La mujer pública. A esta altura resulta indudable que gran parte de la industria hollywoodense está volcada hacia un conservadurismo retórico que en la mayoría de los casos funciona como un sinónimo de la falta de ideas novedosas y/ o la obsesión de los productores con bajar el nivel de cualquier contenido considerado “sensible” (hablamos de todo lo relacionado con la sangre y el sudor), con vistas a que los adolescentes puedan entrar a las salas y de este modo engrosar los bastiones del consumismo y la adecuación. El conglomerado cultural vinculado a una pretendida espectacularidad nos bombardea con mensajes individualistas y nos lleva a una suerte de grado cero que empobrece la otrora interesante dimensión formal. Este estado de cosas eventualmente genera que cualquier desviación de la regla, por más que esté en sintonía con la retromanía de nuestros días, sea bienvenida en función de esa pequeña alegoría descontextualizante. A pesar de que Cercana Obsesión (The Boy Next Door, 2015) en ningún momento escapa a su condición de intento fallido de thriller erótico, incluso así podemos utilizarla como excusa para plantear la necesidad de retomar aquella irreverencia discursiva de antaño, obviando toda autoconciencia pedante a la Quentin Tarantino y centrándose en la sinceridad más inocente y malévola, ese verdadero magma de desproporción símil clase B que la soberbia del mainstream terminó condenando al olvido. Lo curioso es que estamos frente a una película de por sí pasteurizada pero con el ímpetu suficiente para apelar a una serie -bastante sugestiva- de referencias del popurrí histórico: tenemos la típica premisa del “porno VHS” de la década del 80, un desarrollo empardado con el softcore de suspenso de los 90 y una levedad general que recuerda a aquellos sexploitations enajenados de los 60 y 70. La torpeza monumental detrás de este vehículo para la estrella de turno, la inefable Jennifer Lopez, impide que el catálogo de estereotipos llegue a buen puerto en lo que respecta a la coherencia estructural, sin embargo el film se sostiene desde su simpleza y automatismo, hoy indicios del entretenimiento más furioso. Por supuesto que ni Lopez como la milf en cuestión ni Ryan Guzman como el psicótico obnubilado con ella son un prodigio de la actuación. Las citas a Atracción Fatal (Fatal Attraction, 1987), Durmiendo con el Enemigo (Sleeping with the Enemy, 1991) y Bajos Instintos (Basic Instinct, 1992) no están aprovechadas y esto se debe a la incompetencia del realizador Rob Cohen y la guionista Barbara Curry, dos profesionales sin talento aunque conocedores de sus limitaciones. Tan retrógrada (la mujer cuida su imagen pública) como feminista (por lo menos hay un contraataque en el final), la propuesta es respetuosa hasta en las escenas de sexo, salvaguardando la anatomía de la protagonista con demasiado recelo…
Mi vecino es psicópata Definitivamente con Cercana obsesión la irregular carrera de Rob Cohen en su rol de director se cayó estrepitosamente y tras este traspié le resultará sumamente trabajoso recuperar el aceptable nivel exhibido en películas como Corazón de dragón (1996) o Triple X (2002), por citar lo primero que se viene a la mente. Qué decir entonces de Jennifer López en un rol de lo que en el cine porno se denomina Milf (mother i like to fu…), léase profesora de literatura ya madura que se obsesiona con un muchachito que se muda frente a su casa para ayudar a un pariente inválido y que rápidamente gana la confianza de ella y la amistad de su hijo adolescente de edad similar. Hasta aquí el argumento ridículo sólo podría funcionar en esas películas sexploitation que hicieron furor en los 90 y que recibieron también el sobrevalorado mote de thriller eróticos para compartir lugares con otros títulos mucho más interesantes desde lo que a trama se refiere como a tratamiento de personajes e historia, de la talla de Atracción Fatal (1987) o el clásico instantáneo Bajos Instintos (1992) por ejemplo. Nada de eso se acerca a Cercana obsesión, ni desde la propuesta pseudo erótica y trasgresora (se cuentan con los dedos de la mano las escenas fuertes) por supuesto revestida con un nivel de moralina abismal porque en definitiva la protagonista se las ve feas por ceder a la tentación de un jovenzuelo psicópata, quien no a fuerza de seducción sino de sometimiento liso y llano derrumba en un segundo su círculo de confort a sabiendas que revelar la relación clandestina al entorno de la docente implicaría el escarmiento público. Todo en Cercana obsesión parece gratuito, desde la historia en sí misma hasta las increíbles ingenuidades de los personajes pero lo que es más grave aún no es la insólita pendiente de complicaciones o falsas vueltas de tuerca en las que incurre López sino las resoluciones de cada conflicto. No hay trabajo en la esfera psicológica de esta enfermiza y caliente relación, más allá del estereotipo violento y el juego de dominio entre ambos personajes. Tampoco aporta demasiado un grupo de personajes secundarios sin peso más que la funcionalidad al derrotero de los acontecimientos. Un film para el olvido o para un día de lluvia pero muy torrencial.
Una profesora de literatura clásica atraviesa un momento complicado en su matrimonio; está punto de divorciarse. Su vida cambia totalmente cuando junto a su casa se muda un pibe que, luego de un pequeño romance, poco a poco ira desarrollando una fijación por ella. Lo que tú sientes se llama obsesión Cuando al principio de la película vemos las placas con las productoras involucradas, y observamos el nombre de “Blumhouse Productions”, casa involucrada en grandes películas como Siniestro, La Noche del Demonio o Whiplash: Música y Obsesión, se nos enciende la luz de alerta indicando que quizás estamos por ver algo bueno... quizás. A Cercana Obsesión no le juega nada a favor el hecho de que la protagonista de la cinta sea Jennifer Lopez. Y menos creíble aun es el hecho de que sea madre de un pibe bastante grandecito. J-Lo ¿profesora de literatura inglesa clásica y madre de familia? ¿En serio? Ni hablar del hecho de que lo que tiene de sexy esa mujer, lo tiene de mala actriz. Quizás las mejores escenas de ella en la pantalla fueron en las que sale en paños menores, las cuales son varias, con escenas de sexo subiditas de tono incluidas, con eso decimos todo. El mal casting solo hace que el intento de ser una película de suspenso se hunda más y más. Ryan Guzman, quien cumple el rol del vecino obsesionado, supuestamente tiene 20 años en la cinta, su físico no está ni cerca del de un pibe de 20 años. Obviamente los clichés absurdos de las películas yanquis no podían faltar, y al hijo de Jennifer Lopez le hace la vida imposible un grupito que tiene de líder a un colorado con toda la pinta de bobo. Rozando un poco más de la mitad de la película, la propuesta se torna interesante y sube el nivel cuando Noah, el vecinito limado, pierde el control y se obsesiona mal con la protagonista. Si bien Guzman compone a un buen loquito, la pésima historia de su personaje no permite destacarlo. Escenas malísimas carentes de sentido que intentan generar un clima de tensión -y obviamente no lo logra- como la infame secuencia de la inyección, la de la galleta o los múltiples flashbacks sexuales del protagonista no aportan nada, excepto minutos a una película que en los papeles no dura mucho, poco más de hora y media, pero que se hacen eternos por la tortura a la que se es sometido durante gran, por no decir toda, la película. El film empieza a desbarrancar en la última media hora, y decide tirar por la borda todo lo escasamente bueno que había hecho en el desenlace de la película. El clímax del final es tan bizarro, tan flashero, tan limado, tan patético, que es imposible tomárselo en serio. Y es imposible también no reírse después de ver lo que sucede. Conclusión Con tantas propuestas buenas que hay en la cartelera actualmente, sería un crimen recomendar Cercana Obsesión como una buena opción en los cines. A menos que se sea fanático de Jennifer Lopez y las historias con amores obsesivos, adelante, porque escenas con Jennifer en camisón, teniendo sexo y siendo manoseada sobran. Pero sino, ni se gasten en esta propuesta irrisoria.
