Sumidos en el OASIS. “Ready Player One: Comienza el Juego” (Ready Player One, 2018) es una película de ciencia ficción dirigida y producida por Steven Spielberg. Está basada en la novela homónima best seller publicada en 2011 de Ernest Cline, que también escribió el guión junto a Zak Penn. El reparto incluye a Tye Sheridan, Olivia Cooke (Emma Decody en la serie “Bates Motel”), Mark Rylance (Mr Dawson en “Dunkerque”), Lena Waithe, Philip Zhao, Win Morisaki, Simon Pegg, Hannah John-Kamen y Ben Mendelsohn. En el año 2045, la Tierra ya pasó por varias etapas de caos debido a la superpoblación, las hambrunas, guerras y cambio climático. Es por eso que las personas prefieren pasar la mayoría de su tiempo dentro de OASIS, un mundo de realidad virtual en el que uno puede armar el avatar que más le guste y hacer lo que quiera. El creador se llama James Halliday (Mark Rylance) y es venerado como un dios. A Wade Watts (Tye Sheridan), adolescente huérfano que vive con su tía, le fascina vivir dentro de OASIS bajo el avatar llamado Parzival. Allí se siente bien y tiene amigos (que no conoce en la vida real). Cuando Halliday fallece, deja un video explicativo que da inicio a un concurso: el primero que en el universo virtual halle un huevo luminoso escondido por él mismo, será el nuevo dueño de OASIS y heredará toda su fortuna. Wade se embarcará en la aventura al descifrar una de las pistas que dejó Halliday, lo que lo llevará a acaparar todas las miradas y verse amenazado por el empresario Nolan Sorrento (Ben Mendelsohn). Con muchísimas referencias a la cultura pop de la década de los 80, Spielberg nos trae un producto que funciona en todos los sentidos. La historia es tan sólida como entretenida, logrando que el espectador se interese por los personajes. Pero lo que más se destaca definitivamente es el mundo creado: desde el aspecto técnico la película resulta un espectáculo visual que sorprende en cada fotograma gracias a sus colores eléctricos y el fabuloso manejo de cámara. Tan cautivante y cuidado hasta en el mínimo detalle es el OASIS que a uno le genera ganas de ser como el protagonista y casi llegar a vivir dentro de él. No sólo seremos testigos de lo que pasa en el universo virtual: la realidad también es importante, lo que hace que se produzca un excelente contraste entre los dos escenarios. Ver a la gente tan compenetrada en el juego, haciendo todo lo posible por no perder vidas y ganar más y más monedas nos hace recordar a la cinta dramática “Ella” (Her, 2013), ya que desde el afuera podemos observar lo difícil que se volvió interactuar con los demás (cada uno está en lo suyo). La dosis de acción no puede faltar y aquí se da a lo grande: carreras de autos, dinosaurios, King Kong, Godzilla y hasta una aparición divertida de Chucky hacen que el filme se vuelva ingenioso. Mención aparte para la memorable secuencia en homenaje a “El Resplandor” (The Shining, 1980), perfectamente armada como súper atrapante. La banda sonora, que se caracteriza por ritmos pegadizos y bailables, sabe captar el espíritu de la película y enaltecerlo. Además se hace hincapié en la amistad, una relación de ayuda mutua que queda muy bien representada por Wade, Samantha (Olivia Cooke), Hache (Lena Waithe), Sho (Philip Zhao) y Daito (Win Morisaki); tanto con sus avatares como con sus cuerpos reales, se nota la química natural que tienen. “Ready Player One: Comienza el Juego” constituye un festín para los ojos de cualquiera, seas cinéfilo o no. Spielberg demuestra que se puede hacer una cinta pochoclera de calidad, que deja un gran mensaje, critica al capitalismo y a la vez contiene efectos especiales demenciales. Los más geeks seguramente querrán verla muchas veces para darse cuenta de cada guiño oculto sobre cómics, películas y videojuegos ochentosos. Si no sos de ese grupo, de igual manera te aseguro que la vas a pasar fenomenal. Lea más en http://www.estrelladastv.com.ar/estrenos-de-cine-ready-player-one/#3PGKhiguMSrELQl0.99
