CAMBIO DE ROLES "Película que se presenta como de terror, con algo de gore, y momentos entretenidos. Bastante predecible, sin novedades y algo pretenciosa, algún que otro buen momento logrará enganchar y generar intriga y tensión a los fanáticos del género" The Owners (2020) Inglaterra rural, principios de los años noventa. Un grupo de amigos creen que ingresar al caserón vacío de una pareja de ancianos será un simple robo sin consecuencias. Cuando los propietarios llegan antes, los giros inesperados de la historia te mantendrán al borde del asiento. Con respecto al desordenado e incongruente guion, si bien la idea es precisamente invadirnos con información, Julius Berg junto a un equipo de guionistas, consiguen no dejar en claro la premisa y es por ese motivo que el film no funciona. Solo es de destacar una vuelta de tuerca muy interesante que llega demasiado tarde, ya algo aburridos, y cuando lo único que teníamos eran preguntas sin responder, hasta el cansancio. Un argumento que no termina de cerrar, drama y humor negro amalgamado, sin sentido y con errores que confunden al espectador, logrando que la historia no fluya. Por otro lado, la dirección de Julius Berg es correcta, con la utilización de planos fijos, primeros planos para generar tensión, planos detalle a lo gore, planos medio y planos generales para lograr un contraste en las locaciones que son muy interesantes, aunque demasiado agobiantes en el interior, en donde utiliza el color rojo y negro, y para el exterior, el blanco y el verde; la luz, con encuadres cerrados, generando momentos de tensión e intriga. Los movimientos de cámara son acertados, un extenso paneo, algunos travellings, y cámara en mano. La banda sonora y la música acompañan de manera espléndida. La utilería, montaje y edición, también son recursos bien utilizados. Las actuaciones son su punto fuerte, destacándose la interpretación de la protagonista Maisie Williams conocida por la serie Game of Thrones. "A pesar de considerar a este film, un híbrido dentro de su género y de lo que ofrece, es entretenido y nos invita a entrar en un juego. Buena opción británica para pasar un divertido momento en el cine." Clasificación: 7/10 Ficha técnica: Título original: The Owners Año: 2020 Duración: 92 min. País: Reino Unido Dirección: Julius Berg Guion: Julius Berg, Matthieu Gompel, Geoff Cox (Cómic: Hermann Huppen, Yves H) Música: Jean Paul Frazer, Vincent Welch Fotografía: David Ungaro
Secretos en el sótano El cine contemporáneo está obsesionado con los thrillers, formato narrativo paranoico por antonomasia, y en especial con aquellos de invasión de hogar, rama concreta especializada en espantar al grueso de una población mundial que vive siendo bombardeada con mensajes en torno a la posibilidad de la destrucción del hogar en esta nueva fase del capitalismo, centrada más en la especulación y la reducción fanática de costos que en la producción o el trabajo real de antaño. La idea de la residencia violentada, ya sea de manera simbólica mediante su pérdida por desempleo o pobreza o de modo bien literal por el acecho de parte de otros ciudadanos que ya se convirtieron en nuevos menesterosos y engrosan las filas de la miseria hiper extendida del nuevo milenio, es aprovechada sin cesar por realizadores en todo el globo que en esencia se la pasan reformulando la estructura narrativa de Perros de Paja (Straw Dogs, 1971), obra maestra de Sam Peckinpah, protagonizada por Dustin Hoffman, Susan George y Peter Vaughan, y obra insignia de un formato que llega hasta nuestros días mediante una infinidad de variaciones que lamentablemente ya no sorprenden a nadie y para colmo caen muy por debajo de la faena original desde todo punto de vista, ya sea que consideremos la calidad artística, aquellas legendarias actuaciones protagónicas o el volumen de desenfreno, valentía y gore que supo enarbolar Peckinpah en la década del 70. Julius Berg es un director y guionista francés que luego de una serie de trabajos televisivos que se extendieron durante la última década decidió encarar su ópera prima cinematográfica adaptando en inglés Una Noche de Luna Llena (Une Nuit de Pleine Lune, 2011), novela gráfica de Yves H. y Hermann Huppen, lo que dio por resultado otro exponente del thriller de invasión de hogar pero de lo que hoy por hoy ya podemos catalogar como un subgénero con características específicas, ese que puede resumirse en la premisa “ladrones entran en el domicilio de X, en apariencia una presa fácil o en ocasiones al azar, y descubren que hay gato encerrado… de manera un tanto literal”, rubro que abarca propuestas muy interesantes del acervo hollywoodense reciente como por ejemplo No Respires (Don’t Breathe, 2016), de Fede Álvarez, y Villanos (Villains, 2019), de Dan Berk y Robert Olsen. Sin jamás renunciar al formato retórico en cuestión, el film de Berg va volcando de a poco la faena hacia otra comarca emparentada del horror y el suspenso actual, la de la hembra/ mujer/ señorita defendiéndose de unos acosadores loquitos que hacen gala de su ímpetu homicida, pensemos para el caso en propuestas que recuperan elementos del slasher -aunque ahora centrándose en una sola víctima verdadera- como Hush (2016), de Mike Flanagan, Becky (2020), de Jonathan Milott y Cary Murnion, y Alone (2020), correcto opus de John Hyams. Aquí son tres los asaltantes reglamentarios, el psicópata experimentado Gaz (Jake Curran), el bobazo con ínfulas Nathan (Ian Kenny) y el mamerto insoportable de Terry (Andrew Ellis), equipo que pretende ingresar en la casa rural del Doctor Richard Huggins (Sylvester McCoy) y su esposa Ellen (la querida Rita Tushingham) sirviéndose del dato que les pasó Terry, cuya madre Jean (Stacha Hicks) trabaja como empleada doméstica en el domicilio inglés de los Huggins y sabe que tienen una caja fuerte en el lugar. El guión de Berg, Geoff Cox y Mathieu Gompel, como lamentablemente muchas veces ocurre, abusa bastante de la esperable estupidez de los malhechores cuando primero cae en el robo la novia de Nathan, Mary (Maisie Williams), quien pretende que le devuelva -con vistas a ir a trabajar- el automóvil que están utilizando para vigilar la morada, y segundo cuando ya adentro, porque la pareja de veteranos propietarios salió a comer, se dan cuenta que ni siquiera saben la localización exacta de la caja de seguridad debido a que el imbécil de Terry no le preguntó a su madre. Si bien ese comienzo parece perfilar el asunto hacia la comedia negra, el resto del metraje se toma muy en serio a sí mismo a partir del momento en que encuentran la caja en el sótano pero no pueden abrirla y así deciden esperar a los Huggins y presionarlos para que les digan la combinación. Richard está dispuesto a dejar que le corten un dedo a Ellen para que no se sepa el evidente secreto que guarda la caja fuerte en su interior, el cual por supuesto tiene que ver con unas muchachas desaparecidas en la zona en plan de reemplazar a la hija muerta de la pareja, Kate, lo que asimismo pone en evidencia las “discrepancias” entre los ladrones al punto de que Gaz y Nathan se pelean entre sí sobre el detalle de torturar o no a la anciana y el segundo termina con un cutter clavado en el abdomen y el primero con la cabeza estallada de un mazazo cortesía de Mary, la cual a su vez es objeto de una idealización romántica enfermiza de parte de Terry porque éste solía noviar con su hermana gemela, Jane, una de las desaparecidas en el ignoto pueblo en cuestión, planteo que refuerza la noción cosificante de fondo, por parte de esta colección de enajenados, del amor patológico en tanto reino de la sustitución mundana como si hablásemos de objetos. En