Encargado bien dispuesto se ofrece César (Luis Tosar) es encargado en un edificio de categoría en Barcelona. Desde el inicio del filme somos enterados de que es un hombre con problemas, lo que no imaginamos es el tipo de problemas que tiene y lo que provoca por ellos. Para explicar la personalidad de César podemos hacer una analogía con un mozo; imaginen uno amable, correcto, de aspecto confiable que cuando va a la cocina y nadie lo ve les escupe en el café. Así es este hombre, claro que sus acciones van un poco más allá de esputar en una taza. No hay vecino que se salve de sus maldades, pero es Clara (Marta Etura), una joven y atractiva habitante del lugar la preferida de César. A ella la espera pacientemente noche tras noche... "Mientras Duermes" tiene varias vueltas de tuerca interesantes y un pilar fundamental: el talentoso Tosar, actor de un talante que impresiona. Su composición de este frío personaje es apabullante. Está sostenido por un director que logra narrar la historia sin fisuras, y un gran trabajo artístico y de iluminación que crea el clima adecuado para cada situación. Los personajes secundarios son fundamentales y están muy bien delineados desde el comienzo, aunque el conflicto se presenta muy pronto, sin mucho preludio. Cosas de los tiempos que corren, por temor tal vez a un público impaciente. Buen ritmo, una gran actuación del protagonista, bien secundado por buenos profesionales redondean una propuesta apta para quienes gustan del suspenso con algún toque de terror psicológico.
Vulgar copia Efectista es un buen término para describir este filme basado en humor sexista, escatológico y racista disfrazado de incorrección política, pero que en realidad es solo estúpido, sin riesgo alguno. Y no está mal que sea estúpido, eso siempre causa gracia, como un nene que putea. Seguramente, la historia de un joven adulto que vive con un muñeco desde su infancia les suena, y que la novia del joven lo intime a decidir entre una relación adulta o seguir atado a su niñez, también. Es que eso ya se vió recientemente en la nueva película de los Muppets. De manera que "Ted" no propone nada original, solo el hecho que el osito -a diferencia de Walter- es un guarro drogón y su amigo humano es un perdedor absoluto. Para asegurarse el favor de los snobs de risa generosa, el filme ofrece retazos de "Y, Donde está el Piloto?" y un homenaje burlón al "Flash Gordon" de 1981, además de numerosos chistes que hacen blanco en famosos y películas que ya fueron debidamente castigadas por la crítica. Con un guión inconsistente el chiste se agota rápido y el filme solo levanta durante una escena -la mejor- donde el reviente manda y lo desopilante se impone. Queda muy claro que ni para Mark Wahlberg, ni para Mila Kunis, este filme les ha representado desafío actoral alguno más que en el aspecto técnico de tener que lidiar con una animación, muy bien lograda por cierto.
Mancha venenosa Los muchachos de la CIA y sucursales vuelven a hacer de las suyas en esta nueva entrega de la saga Bourne, sin Bourne. Los secretos de la agencia están en peligro, especialmente la operación Outcome, y la solución tomada por el jefe de operaciones clandestinas (Edward Norton) es eliminar las pruebas, que en este caso son los agentes que han servido a causas moralmente indefendibles. Uno de los agentes es Aaron Cross (Jeremy Renner), quien se encuentra en etapa de entrenamiento cuando la amenaza lo acecha y al notarlo emprende la huida. Mientras tanto, Jason Bourne parece estar de vuelta, para preocupación de los altos mandos. Pero este hecho solo queda enunciado, nunca se desarrolla en la trama, situación que pone al rol de Renner como de relleno, sin que llegue a tomar vuelo propio, convirtiéndose casi en una sombra del protagonista de las entregas anteriores. Los vericuetos del sistema que tan bien se expusieron en los filmes protagonizados por Matt Damon aquí quedan relegados para dar paso a la acción, muy buena por cierto, pero sin el trasfondo ni la hondura de las historias previas. Algunos caprichos del guión, bastante torpe en momentos clave, atentan contra el verosímil de la trama, genera preguntas que no tienen respuestas lógicas en el espectador; pero eso es rapidamente superado por el buen ritmo que el director impone en las escenas de acción que siguen. Sólida en su papel está Rachel Weisz, quien se convierte en la compañera de escape de Cross y al mismo tiempo en un problema para la agencia. Repiten brevemente los roles presentados en las películas anteriores Daniel Strathairn, Joan Allen y Albert Finney. Es destacable la banda de sonido a cargo de James Newton Howard, eficaz para acentuar el tono propuesto y como parte de un montaje que no se caracteriza por la síntesis.