Cercana obsesión es un film ideal para pasar un momento distendido en el cine y para todos aquellos que anden con ganas de cachondearse con Jennifer López que ofrece una escenita de alto voltaje erótico. El guión tiene buen ritmo a pesar de no tener nada que la destaque de sus hermanas sobre acosadores....
La historia de una mujer de más de cuarenta, tan pero tan (pero tan) hot que un joven de 19 años (en la ficción) se enamora y obsesiona hasta la demencia total… Y llena las paredes con fotos de ella, en el sótano… (jamás vista esta escena, no?) Se sabe todo lo que pasará en el “film”, predecible escena por escena. JLo, quién también la produjo, hizo que la cámara la favoreciera siempre. Y se olvidó de actuar. El guión sin sentido y repetitivo deja a la audiencia atónita, no se sabe si es una comedia o están cargando al público. Recuerdo “Atracción fatal”, eso si que daba miedo… eso si que era una obsesión…
Claire es maestra en la preparatoria local. Luego de que una infidelidad de su marido hace que ambos decidan darse un tiempo, junto a su casa se muda un hombre bastante más chico (joven diría yo) que ella. Lo que parecía un deslice de Claire llevada por el deseo y la soledad, terminará en una peligrosa obsesión del adolescente. Lo primero que me llamó la atención de este film, es lo poco que está trabajado el guión a lo largo de la corta hora y media que dura el metraje. En teoría, ésta clase de thrillers suelen ser bastante esquemáticos en su desarrollo, pero al final hay una vuelta de tuerca que intenta sorprender al espectador (caso de Bajos Instintos, por ejemplo). Bueno, olvídense de eso acá, porque la guionista Barbara Curry fue tan vaga que no solo siguió las bases del género al pie de la letra, sin aportar algo de personalidad al relato, sino que ni se molestó en pensar un final original como para levantar un poco la floja historia que propuso y darle algo nuevo al espectador. Sin entrar a decir spoilers (aunque tampoco hay demasiadas cosas que puedan ser arruinadas contándolas de ante mano), si uno piensa en todos los momentos que existen en las tramas de “mujer mayor se acuesta con un casi adolescente”, están de forma obvia, y para peor aún, precipitada; logrando que en gran parte del film no pase demasiado, porque las cosas se contaron demasiado rápido. A esto, hay que agregarle el nulo carisma y escaso talento que ofrece Ryan Guzman (el joven acosador). Sacando sus abdominales dignos de los espartanos de las películas, poco ofrece el actor como para darle el aire siniestro y perturbador que obligatoriamente deben tener estos personajes en los thrillers. Todos sabemos que Jennifer Lopez no es una gran actriz (ni siquiera una buena actriz), pero en comparación con su compañero de elenco, se luce bastante haciendo lo que puede en esta película. Eso sí, a favor de la latina, le sabe dar toda la sensualidad que se supone debe transmitir esta mujer ya entrada en años, vulnerable sentimentalmente, pero que no se va a dejar manipular por su vecino. Cercana Obsesión La elección del director tampoco parece muy acertada que digamos. Como vengo diciendo, los thrillers se tienen que fundamentar en su trama y en la personalidad que le dan los actores a sus personajes. Poner a un realizador proveniente de la acción, no parece demasiado acertado; mas si tenemos en cuenta que sus máximos “logros” son Rápido y Furioso, Triple X y La Momia: La Tumba del Emperador Dragón. Quizás un director con mejor mano para esta clase de films, pudiera haber muñequeado más la película y sacar algo digno, pero viendo los pergaminos de Rob Cohen a la hora de dirigir, poco se puede rescatar de este film. En conclusión, Cercana Obsesión (The Boy Next Door en su nombre original) es muy floja en todos sus aspectos. No solo por no ofrecer nada al género, sino porque principalmente se nota una falta total de trabajo e interés en lo que se estaba haciendo, ya sea por parte de la guionista o el director, siendo solo Jennifer Lopez la única que intento darle un poco de profesionalismo al proyecto.
Sólo una sexy monotonía El deseo, el tabú de las relaciones moralmente mal vistas -profesora/alumno- y la pasión sirven como eje de Cercana obsesión, llevándolo a una extrema realidad hasta un punto neurótico, exagerado y hasta inverosímil. Bajo la dirección de Rob Cohen (Fast and Furious, xXx) y protagonizada por la actriz y cantante Jennifer López, The Boy Next Door se desenvuelve como un thriller psicológico con varios pasos en falso por utilizar lo seguro y superficial de este tipo de historias. Se trata de una película que sigue al pie de la letra los clichés que marcan a los films de este género, mostrando la persecución de la víctima hasta los puntos más enfermizos. En este caso, el espectador debe ubicarse en el escenario de una profesora-alumno para comprender el tipo de acoso y en que presiones se ve envuelto el personaje de López. El tabú de esta clase de relación puede llegar a costarle el trabajo, su familia y hasta todo lo que consiguió en su vida. Predecible en todo momento sin tener la capacidad de generar sorpresa, el físico y belleza de la actriz es lo más rescatable de la película, siendo éste el sostén de la misma. Sin embargo, su actuación sigue la línea que la película: en ningún momento termina de ser realmente creíble. Algunas escenas son tan absurdas en cuanto a su realización que del drama a la comedia hay un paso muy breve. Por ejemplo, la relación curricular entre ellos se basa en la adoración de un clásico poema oral de Homero, la Ilíada. Así son varias las incoherencias que recorren a la película y no justifica el accionar de sus protagonistas. Toda la situación final que ocurre en la cabaña da cuenta de ello. Por mantener cada uno de los clichés que se destacan en esta clase de película hasta el extremo, el film podría haber resultado como una sátira de la misma si el enfoque hubiese sido otro. Rob Cohen, en cuanto a lo argumental, no pasó grandes desafíos a la hora de encarrilar el film: la cinta no presenta nada nuevo o que no se vio con anterioridad. Cercana Obsesión se refiere a un contenido ya prefabricado hasta el hartazgo sin nada innovador que ofrecer en su producción, tan sólo como Jennifer López continúa en vigencia gracias a su sensualidad.