obras de género como la presente, en las que todo está sobre la mesa desde el vamos y las “vueltas de tuerca” se ven venir a kilómetros a la distancia, el quid de la eficacia pasa por la efervescencia de las muertes, el manejo de la tensión y el verosímil más o menos lunático construido alrededor de la heroína y los villanos, todos rubros que en la película que nos ocupa jamás pasan de una medianía algo estéril que sin llegar al nivel del desastre o la vergüenza ajena tampoco logran redondear un producto mínimamente memorable que justifique en serio la visión: los asesinatos está bien desarrollados pero en esencia abarcan la primera mitad del convite, el apuntalamiento del imprescindible nerviosismo tiene unas cuantas lagunas sobre todo por la idiotez pueril del personaje de Ellis y finalmente, en lo que atañe a la química entre la scream queen, Mary, y los chiflados de turno, los Huggins, sinceramente ésta tarda mucho en salir a la luz y apenas si se reduce a un par de secuencias sobre el final, la del té con los vejetes y Terry y la del gas que inunda la casa con el objetivo manifiesto de capturar a los delincuentes sobrevivientes. Berg en cierta medida reemplaza la mordacidad tontuela de los inicios con un humor negro más sutil una vez que los dos machos principales, Gaz y Nathan, le entregan la posta al castrado obediente, el gordinflón Terry, y a la hembra, la cual por supuesto resulta ser más peligrosa que todos los otros juntos pero se hace evidente que no puede con las otras figuras de autoridad dramática convalidadas por la marginación social tácita, los veteranos, uno un carcamal de eternas buenas intenciones y la otra una anciana que padece demencia y sufre fuertes ataques de rabia. Los Intrusos (The Owners, 2020) juega con relativa soltura con las metáforas del médico que se caga en el juramento hipocrático y mata cuando gusta y la viejita desvalida que pide sangre y castigo cuando los niños se portan mal o se meten donde no debieran, dos alegorías que refuerzan la sensación de paranoia, claustrofobia, inseguridad, descreimiento de las instituciones y desconfianza acérrima en el otro de nuestros días, no obstante cierta tibieza y/ o prolijidad general conspiran para que todo el polvorín termine de estallar en serio y podamos disfrutar en todo su esplendor del buen desempeño de Maisie Williams…
Inglaterra, década de los 90. "The Owners" (2020) es una nueva apuesta de suspenso/terror que cuenta, una vez más, cómo un grupo de delincuentes integrado por Gaz (Jake Curran), Terry (Andrew Ellis) y Nathan (Ian Kenny) planea ingresar a la mansión del Dr. Huggins (Sylvester McCoy) y su mujer (Rita Tushinham) en busca de una caja fuerte. La intención es clara, robar lo que haya y huir, pero el plan no resulta según lo acordado cuando el matrimonio de ancianos (los "propietarios" del título) regresa de su salida semanal y encuentra a los intrusos en su hogar. La pandilla no había podido, hasta el momento, abrir la caja y le exigen mediante amenazas al Dr, la clave. Esto no resulta fácil, ya que éste se niega, mantiene la calma y toma el control de la situación, pasando de víctima a victimario. La información oculta hace que los maleantes y los espectadores experimentemos una enorme curiosidad por saber que esconde la caja. El elenco es sólido, destacándose el matrimonio de ancianos Sylvester McCoy (“The Hobbit”) y Rita Tushingham (“The Bed Sitting Room”). También se destaca la novia de uno de los ladrones, Mary (Maisie Williams, "Game of Thrones"), quien se ve forzada, a causa de algunos acontecimientos que no voy a spoilear, a liderar el grupo para poder salir de allí con vida. La ópera prima de Julius Berg maneja bien los climas y logra entretener de principio a fin gracias al elenco, no al guión, repetitivo y lleno de lugares comunes. La película británica está basada en la novela francesa "Une Nuit de Pleine Lune", y me recordó mucho a "No Respires" (2016), entre tantos ejemplos de "invasiones a hogares" con fines non sanctos. Título original The Owners Año: 2020 Duración: 92 min. País: Reino Unido Reino Unido Dirección: Julius Berg Guion: Julius Berg, Matthieu Gompel, Geoff Cox (Cómic: Hermann Huppen, Yves H) Música: Jean Paul Frazer, Vincent Welch Fotografía: David Ungaro Reparto: Maisie Williams, Rita Tushingham, Sylvester McCoy, Jake Curran, Ian Kenny, Andrew Ellis, Stacha Hicks Productora: Co-production Reino Unido-Canadá; Blue Light, Logical Pictures, Wild Bunch, XYZ Films (Distribuidora: RLJE Films) Género: Terror. Thriller | Años 90. Thriller psicológico
Una sola locación, una casona casi señorial, en el medio del campo. Allí transcurren los 92 minutos de Los intrusos, un filme de suspenso y gotitas de terror, en el que Maisie Williams (Game of Thrones) arranca componiendo a “la novia de” para terminar cumpliendo un rol protagónico. Maisie, que fue la rebelde Arya Stark en la serie de HBO, es Mary, la pareja de Nathan (Ian Kenny), quien con su amigo de la infancia en el pueblo, Terry (Andrew Ellis) están en su coche, allí, en el campo. Es el atardecer, y en el auto hay otro individuo. Mary llega, y pronto advierte lo que el trío se propone: ingresar a la casa de los Huggins, un matrimonio de ancianos, ahora que se fueron, para robarles. La madre de Terry cada tanto va a limpiar a la casa, por lo que parece que tienen una buena pista acerca de dónde está el dinero: en una caja fuerte. Mary, en principio no parece demasiado molesta en lo que hará su novio, pero lo que quiere es que se apuren porque debe utilizar el auto para ir a trabajar. Bueno, el resto, o lo que sucederá de ahí en más no es algo que el espectador no haya visto alguna vez. Basada en la novela gráfica Une Nuit de pleine pune, de Hermann Huppen e Yves H., sí es algo -algo, ¿eh?- novedoso el enfoque de mostrar a dos clases sociales en pugna: los adultos, ricos; los jóvenes, pobres. Una gran Bretaña teñida de odio y resentimiento en el que la cultura del trabajo -porque los Huggins hicieron su pequeña fortuna rompiéndose el lomo, se supone- no es lo que más valoran los personajes más jóvenes. Curioso es que el título original (The Owners, o sea, Los dueños) aquí se haya invertido y haya pasado a llamarse Los intrusos. Tendrá más gancho, no sé. No sé. Pero estos intrusos sí tienen mucho que ver con los de No respires, la película que el uruguayo Fede Alvarez dirigió en Hollywood (y que este año tendrá, cómo no, su secuela). ¿Se acuerdan que allí, los cazadores se convierten en presas cuando el dueño ciego los descubre? Unos y otros, se ve, se metieron en la casa equivocada. Comandados o mal guiados por un tipo detestable como Gaz (que el nombre del actor que interprete al ladrón sea Jake Curran es un guiño al castellano), los intrusos se alteran cuando, de pronto, llegan los dueños de casa. ¿Los toman de rehenes? Si los ladrones ven revelada su identidad, ¿las cosas pasan a mayores? Y no es que Richard (que, dato que no debe pasar desapercibido, es médico) y Ellen Huggins sean un cúmulo de bondad. Ella no está bien de la cabeza, eso es algo que se percibe de entrada. Y él, bueno, ya sabrán cuando la vean en el cine. Convengamos que los personajes desagradables pueden ser uno u otros, de acuerdo a la vara con la que el espectador los mida. Porque aquí hay de todo. Es cierto -y como de costumbre no vamos a spoilear- que la resolución está algo traída de los pelos. Como también que Los intrusos tiene buenos golpes de efecto, que Maisie y Sylvester McCoy (fue el Doctor Who en la serie homónima de 1987 a 1989) levantan desde sus actuaciones la puntería para que el filme, con todos sus sustos, llegue más o menos a buen puerto.
