El miedo bajo control El cine de las últimas décadas ha estado ofreciendo de manera intermitente una versión alternativa de los superhéroes con respecto a la tontuela mainstream hollywoodense que paradójicamente se toma demasiado en serio a sí misma y ya cansó por su repetición y múltiples redundancias símil fast food audiovisual para oligofrénicos que jamás maduraron, basta con pensar en trabajos de índole sarcástica como Hombres Misteriosos (Mystery Men, 1999), de Kinka Usher, Defendor (2009), de Peter Stebbings, y Kick-Ass (2010), de Matthew Vaughn, o en opus de índole dramática/ apesadumbrada como las interesantes Lo Llamaban Jeeg Robot (Lo Chiamavano Jeeg Robot, 2015), de Gabriele Mainetti, Freaks (2018), de Zach Lipovsky y Adam B. Stein, y Código 8 (Code 8, 2019), de Jeff Chan, todas obras que pretendieron -en mayor o menor medida- quebrar el patrón estándar craneado para el consumo superficial planetario. Ahora bien, el caso de Los Nuevos Mutantes (The New Mutants, 2020) es bastante extraño porque es un proyecto del mismo seno de los grandes estudios que pretende despegarse de las franquicias bobaliconas eternas de Marvel mediante un tono retórico empardado al cine de terror tradicional, incluso en parte dejando de lado la cadencia aventurera y de ciencia ficción correspondiente a la saga a la que la película está vinculada por filiación directa, hablamos de aquella que comenzó con X-Men (2000) y X-Men 2 (2003), ambas dirigidas por Bryan Singer. Aparentemente la idea detrás de este insólito volantazo fue del realizador Josh Boone, quien venía de entregar dos simpáticos productos rosas de raigambre muy romántica, uno bastante light y olvidable, Un Lugar para el Amor (Stuck in Love, 2012), y otro mucho más fatalista que apuntaba sin más al mercado adolescente, Bajo la Misma Estrella (The Fault in Our Stars, 2014), un mega éxito a nivel mundial que le generó un cheque en blanco y la entrada al Hollywood más pomposo que no escatima en gastos y después se asusta por la enorme inversión de turno. Fueron precisamente los titubeos y las indecisiones de los jerarcas de la 20th Century Fox los que retrasaron tres años el estreno de un film rodado en 2017, sin que se pongan de acuerdo del todo acerca del dilema de volcar el asunto al cien por ciento hacia el horror o “maquillarlo” vía el típico acervo de Marvel, eso de construir un exponente sci-fi repleto de ridiculeces, CGIs y chistecitos huecos de cotillón para que aplaudan las focas sin cerebro, circunstancia a la que para colmo se sumó un supuesto cronograma de refilmación que jamás tuvo lugar, primero, y la adquisición de la Fox por parte de la Disney, a posteriori, con el subsiguiente desinterés por parte de la compañía de Mickey Mouse hacia un producto que no sabían cómo vender, optando por permitir a Boone terminar la propuesta según su visión original. El resultado de todas estas vueltas, demoras y diversos caprichos es una faena mediocre aunque al mismo tiempo interesante dentro de la paupérrima coyuntura industrial de nuestros días del séptimo arte, un trabajo relativamente pequeño y hasta coherente a nivel narrativo y formal pero asimismo sin verdadero vuelo artístico propio más allá de su condición de anomalía símil pastiche retro curioso, en este sentido vale aclarar que el director y guionista combina un estudio de encierro semi estudiantil semejante al de El Club de los Cinco (The Breakfast Club, 1985), de John Hughes, muchas críticas a la psiquiatría y su autoritarismo de base a lo Atrapado sin Salida (One Flew Over the Cuckoo’s Nest, 1975), de Milos Forman, o Shock Corridor (1963), de Samuel Fuller, y en especial una batalla grupal de jóvenes prodigios contra entidades y situaciones oníricas/ surrealistas en la tradición de Pesadilla en lo Profundo de la Noche 3: Guerreros del Sueño (A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors, 1987), de Chuck Russell, sin duda la mejor del pelotón de secuelas de la obra maestra de 1984 de Wes Craven, todo un pivote en cuanto a los planteos y la escenificación de los miedos y los dolores íntimos materializados. La historia en sí es muy simple y pasa por la catarata de situaciones amenazantes abstractas que padecen los pacientes de un hospital/ centro de detención dirigido por la Doctora Cecilia Reyes (Alice Braga), en esencia la única persona que trabaja en el lugar y ella misma una mutante capaz de generar campos de fuerza alrededor del edificio en cuestión para que los internos no escapen ni surja la rebeldía. Los reos adolescentes, a los que se les dice que están en una especie de instituto que los ayuda a lidiar con sus habilidades en eclosión y flamantes traumas, son la recién llegada Danielle Moonstar (Blu Hunt), una indígena cheyene que se quedó huérfana luego de la destrucción total de su reserva por un aparente tornado, y los más veteranos Sam Guthrie (Charlie Heaton), quien puede volar y derribó una mina sobre su padre y compañeros de trabajo, Roberto da Costa (Henry Zaga), brasilero que puede manipular la energía solar y quemó sin querer a su novia hasta matarla, Illyana Rasputin (Anya Taylor-Joy), una rusa adepta a las espadas que puede viajar entre diversas dimensiones y que mató a 18 hombres luego de un pasado de esclavitud sexual infantil, y Rahne Sinclair (Maisie Williams), una licántropa y ferviente cristiana que fue tachada de bruja por el clérigo de turno, el Reverendo Craig (Happy Anderson), el cual encima le estampó con un hierro al rojo vivo una “w” de witch/ bruja en su espalda. Desde ya que el formato policial de whodunit de Boone -aplicado a quién sería el responsable de los monstruos que aparecen por arte de magia en las instalaciones- rápidamente se cae a pedazos porque las encarnaciones de los temores y tragedias de cada paciente arrancan con la para nada sutil llegada al hospital de Moonstar, de hecho la interna que no sabe cuál es su poder de mutante y que viene de bloquear el recuerdo de la masacre en la reserva porque el episodio incluyó a su padre (Adam Beach), dejando en claro que su capacidad fantástica pasa por recrear el dolor arrastrado y su inmadurez por no saber contenerlo como es debido. Indudablemente a Los Nuevos Mutantes hay que reconocerle las buenas intenciones, el afán de “hacer otra cosa”, las citas explícitas y estructurales a Buffy, la Cazavampiros (Buffy, the Vampire Slayer), la recordada serie de Joss Whedon, y el hecho de incluir no sólo temáticas más o menos pesadas -para el promedio banal hollywoodense- como la orfandad, la muerte accidental, los intentos de suicidio, el lesbianismo, el bullying y las autocracia y soberbia de las instituciones de disciplinamiento, sino también a la genia de Anya Taylor-Joy, una de las mejores intérpretes de la actualidad y actriz insignia de La Bruja (The Witch: A New-England Folktale, 2015), de Robert Eggers, Morgan (2016), de Luke Scott, Fragmentado (Split, 2016), de M. Night Shyamalan, Purasangres (Thoroughbreds, 2017), de Cory Finley, Secretos Ocultos (Marrowbone, 2017), de Sergio G. Sánchez, y Gambito de Dama (The Queen’s Gambit, 2020), la maravillosa miniserie de Scott Frank y Allan Scott para Netflix. También se podría decir que el realizador se las arregla para conciliar las dos patas conceptuales principales del universo de los X-Men, léase la condición de marginados símil inmigrantes de los protagonistas y el doble rol de víctimas y victimarios a lo legión de menesterosos del capitalismo que se cansan de los atropellos y responden fuego con fuego, con uno de los recursos clásicos del melodrama de pérdida del ser