Diversidad cultural en plena tragedia Desde el vamos se puede decir que Un Amor Inseparable (The Big Sick, 2017) es una propuesta relativamente extraña en cuanto a sus pretensiones generales pero clasicista en lo que hace a su estructura narrativa. En primera instancia conviene aclarar que hablamos de una comedia dramática con una fuerte impronta de biopic que más que buscar carcajadas, procura despertar sonrisas afables mediante chistes a media máquina disparados por el protagonista y principal guionista Kumail Nanjiani, un pakistaní que emigró a Estados Unidos junto a su familia y se dedicó al stand up de manera intermitente hasta alcanzar una suerte de estabilidad económica como comediante. Aquí hace de sí mismo con el objetivo de retratar su historia de vida y sobre todo su relación romantica con Emily V. Gordon, una chica norteamericana de la que se enamora y que cae enferma de repente producto de una misteriosa infección que deriva en un coma inducido y varios tests sin resultados concretos. Ahora bien, si pensamos en el andamiaje y los recursos utilizados para edificar esta crónica de diversidad cultural y resquemores dentro de ambos círculos familiares, el formato al que responde la película es más viejo que la humedad y en el cine específicamente se lo asocia a Love Story (1970): primera mitad del relato de tono rosa (hoy adaptado a las ironías que suele manejar Nanjiani) y segunda parte más oscura cuando Emily termina internada (en este punto se introducen numerosos chispazos de humor negro que no se sienten fuera de lugar). La gran variación que ofrece el film es que en el momento de la debacle el vínculo no estaba atravesando su cenit, más bien todo lo contrario ya que ella -interpretada por Zoe Kazan- en los instantes previos había descubierto que él jamás le contó a su familia sobre la pareja por miedo a ser expulsado del clan a raíz de la tradición pakistaní de los casamientos arreglados con señoritas que deben ser sí o sí musulmanas, paisanas y/ o de la misma etnia. El guión de Nanjiani, escrito asimismo con la ayuda de la propia Gordon, saca provecho del encuentro y del ritual de acercamiento freak entre un Kumail algo impasible y una Emily que comparte el código sarcástico sin las canchereadas fatuas y esas típicas gesticulaciones bobaliconas de los estadounidenses, jugando al mismo tiempo con la obsesión de la madre del hombre con “armarle” citas con mujeres de ascendencia pakistaní vía la excusa de las reuniones familiares. Durante el segundo acto también se trabaja con inteligencia y sensibilidad dramática el doble rechazo que padece el protagonista por parte de su clan, por haber ocultado la relación con la blanca, y de los padres de Gordon -su madre encabeza la condena- porque la chica antes del deterioro de su salud les contó sobre las mentiras de Nanjiani para evitar tener que presentarla a sus consanguíneos. De a poco la distancia entre él y los progenitores de la comatosa, Beth (Holly Hunter) y Terry (Ray Romano), irá desapareciendo ya que todos compartirán la tortura de las salas de espera del hospital en cuestión y algunos instantes de semi distracción para escapar temporalmente de la tragedia. Quizás el film no llega a deslumbrar en ninguno de sus aspectos aunque consigue una rara proeza dentro del cine contemporáneo, eso de resultar exitoso en cada uno de sus objetivos de fondo: Kumail no es un gran actor pero demuestra que le sale natural esto de despegarse del modelo norteamericano de conducta en las situaciones planteadas, lo que repercute positivamente en el devenir de por sí tradicionalista y prolijo que caracteriza a la trama. A su vez el director Michael Showalter, un profesional con mucha experiencia televisiva, mantiene las cosas moviéndose con espontaneidad y astucia sin recurrir a sobreactuaciones ni caricaturas raciales ni a ese pulso narrativo infantiloide de buena parte del mainstream de nuestros días. Definitivamente estamos frente a una de esas obras que se benefician -y mucho- de una idiosincrasia mundana y bastante contenida que propone ir descubriendo de manera paulatina las distintas facetas de personajes terrenales, con problemas mucho más cotidianos y urgentes que los que se suelen ver en las películas que llegan desde el norte, porque aquí el cariño se construye tanto desde la dicha como desde el dolor más terrible…
Aunque es la historia del propio Kumail hay mucho que no es real, como por ejemplo: la primer cita fue unos días después de conocerse yendo a comer a un restaurante, la pareja no estaba rota cuando ella se enferma, cuando Emily lo conoce estaba en el medio de....
Decisiones e improvisaciones Un Amor Inseparable (The Big Sick, 2017), el último film del realizador norteamericano Michael Showalter (Hello, My Name is Doris, 2015), es una comedia dramática basada en el romance real de un comediante de origen pakistaní y su novia estadounidense en la ciudad de Chicago. Escrita por sus protagonistas, Kumail Nanjiani y Emily Gordon, y protagonizada por el propio Nanjiani y Zoe Kazan, el film narra el despegue de la carrera como humorista de Kumail y su accidentada, compleja y adorable relación con Emily, la mujer que ama. A pesar de la química entre la pareja las diferencias culturales se vuelven un problema pero todo cambia cuando ella enferma y debe ser inducida medicamente a un coma para buscar una cura. Kumail firma la solicitud hasta que los padres de la chica se enteran de su condición y viajan a Chicago para acompañar a su hija. Allí el joven de origen musulmán debe convivir con los padres de su ex novia mientras la joven Emily lucha contra una infección en sus pulmones que amenaza con propagarse e infectar otros órganos. El cálido y amoroso relato de la relación de la histriónica pareja se sumerge así en el conflicto de Kumail, tironeado por las tradiciones de su familia pakistaní que pretende que estudie una carrera con prestigio internacional, como derecho o medicina, que se case con una mujer de su misma nacionalidad en un matrimonio arreglado y bendecido por su familia, como su hermano Naveed (Adeel Akhtar), y sus deseos de triunfar como comediante, relacionarse con chicas occidentales y divertirse en lugar de rezar y seguir los mandatos de la ley musulmana. Mientras que la familia demuestra las tácticas de resistencia de los inmigrantes pakistaníes a la occidentalización, el único muro que le impide a Kumail completar su proceso de asimilación a la sociedad norteamericana es el tradicionalismo de su familia. Cuando ella enferma la dinámica del film cambia y la relación de Kumail con los padres de Emily, Beth (Holly Hunter), una mujer de gran carácter, y Terry (Ray Romano), un padre con una personalidad fuera de lo común, lleva la comedia hacía un lugar aún más divertido pero también más dramático, con comentarios y diálogos muy graciosos, creando un trío cómico realmente entretenido y jovial. De esta forma, Kumail descubre que las relaciones familiares pueden ser más complejas de lo que pensaba y que es posible encontrar un compromiso a lo largo del tiempo si realmente se lo propone. Esta situación que hace madurar al joven Kumail, lo lleva a tomar decisiones con respecto a su familia en una historia que se superpone con la reconstrucción de su carrera como comediante, sus problemas para encontrar un repertorio coherente y gracioso que le permita despegar, y la búsqueda de cohesión y amalgama de sus chistes sobre las diferencias entre la cultura norteamericana y occidental con la cultura, las costumbres y la historia pakistaní. Bajo un excelente guión y una muy buena dirección de Showalter los actores desarrollan personajes tan corrientes como divertidos y simpáticos que buscan el éxito en un rubro muy competitivo mientras se ayudan y se burlan de sí mismos y de las excentricidades de su amigable entorno. De esta forma, Un Amor Inseparable construye una hermosa y dramática historia sobre el amor, la familia, la vocación, el rubro cómico y los conflictos que estas cuestiones desatan cuando se mezclan con mentiras, expectativas filiales, discordancias culturales y sentimientos encontrados que luchan por mantener un equilibrio en medio de las incompatibilidades que convierten toda relación en una reciprocidad divinamente explosiva.
La experiencia de vida de Kumail Nanjiani, comediante de stand up pakistaní radicado en Estados Unidos y actor de la serie Sillicon Valley, es la matriz de la nueva película de Michael Showalter. Protagonizada por él mismo y coescrita junto a su esposa, Un amor inseparable narra las dudas y contradicciones que padece Kumail -que a los 14 años emigró junto a su familia para instalarse en Chicago- cuando se enamora de una chica no musulmana, lo cual implica todo un desafío a las tradiciones de su país.
Ante la caída del modelo amoroso tradicional que la sostenía, la comedia romántica viene dando, en las últimas décadas, cuatro clases de respuestas. La primera es hacer como si no hubiera pasado nada (pongámosle Enamorándome de mi Ex, con Meryl Streep, Steve Martin y Alec Baldwin, o Amigos con Beneficios, con Mila Kunis y Justin Timberlake). La segunda es remozarla con inteligencia, como sucede en Una Segunda Oportunidad, con Julia Louis-Dreyfus, James Gandolfini y Catherine Keener. La tercera, modernizarla, mediante las relaciones entre los personajes y los personajes mismos, tal como pasa en Amigos con Derechos, con Natalie Portman y Ashton Kutcher (la mejor comedia romántica desde Cuando Harry Conoció a Sally, a nuestro gusto). La última, desestabilizarla, al hacerla entrar en fricción con el universo de lo que da en llamarse Nueva Comedia Estadounidense, más afín al escepticismo que al romance. Éste ha sido el caso más cuantioso y provechoso, con ejemplos como La Otra Cara del Amor (Chasing Amy), Virgen a los 40, Ligeramente Embarazada y Cómo Sobrevivir a mi Novia (Forgetting Sarah Marshall). El productor de las tres últimas nombradas fue Judd Apatow, fuerza de tracción básica de la NCE, y Apatow es también el productor de Un Amor Inseparable, descerebrado título local para The Big Sick (“la gran enfermedad”), que da la impresión de que la distribuidora no sabía qué título ponerle y agarraron el primero que encontraron en el apartado “comedia romántica”. Aunque la produce Apatow, debe aclararse que The Big Sick (escapémosle al amor inseparable) no es una nueva comedia estadounidense. No es corrosiva, no es escatológica, no tiene por protagonistas a adolescentes tardíos (aunque, pensándolo bien…), no presenta elementos o escenas chocantes y/o subversivas. Muy por el contrario, es una comedia de discurrir calmo y clásico, donde ni la sorpresiva e inquietante enfermedad de la protagonista parecería convulsionar el relato. Tampoco es, entonces –mucho menos– una comedia enferma. Escrita por el paquistaní Kumail Nanjiani y Emily Gordon, la película dirigida por Michael Showalter (guionista de la poco menos que legendaria Wet Hot American Summer) narra la experiencia se supone que verídica de ambos –son marido y mujer– y está protagonizada por Nanjiani. Radicado desde hace veinte años en Estados Unidos, éste es su primer protagónico. ¿Una comedia romántica basada en “hechos de la vida real”? Creemos que no hay antecedentes. La originalidad de Un Amor Inseparable radica en que el romance tiene un primer y tercer acto, pero le falta el segundo. Emily (Zoe Kaplan, princesita del cine ultraindie) va a una presentación de Kumail y sus amigos, que son stand-up comedians amateurs, y hay onda. Noche en el departamento que él comparte, pero ella, chica moderna y por lo tanto fobicona a las relaciones estables, aclara que es hola y adiós. Él la juega calladito y como quien no quiere la cosa se ven un par de veces más. En medio de eso y justo después de una pelea, de pronto se entera de que Emily está internada en terapia intensiva, no se sabe bien por qué. La película narra más que nada ese período sin Emily, en el que Kumail, siempre tímidamente (el personaje responde al prototipo del indio o paqui excesivamente respetuoso, igualito al Bakshi de Peter Sellers en La Fiesta Inolvidable) se asomará a la habitación a ver cómo sigue la chica y trabará relación con sus padres (la reaparecida Holly Hunter y el genial Ray Romano son, por lejos, lo mejor de la película). O sea: Un Amor Inseparable no narra el romance en sí, sino la previa. Ésa sería su originalidad en relación con el género. Salvando las partes de Romano, que son las más “pegadoras” en términos cómicos, y las de Holly Hunter, las que tienen más “cuerpo”, las más suculentas dramáticamente, al resto se lo podría calificar de comedia suave o tibia, con una pata en el realismo (sobre todo por el personaje de Kumail, que se gana la vida manejando un Uber y comparte un departamentito bastante pobretón). Todo lo que hace al conflicto de Kumail con su familia, que quiere imponerle las tradiciones musulmanas, se vio mil veces, con distintos tipos de etnias. Nada nuevo por ahí. Una vez más, y de modo curioso en tanto el guion lo escribieron los dos, se sabe todo sobre él y casi nada sobre ella. El hecho de que la película esté narrada desde su punto de vista no exime de que podamos conocer algo del mundo de Emily: su departamento, sus clases de psicología, sus amigas. Lo único que sabemos de ella es que él la ama. O sea: conocemos su función, no a ella.
