Los hechos trágicos sobre la Segunda Guerra Mundial siempre ganan un lugar en el cine, en ella tratan sobre lo sufrido en ese entonces, retratando momentos dolorosos para la humanidad por aquel entonces. Películas como “El Pianista” de Roman Polanski, “La Lista de Schildler” de Steven Spielberg, o las recientes “El Código Enigma” o “El Hijo de Saúl”, cada uno de ellos visto de manera distinta. “Anthropoid” cuenta la historia de Josef Gabcik y Jan Kubis, dos espías que llegan de manera accidentada a los bosques fríos de Checoslovaquia con el único fin de asesinar a uno de los hombres más importantes del régimen nazi instalado en ese país, las cosa para ellos no será fácil y deben perpetrar un plan para que todo salga tal cual lo ideado. “Anthropoid” es una película que puede parecer algo densa en su comienzo y dejar unas cosas inconclusas, pero por suerte la tensión crece en cada minuto transcurrido, desde que comienzan a idear el plan, luego el plan fallido y finalmente atenerse a las consecuencias por sus errores cometidos en donde se genera los momentos más importante de la película y que dejan sin respiro al espectador. Sean Ellis sabe cómo hacer que un film vaya generando un buen clima con el correr de los momentos y aquí se nota bien su labor. Cillian Murphy (“El Origen”) y Jamie Dornan (“50 Sombras de Grey”) logran una buena dupla y ninguno de los dos trata de quedar por encima del otro, ambos entregan actuaciones notables al igual que los secundarios como Toby Jones (“Los Juegos del Hambre”) y Charlotte Le Bon (“En la Cuerda Floja”), quien interpreta a la cómplice y luego amante de uno de los protagonistas. “Anthropoid” es una historia basada en hechos reales de cómo este par de espías intento acabar con la vida de Heydrich, uno de los pesos pesados al servicio de Adolf Hitler, una historia impactante y con un final que no da respiro. Lo bueno: La dupla protagónica. Los últimos 40 minutos del film mantienen la mirada fija en la pantalla. Lo malo: Se omiten varias cosas.
La Segunda Guerra Mundial es el conflicto militar internacional más recordado en la actualidad. Al haber causado una de las tragedias más grandes de la historia, al nazi se lo utiliza como el enemigo clásico en videojuegos, TV y cine. Gracias a tanta repetición, se creó un arsenal inmenso de contenido ambientado durante el conflicto, tanto de ficción como documental. Ya que el cine norteamericano es el que más alcance tiene en esta región, es común la saturación que las historias de la 2da Guerra con protagonistas gringos causan (y eso que EEUU no se unió a los aliados hasta más avanzado el conflicto). Es así que otros puntos de vista sobre este importante momento de la historia son no sólo bienvenidos, sino necesarios. Anthropoid llega a satisfacer esta necesidad de múltiples puntos de vista. Es 1942 y Checoslovaquia está dividida e invadida en diferentes zonas. Su estado oficial es una mentira, pero el verdadero gobierno checo, exiliado en Londres, tenía planes más combativos que dejarse pisotear por el Eje. Reinhard Heydrich, el tercer nazi más importante de la guerra, funciona como Protector del Reich en Praga. El gobierno checo organizó su asesinato, la Operación Anthropoid. El eslovaco Jozef Gabčík (Cillian Murphy) y el checo Jan Kubiš (Jamie Dornan) se infiltran en Praga luego de vivir exiliados para llevar a cabo la operación. Allí se instalan con al ayuda de la Resistencia y planean el golpe durante meses en el hostil y sangriento contexto de la ocupación alemana. La mayoría de la producción de Anthropoid es europea y los países involucrados son el Reino Unido, Francia y República Checa. Su director y guionista es Sean Ellis, conocido por dirigir Metro Manila (2013), que fue la propuesta del Reino Unido para los Oscars de ese año, pero fue elegida. Los protagonistas fueron interpretados por Cillian Murphy, cara muy reconocida gracias a su trabajo en la saga de Batman de Christopher Nolan (2005, 2008 y 2012) como el villano Scarecrow. Jamie Dornan se hizo conocido en estos últimos años por interpretar a Christian Grey en 50 Sombras de Grey (2015). A pesar de que cualquier fan de la historia o de la Segunda Guerra Mundial ya sabe el final de esta película, la manera en que está contada es, como mínimo, interesante. Todos los paisajes urbanos de Praga están aprovechados al 100% y a pesar de que muchos personajes resultan no servir para nada, es una adaptación bastante fiel a los hechos que ocurrieron en 1942. El mercado del cine, sobre todo en los últimos años, se remite solamente a temas que venden entradas con actores que sirven para lo mismo. No arriesga, por lo que las carteleras de estrenos pueden resultar aburridas para algunos. Anthropoid, con su historia y producción europeas, llega a dar un poco de variedad a ese medio que algunas semanas se vuelve un poco “gringocentrista”. La historia real de la Resistencia Checa y sus patriotas da un enfoque nuevo sobre un conflicto filmado hasta el cansancio. Un buen thriller histórico que revisita las crueldades del ejército alemán durante la guerra que los hizo tan infames.
Operación masacre Anthropoid está basada en hechos reales. Su guion escrito por el propio director Sean Ellis junto a Anthony Frewin, sigue a los dos protagonistas de la operación, Josef Gabcik (Cillian Murphy) y Jan Kubis (JamieDornan), quienes llegan en paracaídas a los bosques helados de la actual República Checa, enviados por el gobierno checoslovaco exiliado en Londres. Tras tomar contacto con la resistencia llevan adelante el atentado para matar al líder nazi Reinhart Heydrich, el tercero en la línea de mando, quien fue conocido por ser el artífice intelectual de la Solución Final, el plan para exterminar al pueblo judío. A diferencia de otras películas que hablan de la rebeldía ante los alemanes en el contexto de la II Guerra Mundial, esta vez los aliados no llegan a salvarlos a todos. La trama es sumamente entretenida y cuenta con los diálogos justos para ponernos en contexto y sumar a la tensión que se alcanza por muchos momentos. Hay dos momentos exactos (que no revelaré para no spoilear) donde se generan climas de ansiedad que ponen "los pelos de punta". Otro punto positivo es la lograda ambientación de la época: pocas veces hemos podido ver la década del 40 tan bien reflejada, tanto en escenarios de la ciudad como en el vestuario. No solo nos aleja la mirada de una película filmada el día de hoy, sino que también nos refleja la gravedad de los hechos que se vivían en ese entonces con crudeza. También cuenta con un elenco estelar para llevar adelante la historia. Se destacan sus protagonistas Cillian Murphy (versátil como pocos actores) y Jamie Dornan (viene de demostrar su impronta con The Fall, alejándose del papel de 50 sombras de Grey) a quienes se les nota la química en el set; y se le suma un muy buen cast secundario, con Toby Jones, Alena Mihulová y Marcin Dorocinski, y las dos chicas (Anna Geislerová y Charlotte Le Bon), con quienes en principio nuestros protagonistas se les unirán por conveniencia. Pero muy a pesar de ese ambiente sobrio hay varias escenas de tiroteos exagerados donde la película peca de sensacionalista y pierde un poco el nivel de credibilidad. Posiblemente cuando ya no quede mucha historia por contar. Sin embargo, tampoco empaña la idea central del film. Anthropoid no escatima en mostrarnos la brutalidad de los momentos más sangrientos de la época, pero dejando fuera de plano y con elegancia lo que resultaría efectivo para llamar la atención del espectador, para lo que en una película de este estilo, resulta innecesario.