querido, nos referimos a esa culpa del sobreviviente que en este caso se metamorfosea en una responsabilidad en la muerte de turno aunque fortuita por desconocimiento de la propia esencia y capacidades. Las actuaciones son muy buenas y en general los CGI están reducidos al aparatoso desenlace reglamentario, ahora centrado en una batalla contra un Oso Demonio gigantesco cortesía de Danielle que se alimenta del miedo de los seres humanos, sin embargo las simplificaciones, clichés y dicotomías de Boone embarran un desarrollo de personajes que podría haber sido más complejo y un sustrato narrativo que podría haber sido mucho más oscuro y/ o adulto en serio, amén de una Reyes que se siente un tanto enclenque como la villana humana diletante del control que -como buena representante del poder sedimentado en las sombras, aquí llamado Essex Corporation- pretende convertir en asesinos a sus pacientes como si estuviésemos hablando de Nikita (1990), de Luc Besson, más que de las rutinarias creaciones de Chris Claremont y Bob McLeod, artífices del spin-off original de 1982 en historieta de la saga de X-Men. El cine de superhéroes está muerto desde hace más de una década, por obra y gracia de unas Marvel y DC que saturaron el mercado con una retahíla de exploitations de cuarta categoría del Batman de Christopher Nolan, y productos como Los Nuevos Mutantes no pasan de ser la excepción que confirma la regla, ya que demuestran que hasta cuando quieren salirse del patrón de la mediocridad redundante los grandes estudios vuelven a caer indefectiblemente en la misma penosa senda de siempre…
Dani, una joven nativa americana, escapa a la destrucción de su reserva por un tornado. Ella y su padre William huyen al bosque donde él le dice que se esconda en un árbol hueco mientras él regresa para ayudar a los demás. Dani despierta en un hospital abandonado dirigido por la Dra. Cecilia Reyes. Su familia ha muerto y la doctora le explica que es una nueva mutante y que tiene que quedarse en el hospital para aprender a controlar sus poderes. En el hospital hay cuatro jóvenes más, cada uno con un poder que no dominan y una tragedia en su pasado. Aunque pertenece al mundo de los X-Men, la película funciona más que nada como un film de terror con adolescentes que descubren sus cambios físicos. Busca explorar el lado sexual pero está obligada a ser tan pacata que no logra tratar el tema de verdad. Ambientada mayormente en una sola locación, la película no consigue ni por un instante lograr un clima interesante y se nota que falló toda la película de punta a punta. No hay nada para decir, salvo que si en lugar de una película fuera un poema, habría que haber tirado la hoja al tacho y empezar de nuevo. Lo intentaron, según parece, pero fue imposible y no les quedó otra más que estrenar a pesar de todo.
Cualquier persona medianamente al tanto de las múltiples peripecias que Los nuevos mutantes debió atravesar sospecharía que, luego de tantas idas y vueltas, reescrituras, reshoots y cambios de fecha, poco debe haber quedado en el producto final de esa primera versión que, allá lejos y hace tiempo, un prometedor trailer dio a conocer. Más de un inocente habrá pensado que, en el peor de los casos, la película estrenada se vería afectada por algún que otro bache de guión o brusco cambio tonal. Lamentablemente, si hay algo que este 2020 nos ha enseñado es que somos demasiado optimistas. De la misma manera que en Han Solo: Una historia de Star Wars convivían —mejor dicho, chocaban— dos visiones de la misma historia (como consecuencia del despido y reemplazo de sus directores una vez comenzado el rodaje), Los nuevos mutantes también evidencia en su superficie los problemas de producción que desencadenaron la pérdida de buena parte de su integridad. En un principio, el film había sido presentado como el tercero de una serie de proyectos de la ahora inexistente 20th Century Fox que, pese a estar basados en cómics de la factoría Marvel, buscarían escapar de la ya agotada y agotadora fórmula de las “películas de superhéroes”. En efecto, desde la autoconciencia en clave paródica y desde el western crepuscular, Deadpool y Logan lograron, cada una a su manera, erigirse por encima de una oleada de producciones tan grandilocuentes como intrascendentes, llenas de efectos especiales y elencos multiestelares. Al inscribirse en el género de terror, Los nuevos mutantes parecía —por lo menos a la distancia— emprender una apuesta similar, colocando a los X-Men en un registro narrativo al que ninguna de sus doce antecesoras, ni ninguno de los tanques de Disney o Warner, se le había animado aún. Por una serie de cuestionables decisiones —demasiadas para enumerar aquí, pero fácilmente reductibles a “la desconfianza del estudio a cargo”—, la propuesta original de Los nuevos mutantes acabó tristemente opacada por su pantanosa ejecución y por la falta de claridad y cohesión que la reescritura constante de un guión puede acarrear. De hecho, su primera mitad se desarrolla un poco a los tumbos, saltando de personaje en personaje, presentándolos mediante una sucesión de flashbacks, pesadillas y visiones vívidas que dan cuenta de los traumas que los aquejan (en resumen, la mayoría mató o casi mata a alguien por culpa de sus poderes). En cuanto a sus respectivas mutaciones, las mismas son develadas paulatinamente a lo largo del segundo acto con el fin de dotarlo de, aunque sea, una dosis mínima de intriga. Lo que sí está claro desde el inicio es que ninguno de los protagonistas mutantes de esta película mutante (parte Atrapada, parte El club de los cinco) desea permanecer en el hospital/manicomio/prisión en que se encuentra. Dicho sea de paso —y dejando de lado la enorme suspensión de la incredulidad que implica aceptar que una sola persona sea capaz de mantener, cuidar y supervisar todo ese lugar—, la fragmentación del espacio es tal que uno jamás termina de entender la ubicación concreta de las habitaciones/celdas, salones y demás espacios comunes. En este sentido, ni siquiera sus dos elementos unificadores —las cámaras de seguridad y los conductos de ventilación— prueban ser de utilidad al momento de describir espacialmente la locación en la que transcurre prácticamente la totalidad del film. Lejos de ser un detalle menor, esta negligencia anula cualquier intento de encerrar efectivamente a los personajes, menos aún de transmitirle su claustrofobia al espectador. A favor de Los nuevos mutantes, cabe destacar que elude la referencia fácil y nos ahorra el esperado desfile de cameos de mutantes más populares (apenas se menciona a uno de ellos de forma implícita y fugaz). No obstante, hay que decirlo, el legado de los X-Men parece haber quedado reducido tan sólo a sus mutaciones: ya poco importa su simbología, su incansable lucha por la libertad y la igualdad, su repudio de la segregación y la discriminación. El único remanente destacable —y hasta ahí— es el arco de autodescubrimiento y aceptación de un grupo de jóvenes bastante poco rebeldes, pero sí muy confundidos, insertos en una película sin pies ni cabeza ni garras de adamantio, que no sólo se apresuró a autoproclamarse “de terror”, sino que, para colmo, mutó en una suerte de versión young adult de Dream Warriors. En su defensa, tal vez la culpa no sea de la película, sino de quien escribe: por haber sido optimista y haber depositado demasiado confianza en el director, responsable de Bajo la misma estrella y alguien que cierta vez afirmó: “no me gustan mucho las películas de terror”. No se necesita ser Charles Xavier para adivinarlo, Josh Boone.
