Lo que dejó la historia Los Buscadores (2017), el tercer largometraje de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, responsables de 7 Cajas (2012), film nominado y galardonado en festivales alrededor del mundo, es una comedia negra con toques grotescos y dramáticos sobre la búsqueda de un tesoro enterrado, basado en una leyenda centenaria paraguaya a partir de los sucesos de la Guerra de la Triple Alianza que enfrentó a Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay entre los años 1864 y 1870. Utilizando la leyenda de plata yvyguy, término guaraní cuyo significado en español es plata bajo tierra, el film narra las peripecias de un joven que descubre gracias a un regalo de su abuelo un mapa para encontrar uno de estos tesoros que se creen enterrados a lo largo y a lo ancho de Paraguay. El film aprovecha el relato mítico y la actualidad de las noticias que cada tanto salen en los periódicos locales sobre los buscadores de tesoros que recorren las zonas donde se supone que Francisco Solano López y sus colaboradores enterraron oro y plata para que no caigan en manos de los invasores para crear una historia de gran agilidad y dinamismo. Manu (Tomás Arredondo), un adolescente repartidor de diarios en el barrio Ricardo Brugada de Asunción, mejor conocido como La Chacarita, uno de los barrios más antiguos y populares de la capital de Paraguay, recibe como regalo un libro de su abuelo, donde descubre un mapa con indicaciones sobre la locación de un tesoro escondido. La asociación inmediata del joven con la plata yvyguy es automática en una zona de grandes contrastes sociales, de trabajadores humildes que sueñan con mejorar sus condiciones y acceder al consumo que el capitalismo promete y alienta, pero que les escatima a los trabajadores latinoamericanos. Manu se une a un amigo, Fito (Christian Ferreira) y a un ex buscador de tesoros, Don Elio (Mario Toñanez) para emprender su quimera, que resulta estar situada dentro en la embajada de un país africano. Allí intenta seducir a una empleada del servicio, Ilu (Cecilia Torres) para lograr entrar en la embajada y buscar el ansiado tesoro, lo que conduce al joven a una historia de cómicos enredos impensados entre el personal de la embajada. La nueva propuesta de Maneglia y Schémbori logra introducir al espectador en la realidad del pintoresco barrio de Asunción al borde de la inundación total, parcialmente evacuado e inundado a través de una familia que teme que el agua llegue a su hogar, en una comunidad religiosa que combina sus creencias católicas con leyendas y relatos urbanos locales sobre una riqueza enterrada que no solo funciona a nivel narrativo sino simbólico sobre las potencialidades de un pueblo sumido en la pobreza, pero también como un recuerdo sobre la desaparición de una generación diezmada por la guerra. Los Buscadores es así un film que construye una historia de gran tensión narrativa, que interpela la historia de Paraguay y de toda Latinoamérica desde las heridas heredadas, desde la idiosincrasia del idioma guaraní y de la sociedad trabajadora paraguaya, retratando sus padecimientos, pero también su carácter superviviente y su alegría y picardía ante la escasez, pero sin romantizar a unos personajes que luchan por salir de la pobreza desde un golpe de suerte ante la imposibilidad de encontrar una salida al círculo vicioso desde las perspectivas laborales.
El tercer largometraje, luego de cinco años de “7 Cajas” de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, es una comedia con tintes bizarros y dramáticos que relata la historia de Manu (Tomás Arredondo), un humilde repartidor de diarios que vive con su madre (Nelly Dávalos) quien posee un puesto de remedios naturales y su hermanito. Manu busca salir de su condición modesta, vive en la Chacarita y trabaja en los alrededores de Asunción. Un día recibe un libro de manos de su abuelo que habla de la historia de Paraguay pero que en realidad esconde un mapa que podría contener el lugar donde se encuentra escondido un tesoro de la época de la Triple Alianza que enfrentó a Argentina, Uruguay y Brasil contra Paraguay entre 1864 y 1870. La búsqueda del tesoro no puede hacerla solo, por eso se une a su amigo Fito (Christian Ferreira) y a Don Elio (Mario Toñanes), un ex buscador de tesoros de plata y vyguy (plata escondida), que primero se muestra reticente pero luego acepta. El problema de este tesoro es que según el mapa, se encuentra en una embajada africana, y para esto Manu deberá usar sus encantos para seducir a Ilu (Cecilia Torres), una empleada doméstica, al principio antipática, pero que luego cae en sus redes y se acopla a su plan. Los buscadores se rodó durante 5 meses en 59 locaciones diferentes, y entre los místico de las leyendas y la necesidad de salir de la pobreza, los buscadores nos traslada a un mundo lleno de aventura, que va cargando de tensión el relato y se transforma en una historia entretenida con cierta dosis de suspenso, nerviosismo y toques de comedia. Para destacar, cuenta con una gran banda de sonido. Nuestra Opiniön; Buena Trailer oficial ---> https://www.youtube.com/watch?v=nKRhexkCAM0 Elenco: Tomás Arredondo, Cecilia Torres, Christian Ferreira. Mario Toñanez, Sandra Sanabria. GENERO: Aventuras . DIRECCION: Juan Carlos Maneglia, Tana Schémbori. ORIGEN: Paraguay. DURACION: 102 Minutos FECHA DE ESTRENO: 15 de Marzo de 2018.
Corridos por el agua La codicia suele sacar a la superficie lo peor de la gente, enfrentando a quienes fueron amigos hasta un momento antes de conocer la riqueza. Pero los buscadores de la plata yvyguy, tesoros que según la leyenda popular fueron enterrados durante la guerra de la triple alianza en distintos puntos del Paraguay, saben bien que deben dejar esos sentimientos impuros de lado si quieren tener éxito: los espíritus protectores les quitarán el tesoro si los desentierran con malas intenciones. Poco conoce Manu de estas cosas. Está más preocupado por repartir diarios en bicicleta y ayudar a su familia, con la que vive en un barrio humilde amenazado constantemente por las inundaciones. La primera vez que toma real contacto con la leyenda es al recibir un viejo libro de historia de su abuelo, donde encuentra un antiguo mapa de las épocas en que él mismo era uno de los buscadores de la plata yvyguy. Siguiendo algunas anotaciones del libro, Manu y su amigo se convencen de que el mapa es real y que el abuelo estaba siguiendo una pista sólida que los puede llevar hasta un tesoro enterrado y así sacar a su familia de la delicada situación en que están. Un tercer vecino con pasado de buscador los ayuda a interpretar el mapa, revelándoles que en realidad es solo una de las mitades necesarias para encontrar el tesoro. Los buscadores emprenden entonces la aventura de rastrear las pistas que faltan para finalmente lograr acceder al sitio marcado, una tarea que resulta ser mucho más complicada de lo que podría parecer de antemano, sin poder evitar llamar la atención de nuevos aliados pero también de nuevos enemigos que pretenden arrebatarles el tesoro. Folklore, aventura y humor Está claro que la primera meta de los directores de Los Buscadores es el entretenimiento, algo que logran con bastante éxito a fuerza de un guión ágil y sin más pretensiones que las justas, al que se le perdonan algunos agujeros menores o que recurra a demasiadas coincidencias para avanzar por donde quiere; pues aunque toca de costado algunas cuestiones sociales, lo hace de forma divertida y nada solemne. Los personajes no necesitan de grandes dobleces para generar empatía, sus motivaciones son siempre simples pero también claras y creíbles; son las pequeñas contribuciones las que le dan cuerpo a una trama a la que le costaría sostenerse si sólo tuviera que apoyarse en sus protagonistas principales. El buen balance de las apariciones de esos personajes accesorios, que siempre tienen una razón para estar en la trama, ayuda a darle buen ritmo a una película que podrá no deslumbrar desde lo técnico pero que al menos tampoco llama la atención de forma negativa. Conclusión Los Buscadores es una efectiva comedia de aventuras que entretiene con un humor bastante inocente, una trama simple que se desarrolla con dinamismo, y personajes con mucho carisma.
