El color de la noche. Hay una conexión entre esta nueva película de Juan Pablo Martínez (Desmadre, 2011) y Drinking Buddies (la gran comedia mumblecore del año pasado, no estrenada en cines): ambas comparten un personaje femenino fuerte y luminoso, producto de la presencia de actrices que imantan a cualquier espectador. Así como Olivia Wilde, Carla Pandolfi (popularizada por la serie Violeta de Disney) ocupa, en un primer plano perfecto, toda la pantalla con su primera aparición, durante los títulos, que por otra parte marcan el terreno formal de esta pequeña película nocturna. Las luces de neón de interiores mezcladas con las luces fuera de foco de la ciudad de Buenos Aires edifican el contorno de una historia de dos personajes algo perdidos pero “encontrados” en una cita ocasional. Luna (Pandolfi) y Leo (el cantante español Ismael Serrano) tienen un primer encuentro incómodo pero “la noche es joven”, le dice ella en un momento. Envuelven a esta historia charlas tipo mumblecore sobre el hombre como “depredador sexual” en alegorías científicas tiradas al voleo, juegos de pool/ de seducción, algo de cinefilia y cierto derrotismo clásico de la mediana edad, del que no se banca el laburo que tiene y ve en un espejo distorsionado el éxito de los cercanos.
Just another lame shot at the dating game The story goes like this: Luna (Carla Pandolfi) and Leo (Ismael Serrano) go out on a date. They’re in their mid thirties, have had many relationships in the past, are somewhat good looking and pretty talkative. They make a decent living, but haven’t found their true calling yet — provided such a thing exists for any of them. But whereas Leo doesn’t mind, Luna is cynical when it comes to professional fulfilment. Furthermore, she’s rather cynical when it comes to love too — despite her need for romance, or precisely because of it. By contrast, Leo is more of a happy-go-lucky person and is more than willing to take the risks that a love affair, or eventually a stable relationship, would entail. During the course of one night, at a bar and at a friend’s birthday party, they’ll exchange opinions, delve into some personal issues, discuss everyday matters, and tell some anecdotes. However, what they do most is seducing one another in as many ways as possible. Despite their fencing with words, what they really want is to establish a connection. As simple as that. The Argentine feature Luna en Leo (Moon in Leo), directed by Juan Pablo Martínez, is a romantic comedy — or at least attempts to be one, but with no luck whatsoever. It has two main problems leading to a third one. First, it hinges heavily on dialogue, dialogue, and more dialogue — as though it were a play. Not the best of possible choices, but not a problem per se. However, in this case, the dialogue is ridiculously trite, overwritten, with no subtext. Almost everything is spelled out for viewers, which is even worse considering there’s nothing nearly difficult or challenging or enigmatic to understand. So think redundancy big time — and add a good dose of unbelievably overworked statements, thoughts and conclusions. Secondly, its mise-en-scene is identical to that of a conventional television sit-com. Again, not the most inspired choice for cinema, but there are examples in film history that defy this notion. The main problem here — the huge problem — is that it looks, feels and sounds like bad television — the kind of television that was made in Argentina back in the 1980s. Plus the glossy cinematography, typical of advertising cinema, makes the whole picture less credible. As a result, there’s no reason to expect rounded characters, which is a good because there are none. Accordingly, the performances are simply forgettable. You may be left thinking — and rightly so — that Luna en Leo was not meant to be a film at all (it runs a little over 70 minutes). The point is that whatever it was meant to be, it was not accomplished by a long shot.
