Silencio y cicatrices El talentoso director y guionista belga Guillaume Senez hizo su debut cinematográfico en 2015 con 9 meses (Keeper), que se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto, en donde dejó claro su estilo y brillante elección en el tipo de cine que quiere realizar. Gratamente regresa con Dónde está ella? (Nos batailles, 2018), un film que nos recuerda el poder del verdadero lenguaje cinematográfico, bello y digno de ver en estos tiempos de aburrida y taquillera cartelera. Olivier (Romain Duris) trabaja en una fábrica y lucha por los derechos de sus compañeros. Pero de manera repentina, su esposa Laura (Lucie Debay) se va de casa sin explicación alguna, por lo que deberá conciliar la educación de los niños, la vida familiar y la actividad profesional, mientras recibe una reveladora visita de su hermana Betty (Laetitia Dosch). Frente a sus nuevas responsabilidades, lucha por encontrar un nuevo equilibrio, porque Laura no regresa. Cuando se habla de cine en su forma más natural, este film es un ejemplo. Modestia, talento, comprensión del lenguaje cinematográfico y considerar a esta labor como a un trabajo tomado con seriedad, que no se permite subestimar al espectador, considerándolo un actor más en la historia, ya que sin su participación activa, la película no funcionaría. Si a esto se le suma un talento como Guillaume Senez nos encontramos con una bella sorpresa, una gran y simple película. Al estilo de los hermanos Dardenne, Dónde está ella? nos relata con los elementos justos un profundo drama. Estamos ante un guionista que maneja con gran fluidez y espontaneidad el ritmo de la trama, brinda la información necesaria sin ser evidente jamás y tiene muy claro lo que quiere contar y la manera de hacerlo. Lo que llamamos "la voz del autor" que está muy presente de manera sutil. La gran interpretación de Romain Duris conmueve junto con la del resto del elenco, que supieron conectarse con el alma de su personaje para así lograr esta brillante comunión entre la historia y su rol en ella. Utiliza la música en un momento crucial de la película, al igual que los diálogos y los silencios. Un cine con personalidad, que no brinda respuestas fáciles, que nos expone ante la película, que nos increpa. El silencio, la no respuesta y una cicatriz, a veces, se convierten en la única herramienta de comunicación.
Oliver (Romain Duris) es un hombre común, que trabaja en una fábrica y está considerando unirse al sindicato, ya que permanentemente lucha por sus compañeros, el trabajo absorbe la mayor parte de su tiempo, tiene dos hijos, Elliot (Basile Grunberger) y Rose (Lena Girard Voss) y está casado con Laura (Lucie Debay), quien se ocupa de toda la rutina familiar, desde ayudarlos con la tarea, hasta llevarlos a dormir. Hasta que un día de repente, sin previo aviso, su mundo se desmorona cuando su mujer desaparece y él debe hacerse cargo de sus hijos. La madre desaparece rápido de la historia, el conflicto aparece pero nunca se sabe porqué esa madre desaparece, cosa que, para los que nos gustan las explicaciones, queda la incógnita, aunque podemos adivinar que Laura está luchando con el comienzo de una depresión. La familia queda atrapada en una situación insostenible y angustiante, ya que demuestra que un empleo precario tiene efectos negativos en la vida personal de los seres humanos. El director Guillaume Senez (ganó el Premio a Mejor Película en el Festival de Cine de Turín 2015 por su primera película “Keeper”, que se estrenó en el Festival de Cine de Toronto) no ofrece un film melodramático ni con golpes bajos. Es simplemente el retrato de una familia con un cambio drástico en su vida diaria, pero sin juzgar a ninguno de los personajes. Oliver recibe ayuda de su hermana Betty (Laetitia Dosch ) y su madre (Dominique Valadie) quien le comenta a su hijo que ella misma ha tenido la idea de huir alguna vez. Un planteo de roles para barajar y dar de nuevo. --->https://www.youtube.com/watch?v=UTVAqNPis0k ---> TITULO ORIGINAL: Nos batailles ACTORES: Romain Duris, Basile Grunberger, Lucie Debay. GENERO: Drama . DIRECCION: Guillaume Senez. ORIGEN: Belgica, Francia. DURACION: 99 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años FECHA DE ESTRENO: 21 de Noviembre de 2019 FORMATOS: 2D.
Guillome Senez dirige esta película con una mirada piadosa que no juzga, el drama de un hombre que debe hacerse cargo de sus hijos y a la vez continuar como líder de un equipo de trabajo en una gran empresa. El guión de Raphaëlle Desplechin y el realizador muestra lo que le ocurre al protagonista cuando su mujer lo abandona (después de tener ataques de llanto, de mostrar quizás una culpa lejana por un accidente donde su hijo resultó quemado) sin darle mayores explicaciones, y el debe continuar con la vida hogareña, sus niños y su vida laboral. Justo cuando un compañero se suicida cuando no le renuevan el contrato, su entorno habitual se desmorona y todo su mundo parece tambalear. La mirada general tiene como telón de fondo la precariedad laboral en un entorno gigantesco y deshumanizado y la constante preocupación por encontrar una forma de defensa. Pero lo que le ocurre a ese hombre, ayudado por su madre y especialmente su hermana, es casi la recuperación de un vínculo, nunca tiene un tono moral. Son humanos tratando de sobrevivir ante las circunstancias límite. Romain Duris es el protagonista perfecto para transmitir lo que siente el protagonista frente a problemas que no puede resolver, desde la furia repentina hasta la comprensión dolorosa, todos los matices posibles hasta llegar a conmovernos profundamente. El film muestra una realidad durísima con una estética que hace recordar a los hermanos Dadanne, con un estilo personal y realmente turbador y emotivo.
