevas personas, quienes no pueden creer la enorme confianza que posee esta mujer. El guion de Sexy por Accidente provee de una narración entretenida, aunque como comedia produzca más risas que carcajadas. No obstante, lo que no debe perderse de vista es la mirada que tiene la película en cuanto a la seguridad en uno mismo. Primero, porque una gran parte de las intenciones cómicas de la historia no están arraigadas tanto en lo que hace Renee, sino en cuanto a cómo reacciona la mirada de los otros. Segundo, porque el arco de la película -si bien muestra un lado del polo- también pone el acento en su opuesto, en el riesgo de que demasiada seguridad en uno mismo nos haga caer en la soberbia. Esta última cuestión, realizada de un modo progresivo y casi imperceptible. En materia técnica, Sexy por Accidente no plantea muchas novedades: la fotografía, montaje y diseño están ahí para subrayar el lucimiento actoral. Aunque no pocas veces toma la oportunidad de probar cosas nuevas en cuanto a puesta en escena y narrativa visual. En el aspecto interpretativo, Amy Schumer, siendo la comediante que es, lleva el protagonismo con mucha dignidad tanto en los apartados cómicos como en aquellos que no lo son tanto. La acompaña un plantel de secundarios a la altura, entre los que destaca Michelle Williams como la jefa de voz aflautada de la protagonista. Un registro tan distinto como logrado de una interprete que suele destacar en propuestas más dramáticas. Conclusión Sexy por Accidente es una película que podrá tener más errores que aciertos en cuanto al género en que pretende inscribirse, pero es razonablemente exitosa en cuanto a la inteligencia con que desarrolla el arco de su tema. Su sensatez y sensibilidad son puntos insoslayables a destacar, aunque como comedia sea difícil impulsar su recomendación.
La edificación de un thriller destruida por su predictibilidad. Las historias de escritores pueden llegar a ser dificultosas. Amén de ser poco cinematográficas, el jugar por las reglas de su verosímil implica correr el riesgo de caer inevitablemente en lugares comunes de los cuales es muy complicado salir. ¿Cuántas veces hemos visto el cliché del escritor sentado ante su computadora con el cursor latiendo en la pantalla? Roman Polanski tiene entre los mejores títulos de su filmografía a notables exponentes del thriller, por lo que la llegada a las salas argentinas de Basada en Hechos Reales puede llegar a suscitar determinado interés. Pero lamentablemente, si bien se inscribe dentro del género, no se puede decir que sea una propuesta con resultados positivos. Cuénteme tu historia Delphine Dayrieux es una escritora que, tras el éxito de su primer libro, tiene bloqueos para escribir. Durante una firma de libros conoce a Elle, quien afirma ser su más ferviente admiradora y se propone ayudar a Delphine con su nueva obra. A partir de aquí nacerá una amistad entre las dos, que no pocas veces rozará lo extremo, dado a que el deseo de Elle es que Delphine escriba una historia sobre su pasado, una que ella todavía no está lista para develar. El guion lamentablemente incurre en todos los clichés habidos y por haber de las miles de historias sobre escritores que ya se han filmado previamente, siendo el giro de su resolución predecible casi desde el inicio. Aunque es de apreciar que Polanski y su co-guionista, Olivier Assayas, hayan sido un poco más sutiles por no caer en el recurso del flashback que explica cómo es posible tal giro, eso no le quita que el resultado final siga siendo clichado. Estamos hablando de una resolución que alcanza la cima de su obviedad llegada la mitad de la película. De ahí en adelante, los detalles saltan a la vista y el espectador ruega por un final. A pesar de todo, es necesario señalar que la película hace un intento de desarrollar el tema de la soledad y la culpa. El segundo lo encontramos corporizado en el personaje de Eva Green, pero el primero está manifestado sutilmente en los cuadernos del personaje de Emmanuelle Seigner, cuyas portadas pertenecen a diversos cuadros del pintor estadounidense Edward Hopper, quien curiosamente abarcó este tema en varios de sus cuadros. En materia técnica es prolija en cuanto a fotografía y montaje. Sin embargo destaca el subrayado musical que aporta Alexandre Desplat. En cuanto al rubro actoral, Emmanuelle Seigner y Eva Green se prueban como una dupla sólida, las dos entregando sentidas interpretaciones. Si no pueden ir más allá, es porque el curso de la narración no se los permite. Conclusión Incluso con sus logrados méritos interpretativos, la narración en Basada en Hechos Reales pierde por puntos. Desea construir un thriller y la predictibilidad le termina ganado a cada paso del camino. Una afirmación triste, tomando en consideración que hablamos de un realizador que ha sabido darnos mejores títulos.