Humano versus conejo Las travesuras de Peter Rabbit (Peter Rabbit, 2018) es una película familiar dirigida por Will Gluck, quien también se encargó del guion junto a Rob Lieber. Está basada en los cuentos infantiles escritos e ilustrados por Beatrix Potter. Aparte de los animales hechos por computadora, cuenta con las actuaciones de Domhnall Gleeson (Tim en Cuestión de Tiempo), Rose Byrne (Kelly en Buenos Vecinos) y Sam Neill. Las voces originales son de James Corden, Daisy Ridley, Elizabeth Debicki y Margot Robbie. Peter Rabbit vive en el campo con sus tres hermanitas y su primo Benjamin. Para alimentarse recurren a la cuidada granja del señor McGregor (Sam Neill). Esto hace enojar al hombre hasta tener ganas de matarlos, pero los conejos son salvados por Bea (Rose Byrne), una pintora que los quiere como si fueran sus hijos. Con la inesperada muerte de McGregor, su pariente Thomas (Domhnall Gleeson) hereda la huerta por lo que se aleja de Londres, donde justo fue despedido de su trabajo en una juguetería. Bea empezará a establecer una relación con su nuevo vecino, sin embargo Peter no soportará ser reemplazado y le hará la vida imposible a Thomas. Como se puede ver, el film cuenta con un argumento sencillísimo y súper predecible. A pesar de ello, Will Gluck se apoya en las situaciones desopilantes para que el espectador nunca pierda el interés por Peter Rabbit. Los chistes funcionan tanto en chicos como en grandes, lo que la convierte en una comedia ideal para toda la familia. A lo largo de los 90 minutos se puede llegar a la conclusión de que no está sucediendo demasiado, ya que siempre se muestra al conejo contra el humano, en una especie de competencia por ser el dueño absoluto del afecto de Bea. Los animales están bien diseñados y no quedan raros frente a las personas, sin embargo cuando en ciertos momentos se muestran las ilustraciones originales de la autora resulta casi imposible comparar y darse cuenta que éstas son mucho más enternecedoras. La música moderna y la fotografía que remarca los tonos verdes del campo le dan a la película una frescura irresistible, aparte de que Rose Byrne resulta la perfecta opción para encarnar a una mujer amante de los animales. Domhnall Gleeson infunde a Thomas una personalidad histriónica, llena de enojo que no puede controlar. Su tire y afloje con Peter Rabbit en varios momentos nos recuerda a “Tom y Jerry” y/o al “Coyote y el Correcaminos”. Las chaquetas que usan los conejos, sus movimientos o que se comuniquen entre ellos no hacen más que humanizarlos para que logremos empatizar con ellos. Sin embargo, aquí ni los animales ni las personas son perfectos, por el contrario los errores se cometen de ambos bandos lo que logra un mensaje más relevante sobre el pedir perdón y aprender a convivir. Las travesuras de Peter Rabbit puede que abuse de las escenas que pretenden dar gracia utilizando la electricidad, no obstante cumple con lo que se propone: hacer pasar un rato divertidísimo en la sala de cine.