“The New Mutants”. Crítica Luego de mucho tiempo, la tan esperada película de los mutantes llegó y cumple su propósito. Rodrigo Rivas 9 noviembre, 2020 0 36 Tras dos años de espera, finalmente, “The New Mutants” (Los Nuevos Mutantes) fue estrenada y se posiciona entre las mejores de la saga de X-Men. Dirigida y escrita por Josh Boone, que junto a él en el guion estuvo Knate Lee y en la producción se encuentran Simon Kingberg, Karen Rosenfelt y Lauren Shuler Donner. Mientras que en el reparto, tenemos a Blu Hunt, Anya Taylor-Joy, Maisie Williams, Charlie Heaton, Henry Zaga, Alice Braga y Adam Beach. La trama nos introduce a Dani Moonstar (Blu Hunt), escapando de lo que quieren hacernos creer, que es un tornado, pero en realidad era una bestia. Luego ella es llevada a un “sanatorio”, donde tratan de mejorar a un grupo de jóvenes con habilidades extraordinarias que se encuentran allí, junto a ella, que sufrieron situaciones similares. Con el propósito de poder prepararlos para la vida cotidiana e incluso hacerlos parte de los X-Men, a lo que, con el pasar del tiempo, se dan cuenta que es mentira y tienen que escapar de ahí lo más pronto posible. “The New Mutants”, está basada en el comic de Marvel con el mismo nombre, publicado en 1982. Esta película es un juego entre el thriller y el terror psicológico, siendo la primera de su clase en introducirse al mundo de los héroes. Nos trae una esencia distinta de las experiencias ya antes vistas con los mutantes a lo largo de la saga de X-Men, siendo una idea muy original y fuera de lo común. Este filme tiene una conexión importante con “Logan” (2017) mostrando que probablemente los mutantes sigan muy diezmados o que quizás, estén resurgiendo. Esto es una jaula La película es muy buena, nos muestra algo que nunca se vio antes y juega con el terror, más la incertidumbre del espectador. La trama es interesante y nos deja un abanico de preguntas, que pueden ser aclaradas en una segunda parte, que no estamos muy seguros si Disney quiera continuar, lamentablemente, ya que Boone tenia pensada una potencial trilogía. Sus efectos son increíbles, el maquillaje es excelente, el tono lúgubre y siniestro que le dieron al Hospital de Medfield, en Boston, jugó muy bien para la película. Las actuaciones no se quedan atrás, para ser uno de los primeros papeles protagónicos de Blu Hunt, lo hizo bastante bien, Charlie Heaton ya nos tiene acostumbrados a su manera de actuar en este tipo de ambientes cargados de terror y misterio y obviamente Anya Taylor-Joy sigue demostrando porque se está convirtiendo de a poco, en una gran actriz tan versátil, como carismática. Maisie Williams, saliendo de la piel de Arya Stark, nos trae un personaje que sufrió lo suficiente como para mostrase comprensiva con el resto y lo suficientemente feroz para salvar a sus allegados, Henry Zaga interpreta al típico chico popular que esconde muchos secretos, que resulta ser más ruido y pocas nueces, mientras que Alice Braga interpreta a una doctora al estilo ratched, que devela sus intenciones en el desenlace. Algunas curiosidades que tiene este filme, es que Marilyn Manson prestó su voz y captura de movimiento para algunos personajes y Josh Boone, comentó, que mientras filmaban la película en el hospital, muchos miembros de su equipo tuvieron experiencias extrañas y él trató de captar la gran mayoría para volcarlas a la película. Siempre hay un Oso bueno y un Oso malo “The New Mutants” tiene sus puntos fuertes y sus puntos flacos, los ya antes mencionados muestran sus fortalezas, pero lo débil es la forma en la que encaran el origen de cada personaje. Dani, es la última del grupo, dándonos a entender que los
Creo que salvo por el carisma de Anya Taylor-Joy no hay nada que pueda destacar de este fallido estreno. Queda claro que en un principio alguien tuvo la idea de hacer algo de terror en el mundo de los X-Men, lo cual en papel pudo sonar bien, pero llevado a la práctica (y con el sello Disney) salió otra cosa. No sólo no asusta, sino que no pretende asustar. La película se ocupa de avisarte e incluso exponer las secuencias potencialmente terroríficas. Y desde el marco superheróico tampoco funciona.Más que nada por el setting y la nula interacción de los personajes con el mundo. Salvo los hardcore fans, nadie podrá identificar quiénes son estos personajes. Así que como público nos encontramos con un grupo de ¿adolescentes? traumados y con poderes, con mucha carga previa, pero sin metraje suficiente para que podamos conocerlos e interesarnos. Si, nos plantan un romance. Si, nos acercan un misterio para resolver. Pero poco importa, porque no se indaga y porque se resuelve fácil y rápido.
Tras reiteradas postergaciones por la compra de Disney a Fox, la golpeada película del universo de los X-Men finalmente se estrena en salas comerciales este 2021. Un final poco feliz para un film con bastante potencial que terminó sufriendo el manoseo, las polémicas y dos años de retrasos. Mucho hemos hablado del agotamiento que vienen sufriendo las películas de superhéroes, que hasta hace unos meses eran moneda corriente en la cartelera, habiendo alrededor de dos o tres superproducciones de parte de Marvel y DC por año. El gran problema deviene en que estos relatos siguen fórmulas ya probadas y además de presentar pocas novedades, por lo general terminan siendo muy similares unas de otras tratando de explotar la espectacularidad y el entretenimiento bombástico y vacío más que el de narrar una buena historia con un guion sólido de base. Obviamente, hay excepciones y a lo largo de los años, hemos tenido algunos relatos que sorprenden por su eficacia y solidez (por nombrar algunas «The Dark Knight» -2008-, «Spider-Man: Into the Spider-Verse» -2018-, «Logan» -2017-). Lo cierto es que las películas del universo X-Men por lo general, y exceptuando algún que otro desastre, han ofrecido relatos y elementos más interesantes que el resto de los films de Marvel. La cuestión de los mutantes vistos como seres marginados y constantemente discriminados ponen de manifiesto diversos temas que son bastante trasportables a ciertos sectores de la sociedad moderna. «The New Mutants» a simple vista parecía que iba a ampliar el espectro de relatos sobre estos mutantes, ya que no solo iba a enfocarse en personajes nuevos y poco explotados, sino que además se proponía contar una historia con tintes de terror. O al menos eso era lo que se podía inferir de los primeros avances que fuimos teniendo desde 2018. El largometraje se centra en cinco jóvenes mutantes que acaban de descubrir sus habilidades, y son encerrados en una especie de hospital psiquiátrico en medio de la nada, en un complejo de instalaciones secretas donde les proponen controlar sus poderes para reinsertarse en la sociedad e incluso ir a la academia de los X-Men. Sin embargo, las apariencias engañan y los jóvenes se darán cuenta que deberán luchar para apartar a los fantasmas del pasado y salvarse a sí mismos. Como bien había mencionado, «The New Mutants» es una película con mucho potencial en diversas áreas. En primer lugar, el elenco parece ser uno de los puntos fuertes (sacando alguna que otra decisión de casting) con Anya Taylor-Joy a la cabeza y bien secundada por Charlie Heaton y Maisie Williams. Por otro lado, la idea de presentarlos en un contexto acotado donde salen a relucir sus peores pesadillas y miedos no solo enriquece a esta especie de coming of age superheroico y/o fantástico, sino que además le agrega un toque al estilo de la saga de «A Nightmare on Elm Street» bastante atractiva. No obstante, el principal problema de la cinta es que no logra aglutinar bien estos elementos y se nota un problema de tono en el relato. La primera parte de la película se presenta como un drama adolescente y va girando lentamente hacia el género fantástico con pequeños destellos de terror que deberían estar más presentes y aprovechados. A su vez, el guion no termina de decidirse con qué quedarse y además de presentar diálogos bastante esquemáticos y expositivos, se olvida de desarrollar a ciertos personajes, como por ejemplo el de Alicia Braga y el espectador no termina de entender sus motivaciones o sus repentinos cambios de comportamientos. Esto deriva en el principal problema ya que la estructura del mismo libreto tambalea y no logra sortear algunos baches narrativos. Pareciera como que los condimentos están ahí, pero al fin y al cabo no logran un producto homogéneo y coherente. Es probable que aquí entren en juego las postergaciones, las reshoots y la entrada de Disney en la toma de decisiones de esta producción de Fox. Josh Boone, que ya ha mostrado su solvencia para presentar dramas adolescentes en la lacrimógena pero correcta «The Fault in Our Stars», aquí parece encontrar el rumbo de a ratos con algunos personajes y situaciones donde la dinámica grupal sí funciona. Lamentablemente, esto no es así en la totalidad de la cinta. «The New Mutants» termina siendo una película con un gran potencial desperdiciado que igualmente no llega a ser el fracaso estrepitoso e inmirable que alegaban los críticos norteamericanos. Sino que termina siendo un producto bastante convencional, con una trama que se queda a medio camino y un tono bastante más blando de lo que pretendía ser en un principio. Tiene sus buenos momentos y es bastante disfrutable por el carisma de sus personajes, pero nuevamente caemos en un villano desdibujado y en ciertas falencias que siempre le solemos atribuir a este tipo de relatos. Un paso por encima de la fallida «Dark Phoenix» pero un entretenimiento menor que no le hace honor a la saga mutante que supo ver días mejores.
