Seth Rogen me sacó todas las dudas con las que entré a la sala: el papel de justiciero le queda perfecto en esta comedia de acción. ¿Divertida? Si, ¿Llena de acción?, ¡Si! ¿Pochoclera?, ¡¡Si!! Fui a buscar eso y eso fue lo que encontré. La historia se centra sobre el hijo Britt Reid, un playboy, hijo del millonario dueño de un diario en Los Angeles. Él hereda toda su fortuna y la responsabilidad del diario cuando su padre muere por una supuesta picadura de abeja. Ahí conoce a Kato, quien era sirviente del viejo Reid y que le sirvió un excelente café con leche durante varios años, pero él recién conoció cara a cara luego de este terrible suceso. El desenfrenado Britt empieza a conocer las habilidades de Kato, entre ellas las increíbles creaciones de armas especiales, y todo tipo de artefactos ingeniosos. Y es ahí donde decide hacer algo con su nuevo amigo oriental. Pero eso es sólo el principio de esta historia, en la cual ambos empiezan a salir a la calle (luego de ayudar casi por accidente a una pareja atacada por una pandilla) para hacer justicia por mano propia. A la película no le falta nada y le sobra muy poco. Michel Gondry dio en la tecla en su manera de filmarla y de editar las escenas de acción, aunque por momentos se queda a mitad de camino entre escenas reales de acción y escenas a lo “Matrix”, pero asi y todo el director sigue demostrando que tiene una de las cabezas más “rebuscadas y creativas” de los últimos tiempos. Seth Rogen, no logra salir del todo de su rol “cómico” que lo caracteriza (Super Cool, Knocked up, Observe and report), pero consiguió darle personalidad a Reid, que mezcla un costado de hijo único de millonario que vive de fiesta, con el de nuevo justiciero de la ciudad, sin dejar nunca de poner su toque divertido y mostrar dotes para volver a interpretar otros personajes de acción (esperamos la secuela). Por su parte, Jay Chou es el “nuevo” Kato -es increíble su parecido físico con aquel joven Bruce Lee que protagonizara la serie original- y demuestra que el personaje no le queda para nada grande.Inteligente y de movimientos veloces, acompaña a su jefe en todas las escenas de acción. Si bien Cameron Díaz está floja en su actuación (hace mucho no la veo en un buen papel), debemos agradecer a Quentin Tarantino por haber metido en Hollywood a quién sin dudas es uno de los “villanos” más interesantes de la última década, Christoph Waltz (Sí, el Coronel Hans Landa de Bastardos sin Gloria), quién en esta ocasión interpreta al capo de “los tipos malos”, un tal Chudnofsky, mostrándonos nuevamente ese toque de maldad y humor sádico que tan bien le sientan a este pedazo de actor. El 3D está bien, en los momentos necesarios y sin abusar, pero sin ser fundamental para la película, asi que si la ven en formato tradicional, tampoco los va a decepcionar. La banda de sonido de la película es excelente y bien rockera, siguiendo la línea que impuso Iron Man. Hasta tenemos el lujo de escuchar la clásica “Green Hornet Theme” interpretada por Al Hirt. El Avispón Verde para muchos, sobre todo para adolescentes, seguramente sea un nuevo “héroe” o personaje de ficción, pero esta historia está basada en lo que fue en un comienzo un “radio teatro” y luego fue una interesante serie de los años 60´s. En fin, me fui con la sonrisa de oreja a oreja, no solo por ver un combo de actores/director super interesantes y divertidos, si no porque también volví a ver en cine una muy buena película que mezcla los ingredientes necesarios que necesitan una comedia de acción… ¡y pochoclos!
Engendro mutante. Así se podría definir a la versión 2011 de El Avispón Verde. No es que sea una atrocidad inmirable, pero tampoco hace las cosas demasiado bien. En todo caso el mayor problema con esta adaptación del héroe radial creado por George W. Trendle en 1936 (y cuya historia de origen contamos en la review del filme de 1976), es que el ego del productor, guionista y protagonista Seth Rogen ha inundado todo el proyecto hasta pulverizar toda demostración de personalidad y talento de los artistas involucrados. Cuando Rogen está distraído o callado, el director Michel Gondry amenaza con convertir a El Avispón Verde 2011 en una película decente a través de raptos de imaginería visual... pero esos esfuerzos apenas duran un puñado de minutos y el milagro nunca termina por darse. Y siempre terminamos por regresar a las garras de Rogen mientras deseamos que algun villano le dispare una bala en la cabeza o algún directivo de la Columbia se de cuenta de lo que ocurre, lo despida y ponga a otro tipo más centrado en el puesto de protagonista y libretista. Seamos sinceros: esta adaptación olió a podrido desde el principio, desde el momento que escuchamos que a algún alto ejecutivo de estudio de Hollywood se le ocurrió que Seth Rogen - el mismo tipo de Superbad y Pineapple Express - debía estar a cargo de una nueva versión de El Avispón Verde. Rogen comenzó a buscar socios para la aventura pero la gente huía del proyecto - como Stephen Chow, atachado en algún momento como co protagonista y director, o Nicolas Cage, eventual candidato para el papel del villano - y, de algún modo, consiguió que tipos tan talentosos como Michel Gondry (de Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos y La Ciencia del Sueño) así como Christoph Waltz (Bastardos Sin Gloria) se subieran al carro. Bah, los inundaron con dólares como para anestesiar sus remordimientos de conciencia. Seamos claros: yo no tengo problemas con Rogen ni con el estilo de su humor (he disfrutado mucho de sus filmes), ni con el concepto de que El Avispón Verde sea reimaginado como comedia. Pero unir ambas cosas suena a bizarro e incompatible. Los puntos de rechazo pasan porque a) el humor drogón y fiestero de Rogen no es el más adecuado para una sátira de super héroes; b) un tipo feo, gordito, blanco teta, con dientes desparejos y físico fofo es la antítesis del modelo mental que uno se hace del personaje, y que se basa en la interpretación que hizo Van Williams para la serie de 1966. Rogen no es un actor camaleónico (ni siquiera es uno con cierto rango), y como libretista es bastante limitado. Lo suyo es siempre lo mismo y aquí lo demuestra. Seth Rogen hace de Seth Rogen, mira tetas, culos y hace chistes desubicados, y aún estando más flaco no logra dar con el perfil de heredero millonario convertido a superhéroe. Cada vez que Rogen está en pantalla pasa desapercibido como un travesti en un colegio de monjas. Y llega hasta un punto en que bordea lo irritante. Porque Rogen se escribe parlamentos muy largos y algunos de ellos son anodinos. La cámara se centra demasiado en él, y el resto (con la excepción de Jay Chou, que se la apaña para tener algo de luz propia) desaparece en su sombra. Ni Cameron Díaz ni Tom Wilkinson ni Christoph Waltz ni Edward James Olmos pueden hacer algo con sus personajes. Están muy mal escritos y sólo son figuras decorativas para que Rogen dispare sus seudo genialidades. Todo esto me hace acordar a las comedias de Adam Sandler, en donde el bufo contrata grandes actores en decadencia para denigrarlos de todas las maneras posibles. Acá Rogen no los rebaja directamente, sino que los desmerece de manera más sofisticada. Cualquier actor de segunda o tercera categoría podría haber ocupado esos papeles y no habría afectado en lo más mínimo la efectividad del filme. ofertas en programas y utilidades en Drivers Argentina - click aqui El otro problema que lastra seriamente a El Avispón Verde 2011 es que ni siquiera Britt Reid es un personaje mínimamente interesante. Es un fiestero drogón que se mete a super héroe sólo porque busca una vida más excitante, y ni siquiera es un tipo convencido de su causa justiciera. Para colmo, es un super héroe absolutamente incompetente, ya que todos los méritos se los lleva Kato (¿dónde se vió a un mayordomo con conocimientos de ingeniería y que pelee como los dioses?). No hace un plan como la gente, no diseña nada, no pelea de manera decente, ni siquiera es valiente. En realidad todo el heroísmo de la película pasa por Jay Chou, y Rogen se dedica a meter chistes en cualquier situación, sin importar lo abominable que sean. Por suerte hay momentos en Rogen se calla o no está en escena, y es cuando Michel Gondry toma las riendas visuales de la película. Gondry se las apaña para crear persecuciones y peleas excitantes utilizando todos los medios posibles - desde pantallas divididas hasta un Kato Vision que es una mezcla entre las peleas mentalmente planificadas de Sherlock Holmes y el bullet time de Matrix -, y logra despacharse con un delirante clímax. Pero el manejo de Gondry también termina por refrendar los problemas internos del filme, y es que nunca termina de ser exitoso en ningún aspecto. Tras una gran persecución viene un momento de forzada seriedad o de comedia mediocre, la historia nunca termina de enganchar a la audiencia, los personajes son anodinos, y la trama (llegado un punto) termina por hacerse eterna. 119 minutos de Seth Rogen termina siendo demasiado. Por donde se la mire El Avispon Verde 2011 es mediocre. Es un licuado de ideas y estilos que no termina de cuajar, comenzando por un intérprete inapropiado para el papel principal y siguiendo por un libreto plagado de personajes superficiales. Es cierto que hay algunos momentos graciosos o excitantes, pero son los menos. En lo personal le diría que la deje pasar hasta que aparezca en video o, mejor aún, que la emitan por cable. Es un filme que uno puede ignorar olímpicamente sin haberse perdido nada demasiado importante en la vida.
Una muy buena película pochoclera 100% a puro entretenimiento que van a disfrutar muchísimo los que no hayan visto nunca nada de El avispón verde y de Bruce Lee, ya que sus fieles seguidores van a sentir seguramente que sus queridos personajes...
Un avispón que no pica Vamos a ser claros, directos: El Avispón Verde -el clásico relato que surgió en los seriales de la radio, pasó por la TV y recala en el cine a gran escala (120 millones de dólares de presupuesto) no es el desastre que buena parte de la crítica norteamericana destruyó con sumo desprecio, pero está muy lejos de ser una gran película. Un punteado alcanza para conocer los principales problemas del film. 1- Poco Gondry. Del director francés de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, Soñando despierto y Rebobinados podía esperarse un mayor desparpajo, un exuberante espiritu pop, un delirio que el film extraña en buena parte de sus dos horas. 2- El show de Seth Rogen. Más que una película de Gondry, parece un film al servicio de Rogen, protagonista omnipresente y a la vez coproductor y coguionista del film con su socio Evan Goldberg. Lo que en la Nueva Comedia Americana puede tener sustento y sentido, aquí resulta un festival de exageraciones que hacen bastante insufrible su actuación. 3- El anti Batman. Está claro que este film apuesta por un tono ligero y paródico, bien alejado de cierta solemnidad de El Caballero de la Noche, pero lo que funcionaba tan bien en la primera Iron Man, en Kick-Ass o incluso en films animados como Los Increíbles, Megamente o Mi villano favorito, aquí no encuentra jamás el tono justo. Ni chicha ni limonada. 4- Elenco desperdiciado. Si lo de Rogen es un desborde tras otro, tampoco es gran cosa el Kato de Jay Chou (pensar que en la serie lo interpretó Bruce Lee), el carisma de Cameron Diaz está totalmente desperdiciado, Tom Wilkinson luce igual cuando en la trama han transcurrido dos décadas y Christoph Waltz -el genial malvado de Bastardos sin gloria- hace lo que puede con un rol de villano sin grandes hallazgos. 5- Un 3D innecesario. El paso a 3D aquí no tiene el más mínimo sentido. Las set-pieces no ganan nada y, al contrario, pierden claridad. Me saqué varias veces los anteojos durante la proyección y, para mi sorpresa, la imagen se veía mucho más nítida. Lo que queda, entonces, es un entretenimiento del montón. Muchos gadgets, alguna ocurrencia, un poco de ingenio, cierto gag logrado y poco más. Un avispón que no pica.
VideoComentario (ver link).