A mil por hora La reina del miedo es una película argentina dramática que constituye la ópera prima de Valeria Bertuccelli como realizadora. Ella la protagonizó, escribió y dirigió (esto último junto a Fabiana Tiscornia). Completan el reparto Diego Velázquez, Sary López, Gabriel “El Puma” Goity y Darío Grandinetti. Fue producida por Rei Cine, Patagonik y el conductor Marcelo Tinelli. Tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance donde se llevó el Premio Especial del Jurado por Mejor Actuación. La historia se centra en Robertina (Valeria Bertuccelli), una actriz de teatro muy exitosa que está a pocos días de estrenar su nueva obra. En el momento en el que más debería estar ensayando, Robertina no puede concentrarse debido a que la ansiedad es un factor constante en su vida. Cuando se entere que su amigo Lisandro (Diego Velázquez) la está pasando mal, ella viajará hasta Dinamarca y se dará cuenta de lo que verdaderamente importa. Como su título lo indica, esta película nos habla del miedo, una sensación que todos los humanos atravesamos en mayor o menor medida. Robertina es más miedo que persona, lo que la convierte en un personaje tan complejo como interesante. Valeria Bertuccelli supo construir un sólido guion y brindar una de sus mejores interpretaciones. Su personaje se enreda con asuntos que, vistos desde el exterior, son de lo más superficiales, pero desde su punto de vista forman una espiral de ideas inacabable. Esto produce que en el día a día de Robertina la mente funcione a mil por hora, sin la posibilidad de relajarse ni por un escaso minuto. La duda lidera su vida, logrando que el espectador acepte desde el comienzo su excéntrica forma de manejarse con los demás. La ansiedad parece detenerse cuando, a pesar de que lo mejor sería quedarse en Argentina para que todo quede preparado en el teatro, Robertina toma un vuelo hacia Dinamarca sin tener en claro qué día regresará. Al reconectarse con su amigo Lisandro, del que se decide no darnos mucha información sobre la relación que tenían, Tina sale de su entorno habitual y baja un poco los decibeles. En sus conversaciones se tocarán temas como la culpa, la muerte, los sueños que aún quedan por cumplir y la reencarnación, todo tratado desde la tragicomedia, gran elección para que nunca la película se convierta en un dramón. La fotografía a cargo de Matías Mesa acompaña muy bien lo que le sucede a la protagonista. Plena oscuridad, casa puramente blanca y una tonalidad sepia que se mantiene en la mayoría del metraje hacen que la cinta sea exquisita de ver. La música de Vicentico también ayuda a crear una atmósfera cálida y cotidiana. Es para destacar el tratamiento que se le da a un asunto en particular. La personalidad de Robertina para muchos puede ser egocéntrica ya que ella vive en su mundo y se relaciona poco con las personas. Un día caminando con Lisandro se da cuenta que no lo conoce tanto como creía, por más que él le afirma haberle contado de qué trabajaba. Ahí vemos cuán arrepentida está Tina de no haber sido más atenta en su momento, y que ser despistada no es algo que ella haga a propósito. Tanto el paso del tiempo como el tomar conciencia del desaprovechamiento de éste dejan reflexionando al espectador. La reina del miedo desconcertará a más de uno por su confuso desenlace, sin embargo vale mucho la pena meterse en la psique de una actriz súper aclamada que por dentro vive dominada por la inseguridad.
Accionar a partir de la pérdida En pedazos (Aus dem Nichts, 2017) es una película dramática alemana dirigida, escrita y producida por Fatih Akin. Está protagonizada por Diane Kruger (La buscadora en The Host), siendo el primer film que realiza en su país natal. Completan el reparto Numan Acar, Rafael Santana, Denis Moschitto, Samia Chancrin, Ulrich Brandhoff, Hanna Hilsdorf, Ulrich Tukur y Johannes Krisch. La película ganó, tanto en los Globos de Oro como en los Critics Choice Awards, la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa. Además en el Festival de Cannes, Kruger se llevó el galardón por Mejor Actriz. Katja (Diane Kruger) vive en la ciudad de Hamburgo, está casada con Nuri (Numan Acar), un hombre kurdo ex traficante de drogas, y tiene un hijo pequeño con él llamado Rocco (Rafael Santana). Una mañana como cualquier otra deja a su hijo en la oficina donde trabaja Nuri. Cuando anochece va a buscarlos en auto para regresar a su hogar pero nota que las cosas no andan bien: la gente está amontonada, las calles bloqueadas y la policía presente. Al acercarse le comunican lo peor que podría escuchar: una bomba estalló en el lugar y se llevó consigo las vidas de dos personas. Destruida, Katja hará lo que sea para que los culpables paguen. Nos encontramos ante una historia durísima en la que a una mujer le es arrebatada su familia en un abrir y cerrar de ojos, sin explicaciones. Fatih Akin decide que la temática central no sea el terrorismo neonazi sino cómo alguien lidia con la pérdida de las personas que más ama, cómo actúa a partir de ello y se recompone (o no). La película está dividida en tres