Nicolas Cage es un género cinematográfico en sí mismo. Su presencia en pantalla es tan absoluta que un thriller de acción es menos un thriller de acción que una película de Nicolas Cage, sólo comparable con otras en las que ese nombre aparece como el exceso de libido masculina que sostiene la taquilla. El Peso del Talento detecta el principio de placer culpable que generan sus films y celebra al mismo tiempo que ridiculiza al actor en un ejercicio de ironía autorreferencial que alcanza niveles de genialidad bizarra.
La diversión de llamarse Nicolas Cage. ¿Qué obtenemos si cruzamos a ¿Quieres ser John Malkovich? con Dicky Roberts o la serie criolla Todos contra Juan? Sin lugar a dudas: El peso del talento. El filme combina la aparición de Nicolas Cage en un rol estelar donde se interpreta a sí mismo como John Malkovich en aquel fabuloso filme de Spike Jonze, pero también se ríe de sus aciertos y fallas como suelen ocurrir en las comedias de Dicky Roberts y Todos contra Juan. En El peso del talento Nicolas Cage es un actor con problemas con su ex, una distante relación con su hija adolescente y una carrera que en su juventud supo encontrar la gloria pero ahora está venida a menos (tenemos una excelente recreación digital suya de cuando era mucho más joven). Su única salvación viene de la mano de su representante (interpretado por Neil Patrick Harris) que le consigue “una presencia” ante Javi (Pedro Pascal), un traficante de drogas que pagaría un millón de dólares para tenerlo frente a frente. De esta forma Cage podría solventar todos sus problemas económicos y estar en paz, pero de pronto lo que es una comedia se convierte en un filme de acción donde lo que prevalece es la química entre Cage y Pascal (protagonista de esa serie sensación en el universo de Star Wars que es The mandalorian). Sin olvidar que es una comedia, El peso del talento resulta un filme entretenido con creces donde se ríe de sí misma y en ningún momento se torna seria. He aquí una propuesta recomendadísima en la que no importa si amas u odias a Cage, esta realización de Tom Gormican te va a comprar por completo. Ah, y el final es simplemente espléndido. Nicolas Cage volvió a la carga y el filme va a generarte que quieras ver no sólo sus películas más exitosas, sino también aquellas que no tuvieron una gran repercusión.
En El Peso del Talento hay creatividad, frescura y entretenimiento.También las clásicas sobreactuadas morisquetas y exagerados movimientos corporales de Nick Cage para el deleite de sus fans, pero se le suma la pasión que Pedro Pascal le imprime al personaje de Javi; ambos se potencian para entregarnos una de las mejores comedias del año.
Nicolas Cage se toma en solfa su propia carrera en una políticamente incorrecta historia en donde la búsqueda del prestigio, y la película que lo vuelva a las primeras planas de los periódicos, es solo la excusa para poder reflexionar sobre la fama, el ascenso meteórico y las estrepitosas caídas.
Durante los últimos años fue un secreto a voces que la carrera de Nicolas Cage comenzó a verse cada vez más afectada por su necesidad de saldar importantes deudas monetarias. Su imagen fue transformándose más allá de la simple estrella con polémicas decisiones creativas hasta ser señalado como un hombre que actúa en lo que sea por dinero. Con esta película, Cage parece estar anunciando su regreso ahora sí liberado de todas sus cadenas económicas y dispuesto una vez más a dedicar exclusivamente su tiempo a los proyectos que más le interesen en lugar de priorizar los que le den el mayor sueldo por la menor cantidad de tiempo invertido. ¿Qué mejor forma de anunciarlo al mundo que en una comedia donde se interpreta a él mismo en una situación muy similar? Nic Cage es Nic Cage en «El peso del talento», película que trata sobre un actor en baja que antes de concretar su regreso a las grandes ligas de Hollywood se ve obligado a aceptar un último trabajo denigrante por dinero: entretener a un millonario latino durante su fiesta en una playa paradisíaca. No del todo contento con el trabajo, decide aceptar para sacarse de encima a su agente y distraerse un poco de los problemas que le ocasiona su existencia como el gran Nicolas Cage a las pobres de su ex-mujer e hija adolescente. Pedro Pascal co-protagoniza como el millonario en cuestión, hiper fanático de toda la carrera de Cage. La química entre Cage y Pascal es uno de los motores que va a mantener el equilibrio entre comedia, extraño sentimentalismo y la promesa de acción que irá escalando con el correr de los minutos. Con el pasar de los días, además de con una intervención por parte de la CIA, Cage va a empezar a caer en que su nuevo amigo puede no ser quién aparentaba. Las andanzas de actor devenido a agente secreto llevan todo a una conclusión con acción a todo trapo, convirtiendo lo que venía siendo ya una disfrutable comedia acerca de fanáticos del cine con vidas muy extrañas en un blockbuster como los que Cage debe extrañar hacer. La cinta en su totalidad tiene un cariño inescondible por toda la carrera de Cage, regalándole a fans referencias (positivas y no tanto) a varios de sus proyectos, personajes o escenas más populares. Pero el cine con más ganas que otra cosa no termina siendo tan entretenido de ver, por lo que hay que valorar especialmente el trabajo de Tom Gormican en la dirección y guion. Hasta el momento el cineasta había realizado proyectos irregulares, como la serie «Ghosted» y la comedia «That Awkward Moment» con Zac Efron. Le deseamos lo mejor a Gormican, pero parece ser más que nada que la estructura de Cage como actor además del momento en su carrera, y porque no la guía de un Nic extremadamente vocal en set, le proporcionaron el contexto ideal para desarrollar una locura que por momentos parece tan orgánica y lógica como si se hubiese filmado sola. Aunque sin dudas el ridículo al que se logra someter Cage y el carisma (más un poco más de ese ridículo también) de Pascal ayudan bastante. «El peso del talento» es muy recomendable para cualquiera que sepa quién es Nicolas Cage, para cualquier fan de la sonrisa de Pedro Pascal o incluso de todo amante de las comedias inesperadas que priorizan los contextos situacionales a las maratones de «comediantes» parados improvisando ad nauseam que suele ofrecer Hollywood usualmente. Si hay algo que define la carrera de Cage es el anteponer la ambición desmedida por sobre el miedo al ridículo, y esta celebración paródica parece ser otra conclusión más de esos mismos ideales.
Nicolas Cage es un actor que se ve obligado a aceptar una oferta de un millón de dólares para asistir al cumpleaños de un superfan excéntrico multimillonario. Pero la situación da un giro inesperado cuando Cage es reclutado por una agente de la CIA y obligado a estar a la altura de su propia leyenda para salvarse a sí mismo y a sus seres queridos. Con una carrera construida para este preciso momento, el actor ganador de premios debe asumir el papel de su vida: Nick Cage.
¿Quieres ser Nicolas Cage? Así podría haberse titulado perfectamente esta comedia de enredos (y con algo de biopic y elementos de documental, claro) en referencia al ya clásico ¿Quieres ser John Malkovich?, de Charlie Kaufman. Es que Nicolas Cage hace aquí de... Nicolas Cage y las referencias a su vida real y a su carrera son constantes, aunque probablemente haya algo de exageración (¡o no!). El Cage de la ficción -como el real- no está pasando por el mejor momento de su carrera (aunque Mandy y Pig fueron dos golazos). Alguna vez una estrella taquillera, hoy sus acciones cotizan en baja y él está desesperado por volver a los primeros planos. Así, es capaz de perseguir, presionar y hartar a un director que podría darle un papel interesante. A nivel íntimo sus cosas tampoco van bien: divorciado, la relación con su ex (Sharon Horgan) y con su hija adolescente Addy (Lily Sheen) no es precisamente fluida y funcional, mientras que en lo económico sus deudas se acumulan (le debe ¡600.000 dólares! al hotel Sunset Tower en el que se hospeda desde hace un año). Así las cosas, no tiene más remedio que aceptar una propuesta de su sufrido agente (Neil Patrick Harris), que le dice que un millonario español llamado Javi Gutierrez (Pedro “The Mandalorian” Pascal) está dispuesto a pagarle un millón de dólares por participar de una fiesta de cumpleaños y algunas otras andanzas conjuntas en la paradisíaca zona de Mallorca. Claro que Javi resultará ser un traficante (de drogas, de armas) y lo que sigue es una sátira a las películas de acción de Hollywood con dos agentes de la CIA (Tiffany Haddish e Ike Barinholtz) siguiendo el caso. Además de burlarse de los tanques, esta película dirigida y coescrita por Tom Gormican (Las novias de mis amigos) juega el juego de la buddy movie (y el bromance) con más hallazgos que carencias. Entre los primeros aparece un Cage rejuvenecido mediante efectos digitales que se convierte en su alter ego y especie de consejero y cuestionador del Cage actual. También, como suele ocurrir en estos casos, con el transcurrir de la película el chiste principal empieza a desgastarse y solo queda una acumulación de bromas más bien menores aunque siempre simpáticas. De todas formas, El peso del talento es una película con unas cuantas buenas ideas, creatividad, ingenio, cameos y un espíritu (auto)paródico que los fans de ese actor de culto en que se ha convertido Cage (y muchos otros también) seguramente disfrutarán y celebrarán.