Estar cómodo dentro de la propia piel es uno de los más grandes desafíos humanos; y no pocas veces uno no lo abraza por el temor a lo que pueda hacernos la mirada de los otros. La orientación sexual es uno de estos desafíos, una aceptación personal en donde se enmarca la película Yo Soy Simon. Alguien a quien amar Simon Spier es un adolescente relativamente feliz. Tiene buenos amigos y una familia que lo quiere. Sin embargo guarda un secreto: es gay. La historia se complicará cuando en el blog de su escuela se publique una carta de un compañero que se declara como tal: Simon empieza a mantener correspondencia con él, algo que empieza a cambiar su vida y al mismo tiempo pone en riesgo todo lo que conoce. El guion tiene a favor, primero, que sabe mantener el misterio, ya que la revelación del amante misterioso es algo completamente impredecible hasta el final. Segundo, que es rico en conflictos internos: toda la paranoia y la desesperación que sufre el personaje provienen casi siempre de lo que maquina en su propia cabeza. Tomando esto a colación, es necesario entender que Yo Soy Simon es una historia sobre el “salir del closet” en pleno siglo XXI, donde la homosexualidad es, en muchos casos, aceptada, tolerada e incluida. Por dicha razón uno podría pensar que el entorno del protagonista puede llegar a pecar de ser demasiado rosita por tener amigos que lo quieren, docentes tan dedicados como centrados, y una familia muy abierta de mente. No obstante, ese es el punto: esta película no propone una cacería de brujas, porque la homosexualidad simplemente no está vista con esa lente en la actualidad (o por lo menos en el universo de esta historia). Si el protagonista corre el riesgo de perderlo todo son por cuestiones morales completamente ajenas a la de la orientación sexual. Esta es una historia de autoaceptación pura y dura. Si incluso en estas circunstancias, menos condenatorias que en otras épocas, hay algo que el temor del protagonista nos quiere decir, es que si bien hemos avanzado mucho todavía nos queda camino por delante. En materia técnica la película es prolija; el trabajo de cámara y montaje responde al lucimiento actoral sin mayores artilugios, por lo que no hay mucho que analizar. El apartado actoral, por otro lado, encuentra en su intérprete principal, Nick Robinson, su punto más alto. Una labor como esta, tan rica en conflictos internos, necesitaba de un actor de gran capacidad para transmitirlos y generar empatía en el publico respecto al dilema que atraviesa el personaje, un desafío del que Robinson sale bien parado. Conclusión Aunque puede pecar por momentos de ser demasiado idealizada, Yo Soy Simon es una historia que trata su problemática desde una lente actual; no tanto como un estigma social, sino como una cuestión de autoaceptación. Su prolija narración y actuaciones suman lo suficiente para que llegue a buen puerto.