Para este spin-off de la saga de X-Men, 20th Century Studios y Marvel contrataron como director y coguionista a Josh Boone. La elección tenía su lógica, ya que había filmado Bajo la misma estrella, transposición de la popular novela de John Green sobre la relación entre dos adolescentes que atraviesan situaciones límite. Y algo de eso hay en Los Nuevos Mutantes, un drama juvenil antes que una historia de superhéroes. La película está narrada desde el punto de vista de Dani (Blu Hunt), una chica que en la secuencia inicial escapa de una tragedia y aparece en medio de un viejo hospital manejado con mano dura por la doctora Rey (Alice Braga). Allí residen otros cuatro jóvenes también con poderes especiales: Rahne (Maisie Williams), Illyana (Anya Taylor-Joy), Sam (Charlie Heaton) y Roberto (Henry Zaga). Dani no sabe bien cuáles son sus habilidades ni tampoco entiende por qué ninguno puede salir al mundo real. Los Nuevos Mutantes intenta imprimirle algún sesgo de modernidad y diversidad a la trama (la protagonista proviene de un pueblo originario, hay un romance entre dos chicas), pero el resultado de los 86 minutos netos (sin contar la lista de créditos) es decepcionante. Los personajes no tienen ningún encanto y la forma en que se exponen sus traumas, sus miedos, sus debilidades, sus alucinaciones y sus pesadillas recurrentes es de una superficialidad y torpeza mayúsculas. En ese contexto, ni siquiera una actriz dúctil como Anya Taylor-Joy consigue algún destello que le permita un mínimo lucimiento personal. Así, cuando en los últimos 20 minutos lleguen los inevitables enfrentamientos con fuerzas externas, es muy probable que el espectador ya haya perdido todo interés frente a personajes sin empatía y conflictos sin sustento dramático.
Por 2017 Maisie Williams (Arya Stark en Game of Thrones) era más conocida que Anya Taylor-Joy, la joven actriz que todavía no había estrenado Gambito de dama, pero sí La bruja y Fragmentado en cine. Hoy, una y otra son reconocidas por sus trabajos en aquellas series. Fue en aquel lejano 2017 cuando terminaron de rodar Los nuevos mutantes, de Marvel, para el extinto sello 20Th Century Fox, hoy en día fagocitado por Disney, que le borró Fox y lo rebautizó Studios. El porqué de la demora en estrenarla en cines puede obedecer a varios motivos: . La compra de Fox por Disney. . Disney, que ya había adquirido Marvel, no quería saber nada con esta versión de mutantes adolescentes. . Que como la trama (jóvenes perseguidos por un ente malvado, examinando sus miedos internos) tiene mucho de It, y algo de Stranger Things, que se estrenaban por aquella época, era mejor retrasarla. . Más cerca en el tiempo, el rotundo fracaso de la última de los mutantes, X-Men: Dark Phoenix: mejor despegarse. . Porque es flojísima. Como sea, y tras muchas postergaciones no sólo por la pandemia del coronavirus, Los nuevos mutantes llega hoy Jueves Santo a los cines argentinos, sin pasar por Disney+, que hubiera sido una opción. Los nuevos mutantes son cinco, tres mujeres, dos varones, que se encuentran internados en un solitario hospital, que regentea la doctora Reyes (Alice Braga, sobrina de Sonia y vista en Soy leyenda). Son mutantes incapaces de controlar aún sus poderes, y allí estarán “hasta que se curen”. Pero, y sin spoilear -los fans de los X-Men encontrarán un montón de guiños o conexiones con otras películas de la saga- todo parece indicar que quieren dominarlos con finalidades maléficas. Por los recovecos del hospital deambulan sin muchas ganas de confraternizar Rahne (Maisie Williams), que se transforma en una mujer lobo, con infancia complicada por el maltrato y/o abuso de un cura. E Illyana (Anya Taylor-Joy), capaz de desaparecer y abrir puentes temporales a través del espacio; Danielle Moonstar (Blu Hunt), que abre el filme, descendiente de un pueblo originario, tiene dotes telepáticos por los que conoce el miedo de quienes están con ella. Y Sam (Charlie Heaton, de Stranger Things y varios filmes de terror), que vuela como una bala humana, y Roberto (Henry Zaga), brasileño como el actor que lo interpreta, que quema todo aunque no lo desee, y que no puede excitarse porque se prende fuego (!). Los diálogos del guion son increíbles, las actuaciones, tremendas -¡cómo creció interpretativamente Anya!-, la historia, flojísima y el resultado, decepcionante. Los nuevos mutantes es el 13º filme de una saga cinematográfica que comenzó hace veinte años con X-Men (2000, de Bryan Singer) y está muerta: los superhéroes surgidos de la imaginación de Stan Lee y Jack Kirby no tienen proyecto en vista. En parte, se entiende.
Texto publicado en edición impresa.
