«Asesino sin Memoria» es lo último de Liam Neeson y llega a la pantalla grande para traernos más del actor en uno de los géneros que le quedan mejor: acción pura y sin salida.
No existe nada peor que la memoria nos falle, más cuando ocurre en los momentos donde más la necesitamos. Pero resulta ser un extremo bastante importante para el antihéroe de Asesino sin Memoria, de Martin Campbell (Casino Royale), film que se estrena en cines el próximo 19 de mayo. Alex (Liam Neeson) es un asesino a sueldo que se especializa en su precisión y discreción, pero cuando se niega a matar a alguien por cuestiones morales decide perseguir a quienes lo contrataron antes de que lo encuentren a él. Hay dos grandes complicaciones en todo esto: primero, un grupo del FBI encabezado por el agente Vincent Serra (Guy Pearce) empieza a investigar los asesinatos que cometió; y segundo, Alex tiene principio de Alzheimer, lo que lo lleva a dudar y a cuestionar sus propias acciones. A grandes rasgos el planteo del film es más que interesante: un sicario que progresivamente pierde la memoria se agrega a la lista de narradores en quienes no podemos confiar, lo que nos hace sospechar de lo que vemos como audiencia. Memento es otra película que juega con eso, y últimamente la serie Moon Knight (de Marvel, en Disney+) supo cómo desarrollarlo. Sin embargo el film, aunque toca el tema -y lo difícil que es convivir con algo así-, no se enfoca en ello lo suficiente como para atrapar al espectador, involucrarlo y empatizar con el pobre Alex. El segundo punto de conflicto, que funciona como disparador de la trama, resulta también un poco confusa en el modo de explicarla y puede complicar su comprensión, por lo que es necesaria plena atención para seguir el hilo de la situación. El deterioro del personaje de Liam Neeson es increíble, a punto tal que será imposible no cuestionarse si a quien estamos viendo es al actor o a su interpretación. Guy Pearce es, por falta de mejor palabra, el más normal de todos. Es el típico agente del FBI con pasado turbio que sigue en la organización para cambiar el mundo e ir contra el sistema, el cual no ayuda -o no quiere ayudar-. Aceptable actuación. Aparte de ser irónicamente divertido el hecho que el actor protagonizó Memento (Christopher Nolan), en donde sufre de pérdida de memoria a corto plazo. En este film, Monica Bellucci está más allá del bien y el mal, su personaje está minado de privilegios que la hacen ver como una santa. Ese punto sabe manejarlo muy bien, pero en otras cuestiones se la nota un poco exagerada y no ayuda a lo que se puede esperar de ella. En fin, es una propuesta interesante con un elenco de primera y un director que entiende de acción, pero hay algo que no termina de cerrar y da bronca porque tenía todas las de ganar.
El desmemoriado Liam Neeson. Puntualmente nos llega una nueva película del actor irlandés Liam Neeson que, como no podía ser de otra manera, vuelve a interpretar a un antihéroe renegado. Hay una inquietud que sobrevuela por aquí: ¿es tan mala como aparenta? A ver, entiendo que hay actores que están encasillados pero aún así se sienten cómodos en sus roles. No hay ningún problema con ello, pero también deberían tomarse el trabajo de aportar algo nuevo a lo que ya nos tienen acostumbrados. Afortunadamente Liam Neeson está lejos de caer en el síndrome Steven Seagal o Jean-Claude Van Damme, por compararlo con paladines del género de otra época, ya que se trata de un actor de formación clásica que un poco por accidente termina dando vida a estos personajes de acción. Si alguien pone en tela de juicio sus condiciones ahí está para ver y rever su magistral interpretación de Oskar en La lista de Schindler (1993) por la que Tom Hanks le sopló un Oscar que también hubiese merecido. En la cinta tenemos a Alex, un asesino a sueldo que tras negarse a cumplir un trabajo se convierte en objeto de caza. Quién y por qué está tras él, son algunas de las preocupaciones con las que debe lidiar nuestro protagonista que, enfermo de Alzheimer, cuenta con un deterioro neurológico inédito en esta clase de relatos. Así las cosas, encontramos tintes de Memento, aquella recordada película de Christopher Nolan de 2000, en esta por lo demás convencional propuesta de acción. Casualmente quien acompaña a Neeson es Guy Pearce, quien había protagonizado la cinta de Nolan, además de Monica Belucci en el rol antagónico, dirigidos por el experto Martin Campbell (Casino Royale, El implacable). Adaptada del libro belga «De Zaak Alzheimer», el filme a su vez es la remake de un filme de 2003, donde la acción en este caso predomina con creces. En definitiva Memory, o Asesino sin memoria es un producto comercial sin pretensiones que pese a la vuelta de tuerca, antes mencionada, ofrece sólo variaciones de lo mismo por parte de Neeson. Tal vez en esta ocasión el actor de Rob Roy (1995) debería tomarse aquel descanso que había anunciado tras Búsqueda Implacable 3 si no quiere caer en la misma repetición. En sintonía con su rol en Asesino sin memoria… ¿lo habrá olvidado? De insistir quizás algún cambio de género no le vendría mal.
Asesino Sin Memoria suma puntos gracias a sus vueltas de tuercas finales, una atrapante narración que no deja cabos sueltos y la siempre magnética presencia de Liam Neeson, que nuevamente le brinda a sus seguidores todo lo que van a buscar en cada una de sus películas..
Liam Neeson se desmarca de la propuesta, una trillada historia, en donde la memoria es el punto de inflexión para que el protagonista pueda reflexionar sobre sus acciones y consecuencias.