Puro bla bla bla Juan Pablo Martinez no es Richard Linklater y parece no notar esto, pero a pesar de todo intenta mostrar en "Luna en Leo"(Argentina, 2014) una Buenos Aires turística (que felices deben estar en el Gobierno de la Ciudad por la publicidad que se hace de la capital de Argentina en la película) para hilvanar una historia de amor entrañable que lo único que despierta es fastidio. Leo (Ismael Serrano, también guionista del filme) es un escritor devenido en "astrólogo" que tendrá una ¿"cita"? con Luna (Carla Pandolfi, la Esmeralda de Violetta). Todo comenzará con atrasos en el encuentro y luego de una hora de idas y venidas por la ciudad (con saltos temporales y espaciales -hay que cuidar la continuidad-) ya no saben qué quieren el uno del otro. Martinez no logra transmitir la tensión y el interés entre ambos y menos cuando en los diálogos sólo se ponen referencias para intentar otorgarle cierto trascendentalismo a palabras que ni los propios intérpretes se creen. Se habla de "Verano Azul", de Cortazar, de lo lúdico, de banalidades y se filosofa sobre el amor y las relaciones entre hombres y mujeres, con una liviandad y una puesta escenica (casi teatral) que aburre. El principal problema del filme es la poca química entre los protagonistas. Serrano está correcto, pero Pandolfi ni siquiera por un momento logra transmitir algo en su Luna, que de tan extremista en sus opiniones resulta misógina. Si la idea fue contar una historia en la que los roles "masculino" y "femenino" se invirten, entonces eso se logró. Pero la antítesis de los "enamorados" es tal que el encuentro final, que se dilta, y mucho, no genera interés y se diluye en una escena digna de una comedia costumbrista más que de una romcom.Fallida. PUNTAJE: 3/10
Una noche para el amor Luna en Leo, además de un juego de palabras que refiere al nombre de los protagonistas, es una comedia romántica sin demasiadas pretensiones. Desde el vamos, blanquea su “inspiración” en Luke & Brie Are on a First Date, cuya historia sucede en las calles de Los Angeles. En cambio, la versión local exhibe una edulcorada Buenos Aires, con locaciones en barcitos y restaurantes de Puerto Madero y Palermo. Todo muy light. Quizá lo más destacado de esta versión dirigida por Juan Pablo Martínez es el debut como actor protagónico del cantautor Ismael Serrano, quien ya trabajó con el mismo director en El hombre que corría tras el viento. En esta oportunidad, Serrano colaboró, además, en el guión que sigue, en poco más de una hora, la primera cita entre dos treintañeros. Sus estrategias de flirteo, sus inseguridades y expectativas frente al otro. Registrada esencialmente a dos cámaras, con primeros planos que inciden más en la intimidad que en el contexto de ambos personajes, Martínez se detiene en la deriva de Leo y Luna durante una noche. Casi en tiempo real recorren bares hasta una casona donde se encuentran con Marcos (Javier Drolas), un escritor exitoso de la “joven narrativa argentina”. Serrano, a nivel expresivo, hace de sí mismo o casi. Un rostro imperturbable que se maneja grave, correcto e idealista. Su personaje es un español que dejó todo para convertirse en un periodista Freelance que se dedica a escribir el horóscopo. Luna es una ex modelo, por momentos eufórica, por otros insegura. Es logrado el retrato de una porteña soltera, plagada de una histeria remarcada en cada diálogo. Desde la duración a la historia, Luna en Leo es una película pequeña. Y no pide más que esa expectativa para acompañar a sus personajes.
Leo, un periodista español dedicado a hacer horóscopos, y Luna, una muchacha sin demasiado interés por el mundo que la rodea, se encuentran una noche en un boliche bailable. Un inmediato flechazo de Cupido parece hacer blanco en el corazón de ambos, y así los dos comenzarán una serie de diálogos triviales que se remontan al pasado de cada uno de ellos. De éstos surgirán ansias de progreso, anécdotas que los tuvieron como protagonistas y mínimos detalles de sus existencias. La historia (de alguna manera hay que calificar a tan conversado film) transcurre en una noche en la que la pareja camina por las calles, se detiene en una cena y se encuentra con algunos amigos de ella. El director Juan Pablo Martínez pretende bucear en las existencias de los enamorados a través de palabras y miradas que abundan en demasía, y sólo lograron una larga y monótona serie de circunstancias que no llevan a ninguna parte. El cantautor español Ismael Serrano procuró hacer creíble su papel, pero tropezó con un rostro inmutable, mientras que Carla Pandolfi, conocida a través de la serie televisiva Violetta , se esfuerza por darle calidez a esa muchacha que parece jugar al amor. Los rubros técnicos no ayudan demasiado a levantar el ritmo de este film que, sin duda, será de pronto olvido.
