Sorpresas que depara el bosque La frontera entre la simple presencia de estereotipos automáticos del género de turno y la utilización de los mismos desde la astucia puede rastrearse fácilmente en una obra como El Ritual (The Ritual, 2017), un opus británico disfrutable que saca partido de cada cliché al que echa mano para garantizar un relato quizás no avasallante aunque muy redondo y adictivo a más no poder. A nivel general el film nos propone una serie de combinaciones algo bizarras para cada fase de la narración, así tenemos una primera parte símil aventuras angustiosas en sintonía con Deliverance (1972) y El Proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999), un segundo capítulo que apuesta al acecho y las peleas cíclicas de trabajos como Diabólico (The Evil Dead, 1981) y El Descenso (The Descent, 2005) y finalmente un último acto en el que se da cita el lúgubre ritual del título, el cual le debe mucho a El Culto Siniestro (The Wicker Man, 1973) y La Bruja (The Witch: A New-England Folktale, 2015). En esta oportunidad el catalizador trágico de la historia es el asesinato a sangre fría de Robert (Paul Reid), producto de un robo en una tienda y ante los ojos incrédulos/ temerosos de su amigo de la universidad Luke (Rafe Spall), quien al ver a los asaltantes se esconde y no hace nada cuando uno de los susodichos le rompe la cabeza a Robert con un caño. Seis meses después, todo el grupo de allegados al finado -el cual incluye a Hutch (Robert James-Collier), Dom (Sam Troughton), Phil (Arsher Ali) y el propio Luke- decide llevar a cabo una idea que Robert les había comentado justo antes de dejar este mundo, vinculada a emprender un viaje al Parque Nacional Sarek, un área de Suecia que unifica planicies con montañas y bosques, para consagrarse al senderismo a modo de homenaje y despedida del amigo fallecido. Las buenas intenciones pronto se desvanecen cuando Dom se lastima la rodilla y Hutch propone un atajo a través del espeso bosque para regresar a la civilización. Primero los cuatro hombres se encuentran con un alce destripado colgando de los árboles, luego descubren símbolos raros tallados en la madera y a posteriori se topan con una cabaña destartalada que en su planta superior guarda una efigie que se asemeja a un torso humano con astas en vez de manos, un lugar en el que deciden pasar la noche para escapar de una tormenta y que deriva en comportamientos extraños e involuntarios por parte de todos (Hutch se orina encima, Dom grita aterrado el nombre de su esposa, Phil se halla a sí mismo desnudo y rezándole a la tenebrosa figura y Luke padece de repentinas heridas punzantes en su pecho y no puede sustraerse de alucinaciones varias en las que la arboleda y la tienda donde murió Robert se convierten en un único contexto de pesadilla). A partir del momento en que los muchachos abandonan la cabaña para continuar su camino, la trama gira hacia el acoso de un monstruo/ entidad primordial lovecraftiana -venerada por supuesto por los simpáticos locales- que se irá “cargando” uno a uno a los pobres turistas ingleses, quienes además comenzarán a reprocharse mutuamente su cobardía y/ o inacción. Sin duda uno de los puntos fuertes de este opus de David Bruckner, codirector de la amena The Signal (2007) y realizador en solitario de un episodio apenas pasable de Las Crónicas del Miedo (V/H/S, 2012) y otro de Southbound (2015), es la introducción de un registro cercano al costumbrismo semicómico dentro de un desarrollo narrativo mayormente tétrico, jugada que posibilita identificarnos con la afabilidad compartida de los personajes sin caer en los recursos bobos y pueriles del mainstream hollywoodense. En este sentido, el cineasta construye su mejor trabajo a la fecha al mantener siempre alta la tensión, al coquetear con las sorpresas que depara el laberinto boscoso y al aprovechar la evidente química entre los intérpretes y en especial la versatilidad de Spall, un excelente actor que aquí por fin encuentra un vehículo que le permite lucirse en un rol estelar. A pesar de que el desenlace es un poco leve si lo comparamos con el derrotero previo, la verdad es que en cierta forma se condice con el tono mundano de una película con un gran corazón y con sus pies sobre la tierra, atenta a la idiosincrasia de cada personaje y a esa intensidad mitológica de fondo…
Ritual Adaptada de la novela de Adam Nevill de 2011, Ritual inicia con un prólogo trágico e indudablemente no sobrenatural. Cinco amigos que se enfrentan al distanciamiento debido a los compromisos de la vida adulta: Dom (Sam Troughton), Hutch (Robert James-Collier), Phil (Arsher Ali), Luke (Rafe Spall) y Robert (Paul Reid) están planeando unas vacaciones para pasar tiempo juntos, concluyendo en que visitarían Suecia para practicar senderismo y así recorrer algunas montañas. Sin embargo, la tragedia los golpea cuando unos delincuentes asesinan a Robert durante un robo en una licorería. El plus es que Luke presencia el crimen mientras se esconde con miedo. Seis meses después, los amigos están en Suecia para conmemorar a Robert, pero las hostilidades dentro del grupo surgen durante la larga caminata; algunos culpan a Luke por la muerte y califican sus acciones como cobardes. “Esto nunca debió haber sucedido” le recuerdan. Su viaje se verá desequilibrado en un primer momento cuando Dom se lastime una pierna. Seguido de ello, para acortar camino, decidirán adentrarse en el bosque. Todo se volverá más perturbador cuando encuentren el cadáver de un oso, el cual ha sido cruelmente asesinado. Aunque proseguirán con su aventura, lamentablemente este será el primero de varios y extraños sucesos que protagonizarán. Decididamente tendrían que haberse ido de vacaciones a Ámsterdam. Este viaje está marcado por una sensación lúgubre. Conforme la caminata avanza se convierte en una prueba de resistencia física, pero a la vez se ponen en juego los tropos básicos del género: los atajos, la cabaña abandonada, la oscuridad, la lluvia, que terminarán por desencadenar nuevos desafíos de supervivencia. Hay algo en ese bosque, y la manera en que se revela el hallazgo puede llegar a recompensar a muchos de los fanáticos del género (aunque yo no me sentí recompensada). Esta película británica tiene como guionista a Joe Barton y cosechó un premio en el Festival de Sitges, Mejor actor (Rafe Spall), y otro en el British Independent Film Awards (BIFA) por Mejores efectos. Llamativamente en España fue directamente estrenada en Netflix. Ritual arranca interesante, generando intriga con las situaciones anómalas que se van suscitando en el bosque. Sueños, alucinaciones, suspenso ascendente que se acrecienta por el desconocimiento. Desgraciadamente el desenlace no está a la altura de todas las buenas intenciones que propone el film. En definitiva, Ritual debe su ápice de eficacia no a la historia o los personajes, sino más bien a la atmósfera inquietante que Bruckner y compañía consiguen obtener de ese bosque. La cámara enmarca a los actores empequeñecidos y dominados por árboles de aspecto extrañamente hostil. Las tomas de esos árboles gigantes nos preparan para un sobresalto (que a veces no sucede). El ritmo en general es flojo. El director se sumerge con moderación en lo peligroso de este viaje, pero no logra crear una sensación de fatalidad cautivadora. Los cuatro amigos protagonistas resultan tan insulsos que casi no se distinguen, sus personajes no son queribles, no tienen un bagaje donde apoyarse, resultando en que realmente no nos importe demasiado lo que vayan a sufrir en ese bosque (desde el momento en que deciden adentrarse allí sabemos que van a SUFRIR). Ritual intenta dar un giro a la fórmula planteada por El proyecto Blair Witch, otra vez ponemos a un grupo de personas despistadas y demasiado confiadas en el bosque para ser acosadas por algo profano. Por suerte se evitan los clichés de la cámara temblorosa, y en este caso se sirve de un monstruo claramente visible (y más extraño de lo que uno podría imaginar). Quieren agregarle un plus a las formulas del género, pero no termina de cerrar. Comienza con un incidente efectivo, pero se convierte en algo que se siente demasiado familiar. Hagamos esta suma mental: bosque, oscuridad, lluvia, runas, animales muertos, cabañas abandonadas, mezcla de mitología nórdica con películas de terror en el bosque. El resultado es Ritual. Conclusión Ritual es una película de terror más; consigue climas y sobresaltos, pero presupone conocimientos que el espectador no tiene por qué tener. Por suerte volvemos a reforzar la idea de que cortar camino por el bosque siempre es la peor decisión.