A los 56 años, Liam Neeson, quien había protagonizado La misión (1986) junto a Robert De Niro y había sido nominado a un Oscar por su rol en La lista de Schindler (1993), se volvió una estrella del cine de acción gracias al inesperado suceso global de Búsqueda implacable (2008), un exponente típico del rubro de los thrillers de mediano presupuesto, tan derivativo como su título en castellano aunque con algunas escenas inspiradas gracias a la participación creativa de Luc Besson. Este éxito no solo abrió la puerta a dos secuelas, sino a todo el subgénero “thriller de Liam Neeson”. En estas películas, que ya se apilan en su filmografía, el hoy septuagenario actor interpreta más o menos al mismo personaje: un vengador solitario e irreductible en una cruzada para borrar de la existencia a toda organización o individuo que haya osado hacerle daño. Si bien este nuevo film no es una excepción, se guarda algunos ases en la manga. Uno de ellos es que tiene una premisa novedosa: un asesino a sueldo cuya eficacia se ve afectada porque padece Alzheimer. La idea, sin embargo, está usada a un fragmento de su potencial porque no pasa de ser un dispositivo narrativo crudo: la enfermedad aparece intermitentemente para poner obstáculos en las acciones del protagonista y desaparece mágicamente cuando la narración tiene que pisar el acelerador. Neeson nunca es mucho menos que una especie de Terminator con déficit de atención. Desde luego que nadie podría esperar una representación realista de esta dolencia en un thriller de acción pero sí que el concepto aparezca integrado orgánicamente al relato, tal como lo estaba, por citar el mejor ejemplo del caso, en la muy superior Memento (film que éste cita a través de la presencia de Guy Pearce, protagonista de la película de Nolan). El otro as de Asesino sin memoria es que presenta, en particular en el tercer acto, algunas vueltas de tuerca inesperadas. Eso, el buen elenco y un lazo más fuerte del habitual con los personajes amorales característicos del cine negro son sus méritos más destacables. En su mayor parte, sin embargo, el film (basado en la película belga de 2005 La memoria de un asesino) sigue una fórmula gastada. Neeson es un asesino imparable que decide no llevar a cabo uno de sus últimos encargos porque implica el asesinato de una adolescente y así se pone en la mira telescópica de sus empleadores: una red de tratantes de personas. Pearce es un detective oleaginoso, cuya cabellera recuerda el piso de un taller mecánico, quien es el encargado de seguir el caso y Monica Bellucci encarna a la jefa de la organización criminal, una belleza entrada en años obsesionada con frenar su envejecimiento. Curiosamente, la edad avanzada es tratada como un problema para el personaje femenino, que tiene alrededor de 55 años, y no para el hombre, que tiene 70 y Alzheimer. Si bien esta nueva iteración de los policiales de Neeson tiene algunas sorpresas, lo más probable es que no permanezca en la memoria de nadie por demasiado tiempo.
Esta compulsión que se promueve en Hollywood de iterar producciones de otras latitudes al gusto yankee, no tiene filtros ni limites. Todo sea para que el espectador medio del gran país del norte tenga acceso a relatos que parecen ser originales. Esta versión del filme belga “La Memoria de un Asesino” (2003), cuyo titulo original es “De Zaak Alzheimer” cuya traducción literal seria “El Caso del Alzheimer”, viene
Basada en el libro de Jef Geeraerts y con guion de Dario Scardapane llega a los cines una nueva película de Liam Neeson, un actor que ya tiene estilo propio. Aquí es Alex Lewis, un hábil asesino a sueldo que ya está pensando en su retiro al comprobar, que al igual que su hermano, comienza a sentir los primeros signos de Alzheimer. Su último trabajo lo lleva a El Paso, Texas, y requiere terminar con la vida de dos personas y recuperar un USB con información. Con la primera víctima todo va bien, pero a punto de llevar a cabo la segunda parte, descubre que se trata de una joven de 12 años (Mía Sánchez) con lo cual se niega a hacerlo. La niña carga con la triste historia de haber sido usada con fines sexuales que incluyen, entre otros, al hijo de una poderosa mujer, Davana Sealman (Mónica Bellucci) quien con dinero e influencias hará cualquier cosa para defender y proteger a su depravado hijo. Con su mente cada vez más debilitada por la incipiente enfermedad, deberá defenderse de quienes quieren sacarlo del medio, con el drama de no tener la plena seguridad de saber si efectuó determinados hechos o no. Un grupo del FBI comandado por Vincent Serra (Guy Pearce) también está detrás del caso que quiere atrapar a la banda de delincuentes y será quien le otorgue a la película su toque de acción y persecuciones. Dirigida por Martin Campbell, "Asesino sin Memoria" no ofrece nada que se pueda calificar como novedoso aunque Neeson logra que la historia sea llevadera. Guy Pearce y el resto del reparto salen airosos, aunque los roles no requieren demasiado, y Bellucci, no convence como villana.
Asesino sin memoria es un remake del policial negro De zaak Alzheimer, protagonizado por Liam Neeson, que interpreta al personaje del título. Está dirigida por Martin Campbell, y completan el elenco Guy Pearce, Ray Stevenson, Taj Atwal y Monica Bellucci entre otros. En esta ocasión Liam Neeson es Alex Lewis, un asesino a sueldo que se convierte en objetivo luego de negarse a completar un trabajo. Y mientras investiga quiénes son y por qué motivo lo quieren asesinar, razón por la que descubre una peligrosa organización vinculada al tráfico ilegal de personas, debe luchar contra el alzhéimer, enfermedad que pone en riesgo cada uno de sus movimientos. En primer lugar, es necesario aclarar que Martin Campbell vuelve a la violencia realista de Al filo de la oscuridad, y se aleja de la espectacularidad de sus películas de James Bond. Mostrando una vez más su eficacia en el cine de género, al hacer un buen uso de los lugares comunes del mismo, como puede apreciarse en la elección de Guy Pearce como un antipático agente infiltrado y de Monica Belucci como femme fatale, por ejemplo. Un párrafo aparte merece Liam Neeson, quien logra generar empatía con el espectador, a pesar de ser un criminal, por su código de conducta y la lucha contra la enfermedad que padece, que genera situaciones de suspenso porque sus olvidos lo pueden hacer perder el control. Y cuya humanidad se convierte en lo opuesto a la frialdad glamorosa de la femme fatale interpretada por Monica Belucci en un papel hecho a su medida, que resulta ser la verdadera villana de la historia. En conclusión, Asesino sin memoria es un policial negro que se suma a la larga lista de películas de acción protagonizadas por Liam Neeson en su madurez. Y que deja claro una vez más la eficacia de Martin Campbell para dirigir películas de género, con el máximo provecho posible de sus reglas narrativas.
Es un policial con un famoso antecedente, una película belga titulada “The memory of a Killer”. El protagonista es un asesino a sueldo que padece la primera etapa del mal de Alzheimer, que lucha con la pérdida de memoria anotando cosas en su antebrazo y con los límites de su conciencia. El director Martin Campbell (Casino Royale) contó con una gran producción y el guión de Darío Scardapane. Pero a pesar de temas de actualidad que aborda, la película se queda en el objetivo de la acción sin respiro, sin ambiciones de profundizar. Ni escarba sobre el drama del protagonista que pierde su capacidad de control y está en riesgo por negarse a cumplir el contrato que lo obligaba a eliminar a una adolescente, ni se detiene en cuestiones de tráfico de niños, corrupción de poder, impunidad de los poderosos. Esos temas quedan como datos al pasar para los tiros, la sangre y la muerte. El hilo del film se da en cuentagotas para mantener el suspenso. No hay búsquedas de climas ni innovaciones. Se nota rutinario, como una más de acción de Liam Neeson que imprime su modo de héroe cansino pero efectivo. La inclusión de Guy Pearce en el elenco remite a “Memento” (ese llamativo film de Christopher Nolan) pero solo como dato anecdótico. Entretenimiento módico.