Noche llena de palabras Una cita nocturna, palabras que van y vienen, temores, miedos, (in)seguridades, atracción, seducción. Otra vez, palabras y palabras. Y de nuevo, más palabras y una fiesta de por medio, donde Leo va debido a la invitación de Luna y también porque allí cree que podrá seguir la larga charla-levante que conformarán pocos pero interminables minutos de metraje, casi pesadillescos. Pero no, Luna conoce a los anfitriones y habla con ellos, en tanto Leo soporta a la cumpleañera, insufrible ella. Leo escribe notas, nació en España y lo interpreta Ismael Serrano. Luna cumple horarios en su trabajo y la actriz cordobesa Carla Pandolfile otorga cierta seducción a su esquemático rol. Serrano, en cambio, ni ahí. Hablan del horóscopo, de los equilibrios y desequilibrios cósmicos (claro, se llaman Luna y Leo), de los argentinos y españoles, y de un par de cosas más. De política nada de nada: ella se niega pese a un discurso bienpensante de él. En un momento juegan al pool y toman cerveza hasta que parecen convertirse en una publicidad alusiva. La cámara los sigue, parece que se separan pero deciden ir a la fiesta de la amiga de ella, donde se sigue tomando cerveza y otros tragos. Algún ocasional mareíto, él que intenta dejar el cigarrillo pero no puede, ella tampoco y por eso, a fumar fuera del lugar festivo. Siguen la charla, las preguntas, la palabra dicha de acuerdo a las imposiciones del guión y alguna musiquita de fondo que resulta redundante. Parece que Leo y Luna se separan hasta que deciden reencontrarse. Él le pregunta desde su auto por dónde anda. "En Manso y Lynch", responde ella, ubicada en su respectivo autito. Cool, re-cool. ¿Habrá segunda parte? Ojalá que no.
Variados juegos de seducción Es una historia romántica, simple y directa, que habla de una generación, la que va de los veinte a los treinta y pico y en la que se intenta no sólo ir consolidando en parte una pareja, también un posible futuro, a partir de conseguir un trabajo acorde a los deseos de cada uno. El español Ismael Serrano es un artista capaz de mostrar distintas facetas. Tiene un histrionismo muy especial frente a la cámara y resulta convincente cuando, igual que en sus canciones, intenta desmenuzar los distintos aspectos, que hacen al amor entre dos personas. Esta no es la primera vez que Serrano participa en un filme, ya lo había hecho en "El corazón de Jesús" y en "El hombre que corría tras el viento". "Luna en Leo", es tal vez la película que más tiempo lo tiene frente a la cámara, porque su historia tiene como principal centro de atracción a una pareja, la que conforman, como lo indica su título, Luna y Leo. "Luna en Leo", es una historia romántica, simple y directa, que habla de una generación, la que va de los veinte a los treinta y pico y en la que se intenta no sólo ir consolidando en parte una pareja, también un posible futuro, a partir de conseguir un trabajo acorde a los deseos de cada uno. PERSONAJES HUMANOS Luna es empleada y Leo, es un aprendiz de periodista que se vino de España a nuestro país y trabaja en un medio periodístico, en un diario, en el que están por publicarle una nota de investigación, pero a la vez es el encargado de redactar el horóscopo diario de la publicación. El filme muestra una Buenos Aires de tarjeta postal, atractiva, luminosa, con locaciones que muestran a Luna y Leo, paseando por Puerto Madero, por el centro, o por la zona de Palermo Hollywood. En medio de esos escenarios Leo y Luna van intentando consolidar su relación afectiva, y quizás hasta un posible noviazgo. Previamente a través de charlas informales, el compartir una comida, o una partida de pool, irán conociendo sus preferencias, sus dudas, sus sueños. Con un buen diseño de producción, diálogos breves que hablan de lo cotidiano, de los deseos de cada uno de los personajes, el filme cuenta con muy convincentes actuaciones de Ismael Serrano (Leo) y Carla Pandolfi (Luna).
Una larga noche compartida por una pareja que comienza a conocerse, con idas y venidas, discusiones, coqueteos varios. Por un lado, Ismael Serrano, mejor que en su primer trabajo con el mismo director. Intensa, Carla Pandolfi. Tiene su encanto.