Bajo el título comercial ¿Dónde está ella?, interrogante que se orienta más a un thriller, se presenta Nos batailles (su nombre original) que significa “Nuestras batallas”, dirigida por el belga Guillaume Senez (9 meses, 2016). Su segunda película, es un sólido drama familiar que aborda la inestabilidad de lo que damos por seguro cuando algo se quiebra, y la búsqueda del equilibrio entre lo que somos y deberíamos ser. Olivier (Romain Duris) tiene 39 años y trabaja en una fábrica de embalaje como jefe de un área, sin descuidar el apoyo sindical a sus compañeros. Son tiempos de inestabilidad laboral, y todos son fusibles de cambio. Está casado con Laura (Lucie Deaby) y tienen dos hijos pequeños (Basile Grunberger y Lena Girard Voss) en etapa escolar. Los cuatro forman un hogar armonioso y parecen felices, hasta que repentinamente Laura desaparece. Desconcertado por la sorpresa, Olivier se hace cargo de sus hijos, de seguir buscándola, de mantener el trabajo y vincularse desde otro lugar como padre. Ayudado por las mujeres de su entorno, la hermana (Laetitia Dosch), la madre (Dominique Valadié), y la compañera de trabajo (Laure Calamy), Olivier y sus hijos buscan la armonía de la vida que perdieron, manteniendo la esperanza de que Laura regrese. Si en su película anterior, Senez abordó las consecuencias del embarazo no deseado en una pareja de adolescentes, desde el punto de vista de un padre muy joven; en ésta ocasión, el conflicto familiar se desarrolla en una etapa de madurez familiar, donde no sólo Olivier está presionado por la precariedad del sistema laboral, sino también por la ausencia repentina de su mujer, que afecta directamente su estabilidad emocional y la de sus hijos. Los tres juntos deben aprender a conocerse y ejercer nuevos roles dentro de la casa, y con ellos mismos ante la angustia. Un proceso de adaptación que veremos evolucionar a lo largo del relato. Con gran fluidez narrativa, y una mirada cercana a sus personajes, la historia nunca abandona la tensión de los trabajadores de la fábrica, quienes luchan por sus derechos en una sociedad cada vez más hostil. Ante esa fragilidad e inestabilidad amenazante sobre el protagonista, se suma el quiebre personal e íntimo que atraviesa con su familia. La puesta en escena, conjuga ambas situaciones en un espacio de diálogo, pero también de un vacío latente cargado de preguntas frente a lo efímero. El clima que se va generando, sostiene, casi de forma justificada, la decisión de un abandono imprevisto. En ese punto, el rol de las mujeres tiene un peso importante dentro de la historia. Presentada en la Semana de la Crítica del 71º Festival de Cannes, Dónde está ella? Muestra la madurez de su realizador ante una película en la que dosifica la información, no juzga la toma de decisión de una madre al irse (porque no pone en duda el amor) y, de esa manera, evita caer en lugares comunes frente a la ausencia. Senez logra sacar lo mejor de Romain Duris y de las actrices con las que trabaja, generando empatía en el espectador. Vale mencionar el debut de los más pequeños, que se muestran con gran naturalidad. Volviendo al título, las luchas que enfrentan los personajes son las luchas diarias, las laborales, las íntimas, las afectivas, las ideológicas que, a pesar de todo, sostienen con esperanza. ¿DÓNDE ESTÁ ELLA? Nos batailles, Bélgica-Francia (2018). Dirección: Guillaume Senez. Guion: Guillaume Senez, Raphaëlle Valbrune-Desplechin. Intérpretes: Romain Duris, Lucie Debay, Basile Grunberger, Léna Girard Voss, Laetitia Dosch, Laure Calamy, Dominique Valadié, Sarah Lepicard. Fotografía: Elin Kirschfink. Duración: 98 minutos.
Este segundo largometraje del belga Guillaume Senez luego de la promisoria Keeper (2015) narra las desventuras de Olivier (notable trabajo de Romain Duris), jefe de área en una inmensa distribuidora de ventas online a-la-Amazon. El protagonista, más allá de su eficiencia laboral, dedica buena parte de su tiempo y esfuerzos a la lucha sindical en tiempos de empleos precarizados, pero cuando su angustiada esposa abandona el hogar sin dejar rastros ese hasta entonces padre bastante ausente de 39 años debe hacerse cargo por completo del cuidado y la crianza de sus dos hijos, también atribulados por la repentina desaparición de su madre. Las contradicciones íntimas de Olivier, sus limitaciones tanto en el terreno afectivo como en las cuestiones prácticas cotidianas, los súbitos cambios de paradigmas y de prioridades que enfrenta y la solidaridad de las mujeres que lo rodean (hay una hermosa aparición de Laetitia Dosch en el papel de Betty, la hermana actriz del protagonista) son algunos de los elementos principales de este sólido, visceral, potente y humanista drama social que tiene fuertes conexiones con el cine de sus compatriotas Jean-Pierre y Luc Dardenne, así como con películas francesas del estilo de Recursos humanos, El empleo del tiempo y La guerra silenciosa. El título original, Nuestras batallas, define a la perfección el espíritu del film, que va de lo individual a lo familiar y de allí a lo social (y viceversa), porque expone en toda su dimensión y en sus múltiples facetas y alcances las pequeñas (y no tan pequeñas) luchas que un hombre de mediana edad debe emprender cada día para su subsistencia y la de sus seres queridos en los distintos terrenos de su vida.