En un antiguo hospital aislado del mundo exterior, cuatro adolescentes reciben ayuda profesional con la esperanza de aprender a controlar sus habilidades mutantes de forma segura para el resto de la sociedad. El progreso es lento y limitado, hasta que la llegada de una nueva integrante rompe el delicado equilibro. los nuevos mutantes crítica poster los nuevos mutantesDani Lonestar (Blu Hunt) es la única de los nuevos mutantes en la instalación que parece no conocer sus habilidades, pero despierta en una de las camas del hospital después de que un tornado arrasara con la reserva donde vivía toda su tribu, dejándola solo a ella como sobreviviente. Solamente la doctora Reyes (Alice Braga) parece tener alguna idea de lo que es capaz de hacer, pero el secretismo no ayuda para ganarse la confianza de sus desconfiados compañeros de encierro. Noche por noche, cada uno de los nuevos mutantes deberán enfrentar a las encarnaciones de sus peores traumas y miedos, viéndose forzados a utilizar sus temidas habilidades para sobrevivir, pero también a resolver algunos de los conflictos que les impedían controlarlas hasta entonces. Mejor tarde que nunca con Los Nuevos Mutantes Son conocidas las demoras y postergaciones que sufrieron Los Nuevos Mutantes (The New Mutants) entre su realización y la llegada al público, más teniendo en cuenta el atípico 2020 donde apenas pudo verse en unas pocas salas de cine y casi sin repercusiones. En general, dos años no significan nada para la industria cinematográfica, pero para el frenético sector superheroico, puede ser una eternidad. Ya casi olvidada y sin muchas expectativas, Los Nuevos Mutantes recibió un estreno de compromiso que hace lamentar una posible oportunidad desaprovechada. Después de dos películas de X-Men completamente fallidas, Dark Phoenix y Apocalipsis, es fácil decir que el director Josh Boone estaba bien encaminado con la idea de desviar el camino establecido para las películas del género y tomar un giro hacia el terror, sin abandonar del todo la acción. La elección de la historia y los personajes que la pueblan es acertada pues la adolescencia es un momento traumático retratado más de una vez por las aventuras de la franquicia mutante. Encerrar a algunos de los sujetos más afectados en un psiquiátrico abandonado y enfrentarlos con la manifestación física de sus terrores resulta un planteamiento obvio, pero efectivo. Sin embargo, también queda la sensación de que se podría haber desarrollado con mayor profundidad a sus protagonistas, sobre todo porque se cuentan a medias historias que, posiblemente, dejen afuera a quienes no los conozcan previamente. Se intuye que estaba planeado, al menos desde el guion, pero no llegó a concretarse. La falla principal de Los Nuevos Mutantes no se encuentra en la propuesta ni en el elenco; por más que algunas de las líneas de diálogo le jueguen en contra, se desempeña de forma más que correcta. Por el contrario, es la tibieza a la hora de abrazar este cambio de género donde Los Nuevos Mutantes pierde fuerza, especialmente cuando deja la sensación de que grabaron una película que iba a ser, por lo menos, PG-16 y en postproducción la diluyeron para que se encuadrara en el estándar PG-13. Productos del mismo estudio como Deadpool y Logan han demostrado que es posible atreverse a empujar esa barrera, pero evidentemente alguien tomó la decisión de no correr ese riesgo con Los Nuevos Mutantes. Incluso con estos problemas, Los Nuevos Mutantes resulta una propuesta interesante para un género que viene pidiendo una renovación hace tiempo. Con una trama simple, pero funcional (que además fue revelada casi por completo en los años previos dejando muy poco espacio para la sorpresa) y escenas de acción entretenidas que reflejan la inexperiencia de los nuevos mutantes a la hora de utilizar sus habilidades para defenderse. La mayor crítica contra Los Nuevos Mutantes no viene por los errores o desaciertos que pueda tener en la realización, sino porque se siente un potencial desaprovechado en los márgenes de lo que finalmente vemos como producto final.
Lo último de una saga que tuvo picos muy altos y personajes inolvidables. La intención del director Josh Boone es ir a las fuentes y dedicarse a mostrar lo que ocurre con estos jóvenes que tienen habilidades especiales pero son utilizados sin piedad ni atisbo de dignidad. Es un thriller psicológico ambientado en un asilo como ya vimos muchas veces. Sin embargo la manera de encarar a los personajes, con lejanos contactos con los otros X-Men, y poniendo el acento en el trío de protagonistas femeninas jóvenes en un genero típicamente masculino, es un buen acierto. Contada a través del punto de vista de Dani Moonstar (Blue Hunt) muestra como sobrevivió a un desastre y se despierta atada a la cama de una institución psiquiátrica comandada por el personaje de Alice Braga (otro acierto) Sus compañeros de prisión son el personaje de Anya Taylor Joy que se tele-transporta, Maisie Williams con instintos animales pero de buen corazón, el fogoso literal Henry Zaga, Charlie Heaton ( Stranger Things) veloz como un rayo. Todos estos personajes provienen de la primera novela gráfica publicada en l982. No se sabe porque esos adolescentes están ahí, cuentan sus historias como pesadillas recurrentes, que pueden ser reales. Y acorde con los tiempos hay un amor entre dos chicas. Todo para un combo que no está mal hecho y le va a gustar a los seguidores de la saga, pero que no presenta demasiado nuevo, y hasta parece de otro época.
LOS VIEJOS MUTANTES Por Rodrigo Seijas (@funcinemamdq) El estreno tardío -que perfectamente podría haber sido en Disney Plus, al igual que Artemis Fowl: el mundo subterráneo y Mulán– de Los nuevos mutantes solo sirve como confirmación de que el mundo de los X-Men pergeñado por 20th Century Fox ya estaba ciertamente agotado. La fusión con Disney apenas vino a ratificar lo que ya quedaba claro en esa deshilachada película que era X-Men: Dark Phoenix. La clausura a ese universo ya se había dado en la estupenda Logan y las dos entregas de Deadpool constituían una cristalización paródica que ya había mostrado sus límites a partir de su autoindulgencia. La propuesta, o más bien el conjunto de intenciones de Los nuevos mutantes (al menos desde los trailers), pasa por el lado del terror, o por lo menos de un suspenso vinculado con ese género. Y lo cierto es que los primeros minutos parecen apuntar en la dirección correcta, con una joven llamada Dani Moonstar (Blu Hunt) siendo despertada de urgencia por su padre. El pueblo donde viven es atacado por una fuerza extraña, a la que nunca se ve, pero que se percibe arrasadora y que también se lleva a su progenitor. Luego Dani despierta en una especie de instituto y le informan que es una mutante a la cual hay que enseñarle cómo controlar sus poderes y sus efectos potencialmente destructivos. En esa instalación secreta y aislada del resto del mundo hay otros cuatro jóvenes mutantes: Rahne Sinclair (Maisie Williams), Illyana Rasputin (Anya Taylor-Joy), Sam Guthrie (Charlie Heaton) y Roberto da Costa (Henry Zaga). Y a todos ellos los supervisa la -supuestamente- enigmática Doctora Reyes (Alice Braga). Decimos “supuestamente” porque los intentos de la película de brindarle un aura misteriosa a ese personaje fracasan por completo. Es que, si esos minutos iniciales trágicos y destructivos generan algo de esperanza, ya a partir de la llegada al instituto todo empieza a ser esquemático, derivativo, predecible y definitivamente aburrido. En la película de Josh Boone hay una pretensión de unir el relato de crecimiento, aprendizaje y amistad con los thrillers de horror, con el mundo de los X-Men (que incluye héroes, villanos y corporaciones maquiavélicas) como telón de fondo; una especie de combinación de El club de los cinco, IT y X-Men: Primera Generación, para resumirlo de manera simple. Pero ninguna de esas partes funciona por dos razones elementales y a la vez imprescindibles en cualquier clase de película. En primer lugar, el conflicto central desarrollado se agota antes de la primera hora, a tal punto que el film dura algo más de 90 minutos y sin embargo se siente estirado, incluso aburrido, sin capacidad de sorpresa o misterio (hay giros que se ven venir a kilómetros de distancia). En segundo lugar, ninguno de los personajes es mínimamente atractivo y hasta rozan el inverosímil: para tomar solo un par de ejemplos, si Illyana compite por el puesto de más insoportable del año; Reyes solo nos hace preguntarnos por qué demonios ella está sola manejando todo. Si el claro objetivo de Los nuevos mutantes era ser el puntapié inicial para una nueva franquicia, además de explorar otras tonalidades estéticas y genéricas dentro del cine de superhéroes, su escasez de ideas la conduce a resultados totalmente opuestos a los buscados. No hay nada renovador o mínimamente original, apenas una sucesión inocua de estereotipos y algún que otro apunte pretendidamente feminista que no pasa del mero gesto para la tribuna. De ahí que sea un film que, recién estrenado, luce totalmente avejentado y condenado a un olvido casi inmediato.