Un potente thriller bélico que gira en torno a los preparativos del asesinato del nazi Reinhart Heydrich, conocido como "El carnicero de Praga". La película fusiona el costado histórico de una época sangrienta con un torbellino de violencia en los minutos finales. Una película bélica, como tantas otras, que muestra la ferocidad de la época nazi, y se enfoca en los preparativos para eliminar al líder Reinhart Heydrich, General de las SS, el tercero en la linea de mando de Hitler. El film, una remake de Siete hombres al amanecer -1975-, está basado en la Operación Antropoide desarrollada en la Segunda Guerra Mundial y en la que un grupo de paracaidistas, que forman parte del equipo de resistencia checo organizado por Londres contra el régimen nazi, enfrenta toda una serie de peligros para llevar a cabo su misión y sobrevivir al horror. Anthropoid combina con astucia el marco histórico -hay imágenes de archivo al comienzo- con el relato de acción pleno, que si bien se toma su tiempo, entrega una sangrienta batalla final que tiene lugar en la iglesia San Cirilo. Como en toda película del género, los protagonistas, Jan Kubis -Jamie Dornan, el actor de Cincuenta sombras de Grey- y Josef Gabcik -el siempre eficaz Cillian Murphy- desembarcan en territorio hostil, se rodean de aliados y también de delatores en una trama que concentra la tensión y los encamina hacia un torbellino de violencia, con un sólido elenco que también incluye a Toby Jones. El director británico Sean Ellis se basa en hechos reales pero pone el acento en la amistad y la lealtad entre los soldados, que van cambiando de paradero para no ser localizados por las fuerzas enemigas. En ese sentido, las escenas de escape o de encierro tienen el suspenso necesario como para inquietar al espectador. El uso del "off" en algunas escenas crudas o el silencio que imprime el realizador en el último tramo potencian la violencia de la que hace alarde la línea enemiga. Una verdadera fuerza de resistencia contra el avance nazi -en cantidad y calidad- es la que moviliza y sumerge al espectador en una época en la que la muerte era preferible antes que caer como un prisionero de guerra.
Magnicidio y después Estamos ante un thriller bélico sumamente desparejo que combina baches en la narración con un tema fascinante que daba para mucho más, sobre todo considerando que hablamos del único asesinato exitoso de un jerarca nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Y Sean Ellis continúa en una racha intermitente que siempre respeta la misma lógica: a un opus potable le sigue uno fallido y así sucesivamente. Para aquellos que no lo conozcan, vale aclarar que el director británico debutó con la interesante Despertando al deseo (Cashback, 2006), una comedia indie de impronta surrealista que le ganó muchos elogios en su momento, para luego patinar feo en El espejo roto (The Broken, 2008), un intento en el campo del horror psicológico que hacía agua por todos lados y a fin de cuentas resultaba muy soporífero. El asunto repuntó a posteriori gracias a Metro Manila (2013), otros de esos exploitations del catálogo de miserias tercermundistas -en línea con Slumdog Millionaire: ¿Quién quiere ser Millonario? (Slumdog Millionaire, 2008)- por parte de un mainstream anglosajón ávido de señalar las problemáticas que no quiere ver en sus propias sociedades. Ahora bien, Anthropoid (2016), el trabajo más reciente de Sean Ellis, no llega precisamente para anular los rasgos erráticos de dicha cadena sino, en todo caso, para ratificarlos. La obra se propone recrear la operación del título, centrada en el asesinato en 1942 de Reinhard Heydrich, algo así como el “tercer hombre” con más poder durante el nazismo después de Adolf Hitler y Heinrich Himmler. Producto del Pacto de Múnich de 1938, en el que el Reino Unido, Francia e Italia acordaron cederle a Alemania los Sudetes, una formación montañosa que pertenecía a Checoslovaquia, las fuerzas armadas nazis ocuparon la región y terminaron de invadir la nación al año siguiente. La trama se focaliza en dos agentes del gobierno checo en el exilio, Josef Gabcík (Cillian Murphy) y Jan Kubis (Jamie Dornan), quienes llegan al país para matar a Heydrich, en esa época apostado en una Praga pavorosa. Lamentablemente una vez más el realizador vuelve a explotar una de sus marcas registradas más insufribles, la de estirar las escenas sin necesidad y abusar de los instantes dramáticos a través de clichés que no agregan demasiado al desarrollo de personajes ni al suspenso en general. Si bien anteriormente fue entendible la introducción esporádica de momentos de dilación, en especial en Despertando al deseo y Metro Manila, aquí el relato reclamaba una narración más cercana a la angustia controlada de los thrillers y menos redundante en materia de la “vida cotidiana” en un período de ocupación bélica, un tópico que ya ha sido trabajado hasta el hartazgo -y con mejores resultados- en el pasado (también podíamos hallar esta suerte de ineficiencia retórica en su otra propuesta de género, El espejo roto, en la que los tics del indie y esa impericia para la tensión embarraban las buenas intenciones). Lejos de la superior y formalmente similar Operación Valquiria (Valkyrie, 2008), de Bryan Singer, Anthropoid nos ofrece una primera mitad que sólo se sostiene por la actuación de Cillian Murphy y que para colmo divaga con detalles románticos en torno a la relación que el par de protagonistas entabla con dos mujeres que integran las filas de una resistencia checa malograda por los embates alemanes. Otro problema importante de fondo es que el ataque a Heydrich ya fue ficcionalizado antes en películas de -por ejemplo- Fritz Lang y Douglas Sirk, siendo todavía el mejor intento el encarado por Operation: Daybreak (1975). Hasta cierto punto los inconvenientes del guión de Sean Ellis y Anthony Frewin, un asistente histórico de Stanley Kubrick, terminan compensados por el gran desenlace en la iglesia, el “después” del magnicidio, aunque tampoco alcanza para rescatar al film de una medianía agridulce.
¿Cuántas películas situadas en la Segunda Guerra Mundial hay? Es casi imposible saberlo y sin embargo parece no haber fatiga alguna tanto en la producción como en el público. Sin pensar mucho vienen a nuestras mentes clásicos tales como El puente sobre el Río Kwai (1957) y Patton (1970) o más modernas en el estilo de Rescatando al soldado Ryan (1998) y El pianista (2002). Todos los años llega a la cartelera alguna que aborde el tema de lleno o de forma adyacente tal como es el caso de este estreno que cuenta como un grupo de checoslovacos planearon y perpetraron el asesinato del General Reinhard Heydrich, el tercer hombre al mando de Hitler. Si bien la historia es alucinante y bien digna de una adaptación cinematográfica debo decir que por momentos me aburrió mucho y que sus dos protagonistas principales no me llegaron de la manera en la cual tendrían que haberlo hecho. Tanto Jamie Dornan como Cillian Murphy están correctos pero se me hace que hay un error de casting porque son dos actores cuyas expresiones son muy duras para transmitir sentimientos y en algunas escenas de esta cinta se nota. Más allá de eso el resto del elenco (prácticamente desconocidos y Toby Jones) está muy bien. El director inglés Sean Ellis mantiene un ritmo demasiado monocorde por buen rato de la cinta y recién levanta en el gran climax. Si no fuera por el gran final que posea la película no podría recomendarse bajo ningún punto de vista. Anthropoid es un film que disfrutarán mucho los amantes de este tema pero el público en general se aburrirá un poco a pesar del realismo de su historia por el simple hecho que hay propuestas similares mucho más entretenidas.
Cuando parte de nuestra historia es tan oscura, sólo una película logra darle apenas un poco de luz. Sorprendido con este gran largometraje. Basado en hechos reales “Anthropoid” fue el nombre que se le dio a la misión por parte de las fuerzas aliadas en Londres para asesinar a un jerarca Nazi que ocupó Checoslovaquia, de nombre Reinhard Heydrich apodado “el carnicero de Praga” tercero en rango luego de Hitler. Excelente la dirección del film a cargo de Sean Ellis, con una fotografía llena de claroscuros, con una gama de grises, tornándolo un film cautivante. La represalia que toma el ejército Nazi a quienes no colaborarán en la búsqueda de los que se animaron a enfrentarlos. Y contra miles de Checoslovacos. La última secuencia que transcurre dentro de la iglesia donde se esconden los soldados que llevaron a cabo la valiente misión es impresionante. Logra una tensión muy pocas veces vista. Muy bien elegido el elenco. Esos rostros tan creíbles. Con impresionantes actuaciones, uno mejor que el otro. Los paracaidistas checos, los soldados nazis, la familia que les da asilo, el violinista… en fin. Muy cruda y violenta “Anthropoid”. Un largometraje altamente recomendado para ver y nunca olvidar hasta donde es capaz de llegar la locura del hombre.