etapas con diferentes títulos (“la familia”, “la justicia” y “el mar”). En la primera veremos el suceso detonante, seguido de la investigación, donde Katja debe soportar preguntas sobre si su marido era de alguna religión, si era activo políticamente o si continuaba vendiendo drogas. Invaden su espacio personal y la hacen sentir como si el fallecido no fuera la víctima. En el segundo tramo seremos testigos del juicio, un juicio que nunca decae y cada vez se pone más intenso. La fotografía pulcra y de un blanco aplastante, junto a los diferentes ángulos de cámara, consigue que, como Katja, también nos sintamos encerrados. Diane Kruger es protagonista absoluta y brinda una de las mejores interpretaciones de su carrera. Resulta imposible que no suframos con ella al ver cómo el juez de los acusados da vuelta los hechos (gran trabajo actoral de Johannes Krisch). La elección de casting de los neonazis es otro acierto: se muestran impasibles, sonríen cuando las cosas están a su favor y tienen un odio inexplicable en su interior. La bronca de Katja, que por momentos no puede controlar, también es la nuestra. Al inicio de cada acto podemos ver en pocos minutos algunos de los videos familiares de Katja. Esos momentos, junto al ínfimo pero enternecedor tiempo en pantalla del pequeño Rocco, logran que comprendamos el vínculo familiar y por ello sintamos tanta empatía hacia la protagonista. Durante el último tramo la película toma otro rumbo: pasa a tener toques de thriller. Esto la hace aún más atrapante de lo que ya era, hasta el punto de no querer pestañear para no perderse ningún detalle. Pero si hay algo por lo que se destaca este film es por su poderoso e inesperado final. Golpea fuerte al espectador, lo deja boquiabierto y con todos los sentimientos a flor de piel. Sin dudas es controversial, lo que da paso a reflexionar sobre el estado de la justicia en la actualidad. En pedazos tiene muy merecido los premios que cosechó e incluso debería haber estado nominada al oscar. Diane Kruger se carga al hombro un papel complicado que logra interpretar a la perfección. Si buscás cine del bueno, que te llega y se queda con vos, no la dejes pasar.
Identidad arrebatada Alias Yineth, la mujer de los siete nombres, es un documental coproducido entre Argentina y Colombia que cuenta con el apoyo de la ONU para ser distribuido. Está dirigido y escrito por Daniela Castro Valencia junto a Nicolás Ordóñez. La película participó en el Marché du film del Festival Internacional de Cine de Cannes – sección Guadalajara Goes to Cannes, 2016. La película nos invita a conocer la dura vida de Yineth Trujillo Verján, mujer que desde muy joven fue reclutada para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) solo por pertenecer a una familia con bajos recursos. Al escapar, ya que la organización guerrillera no cumplió con su palabra de devolverla a su hogar, Yineth trató de volver a encajar en la sociedad pero la situación estaba muy difícil: no tenía donde dormir, qué comer, de qué trabajar. En la ciudad de Florencia consiguió empleo dentro de un club nocturno en el que debía vender alcohol y bailar. Años después llegaron los hijos, un hombre bueno del que se enamoró y “una nueva oportunidad de vivir” gracias a la Agencia Colombiana de Reintegración. El documental logra ser interesante por la manera en que está armado: a Yineth desde pequeña y con el transcurso de los años le cambian el nombre (o ella misma lo hace para subsistir). Así es como cada identidad que toma se convierte en un nuevo capítulo, una nueva etapa llena de cambios complicados a los que no le queda opción que adaptarse como puede. El film contiene diversas entrevistas a la protagonista, tanto de cuerpo entero como primeros planos. También videos de archivo del ex presidente Andrés Pastrana e imágenes de paisajes verdes como de viviendas desoladas. Además nos adentraremos en la infancia de Yineth (“Alias Yinan”), una niñez llena de violencia física y psicológica, abusos, abandono y un grado de responsabilidad que en esa edad no se debería de tener. Los temas que se abordan, contados en primera persona, consiguen que empaticemos con Yineth, siendo uno de los momentos más crudos el que ella cuenta la diferenciación que le hacían sus compañeros en el colegio por ser de una clase social baja, así como los términos horribles que usaban para llamarla. En el último tramo la película decae al centrarse en el casamiento y no tocar más temas profundos como los de su primer tramo (ya sea lo que vive una persona luego de la guerra, los recuerdos imposibles de borrar, los miedos y vulnerabilidades). Sin embargo sobre el desenlace, donde se muestra la votación para el plebiscito por la paz, se deja un mensaje esperanzador que incentiva a buscar la sanación y el perdón. Alias Yineth, la mujer de los siete nombres es una buena opción para entender más sobre la historia de Colombia desde un caso puntual. El documental consigue su mayor objetivo: nunca deberíamos olvidar lo que sucedió, desde el arrebato de la identidad y los derechos hasta los castigos.