A medio camino entre las comedias adolescentes de la década de 1980 y las producciones más modestas de superhéroes de Marvel, Los nuevos mutantes es una película fallida por donde se la mire: desde el guion hasta las actuaciones, pasando por los efectos especiales y las situaciones dramáticas. Todo es un pastiche desganado e insulso, por no decir torpe y tonto, que pretende homenajear a clásicos como El club de los cinco sin tener el ingenio suficiente para hacerlo. Quizás el error principal de este spin-off de la saga de X-Men esté en la elección del director Josh Boone (conocido por haber dirigido Bajo la misma estrella), pero no porque fuera un mal director, sino porque arruina la interesante (aunque un poco trillada) premisa de la que parte al introducirle una innecesaria dosis de autosuperación en clave de drama romántico adolescente. Cinco jóvenes mutantes son encerrados en una institución secreta dirigida por una doctora severa, interpretada por Alice Braga. Los jóvenes tienen que descubrir cuáles son sus poderes para poder salir del internado. Que el número de jóvenes coincida con el número de personajes de la famosa película de John Hughes no es casual, pero no hay una idea clara de lo que se quiere hacer con la cita. En Los nuevos mutantes casi todo está encajado irreflexivamente, sin otro sentido que el de la mera cita burocrática, como si fuera una obligación hacer una referencia boba o un guiño rústico para quedar como una película cinéfila, además de contar con personajes insípidos. En vez de pelear contra villanos superpoderosos, Dani (Blu Hunt), Rahne (Maisie Williams), Illyana (Anya Taylor-Joy), Sam (Charlie Heaton) y Roberto (Henry Zaga) tienen que enfrentarse contra sus propios miedos y dominar sus poderes. La premisa de jóvenes encerrados en un lugar opresivo y siniestro podría haber sido fructífera si el director hubiese sabido cómo filmarla, en vez de incorporar efectos especiales de mala calidad para justificar escenas de acción superheroicas. La historia también se ve desaprovechada al incurrir en escenas cursis, con situaciones ridículas, como cuando Rahne y Dani se tiran en el césped, miran al cielo, se dicen cosas como "conocerte fue lo mejor que me pasó en la vida" y se dan el consabido beso políticamente correcto. La idea de que los verdaderos villanos son los miedos y las pesadillas de los personajes es, en principio, interesante. Sin embargo, el director nunca llega a ejecutarla de manera efectiva, creativa, atrapante. Los personajes carecen de la rebeldía y del carisma que intentan encarnar, y son, más bien, unos adolescentes apáticos cuyos problemas no llegan a interesarle a nadie. Los nuevos mutantes se iba a estrenar el año pasado, pero la pandemia lo impidió. Y que no haya podido ver la luz en su momento es lo mejor que le pudo haber sucedido. O, dicho de otro modo, lo peor que le pudo haber pasado al filme de Marvel es estrenarse.
Se nota que muchas de las decisiones sobre los personajes son forzadas y que el material original fue manoseado durante el proceso de edición. Todo lo que sucede es previsible y aburrido. Tan mal actuada como filmada.
Deteniéndose en el drama personal de cada uno de los protagonistas, el director de Bajo la misma estrella, Josh Boone, profundiza en la compleja relación de Los nuevos mutantes (2020) entre sí y con una doctora muy particular que desea controlarlos, y quién sabe qué más. Los nuevos mutantes fue el primero de los muchos spin offs que de la saga X-Men supo impulsar a lo largo de los años. Y en su particular desarrollo se permitió detenerse en los personajes, en su psicología y en su errático y vulnerable andar. Aquí, Boone, junto con Knate Lee, exploran, justamente, el pasado de sus protagonistas, Wolfsbane, Mirage, Cannonball, Magik y Sunspot, encarnados por Maisie Williams, Blu Hunt, Charlie Heaton, Anya Taylor-Joy y Henry Saga, se limitan a acatar las órdenes de la Dra. Reyes (Alice Braga) una estricta mujer que determinará el accionar diario del grupo. Pero, como todo joven, cada uno buscará la manera de vulnerar las indicaciones, por lo que ese tan autoritario régimen de comidas, entrenamiento, y descansos, con la llegada de Dani/Mirage (Hunt), la desestabilización del hospital y el equipo configurará una trama que mantiene, gracias a atmósferas y climas opresivos, una tensión in crescendo hacia el desenlace final, en el que, transformación mediante, esos outsiders, se encontrarán trabajando juntos. Boone, además, agrega elementos de melodrama, propone en el contraste de personajes, y en las similitudes, también, una subtrama amorosa que posibilita la incorporación de disidencias en el universo Marvel y también la ampliación de los límites del subgénero super héroes hacia otros espacios. Porque aquellos que vayan a buscar estereotipos y escenas trepidantes de acción efectos, que las hay, deben saber que Los nuevos mutantes es otro tipo de producción, una que prefiere utilizar el fuera de campo, como en el cine de terror, para generar el misterio necesario para generar la progresión dramática. Y casi como en una suerte de En terapia, pero de mutantes, preguntas como ¿cuál es mi verdadera naturaleza? Se responde ante los ojos de los protagonistas a partir de la revelación de su identidad y de cómo buscan controlarla. En un duelo de mundo real versus fantástico, estos atormentados seres buscan potenciar su mirada sobre su particularidad, la que, una vez más, quiere ser contenida bajo cuatro paredes, aunque saben que es imposible. Los nuevos mutantes se masturban, revelan un pasado plagado de abusos y violencias, pertenecen a una comunidad indígena, provienen de países tropicales, y en su conjunto se posicionan como una especie de liga de la justicia disidente, recayendo, justamente, en ese punto, su potencia y virtud. De sacrificios y de sometimientos, pero también de libertad y de amor que potencia deseos, formalmente Los nuevos mutantes se presenta como una lograda exploración del universo Marvel, con impronta propia y con la seguridad, además, de saber que cuenta con interpretaciones sentidas y reales, que realzan el verosímil de una película que trasciende su etiqueta de película de super héroes. POR QUE SI: » Lograda exploración del universo Marvel, con impronta propia y con la seguridad, además, de saber que cuenta con interpretaciones sentidas y reales»
Otra película con mala suerte que narra el nacimiento de una nueva generación de X-Men. Trabajada como un film de horror (los personajes permanecen encerrados en un lugar ominoso), tiene varias a favor: capturar la angustia adolescente, mostrar un creíble y delicado romance entre dos chicas, hablar del miedo de frente. Tiene sus aristas trágicas y, aunque retrasada y re-hecha, se nota un deseo de usar los mecanismos del cine como metáfora.