EL HEROÍSMO BAJO EL DOMINIO NAZI Un hecho real de la Segunda Guerra Mundial que lo tiene todo para transformase en una película políticamente correcta, donde los hombres se sacrifican para combatir al nazismo. Se trata del operativo del título que protagonizan un grupo de checoslovacos que tienen como misión en l941 asesinar a Reinhard Heydrich, uno de los arquitectos de la solución final para el exterminio de los judíos. El país bajo en dominio alemán y una resistencia que debilitada por el sentimiento de haber sido entregados a los nazis, de parte de los aliados. Con una buena reconstrucción de época, con actores como Cillian Murphy, Jamie Dornan y el siempre talentoso Tobey Jones, el director Sean Ellis (también coguionista) se demora un tanto en los preparativos y desemboca en una escena final, donde los checos son cercados por hordas nazis resuelta sin golpes bajos pero también con una economía de recursos que cala hondo en el sentimiento del espectador.
Crónica de un famoso atentado fallido. Conocido como “El carnicero de Praga”, “El Verdugo” y “La Bestia Rubia”, Reinhard Heydrich fue uno de los más altos jerarcas del régimen nazi y salió milagrosamente ileso de un operativo que el film de Sean Ellis narra con nervio aunque no pocos convencionalismos. Jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich (tras haberlo sido de la Gestapo y la SD), cerebro organizador de la Noche de los Cristales Rotos, SS y Reichsprotektor del Protectorado de Bohemia y Moravia (actual República Checa, ocupada poco después de Polonia), Reinhard Heydrich fue uno de los más altos jerarcas del régimen nazi. Más precisamente el tercero en la cadena de mando, inmediatamente después del Führer y de Himmler. El 27 de mayo de 1942, un grupo comando compuesto por miembros de la resistencia checa y algunos efectivos enviados por el gobierno de ese país en el exilio atentó contra él, en uno de los operativos más audaces de la Segunda Guerra. La acción llevó el nombre en clave de “Anthropoid”, en referencia al hombre a quien por su extrema crueldad se conoció como “El carnicero de Praga”, “El Verdugo” y “La Bestia Rubia”. Esta coproducción entre Gran Bretaña, República Checa y Francia, coescrita y dirigida por el británico Sean Ellis, narra la preparación, ejecución y secuelas de ese operativo que, teniendo en cuenta su objetivo, podría considerarse, con algo de ironía, de alta gama. Con Cillian Murphy (El viento que agita el prado, El origen) y Jamie Dornan (Cincuenta sombras de Grey) como los paracaidistas llegados desde Londres para ponerse al frente de la acción, Operación Anthropoid tiene el cromatismo crepuscular característico de tantos films ingleses. Todo transcurre entre sombras y tonos parduzcos, y ambas cosas le sientan muy bien a una historia en la que los protagonistas necesitan mantenerse escondidos, y en la que por otra parte la vida de los ciudadanos de a pie no se juega precisamente en colores brillantes. En la primera parte Operación Anthropoid trabaja las tensiones entre los recién llegados y los miembros de la resistencia, a quienes el plan les resulta una locura. No es que a aquéllos no les parezca lo mismo, pero órdenes son órdenes: aparece, sobre todo en el personaje de Cillian Murphy (se trata de Josef Gabcík, de existencia real) un entregarse casi resignado a las circunstancias, que terminará tiñendo la última parte del film de un sentido de fatalidad. En las primeras escenas, Jan Kubis, personaje también real (el de Dornan) tiembla al disparar: hay allí un camino de superación para recorrer. En tren de imposiciones cinematográficas, qué otra más férrea puede haber que una historia de amor. No una sino dos, en este caso. Es el momento más bajo, más adocenado, más forzado de la película, rematado con un poco de tragedia al paso. Obviamente que el momento central de Operación Anthropoid es el del atentado, donde una ametralladora falla y la Bestia Rubia hace honor a su seudónimo, apareciendo casi como un villano dotado de superpoderes. La escena está bien narrada, con nervio, cámaras en mano (que Ellis carga él mismo y usa en toda la película a destajo) y un montaje acorde. De allí en más sobreviene la encerrona, con requisas casa por casa, torturas y ejecuciones sumarias (a Ellis le da por las metáforas obvias: una bota aplasta el violín de un muchacho, un objeto significativo cae del vestido de una mujer en el momento de la muerte) y, enseguida, un traidor que abre la boca y el consiguiente círculo de la muerte que se cierra sobre los resistentes. Sabiéndose perdidos, éstos se juegan a cobrar la derrota lo más cara posible. Aunque contenido, el tono elegíaco, sumado a la certeza de la fatalidad, el alto consumo de cápsulas de cianuro y los disparos en la sien –cuestión de no caer en la mesa de torturas– le dan a la última media hora, en medio del nutrido intercambio de munición, una bienvenida, casi operística intensidad, ausente hasta entonces.
Anthropoid: la Resistencia checa, narrada a reglamento Entre las muchas situaciones y diálogos extraordinarios de Pequeños guerreros (Small Soldiers), de Joe Dante, 1998, estaba la frase "creo que la Segunda Guerra Mundial es mi guerra favorita". Una cita que, más allá de su negra comicidad, definía esa contienda como la más cinematográfica, la proveedora de los relatos más apasionantes, además de los villanos más malvados, los nazis ("Nazis, I hate those guys", memorable frase de Indiana Jones). Nada de extraordinario ni de memorable hay, por el contrario, en Anthropoid, en la que se cuenta la operación del título, el asesinato de Reinhard Heydrich, uno de los máximos jerarcas nazis y arquitecto de la "solución final de la cuestión judía" a manos de la resistencia checoslovaca. La película cuenta los planes, las discusiones sobre las órdenes del gobierno en el exilio, la desconfianza, las traiciones o intentos de, los amores, la maldad de los ocupantes alemanes, y se ve la belleza de Praga. Se habla en inglés con acento de Europa del Este y algunos diálogos son en alemán. Y no se habla en checo, a pesar de que la película es algo así como un homenaje a esos resistentes. Hay solemnidad, hay una notoria molicie narrativa, hay algún flashback innecesario y tiros filmados con flagrante impericia, y dos horas de duración que abruman sin dar casi nada a cambio más que la información de un hecho histórico. Un film vacío de deseo, en el que nadie parece haber puesto el menor entusiasmo: cine hecho a reglamento, con la peregrina idea de que los hechos se cuentan solos, por su propio peso.