En busca del tesoro perdido Este jueves llega a las salas de cine de Argentina Los buscadores, una producción paraguaya. Manu (Tomas Arredondo) es un canillita que trabaja de día y estudia de noche. Vive con su mamá y su hermanito en una zona que se inunda habitualmente. Al encontrar lo que parece ser el mapa de un tesoro escondido, se embarca en la búsqueda junto a su amigo Fito (Christian Ferreira) y Don Elio (Mario Toñanez). La propuesta nos entusiasma sobremanera, por eso acá te traemos cinco razones para verla. La premisa es por demás interesante. Sus directores, Tana Schémboni y Juan Carlos Maneglia, investigaron durante cinco años la leyenda de la “playa ybyguy” (plata escondida en guaraní). Durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) las familias más adineradas habrían enterrado su dinero y joyas a lo largo de las vías del ferrocarril para evitar ser saqueados por las tropas enemigas. Los realizadores toman este mito como punto de partida para generar una ficción de aventuras “a lo Indiana Jones” como ellos mismos dicen. La dupla creadora es la misma que nos trajo 7 Cajas, la película más taquillera de Paraguay, que sumó 270000 espectadores locales y 70000 en Argentina, cuando llegó en 2014, dos años después de su estreno. Para que los números no sean tan abstractos, podemos mencionar que Titanic en Paraguay llevó unos 150000 espectadores. En materia de ganancias, su presupuesto fue de 650000 dólares y recaudó 1000000. Sí, le fue muy bien: además fue premiada en el Festival Internacional de Cine de San Sebastian y nominada a los premios Goya. La comedia de aventuras se desarrolla en el barrio de la Chacarita, en Asunción. Nos da la posibilidad de conocer una zona frecuentemente afectada por las inundaciones del rio Paraguay. La otra forma de conocerla sin viajar sería a través de documentales y algunos no somos muy adeptos al género. Se convirtió en la segunda película paraguaya preseleccionada para los premios Oscar. En su país de origen la vieron 138000 espectadores y estuvo en cartel por 15 semanas. Fue estrenada en el 28° Festival Internacional de Cine de Palm Springs (California, EEUU), y agotó entradas en sus tres funciones. Los buscadores es a priori una propuesta exótica: ¿cuántas veces podemos ver películas paraguayas en sala, fuera de los circuitos de festivales? Si las ganas de verla por ser una especie de figurita difícil no son suficientes, te recordamos que estas pequeñas gemas no solo duran poco en cartel, sino que se vuelven inconseguibles una vez que salen de salas.
Los Buscadores: Aventura en guaraní. Un joven canillita descubre que su abuelo solía cazar tesoros cuando este le deja un misterioso mapa que lo llevará a poner su vida en riesgo para encontrar la peligrosa plata yvyguy. A principios de la década, un film paraguayo llamo la atención de la escena internacional. 7 Cajas obtuvo proyecciones tanto en el prestigioso Festival Internacional de San Sebastian como también por ejemplo en el de Moscú. El exitoso debut del dúo de directores formado por Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori terminaría nominado a los Premios Goya como Mejor Película Extranjera. En esta ocasión los directores vuelven a ofrecer una historia de ambiciosa juventud que pondrá en peligros muy reales a adolescentes humildes con la capacidad de soñar a lo grande. Un joven canillita divide su tiempo fuera del colegio repartiendo diarios sobre su bicicleta, ayudando a su madre en el trabajo o pasando tiempo con sus abuelos. Mientras sus amistades están comprando motos, el agua que va inundando su barrio parece que pronto llegara hasta su hogar. Pero todos sus problemas parecen haber encontrado su solución cuando su abuela le regala un antiguo libro que revelara el pasado de su abuelo: no solo solía cazar tesoros enterrados (llamados “plata yvyguy”), sino que en el hay un mapa que esconde la locación de una cantidad inimaginable de riquezas. El joven aventurero comienza entones un peligroso camino para solucionar todos los problemas de su familia, camino que llevaran a encontrar muchos aliados pero también unos cuantos enemigos. Con un tono inmaduro y juvenil, Los Buscadores muestra muy rápido que se trata de un film para soñadores con mucho corazón. Cada personaje, bueno o malo, esta buscando lo mejor para si mismo o para su familia, y afortunadamente para la audiencia la mayoría intentara alcanzar este objetivo mediante una suerte de búsqueda del tesoro. El guion logra mostrarnos un abanico de simpáticos personajes dispuestos a adentrarse en una variedad de escenarios en su búsqueda por la plata yvyguy. La secuencia inicial logra dejar sentado el lado oscuro de las ambiciones de aquellos que cazan este tipo de tesoros, y dejará al público expectante por un peligro que terminará por amenazar las vidas de nuestros protagonistas. Sin dudas el guion es la mayor virtud de la película, permitiéndole además a su elenco darle vida a unos coloridos personajes que cumplirán a la perfección sus roles en la historia. En este caso es la realización la cual termina por momentos debilitando el material. Una ambiciosa producción que ostenta una variedad de locaciones, y por momentos termina perdiendo el ritmo de aventura. Afortunadamente el film tiene mucho sentido del humor, ocasionalmente apuntando al público más adulto pero siempre tentando esas risas inmaduras que la mayoría de la gente trata de aguantar para sus adentros. Un grupo de personajes tan auténticos se asegura que aún cuando la historia va perdiendo el ritmo, siempre estemos metidos y atentos a sus victorias o penurias. En el principio la fortaleza narrativa del guion (especialmente con sus personajes) y la dirección hacen que el espectador se pierda sin problemas en una historia que va desarrollándose lentamente, y hacia el final es la capacidad imaginativa de sus directores que se aseguran de que el público pasara sus últimos momentos en la sala entre risas o al borde de su asiento. Pero también nos encontramos con un medio bastante pantanoso, donde la magia del montaje no pude hacer suficiente para levantar la energía de una producción que evidentemente resulto un reto muy grande para el talento detrás de cámara. Todas las bondades del film se encuentran al inicio o al final, dejando en el medio un tiempo muerto en el que la historia se desarrolla sin mucho ritmo, como conformándose por unir los puntos más importantes de la cinta. Aunque tenga sus fallas y por momentos pueda llegar a perder el interés de la audiencia, Los Buscadores muestra una vez más la inventiva imaginación que le valieron a Maneglia y Schémbori su reconocimiento internacional. Si 7 Cajas fue un debut soñado e inspirador, Los Buscadores demuestra que están dispuestos a aumentar la apuesta para afrontar producciones que levantan la vara del cine latinoamericano con el entretenimiento como principal foco. Este paso en falso es también un fiel reflejo de la juventud hambrienta de aventuras, y al mismo tiempo nos deja expectantes para ver cual es el próximo paso de un dúo de directores que promete siempre.
En 2012, una película paraguaya sorprendió convirtiéndose en la más taquillera de su país. Se trató de “7 cajas”, un thriller intenso que abordaba la crisis social y económica del lugar a través de situaciones frenéticas y personajes marginales. Este jueves los mismos directores se presentan nuevamente en los cines argentinos con “Los Buscadores”, donde viran al género de la comedia, pero continúan manteniendo su esencia de crítica popular. “Los Buscadores” se centra en la leyenda de la plata yvyguy, un tesoro escondido luego de la Guerra de la Triple Alianza en distintos sitios de Paraguay. Desde entonces hasta la actualidad, muchos hombres se dedicaron a buscarlo, pero la mayoría quedó en el camino. Todo comienza cuando Manu hereda un libro viejo de su abuelo, el cual contiene un mapa. Es así como se embarcará en una aventura con su amigo Fito y un vecino y antiguo buscador, Don Elio, con el objetivo de hacerse millonarios y cambiar su situación financiera. Como señalábamos en un principio, si bien los directores incursionaron ahora en una comedia, al igual que en “7 cajas” presentan personajes marginales que viven en condiciones económicas precarias y que buscan una solución simple para acabar con sus problemas (aunque esta aparente sencillez se convierta luego en una gran dificultad). Todos los roles tienen una motivación clara por la que quieren conseguir su salvación y su existencia está muy bien justificada narrativamente. Hasta el papel más pequeño está correctamente desarrollado y si bien tal vez no todos presentan una gran contextualización o una historia tan profundizada, logran generar empatía rápidamente con el espectador. Incluso muchos de los secundarios son los que tienen las mejores líneas, pero en general son todos muy divertidos. Esto también tiene que ver con la buena composición de sus actores y la ingeniosa escritura del guión. Nos encontramos con un justo equilibrio entre la comedia, la aventura y el suspenso. Desde el comienzo hasta el final se presentan situaciones muy divertidas y gags inteligentes que entretendrán al público y lo harán reír en todo momento. Los personajes principales irán tras distintas pistas con un ritmo muy dinámico, acompañado por una atinada música y recursos sonoros efectivos para cada escena. En cuanto a los aspectos técnicos, “Los Buscadores” tiene una correcta fotografía, con una utilización de colores fuertes, que predominan en los espacios abiertos. No nos encontramos con una gran variedad de locaciones, tal vez algo necesario para la aventura, pero esta acotación de lugares hace que el relato sea aún más ágil. No tenemos desplazamientos eternos (en una sola oportunidad salen del pueblo), sino que todo se desarrolla en sitios cercanos a los protagonistas. Por otro lado, se destaca la utilización de la cámara en varias ocasiones, con algunos planos interesantes y todos los tipos de ángulos que puede ofrecer el cine (cenital, picado, contrapicado), sin caer en un abuso de estos recursos. En síntesis, Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori vuelven a entregarnos una historia muy entretenida, en este caso enmarcado en el género de la comedia, con personajes entrañables con motivaciones válidas y humanas. Un guion con buenos giros y gags divertidos hará que el público tenga un buen momento en el cine. Es de esos films que nos hacen reír y luego reflexionar acerca de las situaciones complejas por las que atraviesan los protagonistas.