Para que el sobresalto en una película de terror funcione, es necesario crear un clima propicio para que el mismo pueda surtir efecto. En la actualidad, muchas películas del género pisan demasiado el acelerador con su estética para que le quede claro al espectador que está viendo uno de sus exponentes, quitándole bastantes de las sorpresas. El buen terror es consciente que puede aparecer en cualquier momento y cualquier lugar. Una cuestión que Aterrados tiene muy presente. Siento una perturbación… En un barrio de Buenos Aires, un niño es atropellado por un colectivo. Como si esta tragedia fuese poco, el cuerpo desenterrado de la criatura aparece misteriosamente en la casa de su madre. El comisario encargado del caso decide convocar a un investigador de lo paranormal en busca de una explicación. Acompañado por dos colegas, investigarán los hechos sin saber que una presencia que no pueden percibir estará siempre un paso delante de ellos. Aterrados es una narración que descansa fuertemente en crear climas de perturbación y despertar la curiosidad del espectador. No obstante, su mayor fuerte recae en un alto nivel de detalle en lo que refiere a la investigación paranormal. Es decir, que aunque tenga el aspecto de una película de terror, el contenido de las escenas no podría responder con mayor fidelidad al sentido común y a los métodos científicos. Sigue esta doctrina al extremo de dejar algunas cuestiones inconclusas, una cuestión perdonable hasta cierto extremo ya que, en la realidad, muchos de estos casos no tienen resolución o explicación siquiera. Esa incertidumbre junto al clima que genera, es un cóctel que la historia sabe aprovechar. En materia técnica, tenemos una dirección de arte prolija de corte realista y una iluminación generosamente naturalista. Demián Rugna es uno de esos realizadores que entienden que el terror no tiene horarios; el monstruo o las ánimas pueden caer de día o de noche. Su puesta en escena es lo que consigue mantener al espectador expectante, valga la redundancia, y, desde luego, atemorizado. En lo actoral tenemos una prolija labor de Maxi Ghione como un comisario superado por estas circunstancias sobrenaturales. Él está firmemente secundado por Norberto Gonzalo y Elvira Onetto, que otorgan gran solidez a sus papeles de investigadores paranormales. Conclusión Aterrados consigue exitosamente crear un clima que mantiene al espectador entre la incertidumbre y la expectativa. Trae lo sobrenatural a un terreno humano, sin que eso signifique sacrificar aquellos elementos indispensables del genero de terror.
10 años y casi una veintena de películas condujeron a esto. A este momento cúlmine. La expectativa acumulada detrás de Avengers: Infinity War no podría ser más descomunal: para fortuna (y por habilidad) de sus realizadores, el resultado es bastante digno. A continuación elaboraremos por qué. Denle a este hombre un escudo Los Vengadores (junto con los Guardianes de la Galaxia, Pantera Negra y Doctor Strange) deben frenar los ataques de Thanos, un poderoso conquistador, antes de que se haga con todas las gemas del infinito y extermine a la mitad del universo. En materia narrativa, no podemos decir que sea una película aburrida. Hay un conflicto sostenido; hay cosas en juego. El metraje está repleto -desde el comienzo mismo- de muy bien ubicadas y desplegadas secuencias de acción. Estas poseen un ritmo ágil, contribuyendo a que los 149 minutos que dura casi ni se sientan. Naturalmente, como es de esperar en películas de la factoría, el humor está presente en más de una instancia, pero no de un modo abrumador como en otros títulos. Es una película que tiene la dura tarea de presentar y desarrollar decenas de personajes sin que parezca confuso o tedioso, un obstáculo que el film sobrelleva satisfactoriamente. Su desarrollo, tan dinámico y claro, se debe en gran parte al hecho de haber estado desarrollando y estableciendo a estos personajes a lo largo de 10 años. Si esta película hubiera sido el punto de partida no habrían tenido la misma suerte, ya que la conexión no sería la misma. Precisamente porque se tomaron tanto tiempo en crear ese lazo con los espectadores, la preocupación de estos por el destino de los personajes se agudiza, haciéndolo reaccionar con más fuerza que nunca. Es necesario señalar que Avengers: Infinity War tiene en Thanos a un antagonista bien construido. No es el típico megalómano con una idea extremista de la pureza. Es también alguien con sentimientos, con tristeza, un personaje capaz de arriesgar todo por aquello que quiere. Y no pocas veces experimenta dolor. Es un villano con luces y sombras, que desde su punto de vista cree estar haciendo lo correcto. En definitiva: un villano multidimensional. Avengers: Infinity War En el aspecto visual Avengers: Infinity War se presenta prolija, sin muchas novedades. Se mantienen las propuestas de color y textura aplicadas en cada personaje a lo largo de 10 años de películas, pero no mucho más. Dicha prolijidad aplica también al apartado actoral, donde cada uno de los interpretes da lo que se espera de ellos, habiendo ocasiones en que entregan una cuota extra de expresividad que sabe tocar las fibras emocionales del espectador. Pero, de nuevo, tuvieron 10 años para crear ese lazo y los resultados destacan acá. Sin embargo, es necesario señalar que hay una actuación que sobresale por encima de la media: la de Josh Brolin en el papel de Thanos. Para encarar un trabajo de esta naturaleza (en especial la que plantea el guion) se requería de un intérprete que pudiera entregar en iguales dosis la imagen de tipo duro y la del tipo sensible. De lo primero no faltaron ocasiones donde Brolin lo demostró, pero los momentos más logrados, esos que le ganan un párrafo aparte en cualquier análisis, son precisamente los momentos emocionales. Si Thanos es un antagonista digno, si destaca por encima de los sendos villanos que ha dado el Universo Cinemático de Marvel, es en gran parte por la enorme vida interior que Brolin le insufla a su interpretación del personaje. Conclusión Avengers: Infinity War es una propuesta entretenida que cosecha con razonable éxito todo lo que Marvel ha venido sembrando en estos 10 años. Ritmo ágil, acción a mansalva, humor donde hace falta, personajes queribles: esos son los ingredientes que la convierten en una película disfrutable de ver en una sala de cine. Todo esto por no mencionar las enormes expectativas que siembra para su segunda parte, a estrenarse en 2019.