La Resistencia antinazi como pocas veces se vio El director Sean Ellis se pone a la altura de maestros como Jean Pierre Melville o Andrzej Wajda, de los pocos que contaron historias de Resistencia con minuciosidad histórica, apropiado tono oscuro y violencia sin épica. Hay centenares de películas sobre la Segunda Guerra Mundial, pero, por algún motivo, sobre las distintas Resistencias hay muy pocas. Este fenómeno puede obedecer a lo terrible que suelen ser estas historias más llenas de crueldad y traición que de épica espectacular o gloria. Por eso algunas de las mejores películas sobre la Resistencia se cuentan entre los mejores trabajos de maestros como Jean Pierre Melville o Andrzej Wajda. Pero la gran historia antinazi aún no había sido contada, y es justamente la que ocupa a este film formidable basado en los hechos reales relacionados con el atentado contra el general de la SS Reinhard Heydrich, más conocido como "el carnicero de Praga". En realidad sí hubo una versión previa, el excelente film de propaganda bélica de 1943 "Hitler's Madman", con dirección de Douglas Sirk y un brillante John Carradine como el criminal que concibió la solución final. Pero era una película de propaganda totalmente distorsionada, mientras que "Anthropoid" (por el nombre clave "Operación Antropoide") es una visión realmente rigurosa de cómo un puñado de miembros de la Resistencia checa lograron la muerte del oficial nazi de mayor rango durante toda la guerra. Jamie Dornan y Cillian Murphy son los dos checos devueltos por Londres a su tierra, un país diezmado por los nazis, donde la Resistencia local no tiene ni una radio para comunicarse con los aliados (una manera de decir, ya que en 1938 Inglaterra y Francia dejaron Checoslovaquia en manos de Hitler por el infame tratado de Munich). El director, productor y guionista Sean Ellis divide la película en dos mitades: una dedicada a la misión imposible de matar a Heydrich, la opresiva vida en la Praga ocupada y los pormenores del atentado. La intensidad del drama y el suspenso de esta parte, sin embargo, no se compara con la segunda mitad del film, que narra la misión mucho mas imposible de tratar de huir de Praga en medio de las represalias nazis. "Anthropoid" tiene todo lo que tiene que tener este temible subgénero del cine bélico, incluyendo un increíble ojo para la minuciosidad histórica, el apropiado tono oscuro, la violencia sin épica y algunas excelentes actuaciones, como las de Murphy y su camarada Tobey Jones, que aporta su particular rostro a un cerebral luchador antinazi. Ni hay que aclarar que la película es terriblemente fuerte y dramática, tal como debe ser.
Clásica, digna y poco sorprendente reconstrucción de uno de los casos más impactantes de la Segunda Guerra Mundial. Reinhard Heydrich, “el carnicero de Praga”, es considerado uno de los principales ideólogos del Holocausto y uno de los jerarcas nazis que más activamente participaron en la implementación de la Solución Final. Por eso, el atentado que sufrió en 1942 (y cuyas secuelas terminaron con su vida pocos días después) es uno de los hechos insoslayables de la Segunda Guerra Mundial. Esta película dirigida, coescrita, producida y fotografiada por Sean Ellis reconstruye el antes, el durante y el después de aquella misión concretada por un comando de checoslovacos (Heydrich imponía su mano dura en Praga) con entrenamiento británico. El film dura demasiado (120 minutos) y, para colmo, tarda mucho en arrancar (o al menos en enganchar), ya que la introducción de los dos protagonistas, Josef Gabcík (Cillian Murphy) y Jan Kubis (Jamie Dornan), no resulta demasiado inspiradora. Pero, si el espectador resiste esas indecisiones iniciales y soporta el cocoliche de acentos (la mayoría de los diálogos son en un inglés “checo”), la película en su segunda mitad entrega la energía y la tensión que prometía. No esperen una narración demasiado virtuosa ni conflictos muy elaborados. Anthropoid es, en el mejor de los casos, una película bélica clásica, aunque también bastante convencional. Heydrich fue el líder nazi de mayor rango que murió durante la Segunda Guerra Mundial y esta historia merecía su propia película. El resultado es digno, sí, pero se trata de un film más. Queda el testimonio, algunos mínimos hallazgos artísticos... y poco más.
GIGANTE Con Cashback y Metro Manila -ninguna estrenada en la Argentina-, el realizador Sean Ellis consiguió buenas críticas en el mundo y ahora salta a las ligas mayores con Anthropoid, un film de encargo que recrea la acción de dos héroes checos que en la Segunda Guerra Mundial, luego de recibir entrenamiento en el Reino Unido, volvieron a Praga para asesinar a Reinhard Tristan Eugen Heydrich, un oficial nazi que había eliminado cualquier resistencia en el país mediante una brutal represión que incluyó miles de ejecuciones. Lo cierto es que lo de las ligas mayores tiene que ver con que el motor del proyecto fue nada menos que la República Checa y la distribución estuvo a cargo de la gigante Buena Vista International, que posibilitó contar con un elenco entre los que se destacan Cillian Murphy, Jamie Dornan y Toby Jones, tres estrellas del cine global para una historia que sin lugar a dudas merecía ser contada, pero que desde el diseño calculado y nuevamente, global, destinado a glorificar la acción de los patriotas para el resto del mundo, resulta en un Frankenstein con piezas que no encajan. El eslovaco Jan Kubiš (Murphy) y el checo Jozef Gabčík (Jamie Dornan) llegan a Checoslovaquia con el encargo de matar al Carnicero de Praga (antes había sido el jefe de la Gestapo y era uno de los ideólogos de la llamada solución final), pronto se ponen en contacto con lo que queda de la diezmada resistencia, principalmente con Hajský (Jones), que les consigue una casa-refugio y los medios para que lleguen a cabo la misión. El plan de la película sigue su curso y como corresponde, se suceden las discusiones entre los que quieren ejecutar sin más al líder nazi y los que temen las inevitables represalias. Claro está, hay algunos pantallazos de la barbarie de los invasores y si el espectáculo destinado a la franja de espectadores más amplia posible exige algo de empatía, que se muestre que no fueron hombres de bronce, ahí están los protagonistas, enamorándose a las apuradas -hace rato que el romance no se resolvía tan torpemente- para ocuparse del atentado y no mucho más. Hablada en inglés con un elenco internacional, el carácter de gran producción se traslada a un guión endeble, una dirección inocua (podría haber estado a cargo de cualquier artesano de la industria) y la nula posibilidad de que los interpretes muestren su talento y hagan su trabajo. ANTHROPOID Operación Anthropoid. Gran Bretaña, 2016. Director: Sean Ellis. Guión: Sean Ellis, Anthony Frewin. Fotografía: Sean Ellis. Música: Robin Foster. Intérpretes: Jamie Dornan, Cillian Murphy, Charlotte Le Bon, Toby Jones, Harry Lloyd, Bill Milner, Sam Keeley, Mish Boyko, Sean Mahon, Anna Geislerová, Martin Hofmann, Jan Budar, Alena Mihulová, Václav Neuzil, Ondrej Malý. Duración: 120 minutos.
La resistencia en Praga Durante la Segunda Guerra Mundial se produjeron actos de profundo heroísmo en contra de los invasores alemanes en los distintos países ocupados por la locura nacionalsocialista. Con el fin de recuperar una de estas experiencias, Anthropoid (2016), el último film del realizador inglés Sean Ellis (Cashback, 2006), busca reconstruir lo más fielmente posible los pormenores de la planificación y la ejecución del asesinato de Reinhard Heydrich, uno de los principales jerarcas del Partido Nazi, designado en Praga. Heydrich fue conocido como uno de los grandes fanáticos del nacionalsocialismo en Alemania. En su prontuario figura la fundación de las SD, un organismo de inteligencia y asalto que persiguió la disidencia dentro del Partido Nazi, la preparación y ejecución de los ataques coordinados contra los judíos en Alemania en 1938 conocida como La noche de los cristales rotos, los comandos de ejecución que acompañaron al ejército alemán en su avance por Europa asesinando comunistas, intelectuales y judíos y la creación de la solución final para deportar y finalmente erradicar del mundo a los enemigos reales e imaginarios de la raza aria. Apodado por sus enemigos como La bestia rubia y El verdugo, fue asignado en Praga como protector de Bohemia y Moravia en 1941 tras el inicio de la guerra para aplacar la resistencia checa a sangre y fuego, incluso implantando la supresión de la cultura checa, reemplazándola con la nueva cultura nacionalsocialista del Tercer Reich en un acto de extrema insania, ganándose el sobrenombre de El carnicero de Praga, por sus métodos brutales. Ellis se disfraza momentáneamente del Gillo Pontecorvo de Operación Ogro (1979), el film del realizador italiano sobre la planificación del asesinato de Luis Carrero Blanco, el último presidente de España bajo la dictadura franquista y sucesor del propio Francisco Franco en el liderazgo fascista militar español. Con una historia similar a la del film español, el director reconstruye de forma extraordinaria la operación Anthropoid, la iniciativa del gobierno checoslovaco exiliado en Londres para asesinar al organizador de la represión nazi en Europa. Intercalando algunos fotogramas de la belleza de Praga entre las imágenes de la represión y la miseria durante la ocupación, Anthropoid narra la integración de Jan Kubis (Jamie Dornan) y Josef Gabcík (Cillian Murphy), dos exiliados checoslovacos en Londres, a los restos de la resistencia en Praga. La feroz ocupación alemana y la preparación del asesinato de Heydrich con gran detallismo y profundidad se funden con la contextualización de toda la operación alrededor de la vida cotidiana de los conspiradores checos en la clandestinidad. El film trasmite la conmoción de la premura y la necesidad de un proyecto en el que cualquier error puede conducir a la muerte o aún peor, a la captura. Ya sea en las discusiones internas de comité entre los involucrados, en las difíciles relaciones sociales condenadas desde un principio o en la camaradería en los momentos en que las balas silban, Anthropoid crea una atmósfera que mezcla la agitación y la severidad como constantes de una misión en la que los escasos momentos de relajación y cariño son los prolegómenos del sufrimiento, pero sin olvidar, a su vez, que lo único que hace la vida soportable en medio de la tragedia no es solo la promesa de libertad a futuro. El guión de Ellis y Anthony Frewin (Color Me Kubrick, 2005) es equilibrado con cada escena y diálogo en una búsqueda realista encomiable. La gran escena de acción de la resistencia en la Catedral no solo es una recreación de uno de los momentos más tensos de la resistencia europea, sino que además es verdaderamente un ataque irónico al concepto de voluntad nazi y un gran símbolo sobre la resistencia al nacionalsocialismo durante todo el conflicto mundial. De esta manera, Anthropoid no solo recrea uno de los momentos más importantes de la guerra, ya que el asesinato de Heydrich marcó la reafirmación del compromiso de Checoslovaquia con la lucha contra Alemania a pesar de la traición de los aliados en la Conferencia de Munich en 1938, sino que realmente funciona como una alegoría maravillosa sobre la determinación de los hombres libres de plantar resistencia ante la imposición de la fuerza por parte de cualquier opresor.