Tal vez Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori se hayan preguntado luego del enorme éxito, artístico y comercial que tuvieron con 7 cajas (2012), cuál sería el paso a seguir. Siempre la película siguiente a una gran obra es compleja, desde la realización y partiendo de un guión original. No sólo porque la vara está alta, y se aguarda mucho de quienes demostraron talento, sino porque el riesgo de repetirse puede jugar también en contra. Nada de ello sucede con Los buscadores, porque la pareja paraguaya se abocó a otro registro, el de la comedia. Aunque sí mantienen la tensión y la intriga que tenía aquel thriller que hasta tendrá su remake estadounidense. El centro es la búsqueda de un tesoro escondido bajo tierra. Entre el mito y la realidad, Manu (Tomás Arredondo) un canillita, se entera de la plata yvyguy -durante la Guerra de la Triple alianza entre la Argentina, Uruguay y Brasil contra el Paraguay se habrían enterrado enormes riquezas para que los invasores no se apropiaran de ellas- a partir de un libro que le obsequia su abuelo, uno de los buscadores en su momento de ese tipo de tesoros. Allí encuentra un mapa, y con la ayuda de un amigo y un vecino, que también supo ser buscador, emprenden un camino que estará signado por la codicia, pero también por la necesidad de revertir una situación económica apremiante. Los personajes de Los buscadores son gente común y corriente, que viven en La Chacarita, un barrio de Asunción signado por constantes inundaciones. Gente creyente y que ante una oportunidad de salir a flote, no lo pensará dos veces. Las complicaciones de la trama -el tesoro estaría enterrado en lo que hoy es una embajada de un país africano- trae nuevos personajes, como Ilu (Cecilia Torres), personal doméstico que trabaja allí, más un jefe de guardia particular. Los directores no escatiman crítica social, pero siempre bajo el manto noble de la comedia. Que no es del todo costumbrista, pero sí que tiene dobleces -hay algunos agujeros en el guión, como que todo depende de la suerte o de demasiadas coincidencias-. Tal vez, aquí sí el antecedente del libreto de orfebrería que habían construido en 7 cajas les juegue, como decíamos arriba, poco a su favor. Siempre entretenida, mantiene el suspenso, sostiene la intriga. Qué más pedirle.
Aventuras en guaraní El regreso de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori (7 cajas) a las pantallas no podía eludir una historia que atrapara a las grandes audiencias desde la particularidad del disparador narrativo local. Así, si en su anterior propuesta un gigantesco mercado popular era el epicentro de la acción para hablar desde su idiosincrasia, en Los buscadores (2017), el folklore autóctono se presenta a partir de retomar la leyenda que se esconde tras la plata yvigüy y retratar el día a día de la vital Asunción. Dicen por ahí que este dinero, escondido durante la guerra de la Triple Alianza, y que supone una fortuna inmensa que sólo puede ser descubierta y encontrada por gente con buenas intenciones y gran corazón, puede sacar de pobre a aquellos que lo encuentren. Con el antecedente cercano de Latas vacías (2015), pero en clave de comedia y aventuras, Maneglia y Schémbori desandan los pasos de Manu (Tomás Arredondo), un humilde y joven repartidor de diarios que vive junto a su familia en una morada en la Chacarita de Asunción, zona anegada por el agua y por el desinterés político de turno, en un guion que mezcla gags, humor y tensión por dosis iguales. Manu trata de ayudar a su madre y hermano pequeño, compartiendo la atención de un puesto de diferentes productos regionales y resolviendo las tareas que la escuela le impone, pero además reparte su tiempo entre esas actividades y el acompañamiento de sus abuelos. Cuando por casualidad descubre junto a un amigo el misterio tras la plata yvigüy, y la cercanía que su abuelo, un hombre “perdido” en una enfermedad incurable, tuvo con la búsqueda de tesoros ocultos, Manu decidirá avanzar en volver la leyenda realidad y así terminar con el triste presente plagado de carencias en el que vive. Pero nada lo haría suponer que el misterioso tesoro se encuentra dentro del perímetro de la embajada de un lejano país africano, en el que trabaja la rígida Ilu (María Cecilia Torres), una empleada doméstica que tratará de mantener alejado a Manu del lugar para evitar involucrarse y perder su empleo, constituyendo uno de los principales obstáculos de la historia. La aventura planteada por la dupla de directores va desarrollándose a paso firme y seguro, con un dinamismo escénico que sorprende y una diversidad de planos que alimentan la trama sin repetir situaciones ni imágenes. Si bien los estereotipos utilizados son necesarios para cumplir con las funciones y conflictos del guion, ninguno de ellos, héroes/villanos, son manipulados para que, a través de trazos gruesos, debiliten el verosímil que se plantea a lo largo de todo el film. Los buscadores es un ejemplo de cuando el cine habilita la posibilidad de repasar viejos esquemas, con ideas frescas e identidad propia, lo que no significa que esto tenga que traicionar el espíritu original de aventura, persecución, pesquisa y tensión, que atraviesa todo el relato, el resultado final es sobresaliente. El timing que se desprende del relato, que funciona con un mecanismo de precisión, único, es también uno de los hallazagos de una propuesta que puede ser disfrutada en familia al reversionar clásicos del género en versión local. En una época en donde la invasión de tanques hollywoodenses son moneda común en las pantallas, la exhibición local de este film permite acercarnos a una cinematografía hermana, que busca pujante su voz, y que en Maneglia y Schemborí amplifica la pasión y el amor por el cine.
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Después del éxito de 7 Cajas, el dúo de directores paraguayos estrena esta comedia sobre un grupo de buscadores de un tesoro que remite a la Guerra del Paraguay. Como el guaraní y el español que hablan sus personajes, se mezclan el humor negro y la pintura social, la acción y el melodrama, el thriller, la picaresca y hasta la comedia de enredos. Con una puesta que vuelve a remitir al cómic y a los films de género, y con mayores recursos que en su film anterior, Los Buscadores divierte y mantiene, como en 7 Cajas, un encantador tono de desenfado, aunque algunas secuencias, y así el relato, se estira un poco demasiado.
Dice la leyenda que durante la Guerra de la Triple Alianza(1864-1870) fueron escondidos bajo tierra en Paraguay tesoros llenos de joyas para que no cayeran en manos enemigas. A partir de esa creencia popular, los codirectores de la exitosa 7 cajas, Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, filmaron una historia que, si bien carece de la tensión, la sensación de urgencia, la credibilidad y el encanto de aquella película de 2012, resulta bastante entretenida, posee una cuidada narración y regala una impecable factura técnica. El protagonista es Manu (Tomás Arreondo), un veinteañero de condición muy humilde que trabaja como repartidor de diarios en bicicleta para ayudar a su atareada madre soltera, a su muy pequeño hermano y a sus abuelos. Precisamente es su abuelo -que ha perdido el habla- quien le regala un viejo libro para su cumpleaños. De entre sus páginas se desprenden una fotografía y un mapa que podría indicar la ubicación del tesoro. Más allá de ciertos resquemores iniciales, Manu, su simpático amigo Fito (Christian Ferreira), un más experimentado buscador de riquezas llamado Don Elio (Mario Toñanez) e Ilu (Cecilia Torres), una empleada doméstica, iniciarán un intrincado derrotero. No se trata de niños siguiendo pistas para obtener unas golosinas de premio, sino de personajes que enfrentan riesgos bastante más extremos. Así, Los buscadores recupera el placer por el género de aventuras con espíritu lúdico y algunos buenos pasos de comedia. Para el cine latinoamericano en general y el paraguayo en particular no se trata de un mérito menor.
Otro tesoro del cine paraguayo Los directores de la genial “7 Cajas” dirigen este filme que plantea una búsqueda del tesoro plagada de acción, adrenalina y mucho humor negro Manu es un canillita que sobrevive en un barrio humilde de Asunción. Cuando su abuelo le regala un antiguo libro que contiene las coordenadas para hallar un antiguo tesoro, el adolescente se unirá a un grupo variopinto de buscadores para encontrar las joyas que pueden cambiar su vida. Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori vuelven a dirigir otra original y entretenida cinta ambientada en un poblado al borde de la inundación en donde toda clase de personajes pintorescos conviven en un clima de realismo mágico digno de García Márquez. Hay detrás de la historia un mito que se forjó en plena Guerra de la Triple Alianza, la de varios tesoros enterrados en distintos lugares de Paraguay y distintas cuadrillas de exploradores cavando en su búsqueda. Con esta premisa, el filme mantiene un ritmo que crece en intensidad a medida que los protagonistas se acercan a la verdad detrás de los datos marcados en un misterioso mapa. En el camino, el humor será una parte fundamental para empatizar con los personajes. El vértigo y la tensión crecen a medida que avanza el metraje, retratadas con una cámara nerviosa que nos hace partícipes de las vivencias de los buscadores. El hecho de que un filme paraguayo llegue a las salas comerciales ya es un fenómeno para aplaudir, pero además, si tiene la calidad y originalidad de esta propuesta la alegría es doble. Los buscadores es más que un filme de aventuras, es un retrato sobre el temple y carácter de los que menos tienen y sobre la concreción de los sueños.
