Todos contra Leo Hace poco se estrenó El ciudadano ilustre (2016) y la continuidad con Campaña Antiargentina (2016), debut en el largometraje de Alejandro Parysow (ver entrevista), no puede dejar de trazarse, porque en muchas de sus coordenadas ambas películas intentan hablar de lo mismo: el ser nacional.
El medio no es siempre el mensaje. campaña antiargentinaCampaña Antiargentina fue un slogan adoptado por la última dictadura militar en pos de desestimar las númerosas denuncias de organismos internacionales que hacían referencia a la violación de derechos humanos en ese período. El film homónimo de Alejandro Parysow con participación de Pablo Marchetti (Ex Revista Barcelona) en guion, juega con este significante y lo utiliza como vehículo para una sátira del argentino promedio. O al menos eso es lo que llegué a entender, porque Campaña Antiargentina es una película fallida en absolutamente todos sus aspectos. Con un formato de falso documental, la cinta narra los últimos días del afamado actor y cantante Leo J (Juan Gil Navarro), un argentino que descubre lo que parece ser una oscura conspiración contra su país de origen. El “Herzog argento” que nos cuenta esta historia de locura y obsesión, construye el relato a través de entrevistas a su célebre círculo intimo (Andy Kutnesoff, Adrian Suar, Fernando Spiner) y el metraje encontrado en la propiedad del protagonista mientras llevaba a cabo su peligrosa investigación. El problema, es que la propuesta del mockumentary, no está bien lograda y resulta extremadamente confusa para el espectador. Primero, se nos informa que buena parte de las imágenes forman parte de un proyecto personal del protagonista sobre la vida de Carlos Gardel. Suponemos que este material está tomado por un camarógrafo profesional contratado por Leo, pero luego entendemos que también cuenta con un camarógrafo amateur para documentar los sucesos y vicisitudes personales mientras investiga el supuesto complot antiargentino. Segundo, el film establece que el metraje ha sido ordenado y editado junto a otras entrevistas por el director de este falso documental. Sin embargo, hay toda una cantidad de acontecimientos registrados que no pueden explicarse salvo que uno piense que hay una especie de narrador omnisciente por fuera del relato documental. Por ejemplo, en varias escenas podemos ver al camarógrafo filmando el metraje encontrado y al plano siguiente observamos las imágenes tomadas por este mismo personaje pero no vemos a nadie filmando a esta persona. Es decir, la idea del documental se destruye en un cambio de plano. ¿Qué estamos viendo entonces?. Yo no estoy muy seguro, quizás es la historia de un documental sobre un documental sobre un documental. No se entiende, si alguien supo descifrarlo que no dude en aclarármelo en los comentarios. La comedia es cosa seria: El chiste del mockumentary es observar situaciones completamente absurdas y delirantes en un registro serio y realista. La idea es creer en la veracidad del documental sin tener necesariamente la información de que es una comedia o algo ficcional. Por eso funcionan tan bien gemas como Esto es Spinal Tap o Zelig. Uno puede ver esas películas sin saber el contexto de su realización y creer que los hechos documentados son reales. En otras palabras, cuanto más se explicita la ficcionalidad del mockumentary menos gracioso resulta éste. Lo mismo podríamos decir de otras comedias, por ejemplo, ¿Qué gracia podría tener La Pistola Desnuda o ¿Dónde está el piloto? si Leslie Nielsen no recitará sus diálogos con la seriedad que lo caracterizaba?. La verosimilitud en la realización y el tono de los actores lo es todo en este tipo de películas. Lamentablemente, en Campaña Antiargentina ésto no sucede en ningún momento. Juan Gil Navarro sobreactúa y fuerza demasiado las cualidades grotescas de su personaje y lo mismo podríamos decir de los entrevistados “estrellas”, que incluso se ríen de su propios testimonios. También se puede observar un importante déficit cuando se intentan plasmar viejos archivos (a lo Sucesos Argentinos) con un audio y definición notoriamente contemporáneas. Sumado a ésto, Parysow y Marchetti no tienen muy en claro donde volcar su crítica, si a la superficialidad snob de las celebrities, si al ciudadano argentino promedio y su nacionalismo barato, al argentino xenófobo o quizás a todo eso junto. No lo se, invito nuevamente al lector a que me pueda explicar si entendió bien a que iba la sátira. Conclusión: Campaña Antiargentina es una película que aspira a una sátira corrosiva e ingeniosa pero que fracasa estrepitosamente tanto en lo conceptual como en su ejecución formal.