El amor es complicado, no solo implica “querer” o tener afecto por una persona, sino que además involucra una entrega a dicho deseo de unión. Es algo que nos alegra y nos motiva anhelando la compañía de alguien, pero que también envuelve a la presencia en los momentos adversos, desfavorables y contraproducentes. Como suele decir la frase hecha “En las buenas y en las malas”. Especialmente en las malas, en algunos casos. Dentro de los sentimientos, el amor es uno de los más complejos, ya que afecta al ser humano y, por lo general, no suele corresponderse mucho con su manifestación en el ámbito cinematográfico. Decimos generalmente, porque como en todo espacio representativo suele haber excepciones, y “The Big Sick” (su título original) es el más reciente y uno de los más distintivos de los últimos tiempos. La película está basada en la historia real del comediante de origen pakistaní Kumail Nanjiani (“Silicon Valley”) y su novia Emily, una pareja que se conoce durante un show de stand up. Cuando parecía que todo iba a quedarse en un encuentro de una noche, su relación empieza a avanzar y eso le implica problemas a Kumail que viene de una familia musulmana conservadora que todavía sigue rigiéndose por los matrimonios arreglados y por la preservación de las tradiciones y costumbres de su doctrina religiosa. Es así como la pareja entrará en crisis y el círculo familiar del comediante también se verá comprometido cuando se lo obligue a elegir entre su familia o su novia. Hasta acá todo perfecto y resulta una historia bastante convencional, la cuestión pasa porque la película da un giro de 180 grados pasada la primera media hora de relato, y las cosas se ponen bastante interesantes. A veces en la vida nos enfrentamos ante vicisitudes inesperadas que nos ponen a prueba a nosotros y a las personas que nos rodean, a Kumail le pasó luego de pelearse con su novia y cortar relación por diferencias culturales. Emily cae internada y el único que puede inmediatamente acudir en su ayuda es Kumail, quien además se ve obligado a llamar a sus padres que viven en otro Estado. Beth (Holly Hunter) y Terry (Ray Romano) acuden rápidamente al auxilio de su hija, y conocen a su ex novio en un primer acercamiento frío y desconfiado. Pero con el correr del tiempo la enfermedad de la muchacha los unirá como toda experiencia traumática. Por un lado, Kumail comenzará a distanciarse de su familia pero entablará un vínculo con la de ella. Esto comprende uno de los elementos más atractivos del film. La película resulta ser un relato que le da un giro fresco y original a la fórmula de las rom-coms (comedias románticas). Su guion excelentemente escrito nos hace adentrarnos en la intimidad de una familia de origen musulmán que busca mantener sus costumbres en tierras norteamericanas mientras que el hijo menor de esa familia intenta abrirse camino a experiencias propias alejadas de los tradicionalismos pero con un profundo respeto por su origen. La historia se beneficia de la presencia de Kumail, Romano y Hunter que representan los puntos más altos del film. Sus capacidades actorales les permiten pasar de la comedia al drama sin escalas y de una forma totalmente armónica. En síntesis, la película nos ofrece una mirada mucho más realista a las relaciones de pareja que la mayoría de las comedias románticas y/o dramáticas. Con un guion estupendo y una dirección inspirada de Michael Showalter (“Wet Hot American Summer”, “Love”), que viene de una larga trayectoria en dicho género, podemos decir que “Un Amor Inseparable” es uno de esos relatos de perfil bajo que sorprenden por su honestidad y la prolijidad con la cual fue construida.
Un Amor Inseparable: Una romcom muy particular. La gran sorpresa del 2017 llega a cines argentinos tras encantar a críticos y taquilla en Norteamérica con un inventivo giro a las comedias románticas de siempre. Muy probablemente no les suene tanto el nombre Kumail Nanjiani (y seguramente tengan que googlearlo si alguna vez quieren escribirlo), pero no hay dudas de que su cara y sus trabajos van a ser familiares para más de uno. Recientemente su mayor exposición vino en la forma de su protagónico en Silicon Valley, la aclamada comedia de HBO, lo cual le abrió las puertas a incontables apariciones en todo tipo de comedias televisivas y finalmente tanto a escribir como protagonizar en su propia comedia producida por Judd Apatow. Conocida más que nada por su nombre original, The Big Sick comienza desarrollando una comedia romántica ya de por si medianamente interesante: un comediante indio (versión ficcional del propio Kumail) comienza a verse con una colorida y simpática Zoe Kazan, manteniendo la relación secreta para evitar disgustos de su ortodoxa familia. Pero lo que destaca esta cinta por sobre sus pares es el giro que ocurre ni bien arrancan las cosas: ella cae enferma, y la comedia romántica sigue solo con un protagonista que no tiene idea que hacer. Con su muy reciente pareja internada, el joven tendrá que lidiar no solo manteniendo a flote su carrera como cómico de stand-up y sus ya semanales cenas familiares, tan incomodas y obligatorias como los matrimonios que constantemente intentan arreglar para él, sino además con los padres de su comatosa novia (a los cuales, por supuesto, todavía no había conocido). Como toda comedia romántica, esta es una película sobre relaciones. Ejemplificado de gran manera por las varias parejas que populan su guion. Primero tenemos a la pareja protagónica, extremadamente simpáticos y con una química que le da vida aún a los breves momentos en que el film (en un principio al menos) pasea peligrosamente por terrenos tediosamente familiares del género. A ellas se le suman la pareja de los padres, entregando de igual manera sus cuotas de humor y drama, combinación que sin dudas esta en el centro de la película. Para sacar toda duda de que las parejas sean algo buscado especialmente por el guion, tenemos al dúo de amigos y colegas de Kumail. Cuando estos últimos están en pantalla, transforman por completo la cinta en un proyecto cualquiera de las usuales maratones de improvisaciones de Apatow, pero afortunadamente todo se intenta mantener en su justa medida. Justamente el control del tono y de la mezcla de géneros es vital al enfrentarse a un proyecto con estas ambiciones. En particular, uno tan personal para su protagonista y guionista cayó en las más que capaces manos de Michael Showalter, creador y escritor de Wet Hot American Summer. Gracias a él se entiende que la película logre transitar con seguridad mientras cambia de géneros constantemente, siempre manteniendo un corazón sentimental que transpira en cada uno de sus diálogos. Una buena comedia dramática logra entregar tanto risas como drama en una misma escena de forma natural, y esto es algo que Un Amor Inseparable logra unas cuantas veces. Especialmente gracias al gran trabajo de Holly Hunter y Ray Romano, que (interpretando a los padres de Kazan) comienzan con Kumail una relación como si de ellos tres se tratara la película. Aunque tenga muchos positivos (lo más importante lo hace realmente bien), es un film con unas cuantas flaquezas. Antes de que la mitad de la naranja caiga enferma, la película se conformaba con dejarse llevar por la tranquila corriente de las romcoms usuales. Los inicios del film se manejan como una comedia romántica corriente, mientras que en el medio de la cinta es donde encontramos las escenas y el desarrollo más valioso. Finalmente es al final dónde hay más negros que grises: sin entrar en spoilers y sin tratar directamente las decisiones que toma el guion, definitivamente termina reduciendo por completo cualquier impacto que pueda tener la película, eligiendo en su lugar molestarse solo por satisfacer al espectador. Aparte de eso tenemos resoluciones extrañas en las relaciones de varios personajes que sugieren cortes o cambios que debieron realizarse en post-producción, casi como si conclusiones de un personaje se hubiesen mezclado con las de otro. No se encuentran en el film cosas que sugieran especialmente que el futuro de Nanjiani este en ser guionista, los detalles lógicos de un primer guion están a la orden del día y en definitiva no termina de ofrecer más que una interesante premisa, aunque entregando con mayor seguridad un decepcionante desarrollo de la misma. Pero, en general, se trata de una comedia romántica que logra hacer lo suficiente como para tener una voz particular y separarse del resto. Al final termina entregando una película que va a satisfacer a los fanáticos del género mientras que tiene las cualidades como para caerle bien a algún aventurero que se disponga a verla solo por las cosas que la separan del resto. Aunque relativamente ambiciosa, sus aspiraciones son limitadas y seguramente sea gracias a ello que logra dar una experiencia tan justa para todo tipo de público.
Una más que bienvenida comedia que coloca en el centro de la historia el choque cultural que nace a partir de un romance que trae inconvenientes familiares. Un amor inseparable está basada en la historia real del actor de stand up, Kumail Nanjiani, un musulmán de origen pakistaní que llegó a Estados Unidos a los 18 años para estudiar y que se instaló con su familia en Estados Unidos. Además de protagonizar la película, Kumail escribe el guión junto a su mujer de la vida real Emily V. Gordon, encarnada en la ficción por Zoe Kazan. A medida que la relación entre ambos avanza, los problemas crecen porque la familia de él es estricta con respecto a las traidciones y su futuro, pero todo se complicará aún más cuando ella enferma y es inducida a un coma que acerca a Kumail a la familia de su novia. La película es una carta de amor, fresca, inteligente, sensible y también políticamente incorrecta, que une los mundos de personas que se aman más allá de las barreras culturales que se les presentan. El film hace referencia al mundo de los actores -se cita a Daniel Day Lewis- y hasta se permite bromear con el atentado a las Torres Gemelas. Alejada delas comedias insulsas y de receta fácil que ofrece el cine mainstream norteamericano, Un amor inseparable se destaca por la calidad actoral, los buenos roles secundarios y la riqueza de una historia que pinta a dos familias distintas que intentan sobrevivir pese a los osbtáculos. Una de las mejores comedias de los últimos años, con la producción del reconocido en el género, Jude Apatow y dirección de Michael Showalter. El elenco incluye a Ray Romano y a una siempre convincente Holly Hunter como los padres de Emily, que también atraviesan una crisis matrimonial, y a los actores Zenobia Shroff y Anupam Kher, como los progenitores de Kumail. Una comedia romántica que da en el blanco y que balancea el humor y el drama en dosis exactas, sin olvidar la emoción que aflora en varias escenas, entre el matrimonio concertado, la "convivencia forzada" y un micrófono que expone las miserias humanas en clave de humor.