El duelo es una experiencia desgarradora por atravesar. Si es complejo en un adulto para un niño es todavía más difícil, sea por el proceso en sí o por el cómo los adultos le explican que somos seres finitos. Esta dificultad en medio de tanta inocencia es el marco en que se inscribe Verano 1993, representante Española para los últimos Premios Oscar y Ganadora de 3 Premios Goya (siendo uno de ellos a la Mejor Dirección Novel). El Duelo de una Pequeña Frida, de 7 años de edad, ha perdido recientemente a su madre a causa del HIV. Por lo tanto, sus tíos se hacen cargo de ella, y Frida se muda a vivir con ellos en Barcelona. En ese contexto jugará con su prima, conocerá otros niños, e incurrirá en todas las inocencias esperables. Mientras tanto, sus tíos y abuelos se debaten no solamente el cómo enfrentar su crianza, sino el explicarle el por qué de la muerte de su madre. Verano 1993 podrá parecer una serie de rodajas de vida que tienen más la intención de mostrar que de narrar; pero de una forma muy sutil, la guionista y directora Carla Simón introduce de forma estratégica piezas cruciales de información del mundo adulto para que, por contraste, esa inocencia que representa Frida nos duela más con cada dato que nos llega. También es importante señalar cómo le llega esta información al espectador, ya que la historia no se aleja del punto de vista de su protagonista en ningún momento. La desgarradora realidad del mundo adulto siempre aparece a través del marco de una ventana o escuchando de refilón por debajo de una mesa. No es necesario leer entrevistas para percibir que esta es una historia que toca de cerca a su realizadora, a tal extremo que la estampita que recibe la niña en la introducción bien puede ser la que recibió la directora siendo pequeña después del fallecimiento de su madre. Un detalle que le da un plus de realismo a lo que estamos viendo, que evidencia su originalidad no tanto por ser algo que no hemos oído, sino que es una historia que solo ha podido vivir quien nos la está contando. En materia actoral, Bruna Cusi y David Verdaguer (ambos premiados con el Goya por Actriz Revelación y Actor de Reparto, respectivamente) dan sentidas interpretaciones como estos tíos con un duro desafío. Sin embargo la que destaca notoriamente es la pequeña Laia Artigas dando vida a la protagonista. Conclusión Verano 1993 es una narración nada tradicional pero que ofrece una mirada naturalista sobre un tema muy difícil, la cual requiere un ojo atento y paciente por parte del espectador. A riesgo de usar una frase hecha, Carla Simón escribió (y filmó) sobre lo que sabía, sobre lo que ha vivido, y el resultado es una historia con un corazón tan enorme como su honestidad. Una historia original, pero en una definición que no muchas veces tenemos en cuenta de la palabra.