No Contaban con mi Astucia “Kato, si nos comportamos como héroes normales, los malvados sabrán que vamos atrás de ellos y nos estarán esperando, pero si somos un poco malos y nos hacemos notar por eso, entonces no sabrán que esperar de nosotros. ¿Entendés? ¿Qué se podía esperar de una adaptación de “El Avispón Verde” a cargo de los tipos que escribieron comedias post adolescentes como Supercool o Pinneapple Express? ¿Qué pensaría George W. Tendle, creador del personaje y de “El Llanero Solitario” que Britt Reid pasaran de se héroes moralista, valiente y honesto, pero terminen siendo un inepto veinteañero fiestero, que se convierte en héroe por pura casualidad? Primero que todo hagamos un breve repaso de la historia de El Avispón. El personaje fue creado para un radioteatro (igual que el Llanero) en 1930. Todas las semanas, las familias se reunían alrededor de la radio para seguir las aventuras de este sobrino nieto urbano del enmascarado del oeste. El éxito del personaje lo llevó al mundo de las historietas, al de las películas seriales (tipo Flash Gordon) y finalmente a la serie televisiva de 1966, de donde surgió la gran leyenda de las artes marciales, Bruce Lee. Contemporáneo de la serie “Batman” (incluso en un par de capítulos, el encapotado, el Avispón, Kato y Robin se enfrentaban a El Guasón y compañía) tenía esa estética típica de finales de los ‘60s con inspiraciones psicodélicas, artes marciales y mensajes didácticos. La serie no pasó de una temporada pero se convirtió en un clásico de culto. Desde hace bastante tiempo, tanto Tarantino como Kevin Smith estaban tratando de comprar los derechos de hecho para llevarla a la pantalla grande. Sin embargo, el contrato final lo consiguieron los jóvenes (tienen menos de 30 años) Rogen y Goldberg, quizás para lograr generar mayor empatía con el público adolescente. En principio, la iba a dirigir Stephen Chow (el original director y actor de Kung Fusion y Shaolin Soccer), quien además interpretaría a Kato. Pero discrepancias creativas lo dejaron fuera del proyecto, primero como director y después como Kato. En su lugar aparecieron el cantante chino Jay Chou y el irregular director de Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos, Michel Gondry. ¿Pero acaso dicha combinación podía funcionar? El resultado no es una película de superhéroes, ni siquiera un film de acción normal. Más bien se trata de una buddy movie, que resalta los valores de la amistad y decide romper con los lugares comunes de las películas de superhéroes. Rogen lleva el personaje de Ligeramente Embarazada o Pinneapple (el soberbio vago fumón fiestero) a un contexto heroico de la noche a la mañana. A pesar de la muerte de su padre, Britt se convierte en el Avispón de puro capricho, lo cuál lo diferencia de cualquier superhéroe que reniega de su identidad. Todo lo contrario, Britt lo disfruta, aunque él mismo sea un inútil y el verdadero genio sea Kato. De esta manera, Rogen y Goldberg elaboran un guión que tiene todos los estereotipos y clisés de las adaptaciones de cómics (mezcla de Batman y Superman específicamente, con juguetes tecnológicos, y un diario de por medio), pero ni bien presentan los mismos, deciden romperlos o dejarlos a un segundo plano. Ejemplo de esto, es el lugar que ocupa Leone Case (Diaz), que en principio aparenta ser la típica “chica” de turno, pero no lo es tanto (además es mayor en edad, que ambos protagonistas). Por otro lado, el villano es un criminal al que le gusta ser malo “porque sí”. No hay justificaciones psicológicas que devienen del pasado del personaje, no hay venganza de por medio, ni siquiera se trata de un tema de dinero o poder. Chudnofsky quiere ser el criminal más temido de la ciudad, pero su nombre y apariencia no lo ayudan. Entonces, tenemos a un héroe inepto, un asistente genial, una chica no tan femenina y un villano inseguro demasiado conciente de su maldad. ¿Qué nos falta? La voz de la experiencia, Mike Axford, el editor del diario de padre de Britt, que es completamente obviado por el protagonista. De esta manera, Rogen y Goldberg imponen su calidad de autores, especialmente porque priorizan la relación de amistad entre Reid y Kato sobre el resto de las subtramas. Los actos criminales ocupan un segundo plano, una excusa para contar la historia de amistad entre estos dos freaks, un poco como sucedía en Supercool o Pinneapple. Como se convierten en amigos, como sus puntos de vista los separan y como tener un objetivo en común los vuelve a unir. Esa es la clave de esta adaptación. Alrededor de esta “trama” se van sucediendo divertidas y entretenidas secuencias de acción, donde Gondry muestra su creatividad visual. Si bien se trata de su obra menos personal en lo narrativo (aunque la relación Kato – Britt se puede relacionar con la que tenían Jack Black y Mos Def en Rebobinados), debe ser la más ambiciosa a nivel estético. Aprovechando el amplio presupuesto que tiene a sus espaldas, el director de Soñando Despierto construye (falsos) planos secuencia excepcionales, que rememoran los mejores trabajos que el francés realizó en el mundo de los video clips. Aprovechando cambios de velocidades y efectos especiales, logra interesantes secuencias de acción. Gondry también es un fan setentoso, y utiliza múltiples cuadros al mismo tiempo, que resaltan gracias a la incorporación del efecto 3D agregado en la post producción. Pero tampoco abusa de esta estética y nunca lo visual le saca protagonismo a la historia o la comicidad. Todo el elenco tiene su lucimiento. Tanto Diaz, como Waltz o James Olmos lucen soberbios en sus relativos pequeños personajes. Hay un par de efectivos cameos, pero es sin duda la química entre Rogen y Chou lo que sacan adelante la película. No esperen ver a un Bruce Lee contemporáneo en el cantante chino. Digamos que las secuencias de artes marciales cumplen su propósito, pero no toman protagonismo. Lo que más se destaca de Chou es se gracia y carisma. Rogen, por otro lado hace su personaje de memoria. Es como Woody Allen. Tiene al mismo personaje incorporado en todo lo que hace, pero sigue divirtiendo y en este contexto es divertido. Una verdadera sorpresa (acaso porque las críticas en Estados Unidos fueron decepcionantes), El Avispón Verde es un digno entretenimiento, divertido, con originales (y exageradas) secuencias de acción, con un guión sólido que contiene diálogos y detalles ingeniosos, homenajes a Trendle, sus personajes, y un pequeño tributo a Bruce Lee. Seguramente la disfrutarán más los seguidores de Rogen y Gondry que los de la serie o los que buscan una película de superhéroes (aunque no hay superpoderes), pero ¿qué quieren? ¿un hombre en malla, conflictuado con su identidad y vengativo? Para eso existe Batman… Acá hay otra cosa, algo distinto… una alternativa.
Otro millonario enmascarado Los personajes surgidos de la serie de televisión recalan ahora en la pantalla grande. El Avispón Verde (The Green Hornet), que en la década del sesenta protagonizaron Van Williams y Bruce Lee, hace su reaparición con todos los recursos tecnológicos que les permite una superproducción. Es cierto que los fanáticos de la serie quizás no sientan demasiado apego a estas nuevas aventuras por la presencia de personajes menos oscuros, pero el resultado es altamente positivo por la catarata de acción y humor que depliega el producto. Britt Reid (Seth Rogen que, al igual que su colega Jack Black, está incursionando en otros géneros) es el dueño de un famoso periódico que heredó luego de la misteriosa muerte de su padre (Tom Wilkinson). Decidido a combatir el crimen que se adueña de la ciudad, se convierte en El Avispón Verde, un justiciero enmascarado. Y no está solo, su identidad secreta también la conoce Kato (Jay Chou), otrora sirviente de su padre y ahora transformado en su más fiel y habilidoso chofer, experto en artes marciales y en la invención de instrumentos de alta tecnología. El film de Michel Gondry (el mismo de Rebobinados) acierta en la escenas de acción, de persecuciones automovilísticas y coloca a Christoph Waltz (el de Bastardos sin Gloria) en la piel del villano de turno. La presencia de Cameron Díaz pierde algo de peso en medio de la parafernalia que ofrece la película, que se potencia aquí gracias a la proyección en 3D. El resto es pura acción y trae la alternativa de un nuevo millonario enmascarado, entre guiños al espectador, referencias a otros films, noches de descontrol y una pelea por "el poder" (que destroza la mansión) con su inseparable amigo Kato.
Un insecto de bajo vuelo Surgido como un personaje del ámbito radial, el Avispón verde pasó a la televisión, en donde aumentó su popularidad. Finalmente llega a la pantalla grande de la mano del realizador francés Michel Gondry. El resultado es un film disfrutable, pero considerando los antecedentes de su realizador (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos; 2004 Soñando despierto; 2006), el saldo es un tanto decepcionante. El hijo del poderoso dueño del diario El centinela acaba de quedar a cargo de su imperio. El padre ha muerto, picado por una abeja que le produjo una reacción alérgica mortal. Desde pequeño, sus actitudes irreverentes presagiaban una vida irresponsable y poco metódica. Frente a tamaña empresa, el niño-adulto acudirá al juego, la farsa, el divertimento de todo infante: envestirse de héroe y superar metas. El ABC del asunto. Y para ello, como si fuera un Quijote posmo, tiene a su “Sancho”, un joven que trabajaba para su padre llamado Kato (Jay Chou) del que ignoraba su existencia, pero que será fundamental para cumplir sus fantasías y, al mismo tiempo, “traerlo” al mundo real cuando sea necesario. Algo de este film nos recuerda a Los viajes de Gulliver con Jack Black, haciendo las morisquetas y el papel que tan bien le sale. Ya se sabe: Hollywood tiende a ir hacia lo ya probado, aunque de tanto en tanto se permite algún gesto osado. Del mismo modo que la soporífera transposición del clásico de Jonathan Swift, El Avispón Verde (The Green Hornet, 2011) está al servicio de la comicidad de su protagonista, Seth Rogen, también co-escritor y co-productor. Pero lo que decepciona un poco es que contando con un director cuya imaginería visual es tan potente, el relato no haga honor a ello. Apenas algunas secuencias con un toque personal, y no mucho más. ¿Convierte lo antes dicho a El Avispón Verde en una mala película? Ciertamente no, porque el film “fluye”, algunas líneas de diálogo tienen chispa y el elenco secundario es efectivo. Pero por más bella que luzca Cameron Diaz o tan siniestro que parezca el villano de turno (el gran Christoph Waltz jugando a ser un mafioso de temer), sus personajes no dejan de ser puros cliché en un film que recurre a tópicos explorados (el personaje redimido, el bueno que al final era malo, la vuelca de tuerca final, etc.). Esa liviandad narrativa al mismo tiempo le da frescura a la película en los mejores pasajes, y previsibilidad en los otros (que abundan, claro). Lo que resta es o imaginar aquello que pudo ser, o sentarse y disfrutar lo que hay. La película en su versión 3D no aporta grandes hallazgos visuales, pero atención: los créditos finales levantarán esa tímida sonrisa.
Avispón que zumba, no pica La película con el superhéroe y su asistente Kato se queda a mitad de camino entre la parodia y el homenaje. La sumatoria del director Michel Gondry ( Eterno resplandor de una mente sin recuerdos ), el actor, comediante, coguionista y coproductor Seth Rogen ( Ligeramente embarazada ) y El avispón verde (más Kato) daba para imaginar un entretenimiento estilístico inusual, alocado, con más humor que aventuras y mucho desparpajo. Gondry no deja de sorprender. Porque su Avispón verde no es ni lo que uno presumía ni tampoco un entretenimiento del todo eficaz. Lo es por momentos, cuando el humor se impone a la acción –dicho sea de paso, pueden sacarse los anteojitos porque los efectos en 3D aportan poco y nada a la proyección- en una adaptación que se queda a mitad de camino. No es parodia, aunque dobla en la esquina, ni homenaje, aunque haya algún guiño a Bruce Lee. Tras zumbar primero en la radio, luego en el cine (1940) y entre 1966 y 1967 en la TV, con sólo 26 episodios y Bruce Lee en la piel de Kato, el asistente asiático maestro en artes marciales, a El avispón verde le costó volver al cine. Diferencias en el guión, o sea: en cómo encarar a este héroe sin superpoderes, que de la noche a la mañana decide combatir el Mal aprovechándose de la herencia millonaria que le dejó su padre, hicieron que Kevin Smith pasara por el proyecto hasta que terminara en las manos de Gondry. Ya Seth Rogen estaba subido al Black Beauty, el auto negro que Kato prepara y que es casi casi un émulo del batimóvil. Es que si El avispón y Kato (que en algún momento iban a ser George Clooney y Jet Li) tienen algo en común con Batman y Robin, esta película tiene más aliento a la serie del héroe de Ciudad Gótica que de los filmes de Tim Burton o de Christopher Nolan sobre el caballero de la noche. Para Gondry son lo de menos la trama y hasta el malvado (Chudnovsky, interpretado con cierta malicia y dejadez por Christoph Waltz, el de Bastardos sin gloria ). Es más vital y significativa la relación entre “amo” y sirviente” (aunque quede claro que el más talentoso es Kato) que todo lo que lo rodee o enfrente. Y eso incluye a Lenore, la secretaria de Britt Reid, el joven heredero del diario convertido en héroe, que interpretada por Cameron Diaz no hace más que sonreír y perderse en la trama hasta que uno se pone a pensar ¿cuál era el rol de esta chica en toda la película? Salvo en la Katovisión –el momento en el que Kato anticipa cómo va a pelear contra su(s) contrincante(s)-, y que, sí, es parecido a lo que Guy Ritchie le hacía ver a Robert Downey Jr. en su Sherlock Holmes , no hay mucho de la fantasía Gondry volcada en el relato. Que el taiwanés Jai Chou casi no sepa pronunciar una palabra en inglés le da otro toque kitsch al asunto, que demuestra que avispón que zumba, no pica.