Luego del éxito de "7 Cajas", Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori redoblan la apuesta con Los Buscadores, una propuesta que mezcla varios géneros para entregar un combo explosivo. Cuando decimos que el cine latinoamericano se encuentra en uno de sus mejores momentos, nos referimos a acontecimientos como estos. La filmografía paraguaya no es lo que se dice precisamente extensa. Recién en 1978 lograron tener su primer largometraje íntegramente producido en el país, "Cerro Corá", y de ahí, pasarían otros diez años hasta lograr una nueva producción. Por eso, cuando en 2012 se estrenó "7 Cajas" fue todo un acontecimiento. La película, primera filmada en digital en el país, recogió elogios por todos lados, la crítica la adoró, y el público no solo la convirtió en el más taquillero de la historia de ese país (destronando nada menos que a "Titanic"), sino que no hicieron más que recomendarla. "7 Cajas" no solo fue un éxito local. País en el que se estrenó, rompió récords de taquilla. Acá en Argentina alcanzó un record de semanas de permanencia en salas, y no solo no disminuyó su convocatoria, semana a semana se iban agregando salas nuevas. Decirle suceso es poco. ¿Qué es lo que convirtió a 7 cajas en ese tanque imparable? Su frescura, su honestidad, y la posibilidad de verse en pantalla sin filtros y sin necesidad de ser declamatorio. Seis años después (cinco en verdad, porque la película se estrenó en su país en 2017), su pareja de directores, Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori presentan su segunda película," Los buscadores", y lo primero que hay que decir (además de que repitieron el taquillazo) es que no se durmieron en los laureles, desde todo punto de vista, subieron peldaños. Si "7 Cajas" presentaba una propuesta que integraba la comedia, el drama social, y la acción en dosis exactas; en "Los buscadores" suman a ese mismo combo la aventura, el suspenso, y un tono que puede ser visto como familiar sin menospreciar. Es imposible no trazar un paralelo entre ambas, pareciera existir una línea conductora. Si en "7 cajas" se recurría a mostrar la problemática de las mulas de barrios bajos en las ferias locales con todo su pintoresquismo, en "Los buscadores" se apunta a mirar hacia el interior de la propia historia del país sin dejar de lado la observación social. Nuevamente hablamos de una construcción coral, en este caso aún más notoria. El mito de un tesoro nacional conocido como Plata Yvyguy (plata enterrada), que data de la época de la triple Alianza, supuestamente enterrado en algún paraje paraguayo, identificado con un extraño fulgor, circula la película y es lo que aglutina todas las historias. Manu (Tomás Arrebondo) es un joven repartidor de diarios que se gana la vida día a día, y pasa sus tiempos libres con Fito (Christian Ferreira). En la primer secuencia, vimos como un descubrimiento arqueológico pudo haber despertado la peor codicia entre dos excavadores. Todo eso, nos lleva nuevamente a Manu, que ahora recibe de su abuelo senil un libro de historia paraguaya en el que de casualidad, cree haber encontrado un mapa que puede conducir hasta uno de los plata yvyguy. Lo que empieza como una posibilidad muy remota, casi de fantasía, cada vez se va convirtiendo en algo más concreto, y al dúo de Manu y Fito se les unirá Don Elio (Mario Toñanez) el anticuario que parece saber mucho de la historia de los tesoros. Por otro lado, nos encontramos a Ilu (Cecilia Torres) una mucama de la embajada de un país africano. Terca y reacia a cualquier tipo de contacto. Que sólo vive para trabajar y mantener a los suyos, y el único respiro que tiene son las charlas con su amiga del trabajo. ¿Qué une a Ilu con el resto de la historia? Manu se enamora perdidamente de ella ni bien la ve en su recorrida como diariero, pero llu ni piensa en aflojar. Manu e Ilu son los motores conductores de Los Buscadores, pero junto a ellos hay muchísimos personajes secundarios, y lo positivo es que cada uno tiene su desarrollo particular, y hasta algún arco narrativo paralelo. De este modo, "Los Buscadores" se convierte en un fresco de la vida en las afueras de Asunción, pero sin caer en golpes bajos, ni lugares comunes del miserabilismo. Ni se disfraza la condición humilde sus personajes, ni se regodea en ella. Los expone tal cual son, con mucha frescura y honestidad, sin dejar de lado una crítica social interesante sobre el modo de vida en esa zona, y las diferencias de clases entre el interior y el exterior de la embajada. Los buscadores puede tener paralelismos lejanos en la novela Un crimen secundario de Marcelo Birmajer, o más cercano en la excelente y menospreciada miniserie Las huellas del secretario. Esa idea de permitirse un revisionismo histórico sin caer en didactismos ni el polvo de los manuales de historia, recurriendo a la aventura del conocimiento y a la riqueza material. Hablamos de una película permanentemente dinámica. Sin recurrir a esa cámara en mano convulsiva de "7 cajas". Aquí el movimiento está en la historia, en el brío de los diálogos, y en el hecho de que todo el tiempo está ocurriendo algo. Lo que comienza como una comedia (con bastante de romántica no empalagosa), deriva en un film de aventuras, y pronto le abre paso a un film de suspenso. Siempre con el drama presente. "Los buscadores" muta continuamente, y ningún género lo aborda a la ligera siempre lo hace con conocimiento. Otro aporte fundamental será la creación de personajes, rebosantes de carisma. No nos va a ser para nada difícil empatizar con Manu, Ilu, Fito, Don Elio, el guardia de seguridad, la amiga de Ilu, la hermana trans, y hasta los supuestos “villanos” (que no son tal) también son seres muy queribles. Permanentemente se nos instala una sonrisa, nos alegramos con lo que les pasa, vibramos en la butaca con los acontecimientos, nos aferramos con la acción y el suspenso, y hasta aplaudimos o nos reímos a carcajadas con algunas escenas que son para el recuerdo. Tal cual sucedía en "7 cajas", Maneglia y Schembori demuestran tener una gran mano en la dirección de actores, y entre todos se logra una interpretación actoral creíble, querible y armónica. Nadie desentona. Con una puesta correcta y precisa, que no necesita de grandes alardes ni efectos para introducir una gran cuota de aventura, sino de un exacto timing para el ritmo narrativo y la composición de imagen logrando algo profundamente cinematográfico y cautivante. "Los buscadores" completa así un cuadro destinado a ser un clásico inmediato de la filmografía del Conosur.
Los buscadores, de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori Por Gustavo Castagna A la búsqueda de un supuesto tesoro repleto de joyas desde los tiempos de la Guerra de la Triple Alianza sale un grupo de heterogéneos personajes pero de idéntico nivel social, es decir, sobrevivientes, trabajadores, individuos ajenos a la riqueza y el poder económico. La leyenda sobre el preciado objetivo se manifiesta en cada una de las escenas de Los buscadores, el nuevo opus de la pareja de directores Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, recordados por el éxito masivo y global de 7 cajas, estrenada por acá en julio de 2012. Pero, a diferencia de aquella combinación de policial lumpen y marginal con travellings interminables y justificados desde el punto de vista dramático y narrativo, Los buscadores elige un tono de comedia coral, con una multitud de personajes, buenos y malos por su calaña pero simpáticos casi todos, con la intención de elaborar una trama simple, sin puntos demasiados altos, correcta desde la acabado técnico, eficaz e inofensiva en sus resultados finales. Ocurre que la narración, sin objeciones ni grietas, presenta un conflicto al que no le pertenece la sorpresa, el guiño irónico, la relectura que vaya más allá de la fortaleza de un guión construido en un laboratorio de textos para cine. No está mal, pero tampoco Los buscadores se entromete en el delirio que le cabían a algunas situaciones – buena parte de la historia transcurre en una embajada y en medio de una fiesta acorde a ese paisaje –. En ese trance de ir o no más allá de la corrección que permite una comedia naturalista liviana y sin riesgos, la película queda instalada en la mera simpatía (bienvenida pero acotada) de la mayoría de sus personajes, en el esquema básico de una historia sin subterfugios ni relecturas que se evadan de las indicaciones provenientes del guión. Allí es que 7 cajas le gana la partida al tono feliz y descontracturado de Los buscadores. En ambas se trabajan géneros, situaciones, personajes y un marco social determinado. En la primera se profundiza sobre el tema, se interroga y plantean enigmas. En la segunda, se rodea y acaricia al conflicto virado a la comedia, se lo observa de manera irónica pero sin escaparse de las convenciones genéricas. Solo eso, nada más que eso. LOS BUSCADORES Los buscadores. Paraguay, 2017. Dirección: Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori. Guión: Juan Carlos Maneglia y Mario González Martí. Fotografía: Richard Careaga. Música: Derlis González. Edición: Alfredo Galeano. Intérpretes: Tomás Arredondo, Cecilia Torres, Christian Ferreira, Mario Toñanez, Sandra Sanabria, Leticia Panambi Sosa, Nelly Davalos. Duración: 102 minutos.