Llega esta propuesta de terror británica que adapta la novela homónima de Adam Nevill del año 2011. “El Ritual” es un film correcto que le debe bastante a otros relatos, como por ejemplo “The Blair Witch Project” (1999) y “The Wicker Man” (1973). Lo interesante de este largometraje, que transita por varios clichés del género, tiene que ver con el contexto que rodea a uno de los integrantes del grupo protagónico, que fue testigo del asesinato de un amigo a sangre fría, y el cual no pudo hacer nada para defenderlo. A lo largo de todo el metraje, Luke (Rafe Spall) deberá lidiar con el sentimiento de culpa que lo atosiga desde hace meses cuando Robert (Paul Reid) lo acompañó a un supermercado que estaba siendo asaltado y termina siendo víctima fatal de los atracadores. Luke, junto con el resto de los integrantes del grupo de amigos de la Universidad, Dom (Sam Troughton), Hutch (Robert James-Collier) y Phil (Arsher Ali), deciden reunirse para emprender un viaje de senderismo por los montes de Suecia, con la finalidad de rendirle homenaje a Robert. El idílico escenario escandinavo comenzará siendo un gran entorno para cerrar la herida abierta, no obstante, cuando el grupo decide cortar camino y adentrarse en las profundidades del bosque, ahí es cuando los problemas iniciarán. Una presencia amenazante empieza a acecharlos, al mismo tiempo que extraños sucesos tendrán lugar entre ellos. Con un arranque intrigante, “The Ritual” va generando suspenso a partir de alucinaciones, sombras y lo sugerido por sobre lo que se muestra. Este opus británico se apoya en sus personajes y sus comprometidas psíquis más que en típicos jump scares poco inspirados. Sin embargo, la trama va desarrollándose siguiendo la fórmula de este tipo de historias, hasta bien entrada la segunda mitad, donde da un giro de 180 grados, metiéndose en el folklore local y en algunas leyendas nórdicas. En relación a los apartados técnicos, la fotografía se luce mostrándonos ese clima gélido que rodea al grupo, junto a un acertado trabajo musical de Ben Lovett, que ya tuvo la oportunidad de trabajar con el director en “The Signal” (2007). Quizás el principal déficit del relato radique en la familiaridad de la historia, que nos recuerda a varios clásicos del género. Árboles tallados con símbolos extraños, cabañas lúgubres, cultos siniestros, son todos elementos que ya vimos una infinidad de veces. “The Ritual” termina siendo un entretenimiento correcto gracias a la química de sus intérpretes y ciertos pasajes realmente logrados en cuestión de suspenso.
Sustos rutinarios Luego de una noche de tragos entre cinco amigos donde planean cuáles serán sus vacaciones, dos de ellos deciden entrar a un kiosco donde casualmente están asaltando. Uno de ellos, Luke (Rafe Spall) se esconde de los ladrones mientras que a Robert (Paul Reid) lo asesinan por no entregar su anillo de bodas. A partir del suceso, deciden cumplir el último deseo de Robert, de hacer senderismo en el norte de Suecia. A pesar de haber pasado solo seis meses, la amistad ya no es la misma. Luke carga una gran mochila con culpa por no hacer nada en ese momento. Algo sumamente extraño, ya que no podría haber modificado nada si se hubiera entrometido. Como en cada grupo de amigos, cada uno tiene sus manías y se conocen muy bien. Deciden acortar camino porque uno se lastimó la rodilla y se alejan del sendero. Decisión poco verosímil porque justamente el deporte es “senderismo”, no tiene sentido crear una ruta propia con una brújula. Entran a un bosque donde comienzan los peligros para los protagonistas. El guion no logra desarrollar los personajes al punto de empatizar, ni siquiera nos importa qué les puede pasar. Un error concreto es no haber enfatizado más en sus historias por fuera de lo que es el viaje y la tragedia. Hubiera sido interesante poder ver a los familiares, sus relaciones con los seres queridos y qué los lleva a actuar de tal forma. Con respecto a las actuaciones no hay problemas pero tampoco se destaca ninguna. El terror viene por parte de algo más allá de los humanos y eso le quita puntos a los primeros minutos de la película, donde se aprecia la aterradora escena desencadenante, actuada por dos hombres. No está bien utilizado el “monstruo” porque no genera miedo. El film falla en su objetivo que es el de asustar.
Muy buen estreno de terror el que nos convoca en esta oportunidad, en un año que está dando unas cuentas (geniales) sorpresas en el género. El ritual es una película inglesa de bajo presupuesto, que cumple muy bien con el cometido principal de una propuesta así: asustar. Si bien no escapa a los clichés e incluso el argumento de amigos perdidos en el bosque se ha hecho hasta el hartazgo, la película esquiva y sobrelleva cada una de estas cuestiones con maestría. El director David Bruckner hace un muy buen trabajo en dejar seteado todo un entorno y atmósfera como un personaje más. Y hablando de personajes, la película cuenta con una intro interesante como punto de partida y conflicto entre todos. Y si bien no hay actores conocidos, poco importa e incluso resulta más verosímil. En cuanto al aspecto técnico, destaco la edición de sonido. Fundamental en esta producción y clave para ciertas secuencias. No puedo hablar mucho más si spoilear de qué va, así que les recomiendo que la vean.