Con un gracioso guión, el film revitaliza a los superhéroes del cine Según las últimas películas encabezadas por superhéroes realizadas en Hollywood, estos señores que velan por la justicia y la seguridad de los ciudadanos tienen más de un conflicto interno que no se soluciona con trajes especiales, entrenamiento ninja o autos superveloces. Batman , El H ombre Araña y Iron Man son hombres en conflicto, amargados, perdidos y con serios problemas sociales; el Avispón Verde, no. Creado por Seth Rogen y Evan Goldberg, este justiciero se parece mucho a un tipo común y corriente, algo inmaduro aunque bueno, que se asombra y disfruta cada hazaña que realiza como si la hiciera otro. Primo cercano de los hombres que habitan los films de Judd Apatow -muchos de ellos interpretados por el propio Rogen-, el personaje provoca más risas que asombro o ternura y tal vez por eso la mirada de Michel Gondry ( Eterno resplandor de una mente sin recuerdos ) apenas se percibe. Conocido por sus innovadoras puestas que intentan no recurrir en exceso a los efectos especiales, el toque Gondry se insinúa en un par de escenas -como la de la pantalla dividida-, porque aquí la prioridad es mostrar a un superhéroe capaz de reírse de sí mismo.
EL SHOW DE KATO La versión cinematográfica de la famosa serie de televisión de la década del 60 propone un juego muy interesante, en el que se trabaja a partir de la vida posterior que tuvo la propia serie, con algunos cambios y, sobre todo, con nuevos temas, que hacen del film un material más complejo que el material que le dio origen. En el origen, El avispón verde fue un programa de radio. Sus creadores, los mismos de El llanero solitario, pensaron incluso en un parentesco entre ambos, algo que hoy podría parecer insólito, pero que era plausible por aquellos tiempos. En la actualidad, con las múltiples excusas para secuelas y precuelas, tales conexiones no serían absurdas, aunque nadie se atrevería a hacer un Avispón verde ambientado en la década del 30. Inmediatamente después del show de la radio, apareció la historieta y, luego, el serial de cine. Sin embargo, para toda una generación, El avispón verde es el nombre de una serie de televisión realizada entre 1966 y 1967. Brett Ried y su compañero Kato fueron los personajes de una de las series de aquel período y hasta llegaron a cruzarse con la mismísima Batman y Robin, protagonizada por Adam West y Burt Ward. Lo cierto es que el protagonista de aquella serie, que interpretaba a Brett Ried –verdadera identidad del avispón-, era el actor Val Williams, cuyo papel más recordado es, justamente, el de esta serie. Pero quien interpretaba a Kato era –nada menos que– Bruce Lee, quien se convertiría, poco tiempo después, en una de las estrellas más famosas del mundo. Tal distancia entre la carrera de ambos, hoy nos asombra. En Hong Kong, sin embargo, el programa se llamó, directamente, El show de Kato. La historia entre Brett Ried y Kato tuvo varios puntos de evolución. Por ejemplo: en el origen, el personaje de Kato era presentado como japonés, aunque luego de Pearl Harbor, se dejó de mencionar su nacionalidad. Luego se lo identificó como filipino y, más adelante, como coreano. Cuando Bruce Lee, el actor americano cuyos padres eran oriundos de Hong Kong, representó el papel, la identidad de Kato volvió a tornarse complicada. Por supuesto, en la nueva película, Kato vuelve a ser japonés. El tema racial cobra una fuerza particular y se convierte en uno de los elementos más curiosos del film de Michel Gondry. Las versiones de héroes y superhéroes se han multiplicado, y cada nueva aproximación a estos personajes suele ser un desafío que, si se ve recompensado en la taquilla, parecería que dejan de importar sus méritos artísticos. La mayoría de estos proyectos transita por la medianía, muchas veces, por la simple mediocridad; otros nacen con aires de clásicos, como los Batman de Christopher Nolan. Pero hay un tercer grupo, el de los que no pisan sobre seguro, los que no se salen de la media y renuncian tanto al éxito seguro como a la gris pulcritud del que no arriesga. En esa categoría es sencillo convertirse en un film maldito, casi negado, como pasó con el interesante y hasta provocador Hulk de Ang Lee, cuyos méritos de puesta en escena, montaje y aires de melodrama cayeron muy mal. Ahora otro proyecto clase A cae en manos de un director inusual e inesperado para esta clase de films. Pero esta vez, pese a que la crítica ha ignorado y maltratado al film en su país de origen, la simpatía de la película ha provocado que corriera mejor suerte con el público. El francés Michel Gondry es uno de los grandes realizadores de video clips de la historia (algunos brillantes, otros bastante aburridos) y, como director de largometrajes, entregó un film extraordinario: Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Para muchos, un proyecto como El avispón verde puede ser un retroceso, pero a juzgar por los otros films de su carrera, se podría afirmar que éste es su segundo film en importancia. Un film felizmente raro, inusual, pero divertido, lleno de humor, con buenas ideas y grandes momentos de acción. Brett Ried ya no es el héroe de una serie de televisión sin ironía. Acá, Brett Ried –luego, El avispón verde- es un joven irresponsable, infantil, impulsivo, inculto, sin ambiciones más allá de la de ser un niño mimado por un padre con mucho dinero. La vida lo coloca frente a una dura prueba de la que, contrario a lo que uno puede esperar, él no parece salir airoso. El actor que lo interpreta, Seth Rogen, ha sido en su carrera bastante parecido al personaje que acá interpreta. A partir de esto, la película se transforma automáticamente en una comedia. Entonces, a ese inepto, maleducado y mediocre personaje se le cruza en su camino un sirviente de su padre, Kato, que es exactamente lo contrario a él: inteligente, educado, culto, agradable, con infinitas habilidades y una tenacidad y disciplina admirables a la hora de llevar adelante sus objetivos. Como si se tratara de una forma de justicia poética retroactiva, Kato ha dejado de ser el fiel ayudante para convertirse en el cerebro de todo. Y a partir de esto, se abren dos de las subtramas más interesantes de la película. Por un lado, El avispón verde muestra una inquietud acerca de la sociedad occidental con respecto a Oriente. Hace unos años, Ridley Scott dirigió un gran film, llamado Lluvia negra (1989), que lograba captar cierta perturbación frente a los valores cada vez más evidentes de Oriente y la decadencia de Occidente. Allá el héroe lograba reivindicarse, acá el camino, si bien es de comedia, se complica bastante. Mientras el joven heredero de un pasado de poder y valores entrega todo al desastre, la prepotencia, la estupidez y el descontrol; su compañero de aventuras es una máquina de acertar y obtener logros. Donde falla el joven americano, el japonés tiene una efectividad asombrosa. Una vuelta de tuerca que no terminó de convencer a la crítica americana. Aun más, el editor del diario que Ried hereda está interpretado por Edward James Olmos, el más latino de los actores latinos, y a lo largo de la trama demuestra que es él, y no Reid, el capacitado para llevar adelante la empresa. Latinos y orientales son capaces de cumplir con su trabajo de forma inteligente, profesional y honesta. Podríamos decir que Lenore, una periodista inteligente y culta, termina de completar el cuadro. Ried la subestima desde el comienzo por ser una mujer bella, pero finalmente ella demuestra saber mucho más que él sobre las noticias policiales y sobre la mente criminal que Ried necesita descubrir. Interesante relectura del rol del héroe que, se entiende, debe ser tratado con humor para no producir demasiado impacto en el espectador. Aunque el impacto se produce igual, pero sin lastimar sensibilidades. Por otro lado, aparece aquí algo francamente revolucionario para el género. El avispón verde es una película en la que el villano no está en el centro del conflicto. De hecho, pasa por un costado y se cruza con los protagonistas sólo para complejizar lo ya analizado y sumarle aristas al conflicto entre compañeros y amigos. Lo mejor que tiene el villano es su incapacidad para entender la banalidad superficial del mundo que lo rodea, que le pide todo el tiempo un aggiornamiento, un estar a la moda. Todo es marketing. Produce ternura incluso ver ese conflicto en él, verlo fracasar en sus intentos de entender el mercado. El avispón verde no es una lucha del bien contra el mal. El conflicto es el de un joven impresentable que debe aprender a crecer y admitir sus serias limitaciones, y su amigo y compañero, que es claramente mejor que él, pero a la vez está abierto a compartir su amistad y buscar un camino juntos como héroes. ¿Film sin villanos? ¿Película sobre la amistad? ¿Lecciones de humildad para toda una generación? Claramente no son los temas más demagógicos del mundo, sin embargo, están muy bien planteados en esta película, una comedia de acción totalmente efectiva. Irreverente puesta al día del mundo de los héroes, original y complejo entretenimiento, todo eso es El avispón verde, una película que arriesga y consigue llegar más lejos que la mayoría.
Elogio de la idiotez Sólo con ver el trailer uno podía deducir que El Avispón Verde (The Green Hornet, 2011) prometía ser una de las peores películas del año: el producto final no cae tan bajo aunque tampoco se aleja de la mediocridad más absurda. Estamos hablando de la adaptación cinematográfica de un justiciero estadounidense -no muy popular por estas pampas- que debutó en radioteatro allá por 1936 para luego extenderse hacia seriales fílmicos, comics y la tira televisiva de la década del ´60, su encarnación más recordada. Con Van Williams como el héroe y el inmortal Bruce Lee como su fiel asistente Kato, la propuesta pretendía aprovechar el gran éxito de su hermana gemela Batman pero apenas si duró 26 episodios. Por supuesto que la mayoría de los productores de Hollywood carecen de ideas y suelen divagar con apellidos que entran y salen de cualquier proyecto sin la más mínima coherencia, no obstante contratar a Seth Rogen para protagonizar y escribir el guión de una parodia símil Kick-Ass (2010) supera todas las expectativas en lo que a despropósitos se refiere: su intervención inmoviliza el relato debido a su incapacidad de construir por lo menos una escena creíble en donde encontremos algún tipo de historia que hilvane la eterna repetición del mismo chiste (una y otra vez se insiste con el cliché del niño rico y arrogante que no sabe cómo encarar el “hobby” que comparte con Kato, eso de combatir al crimen). La característica distintiva que ha sobrevivido del convite original es precisamente la más patética: al igual que en el pasado, el carismático responsable de componer al secuaz, en esta ocasión Jay Chou de La Maldición de la Flor Dorada (Man cheng jin dai huang jin jia, 2006), termina opacando al vigilante enmascarado del título. De hecho, es el único intérprete cuya labor merece ser destacada ya que el desempeño del resto del elenco genera un poco de vergüenza ajena (Tom Wilkinson, Edward James Olmos, Christoph Waltz y Cameron Diaz deambulan perdidos en una trama carente de encanto y/ o interés). El seudo humor de Rogen es de una precariedad absoluta y se queda en un triste elogio de la idiotez. En buena medida Michel Gondry también consigue salir inmune, aquí en su quinto opus luego del díptico con Charlie Kaufman, Human Nature (2001) y Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004), y el par en solitario, Soñando Despierto (La Science des Rêves, 2006) y Rebobinados (Be Kind Rewind, 2008). Si bien el director regala un puñado de prodigiosos detalles visuales, a decir verdad hay que aguardar hasta el desenlace para disfrutar de su imaginación a pleno y cuando llegan los créditos el daño acumulado resulta irremediable. Esperemos que Rogen regrese a los roles secundarios, en los que su inexpresividad y su falta de talento pasan más desapercibidas…
Anexo de crítica: Afortunadamente, el director francés sortea con eficacia los convencionalismos de la industria y deja una pequeña muestra de su sello personal en la puesta en escena e imaginería visual: uso de cámara lenta, encuadres escorzados, imagen acelerada y otros recursos propios de su estilo, todos en función de agilizar el relato y llevarlo a un ritmo constante. Un renovado Avispón verde; aggiornado a la moda retro tan en boga últimamente y a los códigos de las comedias de acción bien ejecutadas. La incorporación de Rogen aporta el humor justo a la historia, que sumado al cinismo de su mirada sobre los superhéroes y a una autoparodia consciente imprimen frescura al relato y lo sacan de esquematismos tratándose de una película de acción con pasos de comedia. La paradoja del guión demuestra las verdaderas intenciones de Rogen y compañía para desmitificar tanto la figura de héroe como la de villano. Una divertida parodia, que seguramente alterará los ánimos de aquellos seguidores ortodoxos de la solemnidad y poco amigos de la bufonería. Sin embargo, es justo aclarar que El avispón verde 2011 no quedará en la memoria de nadie como si se tratara de un picotazo que no deja marca ni cicatriz en el cuerpo...