Ruptura de mandatos Basado en las vivencias del actor paquistaní Kumail Nanjiani y guionada por él y su esposa Emily Gordon, el film narra sin estridencias dramáticas el enamoramiento de sus autores. ¿Existe hoy la comedia romántica en Hollywood? Con cada vez menos exponentes en la pantalla grande, las historias de parejas batallando contra el entorno (y, muchas veces, contra ellos mismos) para tirarse de cabeza a la pileta del enamoramiento encuentran su principal canal de salida en series. Series en su mayoría más rugosas, menos idealizadas y con situaciones más cercanas a las de cualquier hijo de vecino que empujan los arquetipos históricos al baúl de los recuerdos. Así lo hacen Love, Master of None y la deformante The End of the F***ing World, por ejemplo. Retroalimentada por todo ese bagaje seriéfilo, Un amor inseparable –abominable título local del mucho más preciso The Big Sick– es, pues, un buen ejemplo de cómo ese romanticismo funciona en formato película. Un romanticismo que opera menos por proyección (el cuentito del millonario fachero enamorándose de la chica buena no va más) que por la empatía de sus criaturas y que elige volcarse al tono agridulce y melancólico antes que a la risa desaforada. Dirigida por Michael Showalter, uno de los guionistas y protagonistas del film de culto Wet Hot American Summer (2001), Un amor inseparable cuadra con lo que los norteamericanos llaman “dramedy”, dramas vestidos de comedias sobre gente normal tratando de encajar en el mundo de la mejor forma posible. El gran responsable de este tipo de híbridos es Judd Apatow, quien aquí funge nada casualmente como productor y en cuya filmografía como director suelen aparecer las recurrencias del género romántico aunque atravesadas por la fragilidad emocional. Un amor… tranquilamente podría ser una película de su autoría también por una duración que roza las dos horas. Basado en las vivencias del actor paquistaní Kumail Nanjiani (el Dinesh de la serie Silicon Valley), tal como demuestran las fotografías de personajes originales en los créditos finales, y guionada por él y su esposa Emily Gordon, el film narra, siempre en modo “lo-fi”, sin estridencias dramáticas ni épicas, el progresivo enamoramiento de sus autores. Nadie se preocupa por ocultar el origen personal del proyecto: la parejita ficticia se llama Kumail y Emily, y a Kumail lo interpreta Kumail. Como en Master of None, del indio Aziz Ansari, la raigambre familiar asoma como la enemiga a vencer. Aspirante a comediante (otra moda de la era Netflix) sin demasiado talento, es hijo de paquistaníes ultra ortodoxos radicados en Estados Unidos hace años aunque empecinados en casarlo con alguna compatriota. Alguna que les guste también a ellos, tal como consiga el matrimonio arreglado que rige en la cultura de aquel país de Medio Oriente. Pero a él le gusta, y mucho, una chica de ojazos azules (Zoe Kazan) que conoció en un show y que mamá no aprobaría ni por todo el hummus del mundo; por lo tanto, la relación permanece como su secreto mejor guardado ante la familia. “Me enfrento a 1400 años de Historia; vos eras fea en la secundaria. Hay una gran diferencia”, le dice Kumail durante la inevitable ruptura, mientras asoma en el espectador un temor a los convencionalismos que la aparición de un virus fuera de control dentro del cuerpo de Emily un par de minutos después no hace más que aumentar. Pero los convencionalismos no llegan. O no al menos de esa subtrama hospitalaria. Por el contrario, Un amor…debe ser una de las pocas películas que interna a su protagonista durante una hora y pico y no tira ni un golpe bajo ni ensaya quiebres abruptos de guion. Aparecen en escena los papás de Emily. Él (Ray Romano) es inseguro, torpe, conciliador y algo nabo; ella, (Holly Hunter), una topadora emocional que tiene entre ceja y ceja a su ex yerno. El espesor emocional del triángulo irá creciendo alrededor de la figura ausente, con tiempo compartido, charlas y reflexiones sobre el complejo proceso de vivir y crecer. Los convencionalismos provienen, en todo caso, de la trama centrada en la rotura de los mandatos de Kumail y la posterior reacción de esa familia paquistaní que, aunque conservadora y anclada en un mundo que ya no es, lucha motivada por miedo y no por maldad. Convertir al clan en villanos es una tentación que los Kumail y Emily guionistas deciden no abrazar… porque prefieren abrazarse entre ellos.
La enfermedad del amor Luego de varios meses de su estreno en los Estados Unidos, llega finalmente a la Argentina Un amor inseparable (The Big Sick, 2017), la película basada en la vida de Kumail Nanjian (Silicon Valley) en la que se interpreta a sí mismo para reconstruir la historia de amor con su esposa, en la cual una rara enfermedad y las cuestiones culturales son protagonistas. Kumail, un joven paquistaní que reside en Chicago y busca triunfar en el mundo del stand-up, conoce en uno de sus shows a Emily (Zoe Kazan), una chica americana estudiante de psicología con la cual comienza una relación. Lo que ella desconoce es que por su cultura y mandato familiar él es presionado para casarse con una chica de su mismo origen mediante un matrimonio arreglado. Hasta acá podría tratarse simplemente de otra comedia romántica de amores no tan correspondidos y enredos. Sin embargo, todo cambia cuando en medio de una crisis en la pareja Emily se enferma por una extraña infección y deben inducirla a un coma. A partir de allí entran en escena los particulares padres de ella (Ray Romano y Holly Hunter) con quienes Kumail debe establecer una relación bastante forzada en un principio y dotados de un humor inteligente y por momentos dramáticos propios de la situación que vive la joven. Sin dudas, la relación entre Kumail y los padres de Emily es el alma de esta comedia en la que se destaca el brillante papel de Holly Hunter, injustamente no nominada a mejor actriz de reparto en los Oscar, y la cual es producida por “EL” productor de la nueva comedia americana Judd Apatow. La película está basada en la propia vida de Kumail Nanjian, a quien conocemos por interpretar a Dinesh en la serie de HBO Silicon Valley, por lo que roza en ser una biopic en la que se interpreta a sí mismo, y fue él junto a su esposa, la verdadera Emily Gordon, quienes escribieron el guion con el cual se ganaron una nominación a los premios Oscars. También es destacable la diversidad cultural que presenta la propia vida de Kumail (en épocas donde la inmigración es un tema muy recurrente) ya que se contraponen su ya asentado estilo de vida americano con el deseo de triunfar en el stand-up, y su vínculo con su conservadora familia paquistaní y el cuestionamiento que termina haciendo a su propia cultura en busca de una identidad propia. Quizás las casi dos horas de duración son un tanto excesiva, sobre todos con algunas escenas que están de más o son un poco alargadas tanto al principio como al final, pero eso no impide que Un amor inseparable vuelva a posicionar a la comedia americana luego de varios intentos fallidos. *Crítica de Brian Bahar.
Amar después de amar Con el extrañísimo título de Un amor inseparable (The Big Sick, 2017), finalmente se estrena en el país esta película que deslumbró a los asistentes a Sundance en 2017 y que demuestra que aún hay esperanzas en los caminos de la nueva comedia independiente romántica americana. Nada de lugares comunes, de mujeres soñando casarse con su vestido blanco y de hombres que a fuerza de galanterías conquistan a la princesa de sus deseos, todo lo contrario, acá la profundidad de los testimonios y acciones volcados en el guion, son el punto más fuerte de un relato que prefiere dureza a dulzura y artificio. Kumail Nanjiani (Silicon Valley) escribe y protagoniza su propia historia de amor con Emily (Zoe Kazan), mientras deja que Michael Showalter (Wet hot American Summer) dirija la narración de un relato diferente, disruptivo, honesto, plagado de humor inteligente y de las mejores líneas que la última producción hollywoodense ha ofrecido. Producida por Judd Apatow, Un amor inseparable cuenta la historia de amor entre Kumail, un inmigrante paquistaní que hace standup, y Emily, una joven lúcida que busca conocer a un hombre que la deje continuar con su liberal vida. Si bien son dos seres con muchas afinidades entre sí, el relato los muestra compartiendo comidas, películas, reuniones, etc., mientras todo marchaba sobre ruedas, pero, inesperadamente, no podrán seguir como pareja al encontrar en las diferencias religiosas el principal impedimento para lograr una continuidad. La cultura y fe de Kumail permiten que la línea que se desprende de la misma juegue, sin caer en el ridículo, con un plano diferente, y un estadio de los personajes mucho más desarrollado y desprendido de las comedias románticas naif y autoritaria. El guion bucea primero en la etapa de flirteo y conquista, para luego desandar los caminos del desamor, hasta que un giro inesperado en el guion termine por consolidar la madurez de la película no sólo por los afiladísimos diálogos, sino, principalmente, por el interés en desarrollar de principio a fin, con transformaciones incluidas, los caminos de cada uno de los personajes alrededor del amor que se presenta. Durante la primera parte también analiza usos y costumbres de Kumail, las interminables cenas en casa de sus padres que culminan, siempre, con la presentación de alguna candidata para concretar un matrimonio arreglado, y el apego que entre éste y Emily se genera. Y entre los dos universos que presenta, con humor, proliferación de punchlines y gags, y con la convicción que si bien es la comedia el género elegido para narrar la historia, también a partir del drama y la perfecta fusión de los dos tipos de cine existe la posibilidad de concretar un relato maduro y sincero sobre las relaciones en tiempos de Whatsapp y desconexión. Con un elenco secundario de lujo, en el que se destacan la siempre infalible Holly Hunter y la estrella televisiva Ray Romano, como así también una pequeña muestra de lo mejor de la comedia joven americana, Un amor inseparable es una de las gratas sorpresas del cine indie actual que merece atención y acompañamiento.