Si bien la carrera del director Rob Cohen no está plagada de éxitos, sí cuenta con varios films memorables, entre los cuales se cuentan la primer Fast & Furious y recordadas producciones como Daylight, con Silvester Stallone como protagonista, y el muy buen documental ficcional sobre la Vida de Bruce Lee, Dragon: The Bruce Lee Story. Sin dudar, se puede decir que Cohen ha tenido una carrera con producciones cuanto menos llamativas, y con gran repercusión en la memoria del público. Con Cercana Obsesión, Rob Cohen se sumerge en principio en una historia atípica a lo que nos tiene acostumbrados, y digo solo en principio porque si bien el film se centra en una relación amorosa prohibida entre una profesora y un alumno al final de cuentas la trama termina inclinándose a un formato más cercano a su estilo característico. Haciendo uso de la figura de una total seductora como lo es Jennifer Lopez (Maid in Manhattan) el film da riendas sueltas a una continua tensión sexual entre su personaje y el del joven Ryan Guzman (Step Up Revolution), la cual tendrá su clímax en una fuerte escena erótica que dará el puntapié inicial para que se desarrolle la verdadera trama detrás de la historia que los envuelve. La relación entre ambos personajes está bien desarrollada y se puede decir que la dupla cumple el efecto deseado, pero si hay que destacar a uno de los dos es a Guzman, quien con su poca experiencia en cine termina demostrando una destreza y talento digno de cualquier actor avezado y resulta ser la mayor sorpresa del film. El guion a cargo de la novata Barbara Curry, no hace más que reflejar su ínfima experiencia en el rubro, ya que este es su primer guion y en parte sorprende que haya sido tomado en cuenta considerando lo cliché y repetitivo de su argumento. No bastando con la pobreza de la historia central, el relato comete repetitivos errores conceptuales que terminan asemejando su argumento a una obra de cine independiente. Cabe destacar que aun contando con un libreto pobre, su director Bob Cohen logra mantener la tensión y hacer entretenida la trama, dotando a la película con algunas más que buenas escenas que no parecen salir de la misma película y las cuales posicionan de cierta forma una firma personal garantizada. Cercana obsesión se podría definir como un híbrido, una mezcla de buenas aptitudes (y actitudes) pero con un guion deficitario que parece haberse quedado en su etapa de borrador más que de una versión final. Aun así, habrá cierto público que seguramente encontrará interesante la película, ya que además de contar con Jennifer Lopez y por consiguiente atraer a todos y todas sus fans, cuenta con una muy buena dirección y un muy buen desempeño actoral del protagonista masculino, que seguro será del mismo agrado del que lo es Jennifer Lopez para sus fans.
El que se acuesta con niños... Cercana obsesión (The boy next door, 2014) es una película de clase B. Entiéndase berreta, de argumento básico y elemental con ninguna otra pretensión más allá de la explotación comercial. Esto no quiere decir que sea algo negativo per se, de hecho su argumento podría ser divertido, pero la película pareciera hacer todo lo posible por caer en cuanto cliché ande dando vueltas. La idea: Jennifer Lopez debe ser la cuarentona más sexy que dio Hollywood en mucho tiempo. La mujer viene en picada hace rato en pequeños y lamentables papeles de “novia de”. Cercana obsesión, que está protagonizada y producida por ella, busca ponerla en primer plano nuevamente. ¿Cómo? desnudando a su protagonista. Aunque sólo a medias, con una escena tan cuidada a los 23 minutos, que sugiere más de lo que cumple. ¿La historia? Es Atracción fatal (Fatal Attraction, 1987) a la inversa. Mujer de cuarenta que en una noche de descontrol hormonal se acuesta con su atractivo vecino de veinte años, presentado como modelo de Calvin Klein. El joven tiene antecedentes violentos y se obsesiona con la mujer. Se hace amigo del hijo (también adolescente) y la persigue hasta en los cursos de literatura que ella dicta. Cuanto más lo rechaza peor se lo toma. Fin de la trama. No hay sorpresas y todo transcurre sobre la senda de lo previsible. Además de aburrirse como un hongo, uno puede pasar el tiempo viendo la construcción ultra estereotipada de los personajes interpretados por actores de madera (Jennifer a la cabeza). El vecino (Ryan Guzman) es musculoso con el cuadrillé tallado en su abdomen y actitud de macho (arregla artefactos mecánicos, siempre engrasado y traspirado). El hijo (Ian Nelson) es tan naif que roza lo ridículo, mientras que el ex marido (John Corbett), que le fue infiel con su secretaria joven y sexy (cliché si los hay) es bueno, compañero y acusa arrepentimiento. Los responsables de este bodrio son la guionista Barbara Curry y el director Rob Cohen que desde la primera Rápido y furioso (Fast & Furious, 2001) no mete un producto digno en cartel. En defensa de ellos debemos decir también que hay una clara intención de hacer un producto visiblemente clase B. Los tétricos recursos utilizados para escenificar los flashbacks iniciales lo confirman, del mismo modo que los evidentes muñecos en las escenas de violencia gore sobre el final. En fin, quien quiera erotismo que busque en los videoclips de JLo que, de paso, sólo duran 3 minutos.
Cercana obsesión es una de las peores películas que vas a encontrar este año en una sala de cine. Se trata un pseudo thriller que parece haber sido filmado en 1992 para explotar el éxito de Bajos instintos y que terminó perdido en una bóveda durante años hasta que encontraron la cinta hace unos meses. Hubo un momento en los años ´90 donde este tipo de historias con psicópatas que manifestaban una obsesión enfermiza hacia alguna persona invadieron los cines. Podemos recordar Obsesión fatal (Kurt Russell), Mujer soltera busca (Bridget Fonda), La mano que mece la cuna (Rebecca De Mornay) y La niñera (Alicia Silverstone), entre tantas otras producciones que surgieron en el mismo período. El director Rob Cohen intentó evocar este tipo de propuestas en su nuevo trabajo, donde se confirma una vez más la decadencia que atraviesa actualmente su carrera. Un realizador que en el pasado hizo filmes decentes como Dragón: La historia de Bruce Lee, Corazón de dragón, Daylight (Sylvester Stallone) y la primera entrega de Rápido y furioso. Luego de aquel film del 2001 sus trabajos posteriores no funcionaron bien en los cines y hoy se dedica a desarrollar estos proyectos clase B que llegan a la cartelera por un milagro del mundo de la distribución. Cercana obsesión es una película mala completamente previsible que no le aporta ningún enfoque interesante a esta temática y se convierte en una comedia gracias a la actuación de Ryan Guzman. El actor, que tiene como 30 años e interpreta con poca credibilidad a un estudiante secundario, pasa en apenas dos minutos de ser un galán simpático a un psicópata desquiciado sin ningún tipo de explicación. Guzman logra que muchas situacioness que deberían generar tensión resulten cómicas debido a su interpretación. Más allá que el guión es malo el casting del protagonista no le hizo ningún favor a este film. La escena en que el estudiante intenta conquistar a su profesora de literatura con citas de Homero es maravillosa y a partir de ese momento te das cuenta que estás viendo una película mala que divierte. Jennifer López, quien en el pasado brindó filmes horrendos como Enough y Gigli esta vez presentó una interpretación bastante correcta y la cámara de Cohen se encarga de resaltar sus atractivos físicos en cada escena en la que aparece. El problema de la película es que la trama es extremadamente mediocre y las acciones del psicópata generan risa cuando debería suceder lo contrario. En el caso de este estreno no vale la pena invertir una entrada al cine con semejante fiasco que podés encontrar cualquier otro día en el canal The Film Zone.