Alex Lewis (Liam Neeson es un asesino experto que ha decidido retirarse. Le encargan un último trabajo que resulta ser una niña, por lo que se niega a realizarlo, convirtiéndose en el próximo objetivo de sus empleadores. En paralelo un agente del FBI, Vincent Serra (Guy Pearce) está investigando un caso en el cual la niña es una pieza clave. La situación de Alex es particularmente delicada porque sufre de un incipiente Alzheimer y debe medicarse para contrarrestar los crecientes síntomas que está sufriendo. Liam Neeson tuvo muchos trabajos en cine hasta que en 1993 Steven Spielberg lo convocó para protagonizar La lista de Schindler y su carrera pasó al siguiente nivel. Convertido en una gran estrella de cine, en el año 2009 el actor consiguió un nuevo renacer al protagonizar Taken, un impresionante y taquillero film de acción que hizo de Liam Neeson un actor especializado en películas de ese género. Desde entonces ha trabajado en muchos títulos donde hizo de héroe o antihéroe con resultados muy desparejos. Ha dejado un puñado de títulos que valen la pena y varios olvidables, donde su presencia es un lujo excesivo. En este caso la dirección de Martin Campbell demuestra por lo menos cierto interés en contratar un guión con trayectoria. Asesino sin memoria cumple con las reglas de un subgénero que siempre funciona: el asesino que se niega a asesinar y ello lo pone de enemigo de sus contratadores. La película no tiene el ritmo de los mejores títulos de acción de Neeson y le cuesta encontrar su centro. Tiene dos protagonistas en realidad, el asesino y el policía, pero no mezcla ambas historias de forma fluida hasta que ya ha pasado demasiado tiempo. A los dos actores se le suma Mónica Bellucci en un rol que no le queda muy cómodo y que dispersa una vez más el punto de vista. Las mejores escenas no están conectadas entre sí, por lo que la trama cobra y pierde interés todo el tiempo. El dato curioso es que este film con un protagonista sin memoria tiene en su elenco a Guy Pearce, por siempre recordado por interpretar a un hombre sin memoria en la película Memento.
Reseña emitida al aire en la radio.
Ya sabemos que a Liam Neeson se le dan muy bien los dramas de acción donde generalmente se pone el sayo de (anti) héroe incomprendido, sea manejando un camión en el medio de rutas heladas, u oficiando de asesino a sueldo (con límites), como es el caso de esta película traccionada a acción, en donde además padece principios de Alzheimer. En esta ocasión exteriorizando algo de su culpa, pero Liam siempre genera empatía con el espectador. Alex es un sicario ya entrado en años, con intenciones de retirarse. Teniendo en cuenta que no se mueve en un ambiente vainilla (por decirlo de alguna manera), indirectamente lo obligan a realizar un nuevo trabajo sucio. Es contratado para asesinar dos personas y rescatar un archivo comprometedor. Todo se complica cuando nota que su segundo blanco es una niña indocumentada (él no mata niños). A partir de aquí, comenzará a investigar y se verá envuelto en un entramado de poder que involucra tráfico de personas y prostitución infantil. Impactado por el crimen de la niña (a manos de otro asesino), él decidirá vengar esta injusticia. Sumado que sus problemas de memoria se acentúan cada vez más. Así se cruzará en su camino con el agente del FBI, Vicent Serra (Guy Pearce), con quien cooperará para que el caso se esclarezca. Hay muchos “peces gordos” involucrados, por lo que será muy difícil encontrar las pruebas suficientes para comenzar un juicio. Asesino sin memoria es una película de acción clásica. Es indiscutible el aporte de Neeson en estos casos, que ayuda por demás a llevar adelante una narración que no solo involucra cuestiones morales y de poder, sino también un tema tan delicado como el de la corrupción de menores. Y a pesar de que la búsqueda de justicia de nuestro hombre sin memoria, es para que se visibilice a esas ciento de niñas ultrajadas y también asesinadas de manera horrenda, la cinta no desarrolla en profundidad el tema. O sea, queda estancada en lo genérico, en el thriller policial, cuando argumentalmente tiene mucho más por indagar.
Asesino sin Memoria es otro thriller genérico de Liam Neeson donde hace el papel de un tipo re picante peligroso, entrenado, que lucha bien, y que es imparable frente a sus enemigos. A pesar de tener la dirección de Martin Campbell, un director competente, y de tener una sub trama donde este personaje sufre de Alzheimer, el filme nunca logra despegarse de esa sensación de que es un producto genérico que lo vimos diez veces antes. La película está bien hecha, es correcta, engancha, pero es mas de lo mismo, luego de ya haber visto varias veces más de lo mismo. Para desenchufar el cerebro un rato y disfrutar ver lo picante que es Liam Neeson, el nuevo Chuck Norris. La crítica radial completa en el link.
¿Qué haría un asesino a sueldo perdiendo la memoria? Dirigida por Martin Campbell, un experto del cine de acción afín a la saga de James Bond ”Casino Royale”), “Asesino sin Memoria” se conforma como una irregular apuesta al cine de acción. De tirador retirado a justiciero común y corriente, la profunda expertis de Liam Neeson dentro del género de acción se ha expandido a lo largo de las últimas dos décadas. Aquí, compone a un hitman elegante y silencioso, en franco declive de sus facultades. Neeson es víctima de su olvido selectivo. Confusos movimientos de cámara nos hacen dudar de la auténtica experiencia del veterano Campbell, existen decisiones técnicas que francamente comprometen la valía del presente film. Por otra parte, al argumento le conviene que empaticemos con un personaje de dudoso accionar. Creemos lo que se nos muestra, ¿pero qué tan pronto se rompe el verosímil? Se escabulle la mediocridad entre los pliegues del guión, mientras un siempre sólido Guy Pearce hace las veces de antagonista. El disparador del título no juega parte en este epítome de un producto industrial que recicla ideas mejor concebidas. Con guiños a “Memento” de Christopher Nolan, el director de la reciente “La Protegida” ahonda en los intereses que entretejen la trama. El peso de la brújula moral nos remite a cierta estructura de cine noir, apenas un atisbo que acaba por boicotear. Ciertos prototipos culturales anquilosados, rayanos con la discriminación, limitan el potencial de un film que pondera su condición sin estar a la altura de la respuesta que merecemos como espectadores a la hora de evaluar como repercute este blackout emocional en las intenciones de su protagonista.
Memory es la misma trama de siempre con un giro ligeramente distinto. Liam Neeson interpreta a Alex Lewis, un asesino a sueldo que decide retirarse del negocio. Sabe que ha hecho cosas terribles en el pasado que lo condenan hasta el día de hoy. Aun así, tiene principios, límites que no deben ser traspasados. Ni siquiera por él.