Ritual: Juguemos en el bosque mientras el lobo no está ¿Lobo está? Nada más alejado que un lobo es lo que enfrenta este grupo de amigos que se pierden en un bosque. Una película compuesta por conflictos internos y elementos habituales del suspenso y el terror, pero utilizados de forma pertinente entreteniendo al público hasta el final. Un grupo de amigos intenta decidir a donde viajar. Ellos son Luke, Phil, Hutch, Dom y Robert. Con pocas líneas de diálogo ya empezamos a distinguir a un personaje del otro, y con pocos minutos ya sufren una tragedia. Uno de ellos muere de una forma muy violenta, por lo cual emprenden un viaje de senderismo por los montes de Suecia para rendirle un homenaje. La tragedia repercute en todos, pero mayormente en Luke, interpretado por el quizá más reconocido actor de los 5, Rafe Spall al cual podemos recordar en The Life O Pi, Hot Fuzz o del capítulo de Black Mirror: White Christmas. Los demás actores, Paul Reid, Sam Troughton, Robert James–Collier y Arsher Ali acompañan correctamente los trastornos del protagonista cuando entre todos deciden internarse en un bosque para acortar el camino. La oscuridad, los árboles interminablemente altos, y cabañas extrañas son la vulgar atmósfera en donde ellos son acechados por una presencia aterradora. En esta película que, más allá del clásico suspenso, trata sobre decisiones que tomamos y los miedos que sobrellevamos, el director David Bruckner trae su pieza cinematográfica más lograda hasta el momento. Siendo su primer largometraje en solitario, debido a que en su dirigió un segmento de VHS (“Amateur Night”) (2012), para luego hacer un film con historias cruzadas llamada Southbound (2015). Siempre ligado al terror, en este caso con Ritual crea una pieza simple pero con mucho más intriga que en la película Southbound. La diferencia es que es bastante más clara y simple, además de seguir solo una historia, enfocándose en un personaje, a diferencia de Southbound donde había una mezcla de guionistas y directores. Con The Ritual, el director demuestra que puede filmar paisajes preciosos, de grandes espacios, como a la vez lugares oscuros y reducidos. Con una bellísima fotografía y una mezcla de sonido adecuada, además de una edición precisa, la película The Ritual le sirve a Bruckner como un buen comienzo para una quizá prolifera carrera. En este caso el guionista es Joe Barton (La serie Humans y la película Mercy), quien fue el encargado de adaptar la novela homónima del 2011 de Adam Nevill. La trama durante el transcurso de la película no pretende ser original, sino más bien atrapante, con un suspenso logrado que te mantiene delante de la pantalla queriendo saber si lograrán salir vivos frente a aquel monstruo estremecedor. Algunos podrían tomar la falta de información en la bestia que los persigue como intrigante, otros como falta de valentía para escribir algo más inédito. El acoso de ésta bestia es una incógnita a lo largo del film hasta cierto punto. La revelación obviamente tiene algo que ver con el título, pero es aquí donde le agregan un condimento interesante. La presencia que los atormenta tiene que ver con la mitología nórdica, siendo más específico a Loki. No me refiero al Loki de Tom Hiddleston, sino al verdadero Loki el cual engendró a varias criaturas dignas de cualquiera pesadilla. Al ser descendiente de este Dios nórdico, el monstruo se lo considera caótico, y muy antiguo. Teniendo en cuenta la naturaleza del engendro, esto genera que la confrontación final resulte algo torpe e inverosímil, pero aun así no lastima tanto a la película que mantuvo su atractivo durante su desarrollo. Una historia de fondo que inspira la imaginación, un buen elenco, un conflicto interno en los personajes bien desarrollados y una atrapante fotografía, convierte a Ritual como una afable carta de presentación para el director, a fin de encabezar futuras películas dignas de llegar a la pantalla grande.
Un grupo de amigos de la universidad planea un viaje para escapar de la rutina y un hecho traumático y violento que se ve al comienzo del filme hace que ellos cumplan el sueño de uno de ellos. Los protagonistas se sumergen en el bosque, arrastran sus dramas y también algunas diferencias que el paso del tiempo no ha hecho más que acentuar. Durante la agotadora travesía por las montañas de Suecia y descansando en carpas, el cuarteto integrado por Luke -Rafe Spall-, Hutch -Robert James-Collier-, Phil -Arsher Ali- y Dom -Sam Troughton- comienza a sentir el cansancio del viaje, toma un atajo y se pierde en la espesura del bosque, donde comenzará a sentir el acoso de una criatura monstruosa que sigue sus pasos. Ritual, la película inglesa desarrollada para la plataforma Netflix, encuentra su estreno comercial en Argentina, y entrega una historia de terror que si bien no sorprende por los elementos que maneja, es correcta en su desarrollo, en la creación de una atmósfera de amenaza y peligros constantes, y también en sus buenas actuaciones. Mezcla de El proyecto Blair Witch, El descenso y La Bruja, el relato impone el espíritu de supervivencia, superando los miedos, conflictos y luchando contra una fuerza desconocida. En ese sentido, el director David Brucker, aborda en su primera película en solitario, un universo pagano y sobrenatural que maneja de forma inquietante a partir del guión de Joe Barton y basado en la novela de Adam Nevill. Al igual que en su anterior trabajo Southbound, las travesías y los lugares inhóspitos forman parte de la propuesta y se convierten en un personaje más dentro del relato que se guarda el plato fuerte para el final. Ritual acierta entonces al mostrar poco y sugerir más en su pesadillesco cóctel de rituales, sectas, sacrificios, una cabaña que sirve como refugio y espanto, entre el miedo y la adoración a un ser que se esconde entre los árboles.