Nicolas Cage se personifica a si mismo en este largometraje, como un actor venido a menos, cualquier parecido a la realidad no es pura coincidencia. Ni es la primera vez que sucede, que un actor con visos de estrella en el pináculo de la fama se desabarranca, como dice el dicho “Lo difícil no es llegar, sino mantenerse”. Por otras razones, externas a ellos muchos actores sufrieron hasta pasar al olvido, Linda Blair fue
Si hay algo para destacar en "El Peso del Talento" es que es un film inteligente desde el momento que vemos que Nicolas Cage se burla de sí mismo desde el primer minuto. Está en crisis porque un ansiado rol para una película no se concreta. Además de ver su carrera en picada, no tiene una conexión profunda con su hija Addy (Lily Sheen) y su ex mujer Olivia (Sharon Horgan) está cansada de su irresponsabilidad. Las deudas empiezan a acumularse y para sanearlas su Agente Richard Fink (el siempre efectivo Neil Patrick Harris) le acerca la propuesta del multimillonario y superfan de Cage, Javi Gutiérrez (Pedro Pascal) para que asista a su cumpleaños como Invitado de Honor en una espectacular isla en Mallorca a cambio de un millón de dólares: Hay, además, una secreta intención: lograr que la estrella lea el guion de una película que Javi escribió para él. Lo que parecía un plan salvador se desvirtúa cuando la CIA en la piel de los Agentes Vivian (Tiffany Haddish) y Martin (Ike Barinholtz) le pide que espíe a Javi porque lo consideran el jefe de una organización criminal que ha secuestrado a la hija de un político (Katrin Vankova). Esto incomoda y sorprende a Cage porque Javi y él se hicieron grandes amigos y él no parece esa clase de persona. Lo que parece un simple "trabajo" se convierte en una comedia salvaje plagada de buenos momentos y mucha acción al jugar con la fantasía y la realidad. La fotografía de Nigel Bluck es asombrosa. El film con dirección del también coguionista Tom Gormican exhibe actuaciones brillantes, Cage y Pascal tienen gran química, son cómplices y se divierten. Nicolas Cage vuelve a demostrar que merece un lugar destacado entre los mejores y más prolíficos actores de Hollywood y Pascal...llegó para quedarse. Humor absurdo e ingenioso.
Desde Ghost Rider: Spirit of Vengeance (2011), y sacando algunos trabajos animados, Nicolas Cage no tocaba el terreno comercial. Siendo una de las últimas estrellas de Hollywood en actividad, su vuelta naturalmente debia ser a lo grande. Ciertamente The Unbearable Weight of Massive Talent no es un blockbuster, sin embargo, en la misma estrutura del film se encuentra una parodia de este tipo cine. En otras palabras, Cage regresa con un crítica a la industria señalando las repercusiones en las vidas de los actores. Para ello usa parte de su propia vida. Y, por si fuera poco, ademas de este noble acto, encontramos una película muy graciosa y una total celebración a su carrera. Nicolas Cage interpreta a un narcisista Nick Cage, que con algunos toques ficcionales es una versión actual de su persona que atraviesa un mal momento en su carrera y con su familia. En el guion original el actor perseguía un papel en la próxima película de Tarantino, sin embargo Cage pidió que se usara a David Gordon Green, director con el lleva una gran amistad. Al final no se queda con el trabajo y en el mismo día arruina el cumpleaños de su hija. Para sumar se encuentra muy endeudado. Es allí donde un deprimido Nick decide dejar la actuación, pero antes le llega una oferta inusual, volar hasta Mallorca y pasar con Javi, un empresario fanático de él (interpretado por Pedro Pascal), el fin de semana de su cumpleaños por un millón de dólares. Desganado acepta, sin saber que su admirador es realmente un mafioso que está siendo investigado por la CIA. Un cóctel que solo una figura como Cage podría saber manejar. El mayor logro de The Unbearable Weight of Massive Talent es la interpretación de la misma de la carrera de Nicolas Cage. Probablemente el momento pico del actor en popularidad ya paso (igual mejor para aquel grupo más pequeño que celebra parte de sus últimos trabajos como los de Mandy y First Cow). Por ello, la pregunta de “¿Cómo quiero que me recuerde la gente?”, ya debe estar rondando en su cabeza. La película de Tom Gormican puede ser una respuesta, cuenta con recursos que remiten a una época noventosa que tuvo a Cage como uno de los rostros de Hollywood. Pasando desde un ‘buddy film’ al cine de acción con tiros y persecuciones de autos, con una subtrama de espías, monólogos inspiradores, drogas, plot twits, clichés, una reivindicación familiar y personal, constantes homenajes a películas del mismo Cage como Face/Off, una cita acertada de Paddington 2, y un final un tanto ridículo donde la historia se ríe un poco de sigo misma. Es pensar el presente de la industria exponiendo un pasado de muchas alegrías y decepciones de la máquina de Hollywood y del mismo actor. Cabe mencionar la gran actuación de Pedro Pascal siendo un personaje del cual el espectador deseará ver más y un guion que es muy inteligente. Expone el momento del streaming y del cine de superhéroes. Más que criticarlo se pregunta qué es lo que viene ahora o que es lo que necesita la gran pantalla, por ello la subtrama de la película escrita por Nick y Javi. Entre la búsqueda de algo llamativo y superficial, Javi entiende, y le hace entender a Cage, que lo que está pasando en el aquí y ahora también es poderoso, allí no se refiere a la acción y comedia, sino al viaje personal de Cage en la necesidad de reencontrarse consigo mismo y con su familia. Por más que sea algo diminuto en comparación a un multiverso, quizás, es lo que necesita justamente el cine.
A esta altura del mundo, Nicolas Cage más que un actor, se podría considerar como un elemento más de la cultura pop a nivel mundial. Por eso cuando anunciaron que, en El precio del talento, iba a hacer de sí mismo, muchos ya nos estábamos relamiendo con la bizarreada que podría salir de acá. Veamos el resultado final. Seguimos a Nicolas Cage, quien intenta agarrar algún papel que lo vuelva a posicionar como una mega estrella de Hollywood, mientras busca entenderse con su ex esposa, y sobre todo, su hija. A todo esto, le llega la invitación de participar en una fiesta de un millonario en Mallorca. Lo que parecía ser un trabajo rápido para cobrar algo de dinero, terminará siendo una aventura épica para Nicolas Cage. Van a leer seguido “Nicolas Cage” en esta reseña, porque como dijimos, se interpreta así mismo, y para colmo, todos los personajes de El precio del talento, son mega fans de sus películas más emblemáticas. Aparte de que el propio Nick tiene alucinaciones con un Cage joven que lo vive “aconsejando”. No es la primera vez que vemos una película con un actor haciendo de sí mismo, y riéndose de su estado actual o de su momento de fama. Y son en esas partes, donde El precio del talento más brilla; con un Cage desatado y haciendo todas sus caras y gestos característicos. Si son fans del actor, esta película es una oda a toda su filmografía; porque, además, las referencias a sus mejores proyectos van a estar a la orden del día. Otro gran punto a favor es la enorme química que tienen Cage y Pedro Pascal. Todos sabemos que el actor chileno es muy talentoso y que desborda carisma, y esta unión con el bueno de Nick dan los mejores momentos del film. Atentos a una parte donde están hasta las cejas de ácido. Pero como nada es perfecto en este mundo, vamos a hablar de lo malo. Y es que se nota que no tenían muchas ideas para la película, y que el principal gancho era ver a Nicolas Cage haciendo de sí mismo. Cuando el chiste se agota, El precio del talento tiene poco para ofrecer, sintiéndose un poco estirada la historia pese a durar apenas una hora y cuarenta minutos. En conclusión, si les gustan las cintas autorreferenciales o son muy fanáticos de Nicolas Cage, este proyecto se merece que le den una oportunidad. Pero si esas cosas les dan igual, El precio del talento tiene poco que ofrecer.