La demorada película con Maisie Williams y Anya Taylor-Joy El film de acción y terror retoma la saga de los X-Men desde una perspectiva juvenil y mucho más concreta en su argumento. Los nuevos mutantes (The New Mutants, 2020), dirigida por Josh Boone, trata de darle una nueva forma a las películas de superhéroes, en este caso de mutantes, centrada en el terror y en el suspenso, todo acompañado por un despliegue de efectos visuales que deja el aspecto dramático a sus protagonistas. Dani Moonstar (Blu Hunt) logra sobrevivir a un incidente extraño y terrorífico donde perdió a su padre (Adam Beach). Sin saber lo qué sucedió, despierta en un hospital a cargo de la Doctora Cecilia Reyes (Alice Braga). Ahí conoce a otros adolescentes Illyana (Anya Taylor-Joy), Rahne (Maisie Williams), Sam (Charlie Heaton) y Roberto (Henry Zaga) que son mutantes también y que están recluidos sin poder escapar. Así se irá relacionando con los demás, siendo la nueva del grupo en el que surgirá la amistad, el amor y sobre todo el miedo, dado que algo extraño se encierra en ese hospital. Ellos piensan que están siendo entrenados para ser X-Men, pero no es así y eso obliga a todos a comenzar a usar sus poderes pues algo peligroso (relacionado con la presencia de Dani y de la Corporación Essex) los acecha. Desde la secuencia inicial la película nos insertamos en el mundo de los X-Men mientras se crea la expectativa sobre las relaciones que se pueden encontrar con las otras películas de la saga. Sin embargo, la película se plantea de manera distinta, apunta más al ambiente juvenil y a la relación entre ellos, y al poder oculto de cada uno y cómo se irá develando. Se trata entonces de una película de formación inicial o sobre los orígenes de estos mutantes, enfocada directamente en el mundo interno de sus protagonistas. Los miedos de los orígines de sus poderes, surgidos a partir de algún hecho del pasado, que los hace vulnerables y que deben controlar. Un aspecto más psicológico, que le da ese toque de oscuridad al relato y que cobra mayor relevancia con hallazgos interesantes. En ese aspecto, algunos de ellos tienen mundos atractivos como es el caso de Illyana y el limbo, Rahne que se convierte en lobo, del mismo modo los poderes de Dani, Sam y Roberto que lentamente se van develando. Aunque no se terminan de explicar del todo, se puede tener una idea visual de la historia de cada uno. También se pueden encontrar referencias estéticas a otras películas de terror, lo cual le dan un estilo particular. Sobre todo, en lo referido a la idea de los demonios en los sueños y al terror surgido de ese ámbito, lo imaginario que se vuelve real. No obstante, el elemento juvenil inicial hace que el relato entre en cierta languidez y no pueda profundizar sobre la intriga y el suspenso, un aspecto que recién lo logra hacia la mitad y aún más hacia el desenlace. Finalmente, la idea de que sea Dani Moonstar el mutante más poderoso "el verdadero peligro", ya que ella domina los miedos de los demás, le da un giro atractivo y es lo que alimenta el suspenso. Al igual que la idea de que no son entrenados para ser parte de los X-Men sino con por alguna relación con la Corporación Essex. Y si bien, la historia se vuelve más atrapante hacia el final con la presencia del demonio Oso, demuestra que sin ser una gran propuesta, cumple al concentrarse en sus protagonistas y en el vínculo que surge entre ellos. Controlar el miedo será clave para salir de aquel lugar.
Si X-Men: Dark Phoenix fue el tiro de gracia final en la ejecución de la franquicia, Los nuevos mutantes directamente representa la profanación de la tumba del cadáver. Una producción que prácticamente estuvo orinada por Godzilla desde sus orígenes y atravesó numerosos contratiempos. A partir del 2018 empezó a sumar postergaciones en el estreno, luego surgió la compra de los estudio Fox por parte de Disney y cuando estaba lista para llegar a las salas explotó la pandemia. Por consiguiente, después de toda esta racha negativa si bien nadie se hacía ilusiones de encontrar una gran película había una curiosidad por verla. Desconozco quien puede llegar a recomendar esta bazofia pero el trabajo del director Josh Boone (Bajo la misma estrella) es un desastre y se lo nota perdido en un género que evidentemente no es lo suyo. Para quienes no están familiarizados con estos personajes, The New Mutants (su título original) fue un cómic muy interesante que surgió a comienzo de los años ´80, cuando los mutantes arrasaban en las ventas de Marvel. Esta colección se destacó por la diversidad racial de los protagonistas que era un elemento muy propio de la Era de Bronce de la historieta, donde estas cuestiones primaban en los contenidos. El grupo inicial esta integrados por adolescentes que provenían de Brasil, Vietnam y las comunidades indígenas y ofrecían una fusión de culturas muy rica entre los alumnos del profesor Xavier. Aunque nadie conocía a estos personajes enseguida conectaron con el público y la revista se destacó entre los best sellers de Marvel hasta comienzos de los ´90. Desde entonces la agrupación tuvo diversas formaciones y todavía sigue vigente en el universo de ficción de la editorial. La película de Boone no tiene nada que ver con el cómic ni con la saga de películas de Fox con la que intenta conectarse de un modo muy vago. Supuestamente el film iba a ser una propuesta diferente más orientada al género de horror. Me encantaría que alguien me explique que tiene que ver esto con el cine de terror porque puedo citar películas para el dvd y episodios de Scooby Doo con momentos más tenebrosos que cualquier escena de esta producción. Las grandes secuencias de tensión parecen pensadas para un público de ocho años con jump scares trillados donde la dirección Boone no genera gran impresión. No obstante, el mayor pecado de su obra pasa por ofrecer una producción terriblemente aburrida, donde no sucede nada interesante en los primeros 60 minutos. Durante la primera hora el director elabora una especie de drama sobre la angustia adolescente combinado con el misterio sobrenatural que transforma a los personajes originales de Marvel en monigotes estereotipados. Más que una película, Los nuevos mutantes se siente como el piloto de una serie juvenil que fue rechazada por el canal CW. En los últimos 30 minutos, donde los elementos fantásticos cobran más fuerza, la narración de Boon despierta a los espectadores del tedio pero para entonces ya es tarde y la trama enseguida llega a su conclusión. Más allá que intentaba expandir una franquicia muerta, esta representación de los mutantes no genera entusiasmo. El reparto tiene buenos artistas que no pueden hacer demasiado con el material que les ofrecía el guión. Maisie Wlliams es tal vez la figura que sale mejor parada, mientras que Anya Taylor- Joy no causa la mejor impresión con su extraño acento ruso en el rol de la hermana de Coloso (Magik para los amigos). La labor del resto es genérica e intrascendente, en parte a que Boone como guionista construye roles estereotipados que quedan en el olvido tras el visionado del film. En resumen, otra película fallida de la castigada saga de los mutantes que esperemos algun dia pueda recuperar la gloria perdida.
