Llega a la cartelera esta opción estilo novela YA (jóvenes adultos) de género fantástico que tan bien ha pegado últimamente con títulos tales como la saga Los Juegos del Hambre o muy mal con como con la saga Divergente. Claro que esos pertenecen al subtipo del género futuro distópico porque también ha habido adaptaciones sin el elemento fantástico tal como fue con Bajo la misma estrella (2014). Este estreno es un caso particular porque no se trata de ninguna adaptación sino que es una historia original. La cual podemos situar justo en el medio de los ejemplos citados. Hay un amor adolescente, situaciones adversas y un elemento fantástico, por lo tanto cumple con todas las reglas establecidas. Si bien la película no me encantó salí satisfecho del cine y creo que todos los buenos consumidores de este tipo de propuestas lo harán a pesar de los problemas que tiene el film. Con esto me refiero a que no está muy bien balanceada la historia de amor con el resto de lo que se cuenta. O sea, el vínculo de los personajes tiene un principio muy desordenado y cuesta entrarle. Pero una vez pasado eso se disfruta mucho. Por otro lado, como se trata de una producción menor los efectos especiales no están a la altura y se nota. Pese a ello, el director Peter Chelsom, responsable de la genial Serendipity (2001) manejó bien la puesta y al elenco. Britt Roberston se encuentra entre los mejores nuevos talentos que han surgido en Hollywood en los últimos tiempos y ya había demostrado mucha belleza y simpatía teen en una joya no estrenada en Argentina llamada The first time (2012), y aquí hace algo similar. Mismo es el caso de Asa Butterfield, cuyo curriculum es aún más extenso. Gary Oldman correcto como siempre pero aquí no se luce, pero tampoco era su lugar. Me enganché con la historia y con los personajes, me hicieron sentir cosas y acompañarlos en la aventura pese a las cursilerías y clichés en los cuales caen. Este tipo de películas son un clásico y son necesarias. Son mucho mejores sin los elementos de ciencia ficción y hay un gran mercado para ellas al igual que sucedía en la década del ochenta. El espacio entre nosotros es un film para adolescentes pero que también pude ser disfrutado por otro público, como quien escribe. Para pasar un buen rato.
El ser humano siempre quiso explorar otros mundos, descubrir si existen otros seres con vida o colonizar un planeta no explorado, como por ejemplo el de Marte. Un grupo de astronautas emprenden un viaje hacia el planeta rojo para poder a allí establecer una colonia, la dificultad que se presenta es que Sarah, una de las tripulantes, viaja embarazada, ahí es donde las decisiones se ponen a prueba y ella debe asumir las consecuencias en un viaje donde no hay vuelta atrás. Llegan a Marte, es ahí donde ella da a luz a un niño, pero por desgracia ella muere durante el parto. 17 años más tarde, Gardner Elliot logra tener la vida de cualquier adolescente, pero una de las cosas que más anhela es poder viajar a la Tierra y conocer a Tusla, una chica con la que él chatea, pero también quiere dar con el paradero de su padre.Por esos dos motivos viaja a la Tierra donde vivirá otras experiencias. "El Espacio entre Nosotros" es una historia romántica con algunos elementos de ciencia ficción para el público adolescente, algo parecido a lo que fue al principio de este año con "Pasajeros", aquella nefasta película cinta protagonizada por Jennifer Lawrence y Chris Pratt, acá por el contrario la trama es un poco más gratificante, le habíamos perdido el rastro a Asa Butterfield, quien había sido reconocido por protagonizar "La Invención de Hugo Cabret" y la olvidada "El Juego de Ender", él era una de las jóvenes promesas dentro de Hollywood, más aun cuando era uno de los postulantes a ser el nuevo Spider-Man, papel que termino ganando Tom Holland, acá al menos lo tenemos de regreso, al menos parte de su talento, la pelicula al ser centrada para un público juvenil no se le puede pedir demasiado, un chico que es distinto al resto y conoce una chica, se enamoran y tratan de superar un obstáculo. La primera mitad resulta agradable, pero en la segunda mitad se torna densa, al menos vuelve a ser atractiva durante el final. Además de Asa Butterfield, el resto del elenco esta compuesto por Britt Roberton, Gary Oldman y Carla Gugino, estos dos últimos lamentablemente no logran dar lo mejor de sí en cuanto a actuaciones. En definitiva "El Espacio entre Nosotros" gustará al publico teen, ya que es un film pura y exclusivamente para ese público. Lo bueno: No es una película en donde tenga un gran uso de CGI, así que por ese lado es admirable. Lo malo: Los excelentes actores puestos en roles secundarios no dan lo mejor de sí.