"¿Dónde está ella?": conflictos de clase obrera Oscilando entre el melodrama familiar y la crónica sindical, la película de Senez describe el proceso en el que el protagonista va asumiendo su nueva realidad de padre soltero. Melodrama familiar con toques de drama social, ¿Dónde está ella?, del belga Guillaume Senez, se alza como una alternativa que aporta a la cartelera porteña una propuesta que en el contexto actual del mercado de la exhibición cinematográfica se ha convertido en infrecuente. Pero que tiene un linaje reconocible dentro del cine europeo, en especial el de origen francófono. Se trata de un tour por los conflictos de clase obrera de Europa cuyos personajes, vistos desde la recurrente crisis argentina, pueden ser considerados unos verdaderos privilegiados. Claro que no se trata de una película de obreros durante el Mayo Francés ni de realismo socialista, sino de una en la que las dificultades que atraviesa Olivier en el depósito en el que trabaja y en su labor sindical por mejorar las condiciones laborales son apenas una subtrama dentro de un drama mayor y más complejo: el de su propia vida. Feliz padre de dos hijos y casado con una mujer encantadora, la existencia de Olivier se sacude cuando un operario que trabaja a su cargo en el depósito se suicida tras ser despedido por la empresa, luego de que él se peleara con su superior para defender el puesto de trabajo. Pocos días más tarde y sin que nada lo anunciara, su esposa se va del hogar, víctima de una crisis personal, y lo deja solo con el trabajo, con la casa, con los chicos y con el trauma de haber sido abandonado sin saber por qué. Ante esta descripción muchas espectadoras sacarán pecho, recordando que ese escenario era hasta hace poco muy habitual en la vida de tantas mujeres. Y en buena medida, a pesar de los cambios en la lucha por la igualdad, lo sigue siendo. ¿Dónde está ella? parece ser consciente de eso desde el momento en que genera en torno a Olivier una red femenina que se encarga de sostenerlo durante el momento crítico. Como si la sororidad se extendiera a este hombre al que por sus circunstancias perciben como un par. No se trata solo de su madre y de su hermana, presencias esperables. También está su compañera de trabajo y militancia, secretamente enamorada de él; la madre y la hija del compañero suicidado, a quienes él acompañó en la tragedia; la compañera de trabajo de su mujer ausente; y una psicóloga. En todas ellas se va apoyando Olivier, quien parece asumir esas presencias como un hecho natural, pero que cuando así lo manifieste se encontrará con la reacción de las chicas, decididas a no quedar encerradas en los viejos corsés. Oscilando entre el culebrón familiar y la novela sindical, ¿Dónde está ella?recorre el proceso en el que Olivier, interpretado por el siempre eficaz Romain Duris, va asumiendo su nueva realidad. Senez maneja con justeza la tensión ente las líneas narrativas y consigue genuina emoción en el trabajo con los dos niños actores, una herramienta fundamental para darle carnadura a este tipo de dramas. A partir de sus aciertos la película consigue trascender sus propias limitaciones, para redondear una experiencia válida de ser compartida.
SITUACIONES LÍMITES. CRÍTICA DE “¿DÓNDE ESTÁ ELLA? Película francesa que pone en evidencia las circunstancias durísimas que debe afrontar un hombre desde lo individual, familiar y laboral “¿Dónde está ella?” título original “Nuestras batallas” (2018), es la segunda película que dirige el belga, Guillaume Senez; luego de su auspicioso film, Keeper (2015). Con un notable trabajo de Romain Duris, Lucie Debay, Laetitia Dosch, Laure Calamy, Dominique Valadié, Basile Grunberger y Lena Girard Voss; este film se estrenó en la Semana de la Crítica de Cannes (2018) y fue nominada en los Premios César (2018) a mejor película y mejor actor (Romain Duris). Duris se pone en la piel de Olivier. Un hombre de 39 años que trabaja como jefe de área en una distribuidora de ventas online a-la-Amazon. El protagonista dedica gran parte de su tiempo a su trabajo y esfuerzo sindical en reclamo de la precariedad laboral de él y todo el equipo que tiene a cargo, descuidando el vínculo con su esposa, Laura Vallet, y sus hijos, Elliot y Rose. Un día, misteriosamente desaparece Laura. Todas sus cosas también. Decide no dejar rastro, aunque, de alguna manera, la trama muestra cómo ella venía anticipándoles de su ausencia a sus hijos. Su desaparición hace que queden en evidencia las limitaciones de Olivier con respecto a lo afectivo y muestra las contradicciones de este personaje. Las mujeres que lo rodean (su madre y hermana) dan contención a las desavenencias de Olivier y sus hijos. El sólido guión de Raphaëlle Desplechin y el realizador, muestra con una mirada humana y compasiva el drama de un hombre que luego de que su mujer abandona el hogar, debe hacerse cargo de las rutinas hogareñas, los niños y el trabajo, al tiempo que emprende la búsqueda de su esposa. Este excelente drama social refleja lo visceral del ámbito laboral precarizado como así también del orden interno que se ve representado en el personaje de Duris. Por lo tanto, el título original, Nuestras batallas, define el espíritu de la película porque apela al conflicto individual, familiar y social. Puntaje: 80/100