Un amor inseparable: pareja irresistible, romance perfecto En un momento en el que según su parecer las películas eran muy malas, la crítica estadounidense Pauline Kael se preguntaba "¿Por qué, aún así, seguimos yendo al cine?" Y se respondía: porque necesitamos ir al cine, necesitamos el cine. Habría que ser más específicos y decir que necesitamos cada vez más un género que ha disminuido drásticamente su presencia en pantalla: la comedia romántica. Quizás esta crítica parta sobredeterminada por esa necesidad, pero dan ganas de celebrar con creces este estreno tardío. Un amor inseparable parte de terreno cenagoso: está basada en una historia real que incluye una enfermedad grave y mandatos culturales y familiares que se oponen a la pareja, y tiene una duración mayor a dos horas. Pero este relato confía con determinación en la base del género: cuantas más dificultades, más desearemos el final feliz. Y desde allí se nos cuenta el encuentro entre el aspirante a stand-up comedian de origen paquistaní y la estudiante; la evolución de su pareja, las dificultades triviales y las serias. Hay algunas reiteraciones y algún uso esporádico de fórmulas narrativas simplistas, pero lo que domina es el humor de tonos diversos -no faltan, por suerte, el negro y la capacidad de reírse de sí mismos de los personajes-, unos personajes secundarios amables y adorables (especialmente los padres de Emily, que incluyen a Holly Hunter) y la mirada cambiante y la mandíbula perfecta de Zoe Kazan, que generan química inmediata con su coprotagonista y con nosotros.
Los tuyos, los míos y el coma Un standapero paquistaní debe lidiar con los padres de su ex novia cuando ella se enferma gravemente. Inspirados en peripecias autobiográficas de su propia relación amorosa, Emily Gordon y Kumail Nanjiani escribieron la historia de un standapero de origen paquistaní (interpretado por el propio Nanjiani) que empieza a salir con una estadounidense blanca, pero mantiene la relación oculta a sus padres, que quieren que sea un buen musulmán y se case con una correligionaria. Este detalle hace que la pareja se separe, pero entonces Emily se enferma y él debe lidiar con otro par de padres: los de ella. Comedia romántica pasada por el tamiz de la llamada Nueva Comedia Americana (uno de los productores fue Judd Apatow), The Big Sick -tal su título original- tiene el espíritu de una sitcom pasada o algunas series actuales, con Seinfeld, Louie, Love -otro producto con el sello de Apatow-, Togetherness o Master of None como parientes posibles. Porque explora las relaciones de pareja, con las bambalinas del mundillo de los standaperos -ahí están los esfuerzos de Kumail y sus colegas por hacerse un nombre en el competitivo negocio de la comedia- como telón de fondo. El guión -que consiguió la única nominación de la película al Oscar- oscila entre diálogos divertidos y otros donde la autoconciencia de los personajes es exasperante. Gran parte de los chistes pasa por la incomodidad de las situaciones, como cuando en el hospital, mientras esperan noticias sobre la salud de Emily, el padre de ella le pregunta a Kumail por su opinión sobre el 11-S y él responde: “Fue una tragedia. Perdimos a 19 de nuestros mejores hombres”. El padre lo mira sin poder creerlo. La cuestión racial tiene tanto peso como los vínculos familiares: Nanjiani denuncia la islamofobia riéndose de ella, y sin por ello dejar de reírse de los preceptos religiosos que su propia familia quiere obligarlo a seguir. A tal punto, que las escenas de Kumail con sus padres, su hermano y su cuñada son de lo mejor de la película. Fallan los protagonistas: ni Nanjiani (conocido por su papel en la serie Silicon Valley) ni Zoe Kazan -mucho menos, Ray Romano y la sobreactuada Holly Hunter- son lo suficientemente graciosos o queribles como para que The Big Sick despierte algo más que una mueca de simpatía.
Justo un año después de su estreno en el Festival de Sundance 2017 llega a los cines argentinos esta comedia romántica con elementos autobiográficos protagonizada, coescrita y coproducida por Nanjiani. Junto con la serie Masters of None, del ahora desacreditado Aziz Ansari, esta película expone con impiadoso humor negro, pero también con sinceridad y ternura, las desventuras de un inmigrante (en este caso de origen paquistaní) que se debate entre su deseo de integrarse en la sociedad estadounidense y el respeto a las tradiciones y a los mandatos familiares. Quienes ven habitualmente Silicon Valley conocerán al Dinesh Chugtai que interpreta Kumail Nanjiani. Pero, mientras en la serie de HBO creada por Mike Judge tiene un simpático personaje secundario, aquí es el antihéroe principal y coguionista (con su esposa en la vida real Emily V. Gordon). Y no sólo eso: la trama está basada en su propia historia personal al punto que su personaje en la ficción mantiene su nombre real. Kumail nació en Pakistán en 1978 y su familia siempre intentó que se casara con una joven de ese origen y mantuviera las rígidas tradiciones de aquellas tierras. Pero el protagonista ya treintañero busca su propio camino como cómico stand-up en Chicago y se enamora de una “blanca” llamada Emily (la encantadora Zoe Kazan). Cuando ella sufre una extraña infección que la deja en coma él deberá sumarse a los padres de Emily (Ray Romano y Holly Hunter, ambos brillantes) para cuidarla, sortear las presiones de sus propios progenitores y repensar el futuro artístico con sus patéticos compañeros de escenario. No conviene adelantar nada más, pero esta película coproducida por ese todopoderoso Rey Midas de la comedia americana que es Judd Apatow transita con elegancia, sensibilidad y, claro, mucho humor los nudos centrales de un género tan transitado y en el que ya es difícil sorprender como la comedia romántica, en este caso con los agregados del costumbrismo y el pintoresquismo étnicos (bastante atenuados, por suerte) y la exploración de la búsqueda de la identidad. Es cierto que Un amor inseparable (espantoso título de estreno local) por momentos se excede, se ramifica, se extiende demasiado en sus 120 minutos de duración, pero así y todo hace mucho tiempo que este género no encontraba un crowd-pleaser tan inteligente y, sí, disfrutable como este. Bienvenido sea entonces este regreso.
UNA BELLA EXPERIENCIA Cuando uno elige mirar una película protagonizada por un comediante, en forma casi lógica piensa “ojalá con esta película llore de risa”. Tal vez este sea un preconcepto antiguo, de quienes asociamos la comedia con la carcajada, con chistes burdos, con tropiezos, con Porky’s por ejemplo. ¿Pero si la comedia pasa por otro lado? ¿Si pasa por lo cotidiano, lo común, lo que nos ocurre todos los días, en vez de aquello extraordinario que es un chiste? Por suerte en estos últimos años Sandler, Stiller y compañía nos han demostrado esto, que el cine de “comedia” también puede ser otra cosa. Con el cual te podés reír de una determinada situación, pero a su vez reflexionar sobre ella o hasta incluso llorar. Siguiendo esta línea, Un amor inseparable narra la historia de Kumail, un joven paquistaní que conoce a una chica estadounidense llamada Emily. Cuando su relación empieza a crecer, Kumail empieza a preocuparse por lo que sus padres, musulmanes muy tradicionales, puedan opinar de ella. Cuando Emily de pronto enferma, Kumail se verá en una encrucijada mental y emocional sobre qué camino tomar para continuar su vida. Con un comienzo veloz, simple y de gran fluidez a la hora de exponer las situaciones, Un amor inseparable muestra los primeros momentos de la relación de Kumail y Emily, y cómo va creciendo. Pero la velocidad con la que de repente ella cae enferma, resulta un quiebre y lleva a una pequeña confusión: el “noviazgo” ¿es la base del film? Lo es, pero no el típico sentido de la comedia romántica (ya lo verán). A partir de allí, la película abandona la comedia simple para pasar a ser más profunda, más irónica y sensible. He aquí donde se ven los mejores momentos, donde la identificación, el desarraigo, el abandono, el amor y la familia como base de todo se encuentran en primer plano, sin remarcar ningún mensaje, exponiéndolo de forma natural y cotidiana. Estos instantes se logran por la destacada tarea de todo el elenco, encabezado por un acertado Kumail Nanjiani, lográndose un ambiente de calidez y emoción que va creciendo lentamente pero en forma concreta. Hacia el final, todo lo narrado tiene sentido y ese andar cansino es una preparación ideal para el desenlace. Un amor inseparable no será la comedia romántica por excelencia ni será premiada hasta el hartazgo, sin embargo, es una bella experiencia donde se narra la loca historia de amor de dos personas, en la cual intervienen muchísimos factores que hacen que el film sea cercano a cualquier espectador. La cotidianidad, la sencillez y lo común de su trama logran transmitir a quien observa la sensación que cualquiera puede ser protagonista de esa historia, de esa vida; una vida que puede ser de comedia pero en la cual no se está todo el día riéndose a carcajadas de chistes burdos.
El año pasado Un amor inseparable fue una de las revelaciones en el Festival de cine independiente de Sundance y esta semana fue nominada al Oscar en la categoría de Mejor Guión Original. La trama está basada en las experiencias reales que vivieron el comediante paquistaní Kumail Nanjani (quien se interpreta a sí mismo en el film) y la guionista Emily Gordon, encarnada en la ficción por Zoe Kazan (Ruby Sparks). La pareja fue responsable de escribir este argumento que narra el origen de su matrimonio y las dificultades que enfrentaron cuando ella enfermó gravemente. El film ofrece una comedia romántica muy entretenida que hace hincapié en el choque cultural que se produce entre las familias de los protagonistas. La historia explora con humor las tradiciones de las familias musulmanas y la conmoción que generó para los padres de Nanjani el hecho que el humorista se enamorara de una mujer norteamericana. El romance fue trabajado con bastante realismo y nunca se excede en el sentimentalismo ni las situaciones dramáticas. De hecho, la película es prácticamente una sitcom de dos horas, ya que el foco del film se centra en los diálogos graciosos. Un amor inseparable es simpática y entretiene pero no deja de ser una película más del género. Su desconcertante nominación al Oscar responde a un expresión de corrección política de la Academia de Hollywood, por el simple hecho que el film se relaciona con la cultura musulmana y los inmigrantes en Estados Unidos. La película no toma ningún riesgo con la temática que trabaja ni brinda algo original como para destacarla de un modo especial. Si el comediante Nanjani hubiera sido italiano la realidad es que esta historia hubiera terminado en la sección de comedias de Netflix. Eso no le quita sus méritos, ya que es una película decente, pero la aclamación de la prensa norteamericana para variar fue extremadamente exagerada. Para quienes busquen una propuesta dentro de este género de todos modos es una opción que se puede tener en cuenta.
Hace rato que no escribo sobre una comedia romántica que me haya gustado. Es más, hace poco escribí que era un género en vías de extinción. Pero por suerte ahora llega este retrasadísimo estreno, que acaba de obtener una nominación al Oscar por mejor guión original. The big sick, cuya traducción vendría a ser algo así como “La gran enfermedad”, título bastante más acertado y coherente con la historia que el que recibió aquí, nos presenta un mundo que se nos hace muy natural y cercano pese a las distancias. Es más, está basado en un hecho real, que le ocurrió al guionista y protagonista Kumail Nanjiani. La gran riqueza de este film son sus personajes y sus diálogos, la manera en la cual dicen sus líneas. No parece una película en el sentido que da la sensación de que estamos espiando conversaciones. Sin dar spoilers, lo que ocurre te toca el corazón y es imposible no empatizar. Más aún por la forma en la cual está todo narrado. Zoe Kazan, una de las mejores actrices (creo que mi favorita) que dio el indie norteamericano en los últimos 10 años, nos vuelve a regalar otro gran personaje, y es imposible que no te enamores. Y sin perder su humor característico, el comediante Kumail Nanjiani nos muestra otra faceta suya. Una que aborda la colisión de culturas y otra mirada sobre el amor. The big sick nos demuestra que aún el género romántico, en su variante comedia, puede estar vivo si se sabe por dónde llevarlo. Y aunque no pase a la historia como referente ni hito, ya sea porque no posea escenas que marquen o vueltas de tuerca inesperadas, es buen cine. Una demostración que fuera del Hollywood mainstream hay mucho talento. Así lo manifiesta el director Michael Showalter, creador de la ya clásica -y ahora popular gracias a la serie de Netflix- Wet hot American Summer (2001). Se apropia de la historia dándole todo el poder a los personajes. En definitiva, The big sick no solo es una rareza para los tiempos que corren en el género sino que es una rareza en la cinematografía actual, así que aprovechen y vean una buena historia en el lugar que corresponde: un cine.