“Antropoid” Inspirada en la controversial operación Antropoid, que buscó asesinar a la mano derecha de Hitler, el filme de Sean Ellis, protagonizado por un elenco encabezado por Cillian Murphy y Jamie Dornan, la construcción de la tensión es la principal base para lograr mantener en vilo al espectador sin grandes manierismos. Ellis bucea en la historia para potenciar el relato, y agrega las dosis de acción y romance necesaria para que todo fluya y funcione. Si es verosímil, o fiel a los sucesos, eso es otro tema, pero la facturación, la impecable reconstrucción de época, la dupla protagónica y la sorpresa, terminan por erigir uno de los filmes del año.
No bombardeen Praga. Durante el régimen nazi la cabeza del partido fue Hitler, seguido por Himmler y el tercer jerarca más importante fue Reinhard Heydrich, conocido también como la Bestia Rubia, el Verdugo o el Carnicero de Praga. El sólo hecho de saber los seudónimos por los cuales era conocido Heydrich ya nos brinda un pantallazo de su obra durante el nazismo. Anthropoid nos traerá la historia de dos guerrilleros de la resistencia checa que tendrán por misión nada más y nada menos que matar al mismísimo Carnicero de Praga. Anthropoid está basada en la célebre Operación Antropoide, aquella misión casi suicida en la que unos cuantos guerrilleros checos debían asesinar a Reinhard Heydrich –uno de los principales mentores de la “Solución Final”– para así demostrar a los aliados que Checoslovaquia no simpatizaba con el régimen nazi y que aún podían contar con el país, a pesar de haber sido entregados a los nazis. En los primeros compases de la cinta ya podemos sentir la atmósfera opresiva que se respiraba en la Praga ocupada, todo esto gracias a una gran recreación de época que genera esa sensación de malestar, todo esto ayuda a que las actuaciones de los protagonistas destaquen en medio de una puesta en escena de los más brillante. Josef Gabcík es encarnado por Cillian Murphy, uno de los actores fetiche de Christopher Nolan, quien cumple con creces su papel, algo que no sorprende. Quien sí realmente deja una agradable sensación es Jamie Dornan, el actor irlandés quien fue más conocido por encarnar al señor Grey en 50 Sombras de Grey nos brinda una buena interpretación del guerrillero checo Jan Kubis, si bien Dornan no la rompe actoralmente, su papel está más que bien y quizás podría ser empezado a tener en cuenta para papeles más serios, con más carga actoral que solamente mostrar lo trabajado que tiene el cuerpo. Algo que siempre se le critica a este tipo de películas es el hecho de que se hable inglés. Está bien, entendemos que por cuestiones cinematográficas de los actores elegidos tenemos que hacer de cuenta que los checos y alemanes hablan inglés de nacimiento, pero quizás esta falencia se arreglaría con la incorporación de verdaderos actores que hablen el idioma vernáculo de los países representados en pantalla. Quizás aquí ya estemos hilando demasiado fino, pero es algo que no deja de hacer ruido, ya que la historia representada en Anthropoid –exceptuando algunos mínimos detalles– ocurrió tal cual lo hizo en la vida real. Una de las fallas de Anthropoid es el hecho de que la cinta tarda casi una hora en tomar ritmo, no es que lo que suceda durante ese tiempo carezca de importancia, sino que todo el desarrollo de personajes que se da durante esos casi sesenta minutos es algo lento, algo que podría aburrir a más de uno, pero la recompensa se verá luego de transcurrido el primer acto, ya que una vez que la cinta nos sumerja en la tensión no habrá respiro para el espectador hasta el final. Conclusión: Anthropoid es una gran película de suspenso basada en la Segunda Guerra Mundial. Con una genial recreación de la época, unos actores que brindan una interpretación a la altura de la gran historia narrada, y un director que supo allanar el camino para los momentos de tensión que no darán respiro una vez que la Operación Antropoide comience, nos dejará con una sensación de malestar –en el buen sentido– luego de finalizada la obra. Una de las mejores propuestas en materia de suspenso en lo que va del año. La tensión en Anthropoid es simplemente brutal.
Una excelente película histórica que nos llega del Reino Unido sobre el nazismo y la Segunda Guerra Mundial, de visión casi obligatoria para los amantes del género. Prácticamente todo lo que vemos en la proyección es verdad, excepto el hecho de que el verdadero...
Sin conexión emocional Demasiado clásica y prolija, termina siendo fría y no produce ninguna empatía. Quizá llegue el día en que se agote la cantera de la Segunda Guerra Mundial, pero ese glorioso momento parece lejano: siempre aparecen nuevos u olvidados sucesos, asombrosos por su épica o su crueldad, que son carne de largometraje. En este caso es el atentado que la resistencia checoslovaca, con apoyo logístico británico, perpetró en 1942 contra Reinhard Heydrich, el número 3 en jerarquía del Tercer Reich (detrás de Adolph Hitler y Heinrich Himmler) y máxima autoridad alemana en los anexados territorios de Bohemia y Moravia. De tan prolija, la película termina siendo fría: jamás consigue algún tipo de conexión emocional con los protagonistas y sus peripecias. Hay mucha seriedad, diálogos dramáticos, permanente clima conspirativo, pero ninguna empatía con los héroes (y eso que los nazis, como sabemos, son malísimos). Anthropoid lleva a pensar que, después de Bastardos sin gloria o El hijo de Saúl, es imposible volver a contar una historia de la Segunda Guerra sin darle una vuelta de tuerca.
Se encuentra bien narrada, habla del deseo de libertad, de las traiciones, del abuso del poder y la cobardía. Hay escenas fuertes de tortura, crueldad y valentía. Contiene tensión, intriga, drama, buenos climas, por momentos muy inquietantes, su fotografía es estupenda, con tonos sepia y una buena paleta de colores, un gran manejo de la iluminación, un buen uso de los primeros planos y ambientación, tiene buen ritmo y un elenco sólido.