Una atracción fatal Con el protagónico de Jennifer López llega este thriller convencional y previsible sobre una profesora de literatura acosada por un vecino obsesionado con ella. Escaso suspenso y personajes poco creíbles. Que Jennifer López es rápida para los números no es ninguna novedad, ya que aquí oficia como productora y también protagonista de un thriller del estilo -aunque está a años luz- de Atracción fatal, donde el affaire sexual se transforma en obsesión y luego en locura. Aunque la idea fue vista en varias oportunidades, aquí podría haber funcionado con la dirección de Rob Cohen -Corazón de dragón, Triple X-, pero el desarrollo de una historia previsible y poco creíble, a excepción de algunas escenas, arruinan el resto. Cercana obsesión, una traducción poco feliz del original The boy nex door, parte de un planteo sencillo: Claire -López-, una profesora de literatura madura se siente atraída por Noah -Ryan Guzmán, el de Step Up4-, un vecino joven que se muda frente a su casa para cuidar a un pariente en silla de ruedas. Mirada va, mirada viene y el encuentro sexual entre ambos no tarda en concretarse, con algunas escenas que muestran sus cuerpos en acción. El problema es que ella está por separarse, tiene un hijo adolescente y con el correr de los días su vida se tornará una pesadilla cuando Noah se infiltre en su vida familiar. El mayor inconveniente es que nada de lo que se cuenta resulta creíble y el suspenso es tartamudo. La única escena que vale la pena es la del colegio, cuando la protagonista encuentra el aula donde dicta clases repleta de fotografías íntimas con su vecino. Si uno espera que ocurra algo en la escena del automóvil, la predicción se concretará a la brevedad. La presencia de una directora ingenua, un marido arrepentido que intenta reconquistar a su hijo adolescente, a quien Noah tiene entre sus manos y una forzada secuencia final desarrollada en un granero tampoco contribuyen para que el film llegue a buen puerto. Mejor dejarla pasar o, simplemente, cerrar la ventana.
Hubo una época en la que los thrillers para la TV y las películas protagonizadas por mujeres sólo hablaban de pasiones desenfrenadas que terminaban generalmente mal para la mujer. Cientos de películas se generaron con el solo objetivo de canalizar la libido de las espectadoras en canales como Hallmark, Lifetime y sucedáneos. No es raro que en la actualidad un producto como “Cercana Obsesión” (USA, 2014) parezca tan fuera de época como la resolución final al conflicto disparador de la historia, y mucho menos que su protagonista absoluta, Jennifer Lopez, demuestre también el poco olfato para seguir generando participaciones en películas que sólo pueden interesar a incautos que ingresan a último momento a la sala a falta de otra opción en el cine. La historia de “Cercana Obsesión” es la de una maestra llamada Claire (Lopez), recientemente separada de su marido (John Corbett) y con un hijo adolescente que aún no entiende la decisión de sus padres. Mientras ella se dedica a dar sofisticadas clases de literatura, claro, porque el guión de Barbara Curry además de incurrir en los cientos de miles de clichés que cae deja en claro un status cultural de la protagonista por encima de la media, un día su rutina cambia. Un nuevo vecino (Ray Guzman) llegará al vecindario, el boy de la siguiente puerta, tal el título original en inglés, y con su arribo toda la pasión y pulsión sexual contenida de los últimos tiempo de Claire se desatará en cada vez que ella espía por la ventana al joven recién llegado. Una noche de lluvia, el mirar avanza hacia el contacto físico, e inevitablemente, cual historia de Lolita, todo lo que hasta el momento eran insinuaciones terminan en una noche de lujuria en la que Claire no podrá dimensionar qué pasará después. Pero claro está que Curry no es Vladimir Nabokov, y Rob Cohen tampoco es Stanley Kubrick, por lo que la película terminará cayendo en el lugar común del vecino joven obsesionado con la mujer madura hasta el punto de acosarla y atormentarla con revelar el secreto a todo el mundo. Hace unos años las películas “The Crush” con Alicia Silverstone o “Angel y Demonio” con Mark Wahlberg actualizaron este mito de jóvenes enamorando perdidamente a personas mayores, y lo hicieron dentro de un contexto en el que quedaba claro que lo prohibido era la posibilidad de escapar de algo pero terminaban aggiornando la narración. Pero acá, y con una moralina rancia, a Claire se la castiga primero por haber cedido a la pasión, justificando todo lo malo que el vecino le hará para volver a estar con ella, pero también por ceder en medio del proceso de reconstrucción del matrimonio que se estaba por disolver a la tentación carnal. Así es como “Cercana Obsesión” sale perdiendo en todas las comparaciones que se hagan con sus predecesoras, y mucho más cuando desde la dirección y el guión no se innova para poder reconstruir el mito primigenio de desear bajo posibilidad de prohibición y jugar con eso. Lopez se sobreexige, en un papel que desde la caracterización la ridiculiza, es profesora, ok, pero ¿hace falta que lea los libros en su casa siempre en bombacha y al lado de una ventana? Claramente no, pero justamente en esa construcción torpe y de trazo grueso es en donde la película cree encontrar el fundamento para que se comprenda la irresistible atracción que siente por el vecino y por el que arriesgará todo en una noche sin saber realmente quién es.
El típico desequilibrado de película Las vueltas de tuerca de Cercana obsesión pueden retrotraer al espectador varias décadas atrás, cuando el así llamado “thriller erótico” convocaba una buena cantidad de espectadores. Más cerca de los polvos culpógenos de Atracción fatal que de los laberintos coitales de la inimitable Bajos instintos, el último largometraje de Rob Cohen (Rápido y furioso, Triple X) es una versión degradada de los mejores ejemplares del género, sólo defendible desde el torreón del consumo irónico. Pero si algo no posee el film es ironía. La cantante y actriz Jennifer Lopez –protagonista excluyente además de productora– encarna en alma y sobre todo en cuerpo ese concepto al mismo tiempo vago y contundente que los angloparlantes definen coloquialmente como MILF (sigla de origen incierto que la industria del porno transformó en un nicho de consumo), haciendo gala de curvas y recovecos como sólo el mainstream sabe hacerlo: limitadamente, con “buen gusto”, a base de mucho fundido encadenado, casi como si estuviera cometiendo una falta.A Claire Peterson, profesora de literatura de nivel secundario, madre de un hijo adolescente, recientemente separada de su marido, se le cruza en el camino un nuevo vecino, el “chico de al lado” del título original, un mozalbete musculoso y pintón que parece dueño de un carácter educado, ingenioso, centrado y solidario (Ryan Guzman). Mirada va, mirada viene, la buena de Claire termina abriéndose por completo a los cada vez menos sutiles avances del vecinito. Culpa porque es bastante más joven, culpa porque ella es docente y él aún no terminó la secundaria a pesar de ser mayor de edad, culpa porque los papeles del divorcio todavía no están firmados, lo que podía imaginarse como una mirada sobre el deseo femenino bajo el disfraz de una película de suspenso se define velozmente como otra narración donde el desliz lúbrico de una mujer se paga con creces. Obvio: el pebete es un psicópata de órdago, un típico desequilibrado de película.Hasta el enfrentamiento final que hace las veces de desenlace y vuelta a un punto de equilibrio en las instituciones filial y matrimonial, las escenas de Cercana obsesión se suceden de manera previsible y poca o nula gracia, abusando de los lugares comunes de manera sistemática, pegoteando las escenas como si hubiera un cierto apuro por terminar lo antes posible con el trámite. Apenas un par de planos cerca del remate, jugados por su cualidad sanguinolenta, rompen un poco la monotonía, excepciones que confirman la regla general de una película que parece no creer en sí misma. Y que no siente vergüenza en poner en pantalla una escena que gira alrededor de una “primera edición” (sic) de La Ilíada de Homero, que el loquito le regala a la señora vecina como quien no quiere la cosa. En el barrio a eso lo llaman humor involuntario.