Stand Up Love El estilo de espectáculo de comedia Stand Up es algo que en Argentina ya lleva un par de años de mucho éxito, y que está viendo nacer a toda una nueva generación de especialistas en el arte del hacer reír (eso si no contamos a su antecedente directo del Café Concert, con mucho más trayectoria aquí). Pero en Estados Unidos, el Stand Up Comedy sí es una verdadera tradición antiquísima. La inmensa mayoría de los comediantes actuales y de los últimos 30 años salieron de esa disciplina: el mítico Saturday Night Live tiene su origen en el stand up que -al igual que ocurre acá- permite a artistas/actores más o menos aficionados tener una oportunidad en el off para ser vistos y quizás dar el gran salto. Kumail Nanjiani es un actor de origen pakistaní, residente en Estados Unidos, salido del stand up. Allí cosechó la suficiente popularidad como para saltar a la comedia de HBO Silicon Valley y a prestar su voz para Adventure Time. Como la mayoría de esos espectáculos, el show de Kumail Nanjiani tiene mucho de autobiográfico, de satirizar con humor anécdotas de su vida. Un amor inseparable (The Big Sick), precisamente cuenta la historia de Kumail, mejor dicho su historia de amor con su esposa y escritora Emily V. Gordon. Amor vs. Tradición Lo narrado en Un amor inseparable es en realidad bastante simple. Kumail (el propio Nanjiani) nació en Pakistan, pero emigró con su familia a Estados Unidos. Una vez en “el país de las oportunidades”, decide hacer su propio camino, romper con el mandato familiar que lo llevaría a ser abogado y a mantener un matrimonio arreglado con alguien de la misma comunidad. Kumail no quiere ni una cosa, ni la otra. Él es “standapero”, realiza shows en bares, y junto a otros compañeros espera su oportunidad para ganar el concurso anual de esa disciplina y así obtener la ansiada popularidad. También quiere conocer una chica por sus propios medios. Claro, su familia no sabe nada de ello: el muchacho mantiene todo en secreto, respetando las leyes de la tradicionalidad. Emily (Zoe Kazan) va con sus amigas a presenciar el show y termina en una noche con Kumail. Lo que empieza siendo algo casual, comienza a ser frecuente. Pero, nuevamente, el tipo recurre a ocultar y no será del todo sincero con Emily. En medio del conflicto entre ambos y con Kumail decidiendo por cuál de los dos polos tomar partido, un hecho súbito lo cambiará todo; también variará el ritmo de Un amor inseparable. Como la vida misma Si algo destaca a Un amor inseparable de otro tipo de comedias románticas similares (más allá de un guion que no depara grandes sorpresas), es la naturalidad con la que todo es narrado y presentado. Por una vez el “Basado en una historial real” será no solo cierto, sino fundamental a la hora del resultado final. Kumail Nanjiani y la Emily V. Gordon reales son los encargados del guion de Un amor inseparable, ambos están narrando su historia y eso se nota en los diálogos, en la presentación de hechos y en la construcción de personajes. Todo resulta lo suficientemente realista, más sumado el quiebre que el film tiene en el medio, y que en otras circunstancias hubiese hecho a la propuesta mucho más edulcorada e inverosímil. Michael Showalter se ubica detrás de cámara, pero sin dudas Un amor inseparable es una película de Kumail Nanjiani. Al director pareciera sentarle bien las historias cálidas con personajes humanos que bordean el límite entre el drama y la comedia, como lo demostró en la aceptable Heelo, my name is Dorys. Su labor es correcta en mantener un ritmo constante y hacer que el film no se desoriente cuando abruptamente cambie el tono. Tampoco es un film de su productor Judd Apatow: el director de Ligeramente Embarazada suele recurrir a un contenido más áspero, a personajes que parecen adolescentes eternos, y a un humor -si bien no escatológico como el de los Hermanos Farelly- de trazo algo grueso o vulgar. Nada de eso hay en Un amor inseparable. Kumail Nanjiani se interpreta a sí mismo, por lo cual es lógico que “saque bien a su personaje”. Zoe Kazan es una contrafigura muy simpática, alejada de la típica enamorada de comedia romántica. Entre ambos nace una química que no hace pensar que la Emily real estuvo cerca en todo momento. Entre los secundarios, no podemos dejar de destacar a Ray Romano y a la siempre excelente Holly Hunter como los padres de Emily, quienes juntos o separados se roban unas cuantas escenas. Conclusión Un amor inseparable no sorprende por su originalidad ni por entregar una comedia de amplias carcajadas o momentos chispeantes. Quizás, como el arte del Stand Up, se trata de reflejar la realidad con cierta ironía y algo de nostalgia. Amena, realista, simpática, y correcta en su fluidez de tonos, es bueno que finalmente podamos ver este éxito en nuestra cartelera.
Es una de esas comedias destinadas a perdurar en el recuerdo por su dosis de encanto, romanticismo, inteligencia de diálogos, por escaparle a los lugares comunes o transitarlos con aire fresco. Es mucho cuando se trata de una de “romance” que suele contener la receta de siempre repetida hasta el cansancio. En este caso es la historia de Kumail Nanjiani que escribió junto con su esposa Emily V. Gordon sobre su propio e improbable romance. Y para el film dirigido por Michael Showalter, Kumail se interpreta a si mismo, acompañado por la encantadora Zoe Kazan (que también es escritora y nieta de Elia Kazan) y un muy buen elenco donde brilla Holly Hunter y Ray Romano. Es la relación que se arma entre un paquistaní que sueña con ser una estrella del Stand Up y una estudiante que una noche va a verlo y le grita con entusiasmo durante su rutina. Ninguno de los dos quiere historias de amor y ya desde el vamos creen estar destinados al “touch ando go”. El tiene un mandato familiar de casarse con una paquistaní y su madre no para de invitarle hermosas candidatas que el rechaza, porque no pretende un casamiento arreglado, que es tradición en su país. La relación que inició con esa chica norteamericana no prospera, pero ella enferma gravemente y el se mantiene a su lado conociendo a los desesperados padres de su ex. Todo el planteo de diferencias culturales, enojos, enredos, culpas y verdaderos sentimientos logra emocionar al público porque lo que se dice y se muestra tiene verdad, no va a la lágrima fácil y se llega a los sentimientos limpiamente. Kumail Nankiani tiene una frescura única, Zoe Kazan esta perfecta en su rol y son una pareja difícil de olvidar. No se la pierda.
Esta semana revisaba los correos de las distribuidoras cuando me enteré el lunes por la tarde que iban a estrenar en Argentina, "The Big Sick". Probablemente la cuestión de esta veloz decisión haya sido motivada porque su probable (y concretada) candidatura al Oscar de la Academia como mejor guión original, de lo contrario hubiese sido difícil su llegada a salas locales. Celebro con alegría que una comedia romántica indie, basada en una historia real, llegue a nuestras pantallas. Más, de la calidad de "Un amor inseparable". Decididamente, la película en su género más original del año pasado. No hemos tenido un gran año en 2017 para las rom com, por lo cual esta es una agradable sorpresa. Kumail (Kumail Nanjiani, conocido por todos por su rol de Dinesh Chugtai en "Silicon Valley") es un pakistaní instalado en Estados Unidos que lucha, como todos, por conseguir su sueño. Hace stand-up y tiene cierto sentido ácido del humor que lo destaca del resto. Cierta noche, en el club donde hace su actividad, se encuentra con una encantadora Emily (Zoe Kazan) y lo que aparenta ser un affair corto ("one night stand-up" -?-), comienza a afianzarse con el correr de los días... Se gustan y se llevan bien. Todo parece ir sobre ruedas hasta que la verdad aflora en toda su dimensión (cultural). Kumail sigue respetando las tradiciones ancestrales de su tierra y sostiene aún la cuestión de aceptar un matrimonio arreglado por sus padres. El es un hombre moderno pero... no tiene valor para enfrentarse a ellos porque sabe que, como ya ha sucedido en muchas oportunidades, la familia suele expulsar y desconocerlos si se casan con alguien foráneo. La cuestión es que Emily descubre esto de la peor manera y la relación se interrumpe. Hasta ahí, todo previsible. Pero a los pocos días, ella es hospitalizada por una extraña gripe que la afecta y de la que no se conoce demasiado. El único disponible para cuidarla es Kumail y una amiga lo conecta con la situación. Cuando llega al lugar, ve a su ex novia pero por poco tiempo. Ella es inducida a un coma para detener una infección de la que se sabe poco. Los padres de Emily son llamados con urgencia y llegan para cuidar a su hija. Ellos, Beth (Holly Hunter) y Terry (Ray Romano), están bastante en tema y conocen las razones por las cuales su hija y Kumail no siguen juntos. Juntos, comenzarán un camino de descubrimiento, mientras esperan diágnostico certero sobre Emily, haciendo un proceso de mutuo conocimiento que se vuelve colorido y simpático, donde las diferencias culturales cobrarán vuelo, de manera graciosa y esperanzadora, a pesar de lo complejo del escenario. Si leyeron hasta aquí pensarán que parece más un drama que una rom com. Pero no. El humor de Kumail es muy fresco. Toda esta cuestión del mundo artístico, que se engancha con la visión comparada de las perspectivas de cada nación (USA y Pakistán), está muy bien planteada. Hay mucho humor (la escena del 9/11 en el hospital es una pequeña muestra de eso) y eso distiende bastante el drama de fondo sobre la enfermedad de Emily. El espíritu independiente permite que el film sea relajado y muy accesible para todo tipo de público. Las actuaciones son sólidas (cada uno está perfecto en su papel) y la dirección de Michael Showalter ("Hello, my name is Doris", es su carta de presentación, que deberían ver) atinada y precisa. Para los que no conocen el background de la historia, esto sucedió realmente y es autobiográfico para el protagonista. Todo este incidente fue vivido con su pareja, Emily V.Gordon, (escritora y guionista de su esposo en series televisivas como "The Meltdown with Jonah and Kumail") y responsable final del relato junto a su esposo. "The big sick" es una cinta para ver en pareja, o con amigos, que funciona siempre. No es "While you were sleeping", ni de lejos. Es muy superior. Anotala
Equilibrio entre drama y comedia. El amor y la soledad entre dos personajes de mundos distintos se retratan en Un amor inseparable dirigida por Michael Showalter. Kumail es un aspirante a comediante de stand up de Chicago que maneja un Uber. En una de sus actuaciones conoce a Emily, una estudiante de psicología. A pesar de una estricta regla que se autoimponen desde la primera noche que pasan juntos, de no verse dos días seguidos para no establecer una relación, se siguen frecuentando. El se la oculta a sus padres, que a toda costa pretenden que se case con una chica paquistaní -mediante la tradición de un matrimonio arreglado-. Ella, por el contrario, es abierta con sus progenitores y les ha dado detalles de su relación. Cuando es diagnosticada con una rara enfermedad que la deja en coma, la convivencia entre Kumail y los padres de ella en la sala de espera del hospital abre otro panorama en la vida de todos los personajes. Desde su estreno, hace un año en el Festival de Sundance 2017, Un amor inseparable (horrible título local) viene cosechando premios y elogios, hasta desembocar esta semana en una nominación al Oscar como mejor guión original. Nada mal en un panorama en el que la comedia parece estar en franco declive de ideas originales. Dirigida por Michael Showalter (uno de los guionistas y protagonistas del film de culto Wet Hot American Summer) y producida por Judd Apatow, la película fue escrita por Kumail Nanjiani -que se interpreta a sí mismo- y cuenta cómo se enamoró de su actual esposa, Emily V. Gordon, que es coguionista del film. Si hay elementos distintivos en Un amor inseparable, ellos son la honestidad y la humildad. No pretende arrancar carcajadas, ni marcar un trazo grueso en el pintoresquismo cultural paquistaní. Aunque coquetea con el clisé del musulmán terrorista de manera muy eficaz y arremete contra los matrimonios arreglados en la tradición de Paquistán con fina ironía. El humor que desprende esta comedia es el que se logra como respuesta para descomprimir tensión en situaciones dramáticas. Protagonizada por Kumail Nanjiani y la talentosa Zoe Kazan, descollan dos secundarios: Beth (Holly Hunter) y Therry (Ray Romano), padres de Emily, que, con la más absoluta solidez de interpretar a personas comunes, hacen brillar a sus personajes.