No hay escenario más doloroso y vasto que la Segunda Guerra Mundial para narrar historias verídicas de personas excepcionales frente a circunstancias extraordinarias. Anthropoid, de Sean Ellis, elige la poco contada historia de un grupo de checoslovacos enviados a asesinar sin miramientos a un alto comando de las fuerzas nazis. De corte clásico pero muy bien filmada, en definitiva es otro relato que vale la pena contar pero que no trae nada nuevo a la mesa para uno de los episodios más negros de la humanidad.
Seis millones de muertos dejó el régimen de terror y muerte que instauró Adolf Hitler en Europa y seis millones son el mínimo de historias que podrían contarse hasta la eternidad sobre aquellos años. En el caso de Anthropoid (antropoide, que según la RAE es un animal “que se parece al ser humano en sus caracteres morfológicos externos”) la trama se centra en dos espías que son enviados a Praga con el fin de matar al general Reinhard Heydrich, quien dirigió esa ciudad checa con puño de hierro y llegó a ser conocido como “el carnicero de Praga”. El director Sean Ellis, sin mayor curriculum en el tema (y por tema hablamos del Holocausto y del cine en general) sorprende con un trabajo prolijo y que milita en las bondades del in crescendo con una pericia para el aplauso. El relato da inicio con la presentación de los dos personajes centrales (Cillian Murphy, Jamie Dornan) en un comienzo de misión que se complejiza y termina de la peor forma. Luego la narración ingresa en una meseta salpicada por el melodrama clásico de Hollywood, pese a tratarse de un opus filmado y producido en Europa. ¿Cuánto más podrá contar el cine sobre el nazismo sin desbarrancarse en los más fatales lugares comunes? No lo sabemos pero podemos sospecharlo. En cambio, Anthtopoid, ya desde el título (¿hay acaso una forma menos atractiva y comercial de bautizar una película para el gran público?) va por el lado de la buena narrativa, de la puesta dramática como medio para contar una historia sólida. Ahí es donde dicen presentes las buenas performances del citado Murphy, Charlotte Le Bon y, desde ya, del enorme Toby Jones (Hunger Games, Wayward Pines) y también las elecciones de dirección y puesta. Entre los puntos a favor de Anthropoid también se cuentan la banda de sonido (minimalista, concreta y ajustada) y una última media hora trepidante y perfecta en timing. Sin poner el dedo en la llaga del dolor por la sangría humana que causó el III Reich ni más golpes bajos que algunos primeros planos filo-gore, podemos decir entonces sin mayor margen de error que estamos ante uno de los films más interesantes de 2016.
MATAR AL CARNICERO Uno de los hechos históricos del Siglo XX que más veces fue llevado al cine es la Segunda Guerra Mundial, que ha sido retratado además con la enorme cantidad de ribetes que tuvo: momentos heroicos, unión y ruptura de lazos familiares, crudos asesinatos. Todo lo que un ser humano puede generar, la belleza y el espanto. Anthropoid se incluye en este grupo, película basada en la historia real de una operación que tenía la misión de asesinar al general Reinhard Heydrich, conocido como “El Carnicero de Praga”, tercero al mando luego de Hitler y Himmler, que fue enviado a Checoslovaquia a controlar a la resistencia local. Esta producción dirigida por Sean Ellis recrea en forma destacada el momento histórico de aquella Checoslovaquia que había sido entregada a los alemanes por parte de los aliados para evitar llegar a una guerra que tiempo después fue inevitable. El film es preciso, centrándose principalmente en los dos soldados checoslovacos encargados de asesinar a Heydrich. La llegada a Praga, la conexión con los otros miembros de la Resistencia, la planificación del atentado y la posterior consecuencia de este son los elementos que presenta Anthropoid, que toma esa porción de vida de los rebeldes con el contexto de la invasión nazi. La película no se detiene a pensar las cuestiones políticas o los argumentos civiles de porqué esa circunstancia: aquí hay una orden de matar a un líder y lo que se ve es la planificación, ejecución y secuelas del hecho. Ni más ni menos. A lo largo de la película se observan situaciones predecibles o ya vistas en otras producciones bélicas, lo cual le quita sorpresa. Sin embargo, la acertada utilización de estos elementos habituales hace que el film resulte interesante. A su vez hay un destacado trabajo del director, quien desde la puesta en escena resume en miradas, gestos o el enfoque en una situación breve, la complejidad de las relaciones humanas, sin abandonar el centro de lo “policial” de la historia, pero que sirve para darles volumen a los protagonistas. También se suma las acertadas actuaciones; justas, medidas, precisas con el tono serio del film, que a través de la música logra alcanzar el tono épico habitual en el género. Anthropoid no es la última maravilla del cine, ni será recordada como la película del 2016. Tampoco hará que el espectador se encuentre con algo nuevo en este tipo de films, pero es una producción correcta, bien ejecutada, que resulta interesante para conocer este pequeño hecho dentro de la gigante Guerra. No sorprende, pero satisface.
La película protagonizada por Cillian Murphy y Jamie Dornan reconstruye de manera correcta pero un tanto académica uno de los operativos secretos más célebres realizados durante la Segunda Guerra Mundial: la misión para asesinar a “El Carnicero de Praga”, el general nazi Reinhard Heydrich. La Operación Antropoide –más allá de su título de ciencia ficción– fue una de las misiones más importantes de la Segunda Guerra Mundial, pero es una que no es tan recordada actualmente, acaso por sus ambiguos resultados. En ANTHROPOID, el realizador británico Sean Ellis se acerca a esta historia –que ya ha sido contada otras veces en cine– de una manera tan fiel a la realidad que leer la página de Wikipedia del caso es casi como leer el guión. ¿O será que lo escribieron a partir de lo que decía allí? La operación consistía en asesinar al General de las SS, Reinhard Heydrich, arquitecto de la Solución Final y el tercer hombre al mando del tristemente célebre Reich, tras Hitler y Himmler. Mandamás de la ocupación nazi en Checoslovaquia, Heydrich era conocido como el Carnicero de Praga por su propensión a la violencia extrema. Y el gobierno checoslovaco en el exilio, junto a los británicos, tomaron en 1942 la decisión de aniquilarlo. Es cierto que no hay novedades en el filme respecto a lo que se conoce del caso y que la narrativa que se cuenta es, detalles más detalles menos, la oficial del operativo, pero Ellis hace lo posible por insuflarle vida propia, cinematográfica, a la historia. Y lo consigue a medias. Igual que en el caso real, una vez que la acción se pone en movimiento la película cobra intensidad, pero eso recién sucede casi a la mitad de sus dos horas. Cillian Murphy y Jamie Dornan interpretan a Josef Gabcik y Jan Kubis, los principales encargados de la misión, uno eslovaco y el otro checo. Ambos aterrizan via paracaídas en Checoslovaquia y van contactándose con la resistencia local y hasta involucrándose en situaciones románticas. Cuando finalmente cuentan cuál es su plan todos los toman por locos, pero de a poco se va armando la estrategia, y el operativo para asesinar al Carnicero de Praga se pone en marcha. Por respeto a los que no conocen la historia real, dejaremos aquí la narración de los hechos y solo agregaré que el atentado en sí y las consecuencias posteriores ocupan la violenta segunda parte del relato. Salvo por el hecho de que los checoslovacos hablan en inglés (con acentos de algún lugar de Europa del Este), la película es bastante fiel a la historia. De hecho hasta tiene sentido ese recurso ya que la lógica de su factura es un tanto anticuada, con el tipo de diálogos y escenas que solían ser típicos en estas películas de la Segunda Guerra décadas atrás pero que ya han prácticamente desaparecido de las pantallas. Lo que deja en evidencia que el filme es actual es su nivel de violencia, de una crudeza impensada en el cine bélico de los ’40 o ’50. Con dos correctas y comprometidas actuaciones de Dornan y Murphy más una cuidada reconstrucción de época, ANTHROPOID permite recuperar este fuerte episodio de la Segunda Guerra Mundial, aunque nunca va más allá de eso ni toma demasiados riesgos estéticos o narrativos. Es una película demasiado académica como para sorprender y casi nunca pierde la línea Wikipedia de la prolija reconstrucción histórica. Sin ir más lejos, con muchísimas modificaciones a la entonces no del todo conocida ni canonizada historia real, LOS VERDUGOS TAMBIEN MUEREN, de Fritz Lang con guión de Bertolt Brecht, contaba la misma operación solo un año después de sucedida con mucho mejor resultado. Lo que permanece en el espectador tras ver ANTHROPOID, de todos modos, es una serie de preguntas que se extienden a todas las guerras: cómo el heroísmo y el caos pueden convivir, cómo un hecho puesto en marcha con nobles (o justas) intenciones puede tener consecuencias terribles y, cómo, finalmente, toda violencia genera más violencia, sin final aparente. Lección que hasta el día de hoy nadie parece haber podido aprender del todo bien.