LIAM NEESON (SIEMPRE) VUELVE Vuelve Liam Neeson con otro thriller de acción y venganza ambientado en un mundo cruel e injusto, algo próximo a la mítica saga de Búsqueda implacable (fundadora de una nueva etapa de este género fílmico), aunque menos dispuesto a la espectacularidad y más a la introspección. En lo que no es difícil interpretar como una nueva etapa de Bryan Mills, el héroe de acción de aquella serie de películas, Neeson realiza en Asesino sin memoria una actuación que sostiene algunas de las cualidades más intimidantes de dicho personaje, pero que también introduce una faceta nueva, más vulnerable, puesto que el asesino a sueldo que protagoniza la historia es un hombre de edad avanzada y que padece además algunos síntomas de un creciente Alzheimer. El concepto detrás del personaje es interesante, y lo que resulta más atractivo del largometraje de Martin Campbell es la interpretación del actor británico, al que le dan escenas suficientes para trabajar estos matices, y lo hace realmente bien. La película nos muestra, entonces, dos tramas simultáneas vinculadas a una serie de crímenes: por un lado nos posicionamos desde el lugar de un sicario que, en uno de sus trabajos, se niega a asesinar a una menor y, tras enterarse de que detrás de ese encargo yace todo un sistema de tráfico infantil, deviene justiciero y vengador; por el otro lado, tres policías del FBI intentan resolver la serie de homicidios que comienzan a sucederse, mientras las estructuras de poder económicas y políticas involucradas limitan su capacidad de acción. Una narración sencilla y nada novedosa si le quitamos el componente del Alzheimer del personaje de Neeson, que es lo que la película utiliza para distinguirse de tantas otras iguales, desde su título y sus materiales promocionales. Sin embargo, la cuestión de la pérdida de memoria resulta prácticamente inconsecuente para el desarrollo de la trama, y esta es una pata que sin duda falta en Asesino sin memoria. Si plantear la existencia algo contradictoria de un asesino a sueldo que al mismo tiempo es un pobre tipo con Alzheimer buscando algo de redención es una de las cosas que hay que hacer con la premisa, la otra es intentar utilizar la condición de “punto de vista no confiable” (que deriva de la noción de narrador no fiable) para enriquecer la trama a partir el cómo y el qué de la información que recibe el espectador y desde los potenciales elementos simbólicos y metafóricos que se desprenden del concepto. En este sentido, Asesino sin memoria es una película decepcionante. Lo es, también, desde varios de sus aspectos técnicos, principalmente varias actuaciones al nivel de una película de bajo presupuesto, a excepción del ya mencionado Neeson y de Guy Pearce, que encarna correctamente a un personaje pobremente escrito (me pregunto si el casteo tendrá algo que ver con su interpretación de un investigador con problemas de memoria en la muy celebrada Memento), pero también un montaje y una dirección poco inspirados, salvo por una buena escena final. Es difícil recomendar Asesino sin memoria, pero el trabajo de uno de los más grandes héroes de acción modernos termina por elevarla bastante más alto de lo que merece.
Si hay un actor que posee la indiscutible potestad de “vengador del cine” ese no es otro que Liam Neeson. El sello del interprete británico de 69 años ha quedado grabado a fuego a través diversas películas de acción, en donde supo ser mafioso, marino, ladrón, camionero, entre otros. Search Alta Peli CRÍTICASAsesino sin Memoria (REVIEW) By Giuliana Bleeker Published on 23/05/2022 Liam Neeson vuelve a su zona de confort con Asesino sin Memoria, una película poco inspirada y repleta de clichés. Crítica, a continuación. Si hay un actor que posee la indiscutible potestad de “vengador del cine” ese no es otro que Liam Neeson. El sello del interprete británico de 69 años ha quedado grabado a fuego a través diversas películas de acción, en donde supo ser mafioso, marino, ladrón, camionero, entre otros. Sus recordados papeles como ex agente de la CIA al rescate de su hija en Búsqueda Implacable (2008), villano de comics en Batman Inicia (2005) y hasta Maestro Jedi en Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma (1999), han hecho de Neeson una cara familiar y confiable de tanque hollywoodense. Un talento indiscutible que le valió poder incursionar en todos los géneros y trabajar con autores de la talla de Steven Spielberg y Martin Scorsese en La Lista de Schindler (1993) y Silencio (2016), respectivamente. Search Alta Peli CRÍTICASAsesino sin Memoria (REVIEW) By Giuliana Bleeker Published on 23/05/2022 Liam Neeson vuelve a su zona de confort con Asesino sin Memoria, una película poco inspirada y repleta de clichés. Crítica, a continuación. Si hay un actor que posee la indiscutible potestad de “vengador del cine” ese no es otro que Liam Neeson. El sello del interprete británico de 69 años ha quedado grabado a fuego a través diversas películas de acción, en donde supo ser mafioso, marino, ladrón, camionero, entre otros. Sus recordados papeles como ex agente de la CIA al rescate de su hija en Búsqueda Implacable (2008), villano de comics en Batman Inicia (2005) y hasta Maestro Jedi en Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma (1999), han hecho de Neeson una cara familiar y confiable de tanque hollywoodense. Un talento indiscutible que le valió poder incursionar en todos los géneros y trabajar con autores de la talla de Steven Spielberg y Martin Scorsese en La Lista de Schindler (1993) y Silencio (2016), respectivamente. En esta ocasión, el sexagenario demuestra estar más enérgico que nunca y regresa a la gran pantalla con Asesino sin Memoria (Memory; 2022), un intrascendente y fallido thriller de acción dirigido por el neozelandés Martin Campbell (Casino Royale; Linterna Verde) y basado en la novela belga De Zaak Alzheimer de Jef Geeraerts. Asesino con códigos La película transcurre en El Paso, Texas, y presenta a Alex Lewis (Neeson), un hitman de larga data y cierto prestigio que comienza a mostrar los primeros signos de decrepitud producto de un alzhéimer galopante. Cuando la organización criminal para la que trabaja le ordena a Alex asesinar a una niña latina de 13 años (Mia Sánchez), testigo clave de una red de tráfico sexual, el protagonista decide renunciar a último momento, transformándose en una nueva presa de la mafia. Mientras desde las sombras intenta resguardar su vida al mismo tiempo que evita que otro sicario complete su misión, el agente del FBI Vincent Serra (Guy Pearce) y dos de sus colegas trabajan arduamente en el caso. Las pistas que va dejando