Comedia romántica con amor interracial correcto en estos tiempos Kumail Nanjiani es un cómico nacido en Pakistan pero residente en los Estados Unidos desde que tenía 14 años. Con el tiempo logró hacerse un nombre en la escena del stand up y luego llegó a rodar este film donde se interpreta a sí mismo para contar la parte de su biografía relacionada con su romance y con lo que, para horror de su tradicional familia pakistaní, no es con una chica de su misma etnia y religión musulmana sino con una rubiecita norteamericana interpreta Zoe Kazan. La película tiene media hora inicial bastante convencional sobre este romance interracial complicado por el hecho que el protagonista no puede ni atreverse a decirle a su madre que está enamorado de una mujer caucásica. Pero luego la cosa se complica de una manera totalmente diferente cuando la novia de Kumail sufre una extraña infección que la lleva a estar en estado de coma. A partir de ese momento el cómico se pasa en el sanatorio con los padres de la comatosa, lo que permite apreciar la buena actuación de Holly Hunter como la madre de la chica. "Un amor inseparable" está muy bien actuada y tiene escenas realmente logradas, pero es muy despareja en ritmo y no termina de decidirse del todo por un estilo definido. Con todo, más allá de sus desequilibrios, no deja de resultar interesante y bastante original.
Resulta una divertida comedia de amor, con un humor inteligente, ingenioso e irónico, con chispazos de humor negro, lo entremezcla con toques dramáticos, llena de momentos tiernos, atractivos, graciosos y uno de los conflictos es la religión, cuando pertenecer a culturas trae diferencias, pero sabemos mucho de él y poco de ella. Cuenta con correctas actuaciones, los protagonistas Kumail Nanjiani y Zoe Kazan juntos tienen buena química, pero es una historia bastante trillada ya vimos siento de este tipo de películas.
Netflix y Appatow hacen escuela. Si bien es indudable que estamos frente a una anomalía como película romántica también resulta debatible si Un amor inseparable es realmente una propuesta lo suficientemente sólida como para generar premios al nivel del reciente Critic Choice Awards. En el tono de los cada vez más de moda dramas con gente común, que procuran agregar dosis de comedia para evadir la pátina de solemnidad del ya caduco melodrama a secas, se respira en el conjunto de este nuevo intento de mostrar las diferencias culturales entre Oriente y Occidente y los conflictos de la tradición y libertad individual, un estilo que ya tiene sello, nombre y apellido: Judd Appatow. Y en este caso, además la idea de enfatizar que se trata de un hecho real agrega algo de curry para que el pollo se encuentre a punto. La metáfora culinaria no sólo ayuda a contextualizar la historia de chico pakistaní que vive en Estados Unidos y procura adaptarse a la idiosincrasia yankee, a sabiendas que tal afrenta lo pone contra las cuerdas en relación a los mandatos de la tradición, donde papi y mami pretenden que el nene se case con una joven de la misma clase. El hermano no corta ni pincha, pero tampoco apoya al 100% a Kumail (Kumail Nanjiani, actor y guionista del film), aspirante a stand up y que vive de las bondades de Ubber y así intercambia historias con pasajeros ocasionales. Pero como en toda comedia romántica aparece en la vida de Kumail la simpática y algo avasallante Emily en uno de sus shows de stand up y a partir de allí el leve avance de encuentros y desencuentros hasta que surge el mayor contratiempo cultural: el famoso matrimonio por encargo que a los padres de Kumali les interesa consumar cuanto antes. En este punto de inflexión Un amor inseparable no se excede en convencionalismos y apuesta a la parte drama de la ecuación, con una sorpresa que desde su título original representa mucho mejor la idea de la separación y unión de esta pareja despareja multicultural. Además, al quedar el personaje femenino -en un estado de fuera de campo prácticamente- el protagonismo recae en Kumali y se bifurca en la familia de Emily (Zoe Kazan)compuesta por papá Ray Romano y mamá Holly Hunter. Figuras de peso que agregan la otra barrera cultural y enfatizan los preconceptos para con inmigrantes radicados o no en las tierras del todopoderoso Trump. El mayor defecto reside en la extensión y la dilatación de ciertas situaciones cuando las relaciones humanas transitan por diferentes estadios, la cotidianeidad se encarga del resto y la premisa del verosímil y del subrayado del hombre común quitan algún que otro condimento al romanticismo. Infinitamente más interesante que cualquiera de las franquicias El gran casamiento griego o películas parecidas a esa, aunque no lo suficientemente redonda para semejantes elogios.
Chico paquistaní conoce chica americana, ella enferma, y él debe lidiar tanto con los cerrados preceptos de su familia como el inestable lazo con los padres de ella. Algo que se ve todos los días, ¿no? La historia real de cómo el actor y guionista Kumail Nanjiani conoció a la que es ahora su esposa -y co-guionista- Emily V. Gordon es un cortejo romántico que gritaba a los cuatro vientos ser adaptado, y logra dicha transposición en la sentida comedia dramática The Big Sick, donde los elementos del terreno del humor se unen a la sensible trama hospitalaria, sin recurrir nunca al golpe bajo.
Uno de los rasgos más importantes de la comedia romántica en su versión independiente (término que no parece para nada desprovisto de sentido, cuando alude a una sensibilidad determinada) es que lxs candidatxs al romance no son profesionales que lo tienen todo en la vida y a lxs que solo les falta el amor, como podría suceder en alguna película protagonizada por Julia Roberts, Katherine Heigl, Cameron Diaz o la diva de turno. Allí se trataba, a lo sumo, de personas semi exitosas o con la vida resuelta, que podían llegar a estar aburridxs; en el tipo de comedia del que Judd Apatow, productor de The big sick, es una firma importante, los personajes se encuentran siempre a medio hacer: el amor, en Ligeramente embarazada (2007) o en Trainwreck (2015), no es ese plus que le falta a la vida, sino algo así como el pegamento que hace –que puede llegar a hacer– que ese último empujón para entregarse a la vida adulta se realice. The big sick va enteramente por ese camino, al punto que tiene a sus protagonistas separados durante la mayor parte de las dos horas que dura la película. Solo como punto de entrada se puede hablar de comedia romántica al estilo más puro: hay un meet cute, claro, entre Kumail (Kumail Nanjani), el chico de origen paquistaní que quiere pegarla como comediante en Chicago a pesar de que sus padres tienen otros planes para él, que incluyen carrera de derecho y esposa musulmana, y Emily (Zoe Kazan), la estudiante de psicología que va a verlo a un club. Que la película se asegure el corazón de los espectadores por todo el tiempo que vendrá tiene que ver con la efectividad y el arrobamiento de esas primeras secuencias donde se los ve juntos, compartiendo la domesticidad rústica del departamento de soltero de Kumail, en un tipo de inicio de relación que recuerda a Amor a distancia (2010), con Drew Barrymore y Justin Long: no hay citas encantadoras, hay colchones incómodos, secretos a la vista y mucho abrigo. Lo que sigue se desvía del género y abre un mundo en el que, por ampliación del foco, lo que se puede ver es una experiencia muy común a las relaciones de mi generación: el amor está, pero la serie de movimientos y transformaciones que hace falta hacer para darle lugar es gigante y esforzada, un verdadero trabajo que no siempre se realiza. Para Kumail llegará cuando Emily termine internada y en un coma inducido, después de que se separen porque él no está dispuesto aún a romper el mandato familiar. Casi sin pensarlo y como se toman las decisiones más importantes, Kumail elige estar ahí, al lado de Emily en el hospital, y allí conoce a los padres de la chica, que inundan la película de humanidad segura, adulta y encantadoramente fallada: Holly Hunter aporta su aspereza magnífica a la madre, un Ray Romano muy contenido y cálido es el padre. Con un mundo de stand up como fondo que recuerda mucho a Funny People, de Apatow –comediantes que sueñan, entre ellos la increíble Aidy Bryant que es una luz encendida en cada escena–, The Big sick se aparta sin embargo de cualquier influencia de su productor, y brilla en la escritura de Kumail Nanjiani y Emily Gordon, la pareja en la vida real que escribió el guión por el que están nominados al Oscar y contó parte de su historia. Porque en la larga secuencia de internación que tiene a Kumail en acercamiento con los padres de Emily, los largos y cascados diálogos que recuerdan a Noah Baumbach y sus agujereadas relaciones familiares llevan adelante cada escena, fundidos con algo de las pausas y el espíritu del stand-up. Lo que se construye ahí es un giro osado para una película que se plantee como comedia romántica, una visión del amor que no es chispa instantánea a cuidar sino algo que hunde sus raíces hasta lo más profundo de la historia de cada uno y que implica que, como en el caso de Kumail y sus padres, no nos conocemos mucho y quizás ni siquiera nos hemos dicho lo básico, lo más importante.