El peso del talento es una comedia de acción en la que Nicolas Cage se interpreta a sí mismo viviendo una historia similar a la de sus películas. Y se encuentra acompañado de Pedro Pascal, Tiffany Haddish, Paco León, Sharon Horgan y Neil Patrick Harris, entre otros. Todos ellos dirigidos por Tom Gormican, un director a tener en cuenta en el futuro. Como aclaré en el párrafo anterior, Nicolas Cage se interpreta a sí mismo, en una versión ficticia, a pesar de que se mencione buena parte de su filmografía, que asiste a la fiesta de cumpleaños de Javi Gutiérrez (Pascal), un millonario español. Y termina trabajando de forma encubierta para la CIA, que lo investiga pensando que es un peligroso narcotraficante. En primer lugar, es necesario destacar que esta película funciona porque tanto el director como los actores se toman en serio el juego. Lo que se ve reflejado en la efectividad de los gags y justifica las «malas ideas» como son las sobreactuaciones, las frases célebres en primer plano y los diálogos de Nicolas Cage con su otro yo imaginario. Además de una referencia constante a la farándula hollywoodense, que tiene sentido para mostrar la decadencia de su protagonista, razón por la que no necesariamente deja afuera al espectador menos informado. Un párrafo aparte merece Javi Gutierrez, interpretado por Pedro Pascal, cuyo millonario ingenuo fanático de la estrella hace que resulte verosímil la historia a pesar de su planteo absurdo. Haciendo avanzar la trama involuntariamente con sus acciones impulsivas propias de un comportamiento infantil, como marcan las reglas de la comedia. En conclusión, El peso del talento es una película que saca provecho de todas sus malas decisiones de puesta en escena porque cuenta con Nicolas Cage, cuya carrera es tan extensa y variada, de protagonista. Evitando la autoparodia, propia de un capítulo de Los Simpson, para contar una historia de redención personal, que incluye las dosis necesarias de acción exagerada como la de los noventa y humor, para mantener entretenido al espectador en todo momento.
Una propuesta divertida que en inglés tiene un título más irónico “El insoportable peso del talento masivo” en traducción literal. Un film que gira sobre la fama de Nicolas Cage, el es uno de los productores y el protagonista, pero que no solo está dedicado a los fans del actor, sino que es una comedia de enredos y acción con unas cuantas buenas ideas. Nicolas Cage, en la película y quizás también en la realidad, pasa un momento de problemas financieros graves, que lo obligan a aceptar la oferta de un millón de dólares para participar en un cumpleaños lujoso en Marbella. Después resultará que el anfitrión es un mafioso, fan del actor, guionista amateur, que en la casa secuestraron a una joven y la CIA le exigirá al actor un heroísmo que no tiene. Cage es para algunos un actor de culto, otros lo aborrecen, tiene su leyenda de personajes intensos y anécdotas como comerse una cucaracha cuando el guión lo exige. Hizo buenas películas memorables y de las otras.En la película se rie de si mismo e ironiza sobre Hollywood, en un guión escrito por el director Tom Gormican junto a Kevin Etten. Con un principio muy ingenioso y divertido, que luego no mantiene todo el nivel, pero que combina muy bien con escenas de acción, el resultado es una película que se disfruta del principio al fin. Al lado de Nicolás Cage se luce Pedro Pascal, sin la armadura mandoloriana, que a pura simpatía y seducción se roba varias escenas.
"El peso del talento": Nicolas Cage y la exacerbación de un estilo Cage, que hace de sí mismo en su peor momento, cae en Mallorca para el cumpleaños de un traficante de drogas y armas. Vaya uno a saber en qué momento exacto ese embrión de estrella que era Nicolas Cage a finales de los ’80 devino en el intérprete asalariado de mediados de los 2000, no sin antes bañarse de prestigio con un Oscar por Adiós a Las Vegas (1995) y protagonizar varios hits de taquilla de acción como La roca (1996), Con Air (1997) y Contracara (1997). Durante los primeros años del milenio, movido por las deudas fruto de una vida regida por el despilfarro y los gustos estrafalarios, el sobrino trash de Francis Ford Coppola empezó a aceptar cuanto guion le pusieran delante. ¿Calidad? ¿Qué es eso? Como Bruce Willis, Cage fue una caricatura de sí mismo, un sinónimo de aquello que supo ser y no fue más. Pero hace menos de una década, su carrera pegó un nuevo giro gracias a personajes hilados por la locura y una pulsión por el descontrol, cuando no por una angustia existencial y la soledad. A este último grupo pertenecen Joe (2013) y Pig (2019). Al primero, las muy recomendables Mom and Dad (2017), Mandy (2018) y Willy's Wonderland (2021). Es, entonces, un actor que, habiendo establecido relaciones carnales con el ridículo, resucitó de entre los muertos exacerbando su estilo. Un paradigma que lleva al extremo en El peso del talento, en que Nicolas Cage hace de…Nicolas Cage. La idea de un actor interpretándose a sí mismo, desde ya, no es ninguna novedad, como demuestran JCVD (2008), centrada en un Jean-Claude Van Damme en caída libre profesional y personal, y la a estas alturas clásica ¿Quieres ser John Malkovich?, en la que un titiritero neoyorquino descubría un portal para entrar a la mente de, obvio, John Malkovich. Como aquellas, El peso del talento se caracteriza por su impronta metadiscursiva y un universo referencial que no va más allá de los trabajos y la (caótica) vida personal de quien se presta a un chascarrillo casi interno. Así ocurre con Cage, a quien la película encuentra cotizando a la baja, desesperado por volver a los primeros planos y con deudas que afloran tras sus pasos. Harto de perseguir a cuanto director parezca mínimamente interesado en darle trabajo, la oferta de un palito verde a cambio de viajar unos días con todo pago a la isla de Mallorca para asistir al cumpleaños de un millonario fanático de él asoma como un paliativo transitorio para su situación. El encargado de aprobar la visita no es otro que un Cage rejuvenecido digitalmente y con mechas noventosas que hace las veces de voz de su conciencia, una de las tantas ideas destinadas a reforzar la vertiente paródica del asunto. Pero las cosas en la isla no son tan sencillas, porque Javi Gutiérrez (Pedro Pascal, que últimamente aparece hasta en la sopa), más allá de una simpatía que despierta una química instantánea entre ellos, se dedica al tráfico de armas y drogas, sin saber que los sabuesos del FBI están tras sus huellas. Y nada mejor para los federales que contactar a Cage para que haga de informante, iniciando así la segunda película que hay en El peso del talento. Si la primera funciona traccionada por la autoconciencia y la ausencia de límites a la hora de apelar al absurdo autoinfringido, la segunda, más cercana la comedia policial clásica, no escapa a los lugares comunes del género. El chiste de Cage haciendo de Cage, entonces, se agota unos largos minutos antes del inicio de los créditos finales.