Embrión polizón. espacio entre nosotrosDespués de décadas de preparación partió desde la tierra la primera misión con la meta de colonizar Marte, pero tanta anticipación no logró evitar que la nave abandonara el planeta con un pasajero extra del que nadie estaba al tanto. Gardner Elliot no era un xenomorfo pero igualmente su nacimiento estuvo sincronizado con la muerte de su madre, la astronauta líder del grupo que se llevó con ella la identidad del padre del chico. Sabiendo que el bebé no sobreviviría al viaje de regreso, pero además temiendo que la opinión pública se les ponga en contra y les quiten el financiamiento, el director del proyecto tomó la difícil decisión de mantener en secreto la existencia del primer humano marciano. Aislado del mundo exterior y rodeado por mentes brillantes, creció como un joven extremadamente inteligente capaz de burlar los sistemas de seguridad informáticos de la NASA, lo que como cualquier adolescente utilizó para indagar en su identidad… y chatear con una chica terrestre. Ni siquiera los grandes riesgos que implica el viaje para su cuerpo desarrollado en la tenue gravedad marciana lo desaniman del sueño de viajar a la Tierra y rastrear a su padre, pero cuando finalmente logra que lo traigan, sólo conoce del planeta la habitación de cuarentena donde lo encierran para estudiarlo, de donde huye temiendo que su salud se deteriore y lo envíen de regreso. Más perseguido que ET, convence a la chica de ayudarlo y juntos recorren las rutas en una misión por desentrañar su origen, aprovechando, de paso, para añadir una buena dosis de romance adolescente meloso a la historia. ¿Que es lo que más te gusta de la Tierra?: Ya sabemos que la ciencia ficción no es todo aventuras y explosiones, pero si olvidamos por un momento los viajes interplanetarios la premisa de El espacio entre nosotros es clásica: dos jóvenes que se enamoran mientras buscan juntos su lugar en un mundo que no parece quererlos en él. Ella, cínica y cansada de ser lastimada por la gente; él con los días contados pero dispuesto a disfrutar cada instante con una alegría tierna y contagiosa que eventualmente pone dudas sobre quién está ayudando a quién realmente. No hay casi sorpresas en esa historia y todo sucede como el género manda, con dos jóvenes protagonistas que compensan con buena química lo poco creíbles que son sus personajes en general, dejando que sea Gary Oldman quien se cargue al hombro las escenas más dramáticas e intensas. Visualmente disfrutable y con un guión sin agujeros insalvables, El espacio entre nosotros resulta en un disfrute edulcorado que no dura demasiado en la memoria. Conclusión: El espacio entre nosotros no es un aporte relevante ni para el género romántico ni la ciencia ficción, pero cumple con su intención de brindar una historia optimista y con una buena parte de ternura, básicamente lo que se le exige las películas domingueras.
No es otra historia de amor En un primer momento, con esta película uno piensa que va a ver un típico film de amor adolescente, donde un marginal se enamora de otra marginal en un lapso de tres días, pero el destino dice que deben separarse. Todo esto sucede en El espacio entre nosotros, pero sorprendentemente el argumento que usan, un Gary Oldman que vuelve a ser el enorme actor que es y un gran soundtrack, arman una historia que entretiene y emociona. Gardner Elliot (Asa Butterfield) es un joven de 16 años que fue criado en Marte luego de que su madre, una astronauta, muriera dando a luz en el planeta rojo. Gardner quiere ir a la Tierra para vivir una vida normal y conocer a Tulsa (Brit Robertson), una chica marginal de nuestro planeta. Lo interesante es que este tipo de historias vienen siendo novelas llevadas a la gran pantalla, pero esta es una historia original y sin libro escrito. No es un peliculón, pero salí satisfecho, por lo cual a los que les gusta el género les va a interesar.
El planteo inicial de la película es atractivo. La tierra va a establecer la primera colonia en Marte. Al poco tiempo de instalarse una astronauta da a luz a un niño, sin rebelar quien es el padre y muere en el parto. El chico es considerado un fenómeno, el primer nacimiento fuera de la tierra. Se cría en la base conociendo solo a muy pocas personas y no tarde en chatear con la chica de sus sueños. A partir de allí el film desbarranca en el melodrama meloso de chico que se siente mal en la tierra –su cuerpo no resiste- pero que es ayudado por chica enamorada que lo banca. Todos los lugares comunes lacrimógenos y románticos se acumulan en este film. Dirige sin pena ni gloria Peter Chelsom (“Bailamos”, “Serendipity”) para una historia de adolescentes que descubren el amor y lucharan por mantener su vínculo. No muy distinto a la de muchos films para adolescentes que buscan la emoción fácil, el supuesto desgarro dramático y un final edulcorado. Gary Oldman, Asa Butterfield, Carla Cuggino y Brit Robertson hacen lo que pueden.