Lewis detrás de cada homicidio serán de vital importancia para que el equipo de Serra conecte todas las fichas y desenmascare finalmente al grupo mafioso, que parece extenderse hasta el seno de una poderosa familia de magnates liderada por Davana Sealman (Monica Bellucci). Search Alta Peli CRÍTICASAsesino sin Memoria (REVIEW) By Giuliana Bleeker Published on 23/05/2022 Liam Neeson vuelve a su zona de confort con Asesino sin Memoria, una película poco inspirada y repleta de clichés. Crítica, a continuación. Si hay un actor que posee la indiscutible potestad de “vengador del cine” ese no es otro que Liam Neeson. El sello del interprete británico de 69 años ha quedado grabado a fuego a través diversas películas de acción, en donde supo ser mafioso, marino, ladrón, camionero, entre otros. Sus recordados papeles como ex agente de la CIA al rescate de su hija en Búsqueda Implacable (2008), villano de comics en Batman Inicia (2005) y hasta Maestro Jedi en Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma (1999), han hecho de Neeson una cara familiar y confiable de tanque hollywoodense. Un talento indiscutible que le valió poder incursionar en todos los géneros y trabajar con autores de la talla de Steven Spielberg y Martin Scorsese en La Lista de Schindler (1993) y Silencio (2016), respectivamente. En esta ocasión, el sexagenario demuestra estar más enérgico que nunca y regresa a la gran pantalla con Asesino sin Memoria (Memory; 2022), un intrascendente y fallido thriller de acción dirigido por el neozelandés Martin Campbell (Casino Royale; Linterna Verde) y basado en la novela belga De Zaak Alzheimer de Jef Geeraerts. Asesino con códigos La película transcurre en El Paso, Texas, y presenta a Alex Lewis (Neeson), un hitman de larga data y cierto prestigio que comienza a mostrar los primeros signos de decrepitud producto de un alzhéimer galopante. Cuando la organización criminal para la que trabaja le ordena a Alex asesinar a una niña latina de 13 años (Mia Sánchez), testigo clave de una red de tráfico sexual, el protagonista decide renunciar a último momento, transformándose en una nueva presa de la mafia. Mientras desde las sombras intenta resguardar su vida al mismo tiempo que evita que otro sicario complete su misión, el agente del FBI Vincent Serra (Guy Pearce) y dos de sus colegas trabajan arduamente en el caso. Las pistas que va dejando Lewis detrás de cada homicidio serán de vital importancia para que el equipo de Serra conecte todas las fichas y desenmascare finalmente al grupo mafioso, que parece extenderse hasta el seno de una poderosa familia de magnates liderada por Davana Sealman (Monica Bellucci). Asesino sin Memoria, cuya historia ya había sido llevada al cine en 2003 a través del film belga The Memory of a Killer de Erik Van Looy, recurre a los tópicos, obviedades y estereotipos que hemos visto hasta el cansancio en este tipo de relatos. Esto es: un asesino a sueldo a prueba de balas que optando por lo correcto decide cambiarse de bando y enfrentar a sus enemigos, que van desde los típicos mexicanos indómitos hasta una elite pesimamente retratada. El elemento “nuevo” reside aquí en el trastorno de memoria que padece el protagonista y que, a falta de un sicario invencible como él o un policía mininamente ágil, podría ser aquello que frustre sus planes. En este sentido, no resulta casual la participación de Guy Pearce, quien interpretó a un hombre con alzhéimer que intentaba vengar el asesinato de su esposa en la destacada Memento (2000) de Christopher Nolan, y que sin duda representa aquí al personaje más sólido de la película. Pero lo verdaderamente incompetente de esta adaptación no tiene tanto que ver con su falta de originalidad -sin ir muy lejos, filmes como la anteriormente mencionada Búsqueda Implacable han apostado por el high concept y repetido fórmula con resultados satisfactorios- sino con la falta de vuelo narrativo y las inverosimilitudes con la que se cuenta. Search Alta Peli CRÍTICASAsesino sin Memoria (REVIEW) By Giuliana Bleeker Published on 23/05/2022 Liam Neeson vuelve a su zona de confort con Asesino sin Memoria, una película poco inspirada y repleta de clichés. Crítica, a continuación. Si hay un actor que posee la indiscutible potestad de “vengador del cine” ese no es otro que Liam Neeson. El sello del interprete británico de 69 años ha quedado grabado a fuego a través diversas películas de acción, en donde supo ser mafioso, marino, ladrón, camionero, entre otros. Sus recordados papeles como ex agente de la CIA al rescate de su hija en Búsqueda Implacable (2008), villano de comics en Batman Inicia (2005) y hasta Maestro Jedi en Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma (1999), han hecho de Neeson una cara familiar y confiable de tanque hollywoodense. Un talento indiscutible que le valió poder incursionar en todos los géneros y trabajar con autores de la talla de Steven Spielberg y Martin Scorsese en La Lista de Schindler (1993) y Silencio (2016), respectivamente. En esta ocasión, el sexagenario demuestra estar más enérgico que nunca y regresa a la gran pantalla con Asesino sin Memoria (Memory; 2022), un intrascendente y fallido thriller de acción dirigido por el neozelandés Martin Campbell (Casino Royale; Linterna Verde) y basado en la novela belga De Zaak Alzheimer de Jef Geeraerts. Asesino con códigos La película transcurre en El Paso, Texas, y presenta a Alex Lewis (Neeson), un hitman de larga data y cierto prestigio que comienza a mostrar los primeros signos de decrepitud producto de un alzhéimer galopante. Cuando la organización criminal para la que trabaja le ordena a Alex asesinar a una niña latina de 13 años (Mia Sánchez), testigo clave de una red de tráfico sexual, el protagonista decide renunciar a último momento, transformándose en una nueva presa de la mafia. Mientras desde las sombras intenta resguardar su vida al mismo tiempo que evita que otro sicario complete su misión, el agente del FBI Vincent Serra (Guy Pearce) y dos de sus colegas trabajan arduamente en el caso. Las pistas que va dejando Lewis detrás de cada homicidio serán de vital importancia para que el equipo de Serra conecte todas las fichas y desenmascare finalmente al grupo mafioso, que parece extenderse hasta el seno de una poderosa familia de magnates liderada por Davana Sealman (Monica Bellucci). Asesino sin Memoria, cuya historia ya había sido llevada al cine en 2003 a través del film belga The Memory of a Killer de Erik Van Looy, recurre a los tópicos, obviedades y estereotipos que hemos visto hasta el cansancio en este tipo de relatos. Esto es: un asesino a sueldo a prueba de balas que