La bestia arrasa con todo. Producida por Netflix como uno de sus principales proyectos de 2018 dentro del género terror, El Ritual es la primera obra en solitario del director David Bruckner, quien anteriormente había co-dirigido otros tres largometrajes. Sam Troughton, Robert James-Collier, Arsher Ali, Rafe Spall y Paul Reid interpretan a los protagonistas de esta historia, cinco amigos que deciden emprender un viaje de senderismo por Suecia solo para encontrarse con el desafío más espeluznante de sus vidas. Dom, Hutch, Phil, Luke y Robert componen el típico grupo de amigos de toda la vida que se junta permanentemente a realizar las mismas actividades, tener las mismas charlas y abordar los mismos temas. Por una mezcla de nostalgia, de necesidad de recuperar una juventud que ven lejana y de romper con su repetitiva dinámica de grupo, los muchachos deciden realizar un viaje de descontrol, bebida y excesos. Sin embargo, un muy buen primer giro de la película mueve el foco de los protagonistas violentamente, sosteniendo el plan de irse juntos a Suecia pero cargando en sus espaldas ese evento traumático que los encontró juntos pero que amenaza con separarlos como nunca lo hubieran creído posible. El elemento imprevisible que aporta ese giro inicial merece ser descubierto individualmente por cada espectador, ya sea por su originalidad intrínseca o porque tal vez sea lo único verdaderamente sorprendente que aporta la película como representante de su género. Gracias a buenas actuaciones protagónicas, un guion sólido y una dirección intimista, El Ritual construye un esquema de personajes que parte del cliché de ese grupo de amigos de toda la vida que se juntan a hablar de tiempos mejores pero que verán afectada su dinámica de tal forma que surgirá entre ellos la necesidad de poner sobre el tapete temas mucho más importantes que aquellos que hacen a su cháchara regular cerveza de por medio. La lealtad, los miedos y la forma de actuar cuando estos dos elementos chocan serán solo algunas de las temáticas que deban abordar en ese contexto de salvajismo e intemperie que el contexto de la película propone a partir de los escenarios suecos que veremos a lo largo de todo el film. Sin embargo, cuando esa base psicológica tan sólida promete potenciarse a partir de las locaciones sombrías que también hacen a la historia, esta decide caer en el sí molesto y aburrido cliché de la presencia demoníaca que acecha en las sombras para, desde ningún tipo de explicación o justificación argumental, convertirse en la principal amenaza de un grupo de personajes que merecía mucho más que el Proyecto Blair Witch de poca monta en el que termina cayendo.
“Ritual”, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Adam Nevill, cuenta la historia de un grupo de amigos de la Universidad que lleva adelante un viaje por los montes de Suecia con el objetivo de homenajear a uno de ellos, que ha fallecido hace seis meses en un violento episodio. En un intento de tomar un atajo, los cuatro colegas deciden abandonar la ruta de senderismo para adentrarse en un bosque, donde se transformarán en la presa de una criatura algo espeluznante que no dejará de acosarlos. Con dirección de David Bruckner, los protagonistas de esta película interpretan correctamente a cada uno de los personajes. Lo cierto es que el guión no ofrece condimentos muy originales, todos ya se han visto en el género de terror, pero con buenas locaciones y efectos de sonido, “El Ritual”se vuelve un poco más entretenida. Si bien es una producción sólida, es poco sorprendente y muchos de los sustos son previsibles y rutinarios De todos modos, vale destacar que no es una película pretenciosa y cumple con algunos momentos de tensión. Además no necesita de grandes efectos especiales para causar terror dado que con buenos actores se alcanza gran parte del objetivo. ---> https://www.youtube.com/watch?v=caKnMTJLgB ---> TITULO ORIGINAL: The Ritual ACTORES: Rafe Spall, Arsher Ali. Robert James-Collier. GENERO: Terror . DIRECCION: David Bruckner. ORIGEN: Reino Unido. DURACION: 94 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 16 años FECHA DE ESTRENO: 14 de Junio de 2018 FORMATOS: 2D.
Ritual es una producción británica estrenada en el último Festival de Toronto y lanzanda vía Netflix en los principales mercados audiovisuales. Aquí, en cambio, tendrá un estreno en salas, hecho que obedece menos a la calidad artística del producto que al largo veranito que atraviesa el género de los sustos por estas tierras. El film de David Bruckner comienza con cinco amigos de treinta y pico conversando sobre posibles destinos para las próximas vacaciones grupales. De regreso a casa, un brutal asalto en un supermercado termina con uno de ellos asesinado y otro -Luke (Rafe Spall)- como involuntario testigo. Ante esto, el grupo decide continuar al pie de la letra con los planes vacacionales como forma de rendir homenaje al caído. Seis meses después, los cuatro muchachos están en un bosque del norte de Suecia, con la culpa y el vacío de la ausencia como acompañantes indeseados. No serán los únicos, ya que también hay árboles con figuras geométricas talladas en sus cortezas y algunos animales eviscerados colgando desde las ramas más altas. Con El proyecto Blair Witch como modelo ineludible, Ritual apuesta a un clima opresivo y una tensión creciente alrededor de esas misteriosas apariciones. Varias pesadillas y alucinaciones conjuntas marcan que algo ocurre en medio de ese bosque aislado. Los problemas de Ritual comienzan cuando tiene que ir más allá de su acertada construcción climática. Las situaciones son forzadas, mil veces vistas, y los personajes responden a una matriz genérica: el líder rudo, el débil que se volverá una carga, el protagonista conflictuado que terminará convertido en héroe... Así, el resultado es un film a mitad de camino entre el thriller psicológico y los usos y costumbres habituales del cine de terror.
Se teme a lo que no se conoce. También, a lo que no se ve. En los filmes de terror puede suceder, entre tantas otras cosas, que cuando el motivo, el ser, el ente o lo que fuere que imponga el miedo aparezca, se desvele su apariencia, nos relajemos. O no. Bah, que el monstruo o lo que sea, más que terror infunda poco miedo. Apenas un temor. La nada. O risa. No es lo mismo Tiburón que Piraña, y lo que sucede en El ritual es que la razón del terror no sólo tarda en verse, sino que también pasa mucho metraje hasta que el público se entera de que hay que temerle a algo. O alguien. El ritual arranca con una reunión entre amigos que fueron compañeros de estudios, pero ya están crecidos. Uno quiere entrar a comprar alcohol, otro lo acompaña, hay un robo y el que acompañaba muere, sin que su amigo haya hecho nada por ayudarlo, ya que permaneció escondido. Culpa y redención, los sobrevivientes emprenden un viaje y terminan en un bosque. Y lo que pasa allí es más que lo que suele suceder en la típica película de terror con la cabaña en el bosque. Hay un ritual, sí, como indica el título. Pero hay mucho más. Rafe Spall es el acomplejado compañero, el que ante cada situación de riesgo no parará de decir: “No te voy a abandonar”. Ver para creer. Exponente del terror británico, que ha tenido una muy buena escuela, la película también se diferencia en que no se basa en un guión original, que acumule muertes o ataques, sino en una novela. La estructura, así, ya está dada. Y el director David Bruckner supo dosificar el suspenso. Hay algunos clisés de los que no se ha podido escapar (la torcedura de pie; la pesadilla nocturna), pero en El ritual todo desemboca en un final para muchos inesperado. ¿No es un aliciente cuando pagamos para ver una de terror?