Discurso a destiempo que ofende Veinte o treinta años atrás, una película como Cercana obsesión podría haber sido un bodrio con cierto éxito de taquilla, pero bodrio al fin. Incluso el título local elegido para The Boy Next Door parece un homenaje a aquellos films que podían pasar directo a video sin pasar por los cines. El que avisa no traiciona y lo que parece una película insufrible finalmente lo es. Jennifer Lopez es una profesora de literatura separada, que se siente atraída por un joven veinte años menor. El joven es el vecino y ella comete el error fatal de acostarse con él. Una mujer que siente deseo hacia un joven y lo concreta desata un vendaval de locura y violencia. Un discurso que parecía ya erradicado del cine industrial pero que aquí regresa con todas sus peores características. La película castiga abiertamente cualquier forma de deseo, más aun cuando es femenino. Parece increíble tener que estar destacando esto, pero aunque parezca mentira ese es el eje. Rob Cohen hizo un buen film hace mucho, se llamaba Dragón: la vida de Bruce Lee. Luego de eso y hasta la actualidad vive peleándose y quejándose de las maldades de la industria para la cual el trabaja. Como sea, este es uno de sus peores films, pero no el único malo. Tal vez el director Rob Cohen se ha vuelto completamente cínico e intenta hacer una imitación del peor cine de los ochenta y noventa, pero eso sería hilar demasiado fino. La subestimación del espectador es grande aquí, pero por encima de todas las cosas lo que se ve es falta de talento para llevar adelante un film con algún tipo de valor. Las escenas son ofensivas desde lo estético y desde lo ideológico, pero además producen momentos no intencionales de humor. Casi parece que el guión hubiera funcionado mejor si la película hubiera sido una comedia. La fotografía demodé, los golpes de efecto que hace décadas son trillados, todo parece conducir a aquel cine que ya pensamos que no íbamos a ver. Pero acá está y, por insólito e injusto que parezca, ocupa salas de estreno en una cartelera bastante apretada.
Innecesaria arqueología fílmica Atracción fatal fue un éxito, pero no fue pionera. Los thrillers de obsesión romántico-sexual (o metejones enfermizos) vienen de antes. El maestro Clint Eastwood ofreció como ópera prima Play Misty for Me (Obsesión mortal, 1971), una de las mejores de este subgénero, que supo tener su momento de mayor éxito a fines de los 80 y principios de los 90, y que mayormente cayó en las groserías y chapucerías estilísticas de la película del conejo y de Durmiendo con el enemigo, por ejemplo. Como si no hubieran pasado décadas, Rob Cohen -el director de la primera Rápido y furioso- acomete, con Cercana obsesión, un retro thriller al modo de principios de los 90. Jennifer Lopez tiene un hijo adolescente, está separada pero no divorciada de un marido que la engañó, es profesora de literatura clásica y aparece un vecino joven en camiseta blanca en modo del Brando de Un tranvía llamado Deseo. Y se viene lo que ya sabemos que se viene. Jennifer Lopez (1969) tiene un físico privilegiado y la cámara explota desvergonzadamente sus curvas al principio, cuando la película parece jugar levemente con su propia insignificancia, con su montaña de momentos automatizados. Lamentablemente, la media hora final es un tsunami de desgano industrial que incluye un final desesperantemente parecido a los que ocurrían hace más de 20 años, con tal cantidad de elementos en común que bien podríamos estar frente a una parodia. Pero no, simplemente se trata de un extraño caso de innecesaria arqueología fílmica.
Enésima “Atracción fatal” con poco para destacar La obsesión que desarrolla el vecino de Jennifer Lopez por la voluptuosa diva pop tiene un gran problema:es demasiado cercana a la trama de infinidades de thrillers que el espectador viene viendo desde hace ya décadas, sobre todo luego del éxito de la horrible pero inolvidable "Atracción fatal". De hecho, el director Rob Cohen maneja todo el asunto de manera tan básica que llama la atención que todo el producto no haya terminado directamente con una actriz menos importante que J LO ubicado en la batea de las películas "directo al DVD". Cohen es un director bueno a la hora de plantear escenas de superacción como las que logró en "Dragón" (la biografía de Bruce Lee) y en la primera entrega de la saga de "Rápidos y furiosos". Pero el suspenso nunca fue lo suyo y eso se nota en el trazo grueso con el que está contada esta historia. La protagonista es una mujer que aun engañada de manera flagrante por su marido, no se atreve a separarse de una manera definitiva, detalle que aprovecha el joven y apuesto vecino Ryan Guzman, que primero ofrece una mano en arreglos hogareños y luego el resto de su cuerpo para una noche de pasión al rojo vivo, de la que la reprimida profesora de secundaria casi inmediatamente se arrepiente. Lo que por supuesto origina que el seductor muestre su verdadera y peligrosa personalidad (que ya dejaba entrever previamente, aunque nadie se dio por enterado dentro de la película. Lo bueno es que López tiene presencia en la pantalla, Cohen filma bien y mantiene siempre el ritmo y, por lo menos cuando el espectador no da crédito a lo minimalista y previsible que sucede en la pantalla, tiene la opción de reírse del humor involuntario que surge del guión.
he Boy Next Door no es una buena película. No es pésima tampoco, pero coquetea lo suficiente con el lado más patético del cine de suspenso clase B para que se la tome como una broma más que como un thriller hecho y derecho. En la era donde Fifty Shades of Grey todo lo domina en lo que respecta a erotismo reciclado, la historia de Barbara Curry es una gran pieza de fan-fiction, donde la fantasía del alumno y la profesora llega a sus aristas más oscuras... o al menos al nivel de oscuridad que se le ocurre junto al director Rob Cohen. Para entrar al juego de la película, hay que creerse varias cosas. Primero, que Jennifer Lopez es una convincente profesora de literatura, una mujer madura con un cuerpo despampanante, todo una MILF de ensueño. Segundo, que el crecidito Ryan Guzman interprete a un joven todavía en secundaria, y que pierda su fachada de chico cálido en villano sádico y calculador. Y tercero, cuarto y quinto, que cada momento en la trama sea tomado livianamente, porque no tiene sentido alguno. Lejos quedó la tensión sexual de los thrillers de los años ochenta. Todo está masticado para el consumo rápido, sin matices, sin suavidades. Lopez hace lo que puede -aparte de lucir hermosa a sus 45 años- pero las estupideces y los recovecos a los que recurre el guión no son lo suficientes para subsanar un proyecto horrendo. No hay tampoco un intento por generar empatía con la protagonista. Las decisiones que toma son totalmente pésimas, que enojan bastante y no ayudan a compadecer la "sexy" situación en la que se encuentra. Tampoco la escalada de ferocidad en el acoso que sufre Lopez grita a viva voz que el muchacho es una amenaza latente. Sí, el suspenso se va acrecentando poco a poco hasta estallar en un previsible pero igualmente violento choque final en un granero en llamas, pero ya es demasiado tarde para ganar la atención de un espectador al cual la película se le rio varias veces en la cara. The Boy Next Door es un triste y burdo intento de refritar una vez más una fórmula que años antes habría funcionado, pero sin ningún aderezo o giro interesante, es más de lo mismo, y encima pobremente estructurada. Next!
Una mujer recién separada, porque su marido la engaño, se deja seducir por el sobrino de su vecino,que devendrá en psicópata violento y amenazara a la linda de Jennifer Lopez en su vida social y familiar.Suspenso y violencia.
