Nuevos mundos De tanto en tanto el cine animado vuelve a visitar al mito del Yeti, ese imaginario ser blanco y peludo que se cree que habita en las altas cumbres montañosas entre el frío y la nieve en solitario, capaz de contener su gigantesca furia y fuerza. Pie pequeño (Small Foot, 2018) es la puesta al día de ese relato, en esta oportunidad contando, a manera de comedia musical, y centrado en un yeti muy amigable llamado Migo, que se verá envuelto en un encuentro cercano del tercer tipo con Percy, un youtuber que desea un espaldarazo a su alicaída fama de likes. Cuando el encuentro entre ambos se suceda, aquellas mentiras con las que el guardián de las piedras intentó evitar la interacción entre yetis y humanos, se construirá una dinámica narrativa que reposa su origen en la confusión y la revelación como impulsor de la historia, apelando a arquetipos y situaciones conocidas para así fundamentar sus conflictos. Pie pequeño está dividida en dos fases bien diferenciadas, mientras en una primera etapa del relato se busca presentar a Migo y sus compañeros, otra intenta conectar a éstos con Percy y el mundo humano, un universo que en principio se mostrará completamente a la defensiva y hostil, para luego ir cediendo a medida que la interacción y posibilidades de Percy de explotar el fenómeno avancen. Basada en la historia de Sergio Pablos, la mente que creó Mi villano favorito (Despicable me, 2010) y los Minions (2015), el guionista y realizador Karey Kirkpatrick, logra transmitir el espíritu original del cuento, con sus contrastes e hitos, prefiriendo en la sencillez y linealidad de la progresión dramática reforzar conceptos claves como el trabajo en equipo y la amistad como vectores de la vida (de los yetis y humana). La animación, tradicional, responde a los canones de las últimas realizaciones del estudio, sumando esfuerzos, y también trazos, con Sony Animation, quien en el último tiempo se ha destacado con producciones como Lluvia de hamburguesas (Cloudy with a Chance of Meatballs, 2009) por la calidad de los dibujos. En la conjunción entre ambos productores y la multiplicación de referencias a la cultura popular, como así también en la incorporación de guiños asociados a la multiplicación de la exposición a las redes sociales, la historia encuentra un punto de equilibrio para capturar la atención de los espectadores. Cuando Pie pequeño busca ser pedagógica, o moralizar su cuento, pierde encanto y humor, algo que caracteriza este tipo de propuestas, que en muchas ocasiones en la originalidad con la que se presentan, contiene elementos claves que permanecen consolidando las ideas centrales que lo impulsan. En cambio cuando Pie Pequeño se deja seducir por la música y la revelación de detalles de ambos mundos, el relato logra mantener en vilo, con los descubrimientos que cada uno va haciendo sobre el otro, ofreciendo además una mirada honesta sobre el mundo de las redes sociales, la sociedad capitalista, y el consumo en general.
A partir de la caída de un avión en lo alto de las nevadas montañas del Himalaya, la película narra las desventuras del yeti Migo y su temible hallazgo. El protagonista curioso, junto a Meechee y su grupo de amigos, deberá encontrar la manera de demostrar a toda la comunidad la veracidad del legendario monstruo “Pie Pequeño”. La vida de los yetis transcurre con esmerada dedicación a cada una de las tareas diarias, creyendo ciegamente que el sol sale al sonar del gong o que su aldea flota sobre nubes. Esta cómoda quietud se verá perturbada cuando Migo se tope con un ente mitológico, solo presente en antiguas leyendas yetis: un ser humano. Con este descubrimiento será popular y llamado a formar parte del equipo “científico” del lugar, con el objetivo de verificar su existencia ante todos. Menuda tarea, ya que el pueblo se regula por rígidas verdades ancestrales, grabadas en un pesado tapiz de piedras. Estas tablas de la ley son celosamente custodiadas por el Guardián de las Piedras, e indiscutibles. Aunque sin demasiados matices, tanto los protagonistas como el resto de los personajes generan una empatía inmediata, apoyados por la música compuesta originalmente que se despliega en atractivos cuadros musicales. Como propuesta cinematográfica es destacable –felizmente celebratorio- el hecho que los “villanos” contra los que se combata sean la ignorancia y la mentira. La sana idea que explícitamente sobrevuela el relato es el problema de dar a conocer una verdad, a sabiendas que eso implique resignar la seguridad de todo un grupo. (M.S.)
Una nueva historia animada y musical llega a nuestros cines. Se trata de “Pie Pequeño” (“Smallfoot”, 2018). Basada en el libro de Sergio Pablos y dirigida por Karey Kirkpatrick, el film presenta una aldea de Yetis de todos los tamaños, desde niños hasta adultos y mayores, blancos y con mucho pelo. El Jefe es el Guardián de las Rocas, padre de Meechee, interés de Migo, nuestro protagonista. Migo ayuda a su padre todas las mañanas en su trabajo de hacer sonar el gong, y espera hacerlo él algún día, y mientras practica, ve algo increíble aparecer desde el cielo, en lo alto del Himalaya, algo que pensó y le fue dicho que no existía: un “pie pequeño”, es decir, un humano. El encuentro es de unos pocos segundos y en su comunidad nadie le cree, todo lo contrario. Por éste cuento el Guardián de las Rocas lo expulsa de la Aldea, así que nuestro héroe Migo deberá buscar las pruebas que acrediten que lo que vio es real. Para su sorpresa, algunos de sus amigos como Kolka y Gwangi lo ayudarán a descender debajo de las nubes en ésta aventura donde se encontrará con Percy, un presentador de programas con animales que busca conseguir más seguidores y la mayor cantidad de likes posibles; para lograrlo, le pide a su asistente, Brenda, que se disfrace de Yeti para obtener una imagen, y ahí es donde todo se complica por algunos momentos, para luego encontrarle la vuelta a una lección en donde prevalece la amistad, la camaradería y el apoyo ante la ley, en contraposición a las redes sociales y los likes, no sin antes pasar por muchas aventuras y canciones que son lo mejor de la película. Especialmente “Wonderful Life” interpretada por Zendaya. Muy linda y colorida animación que va a disfrutar toda la familia. ---> https://www.youtube.com/watch?v=hZuOB0ZJY3g ---> TITULO: Pie pequeño TITULO ORIGINAL: Smallfoot DIRECTOR: Karey Kirkpatrick GUION: Glenn Ficarra, John Requa. MÚSICA: Christophe Beck. PRODUCTOR: Phil Lord, Christopher Miller. VOCES ORIGINALES: Channing Tatum, . Zendaya, Gina Rodriguez. GENERO: Familiar , Comedia , Animación . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 96 Minutos CALIFICACION: Apta para todo público con leyenda DISTRIBUIDORA: Warner Bros FORMATOS: 2D. ESTRENO: 27 de Septiembre de 2018