El ritual comienza con un golpe al espectador. Apenas una breve escena relajada establece la larga amistad de un grupo de hombres de entre 30 y pico y 40 que planean un futuro viaje y enseguida la violencia irrumpe quebrándolo todo. Con ese prólogo, el director David Bruckner promete una fuerza narrativa con la que no podrá cumplir del todo en el resto de la película. La sencillez de la trama -cuatro amigos deben atravesar un bosque durante un viaje que realizan en memoria de un quinto que murió- da lugar a una construcción efectiva de la tensión creciente. La película cuenta con muy buenas actuaciones del cuarteto principal, en especial de Rafe Spall. Pero lo más atractivo es un trabajo visual que va más allá del objetivo de asustar, y separa a El ritual de muchos de los habituales estrenos del género. Los encuadres del bosque sueco que los amigos recorren y la paleta de colores evocan el duelo que están viviendo los personajes y traducen en imágenes el horror de la pérdida y el temor ante lo desconocido. La sutileza de esta construcción visual simbólica se desmorona con una insistencia en ilustrar de formas más explícitas los sentimientos de culpa y miedo del personaje principal. La revelación de la fuente del terror resulta impactante a nivel visual pero el exceso de muerte y destrucción, paradójicamente, no provoca el mismo golpe emocional que esa poderosa secuencia inicial.
Perdido Ritual (The Ritual, 2017), la primera película en solitario del realizador británico David Bruckner (Las crónicas del miedo), desarrolla ideas ligadas al cine de género, en el que ha forjado la mayor parte de su carrera, pero principalmente explota el drama psicológico y el cine de supervivencia en un escenario hostil para su protagonista. La película bucea en Luke (Rafe Spall) y su grupo de amigos de toda la vida, un conclave que hace del ocio y la ronda de tragos un estilo de encuentro, y que evita sumar responsabilidades y obligaciones. Mientras planean su próximo viaje en conjunto, unas desprejuiciadas y casi adolescentes vacaciones, un hecho inesperado y trágico quebrará la intimidad y tranquilidad del equipo. Lo que en una primera instancia se plantea como un film que reposará la mirada en la noche y algunas costumbres de entretenimiento, deparará en un viaje hacia el encuentro de los amigos consigo mismo, algo que tal vez sea fatal para ellos, o que, como en el caso del protagonista, sea casi liberador. David Bruckner da con Ritual un salto cualitativo desde sus primeras experiencias, películas de género menores, que en el espíritu clase B fundamentaban el verosímil y fortalecían su pertenencia al género con resoluciones obvias y clichés. El principal riesgo que asume el director, no sólo es crear atmósferas y climas, e independientemente de otras decisiones que complementen elecciones sobre puesta e imagen, sino posicionar la clave del film en su protagonista, un camaleónico actor que ofrecerá el tono y tempo narrativo. Rafe Spall (La gran apuesta, UUna aventura extraordinaria, Prometeo) es un jugador todo terreno, y se adapta a los cambios de género y registro que Ritual propone. Si en la primera parte se muestra como un adulto con imposibilidad de madurar, en la segunda se revela como un poderoso líder de travesía que deberá dejar de pensar en sí mismo para alcanzar una escapatoria a la imposible situación que les tocó vivir. El director avanza en la adaptación del best seller de Adam L. G Nevill, con una propuesta que refuerza la idea de falso documental por momentos, con movimientos rápidos de cámara y una composición que ubica la puesta casi espiando a los actores, y que prefiere, en la segunda parte del relato, apelar al terror desde la reiteración de situaciones (el hecho que desencadena todo, de diferentes maneras) y contextualizar, en la inmensidad de los escenarios naturales, los miedos de los protagonistas. Esa utilización de la naturaleza como contexto, también es aprovechada como recurso cinematográfico, convirtiéndola en el fuera de campo, y, desde aquello que no se muestra, y que se esconde en el bosque, potenciar la paranoia de los personajes, sumado a la utilización del sonido como refuerzo de los climas, que terminan por configurar la materia prima y motor de la narración. Si por momentos David Bruckner cae en estereotipos y lugares comunes, en la búsqueda del miedo por sorpresa, es porque tal vez la fuente en la que se basó para construir su historia no sea lo suficientemente potente para mantener la tensión hasta el desenlace. Y si bien en el recorrido suma resoluciones que resienten el tempo, y que debilitan la continuidad con aquel arranque poderoso tras el incidente que desencadena absolutamente todo, Ritual demuestra su madurez narrativa y su intento de construir algo diferente para su carrera en solitario.
En un género donde está todo inventado no es fácil a esta altura hacer una película sobre bosques embrujados. Sobre todo por los antecedentes que tuvieron un enorme impacto en la cultura popular. Desde El proyecto Blair Witch a Evil Dead o inclusive Deliverance, con Burt Reynolds, que era un thriller pero consiguió que los bosques dieran miedo. El director David Bruckner, responsable del film de zombis The Signal, se mete de lleno con esta temática y durante la mayor parte de la trama consigue evitar los clichés clásicos que suelen tener estos relatos. De entrada los protagonistas no son los típicos adolescentes irritantes, sino un grupo de hombres que rondan los 40 años y viajan a Suecia para rendirle homenaje a un amigo que murió asesinado durante un robo. Un hecho que atormenta la conciencia de uno de los protagonistas que presenció el hecho y no hizo nada por evitarlo. Bruckner establece el conflicto con un buen manejo del suspenso y la película se vuelve más interesante cuando se encamina por el género del terror psicológico y entran en juego elementos fantásticos de la mitología eslava. El director utiliza de un modo excepcional las locaciones naturales que logran convertir al escenario principal en un lugar aterrador. Si bien la trama tarda un poco en desarrollar el horror que habita en el bosque donde se pierden los protagonistas, el suspenso de la historia genera que sea llevadera. El ritual además cuenta con un buen reparto de actores que brindan interpretaciones decentes. Algo que a veces puede ser la gran desgracia de filmes que trabajan conceptos interesantes y eso no sucede en este caso. Lamentablemente en el tercer acto, donde se revela el misterio del bosque, es el momento en que llega la debacle de esta producción. El argumento se vuelve más tonto y el desenlace creo que no está a la altura del drama y misterio que se había construido hasta ese momento. Por supuesto esto puede cambiar en la apreciación de cada espectador. En mi caso el modo en que Bruckner resuelve la historia no me terminó de convencer para nada, pero en términos generales es una propuesta de terror que se puede tener en cuenta.
Un grupo de amigos, ingleses, organiza vacaciones conjuntas cuando un asalto violento, a un supermercado, termina con el asesinato de uno de ellos. Meses después, los restantes atraviesan las montañas suecas, con sus carpas y mochilas, con el duelo por el desaparecido a cuestas. La introducción de El Ritual, primer largo del guionista David Bruckner, tiene impacto, atractivo y crea un clima interesante, con ese grupo de varones tan solos en un paisaje, y bajo un cielo amenazante. La confianza y la camaradería parecen un escudo contra las inclemencias, tormentas, accidentes e incomodidades de la aventura. Todo esto los lleva a desviar el rumbo y llegar a una cabaña en medio del bosque, abandonada y rodeada por señales de lo siniestro: símbolos inscritos en los árboles, un animal degollado colgando de las alturas y, en la casa, lo que uno de ellos describe como brujería. A partir de ahí, El Ritual alterna pesadillas individuales o conjuntas con las transformaciones que se obran en los personajes desde su acercamiento al mal, con un ritmo que se acelera en detrimento del clima, enhebrando sustos no demasiado imaginativos.