Existe o existió una campaña antiargentina? Esta pregunta se convierte en una obsesión que atrapa la mente de Leo J. hasta casi volverlo loco. Leo J., encarnado majestuosamente por Juan Gil Navarro, es un cantante pop/actor que interpreta canciones muy positivas y cuenta con reconocimiento en el mundo del espectáculo. Un buen día (o no tanto) recibe como herencia la casa en donde vivía su difunto padre. Allí descubre la existencia de la “Logia Cisneros”, una asociación que se encarga de boicotear ciertos personajes argentinos, siendo Carlos Gardel, el motivo principal de su investigación. Campaña antiargentina es una película dirigida por Alejandro Parysow y se cuenta en tres momentos que transcurren en simultáneo durante el relato: La historia de Leo J. al recibir la herencia y su obsesión por llegar a la verdad, las imágenes del documental que comienza a realizar sobre el “en teoría asesinato” de Carlos Gardel con responsabilidad de la Logia Cisneros; y el documental/informe de TV en donde famosos como Andy Kusnetzoff y Adrián Suar; y allegados a Leo, hablan sobre él luego de un episodio en concreto. Si bien, todo este tema de la Logia Cisneros y la campaña es una invención total de sus creadores, la compilación de material de archivo hace que dudemos y hasta por momentos nos la creamos, aunque pronto nos termina haciendo ruido con la inclusión del “falso documental” creado por su director. Me refiero a imágenes rodadas en la actualidad con la intención de que se mezclen con material de archivo de época, con la finalidad de que se mimeticen con las viejas. Para los apasionados del material histórico, las cintas en blanco y negro y los noticieros cinematográficos, el film tiene una gran cuota de encanto. Para nosotros, sería el paraíso encontrar, como Leo, un arsenal de documentos audiovisuales: diapositivas, super 8 y cassettes. El film cuenta con momentos descabellados, que conducen a esta historia con un final aún más descabellado. Juan Gil Navarro pasa por muchos estados, un artista engreído e insoportable en un principio y un obsesivo alienado hacia el final. Campaña antiargentina es más que interesante, te deja pensando en mil temas, cómo somos como sociedad, lo que creemos y lo que no, lo que nos cuentan, lo que procesamos sin masticar y lo que nos sentamos a pensar y cuestionamos. Una película diferente, con un montaje dinámico y gran actuación de su protagonista.
Una comedia antiácida La ópera prima de Alejandro Parysow se promociona como “la película más delirante del año” y vaya si cumple su cometido. El film es una sucesión de disparates que no logran comicidad, partiendo del título, una acepción acuñada en la última dictadura militar. Resulta que Leo J (Juan Gil Navarro) es un cantante pop cuyo repertorio de canciones está dedicado exclusivamente al medio ambiente y la paz. Abocado a filmar un documental sobre su vida, todo cambia cuando hereda la casa paterna y descubre que su padre y toda su ascendencia se dedicó a luchar contra la logia Cisneros. Este grupo masónico es el encargado de llevar adelante la Campaña Antiargentina a la que alude el título y que amenaza con destruir a la nación. Filmada como si se tratase de un falso documental, Campaña antiargentina (2016) presenta personajes superficiales. Comenzando con el protagonista, un divo que “solo come los frutos que caen de los árboles” y que cuando descubre un complot orquestado por una logia creada por el Virrey Cisneros, se transforma y su única misión en la vida será desenmascarar a los traidores de la patria. El cantante y actor compuesto por Juan Gil Navarro es un tipo que le canta a la paz pero en el día a día es un soberbio. Eso sí, ante este llamado a la patria cambia radicalmente su forma de ser y deja de ser frutariano cuando unos obreros lo tientan con un sándwich de vacío que acompañará, como no puede ser de otra manera, con un tetrabrik de vino. Presentada como una comedia ácida, la película pretende hablar sobre la argentinidad y las eternas contradicciones de nuestro país pero su resultado es una obra que carece de ritmo y no ahonda sobre el tema que pretende explotar. Escrita por Alejandro Parysow, el ex director de la Revista Barcelona Pablo Marchetti y Carlos Perrotti, Campaña antiargentina parece ser la consecuencia de un chiste entre amigos que quiso trasladarse al cine pero sin éxito. La temática es explorada de forma superficial y presenta hechos históricos mezclados con ficción que no aportan nada a la discusión de fondo.
QUIEN PODRÁ DEFENDERNOS???? Para su debut en el cine luego de una gran carrera como editor, Ale Parysw, con un guión donde colabora con Pablo Marchetti y Carlos Perrotti, eligieron uno de los lugares comunes de los argentinos, pero elevado a la enésima potencia: la de ver complots en todos los hechos de nuestra realidad. En este caso de una logia empeñada, desde la época del virrey Cisneros en destruir a nuestro país, de ahí el título. Una idea ingeniosa que une el accidente de Gardel, el test de droga de Maradona y hasta la bandera argentina en un delirio que es mejor enunciado pero no tan bien realizado. Allí es donde la producción tiene sus puntos débiles, en la investigación de los hechos de nuestras desgracias engarzadas. Todo en un tono desaforado que no ayuda al interés ni al desarrollo dramático.