De los creadores del recordado y regocijante filme “7 Cajas”, los talentosos Tana Schembori y Juan Carlos Meneglia, llega ahora este film que se basa en la obsesiva búsqueda de un tesoro, que pertenece a la leyenda de la cultura paraguaya. Y que se remonta a objetos de plata escondida en l870. Hablamos de la Guerra de la Triple Alianza que dejo al Paraguay con su población masculina diezmada. Los buscadores de esos tesoros tiene nombre propio y esa tradición dio pie al argumento alocado que suscribe Juan Carlos Maneglia. Y así como su anterior película también tenía el ritmo increíble de un elenco coral, aquí, si bien las circunstancias y la historia argumental es otra, con más humor y personajes excéntricos, la locura por obtener el tesoro desata un clima policial, una acción vertiginosa y un entretenimiento total. Con mucho delirio y personajes totalmente queribles, la historia de ambiciones desatas garantiza risas y no pocos hallazgos. En el argumento un repartidor de diarios recibe en su cumpleaños un regalo particular de parte de su abuelo que perdió el habla hace años. Es un libro de historia paraguaya de cuyo interior cae un mapa y una foto. El retrato es de su abuelo y su hermano. El mapa abre la puerta de una aventura por descubrir un tesoro que resulta estar en el jardín de la mansión de un embajador. Mientras los protagonistas se obsesionan con su objetivo, la realidad paraguaya se pinta por entero, y se suman situaciones imaginativas a una trama que no da respiro. Un elenco muy bien elegido y eficaz. No se la pierda.
El mundo está loco, loco, loco, loco El segundo largo de los realizadores de 7 cajas sale en busca de un tesoro guaraní, pero en lugar de abrazar la aventura la película se conforma con ser apenas una modesta carrera cinética con un exceso de persecuciones, bicicletas y motos. Film de aventuras juveniles, Los buscadores es la sucesora de 7 cajas, aquel sensacional éxito que seis años atrás lanzó de golpe al cine paraguayo a la consideración internacional. Si aquélla –una comedia física que utilizaba con buen provecho el espacio de una gigantesca feria estilo La Salada– había sido sobrevalorada casi hasta el infinito, llegando a considerársela poco menos que una joya de incalculable valor, habrá que ver cómo es evaluada ésta, una peliculita animada por las más modestas intenciones, que apunta a la mera mecánica del entretenimiento por vía de la búsqueda de un tesoro. Detalle llamativo, es nuevamente el factor dinero el que pone en movimiento a los héroes de este opus 2 de la dupla integrada por Juan Carlos Maneglia y Tania Schembori. 7 cajas tenía dos motores. El primero era un celular vendible; el segundo, los 100 dólares que unos comerciantes sospechosos prometían al joven protagonista. Ahora se trata de un tesoro escondido, que podría ser invalorable. Signo de época, parece que es lo material y no la sed de aventuras (como sucedía con Tintín o cualquier otro héroe clásico de la literatura juvenil) lo que mueve a estos humildes héroes juveniles, como sucede también con el protagonista de Ready Player One, la nueva de Spielberg. Plata yvyguy es el nombre que se le da en guaraní a un tesoro enterrado. Según la leyenda, habría quedado más de uno en las inmediaciones de Asunción, que las familias pudientes pusieron a resguardo después de la Guerra de la Triple Alianza de fines del siglo XIX. En un viejo libro que le legó su abuelo, Manu (Tomás Arredondo) descubre un mapa amarillento que podría indicar el emplazamiento de uno de esos tesoros, proponiéndole a su amigo Fito (Christian Ferreira) lanzarse en su busca. Será cuestión de googlear un poco, pero más que eso dar con el dueño del cyber, Don Elio (Mario Toñanez), para ponerse en la pista. Como en una novela de piratas, pronto descubrirán que a ese primer mapa hay que confrontarlo con otro para llegar a destino, y ahí es donde la cosa se complica, ya que el abuelo de Manu, posible dueño, está postrado y sin habla tras haber sufrido un derrame. Cuando encuentren la presunta locación descubrirán que en ésta se asienta la embajada de un país africano, custodiada por guardias armados. ¿Cómo entrar? Maneglia y Schembori (o unx de los dos, no sabemos) vuelven a acertar con un casting de actores incipientes, a los que dirigen magníficamente. El problema es que los personajes a los que sirven son apenas un conjunto de funciones, que les permiten ocupar los lugares asignados en la trama y poco más. Ese poco más es el hecho de que las chicas (y no tan chicas) tienden a ser bravas, y los chicos (y no tan chicos), débiles. El resto es, como en 7 cajas, la mecánica argumental, que se intenta propulsar mediante un factor cinético (carreras, persecuciones, bicis, motos) que, como los personajes, apenas cumple su función, carece de otra capa de sentido que no sea la visible. Lo mismo puede decirse del humor, tan liviano y calculado como toda una película que, como su protagonista, parecería más movida por el hallazgo de un posible tesoro que por un genuino sentido de aventura.
La gema del cine paraguayo ha llegado. Con una trama atractiva, personajes entrañables y una atmósfera por momentos bizarra, "Los buscadores" logra posicionarse como una gran película en la que prima la acción y el humor con un sello paraguayo. La leyenda cuenta que durante la Guerra de la Triple Alianza, en Paraguay, fueron enterrados tesoros para que no cayeran en manos enemigas. A partir de esa premisa, el filme, dirigido por Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori ("7 cajas"), cuenta la búsqueda de un tesoro en el centro de Asunción a cargo de dos jóvenes amigos que utilizan un antiguo mapa. Manu (Tomás Arredondo) y Fito (Christian Ferreira) son dos canillitas que viven en la Chacarita. Manu vive con su madre (Nelly Dávalos), su hermano menor y sus abuelos (Jesús Pérez y Amada Gómez). El abuelo está postrado tras haber sufrido un ACV y deja al nieto un libro donde el joven descubre las claves de un tesoro enterrado. Así, con la ayuda de su gran amigo Fito y don Elio (Mario Toñánez), un antiguo buscador de plata, buscará el tesoro. Necesitarán también el apoyo de Ilu (Cecilia Torres), que trabaja en la casa donde creen que está enterrado el tesoro. Además de la cautivante aventura, el filme se encarga de retratar el drama de la inundación y las familias quebradas, pero con el humor y la ironía como principal condimento. La fantasía y el suspenso se entrelazan con la comedia y el romance, por momentos ingenuo y enternecedor. Eso sí, sin perder la chispa y el misterio hasta el final. Un triunfo.