No siempre se esconde un bandido detrás de un antifaz Es un caso particular el de "El Avispón Verde". Su popularidad a nivel mundial se la debe a una serie que apenas duró una temporada pero que estaba co-protagonizada por el astro de las artes marciales Bruce Lee. Las repeticiones del programa ayudaron a producir legiones de fanáticos que vieron en tan sobrio héroe, su ayudante -y especialmente el auto en el que se movían-, algo diferente a lo ofrecido por los fabricantes de personajes súper dotados. En contraste con la sobriedad de la serie televisiva, que también contrastaba con su contemporánea "Batman" -ambas del mismo productor-, esta nueva versión que nos presenta el francés Michel Gondry ofrece la irreverencia propia de Seth Rogen, y un tono general de comedia que le sienta muy bien. Gondry se permite jugar con la imagen, el tiempo dentro del filme y plasmar algunas buenas escenas de acción. Nada mal para un personaje que nació sin imagen, en la radio, y que en su paso por el cine -como serial- y la tv no consiguió impactar demasiado. Britt Reid es una especie de Isidoro Cañones dispuesto a dilapidar la fortuna que su padre amasó como editor del diario "The Daily Sentinel". Cuando Reid padre muere, Britt debe ocupar su lugar en la editorial sin tener idea de como se maneja un diario. Ese reto inspira al muchacho a hacer algo nuevo y alocado, como ayudar a quien lo necesite, ser una especie de superhéroe. Para ello asocia a Kato, un hábil asiático que era mecanico de su padre y capaz de prepara el café como le gusta a Britt, además de crear el "Black Beauty", auto que es fetiche de los fanáticos de la serie. El villano es Chudnovsky, interpretado por el versátil austríaco Christoph Waltz, un malvado con ciertos problemas de autoestima. Hay un malvado menos visible, como siempre, un político -como siempre-. La corrupción y el poder político intentando manipular a la prensa -¿les suena?- es también tema en este filme que plantea como ficción algo nos es muy familiar. Son varios los frentes que abre Rogen desde el guión y que Gondry intenta salvar desde la narración que se vuelve algo caótica, pero que gracias a lo ramplón de la propuesta se salva de cualquier sesudo análisis. El espíritu del personaje está respetado y hasta revalorizado, que no es poco si tenemos en cuenta de dónde viene.
Megabobo Una hipótesis: El Avispón Verde , como lo fueron Un maldito policía en Nueva Orleans y Juegos sádicos en su momento, es una película enmascarada. Parece una cosa pero es otra. Diríase que el francés Michel Gondry ha repetido un viejo truco castrense. Su película es una suerte de caballo de Troya, un filme paródico aunque piadoso sobre superhéroes y la cultura en la que nacen y se representan. Esta adaptación de una serie radial de la década de 1930, llevada más tarde a la televisión, funciona como una de(con)strucción festiva del concepto mismo de superhéroe: un superhéroe es, esencialmente, un imbécil, a menudo un aristócrata infantil, y siempre un narcisista incurable cuya obsesión más evidente es imponer una tendencia. Quizá el único superhéroe proletario, el Hombre Araña, sea una excepción, pero con El Avispón Verde se desenmascara una superlativa banalidad de exportación. El dilema es conocido: el hijo irresponsable de un magnate de la prensa debe tomar la posición de su padre tras su (dudosa) muerte. Dirigir un diario no está en sus planes hasta que entiende que tener un periódico es igual a construir un relato, el que puede fomentar su nueva diversión filantrópica: ser un superhéroe, o pretender serlo, aunque el malísimo del filme, Chudnovsky, luego Bloodnovsky, dará una lección inicial precisa sobre la cultura light en donde todo resulta una pose. Pero Britt Reid no será nunca el héroe en cuestión sin su chofer chino llamado Kato, alguna vez huérfano hasta ser adoptado por el padre de Reid. Este sirviente chino es dibujante (sólo para homenajear a Bruce Lee, el “Kato televisivo”), inventor, karateca e inteligente. ¿Hermanos? ¿Pareja? ¿Rivales? La nueva secretaria de Reid será motivo de disputa, aunque da lo mismo, pues la lógica del relato es un disparate, y la lucha del bien y el mal en las calles de Los Ángeles resulta irrelevante. Gondry organiza un despropósito con un propósito: demostrar la trivialidad de los superhéroes, un personaje conceptual que domina un imaginario, lo que no impide que a su vez diseñe un par de secuencias notables: el entierro de un auto, una pelea doméstica entre Kato y el Avispón, y la confrontación final en el edificio de un diario. Los fanáticos de la serie se sentirán defraudados. Los defensores de Gondry (y Seth Rogen) sentirán que éste ha sido un paso en falso. El Avispón Verde , película destinada al olvido y al descrédito, es mucho más de lo que parece.
Un ultraje. Esta bazofia titulada El Avispón Verde 3D es la peor película basada en personajes de cómics que se estrenó desde Gatúbela, otro desastre reciente que también arruinó a un ícono de las historietas. Si Michael Gondry (Soñando despierto) hubiera hecho esto con Batman, en este momento se debatiría en los medios si la muerte violenta del cineasta, producida por fanáticos del vigilante de Ciudad Gótica, no fue una reacción exagerada. Lo hubieran linchado! Sin embargo, como el Avispón en este momento no tiene la misma popularidad que el héroe de DC, frente la mediocridad épica que presenta está película algunos críticos suelen ser más indulgentes. Al menos buena parte de ellos, que escriben inclusive en revistas de cine fantástico y no tienen la más remota idea quién es este personaje. Michael Gondry abordó a una leyenda de la literatura pulp y los cómics, como es el Avispón Verde, con el mismo nivel de incompetencia, mediocridad y estupidez que usó Joel Schumacher en Batman y Robin. La verdad que son películas gemelas en materia de imbecilidad. En este caso hicieron una parodia sin gracia sobre este personaje que en sus 74 AÑOS de vigencia nunca brindó elementos para ser tratado de esta manera. El Avispón siempre fue un par de Batman, de hecho, cuando el Hombre Murciélago todavía no había sido creado, en 1936, Brett Reid ya era un héroe popular a través de un programa de radio, que luego tuvo una clara influencia en el justiciero de Ciudad Gótica, cuando debuto en los kioskos de revistas años después. Mucha gente recuerda a este personaje por la serie de los años ´60, con Bruce Lee, que al compararla con la película de Gondry debería ser calificada directamente dentro del género documental. Este estreno hace agua por todas partes. De movida Seth Rogen no pudo ser peor elección para interpretar al Avispón. Es inconcebible pensar que porque el tipo se tomó un frasco de Reduce Fast Fast hizo un trabajo creíble interpretando a este legendario héroe. Es como poner a Jack Black de protagonista en el Capitán América. Si fuera un actorazo de esos que se lucen en cualquier papel podría haber tenido más chances, pero no es el caso de Rogen, quién acá interpreta exactamente al mismo personaje que hace en todas sus películas, sólo que ahora aparece disfrazado de héroe de cómic y se ve ridículo. Brett Reid es retratado como un imbécil frívolo y narcisista que durante todo el film no tiene idea donde está parado. Teniendo en cuenta la trayectoria que tiene este personaje, sobre la que se cagaron por completo, para complacer al club de fans de Jackass, lo que hicieron es realmente penoso. Cameron Diaz, en plena decadencia de su carrera, no aporta absolutamente nada, salvo su imagen en el poster y Christopher Waltz totalmente desperdiciado brinda un malo infantil de dibujo animado. Cuesta creer que es el mismo tipo que se llevó un Oscar por el villano que compuso en Bastardos sin gloria. Es muy triste ver como un personaje que era un justiciero duro, que combatía el crimen en las calles sin superpoderes terminó convertido en una típica parodia de Show Match. La película está llena de conversaciones sin sentido que no conducen a nada y hacen de esta propuesta un bodrio absoluto. La última escena de Brett Reid con Kato en el cementerio da vergüenza ajena y las secuencias de acción son de medio pelo. Nada interesante para destacar por ese lado. Lo más triste es que el Avispón en estos días vive una etapa gloriosa en los cómics gracias al director de cine Kevin Smith, quien adaptó un guión cinematográfico que no pudo filmar en una excelente miniserie, que fue fiel al personaje a la vez que logró capturar nuevos lectores. Una lástima que Sony le entregara la película a un grupo de ineptos. Si tenés dignidad Gondry, volvé a lo tuyo.
El Avispón Verde es una película completamente experimental. Uno sino no entendería la mezcla de talentos que individualmente son excelentes, pero usados de una manera totalmente fuera de lo común, y que el resultado final, sea tan mediocre. Empecemos por la clave, el cerebro de esta versión de El Avispón Verde, es Seth Rogen. El es el productor, escritor y actor principal en el papel de Britt Reed. Realmente, alguien se puede creer que Seth Rogen pueda ser un superheroe? o alguien temido? Claramente no, y ni el mismo se lo creía, dado que Britt Reed es reescrito como un playboy inútil, que solo tira chistes malos uno detrás de otro y tiene una personalidad realmente poco agradable. Es creo yo, el mayor error de la película. Tener un protagonista el cual uno realmente no puede relacionarse o ni siquiera apreciar o tener ganas que gane. Hubiera preferido que le metan dos balazos con la pistola dual de Chudnofsky (mas tarde llegaré a el). El segundo mayor enigma de la película es Michel Gondry detrás de la cámara. Si, ese Michel Gondry, el artista brillante que nos deslumbro con probablemente una de las mejores películas de la ultima década, Eternal Sunshine Of The Spotless Mind. No es raro que busquen directores que vengan del mundo independiente para películas de super heroes. Sam Raimi y Darren Aronofsky vienen a la mente. Pero normalmente esos directores llevan su propio estilo y marcas de director al universo del comic. En este caso, no. Salvo una escena montaje en particular, realmente no se podría adivinar nunca quien fue el director de la película por su estilo. Después agregamos a uno de los mejores actores que emergieron en los últimos años, Christoph Waltz. Después de su brillante papel del Coronel Hans Landa en Inglorious Basterds de Quentin Tarantino por el cual gano un Oscar al mejor actor de reparto, Christoph eligió este como su próximo papel. Y realmente, es desastroso el rol. Un villano raro, sin ser amenazante, sin lograr transmitir nada y que en el tercer acto se termina de convertir en un chiste de si mismo. Espero mi querido Christoph que hayas cobrado muchos ceros al menos. Redondeando las elecciones bizarras, Cameron Diaz participa como el interés romántico de nuestros héroes. A lo cual acoto dos cosas simples. La principal, es que el rol mismo, es muy pequeño y realmente no exige absolutamente nada de Diaz como actriz o presencia. Es mas, creo que se puede editar a el personaje fuera de la cinta, y no cambia el resultado. La segunda cosa es la edad. Diaz debe ser al menos 12 años mayor que Rogen. Y se nota. Es mas, hasta la misma película hace chistes sobre la edad de Diaz, en una escena que tampoco es graciosa. Cual es el valor agregado para una figura del tamaño de Diaz el participar en un papel asi? Y cual es el valor para la cinta de tener a alguien como Diaz, que tampoco es un super atractivo de gente o algo que este mas acorde a la edad de los protagonistas en usarla? Todas esas cuestiones son las que uno se pregunta como es que surgió esta mezcla. Pero habrán notado que no hable nada un de Kato, personificado por Jay Chou. Es que Jay Chou merece un renglón aparte. El realmente la única pieza de este rompecabezas que encaja perfectamente. Brillante, carismático, con mucha presencia, timing y habilidad. Kato simplemente se roba la película debajo de las narices de las otras tres estrellas y este desconocido (por estos pagos) actor asiático deslumbra desde el primer hasta el ultimo minuto que esta en pantalla. Un digno sucesor del rol que personifico originalmente Bruce Lee. Habiendo especificado cada parte, como es la suma de las mismas? Aceptable. La película se deja ver. Pero en cada rincón se ven cosas que te llevan a pensar que pudo haber estado mucho mejor con un poco mas de refinamiento al guion, y un cast mejor elegido.
Un fracaso en tres dimensiones La serie de los ’60 tenía estilo y elegancia. “Belleza Negra” era un cochazo y encima lo manejaba Bruce Lee, como el inefable Kato. Después de tanto revival del comic y los seriales pop de los ’60 en clave dark (léase los Batman de Christopher Nolan), prometía la idea de agarrar a algún otro superhéroe y despojarlo de todas las psicopatías y solemnidades al uso. Y El Avispón Verde parecía ideal. Sobre todo si se lo daban a dirigir al francés Michel Gondry, que siempre probó tener imaginación, desparpajo y muy buen ojo para todo lo que fuera dirección artística y diseño visual. El problema es que el proyecto era de Seth Rogen, estrella en ascenso de la llamada Nueva Comedia Estadounidense, que quería hacer del Green Hornet su trampolín hacia las grandes ligas de Hollywood. El salto, sin embargo, no pudo ser más fallido. Como en Supercool, Pineapple Express y Ligeramente embarazada, aquí Rogen también juega con todas las cartas a su favor: no sólo es el protagonista sino también el guionista y coproductor, junto a su socio de siempre, Evan Goldberg. La fórmula también es la misma a la que está acostumbrado: la del buddy movie. Pero la camaradería de opuestos no funciona en El Avispón Verde, donde el sobrepeso de la producción se carga, los chistes tardan en llegar y, cuando llegan, no tienen fuerza ni gracia. Las punch lines son pocas y malas. Y para colmo Jay Chou podrá tener velocidad y talento para lanzar patadas voladoras, pero no parece el partenaire más indicado para devolver frases supuestamente ingeniosas. De los aportes de Gondry (¿qué fue del director de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos?) no parece haber quedado nada, salvo su costado más frívolo y superficial, como esas flores de colores primarios que hace estallar en 3D. Y de la tridimensionalidad sólo se destaca ese capricho; por lo demás, la película sería igualmente inocua y ruidosa en dos dimensiones.