El ratoncito valiente La gran aventura de Gamba (Gamba: Gamba to Nakama-tachi) es una película de animación japonesa basada en la novela de Atsuo Saitô. Está dirigida por Tomohiro Kawamura y Keisuke Komori, con guion a cargo de Ryôta Kosawa. La película fue doblada en Perú por ello cuenta con las voces de Javier Jugo, Yuval Benamú, Víctor Luperdi, Pilar Soto, Jesús Villanueva, Juan Diego Polanco, David Cáceres y Ann Giraldo. La historia se centra en Gamba, un ratón celeste que vive en la ciudad pero tiene muchísimas ganas de conocer el mar. Cuando se encuentra por casualidad con el pequeño Chester, decide ayudarlo al verlo tan afligido. El ratoncito le cuenta que su familia está en peligro debido a un grupo grande de comadrejas lideradas por Noroi. Junto a sus amigos, Gamba iniciará un viaje hacia la isla para enfrentarse con el temible animal blanco. Nos encontramos ante una propuesta plenamente infantil que a los adultos les aburrirá por su previsibilidad, alargue del conflicto y poco desarrollo de sus personajes. A pesar de que los paisajes estén bien construidos, el pelaje de los ratones deja mucho que desear y casi ninguno logra empatizar con el espectador. Ya sea por el diseño de sus caras o por el guion, solo el sufrido Chester llega a generar interés (aunque su llanto sea muy repetitivo). Las escenas de confrontamiento con las comadrejas son variadas pero algo se repite en cada una de ellas: la cámara lenta. Se hace un abuso de este recurso, que resulta muy notorio para los más grandes y, al ya estar seguros de cómo va a ser el desenlace, cansa. En cuanto al villano, Noroi logra ser de lo más temible. Sus ojos azul brilloso sin pupilas junto al pelaje blanco en la cima de la isla le dan un toque aterrador que puede llegar a asustar a los pequeños. Cuando él aparece en pantalla la película se hace más disfrutable ya que la fragilidad de los roedores se palpa en el aire. Una de las secuencias mejor logradas, aunque termine como si nada hubiera pasado, consiste en la hipnosis que las comadrejas les realizan a los ratones. Allí el ambiente oscuro ayuda a crear una situación de peligro genuina en la que el control del cuerpo mismo no existe. Además la batalla final que se da dentro del océano brinda un poco de aire fresco a lo que veníamos viendo. La hora y media de duración de La gran aventura de Gamba aburre muchísimo ya que durante el film no sucede nada innovador, solo es una preparación para el confrontamiento entre estas dos especies. Eso sí, si deciden verla, quédense en los créditos para apreciar una animación mucho más hermosa y con una canción japonesa que transmite todo lo que a la película le faltó.