Cree en el pasado, sueña en el futuro. Juan Carlos Menaglia y Tana Schémbori, luego del éxito sin precedentes que tuviera su obra 7 Cajas en el cine paraguayo, vuelven con una propuesta de similares características reincidiendo ambos una vez más en el guión y la dirección. Los Buscadores es una historia de aventuras juveniles que mezcla los mitos del pasado con las esperanzas del futuro. En las afueras de Asunción hay un barrio de humildes recursos llamado Chacarita y allí será donde conoceremos al intrépido Manu (Tomás Arredondo), un adolescente que divide su tiempo entre la escuela secundaria y su trabajo como repartidor de diarios. Un buen día, el abuelo de Manu le regala un viejo libro de historia que, oculto en su portada, revela una antigua fotografía y un todavía más viejo mapa. Consultando con su amigo Fito (Christian Ferreira) y con Don Elio (Mario Toñanez), el sabio del barrio (y también dueño del cíber de la zona), Manu llega a la loca conclusión de que ese mapa revela el lugar donde yace la plata yvyguy, que en guaraní quiere decir literalmente “el tesoro enterrado”. Con características similares a lo que Menaglia / Schémbori propusieran en 7 Cajas, esta nueva película propone una aventura adolescente cuyos personajes pueden ser encontrados en cualquier rincón de Asunción exhibiendo ese afán por tener un futuro mejor y escaparle a la pobreza que azota a buena parte de la región. Con persecuciones por oscuros callejones, pistas que llevan a otras pistas y sinnúmero de pintorescos personajes que se cruzarán por su camino, Manu, Fito y Don Elio nos invitan a dar una vuelta por el actual Paraguay pero sin dejar de remontarse a la historia guaraní. Gracias a una dinámica sucesión de escenas introductorias, la película capta la atención del espectador desde el minuto uno cuando retoma el viejo mito urbano que cuenta que durante la sangrienta guerra de la Triple Alianza que casi deja al Paraguay sin su población masculina adulta, decenas de tesoros conocidos como la plata yvyguy fueron enterrados con el fin de ser rescatados una vez finalizada la guerra. Y parece que el abuelo de Manu estaba tras uno de ellos, tarea que quedó trunca por un viejo altercado con su mejor amigo y que ahora su nieto no dudará en retomar. Con apenas dos películas en su haber, la dupla Menaglia / Schémbori ha logrado hacerse con un estilo muy característico que combina el espíritu pintoresco de las locaciones donde elige filmar con guiones que sorprenden en cada escena a partir de los giros que experimentan sus personajes. Bandas sonoras que tienen mucho del estilo folklórico sudamericano mezclado con el ritmo que se necesita para ambientar escenas de acción acompañan cada momento del relato que, desde el punto de vista técnico, sabe muy bien cómo incluir planos en cenital (recurso que se luce especialmente en Los Buscadores para darle real dimensión a la ciudad y al mapa que guía a los protagonistas) y otros tantos donde los actores aparecen en el centro del encuadre, rompiendo un poco la famosa regla de los tercios para aportarle intriga y suspenso a los momentos de mayor expectativa. Ilusiones, tradiciones, amoríos, historias olvidadas y un ritmo que jamás para dicen presente en la nueva obra de Juan Carlos Menaglia y Tana Schémbori que, como ya vimos en la altamente recomendable 7 Cajas, es una prueba más de la altísima calidad que el cine independiente tiene por estas latitudes.
Su desarrollo está relacionado con un leyenda sobre la Guerra de la Triple Alianza en 1864- 1870 (Brasil, Uruguay y Argentina), se decía que las familias paraguayas más adineradas enterraron su dinero y joyas para evitar que los ejércitos invasores lo tomaran. A través de este indicio comienza la búsqueda del tesoro enterrado y van sucediendo una serie de situaciones disparatadas, con un ritmo por momentos desparejo, mezclando la comedia, la aventura, el thriller, el absurdo y la sátira. La cinta te hace reír y reflexionar, se encuentra llena de personajes (no todo el elenco está compuesto por actores profesionales), bien definidos, donde muestra la ambición y el peligro, pasando por la tensión, el suspenso y la intriga, hasta con toques de humor negro y un guión con buenos giros. Vale destacar que este film es de los mismos directores, Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, de la exitosa “7 cajas” (2012).
La pareja de directores que nos trajo hace unos años la interesante y graciosa Siete cajas, vuelve con otro cuento de tesoro escondido, de ambiciones y de aventuras en un universo realista. El paisaje social utilizado como forma de crear una puesta en escena creíble para un cuento en el fondo fantástico es lo mejor de esta realización que exuda simpatía y, aunque no siempre, gran precisión en la puesta en escena.
El estreno local poco tiempo atrás de Siete cajas dirigida por Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, fue una sorpresa. El que de un país cercano pero cuyo cine -entre tantas cosas- desconocemos, surgiera un film narrativo, que contara una historia vertiginosa como base; que este vértigo fuera creciendo sin olvidar, en sus sincopadas carreras a toda velocidad, que cargaba en otra caja una segunda historia. Que todo ello fuera posible mediante no muchos recursos, pero bien organizados. Que el film tomara del mejor cine contemporáneo -por ejemplo Brian DePalma-, esa obsesión compulsiva que parece la otra cara o la cara extrema de la alienación, que es el mirar y el ser visto, y -más aún- el vivir para aparecer como copias de nosotros mismos, que todos estos temas se hicieran con rigor y hasta con el necesario humor, fue la “sorpresa.” Es decir que exista un film que sea cine y no barruntos subjetivos de un señor o señora cualquiera, de la cual solo nos interesa aquello que puede imaginar y no vomitar su crasa interioridad sobre nosotros en forma de alegorías vacuas, pasó – por fortuna una vez más- a constituirse en excepción. Así como ya es legendario entre escritores el “conflicto” de la segunda novela, si la primera ha sido lograda, en el cine esto se ha transmutado de manera sui generis. El éxito que será un impostor tanto como el fracaso -al decir de Rudyard Kipling- pero que suena mejor que cuando se gana -al decir de Carlos Salvador Bilardo-, es un ángel peligroso; alguien que nos acecha con críticas laudatorias, recortes periodísticos y noches de estreno de vino y rosas. Los buscadores logra sostenerse en esa delicada cuerda floja del éxito temprano. Lo hace expandiendo –cierto que a veces, pocas, también dilatando- sus logros primeros. Una trama cerrada con motivos y figuras míticas que son presentados en forma oblicua en una suerte de prólogo contundente, pero también lo suficientemente hermético para abrir el deseo de saber. Luego, el buscar correlatos objetivos mediante situaciones, personajes y caracteres (no son lo mismo); peripecias que apuntalen ese elemento mítico vuelto mitologema (variante formal pero también simbólica del primero), que todo, acción y realización, pausa y aceleramiento, diálogos y silencios, coadyuven al propósito general del film. Su razón de ser -cuando se la tiene- es lo que viene a continuación. Allí la cosa se complica. Se complica -como sostenemos desde hace ya tiempo- porque se cree cada vez menos –o directamente se desconoce- en el elemento base, ese que en toda operación de transformación de un material en otra cosa, debe tenerse siempre en primer plano. En cine se llama “género”. Nosotros hemos preferido llamarlo “estado de transparencia”. No importa. Se trata del movimiento básico del relato. El “había una vez”; quienes y donde están en “esa vez”; y –sobre todo- para qué y por qué están allí. Están para narrarnos algo, siempre más grande que la vida. En la medida en que el arte busca un orden mediante simetrías que la vida no tiene, o que ya no somos capaces de ver. Todo esto ambos realizadores de Los buscadores -título que creo ya petición de principio autoconciente- lo han logrado, y una vez más. No recuerdo entre nosotros y en todo el cine que podamos denominar iberoamericano un film que haya sabido plantear y resolver en forma tan lúcida y sostenida el tema de la busca del objeto prodigioso. Que a veces se confunde con “mágico”. Cosa que este film, como el anterior, tratan de manera excepcional. Aclaro: tanto la busca del objeto como la apetencia por lo meramente material de su soporte, y no por el de su auténtico sentido, que es el simbólico-espiritual (1). Cierto: no he recorrido todo el amplio espectro fílmico desde Lisboa a Managua y puedo –felizmente- equivocarme. Pero este film al igual que el anterior se centra –aquí en Los buscadores quizás con más interludios cómicos de los necesarios-, en el tema del objeto que es soporte material de otra cosa. Como el cine mismo y su concepto. Desde luego la figura matriz de esta busca y de este objeto es el Santo Grial. Materialmente la copa donde se ha preservado la sangre de Cristo, y simbólicamente aquello que es, o podría ser el objetivo y meta de toda existencia. Su razón de ser, su ideal, realización espiritual… o no. Tema o mitologema que ha sido -como es obvio- la base o textura básica de obras maestras absolutas como Vértigo o Apocalypse Now. La habilidad, la primera habilidad, el primer y sabio movimiento de los autores de este film, ha sido localizar el motivo mítico: es decir antes de toda variante o versión, ir y sostenerse en la propia territorialidad. Aquello propio. Así tanto el recuerdo de esa estúpida carnicería en la cual lamentablemente la Argentina se vio arrastrada, conocida como la “guerra de la triple alianza” –¡vaya alianza!-, como el rescoldo que ella ha dejado en los paraguayos, pero no solo en lo histórico, sino en lo legendario, se articulan de manera perfecta y simétrica. La busca de ese tesoro, de ese objeto sublime, puede ser tanto la apropiación material como la espiritual de ese in illo tempore. De ese tiempo originario, pero que toda obra contemporánea debe afincar en su propia territorialidad. La dupla en la dirección de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, es de lo más sorprendente y hasta fascinante que hemos visto en la producción cinematográfica de los últimos años. De continuar así y calcular los pasos a seguir, harán historia. Si saben sostener ambas historias, la propia y la de todos. Un ejemplo perfecto de que cómo no debe caerse en el “costumbrismo”, cuando se tienen los pies y el espíritu sólidamente afincados en su territorialidad, y desde allí tensar el arco; tender a lo universal mediante la imaginación mitopoética. Esto también es ejemplar.