Es una película necesaria para verla con los más chicos. La van a pasar bien y se van a reír mucho porque los personajes son queribles y amigables, pero por sobre todas las cosas, deja una gran enseñanza. A lo largo de los últimos años, los estudios han optado por cambiar decididamente el rumbo de sus películas animadas. Aunque sigan siendo estéticamente con dibujos “para chicos”, los mensajes llegan cada vez de mejor manera y Pie Pequeño (Smallfoot, 2018) llega a los cines de todo el mundo para dar otra clara muestra de que la animación es solo otra vía para transmitir un mensaje. En esta oportunidad, todo el equipo de Animación de Warner Bros. y los directores, Karey Kirkpatrick y Jason Reisig se las ingenian para transportar al aspectador hacía el gran monte Himalaya, hogar del famoso Pie Grande, Yeti, Sascuash u Hombre de las nieves, entre otros apodos del monstruo con pelaje blanco, con el fin de mostrar la historia jamás contada de este famoso personaje. Situados en la cima del Himalaya, una comunidad de Yetis vive tranquila y adaptada a su status quo y sin intenciones de cambiar su forma de vivir. Allí vive Migo, un joven Yeti que vive lo más tranquilo con su padre, hasta que un día se encuentra con una criatura extraña y mitológica para toda su comunidad. Esta criatura es un Pie Pequeño, un pequeño animal de contextura física diminuta, pelo rizado y un lenguaje que él no entiende. En definitiva, este extraño animal que puede cambiar de “piel” dependiendo del frío o el calor, es nada más y nada menos que un humano. Migo, empezará a cuestionarse la existencia de esta criatura pero al mismo tiempo deberá tener cuidado con las antiguas reglas de las Piedras Sagradas, unas normas que todos deben seguir y nadie debe cuestionar, a menos que quiera ser expulsado de la comunidad de los Yetis. Así como suena la premisa de esta película puede parecer una para lo más chicos y para pasar el rato sin ningún tipo de trasfondo importante. Pero que una primera lectura no los nuble, a medida que se desarrolla el film, su mensaje va cobrando poder. Este mensaje es el de poder pensar por uno mismo y no dejarse influir por lo que otros digan. Un mensaje bastante interesante e importante, ¿no? Estas ganas de pensar por uno mismo va de la mano con el tema de “piedras sagradas”, un aspecto que si se quiere metaforizar, puede ser considerado como algo un poco más religioso de lo que se está acostumbrado. Dejando de lado la gran metáfora y el claro mensaje que deslizan, la película tiene el gancho necesario para captar la atención de los más chicos: humor físico, chistes simples y canciones de todos los estilos. Estas combinaciones acompañan con más de hora y media de inclusión, pensamientos propios y ganas de revelarse contra la autoridad que no confía en el descubrimiento de otras maneras de pensar. La estructura de los personajes es bastante básica, los personajes humanos son clásicos y los yetis son bastante parecidos a lo logrado por Pixar en Monsters Inc (2001) claro que la leyenda de esta criatura es universal y mucho no se puede inventar, sin embargo en la gran cantidad de Yetis, se pueden notar apenas algunas diferencias entre ellos. Pero donde más se destaca la animación es en la hora de las locaciones, sobretodo en lo que se refiere a la aldea de los yeti y a la pequeña villa a los pies del Himalaya. Como un plus, el elenco de voces en su versión en inglés, cuenta con estrellas del calibre de Channing Tatum, Danny Devito, Zendaya, James Corden, Common y hasta LeBron James, quien dicho sea de paso, va calentando motores para la nueva Space Jam. Sin dudas, esta película es necesaria para verla con los más chicos. La van a pasar bien y se van a reír mucho porque los personajes son queribles y amigables, pero por sobre todas las cosas, deja una gran enseñanza. Hay que abrir la cabeza, indagar, preguntarse y Pie Pequeño, es la película perfecta para que estas dudas positivas, empiecen a gestionarse en los peques.
Como Monsters Inc. u Hotel Transilvania, Pie Pequeño adopta el punto de vista de los monstruos: aquí el protagonismo recae en un grupo de yetis. Y, por lo tanto, la medida de las cosas está dada en relación a sus enormes cuerpos: si nosotros los denominamos “pies grandes”, para ellos los humanos somos “pies pequeños”. Y, también, criaturas míticas. Hasta que Migo, uno de los yetis, se topa accidentalmente en las alturas del Himalaya con un humano aventurero. Pero el encuentro es fugaz, y no tiene manera de probarlo ante el resto de la aldea. Es más: el jefe lo expulsa del pueblo por contradecir a las piedras sagradas, que establecen que los pies pequeños no son reales. Entonces, Migo parte en una expedición para conseguir las evidencias de su relato. En ese descenso a los valles lo acompaña una pandilla de adolescentes que lleva años investigando el asunto de los pies pequeños. Como casi todas las películas infantiles, Pie Pequeño viene con moraleja. En este caso el planteo gira en torno a los mitos, leyendas y las creencias religiosas, y su eterno enfrentamiento con el conocimiento científico. Porque el jefe -atención, spoiler- sabe que los humanos existen, pero mantiene adrede a los yetis en la ignorancia. Teme que se enteren de la verdad y quieran entrar en contacto con los humanos, algo que, dado el carácter dominante y destructivo de los hombres, podría llevarlos a la guerra y tal vez la extinción. Hay también una crítica al rating y el afán de fama y aprobación que generan las redes sociales: esto está representado por Pie Pequeño, que conduce un programa de viajes y es capaz de cualquier cosa con tal de lograr un “me gusta” o un click más. Todo esto está contado en una narración ágil y entretenida. Lástima que aquí -una tendencia en preocupante aumento- sólo se estrene la versión doblada: las canciones dejan bastante que desear.