El Cine Catástrofe es un subgenero propenso a muchas situaciones que desafían lo verosímil. Ahora imaginen si a esa mezcla le sumamos las raíces de videojuego que pudiera contener la historia. Estas son las puntas con las que se maneja Rampage, adaptación del videojuego de la legendaria factoría Atari y -por supuesto- una nueva apuesta a la nostalgia. George, El Furioso El primatólogo Davis Okoye tiene un particular lazo con George, un gorila albino a su cargo. Las cosas se complicarán cuando en su hábitat se estrellen los restos de un satélite, despidiendo un patógeno que acaba por aumentar su tamaño y su temperamento. Paralelamente, un lobo y un lagarto también han sido expuestos a ello con los mismos resultados. Davis, con la ayuda de una científica, deberá frenar el ataque de estos monstruos teniendo que lidiar con las autoridades y unos empresarios codiciosos que quieren sacar provecho de las criaturas. En materia guion, Rampage: Devastación es una narración generalmente entretenida con piezas de acción bien ideadas y diseminadas apropiadamente a lo largo de la trama. Los personajes están lo suficientemente bien construidos para ganarse al espectador. Los villanos podrán parecer clichados, chatos e incluso bordeando lo caricaturesco, pero son bastante funcionales a la trama. También es necesario aclarar que si bien tiene los momentos emotivos necesarios (más en el sentido comprensivo que en el sensorial), estos son superados en no pocas ocasiones por situaciones cómicas. La única contra que puede achacársele como un todo es que el tercer acto es una sucesión de casualidades. Una sucesión graciosa, incluso autoconsciente, pero de casualidades al fin. En materia actoral Dwayne Johnson hace nuevamente despliegue de su carisma y, por supuesto, de su físico en las escenas de acción más desafiantes. Jeffrey Dean Morgan, como el agente del gobierno que oscila entre rival y aliado, tampoco se queda atrás en lo que a carisma se refiere y sus confrontaciones con Johnson están entre lo más logrado de la propuesta a nivel interpretativo. Naomie Harris entrega una labor bastante digna como la científica que ayuda al personaje de Johnson. Malin Akerman y Jake Lacy también hacen su aporte como los caricaturescos antagonistas de la historia; un trabajo interpretativo en sintonía al cliché ¿deliberado? en donde están enmarcados sus personajes. Si de autoconsciencia nos ponemos a hablar, se debe señalar la interpretación de Joe Manganiello, cuya estadía en pantalla toma al espectador por sorpresa, un poco por él y otro poco por la percepción tradicional que se tiene del “tipo duro” cinematográfico. Por el costado técnico no hay mucho que decir: apropiada fotografía, un montaje que responde a las dinámicas escenas de acción, y unos efectos visuales que son cruciales tanto en las escenas de catástrofe como en la interacción de personajes digitales con personajes reales. Conclusión Rampage: Devastación es una propuesta que cumple con su propósito de entretener y nada más. Lo que se dice una película explícitamente pochoclera. Si quieren desconectar el cerebro y pasar un buen rato en el cine, puede que no los decepcione. No quedará en el recuerdo, pero los 107 minutos que dura serán disfrutables.
Hay varias maneras de retratar la tristeza desoladora que representa la guerra. El cine norteamericano, en algunas instancias más crudas que otras y con resultados igual de variados, nunca le escapó a este desafío. Si bien hay realizadores que se enfocan en el conflicto per se, otro punto de vista interesante a nivel dramático es lo que pasa después del conflicto y las cicatrices que deja en sus participantes. El Reencuentro, el más reciente título de Richard Linklater en llegar a las salas argentinas, se inscribe dentro de esta vertiente. Heroísmo cuestionado Es el año 2003. Doc, un veterano de la Guerra de Vietnam, le pide a Sal y Mueller, sus compañeros de unidad, un favor muy particular: que lo acompañen al funeral de su hijo, quien falleció durante el conflicto armado en Irak. Este viaje de una punta a la otra de los Estados Unidos no estará exento de conflictos ideológicos, aparte de la presión de un Coronel de la Infantería de Marina que desea que se siga el procedimiento a como dé lugar. Durante la primera mitad, la película ofrece interesantes intercambios entre los opuestos que son los protagonistas, pero llegada la segunda mitad comienza a desinflar en favor de un naturalismo que -aunque certero y nos permite conocer en mayor profundidad cómo piensan estos personajes- no aporta mucho a la trama como un todo. Cabe aclarar que el tema de la película es la verdad y la dignidad, cuando una importa más que la otra y, en particular, cuando se trata de los caídos en una guerra. Si bien durante la primera mitad esta temática nutre gran parte de los conflictos, es afectada por el desinfle de la segunda mitad, trayendo como consecuencia una confusión sobre el mensaje que quieren dar. ¿Cuál termina ganando? ¿Cuál termina siendo más importante según lo que quieren narrar? La confusión también se genera porque ese debate no se sostiene en la segunda parte tanto como en la primera, haciendo que el revés de la resolución parezca comprensible aunque un poco forzado. En materia actoral, el reparto es sobresaliente. Tanto Bryan Cranston, como Laurence Fishburne y Steve Carell entregan potentes y muy humanas interpretaciones, aunque debe decirse que el carisma de Cranston es el que no pocas veces saca a la película del atolladero. En materia técnica no hay mucho para destacar más que una fotografía y montaje prolijos que están alineados a lo que se ofrece en materia interpretativa. Conclusión El Reencuentro es una película que si bien no podría estar mejor en el apartado interpretativo, presenta desniveles narrativos que le juegan en contra. Si lo que les interesa es ver a tres solidos actores hacer lo que saben hacer mejor, tal vez le quieran dar una chance; pero por la historia en si misma, eso ya es harina de otro costal.