Reseña emitida al aire
Y después de mil intentos… un invento. O un estreno, bah. Al fin, después de 500 siglos de demora, manoseo y campaña de odio, pudimos conocer a Los Nuevos Mutantes. ¿Si el filme es una porquería intragable como dicen?. No, en absoluto. Es una película chata, pasable, que desperdicia algunas oportunidades, que tiene algunas buenas actuaciones y que zafa con lo justo. Creo que el mayor problema de The New Mutants es que su personalidad no encaja con ninguna de la que tienen sus dos padres. Verán: la película es la última producción que hizo la Fox (basada en el universo X-Men) antes que Disney absorbiera el estudio en Marzo de 2019. Ya para ese entonces la Fox venía pateando el estreno ya que no le veía futuro taquillero (como para seguir ordeñando la franquicia de los X-Men) y, cuando asumió Disney, el filme se le quedó atracado en la garganta ya que directamente no encajaba en su línea de productos familiares – pero eso es algo que ya está generando cortocircuitos, como calzar algo tan taquillero y zafado como Deadpool en la galería de personajes Disney, o que el gigante del ratón adapte alguna vez a The Punisher (¿se imaginan una atracción de DisneyWorld donde los turistas deben matar maleantes de formas creativas?) -. Vean sino esto: lesbi friends; insultos raciales con una piba (la ascendente Anna Taylor-Joy) diciéndole a otra “Pocahontas” (¡sacre bleu!); secuencias de horror cutre y muertes variadas. Esto no es ni el Capitán América dando discursos patrióticos ni Wolverine y los suyos salvando al mundo en la Estatua de la Libertad. Es todo mucho mas bajo perfil, onda Dawson Creek pero con adolescentes con superpoderes. Lo que ocurre es que The New Mutants está concebida como una aventura para Jóvenes Adultos… en una época en donde las franquicias para Jóvenes Adultos se murieron hace rato. Es fácil adivinar que este grupo de pibes vivan aventuras al estilo de El Fugitivo en futuras secuelas, antes que calzarse el spandex y salir a salvar al mundo. Son mambos entre ellos, mambos con sus padres, todo como una de John Hughes con menos humor, superpoderes y tono de terror. Y, sobre esto último, ni siquiera está muy logrado. Cuando la chica india se despierta en un manicomio de alta seguridad acompañada de un puñado de reclusos con superpoderes y dominado por una doctora latina con intenciones oscuras, lo que sigue es una mezcla de Atrapado Sin Salida + una de Stephen King. Los sueños de la piba se materializan en monstruos terribles. Y si uno tiene algo de fogueo cinéfilo, puede adivinar desde el minuto uno quién es el que provoca dichos monstruos… pero el filme se empeña en esconder como si fuera la gran revelación final (¡Rosebud!; ésa si era una incógnita cinematográfica hecha y derecha). Mientras la piba y el resto terminan por descubrir esto, vemos el menudeo diario del grupo. Y, en el medio, fantasmas y apariciones. El drama con esto es que el director Josh Boone no tiene tacto para el horror. Es simplemente despliegues de efectos especiales, no apariciones espectrales que te hagan hacerte pipí en los pantalones. Imaginen a James Wan dirigiendo esto, lo que hubiera logrado con los mismos recursos y aplicando las mismas tácticas de El Conjuro… Todo esto termina desembocando en una aventura pasable, para nada memorable y que podría haber levantado la puntería en un segundo estamento con otro director. Olvídense de la taquilla, esto hubiera recaudado 100 millones cuando mucho. No es ni por asomo el engendro de X-Men: Dark Phoenix ya que es bastante mas coherente dentro de su lógica interna, pero es insípida. No iban a revivir a los X-Men con esto y para la Disney es una piedra en el zapato. Y en absoluto merecía el hate que recibió simplemente porque es un fruto diferente del mismo árbol que dio tantas aventuras formidables de Marvel. No hay superheroísmos ni supervillanos. Es una aventura mas adulta pero tampoco una que te super entusiasme. Quizás, por esos milagros del destino, algunos de estos tipos aparezcan sanitizados cuando Disney reviva a los X-Men bajo su paraguas (me encantaría ver a la Taylor-Joy junto al Hombre Araña y los Guardianes de la Galaxia) pero, por el momento, no figura en sus planes de corto plazo.
Cinco jóvenes mutantes, retenidos contra su voluntad en una instalación secreta, luchan por escapar de sus pecados cometidos en el pasado. Las despedidas siempre son difíciles, principalmente si están ahogadas en amargura. Y es así como se siente The New Mutants, la famosamente postergada película de los X-Men que, aunque allá en 2015 cuando se anunció no se pensaba que llevaría tal nombramiento, es la entrada final de la franquicia bajo la supervisión de la ahora llamada 20th Century Studios. Sí, ahora los populares mutantes se podrán pasear al lado de los gigantes del MCU, y es seguro que bajo el mando de Kevin Feige la propiedad recaudará más millones de los imaginables, pero es innegable que difícilmente se volverá a ver cosas tan arriesgadas como la enorme Logan de James Mangold, la siempre estimulante Legion de Noah Howley, y la que nos ocupa hoy en día. Para ser un proyecto que se hizo esperar por tantos años -originalmente se iba a estrenar el 13 de abril de 2018-, pocos minutos le hacen falta para entrar en acción. La película arranca cuando la protagonista, Danielle Moonstar, despierta para encontrarse ante una verdadera pesadilla: su pueblo está siendo arrasado por una fuerza misteriosa que parece imparable. Huir es su primera opción, pero tras sufrir una devastadora pérdida y quedar inconsciente, Dani es trasladada a un hospital que tiene una misión muy específica, ayudar a jóvenes como ella a descubrir sus poderes y controlarlos para, algún día, llegar a formar parte de los X-Men. Los primeros compases de la película son los mejores. El director Josh Boone es un experimentado con los dramas juveniles -bajo su haber tiene la popular The Fault in Our Stars– y es justamente a lo que mejor le saca partido, cuando el sólido reparto de jóvenes internados comienza a ser introducido. Blu Hunt, quien da vida a la protagonista, hace un estimable trabajo como el eje central de la película, aunque su personaje se siente desdibujado cuando carece de la compañía de sus más inspirados compañeros frente a cámaras, entre quienes se destacan la gran Anya Taylor-Joy como Illyana Rasputin, fácilmente la mejor actuación de la película, y Maisie Williams como Rahne Sinclair, quien junto a Hunt es el muy necesario núcleo emocional de la historia. The New Mutants Junto a los mencionados, Charlie Heaton ofrece intensidad como Sam Guthrie, así como una genuina química con Henry Zaga, quien carga con el humor como el carismático Roberto da Costa. Las escenas donde son presentados y se profundiza en sus traumas personales con secuencias de espíritu surrealista -se llega a notar la mano de Peter Deming, el director de fotografía de David Lynch– son las más llamativas. Y es que en estas es cuando Josh Boone y compañía demuestran que The New Mutants, quizás antes de los agresivos reshoots del proyecto -aunque el cineasta afirma que la versión en pantalla es la suya-, pudo tener el potencial de ser un muy bienvenido drama con tintes de horror psicológico que, en el mejor de los casos, demostraría tener un interés en las historias personales de sus protagonistas como pocas producciones del cine de superhéroes. Sin embargo, el pasar del apresurado metraje solo demuestra que tal potencial se perdió en algún punto del camino. Una vez la trama comienza a interesarse más por las intrigas dentro del hospital para jóvenes mutantes, cuya principal presencia es la Dr. Reyes de Alice Braga, los inconsistentes eventos en pantalla empiezan a desarrollarse sin mucho sentido, sin la energía inherente a las producciones del tipo, e incluso cayendo en lugares comunes que en un inicio la película parecía querer evitar. No ayuda que su segunda mitad sea una mescolanza de estilos que no define bien qué quiere ser: los momentos entre sus personajes se hacen cada vez más torpes, el horror que intenta crear es sumamente laxo, y el humor, cuando se hace presente, es de manera involuntaria. Tal como son las cosas, no me animaría a decir que The New Mutants es un desastre en los niveles de Venom, de X-Men: Dark Phoenix, o de la Fantastic Four de Josh Trank. A diferencia de estas, las buenas ideas que tiene son las suficientes como para querer encarar toda su duración, que es de alrededor de una hora y media -algo que le pesa a la película pues su cierre se siente súbito y anticlimático-. Tampoco la recomendaría con facilidad, y aquellos entusiasmados con su primer adelanto, ese con la genial «Another Brick in the Wall», se decepcionarán al ver que aquel vendía una película muy distinta, una inclusive con secuencias que no llegaron al corte final. Pero si se desea ver por última vez a los mutantes de las historietas sin esa fórmula que llevó al MCU a donde está ahora, la opción que ofrece el duro 2020 no es una completamente desestimable.