Publicada en edición impresa.
Campaña antiargentina: el misterio que revela nuestra idiosincrasia Un artista, una herencia y unos misteriosos documentos referidos a una extraña "campaña antiargentina" llevada adelante desde los rudimentos mismos de nuestra patria por un grupo masónico conocido como la logia Cisneros. Con disparatados testimonios de Adrián Suar y de Andy Kusnetzoff, una comedia ácida y paranoica que intercala materiales de archivo con escenas de ficción. El novel director Ale Parysow, coautor además del guión, supo insuflarle a estas alocadas aventuras y desventuras la necesaria peculiaridad apoyada con certeros apuntes acerca de la idiosincrasia argentina. Juan Gil Navarro se puso cómodamente en la piel del protagonista. Impecables rubros técnicos.
Documental apócrifo sobre las circunstancias de otra realización, la del vanidoso Leo J, estrella pop frutariana (sólo come frutas que caen de los árboles). Leo hereda una casa y descubre con ella un tesoro paranoico: material que prueba la existencia de una conspiración histórica, una campaña antiargentina comandada por una oscura logia fundada por el Virrey Cisneros que estuvo detrás de nuestras grandes tragedias, desde la muerte de Gardel al fútbol, el Che Guevara o las oscuridades de la política. La primera película de Alejandro Parysow, coestrita con Pablo Marchetti (revista Barcelona) es un gran chiste que petardea, a medida que su rocambolesco protagonista va perdiendo la chaveta -o mientras crece su obsesión-, el contradictorio y vacuo orgullo patriótico argentino. Si acaso le sobran algunos minutos para ser más redonda, tanto el formato como la idea general soplan originalidad y renovación al paisaje de la comedia ácida vernácula. Además de buen humor y una bienvenida patada contra la solemnidad.
Una sátira histórica con mediano sentido del humor Parece que don Baltasar Hidalgo de Cisneros, último virrey español de estas pampas, no sólo tuvo el piadoso gesto de expresar sus condolencias por nuestras futuras desgracias, sino que después también se dedicó a provocarlas. Peor aún: tuvo cría. Nuestras peores desgracias, como la aparición de aquella enfermera gordita en el Mundial 94, fueron programadas por una secreta, activa y antiargentina Logia Cisneros. Así lo advierte una gente que pasa el dato de generación en generación, y pasa también la posta. Ahora la recibe un popular cantante (es un decir) el día que se hace cargo de la casa paterna con sus secretos semiocultos. El resto, lo alimenta el susodicho artista con su paranoia de celebrity descerebrada y engrupida, que pasa de la militancia frutífaga (sólo come frutas) a la patriótico-neurótica. Tal es la historia que vemos, una sátira del ser nacional contada sin mucho rigor, más larga de lo conveniente y con mediano sentido del humor, y eso que entre sus libretistas está Pablo Marchetti, exdirector de "Barcelona". Puntos a favor, Valeria Correa como asistente fervorosa del astro (un fervor extensivo a otros cuerpos no necesariamente astrales, lo que la hace más simpática), la visita a un negocio de suvenires guevaristas, dos preguntas filosas que obligan a reflexionar ("¿Un antiargentino es algo bueno o algo malo? Quién usa ese término, ¿es acaso un patriota?") y un desenlace excelente, sugiriendo que los peores antiargentinos somos los propios argentinos. Eso es cierto.
Un falso documental que apuesta al absurdo y contó con la participación de grandes figuras. Leo J. es una auténtica estrella del firmamento argentino: cantante pop exitoso, incursionó en el cine interpretando a un carnicero y un portero, dos papeles bien distintos a la imagen de artista con conciencia social que supo construir. La aparición de unos viejos documentos familiares sobre un supuesto complot para asesinar a Carlos Gardel en una casa heredada será el puntapié para su debut en la realización de documentales. El problema es que Leo J. (Juan Gil Navarro) empezará a involucrarse sobremanera con las teorías que investiga. Teorías que incluyen elucubraciones tan descabelladas como la creación de una Logia antiargentina que durante dos siglos bregó por el fracaso del país, y que lo empujan a una paranoia de niveles astronómicos. Así se plantean las cosas en Campaña antiargentina, de Alejandro Parysow, un falso documental hecho y derecho, atractivo en su premisa y por momentos atrapante en su ejecución. Algo irregular a la hora de sostener la tensión durante poco más de 100 minutos, y con las participaciones especiales de Adrián Suar, Fernando Spiner y Andy Kusnetzoff, entre otras figuras, el film encuentra sus momentos más logrados cuando apuesta a la ironía y el absurdo.