Mi marciano favorito Placeres culposos si los hay, las innumerables adaptaciones de libros imaginados para jóvenes, y que en el último tiempo han sido llevados con grandes estrellas a la pantalla grande, generan un fenómeno sin precedentes. El caso de El espacio entre nosotros (The space between us, 2017) no escapa a la regla, a pesar de tratarse de un guion original, pero que, en el fondo, respeta a rajatabla todos los convencionalismos del género y los lleva un poco más allá para capitalizar al público cautivo de este tipo de propuestas Un joven nacido en una estación espacial en Marte comienza una relación virtual con una chica de la Tierra, sí, así como se lee, y a pesar que este argumento parecería descabellado o trabajado como temática de una película de ciencia ficción, acá se lo presenta de manera muy natural, y se lo piensa desde la posibilidad y no desde la fantasía. Gary Oldman interpreta a un exitoso científico de la NASA, que sueña desde pequeño poder viajar al espacio exterior y quien será el encargado de haber llevado a Marte a la misión en la que se encontraba la madre de Gardner Elliot (Asa Butterfield), quien falleció apenas dio a luz. Este personaje también será quien en parte decida mantener en silencio la existencia del joven para preservarlo de la prensa y de sus propios inconvenientes, hasta que Gardner decida venir a la Tierra para conocer a Tulsa (Britt Robertson), y así poder entablar una relación mucho menos virtual. En este punto todo se complica, porque este “marciano” no podrá resistir por mucho tiempo la gravedad, la que afecta directamente a su corazón y lo expondrá a una situación complicada de salud. El espacio entre nosotros transita en una primera instancia la vida de Gardner en el espacio, monitoreada por la astronauta Kendra (Carla Gugino), una especie de madre sustituta, voz de la conciencia del joven y también una suerte de fuente de inspiración para que él decida lanzarse al espacio a encontrarse con su amor. En la segunda parte asistiremos a una narración plagada de lugares comunes, en los que Gardner se encuentra con Tulsa y trata de escapar de la NASA, que intenta “protegerlo” a toda costa y controlar los pasos que éste dé en la Tierra. El director Peter Chelsom busca darle entidad y verosimilitud al relato, utilizando a Oldman como fuente de verdad por el rol que interpreta, con grandes instalaciones espaciales, efectos y paneos, pero rápidamente esto se desmorona cuando, más allá de la historia, se comienza a desarrollar la aventura de los jóvenes amantes por el contraste y choque de costumbres y cultura. El espacio utilizado como trasfondo a la llegada de Gardner se asemeja al arribo de E.T. en E.T. El extraterrestre (1982), película que sin el “amor” de pareja como tópico ya pensó la relación entre terrícolas y extraterrestres, desde un sólido guion que dejaba el golpe emocional de lado para construir una historia sobre la amistad sin menospreciar al espectador y configurando un clásico instantáneo que acompañó a varias generaciones.
Amor imposible, film ridículo La desconcertante El espacio entre nosotros comienza con una misión espacial a Marte patrocinada por un millonario (Gary Oldman). En el trayecto al Planeta Rojo se descubre que una de las tripulantes está embarazada. La madre muere en el parto y el niño nace en destino, pero por cómo fue gestado y las condiciones en que se ha desarrollado su cuerpo no resiste un viaje a la Tierra. Pasan 16 años y Gardner Elliot (Asa Butterfield), que ha sido criado por una bienintencionada científica (Carla Gugino), ya es todo un adolescente. A 225 millones de kilómetros de distancia empieza a chatear cada vez con mayor frecuencia e intimidad con Tulsa (Britt Robertson), una chica tan bella e impulsiva como rebelde y de existencia más que traumática. Algo va naciendo entre ellos y el muchacho está dispuesto a todo por ir (venir) a conocerla. Lo que arranca como una suerte de mezcla entre Gravedad, Starman y Misión Rescate deriva en la segunda mitad a un remedo de las transposiciones de las novelas románticas de John Green como Bajo la misma estrella o Ciudades de papel. En medio de un proyecto absurdo casi hasta lo esquizofrénico, el irregular director Peter Chelsom (Escucha mi canción, Señales de amor, El poderoso) tiene el mérito de ir a fondo, sin redes ni temor al ridículo. Así, la película podrá ser acusada de todo (hasta de ridícula, cursi o fallida), pero jamás de no ser honesta con los valores que busca transmitir.