¿Dónde está ella? Llega a las salas una película francesa dirigida por el director belga Guillaumine Senez y protagonizada por Romain Duris. por Maximiliano Ponce El film trata sobre Olivier (Duris), un hombre cuyo trabajo se basa en pasar horas y horas dentro de una fábrica que tiene constantes problemas con todos sus empleados. Encargado de mantener a una familia conformada por su esposa y dos hijos, cree que no tiene otra opción más que soportar los reiterados malos momentos por los que sus superiores lo hacen pasar bastante seguido. Cuando todo en su vida parece marchar de la misma manera de lo habitual, ocurre algo totalmente inesperado para él, su mujer Laura desaparece. Esto lo deja destruido a tal manera, en que no sabe cómo manejarse dentro de su propia casa, estando al cargo de absolutamente todas las actividades de sus hijos. Tras esto, se ve obligado a comenzar una búsqueda de todas las maneras que puede, desconociendo por completo la razón por la que ella decidió marcharse. El guión de la cinta está perfectamente manejado en cuestión de tiempos, se toma el momento justo para ir dando las revelaciones indicadas e ir narrando la historia de una forma que resulta atractiva al cien por ciento. Mantiene al espectador al borde de la trama durante desde el segundo acto hasta el final, sin dejar ni un solo momento de aburrimiento en el medio. La actuación de Romain Duris es por mucho lo mejor de este film, es la pieza clave que lo convierte en algo único, y lo que termina haciendo que supere las expectativas de mucha gente. Esta película europea trata de una manera brillante todo aquello que puede pasarle a una persona tipo de la clase media tanto en lo laboral, como en lo personal. Atrapa durante todo su recorrido, e invita a disfrutar de grandes actuaciones, una genial ambientación y un guión excepcional. Calificación: 80/100
Segundo trabajo de Guillaume Senez ("Keeper" o "9 meses", para quienes lo tengan en mente), coproducción franco-belga que nos presenta un drama familiar, enmarcado en un contexto social y laboral complejo, signo de una Europa actual donde no todos la pasan bien (como en esas comedias elegantes a las que esta geografia nos tiene acostumbrados) y en la cual algunos temas comienzan a despuntar con cierta fuerza y persistencia. "¿Dónde está ella?" comienza presentando a su núcleo protagónico en el hoigar: mamá, papá, dos hijos. El papá, Oliver (Roman Duris), es quien está fuera la mayor parte del día por trabajar en una fábrica y ser responsable de un sector. La primera mirada son habla de una estructura intra familiar natural, en la cual todos son felices y se valoran y cuidan entre sí. Pero la mujer de Oliver, de un día para otro, desaparece. Eso conmueve no sólo al papá de la historia, sino afecta dramáticamente a sus hijos. "¿Dónde..." no quiere ser un thriller, sino mostrar, muy al estilo de los hermanos Dardenne, todo el aspecto social que impulsa a hechos de ruptura. La salida de la casa de Laura (Lucy Debay), no es sólo un emergente de la pareja o del rol que lleva adelante en su vida diaria. Marca un quiebre, porque expone las presiones que deben soportar los individuos que eligen ser padres, respetando a rajatable el mandato familiar fundante. Paradójicamente mientras la búsqueda de Laura se instala en el film, lo que más atrae es el día a día de las cosas. Como cada uno de los miembros de esa familia siguen viviendo con esa angustia de no saber qué le sucedió a Laura. ¿Habrá sido una crisis de pareja?¿Deseos reprimidos por hacer algo distinto?¿Sobrecarga emocional por la crianza muchas horas de sus niños? Duris muestra una gama de emociones palpables y potentes. Está en todos lados, pero no está en ninguno. Su tristeza y desconcierto atraviesan la pantalla. Además, en el trabajo comienzan problemas entre la empresa y los trabajadores, y eso no ayuda. Muchas horas bajo presión y la tarea de además, dar con el paradero de su esposa, a quien ama y reconoce como vital en su vida. Senez organiza un relato que todo el tiempo ingresa y sale de la problemática fuerte social, que atraviesa la casa. Tanto, que llega un momento donde el espectador comienza a preguntarse cuál es la situación más angustiante, si la ausencia de Laura o los temas que se están dando en la fábrica. Esa elección (el director también fue guionista aquí), marca sin dudas el tono del film. "¿Dónde está ella?" es un film robusto, crudo y bien estructurado. Su protagónico se lleva las palmas y la historia que presenta tiene todas las aristas para invitarnos a una reflexión más profunda acerca del precio de ser padres en esta época. Dentro de nuestra cartelera, un pequeño hallazgo.
“¿Dónde está ella?”Crítica Olivier, padre de dos hijos y felizmente casado. Ferviente trabajador que defiende sus derechos y el de sus compañeros. Un hombre que tenía una vida normal y un día todo cambió tras la sorpresiva desaparición de su esposa. Sin saber por qué, con puras incertidumbres y mucho dolor, el belga Guillaume Senez nos presenta su segundo film: “¿Dónde está ella?”Por Lautaro Franchini Lejos está de ser una película de misterio donde perdure el ¿por qué? El largometraje se centrará en el cambio repentino y las dificultades que padecerá Olivier (Romain Duris) tras ser abandonado por su mujer Laura (Lucie Debay). Cómo explicarles a sus hijos que su madre se fue. O cómo subsistir ante los problemas diarios del trabajo y la falta de dinero junto a la educación y enseñanza de los niños. Un punto valioso por parte del director es que el emotivo drama llega al espectador y lo que sufre el protagonista se palpa en el ambiente. En reiteradas situaciones el padre ocultará el dolor y mostrará fuerzas para hacer sentir bien a sus dos hijos: Elliot y Rose. En gran parte será posible por la ayuda femenina de su madre, hermana o compañeras de la fábrica que, por momentos, suplantarán a la entrañable madre. Dentro del film, el empleo de Olivier ocupa una parte llamativa del relato ya que el propio Senez resalta, como una especie de denuncia, la importancia del puesto que ocupa tras proteger a sus colegas y evidenciar las condiciones laborales con las que conviven. Una lucha más dentro de su presente lastimoso.