Cita a ciegas Leo (Ismael Serrano) es un español radicado en Buenos Aires. Llegó como ejecutivo de un banco extranjero, pero ahora es un aspirante a periodista (tiene una investigación a punto de publicarse aunque se gana la vida escribiendo los horóscopos sin saber nada de Astrología). Luna (Carla Pandolfi, vista en Días de Vinilo y en la serie Violetta) es una joven tan bonita como cínica (incluso un poco cruel). Ambos antihéroes (él todavía más loser que ella) se encuentran de madrugada en un boliche para la primera cita. La sensación inmediata es de incomodidad, de escasa fluidez, de incompatibilidad de personalidades (ella extrovertida e impune; él bastante más introspectivo, torturado, tímido). Lo que en principio parece será una noche breve y olvidable, se va estirando: una cerveza más, un partido de pool, una caminata por Puerto Madero, unos tacos en un restaurante mexicano, un paso por la fiesta de cumpleaños de una amiga de ella… La película -segunda colaboración del director Juan Pablo Martínez con el popular cantautor ibérico tras El hombre que corría tras el viento- se pretende un retrato íntimo y al mismo tiempo generacional sobre las contradicciones, miedos, represiones y miserias de los de “treintaypico”, con una preponderancia absoluta del diálogo en la línea de tanto cine indie norteamericano. El problema es que el co-realizador de Desmadre no consigue que sus dos protagonistas consigan esa química, esa tensión romántica tan fundamental para que una historia de estas características funcione, atrape. Los diálogos muchas veces resultan forzados, suenan demasiado “escritos” y poco casuales. La credibilidad, así, se va diluyendo. Y el interés, también. Una pena porque había en la propuesta inicial varios aspectos simpáticos, atractivos. El resultado final, lamentablemente, no está a la altura de lo que prometía.
Antes del amanecer Luna en Leo (2011) es una película pequeña sin ninguna otra pretensión que aportar un rato agradable al espectador. Con la actuación del cantante Ismael Serrano (que también participa en el guión) y Carla Pandolfi, esta comedia romántica trae una historia mínima que no alcanza a sostener el relato. Leo (Ismael Serrano) es un español que regresa a la Argentina, o al menos eso es lo que sabemos cuando la postal de la Ciudad de Buenos Aires nocturna lo recibe en un bar. En él, va al encuentro de Luna (Carla Pandolfi) con quien tendrá una accidentada velada que, entre copas y charlas, durará hasta altas horas de la madrugada. El film de Juan Pablo Martínez narra una historia mínima sustentada en sus dos protagonistas con la Ciudad de Buenos Aires de trasfondo. Largas charlas entre una pareja que se encuentra y desencuentra a lo largo de la velada. La película transcurre casi en tiempo lineal, y no tiene otro objetivo que saber si los personajes terminarán juntos o no. El relato sigue la idea de películas como Antes del amanecer (Before sunrise, Richard Linklater, 1995) o incluso la argentina aún no estrenada El aire (Santiago Guidi, 2013). ¿Pero que tienen aquellas películas de atractivo para sostener un argumento en apariencia débil o carente de otras líneas dramáticas? La respuesta es un existencialismo que atraviesa la vida de los personajes como una fatalidad generacional. Tales temas que van desde la vida y la muerte, los afectos, la existencia de un Dios o el comportamiento de cada sexo, se exponen en largas charlas, perfectamente diagramadas de modo que no decaiga nunca el interés ni el ritmo del relato. Las películas no dejan de ser sobre “gente hablando” sin ningún –al menos en apariencia- virtuosismo visual. ¿Qué pasa con Luna en Leo? Cuenta con buenas actuaciones y consigue fluidez y naturalidad en sus personajes pero carece de diálogos lo suficientemente atractivos -existencialistas o no- como para atrapar por completo el interés del espectador. Ambos recursos –actuaciones y diálogos- deben ser muy sólidos para sostener un argumento de este estilo. Si no, la duración de la película por más breve que sea, termina sintiéndose extensa.
Un español y una mujer pesada hablan y hablan Un español, de las nuevas camadas de inmigrantes, buen tipo, con experiencia de empleado bancario e ilusiones de ser periodista (por ahora escribe una Sección Horóscopos), se banca toda la noche a una mina sobradora, que la va de canchera, estilo mujer moderna. Él busca un corazoncito más o menos cercano al suyo. Ella parece que busca comprobar los límites de la paciencia humana. El fastidio incluye unos amigos aprovechadores, una mesera inoportuna, dos flacas agradecidas, una borracha estridente y otros seres inoportunos. Por suerte después las cosas cambian un poco y empiezan a mejorar. Como recordaba un viejo político argentino, "Todos los enfermos tienen cura, cinco minutos antes de la muerte". Traducido, todos los pacientes tienen recompensa, cinco minutos antes del final. Por su parte, la película incluye algun diálogo risueño, un viejo chiste atribuido a Calvin Coolidge, el Silencioso Cal de ejemplar paso por la Casa Blanca, evocaciones del viejo Chanquete que hacía don Antonio Ferrandis en "Verano azul", una graciosa descripción de Chewbacca ("es un señor de pelo en pecho"), lindas tomas de Buenos Aires nocturna y un tierno tema interpretado por Sophie Madelaine. Cosa rara, el protagonista es Ismael Serrano, pero no canta. Tampoco cantaba en la anterior historia romántica que hizo con el mismo director, la más arriesgada "El hombre que corría tras el viento", basada en su propio cuento "La dulce Carlota". Ahora, él y el director Juan Pablo Martínez prefirieron inspirarse en "Luke & Brie are on a first date", un film independiente, subgénero "mumblecore", de esas donde un reducido elenco bebe y habla pavadas desde que empieza hasta que termina. La verdad, sin mucho esfuerzo la que ahora vemos es mejorcita. Coprotagonista es la ascendente Carla Pandolfi, la Esmeralda de "Violetta" (donde también canta).