optando por lo correcto decide cambiarse de bando y enfrentar a sus enemigos, que van desde los típicos mexicanos indómitos hasta una elite pesimamente retratada. El elemento “nuevo” reside aquí en el trastorno de memoria que padece el protagonista y que, a falta de un sicario invencible como él o un policía mininamente ágil, podría ser aquello que frustre sus planes. En este sentido, no resulta casual la participación de Guy Pearce, quien interpretó a un hombre con alzhéimer que intentaba vengar el asesinato de su esposa en la destacada Memento (2000) de Christopher Nolan, y que sin duda representa aquí al personaje más sólido de la película. Pero lo verdaderamente incompetente de esta adaptación no tiene tanto que ver con su falta de originalidad -sin ir muy lejos, filmes como la anteriormente mencionada Búsqueda Implacable han apostado por el high concept y repetido fórmula con resultados satisfactorios- sino con la falta de vuelo narrativo y las inverosimilitudes con la que se cuenta. La dirección de Martin Campbell tampoco hace mucho por marcar la diferencia. Las escenas de acción convencionales, hechas en piloto automático, las tomas en edificios y bares que parecen sacadas de una publicidad y la falta de atención hacía los aspectos relevantes, dan cuenta de lo poco inspirado que estaba el realizador. Hasta Neeson, quien con su fiel magnetismo hace malabares para mantener viva a la pantalla durante casi dos horas, no parece sentirse del todo cómodo en este papel. Un personaje rico pero desarrollado de manera tan plana y torpe que poco se introduce en la cuestión moral del personaje, así como tampoco intenta jugar ingeniosamente con el laberinto mental tan crítico en el que se ve sumergido debido a su enfermedad. Search Alta Peli CRÍTICASAsesino sin Memoria (REVIEW) By Giuliana Bleeker Published on 23/05/2022 Liam Neeson vuelve a su zona de confort con Asesino sin Memoria, una película poco inspirada y repleta de clichés. Crítica, a continuación. Si hay un actor que posee la indiscutible potestad de “vengador del cine” ese no es otro que Liam Neeson. El sello del interprete británico de 69 años ha quedado grabado a fuego a través diversas películas de acción, en donde supo ser mafioso, marino, ladrón, camionero, entre otros. Sus recordados papeles como ex agente de la CIA al rescate de su hija en Búsqueda Implacable (2008), villano de comics en Batman Inicia (2005) y hasta Maestro Jedi en Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma (1999), han hecho de Neeson una cara familiar y confiable de tanque hollywoodense. Un talento indiscutible que le valió poder incursionar en todos los géneros y trabajar con autores de la talla de Steven Spielberg y Martin Scorsese en La Lista de Schindler (1993) y Silencio (2016), respectivamente. En esta ocasión, el sexagenario demuestra estar más enérgico que nunca y regresa a la gran pantalla con Asesino sin Memoria (Memory; 2022), un intrascendente y fallido thriller de acción dirigido por el neozelandés Martin Campbell (Casino Royale; Linterna Verde) y basado en la novela belga De Zaak Alzheimer de Jef Geeraerts. Asesino con códigos La película transcurre en El Paso, Texas, y presenta a Alex Lewis (Neeson), un hitman de larga data y cierto prestigio que comienza a mostrar los primeros signos de decrepitud producto de un alzhéimer galopante. Cuando la organización criminal para la que trabaja le ordena a Alex asesinar a una niña latina de 13 años (Mia Sánchez), testigo clave de una red de tráfico sexual, el protagonista decide renunciar a último momento, transformándose en una nueva presa de la mafia. Mientras desde las sombras intenta resguardar su vida al mismo tiempo que evita que otro sicario complete su misión, el agente del FBI Vincent Serra (Guy Pearce) y dos de sus colegas trabajan arduamente en el caso. Las pistas que va dejando Lewis detrás de cada homicidio serán de vital importancia para que el equipo de Serra conecte todas las fichas y desenmascare finalmente al grupo mafioso, que parece extenderse hasta el seno de una poderosa familia de magnates liderada por Davana Sealman (Monica Bellucci). Asesino sin Memoria, cuya historia ya había sido llevada al cine en 2003 a través del film belga The Memory of a Killer de Erik Van Looy, recurre a los tópicos, obviedades y estereotipos que hemos visto hasta el cansancio en este tipo de relatos. Esto es: un asesino a sueldo a prueba de balas que optando por lo correcto decide cambiarse de bando y enfrentar a sus enemigos, que van desde los típicos mexicanos indómitos hasta una elite pesimamente retratada. El elemento “nuevo” reside aquí en el trastorno de memoria que padece el protagonista y que, a falta de un sicario invencible como él o un policía mininamente ágil, podría ser aquello que frustre sus planes. En este sentido, no resulta casual la participación de Guy Pearce, quien interpretó a un hombre con alzhéimer que intentaba vengar el asesinato de su esposa en la destacada Memento (2000) de Christopher Nolan, y que sin duda representa aquí al personaje más sólido de la película. Pero lo verdaderamente incompetente de esta adaptación no tiene tanto que ver con su falta de originalidad -sin ir muy lejos, filmes como la anteriormente mencionada Búsqueda Implacable han apostado por el high concept y repetido fórmula con resultados satisfactorios- sino con la falta de vuelo narrativo y las inverosimilitudes con la que se cuenta. La dirección de Martin Campbell tampoco hace mucho por marcar la diferencia. Las escenas de acción convencionales, hechas en piloto automático, las tomas en edificios y bares que parecen sacadas de una publicidad y la falta de atención hacía los aspectos relevantes, dan cuenta de lo poco inspirado que estaba el realizador. Hasta Neeson, quien con su fiel magnetismo hace malabares para mantener viva a la pantalla durante casi dos horas, no parece sentirse del todo cómodo en este papel. Un personaje rico pero desarrollado de manera tan plana y torpe que poco se introduce en la cuestión moral del personaje, así como tampoco intenta jugar ingeniosamente con el laberinto mental tan crítico en el que se ve sumergido debido a su enfermedad. En Asesino sin Memoria todo es lineal, obvio y vacuo. Ni hablar de Bellucci, quizá el mayor desperdicio de esta película, quien se desempeña como una magnate inmobiliaria seductora pero carente de astucia y misterio que apenas sale de su oficina en las contadas escenas que aparece. Al final de cuentas, Asesino sin Memoria lo único destacable que logra es que el público se conecte con el título, ya que se trata de otra película de acción destinada al olvido.