La película dirigida por Julius Berg ("The Forest") arremete desde la simplicidad de una historia de invasores para estrellarse en la intención de querer pertenecer al cine de género. Los intrusos (The Owners, 2020) nos regala un primer acto repleto de intriga, curiosidad y suspenso. Unos jóvenes deciden entrar a robar a la casa de una pareja de ancianos. La subestimación hacia el más débil aparece en mayúsculas como el punto principal de la supervivencia. Sin embargo, nada será sencillo para estos malvivientes. Las apariencias engañan es un dicho muy común y el cual resulta ideal a la hora de describir a este dúo de octogenarios. Lejos de verse atemorizados por la situación, ellos sorprenden. El asombro de esa primera media hora vigoriza el espectáculo, pero, gracias a la construcción de una historia débil, somos espectadores de una caída estrepitosa repleta de malas decisiones. Una vez que atravesemos la película, vamos a estar recordando algunos de los últimos exponentes del cine de terror. La visita (The visit, 2015) de M. Night Shyamalan nos movilizó por el comportamiento inquietante de dos abuelos. El uruguayo Fede Álvarez nos deslumbró con No respires (Don´t Breathe, 2016) y la historia de tres ladrones que ingresan a la casa de un hombre ciego. Silencio (Hush, 2016) tocó también el tema la invasión de hogares, pero, aquí la damnificada es una escritora sorda. Estas tres cintas son maravillosas y realzan al cine de género. Sin embargo, Los Intrusos mete a estos conceptos en la licuadora con el objetivo de obtener un producto aceptable. ¿El resultado? Una obra llena de clichés y capaz de olvidar en un abrir y cerrar de puertas. Maisie Williams merece protagonizar películas de una mayor calidad. Su Arya Stark es icónica y nos demostró la aptitud interpretativa de la actriz. Ella era poderosa y emocional a la vez, característica que la alojó en la memoria de millones de televidentes. A Maisie siempre se la recordará, sobre todo invierno tras invierno. En cambio, Los Intrusos es solo para pasar el momento: se esfumará de tu mente a la misma velocidad en la que el agua se vuelve hielo en temperaturas bajo cero.
Precisa y efectiva comedia de horror, en donde aquello que uno supone que pasa, pasa, pero que en el derrotero del grupo de protagonistas, jóvenes que intentan robar una caja fuerte de un domicilio habitado por dos ancianos muy particulares, se termina por urdir una de las más inteligentes historias de los últimos tiempos.
La ópera prima del director francés Jules Berg trabaja una premisa que se explotó numerosas veces en el género de terror con mejores resultados. Unos delincuentes ingresan a robar una casa y se encuentran con que sus dueños de apariencia inocente resulta ser unos psicópatas. Hace unos años el director uruguayo Fede Álvarez abordó la temática con un film muy superior, que buenos momentos de suspenso. Uno de los grandes problemas que presenta Los intrusos es que la narración de Berg es aburrida y no ofrece ningún momento notable que se pudiera asociar con el cine de terror o el suspenso. Todo se desarrolla de un modo muy predecible y el director no le aporta ningún condimento interesante a la premisa que ya cuenta con numerosos antecedentes conocidos. No obstante, tiene la ventaja de presentar un reparto que cuenta con dos grandes veteranos como Sylvester McCoy (recordado por su labor en la serie Dr.Who) y Rita Tushingham (Doctor Shivago). Ambos reman con mucha dignidad roles trillados dentro de una película, cuyo realizador no hace el menor esfuerzo por cautivar a los espectadores con el conflicto y situaciones decentes de suspenso. Maisie Williams de Games of Thrones también sale bien parada en un papel insulso y aburrido que apenas llega a tener un desarrollo. No hay nada interesante para resaltar de esta producción que merezca su recomendación. En resumen, un film olvidable cuyo visionado, si la temática despierta interés, se puede reservar para la televisión o las plataformas de streaming.
Los intrusos: lo primero es la familia Este jueves 25 de Marzo se estrena en cines un thriller dirigido por el francés Julius Berg, y que tiene entre sus protagonistas a Maisie Williams (Game of Thrones) y a Sylvester McCoy (Doctor Who, The Hobbit). En Los Intrusos (The Owners en su título original) nos metemos de lleno en un robo hogareño que termina mal. ¿De qué va? Inglaterra rural, principios de los años noventa. Un grupo de amigos creen que ingresar al caserón vacío de una pareja de ancianos será un simple robo sin consecuencias. Cuando los propietarios llegan antes, los giros inesperados de la historia te mantendrán al borde del asiento. Protagonizada por Maisie Williams la película ganó un premio en el FrightFest y participó de Sitges. Los Intrusos tuvo un paso por varios festivales de género, su efectividad radica en tres puntos importantes: los personajes son tridimensionales y tienen luces y sombras, la locación de la casa en cuestión y las actuaciones. Todo arranca con un grupo de jóvenes “perdidos”, que deciden entrar a la casa de una parejita de ancianos porque tienen un dato sobre la posibilidad de una caja fuerte con dinero. El grupo es variopinto y bastante genérico: el sacado, la chica que duda, el novio de la chica que tiene doble vara, y el que consiguió el dato en cuestión: un regordete bonachón que tiene a su madre trabajando durante el día en esa casa. La tensión va creciendo, primero las dudas: “¿haremos bien en entrar a la casa?”, luego la acción, la entrada al espiral de la locura, y finalmente la violencia de ser descubiertos por los moradores de la casa… dos ancianitxs que ven sus sueños ponerse en peligro por una juventud peligrosa y la posibilidad de morir. Pero hay por lo menos dos falacias ahí: ¿son ancianitxs en peligro? ¿son más peligrosos los violentados? La película se va asentando ladrillo a ladrillo mientras se desdibujan los límites de lo correcto y lo incorrecto, de quien es bueno o malo. Los personajes van mostrando sus momentos de fortaleza, debilidad, insania… amores prohibidos salen a la luz mientras una suerte de Doctor Menguele posmoderno intenta reconstruir un pasado destrozado. La casa es el lugar perfecto para la acción: parece una mansión, las diferentes habitaciones en donde los personajes se esconden o atacan parecen pertenecer a diferentes épocas, estilos… muchas veces entre espacio y espacio parece haber una máquina del tiempo que va haciendo saltar a las presas y a lxs cazadores. Que todo se desarrolle de noche, le agrega recovecos de sombras en donde se esconde la verdad. ¿Serán esos viajes en el tiempo producto de estar frente a uno de los Doctores? Sylvester demuestra sus capacidades actorales más primitivas, construyendo un viejito adorable y a la vez aterrador. Toda la dulzura que portó en Doctor Who o como Radagast en The Hobbit, muestra los dientes de su oscuridad intrínseca. Lo queremos abrazar, y otras veces correr despavoridxs. Tener un actor de este registro, suma al nivel de ida y vuelta terrorífica. Maisie, sigue siendo Arya, veremos si continúa eligiendo proyectos que la alejen o no de tan seminal papel. Los intrusos no es una obra maestra, pero sabe utilizar cada uno de sus elementos para meternos de lleno en la casa, querer huir o quedarnos imantados ante la situación que se desarrolla frente a nuestros ojos… esperemos que nadie llame a la policía y nos encuentre siendo los intrusos en cuestión.