El cine está en otra parte Anthropoid cuenta la historia del asesinato del nazi Reinhard Heydrich, pero a pesar de la fidelidad a los hechos, no logra un efecto de realidad. Es mayo de 1942 y el Tercer Reich está en su apogeo. La parte checa de Checoslovaquia está ocupada por Alemania. Reinhard Heydrich, el nazi más importante después de Adolf Hitler y Heinrich Himmler, la bestia rubia, el carnicero de Praga, es el Reichsprotektor de Bohemia y Moravia: en otras palabras, es el amo y señor de Checoslovaquia, el encargado de aplastar a la Resistencia y de poner a trabajar a todo el pueblo checo en la producción de armamento para abastecer al Reich. Heydrich también es, como si todo esto fuera poco, uno de los principales ideólogos -si no el principal- de la Solución Final. Es mayo de 1942 y los jóvenes Jan Kubiš (28) y Jozef Gabčík (30), que fueron enviados en paracaídas por el gobierno checo en el exilio, se ocultan en distintas casas de simpatizantes de la Resistencia. Vienen de Londres con una misión fundamental que, de ser exitosa, cambiará el curso de la guerra pero también significará, muy probablemente, una sentencia de muerte para ellos: las órdenes son matar a Reinhard Heydrich. Todo esto pasó de verdad y es uno de esos acontecimientos de la Historia tan tentadores para incorporar a una ficción. Tiene todo: héroes, villanos (¿hay mejor villano que un nazi?), traidores, romance (tanto Kubiš como Gabčík se enamoran de las hijas de las familias que los cobijan en secreto) y una ciudad hermosa, Praga, como telón de fondo. Hubo varias películas, de hecho: Los verdugos también mueren, dirigda por Fritz Lang con guión de Bertolt Brecht y música de Hanns Eisler -dos austríacos y un alemán exiliados- y El verdugo de Hitler, dirigida por otro alemán que había huído de los nazis: Hans Detlef Sierck, más conocido como Douglas Sirk. Ambas películas son de 1943: urgentes, de propaganda, no se preocupan demasiado por narrar los hechos con veracidad porque en ese entonces no se conocían con detalle. En 2010, una novela sobre el asesinato de Heydrich ganó el premio Goncourt, el más prestigioso de Francia: se trata de HHhH, de Laurent Binet, que se inscribe en la tradición de las novelas históricas “meta”, que narran un hecho a la vez que el autor reflexiona sobre ese hecho y sobre la novela que está escribiendo, un poco al estilo de Javier Cercas o Emmanuel Carrère. El éxito de la novela de Binet y el hecho de que se inspire en un acontecimiento tan cinematográfico le valió tener su adaptación al cine. En febrero de este año terminó de filmarse, con Jack O'Connell en el papel de Jan Kubiš (que en Inquebrantable, de Angelina Jolie, ya había interpretado a un héroe de la vida real), Jack Reynor en el de Josef Gabčík y Jason Clarke como Heydrich (que ya había interpretado a un torturador, pero del bando de los buenos, en La noche más oscura). La película de HHhH todavía no se estrenó, pero hoy podemos ver otra que se le adelantó descaradamente: no está basada en la novela de Binet -no explícitamente- pero tiene toda la pretensión de veracidad. Se trata de Anthropoid, de Sean Ellis, la película que finalmente nos ocupa en esta ocasión. Quizás no fue buena idea haber leído la novela de Binet justo antes de ver Anthropoid. Al menos no lo fue en beneficio de la película. No tanto por la comparación entre libro y película, que siempre es conveniente no hacer, sino por las reflexiones de Binet sobre la representación ficcional de un hecho histórico, que son quizás lo que hacen de su novela algo superior a una mera narración de una anécdota -por más interesante que sea esa anécdota, por mejor narrada que esté-, y resulta imposible abstraerse de ellas observando Anthropoid. Al comienzo de la novela, cuando Binet introduce a Josef Gabčík, dice: “Sé que reduzco a este hombre al vulgar rango de personaje, y sus actos al de la literatura: alquimia infame, pero, ¿acaso puedo hacer otra cosa?”. Más adelante dice, luego de relatar un diálogo entre un Heydrich niño y su padre: “No hay nada más artificial en una narración histórica que este tipo de diálogos, reconstruidos a partir de testimonios más o menos cercanos con el objetivo de darle vida a las páginas muertas de la historia. (…) Cuando un escritor intenta revivir una conversación de esta forma, el resultado a menudo es forzado y el efecto es el opuesto al deseado: ves con demasiada claridad los hilos que controlan a los títeres, escuchás con demasiada claridad la voz del autor en boca de estos personajes históricos”. Es evidente que después de este tipo de comentarios, ver a un Gabčík interpretado por Cillian Murphy derramar lágrimas ante la muerte de algún personaje, o hablar en inglés con acento checo (supongo que el acento es checo, probablemente un checo notaría que ni el acento está bien, que parece más polaco o húngaro) derrumba toda posibilidad de verosimilitud. Son las convenciones del cine, me dirán; Binet puede darse el lujo de no reproducir diálogos porque puede jugar con las palabras, pero las películas necesitan diálogos. Esto es verdad y si por un momento olvidamos los pruritos -quizá excesivos- de Binet y nos abandonamos, no sin dificultad, a la empresa de “ver una película de espionaje”, nos vamos a encontrar simplemente con una película mala. Y perdón, pero al menos en parte la explicación nos la dan las reflexiones de Binet. Sus pruritos pueden ser excesivos, pero son pertinentes. Es posible que si los guionistas Sean Ellis y Anthony Frewin hubieran sido un poco más talentosos, o al menos cuidadosos, Gabčík y Kubiš habrían alcanzado un status de personajes menos vulgares. Tampoco ayuda el trabajo de Jamie Dornan como Jan Kubiš. Aunque en estos casos es difícil distinguir si el problema está en el actor o en el guión, lo cierto es que su Kubiš, con sus dudas y sus ataques de nervios, es la contracara del Kubiš que con tanto pudor puso en sus páginas Binet, al que se negó hasta a citar textualmente. Es probable que con un guión más inteligente y un actor más capaz, Binet estaría presente apenas en un parrafito ilustrativo en esta nota: su omnipresencia se debe a que Anthropoid le da la razón en todo (y a que acabo de terminar de leerlo, esto también es cierto). Pero hay otro problema en la película que no tiene mucho que ver con los problemas de representación histórica. Dije antes que no hay mejor villano que un nazi (ya lo dijo Indiana Jones) y acá los nazis están prácticamente fuera de campo. No solo Heydrich está reducido a un blanco móvil interpretado por un extra: todos los nazis son extras, una multitud de uniformes que hablan en alemán y miran mal a los protagonistas. Hasta la masacre de Lidice -la completa destrucción de todo un pueblo y el asesinato de todos sus habitantes en represalia por el atentado- está fuera de campo. Anthropoid cuenta una historia real con fidelidad a los hechos, pero a pesar de esto -¿o a causa de esto?- produce un efecto de realidad muchísimo menor que el de, por ejemplo, una fábula fantasiosa como Bastardos sin gloria. A Anthropoid le falta un Hans Landa, y eso que tenía como materia prima a Heydrich. Incomprensible. Hay una frase de Binet que marqué y que me tatuaría: “Para que cualquier cosa pueda penetrar en la memoria, es preciso antes transformarla en literatura. No está bien, pero es así”. De la misma forma que la conquista del Oeste se transformó en mítica gracias al cine, los actos heroicos como los de Kubiš y Gabčík (y todos sus compatriotas que dijeron “no” mientras el resto decía “si”, para citar a Cercas) quedan tallados en piedra gracias a novelas como las de Binet. En este caso, el cine todavía espera su turno.