Alocada y divertida búsqueda del tesoro que consagra a sus realizadores Los creadores de la elogiada “7 Cajas” (2014), Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia, estuvieron frente a su mayor desafío luego del semejante éxito de público y críticas que obtuvieron por su ópera prima. Y ese reto fue cómo seguir filmando ahora que las expectativas de todos son mucho más altas, donde tienen que demostrar. y demostrarse. que aquello no fue producto de un momento de lucidez y creatividad, sino que realmente hay materia prima para seguir generando películas que sean del agrado del espectador. ¡Y vaya si lo consiguieron! Pudieron reinventarse cambiando el género cinematográfico, de un thriller pasaron a una comedia donde conserva el espíritu de la anterior, pero consiguieron un mayor presupuesto para su realización, y eso se nota. Como punto de partida para desarrollar éste film recordaron una leyenda urbana que se transmite de generación en generación, algo que no se sabe si es verdad o no, pero por las dudas se cree en eso, que son tesoros guardados bajo tierra en distintos sitios del Paraguay luego de la guerra de la Triple Alianza. ocurrida en 1870. Quien se carga con la responsabilidad y la ambición de encontrar ese tesoro, que perseguía su abuelo, es Manu (Tomás Arredondo), un joven que de día trabaja de canillita y de noche estudia. Vive con su familia, sin padre, en una humilde casa, a la que le está por llegar el agua de la inundación que asola a su barrio dentro de Asunción. Pero como Manu no puede afrontarlo solo encuentra la ayuda de su amigo Fito (Christian Ferreira), y del veterano Don Elio (Mario Toñanez) que actúa como una suerte de guía para interpretar los mapas y conocer esa ancestral fábula. Este grupo de entusiastas novatos sabe muy bien lo que quiere, aunque sean torpes y sin recursos económicos, operando sin claudicar en el intento de desenterrar la plata ybyguy, pese a estar localizada dentro de la embajada de un país africano no identificado. Toda la historia es una sucesión de inconvenientes que, gracias a la buena suerte y las casualidades, van encadenando escena tras escena con situaciones que justifican lo visto. o escuchado anteriormente, respaldando sólidamente la trama, con un ritmo vertiginoso que en pocas ocasiones nos da un respiro. Realmente se convierte en una alocada y divertida búsqueda del tesoro urbana donde se plasma de manera equitativa la solidaridad de unos y la codicia de otros mediante personajes que se van incorporándose a la historia necesariamente, porque también le imprimen a la narración una gran cuota de preponderancia jerarquizándola, no están de adorno, cada uno de ellos es un engranaje fundamental de esta máquina, ideada con un guión muy bien pensado, elaborado y ejecutado, donde los directores salen victoriosos en la realización de su segundo largometraje.
7 cajas, la prestigiosa obra del cine paraguayo, logró posicionarse como la película más vista de dicho país, y Los buscadores se ubica en el segundo lugar. ¿Qué tienen en común? Que ambas producciones están escritas y dirigidas por la dupla de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, quienes lograron conjugar los elementos característicos de la cultura nacional tales como el guaraní, las leyendas y la mirada sociocultural, junto con relatos excelentemente construidos, entretenidos y de buena factura técnica. Los buscadores es una vuelta a aquellas aventuras clásicas de la niñez.
LA POSIBILIDAD DE UNA AVENTURA La aventura es un género problemático dentro del espectro del cine latinoamericano y no solo por cuestiones presupuestarias: es que la cinematografía de Latinoamérica tiende a ser triste y oscura, con lo que le cuesta aceptar la posibilidad del descubrimiento y la maravilla que vienen con la narración aventurera. Y si encima tenemos en cuenta que suele construir una mirada bastante paternalista con respecto a las clases populares, las chances se achican aún más: en el cine de Latinoamérica los sectores laburantes y/o pobres no se divierten, sino que la pasa bastante mal. De ahí que Los buscadores sea una pequeña y agradable sorpresa, aún con los defectos que presenta: es desde Paraguay que surge una película que no solo se permite desarrollar un relato plenamente emparentado con la aventura, centrado en la búsqueda de un tesoro que implicaría un montón de dinero para quienes lo encuentren, sino que además les da el protagónico de esa pesquisa a una sumatoria de personajes que cuentan las monedas para llegar a fin de mes, pero que aún así se hacen el tiempo para una odisea repleta de vericuetos. Y lo hace con poco presupuesto, pero con convicciones fuertes, algo que todavía está ausente, por ejemplo, en el cine argentino. Acá hay mucho más presupuesto y medios a disposición, pero lo que se impone es una mirada hilvanada desde las clases medias y altas que es seria, impostada y negadora de todo posible divertimento (y más aún para los pobres que –recordemos- siempre están tristes, y más todavía ahora que se fue el kirchnerismo y llegó el macrismo). Donde Los buscadores sostiene mejor su estructura aventurera es en la hora inicial, donde subyace una lectura social sobre ciertos sectores que están atravesados por la pérdida y desprotegidos frente a cualquier desgracia, pero igualmente se impone un dinamismo frenético, de la mano de una cámara en permanente movimiento y una banda sonora cautivante. Un ejemplo de eso es la secuencia donde un personaje persigue desesperado un camión de basura para recuperar un viejo mapa, que es totalmente antojadiza pero aún así atrapante. En esos minutos, el film construye personajes atractivos, vínculos románticos y amistosos interesantes, y una serie de misterios que mantienen la atención. Hay un tesoro, enigmas, historias ocultas, tensiones múltiples, búsquedas insólitas (la de la tumba es hilarante) y fascinación por lo que se va descubriendo, que a veces es de pura casualidad pero en otras producto de la deducción y la inteligencia. Pero es en la última media hora donde Los buscadores encuentra obstáculos en su ritmo y construcción narrativa, porque se ve en la obligación de diseñar algo apresuradamente antagonistas –o más bien competidores por el tesoro- y de terminar de entablar una mirada social, donde no importa tanto la búsqueda de algo oculto durante un montón de tiempo, sino el hacerse con un montón de plata para salir de la mala. Eso podría ser ciertamente comprensible, pero le quita vitalidad al relato, que encima va acumulando demasiadas vueltas de tuerca. El cierre es ciertamente una declaración de principios, aunque poco clara: ¿Qué es lo que importa más: la aventura en sí misma o las motivaciones económicas? Ese es el gran dilema que la película de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori (que venían de la interesante 7 cajas) no termina de resolver para sí misma y el espectador: la oscilación entre la bajada de línea social y lo puramente genérico, en vez de sumar, resta. Aún así, Los buscadores ofrece muchos momentos de atrevimiento y vitalidad, que son sumamente bienvenidos.
El cine paraguayo regresa a las pantallas con una nueva producción de los directores de la tan aclamada 7 cajas, Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori. Esta vez desde un registro más cómico presentan Los buscadores, una aventura que rinde homenaje al folklore nacional del país vecino y la idiosincrasia de sus habitantes. Pese a ser un país con identidad propia y con una impresionante cultura, Paraguay permanece oculto en la industria cinematográfica internacional. Los pocos recursos, la falta de legislación e institutos audiovisuales no ayudan a que esta tradición siga en pie. El desconocido cine paraguayo está marcado por su constante escasez de producciones y la poca incentivación por parte del estado. En el 2012, el dúo de Maneglia y Schémbori logró que su obra 7 cajas se convirtiera en la película más taquillera de todos los tiempos. Por eso no sorprende que otra vez apuesten a sus raíces con una historia que permite observar algo que siempre estuvo invisible: la cultura de su pueblo. En 1870 la guerra de la Triple Alianza finalizó con la derrota de Paraguay, que además generó un impresionante desastre demográfico. El país perdió entre el 60 y el 80 por ciento de su población. En su último aliento miles de víctimas escondieron sus objetos de valor para evitar a los saqueadores. De esta manera comenzó el fenómeno plata yvyguy, una obsesión con el tesoro enterrado. Las constantes ansias de búsqueda derivaron en numerosas leyendas y supersticiones locales a lo largo del tiempo y que continúan en la actualidad. Esta antigua misión llega a las manos de Manu (Tomas Arredondo), quien recibe los viejos apuntes de su abuelo para descifrar el tesoro escondido. Junto a su amigo Fito (Christian Ferreira) y su vecino Don Elio (Mario Toñánez) recorren La Chacarita, un barrio de La Asunción sumergido por constantes inundaciones, en la búsqueda por un futuro mejor. Como es de esperar, las complicaciones surgen y diferentes personajes se interpondrán en su camino. Sin embargo, como afirma la leyenda, solamente las personas buenas y generosas encontrarán la plata yvyguy. Desde el principio la película genera intriga y mantiene un ritmo constante de tensión acompañado con matices culturales típicos del país. El abanico de personajes que aparecen demuestra características particulares y bien diferenciadas gracias a la impecable dirección actoral y a un memorable elenco. Lo mismo sucede con los paisajes, que van desde las calles del centro hasta una inundada Chacarita, perfectamente retratados por la fotografía de Richard Careaga. Si bien la historia es simple, aparecen giros en el guion entretenidos e inteligentes con un humor agradable que te saca alguna que otra risa. Ambos directores no evitan los lugares comunes y prefieren ir a lo seguro. Cabe destacar un muy buen manejo de cámara que se ve reflejado en los largos planos secuencias y en el correcto uso de travelling que te sumergen en la acción.