Un aguijón que inyecta diversión... Para serles sincero, jamás leí acerca de El Avispón Verde, aquel personaje surgido en un formato radial para dar vida a un comic y serial cinematográfico, menos aún tengo recuerdo de haber visto capítulo alguno de la serie televisiva, medio por el cual es aún recordado. Mi memoria en este caso es precisamente auditiva, sólo asocio al enmascarado por el legendario leitmotiv musical, “El Vuelo del Moscardón”, aquel interludio de Korsakov utilizado en films como Claroscuro, sobre la vida de David Helfgott e inclusive Kill Bill, a modo de sus reiterados homenajes y visualmente sólo por los títulos iniciales donde el dibujo de un moscardón y siluetas psicodélicas cual el espiral de Vértigo se trasladaban y rotaban estáticas sobre la pantalla del televisor. Por lo tanto en ésta nota, no puedo más que darles mi parecer sobre la experiencia cinematográfica vivida al ver la obra dirigida por el francés Michel Gondry. La historia se centra en Britt Reid, un ricachón, vago, hijo del dueño de un diario denominado “El Centinela”, quien debe hacerse cargo de los negocios familiares, específicamente de la jefatura en redacción de la compañia. Las reminiscencias entre Bruno Diaz y Britt Reid son notables, dos seres despreocupados, huérfanos, uno jóven y otro de adolescencia tardía, a quienes trágicos acontecimientos los empujan a tomar las riendas de sus antecesores. Ambos deciden combatir la violencia reinante en la ciudad adoptando una vestimenta y nombre de superhéroe, seguidos de un partenaire, con vehículos fascinantes a prueba de inimaginables obstáculos y repletos de ingeniosas armas incorporables. La gran diferencia que radica entre ambas propuestas es el enfoque, el producto cinematográfico de Batman ya ha sido encarado con diversas tonalidades, géneros fuera de la acción reinante (comicidad o solemnidad), historias aleccionadoras y con discursos que se acercaron al ridículo. El Avispón…como personaje, no está claramente a la altura de uno tan complejo como Batman, por su psicología, los entramados sociales y diversas interpretaciones que podemos darle tanto a él como a sus villanos. La propuesta aquí radica en plantear que dentro de un personaje que nace como un antihéroe puede tambien existir un héroe, el enfoque apunta claramente a la comicidad, no podría ser de otra manera mientras que esté involucrado en el guión Seth Rogen (el nuevo capo cómico surgido del mundo Apatow), quien colaboró en la escritura de Supercool, Drillbit Taylor y Pineapple Express, sus gags rozan lo grotesco, algo inusual en un film apto para audiencias de menores, gran cantidad de chistes con referencia a la homosexualidad planteada implícitamente entre amigos, una pelea memorable entre El Avispón y su acompañante Kato (Jay Chou) a las trompadas limpias, apenas por debajo de la recordada en Sobreviven de John Carpenter (al menos la mejor que recuerde encima por su extensa duración). El Avispón…brinda un amplio despliegue de secundarios, a Christoph Waltz (el multipremiado Hans Landa de Bastardos sin Gloria) como Chudnofsky, un matón de antaño a quien los nuevos tiempos lo tienen preocupado por su imagen, planteado en uno de los mejores diálogos del film que tiene cabida en los minutos iniciales con un cameo de James Franco. Cameron Diaz, como la generadora de interferencias sentimentales entre el duo de heroes, con un rol pequeño, a medida, y del cual sale más que bien parada. Edward Furlong, alias John Connor en T2, a quien es siempre grato poder volver a ver en pantalla grande. Edward James Olmos, muy desaprovechado y Tom Wilkinson, con correctos escasos minutos de aparición. Ahora, qué es lo que atrae de esta propuesta, si es burlona, para no ser tomada en serio, según lo que he leído una masacre del original…a mi parecer, no es más que el funcionamiento como un “gran divertimento cinematográfico”. Gondry, un director versátil, de quien podría decirse siempre tuvo proyectos bien cuidados estética y visualmente, pero de los cuales a veces sus contenidos son pobres, habiendose convertido en un director reconocido gracias a Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos. En el mundo de Gondry, la estética era un pilar fundamental, llevó a extremos situaciones hipotéticas de la psiquis humana en Human Nature, La Ciencia del Sueño y Eterno.., homenajeó al extinto formato de video hogareño en Rebobinados, y aquí se metió de lleno en algo inusual para su carrera, un nuevo desafío, llegar a grandes audiencias, con un enorme presupuesto y una edición que funciona como un relojito. Algo indiferente que nos trae como extra el film, es la utilización de ahora hiper explotado 3D, nunca más innesario, desaprovechado, tecnología que sinceramente ya escapa de mi agrado, personalmente me genera molestia la acción de tener que utilizar anteojos, tener que movilizar mi rostro en distintas direcciones o el enfocar contínuamente.
¡Está buenísima!!!!! Cuando se anunció el proyecto de El Avispón Verde, me dio un poquito de miedito. ¿El mainstream terminaría por devorarse a Seth Rogen, el gordo más gracioso de los últimos tiempos, uno de los grandes representantes de los freaks de la comedia estadounidense más reciente? Lo primero que hay que decir es que Rogen está más flaco, como para adaptarse al look del superhéroe. Pero en la esencia sigue siendo el mismo muchacho con quinientos problemas de madurez, esta vez representados en la figura de un padre que más que un padre es un prócer, una figura de bronce inmaculado para toda la ciudad de Los Ángeles, aunque no haya tenido para con él el más mínimo gesto de afecto. La muerte de su progenitor es como un lógico despertador para el Britt Reid de Rogen, que de repente se da cuenta que quiere hacer algo con su vida. Ese “hacer algo” está en constante conflicto con la figura paterna, por momentos parece alejarse por completo, con una clara vocación por “matar al padre” nuevamente, de manera casi literal, pero de a poco esa diferenciación se vuelve acercamiento. El hijo que al principio sólo quiere hacer quilombo, al final se enfrenta al poder político y criminal de la ciudad con otras formas, aunque con el mismo objetivo que el padre. Esta proximidad se va dando a través de los procedimientos típicos de las comedias de Seth Rogen. Y es aquí donde se revela que el proyecto fue un acierto: El Avispón Verde se plantea como una constructiva respuesta a la seriedad de la saga de Batman dirigida por Christopher Nolan, el Superman de Bryan Singer o el Hulk de Ang Lee. Que se entienda, las tres son en mi opinión buenas aproximaciones, pero no está para nada mal que existan Iron Man, Kick-Ass o El Avispón Verde. Y es ésta última la más cercana a la comedia, la que se promueve como un verdadero parque de diversiones (en el más profundo sentido de diversión, de divertirse, de reír sin parar por las chiquilinadas del protagonista). El Green Hornet de Rogen es como un Guasón, con pulsión de romper con todo, pero no para generar un caos absoluto sino para promover un nuevo orden, un nuevo estado de las cosas. Su máscara funciona como dispositivo para combatir la hipocresía general, el aparente villano que parece ser pero en verdad no se delata a los malos posta, a los que hacen lo que quieren a partir del poder que conservan. No deja de ser llamativo que para el filme la peor villanía pase por la mentira, por el montaje de un discurso que luego no se aplica en la acción. Por eso el mafioso que controla la ciudad, Chudnofsky –muy buena actuación de Christoph Waltz, releyendo su papel del Coronel Hans Landa de Bastardos sin gloria-, no termina siendo el tipo más jodido, sino un político, mucho menos sincero y mil veces más cobarde en su maldad. Y eso se ve asimismo en la amistad entre Reid y Kato, dos tipos que entablan un vínculo especial –que por momentos roza lo homoerótico- a partir de sincerarse en sus frustraciones, en sus metas no logradas, en sus deseos y ambiciones. Y que también se pelean –en una gran secuencia, donde las trompadas se combinan con un violento uso de los objetos- por las mismas razones. El Avispón Verde es una película que habla a los gritos, tirando patadas para todos lados y reventando a misilazos coches enemigos, en una marejada de explosiones por momentos un poco cansadora. Se le podrán cuestionar unas cuantas cosas: cierta falta de personalidad demostrada por Michel Gondry en la dirección (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, Soñando despierto y Rebobinados son películas mucho más subjetivas y propias), una figura como Cameron Diaz un tanto desperdiciada, un uso innecesario del 3D que hasta termina cansando un poco la vista sobre el final o un estiramiento en las acciones sobre la segunda parte. Pero también es cierto que Diaz está impecable en sus pocas apariciones y recupera bastante de su habilidad para la comicidad que parecía perdida; y que todas las escenas de alto impacto están filmadas de forma perfectamente coherente por Gondry. Lo que termina sobresaliendo claramente en un filme como El Avispón Verde y en su autor principal que es Rogen (co-escribiendo el guión con Evan Goldberg, produciendo ejecutivamente y estelarizando) es su voluntad irrefrenable por entretener en primera instancia, por divertir con los mejores diálogos posibles –nada de piloto automático por aquí-, en reventar la pantalla con explosiones de todo tipo. Y en el medio, colar una visión sobre el mundo criminal, la política, el periodismo, el poder, la amistad, los niveles de verdad, la paternidad, el crecer y todas esas cosas sobre las que siempre vale la pena reflexionar un poco. Y luego de pensarlas, subirse a un auto (aunque sea un fiat 600) y salir a la calle a enfrentarse con las peores lacras de la sociedad. El sueño del héroe, nos lo demostró Rogen, está al alcance de cualquiera.
El avispón verde es una película divertida, arbitraria, tonta en el buen sentido, donde incluso la violencia es una herramienta más que aporta sentido, reflexivo o cómico. Hay algo que, debo reconocer, me comenzó a fascinar de El avispón verde una vez que la película empezó a sedimentar. Y es que esta no será la película de Michel Gondry con la que la platea cool doliente (esa con la que Tim Burton ha engrosado notablemente su billetera) nos castigará hasta la aparición del próximo artefacto al uso: ¿recuerdan Eterno resplandor de una mente sin recuerdos? Pasa que El avispón verde es una película de superhéroes, una de piñas y tiros, es decir, “una idiotez”. Y, para peor, con un punto de vista sobre el universo de los héroes enmascarados que saca a la luz toda la idiotez e imbecilidad de este tipo de personajes. Pasa, fundamentalmente, que El avispón verde es una película de Seth Rogen antes que una de Gondry. Y al igual que la pareja de Britt Reid y su fiel asistente Kato, el actor/guionista y el director se complementan efectiva, afectiva e inteligentemente. Veamos lo efectivo. El Britt Reid de Rogen no es muy diferente de los personajes que el actor ha sabido crear hasta aquí en el marco de la comedia: un poco hedonista, un poco gil, un poco querendón; 100 % oso de peluche. Aunque, también, con una voracidad verbal asombrosa. Prestar atención a cómo en las comedias de Rogen (y esta en parte es una comedia) el sonido es fundamental: si bien él puede no aparecer en plano, desde el off alguna acotación convierte un momento cualquiera en una explosión hilarante. No deja de ser experimentación pura: comedia que no se ve, humor de voz de altoparlante. Lo interesante es que esta revisión cómica del programa radial de los 30 y de la serie televisiva de los 60 funciona perfectamente en su faz satírica, como no lo hacía la fallida Starsky y Hutch de Todd Phillips, sencillamente porque aquella perdía la esencia de la serie a los dos minutos. Uno puede y debe reelaborar, pero sin olvidarse sobre la base de qué lo hace. Y en ese plan es bueno el trabajo de Gondry, dándole un sentido estético al producto, por más que defeccione en algunas escenas de acción, sobre todo en el final. Veamos lo afectivo. No sé si hay mucho cariño sobre el personaje original, si a alguien le interesó demasiado respetar a los seguidores de El avispón verde (¿quedó alguno?). Pero sí que hay una sólida creación por parte de Rogen y una muy original revisión del universo de superhéroes. De hecho, el film funciona mucho mejor en su primera parte, que es donde le da origen al mito, le da un sentido y donde expone de manera más explícita sus referencias e influencias. Y, especialmente, hay gran atención a algunos pliegues muy poco explorados en este tipo de productos, más interesados en los anabólicos de sus escenas de acción y efectos especiales. Brilla y sobresale, pues, el vínculo entre Reid y su asistente Kato. Brilla en el orden de la nueva comedia americana, en esa exploración del homoerotismo (ver la gran I love you man) y en una adecuación de la amistad masculina como un espacio donde se debaten cuestiones de honor. Que Reid presente a Kato como “mi hombre”, es una feliz e inteligente revelación que viene a poner las cosas en su lugar tras muchos años de historias de enmascarados. Si lo sabrá el Hulk de Ang Lee, que tras los conflictos de identidad se escudan muchas cosas que incluyen o, pueden incluir, lo sexual. Veamos lo inteligente. Tras una aparente torpeza, El avispón verde oculta mucha reflexión, capas y capas de sentido que indagan y exploran los caminos superheroicos, la justicia por mano propia, la severidad que puede esconder a una buena persona, la mentira, la política, el poder. Y el poder de la palabra, sobre todo. Y esto es evidente en la presencia del villano en escorzo que interpreta Christoph Waltz. Especie de relectura de su coronel Landa de Bastardos sin gloria, este es también un hombre que se define por el habla, por la expresión oral. O, mejor, al que define el habla. Nadie puede pronunciar bien su apellido Chudnofsky, lo que -le dicen- le hace perder respeto. Por eso, pero más aún por torpe, cambiará su nombre a un directo Bloodnofsky. Y se vestirá de rojo. Es no sólo un chiste estupendo, sino además una referencia a la actualidad, donde lo que importa es la superficie de las cosas, su único y explícito sentido. La taradez de un cine de acción sin mayores dimensiones, que se debe leer de una sola manera. Desde allí parte esta vitriólica sátira a desmoronar, a la vez que autoimponer, un orden vinculado con la coherencia errante de los superhéroes. Y por si todo esto no alcanza, El avispón verde es una película divertida, arbitraria, tonta en el buen sentido, donde incluso la violencia (como en Supercool, como en Pineapple Express, no casualmente guionadas por Rogen y Evan Goldberg) es una herramienta más que aporta sentido, reflexivo o cómico. Ver, sino, cuando el Kato de El avispón verde enroca con aquel Cato de La pantera rosa en la delirante paliza que ambos se propinan en la mansión de Reid, utilizando todos los objetos que los rodean en un prodigio de puesta en escena creativa que recuerda, por qué no, el espíritu de Buster Keaton en plan autodestructivo.