En un rincón de la Inglaterra rural, un dúo de viejos amigos, Nathan y Terry (Ian Kenny y Andrew Ellis), son incentivados por un sociópata para realizar el robo de sus vidas. Sus ancianas víctimas son el doctor local Richard Huggins (Sylvester McCoy) y su mujer enferma Ellen Huggins (Rita Tushingham), encarnando a la tierna pareja de viejitos ingleses que colaboran con la comunidad con una amplia sonrisa y quienes han dejado su ostentosa casa desatendida por la noche. Durante el atraco las cosas se saldrán rápidamente de control ya que la novia de Nathan, Mary (Maisie Williams), interferirá en la operación y los ancianos regresarán a una casa llena de jóvenes dispuestos a todo… Siendo el primer largometraje dirigido y escrito por Julius Berg (luego de una prolífica carrera en series de televisión francesa), Los Intrusos presenta una atrapante y claustrofóbica película con monstruos de todos los días. Su repertorio de series sobre crimen lo han convertido en un hábil director de thrillers, y de angustiantes dramas de puertas cerradas. Las puestas son conservadoras, casi teatrales, muy ligadas a la construcción más estática y cerrada propia de estudios televisivos y bajo presupuesto. No obstante, lo barato de la ficción no se hace sentir en demasía, siendo este film un buen ejemplo de una película intensa de una sola locación y pocos personajes. El reparto actoral es de lo más interesante, ciertamente. La icónica Masie Williams regresa al thriller 6 años después de The Falling, y habiendo pasado por su prolongada etapa en Game of Thrones. Ian Kenny mantiene su contundencia en el género, luego de la serie Dublin Murders y, quien resulta más sobresaliente, Sylvester McCoy, conocido por ser el mago Radagast en la trilogía de The Hobbit, y el séptimo Doctor en la legendaria serie de ciencia ficción británica Dr. Who. Este afable señor, muchas veces caracterizado como mentor dador de protección, cumple su parte con excelencia realizando una mezcla cínica de calidez y maquiavelidad palpable en cada una de sus líneas. Su actuación, junto a la de Rita Tushingham, es siniestra y llena de dobles intenciones. Nunca se permite ser completamente la víctima de las circunstancias, y, aunque no lo parezca, mantiene el control como solo alguien con semejante experiencia podría. El aire tenso se va acrecentando hasta volverse insoportable, y el riesgo jamás deja de ser palpable. La película no permite relajarse, ni siquiera cuando todos los peligros parecieran haber sido aplacados. Este film que da vuelta el género home invasion pareciese tomar mucho de No Respires (2016), con jóvenes que anhelan salir de la pobreza con un gran golpe, una dinámica de grupo podrida y una víctima acaudalada aparentemente inofensiva que oculta un secreto. Sin embargo, donde uno podría llegar a notar más la diferencia entre ambas ficciones es durante el tercer acto. Donde No Respires se convierte en una angustiante persecución con altísimos riesgos ampliamente establecidos, Los Intrusos comienza a flaquear intentando meter información para justificar un clímax poco satisfactorio y desenfocado, que lo único que tiene de bueno es la banda sonora reminiscente del slasher ochentero con su tecno pesado. Surgiendo de la adaptación del cómic “Une nuit de pleine lune” (Una noche de luna llena) del bulgaro Hermann Huppen, esta película nacida de la visión del crimen televisivo se luce en generar una creciente tensión, pero fracasa en dar un cierre razonable. O quizás, es que la locura de los personajes deja su aspecto abstracto hacia el final y, al igual que los criminales, se vuelve una parte real de la trama invadiendo los espacios civilizados que previamente habían sido marcados como seguros. Al igual que un inevitable coloso que avanza, así también la demencia se apodera de la cinta, haciendo a los personajes sus títeres involuntarios, sometidos a la voluntad de una locura intrusiva. Calificación 7/10
En un rincón de la Inglaterra rural, un dúo de viejos amigos, Nathan y Terry (Ian Kenny y Andrew Ellis), son incentivados por un sociópata para realizar el robo de sus vidas. Sus ancianas víctimas son el doctor local Richard Huggins (Sylvester McCoy) y su mujer enferma Ellen Huggins (Rita Tushingham), encarnando a la tierna pareja de viejitos ingleses que colaboran con la comunidad con una amplia sonrisa y quienes han dejado su ostentosa casa desatendida por la noche. Durante el atraco las cosas se saldrán rápidamente de control ya que la novia de Nathan, Mary (Maisie Williams), interferirá en la operación y los ancianos regresarán a una casa llena de jóvenes dispuestos a todo… Siendo el primer largometraje dirigido y escrito por Julius Berg (luego de una prolífica carrera en series de televisión francesa), Los Intrusos presenta una atrapante y claustrofóbica película con monstruos de todos los días. Su repertorio de series sobre crimen lo han convertido en un hábil director de thrillers, y de angustiantes dramas de puertas cerradas. Las puestas son conservadoras, casi teatrales, muy ligadas a la construcción más estática y cerrada propia de estudios televisivos y bajo presupuesto. No obstante, lo barato de la ficción no se hace sentir en demasía, siendo este film un buen ejemplo de una película intensa de una sola locación y pocos personajes. El reparto actoral es de lo más interesante, ciertamente. La icónica Masie Williams regresa al thriller 6 años después de The Falling, y habiendo pasado por su prolongada etapa en Game of Thrones. Ian Kenny mantiene su contundencia en el género, luego de la serie Dublin Murders y, quien resulta más sobresaliente, Sylvester McCoy, conocido por ser el mago Radagast en la trilogía de The Hobbit, y el séptimo Doctor en la legendaria serie de ciencia ficción británica Dr. Who. Este afable señor, muchas veces caracterizado como mentor dador de protección, cumple su parte con excelencia realizando una mezcla cínica de calidez y maquiavelidad palpable en cada una de sus líneas. Su actuación, junto a la de Rita Tushingham, es siniestra y llena de dobles intenciones. Nunca se permite ser completamente la víctima de las circunstancias, y, aunque no lo parezca, mantiene el control como solo alguien con semejante experiencia podría. El aire tenso se va acrecentando hasta volverse insoportable, y el riesgo jamás deja de ser palpable. La película no permite relajarse, ni siquiera cuando todos los peligros parecieran haber sido aplacados. Este film que da vuelta el género home invasion pareciese tomar mucho de No Respires (2016), con jóvenes que anhelan salir