‘El espacio entre nosotros’ es una historia de amor y de búsqueda, dulce y cálida. La peli arranca muy bien. En su primera escena Gary Oldman despliega sus dotes actorales en una presentación en la NASA en donde introduce a los primeros astronautas que vivirán en Marte. La única mujer astronauta, comete el “error” de viajar embarazada y tendrá que parir en el planeta rojo. Su hijo se convierte así en el primer humano en nacer en Marte. La historia nos llevará a la vida de estos dos mundos: el Planeta Tierra y Marte, en donde de un lado está Tulsa (Britt Robertson) y del otro Gardner Elliot (Asa Butterfield). Entre ellos nace un amor virtual que hace que Gardner deposite sus sueños en visitar la tierra. El film tiene muy bellas metáforas, humor, bien dosificado y hermosa fotografía en donde cada paisaje se convierte en una postal. Este extraterrestre que visita nuestro planeta, nos recuerda las pequeñas cosas que hay para disfrutar aquí con su pregunta: “Qué es lo que más te gusta de la tierra”? Su director, no solo nos lo hace preguntar a nosotros mismos sino que también nos lo muestra. El cast brinda buenas actuaciones, Asa Butterfield es encantador y Britt Robertson también. Lo único extraño y a pesar de que la actriz es muy buena, es que además de que no es adolescente tampoco luce como tal y por momentos se la veía muy mayor para toda la situación. Sin embargo, el film toca al corazón, divierte, y tiene grandes condimentos de ciencia ficción.
Crónicas terrestres Los japoneses, a través de la animación, fueron los primeros en reconocer la importancia de la producción para adolescentes. En la actualidad las obras protagonizadas y dirigidas a este segmento están en pleno auge, tanto en la literatura como en el cine, surgiendo obras anodinas, como la saga de Crepúsculo, o películas con una trama más profunda, como Nerve (2016), de Henry Joost y Ariel Schulman. En El Espacio entre Nosotros (The Space Between Us, 2017), un proyecto aeroespacial privado asociado a la NASA logra financiar una misión tripulada a Marte con el fin de habitar una colonia recientemente creada, la Texas Este. En camino hacía el planeta rojo, la comandante Sara Elliott (Janet Montgomery) descubre que está embarazada, lo que causa un gran revuelo entre los directores de la misión, que debaten que hacer ante la situación. Finalmente el director, Nathaniel Sheperd (Gary Oldman) decide que el niño debe ser criado en Marte, ya que es muy probable que no pueda sobrevivir el viaje a la Tierra debido a su débil estructura ósea, producto de su gestación en el espacio. Tras dieciséis años confinado en Marte, Gardner (Asa Butterfield), el primer ciudadano marciano, cuya existencia es un secreto para la opinión pública, ansia conocer la Tierra y a su amiga virtual que vive en Colorado, Tulsa (Britt Robertson), con la que conversa por chat y su deseo se hace realidad cuando se le ordena retornar a la Tierra en la próxima nave. Con reminiscencias argumentales a Starman (1984), uno de los iconos de John Carpenter, y a la reciente Mi Novio es un Zombie (Warm Bodies 2013) de Jonathan Levine, el film de Peter Chelsom –Señales de Amor (Serendipity, 2001)- crea una historia sobre la búsqueda de los sueños imposibles. Cada personaje ambiciona aquello que no puede tener, creando una trama clásica de superación de la adversidad bajo la premisa romántica que reza que la juventud busca redimir los errores de los adultos, generando un nuevo comienzo y una nueva oportunidad de llegar a la tan esquiva felicidad negada a las generaciones anteriores. El guión de Allan Loeb se basa en una historia escrita por Stewart Schill, Richard Barton Lewis y el propio Loeb y plantea una mezcla de ciencia ficción con comedia de enredos y amor adolescente que logra cautivar con su simpleza y una narración ágil sobre el encuentro entre dos mundos agregando pequeños detalles interesantes y guiños a films como Las Alas del Deseo (Der Himmel über Berlin,1988), uno de los mejores films del realizador alemán Wim Wenders. El Espacio entre Nosotros logra crear atmosferas que envuelven todas las emociones del film, aunque por momentos se extiende demasiado en escenas que podrían resumirse, diluyendo así algunos climas en la redundancia. Las buenas actuaciones de todo el elenco y una historia que no se centra solamente en el relato adolescente sino que contrapone de forma inteligente la narración de los adultos de los errores que generaron al conflicto que jóvenes deben afrontar, configuran este film de ciencia ficción que aunque no plantee una historia original ofrece una historia solida que apela a aquellos que buscan algo distinto y son capaces de tomar riesgos para lograr su meta.