Diferencias conciliables La falta de espontaneidad en los diálogos y una sugerente desconexión entre los protagonistas Ismael Serrano y Carla Pandolfi le juegan demasiado en contra a este segundo opus de Juan Pablo Martínez, Luna en leo, aunque no pueden dejar de destacarse los logros en cuanto a lo formal y al retrato nocturno de Buenos Aires, escenario propicio para historias de amor o de encuentros importantes como el que motoriza esta sencilla premisa. Leo (Ismael Serrano) es un español que vive en Argentina y aspira a que le publiquen una investigación periodística para salir de la rutina de escribir horóscopos para el diario, sin saber nada de astrología. Se cita con Luna (Carla Pandolfi), una sensual y confiada treintañera como él para conocerse en un bar pero algo que parece de rango corto, dada las incompatibilidades, se prolonga durante toda la madrugada en charlas triviales, juegos de pool o una cena en un restaurante mexicano para terminar la jornada en un cumpleaños de una amiga de ella. En esas pequeñas incursiones rápidamente se definen los contrastes entre Leo y Luna: ella una cínica irresistible –el recuerdo de la Julie Delpy de Antes del amanecer dice presente- y él algo tímido, nostálgico pero positivo ante los cambios que puedan realizar las buenas acciones. Por suerte, desde el guion de Ismael Serrano, Juan Pablo Martínez y Jimena Ruiz no se cae en la tentación de marcar las diferencias de clase y jugar el discurso anti burgués tan de moda últimamente para ir tejiendo desde las mínimas diferencias y detalles los rasgos constitutivos de cada personaje. Sin embargo, Carla Pandolfi (Días de vinilo) opaca con su manera de decir y su actuación medida al pobre trabajo de un Ismael Serrano que por momentos parece desconectado o al menos desconcertado con su propio personaje, salvo en aquellos instantes de soledad donde sale el cliché. Las referencias a ciertas series o películas son un buen puntapié para el desarrollo de diálogos pero se quedan en la superficie de la anécdota y no funcionan como nexos para dar cabida a otras instancias más profundas en que cada uno exponga sus verdaderos conflictos, contradicciones, miserias y virtudes. Luna en leo se queda a medio camino porque a pesar de desbordar en palabras y verborragia -a veces forzada- no le saca el jugo y el brillo a la noche, a sus personajes y a su poca interesante historia.
Amor: conocerás al hombre de tu vida Con la particularidad de contar no sólo con la participación como protagonista del cantautor Ismael Serrano, sino también como coautor del guión junto al director, y Jimena Ruiz Echazú, Luna en Leo propone una eficiente comedia romántica, sin muchas pretensiones pero correctamente realizada. El director Juan Pablo Martínez ya había recurrido al músico en un film anterior, El hombre que corría tras el viento, y aquí mejora sustancialmente la propuesta, tanto en lo formal como en el desempeño de Serrano. El título del film hace referencia al nombre del personaje femenino y a la ocupación periodística del protagonista, que confecciona horóscopos. Ambos atraviesan por el trance de la primera cita, y en esas circunstancias vivirán situaciones inesperadas, enojosas y contradictorias, que finalmente resultarán casi milagrosamente conducentes. Con buena puesta en escena y fotografía, Luna en Leo logra hilvanar algunos diálogos y situaciones graciosas. Martínez logra retratar a dos seres con pocas cosas en común que en definitiva logran comunicarse y encontrarse. Convincente desempeño de la bella Carla Pandolfi, acompañando a un Serrano que se esfuerza en crecer en sus nuevos desafíos artísticos.