Liam Neeson padece Alzheimer en la remake del thriller belga El film está basado en la película belga de 2003 “The Memory of a Killer” dirigida por Erik Van Looy y en el libro de Jef Geeraerts que le dio origen “Un caso de Alzheimer”. Martín Campbell (Casino Royale) dirige una película ambiciosa desde su producción. No estamos ante el elemental thriller de acción del actor de Búsqueda Implacable (Taken, 2008) sino frente a un film con argumento de corrupción en las altas esferas de poder. Liam Neeson es Alex, un asesino a sueldo que se niega a ejecutar a una niña de 13 años y se convierte en objetivo principal. Ahora debe desbaratar al poder de su antigua clienta, una empresaria inmobiliaria (Mónica Bellucci), con la ayuda de un policía honesto Vincent (Guy Pearce), antes de ser asesinado. Todo esto se complica porque Alex padece Alzheimer y debe anotarse en su brazo información para no olvidarla, como hacía el personaje de Memento (2000). Es interesante que trabaje Guy Pearce en la película, el protagonista del famoso film de Nolan, en otro policial sobre la pérdida de la memoria. Pero la presencia de Neeson obliga a la producción a ser un thriller de acción cuando el argumento de la novela y la película original daban para más. El entramado de corrupción de menores, entre narcos y empresarios con vínculos en la política, hablaba de un mundo oscuro donde la posibilidad de justicia es casi imposible de obtener. La sola presencia de Neeson hace desembocar a la trama en un film de género mucho más simplista. Por otro lado la dirección del legendario Martín Campbell de 78 años, es precisa y solvente pero lenta para los tiempos de las producciones contemporáneas. Hacen ver a la película como un film viejo, que se toma demasiado tiempo en la descripción pausada de personajes y conflictos para luego llegar a la acción. Con todo esto Asesino sin memoria (Memory, 2022) no termina siendo ni una de acción de Liam Neeson ni el policial negro sórdido del film original, quedando a mitad de camino con una propuesta correcta pero intrascendente.
Desde el desastre de Linterna verde, con Ryan Reynolds, el director Martin Campbell volvió a concentrarse en el género de acción, donde supo brindar los mejores títulos de su carrera. Muy especialmente en la saga de James Bond que revivió en dos oportunidades con Golden Eye y Casino Royale. Alejado del circuito de los grandes estudios en la actualidad trabaja con presupuestos muy limitados en películas que encuentran su mayor atractivo en los repartos seleccionados. Dentro de esta última etapa de Campbell, The Foreigner (con Jackie Chan y Pierce Brosnan) sigue siendo su mejor obra y lamentablemente Asesino sin memoria no llega a estar a la misma altura. El film cuenta con la misma desventaja que sobresalió en su labor previa, The Protégé (Maggie Chan), donde tomó un concepto demasiado trillado (el típico clon de Nikita) sin aportarle ningún condimento creativo. En este caso se trata de la clásica historia del asesino a sueldo que busca retirarse y se niega a cumplir la misión que le encargan sus empleadores. La única adición es que el personaje padece Alzheimer y tiene problemas con la memoria, algo que tampoco se explora demasiado en la trama. Campbell construye el conflicto con dos subtramas independientes que eventualmente confluyen entre sí. Por un lado tenemos la historia del killer interpretado por Liam Neeson que intenta cambiar su vida, mientras que Guy Pearce compone a un agente del FBI que busca desbaratar una red de prostitución infantil. Sin la presencia de ellos dos la verdad que sería complicado terminar de ver este film debido a que el argumento resulta demasiado familiar y en el pasado se trabajó en propuestas superiores. La acción es escasa y se limita a una par de secuencias de tiroteos donde se nota que el director no tuvo el presupuesto para presentar una labor más ambiciosa en este aspecto. Todo sabemos los que puede hacer cuando lo ponen a cargo de superproducciones y sus antecedentes en la saga de 007 son contundentes. En Memoria de un asesino tuvo que arreglarse con los pocos recursos que tenía disponible y por eso el tono del film se enfoca más en el thriller policial que el cine de acción. Neeson al menos le pone onda a su personaje que en un momento aporta una especie de homenaje a una recordada escena de Rambo 3. Queda la sensación que la dupla que forma con Pearce se podría haber aprovechado en un guión un poco más elaborado en lugar de un film clase B que representa una anécdota olvidable de sus filmografías.
Los últimos cartuchos de Liam Neeson Muy cómodo en el encasillamiento, Liam Neeson no se anima a salir del bucle infinito de anti héroes renegados que le forjaron un nombre de peso en el cine de acción. A esta altura de su trayectoria -y después del boom de taquilla que generó la trilogía Búsqueda implacable- es imposible no asociar a Liam Neeson con el género de acción. La paleta interpretativa es siempre la misma y sin importar cuál sea la aventura en cuestión el anti héroe renegado hace acto de presencia en la pantalla grande para reventar cráneos, repartiendo trompadas y quemando amenazas. Asesino sin memoria no sale de la fórmula comentada, a pesar de reunir un atrayente elenco y regalar un par de tímidos esbozos de creatividad, que buscan salir de lo trillado. Luego de rechazar un trabajo para una peligrosa organización criminal, un asesino de gran reputación (Liam Neeson) se convierte en objetivo. Para evitar ser cazado, Alex deberá descubrir quiénes le pusieron precio a su cabeza. El problema adicional es que este asesino está lidiando con dificultades en su memoria y estas ponen en riesgo cada uno de sus movimientos. Desde el inicio se genera un problema de credibilidad con el conflicto a desarrollar (los problemas de salud del sicario) y aunque los diálogos bobos poco ayudan a intensificar el drama, ver a Neeson achurando villanos anula cualquier interés por el personaje. El problema central de Asesino sin memoria reside en la cantidad desmedida de minutos que usa para entrelazar todas las líneas argumentales en una sola que dé sentido a la película. Es un proceso largo y tedioso hasta la explosión de acción. Por otro lado, Guy Pearce y Monica Bellucci, talentosas estrellas de cine, recitan sus líneas como robots sin sentimientos y refuerzan el tono monocorde de la historia. Sobre el final, el director Martin Campbell toma un camino inesperado y el interés se renueva. Son pocos minutos que levantan una trama defectuosa y la convierten en un entretenimiento aceptable. Si está hambriento de filmes de acción y o es fanático/a de Liam Neeson puede ir tranquilo al cine: a fin de cuentas, es casi la misma vieja y repetida fórmula con un título diferente.
Remake de un film belga en el que un asesino a sueldo pasa de victimario a presa, podría llamarse “Últimos días de la víctima de una mente sin recuerdos”, ya que el personaje padece Alzheimer y las cosas se le complican bastante. Neeson cada vez más divertido (aunque aquí su personaje es mortalmente serio) con un arma en las manos. En todo caso, las debilidades de esta película narrada sin pretensiones y a puro relato consiste en que el realizador Martin Campbell es de esos diletantes que nunca son del todo buenos o del todo malos (aunque tiene películas buenas como Garras y espantosas como mejor no recordar), y que se pasa un poco de rosca con la exposición del tema. Por lo demás, es un thriller efectivo de los que nos recuerda por qué vale la pena ir al cine. Casi (casi) una de esas de doble programa que disfrutábamos de chicos (mi generación, amigos, obviamente).