Desde la creación del cine hemos visto infinidad de comedias dramáticas basadas en amores imposibles, complicados, conflictivos, etc., con finales de todo tipo. Pero siempre con el mismo planteo inicial básico: Chico conoce a chica, la atracción es indisoluble, pero hay otros motivos muy poderosos que impiden que la pareja pueda continuar estando junta, y el cómo se resuelve la situación es la parte más jugosa de la historia. En este caso, la película dirigida por Michael Showalter, se basa en un hecho real, lo que le sucedió al protagonista de la historia, Kumail (Kumail Nanjiani), un muchacho pakistaní residente en los EE. UU, que vive con un compañero de departamento., quien intenta abrirse camino en el mundo del stand up, mientras se mantiene trabajando con Uber. En uno de sus shows conoce a Emily (Zoe Kazan) y, como dice el título en español, no pueden separarse más, aunque, todos los días se prometen lo contrario. Pero el problema, que fue real, no eran sus sentimientos, sino los padres de Kumail, especialmente su madre, que le organiza infinidad de encuentros con chicas musulmanas para que se case y mantenga la tradición, pero él no sólo está enamorado de una norteamericana blanca, sino que no comulga con la religión familiar. Lo que se presumía que esta iba a ser la gran dificultad que tenía que atravesar la pareja, no fue así. Ella se enfermó de gravemente, permaneció en coma, y gran parte del film mantiene la expectativa, tanto de sus allegados, como del público, para saber si se va a recuperar y qué va a ser de ellos. El relato pivotea entre lo que sucede con ella y cómo lo vive Kumail, que mientras espera que la chica sane tiene que lidiar con sus padres y los de Emily, quienes, pese al rechazo inicial, lo aceptan. El guión no sorprende en su estructura. Todo lo que se supone que tiene que pasar en esta clase de producciones, pasa. Lo más notable, que le baja un poco la calificación, es su duración. El no poder, o no querer, ser más sintéticos con la narración, provoca cierta impaciencia, porque se contrapone con la agilidad de los diálogos y las escenas, pero hay algunas que están demás. Lo que no sobra para nada es el dramatismo y la emoción que se tolera con las dosis de humor que despliega el protagonista, tanto arriba como abajo del escenario, para aliviar sus propias penas y las de quienes lo rodean.
La nueva propuesta cinematográfica producida por el realizador Jud Appatow, que tuvo su estreno hace más un año en el Festival de Sundance, hoy se presenta en nuestro país con la traducción criolla de un título que suena bastante ingrato. Lo que en su idioma original es The Big Sick, aquí lo transformaron en Un amor inseparable. La historia de este filme está basada en una vivencia autobiográfica de Kumail Nanjiani, el mismo protagonista de la película que lleva en la pantalla su propio nombre, más el guión que fue co-escrito junto a su esposa Emily Gordon. En esta trama se entretejen una historia de comedia y romance sumado a todas las vicisitudes de un pakistaní que quiere insertarse en los Estados Unidos y resolver sus necesidades de definir una identidad. Su lucha interna batalla con las tradiciones culturales y religiosas de su origen musulmán, en el cuadro de una familia tradicional que puja por mantenerlo en la senda de Alá. Kumail vive con un amigo de las “tablas”, hace unas changuitas con su auto en Uber, pero ante todo es un standapero que busca su destino entre los escenarios, los comediantes y el uso del humor como una reflexión sobre su origen y sus luchas identitarias. Un día conoce a la chica que no debe, esa que no entra dentro del plan familiar, una joven rubia y americana Emily, de la cual se enamora velozmente y ambos entran en esa nube del encantamiento en un abrir y cerrar de ojos. Pero Emily y Kumail se distancian y en ese tránsito ella cae fatalmente enferma hasta llegar a estar en coma. Esta situación imprevisible y poco feliz encuentra a Kumail con los padres de Emily (interpretados genialmente por Holly Hunter y Ray Romano) con los que transitará día y noche debido a la convalecencia de ella, lo que les permitirá conocerse más allá de sus diferencias culturales y descubrir quienes son y que quieren de los afectos y los vínculos que los definen en el mundo. La intención del filme es claramente la de agradar/complacer al espectador, eso que hoy llaman crowd-pleaser, cosa que la película puede lograr por la presencia y construcción altamente solvente de algunos personajes, en especial de los padres de Emily llevados de la mano de dos grandes actores que le dan sangre y frescura al drama del relato. También suma al “agrado popular” la temática de los problemas de identidad por oposición de culturas, que puede seguir siendo atractivo más si no se pasan de decibeles narrativos, como aquí lo intenta esta historia que juega con el mundillo de “las diferencias irreconciliables” pero frena a tiempo, antes de que se nos haga un pegote cinematográfico. Pero querer agradar no es en general la mejor receta, y la película no logra la originalidad que pareciera pretender. La hipótesis de que la autobiografía y el sello autoral pseudo indie le darán el brillo que hace falta, no resulta del todo. Lo autobiográfico no narra algo sorprendente o distinto a otras historias, ni la condición autoral es lo suficientemente rica en su pluma ni en su realización. Logran que se vea como una comedia más canchera con algo de humor negro, no tan habitual en la comedia romántica, y con algunos personajes ricamente elaborados, pero justamente los protagonistas no son los mejores personajes, ni están compuestos por los mejores actores, y eso se percibe desde la primera escena hasta el final. Sumémosle que sus 120 minutos le dan tela para muchas digresiones y con ellas el ritmo se ablanda, la progresión se hace lenta y extensa en demasía para el contenido dramático que maneja. El logro de este filme es, indudablemente, la intención de salir del aburrido binomio cliché de la media de las comedias románticas estadounidenses y las malas copias que se realizan en otros países. Con errores y aciertos trata de poner pie en otras aguas y se juega para agregarle a este género un poco de sal y pimienta que tanto hace falta. No es una mala idea que una buena comedia nos brinde más que un par de risas, algunos besos y una dosis agotada de personajes enredados en sus trilladas neurosis. Por Victoria Leven @victorialeven
Crítica emitida en radio.
Girlfriend in a coma Un amor inseparable (que de ahora en más nombraré con su título original, The Big Sick, procurando ignorar ese bautismo haragán y trillado que alguien juzgó pertinente para su distribución en nuestro país) tiene, en términos de género y temática, una “prima” notabilísima en Mientras dormías (John Turteltaub, 1995), alto exponente de esa fresca reinvención de la comedia romántica norteamericana en los años 90. A la vez, es una película que se ancla fuertemente al presente; al relato lo engalanan el miedo al compromiso, las redes sociales y el choque cultural entre las minorías étnicas asiáticas y el mundo occidental norteamericano, tópicos que el paladar millennial agradece. The Big Sick nos interpela de manera honesta y directa: nos lleva en Uber desde un club under de stand up hasta la desasosegante sala de espera de un hospital (el 17vo mejor de Chicago, para el que quiera googlearlo). Todo para reencontrarnos, una vez más, con ese sentimiento inmortal: el amor, en su variante más tierna y desinteresada. Kumail Nanjiani (que se interpreta a sí mismo en un guion basado en su propia vida) es un comediante de Chicago de origen pakistaní que sueña con ser seleccionado para el festival Just For Laughs de Montreal. En una de sus rutinas, conoce a Emily (Zoe Kazan, la Diane Keaton de nuestros tiempos), estudiante de psicología. Pasan la noche juntos, pero cuando él la lleva a casa en su Uber, Emily le advierte que no busca una relación y que prefiere dejar las cosas como están. Kumail acuerda. El pacto no tarda en volverse insostenible: cada uno está “abrumado” por el otro. En una de las tantas felices líneas de diálogo que esta película encuentra mientras esquiva lugares comunes, nos queda una frase que (espero) pase pronto a ese imaginario de declaraciones románticas que el género nos provee: “I’m overwhelmed by you”. De este escenario, que se acerca cada vez más al ideal, surgirá la complicación: Kumail guarda un secreto. Según la tradición familiar, debe casarse con una chica de su misma etnia y religión (musulmana). Cada vez que cena con sus padres, su hermano y su cuñada, la madre le presenta a una candidata que procura hacer todo por complacerlo. Kumail, sintiéndose culpable por dar la espalda a la tradición y sabiendo que hacerlo implicaría el desprecio de su familia, jamás pone fin a la iniciativa de su madre. Elude el conflicto rechazando sistemáticamente a las candidatas, pero conserva sus fotos en una caja de cigarros. Cuando Emily encuentra esta caja, la situación explota. La relación se termina tan rápido como empezó. Todo indica que Kumail nunca volverá a tener noticias de Emily y continuará asistiendo a esas penosas presentaciones, incapaz de rehusarse. Sin embargo, Kumail vuelve a tener noticias de su exnovia, y no son buenas: Emily acaba de ser internada de gravedad. Kumail va a asistirla y, ante la presión de los médicos, se hace pasar por el esposo para autorizarlos a inducirle un coma. Al día siguiente, conoce a los padres de su ex: Terry, (Ray Romano) y Beth (neurótica, agresiva, emocional e hiperactiva caracterización de Holly Hunter). Mientras Emily languidece en una cama rodeada de médicos que le buscan una cura, Kumail entablara un vínculo tan hondo como ridículo y desopilante con sus exsuegros. A la vez, junta valor para oponerse a sus padres y revelarles su amor por esa chica blanca cuya existencia desconocen y que, tal vez, nunca vuelva a abrir los ojos. Una escena de The Big Sick queda felizmente adherida a mi memoria: cuando Kumail va con Beth y Terry al departamento desocupado de su ex, él entra disimuladamente al cuarto de ella. Sobre la mesada hay un paquetito de marihuana. Sin aspaviento, Kumail lo toma con cuidado y lo guarda en el armario. Es un momento de una simplicidad y una ternura que describe a su personaje a la perfección. Ese es el gran mérito de The Big Sick: conmover con gracia, sin llamar la atención sobre la tremenda arquitectura de su guion. Cuando la película termina, en una frase con ecos a ese monumento al romance que es Antes del atardecer, uno cobra conciencia del brillo de esa joya que acaba de ver. The Big Sick está llena de actuaciones memorables. Está llena de imágenes memorables. Está llena de chistes memorables (uno de ellos muy picante en relación al 9/11, y otro desopilante que cuestiona la cantidad de fetas de queso que puede haber en una hamburguesa). Es una historia sobre el compromiso y la entrega que nos deja con la felicidad a flor de piel y dispuestos para el amor, porque la película misma enamora.