Crítica emitida en Cartelera 1030-sábados de 20-22hs. Radio Del Plata AM 1030
Fiel relato del atentado que le costó la vida a Heydrich pero también a muchos checos y eslovacos En 2010 el escritor francés Laurent Binet publicó su primer y excelente libro (también traducido al español) “HHhH”, que le permitió ganar el reputado Premio Goncourt. El extraño título refería a una frase en alemán que se podría traducir como “El cerebro (Hirn) de Himmler se llama (heisst) Heydrich”. Reinhard Heydrich (cuyo apodo más célebre fue “El carnicero de Praga”) era el segundo de Heinrich Himmler, otro personaje atroz quien, al igual que su rubio lugarteniente, estaba entre los preferidos de Hitler. La operación “Antropoide” fue conducida a mediados de 1942 por un grupo de checos y eslovacos de la Resistencia, en el exilio de Londres, que con paracaídas desembarcaron en las cercanías de Praga. El checo Jan Kubis (Jamie Dornan) y el eslovaco Josef Gabcik (Cillian Murphy) fueron sus principales artífices y la película muestra con total fidelidad a los hechos y sin duda fuerte inspiración en el libro de Binet como se desarrolló el operativo. Es muy interesante el contraste entre el indeciso Kubis y el más determinado Gabcik, aunque ambos demostraron gran valentía y pagaron con su vida el atentado que casi fracasa. En verdad, Heydrich murió una semana después, producto de una infección generalizada (septicemia) que le produjo increíblemente el tapizado del auto en que viajaba y que se introdujo en su cuerpo herido. Pero lo más terrible fue la venganza que planeó Hitler primero enviando cientos de efectivos a Praga para encontrar a los culpables y luego borrando literalmente de la tierra a un pueblo entero (Lidice) en calidad de represalia, matando a todos los hombres de dicha localidad. “Anthropoid”, dirigida por el inglés Sean Ellis aprovecha al máximo la belleza de la ciudad de Praga, donde transcurre la mayor parte del relato. La fotografía en colores, que casi parece en blanco y negro, le agrega en sus diversos tonos de grises un clima de angustia y opresión que sólo alivian parcialmente las historias de amor de los dos sacrificados héroes. El tema ha sido llevado en varias oportunidades al cine inclusive pocos meses después que tuvo lugar por Fritz Lang (“Los valientes también mueren”) y Douglas Sirk (“Hitler’s Madman”), esta última con John Carradine en el rol de Heydrich. Sin restarle méritos a ambas tempranas versiones, “Anthropoid” es la que más fielmente refleja el atentado que lamentablemente le costó la vida a muchos inocentes y a unos pocos culpables.
Una historia real y dramática, una película clásica y fría Cómo es Anthropoid, el filme que narra el asesinato del criminal nazi Reinhard Heydrich en Checoslovaquia. La historia real que cuenta la película Anthropoid es mucho más espeluznante que el resultado cinematográfico, que por momentos se queda a medias tintas. La operación para matar al líder nazi Rehinhard Heydrich en Checoslovaquia, con sus temibles consecuencias, fue la punta que el director Sean Ellis eligió para recrear una partecita siniestra de la Segunda Guerra Mundial, hasta ahora no explorada por el cine. Los protagonistas de este cuento trágico son los jóvenes checos que regresaron a su país en paracaídas con la misión de asesinar a quien destrozó a su gente tras la ocupación alemana, centrado en dos de ellos, Jan Kubiš y Jozef Gabčík, interpretados con extrema corrección pero escasa sensibilidad por Cillian Murphy y Jamie Dornan. Con escaso contexto previo, Anthropoid se mete de lleno en la concepción del atentado de "El Carnicero de Praga", la preparación, las diferencias dentro de la misma resistencia, y mecha algunas historias de amor y de traición que no llegan a dar sus frutos al argumento. El filme no pierde nunca su tono sombrío y opresivo, impecable fotográficamente pero de escasa sensibilidad: hay poca habilidad para establecer las relaciones entre los personajes, que tienen servido el guion de la misma Historia. Todo el tiempo es como si en los diálogos se vieran obligados a explicar lo que les ocurre porque el espectador no lo descubre por sí mismo. La falta de pericia habría que achacársela al director y no a los actores, que trabajan al pie de la letra en los detalles minuciosos de la operación que se realizó en 1942 y que se propuso desestabilizar el régimen nazi en Checoslovaquia, tres años antes del final de la Guerra, con el apoyo de Londres. La enorme virtud de Athropoid es contar una historia no tan conocida sobre la Segunda Guerra Mundial y el régimen opresor nazi. Lo hace acotado a los libros, resaltando la actitud de heroísmo de un puñado de jóvenes con el sueño de cambiar la historia aún a costa de sus propias vidas.
Una reconstrucción de una historia que es para muchos difícil, y quitar el cartón a los héroes y darles el color y la imperfección necesaria para que los comprendamos en sus miedos, acciones, tropiezos, lo es aún más, y no siempre se logra, porque se queda más en el homenaje y menos en la reconstrucción de esos hombres que por libertad mueren. Pero no por ello deja de ser una recomendable cinta.
El 29 de septiembre de 1938 se firmó el Acuerdo de Múnich, en el cual intervinieron Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia. Allí se le permitía a Hitler y a su gobierno anexar la zona de los Sudetes de Checoslovaquia al Tercer Reich. Sin embargo, Hitler no quedó conforme con la situación, ya que él pretendía conquistar Checoslovaquia de forma completa, para luego invadir Polonia y cumplir con su política exterior de expansión hacia el este. Meses después, Hitler ordenó a las tropas alemanas invadir Checoslovaquia. A diferencia de Austria, donde había una gran cantidad de simpatizantes nacionalsocialistas, los checos se resistieron bastante a este avance alemán; sufriendo las consecuencias los comunistas, socialistas y judíos de dicho país. En este contexto se sitúa “Anthropoid”, la película de Sean Ellis basada en hechos reales. El film cuenta la historia del atentado contra el líder nazi Reinhart Heydrich, general de la SS y artífice intelectual de la Solución Final, a manos de los llamados “paracaidistas” checos. Si bien existe una cantidad infinita de películas del nazismo y la Segunda Guerra Mundial, hechas por los alemanes o los estadounidenses, “Anthropoid” propone una historia distinta y desconocida a la vista del hombre promedio. Es una película muy atrapante de principio a fin, que mantiene la tensión y el ritmo durante todo momento. No se vuelve repetitiva ni densa, sino que cada acción hace que la trama avance de forma exponencial. Existen algunas escenas un tanto crudas para personas sensibles e impresionables, pero que son necesarias para contextualizar lo que ocurría en aquella época y mostrar esa dura realidad. Con una historia tan fuerte, no podía hacerse una película light, había que exponer lo que verdaderamente sucedió. Los actores se encuentran muy correctos en su papel, destacándose la labor de sus protagonistas, Cilian Murphy y Jamie Dornan. También hay que hacer una mención especial para la ambientación del film, tanto los escenarios como las vestimentas de época. En síntesis, “Anthropoid” plantea una nueva historia de la Segunda Guerra Mundial, con una mirada diferente y proponiendo una misión poco conocida. La tensión, el ritmo, la acción, el drama, la ambientación, son elementos que hacen de este film una pieza perfecta que se debe ver. Puntaje: 4/5