Ya volvieron demasiado El viejo Stallone presenta un nuevo chicle para el cerebro. Y viene en sabores Willis, Schzwarzenegger, Norris y Van Damme! Se puede masticar hasta parecer un opa, mientras cientos de seres humanos son masacrados y mueren borboteando sangre como en los videojuegos más gore. Explosiones por doquier, tiros, lío y cosha golda sobre un guión que haría al de "Soledad y Larguirucho" candidato al Oscar. Esta segunda parte de "Los Indestructibles" ofrece a la platea chistes cómplices que juegan con las carreras de las estrellas que participan en el filme, montaje trepidante en las escenas de acción, y sin rumbo cuando no la hay. Muchos y pirotécnicos efectos especiales que dan marco a las aventuras de los veteranos mercenarios que a nada temen, y destruyen todo a su alrededor en busca de venganza por la muerte de uno de los suyos. Seriamente, no pretendemos mucho de este tipo de cine, como mínimo que nos cuente algo, y si es un chiste, que por lo menos sea gracioso. No es el caso. Previsible, pavota, propagandista, intrascendente. "Los Indestructibles 2" tiene todo lo que desea aquel que disfruta del cine igual que de una montaña rusa.
Lado Z La música rock más pasatista y hamburguesera tiene su homenaje en este filme basado en la comedia musical del mismo nombre. Mezclen el clip "Welcome to the Jungle" de Guns n´Roses con "I Wanna Rock" de Twisted Sister y obtendrán un resultado tan pueril como el guión de esta obra. Chica llena de sueños que baja de un micro en Hollywood pero pronto se da cuenta que nada es tan ideal cuando le roban la valija; aunque tiene suerte de conocer de inmediato a quien será su chico y también de conseguir trabajo en el bar más roquero de la ciudad. Paralelamente, un candidato a alcalde derechoso pone a esa música endemoniada que es el rock como enemiga, y su esposa se pone al frente de una campaña de madres contra lo que consideran es una amenaza para sus hijos. El bar, principal blanco de los ultra conservadores, está en serios problemas económicos y solo el recital del mega rocker star Stacy Jaxx (Tom Cruise) puede salvarlo. El problema más serio que tiene este filme es lo desparejo de su tono. Por momentos comedia romántica, llena de clichés, y de a ratos -los mejores- parodia al estilo "Top Secret". Personajes maravillosos y paródicos como los de Paul Giamatti -siempre estupendo en lo que haga-, Tom Cruise y Alec Baldwin, contrastan con los roles maquietados de Catherine Zeta-Jones -pocas veces tan desaprovechada- y la joven dupla protagónica formada por Diego Boneta -una especie de Teen Angel mexicano- y Julianna Hough -ganadora del Bailando por un Sueño estadounidense-, esta última dueña de una voz demasiado "country" para muchas de las canciones "roqueras" que debe interpretar. Canciones de Def Leppard, Journey, Twisted Sister y Poison, entre otros, sirven de base para esta película que ofrece una propuesta tan vacía como la música que promociona.