Sin la menor duda, el espíritu de la comedia y del musical clásicos sobrevive hoy en la animación, donde además hay un campo de libertad expresiva que el cine de acción en vivo ya no tiene (no vamos a teorizar aquí: trate de creernos). Pie Pequeño “invierte” la leyenda de Pie Grande o el Hombre de las Nieves: es un yeti que encuentra a un humano. Pero ese es solo el punto de partida. La película funciona como una comedia satírica con mucho humor y mucha (y muy buena) música, y hace que eñ diseño de imagen y de personajes acompañe el tema -que es, como puede pensarse, el de la discriminación y la adaptación o no del diferente a las reglas del mundo. Lo mejor del film, además de su perfecto uso de la animación, es que no carece de ironía y no busca ser “infantil” (en el sentido de “pueril”) sino de hablarle a todo público con una gran amabilidad. Película libre, no exenta de fallas pero cuyo efecto final es de una bienvenida felicidad.
Viviendo en una mentira “Pie Pequeño” (Smallfoot, 2018) es una película familiar animada dirigida y co-escrita por Karey Kirkpatrick. Está basada en el libro “Yeti Tracks” de Sergio Pablos, reconocido por ser el creador de “Mi Villano Favorito” (Despicable Me). Las voces originales fueron puestas por Channing Tatum, James Corden, Zendaya, Common, Gina Rodríguez, Lebron James, Danny DeVito, entre otros. La historia se centra en Migo (Channing Tatum), un yeti que vive en una comunidad con sus pares en lo alto de las montañas. Liderados por el Guardián de la Piedra (Common), estas criaturas tienen creencias basadas en las rocas sobre el lugar en el que viven y la salida del Sol. Cuando Migo descubre de casualidad a un pie pequeño llamado Percy (James Corden), que luego pierde de vista, el Guardián de la Piedra se enojará ya que esa afirmación va contra lo que está escrito en las piedras, entonces expulsará a Migo de su hábitat. Unido a la “Asociación de Evidencia de Pie Pequeños” comandada por Meechee (Zendaya), hija del jefe de la tribu, Migo emprenderá una búsqueda para hallar a Percy y llevarlo en persona a su pueblo para así demostrar de una vez por todas que los humanos existen. Estamos ante un filme muy divertido y entrañable en donde los adultos también la pasarán bien junto a los pequeños. Lo innovador de “Pie Pequeño” tiene que ver con que aquí el punto de vista está puesto, en su mayoría, en los yetis. Estos hombres de las nieves que viven en el Himalaya no son abominables, más bien todo lo contrario: trabajan en equipo, se respetan el uno al otro y transmiten felicidad. El diseño que se le dio a estas criaturas, así como los hermosos escenarios nevados, funcionan a la perfección ya sea por el pelaje que luce muy real o la luminosidad que hace que la cinta sea un total acierto en el apartado visual. Al principio pareciera ser que la película no tiene definido el rumbo que quiere tomar, sin embargo una vez que Migo es expulsado de la comunidad las situaciones que van ocurriendo se ponen cada vez más interesantes. La amistad construida entre Migo y Percy se va dando lentamente porque al comienzo no hay confianza ni tampoco se logran entender ya que no poseen un idioma en común. Esta relación nos da momentos graciosos que funcionan muchísimo más que los de un yeti y una cabra puestos en el film con el único objetivo de ser comic relief. La música tiene una gran importancia durante todo el metraje. Lamentablemente en la versión castellana las canciones no consiguen quedar en la memoria por la simple razón de que en variadas ocasiones no se logra entender bien lo que los personajes están cantando. Teniendo voces como la de Zendaya, James Corden y Niall Horan, hubiese sido mejor que las partes musicales se subtitulen. “Pie Pequeño” puede sentirse alargada en algunas escenas, no obstante los mensajes que transmite, que van sobre la curiosidad, lo mal que está engañar a los demás y la violencia del ser humano hacia lo desconocido, la convierten en una película original e ideal para disfrutar en familia.
La película habla de humanos y yetis, o de pies pequeños y pies grandes, o de cómo el otro puede ser visto como el monstruo a temer. Esta producción animada de las grandotas nos presenta el mundo de los yetis un poco como Hotel Transylvania nos presentaba el de los vampiros y sus asociados, y con tesis similares. También usa canciones un poco como Happy Feet, pero con menos gracia y despliegue. Además, expone y explica una cosmovisión cerrada, con dogmas de peso religioso, y también sus grietas, motores del conflicto. Y pivotea sobre el formato expositivo de "lo viralizable en internet". Pie pequeño es una película animada de estos tiempos, un combo lustroso para targets globales y con poco de novedoso. Tiene un comienzo cuyo timing se ve afectado por cada uno de sus guiños, más apto para las redes sociales que para la cohesión de un relato cinematográfico. Sin embargo, la película mejora en cuanto se pone a andar, cuando comienza el viaje del héroe. Ahí todo trayecto "estirable" se ve beneficiado por felices elipsis, los personajes cobran vida al relacionarse entre ellos y ya no ser meros depositarios de etiquetas identificatorias prefabricadas, y los chistes empiezan a encadenarse de forma efectiva, porque ya se integran en la lógica de la aventura, ese marco clásico que proporciona un orden mayor, mejor y más divertido que el de la acumulación de ocurrencias efímeras, tal vez viralizables, tal vez rápidamente olvidables.