Es el segundo largometraje de Guillaume Senez y en esta ocasión nos trae un drama familiar. Olivier Vallet (Romain Duris), es un buen trabajador, se preocupa por sus compañeros, trabaja con seriedad y esmero, vive con su esposa Laura (Lucie Debay) trabaja en una tienda y es ama de casa, tienen dos hijos Elliot y Rose (Basile Grunberger y Lena Girard Voss), ella es atenta pero un día nadie sabe porque se va. Comienza la búsqueda de Olivier y entender porque se fue. Todo a su alrededor se le desmorona, ahora debe aprender las tareas hogareñas y combinarlo con su rutina laboral, lo ayuda algunas horas su madre pero esta también trabaja y la llegada de su hermana Betty (Laetitia Dosch) que solo viene por unos días es una alivio, aunque también esta lo afectivo. Además vemos los vínculos entre padres e hijos, hermanos, el amor, el compañerismo, los deseos y la soledad. Casi siempre el cine francés es comprometido, muestra los problemas sociales y políticos, aquí se tocan temas relacionados con los efectos del capitalismo, el actuar sindical, la tecnología y la explotación de la clase media.
Entrañable relato en donde las batallas diarias de un padre y sus dos hijos son sólo la excusa para configurar un fresco sobre el trabajo en la actualidad, la mecanización de procesos, el estado de la educación y la salud pública, los vínculos y la familia. Emparentada con el mejor cine social francés, Dónde está ella, es uno de los grandes estrenos de este 2019.
PEQUEÑAS LUCHAS El título original de ¿Dónde está ella? es Nos batailles, cuya simple traducción es “Nuestras batallas”. El primero suena un poco a thriller medio pelo de los noventa, remitiendo a la premisa más simple con la cual explicar el argumento de la película: un trabajador de una fábrica, Olivier (Romain Duris), al que un día súbitamente le desaparece la esposa, con lo que tiene que hacerse cargo solo de la crianza de sus hijos, mientras procura continuar con su habitual existencia como puede. En cambio, el segundo insinúa algo mucho más profundo y complejo, casi incluso épico, que define no solo a un personaje sino a un conjunto de personas. Lo cierto es que la película de Guillaume Senez se propone como un retrato particular pero que pretende evocar resonancias a dilemas sociales e incluso políticos. El drama de Olivier no es solo familiar y/o de pareja, sino también laboral, porque mientras está tratando de entender las razones del abandono de su mujer, en la fábrica donde trabaja y es representante gremial comienzan a haber despidos difíciles de justificar. Todo esto confluye y a su vez actúa como un efecto dominó en su vida: ha sido abandonado por su esposa y no sabe por qué; apenas si puede con las tareas del hogar y la crianza; un compañero de trabajo se suicida; y hasta comienza un frágil vínculo romántico con una compañera gremial. En verdad, su conflicto de fondo es ético y moral: hay apariencias que ya no puede sostener, roles que debe asumir cuando tenía casi naturalizado que los desempeñaba otra persona, y deberes que cumplir frente a sus pares, incluso cuando no se siente totalmente a la altura para hacerlo. El mérito de Senez está en poder combinar todo este remolino de obstáculos que enfrenta Olivier sin recurrir a subrayados explícitos o golpes bajos. Hay una búsqueda de empatía constante con el protagonista, siguiéndolo muy de cerca con la cámara en mano, casi siempre desde el movimiento o contemplando cómo está luchando para no explotar y desbordarse, pero eso no lleva a un regodeo en las desgracias que lo atraviesan. En ¿Dónde está ella? ronda cierto espíritu de los cines de los Hermanos Dardenne o Laurent Cantet, con sus respectivos seguimientos de las clases trabajadoras obreras despojados de paternalismo, y eso se agradece bastante, porque es lo que salva a la película de caer en miserabilismos. Pero si Senez tiene bien aprendida la lección de no juzgar a los distintos personajes –lo cual le permite conseguir, además, muy buenas actuaciones, particularmente de Duris-, eso no le alcanza para imprimirle al relato la suficiente energía para conmover o construir una lectura político-social más sólida. Hay un conflicto particular, un recorrido de aprendizaje por parte del protagonista, heridas que se cierran y otras que no, un abordaje del ámbito fabril, pero ¿Dónde está ella? no logra en muchos pasajes salir del lugar del drama correcto y prolijo. Las ambiciones de hacer interactuar lo íntimo con lo sociológico están a la vista, pero a Senez, recién con dos largometrajes a sus espaldas –aún con su evidente habilidad para la puesta en escena-, todavía le falta desarrollar una mayor sensibilidad para conmover con sutileza e inteligencia al espectador.