Y por último, los hombres A no asustarse, el peronismo está presente en este filme pero desde una visión ajena al "relato" imperante localmente. Como en otras ocasiones, vemos a nuestros actores mejor aprovechados por directores vírgenes de sus vicios, que los trabajan como arcilla nueva en sus manos. Perón, Evita y hasta Franco utilizados apenas como excusa, recursos para situar la acción en un momento histórico, dotarla de un verosímil extra al hecho real en el que se basa la historia. El general está exiliado en Panamá luego de ser derrocado por la autodenominada "revolución libertadora", el dinero no sobra y hay que solventar sus gastos. Uno de los pocos que integran la comitiva que acompañan a Perón es Landa (Daniel Fanego), fiel "compañero" a quien se le ocurre una idea: empeñar las joyas de Eva Perón en Madrid. Lo que sería un simple trámite, obviamente se complica. La esposa del general Franco, dictador que gobernaba España en aquellos años, visita la joyería donde están las joyas de Eva; las ve, le gustan y las pide. Landa no está dispuesto a perder las alhajas y para ello trama una operación, aparentemente, sin riesgos. Los encargados de ejecutar el plan son Merello y Miguel -Francella y Cabré, respectivamente-, el primero jefe de seguridad al servicio de Perón, un "culata", y el segundo, un joven recién llegado a Panamá en busca de Landa y de una nueva vida. El filme tiene todos los elementos de un policial negro, género en el que la fotografía -en este caso a cargo del español David Omedes- adquiere una especial preponderancia, crear climas y tallar los rostros de los actores, en especial el de Fanego, dotando de mayor dramatismo al relato. En cuanto a las actuaciones, a Guillermo Francella se lo nota bien dirigido, controlado, dosificando su histrionismo, trabajando el gesto mínimo, aplomado. Daniel Fanego ofrece uno de los mejores trabajos que le hemos visto. Introspectivo, sin fisuras, hace de Landa un ser contenido, frío en apariencia, pleno de matices. El director supo aprovechar su rostro, lleno de surcos, ideal, más que atractivo para la cámara. La chica, siempre hay una chica en este tipo de películas, es Teresa, encarnada por la española Amaia Salamanca, quien luce segura y ofrece ductilidad en su interpretación. En cuanto a Nicolás Cabré diremos que su personaje es el que aporta algo de humor a la trama, demuestra que lejos de sus manierismos televisivos es capaz de brindar una actuación realista y creíble, aunque su rol no parezca del todo definido. Junto a Francella forma una buena pareja-despareja. En roles secundarios se destacan los españoles Óscar Jaenada y Jordi Martínez, como la dupla de policías encargados de investigar el robo. El catalán Eduard Cortés dirige acertadamente, con buena puesta en escena y encuadre, este filme que tiene además una excelente recreacion de época y destacable banda sonora a cargo de Federico Jusid. El director sabe con qué cuenta, y da lugar a que todos los talentos artísticos que participan del filme tengan su espacio para lucirse. Algo poco habitual, algo que es bienvenido.
Una sombra ya pronto serás Finalmente llega la épica conclusión de lo que ya se conoce como la trilogía Nolan sobre Batman, personaje creado por Bob Kane, quien al momento de su presentación allá por 1939 no debe haber imaginado la cantidad de lecturas que su criatura tendría a posteriori. Ciudad Gótica, símbolo de todo lo podrido y corrupto en este mundo. Un hombre ha crecido a la sombra de esa podredumbre, es una víctima de ella, y durante años se ha encargado de combatirla. La acción transcurre ocho años después de los trágicos acontecimientos que acabaron con la vida del alcalde Harvey Dent, hecho por el que se culpa a Batman. En ese tiempo nada se supo sobre el encapotado ni sobre el millonario Bruce Wayne (Christian Bale), quien vive recluido en su mansión. Una tensa paz reinó sobre Ciudad Gótica durante ese periodo, paz que obviamente va a dejar de existir pronto. El director Christopher Nolan construye, con notable pericia, un filme extenso -casi tres horas- donde presenta a cada personaje en profundidad, más allá de lo que esos personajes luego provoquen en la audiencia. Anne Hathaway, por caso, consigue dotar a su Catwoman de la dualidad típica del personaje, sin llegar a ser una villana como el Joker o Dos caras, ya que al contrario de ellos, siente algo por Batman que no es precisamente odio. El malo de esta historia es Bane, interpretado por Tom Hardy. Este sujeto de increíble fuerza tiene planes de destrucción y anarquía para la ciudad. Quienes hayan leído las historietas tal vez se sientan decepcionados por el aspecto del personaje, ya que no luce tan intimidante como en el papel y no lleva puesta su máscara característica. A decir verdad, no es uno de los más carismáticos de la saga cinematográfica. Es interesante como en esta historia se insinúa algo de heroicidad colectiva que no siempre está presente en los filmes de estas características. La idea de que un hombre solo no puede contra todo el mal, al tiempo que se plantea como una sociedad sin héroes de este tipo estaría condenada al infierno. Esto siempre en el terreno de la ficción, claro está. Lo que no tiene nada de ficción son algunos pasajes del filme que tienen que ver con el momento histórico en que se rodó, cuando los "indignados" tomaron Wall Street y para quienes Nolan dedica claramente un par de escenas. En esta entrega las locaciones son más abiertas que en las entregas anteriores. La atmósfera no es tan opresiva ni la ciudad luce tan "gótica", sino más real, reconocible, como sucede, por ejemplo, en las aventuras de Marvel. El ritmo logrado en el montaje es trepidante, cada secuencia, especialmente las cercanas al final montadas en paralelo con otras, se ven reforzadas por la formidable banda de sonido de Hans Zimmer. Con Bane tiene que ver un aspecto técnico del filme que es, por lo menos, desprolijo. A fines del año pasado los directivos del estudio pidieron a Nolan que revise las escenas donde habla el personaje, ya que no se le entendía bien lo que decía debido a la mascarilla que usa. Ahora, al ver el filme notamos que las partes donde habla Bane suenan exagerada y molestamente altas en cuanto a volumen, su voz está en otro plano. Parece que el personaje tuviera un amplificador de sonido en lugar de una máscara. En cuanto a lo actoral, Gary Oldman, como Gordon, y Michael Caine, como Alfred, se llevan los aplausos; mientras Joseph Gordon Levitt compone a un joven e intrépido policía que se vuelve necesario para el comisionado Gordon, y también para comprender buena parte de la historia. El final, para muchos, puede que no esté a la altura de la épica de Nolan; deberán comprender que hay cosas que para Hollywood son innegociables.