Ensayo sobre la argentinidad Campaña Antiargentina (2014) es desopilante por donde se la mire. Esta comedia por demás brillante de Alejandro Parysow (destacado editor de grandes películas nacionales como Aballay y musicalizador de exitosas tiras de televisión), nos lleva a una historia que podría ser perfectamente real: la locura, la obsesión, el legado familiar; lo que convertiría a este film en un buen drama. Pero Campaña Antiargentina va más allá. Con toque paródico, la película se plantea la existencia de una supuesta Logia que quiere destruir la Argentina barriendo con nuestros emblemas (el churro casero en realidad no es nuestro, nuestra bandera heredó sus colores de la Corona Española, etc.) Un planteo ridículo- en el buen sentido- de toda una conspiración de masones que asesinaron a Carlos Gardel y le inventaron el doping a Diego Maradona. Esta historia involucra a Leo J (Juan Gil Navarro), actor y cantante cheto que hereda una enorme mansión. Revolviendo viejos trastos, encuentra documentos referentes a esta campaña. A partir de allí, la existencia de Leo se vuelve cada vez más dramática y se plaga de eventos desafortunados. Con testimonios desopilantes de Adrián Suar y Andy Kusnetzoff, y con Fernando Spiner cambiando su nombre, el film de Parysow suma muchos puntos a su favor. Es evidente, además, la mano de Pablo Marchetti (director de la Revista Barcelona) en el guión. Un tipo de humor tan peculiar como éste tenía un responsable al fin y al cabo. La propuesta aquí entonces es “pasear” al espectador por ese mar de dudas del personaje e ironizar sobre las contradicciones de la idiosincrasia argentina. Una oferta ácida en un festival íntegramente nacional. Un acierto para quien decida verla.
“Campaña Antiargentina” Personalísimo filme del debutante Alejandro Parysow, con el protagónico excluyente de Juan Gil Navarro, un actor que sigue demostrando su habilidad para elegir proyectos, que pese a la obra concluida, le permiten jugar con su costado menos solicitado, el de humorista. Acá Gil Navarro es Leo, y juega a ser un ex ídolo infantil que termina envuelto en una misteriosa conspiración en la que nada ni nadie realmente es lo que dice o cree ser. Lamentablemente la película pierde su capacidad para atrapar al espectador, convirtiéndose en un ejercicio narcisista del debutante realizador, en el que, al poco tiempo de iniciada, comienza a perderse por caminos poco sólidos. Vale la pena verla sólo por Gil Navarro.
Alejandro Parysow debuta como directo con Campaña Antiargentina, un filme delirante como ellos mismos promocionan, pero que dentro de ese delirio se mueve comodamente. La película gira en torno a Leo (Navarro), un actor y cantante pop bastante ridículo, al cual amigos y colegas del medio se encargan de adular constantemente. Un día contrata a un chico para que lo filme y siga a todos lados, al mismo tiempo que recibe en herencia una casa donde descubre un gran secreto sobre su padre y la historia Argentina. Campaña Antiargentina esta escrita por Alejandro Parysow, Carlos Perrotti y el ex director de la Revista Barcelona Pablo Marchetti. Planteada como un falso documental y un poco de ficción y un poco de aquí y de allá, vamos descubriendo como desde los inicios de la historia de nuestro país, por el 1800, pasando por la muerte de Monzon, el doping a Maradona en el mundial de 1994 y por el suceso que mas lleva el correlato de la historia, el supuesto asesinato de Carlos Gardel, existe una supuesta logia encargada de que a la Argentina le vaya mal. La película tiene varios aciertos, así como tiene varios problemas, pero cada situación que se va dando funciona en su medida. Las actuaciones están bien, el material de archivo usado es muy bueno, pero el material creado de archivo es mejor. Por momento todo roza tan el absurdo que no queda mas que dejarse llevar por la película. Campaña Antiargentina es un tipo de comedia Argentina que no solemos tener y si bien no es perfecta, es un acierto apostar por es este tipo de cine nacional, saliendo de las convenciones y arriesgarse un poco tanto en la forma como en el contenido.