El amor y la familia son fundamentales para el ser humano. Eso es lo que siempre se dice y se cree. Pero, para no todas las personas le es suficiente o, por el contrario, resulta ser demasiado, tanto, que las agobia hasta asfixiarlas. Algo de eso le habrá sucedido a Laura (Lucie Debay), una mujer casada, con hijos chicos, trabajo, de clase media, y aparentemente feliz frente a los demás, aunque por dentro arrastra una gran tristeza, inexplicable, que la lleva un día a desaparecer de su casa y del empleo para dejar a los familiares y conocidos desconcertados. Ese es el núcleo de la película dirigida por Guillaume Senez, y quién lleva adelante el desarrollo de la historia es su marido Olivier (Romain Duris), un incansable trabajador de una fábrica y, además, es el jefe del equipo de su sector. Por eso se convierte en un líder sindical como lo fue su padre. Nadie sabe dónde está Laura, ni porqué se fue. Ni siquiera el espectador. De un día para el otro a Olivier le cambia la vida. Tiene que ser padre y madre a la vez, mientras se reparte el tiempo con su trabajo, la búsqueda del paradero de su mujer y la desesperanza, que avanza con los meses. Gracias a su mamá que lo ayuda del cuidado de los hijos, y el arribo de su hermana para colaborar con ellos durante unos días, hace que los primeros tiempos sean más llevaderos. El film transita el género dramático con mucha profundidad. El fuera de campo es muy fuerte, como para qué todo gire en torno de la ausente y se mantenga la tensión allí. Pero, lo real y presente, está relatado desde la mirada del protagonista. A partir de sus acciones y del sufrimiento que carga es que se puede elaborar una suerte de explicación del porqué tomó semejante decisión la mujer. Si fue stress, egoísmo, hartazgo, o un colapso y agotamiento mental. Esta coproducción belga y francesa prioriza el clima intimista y humano, apoyado por un ritmo no tan lento cómo para ser aburrida, sino para que sea cálida, y que el sentimiento familiar genere la empatía necesaria con el espectador para que la historia funcione y sea creíble. Porque ellos viven como pueden y mantienen la rutina a pesar de todo, mientras la esperan con ansias y sin cuestionamientos.
Olivier le pone algo más que el cuerpo al trabajo. Por eso cuando le plantean despidos de compañeros, defiende a capa y espada el lugar del otro y si la cosa sucede es como un fracaso que lo desmoraliza. Suerte que tiene una buena esposa y dos hijos pequeños que le alegran la vida. Pero el suicidio de su compañero Jean Luc luego del despido anunciado lo desmoraliza, mientras insiste en que su mujer, Laura, acompañe a la familia de Jean Luc. Olivier no es consciente de que su esposa también lucha a diario como trabajadora y madre, y no es nada fácil manejar la rabieta de los chicos, el sueldo que no alcanza, los problemas del trabajo. ¿Cómo es eso de la empresa demandante permanente, la constante amenaza del despido y que cada vez alcance menos el sueldo? Todo esto está sucediendo cuando la angustia también alcanza a Olivier. Su mujer, sin causa aparente, desaparece y él empieza a pensar que con la obligación del trabajo que lo absorbe, ignora la realidad de la casa, cómo ayudar a los hijos, cuáles son las obligaciones que le tocan. De esto y mucho más trata este drama en que una sociedad cada vez más difícil puede arrojar al individuo a la depresión o a la huída. Porque eso debe haber pasado con Laura y gracias que está la mamá de Olivier (muy bien Dominique Valadié) para cuidarlos, o esa tía bohemia y encantadora, siempre dispuesta. FAMILIA UNIDA Con mucho de los hermanos Dardenne, tomando como centro la culpa de una sociedad que jerarquiza el capital más que al individuo, el director Guillaume Senez construye un drama humano, sin acentuar los excesos y con una cuota de sensibilidad especial. Bien puesto el título original del filme, "Nuestras batallas", en el que se alude a los esfuerzos diarios del hombre por vivir en familia con dignidad y la necesidad de unión para elevar las fuerzas comunes. Gran actuación de Romain Duris con un elenco de primera que suma distintos tipos reconocibles en toda las casas y los trabajos, más un par de pequeños actores encantadores. Un filme para pensar y sentir.
Tras su ópera prima 9 meses (Keeper), Guillaume Senez presenta Dónde está ella? En este segundo largometraje el cineasta belga aborda un drama social sobre el abandono y la paternidad. Oliver (Romain Duris) es un hombre de mediana edad que debe hacerle frente a una situación impensada: su esposa Laura (Lucie Debay) abandona, de un día para el otro, su hogar y a sus dos hijos (y a él). A partir de ahí la imagen tan clásica de la familia tipo comenzará, poco a poco, a desmoronarse. La figura de Oliver resalta(ba) como el sostén económico de la familia, pero Laura era, definitivamente, el apoyo emocional, era quien se ocupaba al 100 % de los chicos y las tareas cotidianas. El abandono y la paternidad no es el único concepto al que apunta Guillaume Senez (más allá de ser el núcleo de la trama). En este drama (hablando de una manera más general) el director deja entrever una crítica a la sociedad actual. Partiendo de esa base muestra que, aún, en muchas ocasiones, la figura de la mujer continúa siendo el sostén principal de la familia (al menos en un aspecto más emocional). El hombre, por su parte, pese a verse envuelto en una situación más que difícil, debe mostrarse ajeno a sus sentimientos: su trabajo no le permite desmoronarse (o siquiera mostrarse débil) y, en un mundo capitalista, descuidar el empleo es casi un acto de suicido (sobre todo si tenemos en cuenta que ahora tiene a cargo a dos menores). Pese a que en algunas ocasiones el personaje interpretado por Romain Duris puede causar cierto rechazo (al menos en algunas de sus acciones), Senez construye el relato de manera tal que resulta imposible no ponernos en los zapatos de cada uno de los personajes y entender así las reacciones de ellos frente a determinadas situaciones. Al fin y al cabo, para nadie sería fácil que su pareja decida irse, de un día al otro, sin dejar rastro alguno. Tampoco da lugar para juzgar al personaje de Lucie Debay, ya que constantemente nos resalta que “habrá tenido sus motivos”. Más allá de ser un drama familiar, la película también cuenta con tintes de suspenso. Desde el minuto uno en que la esposa se da a la “fuga”, se generarán decenas de preguntas respecto a qué es realmente lo que pasó. Hay algo que parece estar oculto entre líneas. Es así que, finalmente, terminaremos con más dudas que certezas. El relato finaliza con decenas de preguntas sin resolver, dejando así un sabor algo amargo. Guillaume Senez nos entrega un drama familiar con tintes de suspenso. La película ahonda en el abandono y en la paternidad (lanzando, de paso, una crítica entre líneas a ciertos mandatos que persisten en la sociedad actual). Finalmente deja con un sabor algo amargo debido a varias incógnitas sin resolver, pero nada lo suficientemente negativo como para afectar el núcleo del relato.