Es difícil hablar mal de El Avispón Verde. No es que la película sea ni remotamente buena, pero la última de Gondry transpira bondad, amor, cariño. Por eso, aunque me enoje bastante esa predisposición del cine estadounidense a reírse de todo y a derribar cuanto mito le sea posible, la verdad es que El Avispón Verde es, a fin de cuentas, una comedia sobre dos amigos muy distintos el uno del otro que salen a la calle a jugar con disfraces. ¿Cómo, eso ya no lo había hecho Kick Ass? Sí y no, porque allí el justiciero Dave estaba prácticamente solo, y porque Kick Ass era, en el fondo, una tragedia. Entonces, El Avispón Verde es la primera película de superhéroes que se ríe del género pero que lo hace sin cinismo; algo raro, si lo pensamos, porque las parodias actuales tienden a la burla despiadada más que a la risa amable. Sin embargo, superado con elegancia ese intríngulis, la película de Gondry tiene unos cuantos problemas: el otrora gran Seth Rogen acapara todo el maldito guión hasta que aburre y molesta (el tipo es coguionista y coproductor); las escenas de acción son largas y pirotécnicas y terminan cansando, lo dejan a uno exhausto con tanta cámara que se mueve, tanto ralenti y tanta visión súperhumana-poderosa-luchadora-atemporal-grossa de Kato (el chino parece que ve la vida como si estuviera adentro de un videojuego; igual no digo que eso esté mal eh, solamente que Gondry abusa mucho del recurso). Christoph Waltz se mandó a hacer un villano a medida como si se tratara de un traje y se nota que el papel de Chudnofsky le calza de maravilla, pero, al igual que lo que pasa con el Britt de Rogen, en las escenas con Chudnofsky pareciera que Waltz está haciendo su propia película, sin que su personaje dialogue con el resto del film (cuando se cruza con el Avispón el choque tan esperado es apenas un gag predecible y que no funciona, la prueba definitiva de que Rogen y Waltz estuvieron demasiado ocupados durante toda la película en demostrar sus dotes personales para la comedia y no miraron mucho qué pasaba alrededor suyo). Cameron Diaz viene a ser una suerte de especialista en periodismo que le enseña a Britt los ribetes de la profesión, pero la verdad es que su personaje no sale del estereotipo de la rubia tarada que está fuerte y que ¡oh, sorpresa! puede hilar dos o tres frases de corrido sobre política, aunque a veces diga alguna que otra barrabasada indignante como cuando le explica a Britt que le conviene ir a cenar con el presuntamente corrupto Scanlon y llevar un micrófono oculto porque “eso es periodismo”. Cada vez que la pienso de nuevo, El Avispón Verde me resulta torpe, pavota, falta de ideas y, sobre todo, muy aburrida. Pero incluso con todo eso en mente, creo que el cariño que muestra Gondry para con sus personajes es lo que la salva del oprobio absoluto. El amor (de Gondry, en este caso) es más fuerte y, más allá de todo lo fea que me pueda parecer la película, elijo quedarme con el comienzo de la relación de Britt y Kato, cuando los dos hablan mal del recientemente fallecido James Reid (padre de uno, jefe del otro) y se revelan como cómplices en sus reproches, con los momentos en que Kato le ofrece sus inventos a Britt como si fueran chiches con los que se puede salir a jugar a la vereda, o con la escena en que se muestra el café made in Kato que toma Britt a la mañana: un café con crema que tiene el dibujo de una flor (o una planta, no importa, lo que cuenta es que ¡el chino dibuja con la leche en el café!) que se hace con una máquina complicada y gigante construida especialmente para ese propósito. Un café que parece riquísimo, seguramente el mejor café con leche de la historia del cine.
Una secuencia que recuerda al “Let Forever Be” de Chemical Brothers, la “Kato Visión”, un par de ingeniosos split screen y el uso de cámaras estratégicamente ubicadas para darle dinamismo al plano, son todo lo que queda del sello autoral de Michel Gondry. Aún así, El Avispón Verde es, por más que sencilla y vacía en contenido, la película más alocadamente entretenida en la carrera del francés, otrora realizador de clásicos como Eterno Resplandor de una Mente Sin Recuerdos y Be Kind, Rewind. Y es que este avispón verde no le pertenece, ya que ese crédito se lo lleva Seth Rogen. La catarata de gags (algunos ciertamente mejores que otros) y delirios constantes recuerdan su estilo de comedia (hasta el amigo James Franco tiene un divertido cameo), y por momentos sorprende no encontrar la firma de Judd Apatow detrás del guión. ¿Cuánto queda entonces del avispón que conocemos -o creíamos conocer- todos? Poco o mucho, según como se vea (no olvidemos que el absurdo estuvo siempre allí presente), pero de un modo u otro, por demás exagerado conforme a los tiempos hollywoodenses que corren. En esencia, el Avispón original sigue ahí: Britt Reid, un millonario excéntrico con tiempo de sobra, descubre que puede serle útil a la sociedad como un enmascarado vengador anónimo que hace justicia por mano propia, siempre de la mano del multifacético Kato (capaz de demoler a patadas a su adversario y al mismo tiempo hacer el mejor café del mundo). Como la situación amerita un villano de la talla de estos dos paladines de la justicia, ahí es donde entra en escena Chudnofsky (Christoph Waltz, en una suerte de versión paródica de su Crel. Hans Landa) y sus secuaces, dueños de la mayor red de narcotráfico de Los Angeles. Lo que queda del film son disparos, explosiones,chistes, artes marciales, una Cameron Díaz en esporádicas intervensiones estilo Femme Fatale, más explosiones y más chistes. Un cocktail ciertamente eficaz y efimero, pero que dejará satisfecho al espectador que busque solamente eso: diversión garantizada que no se toma -por suerte- demasiado en serio.
Un Avispón (verde) de alas caídas En entrevistas recientes el realizador francés Michel Gondry supo atajarse rápidamente y señalar que él no era un "intelectual", a la vez que dejaba entender que, aún cuando un film con las características de El Avispón Verde quedaba sujeto a los vaivenes y caprichos de productores y distribuidores, él procuró dejar una impronta afín con sus gustos y estética. Por un lado, las declaraciones del realizador --quien ahora se encuentra filmando un documental sobre y con Noam Chomsky - pueden leerse como respuesta a la expectativa que entre seguidores y sectores de la crítica han despertado films suyos como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, Soñando despierto, o la admirable Rebobinados. Un talante surreal, a veces fastidioso, por momentos poético, ha hecho de Gondry un cineasta casi de culto, quien al confirmar su intención de filmar El Avispón Verde no ha hecho más que despertar todavía más curiosidad por la película. Así como también levantara las sospechas pertinentes ante el aval de un realizador atípico para una realización típicamente hollywoodense. Pero lo cierto es que, ni aún con varias dosis de decadrón, podrán volverse placenteros los efectos de picadura de este Avispón reencarnado. El Avispón versión Gondry puede disfrutarse si se supera el desconcierto inicial, si se tolera a su protagonista (Seth Rogen), y si se dispone el espectador a ironizar --de la manera, por momentos, más estúpida posible- a superhéroes y amigos afines. Porque El Avispón Verde es, en suma, eso. Y también por ser un personaje --nacido de la radio, protagonista de films, cómics, y de una popular serie de Tv en los `60- que, si bien encantador, es de segunda línea. Lo que permite a Gondry y a Rogen desacralizarlo y ridiculizarlo para volverlo el tonto más grande con el compañero más inteligente. Allí entra Kato (Jay Chou), consciente de ser la sombra del Avispón en las noticias, de no tener misma fama por ser --aquí algo del guiño Gondry- japonés, tal como negro era Ebony en The Spirit, o indio era Toro en El Llanero Solitario. Lo cierto es que Kato, sin habilidades para la pantalla como sí las tenía Bruce Lee en la serie televisiva, se vuelve también remedo de aquel otro partenaire de mismo nombre con el que solía entrenarse el querido Inspector Clouseau en la serie La pantera rosa. Entonces, El Avispón Verde tiene momentos buenos, malos, ridículos (los mejores), un 3D innecesario, y un villano medianamente inspirado cortesía de Christophe Waltz. No mucho más. Lo que es decir, bastante poco para ser un film con la firma de Michel Gondry. Quién sabe, quizá hasta procure su secuela. Mejor será esperar por la concreción de su nuevo proyecto, y que la picadura de este abejorro quede como el recuerdo de una roncha poco grata.
UN AVISPON QUE NO PICA Si hay algo para remarcar en esta película es la fallida manera en la que se decidió llevar adelante a este personaje que marcó una época y que aquí fue destruido en tan solo casi dos horas. "The Green Hornet" no es solo una película mal actuada, sino una mala cinta que se burla del verdadero sentido de los personajes creados por George W. Trendle y Fran Striker. Aquí Britt Reid es el nuevo dueño de un prestigioso periódico que su padre se dedicó a formar y llevar adelante. Como a él no le importa el mismo y luego de conocer a un extraño personaje, llamado Kato, decide comenzar a luchar contra el mal de la ciudad bajo el nombre de "El Avispón Verde", usando a su empresa para crear en la gente un temor por el nuevo antihéroe. Esta película presenta un principal error que se introduce en el comienzo y que se va magnificando mientras los minutos van pasando: en vez de ser la parodia de los cómics que en todo momento pretende, la cinta se transforma en un chiste de sí misma mal lograda. Lo que aquí sucede es que los tonos burlones que se van presentando y las identidades fallidas de los personajes, van creando un aura de ridiculez y de poco sentido muy importante, que se burla no solo del espectador que fue en busca de un entretenimiento de calidad, sino del seguidor de la popular serie televisiva en la que Bruce Lee trabajaba. Los diálogos no están pensados, no se explica con interés y fundamentación el porqué de lo que están haciendo, se exageran hasta el cansancio las escenas de acción y se invoca a un supuesto realismo desde el principio, que se va diluyendo hasta desaparecer llegando al final. No hay manera de tomar en serio a una cinta que en si no respeta al material original y no existe peor forma que la que hizo Michel Gondry, en la dirección, de llevar adelante a esta película. El guión tiene muchos baches y momentos que no sirven ni aportan nada a la historia. Aquí se trata al relato original como a un borrador, Britt Reid es el típico hombre con plata que le importa poco la vida y el trabajo y, que para vivir la vida con más adrenalina ,decide ponerse una máscara y comenzar a combatir el crimen de la ciudad, un planteo que se ha visto mucho últimamente. Muchas situaciones quieren producir una sonrisa o una gracia en el espectador, los diálogos son sencillos y no son originales, se utilizan frases de la actualidad para crear un impacto en el público y se crean momentos totalmente innecesarios solo para mostrar alguna situación ridícula (se llama a "Crepúsculo"; hay una escena en la que los amigos se pelean y dura unos cuantos minutos, totalmente innecesaria, que termina con Kato ahogándose, el momento indicado para mostrar sentimiento entre los personajes, que es cortado inmediatamente para dar lugar a otra exagerada escena de acción, etc). El elenco poco aporta para que la película sea disfrutable. La peor elección fue la de Seth Rogen en el papel del Avispón Verde, quien no solo no le aporta gracia al rol, sino que, en cierta manera, vuelve a repetir el mismo esquema de los personajes de su carrera. Jay Chou, tampoco le aporta esa locura e histrionismo que caracteriza su papel (Kato); Cameron Diaz aporta muy poco a la película, sus escenas pudieron haber sido totalmente eliminadas y el sentido de la historia hubiese sido el mismo; y Christoph Waltz, un gran actor que aquí no se luce ni lo dejan lucirse, en un papel muy infantil y, como su personaje dice, "poco intimidante". Las escenas de acción son muchas y van exagerandose mientras los minutos van pasando, lo que al principio una simple escena de golpes abusa un poco de la credibilidad de la historia, un auto partido a la mitad andando con metralletas encima por dentro de una empresa y matando a todo villano que se aparezca cerca del final, parece sacado de una película de bajo presupuesto y carente de ideas. "The Green Hornet" es una mala adaptación y representación de lo que fue el personaje en la radio y la televisión. Una película que hará entretener a quienes no conozcan al personaje, pero que hará sufrir a aquellos que crecieron viendo la serie. Una cinta con actores desaprovechados, con un guión con muchos baches y escenas de acción largas y muy exageradas. UNA ESCENA A DESTACAR: primer ataque.