En una CERCANA OBSESIÓN una madre recién separada comienza una aventura con un nuevo vecino adolescente, quién además es amigo de su hijo. El problema surgirá cuando ella trate de poner punto final de forma abrupta a dicha relación. JENNIFER LÓPEZ le pone el cuerpo (literalmente) a este thriller de tintes eróticos un tango anacrónico, un filme que parece escapado de la batea del video club en plena década del noventa. Y es que el filme se nutre del espíritu de clásicos del cine valijero como ATRACCIÓN FATAL o BAJOS INSTINTOS pero sin la pericia de un director conocedor del género detrás (ROB COHEN resulta un realizador muy limitado) JENNIFER LÓPEZ es una milf edulcorada, su físico impacta, pero no logra transmitir la sexualidad que su personaje requiere, componiendo un contradictorio papel que se debate entre los que sus "hormonas le piden y el que dirán" Un filme con destino de trasnoche en el cable, una opción para espectadores poco exigentes o cultores del onanismo fílmico.
Voy a ser breve, creo que mejor hubiera sido que esta peli la estrenen por cable para un sábado de súper acción o domingo como relleno, así dejan descansar un poco a "Los Simpson" o a "Australia". Jennifer López no nos tiene acostumbrados a elegir buenos guiones para representar; aunque, aquí, debo decirlo, su actuación es bastante digna. Lo que no se puede creer es el guión tan previsible y lleno de lugares comunes. Como curiosidad podríamos decir que ni es original el título en idioma original, ya que "The Boy Next Door" fue una producción de 2008 para la TV canadiense, y en donde también había alguien que espiaba a un joven vecino pero terminaba presa de ese voyeurismo al producirse un crimen y ser señalada como la principal sospechosa. El argumento del film gira en torno a la vida de Claire Peterson (López), cuyo matrimonio no se encuentra pasando un buen momento. La historia de los viajes de negocios del marido que terminan en una infidelidad son la razón del malestar entre los esposos. También está el hijo adolescente de ambos, que quisiera que su familia continuara bajo el mismo techo, cosa que Claire trata de sostener mientras Vicky, su mejor amiga y también, su jefa en el colegio, la alienta a salir de ese círculo vicioso. En el ínterin, llega a sus vidas, Noah (Ryan Guzmán), un atlético y dispuesto a todo vecinito que empieza a comprarse al hijo de Claire y a ella con su seducción aunque no todo parece color de rosa. Una noche, en que la familia de Claire sale de campamento, ella se queda mirando por la ventana y observa a Noah desnudo en su habitación. Lógicamente, él sabe que ella está detrás de la ventana. Tienen relaciones y allí se desencadenará el drama obsesivo y un pasado oculto del joven que lo lleva a torturar a sus víctimas psicológica y físicamente. No hay nada que lo detenga pero Claire tendrá que intentarlo. Rob Cohen fue director de la primera entrega de Rápido y Furioso, Triple X, Corazón de Dragón (la que más me gusta de toda la lista que estoy nombrando) y Stealth, La Amenaza Fantasma, además de Dragón: La Historia de Bruce Lee, que tuvo buena recepción en el público. Igual, podríamos echarle la culpa a la guionista, Barbara Curry, que fue durante 10 años abogada y asistente en una unidad de delitos mayores en Los Ángeles y parece haber visto demasiada violencia y crimen, que se atrevió a escribir, luego de obtener un master en la UCLA como guionista su ópera prima que Cohen tomó para dirigir. Recomiendo dejar pasar esta oportunidad para los que quieran ver a Jennifer López ligera de ropa (en todo caso, miren el videoclip de la canción Booty), o a Ryan Guzmán, que está más para galán de telenovelas tipo "Dulce Amor" que para psicópata.
Jennifer López, la antagonista del cine Uno quiere creer que el mundo, un poco a los tropezones, no deja de evolucionar, aunque sea de a poquito. Y que hay determinadas películas que son imposibles de hacer porque, mal que mal, el público supera ciertos gustos arcaicos y las diversas industrias, con Hollywood a la cabeza, se terminan haciendo cargo. Aunque claro, siempre hay avances pero también retrocesos, y proyectos absurdos, que atrasan décadas, y sin embargo terminan concretándose. Cercana obsesión es uno de ellos, un film que desde su misma premisa es inadmisible y aún así termina ocupando unas cuantas pantallas. Lo cierto es que viendo los últimos protagónicos de Jennifer López, lo de Cercana obsesión no debería sorprender. Es que la actriz que en algún momento supo protagonizar un par de films interesantes como Un romance peligroso y La celda, venía enhebrando una sucesión espectacular de bodrios: Nunca más, Sueño de amor, Una suegra de cuidado, Bordertown, ciudad al límite y El plan B, por nombrar sólo algunos. Acá se une con el director Rob Cohen, quien desde Corazón de dragón -aquella simpática película de aventuras de 1996 con Dennis Quaid y la voz de Sean Connery- no hace una bien, y hasta promovió el nacimiento de dos franquicias nefastas como son las de Rápidos y furiosos y xXx. Y lo que sale es realmente indefendible. Al ver una película como Cercana obsesión, que retoma el estilo de los thrillers eróticos de los noventa -de esos que tenían una escena subida de tono-, la única esperanza reside en que no se acumulen tantos lugares comunes o que al menos se pueda apreciar una cierta dosis de autoconsciencia. Pero no, inmediatamente va quedando claro que todo va a ir de mal en peor: ahí tenemos entonces a la mujer madura pero aún atractiva (López) separada de su esposo adúltero (John Corbett), que conoce al nuevo vecino (Ryan Guzman), un joven que parece recontra bueno, siempre sonriente a pesar de haber sufrido la pérdida de sus padres; las miradas de ella hacia el prominente físico de él (¡oh, que abdominales!); la conexión entre ellos a través de la literatura (los diálogos sobre La Ilíada y Homero son insufribles); la noche donde ella cede a la tentación y tienen sexo, con los planos eróticos de ocasión (López declaró que la filmación de esa escena fue muy incómoda y Guzmán que estaba muy nervioso, y eso se nota, y mucho); el momento donde queda claro que lo que para ella fue algo casual e irrepetible, para él fue el principio de un amor sin límites; la obsesión de él, con todas las acciones que forman parte del manual del joven psicópata, que incluyen la manipulación del hijo de ella (probablemente el muchacho más influenciable de la historia del cine); y claro, el desenlace -pletórico en arbitrariedades- que servirá para consolidar a esas dos instituciones que nunca deben alterarse, llamadas Familia y Matrimonio. Se podría plantear un debate sobre cómo es filmado el físico de Guzmán, donde se evidencia que eso de la objetualización también corre para el cuerpo masculino, pero sería otorgarle demasiada entidad a un film que ni siquiera tiene la lucidez para abrazar con algo de desparpajo su condición de entretenimiento Clase Z, más apropiado para el DVD que para la pantalla grande. Hay sí, un par de chistes muy banales y un plano detalle de un ojo, en los minutos finales, donde Cercana obsesión pareciera hacerse cargo de lo que es: una película malísima, inverosímil desde el minuto uno, totalmente a destiempo, sin una pizca de creatividad. Al final, el villano no era el pibe: era Jennifer López, que a esta altura ya es una psicópata del cine.