Luego de un asalto que resulta con la muerte de un miembro de un grupo de amigos, el resto decide rendirle sus respetos yendo a acampar en una zona montañosa. Después de que uno de ellos se lastima una rodilla, deciden volver al hotel, y para acortar camino, se adentran en un bosque. Nadie pensaba que se iban a topar con un ente sobrenatural que acecha en el lugar, y que pondrá sus vidas en peligro. Hoy tenemos el agrado de hablarle de El ritual. Y lo decimos así porque ya iba siendo tiempo de que en este 2018 tengamos una buena película de terror (que por ahora solo nos dio la local Aterrados y Ghostland). Así que, para los amantes del género, les pedimos que sigan leyendo Creo que nos perdimos… El ritual es de esas películas que quizás no nos asustan o nos quiten el sueño por la noche, y, de hecho, a más de uno le va a parecer un cruce entre El proyecto de la bruja de Blair y La bruja, y de hecho quizás lo sea. Pero al tomar elementos de ambos proyectos, crea un clima tenso y opresivo que nos va a tener sometidos toda la película esperando cuál de los amigos es el próximo en caer. Además, el hecho que el film inicie con una brutal tragedia, y se centre bastante en cada integrante del grupo y en la dinámica entre ellos, hace que los personajes nos importen. Los pases de factura, la culpa y la ira se van a hacer presentes, sobre todo cuando la posta de la historia la tome el protagonista Luke (Rafe Spall), quien es el que presenció el deceso de la persona a quien inicialmente le rendían homenaje. Algo malo pasa De todas formas, no estamos ante una película perfecta. algunas decisiones en momentos límites, por parte de los protagonistas, se nos hacen inverosímiles y hasta ridículas. Así como también le hecho de mostrarnos de lleno al ente sobrenatural en los últimos minutos, cuando hasta entonces lo habíamos visto entre sombras, provocando mejores resultados esto último. El ritual es de lo mejorcito de este 2018 en lo referente al horror, donde hasta ahora solo podemos contar otros dos buenos films de terror (las ya nombradas Aterrados y Ghostland). Con una idea sólida y una atmósfera claustrofóbica (pese a que transcurre en un lugar abierto) y opresiva, la película se propone y logra mantenernos atentos y tensos durante todo su metraje. Algo que últimamente, pocos films vienen consiguiendo.
Un film de terror que primero se nutre del thriller psicológico antes de internarse e los elementos fantásticos. Cuatro amigos que deciden hacer una caminata en suelos nórdicos, pero que llevan sobre sus espaldas un hecho sangriento que le costó la vida a un quinto integrante del grupo de secundaria que sigue unido a través de los años. La película inicia con clima policial, con ese violento asalto que demuestra que la cobardía a se impone contra otros valores en situaciones límite. Con esa herida sin cicatrizar para todos, con la sospecha de lo que ocurrió, los cuatro hombres adultos deciden una vacación que también será una suerte de homenaje para el muerto. Pero cuando se internan en un bosque, para ahorrar camino y se pierden, comienza el miedo. Y una amenaza que reaviva culpas hasta visualizarlas constantemente. Pero si bien durante el recorrido del film se mantiene la atención y la tensión, con situaciones misteriosas, comprobaciones terroríficas y víctimas, se llega a un punto fallido. Suele ocurrir muy frecuentemente en el género: Cuando hay que mostrar al monstruo y sus aliados esa tensión acumulada se desvanece sin remedio. Pero no hay que negarle mérito al director David Bruckner en la construcción del film y a su guionista Joe Barton basado en al novela de Adam Newill. Un buen durante que les gustará a los amantes del genero.
“El ritual”, de David Bruckner Por Ricardo Ottone Cinco amigos treintañeros en noche de juerga discuten un posible viaje los cuatro juntos escapando de las obligaciones de la madurez. La noche se va terminando y Luke (Rafe Spall) quiere seguir la gira pero en el resto no hay entusiasmo. Consigue al menos que Robert (Paul Reid) lo acompañe a un minimercado a comprar más alcohol mientras el resto espera afuera. Llegan en mal momento porque se está produciendo un asalto en el local. Luke alcanza a esconderse pero Robert no tiene tanta suerte y termina muerto bajo el machete de uno de los asaltantes. Varios meses después, el trágicamente devenido cuarteto viaja al norte de Suecia a recorrer sus montañas, el mismo destino que el finado había propuesto, menos como unas vacaciones que como un homenaje al caído. Cuando están emprendiendo el regreso a pie a la hostería distante varias horas deciden cortar camino por el medio del enorme bosque. Muy mala idea porque la noche se viene encima, su sentido de la ubicación va a ser trastocado y una presencia los va a acechar en el bosque en forma de lo que podrían ser lugareños hostiles afectos a ritos antiguos o quizás alguna de las entidades a las cuales estos rinden culto. El ritual es el primer largo dirigido íntegramente por David Bruckner después de haber colaborado en los films por episodios VHS (2012) y Southbound (2015) y constituye una agradable sorpresa. Un film de terror pequeño e independiente, filmando en su mayor parte en exteriores, con pocos personajes, apoyado sobre todo en una lograda atmósfera y actuaciones creíbles. No es excesivamente original en su planteo pero es eficiente en su desarrollo. Los referentes están ahí a la vista. Uno puede remitirse a The Blair Witch Project (1999) en la situación desesperada de estos tipos perdidos en el bosque mientras algo los va cercando, algo que también recuerda a La bruja (2015) en el papel ominoso del bosque. Se puede ubicar a El ritual en ese subgénero llamado Horror Rural, donde la naturaleza es protagonista y antagonista y el terror está en el personaje urbano que se pierde en todo sentido, o mejor aún se extravía, geográficamente y mentalmente en ese entorno que le resulta tan incomprensible e inabarcable como amenazante. En ese mismo subgénero se ubican también películas como El hombre de mimbre (1973) o Kill List (2011) que se emparentan con el film de Bruckner en la apelación al paganismo y también en el desarrollo fatal de la encerrona en que los protagonistas van cayendo sin darse cuenta o dándose cuenta sin poder hacer nada para evitarlo. Además de un film de terror, El ritual es una película sobre la culpa y sobre la redención. Y la carga más pesada de la culpa la lleva el personaje de Luke, quien además de seguir vivo se siente responsable por haber metido a su amigo en esa situación y haberlo abandonado en un acto de cobardía. Los sueños y alucinaciones que lo persiguen, o que proyectan sobre él, remiten a esa noche y a ese episodio. Y también es una película sobre la amistad en su cara más fea, la de sus límites, sus supuestos y sus imposturas. Los cuatro amigos están ahí, en el lugar que el muerto hubiese querido, como una forma de homenaje y también de expiación y puesta en escena. El ritual del título puede aludir tanto a los ritos paganos de los lugareños hostiles como a los rituales establecidos de la amistad masculina, con las provocaciones y las apelaciones a la fidelidad y la incondicionalidad, que a medida que la trama avanza demuestran ser bastante endebles. Este planteo puede parecer algo previsible pero los actores lo hacen verosímil y así se van sucediendo naturalmente la desesperación y el progresivo pero rápido deterioro de su relación. O el desenmascaramiento de quienes son en realidad y lo que piensan el uno del otro. Bruckner escatima hábilmente la visión del o los perseguidores pero dando cuenta de su constante presencia, reservando la gran entrada para el momento adecuado. El clima se va construyendo pacientemente y, así como los protagonistas, el espectador también va siendo guiado de manera inexorable y fatal. EL RITUAL The Ritual. Reino Unido. 2017. Dirección: David Bruckner. Intérpretes: Rafe Spall, Rob James-Collier, Sam Troughton, Arsher Ali, Paul Reid. Guión: Joe Barton, sobre la novela de Adam Nevill. Fotografía: Andrew Shulkind. Música: Ben Lovett. Edición: Mark Towns. Dirección de Arte: Ghinea Diana. Producción: Jonathan Cavendish, Richard Holmes, Patricia Poienaru, Ron Ames. Producción Ejecutiva: Phil Robertson, Andy Serkis, Chloe Sizer, Will Tennant. Diseño de Producción: Adrian Curelea. Distribuye: Digicine. Duración: 94 minutos.