La Tierra después del tiempo Durante décadas hablar de animación en Hollywood era sinónimo únicamente de películas de Disney. Por suerte, hace ya varios años le surgieron competidores que lejos de mirar a la empresa del ratón desde abajo, le hacen frente de igual a igual. Warner intentó largamente tener su propio estudio cinematográfico de animación, pero la suerte le era esquiva una y otra vez, a excepción de los cortos clásicos de los Looney Tunes exhibidos en salas. En 2013, iniciaron una nueva etapa bajo la denominación Warner Animation Group, o WAP, y desde entonces, con títulos como La película de Lego o Teen Titans Go, todo cambió para bien tanto en taquilla como en críticas. Pie pequeño es el primer largometraje creado 100% original dentro de WAP, sin depender de una franquicia instalada ya anteriormente en otro medio. Y lo primero a decir es que se trata de otro paso adelante. No, en esta Pie pequeño no están Don Bluth, ni tiene nada que ver con aquella saga de películas animadas de Amblin. No hay dinosaurios, pero sí otros seres que cultivan tanto misterio como aquellos, o incluso más, porque su existencia está envuelta en mitos y leyendas. También podemos decir que a falta de un Bluth en la dirección y un Spielberg en la producción, tenemos otros dos nombres que pisan fuerte en el terreno de la comedia: Nicholas Stoller como uno de sus productores, y Glenn Ficarra como uno de sus guionistas. Nombres que aseguran una línea muy fina entre el humor infantil y el adulto. De hecho, algo de eso es la magia de Pie pequeño. La verdad detrás del mito La figura del Yeti, también llamado Pie grande, inspiró muchísimas historias y películas, en su mayoría producciones estilo Clase B de terror, en las que obviamente ese ser es visto como el monstruo villano. Al igual que Pie grande y los Henderson, Pie pequeño, viene a derribar ese mote. Los Yetis pueden ser buenos. Basada en el libro Yeti Tracks de Sergio Pablos (creador también la historia origina de Mi villano favorito) cuenta la historia de Migo, un Pie grande o Yeti, que vive en su comunidad por encima de las nubes. La comunidad tiene un orden estricto muy establecido en el que cada uno cumple con su tarea como un destino a seguir. Migo también tiene el suyo: suceder a su padre, y para eso debe golpear un gong con la cabeza atravesando un arco, cual flecha en tiro al blanco Yeti; tarea para la cual falla sistemáticamente. En una de esas fallas causa problemas mayores y es expulsado a las afueras de la comunidad, en las que se encontrará primero con un grupo de resistencia comandada por la propia hija del líder de la comunidad, Meechee, y también con un paracaidista humano en un accidentado cruce. Tratando de desentrañar el encuentro con aquel humano, Migo termina cruzándose con otro humano, Percy, conductor de un programa de TV dedicado a investigar sucesos paranormales, bastante amarillista. Pie pequeño se divide en dos (o tres) tramos. Luego de presentar a la comunidad de Yetis, la primera mitad será el clásico encuentro de humano/ser mitológico, en el que ambos se temen, se rechazan, y terminan confraternizando aprendiendo uno del otro. Este será el tramo más convencional de la película. Cuando ya parece que hay poco para entregar, Pie pequeño pega un interesante y sorpresivo volantazo, que logrará finalmente que se diferencie del resto. Reglas quebradas Pie pequeño luce un envase bastante tradicional. Animación caricaturesca, de colores vivos (obviamente con predominancia del blanco y el celeste, pero en fuertes contrastes luminosos), y trazos simples dentro de la animación 3D. La creación de personajes tampoco destaca mucho por sobre la media. Migo es el outsider que debe cumplir con un mandato a regañadientes, Meechee es la princesa rebelde, hay un líder que sabemos oculta algo, un padre que pone su deber como lacayo por sobre las exigencias de su hijo, y el humano pedante que aprenderá a convivir. Por supuesto, hay toda una variedad de (más) secundarios que cumplen las veces de refuerzo comic relief, en particular uno que vive una historia con una cabra, muy similar a Scrat de La era de hielo con la avellana. El humor mezcla las referencias pop de un modo no tan invasivo como en otras propuestas que ya traspasan lo molesto; hay varias canciones hasta de hip hop, algunas más pegadizas que otras; y el ritmo es ágil y afortunadamente no tan frenético. Será en la sorpresa que el film nos tiene preparada para su segunda mitad, que la cosa repunte para bien, y lo que hasta el momento era aceptable ahora se vuelva destacable. Sin adelantar, Pie pequeño se mete con los dogmas religiosos, los vulnera y sobreanaliza, sin faltar el respeto, haciéndolo de modo muy inteligente. Ahí donde otras películas infantiles hubiesen puesto el freno, esta acelera, y sale ganando. Pie pequeño, de Karey Kirkpatrick y Jason Reisig, encuentra un correcto equilibrio entre un film tradicional de animación y un argumento inteligente que depara sorpresas. Su permanente tono divertido y el carisma de sus personajes redondean una propuesta infantil que se deja querer.
Pie Pequeño se llamó aquí a un cachorrito de dinosaurio que caminaba hacia un valle encantado. En su versión original, el personaje se llamaba Littlefoot. El título del dibujo que ahora vemos es "Smallfoot", por contraposición a Bigfoot. Como sea, esta historia no sucede en los bosques norteamericanos donde vive Bigfoot, o Pie Grande, sino en las altas montañas donde vive su primo el Yeti, vulgo "abominable hombre de las nieves". Lo lindo de esta historia es que el Yeti no es nada abominable, sino sólo un grandulón buenazo que vive en una aldea con sus demás congéneres, todos buena gente, hasta que un día descubre un monstruo, un Pie Pequeño, vulgo, un ser humano. En la aldea creen que los humanos no existen. Ese es un dogma sostenido por el guía espiritual que les ha tocado en suerte, y que por algo mantiene a todos en la ignorancia. Por orgullo propio e infantil curiosidad, nuestro protagonista se verá llevado a demostrar que los referidos monstruos existen de veras. Intentará hacer contacto con ellos, establecer amistad, en fin, no corresponde contar más. Solo que la historia así contada desde el otro punto de vista permite sacar algunas moralejas bastante sabrosas. Por lo demás, el dibujo es suficientemente simpático, los chistes son generalmente previsibles pero ya sabemos que el público siempre se renueva, y las canciones son perfectamente olvidables.