de la pobreza con un gran golpe, una dinámica de grupo podrida y una víctima acaudalada aparentemente inofensiva que oculta un secreto. Sin embargo, donde uno podría llegar a notar más la diferencia entre ambas ficciones es durante el tercer acto. Donde No Respires se convierte en una angustiante persecución con altísimos riesgos ampliamente establecidos, Los Intrusos comienza a flaquear intentando meter información para justificar un clímax poco satisfactorio y desenfocado, que lo único que tiene de bueno es la banda sonora reminiscente del slasher ochentero con su tecno pesado. Surgiendo de la adaptación del cómic “Une nuit de pleine lune” (Una noche de luna llena) del bulgaro Hermann Huppen, esta película nacida de la visión del crimen televisivo se luce en generar una creciente tensión, pero fracasa en dar un cierre razonable. O quizás, es que la locura de los personajes deja su aspecto abstracto hacia el final y, al igual que los criminales, se vuelve una parte real de la trama invadiendo los espacios civilizados que previamente habían sido marcados como seguros. Al igual que un inevitable coloso que avanza, así también la demencia se apodera de la cinta, haciendo a los personajes sus títeres involuntarios, sometidos a la voluntad de una locura intrusiva. Calificación 7/10
La historia con la que debuta como director de largometrajes Julius Berg, basada en una novela gráfica francesa, no es nueva. Quienes son consumidores asiduos de películas de terror ya saben que cuando se invade una casa, con habitantes aparentemente inofensivos, las cosas pueden ponerse muy oscuras. Y eso es lo que les pasa a un trío de delicuentes, dos chicos resentidos y uno que puso sobre aviso a la banda de una caja fuerte en esa casa, donde su madre hace tarea de limpieza. Se le suma, contrariada la estrella de la peli, Maisie Williams, tan famosa por Game Of Thrones. Sin embargo quienes brillan en la película son Rita Tushingham y Silvester McCoy encarnado a los dueños de la mansión (El verdadero título del film “The owners) En el juego del gato y el ratón y la lista de horrores que no terminan nunca, la película entretiene, sobresalta y si bien no aporta novedades absolutas, la acumulación logra su objetivo, entretener y echar mano del humor más negro. La fotografía, la escenografía, la dirección todos los rubros que contribuyen al clima ominoso.
"Los intrusos": comedia de horrores. El primer largometraje del francés Julius Berg es británico hasta la médula y cuenta con una inolvidable actuación de Rita Tushingham, musa de la nueva ola inglesa de los años 60. El primer largometraje del francés Julius Berg –activo director de series en su país natal– es británico hasta la médula. No sólo por el acento de los personajes o el estilo de la pequeña mansión en la cual transcurre la acción, una típica manor house campestre. Más allá de estar basada en la novela gráfica Une nuit de pleine lune, en su gruesa cobertura de humor negro sobre una masa de film de suspenso y horror realista puede advertirse la influencia cultural de decenas de películas del pasado reciente y remoto. El planteo de la historia es simple y, en más de un sentido, previsible: un trío de malandrines de poquísima monta y la novia de uno de ellos ingresan a la casa en cuestión. Sus dueños son una pareja de ancianos de apariencia frágil y la idea es hacerse con las libras esterlinas que, dicen, están depositadas en la caja fuerte. La arquitectura de los tres varones es clásica: el líder, Nathan, no es tal y se deja influenciar en todo momento por Gaz, el más violento y claramente ajeno al mundo de ese pequeño pueblo donde todos se conocen y saludan, mientras que Terry no logra hacer a un lado su carácter torpe y melindroso. Una vez superado el trance del primer acto y ya con los dueños de casa de regreso, las máscaras caen y el juego de gatos y ratones termina dando un vuelco no tan inesperado. Al fin y al cabo, los anfitriones tienen unos cuantos cadáveres escondidos en los placares y despensas de la vivienda y de ninguna manera dejarán que el grupo de chicos se salga con la suya. Los veteranos Sylvester McCoy y Rita Tushingham, musa de la nueva ola inglesa de los años 60, están perfectos como las víctimas transformadas en victimarios, y en gran medida es el timing sádico de sus miradas y acciones -en particular el de la actriz– los que logran elevar el relato más allá de lo rutinario. Ayuda el hecho de que el dueño de la morada sea médico: las jeringas, bisturíes y demás elementos cortantes y punzantes de su gabinete de consultas tendrán un rol importante en el drama a desarrollarse. De a poco, va quedando claro que la verdadera protagonista no es otra que Mary (Maisie Williams, la Arya Stark de Game of Thrones), la “novia de…” transformada en heroína. Ya en el tercio final, cuando la sangre ha manchado varios parqués y paredes y las piezas sobre el tablero comienzan a moverse en las últimas jugadas, el formato de pantalla se achica sin demasiadas razones a un académico 4:3. A partir de ese momento sólo resta la lucha por la supervivencia. A esa altura, lo mejor de la película ha pasado, aunque queden debajo de la manga algunas vueltas de tuerca y el uso intensivo (y por momentos hilarante) de un par de máscaras de gas. El viaje podrá pecar de escasa originalidad, pero Los intrusos no deja de ser una agradable incursión en la comedia de horrores, una fórmula aplicada con cierta gracia y buen ritmo en la cual la mirada alternativamente dulce y demoníaca de Tushingham es poco menos que inolvidable.
Nathan y Terry viven en un pueblo rural en Inglaterra en la década del noventa. Estos dos amigos son convencidos por un delincuente de robar al matrimonio Huggins, un querido médico anciano y su mujer. La casa, alejada de todo, es un lugar perfecto para robar sin ser descubiertos. Mary, la novia de Nathan, se opone a que cometan ese delito. Pero como utilizan su auto para el robo, ella quedará involucrada. Cuando el médico y su mujer regresen al hogar, se encontrarán con los delincuentes que los tomarán de rehenes. La película arranca con todos los lugares comunes de banda de ladrones. Luego cobra algo de fuerza con la toma de rehenes, llegando a momentos inquietantes de violencia. Pero finalmente toma un nuevo rumbo y arma una historia completamente diferente. Hay cosas interesantes en la trama y el potencial de la historia es gigante. Tal vez le falta fuerza para ser creíble y mantener un genuino suspenso. El desenlace no termina de convencer tampoco, aunque la película nunca se vuelva aburrida.