Mazinger Z es uno de los animes más reconocidos a nivel mundial. El prospecto de una película genera expectativa y el que tenga un estreno comercial las dispara todavía más, sobre todo considerando la poca llegada que últimamente tiene este tipo de cine en la Argentina. Afortunadamente Mazinger Z Infinity no se limita al hecho de ser una excepción a la regla (en lo que a exhibición se refiere), sino que lo hace a través de una narración entretenida y con personajes queribles. Majin-Go!!! En el Monte Fiji, no muy lejos de un laboratorio de investigación fotónica, Koji Kabuto y su equipo descubren un secreto que vaticina el regreso de su enemigo el Dr. Hell. Un regreso en la forma de un plan que pondrá en peligro a toda la humanidad. Koji deberá pilotear nuevamente a Mazinger para protegerla, y lo hara con la ayuda de Lisa, una androide aparecida misteriosamente en el mismo yacimiento. En materia guion, Mazinger Z Infinity es una aventura dinámica con sendas y muy apropiadamente diseñadas secuencias de acción. Es de destacar como aun cumpliendo con este objetivo, no descuidaron el desarrollo de los personajes y qué es lo que los mueve emocionalmente. También aprovecha la oportunidad para hacer una crítica donde se anima a cuestionar cuán realmente comprometida está la población mundial respecto al tema de la diversidad. Otro punto a destacar es la sutileza y sobriedad con que insertaron estas cuestiones para que sean orgánicas a la trama. Es decir, el público paga por ver una gran pelea entre robots, pero como en toda gran narración tiene que haber cierta inversión emocional en los personajes, aunque tampoco se puede abusar y bajar línea groseramente. El guion introdujo solo lo indispensable de ello, y esa sobriedad fue lo que revalorizó los valores de entretenimiento de la película. En materia visual, Mazinger Z Infinity goza de una excelente animación tradicional que solo se combina con la animación digital en lo mínimo indispensable. Aunque las escenas de pelea están bien bordadas, los logros de la animación destacan más en otros lados: en cómo generan el clima fotográfico de las escenas, y particularmente la emoción que dota a los primeros planos de los personajes. Por el apartado actoral, más específicamente el apartado de las voces, créanme que es una experiencia surrealista ver un anime en idioma original en un cine de amplitud comercial. Aunque el doblaje no quita puntos a las virtudes narrativas del film, es culturalmente apreciable el poder disfrutar de esta película tal cual como la oyeron sus creadores (y público) originarios. Conclusión Mazinger Z Infinity es una propuesta que cumple con lo que promete. Quien quiera intensas luchas de robot las encontrará de sobra. Un entretenimiento que será valorado por los fanáticos y los que no lo son tanto. Si van con los más pequeños, esta es una más que auspiciosa puerta de entrada. Disfrutable.