Ahora es tarde: están tocando a mi puerta Guillaume Senez, director de Keeper (9 meses, de 2015) trae ¿Dónde está ella?, película en la que nos muestra que la construcción de los vínculos y a la vez, la lucha y las situaciones cotidianas en la vida referentes al trabajo y las condiciones de vida son temáticas que deberían preocuparnos a todos. ¿Cuánta gente entrega tiempo y espacio con sus seres queridos para proteger a los otros y sus derechos? No siempre sucede, al menos no de forma completa, que podamos identificarnos con los personajes que es posible ver en la pantalla como en esta oportunidad se presenta. Protagonizada por Romain Duris (A quien se pudo ver en Fleuve noir, conocida en Argentina como Sin dejar huellas, de 2015) es una película sobre las cuestiones que diariamente tenemos que enfrentar en los más diversos ámbitos y, de alguna manera, una pequeña muestra de lo injustas que son algunas situaciones (y algunas personas) que creen que siempre hay algo más importante que quienes las rodean y lo que les sucede. Son dramas tan íntimos, tan personales y dolorosos, que te conmueven hasta la médula. Si bien hablamos de cine, no deja de ser un arte y como tal, humano, y las cuestiones humanas no están exentas de ser tratadas aquí. Una buena idea sería dejar de pensar que las situaciones que están enmarcadas y por ello además, íntimamente relacionadas con las necesidades y los contextos en que la persona humana vive y se desarrolla en una sociedad compleja como la actual, en la que nadie parece estar preparado para cumplir con las exigencias que se imponen, no son temáticas de las cuales ocuparnos. Y a ello sumado que se confunden cuestiones “de organización política” y “estructura” con cuestiones de pura lógica de funcionamiento y coordinación social en que todos (podríamos) tener algo de dignidad. Porque al fin el poder y la aspiración de su obtención arrasa con el verdadero fin, que es poder resolver estas cuestiones humanas de las que hablamos, en un mundo que debiera (en el que sería bueno) pagar menos con nuestra salud mental y física el cheque carísimo de sobrevivir y demostrar éxito, pavoneándonos en la virtualidad. Porque al fin lo que ¿Dónde está ella? examina es la cultura del descarte del ser humano que siente que la exigencia personal es una de las pautas del ser y existir de manera plena. Y es algo de lo que no tomamos total conciencia hasta que no nos toca. Y tal como decía aquel poema de Bretch, entre tenebroso por la pavura que genera como conmovedor a la vez, que finalizaba así: “Ahora es tarde; están tocando a mi puerta”, nadie está librado de ser la siguiente persona en pagar las cuentas, como en una lotería violenta. ¿Dónde está ella? es una muestra visual de la lotería violenta en la que siempre pagamos con nuestra salud mental y/o física el costo de un mundo prácticamente incomprensible.
Entre la crónica social, de una clase trabajadora francesa que se esfuerza por salir adelante, y el drama familiar, ¿Dónde está ella? es una historia tan dura como delicada en su tratamiento. Una familia tipo, un padre, Olivier, que trabaja en una fábrica, cerca del sindicato, una madre, Laura, empleada en un comercio de indumentaria, atenta al cuidado de los dos pequeños hijos (uno de los cuales ha sufrido una quemadura y requiere seguimiento). De casa al trabajo, apenas hay tiempo para leerles un cuento antes de dormir a los niños, o para mirarse a los ojos entre los adultos cuando la casa queda en silencio. Todo lo que los rodea es duro: un veterano empleado de la fábrica se suicida antes de que lo echen, angustiado por no poder pagar la casa. Una clienta debe devolver un vestido, entre lágrimas, porque no puede pagarlo, aunque recién es día doce. Acaso algunas de esas muchas angustias cotidianas termina por impregnar a Laura, que antes de lograr ponerle palabras a su crisis, desaparece. Con un título original menos obvio y más atinado, Nuestras batallas, la película es la crónica de esa ausencia. Un desarrollo en torno del abanico de situaciones que provoca el desconcierto, la pregunta sin respuesta, en ese núcleo de tres. Junto al proceso inevitable que los lleva a conocerse, y fuerza el vínculo con ese padre, hasta entonces casi ausente. Sin caer en el golpe bajo, pero con la mirada y la presencia de los niños en el centro, la película balancea el drama personal y el exterior. Acaso de una manera demasiado evidente, pero con una sensibilidad que humaniza su drama sin vueltas.