Una mansión en algún lugar de Reino Unido habitada por dos ancianos, se presenta como el target perfecto para un grupo de jóvenes delincuentes que sólo buscan “diversión”. “Será fácil robar algo de su fortuna” dicen, “Lo que a ellos les sobra, para nosotros es la vida”. Con ese pensamiento, la idea de irrumpir en la ostentosa propiedad, es el plan perfecto. Sin embargo, y de acuerdo a las reglas del género, por supuesto, nada sale como esperan. Los intrusos (The Owners) es un nuevo film de terror ambientado a principios de los años 90´. La premisa se presenta como una típica invasión y hurto a la propiedad privada y la idea como tema cinematográfico, siempre es atractiva. Tres jóvenes cansados de su pobreza (y una cuarta adicional por casualidad), deciden quebrar su racha de malas finanzas atacando la fortuna de esta pareja de ancianos que viven lujosamente en la campiña inglesa. Como es habitual, el plan en términos de idea, es perfecto, pero en la práctica no se puede decir lo mismo. Lo que comienza como un “juego de niños malos”, deriva en un raid de violencia física y verbal en aumento. Con habilidad narrativa y precisión en los detalles visuales, la película se va transformando a medida que avanza. Su principal variación es la inversión de roles: el ratón pasa de cazador a cazado y allí comienza el verdadero conflicto narrativo. Oscura y con una crueldad manifiesta en primeros y primerísimos planos, la puesta en escena es una protagonista más. Por un lado, los jóvenes delincuentes, y por el otro, los ancianos y la propia casa que pronto cobra protagonismo y transmuta en trampa mortal. A su vez, la tensión del relato es cada vez más opresiva, tanto que como recurso formal comienza a achicarse el marco de cuadro aumentando, generando sensación de ahogo y encierro. Si bien es un poco brusca la transición, si el espectador logra involucrarse en la historia, casi no podrá percibir este cambio de formato de frame. En tanto relato, la historia es conocida, algo que debía ser sencillo termina saliendo mal. De todos modos, lo que más llama la atención del gustoso del género, es la posibilidad de volver a ver uno de esos films donde se sabe cómo entran los personajes, pero nunca cómo salen (y si lo hacen). Este punto es el condimento clave para cada oportunidad en la que se decide contar este tópico. Hay mucho de conocido en las formas, pero siempre sorpresas en la narración. Los intrusos, logra una eficacia audiovisual certera porque ofrece todo lo que el espectador necesita: violencia, sangre, terror y un toque de locura. ¿Te imaginas estar en manos de una pareja de ancianos sádicos? Y si bien tiene detalles que no se logran desarrollar del todo, el conjunto resulta atractivo y cumple con su función de entretener y proveer un par de sustos, sobre todo psicológicos.
“Los intrusos”, una película de Julius Berg. Protagonizada por Maisie Williams, estreno en salas el jueves 25 de marzo. Un thriller de terror que de apoco va generando una atmósfera casi asfixiante y que mantiene al espectador tenso hasta el desenlace. Tres jóvenes en un viejo automóvil estacionado en una magnífica pradera, típica de los pequeños poblados de la Inglaterra rural, observan a una pareja de ancianos salir de su caserón de aspecto suntuoso. Mientras los ancianos están saliendo y ellos los observan a la distancia, se acerca a ellos, en bicicleta, Mary (Maisie Williams) enojada porque su novio Nathan (Ian Kenny) se había llevado su auto y ella llegaría tarde al trabajo. Luego de discutir la convence de que será solo un momento y los tres, Nathan con sus dos compañeros, ingresan a la casa a robar, mientras Mary espera afuera sentada en el auto. Buscan en la casa una caja fuerte que uno de ellos sabía que estaba ya que su madre trabaja allí como mucama. La cosa se va complicando y deciden hacerla ingresar a la casa a Mary y esperar a los ancianos y amenazarlos para poder abrir la caja fuerte. Hasta aquí, un poco por los diálogos que tienen los jóvenes ladrones cargados de resentimiento hacia los más ricos, la película tiene algún parecido a “La naranja mecánica” pero comienza a tomar un giro inesperado que logra mantener una tensión y un suspenso muy bien logrado. Es destacable la actuación de Maisie Williams, la que hiciera de Arya Stark de Game of Thrones, en esta obra muestra una gran maduración como actriz. También el guion realizado por Julius Berg, Matthieu Gompel y Geoff Cox. Sin duda, Julius Berg, es un director que sabe crear una buena atmósfera sobre todo trabajando en lugares cerrados. Una película atrapante que va manejando la tensión con un in crescendo maravillosamente logrado y con suficientes momentos de sorpresas y sobresaltos como uno espera que sea en un buen film de terror. Si el espectador escuchó alguna vez la frase que di
Luego de la gran apertura de los cines llega a la cartelera un thriller con un rostro bastante conocido perteneciente a la TV. Maisie Williams está lista para hacer temblar la pantalla grande. ¿Podrá luchar aquí de la misma manera que contra los Skywalkers? Allá por los años ‘90 y en un pueblo Inglés, un grupo de tres jóvenes deciden entrar a robar un gran domicilio en donde viven dos adultos mayores: El Dr. Huggins (Sylvester McCoy) y la Sra Ellen (Rita Tushingham). Su gran objetivo consiste en abrir una caja de seguridad guardada en el sótano de la vivienda. Sin embargo, el plan no sale a la perfección y allí es donde Mary (Maisie Williams), la novia de uno de los delincuentes, se ve afectada y sin ánimo alguno debe entrar junto con ellos. Las expectativas de finalizar su tarea y huir son altas, pero Los Propietarios no planean dejársela muy fácil... En aspectos generales, el film cumple con lo que promete. Al ser una pieza del sub género “Home Invasion” tenemos todos los elementos que solemos esperar y encontrar en cintas de este tipo. Es por eso que no sorprende ni deja lugar a dudas: juega con los puntos de giro de forma correcta pero tampoco se arriesga. Estamos frente a un thriller que, en mi opinión, subestima en cierto punto al espectador y nos vende ideas que ya hemos comprado tiempo antes en otros productos audiovisuales, dejándonos servidas la totalidad de las respuestas que buscamos al verla. Tratándose de un thriller con tintes de terror, confieso que esperaba más condimentos del estilo. Sin embargo, la tensión se mantiene de forma pareja a lo largo de todo el film y se vuelve entretenida para el espectador, siendo este un punto muy positivo y destacable de la película. No puedo dejar de pensar que por momentos las decisiones de los personajes se veían algo inconsistentes y, lamentablemente, funcionales a la trama. Cuatro jóvenes vs. dos adultos mayores dejan ver para cualquiera una gran ventaja para uno de estos grupos, que al parecer, en el guión decidieron omitir y no justificar con acciones a la altura. Más allá de que su realización es correcta, no hay nada que se pueda hacer si el “problema’’ reside en las páginas. Las actuaciones se destacan por encima de la trama y elevan a esta pieza hacia otro nivel. Los momentos más cercanos al terror registrados en esta película se los lleva todos Rita Tushingham, quien con su personaje logra erizarnos la piel en varias ocasiones. Maisie Williams usa todo su talento a favor del film y logra al mismo tiempo despegarse de forma radical de uno de los roles más destacados y conocidos de su trayectoria (Arya Stark, Game of Thrones). Para los que estamos tan acostumbradas/os a verla en ese antiguo rol, es más que grato poder servirnos de su calidad de actriz desde la frescura de otros papeles. Probablemente me hubiese gustado que algunos detalles del género se traduzcan de otra manera sin usar necesariamente los mismos elementos que estamos acostumbrados a ver en la base de cualquier película thriller-terror, como por ejemplo el sótano. El mundo se encuentra repleto de elementos terroríficos en el sótano de una antigua casa, y continuar perpetuando este hecho seguramente resulte agotador para más de un espectador. En grandes rasgos la considero una película positiva en cuanto a calidad de actuaciones, dirección y fotografía. A pesar de haber caído en ciertas zonas de confort del género, cumple de todas formas. Lo más destacable de este film es el hecho de haber logrado entregar un producto a la altura de la trama y no haber abusado de la alta expectativa a la hora de su venta. Por Milena Orlando