Una aventura que confirma que los hombres son de Marte He aquí una historia para adolescentes que bien pudo transcurrir en el Lejano Oeste, con un chico huérfano criado en zona de frontera, que va hasta la gran ciudad en busca de su padre, y de una chica también huérfana con la que se escribe, o en la época actual, o en un futuro lejano. Para el caso, el único chico que hay en el planeta Marte. Su madre astronauta se descubrió embarazada en el largo viaje y murió al dar a luz, sin decir quién era el padre. El pibe, muy inteligente, quiere saberlo todo, conocer la Tierra, y tener una novia. El detalle es que su cuerpo no está preparado para nuestra densidad atmosférica. Ni los superiores, para aceptar el viaje a nuestro planeta. Ni la chica, para saber de dónde viene. Pero ahí van ambos adolescentes en busca de los orígenes de uno y la explosión hormonal de ambos, perseguidos de cerca por gente que los aprecia y otra que quiere cobrarse los estropicios que los chicos dejan por el camino. Como cabe esperar, el final es de película. El cuento es lo bastante entretenido, simpático, cursilón e inverosímil como para despertar la simpatía de su clientela, aunque después apenas lo recuerde. Lo hizo Peter Chelsom ("Serendipity", "Hanna Montana"), y lo interpretan Asa Butterfield y Britt Robertson (la rubiecita de "Tomorrowland"), con Gary Oldman y Carla Gugino. Para interesados en amores interplanetarios, se recomienda "Starman", de John Carpenter, con Jeff Bridges y Karen Allen jovencitos, y "Upside Down. Un amor entre dos mundos", de Juan Solanas, con Jim Sturgess, Kirsten Dunst, Timothy Spall, que además tiene una estética notable y unos tangos buenísimos. Ahora que lo recordamos, el pionero fue Billy Cafaro con el rocanrol "Marcianita". Pero eso ya es cosa de un planeta todavía más lejano.
El talentoso elenco del film hace lo que puede con un pobre guión lleno de clichés y diálogos extremadamente cursis. Una idea interesante pero mal desarrollada y con una floja ejecución. Hoy en día las películas románticas teen basadas en libros apuntados al público YA (Young Adult) invaden año a año la cartelera de los cines. Con una propuesta siempre simplona y de manual, estos films nunca fallan a la hora de apelar a su público y ser un agradable entretenimiento pasatista y nada memorable para el espectador general (para nombrar solo un par de ejemplos tenemos a The Fault in Our Stars, If I Stay y Me Before You). El Espacio Entre Nosotros (The Space Between Us, 2017) apela a las mismas formas, convenciones y clichés de toda película adolescente basada en un best-seller pero ¡Sorpresa! Es una historia original. Parte desde la Tierra una expedición rumbo a Marte dispuesta no solo a visitar el planeta rojo sino a colonizarlo y formar un primer asentamiento humano. Al poco tiempo de llegar Sarah Elliot (Janet Montgomery), la astronauta líder de la misión, descubre que está embarazada. Muere dando a luz a su bebé y se lleva a la tumba el secreto sobre la identidad del padre. Nathaniel Shepherd (Gary Oldman), dueño de la empresa contratista de la NASA que desarrolla la misión a Marte, decide ocultar el nacimiento de primer humano marciano para evitar la mala prensa. El joven Gardner Elliot (Asa Butterfield) crece rodeado de científicos, ingenieros y astronautas pero sin amigos ni familia. Gardner conoce mediante chat a la conflictiva adolescente Tulsa (Britt Robertson) y decide viajar a la Tierra para conocerla, pero su fisiología adaptada a la gravedad de Marte podría causarle la muerte. El Espacio Entre Nosotros arranca con una buena e interesante idea pero se desinfla en su desarrollo. Los diálogos ridículos cargados de exposición no ayudan a un elenco que da lo mejor de sí, pero poco puede hacer con una materia prima tan flaca. La película no falla en ser un producto entretenido, pero con eso no alcanza. Asa Butterfield encarna a un chico que fue criado por científicos, sabe hackear robots y saltear protocolos de seguridad de la NASA pero aparentemente nunca vio a un caballo. El personaje de Britt Robertson es una colección de clichés de chica rebelde huérfana que quiere abandonar su pueblo y dejar su horrible vida atrás. Ambos tienen química en pantalla y se prestan para situaciones divertidas y a veces adorables, pero muchas veces se exceden en la cursilería. En el aspecto visual la película muestra un CGI bastante digno en las secuencias de vuelo espacial, aunque en los momentos de gravedad cero el trabajo de cables y arneses es tan obvio que sorprende que se hayan tomado la molestia de removerlos digitalmente. El Espacio Entre Nosotros es una entretenida y optimista película pobremente ejecutada con un flojo guion y que peca de ridícula cuando intenta ser romántica. Una pena que sus talentosos intérpretes no hayan tenido algo mejor con lo que trabajar.