Nicolas Cage ha logrado hacer de su persona un personaje con entidad propia, casi como si hubiera desaparecido para darle paso a la figura cinematográfica. Al igual que Peter Sellers, Nicolas Cage también ha logrado erradicar cualquier atisbo de privacidad. Es un personaje del cine, una ficción que cobra existencia en la pantalla. La prueba de que es más un personaje que un actor es El peso del talento, su nueva película, en la que se interpreta a sí mismo. Es decir, en la película dirigida por Tom Gormican, Nicolas Cage hace de Nicolas Cage, y esa es la singularidad de la película, la rara sensación que produce ver al actor haciendo de él mismo. Sin embargo, si a la película le sacamos esta singularidad actoral, tiene muy poco para ofrecer, ya que en ese juego metaficcional se intenta desarrollar una trama de comedia de secuestros que puede llegar a aburrir al público que no esté familiarizado con el actor/personaje principal. Las referencias y las citas que se hacen de las películas de Cage son bastante limitadas, sobre todo si se tiene en cuenta la extensa filmografía del actor. También fracasa un poco en su intento de ser una película cinéfila, ya que se queda solamente en la mención de un par de clásicos de la historia del cine (El gabinete del doctor Caligari) y de un capricho más reciente (Paddington 2). Quien acompaña a Cage es Pedro Pascal, en el papel de un pseudomafioso que se hace amigo íntimo y con quien comparte los momentos de acción más graciosos. Es Javi (Pascal) quien lo acompaña en la aventura de rescatar tanto a la hija del actor como a la hija de un importante político de España, secuestradas por un mafioso cercano (Paco León). Nick Cage vive el declive de su carrera y quiere su próximo papel, pero las productoras consideran que ya está pasado de moda. En su familia tampoco la está pasando bien, ya que su hija adolescente (Lily Sheen) está cansada de que le hable todo el tiempo de él mismo y la obligue a ver películas de hace 100 años. Y su mujer (Sharon Horgan) trata de decirle que su hija necesita un padre y no un actor obsesionado con el personaje. Lo inesperado surge cuando su amigo Richard (Neil Patrick Harris) lo obliga a aceptar un millón de dólares para asistir al cumpleaños de Javi, quien dice ser un fan del actor. Pero cuando Nick llega a la casa del admirador, la CIA lo intercepta para que los ayude a atraparlo, ya que Javi no es quien aparenta ser. La película se guarda algunos cameos y tiene una narración que por momentos se estanca un poco, aunque siempre logra salir con pasos de comedia efectivos. Mitad autoparódica y mitad en serio, El peso del talento es sobre un actor que se homenajea así mismo en el tramo final de su carrera, y al que no le importan los papeles que puedan ofrecerle ni la calidad de las películas en las que pueda actuar. Si bien El peso del talento no está a la altura del personaje que homenajea, es una película amena y divertida, que se deja ver gracias al carisma y a la voluntad arrolladora de su protagonista.
Llega a la gran pantalla “El Peso Del Talento”, en donde Nicholas Cage se viste de sí mismo para volver a intentar conquistarnos. Nick Cage ha llegado a lo que siente como un punto cúlmine en su carrera, en donde su éxito pasado lo presiona a seguir consiguiendo conquistas laborales y no dejar que su fama se esfume. Cage se esfuerza en que su relevancia no desaparezca, pero se le complica equilibrar esa lucha con una vida familiar sana, o una relación recíproca con su hija. Por otro lado, su agente (Neil Patrick Harris) sigue buscándole trabajo para saldar deudas que su estilo de vida le generó. Una de las propuestas que surgen es una contratación para ir al cumpleaños de un excéntrico millonario (Pedro Pascal), ferviente fanático del actor. La necesidad tiene cara de hereje, así que Cage acepta a regañadientes, desencadenando toda una situación inesperada… que cambiará la vida de ambos. Pocas veces se ve una película con guion tan ingenioso: es impecable. Mezcla y entrelaza dos líneas narrativas, una tranquila y comédica, que está firmemente enlazada con la gigantesca química que los protagonistas comparten, y otra más dinámica, en donde las cosas “peligrosas” de acción suceden y el film progresa de una forma mucho más cinematográfica, generando momentos dignos del “Nicolas Cage épico” que todos conocemos. Ambas corrientes, combinadas, nos brindan momentos de contraste, complementándose entre sí, y dando a los espectadores tanto inmersión, empatía, como también espacio para observar desde afuera. Lo único que podría objetarse es la presencia de diálogos un poco cliché o predecibles, pero hay tantos impredecibles, que hasta podría decirse que brinda estabilidad al público poder anticiparse algunos. La trama es casi consciente de sí misma y eso hace que surja hasta complicidad con el público. La interpretación de los actores es súper dinámica y se potencian entre sí, ya que la química que comparten, reitero, es realmente impresionante. El acento de Pascal entretiene por sí solo, además de, por supuesto, volver a su personaje una fuerza atractiva y suave, totalmente opuesta a la energía explosiva y “todo o nada” de Cage. Este, por otro lado, es una estrella y lo demuestra sin falsas humildades, aunque, sin embargo, logra hacer, a través del humor, una autocrítica, si se quiere, de él mismo, y por extensión, a los actores famosos de la industria. Lo visual se vuelve muy interesante gracias a las locaciones bellas seleccionadas para algunas tomas, así que pulgares arriba para la producción. Sin embargo, se desaprovecha un poco por momentos. Por otro lado, la dirección de arte merece una mención especial, ya que vuelve especiales a ciertos objetos inanimados relevantes para la trama y graciosos en sí mismos. La versión joven del protagonista, rejuvenecido digitalmente, se asemeja mucho al Nicolas Cage de antaño, y aunque es un poco perturbadora, le añade gracia, en vez de distraer, cosa que es difícil de lograr cuando de retoques digitales se trata. Una película imperdible, llena de referencias a la extensa carrera de Cage, que recomiendo ampliamente. Para ser sincera, hace varios años que no me río a carcajadas en el cine como me reí con “El Peso Del Talento”. ¡Cita obligada de este finde! Por Carole Sang
Si a esta altura del partido hay que explicar porque Nicolas Cage es un genio de la actuación estamos en problemas. Su carrera, despareja pero apasionante, incluye más riesgos estéticos y límites actorales que la inmensa mayoría de sus contemporáneos. Trabajo con directores geniales en proyectos difíciles y con resultados sorprendentes. A quien no crea esto le aconsejo que vaya y revise su filmografía, porque hacerlo en esta nota llevaría demasiado tiempo. Pero sí es importante entender este mal entendido que hay alrededor de su carrera para poder disfrutar aún más de esa gran película que es El peso del talento (The Unbearable Weight of Massive Talent). Aquí Nicolas Cage se interpreta a sí mismo e incluso habla con su engreído yo del pasado, tan eufórico e intenso como uno lo imaginaba. Muchos actores se han representado en la pantalla o se han reído de su propia imagen, pero acá hay algo sutilmente diferente. Si en este guión un actor cualquiera hubiera interpretado a una estrella ficticia, la película hubiera funcionado de forma muy semejante a como lo hace. Hay una historia bien construida detrás de esta comedia de acción donde Nicolas Cage termina siendo sin duda su mayor gancho. Que sea Cage le permite a la película jugar de otra manera. A lo largo de la trama se cita gran parte de su obra de forma feliz y luminosa, sin dejar nada afuera y festejando incluso películas muy despreciadas. Sin duda Contracara (Face Off, 1997) de John Woo la única que se destaca mucho más que el resto, sin duda hay un amor particular por esa película perfecta que Cage protagonizó junto a John Travolta. Nicolas Cage tiene problemas con su carrera y una gran oportunidad que se le presente la arruina por hacerle una audición de prepo a un director fuera del casting. Con grandes deudas, a Nick Cage no le queda otra que aceptar una insólita propuesta que le ha traído su agente: viajar a España para asistir al cumpleaños de un multimillonario fanático del autor. Javi Rodriguez (Pedro Pascal) no solo desea conocerlo, también tiene un guión para ofrecerle. Desconfiado del evento, Cage llega al lugar con pocas ganas, pero resulta que Javi está siendo investigado y la CIA termina pidiéndole a Cage que los ayude con la investigación. El millonario no parece ser una mala persona, pero tal vez sea un criminal terrible. Así el verdadero Cage termina metido en lo que parece un guión de película. Cage está impecable en su papel y Pedro Pascal es uno de los actores más sorprendentes de la actualidad. Juntos tienen una gran química y eso contribuye a que todo funcione. El guión no se excede en ninguna dirección y por supuesto demuestra un cariño gigante por Nicolas Cage. Su reivindicación es parte de la hermosura de la película, ligera, generosa y divertida a la vez. Una pequeña fiesta para festejar al actor. Alguien podría decir que en su regreso, pero como aclaran en la propia película: “No es que me haya ido a alguna parte”. Nicolas Cage siempre estuvo y sigue estando.