Asesino Sin Memoria, de Martin Campbell Liam Neeson viene de luchar contra todo mal que uno pueda imaginar. A sus 69 años, este actor irlandés reemplaza a una combinación de Willis, Schwarzenegger, Stallone y otros muchos que por h o por b están en lo inmediato fuera de juego. No corresponde aquí hacer un análisis de casos. Norteamérica no puede tener sino héroes, héroes locos, heroínas, héroes brutales o deconstruidos, y su historia cinematográfica está marcada por algunos arquetipos claramente definibles. En el caso de Neeson consiste en la redención, el malo que se redime. Tema que no es nuevo: la redención como tal es un tópico en el cine. Actualmente se lo puede ver en casi todo film, como un largo chapuzón, filmado en algún ojo de agua profundo. También el niño como elemento de redención y perdición no es nuevo, Gloria, (Gloria, John Cassavetes, EEUU,1980) es un ejemplo. El secreto de Neeson es que es un malo que a través de sus últimas acciones redime el descarrío de su vida adulta. ¿Se puede redimir un asesino? En este punto el film incurre, como la mayoría de los productos de semejante índole en una curiosa cantidad de trampas: no mata menores, mata solamente gente que merece morir (violadores, narcotraficantes ladrones brutales). Pero ¿merecen morir sin juicio previo? Parecería que la sociedad es cada vez más propensa a pensar que la justicia liberal, o garantista, es inútil. Todos los días se escucha decir: los criminales entran por una puerta y salen por la otra. Trampa en la que caen también productos como The punishment (autores varios), un justiciero solitario en connivencia con Batman, (¿o acaso Batman no es un merodeador?). Los nefastos códigos de producción Hays obligaron a toda una generación de cineastas a hacer piruetas con los textos, creando grandes metáforas que parecen haberse cristalizado en un conjunto de alegorías codificadas. Aquello que decía Aristóteles sobre el héroe (el héroe no es ni bueno ni malo, es ambas cosas) parece haber quedado reducido a una transición de carácter (más o menos) religioso, situación en la cual nuestro héroe por algún motivo (amor por ejemplo) pasa a ser un antisistema, héroe kalokagáthico o positivo, traicionando la fórmula que dice “ni bueno ni malo, es ambos a la vez”. Parece que no existieran libros como El Perdón de Derrida o el trabajo de Waters sobre las jóvenes del clan Manson. Liam Neeson parece estancado en el rol de ángel caído. Mata gente pero siempre gente mala, que se lo merece, tópico con que el cine norteamericano parece redimir de antemano a todos sus sicarios, tanto legales como ilegales.¿Puede haber un sicario legal? (risas del que escribe). No, la paradoja del problema es que si hay sicario, hay operaciones ilegales, parece que el día a día de la política mundial está saturado de operaciones políticas ilegales, parece que no hemos superado la famosa corrupción del Imperio Romano (ver tomo 1 de la historia de la vida privada). Y que la periferia se da en reproducir sin cuestionar nada. El film y los filmes similares lo que dicen en el fondo es que hay algún tipo de acción que sólo en apariencia lo es, con lo cual nunca sabemos en qué estatuto entra el asesinato de mi vecino, después nos quejamos masivamente de la antigua KGB o STASI, de sus operaciones que de manera eufemística llaman encubiertas. Fuera de toda contradicción, parece que dudar es peligroso, sospechar lo es más, desobedecer las órdenes, aunque en el plano metafísico redima, en términos del mundo fáctico (real) tal como es, sólo convoca a la muerte. Redimirse es morir, machaca una y otra vez el cine. A lo sumo, imagen extrañamente de moda, parece que todo film tiene que tener algún tipo de inmersión-bautismo-redención, de la misma manera que el siglo XII inventa el purgatorio para la usura, el nivel de criminalidad de estado o debido a grupos que pueden ejercer ese poder, puede financiar un teologia donde el sicario salve su alma. Sabemos que toda religión en todas sus vertientes, en última instancia discute lo mismo: la salvación del alma. Parece, como dije al principio que la salvación del alma es la preocupación actual del actor, al que se suma su director Martin Campbell con una larga trayectoria en ese cine de acción para toda la familia. Un cine que habla de superación, de éxito, grandes tanques, como la la sub valorada Linterna Verde (2011, EEUU) que en definitiva tampoco se sale del marco de referencia. La industria Norteamericana, parece tener una lucha enconada contra la vejez y la fealdad, comandada por laboratorios y clínicas, “la rinoplastía hacía furor en un Hollywood que ahora valoraba por encima de todo el glamour robótico y estandarizado, siguiendo el molde de Bubsy Berkeley”[1]; de ser una demanda enloquecida de productores, la relación entre la sociedad e industria hizo de los actores objetos de consumo y, como tales, publicitan diferentes artículos tanto con dudosos beneficios para la salud (alcohol por ejemplo), mientras elevan sus oraciones a una vida encantada. Si algo puede caer agradable en Liam Neeson es que envejece o, por lo menos, sus “refrescaditas” son poco perceptibles o no se ven los tubos de oxígeno al final del plató. Se sabe que el envejecimiento de la población de multimillonarios en todas partes del mundo trajo a colación una creciente demanda por solucionar principalmente el Alzheimer, una enfermedad hoy incurable, principalmente producto de la vejez. Mientras se está desentrañando rápidamente el mal de Parkinson, el alzheimer queda en pie, sin respuesta, más que los dólares invertidos por los multimillonarios. Le llegó el turno al cine de tomar la posta del problema y algo que el film no tienen claro o no explora es la propia relación del cine con la memoria, algo que otros films sí hacen, pero no con la enfermedad de por medio. Es una verdadera pena que el cine siga las normativas de los laboratorios y muestre una solución a la medida de los fármacos para un problema que devasta familias, un asesino silencioso quizás hubiese dado un marco polisémico a la historia, pero parece que al director es una pincelada de color como si fuese un cuadro de Bob Ross, un tip que permite darle a lo viejo una supuesta y renovada pátina. Está claro que Campbell tiene claro cualquier libro de guión industrial, cómo empezar, dónde dar el giro, cómo y dónde finalizar con poco o nada de producción, un Liam que no cree un minuto que está perdiendo la memoria. Pero la publicidad de la solución farmacológica ya está en el cine, falta que Liam diga: “si yo lo tomo, es porque funciona” quizás en el futuro las películas ya no regulen las publicidades encubiertas sino que sea en sí misma un publicidad larga, cosa que ya lo son muchas. Aún tenemos la esperanza que sean otra cosa. [1] David J. Skal, Monster show, una historia cultural del horror; 2008, Ed. Valdemar España