MI MARCIANO FAVORITO El clásico chico encuentra chica que tantos dividendos le ha dado Hollywood, encuentra en El espacio entre nosotros una variante rara: chico de Marte encuentra chica de la Tierra. Un extravagante y soñador millonario que de chico sueña con colonizar el espacio logra llevar adelante su sueño y organiza una expedición a Marte con el fin de probar que en el planeta rojo puede desarrollarse una colonia de seres humanos. La expedición cumple su cometido y va más allá, incluso cuando una de las expedicionarias tiene un hijo en la colonia marciana. Pero no todo sale bien, la madre muere al dar a luz y el niño es educado entre científicos, que le dan toda clase de conocimientos y evalúan cómo se va desarrollando este verdadero hijo de la ciencia y la ambición humana, por decirlo de alguna manera. El marciano se desarrolla lo más bien hasta llegara a la difícil edad de 16 años, cuando se empieza a interesar por distintas cosas de la vida y siente cierta necesidad de conocer el planeta de sus padres, entender al ser humano en general y empieza a averiguar cosas y pasar más tiempo encerrado en el baño. Bueno eso no aparece en la película pero a los adolescentes de cualquier planeta es de suponer que le pasan cosas parecidas. Vía Internet conoce una chica de la Tierra y eso termina por revolucionarle las hormonas. Gardner Elliot (Asa Butterfield), el humano-marciano, comienza entonces a presionar a sus padres, carceleros, tutores científicos, para conocer el planeta de sus padres y por que no, conocer a su padre biológico. El chico marciano es toda inocencia y curiosidad, su amiga terrestre Tulsa (Britt Robertson) es impulsiva, rebelde, problemática una chica institucionalizada que no encuentra una familia que la adopte. Una vez que pone los pies en la madre tierra el joven tiene problemas de adaptación, a la gravedad(¡!). Bueno el asunto es que se escapa de la Nasa y de la empresa del millonario excéntrico, que dicho sea de paso se había desentendido del experimento al producirse la muerte de la madre de Gardner. Hasta allí la película se maneja aludiendo a recordables filmes del pasado, Starman quizás sea la referencia más clara, pero a partir de la huida el camino que toma es el de la películas taquilleras de moda basadas a su vez en best sellers para adolescentes. Centenares de lugares comunes y situaciones un poco de vergüenza ajena enmarcan el enamoramiento de la pareja despareja, pero al igual que ocurría con otro ET, al marciano el físico no le responde, tiene el corazón más grande de lo que permiten las normas IRAM de supervivencia en la Tierra. Lo que parecía una comedia sobre amor intergaláctica deriva entonces en melodrama al estilo Love Story o La última nieve de primavera, ponele. El espacio entre nosotros es descaradamente sentimental, rococó y bastante imposible de creer. Pero todo el elenco le pone el pecho a las balas y desde los dos chicos hasta Carla Cuggino, la científica que ocupa el lugar de la madre en los años de crecimiento en Marte y Gary Oldman, en el papel del creador del proyecto un tanto monstruoso y megalómano de colonizar el espacio, logran llevar adelante todo este pastiche cuyo destinatario es el público adolescente que por caso, consume las novelas de la saga Crepúsculo. EL ESPACIO ENTRE NOSOTROS The Space Between Us. Estados Unidos, 2017. Dirección: Peter Chelsom. Guión: Allan Loeb. Fotografía: Barry Peterson. Música: Andrew Lockington. Edición: David Moritz. Intérpretes: Asa Butterfield, Britt Robertson, Gary Oldman y Carla Gugino. Duración: 120 minutos.
Mi marciano favorito El sentimentalismo es la única herramienta en busca del corazón del público adolescente En un futuro cercano dos jóvenes se enamoran chateando, pero un problema los separa. Ella va al colegio en Colorado y él vive en Marte. Esa es la premisa básica del dramático romance adolescente El espacio entre nosotros, que hace sentir una eternidad esa hora de película que pasa hasta que el chico viaja y se encuentra con su virtual pareja en la Tierra. Hasta entonces el director Peter Chelsom se había tomado su tiempo para explicar cómo el joven se crió rodeado de investigadores y robots en el planeta rojo porque su madre astronauta, que murió pariendo al marcianito, se había subido a un cohete sin saber que estaba embarazada. Una vez consumado el encuentro interplanetario entre los jóvenes, la película oscila entre el costado sensible en plan Starman o El chico de la burbuja de plástico y los disparatados problemas de adaptación terrestre como en Hay un marciano en mi vida. Ese vaivén narrativo vuelve El espacio entre nosotros una especie de Frankenstein, referencia pertinente que también tiene su propio guiño en esta película sobre un “hijo de la ciencia”. En esa cuestión de filiación aparece la influencia máxima de El espacio entre nosotros: como si fuera una película de Steven Spielberg, el joven marciano está obsesionado con conocer a su padre y sale en su búsqueda, junto a su nueva novia, por las atractivas rutas del oeste norteamericano. Como en E.T., la salud del extraterrestre comienza a deteriorarse con el tiempo, y por eso persiguen al marciano una astronauta que lo educó como si fuera su madre y el millonario CEO a cargo de las misiones a Marte, una mezcla entre Elon Musk y Richard Branson interpretado por un impecable Gary Oldman. El encarna la tensión de los límites entre los sueños y la ciencia, el tema central y tal vez el más atractivo de una película con algún problema para despegar.