Protagonista de una de las historias de ascenso, auge y caída más radicales de la historia del séptimo arte, Nicolas Cage se abrió paso en la industria gracias a su ilustre procedencia: es sobrino del director Francis Ford Coppola. Por talento propio y gracias a un notable don para elegir papeles excéntricos y arriesgados, triunfó en “Birdy” (1984), “Peggy Sue” (1986), “El Beso del Vampiro” (1989) y “Corazón Salvaje” (1990). Fue el alcohólico en franca decadencia en “Adiós a Las Vegas” (1995) y su aspecto desesperado le sentó de maravillas en “Vidas al Límite” (1999). Luego de convertirse en abonado a films de acción taquilleros durante los ’90, dio un salto dramático cualitativo eligiendo proyectos como “El Ladrón de Orquídeas” (2002) y “Los Impostores” (2003). Cuesta creer que su carrera se encuentre en un espiral de descenso sin retorno, mediante una inefable concatenación de elecciones deficientes, solamente matizadas por sus colaboraciones junto a Paul Schrader: “Luz al Final del Día” (2014) y “Dog Eat Dog” (2017). Sin embargo, quizás el nativo de Long Beach haya encontrado la fórmula perfecta para resurgir de la forma menos pensada. En “El Peso del Talento”, Nicolas Cage interpreta a Nicolas Cage recurriendo a las armas recurrentes de su prolífica y dispareja trayectoria, con miras de salvar su buen nombre más vale tarde que nunca. Quizás no exista dentro del planeta Hollywood una estrella que polarice las diversas miradas que sobre su legado se posan. Así como Cage interpreta un rol que perfectamente puede espejarse con el continuo de sus dos últimas décadas de trayectoria: un actor en decadencia, dueño de una filmografía tan ecléctica, repleto de deudas y olvidado por su público, quien se adentrará en una aventura que cambiará su vida para siempre. Mediante una plétora de guiños autorreferencias, este film devenido en enorme chiste interno, parodia la propia realidad de Cage, un intérprete en declive que pasó de moda, perdiendo ostensiblemente su ‘prime’, al tiempo que perpetra una sátira a la industria que lo cobija. En este sentido, la estrella de “Contracara” (1996), “La Roca” (1998) y “Con Air” (1999) se convierte en el rostro ideal. Las luces y sombras de su filmografía nos arrojan un espectro que abarca éxito de taquilla y el efectismo en numersos géneros, en igual medida que el nulo buen juicio de un actor capaz de interpretar roles insignificantes en films nimios y meramente amateurs. Abundante en registros ridículos y exagerado, indaga “El Peso del Talento” en las inseguridades y frustraciones que atraviesa el propio Cage; también del negocio tras bastidores, llevando a cabo una pintura similar a la que ensayara la originalísima “¿Quiéres ser John Malkovich?” (1999, Spike Jonze). Desbordante y absurda, esta experiencia explosiva no reserva timidez alguna a la hora de erigirse como meta cine y buddy movie de manual, ejecutado en relato de tres actos la esperable convención de villanos a vencer y búsqueda del eje protagónico por trascender sus propias miserias Existen durante el metraje llamadores constantes al espectador de buen paladar cinéfilo. “El Peso del Talento”, dirigida por Tom Gormican, es una obra que no posee la mínima cuota de solemnidad; se burla de la propia convención en la que establece su terreno de juego. El mundo de ficción está siendo permanentemente analizado y criticado por los mismos personajes, de manera que se subvierte el cliché que tanto siempre nos irrita.
PERSONALIDADES Y META-PERSONALIDADES La carrera de Nicolas Cage ha sido un subibaja constante, y no solo por la cantidad de películas en las que participó (desde el 2010 en adelante viene promediando unas cuatro producciones por año), sino también por la diversidad que muestra su filmografía: desde películas de acción baratas y mediocres (Tokarev, Arsenal), hasta dramas independientes con ambiciones de prestigio (Joe, Pig), pasando por tanques animados (Spiderman: un nuevo universo, Los Croods) y hasta films de terror con ánimos de salir de lugares comunes (Mandy, El color que cayó del cielo), y seguro que algo se nos olvida en este repaso rápido. Pero su caso parece ser diferente al de Bruce Willis, que se refugió en el mercado doméstico de las películas de acción, y no solo por la variedad de narraciones y estéticas: también porque Cage casi siempre parece estar poniendo un nivel de energía inusitado en cada película, dejando en claro que hay algo de su personalidad que siempre impregna la pantalla, para bien y para mal. El peso del talento busca hacerse cargo de ese “para bien y para mal”, construyendo un argumento donde no solo Cage hace de sí mismo, sino que incluso permite una examinación de su carácter de estrella y cómo eso va de la mano de su forma de ser, hasta que no se distingue una parte de la otra. Por eso estamos ante una película que es muchas películas a la vez, a partir de un argumento que tiene una cuota considerable de enredos: Cage está en la lona -a nivel artístico, pero también financiero y personal- y por eso debe aceptar a regañadientes un jugoso cheque para viajar a España y asistir a la fiesta de cumpleaños de un millonario llamado Javi Gutierrez (Pedro Pascal), que resulta ser un capo de la droga que acaba de secuestrar a la hija de un importante político. Esto llevará a que Cage termine involucrado en una operación de la CIA para rescatar a la joven, mientras debe lidiar con su crisis existencial y reexaminar su ego. Si El peso del talento es, en el fondo, un relato sobre un hombre haciéndose cargo de que no puede estar todo el tiempo mirándose el ombligo, el film de Tom Gormican acumula una multitud de elementos que pretenden decir muchas cosas más. De hecho, se la puede enlazar con otras películas como Una guerra de película o JCVD, que también indagaban en los egos actorales y en la industria cinematográfica como una maquinaria que se devora personas, instituciones y hechos. En el film conviven un relato de amistad entre dos tipos tan megalómanos como inseguros (Cage y Javi); un examen sobre las demandas de la paternidad; un análisis sobre la relación entre público y estrella, y la influencia del universo cinematográfico en la vida de las personas; y una comedia de acción y espionaje, entre varias cosas más. Para sustentar ese ensamblaje, hay un despliegue de ideas bastante potentes -por ejemplo, el alter ego desbordado que es Nick Cage-, pero que solo de a ratos hacen sistema y se apoderan de la puesta en escena. Hay, es cierto, una saludable apuesta a la incomodidad, incluso yendo a contramano de las expectativas, con personajes bordeando o cayendo en el ridículo, y quizás el más beneficiado en ese esquema sea el personaje de Javi: es un tipo que siempre concibe al cine como un mundo de fantasía al cual escapar de la angustia de la realidad en la cual vive, pero también como una vía en la cual hallar una oportunidad de redención. En eso es clave también la interpretación de Pascal, que demuestra unos inesperados dotes para la comedia y por momentos hasta se roba la película. Sin embargo, El peso del talento no llega del todo a trasladar la mirada de Javi -y la de Cage, con su frágil egocentrismo-, desperdicia algunos personajes en el camino (como los de Tiffany Haddish y Ike Barinholtz) y se ve obligada a resolver los conflictos mediante giros narrativos un tanto forzados. Al igual que Hechizada, otra meta-película que tenía un planteo interesante no del todo llevado a fondo, El peso del talento es atractiva en el antes y después de su visionado, pero no tanto en el durante. Es un experimento con ciertas dosis de disfrute, pero que no llega a explotar todo su potencial, quizás porque no encuentra -o no se permite- apretar el acelerador a fondo.