Luchamos y nos divertimos Las expectativas eran extrañas antes de ver El avispón verde. Recuerdo cuando Kevin Smith anunció hace bastante tiempo que iba a dirigir esta adaptación de la vieja serie de televisión que hizo saltar a la fama internacional a Bruce Lee. Eso no me interesaba mucho, dada la poca capacidad de Smith como director con dotes visuales (ojo, me gusta el tipo, pero convengamos que su fuerte son los diálogos irónicos con referencias a la cultura nerd). Después escuché que Seth Rogen se hacía cargo del proyecto como guionista y protagonista, y que el genial Stephen Chow (Shaolin Soccer, Kung-Fusion) no sólo iba a ser el director sino que también iba a interpretar al ayudante Kato, y allí mi interés subió hasta el cielo. Pero parece que hubo ciertas diferencias entre Rogen y Chow sobre el tono general de la película (por lo que leí en algún lado, Chow quería que el héroe principal manejara a Kato con un control remoto) y lamentablemente el astro chino se volvió a su país natal. Así, cuando parecía que el proyecto se caía definitivamente, apareció Michel Gondry. ¿Me están diciendo que el hiper creativo y ultra delirante director de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos y La ciencia del sueño se iba a hacer cargo de una película de superhéroes? La idea era tan extraña como desconcertante, y el resultado podía haber sido algo genial o catastrófico. La curiosidad todavía estaba presente. La realidad es que al ver El Avispón verde nos damos cuenta de que no estamos ante una película de Michel Gondry, sino ante una de Seth Rogen. Ojo, el toque Gondry aparece a cuentagotas a lo largo del film, pero el tono general es 100% proveniente del autor de Supercool y Pineapple Express junto a su fiel coguionista Evan Goldberg. No solamente el estilo de humor es similar al de aquellos filmes, sino que El Avispón verde comparte con ellos una idea en común: la de los lazos de amistad entre hombres. Sí, antes que un film de superhéroes (que lo es y a mucha honra) El avispón verde es una auténtica bromantic movie, una en la que los dos protagonistas, el Britt Reid de Rogen y su asistente Kato, encuentran en los disfraces, las máscaras y los gadgets la posibilidad de cumplir la fantasía que tanto anhelaron de chicos, y que fue impedida por James Reid, padre del primero y jefe del segundo, cuya misteriosa muerte sirve como disparador de la historia. Gondry se dedica a seguir la relación entre ambos, desde la fraternidad y la diversión que supone el hecho de crearse una identidad secreta para salir a combatir el crimen hasta los celos y la envidia por decidir quién la juega de héroe y quien de secuaz de héroe. El sello del director sólo puede verse en el desarrollo de algunas escenas de acción (las peleas con “Katovisión” por ejemplo) y en algunas secuencias de montaje en las que hace un creativo uso de la pantalla dividida. A fin de cuentas, poco importa si el estilo Gondry está presente o no en la película, mientras que el interés se mantenga en el dúo de superhéroes. En ese sentido, El avispón verde es todo un logro, porque esa felicidad que Britt y Kato irradian cada vez que salen a luchar contra el mal por las calles es la que tenemos nosotros cuando vemos a esta particular pareja imponiendo su extraño y delirante sentido de la justicia.
Cuando una película asume demasiados riesgos puede sorprender, sobresalir o también convertirse en un fiasco. El Avispón Verde fue una notable serie del 60 que combinaba el policial con el subgénero del enmascarado defensor del orden, y sin dudas que sus adeptos hubieran preferido un film más fiel al original en lugar de una versión repleta de audacias. Pero eso ya casi pasa al terreno anecdótico ante la cantidad de licencias que se han tomado los artífices de este largometraje (de largo metraje, además) con el mismo título. Las apuestas de ubicar al regordete, grotesco y pretendidamente gracioso Seth Rogen como el vengador sin poderes del ciclo original y de realizador al brillante e innovador Michel Gondry (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos), de tan fallidas, espantan. Lo propio se puede decir de la desdibujada participación de actores como Tom Wilkinson, Cameron Diaz, Edward James Olmos y del extraordinario Landa de Bastardos sin gloria, Christoph Waltz, como un insustancial archivillano. Si la intención fue evocar el concepto de los dos primeros Batman de la década del 90, con el incipientemente genial Tim Burton detrás de cámaras, que a su vez convocara para el papel principal a un comediante como Michael Keaton; hay que decir que el director de Ed Wood (título que en este caso recuerda a Gondry, vaya a saber por qué) hizo sus films sobre el Hombre Murciélago muy en serio, con su visión oscura y creativa. Nadie esperaba cristalinos homenajes, pero tampoco la parodia y la desfachatez, y con tan escasa gracia. La recreación del director de Rebobinados venía tan malograda que quizás por eso pobló el último segmento de escenas de acción tan salvajes que exasperan (incluyendo una desproporcionada pelea entre el presunto –no lo parece en ningún momento- héroe y su asistente, más parecida a alguna de Clouseau con su mayordomo oriental). Y ni hablar de las necedades que pueblan los diálogos entre ambos y de la mayoría de los personajes, mérito en el que suma otro poroto el protagonista Rogen, coautor del incalificable guión. Un avispón de vuelo defectuoso que se desbarranca hacia el esperpento. Un irrespetuoso bofetón, además, para quienes amaron la serie.
Ya no hay héroes ni insectos Película inspirada en el superhéroe que nació como un show de radioteatro en EEUU en los años 30 y luego tuvo su versión en cómic y también su serie de TV a mediados de la década del 60 (aquí la emitió canal fox en los 90 junto con otros “hitos” de la época como “El túnel del tiempo" y “Tierra de Gigantes”) Seth Rogen es Brit Reid un joven heredero de un importante periódico llamado “El centinela” que dedica su vida a acostarse con mujeres y holgazanear. Hasta que un día su padre muere por un supuesto una supuesta picadura de abeja y la empresa queda a su cargo. El usa su nueva posición para darle prensa al “Avispón verde” un personaje enmascarado creado por el mismo Reid que se caracteriza por combatir el crimen de una manera muy particular; investiga los movimientos y conexiones del criminal y el realiza primero los atracos y se adelanta a los hechos, o sea comete crímenes para combatirlos. Pero como siempre la fama no viene sola ni sus actos pasarán desapercibidos, el villano mandamás “Chudnofsky” (Christof Waltz) contraatacará mandando a todos los malhechores de la ciudad a matar el Avispón verde por una recompensa de 1 millón de dólares. Nuestro héroe/villano tendrá a su lado a su inseparable compañero “Kato” (Jay Chou) un joven huérfano de origen oriental que pasará de ser un simple chofer y “hacedor de café” a ser el la parte mas importante del dúo gracias a su gran habilidad en las artes marciales aunque solo se lo conozca como “el ayudante sin nombre”. Cameron Díaz hace un papel secundario en el personaje de Lenore Case, la sexy secretaria de Reid, quién sin querer ayudará al Avispón en sus planes, ya a que ella es experta en criminología. La historia no es muy complicada, no esperen el gran guión, mas tratándose de una primera entrega donde hay que aguantarse el bodrio de la “presentación del personaje” Resaltan los efectos especiales de última tecnología con destaque en una especie de “freno del tiempo” en las escenas de acción. Con el toque justo de humor que siempre caracterizó al personaje este film se convierte en un producto aceptable. Lástima que al final no pusieron más tiempo la super pegadiza musiquita original de la serie, tipo ruido de abeja psicodélica.
SETH DE JUSTICIA En tiempos en que las películas de superhéroes intentan superar una época marcada por la fuerte sobrevaloración y los bajos resultados frente a las expectativas que generan, empezaron a surgir algunas propuestas que intentan darle un nuevo impulso al género. Así vimos a un Wolverine, en X-MEN ORIGINS: WOLVERINE (2009), con una fuerza mayor por lo que representaba el spin off de este personaje que por la calidad en si de la película; seguimos las historias de Tony Stark en IRON MAN 2 (2010), quién dio un salto de calidad en relación a su predecesora y nos deleitamos (via Internet o en otras provincias -malditos cines tucumanos-) con la locura cinematográfica de KICK-ASS (2010). Siguiendo esta línea ascendente, Michel Gondry (ETERNO RESPLANDOR DE UNA MENTE SIN RECUERDOS, REBOBINADOS) toma al héroe de los años 60 “El Avispón Verde” y lo reinventa en los tiempos contemporáneos en un film que desborda locura, datos nerd y ambición (a veces desmesurada), logrando un resultado que bien vale el precio de la entrada. Cabe destacar que esta película no es un remake, ni una parodia, ni una continuación de la serie televisiva en la que brillaba Bruce Lee. Se trata, sin más ni menos, de una reinvención. Mucho se habló a raíz de esto; el vacío que deja el mítico Lee en el papel de Kato, lo difícil que resulta ver a Seth Rogen (LIGERAMENTE EMBARAZADA) en el papel de Britt Reids/El Avispón Verde, la comparación inevitable de esta versión del héroe con las anteriores existentes. Pero como yo soy de la generación que veía a estos héroes (tómese al Fantasma como otro ejemplo) como flojitos frente a anti-héroes mas salvajes como los presentados por Marvel y del grupo de jóvenes que ponían las manos en el fuego diciendo que el Megazord de los Power Ranger se lo comía crudo a Robotech, no puedo caer en esta comparación. Quizás no sea buena esta posición, pero yo me veo obligado a ver al Avispón como un héroe desconocido reeditado y, por tanto, presentado por primera vez ante mis ojos. Y desde esta perspectiva el personaje encarnado por Rogen no decepcionó. Apenas iniciada la película asistimos a la presentación de Britt Reid, un joven acaudalado, hijo del director de un conocido diario de la ciudad. En esta secuencia de presentación veremos al personaje de Rogen en su faceta más salvaje, inmadura e irresponsable (cualquier parecido con otros personajes encarnados por el ex gordito es pura coincidencia); conoceremos fugazmente a Chudnofsky, el villano genialmente encarnado por Cristoph Waltz (BASTARDOS SIN GLORIA), y su obsesión por el control de la ciudad y seremos testigos de la muerte del padre de Reid, con el consiguiente cambio de mentalidad del protagonista. Todo esto en unos pocos minutos. Es evidente que desde la escritura del guión se buscó sentar velozmente las bases para la génesis y el desarrollo del alter ego de Reid, pero queda la sensación de que todo sucede demasiado rápido. Este inicio a toda máquina termina recargando de información que debe ser digerida velozmente para dar paso a la segunda parte, el nacimiento del Avispón Verde. A partir de aquí toda la historia se irá escalonando en pos del espectacular enfrentamiento final el cual, si bien muestra un despliegue tecnológico y de FX impresionante, deja un sabor agridulce difícil de explicar. Si bien mínima, queda la sensación de que algún condimento falta. En suma la historia posee una narración muy bien estructurada, logrando un ritmo constante (luego del aceleradísimo inicio) que atrapa al espectador hasta el final. La presentación de los personajes que respaldan a Rogen en el reparto está muy bien dosificada; así de a poco conocemos a Kato y nos adentramos en su historia y su relación con la familia Reid, así como nos introducimos en la situación de Chudnofsky, quién se siente mortificado por el avance de los años y la pérdida de su poder de intimidación. Caso aparte es el de Lenore Case (Cameron Díaz) quién nunca termina de asentarse como parte importante de la película, si bien el guión mismo le quita protagonismo relegándola al papel de mero objeto de disputa entre Britt Reid y Kato. Si bien, como se dijo antes, Reid guarda cierto parecido con antiguos personajes de Seth Rogen, éste logra un gran trabajo en la construcción del protagonista del film. Resaltado esto a partir de un buen equilibrio entre el Avispón Verde y su alter ego (¿o viceversa?), una gran labor en relación a la amistad (tema recurrente en los guiones de Rogen) con Kato y una buena evolución de Reid en cuanto el género lo pide. La línea evolutiva “personaje con algún defecto a superar- personaje redimido de su anterior condición” se da a la perfección a lo largo de la película somatizada por el hecho de que el personaje en cuestión, a diferencia de otros héroes, mantiene siempre una línea de humor irónico que aliviana la película alternando los momentos dramáticos con otros, francamente, hilarantes. Visto de este modo parece un papel hecho a la medida de Rogen. Secundando, Jay Chou logra que el personaje de Kato no quede detrás del Avispón prácticamente en ninguna parte del film. Dueño absoluto de las escenas de acción (algunas con efectos realmente interesantes), hace olvidar durante el visionado la absurda pregunta de si estaría a la altura de Bruce Lee para el papel. Finalmente, el oscarizado Waltz logra a un extraño, poco intimidante y genial villano del que quizás se podría haber sacado mayor provecho. Técnicamente la película no se muestra novedosa, poseedora de una narración lineal y clásica y de recursos técnicos usados con maestría pero sin lograr más que un correcto resultado visual. Este dato resulta desconcertante al saber que en la dirección se ubicaba Michel Gondry, dueño de una mirada bastante particular y personal sobre el modo de hacer cine. Como apuntaron algunos críticos, apenas en un plano de división de pantallas se ve la mano del director. En suma, EL AVISPÓN VERDE se muestra como una opción más que buena para amenizar una cartelera que venía realmente alicaída (al menos en Tucumán). Y funciona de maravillas para continuar el camino de reedición de las películas de superhéroes, alivianándolas, realzando la acción y dándoles, al mismo tiempo, un toque de humor necesario, sin caer en el burdo intento de película logrado en SPIDER MAN 3 (2007).