Historia de amor juvenil en el espacio, en base a guión de Allan Loeb, el de Belleza Inesperada, hace pie en una colonia espacial en la que una mujer se queda embarazada. El brillante niño espacial crecerá solitario y no puede volver a la Tierra. Las cosas se complican cuando conoce vía FaceTime a una chica (Britt Robertson, la ascendente y un poco insoportable protagonista de Tomorrwland) a la que le dice que tiene una enfermedad que le impide conocerla en persona. Si esto suena a demasiado, espere a llegar a esa secuencia que muestra el trailer, con música adecuada, después de una larga colección de clichés.
El joven que cayó a la Tierra La película sobre el primer ser humano nacido en Marte. Así se podría resumir El espacio entre nosotros. La idea del filme dirigido por Peter Chelsom es demasiado ambiciosa, más aún cuando descubrimos que se trata de una teen movie (película adolescente) espacial que intenta mezclar la ciencia ficción con el drama y la comedia romántica. Una tripulación de astronautas parte hacia el Plantea Rojo en una misión con fines experimentales. Durante el viaje, Sarah Elliot (Janet Montgomery), la única mujer del grupo, descubre que está embarazada. Desde la Tierra ven como algo imposible el regreso de la tripulación. Sarah fallece al dar a luz y Nathaniel Shepherd (interpretado por Gary Oldman), el jefe millonario que está a cargo de la misión desde la Tierra, decide mantener en secreto la vida del recién nacido. 16 años después, Gardner Elliot (Asa Butterfield) ya es un adolescente y empieza a chatear desde Marte con Tulsa (Britt Robertson), una chica que vive en Colorado. Nunca se explica cómo se conocieron, y aquí asoma la primera falla de la película, ya que en toda comedia romántica lo más importante es cómo se conocen los protagonistas, cómo se seducen, cómo llegan a la primera cita. El conflicto se presenta cuando deciden traer al muchacho a la Tierra para someterlo a una operación. Tienen que fortalecer su densidad ósea a través de un tratamiento especial. Además, la sangre de Gardner tiene un elevado nivel de troponina, sufre de agrandamiento del corazón y no tolera la gravedad de la tierra. Pero la idea del joven es encontrarse con su amada y buscar a su padre. Es así que emprenden un viaje, junto con Tulsa, por distintos lugares en busca de su progenitor, y escapando de los científicos que tienen a Gardner bajo un estricto control médico. Aquí la película gira hacia una road movie de aventuras que entretiene lo suficiente. Sin embargo, el director la arruina cuando decide inclinarse por un drama romántico al estilo de los best sellers de John Green (Bajo la misma estrella), con sus típicos diálogos plagados de elementos cursis y una banda sonora original majestuosa pero boba. La solemnidad de algunas escenas entra en contradicción con el conjunto y la convierten en un drama pasatista de larga duración.
El estreno juvenil de esta semana viene de la mano de El espacio entre nosotros de Peter Chelsom; protagonizada por Asa Butterfield y Britt Robertson. Poco después de llegar a Marte, una astronauta muere al dar a luz al primer ser humano nacido en el planeta rojo, sin revelar quién es el padre. Así comienza la vida extraordinaria de Gardner Elliot, un muchacho curioso e inteligente que llega a los 16 años de edad habiendo conocido a tan sólo 14 personas durante su crianza muy poco convencional. Mientras busca pistas sobre su padre y el planeta natal que nunca conoció, Gardner entabla una amistad inter-planetaria única y secreta con una chica llamada Tulsa. Cuando encuentra la oportunidad de viajar a la tierra, Gardner quiere encontrar a su padre con la ayuda de Tulsa; pero los científicos se dará cuenta que la gravedad del planeta esta afectando al joven y no le queda mucho tiempo. El espacio entre nosotros ubica al espectador frente a una historia new age; pensada para aquellos que crecieron con la comunicación al alcance de la mano. Sus protagonistas se conocen mas allá de la distancia; y demuestra cuanto han cambiado las relaciones humanas; a través de la internet y la tecnología. Claro, que estos jóvenes son dos marginados socialmente; extrañamente más ella que él. Por otro lado, la historia plantea un camino de auto-descubrimiento; pero todo parece estar al alcance de la mano para ellos. Y para dos jóvenes que no se han podido conectar con el mundo; son bastante buenos haciéndolo en su travesía. Otro aspecto que acerca esta historia de romance en un contexto de ciencia ficción, a las generaciones modernas es la música. No por su elección, sino por su tiempo. Como pasaba en Cincuenta Sombras más oscuras; la música incidental o la banda sonora; se hace presente como si fuera un protagonista más; especialmente en los momentos emotivos. Puede que la idea refiera a que el espectador asocia la escena a la música, y después compra o escucha la canción fuera de la sala. Pero desde lo narrativo, el choque de este recurso es molesto e innecesario.