Sacrilegio Los Tres Chiflados son, para muchos, tan argentinos como el dulce de leche o el colectivo. Lo cierto es que en pocos lugares del mundo tienen la popularidad que desde comienzos de la década del sesenta tienen en nuestro país. De hecho, en Europa son practicamente desconocidos. El sentirlos tan propios, tan cercanos a nuestros días de escuela, a tantos buenos momentos de diversión a través de varias generaciones, hace que la llegada de este filme nos provoque una expectativa especial. Los Farrelly muestran a los chiflados Moe, Larry y Curly como internos de un orfanato, toda su vida la pasaron ahí adentro, entre monjas y huérfanos como ellos. Ya adultos salen al mundo real para intentar conseguir el dinero necesario para salvar al orfanato (¿les suena?). Esta es la manera en que los directores eligen justificar el comportamiento del trío en sociedad. Los muestran como transplantados y como productos de una vida de confinamiento no elegido. Error. Los chiflados no eran inadaptados como Tarzán, por haber crecido fuera de la sociedad. Por el contrario, pertenecían a una sociedad que los excluía; eran desclasados contra su voluntad, eternos desempleados en una sociedad cruel y su violencia no era más que la respuesta, menos sutil, al sutil maltrato al que los sometía el mundo en el que habitaban. En su primer corto para la Columbia, el trío dejó clara su incorrección política y social. “Odiamos a las Mujeres” era el título y en apenas dos rollos mostraron toda la misoginia que eran capaces de tener, la que luego dosificarían a lo largo de sus carreras. Los Farrelly no se animan a tanto. Como víctima “femenina” de las torpezas de los muchachos deciden travestir a Larry David, quien interpreta a la monja cabrona del orfanato. Otro fallo. Hay un par de gags bien logrados, y algunas rutinas clásicas del trío bien ejecutadas, como así también algunos “trucos” de montaje usados en los cortos que acá se reproducen acertadamente. No faltan algunas frases típicas como “Soy víctima de las circunstancias” (Curly), “Por qué no te compras un tupé con un cerebro dentro” y “Recuérdame que te asesine” (Moe). Por lo demás, la decisión de contar la historia dividida en tres actos, como si fueran tres cortos, agiliza el relato. Lamentablemente, para empeorar las cosas, se estrenarán solo copias dobladas al castellano. De manera que mientras en la versión original los actores se esmeran en copiar las voces de los chiflados, en el doblaje no se nota esa dedicación. Sería injusto no destacar la buena labor de Chris Diamantopoulos como Moe, el actor logra imitar su gestualidad y aspecto con precisión, algo que antes había hecho con Robin Williams, a quien también imitó en un telefilme sobre la serie "Mork y Mindy". No es tan así en el caso de Curly, Will Sasso no da el fisic du rol. No alcanza con ser panzón y pelado, su cuerpo es demasiado grande para ofrecer la formidable mímica que el menor de los Howard desplegaba y apenas brinda un trazo grueso de lo que Curly era. Sean Hayes como Larry no capta la sutileza del chiflado del medio, un fino y versátil comediante al que en este filme no se le hace honor. Los hermanos Farrelly, extrañamente, deciden usar a los personajes despojándolos de toda su desmesura y desaprovechan la posibilidad de presentar a los chiflados en todo su potencial satírico contra las instituciones que ellos atacaban, y hoy nos siguen atacando a nosotros. Demuestran así que los muchachos eran unos adelantados, y que los Farrelly atrasan, y mucho. Al final, una innecesaria explicación de los "directores" sobre el uso de martillos de goma en el rodaje y de como los piquetes de ojos no son lo que parecen, termina de confirmar que estos realizadores no están a la altura de las circunstancias. No son dignos.