Esta comedia romántica protagonizada por Kumail Nanjiani, Zoe Kazan, Holly Hunter y Ray Romano se basa en la historia real del actor de origen pakistaní, ligada a las complicadas situaciones de todo tipo que debe atravesar cuando se enamora de una chica norteamericana y blanca. Sin ser muy original, logra ser divertida y por momentos conmovedora. Por algún motivo que no logro del todo explicarme las comedias románticas en el cine holywoodense han prácticamente desaparecido. Acaso la principal responsable sea la televisión, ya que allí sí hay una larga lista de series que pueden asimilarse bastante bien al modelo de la comedia romántica de las últimas décadas, con más elementos de drama (las llamadas dramedy) que de disparate hecho y derecho, como ciertas comedias clásicas que no necesitaban ser llamadas “románticas” para serlo. UN AMOR INSEPARABLE (THE BIG SICK en el original) no salvará al moribundo género pero sí, al menos, le inyecta una dosis de energía y originalidad que le estaba faltando. Es una historia que, por la específica estructura de la trama, no podría hacerse como una serie, pero en el fondo –estética y formalmente– tranquilamente podría serlo. El protagonista, de hecho, es conocido por su personaje secundario en la comedia-comedia (de romántica, nada) SILICON VALLEY. En el filme, en cambio, Kumail Nanjiani no solo es el protagonista sino que es su propia historia la que cuenta, al punto que su personaje usa su nombre real en el filme. Si bien Nanjiani se interpreta a sí mismo, la que hace de su interés romántico en la película la encarna Zoe Kazan y se llama Emily, como la mujer real del comediante, que es también coguionista de la historia. Además, los padres de ambos son parte de la trama, aunque también interpretados por actores profesionales. En la “ficción”, Kumail es un joven de origen pakistaní que se fue a vivir a los Estados Unidos a los 14 años con toda su familia. Sus padres y su hermano mayor son más tradicionales y solo desean que él sea un buen musulmán, que se case con una chica pakistaní (le van presentando candidatas, una tras otra, que aparecen en la casa de sus padres “casualmente”, en uno de los mejores gags recurrentes del filme) y que estudie abogacía o alguna otra carrera seria (doctor, ingeniero y abogado son las tres primeras del ranking). Pero el hombre no estaría cumpliendo con los mandatos familiares. Por un lado, porque su pasión es el stand up comedy y el teatro unipersonal, no el Derecho. Por otro, porque no reza y no le interesa mucho la religión. Pero lo más grave es que no solo no quiere saber nada con el sistema de “citas arregladas”, sino que conoció a una chica norteamericana y está saliendo con ella. Sus padres no lo saben, obviamente. El romance de Kumail y Emily empieza con las típicas dudas pero luego de intentar evitarse varias veces imponiéndose reglas absurdas terminan asumiendo que algo entre ellos pasa. Ella parece feliz pero él sabe que será un serio problema con su familia. Finalmente cuando esa situación sale a la luz la pareja se quiebra, aunque la película recién empieza. Es que la historia que THE BIG SICK cuenta es, en realidad, otra y está relacionada con lo que pasa cuando, ya estando separados, Emily tiene una infección muy seria y hay que ponerla en coma para resolverla. De hecho, el centro del filme casi que no pasa por la relación entre ambos sino por la que se da, forzosamente y atravesando varias (y muy graciosas) dificultades, entre Kumail y los padres de Emily, que encarnan maravillosamente Holly Hunter y Ray Romano. Es una relación que empieza mal (ellos saben que él rompió con su hija y hasta los detalles) y de a poco se va volviendo más amable, atravesando bizarras situaciones a las que el trío actoral les saca todo el jugo posible. Showalter (socio habitual como guionista, actor y productor de muchas de las comedias de David Wain para cine y TV, como WET HOT AMERICAN SUMMER y WE CAME TOGETHER) se las arregla para inyectar humor en medio de una situación que claramente da para el drama, ya que una buena parte del filme transcurre en salas de espera y consultorios de hospitales. El otro segmento de UN AMOR INSEPARABLE, el que está ligado a Kumail, sus padres y su ascendencia pakistaní resulta un tanto más previsible y caricaturizado. Más allá de que muchas de las situaciones que vive Kumail con sus padres, contando sobre el escenario historias ligadas a su país o en relación a los problemas que tiene por su aspecto (en más de una situación lo agreden, putean y maltratan) terminen siendo efectivas, la lógica que envuelve a estas escenas son bastante más trilladas y vistas. Todo aquello que tiene que ver con la ruptura familiar que significaría para él sostener ese romance, si bien tengo muy claro que en la realidad sucede muy a menudo, está resuelto cinematográficamente de una manera algo anticuada y convencional. La película de Showalter/Nanjiani/Apatow (productor por excelencia, tanto en cine como en TV, de este tipo de dramedys) no se aleja demasiado del modelo que hoy funciona en la televisión y en otras películas de la factoría del realizador de VIRGEN A LOS 40 pero la historia que narra –no solo por el hecho de ser verdadera– es divertida, humana y conmovedora. Sin intentar revolucionar el género, UN AMOR INSEPARABLE/THE BIG SICK consigue lo que todas las comedias románticas buscan: un grupo querible de personajes (Hunter se roba muchas escenas con su honesta e irritable “suegra”), entretenimiento y emoción. Y con un touch étnico al uso que la vuelve muy actual.
Critica emitida en radio.
ES PREFERIBLE REÍR QUE LLORAR Humor, drama, romance, quilombos familiares. Todo en la misma película balanceado a la perfección. Walt Disney solía decir “Por cada risa debe haber una lágrima”. A sus clásicos se le escaparon varias cataratas lacrimógenas (y traumas infantiles), pero Emily V. Gordon y Kumail decidieron hacer algo muy diferente con su propia historia romántica: convertir la tragedia en una de las comedias más “deliciosas” (¡que palabra TAN cursi!) del año pasado. “Un Amor Inseparable” (The Big Sick, 2017) nos llega un tanto atrasada y con una traducción poco feliz, pero bien vale su disfrute en la pantalla grande, aunque ya hayan recurrido al amigo Torrentín. ¿Por qué? Porque las buenas comedias no abundan, sobre todo una que se siente tan concreta y cercana a pesar de sus “personajes”; en realidad una ficcionalización del mismo Kumail (interpretado por Kumail) y su ahora esposa Emily (Zoe Kazan), atravesando altibajos románticos, problemas de identidad, dos familias muy diferentes y una compleja enfermedad. Sí, a pesar de estos temas tan dramáticos, la película dirigida por Michael Showalter (un realizador más cercano a la tele), y con guión de la verdadera parejita, se las ingenia para sacarnos unas cuantas carcajadas, mejor dicho, encuentra el equilibrio perfecto entre las risas y las lágrimas sin caer en lugares comunes, ni golpes bajos. De entrada Kumail aclara que nació en Pakistán y se mudó a los Estados Unidos junto a los suyos a la edad de 18 años. A pesar de vivir el “sueño americano”, Nanjiani no puede escapar a la presión y los preceptos de su adorable familia musulmana que, como bien dicta la tradición, hacen lo imposible para concretar ese retrasado matrimonio… por supuesto, arreglado. Kumail pasa sus días como chofer de Uber y prueba suerte en los escenarios de stand-up de Chicago, soñando con hacer carrera en esto de la actuación, mientras papá y mamá esperan que su hijo se convierta en abogado. Así conoce a Emily, estudiante de psicología de espíritu libre, de la que se enamora casi inmediatamente, yendo en contra de todos los designios. La relación va viento en popa, pero Kumail no se decide a sincerarse con sus padres que, constantemente, insisten en presentarle simpáticas parejitas pakistaníes. A Emily tampoco le gustan los secretos, y decide terminar el amorío tras darse cuenta que no puede llegar a una instancia más seria. La cosa se complica un poco más cuando la chica se enferma, y Kumail acepta la tarea de cuidarla, al menos, hasta que lleguen sus padres. Lo que sigue es un relato absolutamente tierno. Él lidiando con los padres de su ex novia (geniales Holly Hunter y Ray Romano), su futuro en la comedia mientras atraviesa esta situación tan dramática, y el enfrentamiento con su familia que, obviamente, no aprueba nada de nada. Mientras Emily está en coma, Kumail debe tomar un montón de decisiones que le conciernen solo a él y a su futuro, apartándose de la seguridad y contención familiar, entre otras cosas. Nanjiani y su frescura son el alma de esta historia que jamás deja que la tragedia y la enfermedad tomen las riendas, ni siquiera los convencionalismos de la comedia romántica. Kumail es un personaje en sí mismo, que utiliza el humor como arma de defensa, pero que no tiene miedo en quebrarse y demostrar sus emociones atolondradas cuando la ocasión lo requiere. Cada diálogo con sus “suegros” -una pareja que a pesar de los altibajos se quiere mucho-, cada enfrentamiento con sus padres…, no podemos evitar conectarnos con la historia de Gordon y Nanjiani, porque casi todos estuvimos en alguna situación parecida, más allá de que no seamos musulmanes cuyas novias están en coma. Los temas de “Un Amor Inseparable” son universales y tocan esa fibra tan íntima a través del humor, sin necesidad de hacer análisis sociopolíticos, aunque las diferencias de credo no pasan desapercibidas. La película se concentra en contarnos una historia concreta y muy “auténtica”, la de estos dos individuos (y su entorno particular) que encontraron el amor a pesar de tantas piedras en el camino. No, no es spoiler porque están casados desde hace más de una década, y decidieron transformar su experiencia (en manos de cualquier otro, una tragedia digna del mejor Oscar de los ochenta) en un relato que logra el balance perfecto entre todas esas emociones enfrentadas. “Un Amor Inseparable” no es la típica comedia romántica, ni la “feel good movie” de esta temporada, es una reflexión sobre las relaciones, ya sean amorosas o familiares, y de cómo se pueden encontrar las conciliaciones, sean de la naturaleza que sean. LO MEJOR: - Mostrar que se pueden hacer comedias románticas diferentes. - La ternura y autenticidad de sus personajes. - Convertir el drama en humor es toda una alquimia. LO PEOR: - Más allá de un premio consuelo, la ignoraron en los Oscar. - Que confundan a Nanjiani con Ansari o algún otro (emoji de facepalm).
Un amor inseparable (horrendo título local para el film originalmente nombrado The Big Sick) nos presenta a Kumail (Kumail Nanjiani), un joven paquistaní que pasas sus días haciendo stand up – intentando ser “descubierto” por algún agente- y siendo conductor de Uber. En su momento de más trabajo conoce a Emily (la siempre genial Zoe Kazan), una joven que quiere ser psicoterapeuta, quien también tiene muchas obligaciones y compromisos, por lo que ambos acuerdan, luego de un primer encuentro amoroso, no volver a verse porque ninguno de los dos está interesado en tener una relación formal, ni tienen tiempo para ello. Sin embargo, un poco espontáneamente y un poco por la causalidad que ambos van generando, los reencuentros se producen con cada vez mayor frecuencia, y rápidamente la atracción pasa a ser algo más. Pero no todo será color e rosas ya que Kumail le oculta esta relación a sus muy ortodoxos padres musulmanes, que desean arreglarse su matrimonio con una joven que siga las mismas tradiciones, hecho que Emily descubre y desarma todo el vínculo. Luego, un giro en la historia llevará a este paquistaní a conocer y entablar una relación con los padres de Emily, a la vez que comienza a cuestionar su deseo y su mandato familiar. A todo esto cabe mencionar que el film está basado en la vida real de Kumail Nanjiani, quien además escribió el guión junto a Emily Gordon, su esposa actual. Un amor inseparable es una comedia que si bien inicialmente cae en muchos lugares comunes, se destaca por su frescura, su humor negro y porque en la segunda hora de film, la trama gira completamente al punto de correr de eje a uno de los protagonistas iniciales, resultando en una trama aún más encantadora e imperdible de ver.
Crítica emitida por radio.