Reseña emitida al aire
La verdad es que se percibe una tendencia en series y películas de suspenso, en estos tiempos, a proponer historias donde se encuentran asesinos despiadados, pistas engañosas, hallazgos macabros, exacerbación de las pulsiones y criminales poco convencionales. Muy a tono con estos tiempos, supongo. Este podría ser el caso de «The owners» (Los intrusos), thriller de formato similar a la popular «Don’t breathe», historia que tiene lugar en una casa bastante más particular de lo que parece… Sabemos que siempre, para los delincuentes parece ser una tentación asaltar a personas de la tercera edad que viven solas, porque suelen ser presas fáciles y vulnerables. Es así que en esta historia, las personas mayores tendrán una faceta visible (que los muestra desprotegidos) que luego tornará se modificará, disparando un escenario dinámico donde nadie estará a salvo en esa perdida vivienda de los suburbios… El guión del también debutante como director, Julius Berg, es una propuesta modesta pero efectiva que se hace fuerte en la actuación de la popular Maisie Williams y los malos de la peli, los sólidos Sylvester McCoy y Rita Tushingham, quienes sostienen la intensidad de la trama sin dar tregua al espectador. La historia, es la de tres chicos que deciden que es una buena oportunidad cometer un robo porque obtienen un dato sobre un caja fuerte que espera en una casa de adultos mayores. Dejan entonces una vigía para escapar y se adentran en la casa, cuando los dueños no se encuentran, para llevar adelante su plan. Sin embargo, sus expectativas se verán complicadas rápidamente cuando no logren su objetivo y decidan esperar a los ancianos para obtener la combinación de acceso. A partir de este hecho, se desatarán varias sorpresas, que se irán entramando en una sucesión de eventos violentos donde los roles se invertirán y quienes terminarán en control de la situación no serán los jóvenes asaltantes, sino los tenebres ancianos… Los victimarios que serán víctimas, jugados por Jake Curran, Ian Kenny y Andrew Ellis, aportan color y cierto oficio, aunque lejos del trío protagónico. Mary (Williams) será la inocente chica que lejos de querer participar en el robo, está ahí para ayudar a sus conocidos a salir con vida de una trampa mortal. La ex «Game of Thrones» se siente en su atmósfera y recrea su rol de heroína ya conocido por todos nosotros. «Los intrusos» no es un film demasiado original en su desarrollo. Posee bien resueltas las escenas fuertes y se trasluce cierto humor negro que permite que el relato fluya y gane en intensidad a medida que nos acercamos al clímax de la historia. Quizás pueda pensarse que no ofrece demasiadas vueltas de tuerca, pero las ideas presentadas son suficientes para ofrecer un buen producto de género, confiable para vivir un momento intenso.
Los intrusos (The Owners) llegó a las salas presentándose como una atractiva propuesta de terror protagonizada por la estrella en ascenso Maisie Williams, famosa por interpretar a Arya en la exitosa serie de televisión Game of Thrones. Situada en la Inglaterra rural de comienzos de los años noventa, la trama despega desde el intento de robo de tres jóvenes a la mansión de un acaudalado médico y su esposa. Maisie Williams interpreta a Mary, la novia de de ellos, quien, a pesar de estar en contra del acto, se ve involucrada en el asunto. Utilizando el factor sorpresa y el constante misterio desde el principio, el director logra aferrar al espectador a la película sin problemas, la cual siempre está provista de un adecuado ritmo. Sin embargo, a medida que avanza la trama, va perdiendo el sentido el accionar de varios personajes y da la sensación de querer abarcar más tópicos de los que realmente este film puede. Termina explorando temas sin suficiente profundidad, y ante la gran cantidad de giros -abusando del factor “ya no tan sorpresa”-, se convierte una seguidilla de eventos absurdos y espeluznantes. Es indudable que la tensión está presente a lo largo de todo su metraje, pero la mezcla de lo grotesco y lo morboso finaliza siendo tan terriblemente exagerado que el espectador abandona un interés real por lo que ocurre en la pantalla, y quizá continúa mirando esperando, por curiosidad, la próxima absurda y forzada situación que seguirá a la anterior. Los intrusos es un película más que no aporta nada nuevo al explotado género de terror y que, si bien tiene buenas actuaciones del reparto, peca por exageración y falta de lógica. Puntaje: 5/10
NO TE MUERAS EN MI CASA Los intrusos, el debut cinematográfico de Julius Berg luego de una amplia experiencia en la televisión, se inscribe dentro de esa variante del home invasion que le da una vuelta más al subgénero: ya no son los habitantes del hogar los que sufren el acecho de los invasores, si no los propios invasores los que se convierten en víctimas de los dueños de casa. No es una novedad, claro: Wes Craven filmó en 1991 esa película de culto que es La gente detrás de las paredes, y en 2016 Fede Alvarez confirmó su destreza para el terror con No respires, con la que Los intrusos tiene más de un punto en común. Tenemos a un grupo de jóvenes de clase trabajadora que quieren asaltar una casa donde suponen que hay mucho dinero. Al igual que en los films de Craven y de Alvarez, hay una mirada inevitable sobre la diferencia de clases, pero en esta ocasión el trazo es más grueso, y la problemática nunca llega a integrarse; ni a generar algún tipo de carnadura emocional, ni a justificar las vueltas del guion. En una zona rural de Inglaterra, Nathan (Ian Kenny) y Terry (Andrew Ellis), amigos desde la infancia, se unen a un matón molesto y desquiciado llamado Gaz (Jake Curran) para asaltar la casa de los Huggins: Richard (Sylvester McCoy), un médico anciano conocido por todos, y su esposa Ellen (Rita Tushingham), cuya salud mental parece haberse deteriorado luego de la muerte de la hija de ambos. La madre de Terry trabaja limpiando la casa, y con el dato de una caja fuerte en el interior, lo único que tienen que hacer es esperar a que el matrimonio salga para poder entrar. Pero antes de que puedan hacerlo, aparece la novia de Nathan, Mary (Maisie Williams), y las cosas empiezan a complicarse. Una vez dentro, cuando descubren que no va a resultar tan fácil abrir la caja fuerte, deciden esperar a los dueños adentro de la casa. Y ahí las cosas se complican definitivamente, tanto para los protagonistas como para el espectador. El principal problema de Los intrusos son sus personajes, descartables por el lado de las víctimas e improbables por el lado de los victimarios. Si el grupo de ladrones se ubica en un punto intermedio entre lo insoportable y lo descerebrado (salvo Maisie Williams, que aporta un poco de humanidad, el resto es un cúmulo de rasgos arquetípicos, e incluso de arbitrariedad para que la trama avance, como el caso de Terry), los viejitos Huggins componen una dupla de villanos imposibles. En una primera instancia, la presencia del matrimonio ayuda a generar un clima de incomodidad, con su mezcla de fragilidad y misterio, pero pronto se convierten en un crescendo de exageración. Es el viejo truco del monstruo que se esconde tras una apariencia inofensiva, pero que acá deja de funcionar cuando el mal se devela, y ese mal resulta bastante molesto. El choque de fuerzas irritantes escala, y la película ingresa en un terreno peligroso donde se suman las vueltas de tuerca innecesarias, y el desinterés golpea con la fuerza de una maza (una analogía mediocre, pero no gratuita, porque la única secuencia de impacto incluye una maza). No se puede negar que Berg tiene pulso para la tensión, pero su película se construye desde un lugar rutinario, con un guion caprichoso que fuerza los eventos para que todo cierre. Y al contrario de lo que sucede con No respires, a la que se acerca desde el tema y desde algunos procedimientos, termina por asentarse en una posición mucho más conservadora. En lo formal, con una puesta en escena chata y a veces teatral, pero también en lo ideológico. Y esa exaltación de la clase alta como una fuerza aplastante (que también puede leerse al revés, en plan desesperanzado y sin salida) no sería tan terrible si Los intrusos fuera un ejercicio de género competente, dispuesto a darnos un par de sustos y algunas imágenes vibrantes. Pero claro, no.