Sobre la idiosincrasia argentina Uno de los problemas más dificultosos de resolver en torno al establecimiento de regímenes dictatoriales es la forma en que la instrucción del terror y el miedo se pronuncian con el silencio y el consenso pasivo o activo para llevar adelante y sostener a ese tipo de poder autoritario. E incide especialmente el rol que los medios de comunicación juegan al respecto, tanto en el momento del golpe como en los años siguientes. La denuncia de la “campaña antiargentina” fue desarrollada especialmente durante todo el año 1978 por el gobierno militar y los medios de comunicación cumplieron un papel fundamental: fue una estrategia publicitaria que la dictadura cívico-militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional de la Argentina llevó a cabo antes y durante la celebración del Mundial de Fútbol de ese año como respuesta a las denuncias por las sistemáticas y masivas violaciones a los Derechos Humanos del régimen represivo que distintos colectivos acometieron aprovechando la mediatización del fútbol. Con algunos puntos en relación a esta temática, llega a los cines Campaña Antiargentina, una comedia dirigida por Alejandro Parysow (leé ACÁ nuestra entrevista al director) y seleccionada en el 44º Festival de Cine de Gramado, ganadora del concurso "Óperas Primas" del INCAA en el 2010 y selección Work in Progress en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Leo J, actor y cantante, recibe de herencia una casa antigua. En ella, revolviendo entre viejos trastos encuentra documentos referentes a una extraña “campaña antiargentina” llevada adelante desde los rudimentos mismos de la Nación Argentina por un grupo masónico conocido como la Logia Cisneros. Tal persistente conspiración fue desencadenando una serie de dramáticos eventos que involucraron a renombrados personajes y grandes ídolos populares. Al involucrarse, Leo J sufre entonces en carne propia las consecuencias de dicho complot. Con testimonios desopilantes de Adrián Suar y Andy Kusnetzoff, esta comedia ácida de atmósfera conspiro-paranoica, intercala materiales de archivo con escenas de ficción, para acercar figuras tan disímiles como Carlos Gardel y Diego Armando Maradona. Una obra peculiar y con notables apuntes sobre la idiosincrasia argentina y sus eternas contradicciones. Párrafo aparte para la gran actuación de Juan Gil Navarro, quien incluso llega a reírse de él mismo y pasa por muchos estados durante toda la película, la cual abunda mucho en lo absurdo pero también replantearnos en cómo nos comportamos como sociedad y hasta qué punto llegamos a creer o no en todo lo que nos cuentan y quieren hacer creer.
El nacimiento de una nación Juan Gil Navarro protagoniza esta comedia disparatada. Alejandro Parysow es uno de los mejores editores con que cuenta el audiovisual argentino. Egresado de la FUC, suyos fueron los montajes de La sonámbula y de Aballay y de muchas series de TV. Para debutar como realizador eligió una historia que entra y sale constantemente de la edición: su protagonista quiere editar un documental sobre lo que, cree, es la madre de todos los males de la nación argentina. Un actor recibe una casa semiderrumbada como herencia, y en ella encuentra lo que entiende es material suficiente para entender que, desde que la Argentina es la Argentina, hubo una campaña en su contra. La muerte de Gardel, incluida. Descubre la Logia Cisneros, y desea difundir como sea esa “realidad” a sus compatriotas. Juan Gil Navarro es quien lleva adelante Campaña antiargentina. Esa omnipresencia, es cierto, llega a agobiar. La idea, saludable, es la de reírnos de nosotros mismos, de la argentinidad y de la paranoia de creer que la culpa de todo la tienen otros, y no nosotros. Pero llega un momento en que si no se entra en el delirio, las anécdotas y la paranoia sobrepasan todo y el interés se pierde.
Tiene como protagonista a Juan Gil Navarro (se luce), él interpreta a un actor y cantante pop famoso, egocéntrico, su vida se ve trastocada cuando recibe la herencia de una casa que oculta algunos misterios relacionados con la “logia Cisneros”. Cuenta con algunos testimonios y comentarios desopilantes de Adrián Suar y Andy Kusnetzoff, entre otros. En el relato se va involucrando a ídolos y personajes populares, como por ejemplo a Carlos Gardel, Maradona, Messi, entre otros. Se muestra material de archivo, contiene buenos momentos de acción y bien dinámico. Un buen movimiento de cámara, montaje y buena música. Tiene mucho de sátira y falso documental. Delirante un poco como somos los argentinos. Muestra una vez más como somos como sociedad, para pensar. Algunos cameos. Es el primer largometraje de Ale Parysow. Se encuentra co escrito por Pablo Marchetti. Dentro de los créditos finales hay escenas extras.
Crítica emitida por radio.