CULTURA, ARTE Y EVENTOS Por Patricia Chaina Crítica cine: "Los Buscadores" Con el título de Los Buscadores llega a la Argentina la nueva película de la dupla de directores que rompió los esquemas del cine paraguayo con la taquillera 7 Cajas. (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) Los tesoros escondidos durante la Gran Guerra, considerada un desastre demográfico para el Paraguay ya que el país perdió el 70% de su población, conforman el inquietante cimiento sobre el que Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia; la dupla creativa de la emblemática 7 Cajas; construye una nueva comedia de acción y aventuras, con muy buenos resultados. Esta vez la narración está basada en la búsqueda de un tesoro y en los lazos solidarios de la amistad. Y como en 7 Cajas mantiene el compromiso de narrar la identidad del Paraguay con un relato entretenido y original. Se trata de un tesoro muy particular lo que desvela a Manu, el joven protagonista interpretado con justicia por Tomás Arredondo. Las piedras preciosas que rastrea junto a sus amigos (María Cecilia Torres, Mario Toñánez y Christian Ferreira), forman parte de un mito conocido como la Plata Yvyguy. La historia hilvana leyendas dejadas por la Guerra de la Triple Alianza perpetrada contra el Paraguay y cuenta que todavía hoy se buscan y a veces se encuentran, tesoros escondidos durante el conflicto finalizado en 1870. Pero advierte: la Plata Yvyguy no se encuentra sino que se deja encontrar, el tesoro elige a sus buscadores, quienes deben tener la capacidad de interpretar los indicios de la buena fortuna. Este es el eje de la intriga que tejen hoy los creadores de “7 cajas”; la película número 27 en la producción histórica de ese país; convertida en suceso de público y de crítica hace tres años. La nueva historia, mezcla de acción, humor, religiosidad y vida cotidiana, se convirtió en la segunda más vista de Paraguay en 2017, después de Rápido y Furioso 8. Con un relato sencillo y cautivante logra rescatar la historia y la identidad paraguaya a través de un legado. El que el abuelo de Manu le entrega al joven al regalarle un libro antiguo, dónde él encuentra un mapa y una foto. A partir de ahí la película cuenta cómo el joven que se gana la vida vendiendo diarios en bicicleta se las ingenia para descifrar y completar el mapa del tesoro que puede salvar a su familia. Y va hasta las últimas consecuencias aunque ese destino lo lleve tanto a una embajada como a un cementerio. El abuelo de Manu siempre le dijo: “Los buscadores deben estar preparados, el obstáculo más difícil no siempre es el último”. Sobre esta certeza los protagonistas transitan la búsqueda hacia un futuro lejos de las inundaciones, del frio, de la salud precaria, del trabajo incierto. Los toques de ansiedad, adrenalina y humor del bueno completan el cuadro de una cosmovisión donde lo cotidiano convive con orgullo con lo tradicional. Los buscadores flyer.png Ficha: Título: Los Buscadores / País: Paraguay (2017) / Directores: Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori / Elenco: Tomás Arredondo, María Cecilia Torres, Mario Toñánez, Christian Ferreira / DIGICINE / Duracción: 102’.
Los buscadores es la nueva película de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, la dupla de directores paraguaya que realizó la recordada 7 cajas, una de las producciones más relevantes en la historia cinematográfica de su país, que gozó de un éxito y repercusión considerable, logrando poner en foco al cine de Paraguay en diferentes partes del mundo, un dato nada menor, ya que el cine paraguayo no ha tenido tanta historia como otros en el continente. Este segundo largometraje de Maneglia y Schémbori trata sobre la historia de Manu (Tomás Arredondo), un joven canillita que está sumamente interesado en la búsqueda de un tesoro de plata yvyguy que data de 1870, en la época de la Guerra de la Triple Alianza, y que hasta la actualidad sigue siendo un misterio sin resolver que despierta un montón de preguntas y bosquejos indescifrables. Nuestro protagonista empezará a visibilizar la posibilidad de encontrar dicho tesoro, tomando como fuente de información la aparición de un libro y un mapa; será también de ayuda su abuelo, quien en su momento estuvo relacionado con el tema de las búsquedas y excavaciones. Para proseguir con la citada búsqueda, motivará a su amigo Fito (Christian Ferreira), intentando convencerlo de que hay grandes posibilidades, y de que el valor del mismo es considerable. Posteriormente se sumarán a la aventura otros personajes; primero Don Elio (Mario Toñanez), un hombre de mayor edad, pero con experiencia y útiles conocimientos sobre el tema, y posteriormente Ilu (María Cecilia Torres) y Lili (Sandra Sanabria), dos empleadas que trabajan en el domicilio donde supuestamente habrá que excavar para poder encontrar el mencionado tesoro. Dotada de una producción vistosa, y con una suerte de cruza de cine de aventuras, toques de comedia y algún elemento propio del cine de Intriga (sin pasar por alto sus pasajes históricos), Los Buscadores resulta una película sumamente interesante y entretenida. Si bien tiene un enfoque inicial que promete un poco más, desvariando la historia sobre la media hora final, llevando algunas instancias al borde de delirio y con salidas quizás algo destartaladas, es una cinta que vale la pena ver. Maneglia y Schémbori tienen la virtud de mantener un ritmo preciso durante los 95 minutos de duración, logrando cumplir con un cometido más cercano al cine de entretenimiento, pero en el que podemos encontrar algún que otro elemento que la hace destacarse. Si bien su desenlace es algo tosco, el final de la película invita a una interesante reflexión final, y eso también es valorable, retomando quizás a su primera parte, donde el filme se movía en un terreno más serio y con referencias históricas.
EL BARRIO DEL TESORO Durante una tormenta, las filtraciones del techo empiezan a mojar el libro que su abuelo le había regalado. Enseguida, Manu seca la cubierta de papel madera y se percata de que hay algo debajo. Luego de rasgar el envoltorio, el secreto se visibiliza: es el mapa de un tesoro. ¿Un juego? ¿Una posibilidad? ¿Una suerte de legado familiar? El anciano, luego de un derrame cerebral, no puede comunicarse con el nieto y el protagonista no sabe qué hacer con semejante descubrimiento. Por este motivo, le cuenta todo a Fito y, finalmente, ambos amigos se contactan con un interesado para emprender la aventura. La dupla Juan Carlos Maneglia-Tana Schémbori trabaja su nueva película desde la articualción de dos aspectos: por un lado, el componente folclórico fuertemente centrado en las leyendas de plata yvyguy (escondida) difundidas tras la Guerra de la Triple Alianza y en la idea de maleficio para quienes tengan fines ruines con el botín. La primera escena plasma ambas cuestiones cuando uno de los hombres toma el cofre y mata al compañero con un golpe de pala mientras que aún estaba dentro del pozo. El final también se inscribe en la misma lógica revalidando el carácter de relato oral. Por otro, la inclusión de la contemporaneidad desde el barrio de Chacarita asediado por las inundaciones y las constantes mudanzas de los pobladores debido a las crecidas del río y las lluvias, así como también por la exhibición de diferentes sectores sociales representados en los canillitas, los empleados y miembros de la embajada, la escuela y las calles. De esta forma, los directores combinan pasado y presente dotando a Los buscadores de identidad nacional, latinoamericana y elementos cómicos, de aventuras y fantásticos. A diferencia de 7 cajas, hay mayor cantidad de planos generales y también cenitales, que son utilizados para mostrar el barrio como un gran mapa en sí mismo desdoblado del papel segmentado de Manu. Abundan escenas de velocidad y tensión combinadas con otras más pausadas que juegan con los ritmos del relato. Pero está, igual que en el filme anterior, el dinero como motor de los personajes y de sus entrecruzamientos. “Esto muestra el lugar exacto donde se enterraron 60 piedras de esmeralda y una cruz de oro”, les comenta Don Elio revisando el mapa. ¿Hasta dónde serán capaces de llegar los tres para encontrar el tesoro? ¿Y quienes buscan el dinero para su propio beneficio? A final de cuentas, la aventura invita a realizar locuras para conocer los propios límites, sobre todo, si se fundan en leyendas del siglo XIX. Por Brenda Caletti @117Brenn