Amor a la marciana. Evaluando a la distancia sus películas estrenadas en la Argentina se podría conjeturar que al realizador británico Peter Chelsom siempre le faltaron cinco para el peso. No suelen ser obras bochornosas ni mucho menos –aunque habrá quien opine lo contrario de Hannah Montana: La película- pero es innegable que suelen quedarse en un plano de medianía artística poco recomendable. Ricos, casados e infieles (2001) fue un fiasco de 90 millones de dólares con un elenco de lujo tirado a la basura. Señales de amor (2001), en cambio, resultó una comedia romántica aceptable -con John Cusack todavía en plena forma- y ¿Bailamos? (2004), esa remake de un filme japonés de los 90’s con Richard Gere intentando tirar unos pasos coreografiados, hizo las delicias de las señoras cuarentonas que se sintieron representadas ya no solamente por las letras de Ricardo Arjona. Tras dirigir el film concierto de Miley Cyrus y el largometraje de Hannah Montana, Chelsom se tomaría cuatro años para estrenar Héctor en busca de la felicidad; otro vehículo para el lucimiento de Simon Pegg que no tuvo buenas críticas ni anduvo bien en la taquilla. Llegamos al 2017 y con el flamante lanzamiento mundial de El espacio entre nosotros el inglés volvió a sufrir un revés comercial y crítico. Por mi parte esta vez voy a intentar defenderlo porque la película, modesta como es, no merece el escarnio enfático que está sufriendo desde los medios. En todo caso hay obras infinitamente peores que no han recibido tantos palos. El espacio entre nosotros es una fantasía romántica en principio destinada a los adolescentes pero tan bien actuada que consigue llamar la atención también del público adulto. La historia es sentimental hasta un extremo pocas veces vista: Gardner (un excepcional Asa Butterfield) nació en una misión espacial en el planeta Marte donde debe residir rodeado por una comunidad de científicos que lo ha criado ya que en la Tierra su mera existencia sigue siendo un secreto para el público. Por haber nacido en un medio ambiente tan distinto al terráqueo el joven de 16 años no podría sobrevivir al cambio de gravedad pero el querer conocer a su padre y a la estudiante de secundaria Tulsa (una Britt Robertson que con 27 años debería empezar a despedirse de estos roles de colegiala), con la que chatea a diario, lo convence de someterse a una operación para fortalecer sus huesos (uno de los déficits físicos que lo aquejan, hay varios más) y emprender el viaje a la Tierra acompañado por su madre postiza Kendra (la siempre hermosa Carla Gugino), y con la venia del director responsable del proyecto Nathaniel Shepherd (el invariablemente superlativo Gary Oldman, en un papel sin mucho relieve). Al llegar todo es nuevo y maravilloso para Gardner; los colores de la atmósfera terrestre no podrían ser más distintos al paisaje marciano habitual; la fauna, la flora, la gente, la arquitectura… todo es pura emoción para nuestro joven héroe. No obstante, la idea de la NASA de encerrarlo para tenerlo a buen resguardo y someterlo a nuevos tests le genera un rechazo lógico. La película cobra impulso y nuevos bríos con la fuga de Gardner de la instalación gubernamental. Tras presentarse en el colegio ante una sorprendida Tulsa el dúo no tarda en congeniar y se marchan a la aventura con la intención de dar con el paradero del papá del chico. A Tulsa, una jovencita bastante descreída de la gente tras pasar toda su vida en diversos hogares con padres adoptivos poco recomendables, le cae muy bien Gardner que contagia alegría con su entusiasmo casi infantil por todo lo que va descubriendo en el camino. Sin embargo la historia de que viene de Marte no se la cree… aunque tampoco se decide a abandonarlo. Digamos que Tulsa tiene sentimientos encontrados pero se mantiene leal pese a las dudas. En la vida real, si estuviéramos en su lugar, no nos darían los dedos para llamar al Borda. El espacio entre nosotros construye una segunda mitad del relato con la apariencia de una road movie dinámica, con la gran química entre Asa Butterfield (en la mejor actuación de su breve carrera) y Britt Robertson como principal atractivo, y sin grandes alardes creativos por parte del guionista Allan Loeb que no sabe muy bien qué hacer con los personajes adultos. De todos modos lo que queda en pie es tan ameno como para saber disculpar sus fallas. El argumento podrá ser ridículo pero el combo “adolescentes + sci-fi +romance + road movie” funciona en tanto y en cuanto guardemos en nuestro corazoncito una pizca de esa misma inocencia que brota con tanta naturalidad en nuestro chico de Marte.
Una película que puede llegar a gustar a los muy, muy jóvenes o a los muy, muy enamoradizos. Para el resto es prácticamente soporífera. El mayor problema es que no tiene un target de público muy claro: como film para adolescentes no....