Espíritus enojados La maldición de la casa Winchester (Winchester, 2018) es una película de terror co-producida entre Estados Unidos y Australia. Está dirigida por los hermanos Spierig, que también escribieron el guion junto a Tom Vaughn. El reparto incluye a Helen Mirren, Jason Clarke (Malcolm en El planeta de los simios: Confrontación), Sarah Snook, Eamon Farren, Laura Brent y Finn Scicluna-O’Prey. El film está basado en hechos reales. En 1906, la compañía de armas Winchester se contacta con el médico Eric Price (Jason Clarke) para pedirle que se dirija a la mansión de Sarah Winchester (Helen Mirren), viuda que heredó el negocio de su esposo. La empresa quiere tener un certificado que confirme que Sarah no tiene las facultades mentales necesarias para liderar la compañía. Eric accede a viajar a San José, California, donde se encuentra con una casa gigante en plena construcción de más y más habitaciones. Recibido por Marian Marriot (Sarah Snook), sobrina de Sarah, Eric no tardará en darse cuenta que algo raro sucede en la mansión. Como ya estamos acostumbrados, la película está catalogada en el género del terror pero no logra crear miedo en el espectador. Aunque los primeros jump scares nos hacen tirar la cabeza hacia atrás, el recurso se repite una y otra vez, generando que ya sepamos de antemano cuando van a aparecer los fantasmas. La música en pocos segundos al máximo volumen no hace más que cansar: siempre pasa lo mismo y la historia se vuelve muy aburrida. Esto también se debe al poco interés que sentimos por los personajes. Jason Clarke como protagonista tiene cero profundidad, lo que hace imposible empatizar con él (solo sabemos que es médico y adicto al láudano). Ya avanzada la trama conocemos un poco más sobre su pasado, sin embargo el guion está armado de tal forma que toda la información, tanto de Eric como de la casa maldita, es dicha de golpe sin generar ningún efecto. Helen Mirren está desaprovechada en el papel de la viuda que ve a los espíritus. Si bien su introducción contiene misterio (da órdenes estrictas a los carpinteros, se viste toda de negro), su angustia por la pérdida de su marido e hija no consigue traspasar la pantalla. Por otra parte, la sobrina y el hijo de ésta, que viven en el hogar, no aportan nada a la trama. Tranquilamente si no estuvieran en la película se entendería lo que sucede sin problemas. Situaciones ridículas como dispararle a un espíritu o que justo ocurra un terremoto solo alargan un film con desenlace muy previsible. La fotografía oscura del lugar está bien manejada, lo que luego de haberla visto nos hace pensar en que, si los hermanos Spierig se enfocaban en mostrar más la vivienda, con sus pasadizos secretos y diversas puertas, la cinta hubiese sido mucho más atractiva. El “inspirada en hechos reales” del póster promocional sólo busca meternos en un relato que no se esfuerza en sobresalir del resto de películas “tenebrosas” que no logran su cometido. Resulta una lástima porque la información de la Winchester Mystery House, que ahora es usada como atractivo turístico, tenía potencial para otorgar una historia espeluznante.
Entrenada para seducir Operación Red Sparrow (Red Sparrow, 2018) es una película estadounidense de espionaje dirigida por Francis Lawrence. Es la cuarta vez que trabaja con Jennifer Lawrence como protagonista luego de Los juegos del hambre: Sinsajo Parte II. El guion corre por parte de Justin Haythe, basándose en la novela homónima de Jason Matthews. Completan el reparto Matthias Schoenaerts (Gabriel Oak en Lejos del Mundanal Ruido), Joel Edgerton, Charlotte Rampling, Mary Louise Parker, Joely Richardson (Anita en 101 Dálmatas), Jeremy Irons, Thekla Reuten, Douglas Hodge y Kristof Konrad. Ambientada en la era post Guerra Fría, la historia se centra en Dominika Egorova (Lawrence), una joven bailarina rusa que no puede seguir su pasión por haber sido herida en una presentación. La compañía de baile le proveía los medicamentos necesarios para la salud de su madre (Joely Richardson) y el dinero para el alquiler. Al ya no poder continuar su carrera y estar próximas a quedar en la calle, Dominika acepta la oferta de su tío (Matthias Schoenaerts), miembro del servicio de inteligencia exterior ruso. Debido a que en su primera misión no pueden quedar testigos, Dominika prácticamente es obligada a entrar en la Escuela