Pie pequeño es una película de animación codirigida entre Karey Kirkpatrick y Jason Reisig, basada en el libro Yeti Tracks, de Roberto Pablos. Cuenta la historia de Migo, un Yeti que es expulsado de su aldea en la cima de la cordillera del Himalaya por asegurar haber visto a un ser humano, y decide salira buscarlo y llevarlo a su comunidad para volver a ser aceptado. En la versión original cuenta con las voces de varios actores muy populares, como son Channing Tatum como Migo, James Cordencomo Percy, el montañista quien éste pretende llevar a su aldea, Zendaya, como Meechee, su interés romántico y Danny De Vitto como Dorgle, su padre, que tiene el oficio de golpear un gong con su cabeza para hacer salir el sol. Migo es el típico personaje común envuelto en situaciones extraordinarias, cuyo destino deja de ser golpear un gong con su cabeza al poner en duda las leyes de su comunidad. Pero esto lo lleva a desafiar la autoridad del Guardian de las rocas, con la voz del cantante de hip hop Common, máxima autoridad de la aldea. Pero en lugar de enfrentarlo decide ir en busca de evidencias comprobables. El tema que aborda la película no es nuevo, ya que el descubrimiento y posterior choque entre distintas culturas dio lugar a miles de relatos a lo largo de la historia de la humanidad, tanto en el terreno de la historia como 1492: Conquista del Paraíso o en el terreno de la fantasía, como Avatar. Pero en este caso está orientado a un público infantil. Por eso toda la solemnidad de la temática se resuelve mediante la slaptick comedy, heredada de los looney tunes. Y las explicaciones necesarias para que los espectadores conozcamos el universo diegético donde transcurre se hacen mediante números musicales que las amenizan y permiten construir escenas espectaculares que hacen posible el lucimiento de la creatividad de los animadores. Lo más interesante que tiene esta película es que sus personajes no se dividen en héroes y villanos , sino que todos ellos atraviesan momentos en los que entra en crisis su sistema de creencias, y toman decisiones al respecto. Lo que no quiere decir que sean las más acertadas, porque sino no existirían conflictos que permitan hacer avanzar la trama, pero sí se les presenta la posibilidad de redimirse, y cada uno lo hace a su manera. Porque los seres humanos tampoco creen en la existencia de estos Yetis, Y antes de su encuentro con Milo, Perci, un animador televisivo en decadencia, pretende disfrazarse de uno y mentirle a su audiencia para volver a tener éxito. En conclusión, Pie pequeño es una película animada cuyo mayor logro es contar una historia compleja de un modo simple, y si bien tiene puntos en contacto conMonsters, Inc, porque tratan el mismo tema desde el punto de vista ajeno al humano, tiene a su favor la belleza del paisaje montañoso y la espectacularidad de sus números musicales.
Desde la sinopsis sabemos que el punto de vista de Pie Pequeño se invierte: no es el ser humano quien descubre a Pie grande, es Pie grande quien descubre al ser humano. La película asumirá la visión de los yetis que viven en lo alto del Himalaya, aunque por momentos también asumirá el punto de vista de Percy, el humano que quiere filmar a las enormes bestias peludas para hacerse famoso. Los yetis viven en una sociedad cuyo sistema de creencias se basa en unas piedras que son como sagradas escrituras, una concepción del mundo ancestral que fue pasando de generación en generación, y cuya verdad no puede ser cuestionada bajo ningún concepto. Pero en la comunidad de las bestias hay algunos que dudan de la versión oficial, se hacen preguntas y cuestionan al jefe de la tribu. También está Migo, el yeti protagonista que un día se encuentra sin querer con un hombre que cae de un avión en la montaña nevada. Cuando Migo lo ve, se da cuenta de que se trata de un “pie pequeño”, como le llaman a los humanos. El problema es que, supuestamente, los humanos no existen para las piedras sagradas, y cuando Migo llega a la aldea e informa que acaba de ver a un pie pequeño, la noticia cae como una bomba. La presentación de la comunidad yeti y de cada uno de los personajes tiene el ritmo justo para que la historia fluya sin problemas, como tiene que ser en las buenas animaciones de aventuras. La trama incorpora, además, escenas musicales y unos pasos de comedia física que son un gran acierto. Lo bueno de Pie Pequeño es que, a pesar de su fuerte apuesta política, siempre es una película para chicos, y los adultos que los acompañen serán testigos del didactismo ameno y ejemplar con el que se explica la importancia del conocimiento, de cuestionar lo establecido, lo naturalizado. La escena del rap del patriarca de los yetis para explicarle a Migo por qué es importante mantener la creencia en las piedras sagradas es el momento más radical y complejo, ya que se ponen en tensión dos concepciones del mundo, y se deja al descubierto el revés de la trama, la verdadera Historia. El discurso del jefe le da a la película un giro conciliador, optimista, que apuesta y cree en la bondad de las personas. Pie Pequeño es una animación necesaria para nuestros hijos, porque enseña que cuestionar te hace conocer, y que en vez de sumergir las dudas, hay que hacer preguntas.
Al analizar las producciones actuales de Warner Bros dentro de la animación es claro que hay dos filmografías diferentes. Por un lado están las buenas películas que retoman el humor irreverente que hizo famoso a esta compañía dentro del género, como las entregas de Lego, Titans Go o las numerosas producciones de Scooby Doo que hacen para el dvd. Después están esas películas genéricas como Gaviotas y Pie Pequeño donde se puede cambiar el logo del estudio por otra compañía y nadie se daría cuenta. La explicación de esta cuestión se debe a que esos títulos mencionados en realidad fueron realizados por Sony Pictures Imageworks para Warner. Por ese motivo nos encontramos con esos diseños de personajes standard que vimos en las producciones de otros estudios y el tono de la historia y el humor es muy diferente. Es decir, son películas por encargo que Sony hace para Warner y la compañía que concibió a los Looney Tunes no se involucra en el contenido. Pie Pequeño resultó una propuesta superior a la olvidable Gaviotas y presenta un entretenimiento sólido para los espectadores más chicos. El humor está orientado exclusivamente a los niños e incluye un conflicto que tiene el corazón en el lugar correcto. Los adultos ya vimos infinidades de veces estas historias que manifiestan un mensaje a favor de la tolerancia y en los tiempos que corren no está mal que estas ideas se remarquen una y otra vez en el público infantil. La animación es correcta, está al nivel de los que suele hacer Sony dentro del género, y tiene personajes simpáticos que enseguida atraerán la atención de los chicos. Mi única objeción con esta película es que los directores Karey Kikpatrick (Vecinos invasores) y Jason Reisig contaminaron su relato con infumables secuencias musicales que se podían haber evitado. Las canciones son completamente olvidables y estiran la historia de un modo innecesario. Si se eliminaran esas escenas el conflicto central que viven el Yeti no se alteraría para nada. Con respecto al doblaje latino se agradece que los personajes hablen en el clásico tono neutro, algo que perdió en varias producciones recientes, donde los protagonistas se expresan con acentos de diferentes países. El cantante Sebastián Yatra hace un muy buen trabajo con la interpretación de la criatura Mingo para tratarse de su primera experiencia en este campo. Al comienzo se percibe cierta tonada colombiana en el personaje pero después desaparece y se nota que estuvo muy bien dirigido. Para los más chicos es una gran propuesta con la que pasarán un momento divertido en el cine, mientras que los adultos que acompañen probablemente revisarán la hora en el celular en más de una ocasión.