La divertida comedia de acción con Nicolas Cage y Pedro Pascal El famoso actor de “Con Air” y “Contracara” se ríe de sí mismo en esta comedia de Tom Gormican donde se muestra como una egocéntrica estrella en crisis enredada en una trama de espías. Cage comparte cartel con Pedro Pascal, el actor chileno nacionalizado estadounidense de las series Mandalorian (2019) y Narcos (2015), que sabe hacer de contrapunto perfecto al icono de Hollywood en la piel de un magnate español que lo admira e invita a pasar unos días de descanso en su fastuosa propiedad. Con el tiempo entablan una amistad, piensan en un nuevo proyecto cinematográfico juntos, para luego convertirse en compañeros de aventuras al final del relato. La historia escrita por Tom Gormican y Kevin Etten funciona como la serie Jean-Claude Van Johnson (2016) para Van Damme. Una comedia con el actor de Hollywood haciendo de sí mismo y riéndose de los puntos álgidos de su carrera, mientras debe alternar su fama con tareas de espía para el gobierno norteamericano. A diferencia de Van Damme, Cage tiene un don natural para la comedia, sabe cuándo hacer catarsis y cuándo ponerse serio y hacer el ridículo con gracia. El peso del talento (The Unbearable Weight of Massive Talent, 2022) juega con la película dentro de la película. La película confluye con la que están planeando realizar con Javi (Pedro Pascal) en la mansión de este en Mallorca. Así hablan del argumento en varias oportunidades, en la relación rota de Cage con su hija adolescente o en la resolución del tercer acto, para después transitar efectivamente estas estructuras en el propio film. Pero todo esto sería en vano si la comedia no tiene sus momentos de humor efectivo y El peso del talento los tiene. Por supuesto no son todos y algunos funcionan mejor que otros, pero logra mediante un guion sólido explotar sus cualidades con eficacia. El momento LCD, el altar del fan sobre Cage, son algunos episodios realmente divertidos que hacen del film un pasatiempo simpático y entretenido.
Todo fan de Nicolas Cage sabe que su filmografía se divide en dos categorÍas que ofrecen propuestas muy diferentes entre sí. Por un lado están las películas "serias" donde el actor presenta interpretaciones más contenidas con personajes normales y se contrastan con la galerías de freaks que sobresalen en sus composiciones más excéntricas. El peso del talento amagaba con ser un proyecto que celebraría al Cage de la segunda categoría pero terminó convertido en un film mucho más mainstream de lo esperado. En otras palabras, se trata de una opción digerible para un público que jamás en la vida disfrutaría odas bizarras como Mom and Dad, Mandy, Color Out of Space y muy especialmente Willy´s Wonderland y Prisoners of the Ghostland, El director Tom Gomican tiene la intención de explotar la veta más excéntrica del protagonista pero se termina por contener demasiado y eso deriva en una propuesta genérica que busca llegar a un público más amplio. No es ninguna casualidad que este film pudo tener su estreno en los cines mientras que los títulos citados tuvieron problemas para conseguir una distribución internacional. Los seguidores del actor la van a disfrutar y tiene sus momentos cómicos efectivos pero cuando corren los créditos finales en la pantalla queda la sensación que podría haber sido mucho más disparatada. La película por momentos funciona como una sátira del cine de Michael Bay y encuentra su mayor atractivo en la dupla que conforma Cage con Pedro Pascal. Las interacciones entre ellos brindan los momentos más divertidos dentro de una propuesta que en la segunda mitad se convierte en una comedia de acción mundana. En aquellos momentos donde el protagonista interactúa con fragmentos de su imaginación el film consigue aportar las escenas más inspiradas. Sin embargo a la dirección de Gormican le faltó soltarse más en su excentricidad. Sobre todo para una propuesta donde Cage se interpreta a sí mismo y tiene la intención de divertirse con el perfil más alocado de su filmografía. Cumple en materia de entretenimiento y le saca al público un par de risas (lo que no es poco), pero está lejos de ser la gran película que vendieron la reseñas exageradas.
El peso del talento es una celebración para los amantes de la figura (cuasi leyenda) de Nicolas Cage y su sinuosa carrera. Es una comedia sensacional que parodia y homenajea al artista por partes iguales. Está hecha a medida justa, pensada al milímetro para explotar su mito como consumo irónico, pero a la vez como actor de grandeza. Es probable que sea la única figura de Hollywood que puede hacer algo así en este momento porque son muy pocos los artistas que han llevado una carrera con tantos altos y bajos y que se han convertido en memes. Nicolas Cage es Cultura Pop y aquí se lo homenajea en vida con un gran laburo por parte del director Tom Gorimcan, quien conjuga muy bien escenas al estilo película de acción de los 90s con secuencias tipo sitcom. Hablar de la excelencia de Cage interpretando una versión exacerbada de sí mismo es un sobreentendido, así que remarcaré el formidable laburo de Pedro Pascal en toda esta locura. El peso del talento tiene una única falla: te va a gustar más o menos según tu amor por Cage y su leyenda. Quien escribe esta reseña, tiene un grupo de Whatsapp que se llama “Hijos de Cage”…
Un delirante viaje por el ego de Nicolas Cage El peso del talento, divertida y creativa película de Tom Gormican, demuestra que Nicolas Cage siempre fue una gran estrella de Hollywood a pesar de algunas malas críticas. Entre los '90 y principios del 2000 Nicolas Cage protagonizó una seguidilla de largometrajes exitosos y con buenas críticas que lo posicionaron como una de las estrellas más taquilleras del cine de acción. El "método de actuación Cage" -que para algunos puede resultar un tanto excesivo- se convirtió en uno de sus sellos autorales y le permitió explorar facetas más dramáticas que lo sacasen del encasillamiento (también, hay que decirlo, le valieron algunos memes). Entrada su etapa de maduración actoral, decidió optar por producciones de menor presupuesto y bajarse del tren hollywoodense, hasta la aparición del director Tom Gormican en su camino. El peso del talento es una delirante aventura que demuestra que sin importar los años que pasen, el Nick Cage rudo, de clásicos como Con Air o Contracara, siempre tendrá un lugar en el corazón de la cinefilia. Nicolas Cage está en crisis. Creativamente insatisfecho y enfrentando la ruina financiera mientras sueña con ser convocado por Quentin Tarantino para un proyecto cinematográfico. No es su único problema: la relación que mantiene con su hija adolescente es tensa. Para solucionar sus deudas, Cage acepta una oferta de un millón de dólares para asistir al cumpleaños de un millonario superfan, Javi Gutierrez (Pedro Pascal). Pero cuando una agente de la CIA (Tiffay Haddish) lo recluta para atrapar una banda criminal, el actor se verá obligado a revivir sus mitológicos roles como héroe de acción para salvarse a sí mismo e impedir la muerte de sus seres queridos. Al principio puede costar entrar en el juego que propone El peso del talento -un filme que explota la veta egocéntrica de Cage con muchísimo humor y chistes autorreferenciales- pero entrados en el eje conflictual es imposible no seguirla viendo y celebrar cada broma absurda del guión. Nicolas Cage se ríe de Nicolas Cage y de los caminos vanidosos que lo siguieron durante su carrera, obteniendo una película que está destinada a convertirse en un nuevo hit de la nueva comedia americana. La película de Tom Gormican funciona en varios frentes: aquellos que no sigan el trabajo del actor, encontraran una muy divertida comedia (aunque se les escaparán algunos latiguillos) y el fandom de Nicolas Cage la sentirá como una caricia al corazón y una experiencia de dulce nostalgia que puede lograr que se piante un lagrimón en el cine.