Finalmente, y después de tanto buscar, encontré un cine que daba "El avispón verde" en 3D y en inglés, en un horario más o menos cómodo para mí. Desde el estreno de la película en Argentina, escuché muchos comentarios malos sobre la misma, pero como me importa poco y nada lo que opinen los demás sobre las películas, la fuí a ver por dos razones, trabaja Christoph Waltz, y lo que había visto en el trailer me parecía interesante. No recuerdo haber visto ningún capítulo de la serie, así que mi opinión se basa integramente sobre lo que ví en la pantalla, y de hecho creo que es mejor así, porque no creo que uno pueda comparar un libro, serie o lo que sea, con lo que se vé en la pantalla grande, pero bueno, eso lo dejo para otro post... Desde el vamos la película me entretuvo, y me dejó en claro que iba a salir satisfecha de la sala, pero que "The Green Hornet" no iba a estar entre mis películas favoritas, ni iba a resaltar del montón. Aún así, me gustó, y me brindó entretenimiento durante dos horas, lo cual no es poca cosa. La historia no tiene grandes puntos a destacar, la mayoría de las historias acerca de superhéroes giran más o menos entorno a lo mismo, y termina cayendo en lugares comunes, pero bueno, quienes solemos ver este tipo de películas estamos acostumbrandos, y aceptamos jugar el juego. Lo que sí me llamó la atención, es que el villano Chudnosfky (Christoph Waltz), esté atravesando "la crisis de los 40". Es algo poco común, y que me resultó bastante simpático. De hecho, si mal no recuerdo, a Waltz también le gustó esa idea, y por eso terminó aceptando el papel. Siempre que se estrena alguna película en versión 3D, trato de verla así, no sólo para comprobar si la utilización de esta tecnología sirvió para algo, sino también porque le suma algunos puntos, y logra hacer la película un tanto más entretenida (al menos así fue con las películas 3D que ví hasta el momento). Hay explosiones, disparos, peleas, y demás, y en todas estas escenas de acción me gustó cómo fue utilizado el 3D. Logró darle más realismo a las distintas situaciones. "El Avispón Verde 3D" está lejos de ser una película que supere la media, pero aún así, los efectos 3D, y las escenas de acción, hacen que valga la pena verla en la pantalla grande. Entretenimiento asegurado, siempre y cuando vayas con pocas pretenciones y ganas de divertirte un rato ;)
Una receta que ya no garantiza resultados. Los estudios pecan de codiciosos y poco imaginativos que son nomás. Descubierta la receta aquí va el paso a paso: 1.- Busque un personaje, pero no mucho, con revisar revistas viejas es suficiente. 2.- Ponga plata, claro. 3.- Escriba un guión sin muchas pretensiones donde haya mucha acción y FX (que trabajen los técnicos porque los actores son difíciles). 4.- Contrate a un director con notables pergaminos (como publicista, por ejemplo de Adidas y BMW, y videclipper de McCartney y Rolling Stones). 5.- Procure al comiquito de moda (hágalo adelgazar), a una estrellita rubia y al ganador del Oscar (al mejor actor de reparto, los otros salen caros). Y haga su propio “El avispón verde” porque esta salió sosa, lineal, aburrida, sin suspenso ni romances, ni la inocencia del personaje original y con un humor para lelos. A lo mejor a usted le sale mejor.
Hasta ahora, venía postergando la posibilidad de ver "The Green Hornet" por una simple razón: Seth Rogen. Este insoportable, sobrevalorado y limitado actor surgido de la factoría Judd Apatow es el principal responsable de esta fallida adaptación llevada a la pantalla grande del superhéroe enmascarado que nació en la radio y luego tuvo su serie en la TV de los años 60. Como productor y co-guionista, Rogen intenta balancear la acción y la comedia creando una película que pretende (sin conseguirlo) acercarse a "Iron Man", presentando un guión cargado de gags poco graciosos y totalmente centrado en su irritante personaje del millonario narcisista devenido en superhéroe, no sabiendo aprovechar la elección de un talentoso y atípico director como Michel Gondry ("Eternal Sunshine of the Spotless Mind") para que aporte su particular sello a una producción pochoclera, ni tampoco logrando sacarle jugo a un desperdiciado elenco secundario conformado por Christoph Waltz (interpretando a un caricaturesco malvado, difícil creer que sea el mismo actor que ganó un Oscar por "Inglourious Basterds"), Cameron Díaz (como la asistente del millonario, un rol que no aporta nada) y Tom Wilkinson (como el padre, apenas aparece en un par de escenas). Como actor, Seth Rogen vuelve a interpretar el mismo personaje infantil que viene haciendo en todas sus películas, esta vez aplicado al rol de un superhéroe sin atributos que no le encaja por más que haya adelgazado algunos kilos. Con muy poco, el taiwanés Jay Chou consigue opacarlo en el papel de su ayudante. "The Green Hornet" es otra floja adaptación dentro del inagotable mundo de los superhéroes.
Seth Rogen se calza un traje controversial Seguramente todos recuerdan la serie que habitaba nuestras pantallas cuando muchos de nosotros eramos chicos. Un héroe enmascarado, un asistente de pocas palabras y hábil en las artes marciales y un vehículo lustroso y letal. Si mal no me falla la memoria, era del año 1966 y ya en ese entonces el Avispón Verde imponía respeto. Había tenido un show de radio en la década de los 40 y era un superhéroe reconcido. Sus fans y los cultores de los comics dicen que siempre se respetó la esencia del personaje en cada circunstancia que motivó su aparición. Hasta hoy. Llegó Seth Rogen y aquellos que esperaban una remake basada en el espíritu del cómic vieron apastadas sus ilusiones. En otras palabras, "The Green Hornet" no es lo que los fans del personaje esperarán, si ellos son cultores absolutos y respetuosos de los lineamientos específicos de la obra. Esto es, una película basada libremente en ese héroe con la particularidad de que no se toma nada en serio. Si me preguntan, Rogen bastardea el personaje en sí (no es su culpa, sino del guión),siendo un paladín de la justicia totalmente incompetente para la más mínima tarea, como hacerse por ejemplo, una buena taza de café. Volvamos. Hecha la salvedad, los activistas y puristas del género ya saben que le informo a mis lectores que NO es una historia fiel ni atenta a las características del personaje que conocemos. Si? Pasemos al público en general, ese que no vive comprando historietas ni va a convenciones ni se compra la remera importada de USA con las figuras de DC Comic, Marvel, o similar. Ese público va a adorar "The Green Hornet". La historia arranca con la presentación de la figura de Britt Reid (Seth Rogen), playboy enfrentado a su padre millonario que pasa sus días en fiestas y reuniones sociales disfrutando de la buena vida. James Reid (Tom Wilkinson) es su padre y a pesar de sus esfuerzos, nunca logra poner a su hijo en la frecuencia que quiere: la de la actividad laboral (Britt es un inútil). Su relación es más que conflictiva. Hasta que un día, James muere en circunstancias extrañas y a su hijo no le queda otra que aceptar que se ha transformado en la cabeza de un emporio periodístico del que no conoce ni la dirección. Eso, convengamos, a Seth Rogen, le sale natural. Luego de despedir a todo el personal que tenía su padre (sin conocerlo), se da cuenta de que sin su café (un espresso con crema que tiene un curioso y simpático dibujito de árbol en su espuma) no puede vivir y decide buscar a quién se lo hacía cada mañana. El cafetero y chofer en cuestión es Kato (Jay Chou), quien se muestra como una sorpresa: es genial con las máquinas, brillante en el karate y un profesional con armas de fuego. Britt y él se hacen amigos y para matar el tiempo, con el arsenal de dinero y posibilidades que tienen, deciden convertirse en nuevos justicieros de la noche. A poco de salir en su primer raid, cobrarán fama y estarán en boca de todos: incluso, de quienes no quieren que nadie afecte sus negocios turbios. De ahí en más, bueno, lo de siempre, la lucha entre buenos y malos. La apuesta del cast era arriesgada. Rogen siempre hace roles similares, de bonachón, perdedor e incapaz, y aquí eso engancha perfecto con el guión. Que también es arriesgado, porque esta vez, el que es el súperheroe es Kato y no Green Hornet, quién sólo deambula por la cinta destilando simpatía, arrogancia y humor. El chofer del Avispón es genial: sabe de todo y hace todo bien. Es inexpresivo pero fantástico y la audiencia lo adopta fácilmente. Qué más ofrece este producto? Mucha acción (coreografías cortas pero bien ejecutadas), excelente banda de sonido y algunas buenas actuaciones secundarias (Christopher Waltz, el malo de "Inglourious bastards" está de vuelta, de villano). Por lo demás, el libro trae mucha disputa entre los personajes de Britt y Kato (celos profesionales y amorosos) y propone buen ritmo que no decae nunca. No es fiel al espíritu del cómic original pero... Es una vuelta de tuerca divertida. Seguramente no será para todos los paladares pero si buscan diversión y les gusta el género, esta es su película para estos días... "The Green Hornet", o cuando no respetar los originales abre nuevos horizontes en la audiencia...
Estuvo poco tiempo en los cines, al menos en Argentina. Fue ametrallada en todo el mundo por gran parte de la crítica y los fans le pegaron en todos los frentes. Pero para quien esto escribe, la versión Michel Gondry del héroe surgido en la radio hace ya casi un siglo no es solamente un ejercicio de estilo visual y diversión ligera, sino también un acercamiento desprejuiciado y potenciador a un personaje menor del universo heroico. The Green Hornet da inicio con el clásico relato sobre el nacimiento del héroe, a modo de biopic fugaz y con trazo más o menos grueso. Luego, quizá a fuerza de tener como productor al propio guionista y protagonista, el film desemboca en un tour de force a cargo, precisamente, de la estrella en cuestión, Seth Rogen, parte del top tem de los comediantes made in USA desde hace algunos años gracias a Pineapple Express o Zack & Miri hacen una porno. Y la labor de héroe no le queda mal, sobre todo debido a que el tono general del film está signado por el humor. Pero uno de los puntos más fuertes de este largometraje de casi dos horas, como casi siempre y además de la femme fatale del caso (Cameron Díaz), es el villano en cuestión. La labor del enorme Christoph Waltz como el rey del crimen en la ciudad de Los Angeles (donde transcurre la trama) está a la altura de la leyenda que generó con su trabajo en Inglorious Basterds. Sus líneas de diálogo son pocas pero certeras, girando en torno al trauma de un villano de corta estatura, sin estilo y que no logra imponer miedo entre sus adversarios salvo a los tiros (a tal punto que precisa una pistola con doble cañón). Si uno logra abstraerse de la serie televisiva, que marcó para siempre la iconografía del Avispón, el trabajo de Gondry puede disfrutarse por plantear una historia light pero bien contada y con lo justo, además de, claro, la presencia de las marcas de estilo de su director, experto en hacer del artificio visual una buena causa y en utilizar la cámara para algo más que mostrar acción. También, y casi tan meritorio como lo antedicho, vale destacar el trabajo de montaje a cargo de Michael Tronick, el mismo que se destacó por haber realzado a las menores Mr. and Mrs. Smith y S.W.A.T. El DVD Más allá de lo estrictamente cinemtaográfico, el lanzamiento de The Green Hornet en Argentina incluye una serie de bonus que multiplican el disfrute. Un puñado de bloopers durante la filmación son lo más a mano, de efecto rápido y certero. Pero el plato fuerte es el track que aporta el comentario del realizador, jugoso y, si se aprovecha, una parte casi excluyente de la celebración cinéfilo superheroica. Además, el DVD trae dos documentales que anexan data sobre el film y el héroe en cuestión, además del proceso mismo de escritura de la historia. Todo placer.