El lector tiene aquí el ejemplo de un film mal calculado. La historia es la de una mujer recién divorciada (Jennifer López) que vive un tórrido romance con un joven vecino. Y todo desemboca en algo así como Atracció Fatal con el muchacho como villano. El problema consiste en que la búsqueda de efectos inmediatos conspira contra la construcción psicológica, lo que vuelve todo un entretenimiento del montón, de esos que solían salir directo a video. Hay algo de erotismo, por si le interesa.
VECINO PELIGROSO Jennifer López no gana para sustos en el cine. Es la productora y protagonista de este fallido policial erótico. Ella es Claire, una profesora de literatura. Vive con su hijo adolescente. Se separó porque su marido la engañaba. Y tiene como nuevo vecino un joven de buena pinta, que se hace amigo del nene para acercarse a la mami, que empieza siendo servicial, pero después quiere cobrar en la cama. Sola y aburrida, una noche Claire cae en sus brazos. Y a partir de allí empezará el acoso, la amenaza, y la locura. El quiere llevarse a Jennifer, como sea. No es mala idea, por supuesto. Y eso es todo. Película indefendible, con una historia resabida y personajes de madera, un film de bajo voltaje y vecindario riesgoso, con peleas de juguete y suspenso de entrecasa. Ni siquiera la sangrienta pelea final logra añadirle algún interés.
Crítica emitida por radio.
Trataba de recordar cuál fue el último trabajo de Jennifer López que todavía ponía en seria consideración cuál de sus dos profesiones hacía mejor, si la de cantante pop con toda la polenta, o la de actriz de interesantes registros más allá de su belleza natural. Más allá de lo conceptual de su imagen en “La celda” (2000), es con “Selena” (1997), interpretando a aquella cantante de culto, donde la memoria trae una buena actuación. A casi 20 años de aquella, ya no se puede llamar racha. Lo de Jennifer Lopez está bastante encaminado a un derrotero de malas elecciones casi en forma consecutiva. Claro, al lado de otras “Cercana obsesión” parece lo mejorcito de la neoyorkina, y no es mucho en realidad. A decir verdad hasta los 30 minutos de proyección éste estreno no se define ni por la insinuación erótica al estilo Adrian Lyne, ni por el thriller de suspenso estilo “Durmiendo con el enemigo” (1991). Para cuando se define es tarde. Probablemente porque el estiramiento de los minutos le sirve al director (en realidad le juega en contra) para contar cómo el psicópata que acosa a la pobre Jennifer se muestra como tal. En este punto el trabajo actoral de Ryan Guzman consiste en acercamientos a su trabajada región abdomina, y su mirada de publicidad gráfica de perfume caro. Al menos Rob Cohen, el director de la primera “Rápidos y furiosos” (2001), no lo pone a bailar como en la saga de Step Up. Justamente aquella serie de películas de baile caliente clarifica porque éste actor no puede sostener un personaje de tanto peso durante tanto tiempo, porque todo lo que tiene se dilapida durante los dos primeros actos, para luego sólo quedale fuerza física para hacer crecer al villano hasta una secuencia final tan ridícula como bien filmada. Las películas de tensión y suspenso llegan en cuentagotas. Se hacen poco gracias a que el maestro Alfred Hitchock puso la vara demasiado alta hace muchos años. Quedan muestras como “Cercana obsesión”. Buena factura técnica, pero no pasa de una versión pasada por agua de “Atracción fatal” (1986), con lo cual es probable que su suerte entre el público sea la misma de aquél conejo.
¿Viste alguna vez una película ABSOLUTAMENTE previsible? Seguramente muchas... Bueno, si queres ver otra, "Cercana Obsesión" es el claro ejemplo de eso. A Jennifer Lopez la bancamos como jurado de American Idol, y hasta como cantante, pero se sabe que como actriz no toma buenas decisiones, salvo un par que son rescatables. La historia es ridícula, el final lo sabes pasados los primeros cinco minutos y la dirección de actores, en realidad no sé si la hubo. Creo que si JLO tiraba una coreo en la mitad de la peli, salvaba este supuesto "thriller psicológico". Tranquilamente, en unos años, podría llegar a ser una peli de culto, pero por el momento es un estreno en nuestra cartelera. Si entras al cine con otra cabeza sabiendo que no vas a ver una de suspenso y sí un delirio, creo que podes llegar a disfrutarla y mucho.
Para la tribuna Advertencia: Esta crítica contiene algunos spoilers. Ya lo decía la Negra Vernaci, “a partir de los 40, hay que empezar a comerse pebetes”. Los pebetes rejuvenecen, alzan la autoestima, te idolatran como si fueras una venus madura, una amazona fértil y voluptuosa a quien venerar. Algunos, sin embargo, en ese afán de reverencia extrema, pueden volverse un tanto virulentos. En Cercana Obsesión (The Boy Next Door) la cuarentona en cuestión es nada menos que JLo, señora de las casi cinco décadas que puso al culo en el mapa de las zonas erotizantes del cuerpo femenino. Dueña de un cuadril de espectaculares proporciones, llevado con porte y elegancia, JLo se alzó y se sigue alzando como el emblema de la mujer epicúrea. Ese pandero es sinónimo de placer, del más profundo de los goces. Y así lo cree Noah (el modelo mexicano Ryan Guzman, con abdominales y bíceps cincelados), el vecinito de al lado que da título a la película, el misterioso joven que llega a la vida de JLo cuando ella más lo necesita. A través de un montaje acelerado (gracias a la increíble pericia narrativa del director Rob Cohen, que elige contar mediante flashbacks de la mente de JLo), nos enteramos de que ella se separó hace unos meses, producto de una infidelidad del marido, y que el hijo –Kevin– no acepta la idea de que su padre no viva más con ellos. Sumado a eso, JLo no vive bien la soledad y la falta de genitalidad; no sale, no socializa demasiado y alberga esperanzas de volver con el ex marido. Ese es el sutil estado de situación que se nos presente de movida. Pero un día Noah irrumpe en la vida de JLo, primero como el sobrino del viejo moribundo de al lado, para pronto convertirse en el mejor amigo de Kevin. Ser el mejor amigo implica ayudarlo a levantarse una mina, hacerse el malo cuando los pibes del colegio lo bullean (¿por qué siempre bullean a los hijos de padres separados?) e ir al mismo colegio. Es que Noah no pudo terminar el secundario, entonces se anota en la escuela de Kevin, en el curso de Literatura que da JLo, movido por la pasión que ambos comparten por los clásicos como Homero. En una escena, JLo y Noah descubren este amor que los une y empiezan a recitar la Ilíada, con inusitada cachondez (y un cacho de vergüenza ajena del espectador). Ahí JLo se da cuenta de que el vecinito no solo está fuerte, también sabe de literatura, y el empapamiento viene por partida doble. Entonces nace entre ellos un jueguito de seducción, sutil y remilgado. Que te arreglo el portón, que me pongo en musculosa y te miro el alternador del auto (mientras ella observa desde la ventana de su habitación los bíceps en primer plano, con un camisón medio transparente y el culo medio al aire, sintiendo cómo la canoa se le va anegando), que te llamo para que me enseñes a cocinar pollo, que te miro por la ventana cuando salís de la ducha. Y así las cosas. Mientras tanto, la cámara se ocupa, con precisión y simetría, de retratar la retaguardia de JLo cuantas veces sean necesarias, desde todos los planos posibles, en toda su inmensa humanidad. El piropo políticamente incorrecto “con ese ojete, vení