Hay películas que uno no espera y generan una sorpresa incluso si están llenas de lugares comunes. O mejor, por eso: porque están llenas de lugares comunes y los subvierten, pervierten, tuercen hasta que revelan al mismo tiempo su verdad y su absurdo. Como 3000 millas al infierno o Mr. Brooks -de esa clase-, El peso... es la historia de un señor llamado Nicolas Cage que, sin futuro como actor, acepta un millón de dólares para aparecer en la fiesta de un mega millonario que lo adora. Pero termina siendo un agente de la CIA en contra de ese millonario y nuevo y auténtico amigo que ha encontrado. Esa es la trama, que aprovecha el hecho de que Cage hace años acepta cualquier rol para pagar deudas, pero al mismo tiempo recorre de soslayo una carrera realmente impresionante y abultada. Es decir, una reflexión sobre Hollywood con las herramientas más espectaculares de Hollywood, una película que muestra -no dice, muestra- que el gran espectáculo es una lupa para lo real, no un velo que lo oculta. Al mismo tiempo, es divertidísima y es, si se quiere, una especie de parodia de Adaptación, otra de las películas “raras” de Cage, donde realidad y ficción se combinan de un modo ingenioso e inteligente (que no es lo mismo). Aire fresco, juego absoluto, ganas de hacer cine de verdad con todos los condimentos. Cage es un grande y de eso se trata.
Muerte y resurrección del ícono de una época ¿De qué va? Nick Cage, rodeado de deudas y problemas familiares, acepta concurrir al cumpleaños de un súper fan por un millón de dólares. Pero los secretos de este y la investigación en curso de dos agentes de la CIA lo sumergen en un blockbuster que mezcla la realidad con la ficción. Hablar hoy del talento de Nicolas Cage es comprender que su carrera como icono heroico de los ’90s fue tan solo el puntapié para su carrera artística, aunque también un declive en su costado personal. Cómics de colección, mansiones, huesos de dinosaurios y animales exóticos son algunos de los tantos lujos que el actor se dio en el pasado, sin comprender que su figura actoral se estancaba, muy lentamente, en películas que el público ya no disfrutaba. Desde Ghost Rider, Next a Knowing o El Aprendice de Brujo, Nicolas trataba de entregarse completamente a sus personajes, pero estas superproducciones que tan solo buscaban una moneda en taquilla lo estancaron como la opción más redituable en films de acción de segunda, papeles que lo ayudaron a cubrir los gastos de tremendas excentricidades. Pasados los años, y logrando en el medio papeles exquisitos como Joe en el film homónimo de Gordon Green o el Big Daddy de Kick-Ass, el Klaus Kinski Californiano le da vuelta la cara a Hollywood y a toda su extravagancia para demostrar, una vez más, que su talento pesa más que su figura pública. A partir de este punto de redención es que nace El Peso del Talento, apoyándose en la metatextualidad cómo recurso narrativo y ficcionalizando el futuro del actor, presentando la lucha constante entre Nicolas Cage, el actor que busca trascender con papeles complejos, y Nick Cage, aquella sombra del pasado, sedienta de gloria y reconocimiento. El film presenta al personaje en un meseta tanto personal como artística, en dónde el papel que tanto quería le es rechazado y su ex esposa (Sharon Horgan) e hija (Lily Mo Sheen) apenas pueden verlo. El actor, caído en desgracia, acepta, convencido por su representante (Neil Patrick Harris), asistir como invitado de honor al cumpleaños de un fanático acérrimo, Javi (Pedro Pascal). A partir de esta disyuntiva, correrse de lo artístico para dar lugar al exhibicionismo estelar, Nick acepta la oferta por un simple hecho; necesita plata para pagar un sinfín de deudas. De esta forma, dejando de lado su orgullo, el actor se zambulle a la aventura, sin comprender que su camino se verá envuelto en un sinfín de situaciones tan espectaculares como hilarantes, salidas de los guiones de las películas que hoy en día protagoniza. Como si de una reversión con esteroides de Adaptation. se tratara, Nick atraviesa un viaje catártico a través de una multiplicidad de géneros que despiertan en el actor sus dotes interpretativos más pintorescos. Desde la comedia hasta la acción, Nick evoluciona en el personaje que lo define hoy como actor; un hombre acomplejado por su accionar que solo busca un respiro de tanta parafernalia. Con una correcta ejecución, la película atraviesa un guión de manual, pero no por eso peca de ingenuidad o agobio. La cinta logra, sabiendo que su punto fuerte es la ridiculización de los estereotipos, llevarnos por un viaje placentero a través de situaciones absurdas que se apoyan en el inconsciente del espectador, sea o no seguidos del actor. La dupla Javi/Cage es un recordatorio constante de la verborrea psicótica de los fanáticos hacia sus ídolos. Cómo el fan, atrapado en la nostalgia y el coleccionismo impersonal, atrapa al actor, humano, y lo transforma en una figura de cera, creada para ser moldeada a gusto y piacere. Es esta relación y su evolución el punto fuerte del metraje, en dónde la figura del fan deberá humanizar a su ídolo y el actor, lleno de orgullo y pretenciosidades, intentará comprender que debajo de todas esas alabanzas “inocuas” se esconde aquella admiración sincera y esperanzadora que no supo ver. El Peso del Talento pisa fuerte tanto como una comedia de acción como también una metáfora del valor actoral que los artistas, envueltos cada vez más en pantallas verdes y trajes hechos por CGI, deben resignificar en los papeles que eligen tanto para subsistir como para demostrar su poderío. Tras rolar los créditos, como espectadores comprendemos que Nicolas Cage, pudiendo hacer una ficcionalización de su vida, tan heroica como aplastante, es uno de los actores más versátiles, demostrativos y sinceros de nuestra época. “You’re Nick Fuckiiiiiiiiiiing Cage!”
La estrella frente al espejo En materia de Nicolas Cage, especie de “actor que es un género en sí mismo” en nuestra triste y redundante contemporaneidad en términos culturales, nadie se pone de acuerdo en torno a cuáles serían sus mejores películas desde el comienzo del nuevo milenio -aquellas iniciales del Siglo XX, en comparación, están mucho más estigmatizadas- aunque sí existe un consenso acerca del hecho de que cada cuatro o cinco obras filmadas entrega una en verdad loable que nos recuerda el enorme oficio del camaleónico y casi siempre exaltado intérprete, sin duda alguna uno de los más delirantes, originales e imprevisibles que haya dado el Hollywood posmoderno. Quizás sin llegar al nivel de las también recientes Cerdo (Pig, 2021), de Michael Sarnoski, El Color que Cayó del Cielo (Color Out of Space, 2019), de Richard Stanley, Mandy (2018), de Panos Cosmatos, Mamá y Papá (Mom and Dad, 2017), de Brian Taylor, o Ejército de un Solo Hombre (Army of One, 2016), opus de Larry Charles, El Peso del Talento (The Unbearable Weight of Massive Talent, 2022), dirigida y escrita por Tom Gormican, es otra odisea freak muy disfrutable que permite el lucimiento del artista y además agrega una cuota de autoreferencialidad que reflexiona tanto sobre su prolífica carrera, su inestabilidad familiar y esa evidente ciclotimia emocional como acerca de características ya más macro de la industria audiovisual, en sintonía con el ombliguismo de impronta narcisista, el carácter sumamente ridículo de los ejercicios actorales y creativos en general, la tendencia de muchísimos artistas a encerrarse en burbujas de artificialidad o autocondescendencia, las intromisiones disruptivas del mundo exterior y la arquitectura retórica cuasi lunática de géneros tan trabajados como la comedia y el cine de superacción. La epopeya que nos ocupa, precisamente una parodia muy light del show business con elementos de thriller de espionaje post Guerra Fría, puede que no se preste para nada a ser calificada como un exponente del “meta séptimo arte”, como las famosas 8½ (1963), de Federico Fellini, El Desprecio (Le Mépris, 1963), de Jean-Luc Godard, Cuidado con esa Puta Sagrada (Warnung vor einer Heiligen Nutte, 1971), de Rainer Werner Fassbinder, La Noche Americana (La Nuit Américaine, 1973), de François Truffaut, y El Estado de las Cosas (Der Stand der Dinge, 1982), de Wim Wenders, o que tampoco soporte un rótulo cercano a la sátira sobre la frontera entre la realidad