La familia Vallet parece no tener más problemas que otros, podríamos encontrarlos en Europa o en Latinoamérica. Olivier es supervisor en un centro de distribución de mercadería luchando día a día por un trabajo justo, tratando de defender a sus compañeros de la desafiante y fría Agathe, la jefa de recursos humanos. Mientras tanto, Laura, su esposa en casa, cuida de los dos pequeños Elliot de 9 años y Rose de 6. Ella se queda todas las noches hasta tarde esperando a su marido y velando por que los chicos se duerman después de la animada lectura de un cuento. Olivier llega a la casa de madrugada y se vuelve a ir temprano, cada vez comparte menos con Laura y con los niños. Es como si estuviera repitiendo la vida de su padre, que según su mamá y su hermana Betty, nunca estaba para ellos y sí para los empleados de la fábrica en su rol de delegado sindical. Tanto amargarse en el trabajo y la muerte le llegó joven dejando una viuda y dos huérfanos. Volviendo a Olivier, una serie de sucesos dolorosos sacuden al grupo de trabajadores y él está cada vez más lejos de los suyos. Laura es empleada de una boutique, sufre un desmayo, y después de eso, su personaje se esfuma en el misterio de su huida. Olivier tendrá que esforzarse para conocer a sus hijos, que ahora lo necesitan más que nunca. El filme se trata de una búsqueda de la mujer desaparecida pero más aún de lo que dejó de lado por dedicar más tiempo al afuera de su hogar, sus hijos, no conocer cuáles eran y son sus necesidades además de su propia persona. Este hombre se esfuerza por mantenerse fuerte, por tener aplomo al mismo tiempo que Elliot y Rose mostrarán una madurez inusitada frente al drama que los asaltó repentinamente. Este filme despojado de efectos especiales y con un profundo contenido nos conmoverá, sobre todo, en la actuación de Basile Grunberger, el hermano mayor que tiene que tragarse su pena y sus miedos viendo que su papá no da respuestas convincentes frente a lo que les sucede y para proteger y cuidar a Rose. Palabras mayores para la actuación de Lena Girard Voss, que fue premiada como revelación y mejor promesa de actriz en el Magritte Award de Bélgica. El preestreno de esta peli fue en la Semana de la Crítica del prestigioso Festival de Cannes y no sólo tuvo buenos comentarios allí sino en otras tantas muestras europeas donde cosechó elogios. Senez, el director, tomó detalles de vivencias propias para construir el guión y la realización. Por otra parte, y para recrear las escenas con naturalidad, los actores no tenían los diálogos y según pautas debían improvisar frente a cámara bajo las órdenes de Senez. Un método que dio resultado ya que los actores hacen vivir a sus personajes y el espectador podría hasta pensar que son una familia de verdad. No se asusten al ver que el género en el cual encaja es el drama porque no tiene golpes bajos y hay una gran dosis de esperanza para los Vallet. La recomiendo de corazón.
por Ramiro Pizá "Estar o no estar, esa es la cuestión" Un drama familiar construído desde un vacío demoledor. Preguntas sin respuestas, historias que se repiten y supuestos que se cuestionan. La premiada obra del director belga expone la manera en que una familia se acomoda a los vaivenes de las relaciones personales y laborales actuales. “Nos batailles” (2018) es un film dirigido por Guillaume Senez, escrito por Raphael Desplechin y realizado en una co-producción entre Francia y Bélgica. Nuestro protagonista es Olivier Vallet (Romain Duris), padre de familia y jefe de planta en una fábrica. Mientras su vida pasa por el trabajo y el sindicato, el día a día con sus hijos queda a cargo a su esposa Laura (Lucie Debay). Un día ella se va de la casa y una pregunta llega a la escena “¿Dónde está ella?”. La maestría de Senez está en los encuadres cercanos al personaje; al estilo de sus compatriotas los hermanos Dardenne, -recomiendo ver: "Le gamin au vélo" (2011) respiramos y caminamos junto a los personajes. Desplechin nos ofrece un guion interesante, sus diálogos avanzan con preguntas; lo que se dice no está demás, los silencios incomodan y generan empatía con la pantalla. En relación con esto, la música se ausenta en los momentos de tensión, los deja ser; interviene solo cuando es necesario. Si bien los escenarios y los vestuarios tienen pocas variantes, se aprovechan al máximo y simplifican nuestra comprensión de los cambios en la familia. El capital de la película es la interioridad de los personajes. Duris desarrolla muy bien las contradicciones de su personaje y construye la desesperación con soltura y naturalidad. Lena Girard Voss y Basile Grunberger se complementan muy bien y administran la tensión y distensión familiar como pocos. Las intervenciones de Dominique Valadié, Laure Calamy, Lucie Debay y Laetitia Dosch, a pesar de ser muy cortas, potencian la trama y allanan el camino a nuestras interpretaciones. "Siempre que nos sentamos a ver un film, esperamos que la trama de la pantalla nos envuelva. La obra de Senez llega a buen puerto y suelta sus anclas: los roles ya no se designan desde arriba. Mejor sentarse a hablar, porque evitar pasos al costado hace la diferencia en las batallas." Calificación: 8 (ocho) Título original: Nos batailles Género: Drama | Familia Dirección: Guillaume Senez Productora: Coproducción Bélgica-Francia; Lota Productions / Les Films Pelléas / Savage Film Duración: 98 min. Clasificación: Mayores de 13 Año: 2018 País de origen: Bélgica