a cagar a casa” jamás estuvo mejor aplicado. Hasta que un día, pumba. JLo vuelve de una cita medio frustrada (con un tipo que odia la literatura y solo ama el dinero, el opuesto absoluto del galante Noah -como vemos, una película que sabe manejar las sutilezas y los matices-), él la llama por teléfono para que vaya a ayudarlo con el pollo y bueno, el resto pueden imaginarlo. O no. Les cuento. Él la agarra contra la pared y le dice que una mujer como ella debería ser venerada y adorada, y ella, fingiendo resistencia, trata sutilmente de apartarlo hasta que cae rendida frente a las delicias carnales de Noah, y lo que vemos es una serie de primeros planos del cuerpo (principalmente el poto) de ella en ropa interior contorneándose y de los abdominales y las pompis de él. ¿Se acuerdan de las trasnoches de The Film Zone? Eso mismo pero con las tetas tapadas. Pero al día siguiente, él cae con el desayuno preparado (todo un símbolo de seriedad y compromiso) y ella se quiere matar y le dice que lo que pasó fue un error, y él, cegado por la furia, golpea un mueble. Es en ese momento cuando empezamos a vislumbrar su incipiente locura y fanatismo, con el plano de la mano ensangrentada y la cara de malo. Nuevamente, la sutileza ante todo. Con casi cinco décadas, JLo se sigue alzando como el emblema de la mujer epicúrea. A partir de ahí, la película toma un giro violento y lo que vemos es la obsesión de un pebete por amar y ser amado por la cuarentona, absolutamente convencido de que entre ellos hubo amor y debe seguir habiéndolo. Entonces vienen las persecuciones, las amenazas, las extorsiones, las charlas con Kevin hablándole mal del padre. A todo esto, el padre empieza a arrimar el bochín, tal vez a raíz de ver a JLo más vital y radiante que nunca (el pebete alimenta pero no engorda), pero ella no logra terminar de perdonar la infidelidad y le pide más tiempo. Lo que JLo no sabe (pero la película sí y se encarga de subrayar) es que una infidelidad no es nada al lado de lo que está por venir. Cuestión que el pendejo empieza a odiar a su padre y a pasar cada vez más tiempo con Noah, y éste empieza a divulgar en el colegio fotos y un video que grabó de la noche de pasión con JLo. Viendo toda su vida amenazada, JLo va a la casa de Noah y astutamente borra los videos de la computadora (acordándose de vaciar la papelera, gran detalle). Palabras más, palabras menos, Noah termina matando a una amiga de ella y los arrastra a los tres (JLo, ex marido e hijo) a un granero donde amenaza con matarlos pero JLo lo mata primero. El marido resulta mal herido y ella le dice: “ponete bien que nos vamos a casa”, reconociendo frente al hijo que va a darle otra oportunidad al putañero. Y todos felices. Los créditos finales vienen acompañados de musiquita medio cachonda con imágenes aún más cachondas, entre ellas, de nuevo, el poto de JLo. Para que no queden dudas. Ni una duda. Moraleja: a partir de los 40 hay que comerse pebetes. Pero ojo que los pebetes son un arma de doble filo. Están los tiernitos y esponjosos, dóciles y maleables, y están los secos y duros, huraños y rebeldes. Un buen pebete puede alimentarte mejor que cualquier comilona, solo hay que procurar no atragantarse.
No siempre nos preocupamos por ver películas buenas y disfrutar escribiendo al respecto. A veces también reconocemos que nuestro rol de comunicadores conlleva alertarlos sobre películas que no hay que ver con grandes expectativas; The Boy Next Door (acá estrenada como Cercana Obsesión) es una de ellas. La película se presenta como un drama, y siendo éste justamente uno de los géneros mas amplios (como que históricamente las pelis que no son ni una cosa ni la otra, son clasificadas como Drama o como Comedia), te podés esperar cualquier cosa. Jeniffer Lopez (JLo para los amigos) encarna a Claire Peterson, una profesora de Literatura que vive con su hijo (Ian Nelson, de The Hunger Games), recientemente separada tras una infidelidad de su marido. Tras la muerte de sus padres, se muda justo al lado Noah Sandborn (Ryan Guzman, de Heroes Reborn), quien, que por la cercanía etaria, rápidamente hace buenas migas con el chico. Pero ella lo espía un poquito, desde la ventana de su pieza a lo Rear Window, o incluso lo observa sin ningún tipo de disimulo cuando están cara a cara. Como este muchacho está viviendo solo en la casa de su tío, rápidamente se pone a su disposición para invitarlo a comer y demás; un poco por cortesía, otro poco por instinto maternal y, claramente, por interés personal, ya que -a pesar de doblarlo en edad-, el vecinito parece ser un hombre más maduro y culto que los demás hombres de su entorno. Una noche, con ella borracha tras una cita fallida e histeriquándole de a ratos, finalmente tienen sexo. Y el pibe flashea mal: la empieza a acosar, a amedrentar, a espiar sin disimulo. Es decir, es acá cuando la película se va a la mierda. Noah es uno de los peores personajes inventados por el cine: psicópata, calculador, manipulador y abusivo, pero tan mal actuado que su propio fisique du rol lo vuelve completamente inverosímil. Es decir, la suma de que es un chico joven y fachero, con lo exagerado del personaje y la mala actuación logran transformar en un perfecto idiota a quien se supone que debemos temerle o, cuanto menos, tenerle cuidado. Claire definitivamente no se queda atrás, es una de las mujeres más tontas que dio el cine. Nunca dice nada, nunca pide ayuda, pero nunca tampoco parece querer darle una solución al problema. Es como que, en el fondo, en algún sórdido rincón de su psicología (jamás desarrollada por el guión), parece disfrutar el acoso del vecino, lo que haría juego con el abandono sufrido por su marido: la dejaron, entonces ahora le gusta que le presten atención, pero de lo que no está segura es si la atención que le presta su vecino es precisamente la más sana. Porque después que se pudre todo, ella sigue espiándolo. Nunca lo denuncia, a pesar de tener suficientes pruebas en su contra. Sólo le cuenta algo de la historia a su amiga, la vicedirectora del colegio donde trabaja, aún más boluda que ella. Como mensaje que deja la película en base al comportamiento global de Claire, nos hallamos frente a una mujer que provoca y parece disfrutar del acoso desmedido de su vecino. Y esto es lo que no queremos más: estamos en el 2015, muchachos; basta de culpar a la víctima. Y esta culpabilidad transmitida al personaje de JLo te hace desear, en algún momento, que el final sea completamente trágico para ella. Pero hacer cine no es sólo contar una historia; entre otras cosas, es poner al espectador en una determinada situación, cual conejillo de indias, para generarle ciertas reacciones, pensamientos, sentimientos. Y hacerlo sentir que la víctima se merece lo que le pasa es una las intenciones más estúpidas que un cineasta pueda tener. Fuera de eso, que no es menor, la historia va creciendo con buen ritmo al principio, pero crece tanto, tanto, que por suerte no te la creés. Tiene, eso sí, un par de momentos de suspenso bien logrados y un plano gore hermosamente descolgado dentro del código que maneja el film. Tan descolgado que es maravilloso. VEREDICTO: 2.0 - NI UNA MÁS Basta de películas tan estúpidas. De verdad, basta. La poca precisión con la que The Boy Next Door (Cercana Obsesión) da su horrible mensaje, la termina salvando de ser tan perversa como la cinta de propaganda nazi "El Triunfo de la Voluntad". Pero que espanto que lo sigan intentando.