Una nueva película de terror llega a las carteleras, porque la oferta nunca termina. En este caso, estamos ante una película británica dirigida por David Bruckner y escrita por Joe Barton, de una adaptación de la novela de Adam Nevill. “El ritual” empieza con un grupo de amigos treintañeros que planean un próximo viaje en conjunto ya que la adultez y las responsabilidades comienzan a alejarlos. La idea es hacer algo diferente y se les ocurre hacer hiking por una zona montañosa y verde de Suecia. No obstante, aquella noche que los encuentra reunidos también marca, tras una situación de esas imprevistas e inesperadas, el fallecimiento de uno de ellos. Una muerte que se sucede dejando a su protagonista Luke (Rafe Spall) en un estado de culpa y confusión, ya que es el único testigo y porque se esconde, se mantiene oculto y en silencio. Tras ese prólogo, los encontramos a los cuatro amigos restantes acampando, llevando a cabo en homenaje a este amigo ese mismo viaje que habían empezado a planear todos juntos. Pero además de un clima hostil (hace mucho frío y les agarra la lluvia), uno de ellos se lastima la pierna y eso entorpece lo que queda del recorrido. Es por eso que llegan a la conclusión de que adentrarse en el bosque es cortar camino. “Si fuese un atajo, estaría en el mapa”, llegará a la conclusión uno de ellos prontamente. Desde que se introducen en ese bosque las cosas no van a pintar bien. Un cuerpo animal colgado desde muy alto y con las tripas en el suelo, extraños símbolos tallados en los árboles y una casa abandonada que utilizan como refugio una noche de lluvia. Una casa donde pretenden descansar y dormir y sin embargo cada uno se encuentra con pesadillas en carne viva. Y claro, Luke se encontrará con todo eso que le viene dando vueltas en la cabeza desde que perdió a su amigo. Después de pasar una noche así de tenebrosa, la idea es clara: irse de allí lo antes posible. Pero nada nunca en estas películas va a ser rápido ni sencillo y a medida que intentan irse de allí se van encontrando con cosas peores. Ese bosque guarda algo muy oscuro y terrible. “El ritual” apela a varios clichés del género y sin embargo hace aprovechamiento del terror ya bastante empezada. Antes, opta por un clima algo más relajado para desarrollar mejor esta amistad colectiva y cada una de las personalidades, aunque a excepción de su protagonista el resto terminan quedando algo desdibujados, difícil de distinguir entre uno y otro. Ya en la segunda mitad estamos ante la película de terror buscada, con imágenes y climas muy bien creados. No conviene adelantar mucho de lo que se va a ver pero se puede decir que está bien trabajado el género y que Rafe Spall logra destacarse. A la larga, acá no nos encontramos ante un grupito de adolescentes bobos como tantas películas de terror, al contrario, son hombres adultos, cada uno con su vida armada. Lamentablemente, si bien el terror se va construyendo con éxito durante gran parte del relato, la resolución resulta tan rápida y fácil que desaprovecha todo lo generado con anterioridad. Aun así, “El ritual” es una propuesta interesante dentro del cine de género, con mejores intenciones que resultados pero que funciona.