“Pie pequeño”, de Karey Kirkpatrick y Jason Reisig Por Jorge Bernárdez Pasen y vean la aldea de los yetis, porque el yeti existe y no está solo, vive en comunidad. El lugar se ubica allá por las cumbres del Himalaya y se encuentra suspendida sobre un piso de nubes debajo de las cuales no hay nada. La leyes de la comunidad se sostienen sobre unas leyes talladas en piedra que son reguardadas por un guardián que lleva las piedras colgando de su cuerpo, las analiza y si es necesario, las explica o las modifica, aunque eso es poco común porque por algo está talladas en roca, para que sean difíciles de borrar. La comunidad amanece cada día gracias a que todas las mañanas uno de ellos se lanza con una catapulta y con su cabeza hace sonar un gong, que despierta al caracol de fuego, que es el Sol para que camine por el cielo. El hijo del despertador oficial del caracol se llama Migo y es un Yeti joven orgulloso de que su destino sea suceder a su padre en la misión de despertar al caracol. Así pasan los días en la alegre comunidad yeti. Abajo de las nubes que sostienen a la aldea, está el mundo real y en el Percy trata de sobrevivir como explorador y showman televisivo. Por un lado está su vocación que es defender el mundo natural y por otro, el duro negocio del mundo del espectáculo. Percy tiene un plan, subirse al Himalaya para encontrar al yeti, pero por las dudas tiene preparado un disfraz para fraguar ese encuentro. El día en que Migo debuta como despertador de su comunidad Percy está con su avión por la zona y el destino hace que se crucen y que Migo conozca a Pie pequeño, una especie que las piedras de la ley dicen que no existe, así que Migo vuelve a la aldea, cuenta ese encuentro y el resultado es que lo expulsan de la aldea. Migo y Percy se vuelven amigos impensados, el humano le abrirá la cabeza a parte de los yetis, pero ahí viene la sorpresa, porque todo el relato Yeti se sostiene en hechos del pasado que vinculaban a los Yetis con los “pies pequeños”. Así las cosas, Pie pequeño de repente se vuelve una película sobre teología, sobre la post verdad, sobre los riesgos de pensar por uno mismo y sobre las dificultades de la inclusión. No vamos a descubrir ahora que el cine animación ya no es un tema menor y que mediante los “dibujitos” se puede hacer buen cine y hacer pensar sin aburrir al espectador adulto, por cierto Pie pequeño es de esas películas y ya no se puede decir que sean una sorpresa. PIE PEQUEÑO Smallfoot. Estados Unidos, Dirección: Karey Kirkpatrick y Jason Reisig. Guion: Karey Kirkpatrick y Sergio Pablos.Distribuidora: Warner. Duración: 96 minutos.
Migo vive en una aldea de yetis por encima de la montaña. Es una comunidad simple y totalmente organizada, en la que día a día cada uno cumple una tarea orientada al bien generalizado. Se rigen en base a unos dictados milenarios tallados en piedra, reglas que son los pilares de una sociedad conducida por un Guardián, quien interpreta esas palabras y suma las que haya que agregar para mantener el funcionamiento óptimo de su pueblo. El día más importante en la vida del protagonista será cuando finalmente pueda reemplazar a su padre a la hora de tocar el gong, una de las tareas claves dado que sin ello el sol no saldría, y en plena preparación para asumir el cargo es que encuentra a un Pie Pequeño, una criatura mítica que técnicamente no debería existir. La aparición de este humano dispara una catarata de dudas y la historia de Smallfoot, una película animada que sorprende con su mirada política oportuna y punzante.
La animación es linda y bien brillante, tierna, ágil, honesta, una divertida fábula, tiene buen ritmo, bajo un guión sencillo y con atractivos personajes: Mingo (voz original de Channing Tatum), Percy (voz original de James Corden), Meechee (voz original de Zendaya), El guardián de piedra (voz original de Common), Gwangi (voz original de LeBron James), Kolka (voz original de Gina Rodriguez), Thorp (voz original de Jimmy Tatro), Dorgle (voz original de Danny DeVito), Brenda (voz original de Yara Shahidi) y Fleem (voz original de Ely Henry). Resulta entretenida, inteligente, con una buena banda sonora e interesantes metáforas, ideal para los más pequeños; quizás los adultos no logren conectarse porque tiene algunas escenas débiles.