Mucha historieta y nada de cine en "Campaña Antiargentina" La ópera prima de Alejandro Parysow carece de cualquier verosimilitud y se transforma en una experiencia agotadora. Lo más sano que podría hacerse con esta película es utilizarla de ejemplo para entender cómo una buena idea, mal ejecutada, es una idea dos veces mala. Campaña Antiargentina supone que una logia se esconde detrás de todas las desgracias de nuestro país, desde la muerte de Gardel hasta la dictadura del 76. Esta hilacha paranoide podría deshilvanar un delirio mayúsculo, una tragicomedia abusiva que recapitule nuestra historia. Sucede lo contrario: el filme se torna monótono, afectado e inmaduro, y aquella premisa que parecía jugada se transforma en el chiste recurrente de un viaje de egresados. El error central en la ópera prima de Alejandro Parysow es su caos gramatical: jamás entendemos si predomina la ficción, el falso documental, el documental del documental o una novedosa superación de estas instancias. Campaña Antiargentina es un pastiche de material de archivo, camaritas home, extractos de cámara de seguridad, cámaras de notebooks y puestas ficcionales que misteriosamente se desentienden del registro documental. Pareciera que el guión hubiese pensado algo totalmente distinto a las decisiones formales del director, haciendo de la película una agobiante exhibición esquizoide. Acá seguimos a Juan Gil Navarro interpretando a Leo J., una estrella mediática que descubre en latas de fílmico heredadas cómo sus ancestros intentaron frenar una conspiración geopolítica. Leo toma la posta y contrata a un camarógrafo para que lo grabe las 24 horas. También contrata a un cineasta para que filme un documental que lo tenga a él como protagonista. Si hasta aquí suena confuso, se agrega otra capa: un especial televisivo que reconstruye su trayectoria, con testimonios autoparódicos a cargo de Adrián Suar y Axel Kusnetzoff. Esta masa amorfa pierde cohesión a medida que transcurren los minutos, las elipsis desconciertan, los sucesos carecen de lógica y surgen planos de una GoPro que directamente son una falta de respeto. Los actores deambulan despistados, a veces actuando para un documental y otras para una comedia costumbrista. De ellos no será la culpa, sino de un director extraviado en una madeja de intensiones.
CAMPAÑA INDEFINIDA Un actor y cantante famoso esencialmente frívolo (Leo J., interpretado por Juan Gil Navarro), se obsesiona profundamente con la idea de que hay una gran conspiración, liderada por la antigua Logia Cisneros, en contra de Argentina a todo nivel; responsable tanto de la muerte de Gardel, como del fracaso en el mundial 2002, y también de la última dictadura militar. Campaña antiargentina es un falso documental, pero también una ficción convencional sobre la vida de Leo J., que incluye escenas de dos producciones que el actor va realizando ante nuestros ojos: un reality sobre su vida y un documental sobre la Logia Cisneros. No es difícil intuir que en los 105 minutos que dura el metraje reina una confusión por momentos insostenible. No es que la película no se entienda, pero el montaje es muy poco riguroso y anti-climático, hay momentos donde las secuencias se estiran sin razón, y otros donde las escenas se amontonan para apurar el paso. Está claro que no es un caos total pero hay falta de pericia, o al menos de justeza, a la hora de editar. El otro pilar de la película de Alejandro Parysow es el humor: estamos ante una película de intenciones cómicas, sin duda, pero esto también es un problema. Por un lado, la actuación de Juan Gil Navarro tiene ese tono de parodia Pol-ka un poco característico, que consiste en reducir una personalidad a tres o cuatro conductas supuestamente graciosas pero cuyo trasfondo es el puro prejuicio. Por el otro lado, está la mirada más aguda y sarcástica como la que puede aportar Pablo Marchetti, el ex editor de Revista Barcelona que aquí es uno de los guionistas, sobre todo en cuestiones políticas e históricas; aunque a medida que avanza el film veremos que la balanza se inclina para el otro lado. El humor en Campaña antiargentina termina siempre siendo burlón pero exculpatorio, nunca va al hueso, apenas nos trata de paranoicos, nunca termina de decirnos que somos una nación cuya característica principal es que no se hace cargo de nada y que apuesta siempre a considerarse maldita. No hay un solo chiste incómodo y eso es una gran deuda para una película que en apariencia promete lo contrario. Es difícil de explicar lo rápido que se diluye el interés sobre lo que se nos está contando en Campaña antiargentina, pero es entendible, las fallas en las formas y las carencias en cuestiones de comedia son un combo infalible para el aburrimiento. Creo que también es justo decir que estamos ante una película que expresa un contexto: Argentina es un país que nunca aprendió a mirarse a sí mismo sin auto-indulgencia.