El Ritual es una grata sorpresa para los amantes del terror y suspenso. Combinando estilos y recursos, y confirmando que una gran historia puede reemplazar inversiones económicas montruosas, lo originalidad del director demuestra que hay cosas en el cine de suspenso, que pueden cambiar para bien. Otra semana más y nuevos estrenos que pretenden asustar a los espectadores llegan a las pantallas de los cines de Argentina. En esta oportunidad, una historia de suspenso inglesa, marcará el debut en solitario detrás de las cámaras de David Bruckner. El Ritual (The Ritual, 2017) ha sido halagada por los medios europeos luego de su debut en festivales como Sitges y los BIFA (British Independent Film Awards), y después de conseguir un par de galardones, el mundo entero esta expectante a lo que esta historia, pueda llegar a transmitir. ¿De que la va? Un grupo de amigos de la universidad se reúnen para emprender un viaje al mejor estilo mochilero por los montes de Suecia, con la finalidad de rendir homenaje a uno de ellos, muerto de forma violenta. Cuando se internan en el bosque, una presencia amenazante empieza a acosarles. Así de simple como suena, esta película es una grata sorpresa para quienes tienen al cine de suspenso como fetiche. Con una premisa bastante común, el film se da el lujo de no querer ser para nada pretenciosa y a la vez, querer contar algo más. Hay cualquier cantidad de películas de terror/suspenso, donde los protagonistas deben enfrentarse a sus propios fantasmas pasados, situados en el medio de una zona inhabitada donde generalmente, nada real los atormenta, sino su propia psiquis, poniéndolos uno en contra de otro y dividiendo un grupo súper unido. El primer acto de esta obra, intenta confundir a todos indicando que ese podía ser el camino a tomar, pero no el que en definitiva el director va a elegir. Combinando recursos como la soledad en lo inmenso de un frondoso bosque, al mejor estilo La Bruja de Blair (The Blair Witch Project, 1999), el director se las ingenia para demostar que algo acecha a nuestros protagonistas, no se sabe que, pero lo hay y esta a la expectativa de ellos. Junto a la semejanza de una de las películas de suspenso por excelencia del milenio pasado, otro recurso que se nota en el film es la incursión de elementos culturales nórdicos, que si bien se asemejan bastante a lo que sucede en La Bruja (The Witch, 2015), le da un toque distintivo a otras películas y la posiciona bien alto en las producciones de este año, al menos. Punto en especial para destacar, la elaboración del ente que acecha a nuestros protagonistas, digno del mismo Guillermo del Toro, para encasillarlo dentro de algún tipo de estilo. Algo clave en estas pelis, es la dificultad que hay para lograr claustrofobia en lugares tan abiertos como bosques o descampados, por la excelente fotografía capturada, desde el primer momento en que se adentran en el bosque esta sensación queda impregnada en el corte. Al mismo tiempo, las tomas y planos de los senderos entre las fronteras de Suecia y Noruega, denotan que el viaje de nuestros amigos, no será un viaje mas. El desarrollo de los personajes esta muy bien logrado, y sus actuaciones van de la mano con lo que el guión les propone. Si bien el elenco es acotado, porque solo 5 personajes son los que más pantalla tienen, se logra formar una empatía con el espectador. El grupo, compuesto por Hutch (Rob James-Collier), Luke (Rafa Spall), Phil (Arsher Ali), Robert (Paul Reid) y Dom (Sam Troughton), tienen tantos puntos en común, como diferencias y es por eso que el grupo en general, queda tan bien. Con una actuación brillante de Rafe Spall, que dicho sea de paso, le basto para ganar el premio a mejor actor en el festival de Sitges del año pasado, el actor pudo demostrar toda su categoría, logrando un papel impecable.
Tras el trago totalmente amargo y fascinante que supuso el estreno de la excelente Hereditary hace días, temáticamente hablando la llegada a salas comerciales de The Ritual genera un double feature en donde un drama viaja a lomos de una película meramente de terror. Acá el disparador de una tragedia personal en el seno de un grupo unido de amigos llega mucho antes a su destino que la enrevesada recompensa que propone la pesadilla protagonizada por Toni Collette, pero su llegada compone un camino inverso ya que el viaje es mucho más satisfactorio que su desenlace.
Publicada en edición impresa.
Los protagonistas son cinco amigos Dom (Sam Troughton), Hutch (Robert James-Collier), Phil (ArsherAli), Luke (Rafe Spall) y Robert (Paul Reid), quienes ante un reencuentro deciden pasar unos días juntos visitando un lugar especial en Suecia y recorrer algunas montañas. Antes de salir, Luke y Robert van a comprar unos licores, justo sufren un asalto en ese lugar y Robert muere.En forma de homenaje a su amigo deciden emprender una travesía, en la montaña le hacen una pequeña ceremonia a pesar que ciertas miradas apuntan a Luke porque en parte lo tildan de cobarde aunque no se lo dicen. Durante ese trayecto ellos van sufriendo una serie de inconvenientes, en el camino ven el cuerpo de un oso muerto, su cadáver está ubicado de forma especial entre los árboles, en los troncos hay símbolos y durante ese recorrido irán sucediendo una serie de hechos y situaciones extrañas. En su desarrollo un personaje más es ese inmenso bosque y se siente cierta presencia, la cámara sigue a sus personajes, hay pesadillas, tensión, peleas, algo desconocido en la atmósfera se percibe a lo largo de ese itinerario, pero las actuaciones y el desenlace resultan flojos. Un film para los amantes de las películas de terror con pocas pretensiones.
La amistad es el vínculo más fuerte al que puede acceder el ser humano, aquí y en muchos otros países se rinde ese culto. Como estos cinco amigos europeos, treintañeros, algunos casados y con hijos, que continúan con la tradición de irse algunos días a un centro turístico a pasarla bien, pero, para variar un poco, deciden hacer un trekking de tres días en El Sendero del Rey, entre Suecia y Noruega. Lo que no podían imaginarse era que ese viaje no iba a ser todo lo gratificante que deseaban. Desde el comienzo del film, dirigido por David Bruckner, las cosas no salen bien. Luke (Rafe Spall) y Robert (Raúl Reid) entran a comprar una bebida alcohólica en un negocio justo cuando dos delincuentes están robando, y, durante ese asalto, Robert es asesinado sin que Luke se atreva a reaccionar. En homenaje al amigo muerto emprenden el viaje hacia la aventura en los países nórdicos. Luego de una primera jornada positiva, al día siguiente deciden alterar el rumbo preestablecido y esa circunstancia, los hará arrepentirse cada segundo. Con una presentación correcta de cada uno de los personajes, desde las actitudes y diálogos, vemos quién es el líder del grupo, cuál es el conciliador, quién se queja constantemente y cuestiona todo, y el más callado también. Para acortar camino se internan en un bosque, llegan a una cabaña para guarecerse de una tormenta, y luego de eso nada será igual. Se encuentran atrapados entre la arboleda y sin salida. No pueden escaparse porque hay algo cerca de ellos que se lo impide, provocándoles temor. El lugar se convierte en un sitio tenebroso. Hay algo maligno que está presente, pero no se ve. El relato mantiene la tensión y la expectativa en saber la suerte que correrán los cuatro. La maldad acecha y los hace enfrentar con sus propios miedos y debilidades, manifestando no sólo un juego de terror físico sino también, psicológico. La “presencia” ubicada en el fuera de campo está muy bien lograda, no la pueden ver los protagonistas, ni los espectadores. Se percibe que hay una bestia dando vueltas, caza gente y la cuelga de los árboles para que se desangren. Lo que durante 60 minutos de proyección mantiene atrapado al público, pierde credibilidad y el verosímil se debilita a partir de aquí. Del buen manejo de los climas durante los momentos de temor, matizados con los más tranquilos, pasamos a ver otra historia en un desacertado desarrollo del guión que despilfarra todo lo bueno hecho anteriormente, porque nunca asusta del todo, pero ellos y nosotros sabemos que hay una bestia suelta, que es amo y señor del bosque. Pero tampoco es infalible.
Esta historia de un grupo de amigos, de una muerte violenta, y de una presencia ominosa en un bosque construye un clima que combina el terror con la tristeza y la angustia. El cine de terror ha olvidado, en general, que el clima es lo más importante para sostener la atención (y el miedo, sobre todo el miedo) del espectador. Esta historia de un grupo de amigos, de una muerte violenta, y de una presencia ominosa en un bosque (presencia que es también un estado psicológico) construye un clima que combina el terror con la tristeza y la angustia. Salvo por algunos clichés mecánicos, un film más que atendible.
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