EL ABRAZABLE HOMBRE DE LAS NIEVES Demoliendo mitos, un pixel a la vez. A simple vista, “Pie Pequeño” (Smallfoot, 2018) podría confundirse con una mala copia del abominable hombre de las nieves de “Monsters Inc.” (2001) y su precuela, pero no. Migo (en el original con la voz de Channing Tatum) no tiene nada que ver con el simpático yeti de John Ratzenberger, más allá de que ambos viven en el Himalaya y comparten especie de monstruito. Warner Bros. sigue sumando historias animadas a su catálogo, siempre con el ojo puesto en sus empáticos personajes, pero también en sus temas. Tal vez no sean las películas más taquilleras del mercado, pero historias como “Cigüeñas” (Storks, 2016) y esta de la que ya les vamos a hablar, resultan una grata sorpresa y una mirada diferente para los más chicos y los más grandes. Karey Kirkpatrick, un profesional consumado en esto de los dibujitos -guionista de cosas como “Pollitos en Fuga” y “Jim y el Durazno Gigante”, y director de “Vecinos Invasores” (2006)-, es el responsable de esta aventura digital basada en el libro “Yeti Tracks” de Sergio Pablos. Los yetis (no, nada que ver con Luke) viven felices en lo más alto del Himalaya, en una comunidad apartada de todo y regida por las reglas de las rocas, una serie de “preceptos” milenarios que todos siguen a rajatabla. Su aldea está ubicada por encima de las nubes en una montaña que flota (¿?), suspendida sobre la nada, más o menos como la Tierra estaba sostenida por cuatro tortugas gigantes, mucho antes de que Colón vinera a complicar las cosas. Sí, estas pacíficas y enormes criaturas se manejan por un pensamiento mágico que no contradicen, salvo algún que otro renegado que siempre le busca la quinta pata al gato. Pero Migo, no. Él sólo espera el turno de tomar el lugar de su papá como responsable de golpear el gong para que asome el sol y comience el día. Una tradición familiar que trae varios problemas de cabeza (literales), ya que es la parte del cuerpo más requerida para esta importantísima tarea. Migo falla en su primer intento y sale despedido fuera de la aldea, donde atestigua un accidente aéreo que lo cruza con la extraña criatura mitológica conocida como pie pequeño. Acá no hay ningún misterio, nos referimos a un simple y pequeñísimo humano que sale disparado de la montaña entre sustos y un paracaídas empujado por el viento. Atónito, Migo vuelve con los suyos a contarle las novedades, pero como ya no hay pruebas y los tratan de mentiroso, el yeto queda expulsado de la lugar con un destino bastante incierto. Pero entre los de su clase hay compañeros que le creen y, apoyados por la evidencia (objetos que fueron encontrando), deciden ir en busca de pie pequeño para probar su existencia. ¿El problema? Las rocas dicen que los pie pequeño NO existen y asegurar lo contrario implicaría que hay errores en esta milenaria sabiduría. ¿Se entiende? En esta comunidad no está bien visto ir en contra de lo estipulado y buscar la verdad por otros medios. Las dudas deben ser enterradas y apegarse a la rutina. Abajo, en un pueblito himalayo, Percy Patterson (James Corden) intenta recuperar a su audiencia. Este pseudo youtuber solía ser una personalidad de la tele que fue perdiendo popularidad, pero empezó con un propósito más altruista demostrando su amor por los animales. Hoy, todo se mide en likes y seguidores, y el encuentro con el piloto traumado que asegura haber visto al “abominable hombre de las nieves”, le va a dar la idea perfecta para romper la Internet con su próximo video. Se imaginarán que, tarde o temprano, los caminos de Migo y Percy se van a cruzar, desencadenando un revuelo en la aldea y, posiblemente, una revelación que cambiará la vida de todos para siempre. “Pie Pequeño” no juega a lo seguro cuando se trata de dar un mensaje (los mensajes). Obvio que va a ir por el lado de las diferencias, el choque de las especies (y los mitos) y quien es el verdadero monstruo en esta historia, pero también habla de la moral, la ética de trabajo, nuestra adicción a la tecnología y las redes sociales, y nos alienta a nunca dejar de perseguir la verdad, aunque esta esté escrita en piedra (literalmente). Claro que no viene a revolucionar el cine infantil, pero qué lindo que los peques (y los grandes) estén expuestos a un poquito de anarquía animada en épocas sociopolíticas tan convulsionadas como las que nos toca transitar. Los momentos más ñoños de la película (no olvidemos que el público principal siguen siendo los niñitos), seguramente, son sus numeritos musicales, algunos realmente graciosos, pero suelen romper el clima de la película. Claro que ayudaría tener a mano las voces originales, pero hay que conformarse con un doblaje bastante decente. Por lo demás, “Pie Pequeño” es divertida, súper entretenida para los más chicos de la mano de su “humor físico”, y no tiene necesidad de apelar al golpe bajo. Técnicamente, no tiene nada que envidiarles a monstruos como Pixar o Disney, sobre todo cuando vemos los pelajes y la variedad que existe entre los yetis. Cuando pensamos que todo ya está cocinado, Kirkpatrick y su codirector Jason Reisig, suman una vueltita de tuerca más, terminando de confirmar que las películas para chicos casi nunca toman el lado facilista. LO MEJOR: - Un abanico de mensajes súper interesantes. - El individualismo de sus personajes. - Que trata de romper los moldes. LO PEOR: - Esos numeritos musicales… - No es Disney, ni Pixar, ni tiene minions.
YETIS Y HUMANOS SEAN UNIDOS A la par del mundo LEGO, que viene desarrollando con gran éxito en diversas películas, Warner está construyendo un universo de cine animado sumamente interesante. Si bien todavía faltan las grandes obras, se puede adivinar el espíritu lunático de las clásicas animaciones de la compañía asomando en los pliegues de historias más necesitadas de contemporaneidad y explícitos discursos integradores e inclusivos. Tal vez uno de los detalles imprescindibles es que detrás de cada película hay nombres importantes, y en Pie pequeño -la más nueva producción de Warner- tenemos en el guión a John Requa y Glenn Ficarra, y en la producción a Phil Lord, Christopher Miller y Nicholas Stoller, todos nombres emblemáticos para la comedia contemporánea. Y precisamente Pie pequeño luce en esos momentos donde la comedia se impone como una fuerza natural. Con el experimentado Karey Kirkpatrick en la dirección (guionista de mucho del buen cine familiar de las últimas décadas) y Jason Reisig en la codirección, Pie pequeño es como tantas películas animadas un alegato contra la discriminación y a favor de derribar las desigualdades, señalando de paso al humano como un ser bastante despreciable que impone su violencia irracional contra el diferente (lo mismo que en Hotel Transylvania, pero mucho mejor). La película invierte la leyenda y son ahora los yetis los que se cruzan con un ser especial, al que llaman pie pequeño. Pero ese descubrimiento va contra las normas talladas en una serie de rocas, y nuestro protagonista es expulsado de su comunidad por atreverse a discutir la doctrina imperante. Es interesante, por más que en algún momento esa doctrina tenga un sentido y una justificación, la forma en que la película vincula lo religioso con la ignorancia y el ocultamiento de la verdad. Por lo tanto, con el tono lúdico del buen cine animado, Pie pequeño se impone como una animación decididamente atea. Claro está que todo este entramado filosófico requiere cierta construcción por parte del guión que en ocasiones inhabilita lo narrativo: a Pie pequeño le cuesta unos buenos minutos aceitar todos sus engranajes, y es recién cuando los personajes se lanzan a la aventura que logra integrar lo discursivo con la forma. En el epílogo regresarán las dudas, ya que el discurso, que había quedado claro, se hace demasiado explícito a través de líneas de diálogo y canciones un tanto innecesarias. Y la presencia del personaje humano trae consigo una aproximación algo banal al tema de las redes sociales, el éxito y los medios de comunicación. Sin embargo, aún contra todos estos problemas, Pie pequeño sobresale por la potencia de su conflicto principal, por la manera original y humorística en que expone el encuentro entre yetis y humanos, y por cómo el dilema de nuestro héroe se resuelve sin traicionar su espíritu. La verdad de lo revelado termina imponiéndose a la doctrina y la mentira piadosa nunca termina siendo una opción. Esa honestidad que la película persigue sin nunca quebrar su lógica interna ni forzar situaciones, se suma a una serie de personajes carismáticos, un uso espectacular de la animación y el color, y a protagonistas que toman decisiones emocionantes. Pie pequeño es, además, otra demostración de que las mejores enseñanzas del cine clásico, ese que sabía contar grandes historias con herramientas simples, tiene al cine animado como uno de sus principales bastiones; si no el último reducto cinematográfico donde la humanidad (vaya paradoja, tratándose de dibujos) se impone.