De la muerte de Gardel a la expulsión de Maradona en el mundial de Estados Unidos. De las logias secretas a los crímenes sin resolver. La ironía porteña y el humor absurdo dominan la escena en el reciente estreno Campaña antiargentina. Con un pie en los sketches de Diego Capusotto y Pedro Saborido, el film del debutante en largometrajes Alejandro Parysow se plantea qué pasaría si la construcción de la patria fuera una larga sucesión de conspiraciones. La comedia satírica no es un fuerte del cine argentino y la llegada de este opus -con guión del ex director de la revista Barcelona Pablo Marchetti– refresca la oferta local en pantalla, habitualmente lejos de las opciones jugadas para el lado del humor. Un muy histriónico Juan Gil Navarro interpreta a Leo, un popstar que más por aburrimiento y carácter influenciable que por capacidad investigativa se mete de lleno en una carrera de sospechas y teorías conspirativas sobre la historia argentina. Con estructura de ficción e inserts de documental apócrifo en el que se incluyen testimonios de presuntos amigos de Leo (interpretados por Adrián Suar, Andy Kusnetzoff y otros) el film recorre el demencial derrotero de nuestro antihéroe conectando a una siniestra logia Cisneros con preguntas sobre si la morcilla vasca es vasca o si la milanesa es de Milán. En ese marco nada de lo que aparece suena caprichoso, o sí, pero en un contexto donde la sospecha agarrada de piolines se transforma en una certeza delirante sin techo. Así es que aparece el video de un cantante colombiano celoso de Carlos Gardel (brillante Alejandro Viola, líder de Los Amados) que poco antes del accidente que mató al tanguero le dedicó un fulminante y profético bolero. “Hace seis horas que estamos viendo peronistas en blanco y negro”, le reclama en otro momento a Leo/Gil Navarro el montajista de su investigación, a modo de referencia peronista pop. También hay chistes sobre la crotoxina, el papa Francisco y la reina Máxima, como parte de los highlights que construyeron al país según el cantante devenido investigador, al que acompañamos en su viaje de ácido con la intención de que nos convenza. El tono irónico no decae en ningún momento y ahí radica la pata más fuerte de la película, alcanzando como para compensar algún que otro discutible detalle de lógica interna (Leo es un ídolo popular pero en ningún momento nadie lo para o lo mira en la calle, por ejemplo). La paranoia es un hecho social y a esta altura uno de los activos más vigentes de la patria liberada. Que el cine argentino por una vez se haya metido con ella es celebrable. Quien quiera conspirar que conspire, les presentaremos batalla.
Una película puede demorar mucho tiempo hasta su estreno. La idea puede sufrir modificaciones o eventualidades que cambian o refuerzan el contenido inicial. Lo importante es conservar el germen con el que fue concebida. Alejandro Parysow, Pablo Marchetti y Carlos Perroti tuvieron una idea hace más de 10 años, presentaron el proyecto en el Concurso de Óperas Primas del INCAA, ganaron, y recién en el 2014 pudieron comenzar el rodaje para poder estrenar en el 2016. Una aventura que se refleja en Campaña Antiargentina a través de un falso reality documental. Leo J. (Juan Gil Navarro) es un famoso cantante pop que descubre, por medio de una herencia, que el linaje familiar, desde hace muchos años, combate a una conspiración que amenaza a la nación argentina. De esta forma, levanta una bandera para desenmascarar a la logia Cisneros y cumplir con el mandato familiar. El trío de amigos nos traen una cinta delirante desde donde se la mire. A partir de una historia ácida, buscan reflejar situaciones disparatadas que provoquen una mirada crítica sobre conductas sociales. El guion es efectivo en un principio pero pierde fuerza en la mitad. Tienen un personaje central que disminuye su contenido argumental pero seduce en lo situacional. Lo que demuestran es una construcción sólida en el protagonista para contar una paranoia, pero no es suficiente para la historia. El montaje de Parysow es uno de los aciertos de la película. La escena final está muy bien construida y deja al espectador en estado de shock. Juan Gil Navarro sostiene con versatilidad, y en sus hombros; un personaje delicioso hecho a su medida. Campaña Antiargentina pretende reconstruir una realidad desde el sarcasmo para reírnos de nosotros mismos.
Imaginar nuestra historia desde una confabulación internacional es poco más que una ironía a tanto discurseo argento que sobrevivimos diariamente. Como si un loco justificara la debacle desatando esos cabos para volver a anudarlos a la buena de su chifladura.