A la frinfra! Gracias a la reposición televisiva de “Las Aventuras de Hijitus”, además de su edición en DVD, los chicos del nuevo siglo conocen a Neurus, Pucho, Serrucho, Cachavacha, el Comisario y otras tantas creaciones de Don Manuel García Ferré. Los personajes citados anteriormente forman parte del elenco de esta aventura cinematográfica que tiene como protagonistas a la cantante Soledad y al inefable Larguirucho. Se trata de una historia simple por demás. Casi podría decirse que no hay un guión, y lo que hay no está expuesto de una forma muy estricta que digamos. Basicamente nos presenta a Cachavacha y Neurus en su intento de sabotear a Soledad en cada una de sus presentaciones artísticas. No hay mucho más, solo las breves apariciones de Guillermo Andino, Pablo Codevilla, el Chaqueño Palavecino, Diego Capusotto y Carlitos Balá, quien protagoniza el segmento más divertido de la película. Poco hay en este filme de aquel Larguirucho que era genio y figura de la eterna desventura. Apenas en el comienzo, con el título, da una mínima muestra de torpeza; más bien cumple la función de narrador de la historia, y también participa en ella. Es destacable el trabajo del equipo de dibujantes en una escena en particular, la que tiene a Larguirucho como intérprete de una canción dedicada a los trenes que ya no circulan por las provincias y a sus estaciones de pueblo convertidas en edificios fantasmales. La dirección de las secuencias en vivo está a cargo de Néstor Montalbano, profesional ducho en la recreación de un estilo setentoso al que parodia y homenajea en iguales proporciones en filmes como "Soy tu Aventura" o "El Regreso de Peter Cascada". Montalbano nos ofrece entonces segmentos más dignos de una película de "Argentinísima" que de una producción acorde a estos tiempos. "Soledad y Larguirucho" no esconde en ningún momento su propósito: ser un vehículo promocional para la cantante de Arequito y, de paso, funcionar como descarado aviso turístico de la provincia de San Luis -productora del filme- con Neurus como guía. El resto es relleno, pero los que vayan en busca de las canciones de Soledad y algo de humor simplón apoyado en personajes populares no saldrán tan defraudados.
Mira sobre tu cabeza A diez años de estrenada la primera de las tres películas que Sam Reimi dirigiera sobre "Spider-Man" -en 2007 se presentó la tercera y última-, Marvel decidió relanzar al arácnido en medio de la fiebre provocada por otros personajes de su factoría, como "Iron Man", "Thor" o "Capitán América". Si es muy pronto o no ya lo dirá la taquilla. Lo que nos ocupa es el filme que nos presenta a un Peter Parker (Andrew Garfield) adolescente, todavía en la secundaria, algo irresponsable, retraído y con algunas cuestiones personales pendientes: El abandono de sus padres, sin ir más lejos, quienes lo dejaron al cuidado de su tio Ben y su tía May para escapar de algo o alguien. Si bien el filme cuenta una historia que todos ya conocemos, redefine el modo en que Peter es picado por la araña y la manera en que esto lo afecta, y si en la versión anterior su tío Ben le dejaba como enseñanza que con un gran poder venía una gran responsabilidad, ahora le plantea algo más profundo, que todo aquel que esté en condiciones de hacer el bien, tiene la obligacion moral de hacerlo. Esta idea será sobre la que pivoteará la trama, la que nos muestra la maduración de Peter a fuerza de presenciar desgracias. El otro conflicto es el que provocá el Dr. Connors (Rhys Ifans), quien en su búsqueda de una droga regenerativa acabará convirtiéndose en un lagarto gigante que aterrorizará a Nueva York y pondrá en acción a nuestro héroe. Esta nueva versión de "El Hombre Araña" rescata el espíritu juguetón del personaje, su jovialidad y cierta irreverencia que estaba ausente en la trilogía Raimi, todas características muy bien interpretadas por Garfield, quien está secundado por un elenco notable donde destaca la belleza de Emma Stone como Gwen, la primera novia de Spidey. El director Marc Webb impone buen ritmo a un filme de extensa duración, que si bien no decae nunca, retarda su resolución algo más de lo deseable. Con algunos planos, Webb -apellido muy apropiado para la ocasión- consigue remitirnos a lo mejor de la tradición historietística estadounidense. Nuestro "amigable vecino" está de regreso y tal como queda expuesto en la escena que sigue a los títulos finales, sus aventuras continuarán.