Avatares de la distribución hacen raro éste estreno ahora en nuestro país aunque, claro, siendo producto de los grandes estudios y tratándose de una geografía con mucha nieve y frío es más lógico dado que en el otro hemisferio empezó el otoño. Así de fría y desangelada comienza “Pie pequeño”. El ritmo de animación, más allá de las virtudes técnicas, es algo lento, como si estuviese forzado a esa velocidad por un guión que necesita presentar al personaje, y esto provoca cierto alejamiento de lo que pasa. Uno podría preguntarse si los tiempos que vivimos nos malacostumbran como espectadores, pero el equipo artístico detrás de éste proyecto conoce bien el paño, y sobre todo al público al cual se dirige, así que no. Efectivamente es un comienzo a media máquina con una canción que intenta ser pegadiza sin lograrlo, destino que tendrán todos los temas que se escuchen aquí. Antes de empezar con esta parte de la crítica es menester decir que las preposiciones del idioma español conjugadas con el nombre del yeti protagónico pueden mover a risa. Luego de la introducción empezamos a conocer mejor a Migo - lo advertimos - un yeti que vive en los altos Himalayas, en una tribu bastante escéptica por influencia total del “Guardián de las rocas”, quien imparte las reglas a cumplir so pena de ser desterrados de no hacerlo. Este paralelo con el gobierno totalitario no es para nada sutil, y hasta alcanza a teñirse de discurso progre cuando avanza el relato, que propone a los chicos pensar por sí mismos y cuestionar las reglas cuando parezcan impuestas sin razón, pero el tipo de animación y la calidad banal de la mayoría de los diálogos, cuestionablemente necesarios para producciones de este tipo, ofrecen un contraste contradictorio a la intención del mensaje. Por supuesto que habrá gags relacionados con el mundo exterior negado al pueblo yeti (llamémoslo así ya que estamos), cuando vemos, por ejemplo, la resignificación de objetos de uso humano como papel higiénico o algún elemento de esquí. Nuestra existencia es un mito para los yetis (y viceversa, claro). Esto es corroborado por el personaje de Percy, un joven cuyo avión se estrella en la montaña y provoca el encuentro con Migo (¿ve?, otra vez). Hay que decir que el encuentro es muy gracioso, bien pensado y elaborado. Claramente lo mejor de “Pie pequeño”. A Migo (¡ufa!) no le queda otra que satisfacer su curiosidad natural y seguir a Percy, quien claramente representa, para él, el proceso de desmitificación de las leyendas de su pueblo. Es luego de este momento cuando el guión empieza a ser superado por la animación, y si bien va en desmedro del mensaje, o moraleja, que se desea instalar, al menos logra que la película levante un poco y sea más llevadera a pesar de las canciones cuya calidad no aumentará en ningún momento. La disociación de la que hablamos entre guión y animación probablemente es lo que delata mejor el hecho de ser una codirección entre Karey Kirkpatrick y Jason Reisig. En el caso del primero, ha escrito pequeñas joyitas como “La telaraña de Charlotte” (2006) o “Pollitos en fuga” (2000) pero (nunca mejor usada la conjunción adversativa), el segundo es un experto en animación con productos de alto ritmo y vértigo como “Kung fu panda” (2008) o “Shrek” (2001). Este es el defasaje de ésta realización, la dupla no parece ponerse siempre de acuerdo entre el qué y el cómo, dando la sensación de diferencia de criterios, y cuando esto sucede se lo percibe desde la butaca. Será Jason Reisig el encargado del final a todo trapo y en cuanto las consecuencias de cuestionar las reglas a riesgo de ser expulsado. Por Migo no se preocupe (me rindo), él va a estar bien.
He visto la película pie pequeño y he encontrado particularmente una lectura interesante. ¿Es acaso el film una crítica a la religión y a la iglesia? Una comunidad de Yetis viven sobre una montaña alejados de los humanos, las escrituras que existen en unas piedras (Biblia) aportan sabiduría sobre cómo funciona el mundo y que se debe hacer para mantener el orden y la paz . El encuentro de un Yeti con el ser humano pone patas para arriba estás cuestiones , donde el protagonista se sumerge en una aventura para buscar la verdad. Es notable cierta crítica como había mencionado antes , pero de todos modos resulta algo sutil, ya que la finalidad o el objetivo de la historia es la búsqueda de la verdad , el conocimiento y abrir la mente a cosas nuevas. Migo es un Yeti que accidentalmente tuvo un encuentro con un ser humano, al contarle sobre el encuentro a la comunidad, es desterrado por el jefe por causar alborotos y no tener pruebas de ello. En su destierro, un grupo de raros (Donde también está la hija del jefe) , lo reclutan para buscar a estos denominados “Pie pequeño “, ya que el los ha visto. Así empieza una aventura que resulta muy divertida, cuyo mensaje final resulta interesante de analizar. También toca aclarar que es un film con momentos musicales , lamentablemente y haciendo comparación con la versión original en inglés , pierde un poco la escencia y el ritmo de las canciones , sobre todo en una escena de rap. Sebastián Yatra, cantante colombiano, logra ponerse en la piel de Migo con gran fluidez , resulta algo a destacar ya que es su primera incursión en el doblaje de animación, cosa que está bien logrado. Pie pequeño es una película que maneja un relato ágil y muy entretenido, con un mensaje interesante sobre ciertos aspectos de la sociedad. La animación es correcta y colorida, adecuado al tono familiar que representa. Las canciones en su versión doblada dejan un poco que desear , pero su historia por suerte lo compensa.
Critica emitida por radio