“Campaña Antiargentina”: Conspiración y obsesión “Leo J.” es el seudónimo cool de Leonardo Jaramillo (Juan Gil Navarro) un cantante romanticón y excentrico actor de telenovelas, con el ego infladísimo y pedante como él solo. Rodeado de aduladores, su única relación sincera parece ser con su novia, a quien trata con desprecio aunque ella sea bastante tolerante. La vida de Leo cambia cuando recibe un viejo caserón como herencia. Comienza una obra para arreglar esa propiedad hecha polvo y encuentra una habitación escondida en la casa. Allí hay documentos pertenecientes a su padre y generaciones anteriores que los ubican como miembros de la misteriosa Logia Cisneros, junto a un pedido de su padre de continuar con su legado. Intrigado, Leo comienza a investigar los antiguos registros que le han dejado los miembros de la Logia. Exhibicionista por naturaleza, decide realizar un documental donde desenmascare la “Campaña Antiargentina”, una maniobra por la que grandes figuras de la cultura argentina han caído en la miseria, el desprestigio, e incluso la muerte. Se pregunta si fue un accidente la muerte de Gardel, o el hecho de que Borges haya perdido el Nóbel de Literatura, y mil preguntas más. De este modo, en la película seguimos las tareas investigativas de Leo mientras se intercalan escenas terminadas de su documental ya estrenado y que cuenta con testimonios de figuras como Adrián Suar o Andy Kusnetzoff. Durante la primera media hora, la película arranca bien arriba. El planteo es intrigante, la investigación de Leo es convincente, y los personajes nos arrancan más de una risa. No empatizamos con él porque el personaje es un idiota con todas las letras, pero es una excelente maniobra del guión. Sin embargo, a medida que la investigación avanza, Leo comienza a obsesionarse y las cosas dejan de ser divertidas tanto dentro como fuera de la pantalla. Esta segunda parte se torna más pesada y difícil de seguir. Si pudiéramos deducir qué está pensando este personaje quizá se nos facilitaría la tarea. Pero el éxito radica en que estaremos durante todo el metraje preguntándonos si la conspiración realmente existe o si Leo ha perdido totalmente la cabeza. Siempre se agradece que llegue a las salas una película como esta. Es parte de un nuevo tipo de cine argentino que comienza a desbordar los festivales y a llegar a otro público. Es un cine con una identidad propia, que no necesita perderse en el costumbrismo exagerado de décadas anteriores, o en interminables planos secuencia que casi todas las veces tienen que ver con la temática de la última dictadura. No cae en el chiste pavo escatológico del domingo a la tarde ni es como un capítulo largo de una serie norteamericana de criminales. No es una obra perfecta tampoco. Se torna lenta en la segunda mitad, y los personajes no están del todo equilibrados, cargando demasiado peso sobre los hombros de un único protagonista. Sin embargo, siempre es bueno que realizadores argentinos se atrevan a un proyecto tan original cuando estamos acostumbrados a ver una remake tras otra en nuestras carteleras. Es un tipo de cine argentino que necesita pulirse, pero que comienza a encaminarse. Por cierto, es la opera prima de este director. Para estar atentos a sus futuros proyectos.
Leo J. es el protagonista de “Campaña Antiargentina”, un famoso músico y actor, que lo único que le importa es su propia persona, ni siquiera se preocupa tanto por su asistente/novia, ni por el resto de la gente que lo rodea. Pero todo comienza a cambiar cuando Leo recibe como herencia una casa familiar. Al refaccionar la vivienda que estaba venida a menos, Leo descubre que su padre y generaciones anteriores estuvieron investigando a una conspiración “antiargentina” llevada a cabo por la misteriosa Legión Cisneros. Esta legión estaría implicada en alguna serie de actos contra la patria, principalmente, se encontrarían detrás de la muerte repentina de Carlos Gardel, y de otras personalidades. Es así como Leo se verá inmerso en esta investigación que cambiará su personalidad y su forma de ver las cosas. “Campaña Antiargentina” es una película que presenta un humor un tanto particular, que no sé si logrará convencer a todos los espectadores. Quienes estén dispuestos a enfrentarse ante una historia bizarra y delirante encontrarán en este film una muy buena propuesta. Al principio del film la historia se torna un poco confusa hasta que se acomoda y se terminan de presentar todos los elementos que la componen y se logra entender sobre qué va la trama. Juan Gil Navarro se encuentra muy bien en su papel, encarnando al protagonista Leo J, y muestra de una manera apropiada la transformación de su personaje. Si bien existen otros papeles secundarios interesantes, la labor de Navarro se destaca en todo momento y es quien lleva adelante la película. El protagonista logra generar una intriga que se mantiene a lo largo de todo el film, ya que no se sabe si lo que se plantea como premisa principal es algo que sucedió/sucede en la realidad o si es una simple construcción de Leo J. En síntesis, si bien puede resultar un poco confusa o incongruente por momentos y presentará un humor que no es para todos, “Campaña Antiargentina” logra mantener la intriga en toda la película gracias a su protagonista y consigue un resultado entretenido. Puntaje: 3/5