Basada en el cómic Une nuit de pleinelune del historietista belga Hermann y dirigida por un debutante francés (Julius Berg), esta heterogénea película producida y filmada en el Reino Unido viene recargada de violencia, misantropía y humor negro. Un trío de asaltantes que no se destaca precisamente por la sagacidad de sus integrantes decide robar una mansión ubicada en un paisaje bucólico en la que vive un matrimonio de ancianos de apariencia apacible. En la primera mitad de la historia, los que controlan -como pueden, eso sí- la situación son los invasores, pero en algún momento hay un giro de 180 grados y los agredidos se transforman sorpresivamente en agresores con un plus de perversidad que realmente asusta. Berg demuestra ya en su ópera prima que domina los resortes del thriller, el cine terror y la comedia (en este último caso, siguiendo una hábil estrategia de Tarantino: “hacer que la gente se ría de cosas que habitualmente no son consideradas graciosas”), e incluso coquetea con el cine social cuando plantea explícitamente una sangrienta lucha de clases que deriva hacia el grotesco. Pero los mejores momentos dependen no tanto de los climas y los recursos narrativos, sino de las actuaciones. Y ahí es donde una joven (Maisie Williams, la Arya Stark de Game of Thrones) y una veterana que brilló en el poderoso cine británico de los años 60 (Rita Tushingham) hacen la diferencia.
“Los Intrusos” (The Owners, 2020) es un thriller del tipo “Home Invasion,” aunque con un pequeño twist. Está ligeramente basado en la novela gráfica francesa “Une nuit de pleine lune,” solo que en el film la acción transcurre en una casa de campo Inglesa en vez de en la campiña Francesa. El film nos presenta a un disímil trío de jóvenes, Terry (Andrew Ellis), Nathan (Ian Kenny) y Gaz (Jake Curran), cuyo ruin objetivo es entrar y robar la casa del doctor del pueblo, Richard Huggins (Sylvester McCoy), por lo cual están esperando que el buen doctor y su esposa, Ellen (Rita Tushingham), abandonen su hogar para poner a cabo su poco pensado plan. Antes de que puedan entrar a robar la codiciada caja fuerte, a los muchachos se les une Mary (Maisie Williams), la novia de Nathan, quién los va a buscar porque necesita el auto para ir a trabajar. Todo les iba saliendo “bien” hasta que descubren que les es imposible abrir la caja fuerte, por lo que deciden esperar a que el Dr. Huggins y su mujer regresen para sacarle la combinación de la caja a la fuerza. Sin embargo, nuevamente las cosas no transcurren como ellos esperaban y de repente ahora son ellos los que están en peligro, encerrados en ese caserón a merced de los dueños de casa. Debido a su corta duración, el film tiene buen ritmo, y nos encontramos siempre esperando a ver que va a pasar a continuación. Si bien tiene un comienzo relativamente tranquilo, donde se nos presentan brevemente a los personajes, sus personalidades y el por qué están haciendo lo que están haciendo, una vez que se desata el caos cuando la pareja regresa a su hogar el film constantemente sube la apuesta en lo que respecta tensión, violencia y algo de “gore.” De a poco, se nos van revelando oscuros secretos que el Dr. y su señora tienen, y el por qué Mary y los demás están en peligro. Es a destacar la labor de Maisie Williams en la película, ya que mucho del protagonismo recae en ella, aunque las actuaciones de Sylvester McCoy (recordado por ser el 7mo “Doctor Who”) y Rita Tushingham son espectaculares. Durante todo su transcurso, la película logra transmitirnos esa sensación de encierro que presiona a los protagonistas, y la oscuridad que reina en la noche del campo. Sin embargo, ciertas tomas del tramo final se me hicieron demasiado oscuras, dificultando a veces entender completamente que es lo que estaba pasando en pantalla. “Los Intrusos” es un film que seguramente logrará entretener a los simpatizantes del género, aunque no mucho más. Calificación: 7/10 Maximiliano Rearte Fava para Es la Cuarta Pared
La carismática Maisie Williams (Arya en GOT) es la principal protagonista de este film de terror titulado "Los intrusos", que puede visualizarse en la plataforma @netflixlat . Habiéndose presentado en Sitges durante el 2020, la película del debutante Julius Berg, replica el esquema clásico de las "home invasions", aunque decide imponer algunos toques de humor negro y de tortura psicológica como una especie de marca autoral. Aún con altibajos, es probable que estas añadiduras resulten lo más satisfactorio del film, ya que permitirán una experiencia entretenida durante la mayor parte del metraje. Quedará en cada espectador decidir si esos elementos serán suficientes para compensar un guión irregular y extremadamente frágil. • Como se sintetizó previamente, "Los intrusos" parte de una línea argumental muy utilizada en el cine, como es la de un grupo de individuos que se inmiscuyen en una casa ajena con el objetivo de acceder a un jugoso botín. Con "No Respires" demasiado presente en nuestra memoria, aquí tenemos a unos jóvenes británicos que deciden ir por la caja fuerte de una pareja de abuelos "indefensos". No es ninguna sorpresa aclarar, que lejos estarán los ancianos de ser carmelitas descalzas y que ofrecerán una feroz resistencia. Más allá de las típicas maniobras de acción, lo mejor del film se verá a partir de aquella violencia mucho más sutil pero tan dolorosa como lo es la violencia psicológica. El juego de manipulaciones que se produce entre cada uno de los personajes consigue logradas situaciones de extrema tensión y oscuridad. • Sin embargo, no siempre los eventos se resuelven de la manera más atinada. El exceso del azar en muchas de las resoluciones no hacen más que denotar un guión que no justifica del todo lo que va sucediendo. Lo mismo ocurre respecto a las decisiones que toman los personajes. Actitudes poco creíbles dañan la verosimilitud de un film, que aún con errores, se las ingenia para redondear una digna propuesta de entretenimiento.