Sparrow. Allí aprenderá a usar la seducción como arma para conseguir lo que su superior le pida en el futuro. Pero cuando tenga que establecer contacto con Nate Nash (Joel Edgerton), oficial de la CIA, las lealtades cambiarán. Filmada en Budapest y Viena, la película se destaca en sus encuadres prolijos de bellos paisajes y lugares lujosos así como en su banda sonora compuesta por James Newton Howard. Jennifer Lawrence tiene la presencia necesaria para cautivar pero en este caso lamentablemente no llega al nivel actoral que logró con Madre! (2017). Y esto sucede debido a lo notorio que resulta su esfuerzo por hacer un acento ruso creíble, aparte de que su personaje solo produce empatía por lo que le toca sufrir. Dominika no tiene la profundidad que requería este tipo de rol, nunca llegamos a conocerla al 100% lo que hace que sus decisiones se tornen confusas para el espectador porque no sabemos qué es lo que pasa dentro de su cabeza. El film dura 140 minutos y esto le juega muy en contra ya que no cuenta con dinamismo, lo que da paso a que el relato en muchos momentos sea aburrido. Es como que se van intercalando escenas densas (donde hay mucho diálogo poco interesante) con situaciones que captan la atención y nos dejan tensos por el nivel extremo de violencia y/o sexualidad. La tortura, sangre y desnudos impactan cuando llegan, pero luego la película vuelve a caer. Aunque no está dividida por partes, el largometraje se siente así: primero la danza, luego lo que le encomienda el tío, el ingreso a la Escuela Sparrow y la misión real. De todos estos diferentes tonos el más atrapante sin lugar a dudas es el adoctrinamiento que se da en la academia: en las clases que imparte Matron (Charlotte Rampling) cualquier cosa puede suceder porque, según ella, el cuerpo humano no le pertenece a cada uno sino al Estado. Sus creencias dan disgusto y el sometimiento está bien construido, sin embargo no nos cierra del todo que las enseñanzas sólo se basen en cómo seducir (nunca vemos a los alumnos aprender a usar armas). El crecimiento de la protagonista no convence, tampoco lo hace su relación con Nate Nash. A pesar de que visualmente cumple con creces, Operación Red Sparrow solo será recordada por su brutalidad.
Brutos vs. Bronzios El cavernícola (Early Man, 2018) es una película británica de animación en stop motion. Está dirigida por Nick Park, que también utilizó esta técnica al crear Wallace y Gromit y Shaun El Cordero. El guion está a cargo de Mark Burton y James Higginson. Cuenta con las voces originales de Tom Hiddleston, Eddie Redmayne y Maisie Williams (Arya Stark en la serie Game of Thrones), pero en los cines argentinos solo se estrena doblada al español. En la Edad de Piedra, un grupo de cavernícolas viven tranquilos cazando conejos en el valle. Una noche aparecen tres máquinas gigantes que al avanzar destruyen todo a su alrededor. Estas están lideradas por Lord Nooth, un señor autoritario de la Edad de Bronce que pretende ocupar el valle, dejando desamparados a los cavernícolas en las tierras volcánicas. Convencido de recuperar su hogar, Dug, junto a su amigo jabalí Hognob, se escabullirá en el pueblo de los Bronzios y se dará cuenta que son aficionados del fútbol. Recordando los dibujos en piedra de sus antepasados, que ya habían jugado con un balón, Dug desafiará a Lord Nooth a un partido. Si los Brutos (Edad de Piedra) logran triunfar, los Bronzios deberán desocupar el valle y no meterse más en sus vidas. Si sucede lo contrario, los cavernícolas deberán trabajar en las minas por siempre. Como se puede ver la historia es de una simpleza absoluta sin embargo los muñequitos de plastilina otra vez consiguen sacarnos carcajadas. Y las risas son muchísimas tanto en chicos como adultos. Durante la hora y media de duración no hay ni un solo momento en el que el film sea aburrido, hasta dan ganas de no pestañear para captar cada detalle de ese mundo tan bien diseñado. La forma de manejarse en la prehistoria está plasmada de una manera muy innovadora, ya sea por los broches para la ropa que consisten en pequeños cocodrilos con dientes afilados o los escarabajos que funcionan como afeitadoras. La Edad de Bronce no se queda atrás ya que podemos ver la importancia que se le da a este metal, la vestimenta futbolística (con bichos como botines) y los lujos con los que vive Lord Nooth. Es para destacar