No importa si son dos personas discutiendo sobre la existencia de Dios o una persecución intensa entre un tiranosaurio y una 4×4, una película tiene el deber de evocar emociones. El factor decisivo, lo que permite que esa emoción dé en el blanco, recae en la inversión emocional que hace el espectador en los personajes y en su evolución. Con esto presente, John Krasinski, un nombre que la mayoría de los espectadores conocemos por sus comedias, hace con Un Lugar en Silencio un giro de 180 grados respecto de su registro habitual; y lo hace de una manera tan perfecta precisamente por entender esta vital necesidad cinematográfica. Odisea muda de una manada humana En un poblado norteamericano tan desierto como post-apocalíptico, la familia Abbott trata de sobrellevar su día a día sin hacer ruido alguno. Esto se debe a que merodea una raza de monstruos que atacan ante el menor indicio de sonido. Lee, el cabeza de familia, debe proteger a su mujer próxima a dar a luz y enseñarle a sus hijos la manera de defenderse de esta amenaza. John Krasinski consigue algo indispensable, algo que no puede faltar jamás en una narración, ya sea en una que apunte a hacer pensar o simplemente a entretener. En otras palabras, lo que separa a una historia con corazón y alma de una cáscara vacía: que al espectador le importe lo que le pueda pasar a estos personajes. El mundo en el que viven, las reglas por las que se rigen y el riesgo que corren son introducidos de una forma inmediata fluida, dinámica y elegante. Cada conflicto, cada acción es resuelta casi siempre a través de lo físico, es decir a través de las imágenes. Concentrémonos un momento en esta palabra: riesgo. Ya que está presente desde el primer encuadre y Krasinski no da tregua al espectador por la tensión que sabe construir y movilizar en todas las secuencias que arma. Incluso con tanto silencio, con tanta acción, esta es una historia con muchísimas emociones más allá del temor. Hablamos de afecto, los pequeños momentos de felicidad por mucha presión que ejerza el contexto. Es una historia repleta de momentos humanos: sobre la culpa del sobreviviente, sobre el legado que deja un padre, sobre cuidarse uno y cuidar a los otros. Sobre la familia. Son personajes que uno llega a querer y, más importante aun, con los que se puede identificar. Tanto por su valentía como por su corazón. En materia técnica tenemos una fotografía que sabe valerse de las sombras y es dinámica en todo momento. La dirección de arte se vuelve un elemento fundamental para crear un clima, entender el contexto y aportar la información sin que salga de la boca de los personajes. Pero todos estos apartados palidecen a la sombra del diseño sonoro de la película. En materia sonido es un juego constante entre la subjetividad sonora de los personajes y la del espectador. Donde cada ruido cuenta, cada sonido es lo que complica más la acción y sobre todo explota todas las posibilidades emocionales del recurso. Como ira, como sacrificio, como expresión de amor. Krasinski no solo brilla como director, sino que su actuación tampoco se queda atrás. Lo compramos inmediatamente como este padre que busca la seguridad de su familia a toda costa, pero lo más importante es la gama de expresiones que ofrece el actor en las situaciones más intensas. Acá no hay una gota de bravado; en cada corrida, en cada acción, está el rostro de un hombre asustado que debe sacar valor de donde no lo tiene para proteger algo más grande que si mismo. No tanto como ejemplo, sino como muestra de amor. Emily Blunt, por otro lado, se ratifica como heroína de acción. En una época donde ese término se utiliza a la ligera, Blunt es una leona, una mujer de armas tomar que no pierde una onza de su femineidad en el proceso y que (del mismo modo que Krasinski) deja salir ese temor tan humano pero tan imposible de tapar por más que tengas el valor de enfrentarte a todo uno ejercito por tu cuenta. Párrafo aparte merecen los intérpretes jóvenes. Un chico puede sumarse a actuar en una aventura apocalíptica por el factor de diversión que implica el correr, saltar y hacer los stunts que vieron en miles de películas. Sin embargo, tener que hacerlo desplegando enormes complejidades psicológicas es algo que requiere de pequeños con mucho talento, y ellos demuestran tenerlo de sobra. Conclusión Con base en un guion sólido como una roca, una puesta en escena que no podría ser más visual, y actuaciones que conmueven hasta con el más diminuto de sus músculos faciales, Un Lugar en Silencio es cine puro. Una película que entre tanta tensión también sabe desplegar un corazón enorme. Ese alma que hace a las películas extraordinarias. Altamente recomendable.