y la ficción símil Demonios (Dèmoni, 1985), de Lamberto Bava, La Rosa Púrpura del Cairo (The Purple Rose of Cairo, 1985), de Woody Allen, Angustia (1987), de Bigas Luna, El Último Gran Héroe (Last Action Hero, 1993), de John McTiernan, y El Ladrón de Orquídeas (Adaptation, 2002), de Spike Jonze, no obstante El Peso del Talento explora con inusual comodidad -para las torpezas expositivas del mainstream y el indie de nuestros días, desde ya- por un lado el ego inflado de los actores, aquí a través de un Cage que hace de sí mismo y encima se desdobla en dos personajes, el intérprete que todos conocemos y un hilarante doppelgänger imaginario y más joven, Nicky, que sigue a ese Nicolas drogado que visitó el talk show británico Wogan (1982-1992) para promocionar Corazón Salvaje (Wild at Heart, 1990), de David Lynch, y por el otro lado la desidia afectiva en materia de su entorno inmediato, hoy su ex esposa e hija ficcionales, Olivia (Sharon Horgan) y Addy (Lily Mo Sheen), quienes padecieron su propensión a privilegiar la carrera por sobre la parentela o los pocos momentos en conjunto. Sin embargo El Peso del Talento, segunda obra de Gormican después de la mediocre Las Novias de mis Amigos (That Awkward Moment, 2014), esa olvidable comedia romántica con los por entonces ascendentes Zac Efron, Miles Teller y Michael B. Jordan, deja un poco en segundo plano el foco cómico esperable, léase las desdichas de la parentela de una celebrity mundial como el señor, para concentrarse en cambio en la amistad que el Cage en pantalla, uno muy deprimido que pretende retirarse de la actuación porque está nadando en deudas, perdió un trabajo que deseaba con fervor y es atacado/ ridiculizado por su familia, entabla con un millonario español que posee olivares y lo contrata por un millón de dólares para que asista a su cumpleaños, Javi Gutiérrez (el perfecto Pedro Pascal), sujeto que según un dúo farsesco de agentes de la CIA, Vivian (Tiffany Haddish) y Martin (Ike Barinholtz), en realidad es un traficante de armas muy importante que supuestamente secuestró a una tal María Delgado (Katrin Vankova), hija de un político de Cataluña que podría boicotear la actividad del mafioso, por ello mismo este último se llevó a la muchacha para impedir que el padre continúe en la carrera electoral y acceda al poder. La excusa del guión del director y Kevin Etten, éste un libretista televisivo de larga data, es a la par humilde y eficaz y se centra en Nicolas espiando para la CIA con el objetivo de descubrir el paradero de Delgado mientras desarrolla el vínculo con Gutiérrez, a quien le hace creer que ambos están creando un film a partir de situaciones improvisadas a lo Una Guerra de Película (Tropic Thunder, 2008), de Ben Stiller, desvaríos que derivan en sketchs de un humor absurdo bastante bien resuelto, quizás nada original aunque desparramando una gran química entre Cage y Pascal. Como si se tratase de una de esas faenas sarcásticas y autoreflexivas de Blake Edwards o un ejemplo de aquella comedia de pareja dispareja o hasta una buddy movie en una coyuntura exótica/ paradisíaca/ estrafalaria, en esta oportunidad Mallorca, el opus de Gormican en primera instancia obliga a la estrella hollywoodense a mirarse al espejo, en este sentido resulta muy llamativo que haya accedido a escenas en las que reconoce su alcoholismo, su dejo workaholic y hasta la esquizofrenia de ver y mantener conversaciones con el chiflado de Nicky, y en segundo lugar se burla por lo bajo -y a veces de manera tácita o colateral- de la fauna de desquiciados, quejosos y chupasangres que atrae el star system del mainstream, no sólo su representante Richard Fink (Neil Patrick Harris), parásito que cambia de parecer según los caprichos del cliente, o el propio Javi, un fanático acérrimo del actor que viene coleccionando memorabilia de sus películas desde hace décadas, sino también los agentes de la CIA, quienes como buenos esbirros institucionales ponen en peligro la existencia de los demás para cumplir la misión burocrática de turno, y la misma familia, esas dos mujeres que fetichizan el costado negativo de la vida bajo los reflectores, en línea con la egolatría patética del intérprete, pero al mismo tiempo disfrutan del cuantioso dinero que llega en paralelo, ese que -en la vida real y en pantalla- va a parar a “hábitos de consumo” un tanto desorbitados. El Peso del Talento, en síntesis, toma la forma de un autohomenaje más que merecido e incluso construye a un villano interesante, Lucas Gutiérrez (Paco León), primo de Javi y verdadero y tenebroso traficante de armas, planteo que permite una alianza entre los dos amigos en pos de salir con vida y rescatar cuanto antes a todos sus seres queridos…
El Peso del Talento, de Tom Gormican Interminables chistes autorreferenciales que dejan afuera al descuidado. Cada tanto surge una de esas películas que, por motivos absolutamente desconocidos, tiene éxito, pero un éxito efímero, que prontamente pasa. Lo que antiguamente las condenaba a algún anaquel de VHS, después de Dvd y ahora, seguramente pasará al streaming, en el cual quedará como un archivo que cada tanto alguien refiriéndose a ésta época, quizás algún docente hablando de la decadencia o el manierismo en el cine, rescatará del olvido. (Cuando el fin del mundo llegue, seguramente quedará alguno de estos objetos vacuos y sin sentido, flotando en el vacío del espacio como única constancia que la humanidad ha existido ) Filmada entre EEUU, Hungría y Croacia, con Pedro Pascal de coequiper, logra una aceptable fotografía al “bajo costo” de usar locaciones históricas que no requieren de plató alguno y da sustento, aún a costa de mezclar impunemente regiones y países. La clásica actitud Hollywood de tratar al espectador de ignorante o de menor de edad, al construir una historia que transcurre entre los Ángeles y algún lugar de Cataluña, en el seno de una família con supuesto abolengo que mantiene su estatus de vida a través del narcotráfico. El conjunto mayoritario de críticas repite que el film es un metafilm de Cage, (Cage haciendo de un supuesto Cage) pero que finalmente en un juego meta- meta — meta lingüístico, en el que subraya que este Cage no es el pariente de Coppola, nada tiene que ver con el actor real, de la misma manera que Herzog niega la historia de la escopeta en El Incidente Loch Ness (Incident at Loch Ness, Zak Penn, UK, 2004). Yo agregaría que el film, como bien lo dice el propio film, es un intento de relanzar el Cage que supimos ver en El ladrón de Orquídeas (Adaptation, Spike jonze, EEUU, 2002) un film sobre el archi auto-mitologizado Cage en conflicto consigo mismo y sus personajes, (cosa que no es para nada novedosa, como rarezas está la de Van Damme en Dans la peau de Jean-Claude Van Damme (Fred Fiol, 2003, Francia) que quiso ser un guiño autocomplaciente como también Adam Sandler (Funny Guy, Danielle Winter, UK, 2020), junto a toda una infinidad de actores y directores que en algún momento de su vida hacen un film de carácter autorreferencial donde juegan una suerte de sinceramiento tanto del medio como de sí mismo. El peso del talento de principio a fin quiere ser una humorada autoconsciente, (post conciencia) haciéndonos reír a costa de repetir todos los clichés de los personajes transitados por Cage. Un Cage que Herzog supo explotar e incluso se podría decir que enquistar. El film apuesta al extremo a un humor más construido para un “fan” del actor, que para un espectador medio. En ese sentido, es recomendable antes de verla, darse una vuelta por la red y leer de una pasada la biografía del actor, cosa que va a ser provechosa para no sentirse completamente fuera de situaciones con una sala riéndose de no se sabe qué. Finalmente, el momento más lúcido del film es el final, donde la hija pide ver Paddington dos (Paddington 2, Paul King, UK, 2017) advirtiéndonos a los espectadores de cierta edad, que la película que estamos viendo, finalmente no es la pelicula que están viendo los niños y adolescentes, aún los entrados en edad avanzada.
Nicolas Cage en modo fan service. El metalenguaje que maneja bordea las referencias fílmicas y las miserias de la estrella. Lo mejor termina siendo la química junto a Pedro Pascal para lograr una buddy movie que se burla del mainstream con estilo.
Reseña emitida al aire en la radio.