que la película no tenga como único objetivo el hacer reír; aparte de ello se anima a tocar temáticas interesantes que serán captadas por los más grandes. Una de ellas consiste en el dominio de las tierras, que conlleva la destrucción del hábitat natural y que, como en la realidad, no tiene un argumento válido (en la película Lord Nooth se justifica diciendo que la Edad de Piedr” ya llegó a su fin). El villano pretende esclavizar a los que cree de “un rango inferior” pues él considera que sólo sirven para trabajar en las minas. Por otro lado la película sale airosa al romper estereotipos en cuanto al rol de la mujer: Goona adora jugar al fútbol pero en la Edad de Bronce ese deporte solo es para hombres; ella continúa firme a su pasión, entrenando cuando nadie la ve hasta que conoce a Dug y decide ayudar a su tribu para que logren ganar el gran partido. En la Edad de Piedra se nota que en cuanto a habilidad e inteligencia ella es muy superior a los demás, no obstante esto nunca es mal visto por los cavernícolas, todo lo contrario a lo que pasaba en su propia comunidad. Personajes femeninos fuertes e independientes como Goona son los que se necesitan más y más en la pantalla grande. Por último, no se puede dejar de mencionar el tan esperado partido, que resulta un espectáculo graciosísimo. Que Lord Nooth se imponga como árbitro, con lo que eso conlleva, genera escenas desopilantes que dan ganas de volver a ver una y otra vez (ni hablar de las repeticiones de los goles). El cavernícola tiene todo lo que necesita una película para pasarla excelente en familia. Entre humanos, jabalí y conejitos, la importancia de trabajar en equipo y lograr lo que uno se propone se alza por lo demás, logrando una historia sencilla pero con gran corazón.
La cantante desaparecida Mala vida es una comedia nacional dirigida y escrita por Mad Crampi (Run Run Bunny!) y Fernando Díaz. El reparto está compuesto por Belén Chavanne (El ciudadano ilustre, Hipersomnia), Joaquín Berthold, Maxi Ghione, Matías Marmorato, Vera Spinetta, Federico Liss, Ana María Orozco, Berta Muñiz, Magnus Mefisto, Lucio Greco y Miguel Di Lemme. Heidi (Belén Chavanne), una cantante pop súper famosa que usa peluca roja, pareciera haberse esfumado de la noche a la mañana. Lola (también interpretada por Belén Chavanne), una chica ingenua, está de novia con Julián (Joaquín Berthold) hace dos semanas. Ella cree estar embarazada de otro, sin embargo Julián quiere cuidarla a toda costa y le urge casarse aunque recién se están conociendo. Debido al parecido físico que tiene Lola con Heidi, Acuña (Maxi Ghione), un delincuente de poca monta que tiene a dos secuaces incluso más inútiles que él, idea un plan: secuestrarán a Lola, la harán pasar por Heidi y pedirán una exuberante cantidad de dinero como rescate. Mientras tanto, en el noticiero, conducido por los personajes de Vera Spinetta y Matías Marmorato, entrevistan al “Gordo Grampa”, novio de Heidi que le lleva unos cuantos años de edad. Muchos adjetivos pueden describir a esta película y ninguno es bueno. Grosera, bizarra, absurda, sin gracia, insoportable y la lista continúa. Hay tanta cantidad de personajes que el desorden es inevitable, causando un revoltijo sin ningún tipo de atractivo. Los “chistes” no funcionan, las actuaciones son pésimas porque el guión es un disparate atroz y debemos bancarnos hasta el hartazgo ver a gente drogándose porque sí. Cada vez que aparece un nuevo actor en pantalla, esta se congela por unos segundos en unos tonos de color eléctricos y con un texto que nos indica nombre, signo, ocupación, expectativas y preocupaciones. Como el reparto es inmenso, el recurso se torna súper repetitivo y no funciona. El interés por la historia es nulo porque nada es tomado en serio. Esto no sería un problema si la película hiciera reír, pero el humor aquí no está presente aunque se supone que a eso aspiraron los guionistas. Aunque solamente dura 72 minutos, la película se torna interminable. No logra captar la atención del espectador porque no existe un hilo conductor, no hay desarrollo: la película es un rejunte de escenas sin argumento. La fotografía, a cargo de Salvatore Luccerto, es lo único que puede destacarse ya que logra remarcar matices intensos de un Buenos Aires imaginario. Mala vida constituye un producto cinematográfico terrible que vas a olvidar en pocos segundos.